PAISAJES DE LA MODERNIDAD EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES: LA OBRA DEL ARQUITECTO FRANCISCO SALAMONE (1936-1940) LANDSCAPE OF MODERNITY IN THE BUENOS AIRES PROVINCE: THE WORK OF ARCHITECT FRANCISCO SALAMONE (1936-1940) María Jimena Cruz*
RESUMEN El presente trabajo busca entender a la arquitectura como parte de la materialidad de los paisajes sociales, como un elemento activo producto de una sociedad y que por lo tanto, está atravesada por determinados discursos surgidos desde el poder. A partir de esa idea, reflexiono sobre el potencial de los estudios de la arqueología de la arquitectura como una linea de análisis para abordar diferentes problemáticas. Propongo ilustrar dicha idea estudiando el proceso de consolidación del capitalismo industrial en la provincia de Buenos Aires (Argentina) durante la década de 1930 a partir de los cambios que se produjeron en el paisaje urbano de esa región. Para abordar dicho objetivo estudio las construcciones proyectadas por el arquitecto Francisco Salamone y que formaron parte de un plan de edificación ideado por el gobierno provincial durante los años 1936 a 1940. En este trabajo particular considero como caso de estudio la ciudad de Azul, localizada al sur de la provincia de Buenos Aires y que presenta dos edificaciones de dicho arquitecto, el cementerio y el matadero municipal. Palabras Clave: arqueología de la arquitectura, Francisco Salamone, modernidad
*Universidade Federal de Minas Gerais.
[email protected] Cruz, M. J. 2013. Paisajes de la modernidad en la Provincia de Buenos Aires: la obra del arquitecto Francisco Salamone (1936-1940). Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana 7:67-87. Buenos Aires.
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RESUMO No presente trabalho procuro entender à arquitetura como parte da materialidade das paisagens sociais, como um elemento ativo produto de uma sociedade e que por tanto esta atravessada por determinados discursos surgidos desde o poder. A partir dessa ideia analiso o potencial dos estudos da arqueologia da arquitetura como uma linha de pesquisa para abordar diferentes questões. Assim, proponho ilustrar dita ideia estudando o processo de consolidação do capitalismo industrial na província de Buenos Aires (Argentina) durante a década de 1930 a partir das mudanças que aconteceram na paisagem urbana de dita região. Para abordar esse objetivo estudo as construções projetadas pelo arquiteto Francisco Salamone que fizeram parte de um plano de edificação ideado pelo governo provincial durante os anos 1936 a 1940. Neste trabalho particular considero como caso de estudo a cidade de Azul, localizada ao sul da província de Buenos Aires e que apresenta dois edificações de dito arquiteto, o cemitério e o Matadouro municipal. Palavras Chave: arqueologia da arquitetura, Francisco Salamone, modernidade
ABSTRACT This work seeks to understand the architecture as a part of the materiality of a social landscape and as an active element, produced by a society where he belongs. From this idea I make some considerations about the potential of the studies of the archaeology of architecture as a form of understand different problematics. I propose to illustrate this idea by studying the process of consolidation of the industrial capitalism in the Buenos Aires Province (Argentina) during the 1930 decade through the changes that occurred in the urban landscape of that region. In order to accomplish that, the constructions and buildings designed by the architect Francisco Salamone were studied. They were part of an edification plan developed by the provincial government during the years 1936 to 1940. In this particular work, I consider the city of Azul, localized in the South of the Buenos Aires province where two buildings made by that architect, the cemetery and the slaughterhouse, are present. Keyword: archaeology of architecture, Francisco Salamone, modernity
INTRODUCCIÓN El espacio dentro de la arqueología fue considerado durante mucho tiempo como un concepto neutro, naturalizado y que no se encuentra influido por el contexto social. Esto llevo a que fuera pensado como sinónimo de un simple escenario de la actividad humana en donde se sucedieron los acontecimientos a lo largo del tiempo (Mañana et. al. 2002:15). En los últimos años, diversos trabajos han empezado a pensar la dimensión espacial desde otro punto de vista (Hodder y Orton 1981; Tilley 1994; Nielsen 1995; Zarankin 1997, 2008; Acuto 1999; Nielsen y Walker 1999; Gordillo 2005; Vaquer 2007; entre otros).
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Se comenzó a tomar al espacio como un medio donde las relaciones sociales se producen y reproducen a partir de las prácticas sociales que son llevadas a cabo en él y donde existe una conexión entre ellas y la estructura espacial (Lefebvre 1974; Gregory y Urry 1985; Giddens 1995). Surge un término que expresa esta relación: la espacialidad, es decir, el espacio como socialmente construido y como un producto social que construye y estructura las prácticas a través de su materialidad y significados y al mismo tiempo es estructurado por dichas prácticas (Acuto 1999). Este concepto permite entonces ver al espacio no como algo neutro, sino como un escenario conflictivo donde diversos discursos e ideologías son puestos en juego. Se puede decir que la espacialidad es un instrumento de poder que permite producir y reproducir relaciones de dominación a partir de su materialidad y de los significados en ella impresos (Lefebvre 1974). Este espacio socialmente construido (o espacialidad) forma paisajes que pueden tener distintas escalas espaciales pero que sea cual sea esa escala, tienen un significado y transmiten mensajes no verbales a través de su materialidad (Acuto 1999). Lo que importa resaltar acerca de los paisajes sociales es que son construcciones sociales dinámicas, de carácter material y cognitivo, que expresan y reformulan en el espacio las relaciones y significados sociales, por lo que desempeñan un rol activo en la producción y reproducción social (Gordillo 2005:115). Uno de los elementos que conforman la materialidad de este paisaje social es la arquitectura. Sostengo que a partir de su análisis y en particular, de la arquitectura pública, se pueden abordar qué tipo de discursos están detrás o subyacen a la construcción de un paisaje social, ya que las diversas construcciones o edificios son el producto de la sociedad y el sistema al que pertenecen y que por ende, se encuentran atravesadas por determinados discursos surgidos desde el poder (Zarankin 2008). Considero importante aclarar que entiendo al discurso como una forma de comunicación delineada por estructuras de saber-poder que a la vez reproduce (Foucault 1976). De esta forma, los discursos son socialmente constitutivos así como están socialmente constituidos y tienen su propia lógica que buscan modelar las prácticas de las personas, determinando y programando como ellas deberían ser (Chartier 1988). Puede decirse que los discursos construidos desde el poder procuran moldear la realidad cotidiana de las personas, creando sus propias condiciones de dominación (Zarankin 2002). Retomando a Foucault, uno de los mecanismos para implantar esos discursos es a partir de la capacidad de controlar el espacio y los objetos dentro de éste (Foucault 1976). En este sentido, la arquitectura posee la capacidad de estructurar dichos espacios y de transmitir esos discursos a partir de su materialidad. Es con esto en mente que se puede definir a la arquitectura en el sentido de Mañana y coautores, es decir, como “(... ) una tecnología de construcción del paisaje social que mediante dispositivos artificiales domestica el mundo físico
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no solo introduciendo hitos arquitectónicos en el espacio natural para ordenarlo según referencias culturales, sino también controlando e imponiendo la pauta de percepción del entorno por parte de los individuos que la usan” (Mañana et. al. 2002:28). Esta visión de la arquitectura permite desprenderla de su carácter pasivo y permite empezar a pensar a las construcciones como elementos activos y como formas donde a través de su estructuración se crean y transmiten principios sociales (Lockock 1994) y donde se representan y expresan ciertos principios de orden y clasificación (Parker Pearson y Richards 1994). Es importante aclarar que este carácter de la arquitectura entra en tensión con las prácticas que son llevadas a cabo por los agentes que hacen uso de esos espacios y que a partir de ellas se pueden introducir variantes que permitan una reinterpretación o reformulación del orden establecido. Considero entonces que la arquitectura es parte y está relacionada con contextos socio históricos específicos y por lo tanto, a partir de ella pueden abordarse diferentes cuestiones. A partir de todo lo dicho anteriormente, este trabajo tiene como objetivo estudiar el proceso de consolidación del capitalismo industrial en la provincia de Buenos Aires (Argentina) durante la década de 1930 a partir de los cambios que se produjeron en el paisaje urbano de dicha región. Para esto fueron analizadas las obras de arquitectura pública que componen dicho paisaje social y los discursos que las estuvieron estructurando. Más específicamente, en este trabajo particular fue considerada la obra de Francisco Salamone, el arquitecto que estuvo a cargo del plan de edificación que se llevó a cabo en varias ciudades de la provincia de Buenos Aires entre los años 1936 a 1940 y un representante del movimiento moderno. En esta investigación tomo como caso de estudio la ciudad de Azul, más específicamente el portal del cementerio y el matadero municipal (por razones de espacio la plaza y la entrada al parque municipal, también construidas por el, no serán analizadas) a partir de dos vías de análisis, por un lado, a través del estudio de los edificios mismos y sus características estructurales y espaciales y por otro, a través de los estilos arquitectónicos a los que este arquitecto adscribió. Analizar los diferentes estilos que adoptan las construcciones puede ser una forma complementaria de abordar los discursos que estructuraron la construcción de un paisaje social. Esto es así porque considero a dichos estilos en el sentido de Foucault (1992), es decir, como un conjunto de normas determinadas por un sistema de saber-poder que define la utilización de determinados signos que son la representación gráfica y material de dicho sistema. De esta forma, procuro alejarme de las nociones de estilo clásicas de la arqueología que lo consideran desde una perspectiva meramente decorativa o como delimitadora de diferentes grupos culturales tanto espacial como temporalmente. Así, pienso al estilo como una forma de comunicación y como un aspecto de las dinámicas culturales de una sociedad.
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En el caso de los edificios, esos estilos se evidencian a partir de diferentes detalles que no se vinculan solo con la parte externa y visual de los mismos. Así, mi atención no solo se centra en las fachadas, las molduras y en los juegos de sombras, sino también en los materiales usados y en la distribución espacial de un edificio. Se puede decir que la elección de un determinado estilo arquitectónico jugará un rol importante en la construcción y estructuración de un paisaje social. Sin embargo, hay dos puntos importantes que resta aclarar, en primer lugar, no niego el carácter conflictivo de los estilos, ya que los mismos también pueden ser usados de forma contra hegemónica, jugar un rol subversivo y no ser sólo funcionales al sistema. En segundo lugar, no pienso al estilo como una unidad estática, rígida o que no se pueda fusionar con otros estilos (que de hecho es lo más común), tampoco es mi intención afirmar que un estilo arquitectónico define una época determinada (ya que se pueden dar varios estilos dentro de un mismo periodo histórico). Considero que cada construcción debe ser analizada dentro de su contexto temporal-espacial específico y atendiendo a las particularidades del mismo. Antes de pasar al análisis de las dos construcciones mencionadas, discuto el contexto general en el que estas obras fueron llevadas a cabo, luego desarrollo la metodología que utilicé para abordar dichas estructuras y para estudiar cómo se pensó el espacio en las mismas. Por último analizo los estilos particulares que uso Salamone en el diseño de sus proyectos.
LA DÉCADA DE 1930 Considero que es interesante tomar este momento particular de la historia porque como mencioné anteriormente, fue un momento de grandes cambios no solo en el país, sino también en el sistema mismo de producción capitalista. Hay tres hechos importantes que se encuentran interrelacionados y que llevaron a un cambio socioeconómico en el país durante la década de 1930. A nivel internacional, se produce la crisis de la bolsa de Nueva York de 1929, la primer gran crisis del sistema capitalista y que tiene repercusiones a nivel mundial. En nuestro país, a causa de dicha crisis se produce un grave deterioro en los términos de intercambio con otros países, se empiezan a limitar las exportaciones y las importaciones (crisis del modelo agro-ganadero) y esto tiene como consecuencia el desarrollo de una etapa de industrialización por sustitución de importaciones. Esto se refleja en que en los primeros años posteriores a la crisis, los talleres y las máquinas aumentaron sus bienes de producción. El tercer cambio se relaciona con el primer golpe militar de 1930 que pone fin a la primera experiencia democrática en la Argentina (Privitellio et. al. 1999).
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Se puede decir que es en ésta década que en la Argentina se llega a la consolidación de un sistema de producción que se podría denominar, siguiendo a Wallerstein (1974) como un momento de capitalismo industrial. Hablo de consolidación y no de inicio porque el principio de dicho momento, en el caso de la Argentina comienza a fines del siglo XIX, sobre todo después de 1880 (Dorfman 1970; Zarankin 1997). Es en este momento que se construyen las bases de la “Argentina moderna” caracterizada por el funcionamiento de un modelo económico basado en la exportación de productos agrícolas ganaderos a los mercados europeos (modelo agro-ganadero) y por ende la explotación del campo, la aparición del ferrocarril y las primeras fábricas, la aplicación de una economía liberal, una alta tasa de inmigración europea y el crecimiento poblacional (Romero 1996 [1965]; Privitellio et al. 1999). En la década de 1930, se continúa con la construcción de una “Argentina moderna” pero cuya base no es más la de un modelo agro-exportador, sino que es la de una combinación de dicho modelo con uno industrial. Los centros geográficos de esta modernización fueron, en primer lugar, la provincia de Buenos aires seguida por Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba. Es precisamente en este contexto que en la provincia de Buenos Aires, durante los años 1936 a 1940, el gobierno provincial implementa un plan de edificación en varias ciudades de la misma (Figura 1). El mismo tenía como objetivo consolidar las pequeñas ciudades y localidades que hasta la década de 1930 seguían siendo una continuación de los fortines contra los indígenas o creadas debido a las necesidades ferroviarias para el transporte de la producción agropecuaria al puerto de la ciudad de Buenos Aires. Para eso se puso en marcha la construcción de municipios, mataderos, portales de cementerios y plazas. Dicho proyecto fue encargado al ingeniero y arquitecto Francisco Salamone que se ocupó del diseño y la construcción de los mismos.
Francisco Salamone y el plan de obras públicas Entre los años 1936 a 1940, como arquitecto del estado provincial, Salamone proyectó y construyó más de 72 edificios en 28 ciudades y pueblos en la mitad sudeste de la provincia de Buenos Aires. Las mismas fueron principalmente sedes municipales, plazas, mataderos y portales de cementerios (Figura 2). La arquitectura de Salamone presenta características particulares, especialmente el uso de nuevos materiales (como por ejemplo el hormigón armado) y tecnologías, así como también la implementación de un estilo determinado, el Art deco (Longoni 2001). Otra característica que distingue su obra es la monumentalidad de los edificios, muchas veces relacionada con una revalorización del rol del estado en la comunidad.
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En el caso de los cementerios, los cambios se centraron en la entrada de los mismos mientras que la ubicación no fue modificada. Así, Salamone construyó portales de grandes dimensiones, incluyendo estatuaria de hormigón armado de tamaño grande fuertemente geometrizadas y jugando con las concepciones de la vida y la muerte. Para los mataderos, ellos fueron los primeros hechos por el estado. Eran símbolos de la nueva industria y de la creciente mecanización del faenado y la imposición de mayores medidas sanitarias (Fiorentino 2007). Considerando la falta de signos visibles exteriores que denotaran la función de esos edificios, Salamone proyectó fachadas con diferentes ornamentaciones simbólicas. Los cambios que introdujo Salamone fueron producidos en el marco del plan de edificación del gobierno provincial. En sólo cuatro años, fueron construidos estos edificios que en cierta medida tuvieron como objetivo consolidar las pequeñas ciudades del interior1
Figura 1. Localidades donde se llevó a cabo el plan de edificación.
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La ciudad de Azul Una de las ciudades que fue incluida en el plan de edificación mencionado fue la ciudad de Azul (Figura 1). La misma se encuentra localizada en el centrooeste de la provincia de Buenos Aires y a 300 km de la ciudad de Buenos Aires. Azul es una ciudad que desde su fundación fue un importante centro dentro de la economia de la provincía. En sus comienzos, las actividades llevadas a cabo en ella fueron el cultivo de cereales y la cria de ganado y para el año 1880 ya era un centro agricola-ganadero. Para la misma época la ciudad ya poseía alumbrado eléctrico a querosene, tendido de cable telegráfico y tren.
Figura 2. Matadero y municipalidad de Guamini.
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Comenzado el siglo XX la ciudad ya tenía varias fábricas e industrias importantes, especialmente la de cuero, carne, fabricación de cerveza y jabón. Para el año 1936 ya existía un trazado urbano con parques, avenidas, calles asfaltadas y edificios. También había una usina y una cooperativa eléctrica, así como también un banco conformado de capitales locales. Como mencioné anteriormente voy a centrar mi análisis en el cementerio y el matadero de dicha ciudad.
METODOLOGÍA Y ANÁLISIS Para estudiar la materialidad de los edificios mencionados, fueron consideradas dos formas de análisis. Por un lado, a partir de los edificios mismos, es decir, en sus características estructurales y espaciales. Por otro, a partir del estilo arquitectónico de dicho arquitecto, es decir, el Art Deco.
Analizando los edificios Con respecto al análisis de los edificios, la metodología estuvo dividida en dos partes. En la primer parte fue medido el potencial simbólico y comunicativo de estas dos obras. Para esto utilicé en las variables utilizadas por Moore (1996) y reformadas por Gordillo (2005) para el análisis de la arquitectura pública. Dichas variables son: 1-Escala: hace referencia al tamaño global y relativo de la estructura. También se asocia a atributos del espacio que son mensurables para la arqueología, como magnitud, forma, límites, componentes y características constructivas. 2-Ubicación: define en términos espaciales la situación de una estructura dentro del área más general. Pueden considerarse tres clases, central, periférica y terminal. 3-Perceptibilidad: está vinculado a los efectos de la distancia, las barreras físicas sobre la percepción de los mensajes verbales y no-verbales. Este concepto no solamente se refiere a la captación visual sino que involucra la capacidad perceptual humana completa (Moore 1996). 4-Visibilidad arquitectónica: se refiere al impacto visual de y desde los espacios construidos.
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La segunda parte se ocupó de investigar la organización espacial para discutir cómo se estuvo pensando el espacio dentro de los edificios, se analizó si el espacio estuvo integrado o compartimentalizado así como también se observó la circulación y la distribución de la actividades dentro del mismo. Por último se discutió si el espacio se estuvo pensando de forma distintas e implicó una ruptura con respecto a épocas anteriores. En el caso del portal del cementerio me centré especialmente en la relación entre el adentro/afuera como representante de la metáfora vida/muerte y con respecto al matadero analicé si la organización de las actividades representó un cambio con respecto a mataderos anteriores, y en caso de ser así, qué tipo de cambios se dieron y que implicancias tuvo en la organización del trabajo de los operarios.
El portal del cementerio Como mencioné anteriormente, una de la de las cualidades que caracteriza a la obra en general de Salamone es la monumentalidad de sus edificios. El caso del cementerio de Azul es uno de sus diseños más paradigmáticos en este sentido y por eso planteo qué su análisis puede resultar muy útil a la hora de analizar cómo se construyó esta monumentalidad, en qué consistió y cuáles eran los mensajes que se buscaron transmitir a través de ella. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que generalmente los portales de los cementerios buscan tener un impacto en la percepción de las personas, entonces ¿en qué se diferencia el caso de Azul con respecto a otros? Para contestar esta pregunta recurrí a las variables antes mencionadas para medir el potencial comunicativo de la arquitectura pública. Cabe aclarar que para poder analizar de una forma más eficaz dicha construcción separé a la misma en frente y contra frente. Tomando en consideración la escala de la construcción en general, se puede decir que las dimensiones de la estructura son bastante imponentes, esto se hace evidente en la visibilidad del portal ya que es posible verlo desde varias cuadras de distancia (hay que tener en cuenta que en Azul no hay muchas construcciones altas), además hay que agregar que el contexto ayuda a realzar esta escala ya que por un lado, el portal se encuentra construido en una esquina lo cual aumenta la fuerza expresiva y la escala del mismo. Por otro lado, se encuentra ubicado en una zona donde no hay muchas construcciones, se puede decir que está ubicado en una zona periférica (hay que considerar que en la época en que fue construido debe haber habido muchas menos). Se observa entonces como la escala y la ubicación entran en relación y como una es potenciada a partir de la otra. Esta gran escala se conjuga con los elementos que componen el portal para aumentar este aspecto monumental, a la vez dichos elementos se relacionan con la forma en que esta construcción es percibida.
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En el caso del frente, tenemos varios componentes que buscan un impacto no solo visual sino también sensorial. Como se aprecia en la Figura 3, el frente presenta un eje centrado en el ángel y en la cruz, detrás del ángel se encuentra la inscripción R.I.P (Requiescat in pacem) que rompe con la simetría perfecta de la fachada. Otro aspecto que llama la atención de este frente son las líneas verticales que lo componen, dichas líneas sugieren una dirección ascensorial de carácter religioso que le dan al portal el sentido de umbral entre la vida y la muerte (Acuña 2005). En el caso del contra frente se aprecian muchas diferencias (Figura 4) con respecto al frente, se podría decir que el primero es el opuesto del segundo, esto se evidencia principalmente en la simpleza del mismo. El único elemento decorativo que se observa es la cruz que se encuentra arriba de la puerta de acceso, no se percibe ninguna inscripción, el color también es distinto, siendo éste mucho más claro que el de la fachada. Otra diferencia que resulta interesante es la simetría perfecta de este contra frente en contraposición al frente, se aprecia entonces que hay una serie de oposiciones que conforman este portal, claro/ oscuro, simétrico/asimétrico, decorado/no decorado. Esta serie de oposiciones se relaciona también con la forma en que fue pensado el espacio de dicho portal, es decir, tratando de enfatizar la diferencia entre el adentro y el afuera, lo cual se evidencia en la barrera visual que impide mirar hacia adentro del cementerio desde afuera y viceversa (Figuras 3 y 4). Todos lo elementos que constituyen este portal (su monumentalidad, sus oposiciones entre el adentro y el afuera, su forma de organizar la circulación de la entrada al cementerio) dejan ver que lo que se está tratando de enfatizar es esta diferencia entre la vida y la muerte, entre la “ciudad de los vivos” y la “ciudad de los muertos” (Acuña 2005). Teniendo en cuenta esta idea del portal como un “umbral”, la obra de Salamone asigna un significado a la ciudad de los vivos y a la de los muertos que se diferencia a la de otros cementerios.
El matadero El caso del matadero de Azul resulta muy interesante ya que representa uno de los muchos mataderos “municipales” construidos por el estado como parte de su plan de edificación mencionado anteriormente. Al momento de su diseño, Salamone se encontró con el problema de la falta de antecedentes para la construcción de mataderos por parte del estado, es por esto que su diseño resulta innovador. Con respecto a su potencial comunicativo, este edificio muestra un complejo juego de formas que resultan muy interesantes a la hora de su análisis. La escala del mismo no es tan imponente como la del cementerio antes analizado, pero esto no quiere decir que esta obra sea menos monumental que la anterior ya que su impacto sobre el paisaje es bastante notorio. El edificio se encuentra
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Figura 3. Frente del portal del cementerio.
Figura 4. Contra frente del portal del cementerio.
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ubicado en las afueras de la ciudad y lejos del camino principal, se puede decir que su ubicación es bastante periférica, pero al estar rodeado solamente de campos, dicho edificio cobra más importancia y parece más grande de lo que realmente es. Para aumentar esta sensación de escala, el matadero posee una torre en forma de cuchilla en su frente que se eleva y que hace más imponente la entrada a dicho matadero (Figura 5). Hay que resaltar que la presencia de estas torres es un rasgo que distingue a todos los mataderos diseñados por Salamone, dichas torres no cumplían un papel a nivel funcional, sino que cada una servía como “emblema” de cada matadero distinguiendo uno del otro (Sabugo 2003). Esta fachada se conjuga con la organización del espacio interno de dicho matadero. Mientras que el exterior denota la función del edificio, el interior se encarga de organizar esta actividad (es decir el faenamiento de los animales). En este sentido, la obra de Salamone representa una innovación, la cual está relacionada a la forma en que fueron concebidas las actividades que se llevan a cabo en un matadero. Así, fueron pensadas como un proceso conformado por diversas actividades, las cuales dividió en actividades principales y en actividades aleatorias o secundarias. Dicha diferenciación llevó a una diferenciación de los espacios en espacios principales y espacios secundarios, en los primeros se llevaron a cabo las actividades críticas, mientras que en los segundos se realizaron las tareas complementarias o secundarias a las críticas. Así, la sala de faena fue considerada la actividad principal, alrededor de la cual se organizaban el resto de las tareas (Sabugo 2003).
Figura 5. Matadero municipal.
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Analizando el estilo Como mencioné anteriormente, considero que los estilos pueden ser definidos como un conjunto de normas determinadas por un sistema de saberpoder que define la utilización de determinados signos que son la representación gráfica y material de dicho sistema. Para analizar el estilo de los edificios construidos por Salamone retomé las fachadas, molduras, juegos de sombras, materiales usados y la distribución espacial. En este caso consideré los dos estilos que más caracterizan la obra de dicho arquitecto y que forman parte del movimiento moderno: el Art Deco y el futurismo. Como mencioné antes, no pienso estos estilos como unidades estáticas o rígidas que no pueden fusionarse con otros estilos. Cada construcción debe ser analizada dentro de su contexto temporal-espacial específico.
“El futuro es ahora”, Salamone y el movimiento moderno Si varios estilos se pueden fusionar en una construcción, esto es lo que se observa en la arquitectura de Francisco Salamone. En sus diseños se pueden apreciar sobre todo, el predominio de dos estilos en particular: el Art Déco y el futurismo. Con respecto al Art Déco, se puede decir que es una corriente estilística que abarcó a las artes plásticas, el vestido, objetos decorativos y a la arquitectura que surge durante los períodos de entreguerras en la década de 1920. Dicho estilo surge como una manifestación de la nueva modernidad que se empezaba a imponer como una alternativa a los códigos estéticos del pasado, algunos críticos incluso lo consideran como una respuesta dialéctica al Art Nouveau y al neoclasicismo ya que es un estilo que busca la sobriedad y un “orden” a través de la razón y de su capacidad de abstracción o de la ciencia y su capacidad de geometrización (Gutiérrez 2005). El Art Déco puede ser definido principalmente por ser un estilo simétrico y sobre todo geométrico. La decoración exterior de los edificios era principalmente abstracta y las formas geométricas que más comúnmente se usaban fueron el cuadrado, el circulo y el triangulo, combinados con líneas simples o paralelas en “zig-zag” (Petit de Iguarán 2005). Este estilo también representa a esta nueva modernidad porque muchas de las innovaciones que introdujeron pudieron realizarse gracias a la incorporación de nuevos materiales de construcción producto de la industrialización, de la producción en masa y de la nueva tecnología (hormigón armado, acero inoxidable, ladrillos de vidrio, etc.). Estos nuevos materiales se combinaron a su vez con los tradicionales (ladrillo, mármol, madera, etc.) buscando un contraste entre
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texturas y colores que realzaran la expresión y puntos de atracción visual de una construcción (Gutiérrez 2005). Con respecto a la organización del espacio interno, es un estilo que busca jerarquizar la función de los espacios pero sin renunciar a la expresividad de las formas decorativas (Gutiérrez 2005). Se puede decir entonces que el Art Déco, como otros estilos dentro del movimiento moderno proclamó la pureza de las formas, la valoración de los elementos geométricos, la funcionalidad en la organización de los espacios, la utilización de la tecnología más novedosa en la construcción y la fluidez espacial en las relaciones entre los distintos ambientes (Petit de Iguarán 2005). En la obra de Salamone se observan muchos elementos de este estilo, sobre todo en la importancia dada a la decoración geométrica de las fachadas o el uso de líneas paralelas entre otras cosas. En el caso del cementerio de Azul, se aprecia precisamente este contraste entre texturas del frente, donde se conjuga el granito negro de la inscripción “R.I.P” con el hormigón del ángel y con la piedra de la base buscando cierto impacto visual, también se observa esta preocupación por la funcionalidad en la organización de los espacios y la circulación entre ellos, como se puede ver en el caso del matadero. Otros rasgos de los diseños de Salamone, sin embargo, se explican a partir de otros estilos, por ejemplo, del futurismo. Es importante aclarar sin embargo, que el futurismo arquitectónico es un movimiento más que un estilo que surge en Italia en 1914 cuando se firma el manifiesto de la arquitectura futurista2. Como la mayoría de las vanguardias, el futurismo busca una renovación completa, marcar un punto de ruptura con respecto a la tradición, romper con todo lo anterior y crear un arte nuevo acorde con la mentalidad moderna. Una de las principales preocupaciones de las arquitectura futurista fue la de pensar una ciudad para estos nuevos tiempos, la cual debía construirse de cero. La idea imperante era la de una ciudad-máquina de escalas gigantescas y monumentales, principalmente artificial que eliminara la escala de lo humano (Mancebo 2004) en definitiva, una ciudad bajo el paradigma de la máquina, una gran metrópolis en la cual imperaran la dinámica del cambio y el movimiento (Mele 2005). Para esto, el futurismo toma como modelo a las máquinas y sus principales atributos: la fuerza, rapidez, velocidad, energía y sobre todo el movimiento. Con respecto al estilo de las construcciones futuristas, se puede decir que no hay una forma sencilla de caracterizarlo, esto se debe principalmente a que las propuestas futuristas rara vez se llevaron a cabo (Mancebo 2004), la mayoría son proyectos que nunca se construyeron. En el caso de Salamone, se puede notar esta influencia no tanto en lo estilístico, sino más bien en ciertos rasgos de sus diseños, como por ejemplo la monumentalidad de sus construcciones, al igual que el futurismo, Salamone buscó el impacto visual y la grandilocuencia. Otro rasgo que se puede relacionar con el movimiento futurista es cómo sus construcciones marcan una ruptura
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con el resto del paisaje urbano donde fueron construidas, esto se hace evidente por ejemplo en la ciudad de Azul, donde además del cementerio y el matadero Salamone diseñó la plaza principal, incluyendo las luminarias de la misma, los bancos y el diagrama de los azulejos del piso y la entrada del parque municipal, se puede decir que cada ciudad donde Salamone construyó buscaba romper con las tradiciones estilísticas anteriores y a la vez tratar de introducir una nueva.
DISCUSIÓN A partir del estudio de dos de los edificios construidos por Salamone y sus tendencias estilísticas, fueron elaboradas algunas conclusiones. Para empezar, se puede decir que los edificios analizados muestran características propias de la arquitectura moderna tales como la preocupación por la funcionalidad de los espacios, el uso de materiales novedosos, el impacto visual y la búsqueda de un “orden” a través de la razón y la abstracción. Esta tendencia del uso de estilos modernos por parte de los gobiernos provinciales no es única ya que se observa algo similar en la provincia de Santa Fe, otro de los centros importantes de desarrollo durante la década de 1930. Esto podría estar evidenciando una transformación en cuanto a las estrategias utilizadas para materializar una idea de modernidad a partir de la arquitectura pública emprendida por los estados provinciales (Parera 2007). No es casualidad que en el caso de la provincia de Buenos Aires dichas construcciones se hayan llevado a cabo en varias ciudades pequeñas de la provincia. El caso de Azul resulta interesante, porque al igual que muchas ciudades de la provincia, se observa como el estado trató de construir un paisaje urbano de acuerdo a las nuevas ideas de modernidad que imperaban y que se vinculaban con el proceso de industrialización en el que se encontraba el país. Lo dicho anteriormente permite analizar otro punto interesante, muchos trabajos explicaron las características materiales de los edificios de Salamone (estilo, monumentalidad, uso del espacio) a partir de su relación con un plan de edificación producto de un gobierno totalitario pensado para materializar la imagen de un estado poderoso en la provincia de Buenos Aires3. El objetivo de este trabajo y a partir de los dos casos mencionados, es resaltar que este plan de edificación y los diseños de Salamone fueron mucho más que un plan del gobierno para aumentar la presencia estatal en la provincia. No niego que una de las finalidades de estas construcciones se relacione a ese fin, pero también considero que procuraron establecer una nueva forma de construir el paisaje, de llevar este nuevo modelo de país a los lugares mas alejados de la provincia. Se puede decir que las construcciones de Salamone buscaron generar un cambio en cómo las personas percibieron y vivieron sus espacios cotidianos y por ende
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su vida cotidiana. Esto se evidencia por ejemplo en el caso del matadero, donde las transformaciones que se llevaron a cabo pudieron haber implicado una forma distinta de organizar el trabajo en un matadero o como el caso del cementerio, donde se pusieron en juego las nociones de la vida y la muerte y que implica cada una. Considero que esto último podría ser profundizado a partir de un análisis de las prácticas llevadas a cabo en esos espacios por las personas que hicieron uso de ellos. De esta forma se podría pensar en una relación dialéctica entre los discursos que están estructurando esos espacios y la apropiación de esos espacios por los agentes. Para finalizar, es preciso aclarar que este análisis de una sola ciudad no busca agotar la problemática planteada ya que como fue mencionado, el plan de edificación llevado a cabo por Salamone afectó a varias localidades de la provincia de Buenos Aires. El caso de Azul ha servido como un punto de partida para empezar a pensar la relación entre discursos modernos y construcción de los paisajes sociales. Cada ciudad que formó parte de este plan de estructuración del paisaje urbano por parte del estado provincial presenta sus particularidades. El estudio de cada una de ellas ayudará a poder empezar a entender mejor la relación entre los diversos procesos sociales y la conformación de los paisajes sociales.
Recibido: marzo 2013 Aceptado: octubre 2013
NOTAS 1 Es interesante resaltar que en los últimos años varios trabajos sobre la obra de dicho arquitecto han sido publicados, reflejando un renovado interés por su obra. Si bien la mayoría de los mismos se relacionan con cuestiones arquitectónicas y/o estilísticas (Acuña 2005; Fiorentino 2007; Walter y Fornari 2007; entre otros), puede observarse un interés desde otras disciplinas, como la historia y dentro del campo de la preservación del patrimonio histórico (Longoni y Traversa 2001; Canavery et al. 2005; Traversa et al. 2008, entre otros). 2. Me refiero a futurismo arquitectónico porque el futurismo como movimiento artístico surge a partir del tratado futurista redactado por Filippo Tommaso Marinetti en 1909 y que abarcaba a una gran variedad de manifestaciones artísticas como la pintura, la escritura y la fotografía. 3. Esto llevó a que por muchos años, estas construcciones fueran “olvidadas” de forma premeditada por el hecho de ser supuestamente funcionales a un gobierno dictatorial.
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AGRADECIMIENTOS Este trabajo nació a partir de una idea que fue tomando forma y contenido gracias a los aportes y sugerencias de diferentes profesionales. Agradezco especialmente los valiosos comentarios de la Dra. María Ximena Senatore y el Dr. Andrés Zarankin. Aclaro, sin embargo, que todo lo aquí vertido es de mi responsabilidad.
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BREVE CURRICULUM DE LA AUTORA María Jimena Cruz: Es Licenciada en Ciencias Antropológicas (Orientación Arqueología) de la FFyL-UBA. Actualmente es alumna de la maestría en Antropología con orientación en arqueología histórica en la Universidad Federal de Minas Gerais (Brasil). Desde el año 2005 actúa en proyectos de investigación en Arqueología Histórica y desde el 2007 forma parte del proyecto de Arqueología Histórica Antártica, dirigido por los Doctores Andrés Zarankin y María Ximena Senatore. Sus temas de interés incluyen el estudio del proceso de conformación del mundo moderno, zooarqueología y prácticas alimenticias.
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