OBRERO DE sl^andrés OE PALOMAR

ATENEO OBRERO DE ÓRGANO DEDICADO A L FOMENTO DE l A INSTRUCCIÓN ADMINISTBACIÓW OE PALOMAR Y CULTURA DE LAS CLASES POPULARES STTBSOBIPCIÓN España,,

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ACERCA OE LOS INTENTOS OE CONTROL OE LAS OROGAS EN COLOMBIA, PERU Y BOLIVIA
KAI AMBOS ACERCA OE LOS INTENTOS OE CONTROL OE LAS OROGAS EN COLOMBIA, PERU Y BOLIVIA Publicado en CUADERNOS DE POLITICA CRIMINAL Numero

Movimiento obrero
Historia universal. Internacionales obreras. Segunda Internacional. Marxismo y Anarquismo

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ATENEO OBRERO DE ÓRGANO DEDICADO A L FOMENTO DE l A INSTRUCCIÓN ADMINISTBACIÓW

OE PALOMAR

Y CULTURA DE LAS CLASES POPULARES STTBSOBIPCIÓN

España,, u n t r i m e s t r e SO o é n t i m o s . Los socios d e l A t e n e o , t r i m e s t r e , , , 3 0

BARCELONA

Afío 1 -> n.° li

sl^ANDRÉS

SE PUBLICA TODOS LOS MESES

^

Noviembre de 1905

Toda l a c o r r e s p o n d e n c i a deba d i r i g i r s e à l a D i r e c c i ó n : Cortea, 4 3 9 , 3 . ° — B A E O E L O U A

SELECCIÓN SEXUAL iConolmíón) Él, cada vez más encantado de su elección ponía todo su empeño en hacer la felicidad de aquella criatura tan querida y tan afectuosamente tentida por él. Así, pues, quiso adquirir el convencimiento de su aptitud para el matrimonio y se puso á dispoBÍeión de la Ciencia, 1 cuando la Ciencia con su fría palabra calificó de estéril'al curioso, experimentó una tan grande sacudida y sintió tal impresión moral que se puso enfermo. Su carácter alegre y decidor, se hizo triste j'· taciturno; de atento y galante, se volvió distraído y descortóa; su psiquismo se había transformado de tal modo que hacía temer un trastorno en su mentalidad. No obstante, como tenía una sólida educación moral, poco á poco fué reaccionando, se resignó con su suerte y vino otra vez á adquirir un modo de ser semejante ál primitivo. Pero como vio para siempre desaparecer el sueño de felicidades que trazaba con su Julia, en sus amorosos transportes, como 7i6 derrumbarse como un castillo de naipes toda su futura felicidad, creyó que lo honrado era hacer el sacrificio de renunciar al único

ideal que había tenido en su vida y que creía estar á punto de verlo realizado. Así, pues, y en ocasión de ser reconvenido un día, por su futura, por el cambio de carácter que experimentaba; él, con temblorosa voz y con los ojos húmedos, empezó á Indicar á grandes rasgos la causa de su desazón y la razón de por qué creía imposible la unión de unos seres cuyas almas estaban tan bien compenetradas. Da momento, resabió la noticia ella, con aquella aparente superficialidad que tan encantadora la hacía; pero una vez separados uno de otro, empezaron á meditar su estado y de esta meditación resultaron las siguientes cartas que para no perder BU autenticidad y la elevación de miras de loa firmantes publico literalmente, con permiso de los interesados, omitiendo como es natural los verdaderos nombres. «Julia; No sé si debo ó no escribirle, pero puede más mí deseo que mi deber; le escribo, ¿No cuento ya con su indulgencia? Pues; ¿qué temo? Ahora se presenta otra cuestión. ¿Qué le diré? Le diré algo serio, le diré que debe Vd, aborrecerme, le suplicaré que no me distinga con las atenciones con que Vd, me honra y que Vd. debe irme olvidando. Le diré que Vd. es merecedora de toda clase de felicidades y que tal vez sería convenien-

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RAYO DE LUZ tft que escribiéramos y nos viéramos menos para llegar á una amistad indiferente, le diré... no, no puedo m As.—Enrique». tEnríquo: He pensado, he meditado, he reflexionado y no encuentro más que nna solución, buscar de esquivar enteramente él vernos y el escribirnos. Sí bien Vd. me había hecho una confesión, creo leer aún un misterio que no busco indagar, no deseo levantar el velo que lo oculta, veo sólo la imposibilidad de la realización de un sueño, ¿Recuerda mis cartas? ¡Oh! si entonces hubiese dado fe á aquellas voces de desaliento, cuántas penas me habría ahorrado.... No le guardo rencor, le compadezco.—Julia». Asi concluyó dolorosamente un idilio que colmaba de felicidad á dos seres, en la actualidad; pero que hubiera sido el germen de inmensos disturbios uioraies pora día no muy lejano. De desear fuera que al aspirar á contraer matrimonio, procurasen los interesados imitar el ejumi-dü de estos jóvenes que han tenido la voluntad b.iatanto fuerte para imponerse álos impulsos de BU propio corazón, que les. guiaba mal en este caso. Y no hablemos ahora de otras incapacidades pai'a el matrimonio; de la unión de dos seres cuyas herencias patológicas sean iguales ó semejantes; de individuos cuya inteligencia no esté en estado higido; seres con enfermedades contagiosas, tuberculosos, sjñlítlcos, etc., etc.; mujeres que tengan un defecto de organización que las incapacite otro día paríi el parto, y tantos otros casos que constituyen una seria contraindicación del matri• monio. Dése al médico, mayor intervención en los asuntos íntimos de la familia; pxies la misión del médítóo no es el hacer recetas xínicamente, como cree el vulgo erróneamente. En la reeonstitneión da ia sociedad, la creación de generaciones potentes, fuertes, fecundas y de gran vitalidad es en lo que debemos; cifrar todo nuestro empeño. No bxisqucnuois ta acción del Estado, no; nuestra propia mícituivti i>s lo que nos debe guiar en todos nxit'Stí'o» tíllaos, tanto en la vida particular como en la tiueùil. yv-tiiiifs dîjïnos do nosotros mismos y

Enseñanza de la Oriografia

Todos conocen la ignorancia verdaderamente increíble que padecen los más en lo que toca á la ortografía. Personas muy ilustradas, en otros ra-; moa, escriben con tantas faltas ortográficas qne parecen no haber visitado la escuela, y vemos hombrea de carrera que son incapaces de expresar correctamente por escrito el más sencillo pensamiento. He procurado investigar, en el reducido círculo á que podía extenderme, la causa de tan extraña ignorancia, y he venido á creer-que si los conocimientos ortográficos no se adquieren sólidamente en la escuelñ primaria, lo general es quedarse sin ellos; pues, fuera de ella, aprende el que más á emplear medianamente los signos de la escritura por analogía con lo que lee,' Contribuye muy mucho á esta falta de conocimientos el reducir la Ortografía á una colección de reglas indigestas aprendidas de memoria, como sino tuviera íntima relación con cuanto se refiere al idioma. Creo, pues, indispensable que en la escuela de primera enseñanza se tienda á dar á los muchachos un conocimiento práctico y claro de las reglíis ortográficas, de tal modo que la incorrección en los escritos les ofenda y moleste como debiera ofendernos y molestarnos á cuantos hablamos el mismo idioma. Y será esto de todo punto imprescindible mientras el uso correcto del idioma propio no se exija como condición precisa para llevar á cabo ulteriores estudios. He aquí el orden que sigo en la escuela de mi o.irgo para transmitir estos conocimientos. Debo advertir que simultaneamos la gramática con la lectura y escritura hasta confundirlas en una sola clase y que sujetando el lenguaje á un continuo análisis, comenzamos por lo más sensible, la pronunciación. Pues bien, en cuanto los alumnos han sabido dirtinguir las sílabas do que consta eada palabra, les hago notar que, en las de dos ó más sílabas, piiHíuronituí cüttilikíocr una verdadern aclix-.i-ión una de éstas se pronuncia con mayor fuerza que K4^>¿iiu! úv ün ïuotîo PiíoioiKil, serio y rotloxivo, CD- ! 1.1S otras. Enseguida aprenden â distinguir las paJiltü «lUUpU' ¿ hoîubï'cs dti mii'íiis olevíidas; pues ea I labnts agudas, llanas y esdrójnlas. Les hago obvídkniKí ÎOS quo h:U'*,>í.i i·-btuduiü uñnuk.'t«ises servar luego, en las mismas palabras polisílal)ás pura. rvvnti.*í!Í.U'ci vt;ror, íi^nY:i y vitnlïilnd ih'sus que K'en, que, si no está señalado el acento, son ! llui.fiís cu-indo terminan en vocal, n ó s y agudas en caso contrario; ven asimismo cómo una vocal ti" fiS'íuns-f m î.w>ï>5.a pïolo qiu* m csiò minada íUfrie al jumarse con una débil hace que se propm' la v-^i"i.A>faïa, por hî. íuhi'nntK>?ií, no Heve nimulen ambas de vez ... Bien enterados de esto, eî es£f;";'.'.!iii vid raqultsïmv^, ilo ht íítií.ís t,u> tuntiis escriben al dictado y no tienen más quo leer lo ttwns uwrK'SJtis 4NmK> wmes iwttiuhiu'iue cu les escrito para saber dónde falta el acento ortográfiiuju>í< tic íuicííraií po^Mtwïon-.'î! y qnc ¡*on la ií;msa co: conocen asi casi todos los casos en que debe dt> lí; f??.*aít tÈîorfafidiid iîîiaîîti- y de fu îinft.?rijt Si Uíarse tal signo. •k'H\îîi*a d e im ia^n'rvivîoutos. I ^ Tratamos luego del uso de la b y la «, la í Y i J a h, la m, la r y Ui y limitándonos ú las regla» : ^'omims á todas las partes de la or.ición y

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