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De las Artes
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Notas sobre arquitectura románica y gótica JOSÉ MARÍA ESTABLÉS ELDUQUE
Al contrario de lo que sucede en una parte de los territorios de la Península Ibérica, en las comarcas ubicadas a poniente de la provincia de Zaragoza conviven de una manera independiente las pervivencias de la arquitectura islámica con los estilos propios del Occidente Europeo, como son el Románico y el Gótico.
Arquitectura románica En arquitectura, las manifestaciones del Románico en la comarca debieron ser considerables, pero la inevitable renovación de las iglesias en los siglos bajomedievales, sobre todo en el XIV, y en los momentos del Renacimiento y del Barroco, hicieron desaparecer otros edificios mas antiguos, no sólo románicos, sino también islámicos. A pesar de ello, son varias las iglesias más o menos completas que han llegado hasta nuestros días, representado en su conjunto un considerable elenco de aquella manifestación artística. El hecho de que la conquista se produjera en el último año del primer quinto del siglo XII, determinó en su momento que la arquitectura, escultura e imaginería pertenezcan ya al Segundo Románico, y que presenten unas características formales muy determinadas, en las que incluso se puede ver la huellas de un gótico incipiente; y en los capiteles, muy especialmente, el culto por lo vegetal de la expresión cisterciense. En cuanto a la construcción de fortificaciones en ese periodo, no muy numerosas, debido a la cantidad y calidad de las que habían dejado los musulmanes, es muy poco lo que puede decirse. Apenas algunas torres, alguna con la planta inferior abovedada, y poco más. En sus características formales difieren poco de las que se levantaron en el pre-Pirineo en la centuria anterior, pero sí en los materiales. El tipo de iglesia completa presenta por el exterior la triple volumetría: el prisma alargado de la nave, el del presbiterio, más corto y estrecho, y por último la ca-
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Románico comarcal (I)
Iglesia de Berdejo
Iglesia de Bijuesca
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Portada de Embid de Ariza
Románico comarcal (II)
Portada. Embid de Ariza Portada de la iglesia de Cimballa
Tímpano de Llumes
Cimballa. Capitel
Ermita de la Trinidad de Vadiello (Villarroya de la Sierra)
Ábside de la ermita de Malanquilla
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becera semicircular. Los dos primeros cubren con tejado a dos aguas, y la tercera con semicono. Los materiales que se aprecian son los propios del terreno; los mismos que habían utilizado los alarifes musulmanes, con predominio del tapial, y sillería en los vanos, arcos, capiteles y fustes, y esquinazos. El interior muestra, como es natural, una correspondencia biyectiva con la volumetría comentada, mostrando la triple gradación de un espacio que converge hacia el ábside. La nave, sin apenas vanos de iluminación, salvo escasas excepciones –Bijuesca-, cubre con artificio de madera, en tanto que el tramo intermedio, o del presbiterio, lo hace con cañón, y el ábside con cuarto de esfera, u horno. El vano absidal, presenta siempre una ventanita rasgada, por la que entra el sol matutino en el momento de la misa, uniendo así la simbología al hecho sagrado de la consagración. Otra tipología presente es la de sala con arcos diafragma y cabecera semicircular –Berdejo, Ruesca–. De algunos templos románicos sólo permanecen escasos pero importantes restos arquitectónicos, como es el caso de Cimballa, que muestra su hermosa portada de arquivoltas sobre capiteles. De otros, en cambio, apenas queda el simbólico crismón, empotrado en los paramentos exteriores, o en portadas muy posteriores.
Calatayud Se debieron de edificar multitud de iglesias tras la conquista, pero todas ellas fueron renovadas en los siglos posteriores. En San Andrés y San Pedro de los Francos se conservan sendos crismones.
Berdejo Destaca su prístina cabecera semicircular con semicolumnas adosadas. En la nave se separan los distintos tramos con arcos diafragma. También en Bijuesca está presente la cabecera semicircular, con largo tramo del presbiterio, y paramentos de la nave ritmados con contrafuertes, que intercalan dos vanos de medio punto, cuyos arcos apean en columnas y capiteles. Interiormente la nave estaba articulada con arcos diafragma, que arrancaban de capiteles que apeaban en semicolumnas adosadas a pilastras. En Cimballa hay una portada de tres arquivoltas con capiteles de motivos vegetales, al igual que la de Embid de Ariza. También es muy interesante la de Llumes (barrio de Monterde), iglesia que se conserva completa, con dos arquivoltas y tímpano tardío.
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Clarés La parroquia, denominada de la Virgen del Castillo, fue ensanchada para albergar capillas laterales, pero conserva su cabecera semicircular, el tramo del presbiterio, todo de tapial, pero con cantoneras de sillar, y el muro occidental, que debía de corresponder a la torre fortificada. En Malanquilla existe una ermita arruinada de la que se conserva la cabecera, con canes de nacela. Más interesante es la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Monreal de Ariza, que forma parte de la imponente fortaleza de la que fue tenente Gastón de Bearne, en tiempos del Rey Batallador. Si bien el interior fue completamente trasformado en la época del Barroco, el exterior se ha mantenido como si el tiempo no hubiese pasado, a pesar de que se nota perfectamente el recrecimiento de los muros. Exhibe la gradación volumétrica clásica, con vanos de iluminación en la cabecera, y a ambos lados del tramo del presbiterio. La portada, en el muro de poniente, es magnífica: se compone de tres arquivoltas molduradas de medio punto, que se apoyan en capiteles de dos tipologías diferentes: unos con animales mitológicos, relacionados con los de Llumes, y otros con motivos vegetales, relacionados con lo cisterciense.
Vadiello (término de Villarroya de la Sierra) Iglesia completa, de la que destacan su volumetría clásica, y el atractivo interior, con arco intermedio que se apoya en capiteles vegetales sobre largos fustes y basas.
Gótico La existencia en la comarca de una refundación cisterciense en 1186, posibilitó una arquitectura bajomedieval de corte occidental, frente a la de los alarifes; y si estos lograron introducir el ladrillo en los modos de expresión de aquella, fue en cierto modo a cambio de la aceptación de la bóveda ideal gótica, con nervios de sección aplantillada, que aparece como dominante en las iglesias mudéjares. Es preciso recordar que en la comarca de Calatayud se conserva el conjunto más numeroso de edificios levantados en los siglos XIV y XV de toda la Península.
Portada de la iglesia del Monasterio de Piedra
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Planta y desarrollo del monasterio cisterciense de Piedra
La iglesia del Monasterio de Piedra es una amplia construcción de tres naves de cinco tramos, con cabecera poligonal en la central, y acusado crucero, al que se abren capillas de planta cuadrada en el muro de saliente. La puerta de poniente, con arquivoltas apuntadas de baquetones, y una de dientes de sierra, muestra cierto primitivismo. El claustro monumental, de arcos simples apuntados, cubierto con crucería simple, se levantó en el siglo XIV, lo mismo que el alargado refectorio. Más antigua es la sala capitular, cuya puerta y ventanales tienen similitudes con la portada comentada anteriormente. La base de la torre, con base en forma de cruz, dispuesta de forma anómala, es muy interesante, sobre todo por sus trompas volteadas, para obtener una superficie cuadrada.
Bóvedas de crucería de la iglesia de Bordalba
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La parroquial de Bordalba (siglos XIIIXIV), dada a conocer por Cristóbal Guitart, es un ejemplar único en el territorio de Aragón. Se trata de una bella construcción de tres naves, de otros tantos tramos, con cabecera cuadrada, obrada sobre un edificio anterior. Tanto el tipo de sus bóvedas, de crucería simple, como los pilares cuadrados, con semicolumnas adosadas, apartan a esta iglesia de cualquier referencia conocida.
De finales del siglo XIV es la iglesia de San Pedro de los Francos de Calatayud, de tres naves, con sus correspondientes ábsides poligonales. Exhibe hermosa y monumental portada a los pies, esculturada. La visita al interior, recientemente restaurado, es una experiencia gratificante. Otra portada de corte gótico clásico es de la iglesia de Santa María de Maluenda. Tanto en esta, como en las otras dos iglesias medievales de esta población, las bóvedas son de crucería sencilla. El artificio de bóvedas simples de crucería de la parroquial de Paracuellos de la Ribera, tendidas a lo largo de las tres naves sobre dos líneas de formeros mudéjares más antiguos, recuerda las particularidades de las de San Andrés de Calatayud, que también reposan sobre un artificio de arcos mudéjares. En Miedes se puede visitar otra iglesia de tres naves con bóvedas simples de crucería. En Villarroya de la Sierra la iglesia parroquial muestra una cabecera de piedra, cuadrada al exterior, y poligonal al interior, con bóveda nervada. En ella se abre un ventanal gótico mainelado. La portada es gótica, aunque realizada en ladrillo aplantillado. Otras portadas de ladrillo hay en la ermita de Paracuellos de Jiloca, y en la Iglesia de Morata de Jiloca. La ermita de la Virgen, situada dentro del casco urbano de Olvés, es de nave única y, al igual que algunas iglesias mudéjares, está dotada de una triple cabecera Portada de la iglesia de Villarroya de la Sierra intercomunicada, con capilla mayor más destacada. Todos los arcos son apuntados, apeando en recios fustes y capiteles en la parte exenta, y las bóvedas de crucería sencilla. Tanto en la parte que da a las naves, como en la de la capilla mayor, las enjutas y los limitantes están tapizados con dibujos geométricos repetitivos, más gotizantes que mudéjares. Todavía dentro del clasicismo gótico, llamado «Reyes Católicos», puede localizarse en la comarca un interesantísimo ejemplar, cual es el de la parroquia de Torrijo de la Cañada, de una nave con capillas entre los contrafuertes, y cabecera poligonal. La portada, dotada de finas arquivoltas y gablete, es de las más notables del arte aragonés de aquel periodo. Algunos templos levantados en el siglo XVI, a los que se dotó de complicadas bóvedas estrelladas, mantienen plantas y detalles declaradamente góticos, como es el caso de San Miguel de Ibdes. Se trata de un edificio de gran empaque, con tres naves y cabecera poligonal en la central, cuyos pilares fasciculados son de tipología clásica. Su tracista fue el cantero trasmierano Rodrigo Marrón, quien trabajaba ya en ella en 1525.
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Las iglesias columnarias de la Asunción, en Fuentes de Jiloca, obra de Gabriel Meçot, y de Ariza, debida a Juan y a Francisco Marrón, muestran cajas de tradición gótica, pero los pies derechos en los que se apoyan las bóvedas estrelladas, y los detalles decorativos son ya plenamente renacentistas. A estos mismos canteros se debe el templo de San Juan de Torrijo de la Cañada. Otras iglesias con bóvedas estrelladas, con cabecera poligonal o cuadrada, son las de Jaraba, Aniñón, Cabolafuente, Villalengua, Castejón de las Armas, Monterde, Montón, Terrelapaja, etc. De la arquitectura civil se conservan algunas casas con portadas apuntadas de piedra, o de ladrillo –Tobed, Villarroya, Miedes, etc.–, y algún palacio de carácter rural con galería de arquillos apuntados –Moros–. De entre los castillos señoriales, o para la defensa del reino, del pleno gótico destaca el de Godojos, de los Heredias, con torre palaciana de portada apuntada, y bellos ventanales geminados. Un antepecho volado aspillerado, con merlones escalonados y matacanes, corona la torre. Algo posterior es el de Alhama de Aragón, de gran austeridad, y con parapeto volado. Muy purista es también la torre-puerta del Monasterio de Piedra, con bóvedas alternando el eje y vano geminado. En el castillo de Monreal de Ariza, que fue de Gastón de Bearne, hay una torre-puerta, a la que estaba pegado otro edificio residencial abovedado que hoy se encuentra completamente arruinado. La torre aspillerada de Tobed formaba parte de un edificio fortificado más amplio. En Miedes hay una hermosa torre con ventanales mainelados sobre la terraza. En Calmarza destaca una torre con garitones en las esquinas. Muy adustos son los restos del castillo de Ibdes, de los que formaba parte la base del campanario. De expresión gótica es asimismo la parte inferior de la torrepuerta de Torrijo de la Cañada.
Castillo de Alhama de Aragón
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A la ermita del castillo de Bijuesca se le añadió un campanario fortificado, y a la propia fortaleza una torre con buharda de matacanes, cuando se fortificó la frontera. En el complejo fortificado de Cetina sobresale una torre, que en tiempos fue albarrana, realizada en piedra caliza. Dentro de la fortaleza está la capilla en la que se casó Quevedo. De época bajomedieval es la muralla torreada de Montón. Otro torreón, de piedra circular, se añadió a la iglesia de Torrijo de la Cañada.
Los castillos AGUSTÍN SANMIGUEL MATEO
Hasta el sigo XIX era inconcebible que una ciudad, incluso un pueblo, no dispusiera de un cierre defensivo y de algún punto fortificado. Después de los restos de las murallas celtibéricas de Segeda, y de las romanas de Bílbilis Itálica, las más antiguas de esta comarca, y de época medieval seguramente de España, son las de la propia ciudad de Calatayud. Quedan al menos dos kilómetros y cinco puntos fortificados, siendo el más alto el Castillo Mayor, aunque probablemente el más antiguo sea el de Doña Martina, anterior a la ampliación ordenada en 862 por el emir de Córdoba Muhammad I. Se trataba de fortificar tres montículos surcados por dos barrancos sobre los que se asentaba la ciudad, siendo pues su disposición muy complicada. Es de destacar la técnica constructiva, que combina el tallado de la roca de yeso con mampuesto y tapial, y la presencia de torres de planta octogonal abovedadas con cúpulas semiesféricas.
Embid de Ariza
Maluenda
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Berdejo
Ermita fortificada de Bijuesca
Bijuesca
De época islámica son asimismo el castillo de Maluenda y lo que queda del de Belmonte de Gracián. También hechos con mampostería y hormigón de yeso, seguramente por mudéjares, son los de Villafeliche, Villarroya, Ruesca y las Encantadas, en Saviñán, quizá del siglo XIV, aunque podrían pasar por musulmanes. Es precisamente en el siglo XIV, al producirse la guerra con Castilla, cuando se construyen o se refuerzan castillos en muchos pueblos, conservándose restos en la mayoría de ellos. Algunos son espectaculares por su emplazamiento, como los de Arándiga, Berdejo, Bijuesca, Embid de Ariza y Monreal de Ariza. Imponente debió de ser el de Ariza, y el de Cetina aún conserva una capilla con yeserías gótico-mudéjares. Como torres residenciales góticas, de buena sillería y con alfarjes, están la de Alhama y especialmente la de Godojos.
Bibliografía GUITART APARICIO, Cristóbal. Castillos de Aragón. Zaragoza 1976. (Reedición Centro de Estudios Bilbilitanos. Calatayud, 2004). SANMIGUEL MATEO, Agustín. «Qal´at Ayyub» Calatayud, ciudad en el tiempo. Calatayud, 2001.
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