NUEVAS TENDENCIAS EN ENTRENAMIENTO DEPORTIVO

NUEVAS TENDENCIAS EN ENTRENAMIENTO DEPORTIVO Coordinadores: Dr. Roberto Cejuela Dr. Juan Manuel Cortell Juan José Chinchilla Dr. José Antonio Pérez-T

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NUEVAS TENDENCIAS EN ENTRENAMIENTO DEPORTIVO

Coordinadores: Dr. Roberto Cejuela Dr. Juan Manuel Cortell Juan José Chinchilla Dr. José Antonio Pérez-Turpín

Licenciatura en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Universidad de Alicante

Nuevas tendencias en entrenamiento deportivo © Dr. Roberto Cejuela Dr. Juan Manuel Cortell Juan José Chinchilla Dr. José Antonio Pérez-Turpín ISBN: 978–84–8454–884–3 Depósito legal: A–39–2010 Edita: Editorial Club Universitario. Telf.: 96 567 61 33 C/ Cottolengo, 25 – San Vicente (Alicante) www.ecu.fm Printed in Spain Imprime: Imprenta Gamma. Telf.: 965 67 19 87 C/ Cottolengo, 25 – San Vicente (Alicante) www.gamma.fm [email protected] Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información o sistema de reproducción, sin permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.

ÍNDICE

Prólogo ELOGIO DE LA PREPARACIÓN Y EDUCACIÓN ATLÉTICA Prof. Dr. Narciso Sauleda Parés...................................................................... 5 Capítulo I EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL ENTRENAMIENTO DEPORTIVO Dr. Eliseo Andreu Cabrera............................................................................ 13 Capítulo II UMBRAL ANAERÓBICO: ¿REALIDAD O UTOPÍA? Dr. Jordi Ribas i Fernández........................................................................... 23 Capítulo III RESISTENCIA HIDRODINÁMICA EN NATACIÓN Dr. Salvador Llana Belloch y Dr. Pedro Pérez Soriano................................ 95 Capítulo IV TÉCNICAS DE ANÁLISIS BIOMECÁNICO EN EL CICLISMO DE COMPETICIÓN Dr. Pedro Pérez; Dr. Salvador Llana y Alberto Encarnación...................... 107 Capítulo V FACTORES DE RENDIMIENTO EN TRIATLÓN OLÍMPICO Dr. Roberto Cejuela Anta, Dr. José Antonio Pérez Turpín, Dr. Juan Manuel Cortell, Juan José Chinchilla ........................................................ 133 Capítulo VI SUGERENCIAS PARA EL ANÁLISIS DEL RENDIMIENTO TÁCTICO EN LOS DEPORTES DE EQUIPO Dr. Óscar Gutiérrez Aguilar........................................................................ 157

Capítulo VII Estudio comparativo de la fuerza de los flexores y extensores de la rodilla en jugadores de fútbol Raúl Zarzuela, Dra. Silvia Sedano, Ana M.ª de Benito, José María Izquierdo, Dr. Juan Carlos Redondo y Dr. Gonzalo Cuadrado.....167

Prólogo ELOGIO DE LA PREPARACIÓN Y EDUCACIÓN ATLÉTICA Prof. Dr. NARCISO SAULEDA PARÉS Departamento Didáctica General y Didácticas Específicas Universidad de Alicante

El desarrollo equilibrado de la capacidad atlética es, para todos los seres humanos y en todos los momentos de su vida, una meta primordial para lograr avances en la constitución de su identidad personal y en la creación de vínculos y afiliaciones sociales. Así, en el inicio del ciclo vital humano, el infante depende de la adquisición de la capacidad de movimiento armónico para poder interpretar el mundo y para crear capacidades para participar en la vida social. Mientras que en la madurez de la vida la persona mayor depende del mantenimiento de sus habilidades motrices para conservar su autonomía y proseguir viviendo en forma activa y fructífera. En suma, el cuerpo constituido en forma atlética es incuestionablemente indispensable para que la persona sea capaz de poner en efecto el máximo de sus potencialidades al servicio de metas de vida valiosas. En adición a lo que antecede, existe un extenso conjunto de personas que eligen como uno de sus propósitos primordiales el logro de capacidades atléticas superiores para participar en encuentros deportivos de alta competición. Todo ello justifica que se investiguen profunda y críticamente los efectos de los diversos programas de preparación atlética. Desde la asunción de este objetivo, los autores que firman los artículos de este libro examinan los efectos de diferentes regímenes de preparación atlética y aportan evidencias válidas y fiables acerca de los resultados causados por los distintos programas. En el escenario antes esbozado, consideramos necesario, en primer lugar, constatar argumentadamente que la educación atlética es un ámbito del saber de relevancia análoga a las áreas de conocimiento que tradicionalmente han formado los currículos académicos universitarios y los campos de la investigación científica. Este reconocimiento es indispensable porque, tanto en el 5

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orbe educativo como en el mundo científico, ha habido un divorcio entre el campo académico y el campo atlético. Evidencia de ello es la corta historia universitaria de los títulos de licenciado y de los programas de doctorado en el campo de las ciencias de la actividad física y el deporte y el hecho de que la práctica del ejercicio deportivo es abandonada mayoritariamente en el momento en que los estudiantes entran a los campus universitarios. Empero, el epítome que ilustra diáfanamente lo verdaderamente nuevo del paradigma de investigación en el mundo atlético lo constituye el que es justamente ahora cuando se están presentando un número substantivo de tesis doctorales y cuando están emergiendo nuevas revistas abiertas a las investigaciones auténticas sobre el desarrollo atlético y la práctica deportiva. En este aspecto, conviene celebrar la aparición de la revista Journal of Human Development and Sport, publicación que ha recibido una valoración altamente favorable por diferentes agencias de evaluación, y, en consecuencia, es de justicia felicitar al director del la revista D. José Antonio Pérez Turpín y a la totalidad del equipo editorial, por la apertura de un nuevo espacio para la comunicación de hallazgos científicos. El ámbito de la educación de la actividad atlética es tan inmenso que, aquí y ahora, ya no es posible hablar de un único uni-verso de la educación atlética. La situación de las ciencias de la actividad deportiva es una de acelerada expansión en un gigantesco multi-verso compuesto de distintos cosmos. En adición a lo anterior, la relevancia de la actividad atlética para edificar personalidades con alta proyección es incuestionablemente alta. Así, la práctica atlética da visibilidad a una alta profusión de ejemplos claros acerca de las fortalezas y virtudes de la persona humana. Efectivamente, la participación en la actividad atlética ofrece oportunidades excelentes para la constitución de la identidad individual y colectiva de todo sujeto. Una práctica atlética permite al individuo avances en el aumento de su pasión por la vida y el saber, avances en la constitución de su coraje y persistencia, avances en el desarrollo de su respeto al otro, el crecimiento de su vitalidad y la autorregulación y avances en la edificación de una orientación al futuro razonablemente optimista (Peterson y Seligman, 2005). En particular, el ascenso a una cima o la exploración de un fondo submarino posibilita que el protagonista en estas empresas o aventuras reconstituya su coraje, su entusiasmo, su cooperación altruística, su capacidad de admiración por la belleza y su pasión por emprender una aventura científica o académica valiosa. Además, los deportes de equipo son una escuela sin parangón para el aprendizaje de la equidad, la integridad, la honestidad, la amabilidad y el respeto por el otro. Existen, en suma, inmensos espacios de práctica atlética abiertos a acciones humanas extáticas y grandiosas.

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Como contrapunto, las imágenes que ofrecen los medios de masas sobre los jóvenes son pocas y la mayoría de ellas hacen referencia a dimensiones negativas de la figura de la persona joven. Así, las imágenes y los estereotipos presentados por la televisión comercial propenden a ser ejemplos de chicos o adolescentes víctimas de la violencia, ilustraciones de jóvenes implicados en accidentes o casos de adolescentes agentes de la violencia juvenil. Estas tres categorías de conductas constituyen la mitad del total de las historias sobre jóvenes en las cadenas televisivas de Estados Unidos y como consecuencia de ello únicamente dos de cada diez americanos creen que los jóvenes comparten sus valores morales y éticos (Bruner, 2002). La propensión predominante en los adultos es que inclusive los padres de adolescentes asumen un estereotipo de la juventud que sitúa su énfasis en la inmadurez, aceptando como única salvedad el hijo de cada una de estas parejas, el cual es contemplado como una excepción a la regla. En contraste con la imagen del joven inmaduro e irres­ponsable, los adultos convencidos de que existe una juventud valiosa mantienen su visión positiva hacia los jóvenes basándose en los comportamientos que se dan en los grupos que practican deporte o que participan en el voluntariado en servicios sociales. Existe un amplio consenso acerca de que en ambas situaciones, la dinámica social favorece la aparición de interacciones sociales de calidad, que capitalizadas por los participantes constituyen los más nobles atributos humanos. Ahora bien, estas historias de vida positivas raramente aparecen en los programas de televisión y son, en consecuencia, invisibles. De lo que antecede se deduce que hay una conveniencia social de aumentar el espacio de posibilidad para la práctica atlética y, además, existe la urgencia de que se articule una política de difusión televisiva que haga visi­ bles las conductas ejemplares, que todos los días aparecen y ornan la práctica atlética. El aumento de la afección por el ejercicio deportivo y el incremento de la difusión de los beneficios que éste produce en las personas afiliadas a la nueva cultura atlética actuará de motivación auténtica que favorecerá el logro del objetivo consistente en que toda persona propenda a participar en prácticas atléticas favorecedoras de la salud, el bienestar y la constitución de todas sus potencialidades humanas a lo largo de toda su vida. El propósito de conseguir que toda persona asuma la convicción de que cada crecimiento en edad es una oportunidad de desarrollo y constitución de capabilidades humanas, siempre que se ejerza la voluntad de llegar a ser lo que podemos ser, debe imponerse a la creencia de que el aumento de edad va unido ineluctablemente a la vejez y al deterioro humano. La responsabilidad ética de cada persona exige que ésta convierta cada aumento de edad en aumento de humanidad. Lo anterior conlleva una práctica equilibrada y sos-

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tenida de las capacidades atléticas, que incluyen dimensiones orgánicas, cognitivas, emocionales y sociales. El genuino desarrollo orgánico es irreducible al desarrollo físico, puesto que irrenunciablemente significa la reconstitución de la totalidad de las potencialidades individuales y sociales. Ahora bien, conviene no ser amnésico de que en el cosmos de la preparación atlética cohabitan las prácticas más excelsas y sublimes con los comportamientos menos dignos y más aborrecibles de la persona. Lo más elevado va unido a lo menos loable, como el amor se halla indisociado del odio. En el ámbito negativo, el cosmos atlético ofrece oportunidades para que se generen, entre otras, las disposiciones siguientes: la falta de control sobre el ánimo de competición produce narcisismos extremos; el consumo de drogas y las técnicas médicas o genéticas producen adicciones, desequilibrios emocionales y disfunciones físicas y psicológicas; y el poner el deporte al servicio del espectáculo comercializado llega a pretender crear neurofisiologías en el espectador que alivien a éste de las tensiones sociales derivadas de habitar en sociedades o grupos humanos desiguales y explotativos. En conclusión, el mundo atlético es frecuentemente manipulado y utilizado en contra del auténtico desarrollo humano. En las antípodas de las dimensiones negativas se abre el multi-verso de las buenas prácticas. Entre éstas conviene enfatizar la belleza y la calidad estética de lo atlético, siendo epítome de ello la escultura de la Grecia clásica y en este aspecto es imposible no reverenciar a obras como el Discóbolo de Mirón, que mimetizan acciones propias de los juegos olímpicos. La observación del Discóbolo activa las mismas redes nerviosas, neuronas espejo, que intervienen en la acción de lanzamiento de disco. Lo cual significa que la experiencia que vive el observador es muscular, cognitiva, emocional y estética. Por otra parte, la enorme complejidad intelectual de las tácticas y estrategias deportivas ofrece oportunidades para el desarrollo de las capacidades de plantear y solucionar problemas. Ulteriormente, la práctica atlética es un campo para el desarrollo de aspectos morales de la personalidad. En conclusión, las actividades atléticas y olímpicas abren la posibilidad de participación del individuo de una forma completamente física, enteramente intelectual y plenamente emocional en la totalidad de las oportunidades de desarrollo humano que ofre­ce la vida. Consideramos necesario insistir en acentuar que el orbe de la práctica atlética ofrece una inmensidad de actividades que favorecen el disfrute estético, lo que significa que las actividades atléticas merecen igual atención que otras formas de alta cultura y, en esta dimensión, es indispensable señalar que inclusive el espectador del mundo atlético puede disfrutar viendo de-

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porte en forma similar al espectador que contempla obras de arte clásicas. A título de epítome, el autor de este texto, desde una postura de tersa humildad, quiere testificar la profunda emoción estética que ha sentido al participar en la exploración submarina de las praderas de Posidonia de nuestro mar o en el ascenso de las vertientes ornadas de jardines multicolores de vegetación oromediterrá­nea que conducen a nuestras cimas más altas. El elenco de posibles expe­riencias estéticas es amplio y sin fin. Así, hemos sentido la experiencia estética de correr sobre el azul cristalino del agua de mar bajo el puro azul del cielo alicantino. Y la experiencia estética de flotar en el aire cuasi libre de gravedad en el salto de altura, en el baloncesto o en el voleibol. Y la experiencia estética al descender sobre nieve en polvo, a alta velocidad, en las cumbres de los Alpes. Y… ad infinitum. Lo atlético es una apertura a lo sublime. A lo que antecede, hay que añadir que la práctica atlética educada permite participar deportivamente observando lo que ocurre en el terreno de juego desde dentro y desde fuera, en una actividad intelectual de alto orden. El anterior preámbulo permite aseverar que el libro que tengo el privilegio de prologar reúne un conjunto de exámenes rigurosos y críticos sobre la preparación atlética y los valores del olimpismo, que los hace merecedores del esfuerzo de una lectura detenida y atenta. La obra revisa los diversos problemas que plantea el entrenamiento deportivo y consigue, en conjunto, presentar una perspectiva actualizada y profunda del estado del campo. Es decir, las investigaciones firmadas por los distintos autores consiguen la composición de un todo coherente e integrado. Este difícil logro conviene, en gran parte, atribuirlo al trabajo de coordinación desempeñado con eficacia y brillantez por el profesor D. José Antonio Pérez Turpín, cuya pasión por la profesión está fructificando en aportaciones valiosas que están contribuyendo a la consolidación y la expansión de la rama del saber atlético y deportivo. Con toda seguridad, el lector hallará en esta obra una riqueza de perspectivas referidas a programas y regímenes de preparación deportiva inspiradores, así como una visión del estado del campo científico de la educación atlética. Este libro, en consecuencia, es un paso firme más en el andar el camino hacia la constitución del campo de conocimiento de la educación atlética y deportiva, ámbito primordial para que cada persona humana pueda avanzar hacia la eudaimonia: The whole ideal of the soul’s equilibrium (Steiner, 2003). En conclusión esta publicación constituye un avance en el reconocimiento de la actividad deportiva como un ámbito de las humanidades. En particular, en el mapa de la preparación deportiva esta obra investiga los procesos del coaching. En este aspecto es necesario resaltar que, en primer lugar, el coaching permite el desarrollo de líderes que lideran la práctica de-

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portiva, lo que supone una preparación de un líder con la capacidad de análisis de los contextos, la habilidad de realizar planes de acción, la competencia para gestionar la situación real y, finalmente, la capacidad de evaluación de propuesta de acciones de feedback. En segundo lugar, el coaching puede centrar el foco en la persona capacitando a un líder para que sea competente en el liderazgo de sí mismo y en el liderar a los otros (este liderazgo supone capacidad para valorar el perfil personal, habilidad de comunicación para enlazar los grupos humanos y unirlos en la misión a alcanzar y, además, la capacidad de identificación de recursos personales y colectivos). Por último, hoy el coaching debe preparar para la práctica de liderazgo a nivel internacional (esto conlleva una capacidad para comprender la situación multicultural, para orientar la acción en función de los indicadores culturales y para investigar en redes internacionales). Empero, en cualquier caso el coaching y la preparación deportiva deben articularse desde el reconocimiento de que cada participante debe compartir con el preparador una narrativa de superación y éxito. Al igual que la recuperación de los niños gravemente lesionados o desaventajados depende, además del terapista y de la colaboración de los padres, de la existencia de una narrativa de recuperación que incluye escuchar lo que el niño cuenta y luego ver lo que hay que hacer, la preparación deportiva debe articularse no solo a partir de los datos fisiológicos y de los registros de logros, sino también a partir de una narrativa que reúna las preocupaciones y sufrimientos del deportista y que contemple la recuperación de los fracasos que acontezcan y el logro de éxitos. Resulta primordial una narrativa que aumente la motivación, que contemple la relevancia de dar un paso cada día y el logro de metas parciales, que justifique los sufrimientos de la dureza del entrenamiento en función de los logros que se alcanzarán, que sea divertida inclusive y, sobre todo, que sea compartida por el preparador es primordial. El régimen de ejercicios es crucial para alcanzar logros atléticos u olímpicos y para conseguir la restauración de una función en capacidades físicas dañadas. Empero, en todos los casos, el profesor y el alumno, o la entrenadora y la deportista deben compartir una narrativa de superación de metas. Las historias de los pacientes o de los deportistas son cruciales y en ellas es donde hallaremos pistas de que un entrenamiento no funciona o nos avisarán de tendencias de depresión que vician los efectos de la preparación. En conclusión, los programas atléticos deben perfeccionar las habilidades motoras, intelectuales, emocionales y sociales y centrar su acción formativa en el desarrollo de una inteligencia para el éxito en la vida individual y social (Stenberg, 2008). Un régimen de preparación debe, pues, contribuir a crear y desarrollar el conjunto de habilidades o capaci-

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dades necesarias para alcanzar éxito en la vida con independencia de cómo cada persona lo defina, en su contexto sociocultural. En adición a lo que antecede, la preparación atlética debe fortalecer las funciones ejecutivas o habilidades de autorregulación (Zimmerman, 2008). Las prácticas atléticas y olímpicas deben favorecer el desarrollo de la autorregulación del crecimiento atlético y personal. Singularmente, es imprescindible lograr la constitución de una motivación que inicie una autorregulación sostenida. Ulteriormente, conviene señalar que el concepto de educación física ins­ cribe la noción de reducción de la educación atlética a la dimensión física y tiende a excluir, entre otras a la dimensión cognitiva de la persona. Lo mental se halla incorporado y es inextricable del cuerpo. Por ejemplo, el estado de los músculos de la cara afecta al estado de humor. Los músculos relacionados con las expresiones faciales afectan a los estados emocionales como en los casos de desagrado, ira o sonrisa. Hoy, la investigación evidencia que cuando los individuos adoptan posturas específicas de una emoción ellos informan que experiencian las emociones asociadas y cuando se inhiben movimientos motores se observa una interferencia en el procesamiento de la información emocional (Niedenthal, 2007). Hay una relación recíproca entre la expresión corporal de la emoción y la forma en la que la información emocional es interpretada. Los estados corporales de la emoción y la forma en la que los humanos usan la información emocional están relacionados. Las teorías de la cognición incorporada explican con rigor cómo se procesa la información de la emoción. Además, las neuronas espejo se activan tanto cuando un individuo ejecuta una acción como cuando observa la misma acción en otro individuo y son esenciales para la mimesis y el aprendizaje observacional. Todo ello justifica que el campo de la educación atlética sea considerado en todas sus múltiples dimensiones. Para finalizar, el recuerdo de que hoy las tecnologías digitales están abriendo el espacio numérico y éste es un espacio de oportunidad para la educación atlética.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Bruner, J. (2002). Making stories. Law, literature, life. New York: Farrar, Straus and Giroux. Harrison, R. (2007). Athletic beauty. In Entitled opinions. Stanford: Stanford University. Podcast. National Board for Professional Teaching Standards. (1999). Physical Education Standards. Arlington: National Board for Professional Teaching Standards.

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Niedenthal, P. M. (2007). “Embodying emotion”. Science, 316, 1002-1005. Peterson, C. y Seligman, M. (2005). Characters strengths and virtues. New York: Oxford University Press, Inc. Steiner, G. (2003). Lessons of the masters. Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press. Stenberg, R. (2008). “Applying psychological theories to educational practice”. American Educational Research Journal, 45, 1, 150-165. Zimmerman, B. J. (2008). “Investigating self-regulation and motivation: Historical background, methodological developments, and future prospects”. American Educational Research Journal, 45, 1, 166-183.

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Capítulo I EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL ENTRENAMIENTO DEPORTIVO Dr. Eliseo Andreu Cabrera Departamento Didáctica General y Didácticas Específicas Universidad de Alicante

Introducción El ser humano ha utilizado el movimiento físico como mecanismo de adaptación sobre la superficie terrestre. Igualmente ha sido un factor clave en lo referente al proceso evolutivo del individuo dentro de la especie. Según Zhelyazkov (2001) existen diferentes enfoques que explicarían el fenómeno deportivo. Por una parte, un enfoque sistemático-integrador lo identificaría como un fenómeno social multifacético con el objetivo de mejorar la salud pública y la capacidad física del individuo. Por otra parte el enfoque sistemático-funcional ofrecería la oportunidad de acercar la actividad motriz a todos los ámbitos lúdicos y competitivos. Desde los tiempos de Platón, se criticaba la especialización temprana como medio de trabajo físico. Actualmente, estos planteamientos, aunque siguen presentes, cada vez más, chocan con los nuevos métodos de entrenamiento que buscan el multifacetismo y la salud como principios básicos. Otro aspecto importante a destacar en la sociedad deportiva actual, muy relacionado con la metodología del entrenamiento, es el dopaje. Este tipo de fraude comenzó con la ingestión de sustancias nocivas y en nuestros días, los experimentos genéticos han irrumpido en el panorama elitista del deporte. Dos conceptos básicos han ido unidos en lo referente al deporte: entrenamiento y resultados. Este binomio ha producido numerosas investigaciones cuyos resultados se han reinvertido en el proceso, para lograr mejorar las marcas y los métodos utilizados. La experiencia y la investigación se traducen en conocimientos teórico-metodológicos que se aplican al entrenamiento con el objetivo del perfeccionamiento deportivo. Dicha teoría del deporte, afirma Zhelyazkov (2001), incluye el estudio de los medios, métodos y formas de entrenamiento, su sistematización,

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las funciones y las condiciones para ser realizadas en el marco del dominio objetivo. Concepto de entrenamiento Entrenamiento se podría definir como la acción de preparar a un individuo para el deporte. Esta acción debe estar organizada cronológicamente para el logro progresivo del rendimiento, teniendo en cuenta las características individuales de cada sujeto. El entrenamiento ha pasado de ser un compendio de componentes cuantitativos a ser un planteamiento de desarrollo integral del ser humano, basado en el respeto a la naturaleza misma del individuo. La excesiva tecnificación del entrenamiento deja muchas veces de lado la perspectiva humanista del deporte, y este hecho aleja al entrenador y al atleta de la verdadera esencia deportiva. Por todo ello, la metodología del entrenamiento debería primar la calidad ante la cantidad y al ser individual, ante el grupo. No obstante, se hace necesario definir claramente lo que entendemos por entrenamiento. Helman (1964), citado por Martin, D. et ál. (2001) define entrenamiento como ejercicio funcional planificado en el ámbito corporal o mental, con la finalidad de obtener un máximo rendimiento individual, en particular en el deporte. En la misma obra se recogen otras definiciones como la de Ulich (1973), quien afirma que se trata de un proceso planificado que genera una optimización de capacidades y conocimientos. En la misma línea, Stegemann (1971) sugiere que entrenamiento es un estímulo que mejora la capacidad de rendimiento a través de un cambio mensurable de la estructura orgánica. Hollmann (1973) lo define como la suma de todos los esfuerzos efectuados en intervalos de tiempo determinados, con el objetivo de un aumento del rendimiento, y res­ ponsables de una serie de cambios funcionales y morfológicos del organismo. Martin (1977) aporta la siguiente definición: “… El entrenamiento deportivo es un proceso conducido de forma planificada, en virtud del cual han de desarrollarse unos cambios en el estado del rendimiento deportivo-motriz complejo (esto es, la capacidad de acción); ello ocurre con la ayuda de medios de entrenamiento y de acuerdo con determinadas expectativas en cuanto al objetivo final...”. Finalmente los propios autores definen el concepto como proceso de actividades, dirigido al desarrollo planificado de ciertos estados de rendimiento deportivo y a su exhibición en situaciones de verificación deportiva, especialmente en la actividad competitiva (Martin, 2001). Desde el plano fisiológico, Vrijens (2006) define entrenamiento como la repetición de estímulos funcionales que tiene por objeto el desarrollo de la forma y la función del órgano. También señala que por entrenamiento se en-

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tiende la preparación de las capacidades físicas, técnicas, tácticas y psíquicas del atleta por medio de las actividades deportivas. Entrenamiento deportivo es definido como un procedimiento estructurado y planificado (contenido, método y organización) con el que se pretende el desarrollo del rendimiento deportivo, de manera metódica. Desde un enfoque pedagógico entendemos entrenamiento como la puesta en práctica de una metodología que persigue unos objetivos individuales al objeto de mejorar la salud y la condición física, mediante los procesos de adaptación al esfuerzo. El objetivo planteado puede encaminarnos hacia el rendimiento elitista o hacia la mejora de las condiciones de calidad de vida. El entrenamiento supone planificar temporalmente el trabajo a realizar, partiendo del nivel inicial del individuo y seleccionando las cualidades físicas que pretendemos desarrollar progresivamente. Para ello la distribución de cargas ha de tener en cuenta la cantidad o volumen de trabajo a realizar y la intensidad del mismo. El entrenamiento en la historia Desde siempre, el ser humano ha intentado competir consigo mismo y con los demás para conocer sus limitaciones. En la Prehistoria las actividades físicas eran un recurso para combatir a los elementos y también servían para entrenarse e ir a la guerra. En Egipto (4000 a.C.) numerosos bajorrelieves representan escenas de lucha, caza, esgrima, acrobacias y natación. También en Mesopotamia (2000 a.C.) encontramos un texto, “Kikuli”, en el que se explica el entrenamiento de los caballos para carreras de carros. Según Rodríguez (2000), se puede constatar la existencia de diferentes modalidades deportivas como el boxeo, la natación y la lucha. En el continente americano aparece el juego de pelota precolombino (s. XIV a. C.), como actividad física importante, aunque su carácter religioso nos indica que no se utilizaba como medio de acondicionamiento físico. En China (s. X a. C.), las artes marciales se convirtieron en un método de entrenamiento con fines bélicos y como medio de curación del espíritu y el cuerpo. Sin embargo, si existe una época histórica en la que el deporte tiene su máximo esplendor es la época Helénica. En los orígenes del Olimpismo encontramos mitos como el de Hércules, quien compite con sus hermanos por una rama de olivo y les vence. A partir de ese momento se instauran los juegos olímpicos antiguos, aunque no se conocen, claro está, los métodos de entrenamiento que utilizó el semidiós Heracles antes de la competición. En los poemas de Homero, la Ilíada y la

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Odisea (800 a. C.) aparecen los primeros vestigios deportivos: carreras de carros, pugilato, lucha, carrera, combate con armas, lanzamiento de peso, tiro con arco, lanzamiento de jabalina, disco y salto. Por los datos que nos han aportado los autores clásicos podríamos elaborar un bosquejo del tipo de entrenamiento que se llevaba a cabo en la Antigua Grecia. El culto al cuerpo era el principio básico y la técnica se valoraba más que los resultados obtenidos. Los Gimnaste o entrenadores estaban formados en medicina, fisiología y dietética y existía una selección natural de los deportistas desde la cuna. En Esparta, aquellos que nacían débiles eran arrojados a un barranco. Sobre el tipo de entrenamiento en los Juegos, sabemos que un año antes del comienzo de las Olimpiadas, los atletas debían entrenarse en su propia polis y, un mes antes de las pruebas, en Elis, ciudad situada a 50 km de Olimpia. Igualmente, los participantes debían jurar que su entrenamiento había durado diez meses bajo las estrictas normas de los jueces. Como es sabido, los juegos olímpicos evolucionaron en su duración temporal, pues en un principio se celebró una sola jornada, con una prueba consistente en una carrera de 192 metros en el Estadio. El primer campeón olímpico fue Koribos de Elide. Más tarde, en la época clásica, los juegos se celebraban durante una semana e incluían varias pruebas como la hípica, la lucha, el salto, el pentatlón y el lanzamiento. Para saber exactamente la técnica utilizada por los entrenadores y atletas, en cada una de estas pruebas, deberíamos obtener datos objetivos del contexto. Dado que no existen manuales escritos, nos guiaremos por los restos arqueológicos encontrados, para poder describir la vida deportiva de estos atletas. Fundamentalmente se trabajaban lo que en la actualidad se denominan habilidades básicas y cualidades físicas. Estacio, citado por Rodríguez (2000), señala que las competiciones de carreras eran precedidas de un calentamiento consistente en ejercicios de pierna como zancadas o elevaciones, golpeo del pecho con las palmas y salidas cortas. En el salto de longitud, las fases (carrera, salto, vuelo y caída) no han variado, aunque en la Grecia antigua se usaba un implemento, las halteras, que servían para impulsarse hacia arriba en la fase de salto, al objeto de ganar algunos centímetros en el foso de arena. Este tipo de sobrecargas en el salto se utilizaba para buscar un buen rendimiento durante la competición. Además el salto era acompañado de música. Ante la escasez de datos sobre la técnica del lanzamiento de disco, debemos recurrir a las figuras de las vasijas griegas o al propio Discóbolo de Mirón, para hacernos una idea aproximada, aunque algunos autores propugnan que

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la técnica sería semejante a la actual. El entrenamiento del lanzamiento de jabalina se realizaba en actividades bélicas o de caza. La prueba deportiva podía consistir en lanzar a la máxima distancia o probar la puntería lanzando a una diana. La lucha también proviene de la preparación para la guerra y se organizó en dos modalidades: lucha de pie o lucha en el suelo. En ambas, los luchadores se untaban en aceite para dar espectacularidad y dificultar los agarres. Con la conquista de Grecia por Roma, se asimilaron las costumbres y formas de vida, hasta el punto de que conquistados y conquistadores compartían lengua y tradiciones. Si bien la actividad física lúdica se transmitió de civilización a civilización, el objetivo de la misma varió y quedó como valor prioritario la preparación militar de las legiones romanas. Las formas o métodos de entrenamiento no eran fundamentales, lo importante era vencer en la contienda o prepararse para los Juegos gladiatorios. Los valores morales quedaban relegados a la sangre derramada por el enemigo. En un segundo período (s. I d. C.) aparecen algunos estudios médicos como el de Galeno (médico de gladiadores y fisiólogo), quien demostró, entre otras cosas, cómo la médula espinal controlaba ciertos músculos y fundó las bases de la medi­cina del momento. Otra gran aportación del ilustre médico griego fue la diferen­ciación de los ejercicios del entrenamiento (preparatorio, apoteropético y ejercicio). Para Galeno, tal y como nos indica Mercurialis, el preparatorio que “… consistia en un movimiento con medida y ciertos límites, más escitado y veloz que la misma cualidad, en las friegas, unturas y cosas semejantes, del que servían para atemperar el cuerpo y darle expansión principalmente después del deleite venéreo, aunque á las veces le usaban también antes de otros ejercicios mas difíciles, lo que según el mismo autor era peculiar a los atletas, para no pasar repentinamente de una excesiva quietud á una grande ajitacion…”. Sobre el apoteropético afirma que era “un movimiento mediano en cuantidad entre la quietud y un grande esfuerzo, consistiendo en friegas, paseos, ó cosas semejantes, y servia, y apara mitigar los cuerpos cansados por el escesivo trabajo, y apara aflojar los poros después de los ejercicios pesados y después de las vigilias y pesares…”. Finalmente, sobre el ejercicio apunta que “del ejercicio simple hubo varias clases entre los médicos jimnástas unas dimanadas de las causas estrínsecas, otras del modo de usar los ejercicios, otras ya de alguna cualidad, ya de su duración; las de las causas exteriores las mas veces obtenían el nombre de lugar, puesto que se tenían á la inclemencia, ó bajo techado, ó entre sol y sombra…”. En la Edad Media, la actividad física quedó relegada a un segundo plano. La influencia de la religión fue tal que las únicas prácticas físicas que desta­ 17

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