ÓRGANO DEL APOSTOLADO DE LA PRENSA

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Author:  Josefa Paz Barbero

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Año IX,

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SíSí4:>55

Madrid 2 de Marzo de 1902.

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TEXTO Crónica oemanal, por MiíTimo. Fl gran eovfiic'o, por Poflro Sección piddoM: Gluria (IP FíintoTomís, por ^*.— Indicador rnliei^Rt,.—gnnto Kvan^elío.—'onsidr rí>oi6n. SecHón de polémica, por r i n s . Movlmifnto calñ'ico, por Lncio. K/cmérifif» d€ In nernana. A Criftn Reñenlr.r, por J S. de Urb'na. iiy medio m á s suave de dominar los sucesos; pero cuando sale, no es para oir pacientemente gritos y silbidos, ni mucho menos (lara sufrir pedradas, sino para jmiionerse por la fuerza, atropellándolo todo. Los antecedentes y carácter del actual ministro de la (luerra son g a r a n t í a do que, llegado el caso, sabría poner en jiráctica lo que tantas veces llene dicho. Afortunadamente nada ocurrió en Madrid. Asi como en Barcelona predominó tú elemento anarquista, en Madritl h a predominado en esta ocasión el socialista ]iropiamenlo dicho, adversario, como se sabe, de las huelgas generaloís. El P . Vicent, que tan bien conoce la materia, liico en au pracdoso libro Socialinmo ¡j Anarquismo, que en España no hay una verdadera distinción entre obreros socialistas y obreros anarquistas; los mismos que en una ocasión actúan de socialistas, 01) otra aparecen como anarquistas, y de este último matiz sojí en el fondo casi todos los quo se han dejado arrast r a r en ésta corriente anticristiana y antisocial, ]iorque ol caráct(>r español os naturalmenle inclinado á no dotonurso en los tórniinos medios, sino á sacar y exigir las últimas consecuencias do los principios que admito. Lo cierto os que, por esta vez al menos, predominaron los procedimientos relativamente templados, y quo no hubo huelga. F)l Qobierno cree y a dominado el conflicto en la m i s m a Barcelona. En las Cortos, Romero Robledo y otros, t r a t a n de provocar un debate sobre los pasados sucesos, que hasta ahora no ha admitido el Gobierno. Algo se h a hablado ya, sin embargo, del asunto, y el Sr. Dato, al que la feliz promulgación de las

"C Tihroi recibido*. \\ El dervis, por J. Martínez L o z í n o .

GRABADOS ;: Ilnn. Sr. Dr D. Jiiin Benllo^.h y Vivó, imnvo obisno de Ritlsonn . ;: J\,rpníiíciAn Sakstiva de Tttrin. ;; Sa'ito Toniá^ de Aqiátin. i; AJumnoft de enmela IVre. : Monumento del parque de Barcelona. Á JS'. derrif, rtib'Oilo ol de catedráticos. De suerte que en vez de decir proyecto de autonomía universitaria, debiera éste llamarse do autonomía do los catedráticos oficiales; éstos, acostumbrados á sor soberanos en su orilen, no quieren soportar por más tiempo la dependencia que los liga a,l ministerio de Fomento, y aspiran ú constituir dentro del Estado un como imperio indei)endient9; lo único que consienten al Estado es quo les garantice sus sueldos. Sobre el proyecto de ley de circulación fiduciaria, ha emitido ya dictamen la Comisión parlamentaria, y, según ])arto, no del todo confornie con el proyecto del señor ministro. A la limitación lija del iiúmoro de billetes, parece que sustituye la ComÍsi(Ui una limitacii'in proporcional á la existencia metálica dol Banco de España, esto es, á tanto dinero en caja puede emitir ol Banco tantos billetes; si baja la existencia, débese reducir la masa circulante de papel y viceversa. Es esto sin duda u-n criterio más racional que el del tipo fijo. Los rumoras de crisis próxima no cesan, y entre los conjurados so sigue hablando dol ministerio Montero Ríos, con ó sin Crtualejas (sin Canalejas es lo que dan ahora por más probable, lo que induce á creerNquee//)eW Waldeck-ltoustteau se ha separado definitivamente do la conjura). Pero cada vez encuentra menos eco on la masa política la probabilidad de mejunle ministerio. L o q u e ahora se creo es (jue Sagasta eguirá ( n el poder ha^ta Mayo, y para entoncps, •') se constituirá un ministerio radical ó volverán los conservadores. Los conjurados no cesan, sin embargo, en su campaña, encaminada principalmente á presentar á Sagasta falto en bsoluto de la confianza de la corona, y para robustecer esta prció salen de continuo historietas, no so sabe de dónde, pero sí que se comentan con fruición en los corros dol Senado, formados on su mayor parte de políticos muy viejos, para los quo Montero Ríos es el hombre más listo y el varón m á s justo quo hubo j a m á s en España, y el duque de Totuán un Motternich quo no ha podido aún, por mor de las circunstancias, desplegar sus talentos extraordinarios.

LA LECTURA DOMINICAL Estas historietas las cuenta luego El Español con todo el ehie que cabe en un periódico venido tan á menos, y entretienen á los que esperan colocarse cuando venga el Duque ó suba Maura; pero la cosa no pasa do ahí. P a r a que nuestros lectores conozcan el género de tales ensayos, ahí va una. Dicen ([ue la Reina tiene mucho inter(>s en que se apruebe Ja ley concediendo ventajas para el retiro á los jefes y oficiales de Marina. Y cierta mañana, estando despachando con Sagasta, liubo de decir á éste: aPero ¿cuando se aprueba esa le¡/ff> A lo que contestó Sagasta: (.(Señora, ;SÍ esa ley está (ja aprobada! Mañana preeisamenle vendrá Montero con rarias leyes que someter d la sanción de S. M., 1/ es seguro qw vendrá entre ellas.-n Al día siguiente se presenta efectivamente Montero en la regia cámara, con una carpeta llena de leyes. «¿Trae MstecZ la ley de retiros de la Armada?» preguntó la Soberana, a ñ a diendo: « Tentaré sumo gusto en jirmarla.y) Montero entonces se pono á ver todas las lej'es que lleva, y no encuentra la iiiilicada por S. M. «Señora, dice contrariado, n'n duda se/ion olvidado de meterla en la carpeta. Mañana volveré. C(M clta.f> Y concluida la firma, regresa D. Eugenio al Senado hecho una fiera y gritando ii los oficiales, que cómo se han olvidado de poner en la cartera la ley aqiiclla. Em[iiezan todos á buscar, y resulta que la tan ansiada h^y, no sólo no había sido aprobada, sino que ni habla empezado á discutirse. Este cuento, que nos parece todo inverosímil, si probase algo, no probaría sólo que Sagasta no sabe qué leyes se han aprobado y cuáles no, sino que tam|)Oco lo sabe Montero H ios, y eso que actualment(>, como presidente del Senado, no liene otra cosa que saber; y tampoco es cuento para referido por monárquicos que, como los conjurados, esiKM'anio loilo del poder supremo. Creemos que en toda monarquía, y muy particularmente en una monarquía constitucional y parlamiMitaria, es peligrosísima esta manera de politiquear. El 19 del pn'iximo mes de Marzo se cumple el plazo señalado en el decreto de D. Alfonso González, sobre la T.ey ('e asociaciones, ('), hablando en plata, contra las asociaciones religiosas. El Sr. Nocedal preguntó en el Congreso al (lobicrno, si pensaba cumplirla, á lo que, como es natural, respondió el (iobierno que sí; pero no todo el mundo lo cree do este modo. Hay quien opina que será suspendida su ejecuci('>n, tomando por pretexto las negociaciones que se intentan en Roma para modifiear el Concordato (i el anunciado proyecío de una nueva ley de asncíacionos; otros criM-n qu(í sólo so aplicará, en parte, contra aquellas instituciones religiosas que tienen el odio i.íspecidlísimo de los sectarios; y otros, finalmente, que el cumplirla ó no. dependerá de cómo se presenten las cosas: si los sectarios aprietan, movieiulo tumultos (lo que no dejarán de intentar), se cumplirá, y si no, no. Aumenta esta incerlidumbre el propósito que, según dicen, tiene el gobierno de cerrar las Cortes precisamente el 19 de Marzo, ó sea en la fecha en que cumple el plazo del decreto. Esto parece indicar que quiere estar libre de la intervención parlamentaria en este negocio, ó sea hacer lo que le dé la gana sin necesidad do responder en las Cortes de sus actos. Ascienden á muchos millares los firmantes de la ex])osicion á la Rciina pidiendo la derogación del malhadado decreto. En Erancia celebran con toda clase de solenmidades el centenario del nacimiento de Víctor Hugo, do aquel poeta que fue llamado por Chateaubriand, niño sublime, y del que Dumas dijo haciendo su elogio fúnebre en la Academia francesa: «No fué católico, porque no era Papa. No fué realista, porque no era rey.» Entre la frase de Chateaubriand y la Irase de Damas i)uede colocarse el juicio que merece Víctor Hugo desde el punto de vista fundamental, ó sea el de las ideas que defendió con su resonante pluma, que tantísimo daño ha hecho á la fe y á la moral; empezó maldiciendo á oltaire, y acabó reduciendo todas sus creencias á un deísmo vago, tan vago, que no parece sino m á q u i n a de sus versos. MÁXIMO.

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£ LAMAN los franceses al 8ño de 1870, tan infausto para ellos, el año terrible; nrsotros tenemos el año del hambre, que fué el de 1812, y el año del desastre, ó sea el de 1808. Y el actual, que hace ("os meses empezó á corr?r, mucho nos tememos que alrance el mde de año de l'as huelgas 6 de la huelga general, pues de las primeras 8penas se cuenta día de los ya transcurridos, sin su correspondiente huelga, y la segunda acaba de ser ensayada en Banelma con todo el aparato que su argumento requiere. En vano la burguesía anticlerical ha querido desviar la atención de la muchedumbre de e?o que se llama el problema obrero, dirigiéndola contra la Igjesia católica y contra cuanto conserva en la sociedad moderna el sello cristiano; en vano los políticos (palabra que fn 1794 se hizo en Frarcia sinónima de los podridos; sinonimia que renace ahora en Francia y en todas parte.*-) han tratado de divert'r á la misma multitud con las cabriolas y payasadas más difíci'es d^ su averiado repertorio... Nadp; el pueblo ni se distrae ni se divierte, y con insistencia desesperante para los que tenían costumbre da manejarlo á su arbitrio, vuelve á su tfma, y no se contenta 3a con palabras, sino que quiere pan, y no solo, como decía Campoamor, sino untado con un poco de manteca, porque el paa solo llega á f nfadíT al estómago más resistente. Aquel horror á la vida modesta de que habla Su Santidad León XHf, señalándolo como la más terrible enfermedad social de las clases medias, ha cundido á los humildes, y la tradicional adaptación al medio heredf do ó impuesto por las circunstancias, efecto no sólo del hábito, sino d>í la profeMÓn práctica de esas virtudes ciistianas que S8 llaman conformidad con les trab.'ijos de la vida, pacien(ia para sufrir las adversidades y amor á la pobreza, desaparece cf n las virtudes que la producían y ocupa su puesto la desesperación, causa á su vez de un horrible desequilibrio social que necesariamente ha de traducirpe en horrenda?, y lo que quizá es peor, de todo pnnto eítériles convulsiones. Rota en la práctica la fraternidad que nos impuso Cristo al redimirnos y hacernos hermanos suyos; la fraternidad que es la única base posible de la verdadera solidaridad humana, buscan los hombres, no esta Eolidaridad amplísima ó universal, sino la parcial ó de clases, organizándose éstas, no como miembros que han de constituir armónicamente el gran organismo humano, sino como ejérf itos para la batalla contra las otras. La lucha encarnizada es el resultado inevitable, y como lucha se concibe y plantea el problema social, que más bien debiera denominarse conflicto... ¡Conflicto tremendo y sin verdadera solución dentro de les términos en que violentamente se le fo-mula! Ricos y pobres, capitalistas, empresarios y trabajadores, se miran unos á otros con t seo ceño, sin otro sentimiento recíproco que el odio y la explstación mutua. El rico, el capitalista y el empresario, sólo ven en el pobre y en el obrero un elemento de producción, aspirando constantemente á que este elemento les cueste más bara-

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LA LECTURA DOMINICAL

to porque toda ganancia les parece poca. Y realmente T' obrero con alaridos salvajes de furor.—Tú gozas, gritan, y toda ganancia es escasa para lo que tienen que gastar, áa-'J?yo quiero gozar también. El periódico que tú lees, el docdas las que llaman ellos exigencias inevitables de la vida í tor de quien eres amigo, el partido en que militas, me han moderna. Estas exigencias son, como se sabe, el regalo, |f enseñado que, ó no hay vida futura, ó que es muy dudoso llevado á extremos, que hubieran parecido extraordinarios |; que la haya; y de todas suertes, tú que eres ilustrado, y á los sibaritas, y el lujo en tales proporciones, que á los ^ que hasta pasas por piadjso, te portas y obras como si no babilonios hubiera parecido maravilloso. ! | la hubiese. Tú crees, ó por lo menos vives como si lo crePorque es lo que dicen los pobrecitos ricos: si á mi ca- yeses, que toda Ja felicidad posible está en este mundo. Tú pital de 100.000 pesos no le saco al año 100.000 pesetas abominas tanto ó más que yo la pobreza. No hay razón alpor lo menos, estoy perdido; el plan de mi casa exige esas guna para que tú tengas y yo carezca; para que tú disfru100.000 pesetas anuales, y aun tengo que calentarme los tes y yo sufra; para que tú comas hasta el hartazgo y yo sesos haciendo cuentas. Para mantener el confort de mi ayune hasta la extenuación; para que tú vayas abrigado y habitación, mis trenes, mis caballos, los trajes de mi seño- yo tirite; para que tu mujer no pueda salir á la calle sino ra y de mis hijas, los vicios de mis hijos, los viajes que ten- en coche, y la mía, que es tan débil, tan delicada, tan hergo que hacer, el alternar con los de mi clase, 20.000 du- mosa y tan buena como la tuya ó algo más, tenga que ir ros al año son una bagatela; 30.000 gasté el año pasado, y casi descalza por la calles, con toda la ropa de la familia según mi señora, que entiende mucho de estas cosas, que- sobre la cabeza, á lavarla al río; para que tus hijos sean damos en ridículo en multitud de ocasiones. ¿Cómo voy, unos señoritos y los míos unos granujas, siempre en el pues, á renunciar de propia voluntad á la ganancia anual arroyo, sin pan, sin traje, sin educación, carne del vicio ó de las 100.000 pesetas? Antes cierro la fábrica, y me dedi- instrumentos del crimen, la esioria de la sociedad y de la co á prestar sobre fincas rústicas y urbanas. Los obreros, vida esos sí que deben conformarse con las tres pesetas diarias Es verdad que, gracias á tu capital, puedo yo ganar en que ganan... ¿Y qué digo conformarse? Deben estar muy tu fábrica mis tres pesetas diarias que, insuficientes para contentos y bailarme el agua, ya que gracias á mi capital satisfacer mis necesidades, sólo me sirven para perpetuar y á mi inteligencia, les proporciono el medio de que ganen mi miseria y la de los míos. Pero también lo es, que sin mi trabajo y el de mis compañeros, tus cien mil duros serían del todo infecundos. Tus cien mil duros son la tierra; pero la tierra no produce si no la riega el sudor del obrero, y ese sudor mío es el que la hace fecunda. N i produces, pues, tú sólo, sino que producimos entre los dos, y aun si me aprietas te diré, que el trabajo sin capital obtiene resultado escaso; pero el capital sin trabajo no logra resultado alguno; la parte que yo pongo en la producción es, por tanto, más importante que la que pones tú; pero convengamos en que es igual, siempre resultaría que no hay entre nosotros relación de amo y esclavo, ni de superior é inferior, sino de socios. Y ¿qué sociedad es esta que sirve á un socio para mantener y acrecentar constantemente su opulencia, y al otro para perpetuar su miseria? Entre ricos que así obran y hablan, y pobres de esta naturaleza, ¿qué solución cabe? Pues esta es, no hay que darle vueltas, la solución de la sociedad moderna. Exposición salesiana de TuTÍu.—Pa/>e/l('m dejas misíojies ¿Podrán esos ricos contra esos pobres? No; porque para del imperio otomano. ser ricos necesitan de los pobres. ¿Podrán esos pobres contra esos ricos? No; porque también los necesitan. Lo que sí podrán unos y otros es destruirse recíprocamente, esto es, esas tres pesetas. Ellos no están acostumbrados como yo, destruirlo todo. Este combate no es un combate propiaá los regalos de la vida; ellos no sufren el tiránico imperio mente dicho, sino un doble suicidio. de las exigencias sociales; ellos pueden salir á la calle con Y ¿hay medio de evitar eso? Solo uno; que ricos y poel pantalón roto; ellos no necesitan viajar; si enferman ¿no bres sean verdaderamente cristianos. tienen ahí ese magnífico hospital, para cuyo sostenimiento PEDRO. contribuyo con cincuenta céntimos mensuales? Si quedan inválidos por edad ó achaques, ¿no tienen el asilo de las Del senador de los Bajos Piriniv^s, Miguel RenauJ, muerto Hermanitas de los pobres, á las que mi buena señora da su hace algunos años, cuéntase la siguiente anécdota, muv inspesetita todos los meses? Pues ¿de qué se quejan? Lo que Iructiva por cierto. Aunque muy alejado de las ])ráctieas religiosas, M. Renaud debían era dejar cada uno un real diario para su pobreci- ereia en Dios. Obligado á alquilar una vivienda en Versalles, to amo; son doscientos, y con doscientos reales más, podría y habiendo satislecho por adelantado el precio del alquiler, el propietario si quería un recibo. yo subvenir con desahogo á los sablazos de mi hijo mayor, preguntóle —Entre hombres honrados no se necesita recibo ninguní)— que no sé verdaderamente en qué gasta tanto dinero, aun- contestó el senador;—Dios nos ve. —Pero ¿cree usted en Dios? que bien me lo sospecho, y lo comprendo, porque al fin y —Ciertamente, ¿y usted? al cabo... todos hemos sido jóvenes. —Yo no creo en él, repuso el propietario. A estos razonamientos del rico responden el pobre y el

—¡Ah! extiéndame usted pronto el recibo—replicó el prudente senador.

LA LECTURA DOMINICAL

Sección piadosa OLORIA. DE SANTO T O M A S ( 7 DE MARZO)

*/^ouDÍN, Piccinardi, Jurami y otros doctos varones han ins\\3(f tentado reducir á suma los elegios sinnúmero que las generaciones han tributado á porfía al Ángel de las Escuelas Santo Tomás de Aquino; pero realizarlo equivaldría, como ha dicho un escritor moderno, á reducir á estrechos límites la inmensidad del Océano. El Papa Clemente VI, dijo de Santo Tomás, que su doc-

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Por fin. Dios mismo le manifestó en tres distintas ocasiones, en París, en Orvieto y en Ñapóles, que había escrito bien de El y que en recompensa le pidiese la merced que deseara; á lo cual contestó el Santo: no otra recompensa quiero Señor, sino á Ti mismo. Tan perfecto modelo de sabiduría y santidad es el que la santa Iglesia nos ofrece en aquel portentoso varón que desde el siglo XIII ve pasar por debajo de su gloria las generaciones y las muchedumbres de doctos y de sabios, sin que la grandeza de ninguno, á pesar del orgullo de nuestros últimos siglos, pueda decirse que llegue ni al pedestal del gran Santo.—S,

INDICADOR RELIGIOSO Dia 2. Domingo 111 de Cuaresma.—San Simplicio, pajja; san Lucio, obispo y mártir.—Jubileo en las religiosas de la Latina.—Adoración nocturna, á las nueve de la noche, en el oratorio del Ls|(írilu Santo; turno Corpus Christi; por el alma del señor conde de Zaldivar (q. e. p. d.). Día ,3. Lunes.--Santos Emeterio y Celedonio, már• tires; san Ticiano, obispo.—Jubileo en las religiosas de la Latina.—Adoración nocturna: turno Sanguis Christi. Dia 1. Martes.—San Casimiro, rey de Hungría; san Lucio, papa y mártir.—Jubileo en la iglesia de Jesús.—Adoración nocturna: turno Cor Mariae. Día 5. Miércoles.—San Juan José de la Cruz, confesor; san Teófilo, obispo.—Jubileo en la iglesia de Jesús. — Adoración nocturna: turno San Juan de Sahagún. Día G. Jueves.—San Olegario, arzobispo de Tarragona; san Marciano, obispo y mártir.—Jubileo en las religiosas de Santo Domingo. — Adoración nocturna: turno Santo Tomás de Aquino; solemne Te Detim á las diez en punto. Dia 7. Viernes.—No se puede comer carne ni aun teniendo bula.—Santo Tomás de Aquino, doctor, patrón de las escuelas católicas. — Jubileo en las religiosas de Santo Domingo. — Adoración nocturna; turno Santa Isabel de Hungría. Día 8. Sábado.—San Juan de Dios, confesor, fundador de los Hermanos Hospitalarios. — Jubileo en la parroquia del Carmen.—Adoración nocturna: turno Coena Domini.

SANTO EVANGELIO

SANTO TOMÁS DE AQL'INO trina no debía apartarse de la boca ni del corazón, porque siguiéndola, no habría perdición; ni pensándola, error; ni guardándola, caída; ni hablándola, mentira; así como por su estudio se llega á la verdad. Y añade el miSmo Pontífice: «Escribió tantas cosas, tan grandes, tan profundas y tan elevadas, que es admirable que haya podido bastarle para esto el tiempo de su vida, por lo cual parece imposible que no haya sido auxiliado por el Espíritu Santo..., y se ve que la doctrina de este Santo se manifiesta verdadera sobre todas las doctrinas de los autores modernos». Juan XXII afirmó que la doctrina de este Doctor sin igual no puede ser sin milagro, que iluminó á la Iglesia más que todos los demás doctores, y que en sus libros se halla en un año más provecho que durante toda la vida en los libros de los demás doctores. Por lo cual, objetó á los que echaban de menos gran suma de milagros en la vida de nuestro Santo, que realizó tantos milagros como artículos escribió. Alejandro VI dice que este Santo es como un luminar refulgente en el universo, que ilustra el orbe cristiano; fiel intérprete de los secretos de Dios lo apellida Clemente Vil; y Pío YI llega á llamar divina la palabra del gran Doctor. Pero todos estos elogios desmerecen al lado de los que le dispensó la misma Santísima Virgen, apareciéndosele y diciendo que su ciencia era verdadera y agradable á Dios su vida.

El de esta dominica es del capitulo xi, versículos M al 28, según San Lucas. Ko aquel tiempo, estaba un día Jesús lanzando un demonio, el cual era mudo; y así que hubo echado ai demonio habló el mudo, y todas las gentes quedaron muy admiradas. Mas no faltaron allí algunos que dijeron: Por arte de Beelzebub, príncipe de los demonios, echa él los demonios. Y otros por tentarle, le pedían que les hiciese ver algún prodigio en el cielo. Pero Jesús, penetrando sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido en partidos contrarios quedará destruido; y una casa dividida en fracciones camina á su ruina. Si, pues. Satanás está también dividido contra sí mismo, ícómo ha de subsistir su reino? yaque decís vosotros qne yo lanzo los demonios por arte de Beelzebub. Y si yo lanzo los demonios por virtud de Beelzebub, ¿por virtud de quién los lanzan vuestros hijos? Por tanto, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero si yo lanzo los demonios con el dedo ó virtud de Dios, es evidente que ha llegado ya el reino de Dios á vosotros. Cuando un hombre valiente, bien armado, guarda la entrada de su casa, todas laá cosas están seguras. Pero si otro más valiente que él, asaltándole le vence, le desarmará de todos sus arneses, en que tanto confiaba, y repartirá sus despojos. Quien no está por mi, ostá contra mí, y quien no recoge cbnmigo, desparrama. Cuando un espíritu inmundo ha salido de un hombre, se va por lugares áridos, buscando lugar donde reposar, y no hallándolo, dice: me volveré á mi casa de donde salí, y viniendo á ella, la halla barrida y bien adornada, entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él; y entrando en esta casa, fijan en ella su morada. Con lo que el último estado de aquel hombre viene á ser peor que el primero. Estando diciendo estas cosas, he aquí que una mujer, levantando la voz de en medio del pueblo, exclamó; Bienavenlurado el vientre que te llevó, y ios pechos que te alimentaron. Pero Jesús respondió; Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica.

CONSIDERACIÓN La misma conducta seguida por los judíos contra el Salvador, siguen hoy los incrédulos que se arrogan el título de I i losólos, contra la Iglesia católica divinamente instituida

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LA LECIURA DOMINICAL

Aquéllos esperaron al Mesías: le vieron y admiraron en sus obras; mas no quisieron rendirse á su doctrina ni admitir su moral; éstos reconocen á su vez la excelencia de la religión cristiana; pero no quieren sometíírse al cum]diniiento de sus preceptos divinos, que quisieran cohonestar con sus gustos é inclinaciones pecaminosas. Y porque la Iglesia no admite componendas de esta clase^ se levantan airadamente contra ella llamándola intolerante, aunque de un modo infundado y gratuito; pues iC(')mo es posible que h a y a conciliación entre la verdad y el error, ni entre la luz y las tiniel)las, sin que se produzca una a m a l g a m a caótica y una confusión inoi'tal! 1)3 aqui resulta que debemos ser tolerantes con las personas, con los prójimos, pero intolerantes con las cosas que sean error ó maldad. ••»-í3i+;:::>fi4f:-K

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Sección de polémica FUEGO GRANEADO Y ahora que so ha acabado la revolución obrera, ó que» por lo menos, se les ha acabado á muchos el miedo que tenían en el cuerpo, ¿qué opinan ustedes de las huelgas? ¿Quién las h a traído, vamos á ver? A mi me parece que importa mucho a v e r i g u a r este punto. Y eso por varias razones. La primera, porque hasta hace poco tiempo teníamos que contentarnos con estudiar.esos fenómenos sociales en los libros y en las teorías, y ahora podemos verlos en la realidad; pero en una realidad palpitante y sorprendente. Nos pasaba lo que á los médicos que estudian la peste ó el cólera en las cátedras, pero que no las pueden conocer bien hasta que no les toman el pulso á los coléricos y á los apestados. ;Vaya si se pu(>den estudiar en España las revoluciones! Como que yo creo que van á venir aquí los sabios extranjeros con sus telescopios y sus máquinas de fotografiar para hacer ensayos, observaciones y experimentos en esta Península, lo mismo que vinieron cuando el eclipse, á estudiar el sol. Pues sí, señores; cuando pasan rábanos hay que comprarlos, y cuando pasan huelgas y revoluciones sociales hay que tomarles la filiación y la embocadura, y sacarles al sol toda la filosofía que tengan dentro. Por eso preguntaba yo al empezar estas líiioas: —¿Quién nos ha traído las gallinas, digo las huelgas? Pero, además, no se trata aquí de una curiosidad científica, nada de oso. Es que las huelgas, ó las revoluciones como la pasada (ó como la presente; porque si está ya madura, todavía no está pasada), son bastante temerosas y molestas. Se tiran muchos tiros en ellas, y desde el momento en que salo un tiro de la boca de un fusil, puede ocurrirle á los ciud a l a n o s que no tiran tiros una de estas cosas: O recibir el tiro en la jnerna, y (juedarse cojos. O reciliirlo en la mano, y quedarse mancos. O recibirlo en la tal da del pecho ó en la cabeza, y cjuedarse como los 50Ü.tüO jjajaritos fritos que vio Ensebio Blasco estos días atrás pasando por las cazuelas de un respetable cocinero de la villa. O, finalmente, no recibiendo el tiro, sino el susto, el ruido y el olor á pólvora y á chamusíjuina. Eso aparte de qiie, en tiempo de huelgas universales, ni se g a n a de comer ni de beber, ni lo venden en el mercado, y en cambio el que tiene que perder y el que no tiene están con el alma en un hilo. Bueno; jiues por todas esas cosas hay que estudiar las huelgas y las revoluciones, y en ésta sobre todo hay que repetir la pregunta de más arriba: —¿Quién h a traído esos alborotos? ¿A quién echamos la culpa? ¿A quién colgani(.)S el milagro? l'orque digo yo que no se lo colgaremos á esas mujeres y á esos niños que han caido atravesados por las balas en Barcelona. Ni á ese ])obre boticario á ciuien le dieron en T a r r a s a la jiedrada en el ojo. Pues si no h a sido cosa ile mujeres ni de niños, ¿de quién h a sido? •¥QiA-

Les diré á ustedes. Sobre esto hay muchas conjeturas. Unos dicen (jue la presente revolución social lia sido cosa de los catalanistas. Otros sostienen que ha sido obra de los carlistas. Y otros, más atrevidos, aseguran que ha sido todo una nuiquinación del Vaticano. Sí, señores; del \'aticano. ¿Que no lo creen ustedes? Pues lean esto que dice el lunes el corresponsal del Heraldo en Roma: «Los sucesos de Barcelona.—Boma 23 (10,41 n.) Las iiuticias relativas á los desórdenes de Barcelona son sabidas con vivo pesar en Italia, porque la nación española inspira vivas simpatías.

Aqui'se cree e que se ha servido de los j e suítas. Está claríj. El ('anlenal líaniiiolla habrá dado las órdenes al clericalisino español, y el clericalismo español sa ha entendido con los metah'irgicos de Barcelona, armando esa t r a m a tan tenelirosa, que hubiera colado inadvertidamente, á no ser por la i)erspicacia del periódico de Canalejas. No: pero al Heraldo no se la pegan los clericales. ¡Vaya unos lebreles que tiene repartidos poo* Europa para cazar noticias! -K©>f

—Y el caso es—me decía un a m i g o - q u e á no saber ahora [lor el Heraldo que el autor de todos estos tráfagos ha sido el Nuncio, yo se los hubiera atribuido al gobierno. —¡Hombre, hombre! ¿Y cómo es eso? ¿Y por qué sospecha usted? —Muy sencillo. Lo sospecho porque las tiestas jubilares que con motivo de t a n lausto acontecimiento han de comenzar el día 3 del actual, aniversario de la coronación de Su Santidad, se celebró el día 20 del pasado mes de Febrero, aniversario de su elección, u n a solemne recepción en la sala del Trono del Vaticano, con asistencia del Sacro Colegio de Cardenales, gran número de Prelados y lo más distinguido de la nobleza romana. Rn dicho acto, el conde de Acquaderni y el comendador ToUi, como representantes del Comilé internacional \)a.rsL el Homenaje á Cristo Redentor, ofrecieron á Su Santidad tre* ejemplares en orcj, plata y bronce respectivamente, de la medalla conmemorativa (jue, á exi)ensas de dicho Comité, ha de repartirse á los peregrinos. El Padre Santo agradeció el presente, y dando una prueba más de su admirable elocuencia, dirigió la ¡¡alabra á los asistentes, pronunciando una hermosa alocución, que hizo brotar de todos los ojos lá;j,TÍmas de enternecimiento. A esta solemnidad seguirán otras, no sólo en Roma, sino en todo el orbe católico, el día ;! del actual, fecha memorable que m a r c a el advenimiento de uno de los pontificados más gloriosos, durante el cual no lian cesado de emanar de la cátedra de Peilro las más saludables enseñanzas, no sólo en el orden religioso, sino en el político y el social. No es, pues, de extrañar que al homenaje que el mundo católico se apresta á t r i b u t a r al P a d r e común de los fieles sa asocien Estados no católicos, como Inglaterra y Alemania, que á las fiestas jubilares del aniversario de la coronación de Su Santidad envían sus representantes, dando asi elocuente testimonio de la veneración universal á que se h a hecho acreedor el venerable y augusto León XIII, en cuyos admirables escritos campea, más qu« en su escudo nobiliario, el lema Lumen m coelo. Lucio.

EFEMÉRIDES DE LA SEMANA jjpíf-

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F E B R E R O 1902 D i » * ! . — L a situación no ya de liarcelona sino de gran número de capitales de la península sigue siendo verdaderamente a l a r m a n t e . I'^n Barcelona las colisiones se repiten sin cesar; los obreros zaragozanos pretenden emular á sus compañeros catalanes y hay que publicar la ley marcial en la histórica capital de Aragón; en Castellón el paro es general y por último, en Sevilla y Valencia se teme que estallen huelgas y se promuevan desordenes. Acerca de estos sucesos hablan en el Congreso los señores doctor Robert, Romero Robledo y ministro de la Gobernación,—Ha sido nombrado presidente de sección de la J u n t a Consultiva de (iuerra, el general D. Juan Salcedo y Montilla.—La política hidráulica marcha viento en popa. Hoy comunican de San Sebastián que se ha dado comienzo á las obras de una nueva plaza de toros.—Concede el Kaiser al sultán de Marruecos las insignias de la Orden del Águila Roja.—Ls muerto por los boers el coronel inglés Evans.—Apertura del Parlamento italiano. Rl rey da lectura a! mensaje en el que anuncia importantes r e formas y la próxima presentación de la ley sobre el divorcio. D í a !©*.—Mejora la situación de Barcelona. La «paz m a terial» va renaciendo tanto en esta capital como en los pueblos de su provincia. Hoy sólo ocurren incidentes sin importancia. Muchos huelguistas muestran deseos de poner fin al paro. Las huelgas de Castellón y Zaragoza pueden considerarse terminadas, l^n cambio se declara el estado de sitio en Tarragona. La prensa extranjera relata estos sucesos con evidente exageración y nos recuerda que el África empieza en los Pirineos.—Congreso: el doctor Robert pide autonomía completa para las Universidades. Le contesta por la comisión nombrada para el estudio del proyecto que reforma estos establecimientos docentes, el Sr. Azcárate. El Sr. Maura ruega al gobierno que tome medidas de eficacia p a r a evitar que la m a r i n a mercante española se abandere en naciones extranjeras.—Un incendio ocasiona en la ciudad de Nueva York numerosas víctimas.—Como consecuencia de los continuos alborotos estudiantiles el gobierno ruso ha dispuesto la clausura de las Universidades de San Petersburgo, Kiew y Kartow.—Los revolucionarios de Venezuela sufren dos importantes derrotas en los alrededores de Coro.—El ministerio italiano presenta su dimisión al rey Víctor Manuel.

D í a *•.-^Consejo de ministros. El Sr. Sagasta trata extensamente las «cuestiones de orden piíblico». Así llama el Gobierno « los pavorosos sucesos que se lian desarrollado en Cataluña. No es extraño, por tanto, que desconociendo su causa verdadera, trate de resolverlos sólo con el estado de guerra. Se aprueban v;irios expedientes y... hasta otru.— liarcelona entra en parte en su activa vida ordinaria. Circulan t r a n v í a s y coches y se publican periódicos. En Sevilla promueven desórdenes muchos obreros á quienes se les había negado permiso para celebrar un mitin. LaíJuardia civil dispersa sable en mano á los revoltosos. —La Gaceta anuncia para Mayo próximo una exposición de retratos ejecutados en pintura ó escultura do personas fallecidas.—Recepción en la Academia lt*pañola del ilustre poeta dramático D. José Antonio Cave»'tany. —Los boers causan enorme destrozo en uno de los d«»s regimientos que m a n d a el general Gilljert Hamiltoii.—El monarca italiano reitera su confianza al gabinete Zanardelli. Únicamente abandonará la cartera el ministro de Trabajo* públicos, al cual sustituirá el Sr. Cofaly. Il-ja *•!.—Congreso: el ministro delnstruct;ión pública h a c e el resumen del debate sobre el proyecto de reorganización d e Universidaflles. Se lee el dictamen relativo al proyecto de ley sobre circulación fiduciaria. El Sr. Villaverde ]iresenta u n a enmienda qae lleva, además, las firmas de los Sres. Maura, Alba y A z c á r a t e . - M a d r i d presenta su aspecto ordinario. E,l fracaso de los agitadores qu(> iiitentahan realizar, ho;/solamente, una huelga general, es completo y evidente.—El gobernador de Barcelona hace activos ti'abajos para que lleguen á un ucuerjo los obrei'os metalúrgicos con sus patronos, acue-rdo qHe pondría término á la huelga general. En la Universidad de la nombrada capital se reanudan las clases.— Arriba al pudi-to de Nueva York el yate que conduce al principe Enrique de Prusia. El pueblo yanqui recibe á éste con gran entusiasmo.—Se libran varios combates entre boers é ingles(»s, de escasa importancia. D í a 9&.—FA capitán general de Cataluña comunica a Gobi(>riio, que considera la huelga terminada. Todos los t r a bajadores, excepto los metalúrgicos, acuden á sus tareas habituales. En los pueblos de la provincia de Barcelona, así como en Tarragona, Zaragoza, etc., la normalidad es coin]deta.—En el Coiigres(j se aprueba el proyecto sobre reorganización de Universidades. La Comisión admite algunas enmiendas presentadas ¡lor los Sres, Barrio y Mier y Vincenti.— El total de la suscripción de obligaciones del Tesoro, importa 85 millones de pesetas.—Los francos si' cotizan con 'M\,2ti por lüO de beneficio.—Los empleados de ferrocarriles de la p a r t e norte de Italia, se declaran en huelga. El Gobierno dispone que se movilice el p(;rsonal militar á fin de que no sufra interrujición tan imiiortante servicio.—Concédese gran importancia á una conferencia ([ue en breve celebrarán en Cannes Eduardo de Inglaterra, Víctor Manuel de Italia y id ¡iresidente L(juliet. D í a !8rdones religiosas, arregladas por el Pbro. Dr. D. Marcelino Nava Delgado, catedrático de la I n ¡ versidad pontificia de Valladolid. Con lie. de la aut. eclesiástica.—Valladolid, imprenta y lib. de .losé Maiuiel de la Cuesta, 1!)02.—Foll. de 16 pág,—ci'lO pta.

LIBROS RECIBIDOS CoLcecióii de trozos literarios ij poéticos de nuestros mejores escritores antiguos y modernos, recopilados por D. Enrique Sánchez, y Rueda.—Madrid, imp. de Luis Aguado.—Un volumen en 8.°, ()Ü8 pág.—1 peseta.

LA LECTURA DOMINICAL *

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