Notas de los Conciertos

Notas de los Conciertos 1 2 3 D ic iembr e El n i ñ o y l a m ú sica S ER G EI P R OKOFI EV (1 8 91 -1 953 ) Marcha si nf ó ni c a e n s i b e m ol

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Notas de los Conciertos

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D ic iembr e El n i ñ o y l a m ú sica S ER G EI P R OKOFI EV (1 8 91 -1 953 ) Marcha si nf ó ni c a e n s i b e m ol m a y or , O p . 99

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C A MI L L E SAI N T -SAËN S (1 8 3 5-1 921 ) El carn aval d e l o s a ni m a l e s I nt ro duc c i ón y m a r c ha r e a l d e l l e ó n Gallos y g a l l i na s H ém io ne s To rt u ga s El elefant e C angu ro s Acu ari o P ers o na j e s d e o r e j a s l a r g a s El cu cú d e l b o s q u e P áj aros P i anis t a s F ó s i les El ci s ne F i nal

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P I O T R I LY I C H C H AI KOV SKI (1 8 4 0 -18 93 ) S u it e del b a l l e t El c a s c a nue c e s , O p . 7 1a O ber t u ra m i ni a t u r a Marcha Danz a de l ha d a d e a z úc a r Trepak Danz a ár a b e Danz a chi na Danz a de l o s m i r l i t o ne s Vals de l a s flo r e s

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SERGEI PROKOFIEV (1891-1953)

Marcha sinfónica en si bemol mayor, Op. 99 Durante la temporada 1943-1944, Sergei Prokofiev tuvo entre sus proyectos la participación en un concurso que había sido convocado para elegir un nuevo himno nacional. Las dos versiones del himno escritas por Prokofiev quedaron consignadas en su catálogo como el Op. 98. En ese mismo periodo, el compositor soviético creó una breve y brillante marcha, originalmente escrita para banda militar, que es su Op. 99. En un texto de Israel Nestyev, biógrafo de Prokofiev, puede leerse este breve comentario sobra la obra: En este período Prokofiev escribió también la Marcha Op. 99 para banda militar, una obra vigorosa con un alegre tema principal y un amplio y fluido solo de barítono al estilo ruso. Esta marcha, que contiene novedosos efectos modulatorios y varios pasajes de brillante virtuosismo, fue concebida más para la sala de conciertos que para un desfile. Para aclarar un par de términos musicales empleados por Nestyev en este breve párrafo, va el dato de que los efectos modulatorios a los que se refiere el escritor son los procesos por los cuales el compositor transita entre una tonalidad y otra a lo largo de la marcha; asimismo, es necesario anotar que el solo de barítono al que Nestyev se refiere no es un solo para una voz de esa tesitura, sino para un instrumento de aliento-metal conocido también con ese nombre. Sobre el estreno de la Marcha Op. 99 de Prokofiev hay reportes contradictorios y datos conflictivos, pero es probable que la obra haya sido estrenada el 30 de abril de 1944 con motivo de la celebración del Día del Trabajo (primer de mayo) de ese año. Al parecer, la pieza de Prokofiev fue transmitida por radio en esa ocasión como parte de las ceremonias conmemorativas oficiales. La Marcha Op. 99 se incorporó muy pronto al repertorio de numerosas bandas sinfónicas por el mundo entero, y entre las bandas que han realizado grabaciones de la obra se encuentran, por ejemplo, el Ensamble de Alientos Eastman, la Banda Sinfónica de la Universidad de Illinois y la Orquesta de Cámara de Europa. Cabe recordar que en el catálogo de Prokofiev hay algunas otras marchas, como la Marcha sinfónica Op. 88 y la Marcha Op. 89bis, que es una transcripción de la segunda de las Siete canciones Op. 79. Pero sin duda, la marcha más famosa de Prokofiev es la que forma parte de la suite realizada en 1919 sobre su ópera El amor por tres naranjas, y que fue revisada más tarde, en 1924. 
 
 
 


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CAMILLE SAINT-SAËNS (1835-1921)

El carnaval de los animales Introducción y marcha real del león Gallos y gallinas Hémiones Tortugas El elefante Canguros Acuario Personajes de orejas largas El cucú del bosque Pájaros Pianistas Fósiles El cisne Final Una prueba clara de la facilidad que Saint-Saëns tenía para componer es el hecho de que El carnaval de los animales nació de un impulso súbito e inesperado, y la obra, una vez concebida, quedó terminada en unos cuantos días, durante unas vacaciones del compositor en Austria. Al mismo tiempo, El carnaval de los animales demuestra la capacidad del compositor para concentrarse simultáneamente en proyectos de espíritu muy distinto, porque al tiempo que componía este divertimento ligero y humorístico, Saint-Saëns compuso también una de sus obras más serias y ambiciosas, su Sinfonía No. 3 para orquesta y órgano. En el origen de El carnaval de los animales está, según cuentan por ahí, la intención de Saint-Saëns de divertir a sus alumnos de piano; de ahí que la parte protagónica de la obra esté a cargo de dos pianos, con sus respectivos pianistas. Esta divertida obra, que lleva por subtítulo Gran fantasía zoológica para orquesta, nació originalmente como una pieza para un pequeño conjunto de cámara formado por dos pianos, dos violines, viola, violoncello, contrabajo, flauta, clarinete, celesta y xilófono. Se inicia con una solemne introducción y una ridículamente pomposa marcha dedicada al rey de los animales, el león. Los pollos y gallinas están descritos a través de inconfundibles brinquitos y estridentes cacareos. En tercer lugar, Saint-Saëns describe a unas especies de mulas conocidas como hémiones, animales evidentemente inquietos y desordenados. Para describir a la tortuga, el compositor utiliza el famoso Can-Can de Jacques Offenbach, tocado a velocidad.... de tortuga, pues. Y en seguida, el elefante es descrito por el muy pesado contrabajo, que cita muy ligeras melodías como el scherzo del Sueño de una noche de verano de Mendelssohn, y la Danza de las sílfides de Berlioz. A su vez, los canguros son retratados a través de sus irregulares y desequilibrados saltos. El acuario, una de las piezas más atractivas, está construida sobre una reluciente textura que imita al agua, sobre la que se deslizan tantos sonidos como peces pueda uno imaginarse. Vienen después unos animales a los que Saint-Saëns llama simplemente personajes de orejas largas. Según cada quien, puede referirse a los burros, o quizá a algunos amigos o enemigos suyos; de cualquier modo, los rebuznos musicales son muy claros. Para describir al cucú, el compositor francés utiliza el mínimo de elementos musicales: unos sencillos acordes sobre los cuales suena varias veces un par de notas de clarinete que imitan el canto de este pájaro. Y de inmediato, más pájaros: el aviario de este zoológico musical tiene como protagonista a la flauta, en cuya voz se reproducen numerosas aves. Vienen después unos animales muy extraños e incomprendidos: los pianistas, que son descritos por Saint-Saëns en todo el aburrimiento de sus torpes, repetitivas e interminables escalas. El siguiente número es quizá el más complejo de toda la serie: se trata de los fósiles, y para describir estos huesos viejísimos, el compositor utiliza varias melodías tan viejas y obsoletas como los fósiles. Por aquí desfila la

melodía principal de la Danza macabra del propio Saint-Saëns (en la que también hay huesos), encargada al xilófono; se oyen también trozos de viejas canciones como A vous dirai je, maman; J’ai du bon tabac; Viajando a Siria; y un trozo de la ópera El barbero de Sevilla de Rossini. Después de los huesudos fósiles, viene el animal más conocido de este carnaval musical: el cisne, que es representado por un violoncello que se desliza románticamente sobre las ondulantes aguas de los dos pianos. Para finalizar la visita al zoológico, Saint-Saëns ofrece una brillante pieza en la que se presentan trozos de varias de las melodías asignadas a los animales de esta peculiar colección. El carnaval de los animales fue compuesto en 1886 y estrenado ese mismo año, en una función privada. A partir de ese estreno, Saint-Saëns prohibió que se ejecutara la obra completa en público, por considerar que era un simple divertimento y que no estaba a la altura de su música más seria. Solamente permitió que El cisne se tocara como una pieza independiente, gracias al éxito que había tenido en su estreno. Entre los pocos privilegiados que tuvieron la oportunidad de escuchar El carnaval de los animales en vida de Saint-Saëns se encontraba nada menos que Franz Liszt, quien oyó la obra en casa de Pauline Viardot, amiga del compositor francés. Hacia el final de su vida, en su testamento, Saint-Saëns dio su permiso para que la obra fuera publicada póstumamente. Y no fue sino dos meses después de la muerte del compositor que su carnaval zoológico se estrenó en público, el 25 de febrero de 1922. Si el compositor tuviera modo de enterarse de que esta obra que él mantuvo en secreto se convirtió finalmente en la más popular de todas sus partituras, seguramente que sus huesos fósiles se estarían revolviendo en la tumba, al compás de la Danza macabra.

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PIOTR ILYICH CHAIKOVSKI (1840-1893)

Suite del ballet El cascanueces, Op. 71a Obertura miniatura Marcha Danza del hada de azúcar Trepak Danza árabe Danza china Danza de los mirlitones Vals de las flores Aquí va una rápida lista de algunas cosas indispensables en la temporada navideña: 1.- El turrón de Jijona 2.- Los falsos santacloses de la Alameda de la Ciudad de México 3.- El exceso de comerciales en televisión 4.- La sidra 5.- El oratorio Mesías de Händel 6.- El ballet El cascanueces de Chaikovski En efecto, en los lugares donde todavía hay recursos para montar ballets clásicos a lo grande, El cascanueces es un rito indispensable en las fechas que rodean a la Navidad. Ello se debe, sencillamente, a que la historia sobre la que el libreto está basado es un extraño cuento de Navidad. El texto original es de E.T.A. Hoffmann y lleva por título original El cascanueces y el rey ratón. Una versión francesa, traducida por Alejandro Dumas, padre, se tomó como base para el libreto; es por ello que durante mucho tiempo se conoció esta partitura de Chaikovski como Cassenoisette, que es la palabra francesa con la que se designa ese ingenioso aparato que resulta igualmente peligroso para las nueces que para los dedos del usuario. Sin entrar en demasiados detalles, se puede recordar que el cuento se inicia con una fiesta de Navidad en la que un mago llamado Drosselmeyer trae extraños regalos: juguetes mecánicos, un Arlequín y una Colombina que bailan ante los fascinados niños. El regalo final es un grotesco cascanueces que recibe la niña Clara, ante los celos de su hermano Fritz. Por supuesto, como ocurre en casi todas las fiestas de Navidad, los niños se pelean por el cascanueces. Más tarde, por la noche mientras todos duermen, Clara regresa a la sala para encontrarse con que los juguetes navideños han cobrado vida. Hay una invasión de ratones que es repelida por los soldaditos de plomo comandados por el cascanueces. Como premio a su valentía, el bravo estratega es convertido en príncipe y de inmediato invita a Clara a un paseo por el reino de los Dulces. Durante este paseo, Clara y el príncipe cascanueces son testigos de escenas diversas que culminan en un festival preparado en honor de Clara. Como podrá verse, este cuento tiene, como todos los cuentos clásicos para niños, un claro subtexto de horror. ¿Se imaginan ustedes una batalla entre una horda de ratones y un regimiento de soldados de plomo? Es como para quitarle el sueño a cualquiera, niño o adulto. El cascanueces surgió de un encargo del teatro Maryinski de San Petersburgo, y la coreografía original le fue solicitada al gran Marius Petipa, cuya grandeza no le impidió molestar continuamente a Chaikovski durante la creación de la obra, pretendiendo darle instrucciones sobre cómo escribir su música. Víctima de una especie de castigo divino (quizá provocado por el mago Drosselmeyer) el coreógrafo Petipa enfermó antes del estreno del ballet y su coreografía tuvo que ser concluida por Lev Ivanov. Chaikovski había recibido el encargo en 1891 y terminó la orquestación del ballet en febrero de 1892. Aun antes del estreno del ballet el compositor había presentado algunos

fragmentos de la música en San Petersburgo, en un concierto que resultó muy exitoso, lo cual no sirvió mucho para calmar las dudas de Chaikovski sobre su nueva partitura. El estreno del ballet se llevó a cabo el 17 de diciembre de 1892 y la obra fue recibida con frialdad por el público. Al paso del tiempo, sin embargo, su popularidad creció hasta alcanzar una enorme aceptación por todo el mundo, básicamente a través de la suite realizada por Chaikovski con ocho números de la partitura original. Y como estoy seguro de que algunos de los títulos asignados a las partes de la obra son objeto de profunda curiosidad, ahí van los respectivos breviarios culturales: 1.- Un trepak es una danza popular rusa, muy viva, en compás binario. 2.- Un mirlitón es un recurso acústico, de origen folklórico, que se usa para modificar las cualidades sonoras de la voz o de un instrumento; esto se logra con la vibración de una membrana. Ejemplos: el viejo truco del papel de china sobre un peine, o el extraño instrumento de viento llamado kazoo. Como último dato sobre este muy socorrido ballet navideño, cabe recordar que en la Danza del hada del azúcar, una de las piezas más atractivas de la partitura, Chaikovski emplea sabiamente el rico sonido de la celesta, instrumento que había conocido recientemente durante una visita a París, y por el cual se había sentido muy atraído. Dicen los conocedores que El cascanueces representa la primera aparición de la celesta instrumento en la música de concierto. (Celesta: instrumento de teclado cuyo sonido se produce por el impacto de martinetes sobre láminas metálicas).

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