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Pedro Calderón de la Barca y La vida es sueño

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ÍNDICE DEL DOCUMENTO

ÉPOCA Y MOVIMIENTO LITERARIO. CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES .........................................................................................1 LOS GÉNEROS LITERARIOS EN EL BARROCO ...............................................................................................................................3 EL TEATRO EN EL BARROCO: LA “COMEDIA NUEVA” DE LOPE Y CALDERÓN......................................................................................4 LA ESCUELA DE LOPE Y LA ESCUELA DE CALDERÓN .....................................................................................................................5 EL AUTOR: PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA (1600 -1681) ........................................................................................................6 OBRA TEATRAL DE CALDERÓN DE LA BARCA .............................................................................................................................6  Clasificación de la obra teatral calderoniana ...................................................................................................6  Valoración e influencia en la posteridad ..........................................................................................................7 ANÁLISIS DE LA VIDA ES SUEÑO (1636), DE CALDERÓN DE LA BARCA ............................................................................................7  Espacio ..............................................................................................................................................................8  Tiempo ..............................................................................................................................................................8  Personajes de la obra .......................................................................................................................................8  Estructura de la obra ........................................................................................................................................9  Estilo de la obra ................................................................................................................................................9  Interpretación de la obra ................................................................................................................................10 POSIBLES PREGUNTAS PAU - UNED ....................................................................................................................................11  Pregunta1. Monólogo de Segismundo, fragmento 1......................................................................................11 Comentario del texto de Calderón.........................................................................................................................................11 Comparación con el Hamlet, de William Shakespeare ..........................................................................................................12



Pregunta2. Monólogo de Segismundo, fragmento 2 ......................................................................................13 Comentario del texto de Calderón.........................................................................................................................................13 Comparación con el Hamlet, de William Shakespeare ..........................................................................................................14



Pregunta 3. Monólogo de Segismundo, fragmento 3 .....................................................................................15 Comentario del texto de Calderón.........................................................................................................................................15 Comparación con el Hamlet, de William Shakespeare ..........................................................................................................16

 Pregunta 4. Comparación entre La vida es sueño y Hamlet ...........................................................................16 ANTOLOGÍA DE TEXTOS DE LA VIDA ES SUEÑO, DE CALDERÓN DE LA BARCA ..................................................................................16 TEXTO COMPLETO DE LA VIDA ES SUEÑO, DE CALDERÓN – ENLACE..............................................................................................20 BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA................................................................................................................................................20 ANEXO I – MONÓLOGO DE HAMLET .....................................................................................................................................21

Época y movimiento literario. Características fundamentales El Barroco, siglo XVII, sigue al Renacimiento, siglo XVI, y se prolonga hasta el siglo XVIII. Su periodo de máximo esplendor se produce entre 1598, con la muerte de Felipe II, y 1681, fecha de fallecimiento de su mayor representante, junto con Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca.

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El Renacimiento había sido para España una época optimista, llena de grandeza. La centuria fue ocupada prácticamente en su integridad por el reinado de los dos Austrias mayores, Carlos I (que reinó de 1517 a 1566) y su hijo Felipe II (de 1566 a 1598).

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Durante el reinado de Carlos I de España y V de Alemania, la ambición del rey hizo que intentara hacer de España la mayor potencia mundial y del catolicismo, la religión primera del orbe. Resucitó una forma absolutista de gobernar y se hizo nombrar Emperador, queriendo aunar bajo su mano tanto el poder militar como el religioso. Se embarcó en innumerables guerras y tuvo que recurrir a los banqueros alemanes (los Fugger, los Rotschild) para hacer frente a los gastos de tanta campaña bélica. Cuando en la segunda mitad del siglo sube al trono su hijo Felipe II, son muchos los que consideran que ya hay decadencia en el Imperio donde no se pone el sol, un gigante con los pies de barro. Pero el hijo no desiste en el empeño del padre de dominar el mundo y así agota las menguadas economías del reino con el sacrificio de una gran parte de la población. Así, aparecen en el territorio nacional la crisis, el hambre y la inseguridad, lo que pone fin al equilibrio renacentista. Además, España ha promovido el Concilio de Trento (1542) y la Contrarreforma para frenar el avance de las ideas luteranas y calvinistas que se difunden con rapidez por Europa. Así pues, cuando empieza el siglo XVII, los males de la nación que ya existían no hicieron sino agrandarse con los siguientes reyes de la Casa de los Austria: Felipe III y Felipe IV. Se mantiene el absolutismo y aparece el gobierno de los validos, que miraron más por sus propios intereses que por los del pueblo. Son frecuentes el abuso de los funcionarios y la compra de cargos y mercedes, el aumento de los impuestos, los continuos problemas económico; los estragos de la peste, el hambre y la enfermedad; las revueltas campesinas y el descontento del pueblo. Todo ello produce una sensación de profunda amargura y pesimismo, que se refleja muy bien en la pintura (los niños de Murillo) y la literatura (la novela picaresca, que ya había aparecido en el siglo anterior). Hay emigración del campo a la ciudad, para trabajar en los talleres artesanales. Aparecen la mendicidad, el individualismo, la soledad existencial, las actitudes agresivas hacia el otro (homo homini lupus, el hombre lobo para el hombre). Sin embargo, la nobleza, de base rural terrateniente, acrecienta su poder y vive una vida de lujos desorbitados. La Iglesia lucha por ejercer un fuerte ascendiente moral, social y económico en la vida del país. Pero en ella la vida monástica se ha relajado, los cardenales, obispos y papas viven como señores feudales, proliferan los pecados de nepotismo y simonía. Contra todos estos desórdenes ya habían clamado algunos, como Erasmo de Rotterdam, pero la escisión llegará con Lutero. Con la Contrarreforma, la Iglesia quiere reforzar el poder episcopal y volver a la pureza evangélica, pero manteniendo el magisterio eclesial, es decir, negando la libre interpretación de las Escrituras que pedían los protestantes. En definitiva, se ve obligada a reformarse en alguna medida, pero manteniendo el dogma en lo fundamental. Para aumentar su influencia social, la Iglesia se servirá de los artistas, que deberán incitar al pueblo al amor de Dios a través de sus obras. De ahí el auge de la imaginería, las pinturas de santos y místicos, los autos sacramentales, los loores de la Eucaristía. Entre esos artistas, Pedro Calderón de la Barca ocupa un lugar muy destacado. En la literatura, gran parte del Barroco es prolongación del Renacimiento. Se mantienen géneros, temas y fuentes de inspiración, pero también se incorporan elementos distintivos.

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En cuanto a los temas barrocos, los más frecuentes son: el paso del tiempo, la muerte, el sueño, el amor que vence a la muerte, la soledad y decadencia… También siguen los temas renacentistas: la Naturaleza (locus amoenus), Beatus ille, Carpe diem… Por lo referente a la expresión, hay de todo: desde la sencillez popular al hermetismo gongorino, de la naturalidad al conceptismo artificioso.

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Los géneros literarios en el Barroco NARRATIVA En la novela, se transmite una visión de la realidad más cruda, sin idealismo: El Buscón, de Quevedo; El diablo cojuelo, de Luis Vélez de Guevara; las obras burlescas, las sátiras irreverentes convierten las historias de amor de la tradición clásica en cuentos prostibularios: Hero y Leandro, Píramo y Tisbe, etc. POESÍA En poesía hay más preocupación por la forma que por el fondo, se abandona el equilibrio de la etapa anterior. Destacan Góngora (culteranismo) y Quevedo (conceptismo). La mística no tiene continuación, no hay nuevos Juanes o nuevas Teresas de la Cruz. Los poemas épicos se vuelven también burlescos en ocasiones, por ejemplo: la Gatomaquia, de Lope de Vega. Los versos sirven para hacer caricaturas, invectivas… (Ej.: “Érase un hombre a una nariz pegado”, de Quevedo, contra su archienemigo Góngora). TEATRO A diferencia del Renacimiento, que no dio gran importancia al teatro, el Barroco desarrolló intensamente este género. La misma época es vista con el viejo tópico del theatrum mundi. La vida es vista como un laberinto de engaños, pasiones, disfraces… El teatro refleja la vida y la sociedad, es el mejor vehículo educativo de su tiempo, el espectáculo de masas por excelencia (junto a los toros). En el teatro el pueblo sueña, aprende a respetar los valores establecidos (la Monarquía, el Catolicismo, el Orden establecido), se emociona. Aparecen los corrales de comedias (Corral del Príncipe, Corral de la Pacheca, Corral de la Cruz…) donde se junta un público heterogéneo, los hombres en el patio central, las mujeres en la “cazuela”. Se representa a plena luz del día, por eso los corrales –algunos- tienen toldo. Había también un teatro eclesiástico, que se realizaba en conventos e iglesias y generalmente estaba escrito en latín y trataba temas religiosos. Y por supuesto, había también teatro en la Corte, realizado en grandes salones de palacio, con participación ocasional de la nobleza, incluso el propio rey, como es el caso de Felipe IV, gran aficionado. Este era un teatro con grandes medios que usaba maquinaria, tramoyas complejas y conseguía efectos inesperados. De este tipo de teatro surgieron las primeras óperas y zarzuelas españolas.

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El teatro en el Barroco: la “comedia nueva” de Lope y Calderón

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El Barroco español conforma, junto con el Renacimiento, el Siglo de Oro de la literatura hispánica. Así pues, en poesía y prosa se alcanzaron cimas difícilmente equiparables. Y aún más en el teatro, donde en el siglo XVII se superó con creces, tanto en cantidad como en calidad, la producción existente hasta entonces. En el Barroco, autores de gran talento como Lope y Calderón, al frente de sus respectivas escuelas, crearon nuestra comedia nacional, que aún hoy sigue representándose, analizando y editando. De la Edad Media, no conservamos más teatro que el Auto de los Reyes Magos, del siglo XII, y algunas obras de la segunda mitad del siglo XV de Lucas Fernández, así como las Églogas de Juan del Enzina. El teatro del Renacimiento fue más bien escaso. En la primera mitad del siglo XVI destacaron los autores clasicistas Bartolomé Torres Naharro y el portugués Gil Vicente, quien, instalado en la Corte de Castilla, escribió en español y portugués. En la segunda mitad del XVI, sobresalen Juan de la Cueva, con sus dramas de asunto épico nacional, y Cervantes, que, con todo, no gozó de buena fortuna ni éxito de público con sus comedias y tragedias. Pero en el siglo XVII todo cambió para nuestro teatro. La renovación de la fórmula teatral barroca se denominó “comedia nueva” para distinguirla de la clásica. Esta adaptación a los nuevos tiempos fue realizada por Lope de Vega, muy consciente de que la escena española debía desligarse de la imitación (=mímesis) de los antiguos y comenzar su propio camino. Lope rescató algunos aspectos del teatro anterior, por ejemplo la mezcla de elementos cultos y populares o de tonos líricos y cómicos junto con otros dramáticos, pero fundió todo en una forma teatral más libre, apartada de la normativa clasicista. Por primera vez en Europa, había un movimiento decididamente anti-clásico. Además, Lope escribió siempre para el público, consciente de que él era el verdadero protagonista. De ahí que tuviera gran éxito, pues ofrecía un teatro familiar y cercano, con gran variedad de asuntos: legendarios, religiosos, históricos, de enredo… Sus fuentes estaban en las crónicas, el Romancero, la tradición popular, etc. Entre sus temas favoritos están siempre los amorosos, la defensa del honor y la honra. El movimiento escénico del teatro lopista era ágil y ameno, gracioso y pícaro, apasionado. En definitiva, Lope comprendió mejor que nadie la “teatralidad” del teatro, su condición de arte total. Por eso unió a la peripecia argumental, los bailes, las canciones y al personaje del “gracioso”, que es fundamental en su quehacer dramático. La comedia lopesca es un teatro de exaltación nacional, de ideología contrarreformista. Defiende la monarquía, los conceptos del honor y de la honra, la defensa del orden establecido. Eso sí, Lope equiparó el honor de los nobles -que hasta entonces eran los únicos que reivindicaban este derecho- al de los plebeyos y villanos enriquecidos –eso sí, a condición de que fueran “limpios de sangre”, es decir, cristianos viejos-. En cuanto a la honra, era una virtud no heredable, sino basada en el comportamiento personal; atañía más a las mujeres y tenía que ver con la opinión que de uno tenían los demás. En la sociedad española, y también en el teatro barroco, la pérdida del honor y/o de la honra suponía la muerte social y solo podían ser restaurados mediante la venganza. Con una única excepción a esta regla: cuando intervenía el rey, cuyo poder era de origen divino. Entonces solo cabía acatar lo que disponía el monarca. La comedia nueva renovó completamente la técnica teatral. Por ejemplo, redujo a tres actos (planteamiento, nudo y desenlace) los cinco de la comedia clásica. Concibió el espectáculo como una intriga continua, de incesante movimiento de escenas, con saltos de lugar y tiempo y presentación de todos los sucesos posibles, mezclando acciones principales y secundarias. También unió lo trágico y lo cómico, creando así lo tragicómico, el drama. Lope usó muchos tipos de versos y estrofas en sus obras, era polimétrico y poliestrófico. Él mismo dejó dicho en el Arte nuevo de hacer comedias que para los

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momentos graves era mejor el endecasílabo, pero que el octosílabo valía más para asuntos ligeros; que el romance era preferible en la narración, el soneto en las declaraciones, la redondilla y la quintilla en los diálogos, las estrofas de arte mayor para cuestiones graves… También se preocupó del decoro expresivo, es decir, de hacer que cada personaje hablara conforme a su clase social, el letrado como tal y el plebeyo con expresiones populares. Los personajes de sus comedias siguen una estructura fija: la dama, bella y de elevado linaje; el galán, de nobles cualidades; el criado o gracioso, también llamado donaire, fiel a su amo y enamorado de la criada, que tiene las mismas cualidades respecto a su ama; el villano, cristiano viejo y símbolo del pueblo llano, que reclama su derecho al honor; el rey, que imparte justicia; el noble injusto que rompe la armonía del orden social abusando de su poder.

La escuela de Lope y la escuela de Calderón Estos dos grandes autores crearon escuela o ciclo y fueron muy imitados, admirados y queridos. La escuela de Lope de Vega (1562-1635) es la que crea los fundamentos de nuestra comedia nacional. Es consciente del carácter de “obra total” del teatro, de su “teatralidad” o espectacularidad. Los autores de esta escuela dan más importancia a las situaciones que a los caracteres, que suelen ser esquemáticos, poco profundos. En sus obras hay continuos cambios situacionales. Con ellos, el teatro se acerca al público. El lenguaje de los actores es espontáneo, natural, nada afectado, lleno de elementos populares. En escena se busca la vistosidad, la presencia masiva de actores. Entre los seguidores de Lope, están:  Guillén de Castro, valenciano, autor de Las mocedades del Cid y El Narciso en su opinión;  Juan Ruiz de Alarcón, mexicano, jorobado, autor de La verdad sospechosa, Las paredes oyen, Los pechos privilegiados;  Luis Vélez de Guevara, sevillano, autor de Reinar después de morir, La serrana de la Vera…;  Antonio Mira de Amescua, granadino, autor de El esclavo del demonio, sobre el tema del Fausto o Teófilo y su pacto con el demonio.  Y por supuesto, el más importante de todos los discípulos del gran Lope: fray Gabriel Téllez, Tirso de Molina (1579-1648), autor de El burlador de Sevilla y convidado de piedra, Don Gil de las calzas verdes, El condenado por desconfiado… En cuanto a Calderón de la Barca, su primer estilo fue lopista; después encontró un camino más personal. Calderón es más reflexivo que Lope, menos mundano, por lo que su teatro sufre un proceso de estilización, intensificación y condensación. Su teatro es más filosófico; sus personajes tienen una dimensión simbólica, de idea universal o valor; su lenguaje es más elaborado y su proceso creativo resulta más demorado que el del “Fénix de los Ingenios”. Calderón es siempre aristocrático, elegante, amigo de reducir el número de personajes y concentrar la acción en pocos de ellos, lo que busca es quintaesenciar los elementos dramáticos para que funcionen orgánicamente y produzcan esa sensación de clímax, de bienestar del que hablaban los antiguos. Pertenecen al ciclo de Calderón:  Francisco Rojas Zorrilla, autor del drama Del rey abajo, ninguno.  Agustín Moreto, autor de El lindo don Diego, El desdén con el desdén, El parecido en la Corte…

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El autor: Pedro Calderón de la Barca (1600 -1681)

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Pedro Calderón de la Barca nació el 17 de enero de 1600 en Madrid, en una familia hidalga procedente de Santander. A los ocho años, 1608, ingresó en el Colegio Imperial de los jesuitas, donde era conocido por el nombre de Perantón (por su nombre, Pedro + haber nacido el día de San Antón). Su carácter introvertido, se agudizó con la muerte de su madre, en 1610. Las relaciones con su padre y su futura madrastra nunca fueron buenas, y reflejo de las mismas es la imagen negativa de la paternidad, que aparece en casi todas sus obras dramáticas. En 1614 ingresó en la Universidad de Alcalá. En 1617, pasó a la Universidad de Salamanca, donde estudió Derecho, Historia, Filosofía y Teología. En 1621 abandonó la carrera, regresó a Madrid, pasó penurias económicas, llega a ser acusado de homicidio y se pone finalmente al servicio del duque de Frías, con quien viaja por Italia y Flandes, y conoce el mundo cortesano. Escribe sus primeras comedias y alcanza tanta fama que, en 1637, es nombrado poeta oficial de la Corte y protegido de Felipe IV, gran aficionado al teatro. Se le concedió el título de Caballero de Santiago y sirvió como militar al lado del duque del Infantado. Participó en la guerra de Francia (1638) y en la de Cataluña (1640), donde destacó, pero pronto regresó a la Corte. En 1651 se ordena sacerdote, impulsado quizá por las desgracias que ve a su alrededor (decadencia española, guerras, muerte de su hermano, fallecimiento de su hijo natural, Pedro José, locura de un sobrino) En 1653 lo nombran capellán de los Reyes Nuevos de Toledo, y allí fija su residencia. Allí también mantuvo relaciones con los intelectuales más prestigiosos de su tiempo y leyó mucho: Sagradas Escrituras, teología, historia, literatura. Vuelve a Madrid en 1663, al ser nombrado capellán de honor del rey. Y allí permanece hasta su muerte, el 25 de mayo de 1681, sin hechos biográficos relevantes en este periodo.

Obra teatral de Calderón de la Barca  Clasificación de la obra teatral calderoniana Calderón cultivó lodos los géneros y en sus obras expresa bien la filosofía, la historia, la mitología y el costumbrismo de su época. AUTOS SACRAMENTALES Entre sus autos sacramentales pueden destacarse: El gran teatro del mundo, La cena del rey Baltasar, La divina Pilotea, Los encantos de la culpa y El divino Orfeo. COMEDIAS Sus comedias más representativas son las de enredo y de capa y espada: La dama duende, Casa con dos puertas mala es de guardar, El alcalde de sí mismo…

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DRAMAS (religiosos, filosóficos, trágicos y de honor)

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De sus dramas religiosos destacaremos: El príncipe constante y La devoción de la Cruz. Entre los dramas filosóficos, sobresalen: La vida es sueño, La hija del aire, En esta vida todo es verdad y todo es mentira… De sus dramas trágicos los más importantes son: El alcalde de Zalamea, La niña de Gómez Arias, etc. Entre los dramas de honor citaremos: A secreto agravio secreta venganza, El médico de su honra, El pintor de su deshonra…

 Valoración e influencia en la posteridad Su obra, a diferencia de la de Lope, carece de datos autobiográficos, pero revela un concepto de la vida muy conservador. En política, es monárquico absolutista; por su estilo de vida, cortesano y amigo del lujo; por su religiosidad, contrarreformista; y por su ideología, imperialista. Defiende las viejas ideas aristocráticas: honor y respeto al rey, incluso ante la propia vida; concepción de la Historia como marcada por la Providencia divina; visión de la Naturaleza como sublime y maravillosa (Galileo, Copérnico, Descartes y Keppler ya habían explicado sus teorías renovadoras, pero no hacen mella en Calderón). La defensa de la fe y el apoyo a la Iglesia son una constante en su obra. Calderón era contrarreformista. Para él, la vida es teatro, y el hombre, un personaje que representa su papel por breve tiempo. El mundo es una feria de vanidades (vanitas vanitatis) y la gloria mundana resulta «humo, polvo, sombra y viento». Su pesimismo de trasfondo medieval lo aproxima al existencialismo moderno, aunque opone al nihilismo de aquél, a su materialismo escéptico, la creencia en Dios. Acude frecuentemente a lo eterno trascendente, sin olvidar la alegría de vivir. Hasta 1635, su producción era lopista. A partir de esa fecha, encuentra un camino propio, más intelectual. La realidad se hace más abstracta. Los personajes se estilizan, convertidos en símbolos universales, son agonistas, luchan razón y sentimiento. Su pensamiento se torna difícil. Su obra acentúa el carácter simbólico y poético, y, como compensación, aumenta los elementos plásticos y espectaculares. Calderón influyó tanto en autores españoles como extranjeros (Rojas, Coello, Moreto, Corneille, Lesage, Molière, Dryden, L. Tieck, etcétera) y su popularidad se prolongó hasta bien avanzado el siglo XVIII, en que el neoclasicismo, opuesto a la estética barroca, lo censuró con dureza. A fines del XVIII, el Romanticismo alemán (Sturm und Drang) exaltó su obra por su contenido católico y nacional. Los hermanos Schlegel y Goethe lo admiraron y tradujeron. Schopenhauer elogió el valor simbólico del primer monólogo de Segismundo, como tema del sentido pesimista de la existencia y la búsqueda de Dios para alcanzar la plenitud significativa de la vida Los escritores del Modernismo y del 98, sobre todo Unamuno, reconocieron su importancia. Para los noventaiochistas, Segismundo es un símbolo de España. Ganivet veía en la evolución de Segismundo la propia evolución de la nación. Los personajes de Unamuno en Amor y pedagogía; San Manuel Bueno, mártir, Niebla, se debaten como Segismundo entre contradicciones: la razón y la fe, la voluntad y el deber.

Análisis de La vida es sueño (1636), de Calderón de la Barca La edición príncipe de la obra es del año 1636, cuando apareció incluida la comedia en la Primera parte de comedias de don Pedro Calderón de la Barca.

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 Espacio

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La acción está ambientada en un país de resonancias lejanas, casi exóticas, para los lectores o espectadores de la época: Polonia. Calderón se inspira así en una realidad geográfica para él libresca, ambienta la obra casi en el ámbito del cuento: “Érase una vez, en un lejano país…” Uno de los versos que dice Rosaura al comienzo de la obra, “¡Mal recibes, Polonia, a un extranjero!”, se ha hecho justamente célebre, además de por su sonoridad, porque fue utilizado por ValleInclán en su magistral esperpento Luces de bohemia, y también porque sirve para ubicar la obra en ese ámbito de la ensoñación necesariamente alejado de las geografías cercanas. Los lugares principales de la acción son: la cueva donde vive Segismundo y su entorno de rocas y peñascos, y el palacio del rey Basilio. El primero representa la Naturaleza salvaje y se relaciona con la oscuridad y el desorden. El palacio es el modelo de la sociedad española, civilizada, imperial y católica, y está relacionado con el orden, la luz y la libertad. Los dos lugares, complementarios y contradictorios, representan la lucha del hombre entre la eternidad y la temporalidad. Ambos lugares acabarán confluyendo finalmente, en un proceso de inversión típicamente barroco, cuando Segismundo sea proclamado nuevo rey y cuando su primera decisión sea confinar en la torre donde él ha vivido hasta aquel entonces al soldado que le ha ayudado a rebelarse contra su soberano. No hay que olvidar que Calderón es un cortesano, así que él cantará finalmente en su obra el triunfo de la Corte, con sus ideas asociadas de orden, brillo, civilización, luminosidad… Evidentemente, al religioso le gustaba el mundo de vistosidad, trajes de fiesta y modales galantes en el que vivió tantos años cómodamente. En el mismo sentido que Calderón, Unamuno acabará asociando la confluencia de Segismundo en el palacio con la ruta de éxito que debería seguir España confluyendo con Europa: había que dejar atrás la caverna.

 Tiempo La obra está ambientada en un tiempo remoto, que podría ser la Edad Media, pues se alude a la ley de homenaje. Pero no hay alusiones temporales muy claras durante toda la comedia.

 Personajes de la obra En la obra intervienen: Rosaura (dama), Segismundo (príncipe), Clotaldo (viejo, asesor o ministro del Rey), Estrella (infanta), Clarín (gracioso), Basilio (rey), Astolfo (príncipe, antagonista de Segismundo) y otros (soldados, guardas, músicos). 

Segismundo es el protagonista. Representa la dualidad humana. Asciende gradualmente a medida que va dominando su libre albedrío, pues para Calderón la grandeza está en saber controlar las pasiones, en superarse a uno mismo a través del estudio y del esfuerzo. Tiene al principio algo de la Semíramis de La hija del aire, otra obra calderoniana, en cuanto a su soberbia y rebeldía. Su vida en el monte, solo y aislado, recuerda la de Narciso en Eco y Narciso, otra obra de nuestro autor. También su dualismo, su mezcla de prudencia y soberbia, y su experiencia de haber soñado que era rey lo aproximan a otros personajes calderonianos, la pareja Heraclio-Leónido, de En esta vida todo es verdad y todo mentira.

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Otro personaje muy relevante es Clarín, el gracioso, que va adquiriendo tintes cada vez más trágicos y hablando cada vez con más gravedad, hasta que, al final, muere. Él representa muchas ideas de Calderón: la vida como espectáculo, la confusión entre apariencia y realidad, la afirmación de la voluntad divina por encima del destino.



En cuanto a Basilio, representa el fracaso educativo en la educación del hijo, por más que se haya basado en la ciencia. Solo cuando despierta a la realidad se da cuenta de su error.



Astolfo representa la irresponsabilidad y la ambición de poder, la lealtad cortesana y la confianza ciega en sí mismo y en su clase social. Pero también fracasa, porque Segismundo le obliga a casarse con Rosaura y a reparar su falta hacia la dama.



Rosaura tiene también un papel fundamental en la transformación de Segismundo. Gracias a su constancia, recupera finalmente el honor y la honra perdida.



También Clotaldo, su padre y ayo de Segismundo, que antepone sus obligaciones a sus propios sentimientos, es finalmente recompensado. Todos los personajes reciben su castigo o su recompensa. Calderón actúa como un Dios justiciero.

 Estructura de la obra La obra está dividida en tres partes, que reciben el nombre de jornadas, en lugar del tradicional de actos. Se corresponden más o menos con el planteamiento, el desarrollo y el desenlace feliz, como corresponde a una comedia. Cada jornada está dividida en escenas, que favorecen el cambio de escenario y los mutis de los actores (entradas y salidas de escena).

 Estilo de la obra Calderón usa el verso, como era costumbre del teatro español del Barroco. Su estilo es más conceptista y filosófico que el de Lope, más lírico y musical. Calderón era hombre grave y serio, menos impulsivo y pasional que Lope, amante de la reflexión y del estudio. Todo ello está reflejado en su obra, llena de referencias cultas, mitológicas, teológicas, históricas…, y cargada también de ese pesimismo de trasfondo religioso y medievalizante tan característico de Calderón: la vida como valle de lágrimas, como “pasión inútil”, como sueño efímero que conduce inexorablemente a una muerte, vista más como liberación y tránsito que como final. Calderón es, en cierta medida, un pre-existencialista, si bien no cae en el negacionismo de la Providencia, sino al revés: todo es en él afirmación religiosa, exaltación contrarreformista. El dramaturgo fue sabio en el uso de las figuras literarias, especialmente aquellas que más se utilizaban en su época: la antítesis, la paradoja, los juegos de ingenio y de palabras… Su estilo se caracteriza por el dinamismo, la imaginería, el desbordamiento expresivo, el uso constante de imágenes, contrastes, correlaciones… Pero todo ello ordenado, sometido a la lógica, subordinando todos los elementos e ideas a una perfecta estructuración dramática al servicio de lo espectacular y visual, de lo teatral.

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 Interpretación de la obra La vida es sueño es una reflexión sobre la brevedad de la vida, sobre el derecho del hombre a elegir. Una negación del determinismo astrológico que entonces convencía, como una superstición imbatible, a una gran parte de la población. Calderón afirma el libre albedrío, la capacidad del hombre para responsabilizarse de sus propias acciones, por las que luego deberá rendir cuentas ante la divinidad. Afirma la libertad, pero al mismo tiempo predica la sumisión. Es decir, no le parece aceptable la desmesura, la hybris, sino que el hombre debe comportarse cristianamente y acatar esos modelos de buen hacer que lega la tradición, fundamentalmente cristiana y católica. En la jornada tercera, escena XII, grita el pueblo: “DENTRO UNOS _ ¡Viva nuestro invicto Rey! DENTRO OTROS - ¡Viva nuestra libertad! CLARÍN - ¡La libertad y el Rey vivan!” La concepción de la vida como sueño es muy antigua, se remonta al pensamiento hindú y la mística persa o la moral budista. También existe esta idea en la tradición judeo-cristiana. Y en la filosofía griega. Platón habla del mito de la caverna y dice que el hombre vive entre sueños, sumido en unas tinieblas de las que solo podrá liberarse si se inclina hacia el Bien. Después, el neoplatonismo renacentista de fray Luis y otros “juglares a lo divino” cristianiza al pagano griego. El Segismundo calderoniano participa de estas ideas: vive primero en una cárcel, en una caverna oscura, desconociéndose a sí mismo y sólo cuando consigue saber quién es consigue el triunfo y sale a la luz. Segismundo es un durmiente que despierta, un tema que ya había sido tratado en Las mil y una noches, de donde lo tomaron don Juan Manuel, en El conde Lucanor, y Agustín de Rojas, en El natural desdichado. Por otro lado, en Calderón son evidentes los ecos del estoicismo de Séneca y su visión desengañada, escéptica, de la vida. Segismundo aprende en su peregrinar por la vida, sobre todo en la jornada segunda, cuando lo devuelven a la cueva, la vanidad de la vida, la miseria de los honores y aplausos, la lección del desengaño barroco y el hallazgo de la fe, lo que produce en él una profunda conversión. La consideración de la vida como prisión de la que hay que liberarse despreciando lo efímero y los bienes materiales era muy frecuente en la época de Calderón, tanto en las referencias cultas como en la ideología popular. La originalidad de nuestro autor reside en haber enhebrado todos esos materiales dispersos y en haberles dado una perfecta ilación dramática. En lo social, afirma el orden viejo, el honor, la sumisión al rey. Por eso, Segismundo castiga al final de la obra al soldado que le ayudó a escaparse y sublevarse contra su soberano natural, su padre el rey Basilio. En lo religioso, Calderón es partidario del integrismo contrarreformista. Lo que importa es vivir de acuerdo a las verdades reveladas por la Iglesia. La vida es laberinto, confusión, abismo, prodigio, disfraz, pompa vana… Lo importante es preparar la otra vida. El hecho de que Segismundo se haga dueño de su destino y se niegue a cumplir los oráculos que habían vaticinado que mataría a su padre es lo que permite que la obra se mantenga en el ámbito de la comedia. De lo contrario, sin la apuesta decidida del autor por la libertad individual, el argumento se habría inclinado irremisiblemente del lado de la tragedia, al modo shakespereano.

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Posibles preguntas PAU - UNED  Pregunta1. Monólogo de Segismundo, fragmento 1

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Comente el texto siguiente relacionándolo con la obra completa a la que pertenece, y con la obra de literatura universal correspondiente que haya leído

Comentario del texto de Calderón El texto que se nos ofrece aquí es el comienzo del famoso soliloquio de Segismundo en La vida es sueño, de Calderón. Este monólogo se produce apenas comenzada la obra calderoniana (versos 103 y siguientes) que, como era costumbre en el teatro español del siglo XVII, utiliza el verso como vehículo de expresión. Los versos se han hecho justamente famosos y el monólogo se ha convertido en uno de los más celebrados de la literatura universal, junto a piezas tan destacables como el “To be or not to be”, del Hamlet de Shakespeare. Concretamente, este monólogo inspira, por ejemplo, el de Don Álvaro, en la obra del duque de Rivas, don Ángel de Saavedra, que inaugura el Romanticismo español Don Álvaro o la fuerza del sino (1835), la cual, a su vez, gozó de tanto prestigio que fue convertida en la ópera de Verdi La forza del destino, estrenada en San Petersburgo, ante el zar de todas las Rusias. Se transcribe en el fragmento propuesto para el comentario la acotación con que comienza la escena, en la que Segismundo aparece encadenado y vestido con pieles. Esta acotación es la que ha determinado el modo de presentarse el personaje en escena ante los espectadores, con un aspecto sobrecogedor, trágico pero a la vez pavoroso, inspirando tanto piedad como temor, con un aire de ser salvaje difícilmente domesticable. El primer verso introduce ya directamente el tema del monólogo: la queja terrible de un hombre privado de libertad que yace en una prisión sin saber cuál es la causa de su tormento. De ahí que comience con esa interjección de dolor, “Ay”, seguida de un vocativo conmiserante en que el personaje se compadece de sí mismo: “mísero de mí”, más una repetición de la interjección de queja, “Ay”, y un nuevo

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vocativo de compadecimiento, “infelice”, con la –e paragógica al final del adjetivo: infeliz > infelice, reforzado todo ello con las exclamaciones, dado el estado de ánimo alterado del protagonista. El tema del Miserere mei, Apiádate de mí, oh, Señor, es un tema católico procedente de los Salmos y bien conocido por Calderón.

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En el segundo verso, vuelve a introducir un vocativo, “cielos”, dado que, por la soledad y desesperación en que vive, no encuentra otro interlocutor a quien dirigir su lamento más que la divinidad. Este detalle encaja bien tanto con la condición sacerdotal del autor, Calderón, como con el carácter católico contrarreformista del Barroco español. En los versos siguientes expone el motivo de su queja: se pregunta qué delito cometió naciendo y, después, en un juego conceptista típico del Barroco, juega con la conjugación del verbo nacer: “naciendo”, “nací”, “haber nacido”, “nacer”, “nacieron”. La estrofa se cierra con unas preguntas retóricas: “¿No nacieron los demás?” “¿qué privilegios tuvieron / que yo no gocé jamás?” El modo que predomina en el fragmento es la pregunta, algo característico de un estado de duda o ignorancia, propio de una persona que quiere saber algo que ignora y que, en el caso de Segismundo, lo lleva a la desesperación, aunque en cierta forma, al interrogarse, se abre también a la esperanza, pues espera obtener alguna respuesta a sus inquisiciones. Por último, destacaremos la perfección de la rima y del cómputo silábico, del ritmo poético y la riqueza en cuanto al uso de las tres personas gramaticales: 1ª, “mísero de mí”, “yo”; 2ª, “cielos”, “os pude ofender”; 3ª, “¿No nacieron los demás?”

Comparación con el Hamlet, de William Shakespeare La comparación más evidente del monólogo de Segismundo es la que debe hacerse con el Hamlet, de Shakespeare, y su famoso monólogo, “Ser o no ser. Esa es la cuestión”. Podríamos decir que estamos ante dos de los monólogos más relevantes de la literatura universal, incansablemente declamados e imitados. Hamlet es el símbolo de la duda, el hombre paralizado por la reflexión al que le cuesta pasar a la acción. Si Segismundo es príncipe de Polonia, Hamlet es príncipe de Dinamarca y, como él, también heredero. También como el héroe calderoniano debe llevar a cabo una venganza, en este caso no contra su padre, que ha muerto asesinado por su madre y su tío, sino contra el rey usurpador y contra la esposa infiel. Shakespeare es el heredero de la tragedia griega y su idea del hado fatal. En su monólogo, Hamlet también compara la vida con un sueño: “Vivir, morir, soñar acaso…”. Hay que decir que España e Inglaterra viven en el siglo XVII un periodo anticlásico: el Barroco español en el caso de nuestra comedia nacional (fundada por Lope y Calderón), el teatro isabelino en el caso del poeta de Stradford-upon-Avon (y sus compañeros de promoción: Ben Jonson, Christopher Marlowe…). Los autores españoles e ingleses no siguen las preceptivas, s rebelan contra las normas. Sin embargo, la dulce Francia, cartesiana y racionalista, vive en aquella centuria su época de clasicismo, con autores de la talla de Molière (comedia), Corneille y Racine (tragedia). La diferencia principal entre la obra española y la inglesa estriba en que Segismundo renuncia a la venganza que le habían predicho los astros (que pisaría la cabeza de su padre), y por eso la obra de Calderón queda adscrita al ámbito de la comedia (final feliz), mientras que Hamlet sí que se ve arrastrado

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por el fatum trágico, cumpliendo su destino, lo que produce inevitablemente la tragedia, que acaba con la muerte de la madre, del tío y del propio protagonista, más la muerte de Ofelia y del hermano y el padre de ésta. Hay que añadir que Calderón, arrastrado por su fondo de pesimismo, hace que el gracioso Clarín muera, algo totalmente inusual en el ámbito de la comedia clásica española y que lo acerca, a pesar de sus diferencias, al maestro inglés. Otra diferencia muy relevante entre las dos es que el teatro de Calderón es fundamentalmente religioso y cortesano, dada la condición de sacerdote y capellán real de nuestro autor. Mientras que Shakespeare desarrolló su obra en los teatros circulares londinenses como The Globe, equivalentes a nuestros corrales de comedias. El teatro calderoniano es filosófico y palaciego. El shakespeareano, poético y dirigido al pueblo, centrado en pasiones humanas, sobre todo en sus principales tragedias: Romeo y Julieta es el símbolo del amor imposible; Otelo, de los celos; Hamlet, de la duda; Macbeth, de la ambición. En Calderón, al final se reestablece el orden social y se reafirma el sistema establecido. En Shakespeare, la tragedia produce la catarsis en el espectador, que sale así depurado y enriquecido, a través de un proceso de horror y sangre producido por la tensión dramática y los juegos de clímax y anticlímax.

 Pregunta2. Monólogo de Segismundo, fragmento 2 

Comente el texto siguiente relacionándolo con la obra completa a la que pertenece, y con la obra de literatura universal correspondiente que haya leído Nace el arroyo, culebra que entre flores se desata, y apenas, sierpe de plata, entre las flores se quiebra, cuando músico celebra de las flores la piedad que le dan la majestad del campo abierto a su huida; ¿y teniendo yo más vida tengo menos libertad? En llegando a esta pasión, un volcán, un Etna hecho, quisiera sacar del pecho pedazos del corazón. ¿Qué ley, justicia o razón, negar a los hombres sabe privilegio tan süave, excepción tan principal, que Dios le ha dado a un cristal, a un pez, a un bruto y a un ave?

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Comentario del texto de Calderón El texto pertenece al famoso monólogo de Segismundo, que se produce apenas comenzada La vida es sueño, de Calderón de la Barca, en la jornada primera, escena II. Concretamente, pertenece a la parte final del soliloquio, cuando Segismundo concluye y resume preguntándose por qué él tiene menos privilegios que un cristal (=arroyo), un pez, un bruto o un ave. Hay que sobrentender que, si en el fragmento seleccionado aquí se habla del arroyo como cristal y “sierpe de plata” que se desplaza “músico” (es decir, con rumores acuíferos, con melodías de agua) entre las flores, las alusiones que hace al final al pez, el bruto o el ave deben referirse a estrofas anteriores en las que utilizaría probablemente la misma disposición paralelística que en esta, terminando con la pregunta “…¿tengo menos libertad?”

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Conviene fijarse en que las dos estrofas seleccionadas terminan con una pregunta retórica:

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“¿y teniendo yo más vida / tengo menos libertad?” (vv. 161-162); “¿Qué ley, justicia o razón, / negar a los hombres sabe…” (vv. 167 a 172)

El monólogo de Segismundo es un lamento de un hombre que se queja amargamente, pues no consigue entender a qué se debe su condena a la soledad de una prisión donde vive encadenado. Y ya plantea desde el principio el tema de la libertad o, más exactamente, del libre albedrío, que es la cuestión filosófica que Calderón quería tratar en esta obra. Hay que recordar que el primer verso del monólogo, que no aparece aquí, dice: “Ay, mísero de mí. ¡Ay, infelice!”. En el monólogo de Segismundo se va comparando a la Naturaleza con los cuatro elementos: agua, aire, fuego y tierra. El agua (“arroyo”) aparece en la primera estrofa. Y la segunda, como es la de cierre del monólogo, resumen los cuatro elementos: el agua ya citada (“un cristal”, “un pez”), la tierra (“un bruto”), el aire (“un ave”) y el fuego (identificado con el estado de ánimo apasionado, encendido, del protagonista, asociado al “volcán”, al “Etna” siciliano). El lenguaje es muy poético, altamente elaborado. Sabemos que Calderón era más reflexivo que Lope, hombre de gran facilidad versificadora y tremendamente prolífico. Calderón, más demorado en sus ímpetus compositores, es un intelectual, ha leído mucho y eso se nota en sus versos. Usa metáforas brillantes: “arroyo” = “culebra entre flores”, “sierpe de plata”, “músico en su huida”, dado de “majestad” al campo abierto (pues hace verdecer el terreno). También la figura de la antonomasia: “un volcán, un Etna hecho” (alusión al célebre volcán de Sicilia). O la antítesis: “¿y teniendo yo más vida / tengo menos libertad?”. Y, por supuesto, la pregunta retórica: “¿Qué ley, justicia o razón, / negar a los hombres sabe / privilegio tan süave, / excepción tan principal…”. (Hay también en estos versos, enumeración y diéresis). El monólogo de Segismundo ocupa un lugar fundamental en La vida es sueño, pues la obra gira en torno a la oposición de términos, algo muy característico del Barroco: vida-sueño, sueño-muerte, engañodesengaño, apariencia-realidad. La tesis fundamental de Calderón es la defensa del libre albedrío, la negación del fatum o destino trágico, el determinismo de los astros: el hombre es responsable de sus actos y, por eso, lo importante es hacer el bien. Calderón defiende el magisterio de la Iglesia, las ideas contrarreformistas españolas sancionadas por el Concilio de Trento. Hay que obrar de acuerdo a las enseñanzas de la Santa Madre para conseguir la salvación, todas las glorias mundanas son efímeras, pasajeras, ilusión vana, sueño.

Comparación con el Hamlet, de William Shakespeare Vale lo dicho en la pregunta 1.

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 Pregunta 3. Monólogo de Segismundo, fragmento 3

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Comente el texto siguiente relacionándolo con la obra completa a la que pertenece, y con la obra de literatura universal correspondiente que haya leído

Comentario del texto de Calderón El texto pertenece al famoso monólogo de Segismundo, que se produce apenas comenzada La vida es sueño, de Calderón de la Barca. Concretamente, en la jornada primera, escena segunda. Pertenece a la parte del soliloquio en que Segismundo se pregunta por qué él tiene menos privilegios que un bruto de piel manchada (se debe referir a un leopardo o animal salvaje semejante) o un pez. Hay que fijarse en que las dos estrofas terminan con una pregunta retórica que Segismundo repite obsesivamente: “y yo, con mejor instinto, / ¿tengo menos libertad?” “y yo, con más albedrío, / ¿tengo menos libertad?”

Las dos estrofas tienen una disposición marcadamente paralelística y una base comparativa: Segismundo se compara con seres inferiores, pero libres, de la Naturaleza para preguntarse, en voz alta y desesperadamente, cómo siendo él más puede gozar de menos libertad que aquellos. Es evidente que utiliza en su expresión la técnica del contrapunto, la antítesis tan cara al barroco español. Sabemos que Calderón desarrolló la argumentación de este famoso soliloquio basándose en la comparación del hombre con los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego. Aquí aparecen solo dos: la tierra (“el bruto”) y el agua (“el pez”). Los otros elementos, el aire y el fuego, aparecen en otras estrofas del monólogo aquí no reproducidas y son, si no recordamos mal, un ave (aire) y “un volcán, un Etna hecho” (fuego), alusión al encendido estado de ánimo del héroe, que se pregunta incendiariamente por qué está preso en aquella horrísona cueva. Calderón habla del “docto pincel”, refiriéndose a un Dios dibujante, Deus pictor según expresión del tópico latino, que realiza con sabia mano la obra natural. Este tipo de alusiones son muy frecuentes en el Barroco. Aquí, Calderón parece conceder alma incluso a los animales, pues dice que hasta el bruto o animal salvaje “apenas signo es de estrellas”, es decir, es reflejo de la divinidad, está hecho a imagen y semejanza del Altísimo, como el ser humano, aunque en menor grado que este. También le ocurre al animal como al humano, que se ve “monstruo de su laberinto”, como el Minotauro, perdido en una realidad degradante que lo lleva a la fiereza y el salvajismo. Tal le ocurrirá a Segismundo en la primera jornada, quien, al verse libre, se entregará a su desmesura y cometerá actos abominables, como matar a un criado arrojándolo por la ventana, encararse con su ayo Clotaldo o protestar frente al mismo rey Basilio, su padre.

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En cuanto al pez, lo llama metafóricamente “bajel de escamas” y también, con desprecio, “aborto de ovas y lamas”, para concluir que él tiene menos libertad que un bicho tan inferior en la escala natural.

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El tema del monólogo de Segismundo es un sentido pesimista de la existencia, con un hombre condenado por falta de libertad. Esta forma de exponer tan poética atrajo poderosamente la atención de algunos autores, tanto españoles como extranjeros, entre los que cabría citar a Unamuno y Schopenhauer, entre otros.

Comparación con el Hamlet, de William Shakespeare Vale lo dicho en la pregunta 1.

 Pregunta 4. Comparación entre La vida es sueño y Hamlet 

Analice y compare las características de La vida es sueño, de Calderón, con la obra de Shakespeare que haya leído, destacando también de esta última sus aspectos fundamentales. Vale lo dicho en la pregunta 1, al comparar La vida es sueño con el Hamlet, de Shakespeare.

Antología de textos de La vida es sueño, de Calderón de la Barca La vida es sueño es un texto tan clásico y conocido que, muchas veces, sucumbimos a la tentación de reducirlo a un conjunto de citas célebres. Aunque la obra de Calderón es mucho más que eso (todo un compendio de filosofía contrarreformista) es inevitable reproducir en esta antología las partes más famosas de la comedia calderoniana. 

"ROSAURA - Hipogrifo violento que corriste parejas con el viento, ¿dónde rayo sin llama, pájaro sin matiz, pez sin escamas, y bruto sin instinto natural, al confuso laberinto destas desnudas peñas te desbocas, te arrastras y despeñas?"

(Tomado de la primera jornada, escena I, son las palabras que inauguran La vida es sueño. El comienzo es ex abrupto, de repente: Rosaura irrumpe en escena y comienza su discurso. La comparación del caballo con un mapa en el que están representados los cuatros elementos: fuego, aire, agua y tierra (“rayo”, “pájaro”, “pez” y “bruto”. El poeta compara al caballo con un hipogrifo, animal mitológico mitad caballo y mitad ave. Es el caballo quien arrastra a Rosaura hasta el rincón donde podrá oír el famoso soliloquio de Segismundo: “Ay, mísero de mí. ¡Ay, infelice!”) 

"ROSAURA - Mal recibes, Polonia, a un extranjero."

(Esta frase la utiliza Valle-Inclán en su esperpento Luces de bohemia, una obra clave de la renovación teatral del siglo XX. La dice Rosaura al comienzo de la obra, en la jornada primera, escena I. Se

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dirige a la nación, Polonia, personificándola y apostrofándola. La alusión sirve para situar el discurso en un ámbito lejano y mágico, como en los cuentos: “Far, far away…”)

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"SEGISMUNDO - ¡Ay, mísero de mí, y ay infelice! Apurar, cielos, pretendo ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros naciendo. Aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido, bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor, pues el delito mayor del hombre es haber nacido. Solo quisiera saber, para apurar mis desvelos, -dejando a una parte, cielos, el delito de nacer¿qué más os pude ofender para castigarme más? ¿No nacieron los demás? Pues si los demás nacieron, ¿Qué privilegios tuvieron que yo no gocé jamás?"

(Soliloquio de Segismundo, en la primera jornada, escena II. El héroe se rebela contra la injusticia y la falta de libertad, lo que equivale a falta de vida. Su estado de ánimo es de desesperación o exasperación, lo que se refleja tanto en las exclamaciones que utiliza como en las preguntas retóricas que lanza a la divinidad con la esperanza de obtener alguna respuesta a sus dudas) 

"SEGISMUNDO - Con cada vez que te veo nueva admiración me das, y cuando te miro más, aún más mirarte deseo. Ojos hidrópicos creo, que mis ojos deben ser, pues cuando es muerte el beber, beben más, y desta suerte, viendo que el ver me da muerte, estoy muriendo por ver. ¡Pero véate yo y muera, que no sé, rendido ya, si el verte muerte me da, el no verte qué me diera! Fuera más que muerte fiera, ira, rabia y dolor fuerte. Fuera muerte. Desta suerte, su rigor he ponderado, pues dar la vida a un desdichado, es dar a un dichoso muerte.”

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(Estos versos de la jornada primera, escena segunda, de un Segismundo, súbitamente enamorado de Rosaura, son típicamente barrocos, conceptistas, con continuos juegos de ingenio, antítesis (“vida”“muerte”), juegos de palabras, etc.)

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“ROSAURA - Cuentan de un sabio que un día tan pobre y mísero estaba, que sólo se sustentaba de unas hierbas que cogía. ¿Habrá otro, entre sí decía, más pobre y triste que yo?; y cuando el rostro volvió halló la respuesta, viendo que otro sabio iba cogiendo las hierbas que él arrojó. Quejoso de mi fortuna yo en este mundo vivía, y cuando entre mí decía: ¿habrá otra persona alguna de suerte más importuna? Piadoso me has respondido. Pues, volviendo a mi sentido, hallo que las penas mías, para hacerlas tú alegrías, las hubieras recogido.”

(Jornada primera, escena segunda. Este apólogo procede de la tradición medieval y aparece también en El conde Lucanor, de don Juan Manuel, “Exemplo X. De lo que conteçió a un omne que por pobreza y mengua de otra vianda comía atramuzes”. Tiene un evidente propósito moralizante: no debemos quejarnos demasiado, pues siempre hay alguien que está peor.) 

"BASILIO – :... a quien le daña el saber, homicida es de sí mismo!"

(Jornada primera, escena VI. El autor habla por boca del rey Basilio, defiende la importancia del estudio y el esfuerzo como único modo de superar el hado) 

“BASILIO - …pues aunque agora se vea obedecido, y después a sus prisiones se vuelva, podrá entender que soño y hará bien cuando lo entidenda; porque en el mundo, Clotaldo, todos los que viven sueñan.”

(Jornada segunda, escena primera. Basilio ordena devolver a la torre a Segismundo, pero quiere hacerle creer que todo cuanto ha vivido fue un sueño) 

"SEGISMUNDO – Es verdad, pues: reprimamos esta fiera condición, esta furia, esta ambición, por si alguna vez soñamos.

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Y sí haremos, pues estamos en mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar; y la experiencia me enseña, que el hombre que vive, sueña lo que es, hasta despertar. Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe y en cenizas le convierte la muerte (¡desdicha fuerte!): ¡que hay quien intente reinar viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte! Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende, y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende. Yo sueño que estoy aquí, destas prisiones cargado; y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son." (Segunda jornada, escena XIX. Monólogo de Segismundo. Estos versos se han hecho universalmente famosos e identifican sueño y muerte, algo que después se ha convertido en un manido tópico literario. Para Calderón, el hombre debe buscar lo eterno, la trascendencia de lo divino, pues todo lo terrenal es perecedero, efímero, gloria vana. Muestra así una típica mentalidad contrarreformista.) 

"ROSAURA - Respóndete retórico el silencio: cuando tan torpe la razón se halla, mejor habla, señor, quien mejor calla."

(Tercera jornada, escena VIII. A veces, vale más callar que hablar, pues el silencio puede ser más elocuente que la palabra. Una vez más, el pensamiento barroco se expresa a través de las parejas de antónimos: hablar-callar, apariencia o disfraz-realidad, vida-sueño, engaño-desengaño…) 

"SEGISMUNDO - :...pues así llegue a saber que toda la dicha humana,

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en fin, pasa como un sueño, y quiero hoy aprovecharla el tiempo que me durare: pidiendo de nuestras faltas..." (Tercera jornada, escena XIV. Segismundo insiste en la idea de la vida como sueño. Pide perdón por sus faltas y decide libremente, en contra de lo que le habían adjudicado los designios de los astros. Es el triunfo del libre albedrío sobre el hado o destino trágico, idea pagana e inaceptable para la mentalidad contrarreformista. El hombre es libre de elegir, por tanto es responsable de sus actos. Tal es la argumentación de Calderón en esta obra universalmente famosa.) 

"SEGISMUNDO - A reinar fortuna vamos, no me despiertes si duermo, y si es verdad no me duermas. Más, sea verdad o sueño, obrar bien es lo que importa. Si fuere verdad por serlo, Si no, por ganar amigos, para cuando despertemos".

(Segismundo resume en estos versos la moraleja de la obra: la afirmación de que la vida es un sueño efímero, pasajero, y que en ella lo más importante es obrar bien, de acuerdo a las verdades cristianas reveladas por la Iglesia católica. “Despertar” significa morir, pero en el sentido de santa Teresa de Jesús, de nacer a la vida verdadera y auténtica, que es la vida sobrenatural o ultraterrena. De esta manera, el Barroco se basa permanentemente en una de sus figuras literarias favoritas: el oxímoron o paradoja. Vivir es soñar, despertar es morir, morir es nacer a una nueva vida… No es de extrañar que La vida es sueño se haya convertido en el prototipo de obra teatral barroca, pues es, sin duda, una perfecta ejemplificación de la mentalidad contrarreformista española del siglo XVII)

Texto completo de La vida es sueño, de Calderón – enlace Puede verse La vida es sueño, de Calderón de la Barca, texto íntegro, en 

Comedias.org, http://www.comedias.org/calderon/vidsue.pdf

Bibliografía y webgrafía   

Alonso, Santos y otros, “13. La prosa y el teatro barroco”, en Lengua castellana y literatura, 1º Bachillerato. Barcelona, Casals, 2015, pp. 278-315. Avempace, web sobre el Siglo de Oro, http://www.avempace.com/articulo/10-literatura-de-la-edadde-oro-siglos-xvi-y-xvii. Calderón de la Barca, Pedro, La vida es sueño. Ed., intr., notas, com. y apénd.: Ana Suárez Miramón. Madrid, Anaya, 1985. (Col. “Biblioteca Didáctica Anaya”, 2).

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Anexo I – Monólogo de Hamlet

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(Puede verse en YouTube la versión de Kenneth Branagh, https://www.youtube.com/watch?v=C_9dKSPUySw Ser o no ser, he aquí la cuestión. ¿Qué es más elevado para el espíritu, sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna o tomar armas contra el piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas? Morir..., dormir; no más ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible! ¡Morir... dormir, tal vez soñar! ¡Si, ahí está el obstáculo! Pues es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevivir en ese sueño de la muerte, cuando nos hayamos liberado del torbellino de la vida. ¡Esta es la reflexión que da tan larga vida al infortunio! Pues ¿Quién soportaría: los ultrajes y desdenes del mundo, los agravios del opresor, las afrentas del soberbio, los tormentos del amor desairado, la tardanza de la ley, las insolencias del poder y los desdenes que el paciente mérito recibe del hombre indigno, cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple estilete? ¿Quién querría llevar tales cargas, Gemir y sudar bajo el peso de una vida afanosa, Si no fuera por: Temor a algo tras la muerte, la ignorada región de cuyos confines ningún viajero retorna, Temor que desconcierta nuestra voluntad y nos hace soportar los males que nos afligen antes de lanzarnos a otros que desconocemos? Así la conciencia nos vuelve cobardes a todos y así el primitivo matiz de la resolución desmaya con el pálido tinte del pensamiento, y las empresas de gran aliento o importancia por esa consideración, tuercen su curso y pierden el nombre de acción. Pero... ¡la hermosa Ofelia! Graciosa niña, espero que mis defectos no serán olvidados en tus oraciones.

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