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Rota Punctatis nº3 Historias ciclistas Bienvenidos SUMARIO Editorial | pág. 8 Barra libre | Fútbol sobre ruedas | pág. 10 Puertos en blanco y

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Rota Punctatis

nº3

Historias ciclistas

Bienvenidos

SUMARIO

Editorial | pág. 8 Barra libre | Fútbol sobre ruedas | pág. 10 Puertos en blanco y negro | Monte Crostis | pág. 14 Rutas bizarras | Carreras bajo el nivel del mar | pág. 20 Mármol por esculpir | Escuela y ciclismo | pág. 26 Enfants terribles| Miguel Martínez | pág. 30 Tubular vs Cámara | Miroir du cyclisme | pág. 36 Farolillo rojo | Armée de terre | pág. 38

EDITORIAL

C

asi desde que tengo uso de razón he vivido rodeado de revistas y ropa de ciclismo. La pasión que profesaba mi hermano mayor, Imanol, a este deporte rozaba el delirio e inevitablemente algo se me contagió. No voy a igualar mi amor al ciclismo a su nivel porque no lo alcanzaría ni en tres vidas, sin embargo, he de admitir que había algo en las dos ruedas que me atraía poderosamente: el diseño de la indumentaria. Jamás se me olvidará aquel coláge legendario del Tour de Francia de 1992, formado por un puzzle de siete folios, que Imanol realizó a modo de guía para la carrera. Bien porque la grande boucle pasaba por nuestra ciudad, San Sebastián, bien porque dicha pasión ya retumbaba más que el juego de Jumanji, el caso es que el resultado fue un cartel de dimensiones considerables que ocupaba el ancho y casi el largo de la puerta de nuestro compartido dormitorio. A pesar de que mi labor quedó limitada a un testimonial pinta y colorea, confieso que me enamoré de la gama cromática, líneas y dibujos que conformaban la vestimenta del pelotón ciclista. Por recordar algunos: el culotte tipo vaquero del Carrera de Claudio Chiapucci, la “Z” rosa con fondo de bomba de humo del equipo de Lemond, el rayo naranja de la bebida isotónica que partía el pecho del combinado liderado por Gianni Bugno, los colores rosas del Seguros Amaya de “Lale” Cubino, etc. Todo un popurrí de diseños extravagantes noventeros que supusieron un chorro de estímulos para mis infantiles ojos. Fueron días en los que me lo pasé en grande, que culminaron viendo a Miguel Indurain en la contrarreloj prólogo y que, de alguna manera, plantaron la semilla de mi afición al ciclismo. Por ello, en este tercer volumen de Rota Punctatis queremos hacer un homenaje al diseño de algunos maillots míticos. Equipos gloriosos que desaparecieron, maglias que siguen vigentes o prendas que fueron características y que tenemos grabadas a fuego en nuestras cabezas. Disfrutad intentando adivinarlas. ¡Viva el diseño y vivan los 90! Rota Punctatis.

Fútbol sobre dos ruedas

No nos hemos vuelto locos en Rota Punctatis ni pretendemos inventar un nuevo deporte. Sabemos que sigue siendo una revista de ciclismo pero desde estas líneas queremos acercaros la relación existente entre el fútbol y el deporte de las dos ruedas que data de hace muchos años y es un debate de actualidad en estos momentos. ¿Os imagináis una narración de cualquiera de las vueltas que sea algo parecido a esto? “Tras pasar por la meta volante del kilómetro 70 continúan escapados los ciclistas del FC Porto y del Sporting de Portugal con una pequeña diferencia respecto al pelotón…”

Pues nada más lejos de la realidad porque estos dos clubes de fútbol portugueses son actualidad precisamente por eso, por volver a contar con una sección de ciclismo entre sus amplias estructuras deportivas. Y como suele ser habitual, siempre que hay fútbol, hay polémica y esta vez no iba a ser menos. Es bien conocida la rivalidad deportiva entre ambos equipos en lo que a fútbol se refiere. Esta se ha extendido ahora al ciclismo incorporando prácticamente a la vez dos equipos de ciclismo y ahí es donde radica el problema. Según apuntaban los medios portugueses el 3 de diciembre del recién finalizado año 2015, el Sporting Portugal ya tenía prácticamente cerrado un acuerdo con

el equipo ciclista W52–Quinta da Lixa, ganador de las 3 últimas ediciones de la Volta a Portugal de la mano de los españoles Alejandro Marque (2013) y Gustavo César Veloso (2014 y 2015) premiado por la Federación Portuguesa de Ciclismo como “mejor ciclista de 2015 en Portugal”. Así el ciclismo volvía a ser una nueva sección en el club lisboeta desde que se extinguiera en 1987. En 2009 los “leones” volvieron a tener equipo ciclista pero en categoría sub23, experiencia que finalizó tan sólo dos años más tarde, en 2011. Pero entonces entró en escena el FC Porto, club que no tenía sección de ciclismo desde que esta desapareciera hace más de 30 años, en 1984, para adelantarse en las negociaciones y llevarse a este equipo y convertirlo en el W52-FC Porto-Porto Canal. A partir de ese momento, el Sporting Portugal comunica a sus seguidores que rompe las negociaciones con el W52 ya que tenían “muchas dudas al respecto, las más importantes relacionadas con procedimientos de análisis y de control antidoping por parte de los promotores del proyecto.” No tardan en lograr un acuerdo con otro equipo ciclista y crear el Sporting Club de Portugal-Tavira, equipo que ya fue presentado ante 50.000 espectadores precisamente en el descanso del clásico disputado ante el FC Porto el 2 de enero. Correrán con los colores

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de “los leones” 4 españoles (David de la Fuente, Jesús Ezquerra, Mario Gonzalez y Óscar Gonzalez), 6 portugueses, un italiano (Rinaldo Nocentini) y el sudafricano Shaun-Nick Bester. Por su parte “los dragones” del FC Porto lo conformarán el doble campeón español de la Volta a Portugal, Gustavo César Veloso como líder del equipo y acompañado de otros nombres como Daniel Freitas, Rui Vinhas o el español Ángel Sánchez que ya sabe lo que es ganar etapas en la Volta a Portugal y la general final en su etapa como corredor junior. A diferencia de su gran rival, este equipo estará compuesto exclusivamente por ciclistas españoles y lusos. Estarán dirigidos por el exciclista portugués Nuno Ribeiro. El duelo está servido pero esta vez se decidirá el vencedor en el asfalto y no en el césped como es habitual entre ambos conjuntos. Otro histórico del fútbol luso, como es el Benfica “las águilas”, ya mantuvo durante años una estructura ciclista muy competitiva, a la que pudimos ver en más de una ocasión corriendo en España. Del equipo rojo, salieron estrellas como el ex campeón del mundo en ruta Rui Costa, fue el refugio de los Ruben y David Plaza, que aunque se apelliden igual, lo único que les une es su gran calidad como ciclistas y fue también el último equipo de grandes figuras como Melcior Mauri, Mikel Pradera, Juan Antonio Pecharromán o José Acevedo. Este último, se decantó por el Benfica tras abandonar el Discovery Chanel norteamericano, ya que antes de retirarse, quería vencer en una Grandíssima, que es como se conoce a la Volta a Portugal, hecho que nunca tendría lugar, dicho sea de paso. En la actualidad no existe sección de ciclismo en ninguno de los equipos grandes de nuestro país pero sí que las ha habido.

Barra libre Siguiendo un orden cronológico nos remontamos a 1907 con la creación del Club Ciclista de San Sebastián, pero en este caso era el ciclismo el que apoyaba el fútbol y no al revés. El principal impulsor de este club y del ciclismo en la ciudad fue el francés Julian Comet, empresario de bicicletas y gran amante del ciclismo que construyó el primer velódromo de la ciudad en Alderdi Eder. Años más tarde junto a su paisano Gervais impulsó la construcción del velódromo de Atocha en el que se disputó el Campeonato de España de Ciclismo en pista en 1908. Por aquel entonces un grupo de futbolistas donostiarras buscaban la forma legal de poder participar en el Campeonato de España al no poseer licencia federativa propia.Tras un acuerdo con el Club Ciclista de San Sebastian, bajo este nombre participaron y ganaron dicho torneo venciendo en la final por 3-1 al Español de Madrid. A partir de aquí surgió lo que es hoy en día la Real Sociedad. Ante el empuje del fútbol en la ciudad se decidió crear el estadio de Atocha en 1913 y para dicha construcción hubo que destruir el velódromo hecho años antes en el mismo lugar, es por ello que Julian Comet, al más puro estilo Bela Guttmann (proclamó que el Benfica sin él como entrenador no ganaría una competición europea en los próximos 100 años y aún no ha roto ese maleficio tras jugar 8 finales), maldijo al club donostiarra diciendo “jamás la Real Sociedad será campeona”. Este mal de ojo

echado por el francés se rompió casi 70 años más tarde con la consecución de la primera de las dos ligas que tiene en su palmarés el club donostiarra. En 1960 la Real Sociedad tuvo un guiño con el mundo ciclista transformando para la ocasión el estadio de Atocha en velódromo para acoger la finalización de la decimotercera etapa de la Vuelta a España, ganando la misma “el Águila de Toledo” Federico Martin Bahamontes. En el libro, obra de Donato Gómez Diaz y José Miguel Martinez López, “El deporte en Almería, 1880 – 1939” se recogen alusiones allá por el año 1914 en los que clubes de fútbol de la época como el Athletic FC, el Almeria Sporting Club o el Club Deportivo Europa tenían su propio equipo ciclista pero pocas referencias más hay al respecto. Algo que muchos aficionados al fútbol y al ciclismo no conocerán es que el Futbol Club Barcelona ha tenido sección de ciclismo en dos épocas bien diferenciadas. La primera de ellas nació en 1927 y desapareció en 1943. Fueron unos años de muchos éxitos para los ciclistas que portaban el maillot con los colores del club culé pero hubo una figura que sobresalió por encima de todos: Mariano Cañardo. El ciclista natural de Olite (Navarra) ganó entre otras cosas con el equipo catalán siete ediciones de la Volta a Catalunya, cuatro Campeonatos

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de España Contrarreloj y su mejor puesto en el Tour de Francia fue cuando quedó sexto en la edición de 1936. Estos fueron sólo algunos de sus numerosos logros. Una vez finalizada su carrera en activo siguió muy vinculado al ciclismo siendo primero el director del equipo español participante en el Tour de Francia en los años 50 y llegando a ser más tarde presidente de la Federación Catalana de Ciclismo. Falleció a los 81 años de edad víctima de un infarto en lo que algunos rotativos declararon como “la muerte de un mito”. Nada más y nada menos que 60 años más tarde de la desaparición de la sección de ciclismo del Fútbol Club Barcelona, el por entonces nuevo presidente del club, Joan Laporta en el inicio de su mandato en 2003 vuelve a crearla pero con la intención de hacer una especie de “Masía” (escuela de la cantera del FC Barcelona) del ciclismo. Es por ello que crea un equipo sub23 en el que su director de equipo y máximo mandatario no es otro que el anteriormente citado Melcior Mauri, ganador de la Vuelta a España de 1991 por delante de Miguel Indurain y de Marino Lejarreta. Poco duró esta etapa ciclista en el club catalán y el mismo Joan Laporta se encargó en 2007 de acabar con la sección que él mismo había creado 4 años antes manifestando problemas económicos. Quién sabe si algún día veremos en las carreteras de España un duelo entre Real Madrid y FC Barcelona al estilo del duelo entre Sporting de Portugal y FC Porto.

Puertos en blanco y negro

MONTE CROSTIS

Puertos en blanco y negro

Q

ue el Giro de Italia es la más atrevida, innovadora y, en ocasiones, temeraria de las tres grandes rondas por etapas, no es decir nada nuevo. La corsa rosa busca siempre ir más allá, llamar la atención, acaparar el interés de los tiffosi y por ende del resto de aficionados del mundo, con un recorrido que casi siempre es el más atractivo de los que forman las tres grandes rondas por etapas. Valiéndose de su posición en el calendario profesional aprovecha ser la primera vuelta de tres semanas para ofrecer siempre algo que salte al ojo del aficionado y, en ocasiones, despierte las quejas del pelotón. Estas dos últimas circunstancias se dieron a finales del año 2010 cuando en la presentación de la corsa rosa salió a la palestra una etapa con final en el Zoncolan y en la que se debía atacar previamente el Monte Crostis. Este desconocido, enclavado en la región de Friuli-Venezia Giulia, no dejó indiferente a nadie y más de uno pensó que Zomegnan y sus acólitos habían cruzado el Rubicón con esta decisión. Por un lado, la organización de la gran carrera transalpina quería ver en él un nuevo coloso marca de la casa, al igual que lo hicieran en 1990 con il Mortirolo o Passo della Foppa camino de Aprica. Sin embargo, los corredores y directores vieron en este puerto, con tramos sin asfaltar tanto en la ascensión como en el descenso, una trampa casi mortal. Por lo que poco tardaron en alzarse las voces discrepantes. Una controversia vista

con anterioridad, pero que en esta ocasión tomaba otro cariz vistas las declaraciones antagónicas de uno de los grandes favoritos a la maglia rosa, Alberto Contador -“es terrorifico”-, secundadas por su entonces director Bjarne Rijs y el patrón de la carrera Enrico Zomegnan, el cual estaba emperrado en ver subir al pelotón por tan estrecho como temerario puerto. Alberto acudió a inspeccionar dicha ascensión nada más competir en el tríptico de las Ardenas y quedó realmente sorprendido tanto por la dureza de sus catorce kilómetros de ascensión, que lo llevan a rozar los dos mil metros de altitud, como por su peligrosidad. “Me da miedo, nunca he visto nada igual, se va más allá del límite”.Y eso que el ciclista de Pinto no pudo completar los últimos cuatro kilómetros de subida a causa de la nieve. Poco antes, el ya extinto Geox de Matxín realizaba una inspección del terreno aprovechando que se encontraban en Italia tras correr la Setmana Coppi e Bartali. La cosa no salió del todo bien ya que, bien avanzados en el puerto, se encontraron una excavadora cruzada que realizaba labores de mantenimiento y les invitaba a darse la vuelta. La verdad es que no era la primera vez que la organización del Giro y el resto de carreras que hoy día lleva a cabo RCSport innovaban y metían la carrera por lugares hasta entonces tan inhóspitos como impensables. De la

Puertos en blanco y negro mano del patrón Vincenzo Torriani, en los años 70, se incluyeron el Muro di Sormano en el Giro de Lombardia o il Poggio en la Milan-San Remo. En lo que al Giro atañe, 1978 fue el año en que mediante una cronometrada individual, la carrera llegaría hasta la mismísima plaza de San Marco en el centro de Venecia. Todo un logro que se llevó a cabo montando una serie de pasarelas y andamios. En 1987 tuvo lugar en la segunda jornada de aquel Giro la más extravagante de las modalidades contra el crono: una cronobajada, concretamente desde el Poggio a San Remo. En esta bajada kamikaze el que más arriesgó fue un Stephen Roche que, de este modo, cimentaba la base del que sería su año de gloria y en el que se haría con la triple corona Giro, Tour y Mundial.

“Me da miedo, nunca he visto nada igual, se va más allá del límite”

A los dirigentes transalpinos, además de llegadas ratoneras, también les gusta flirtear con tramos no asfaltados, como son los casos del Gavia en la edición de 1996. Entonces Abraham Olano portaba la única maglia rosa que vistió en toda su carrera y se enfrentba a una etapa brutal y a unos Pavel Tonkov, Ivan Gotti, Enrico Zaina y Piotr Ugrumov que le daban cera hasta en el DNI. Imágenes que se repetirían en 2005 con Savoldelli defendiendo el liderato de la carrera, con Maurizio Ardila a rueda, frente a la embestida de los livianos Danilo Di Luca, Gilberto Simoni y José Rujano en las rampas sin asfaltar del Colle delle Finestre, camino a Sestriere. En esta misma edición la organización del Giro inauguraba la carrera sacándose de la chistera un prólogo de 1150 metros. La recta del paseo marítimo de Reggio Calabria fue testigo de tan extraña cronometrada en la que se impuso el aún en activo Brett Lancaster, así como de la primera de las varias retiradas del ciclismo de Mario Cipollini. La última vez que el Colle delle Finestre fue protagonista la tenemos mucho más fresca en nuestras memorias con el

Puertos en blanco y negro ataque del Astana por parte de Mikel Landa y Fabio Aru a Alberto Contador camino a Sestriere. No quiero olvidarme de las imágenes dantescas de sterrato en la edición del año 2010 entre Carrara y Montalcino. Con un Ivan Basso que hacía aguas por todos lados, mientras Cadel Evans o David Arroyo (gran Giro del de Talavera), mucho más habilidosos, completaban los embarrados tramos de tierra con mayor facilidad mientras un desesperado Vincenzo Nibali esperaba a su entonces líder y de paso le salvaba los muebles. Sin olvidarnos de la cronoescalada a Plan de Corones-Kronplatz, y su llegada sin asfaltar, en la que los directores de equipo tenían que abandonar los coches y subirse a una moto en el tramo final para seguir a sus ciclistas. La anécdota la protagonizó Neil Stephens, entonces director de Caisse Espargne, que seguía a un David Arroyo que portaba la maglia rosa. En el último tramo Neil se bajó del coche de equipo, cogió una bici de repuesto de la parrilla y siguió corriendo a pie empujando la bici detrás de Arroyo por si este tenía algún percance tuviera una bicicleta de repuesto a mano, genio y figura el aussie. Con estos antecedentes, nos presentamos en la edición que aquí nos atañe, la de 2011. Tras una etapa de sterrato entre Piombino y Orvieto, que se afrontó dos días después del desgraciado accidente que acabó con la vida de Wouter Weylandt, en la que triunfó Pieter Weening, llegó el día “D”. Esto sería en la decimocuarta jornada. La carrera saldría de Lienz en Austria para acabar en el Zoncolan, previo paso por nuestro coloso. Pero la cita no tuvo lugar. Una ascensión que ni siquiera se encontraba asfaltada (¿cuándo ha sido esto un impedimento para los italianos?) en su subida ni en su bajada. A esto se le debía añadir una carretera muy estrecha que contaba con algún que otro desfiladero en el descenso,

Puertos en blanco y negro lo cual hizo que la organización de la corsa rosa colocara unos protectores como los de las pistas de esquí alpino en varias curvas y alguna que otra recta. Pese al ímpetu de RCSport, como organizador de la carrera, las condiciones climatológicas que estaba sufriendo el Giro y la presión de los equipos participantes hicieron que este coloso se evitara. Enrico Zomegnan realizó las siguientes declaraciones al respecto: “No se ascenderá el monte Crostis porque según los jueces no hay garantía de proteger el aspecto deportivo de la carrera. Es una decisión de los jueces que yo no comparto, pero no podemos entrar en una guerra contra todo el colectivo”.

“El recorrido lo pone la organización y los ciclistas corren. Crostis sí y punto”

Bjarne Riis, por entonces director del Saxo Bank en el que corría Alberto Contador, abogó desde que reconoció por primera vez el Monte Crostis por eliminar este paso. A lo que en un principio Enrico Zomegnan respondió: “El recorrido lo pone la organización y los ciclistas corren. Crostis sí y punto”. Y ¿qué pasó? Que el Crostis no se subió y punto. La etapa acabó en el Zoncolan como se tenía previsto y los espectadores acudimos al que fuera, hasta el día de hoy, el último día de gloria de Igor Antón como gran escalador. El Monte Crostis probablemente cruzara una frontera más allá de la seguridad de los corredores. Seguramente no era el recorrido más idóneo para el paso de un pelotón y opinar que una bajada con sectores de tierra o grava no está a la altura de una gran vuelta no es algo descabellado. Pero lo que no podemos echar en cara ni al Giro d´Italia, ni a RCSport, ni al patrone de la corsa rosa es su ímpetu por acaparar la atención del tifossi y ofrecer algo nuevo en cada edición.

COMPITIENDO BAJO EL NIVEL DEL MAR

Rutas bizarras

H

ace un par de años, mientras intentábamos sobrevivir a los duros tramos del Rally di Sardegna BTT, tuvimos la ocasión de conocer a un satélite como pocos. Se trataba de un neerlandés de aspecto frágil y con una sonrisa que sería la envidia del mismísimo Michael Boogerd. Tras un aspecto un tanto despreocupado, a la vez que siempre amable, descubrí a un ciclista como la copa de un pino. Mi ahora ya colega Arjan Van der Plas le pega duro en su tierra natal a la bici tanto de carretera, donde había corrido varios años como amateur, como a una extraña variante del mountain bike. Se trata de una modalidad que se practica exclusivamente sobre arena. Las bicicletas destinadas a tal uso suelen ser mountain bikes con ruedas de 29 pulgadas, horquilla rígida en la mayoría de los casos y unos manillares a medio camino entre los planos propios del BTT y los clásicos de las bicicletas de carretera. Los artilugios que se montan exclusivamente para este tipo de carreras son cuando menos curiosos. Vamos, todo un espectáculo desconocido por estos lares. Existe un calendario que transcurre paralelo al de ciclocrós. Esta última temporada comenzaba con una prueba previa el 17 de octubre, la Noordbikers Schwalbe Draftbike, organizada en un lago a las afueras de la localidad holandesa de Haarlem. Como primera piedra de toque y excepción, no tenía lugar en playa alguna, tomando la forma más propia de un critérium de carretera con modalidades de Scratch, vuelta rápida, etc. Seguidamente el calendario se mete de lleno en las competiciones, llamémoslas, ciclo-playistas. En principio uno puede pensar que dichas carreras son meras domingueradas, competiciones sin nivel aparente, pero nada más lejos de la realidad, ya que en algunas de ellas llegan a tomar parte incluso algunos profesionales de carretera.

Rutas bizarras Los recorridos y tramos en los que rodar llegan a hacerse imposible a causa de los bancos arenosos. Las distancias a completar, mayoritariamente, oscilan entre los cuarenta y sesenta kilómetros, sin embargo hay la que se estira hasta ciento treinta kilómetros como la KMC Beachclassic Hoek Van Holland-Den Helder. Aquí las altas velocidades que se llegan a coger, cuando el firme acompaña, hacen que para estar pedaleando en cabeza uno tenga que estar en muy buena condición física. El auge de dicha modalidad en los Países Bajos, que es de donde proviene, ha hecho que el abanico de competiciones se expanda hacia la costa belga (Flandes Oriental y Flandes Occidental), así como a la región francesa de Nord Pas De Calais e incluso una incursión en el Reino Unido, concretamente en el País de Gales. La cosa va tan en serio, que el pasado catorce de noviembre, tuvo lugar el primer campeonato del mundo de Beachbike en Brouwersdam (Holanda). Y por lo visto, dado que su organización no requiere alterar el tráfico de las carreteras y casi exclusivamente depende del horario de las mareas, no sería de extrañar que en breve el calendario de esta modalidad creciera. Una seria opción es la región suroeste gala de Las Landas con doscientos kilómetros de playa ininterrumpida. Para los más animados os recomendamos entrar en las webs, beachbiken.eu y wcbeachrace.com, donde encontrareis información y fechas de la próxima temporada, así como reportajes fotográficos y más de un vídeo que os pondrán los dientes como sables. Aquí os mostramos un pequeño resumen de lo que ha sido el wedstrijdkalender, o calendario de competiciones, que ha abarcado, como ya hemos comentado antes, desde principios de octubre a finales de marzo.

Rutas bizarras Octubre Noordbikers Schwalbe-Drafbike (Haarlem, Holanda) Derp Bikers Beachrace 25 octubre (Egmond aan Zee, Holanda) Noviembre KMC Beachclassic Hoek Van Holland-Den Helder (Holanda) Open VTT Côte de d´Opale (Nord Pas de Calais - Picardie, Francia) World beachbike championship-Strandrace Brouwersdam (Brouwersdam, Holanda) Texel MTB Strand Race (Paal-Texel, Holanda) Diciembre PanneBeach Endurance (De Pann, Bégica) MTB Beach Battle (Wijk aan Zee, Holanda) D-Day 100% Strandrace (Castricum, Holanda)ww Open VTT des Dunes de Flandre - Bray-Dunes (Plage Bray-Dunes à Dunkerque) Mitsubishi Motors MTB Beachrace (Noordwijk, Holanda) Urbano-Thijs Beachrace (Ostende, Bélgica) Enero Agua Egmond-Pier Egmond (Egmond aan Zee, Holanda) Koga MTB Beachrace Zeeland (Vissingen Nabij Renesse, Holanda) Febrero Mountainbike Bike Challenge (Knokke Heist, Bélgica) KMC Dijk tot race (Petten, Holanda) Strandrace Rockanje (Rockanje, Holanda) Marzo Strandrace Ameland (Ameland, Holanda) MTB Bike Callenge (Middelkerke, Bélgica) MTB Strandrace (Castricum, Holanda) Howies Battle on the beach (Carmarthenshire-Gales, Reino Unido) Dé Classic (Bredene, Bélgica) Duo Race (Bredene, Bélgica)

BIZIPOZA

Carquizano 9, (20001 - Donostia) 943 243 667

ESCUELAS Y CICLISMO T

al vez no estén de acuerdo conmigo pero creo que las escuelas de ciclismo son las grandes olvidadas del mundillo ciclista. Difícilmente podremos encontrar ejemplos de ciclistas que hayan llegado a lo más alto y que, previamente, no hayan pasado por varios o todos los escalones del ciclismo de formación, aunque los hay. No vamos a ser más papistas que el Papa. Téngase en cuenta que cualquier ciclista que inicie su andadura en la categoría alevín, pasará, si llega al campo profesional, casi la mitad de su

vida deportiva enrolado en un club o escuela de ciclismo. Entre alevines, infantiles, cadetes y juveniles hablamos de ocho años de ciclismo puramente formativo. Si a esto le añadimos los años que puedan dedicarle al campo amateur, esta cifra puede crecer. Para elaborar este artículo consideré apropiado no ceñirme a mi propia experiencia y consultar a reputadas voces que pueden ejemplarizar, por medio de sus éxitos deportivos, aquello que trato de defender. He tenido la fortuna de poder contar con la ayuda de buenos amigos que he ido haciendo a lo largo de los años que he pasado en el mundo del ciclismo y a los que agradezco enormemente el tiempo dedicado a colaborar conmigo. En este caso, me he apoyado en Sergio de Lis (exprofesional con Euskaltel, Edu Prades (profesional con Caja Rural) y Helena Casas (velocista profesional de ciclismo en pista y que participará en los juegos de Rio 2016), a la que le deseo la mejor de las suertes para los Juegos. Cuando hablamos de ciclis-

Mármol por esculpir mo, lo habitual es que nos vengan a la cabeza infinidad de imágenes relacionadas con el ciclismo profesional. El Tour de Francia, el Giro de Italia, la París-Roubaix o la Milán San Remo. Grandes carreras con grandes ciclistas. Esos ciclistas, para poder llegar a competir a ese nivel, han tenido que quemar una serie de etapas y adquirir una serie de aprendizajes previos. Uno de los aspectos que tanto Sergio como Helena y Edu recalcaban era, precisamente, que en todos esos años de escuela fueron adquiriendo los conocimientos, competencias, habilidades técnicas y tácticas que, en un futuro, se han ido convirtiendo en los pilares sobre los que han cimentado su rendimiento. Siempre que se habla de un gran ciclista, cuando se alaba su inteligencia táctica, su habilidad técnica o su capacidad física, se relaciona directamente con el trabajo que se realiza en su actual equipo profesional. No obstante, quienes trabajan o han trabajado en las escuelas de ciclismo sabrán que, si a algo se han dedicado a lo largo de todos esos años, es precisamente a todo ese trabajo formativo de manera silenciosa, voluntaria (rara vez remunerada) y pasional. Así era, en palabras de Helena Casas, Edu Prades y Sergio de Lis, en sus escuelas: Club Ciclista Municipal de Vila-Seca (Helena), UC Vinaròs y AC Salou (Edu) y Donosti Berri (Sergio). En los casos de Helena y Sergio, las familias formaban parte del cuerpo técnico de sus respectivas escuelas y, vocacionalmente, se encargaban de fomentar el ciclismo, con todo lo que conlleva, entre los muchos deportistas que pasaban por sus manos. Y, por la parte que me toca, aprovecho estas líneas para agradecérselo a Carlos de Lis, entrenador tanto de su hijo Sergio como mío, pues ambos compartimos quinta y equipo. He terminado estudiando Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, me he

sacado el título de Nivel III de ciclismo, pero creo que nadie me ha enseñado más de este bello deporte que él. En cuanto a la de Edu, los recursos de los que disponían eran mayores, como él mismo recalca, puesto que, ya en juveniles, llegaron a hacer dos concentraciones en las que tocaban aspectos relacionados con el entrenamiento, con la nutrición así como compaginar la actividad ciclista con otros ejercicios como el esquí de fondo o excursiones con raquetas. Este tipo de actividades son, por desgracia, tan importantes como poco habituales entre las escuelas.Y es que, como decía, no todas cuentan con los recursos necesarios. Volviendo al día a día en una escuela, la escasa profesionalización de los trabajadores en este campo hace que la estructuración de todos los contenidos teóricos y prácticos a impartir, a menudo, se solapen. No son pocas las veces que, dentro de una escuela de ciclismo, un mismo ciclista que cambia de categoría y de entrenador, recibe instrucciones contradictorias o, como poco, diferentes, con cada uno de ellos. Si en algo han de mejorar las escuelas es precisamente en esto. Al igual que se hace en otros deportes, es imprescindible que las escuelas realicen una estructuración de todos esos aprendizajes que consideran fundamentales

Mármol por esculpir y los distribuyan a lo largo de las diferentes categorías formativas. Cuando es un mismo entrenador el que “asciende” de categoría con una misma generación durante varios años consecutivos, esta estructuración puede ser controlada por él, pero en cuanto se dan cambios de entrenador es necesario que exista una estructura compartida por todos los componentes de la escuela. Aspectos como la relativización de los resultados, la educación vial, la formación de personas, el compañerismo o el juego limpio, todos ellos citados tanto por Helena como por Edu y Sergio como aprendizajes adquiridos en sus años de escuela, son conceptos que se habrán de mezclar con la técnica individual, técnica colectiva, táctica individual o la estrategia. Así, las gymkanas (tan útiles para la técnica individual), la utilización del desarrollo adecuado en cada momento, el trazado de las curvas de un descenso, los relevos, los abanicos o el mantenimiento de una posición óptima en el pelotón son habilidades cuyos cimientos son puestos, una vez más, por las escuelas. Una mezcla demasiado heterogénea como para pretender que, sin un trabajo previo, se organicen debidamente. Si bien se habla de la relativización de resultados, las escuelas de ciclismo viven bajo una gran presión. Todas ellas, en mayor o menor medida, son valoradas en función del número (y la calidad) de profesionales que han militado en sus filas. Por si esto fuera poco,

“Relativización de resultados: las escuelas viven bajo una gran presión” en los últimos años están apareciendo nuevos equipos (lo siento, me niego a llamarlos escuelas) cuya labor de formación consiste en recoger a tantos talentos como les sea posible “de aquí y de allá” con el fin de crear canteras para equipos sub23 y profesionales. Esas pseudo-selecciones nacionales, pues se parecen más a eso que a escuelas de ciclismo, compiten (por no decir “arrasan”) frente a las ya mencionadas escuelas de toda la vida. Así, este nuevo enemigo no hace sino dificultar más, si cabe, la ya difícil labor de educar, enseñar y, en definitiva, formar tanto a los ciclistas como a sus familiares (a menudo seducidos por los recursos materiales y humanos de estas nuevas estructuras). Y lo de pasar a profesionales es, como dicen tanto Edu como Sergio y Helena, una labor tan difícil como poco habitual. En los tres casos, ningún ciclista que compartía generación y club pasó al campo profesional con ellos. En la generación que comparto con Sergio, tan solo Aitor Olano, Igor Romero y Sergio tuvieron la suerte y la capacidad para llegar al campo profesional dentro de nuestra provincia. En Donosti Berri, tras Sergio, han venido otros dos: Andoni Blázquez y Unai Intziarte. En el caso de Helena, me citó curiosamente que, un año mayor que ella es Edu Prades, actual ciclista de Caja Rural. Son los dos únicos casos próximos en edad que han podido llegar a profesionales en lo que respecta a la provincia de Tarragona. Puede apreciarse cuán difícil es, por tanto, conseguir el ansiado ascenso. No obstante, si el ciclismo nacional está viviendo años

Mármol por esculpir en los que las estrellas no paran de brillar es debido, en gran medida, a que todo este trabajo no se está haciendo tan mal. El relevo generacional que dejaron los Indurain u Olano ha sido fantásticamente cubierto por Valverde, Contador o Joaquín Rodríguez. A estos los suplirán otros que, con el tiempo, ocuparán su lugar. La irrupción de Mikel Landa en el Giro de Italia de 2015 es buena prueba de ello. En lo que respecta a mi experiencia personal como entrenador de escuela, uno de los aspectos que he podido descubrir es que es una actividad muy gratificante.Tratar de enseñar a otros todo lo que sabes, tratar de que esos a los que enseñas sean mejores que tú, que aprendan lo que tú aprendiste, que no cometan los errores que tú cometías… hace que el día a día sea apasionante. Por otro lado, y creo que es lo mejor de todo, cada ciclista, cada persona, ante una misma situación, te planteará diferentes interrogantes, puntos de vista que no te habías planteado jamás y, de alguna manera, terminas aprendiendo nuevas maneras de comprender este complejo pero maravilloso deporte. Además, tal y como los tres, la figura del entrenador, además de ser respetada, termina siendo partícipe de grandes recuerdos de sus deportistas. Recuerdos como los que transmite Sergio relacionados con la gran rivalidad que vivíamos en las carreras contra otras escuelas de nuestra zona. Rivalidad que, según comenta, no ha vuelto a sentir en el resto de categorías por las que ha pasado. O esos en los que una jovencita Helena Casas, de vacaciones en el pueblo de su padre, disputó una carrera contra gente a la que no conocía y, terminó peleando el sprint final a los mejores chicos de la zona, ante la perplejidad de los allí presentes. Mención especial para lo que me apuntaba Edu. Él, en su primer año como ciclista, co-

rría la mayor parte de sus carreras en Valencia. Al parecer, en su primera carrera en Cataluña, destacó, logrando un 15º puesto. No obstante, no destacó por el puesto que realizó sino por el hecho de que, dada la larga melena que peinaba, los que no lo conocían pensaron que se trataba de una chica y, al ir a intersarse por “ella” se encontraron con el que, años después, ha llegado hasta el campo profesional. De hecho, según afirma él mismo, de no ser por esa confusión él no estaría hoy donde está (concentrado para disputar el Giro de los Apeninos y el Giro del Trentino). Así las cosas, mi intención no es otra que la de reconocer el trabajo de todas esas escuelas, de todos esos técnicos y voluntarios que, día a día, educan a cientos, miles de ciclistas por todo el país y, por supuesto, por todos los países del mundo. Todos los que amamos este deporte os damos las gracias puesto que, sin vosotros, los que hoy son nuestros ídolos no habrían aprendido lo suficiente para poder llegar a serlo.

Miguel Martínez El corredor por el que doblan las campanas

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udó mucho tiempo entre una existencia mística y una carrera de ciclista profesional. Fue campeón olímpico y vivió su sueño de correr un Tour. Ahora, pese a años de conflictos, incomprensiones, retiros espirituales, retornos al primer plano e incluso una agresión a manos de unos desalmados, Miguel Martínez sigue en activo, a los 40 años, y con idea de participar en los Juegos Olímpicos de Río. Relato de la vida del hombre que asegura que la campanas de las iglesias tocan cuando pasa por delante de ellas. Siempre que se ha evocado la figura de Miguel Martínez ha salido a relucir el nombre de su padre, Mariano, un burgalés afincado en Francia que corría en los años 70 con enormes gafas de miope, hoy nuevamente puestas de moda por los hipsters. Fue uno de los gallos del ciclismo de los años 70-80: rey de la montaña del Tour1978, vencedor de una etapa en esta carrera en 1980, bronce en el Mundial 1974 y ganador de la Subida a Arrate 1981. Participó en 10 Tours y los acabó todos, siendo su mejor clasificación 6º en 1972. Pero Mariano no era el único ciclista de la familia. El hermano de éste, Martín

Martínez, también fue profesional (y ganador de etapa en la Vuelta). Por su parte, la esposa de Mariano venía de una familia de 8 hermanos, 4 de ellos ciclistas. Una vez retirado del profesionalismo (aunque siguió corriendo como amateur), Mariano, puso una tienda de bicicletas en Fourchambault (Borgoña). Todos estos antecedentes fueron fundamentales para que sus hijos Miguel, primero, y Yannick, después, corrieran. Según recordaba Miguel, siempre tuvo mucha habilidad sobre la bici “Por mi segundo cumpleaños ya rodaba en bici sin los estabilizadores.” Y ya desde muy pequeño, con 8 años, empezó a competir: “Participaba en carreras salvajes, sin ninguna legitimidad, no inscritas en ninguna Federación. Persuadía a mi madre de que me dejase ir con estos zumbados del ciclismo. No había categorías separadas, sino una sola. Todos juntos, con adultos peludos como gorilas, alguno con el paquete de tabaco en el bolsillo del maillot. En este bazar desordenado conseguía salir a flote. La mayor parte del tiempo la recompensa era en especie, del tipo jamón o latas de conservas.”

Enfants terribles Pero Miguel, siempre rodeado de bicis, también tenía otras inquietudes “Me gustaba hacer bricolaje tanto en la bici como en objetos… no identificables. Los habitantes de Fourchambault tuvieron algunas sorpresas viéndome salir a la carretera con aquellos inventos. El summum de mi delirio fue una especie de tabla de windsurf con ruedas. Otra de mis creaciones fue una bici enteramente carenada con cartón con una pequeña ventana para poder conducirla.” “Mini-Mig”, sobrenombre que le puso el suizo Peter Frischknecht, hizo de todo un poco en sus primeros años como deportista. Empezó por la ruta y, como la temporada se le hacía corta, hacía cross-country en invierno, disciplina en la que fue campeón regional benjamín.También practicó la pista y el ciclocross e incluso la BMX, aunque también en este último caso en carreras no federadas.“Hacíamos dorsales de papel, trampolines y montículos caseros. Había incluso un motorista que abría el camino. Era el hermano mayor de uno del grupo con una mobylette.” La bici de montaña vendría más tarde. Eso sí, desde muy joven hizo verdaderas burradas. En infantil de 2º año quiso batir un record de distancia y recorrió 190 kms (80 por la mañana y 120 por la tarde). Otra vez fue a visitar a sus tíos corriendo a pie. Nada raro, si no fuera porque vivían a 10 kms de distancia. 20 kms corriendo entre la ida y la vuelta. El padre era quien dirigía la carrera deportiva del joven Miguel “No era una relación padre/hijo sino más bien

“Cuando paso entrenando delante de una iglesia las campanas suenan a mi paso”

entrenador/corredor. Era verdaderamente un gurú y yo su discípulo. Cuando evoco verbalmente a mi padre siempre le llamo Mariano, no papá o padre, sino Mariano.” Miguel era una verdadera máquina de ganar que se imponía en todas las especialidades dando muestras de facilidad, por lo que en aquellos años muchos pensaban que el gurú, es decir, Mariano, iba a quemar a su hijo. Pero se equivocaron.Y aunque la vocación de “Mini-Mig” parecía claramente el ciclismo… no estaba tan claro. “Hacia mis 17-18 años quería ser cura, pero no pudo ser. Así es la vida.” El joven corredor iba de vez en cuando al seminario para hablar con los clérigos y, ya siendo profesional, Martínez rezaba en los hoteles, de rodillas al pie de la cama con una estatuilla de la Virgen entre las manos, ante el estupor del compañero de habitación de turno.“Siempre fui creyente, a pesar de no haber recibido una educación religiosa. Desde muy pequeño estuve atraído por las iglesias y los lugares de culto.Y lo recíproco es cierto también. He constatado muchas veces que cuando paso delante de una iglesia o una capilla, entrenando en carretera o en bici de montaña, las campanas suenan a mi paso con un golpe o dos. Según las personas con las que he evocado este fenómeno podría tratarse de mimetismo. Extraño, ¿no? Pero es perfectamente cierto, lo aseguro.Vengan a rodar conmigo y lo verificarán ustedes mismos.” Finalmente, Miguel se decidió a ganarse el pan con el sudor de las carreras y no enfundado en una sotana. Primeramente se centró en las especialidades de fuera del asfalto. En total, obtuvo 5 títulos mundiales entre ciclocross y mountain bike, 4 oros europeos y 7 nacionales, además de 2 Copas del Mundo de BTT, siempre bajo la supervisión del omnipresente Mariano, un Mariano que dirigía la carrera deportiva de su retoño de una manera muy peculiar, controlando todos los detalles, pero siempre avaro en cumplidos. “Cuando llamaba por teléfono des-

Enfants terribles pués de una gran victoria se limitaba a decirme: bravo, has corrido bien, te pongo a tu madre.” Pero su padre no era solo rácano en elogios. En el Mundial 1997, en Suiza, se escondió en la camioneta del mecánico de la selección francesa, para dormir en ella y no pagar el hotel. Cuando el vehículo se puso en marcha por la mañana temprano le invadió el pánico. Creía que estaban robando la camioneta. Parece ser que golpeó como un loco el tabique que le separaba del conductor… ¿Esta avaricia del gurú la heredó el hijo? A juzgar por lo que cuenta Jerome Chiotti en su autobiografía “De mon plein gré”, se diría que sí. En el libro en cuestión el autor asegura que Martínez dejó escapar voluntariamente el título de campeón de Francia de mountain bike 1999 en beneficio del propio Chiotti a cambio de una suma de 50.000 francos.

de relaciones entre el gurú y su discípulo.

Historias de movimientos de billetes aparte, Miguel consiguió un buen contrato con Full-Dynamix, la marca del exciclista Giovanni Battaglin y en 2000 llegó el punto culminante de su carrera en bici de montaña: ganador de la Copa del Mundo, campeón del Mundo y oro en los Juegos de Sydney. Una temporada excepcional. El francés se preparó a conciencia para la cita australiana y le salió bien. Antes de volar para Oceanía salía a rodar a las 5 de la mañana para adaptarse al cambio de hora. A las 12 comía y se acostaba a las 14 horas. Se despertaba a las 22 y esperaba viendo la tele hasta las 5 para volver a salir a rodar. “Cuando pasé la línea de llegada en Sydney en vencedor tuve un deseo: encontrar la mujer de mi vida.Y añadí una opción a ese deseo: una francesa. Durante la semana siguiente estuve buscando un alma gemela entre las féminas de la delegación olímpica francesa. En vano.” Sin embargo, en el viaje de vuelta tuvo un flechazo por una azafata del avión Se casó con ella en una boda íntima. Tan íntima que no invitó a sus padres y a su hermano Yannick, el hoy profesional del Delko Marseile. Desde entonces se produjo una ruptura

Sin embargo, había un escepticismo general a la hora de calibrar lo que podía dar de sí el pequeño francés (1,64 m). Jacky Durand se le acercó y le espetó: “No vas a durar más que dos o tres días.” Pero no fue así. Miguel completó todo el Tour y con un rendimiento más que aceptable. Estuvo en numerosas escapadas y fue uno de los protagonistas de las fugas en montaña. Acabó en 44º posición. Eso sí, el francés se olvidó de cumplir las reglas del equipo, por lo que adquirió fama de individualista y de hacer lo que le daba la gana: “Nunca bajé a los coches a buscar un bidón para mis compañeros, ni cumplí mi papel de corredor de equipo, cuando sólo era un neoprofesional, pero no quería perderme nada del momento mágico que vivía. Quería dejar una huella en esa carrera y no podía permitirme el lujo de dejar marchar la escapada buena. Quería demostrar que tenía mi sitio en el Tour.”

Al volver de los Juegos Miguel perdió la motivación por la bici de montaña. Se quería pasar a la ruta. El problema era que tenía que cumplir un contrato con Full Dynamix de dos años más y tenía que deshacerse de él. Deseaba correr el Tour, un anhelo que también había sido el de su padre desde siempre.“Mini-Mig”inició conversaciones con Mapei que fructificaron y consiguió que este equipo comprara el contrato con Full-Dynamix. Miguel exigió en la firma del compromiso con Mapei una cláusula de participación obligatoria en el Tour, aunque en honor a la verdad hay que decir que también se ganó el puesto en el asfalto con una buena actuación en la Vuelta a Suiza (23º en la general).

Al término de la temporada el equipo Mapei desapareció y Martínez se quedó sin equipo. Tuvo contactos con Quick Step, pero, según “Mini-Mig”,Virenque le vetó, porque no quería un escalador que le hiciera sombra.

Enfants terribles Finalmente vino la proposición de Phonak por medio de Jacques Michaud. El inicio de temporada de Miguel fue prometedor, puesto que terminó 2º en la etapa reina de la Vuelta al Mediterráneo, carrera en la que se proclamó rey de la montaña y que acabó en 16º lugar, pero las relaciones entre el corredor y la dirección del equipo se deterioraron rápidamente, porque se negó a entrar en el sistema de ayuda farmacológica. “Cuando llegué me dejaron hacer lo que yo quería, pero vieron que andaba, que subía bien y me dijeron que si quería estar en el Tour y hacer un buen papel era necesario que adquiriera fuerza y eso significaba ponerme en manos del doctor Tarsi. Andy Rihs, el patrón, y Jacques Michaud no estaban al corriente de nada. Todo era entre Tarsi, Alvaro Pino, el director deportivo, y Urs Freuler, el manager. ¡Menuda banda! ¡Un cóctel explosivo! Me quedé francamente asqueado y se produjo la ruptura. Me hicieron saber que a partir de junio iría a hacer BTT.” Martínez fue apartado del equipo para las pruebas de carretera y no le seleccionaron para el Tour. A partir de entonces y hasta final de temporada corrió solamente pruebas de mountain bike, aunque le pagaron religiosamente. “Me dejaron plantado, pero me pagaron hasta el final. ¿Quizás el precio de mi silencio?”. En 2004 Miguel estaba nuevamente en la calle, sin equipo y se vio obligado a regresar a la bici de montaña, aunque ningún equipo grande se interesó por él. Se tuvo que conformar con la ayuda de Commençal, un pequeño patrocinador con apreturas económicas. Martínez, todo un campeón olímpico y héroe del Tour, debía dormir en tiendas de campaña y ocuparse de la mecánica de sus bicicletas. Pese a ello, fue seleccionado para los Juegos de Atenas. Commençal le entregó la bici tres días antes de la carrera. Hubo que rectificar la altura de sillín y Miguel sufrió contracturas que le perjudicaron y que le obligaron a retirarse durante la prueba olímpica. A su retorno a casa no se encontró bien psicológicamente y su mujer, que no podía aguantarlo, se fue a casa de sus padres a Normandía con los dos hijos. Para colmo, el fisco le reclamó explicaciones sobre sus cuentas bancarias. “La idea de suicidio me atravesó el espíritu”. Siguieron 9 meses sin andar en

Enfants terribles bici, pero retornó a la competición, pese a que su rendimiento distaba mucho del que exhibió años atrás En una prueba de la Copa de España se cayó y se rompió varias costillas. “Como mi rendimiento era menor, me veía obligado a arriesgar más en las bajadas para recuperar el terreno perdido, por lo que me caía más a menudo.” Miguel Martínez rehizo su vida familiar, pero perdió la moral para ser ciclista y colgó la bici a finales de 2006. Al poco de hacerlo ingresó en el monasterio de San Honorato en Lerins para un retiro espiritual de varios días. A su regreso a la vida terrenal se puso a trabajar en empresa Look como probador de materiales nuevos. Pese a las reticencias de su esposa,“Mini-Mig” volvió a competir en bici de montaña, pero rápidamente pensó que seguía teniendo una asignatura pendiente: la carretera. En 2008 llamó a la puerta de todos los equipos franceses, pero nadie le abrió. Entonces escribió un correo electrónico a Fanini, para pedirle trabajo en el Amore e Vita. El equipo del Vaticano. La respuesta fue favorable y de esa forma fue contratado. La unión entre ciclismo y religión, las dos piedras angulares de la vida de Martínez se había consumado “Las únicas puertas que me abrieron fueron las del Vaticano. Recé tanto para volver al profesionalismo que no pude imaginar sino que era una señal del Señor.” Lo malo es que todo quedó en una señal del Señor. Martínez no tuvo malos resultados e incluso llegó a ganar una carrera, una etapa del Tour de Beauce, en Canadá, pero su contrato no fue renovado. Intentó un regreso a la bici de montaña en 2009, rápidamente abortado por haberle abandonado sus patrocinadores. Entonces decidió reconvertirse abriendo un centro de bicicleta de montaña en el departamento del Var (Sur de Francia), pero en agosto de 2012 sufrió una agresión por parte de tres miembros de una red organizada de droga y vehí-

culos robados. “Estos tres individuos ya me habían atacado cuando construía mi casa y en agosto de 2012 intentaron robar mi cabriolet. Me encontré con un cuchillo bajo la garganta. Me sacaron del coche violentamente. Tuve la cadera y la mandíbula desplazadas y pasé tres meses en el hospital”. La desventura no se quedó ahí “Los autores fueron identificados y quisieron volver a atacarme otra vez para que no hablara. Me perseguían y me convertí en una presa. Uno de ellos acabó en prisión, pero los otros dos vinieron por mí. Me siguieron en coche y chocaron contra el mío.Tengo dos hijos y me dije que era demasiado peligroso quedarme allí. Entonces decidí exiliarme a Italia” Martínez se fue a vivir a Bassano del Grappa. Allí empezó a entrenarse con asiduidad con la bici de montaña en compañía de Mirko Pirazzoli y profesionales italianos. A los 37 años retornó a la competición de alto nivel y, pese a estar por debajo del puesto 800 en el ranking mundial, ganó a principios de la temporada 2013 una carrera delante de Marco Aurelio Fontana, bronce en los Juegos de Londres. Implicado nuevamente al 100 % en su disciplina, fue seleccionado por Francia en el Campeonato de Europa, que terminó 10º. Tres semanas más tarde fue 2º en el nacional francés por detrás de Julien Absalon. Luego, hizo varios top-10 en pruebas de la Copa del Mundo y venció en la Roc d’Azur y en la Sea Otter Classic. Comenzaron entonces a propagarse rumores de que un retorno como ese no podía ser limpio. Sin embargo, Martínez hizo caso omiso a los rumores, firmó un contrato de tres años con FRM Factory Racing

“La unión entre ciclismo y religión, las dos piedras angulares de su vida”

Enfants terribles Team y manifestó que quería representar a Francia en los Juegos de Río “Tendré 40 años y sería magnífico terminar con una medalla alrededor del cuello pero, cuidado, soy consciente de que las plazas serán caras en la selección francesa. No obstante, intentaré ganármela dando pedales. Sé que en los foros de internet se cotillea mucho sobre mí, pero me lo tomo con distancia y me dan igual todas esas opiniones.Yo no soy ni el diablo ni el tramposo que algunos pretenden.” El año pasado, después de un segundo divorcio y ya reconciliado con el gurú Mariano, regresó a vivir a su región de Borgoña. Y, como no podía ser menos, eligió como domicilio la antigua casa del cura de Garchizy. Este invierno retornów al ciclocross, imponiéndose en varias carreras, aunque en el Campeonato de Francia solamente pudo ser 25º. En 2007 Miguel Martínez publicó su autobiografía: “Une croix sur le vélo”, una frase con doble sentido, pues la traducción literal es una “una cruz sobre la bici” y tiene un sentido figurado: adiós a la bici. Recientemente, ha declarado que le han pasado tantas desde entonces que podría escribir una segunda parte. Sin duda será interesante, porque “Mini-Mig” ha oído campanas, pero al menos, en su caso… sabe dónde.

Miroir du cyclisme

Tubular vs Cámara

E

n alguna de las decenas de cajas que guardo en el trastero de mis padres deben estar los ejemplares de la revista Miroir du Cyclisme de finales de los años 60 y los años 70 del siglo pasado, que comprábamos mi hermano y yo en la librería Ubiría, durante la que para mí fue le época dorada del ciclismo, cuando coincidieron Eddy Merckx, Felice Gimondi, Luis Ocaña, Roger De Vlaeminck, José Manuel Fuente, Freddy Maertens… y antes de que irrumpiera Bernard Hinault, que ganó su primer Tour en 1978. Escritas en francés, por supuesto.

versión comunista de la OTAN), en el que despuntaba el mítico Serguéi Sujoruchenkov, “Soukho”, campeón olímpico en Moscú 1980, cuando sólo corrían ciclistas amateurs, aventajando en 8’:30” a un pelotón en el que, entre otros, iban los entonces jovencitos Marc Madiot, Stephen Roche o Adrie Van der Poel.

Se publicaron 480 ejemplares de esta revista, que nació en 1960 en círculos próximos al Partido Comunista Francés y cuyo último número salió en abril de 1994, en pleno reinado de Miguel Indurain. Calculo que puedo tener más de cien, que a día de hoy son objeto de culto y colección. Si algún día doy con ellas, mucho me tendrán que pagar para que las venda. En aquellos años en los que en casa no accedíamos a la televisión francesa y en los que TVE daba muy poco ciclismo, las fotos de Miroir du Cyclismenos servían de contraste a las imágenes que habíamos soñado mientras escuchábamos los épicos relatos de las etapas de la Vuelta, el Giro o el Tour, en informativos que se radiaban hacia las 19:00 horas -que escuchábamos mientras ha-

un curso de dos semanas y no conseguí aprender), el ciclismo era ‘mi’ deporte rey, por encima de fútbol y antes de que me enganchara al atletismo en el primer Campeonato del Mundo de la IAAF en Helsinki (1983), donde irrumpió Carl Lewis, y en los JJ OO de Los Ángeles (1984), donde me hice devoto de Sir Sebastian Coe. Mi hermano era de Merckx y yo del otro, fueran Gimondi y/o el Tarangu en el Giro, Ocaña en el Tour, Roger De Vlaemink o Freddy Maertnes en las clásicas. Casi siempre perdía yo ante la insaciable voracidad del Caníbal. Creo que mi único momento de gloria lo tuve en el Campeonato del Mundo de 1973, celebrado en Barcelona, cuando escapados Gimondi, Maertens, Ocaña y Merckx, llegaron por este orden, dejando al belga sin un Campeonato del Mundo para el que era favorito y que volvería

cíamos los deberes- y que contaban con todo tipo de detalles –magnificados- los ataques, las escapadas, los ascensos a los puertos, los descensos ‘a tumba abierta’, las ‘pájaras’, los sprints…

a ganar por tercera vez al año siguiente. La medalla creo que le daba igual porque él lo ganaba todo, hasta las metas volantes, y ganaba todo el año. Buscad en Google su irrepetible palmarés.

También nos presentaban otro ciclismo distinto del de las grandes carreras por etapas: las clásicas: Milan-San Remo, Paris-Roubaix, Tour de Flandes, Lieje-Bastogne-Lieje, Fleche Valone…, las competiciones de pista, el ciclismo de los países del este, con la Carrera de la Paz, una especia de Tour de Francia del Pacto de Varsovia (la

Eran otros tiempos, había mucha más batalla y todos competían todo el año. Los que vinieron después, perdieron la épica de aquellos años gloriosos, recogidos enMiroir du Cyclisme. Como espectador y como aficionado, los echo mucho de menos.

Para alguien que nunca tuvo ni ha tenido una bici y que a día de hoy tampoco sabe andar sobre dos ruedas (que nadie me diga que es fácil, porque hace diez años hice

ARMÉE DE TERRE Preparados para el combate

“E

l Ejército de Tierra desembarca en el Essor Basque” fue el titular que utilizó la página web Directvelo para anunciar la presencia del equipo continental Armée de Terre en las carreras inaugurales del calendario de Iparralde en 2015. Y es que el conjunto francés desentona por su especificidad en el panorama del ciclismo y le añade un punto de excentricidad. No lo ocultemos: ningún aficionado al deporte del pedal imaginó que un día vería un equipo financiado por las fuerzas armadas. Y, sin embargo, la relación entre ciclismo y ejército ha sido mucho más estrecha de lo que se podría pensar

en un principio. Poco después de la invención de la bicicleta, los generales más sagaces del mundo castrense comprendieron todo el partido que podían sacar al nuevo ingenio, sobre todo en el desplazamiento de las tropas. Italianos, austriacos y alemanes fueron los primeros en introducir la bici en el ejército. A partir de 1880 Gran Bretaña comenzó a poner en marcha unidades en bicicleta y en las décadas siguientes otros países, como Francia, Estados Unidos o Bélgica crearon también batallones ciclistas, En la I Guerra Mundial se asignó a las escuadrillas sobre dos ruedas tareas de de comunicación y de apoyo a las tropas de caballería e infantería.

Farolillo Rojo

No cabe olvidar tampoco que el ciclocross surgió en el seno de la armada. A primeros del siglo XX el ejército de Francia contaba con un cuerpo ciclista que acostumbraba a hacer maniobras por bosques y terrenos difícilmente accesibles, para los que era necesario apearse de la máquina y cargar con ella. Daniel Gousseau, un soldado que pertenecía a la brigada y tenía al mismo tiempo licencia en la Union Velocipedique Française (antecesora de la Federación Francesa de Ciclismo), tuvo la idea de organizar algunas competiciones con amigos en las que se rodaba por caminos, campos y bosques. El éxito de estas carreritas de amiguetes impulsó al recluta Gousseau a proponer a la Union Velocipedique Française la celebración de un campeonato. Y, así, el 16 de marzo de 1902, se celebró la primera prueba oficial de la historia ciclopedestre, el Campeonato Nacional francés. Estamos hablando de la prehistoria del ciclismo, pero si regresamos a la actualidad podemos ver también algunas aproximaciones entre el mundo ciclista y el mundo militar. Por ejemplo, el equipo Katusha, exhibía hasta hace poco en el maillot la marca Rostechnologii, un holding estatal que agrupa a diversas compañías, ocho de las cuales operan en el sector de la defensa. Una de esas compañías es Kalashnikov Concern, de la que es accionista mayoritario Rostechnologii, y que es la que fabrica el conocido fusil del mismo nombre. Nunca hasta ese momento se había utilizado el maillot de los ciclistas para promocionar la venta de armas. Por eso, no es de extrañar que un ejército, en este caso el francés, decidiera poner en la carretera un equipo ciclista con su nombre, Armée de Terre. Y, pese a ello, nos extraña. ¿A quién se le ocurriría semejante idea y con qué finalidad?

En realidad, Francia había tenido equipos de soldados, eso sí amateurs, desde hacía muchos años, como era el caso del Bataillon de Joinville, que se creó en los tiempos del servicio militar obligatorio para que los deportistas de elite (no solamente los ciclistas) pudieran compatibilizar sus “deberes patrióticos” con la actividad atlética. Por esa unidad pasaron grandes ciclistas como Laurent Fignon o Richard Virenque y también otras celebridades como Zinedine Zidane,Yannick Noah, Bixente Lizarazu o el ahora acusado de corrupto Michel Platini En 2002 se suprimió en Francia el servicio militar obligatorio, lo que llevó a la desaparición del Bataillon de Joinville. Sin embargo, desde 2003 se mantuvo un equipo para correr pruebas puntuales con ciclistas que eran soldados y que pertenecían a distintos clubes, por lo que la escuadra funcionaba a modo de selección. En 2010 el Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra apoyó la idea de crear un verdadero equipo de categoría elite con la finalidad de que sirviera de vector de comunicación de la actividad deportiva en el interior de la armada. La escuadra (nunca mejor dicho) se integró inicialmente en la División Nacional 2, pero rápidamente ascendió a la primera. El éxito de los reclutas fue arrollador. En cuatro temporadas como conjunto elite consiguieron más de 150 victorias y en 2014 se impusieron en la general de la Copa de Francia. Con el célebre maillot de camuflaje corrieron durante estos años hombres como Julian Alaphilippe, que se proclamó campeón de Francia de ciclocross sub 23, o Nacer Bouhanni, que era gendarme de profesión. Ante este éxito, la idea de tener un equipo profesional de soldados empezó a germinar en la mente de David

Farolillo Rojo Lima da Costa, actual manager del conjunto, y Hervé Piccirillo, un antiguo árbitro de fútbol que era responsable del Centro Nacional de Deportes de la Defensa. El plan contó con el apoyo entusiasta del Ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, gran aficionado a la bicicleta, que ya había creado otro equipo profesional, el Bretagne, cuando era Presidente del Consejo Regional de Bretaña. La Federación Francesa admitió al equipo, pese a sus peculiaridades. ¿Cuáles son estas peculiaridades? Pues para empezar los ciclistas son ante todo soldados. Esto quiere decir que están enrolados en el Ejército de Tierra con un contrato que tiene una duración entre tres y cuatro años. Dato importante, porque a estos corredores no se les paga por andar en bici, sino en su condición de funcionarios del Estado. Los ciclistas deben, asimismo, seguir una formación profesional dentro del ejército: conductor de camión o de transporte en común, camillero-socorrista, enfermero, paracaidista… Por otro lado, los componentes del Armée de Terre han de cumplir sus deberes militares como cualquier otro soldado, aunque gocen de algunos privilegios debido a su estatuto de deportistas de alto nivel, lo que les permite disponer de horas para entrenar en bicicleta. No obstante, durante el invierno han de integrarse en la disciplina militar, es decir, el despertar a las 6 de la mañana, inspección de las habitaciones, marcha al paso en el patio, prácticas de tiro, comida en la cantina del cuartel etc. Lógicamente, durante ese tiempo, los corredores están separados de sus familias, “Es el aspecto más duro” explicó uno de los corredores

de la plantilla, Jérôme Mainard, quien, por otra parte, se mostró “agradablemente sorprendido por la rutina militar, aunque sea exigente desde el punto de vista físico”. Lo que no le ha servido a dicho ciclista para ser un tirador de elite “Con tres sesiones de tiro no te puedes convertir en American Sniper, pero es interesante conocer el mecanismo de las armas”. Actualmente la formación Armée de Terre tiene su base en Monthléry (en la región parisina) en el 121 regimiento y, por lo tanto, una de las ventajas que tiene pertenecer al equipo es que los corredores al vivir juntos pueden también salir a entrenar todos en grupo. En cuanto a la confección de la primera plantilla profesional, en 2015, los responsables del equipo no tuvieron problemas, ya que recibieron hasta 70 currículos de ciclistas a los que no les echaba para atrás la vida cuartelaria y querían incorporarse a esta peculiar formación. De ellos seleccionaron unos pocos, que unidos a los que ya estaban como amateurs con ellos, dieron lugar a un plantel de 18 soldados-corredores, uno de los elencos más importantes del mundillo continental. Y lo curioso fue que no solo les llegaron peticiones para correr con los colores de camuflaje, sino también de personas que querían formar parte del staff. No obstante, para cubrir esas funciones es necesario también ser militar y si se indaga en la web del equipo se puede apreciar que el sargento Cedric Barre es uno de los directores deportivos, el suboficial Vincent Bengochea (nativo de Maule, por cierto) es otro de los directores y el cabo Damian Robert es

“El éxito de los reclutas fue arrollador. En cuatro temporadas 150 victorias”

Farolillo Rojo uno de los fisios. El único civil de todo el conjunto es Jimmy Casper, entrenador y también director deportivo. La organización del equipo está gestionada también por el ejército en todo lo que significa logística, transporte y labores administrativas. La primera temporada como equipo profesional fue buena en cuanto a resultados, pues los uniformados ganaron una carrera, la 3ª etapa del Tour de Loir-et-Cher, gracias a Yann Guyot y obtuvieron un 2º puesto con Jerôme Mainard en la 2ª jornada del Tour Rhône-Alpes Isère, así como 4 terceras plazas. En su primera temporada el conjunto Armée de Terre no solamente contó con corredores de ruta, sino también con especialistas en ciclocross, como Fabien Canal y de pista, como Kévin Sireau, Michaël d’Almeida et François Pervis, los tres campeones del mundo en pruebas de velocidad o Benjamín Thomas, subcampeón universal de americana junto a Morgan Kneisky. Según el manager del equipo, David Lima da Silva, uno de los secretos del equipo es la estabilidad que tienen los ciclistas: “Aquí nadie tiene miedo a perder su empleo” explica “Aquí todos ganan lo mismo, 1.400 euros al mes aproximadamente, con la única diferencia del grado militar de cada uno, que puede suponer un centenar de euros más.”Otro de los aspectos que da seguridad al grupo es que la continuidad de la estructura ciclista no depende de los avatares de una empresa privada. La parte esencial del presupuesto (unos 850.000 euros) está garantizada por el Ministerio de Defensa, aunque el equipo cuenta con el respaldo económico de algunos patrocinadores civiles. Eso sí, la escuadra ahorra en conceptos que suponen un gasto importante para otros conjuntos, como es el

caso del alojamiento, puesto que cuando acuden a las carreras se hospedan en el acuartelamiento del ejército más cercano. Como ejemplo, cuando acudieron al Essor Basque los ciclistas y auxiliares pernoctaron en el cuartel de Dax. En otra ocasión se fueron de concentración durante un mes y se hospedaron en el establecimiento castrense que se encontraba en la zona. Evidentemente, en su condición de equipo militar, el conjunto Armée de Terre se atiene a unos principios de solidaridad, abnegación, sacrificio y disciplina, así como al honor, lo que se refleja en su postura frente al dopaje: “Es simple-señala David Lima da Silva-si se confirmara un positivo sería la muerte del equipo. El corredor teñiría la imagen del estado, de Francia, y no habría segunda oportunidad. De todas formas, si uno de nuestros chicos se convirtiera repentinamente en un avión de caza, nos daríamos cuenta”. En 2016 el equipo correrá sobre bicicletas Cipollini y ha salido a las carreteras con una plantilla de 19 corredores, muy parecida a la del año pasado, aunque con algunas novedades, entre ellas la del ex profesional Stephane Poulhies, que corrió con AG2R, Saur y Cofidis y Yannis Issaad, proveniente del Auber, un corredor que se caracterizaba por llevar una abundante cabellera rizada y que, disciplina militar obliga, ha debido sacrificarla para correr con los soldados del Armée de Terre.Veremos de que son capaces los cuarteleros esta temporada, en la que tendrán que luchar en muchos frentes.

Equipo Imanol González: Redactor jefe. Josu González: Diseño y maquetación. Manuel González: Ilustraciones. Juan Ramón Cendrero: Enfants terribles y Farolillo rojo.

Agradecimientos Francis Indias por los textos en Barra libre. Gonzalo Vicente por los textos en Mármol por esculpir. Gabriel Beldarrain por los textos en Tubular vs Cámara. Iban por su patrocinio y el afiche para su tienda Bizipoza. Itziar Menezo por su colaboración en el diseño. Cheposo por el logo de Armée de terre.

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Número 3 Abril 2016 Editado por Rota Punctatis en San Sebastián ISSN: 2445-2645

Abril 2016

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