PARANINFO DIGITAL MONOGRÁFICOS DE INVESTIGACIÓN EN SALUD ISSN: AÑO VIII N Disponible en:

PARANINFO DIGITAL MONOGRÁFICOS DE INVESTIGACIÓN EN SALUD ISSN: 1988-3439 - AÑO VIII – N. 20 – 2014 Disponible en: http://www.index-f.com/para/n20/047.
Author:  Roberto Toro Palma

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PARANINFO DIGITAL MONOGRÁFICOS DE INVESTIGACIÓN EN SALUD ISSN: 1988-3439 - AÑO VIII – N. 20 – 2014 Disponible en: http://www.index-f.com/para/n20/047.php PARANINFO DIGITAL es una publicación periódica que difunde materiales que han sido presentados con anterioridad en reuniones y congresos con el objeto de contribuir a su rápida difusión entre la comunidad científica, mientras adoptan una forma de publicación permanente. Este trabajo es reproducido tal y como lo aportaron los autores al tiempo de presentarlo como COMUNICACIÓN DIGITAL en “JÓVENES Y SALUD ¿Combatir o compartir los riesgos?” Cualisalud 2014 - XI Reunión Internacional – I Congreso Virtual de Investigación Cualitativa en Salud, reunión celebrada del 6 al 7 de noviembre de 2014 en Granada, España. En su versión definitiva, es posible que este trabajo pueda aparecer publicado en ésta u otra revista científica.

Jóvenes tatuados: estética y significación en el cuerpo Autores Rosa María Esturillo Pelayo, María Esther Caballero Estévez, María Soledad Martín Moreno Título

Centro/institución Ciudad/país Dirección e-mail

Hospital Comarcal Santa Ana. Motril (Granada), España [email protected]

RESUMEN En este estudio cualitativo vamos a descubrir que el tatuaje es más que una moda que haya trascendido épocas, culturas y continentes. La escritura a través del dibujo en la piel (objeto) permite el nexo entre ese espacio más exterior del cuerpo, y la parte más íntima del sujeto; estos jóvenes van a mostrarnos ambas en conexión indisoluble, a través de sus discursos. Las autoras exponemos los resultados obtenidos de las entrevistas semiestructuradas enfocadas a conocer la autopercepción de estas personas sobre su/s tatuaje/s, con lo que al hablarnos de estos, también apreciamos aspectos tan interesantes como las motivaciones, las emociones, las vivencias, las expectativas, y otros aspectos tanto de salud psíquica, física y sociocultural. Al analizar los datos obtenidos de la información anterior encontramos múltiples diferencias entre géneros como son: tiempo de reflexión, implicación directa en el diseño, tipología del dibujo, zonas corporales y extensión elegidas, elección de la persona tatuadora, supervisión de las condiciones higiénicas de la técnica, y finalmente, el propio concepto de tatuaje. Concluiremos que los tatuajes son inscripciones físicas pero también sociales, en los que la piel se convierte en símbolo pleno de significado/s donde se produce una construcción del sujeto desde su perspectiva cultural.

TEXTO DE LA COMUNICACIÓN Introducción El tatuaje es un fenómeno de moda entre los jóvenes de nuestra sociedad, pero sus raíces son ancestrales, coetáneas del arte rupestre [1]. La historia del tatuaje está presente en todos los continentes pero su significación sociocultural ha variado desde ser un integrador, una norma social en algunas sociedades antiguas a ser un rasgo excluyente de la llamada sociedad general, apropiado por los grupos marginados (carcelarios, legionarios, prostitución y drogas) de la sociedad occidental del pasado siglo, y donde a partir de los años 90 gana popularidad entre grupos musicales de rock [2,3]. Esta necesidad de marcar el cuerpo de por vida, hasta que las nuevas tecnologías han permitido revertirlo, ha estado ligada a ideales culturales pero con el paso del tiempo ha ido ganando fuerza la particularidad sin perder importancia el valor relacional [1-3]. Diferentes disciplinas han abarcado esta temática desde una perspectiva más cuantitativa cuanto más cercana fuese a la visión biologicista (Ciencias Médicas) frente a la cualitativa de las Ciencias Psicosociales [4,5]. Desde la perspectiva enfermera, la piel tiende a ser considerada y estudiada solo desde su función de protección de la salud, como esa barrera que nos debe de proteger del exterior, y donde aplicamos cuidados en este sentido, para evitar que se produzcan lesiones. Sin embargo, en nuestra realidad cotidiana, observamos que muchos jóvenes muestran lo que desde el punto de vista de la salud podría ser considerado como una transgresión: la piel tatuada. Por otro lado, la enfermera al realizar los cuidados también debe “transgredir” esa piel ajena (objeto), pero al hacerlo, se produce un acercamiento al sujeto que explica, describe la simbología, los mensajes ocultos tras los diseños tatuados [1,6,7]. Creemos que ese dibujo plasmado en lo más externo del sujeto (la piel) está impregnado de lo más interno de esa persona: su psique, su emotividad, su creatividad, su pertenencia, es decir, está directamente conectado con su salud psicosocial y cultural. Esta es la parte en la que este grupo de trabajo estamos interesadas, es decir, la autopercepción de los jóvenes tatuados: que quieren mostrarnos/se y decirnos/se sobre ese exterior-interior en íntima y compleja conexión al modo de una cinta de Moebius [1]. El verbo “tatuar-se” ya indica una reflexividad, una autoría o voluntad definida para llevar a cabo esa acción, aunque en verdad, el cuerpo o piel (objeto) haya sido tatuado por otro. Objetivo general

Conocer las motivaciones, los significados y las perspectivas personales, grupales, y socioculturales que perciben las personas jóvenes sobre su cuerpo tatuado realizando una comparativa de género. Método Diseño: Estudio cualitativo realizado entre los meses de Marzo a Mayo 2014 por tres enfermeras que trabajan en el servicio de Urgencias del Hospital Comarcal Santa Ana de Motril. Población de estudio: Jóvenes tatuados/as entre 18-25 años del área sur de Granada. Recogida de datos: La recogida de datos se realizó mediante entrevista en profundidad semiestructurada (basada en 10 ítems a analizar), dirigida a hombres y mujeres tatuados con una edad comprendida entre los 18 y 25 años, que desearon participar voluntariamente en el estudio, firmando previamente un consentimiento informado donde se les informaba de la confidencialidad de los datos generados, según la Ley Orgánica 15/1999 de 13 de diciembre. En total hemos seleccionado a 24 jóvenes (la mitad de cada sexo) que cumplían los requisitos y estuvieron dispuestos a compartir su visión y experiencia con el grupo de investigadoras. El material grabado fue transcrito y apoyado por las notas tomadas por las entrevistadoras sobre lenguaje no verbal y postural de la persona durante la entrevista. Nos decantamos por realizar un análisis de contenido del material obtenido teniendo presente el uso social del lenguaje de estos jóvenes [8-10].

Resultados Al realizar el análisis de las motivaciones, significados y perspectivas personales, grupales y socioculturales respecto al tatuaje encontramos diferencia entre géneros en varios aspectos; Uno de ellos es el tiempo entre el proceso de elaboración de la idea y el momento de llevarla a la práctica. Aunque en ambos grupos el periodo fue de pocos meses, en el caso de los hombres el lapso es aún menor, de forma que la mitad de ellos creó el diseño y lo plasmó con tinta a los pocos días. (Gráfico 1) Un aspecto dicotómico interesante respecto a la elección del diseño es que el 80% los chicos intervino directamente en la creación del dibujo, personalizándolo para expresar justamente lo que buscaban, mientras que este porcentaje se invirtió en las chicas ya que habían elegido dibujos comerciales de un catálogo, creando a posteriori su discurso simbólico. En cuanto a la elección del diseño, los hombres tienden a elegir figuras geométricas abstractas y animales, en cambio ellas prefieren diseños concretos y más simples (flores, tribales, pequeños animales, palabras…):

“La parte de arriba es el Monte Cervino, ahí sufrí un accidente escalando, es que soy muy montañero […] y después añadió los motivos japoneses para que resaltase más.” (Hombre 3) “[…] es un águila que la pinté yo primero en un papel y después me la dibujó coloreada para llamar más la atención” (Hombre 9) “Es una flor que elegí de un catálogo pero yo sabía lo que quería […]” (Mujer 2) “Elegí del catálogo una mariposa y le pedí que fuese con color […]” (Mujer 3) “Yo tengo este… y aquí…Para el primero usé un modelo ya existente, es un sol y el segundo fueron dos palabras escritas por mí en urdu […]” (Mujer 6) Existe también una diferenciación clara respecto a las zonas corporales elegidas y la extensión del dibujo, de forma que los hombres prefieren lugares más visibles a priori, como tronco y miembros superiores, y de mayor extensión, mientras las mujeres eligieron zonas menos expuestas (senos, pubis, tobillos, muñecas y nuca), y con diseños más pequeños. Para analizar la extensión que abarcaban estos dibujos utilizamos la regla de los nueve de Wallace, así en los hombres encontramos que el 58,4% tenían tatuajes en una extensión del 5-6%, en el 25% cubría un 1% y el 16,6% se extendían del 27 al 36% de la superficie corporal. En las mujeres el 83,33% habían elegido diseños que cubrían el 1% o menos de la piel y el 16,67% lo habían extendido hasta el 36% (Gráfico 2) Es decir, aunque los hombres tenían más piel dibujada ninguno de los grupos se decantó por las grandes extensiones, aunque esto podría cambiar en el futuro ya el 83,34% de los varones y el 50% de las mujeres tienen la intención de realizarse nuevos tatuajes. Por último, al preguntar a los chicos quien les había tatuado y donde, la mitad de ellos lo hicieron en un estudio o centro comercial y la otra mitad con amigos aficionados. También la mitad de ellos supervisó o al menos preguntó por las normas de esterilidad y asepsia. En el caso de las chicas, sólo el 16,67 % acudió a un conocido aficionado y un tercio tampoco se interesó por las condiciones de esterilidad de la técnica. Hasta ahora hemos reflejado lo que los diferencia, pero hay varios aspectos que los acerca, aparte de la edad y la búsqueda de “algo” a través de esta técnica milenaria. Así, nos encontramos ante un grupo total homogéneo donde el 58,34% son estudiantes, el 25% trabajan en el sector terciario, el 8,33% pertenecen al sector primario y otro 8,33% han finalizado los estudios universitarios pero están en paro. Estos datos son reflejo de la realidad laboral juvenil de nuestra zona poblacional. También coinciden los dos grupos en que la mayoría se ha realizado el primer tatuaje una vez cumplida la mayoría de edad (83,34% de ellos y 75% de ellas). Antes veíamos que la toma de decisión iba acompañada de inmediatez, al preguntarles más sobre ello la tónica estaba en relación a un deseo pasional o de impulsividad a igualdad de aquellos que referían una necesidad de reflexión

(normalmente de meses) en relación a la perdurabilidad, gusto por el diseño y la zona a marcar, ya que hicieron referencia al posible rechazo social en cuanto a oportunidades laborales. Los motivos menos relevantes fueron la negativa familiar o el problema económico (Gráfico 3). “[…] No hay que obviar que existe una tendencia y una moda muy presente hoy día, y en mi entorno está muy extendido. A parte de eso, yo es que disfruto viendo los tatuajes, y me gusta […] y como soy una persona muy decidida, en un día pensé cual quería y ya está, me lo hice.” (Hombre 2) “Pues tardé más o menos un año. Buscaba un diseño que me fuese a gustar a lo largo del tiempo, no modas pasajeras.” (Hombre 4) “[…] y lo decidí así para que no influya en un trabajo” (Hombre 8) “Desde que tenía 14 años quería pero no me lo hice por mis padres. Ahora que soy mayor de edad ya no me pueden decir esto o lo otro, por eso me lo he hecho como me gusta más […]” (Hombre 9) “[…] Me gusta ahí [en el costado] porque es un lugar que no se ve, bueno solo se ve en el verano […]” (Mujer 4) “Tardé un año porque era una decisión importante, ya que lo llevaría el resto de la vida […] En la nuca porque me gusta, además es un punto de equilibrio, y me lo podré tapar si surge algún problema en el entorno profesional […]” (Mujer 8) “Pues fue rápido, como un mes porque se lo vi a una chica y me gustó […]” (Mujer 10) “[…] y como tengo un amigo cercano que los realiza, le di la idea de lo que buscaba y como quería que quedara bien, él lo dibujó como yo quería y a los dos días me lo tatuó” (Mujer 12) Por otro lado, al preguntarles sobre si mantendrían el diseño o qué cambiarían ambos grupos lo dejarían tal como está porque les gusta la estética y lo que expresa, salvo un chico que lo había ampliado y coloreado, y una chica que tuvo que tapar parte del dibujo por una mala técnica. Volviendo a esa búsqueda de “algo” a la que hacíamos alusión antes, es decir a qué los motiva (dato que interesaba especialmente a las investigadoras), ambos grupos hablan sobre todo de expresión artística (estética) y moda, esta última es más explicitada entre las chicas. Pero cuando podemos profundizar en estas motivaciones es al hacerles hablar sobre su piel dibujada, sobre el significado. Fue muy llamativo que sólo un varón se mostró reticente a compartir en profundidad la lectura posible sobre su propia escritura; el resto, estaba ilusionado al intentar explicar lo que había “detrás” o quizás “dentro” de ese diseño mostrado al exterior. Aunque hemos encontrado muchas significaciones e incluso matices de las mismas, para poder visualizarlas decidimos unas categorías que pudiesen englobar lo expresado por los jóvenes y obtuvimos las siguientes tendencias por orden decreciente (Gráfico 4); En los chicos: vivencia personal (ya sea un momento de inflexión vital o

una etapa de vida), por pura creatividad o belleza estética, simbología metafórica donde priman la fuerza y la libertad, expresión de una emoción (amor de pareja) y finalmente, sublimación de un aspecto del arte (concretamente la música): “Jugar con la suerte te puede hacer perder o ganar, puedes tener dinero o acabar arruinado, puedes ser el rey o acabar muerto, mejor no jugar con la suerte y no arriesgar al peligro […]” (Hombre 6) “Es una especie de resumen de mi vida y lo que para mí ha significado cada una de esas etapas […]” (Hombre 7) “El águila es poderosa […] significa libertad y fuerza” (Hombre 9) En las chicas: creatividad o belleza estética (solo una nombra el erotismo), simbología metafórica (hablan de belleza, libertad, suerte y justicia), vivencia personal, y finalmente emoción (amor filial) y sublimación artística (también la música): “Para mí significa belleza y libertad […]” (Mujer 3) “El diseño es bonito, y mi padre decía que si se tatuase algo sería una rosa […]” (Mujer 5) “Mi tatuaje se basa en mi estilo de vida, mi forma de ver la vida. Es una idea bastante personal, ya que la edad también influía: había empezado a estudiar una carrera universitaria, estaba fuera de casa… era un cambio de etapa, empezar de nuevo, aunque no de cero porque mi familia y mis amigos seguían ahí […] Por eso la palabra “Metamorfosis” está impresa en mi piel […]” (Mujer 8) Para finalizar la entrevista, les pedimos que nos diesen una definición personal de “tatuaje”; la mitad de los varones dio una definición técnica y la otra mitad una más abstracta. En el caso de las mujeres este último porcentaje subió al 83,33%. Es destacable que casi todos dejaban entrever un lenguaje poético para expresarlo: “Tinta permanente bajo la piel” (Mujer 1) “Es un dibujo corporal, es un arte en el cuerpo” (Mujer 4) “Una marca personalizada en la piel” (Mujer 6) “Para mí es un dibujo, una palabra, una idea plasmada superficialmente en la piel de una persona” (Mujer 8) “Para mí significa expresión con tu propio cuerpo” (Mujer 12) “El tatuaje es una práctica centenaria que a lo largo de la historia ha tenido diferentes connotaciones […] por eso hay que tener en cuenta en lugar y el tiempo en que se está” (Hombre 2) “Pues es un dibujo en el cuerpo, permanente” (Hombre 3)

“Libertad de expresión en estado puro” (Hombre 8) “Es la manifestación de un sentimiento irrepetible con una huella imborrable” (Hombre 12) Discusión Un aspecto común a todos los participantes cuando se les planteaba la posibilidad de colaborar en el estudio fue su rápido interés en el mismo, y la capacidad de hacer de este espacio de entrevista una oportunidad de explicitar la significación de sus marcas corporales. De hecho, al hablar-nos sobre su visión personal, su perspectiva ante el tatuaje, conseguían hablar-se desde la propia piel, donde los dibujos mostrados eran vestido, y la tinta, vehículo para su discurso. Son diversas las respuestas obtenidas sobre el significado que buscan canalizar a través de sus tatuajes, pero sobre todo reflejan sus vivencias, pensamientos, sentimientos y emociones de una forma creativa y por qué no, permanente [11]. Esta perdurabilidad está unida al significado como también lo están las elecciones del diseño, de la zona corporal y de la extensión. Los diseños remiten a algún momento de su biografía que ha calado en el protagonista, de forma que ya está grabada antes de que el tatuaje sea el medio de re-producir ese contenido en el exterior, también están los que se decantan por dotar de belleza y creatividad a sus emociones o sentimientos, y también aquellos que expresan conceptos abstractos pero de gran valor, incluso utópicos (el más repetido o quizás buscado es el de “libertad”). Se produce una priorización de la belleza, de la estética sin aparente carga ideológica aunque sí biográfica y psicológica. Según la forma de vestir occidental, los varones buscarían más la exhibición al elegir como zona de tatuado el tronco y los brazos (ambos desnudos en muchos contextos), respecto a las zonas elegidas por las chicas que suelen ser menos visibles [11,12]. Sin embargo, por la edad de estos chicos, estas decisiones hacen referencia a su primer tatuaje donde tanto los varones como las mujeres han elegido zonas corporales privadas o semiprivadas. Aparece un sentido de intimidad, de experiencia individual, que posteriormente incita a ser descubierto y dialogado; al contrario de lo que ciertos autores relacionan con exhibición de fortaleza masculina y elemento reproductivo o erógeno en la mujer [11,12]. Por otro lado, el cuerpo como elemento identitario común a un grupo no aparece en esta muestra; pareciera quedar relegado a algunos grupos sociales minoritarios [2]. Aunque en nuestra sociedad el tatuaje es considerado como un fenómeno de desintegración que busca la diferenciación y la rebeldía [1,11,12], en este grupo de jóvenes no aparece el sentimiento de marginalidad social, no lo viven como una necesidad de marcar la diferencia respecto al resto de la sociedad, sin embargo hacen referencia a una posible discriminación en el ámbito laboral, por lo que aquellos que han reflexionado más sobre dónde y qué escribir en la piel, han buscado soluciones salomónicas donde marcan la piel pero en lugares que se puedan más o menos ocultar, por lo podrían estar asumiendo, en cierto modo, el orden social dominante [3].

Tampoco hay que olvidar que aunque el sector de tatuadores se ha organizado, muchos de estos tatuajes han sido realizados por aficionados con bastante pericia, ya que los tatuajes son de gran calidad estética y técnica, pero que actúan sin control sanitario y los jóvenes entrevistados aceptan y asumen este contexto “normalizado” pero quizás embebido de cierta marginalidad [1]. El cuerpo sujeto no es estático, por eso necesita realizar modificaciones en el cuerpo objeto a lo largo de la vida, incluso de forma permanente, como es el tatuaje. Así, estos jóvenes tomaron la decisión más o menos impulsiva de pedir a otro que marcase de forma indeleble su propio cuerpo relacional, la piel. Podría parecer que la impulsividad iría de la mano de la irreflexividad, pero descubrimos que han creado un amplio discurso alrededor de su significación, aunque haya sido a posteriori. Marcel Mauss en 1935 decía que “El cuerpo es el instrumento del hombre y el más natural, el objeto y medio técnico más normal del hombre”. La interiorización subjetiva del cuerpo por parte de los jóvenes siempre está ligada a las representaciones socioculturales de los demás, con quienes se comparten experiencias y espacios. Es aquí donde se crea la identidad juvenil que está impregnada del lenguaje, y de otras manifestaciones estéticas (vestido, piercing, peinado…). Actualmente es más fácil observar personas tatuadas en los discursos mediáticos juveniles, lo que ha favorecido que el tatuaje pase a ser un artículo más de consumo que transmite mensajes estandarizados desde el punto de vista cultural. Aunque la dimensión de permanencia inherente al tatuaje aparece en los discursos de estos jóvenes, así como la reafirmación del deseo que generó esas marcas, la realidad es que esa perdurabilidad puede desaparecer con las técnicas dermatológicas actuales. Hoy día lo imborrable permite lo efímero [13]. Los tatuajes son inscripciones físicas pero también sociales, donde la piel se convierte en símbolo pleno de significado/s donde se produce una construcción del sujeto desde su perspectiva cultural. Es posible que la piel tatuada no tenga tanto de antisocial como de simplemente social. Bibliografía 1. Brena, V. Utilizando el cuerpo: una mirada antropológica del tatuaje. Disponible en http://letras-uruguay.espaciolatino.com/brena_valentina/procesos_de_construccion.htm 2. Alcoceba, J.A. El lenguaje del cuerpo a través del tatuaje: de la adscripción identitaria a la homogeneizadora democratización de la belleza. Revista de estudios de juventud. 2007; 78: 75-89 3. Sierra Valentí, X. Tatuajes. Un estudio antropológico y social. Piel. 2009; 24 (6): 314-24 4. Salamanca Castro, AB. La investigación cualitativa en las Ciencias de la Salud. Nure Investigación, Sep-Oct 2006; nº 24

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