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Oluba REVISTA MENSUAL
DIRECTOR:
CARLOS DE VELASCO
AÑO y
TOMO XV.
SEPTIEMBRE. 1917
NUM.
S U M A RIO: I NOKVAS ORIftNTAaONBS DB I,A JÜVBNTOD CUBANA Julio Villoldo. El, Ai,MA n a AMÉRICA Luis López de Mesa. i i i Intinente liln-é" " " ' ' ' ' ' ° •"'' '•«P'-«''ación inapelable de mi ti"'ientos si e o . n n t l f ' T V T " " ' - ' ^^"^ diferencia de sen•á*^^. los esc.lare,.t,o ,• " " í ' ' ^ " " ' ^ ''^^'""«' ^^«""'''«'^ ^^^í^^« «orp..endi6 en I ' ° " " ' " ° ' eolonibianos a c,uienos la muerdas soterrada fra , , i T 'T'"'" ''"''^"^'« '^^ gl'^""^^ 3^ «]>«•Y este e oí t " ' '' Hep.Volic.as Bolivianas! Jrar el alnia 1 1 ; " ; " ^ ' T ' ", '^'^^'^"^''^ " ' " P"^^'^ " ^ S - " . Rufino Blanoo-Fombona. Su autor, nuestro estimado orador D. Bernardo O. Barros, joven literato cubano distinguidísimo, nos an>Pa hoy estas páginas como antes nos favoreció con las referentes a La Caricafu'n Cuba, capitulo muy interesante do la propia obra, publicado en los ntimeros 8 julio y agosto de 1814, pégs. .SIS-SS y 428-73 del tomo V de CUBA CONTEMPORÁNEA.
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CUBA CONTEMPORÁNEA
cepto de la caricatura propiamente dicha. Francia y Alemania encauzan la técnica de los humoristas. La evolución se repite. Y sólo en el Sur pugnan todavía los dos criterios, dando lugar a que los artistas constituyan dos grupos distanciados entre sí desde el punto de vista gráfico. Prescindiendo de Acquarone, el dibujante de La Semana de Montevideo, cuya labor de humorista nada puede significar porque adolece de todos los errores de técnica y de concepto, es en el Brasil donde se fija la atención de la crítica. Allí vivió y laboró durante varios aiío.s un caricaturista que llenó cu su patria—Portugal—una época: Bordallo Pinheiro. Lo llevó a las tierras que en un tiempo fueron colonia de Portugal, el entusiasmo, el afán de lograr éxitos pecuniarios más considerables que los alcanzados por él en Lisboa. El artista juvenil que desdeñó establecerse en Londres cuando el señor Joaqviín Nabuco lo invitaba a fundar allí un periódico, pensó más tarde en que debía procurarse una desahogada posición. Los años le habían hecho más razonador, más práctico. Y un día partió hacia el Brasil, donde lo esperaba, satisfecho de contarlo entre los colaboradores de O Mosquito—un semanario humorístico—, el señor Manuel Carneiro, "comerciante dado al periodismo", según el decir de Sonsa Pinto, director y propietario de dicha revista. Corría entonces el año de 1875; y en Rio de Janeiro se publicaban, además de O Mosquito, dos semanarios de esa misma índole: Vida Fluminense y A Semana Illustrada. En O Mosquito laboró Bordallo Pinheiro durante algún tiempo. Fué en el Brasil uno de los caricaturistas más populares Sus dibujos eran tan solicitados como en Portugal. En el Bra sil ya lo conocían. O Mosquito se vendió más desde que en él dibujaba el celebro humorista portugués. Después, disgustado con Carneiro, fundó PsitU! y O Beaouro, en donde colaboraban, al igual que en O Mosq^tito, los más distinguidos escritores brasileros. Las firmas de José do Patrocinio, Luiz d'Andrade, Lucio d'Assump^ao, Arthur Azevedo, Alberto de Oliveira, Fontoura Xavier, y Lucio de Mendoza, alternaban con las de Almeida, Henrique Chaves, Dermeval da Fonseca, Alfredo Camarate, Simao da Motha, Gcrim dos Santos, Julio Xavier y otros muchos escritores distinguidos...
LA CARICATURA EN ST'DAMÉRICA
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Junto a Bordallo Pinheiro—cuya obra no es necesario analiííar de inievo—estaban otros humoristas que desde O Mosquito o desde Vida Fluminense comentaban cotidianamente la actualidad y trazaban crueles siluetas de personajes conocidos. Esos humoristas eran, entre otros, Faria y el italiano Luis Borgomainerio. El primero fué, además de un hábil caricaturista, un litógrafo admirable que más tarde se distinguió mucho en París. No era, desde luego, un caricaturista... moderno. Al contrario. En su obra encontramos esas figuras minuciosamente retocadas que hoy no es capaz de trazar iiingim humorista. Luis Borgomainerio fué, sin duda, superior a él como dibujante humorístico. Sus caricaturas agresivas, sus grandes conocimientos del dibujo, su amor a los grandes maestros del género, tuvieron, evidentemente, mucha infliiencia en la obra de Bordallo Pinheii'o, que, además, fué su íntimo amigo. La labor de Faria y de Borgomainerio significa bien poco en el Brasil desde el punto de vista de la evolución—creación más bien—del arte humorístico. La fecundidad de Bordallo Pinheiro los empequeñecía. En el Brasil, como en Portugal, hubo un momento en que Bordallo Pinheiro fué el humorista i'epresentativo. Tras él comienzan a surgir esas nuevas figuras que hoy cultivan allí dicho arte. Junto a Aryosto, mal humorista y peor dibujante, se destaca la obra de Raúl Pedresa, Kalixto y Yantok, que colaboran asiduamente en A IllnstraQao Brazileira, sustentando las más opuestas tendencias. Pedrosa cultiva la caricatura deformativa, tal como la liemos visto concebir en Italia por Mario Bettinelli. Kalixto, afiliado a la escuela germana, es realmente, en el Brasil, un innovador. Yantok es un amanerado de lo deforme; siendo muy notable como dibujante, su obra de humorista está plagada de esos absurdos tipos, de cabezas enormes y cuerpos diminutos, que estamos cansados de ver en los trabajos de los humoristas antiguos. Ha tenido a su cargo, durante algún tiempo, la sección A quínzena cómica, que se publicaba en A Illusiragao Brazileira. Gusta de las grandes líneas sintéticas; pero Kalixto es, indudablemente, muy superior como dibujante humorístico. Este artista ha tenido también a su cargo A qidnzena comi-
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ca de A Illustragao Brazücira; y allí, entre rasgos sencillos y escenas del más chispeante humorismo, ha sabido comentar, como pocos en el ]?rasil, la política y todos los asuntos de actualidad. Es un muy notable impresionista de la línea, a quien sólo podría señalársele en su patria un competidor: Rián, seudónimo tras el cual se ocultan el esprit .y la gentileza artística de una mujer que ama y cultiva taml^iéu el impresionismo de la línea. En su procedimiento no imperan los cánones de la caricatura deformativa. Es un arte sencillo y preciso, que recuerda bastante la factura de de Losqv;cs. Como el conocido caricaturista francés, Uián prefiere los rasgos esenciales combinados con el uso frecuente de los negros planos. Es la misma caricatura esquemática que acaba de triunfar en París, pero más cruel, menos sonriente. Son rJinrges en las cuales lo grotesco ni se oculta ni se disimula: vive en cinco o seis trazos cuyo efecto es completado por la conti'a posición de la mancha, que nunca llega a aceptar plenamente el eufemismo de los medios tonos o de la sombra definida, retocada con esmero. Lo deforme no aparece jamás en esas caricaturas. Fiel a los principios de la actual escuela francesa, busca la manera de no darnos un retrato de exageradas facciones. Los labios, la nariz, los ojos, toda la persona, en fin, está allí caricaturada, sin que la artista haya acudido a la fórnuila sostenida por Leandro en Francia y por Mario Bettinelli en Italia. Es la fina percepción del punto característico y do la psicología del individuo, expresada sin necesidad de forzar lo grotesco. Arte sencillo y difícil, que hace considerar a Rián como una de las figuras más importantes dentro del humoi'ismo suramericano. Personalidad distinguidísima, dotada de un gran temperamento artístico, oculta, bajo el seudónimo, su nombre—Nair de Teffé—y su abolengo. Porque es hija del Barón de Teffé, "el viejo y prestigioso marino—como ha dicho Belisario Júnior— que en el declive de la vida se dora con las glorias de su pasado—como un sol en el ocaso—que se rejuvenece en el talento y la mocedad de sus hijos". Escritora y caricaturista, su temperamento observador y analítico sabe precisar todos los matices, revelándolos con esa aparente serenidad que constituye, a menudo, la característica de una vocación y una inteligencia
LA CARICATURA EN SUDAMÉRICA
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bien cultivadas. No hace mucho tiempo verificó en Rio de Janeiro una exx^osición de sus trabajos. Fue un triunfo para la artista aristocrática que ha fundido, en la concisa brevedad de su «eudóniíno, la nobleza, la distinción y el talento. La señorita Nair de Teffé es la primera mujer caricaturista. Caso excepcional y simpático, que debe satisfacer a las feniinistas que con solirada razón pretenden conquistar los mismos lauros que hasta ahora nos liemos dividido los hombres. El triun'f> de una mujer—.siempre