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ORFEO Y EURIDICE MONTAJE DE ROBERT WILSON PARA LA OPERA DE LA BASTILLA
COMENTARIO DE LA ESCENOGRAFIA.
El montaje “Orpheé et Euridice” de Robert Wilson para la Ópera de la Bastilla de Paris objeto del presente trabajo, es representativo de la trayectoria del autor, pudiendo ver en el mismo los rasgos más característicos de los montajes de Robert Wilson así como las distintas disciplinas artísticas que han sido parte fundamental de su formación como artista total.
El montaje escenográfico es absolutamente minimalista (una de las características de Wilson, la desnudez de la escena, la eliminación de todo lo que no aporta nada imprescindible, el menos es más), utilizando la perfecta actuación de los intérpretes, sus movimientos en escena y la cuidadísima iluminación (general, puntual, del ciclorama, jugando con intensidades y colores, con contrastes y claroscuros, etc.) para cualificar la escena, para transmitir estados de ánimo, para definir lugares e incluso recorridos (no tiene nada que ver la iluminación inicial, del enamoramiento entre los protagonistas con la del descenso al hades).
Wilson es un artista interdisciplinar, formado en distintos aspectos de todas las artes (arquitectura, imagen, dibujo, música, literatura, escultura, etc.), y eso se puede apreciar hasta en el especial cuidado que pone en el diseño del vestuario (elegante, liso, desnudo de innecesarios aditamentos,
sin barroquismos) y en los complementos como parte fundamental de la escena, en cómo la iluminación acentúa la actuación, incluso a nivel gestual, de los intérpretes.
Este es un montaje para ver desde la platea y para disfrutar de cada primer plano, de cada gesto imperceptible de los actores, de cada mínimo movimiento de mano, de cada leve giro de cabeza.
La formación escultórica de Wilson (premio de la Bienal de Venecia) explica el estatismo casi hierático de los actores en la escena, sus movimientos lentísimos y perfectamente “coreografiados”, su exigencia (incluso de resistencia física) a los mismos, cuidando, además de la perfecta sincronía, cada gesto, cada postura, cada inclinación de cabeza, cada mínimo movimiento por la escena...
Si además de la cuidada composición de la escena y la ubicación de los artistas en la misma, añadimos que todo ello está perfectamente iluminado, utilizando la luz para realzar cada estado de ánimo, cada sentimiento, resulta que la escenografía resultante es de una plasticidad increíble (no en vano Wilson ha sido definido como “Artista Visual”); casi podemos estar viendo cuadros “vivos”, en vez de un escenario; podemos estar viendo las páginas del “story-board” moviéndose lentamente por el escenario.
CARACTERIZACIÓN Y VESTUARIO
El diseño de vestuario está a cargo de Frida Parmeggiani, que ha trabajado con Robert Wilson en otras producciones operísticas y teatrales como Das Rheingold, Parsifal o Madama Butterfly.
Las creaciones de Frida Parmeggiani son minimalistas, austeras y geométricas en completa concordancia con el concepto escenográfico de Wilson y buscando siempre una conexión con la totalidad de la escena, la luz, los colores y los escasos objetos que forman parte del decorado. La inspiración de sus obras es muy diversa, medieval, oriental, egipcia…estilizando y reinventando las formas tradicionales hasta encontrar formas más personales, minimalistas y geométricas, tratando el vestuario en muchas ocasiones como verdaderas piezas escultóricas, coincidiendo con el concepto de los personajes de Wilson, estáticos, que interactúan poco y de movimientos extremadamente lentos y precisos inspirados en el teatro Noh japonés.
Das rheingold
Parsifal
Orfeo y Eurídice es una ópera con solo tres personajes, el vestuario es esencial el la caracterización de cada uno de ellos así como del coro en sus diferentes apariciones. Frida Parmeggiani intenta crear una conexión total del vestuario con el resto de la puesta en escena. Todo el vestuario está realizado en tonos de color azul, que es, junto con el negro, el color predominante en todo el montaje. Orfeo: de azul muy oscuro, simbolizando el luto. El maquillaje y el vestuario intentan dotar de masculinidad al personaje que interpreta la mezzosoprano Magdalena Kožená, (el papel se escribió inicialmente para un castrado). El vestido tiene inspiración medievalista aunque en la caracterización encontramos una referencia clara al personaje de Elsa Lanchester en La novia de Frankenstein de 1935.
Euridice: Es un personaje mucho más luminoso, de un azul claro, el mismo color del vestuario del coro representando a los espíritus en paz del Hades. Es un vestido muy sencillo más femenino.
Amor: El personaje del amor es el único que tiene un movimiento distinto, está fuera de las leyes que rigen el mundo. El vestuario y el maquillaje enfatizan esta característica del personaje que es mucho más ágil y gestual.
Coro: El coro utiliza un vestuario similar en todos los actos cambiando el personaje que representa en función de la iluminación y de los movimientos así serán: personajes de luto acompañando a Orfeo en el primer acto, espectros a la entrada del inframundo y almas en paz en el reino de Hades y Perséfone.
El vestuario minimalista y abstracto durante toda la obra dota al montaje de un carácter intemporal que se rompe al final del último acto en el que el vestuario se hace dieciochesco en los personajes que acompañan la última escena. Se enmarca así el final feliz, muy del gusto de la época y que es ajeno al mito original, en el tiempo en que se escribe la obra, desvinculándolo del resto de la ópera que es de tono más trágico e intemporal y más cercano, como pretendía Gluck, a la tragedia griega.
ORFEO Y EURIDICE MONTAJE DE ROBERT WILSON PARA LA OPERA DE LA BASTILLA
MUSICA, SONIDO, INTERPRETACIÓN MÚSICA Y SONIDO
La orquesta tiene sin duda uno de los papeles más importantes en la composición de una ópera.
La música sirve como método de diálogo entre la obra y los espectadores, al igual que para la comprensión de los sentimientos de cada situación. La orquesta de la ópera está formada normalmente por 174 músicos. Ésta asume casi la totalidad de todas las producciones de las dos ópera de París, Garnier y Bastille; donde se representan unas 280 representaciones por temporada.
Históricamente en 1672-1687 Lully firma todos los trabajo ejecutados de la ópera. 1 creación y 1-2 recopilatorios por temporada.
En el siglo XVIII: 2-8 creaciones y cerca de 10 trabajo diferentes por temporada. En 1752 fue invitada la primera compañía extranjera con su trabajo: los Payasos (bufones). En 1774 se presentó el primer trabajo en versión francesa: Orphée et Eurídice de Gluck. 1793-1815 se dejó de presentar los trabajos previos a Gluck. Las obras son principalmente temas sobre la vida cotidiana.
En el siglo XIX se solicitan muchas obras para orquesta de compositores extranjeros con renombre. El estado regula el ritmo de la creación y ejercita su censura. De 1 a 7 creaciones y cerca de 30 trabajos por temporada. En 1870 se transfieren los fondos musicales en la Ópera Nueva de Garnier y se consiguen así las primeras obras para incluir en una biblioteca.
A principios del siglo XX empieza el movimiento internacional dentro de la ópera (orquesta) a las obras extranjeras, invitando a artistas extranjeros. Se descubre un repertorio barroco, pero al final es adaptado a la orquesta moderna. Cada vez existen más producciones en su idioma original. En 1987
la orquesta interpreta Jules Dictador de Haendel, por primera vez en instrumentos de la época, bajo la dirección de Jean-Claude de John Malgoire. Desde que 1997 la orquesta ejecuta por temporada cerca de 30 trabajos escritos anteriormente, y de 1 a 2 creaciones nuevas a las órdenes de la ópera.
En la ópera de Orfeo y Euridice podemos destacar el papel de la orquesta, fundamental para la interpretación y el entendimiento de la obra. Destacando en todo momento la actuación de los instrumentos de cuerda.
En la primera parte observamos unos tiempos lentos, tonos tristes y cortantes; y sobre todo sonidos graves. Mostrando el problema entre Orfeo y Euridice.
El problema de un amor difícil de realizarse, sin libertades ni esperanzas. Es un ambiente de frialdad, donde notamos el miedo y la negatividad de Orfeo.
Una vez que aparece en escena Euridice y el personaje que representa al “Amor”, a partir del segundo tiempo, la obra comienza a tomar un aire más ligero.
El sonido del arpa ayuda a dar este sentimiento de ligereza y positivismo.
Tanto el papel de Orfeo como el de Euridice van tomando actitudes más positivas.
La música va siempre muy bien acompañada con la decoración y sobre todo la iluminación.
Cuando la música toma un aire más pesado no percibimos ningún tipo de iluminación, es decir, el ambiente es negro; oscuro de negatividad, al contrario que cuando sale el sonido protagonista del arpa donde siempre hay una luz blanca en señal de esperanza.
Vemos como la obra comenzaba con sonidos pesados, de miedo, de temor; y al final termina con una melodía y un movimiento más esperanzador, ya que han conseguido entender y hacer realidad su amor; representados con ritmos más rápidos y agudos.
En resumen, podemos decir que la ópera no tendría sentido sin el magnífico acompañamiento de los instrumentos musicales, que son sin duda, el elemento clave para el verdadero entendimiento de dicha ópera. La música es la que hace que despierte en nosotros los distintos tipos de sentimiento en las diferentes situaciones por las que pasan los protagonistas.
INTERPRETACIÓN
La interpretación es una de las partes más subjetivas de la ópera, ya que depende del actor o actriz que esté representando ese papel, de lo que realmente quiere expresar y, sobre todo, la valoración de una buena o mala interpretación depende sin duda de cada uno de nosotros.
Una misma interpretación puede ser valorada de diversas formas. A esta interpretación podemos dividirla en dos partes: la letra (la lírica) y la escenificación.
En esta obra de Orfeo y Euridice, destacamos dos tipos de interpretaciones relacionadas directamente con la esencia de cada personaje: el espíritu negativo y el positivo. Podemos decir que la parte negativa es Orfeo y la positiva tanto Euridice y el personaje del Amor. Aunque también en algunas partes de la ópera Euridice muestra también situaciones de desconfianza.
Mientras que Orfeo representaba su papel siempre con gesto de seriedad y rigidez, Euridice y Amor lo hacían sonriendo. Gran parte del escenario y la
iluminación, tanto como el decorado acústico, ayudaba en gran medida a representar estos dos ambientes tan diferentes.
Percibimos como método de interpretación de los distintos papeles, el uso del arte de la mímica, en un ambiente minimalista. La interpretación gesticulada es mínima, ya que no existen bailes naturales específicos; y el movimiento del cuerpo para expresar cada una de las situaciones siempre se realiza con gran cuidado y lentitud. Esta característica minimalista también la percibimos en el vestuario y en el decorado del escenario.
Blanco (azul claro) o negro, claro u oscuro, triste o alegre, desesperación o esperanza; son los únicos dos ambientes que se pueden percibir.
La interpretación corporal de cada uno de los papeles es ayudada así mismo de los gestos faciales. Mientras que Orfeo siempre tiene un gesto agresivo, Euridice tiene un gesto más compasivo. Amor en todo momento muestra gestos de alegría, esperanza y comodidad. Un dato a mencionar, es que Orfeo siempre sale representado como la soledad, lo oscuro, la gran mayor parte de la ópera actúa sólo. Al contrario siempre que Euridice aparece en escena lo hace acompañada del coro, con trajes claros, en mención de apoyo, de compañerismo y de esperanza. Mientras el papel de “Amor” es un personaje de unión entre los dos protagonistas, siempre saltando y bailando. Es el único personaje que podemos decir que interpreta su papel con libertad y espontaneidad.