No hay liderazgo sin seguidores

INTRODUCCIÓN No hay liderazgo sin seguidores Carmen MAGANDA y Harlan KOFF Introducción James MacGregor Burns, autor del libro Liderazgo, ha señalado

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INTRODUCCIÓN

No hay liderazgo sin seguidores Carmen MAGANDA y Harlan KOFF Introducción James MacGregor Burns, autor del libro Liderazgo, ha señalado repetidas veces que este concepto se conserva simultáneamente misterioso y esencial. Como el “arco iris proverbial”, el liderazgo desaparece en cuanto más nos acercamos a tratar de comprender su significado verdadero. De hecho, desde que Liderazgo fue escrito en 1978, se multiplicaron los estudios de este concepto (ver abajo), sin embargo, a la fecha tampoco parecemos estar más cerca de comprender lo que liderazgo realmente significa. Los estudios del liderazgo han recorrido diversas disciplinas como las ciencias políticas, administración y finanzas, hasta estudios organizativos en ciencias educativas. Particularmente, se ha analizado en muchos sentidos la calidad de liderazgo, aunque no necesariamente se haya avanzado mucho más allá de las relaciones identificadas por MacGregor Burns en 1978. G. John Ikenberry ha reclamado abiertamente que “Liderazgo es un término sobre utilizado e indefinido…”1 Liderazgo ha sido reconocido como uno de los libros más significativos en ciencias políticas porque se centra en paradojas fundamentales encontradas en el análisis de este concepto. En su reseña de este trabajo Irving Louis Horowitz escribió elocuentemente: “Liderazgo es paradójicamente un trabajo acerca del poder de personas ordinarias y los límites de políticos extraordinarios2”. Esta frase hace referencia a la mayor contribución de este trabajo: la identificación de liderazgo como una relación entre líderes y seguidores. Los estudiosos del liderazgo como MacGregor Burns, Hunt, Seligman, Sigelman, Sigelman y Walkosz, etc., han discutido apropia1 2

G. John Ikenberry. Otoño (1996) “The Future of International Leadership” en Political Science Quarterly 111 (3), p.385. Contraportada del libro: James MacGregor Burns (1978) Leadership. New York : Harper & Row.

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damente que la necesidad de un buen liderazgo esta omnipresente en toda sociedad, pero por supuesto, se acentúa en tiempos de crisis. Es común definir a los líderes por sus acciones durante sus periodos en el poder. Aquellos que son considerados como “grandes” líderes generalmente son recordados por sus actos “heroicos” durante periodos de sufrimiento humano por problemas económicos, políticos o sociales. Consecuentemente, el liderazgo esta intrínsecamente relacionado con las expectativas que los ciudadanos tienen de sus gobernantes/representantes. La primera pregunta que debemos hacernos es si ¿nuestras esperanzas en el siglo XXI son iguales a aquellas que dominaron la política en el siglo XX? Muchos observadores contienden que no es el mismo caso. En general, la globalización parece haber reducido la macro toma de decisiones a la micro-gestión para todo, tanto para los líderes como para sus seguidores. Es decir, mientras que anteriormente los líderes mundiales eran observados a través de un culto a su personalidad, ahora muchos son vistos como directores/gestores que operan en sistemas políticos y económicos globales cuyas dimensiones son demasiado grandes para ser controlados o demasiado complejos para ser resueltos (ver Castles y McKinlay). Esta es precisamente la paradoja central identificada por diversos estudiosos del liderazgo: mientras más reconocemos la incapacidad de nuestros líderes actuales para intervenir efectivamente en asuntos que afectan nuestras vidas, más buscamos un liderazgo con mayor efectividad, creando así un círculo vicioso. Como muchos de sus antecesores, 2008 fue un año de crisis, incluyendo la crisis financiera global, las crisis electorales en África (Kenia y Zimbabwe), las crisis de gobernanza regional como el conflicto andino 2008, así como otras varias crisis nacionales como la violencia política que brotó en Pakistán, Tailandia, y Mauritania. Además, estuvieron también las crisis humanitarias como fueron los casos de Myanmar, China, Congo, etc., que mantuvieron la atención de mundo centrada en el sufrimiento humano en muchos periodos a lo largo del año, sin incluir las casi diarias dosis de violencia en Irak y Afganistán. La Tabla 1 resume los mayores acontecimientos de 2008 relacionados con diversos casos de emergencia y/o crisis. Tabla 1. Mayores eventos mundiales de 2008 • Centenares de muertos a causa de la violencia tribal en Kenia (enero 1-4) • El gobierno pakistaní aplaza elecciones a causa del asesinato de Benazir Bhutto en diciembre 2007 (enero 1) • Mikheil Saakashvili es reelegido Presidente de Georgia (enero 6) • Se reabre el juicio del ex Presidente de Liberia por crímenes de guerra (enero 7) 14

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Colapso político del gobierno de Italia (enero 24) Kosovo declara su independencia (febrero 17) Castro dimite como Presidente de Cuba (febrero 19) Musharraf sufre resonante derrota electoral en Pakistán (febrero 18) El gobierno y la oposición kenianos alcanzan un tratado de reparto del poder (febrero 28) Fuerzas colombianas matan a cabecilla de las FARC en Ecuador (marzo 1) Dimitri A. Medvedev es elegido Presidente de Rusia sin complicaciones (marzo 2) Ecuador anuncia la ruptura total de relaciones con Colombia. En Venezuela Chávez expulsa al personal diplomático Colombiano y se prepara para cerrar fronteras (marzo 3) Elección presidencial en Zimbabwe y consecuente violencia postelectoral (marzo 29) Líder de oposición Morgan Tsvangirai se declara ganador de la primera ronda de la elección de Zimbabwe (abril 2) Nepal tiene elecciones históricas, el parlamento dicta una nueva constitución (abril 10) Berlusconi es reelecto por tercera vez como primer Ministro Italiano (abril 14) Ciclón Nargis golpea Myanmar matando a más de 150 mil personas (mayo 2) Terremoto de Sichuan mata casi 90 mil personas en China (mayo 12) Nuevas reglas del Tribunal Supremo de Turquía sancionan el uso del pañuelo islámico (junio 5) Resultados de cinco años de investigación muestran que ex Presidente Bush exageró evidencia en Irak (junio 5) La Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos decide a favor de los detenidos de Guantánamo (junio 12) Irlanda vota en contra del Tratado de la Unión Europea (UE) (junio 13) Morgan Tsvangirai, líder de oposición se retira antes de la segunda ronda electoral a causa de la represión política en Zimbabwe (junio 22) Liberación de rehenes de las FARC en Colombia, incluida Ingrid Betancourt (julio 2) La Corte Penal Internacional acusa al Presidente sudanés Omar Hassan al-Bashir de crímenes de guerra, lesa humanidad y genocidio en el conflicto de Darfur (julio 14) Oficiales militares dan golpe de estado en Mauritania (agosto 6) Cese de violencia en la región sur Ossetia en Georgia (agosto 7) Marcha masiva contra la violencia y la inseguridad en México (agosto 30) El gobierno tailandés declara estado de emergencia debido a creciente violencia de protestas políticas (septiembre 1) El viudo de Bhutto, Asif Ali Zardari, es elegido Presidente de Pakistán (septiembre 6) 15

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• Se alcanza un acuerdo de reparto del poder en Zimbabwe (septiembre 15) • Caso de los hermanos Lehman y la bancarrota de los Estados Unidos (septiembre 15) • Las protestas anti-gobierno en Tailandia llegan a ser mortales (octubre 7) • Se intensifican los conflictos y violencia sexual en el Congo (octubre 27) • Barack Obama es elegido Presidente de EEUU (noviembre 4) • Líderes africanos y oficiales de la ONU realizan reunión de emergencia sobre el conflicto en el Congo (noviembre 7) • Terroristas lanzan ataque en Mumbai (noviembre 26) • Gobierno de Estados Unidos rescata Citigroup (noviembre 23) • El Gobierno de EEUU anuncia otro Plan para ayudar la Economía (noviembre 25) • Bernard Madoff, corredor de bolsa, es arrestado por el más grande fraude en la historia de wall street (diciembre 11) Fuente: compilación informativa elaborada por los editores del libro a partir del sitio: http://www.infoplease.com/world/events/2008/

El Consorcio de Investigación Comparativa en Integración Regional y Cohesión Social (RISC), esta conformado por quince institutos de investigación localizados en Europa, Norteamérica, Sudamérica y África, y promueve el análisis comparativo y transcontinental (crossregional) del impacto humano y ambiental de la integración regional. Los organizadores del primer congreso anual RISC, realizado durante el mes de noviembre de 2008 en Luxemburgo, quisieron preparar un encuentro alrededor de un tema central y común a todos los participantes, relacionado con los acontecimientos de 2008. Por supuesto, la noción de “crisis” habría sido una elección fácil. Sin embargo, las crisis presenciadas durante el año, en conjunción con el creciente descontento social hacia muchos de los líderes políticos en el mundo, convenció a los organizadores a orientar la discusión internacional de esta conferencia alrededor del tema “Perspectivas comparativas del liderazgo”. Este tema del liderazgo fue también prominente en las agendas globales del 2008, pero de diferentes maneras según la correspondiente parte del mundo. Algunas crisis, como las de Kenia, Zimbabwe o Tailandia se enfocaron en luchas directas por la obtención del poder, estos casos ilustran claramente la diferencia entre los conflictos/guerras por el poder y la competencia por el liderazgo. Por su parte, el rechazo de los votantes irlandeses al Tratado de Lisboa, indicó un rechazo tanto al liderazgo político nacional como a la Unión Europea. Los líderes europeos (incluyendo el Primer Ministro Irlandés), tenían la ambición de extender el poder político de la UE a todos los países miembros. Con el referéndum 2008 en Irlanda apostaron su capacidad de convencimiento a los ciudadanos irlandeses para que reconocieran y aceptaran que las instituciones de la UE son las más apropiadas para gobernar la 16

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sociedad europea. La derrota del referéndum en Irlanda puede tener connotaciones políticas de mayor envergadura y podría de hecho, hacer retroceder el experimento de la UE en el futuro. Las crisis humanitarias arriba citadas, permitieron observar otros aspectos del liderazgo. Por ejemplo en Myanmar, inmediatamente después de la llegada mortal del Ciclón Nargis, la junta militar se negó inicialmente a recibir ayuda internacional, condenando así a innumerables personas a la muerte por enfermedades y hambre. Esta postura significó un desafío directo a la autoridad de la comunidad internacional donde muchos organismos sugirieron “bombardear” a Myanmar con ayudas (comida, medicina, agua), aún contra los deseos de su junta militar. La responsabilidad de las organizaciones humanitarias internacionales y comunidad altruista internacional de proteger la dignidad humana, fue un aspecto destacado durante 2008. Por un lado, la Corte Penal Internacional tomó la decisión de acusar al Presidente sudanés Omar al-Bashir de crímenes contra la humanidad relacionados con las tragedias humanas en Darfur. Por otro, la atención internacional se enfocó también en la renovada violencia, intensidad del conflicto y el incremento de agresiones sexuales en el Congo Oriental. Por supuesto, estos acontecimientos estuvieron acompañados de la crisis financiera global que ha afectado severamente tanto a los países en desarrollo como desarrollados. Mientras que la naturaleza de esta crisis es muy diferente de las crisis humanitarias, el tema del liderazgo permanece como un aspecto central de la discusión pública. Muchos analistas se han preguntado ¿cómo esta crisis pudo surgir tan rápidamente? ¿Por qué los actores económicos tenían “permitido” operar sin un control más estricto? ¿Cómo pudieron Bernard Madoff y otros actores financieros preparar y realizar monumentales fraudes sin supervisión? ¿Qué cambios deben realizarse en términos de regulación global de mercados financieros? ¿Qué responsabilidades tienen los gobiernos de proteger a los bancos, las industrias y a los individuos (especialmente a personas con créditos hipotecarios ya que la crisis inició en el mercado de bienes raíces), en situaciones difíciles? Esta crisis, entre otras, unió al mundo por su naturaleza global. Asimismo, los líderes mundiales se dieron a la tarea de buscar estrategias cohesivas para impulsar mercados internacionales. Dentro de este contexto, Barack Obama fue elegido Presidente de los Estados Unidos en noviembre de 2008. Esta elección representó tres cosas importantes a nivel sociopolítico nacional e internacional: 1) un liderazgo carismático para todos, 2) un fresco recomienzo para los norteamericanos, y 3) el anhelado fin del unilateralismo en la política exterior de los EEUU con el resto del mundo.

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Por supuesto, la esperanza que Barack Obama personifica es equilibrada por otras tantas preguntas: ¿Puede un solo líder marcar una diferencia en la economía global? ¿Apoyarán los demócratas en el Congreso de EEUU las reformas políticas de Obama en áreas como la asistencia médica? ¿Proporcionará el electorado estadounidense el tiempo suficiente que Obama requiere para aplicar políticas que inviertan las acciones de su antecesor en la Casa Blanca? ¿La retórica de Obama sobre política exterior será seguida de acciones concretas que integren mejor a los Estados Unidos en la comunidad internacional? Obama ciertamente representa la esperanza para muchos, pero, suficientemente interesante, muchas de las preguntas surgidas acerca de su capacidad de crear el cambio, se centran en sus seguidores tanto como en él. De hecho, en los debates sobre liderazgo, son generalmente los seguidores quienes reciben menos atención que los líderes. Contrariamente, este volumen retoma su importancia y pone en la mesa de discusión que los seguidores ya no deben ser ignorados en los debates sobre liderazgo.

Liderazgo: ¿Qué es un líder sin seguidores? Este volumen no tiene como objeto proporcionar un examen completo de la literatura sobre el liderazgo en diferentes campos científicos. Los capítulos a continuación no se han propuesto “teorizar el liderazgo” en sentido denso. Sin embargo, podemos encontrar en ellos una contribución a nuestra comprensión de este concepto a causa del hilo común que los une: su enfoque en los seguidores. La literatura sobre liderazgo refleja claramente la relación entre líderes y seguidores introducida por MacGregor Burns. Sin embargo, hay poca simetría en este análisis porque la mayoría se enfoca sobre líderes y no en sus seguidores. Conforme este campo se fue desarrollando, el análisis se ha centrado en tres áreas específicas: 1) las características de los líderes, 2) cómo el contexto afecta el comportamiento de los líderes y 3) la evolución de principios y su relación con el liderazgo. El primero de estos campos ha sido desarrollado extensamente por psicólogos políticos. Por ejemplo, Margaret Hermann no sólo ha discutido el importante rol de los líderes en asuntos exteriores (ver Hermann y Hagan), sino también ha desarrollado instrumentos metodológicos para analizar el comportamiento de los líderes a través de sus discursos (Hermann). Otros en el campo han estudiado los estilos de liderazgo y han enumerado las cualidades que parecen ser comunes entre aquellos considerados “buenos líderes” (ver Estrada Mejía; Llanos y Margueritis). Estos estudios eventualmente incluyen a los seguidores. Por ejemplo, la teoría del liderazgo carismático incluye discusiones sobre la rapidez con que un líder “se gana” sus seguidores. Esto se refiere a la pronta disponibilidad de los seguidores para proyectar en un líder 18

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aquellas cualidades que le permitan aliviar sus temores (ver Beyer). Sin embargo, es importante notar que la mayoría de los expertos en este tema indican que en estas teorías prevalece el enfoque del estudio del líder en sí mismo (líder-céntrico o “leader dominated”). Bligh y Kohles retoman este punto en su análisis de la victoria de Barack Obama en la elección presidencial del 2008 en los Estados Unidos. Estos autores efectivamente reconocen como un factor de su victoria la rapidez con que se multiplicó el número de seguidores, en parte a consecuencia de la crisis financiera anteriormente mencionada. No obstante, los autores concentran sus propias discusiones en los rasgos personales y posición actual de Obama. Esto es obvio en sus recomendaciones estratégicas al recién electo Presidente, las cuáles se enfocan marcadamente en sus acciones y sólo moderadamente en sus seguidores. En el segundo eje de la literatura sobre liderazgo encontramos mayor atención a los seguidores. Muchos autores en este campo han argumentado que el contexto que rodea a los líderes afecta tanto su conducta como la toma de decisiones. Por ejemplo, la revista Leadership Quarterly recientemente publicó un número especial en el nivel medio (meso-level) de análisis metodológico del liderazgo. Los artículos en este número especial dedicado a la memoria de James G. Hunt, tuvieron como objetivo integrar el impacto del contexto y las estructuras organizativas en los sistemas en los que los líderes operan. Estos artículos muestran que la conducta de los seguidores impacta el liderazgo, pero también sugieren que esto ocurre sólo cuando los seguidores reaccionan a los mensajes y acciones de los líderes, creando así un pasivo pero significativo rol para los seguidores en las teorías sobre liderazgo. Predominantes expertos del liderazgo como Tucker, Koehane, Alba y Navarro, etc., han reconocido la importancia de los seguidores en diferentes niveles de la política y de la sociedad. Sin embargo, la pregunta que se genera en este libro es si ¿debemos colocar a los seguidores más al centro y desplazar a los líderes hacia las periferias de nuestros estudios de liderazgo?, o si ¿debemos continuar con nuestros enfoques líder-céntricos? Es el tercer enfoque predominante en los estudios de liderazgo, el referente a los principios y su relación con el liderazgo, el que merece una mención especial en el tema de los seguidores. Este campo ha recibido menos análisis que los dos anteriores, sin embargo, un texto clásico que muchos recuerdan es “El Príncipe” (Prince) de Maquiavelo, como un estudio de la obtención y mantenimiento del poder. Sin embargo, lo que a menudo se olvida es que Maquiavelo se centró en las virtudes o valores morales que deben guiar el juicio y acciones de un líder. En los estudios contemporáneos sobre liderazgo, las cuestiones de la ética y la moral son menos examinadas que la toma “racional” de 19

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decisiones, a pesar de su significancia en este tema. Pocos son los autores, como Burns, Ciulla y Sendjaya, que combinan argumentos de las capacidades técnicas de los líderes con sus afinidades éticas y morales. Esto es especialmente problemático de acuerdo a los debates recientes sobre el fin de ideología (Bell, Fukiyama), o la percibida falta de opciones y elecciones éticas en el sistema político contemporáneo (ver Webb, Farrell y Holliday). Sin embargo, la mayor contribución de este enfoque es su énfasis en el “liderazgo transformacional”. Según este concepto, el verdadero cambio sólo ocurre cuando la interacción entre líderes y seguidores eleva a la sociedad a un nivel más alto de motivación y moralidad objetiva (ver MacGregor Burns). En tiempos de crisis, los seguidores buscan un liderazgo transformacional para solucionar los problemas sociales. Ejemplos de este liderazgo han sido observados en los Estados Unidos bajo la Presidencia de Franklin D. Roosevelt, y en Sudáfrica desde el fin de la segregación racial en 1994. Este enfoque identifica y discute acertadamente la relevancia de la interacción entre los diferentes actores de este proceso. Los capítulos en este volumen buscan ir más allá sugiriendo que estos procesos son conducidos por los seguidores (follower-driven). En el primer capítulo Leonardo Morlino nos explica la importancia de una democracia de calidad donde, entre otros factores, los ciudadanos puedan controlar y evaluar el uso de valores como la libertad e igualdad dentro de un estado de derecho. No basta con promover elecciones y votación abierta, Morlino sostiene que una democracia no será “buena” si por ejemplo los electores son olvidados por sus líderes después de un proceso electoral. Con una perspectiva incluyente y pro-interactiva, el autor sugiere que los ciudadanos de cualquier parte del mundo deben tomar un rol más activo para lograr una democracia de calidad. Esto incluye: monitorear la eficiencia de la aplicación de las leyes, la eficacia de las decisiones tomadas por el gobierno y sus líderes políticos, así como a tomar responsabilidad política por las decisiones con relación a las demandas expresas de la sociedad civil. Este enfoque es compartido por Brunet, Gillon y Fallon en el capítulo dos. El argumento presentado aquí sostiene que la gestión del riesgo es un elemento central de sistemas políticos. Sin embargo, los autores contienden que los estados occidentales contemporáneos ya no pueden manejar riesgos modernos a través de los mecanismos de planificación tradicional. Estos riesgos de hecho, tienen las siguientes características que los hacen especialmente problemáticos en términos de gobernanza: 1) son de origen humano, 2) se extienden más allá de las fronteras territoriales y períodos históricos, 3) afectan toda humanidad, y 4) son relativamente invisibles hasta que ocurren las crisis. Para 20

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demostrar este punto, los autores examinan las prácticas de gestión de riesgos en Bélgica en respuesta a la crisis financiera global. Su capítulo sugiere que las prácticas tradicionales de gobierno no pueden confrontar riesgos modernos, los ciudadanos deben entonces encontrar otras soluciones para protegerse contra estas crisis. Los autores discuten que si estas estrategias son apoyadas por una voluntad política colectiva, podrían llevar a la cohesión social. Este enfoque es interesante porque la mayoría de las estrategias de cohesión social son de naturaleza “de arriba hacia abajo” (top-down) mientras esta experiencia sería “de abajo hacia arriba.” Esta discusión también esta presente en el siguiente capítulo sobre la “guerra” contra la violencia en México, a la cuál se le ha dado mucha publicidad a nivel mundial. En este capítulo, Jacobo Ramírez y María de Lourdes Dieck Assad examinan la reciente erupción de violencia relacionada con el trafico de drogas en México, y el combate abierto que inició el Presidente Felipe Calderón en contra de esta violencia. Ellos discuten que esta “guerra” es admirable en sus objetivos pero poco sólida orgánicamente en el sentido que ofrece una solución de corto alcance a un problema estructural que ha pasado por un largo periodo de consolidación. Ramírez y Dieck Assad contienden que la guerra contra la violencia en México sólo será exitosa cuándo exista una cohesión social fomentada por nuevas formas de cooperación estado-sociedad. Ellos destacan el potencial del modelo social europeo para la inspiración de soluciones innovadoras a una situación cada vez más alarmante en México. Este enfoque acentúa una visión de liderazgo que ofrece a los seguidores un papel prominente en procesos de revisión estructural. Por su parte, Juan Carlos Vélez nos presenta un capítulo cuatro de compleja actualidad y sensibilidad social ligada a las víctimas de la violencia en Colombia. Todo un reto en el tema del liderazgo donde los “seguidores”, las asociaciones de víctimas en sus diversas categorías, juegan un rol social cada vez más activo en su búsqueda de reconocimiento y resarcimiento individual, social, político, económico y cultural. Ante el aparente potencial de impacto sociocultural y político de estas asociaciones, el autor se pregunta: ¿qué podrían hacer las diversas víctimas de la violencia en Colombia para conformar un movimiento social, conjunto, coordinado, organizado y con una plataforma de acción política común? ¿Puede Ingrid Betancourt ejercer un nuevo liderazgo político en Colombia? En caso que así fuera, ¿podría convocar la opinión de las víctimas en Colombia? Vélez advierte que la diversidad y la fragmentación tanto de víctimas como de victimarios dan cuenta de la compleja situación colombiana. En este contexto, el autor cuestiona y analiza el potencial actual del sector víctimas para ejercer 21

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un liderazgo capaz de reunir diversos sectores e intereses, de consolidar movimientos sociales y de proyectarlos políticamente con el fin de transformar la actual situación social y económica. Partiendo del mismo punto hemisférico, Villegas y Puerta desarrollan en el capítulo cinco el tema de la crisis andina de 2008, los movimientos sociales y los liderazgos populares. A la luz de los conflictos políticos de principios de año entre Ecuador, Colombia y Venezuela, observamos aquí una abierta competencia por el liderazgo en una región caracterizada por históricos esfuerzos de unificación. Mezclando análisis teórico y empírico, las autoras debaten sobre las limitaciones y posibilidades de transformación de los movimientos sociales y liderazgos populares en movimientos que, en el marco de hegemonías económicas y políticas, lograran articularse políticamente para alcanzar sus propuestas de futuro. El capítulo final en este volumen es un poco diferente de los anteriores porque se centra en un diferente tipo de liderazgo. Deon Geldenhuys documenta la transición de Sudáfrica del estado paria al líder regional en política exterior. El autor identifica la noción de liderazgo basado sobre la creación de ideas (ideational leadership), e identifica los compromisos de Sudáfrica con la democracia y los derechos humanos, así como la convicción de que los estados africanos deben tener una soberanía respetada por los poderes extranjeros, quienes deben permitir que los africanos resuelvan sus propios problemas. Geldenhuys analiza la posición sudafricana hacia los conflictos políticos de Sudán y Zimbabwe. Su estudio se inserta dentro del contexto líderseguidores adoptado en este volumen, porque el papel de Sudáfrica en la política africana es desarrollado en función de la influencia o la guía que proporciona a otros estados. Además, el enfoque de Geldenhuys pone énfasis en la noción de liderazgo moral, que es la base del liderazgo transformacional. Así, a través de estos capítulos, ofrecemos al lector un viaje por diferentes escenarios sociopolíticos donde encontrarán los detalles conceptuales y metodológicos de esta variedad de actores sociales analizados en su potencial de participación en el proceso interactivo liderazgoseguidores. En otras palabras, en su capacidad de crear el cambio social. Este libro, al igual que las otras actividades científicas del Consorcio RISC, aspira a recuperar e incrementar el valor de los actores sociales/seguidores (“bringing the people back in”) en los estudios de la política social y el liderazgo.

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