Parte de la colección de libros de arte contemporáneo editados poe Fundación Telefónica

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UN ALUVIÓN DE LIBROS DE AR T E CON TEM POR ÁNEO ARGENT INO

ntrar vivos en la historia del arte Por Martín Bonadeo

El columnista de Adlatina Magazine plantea un recorrido por las entrañas de la historia del arte argentino de los últimos 50 años hasta la llegada de internet, donde el gran problema histórico del costo de hacer una publicación se redujo a cero.

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os primeros contactos con los mayores exponentes del arte contemporáneo mundial fueron siempre en libros o en páginas de internet. Una foto o, en el mejor de los casos, un video y un texto completando la escena. En algunos casos los escritos son descriptivos y, en otros, interpretativos. Con estos elementos uno rearma la escena. La reproducción de una pintura puede ser de mejor o de peor calidad, pero se aproxima a la realidad. Recrear una instalación o una performance es mucho más complejo. Como una ficción, los grandes hitos del arte del siglo XX se armaron en la cabeza mediante la historia del arte escrita en libros, catálogos y, en los últimos tiempos, en internet. Cuando llega el momento de estudiar la historia del arte argentino surge un grave problema. Hay muy pocos libros. Existen períodos casi ausentes. Hay grandes maestros que casi desaparecieron de los documentos escritos. Sin embargo, este es un momento muy prolífico del mercado editorial artístico. Los siguientes párrafos nos llevan a internarnos en las entrañas de la historia del arte de los últimos 50 años.

en esa época nació y murió dentro de las paredes del legendario Di Tella? ¿Cuántos libros hay escritos sobre estas acciones? Muy pocos y el más importante fue escrito por un inglés: John King. Se agotó y recién fue reeditado en 2007 por Asunto Impreso. ¿Qué pasó entre los ´60 y el 2007? Entre otras cosas, dos dictaduras militares en las que se quemaron muchos libros y documentos, en las que se perdió una parte de la historia. Mucho de lo efímero que comenzaba a afirmarse fue barrido. En 1983, con la vuelta de la democracia, Marta Minujín hizo una importantísima obra llamada El Partenón de libros. Un enorme templo griego construido a escala 1:1 en la avenida 9 de Julio de Buenos Aires. Sus ladrillos eran libros. Aquellos que fueron prohibidos por la dictadura. Cuando finalizó la intervención, la artista invitó al público en general a que se llevaran los libros, para que estos conocimientos volvieran a las bibliotecas de los hogares argentinos. A pesar de este intento de sanación, la sensación de miedo y censura persistió. Tomó casi 20 años volver a publicarse lo que sucede en la rica escena artística.

Cubierta de uno de los libros que comenzó la catarata de publicaciones de artistas vivos

Una historia no muy decorosa

Corrían los años ´60. El instituto Di Tella financiaba la modernización del arte argentino. Desde sus centros de Teatro, Música y Artes Plásticas, todas las artes se oxigenaban, se combinaban, florecían. Nacen nuevos géneros, nuevas posibilidades. Es una época en la que aparecen los conceptualismos y la experiencia comienza a ser lo más importante. Entonces surge un grave problema: ¿Cómo se documenta la experiencia? ¿Cuánto de todo lo ocurrido

Publicar grandes maestros o los jóvenes talentos

Tradicionalmente artistas como Kósice tenían que encarar sus propios proyectos editoriales

En las décadas de 1980 y 1990, comenzaron tímidamente a imprimirse algunas colecciones de arte. Colecciones auspiciadas por empresas como Alba o el Banco Velox que incluían, en la mayoría de los casos, a los Grandes Maestros nacionales e internacionales. El Museo Nacional de Bellas Artes, el Fondo Nacional de las Artes y el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires fueron 9

los principales gestores detrás de estas publicaciones. Los costos de editar un libro de arte comienzan a reducirse hacia mediados de los ´90. Mientras en la mayor parte del mundo los artistas contemporáneos publican catálogos con sus trabajos siendo muy jóvenes, en la Argentina importantes artistas aún no cuentan con un volumen que registre, en imágenes y textos, su obra. Algunos osados, como Gyula Kósice, deciden editar sus propios catálogos, pero son pocos los que lo logran. En los ´90 resulta muy complejo encontrar documentación sobre la historia reciente del arte en la Argentina.

explosión de espacios que se dieron en la primera década del 2000. Más adelante, a este esfuerzo del Fondo Nacional de las Artes se sumaron nuevas instituciones. En 1993 nació la Fundación Espigas, cuyo Centro de Documentación para las Artes Visuales, en la Argentina, se especializa en la recolección, edición y catalogación de los documentos del arte argentino. Diez años después de su nacimiento, realizó una importante exposición titulada Arte y documento curada por Patricia Artundo en el MalBA y editaron un importante libro. El nuevo milenio vino con una marcada diferencia en cuanto a políticas editoriales.

Los ´90 no son los ´60

Más espacios reales y virtuales

Tal vez el libro que empezó con esta nueva camada de publicaciones sobre arte contemporáneo de artistas vivos haya sido Artistas Argentinos de los ´90. Siguiendo una moda internacional, este volumen fue editado por el Fondo Nacional de las Artes. Esta edición sondea, con muchas imágenes y pocos textos, algunas de las producciones más importantes de un grupo de artistas argentinos a veinte años de la post dictadura. La década del presidente Menem con el denominado arte light (noción muy discutida en la que vale profundizar) se caracterizaba por una escena mayormente porteña desarrollada en unos pocos espacios. Principalmente el Centro Cultural Rojas (UBA), el Instituto de Cooperación Iberoamericano y la galería Ruth Benzacar. Casi 60 artistas compartiendo 230 páginas, en las que no se profundiza sobre ninguno en particular. Pero entonces se les da un primer espacio, en la historia del arte, a muchos artistas jóvenes. En sus páginas se pueden ver trabajos que expanden la pintura, el dibujo y la escultura clásicos hacia campos de técnicas mixtas, objeto, fotografía, video y un incipiente arte digital. Los ´90 y las gestiones de artistas como Jorge Gumier Maier, abrieron el campo para la

A mediados de la década de los ´90 aparece internet. En un principio muchos artistas se volcaron al arte digital y al net art. Pero de a poco la web comenzó a convertirse en el espacio de documentación por excelencia. Con imágenes y textos como los libros, pero incluyendo también la posibilidad de documentación en videos. Y lo más importante de todo: gratis. El gran problema histórico del costo de hacer una publicación se reduce a cero. De esta manera, un gran número de artistas comenzó a realizar una auto-documentación y a subirla a sus sitios personales de internet. Además se sumaron, con el tiempo, algunas herramientas de redes que hostean gratuitamente materiales de artistas. Sin duda, la más importante red de artistas online en la Argentina es el proyecto Bola de nieve, que reúne el trabajo y los pensamientos de casi mil artistas elegidos por otros artistas. Vale la pena entrar en www.boladenieve.org.ar, un proyecto de la fundación Start, en conjunto con Fundación Telefónica. Además de la explosión en la web, en las calles de varios barrios porteños comenzaron a multiplicarse los espacios de arte. Es toda una ola que viene acompañada

La tradición hasta el 2000 era editar una gran mayoría de libros de artistas difuntos Stills de video documentando obra de Macchi en el libro Artistas de los 90

Marcol López y sus fotos de Pop Latino publicadas en múltiples libros

Catálogos de Premios organizados por empresas

MalBA editó dos merecidos libros gordos para dos grandes artistas

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Una de las ediciónes bilingües de Papers Ediciones en la que recopilan obras de 30 artistas menores de 40 años

con el impulso de ArteBA, la feria de arte local, pero también por los nuevos profesionales egresados de carreras universitarias de historia del arte Y sobre todo por la gestión cultural que poco a poco va transformando el entorno. Publicaciones propiamente dichas

Los nuevos espacios, con los nuevos gestores, ven como una necesidad la producción de libros, catálogos y hasta CDs y DVDs para difundir sus actividades. Es así como espacios como el MalBA comienzan a producir una importante biblioteca que acompaña sus muestras. Entre estos libros se destacan co-producciones con el Centro Cultural Recoleta, como los catálogos de las muestras de Liliana Porter o la de León Ferrari, con cientos de páginas. También en el 2004 editaron un voluminoso ejemplar acerca de Víctor Grippo, quien hasta ese momento carecía de buena bibliografía editada en la Argentina. Recientemente se creó, en el Centro Cultural Recoleta, el CeDIP que desde hace unos años reúne archivos, biblioteca y producción intelectual centrados en todas las actividades de la institución. Tomando como punto de partida la actividad del CCR, con un promedio de 200 exposiciones y un caudal de 1.200.000 visitantes por año, el CeDIP se ha convertido en un excelente ámbito que potencia la llegada de la cultura a la comunidad. Proa también tiene una importante colección editada en la que, si bien muchos de sus títulos son internacionales, ha producido ejemplares sobre Arte Abstracto Argentino o El Di Tella, textos brillantes y, sobre todo, muy necesarios. Espacios más pequeños como la Fundación Osde, también dedican importantes sumas a la producción de catálogos de sus exposiciones. Impecables siempre desde sus profundas investigaciones. Catálogos como Pampa, Ciudad y Suburbio curada

por Laura Malosetti Costa, El futuro no es lo que era, por Rodrigo Alonso o bien la reciente Pop! La consagración de la Primavera, por María José Herrera, son importantes referencias para cualquiera que indague en el patrimonio cultural contemporáneo de Argentina. El Centro Cultural de España en Buenos Aires está editando algunos catálogos, además de la revista Gazpacho. Se destaca, por su coherencia temática, la colección de la Fundación Telefónica que, además de publicar textos de sus muestras, periódicamente hace publicaciones de investigaciones periféricas. No se puede dejar de mencionar los múltiples premios de Arte que suelen concluir con la publicación de un libro con las obras seleccionadas y premiadas. El aspecto comercial

El arte no se queda al margen de un mundo atravesado por los mercados. En este sentido, es una novedad que las galerías de arte comiencen tímidamente a hacer sus propias publicaciones. La más notable es la sociedad que estableció la tradicional galería Ruth Benzacar con la Editorial Adriana Hidalgo Editora. Con un modelo de libro similar a los editados internacionalmente por Phaidon o Taschen, los libros contienen un texto crítico, uno filosófico y una entrevista. Muchas de las grandes plumas críticas locales escribieron en los libros de Pombo, Kacero, Hasper, Ballesteros, Gordín. Todos los artistas editados por esta colección formaron parte de artistas de los ´90, editado por FNA al que se mencionó con anterioridad. Detrás de esta movida de Ruth Benzacar se están sumando otras galerías como Ignacio Liprandi, Zavaleta Lab o Daniel Abate que recientemente presentó en ArteBA un hermoso libro de tapas duras del joven Sandro Pereira.

Cubierta de uno de los libros que comenzó la catarata de publicaciones de artistas vivos

Dos de los más exitosos jóenes internacionales se presentan con retrato, bio, textos e imágenes de sus trabajos

Girón y Fontes en el libro de los 90

Un ejemplo contundente

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Ruth Benzacar Adriana Hidalgo editora

Ruth Benzacar Adriana Hidalgo editora

Imágenes de instalaciones y performances de Gabriel Baggio en el libro Arte Contemporáneo Argentino Artista por Artista

Al escribir estas líneas, llegó un e-mail de un amigo artista. Anuncia que el sábado se presenta un nuevo libro de arte. Se trata de una edición de Valeria González, titulada En busca del sentido perdido. Es un proyecto extraño de Papers ediciones que responde exactamente a lo retrata esta nota. Un libro que rescata acciones artísticas que no sucedieron en museos ni en instituciones del circuito de arte, sino que acontecieron en viviendas u otros ámbitos privados. Son diez proyectos que, según la autora, intentan oponer resistencia a los modelos dominantes de la cultura contemporánea. En sus páginas se encuentran acciones como las de Patricio Larrambebere, llamada Ferro-Carriles Argentinos, (1998). Quien hace tiempo se encuentra trabajando los imaginarios perdidos rescatando todo lo relacionado con la empresa ferroviaria estatal. También se incluye Nieto, de Gabriel Baggio. (2002), una intervención en la abandonada casa de los abuelos del artista. En la inauguración de esta muestra, en la que además de abrir las puertas de una parte de su historia con obras que trabajaban numerosos aspectos de su identidad, Gabriel cocinó para todos los presentes, en un claro gesto “de abuela”. Similar al intento nostálgico de Larrambebere, Baggio trae a la escena del arte contemporáneo, a veces bastardeada, una fibra de sensibilidad, de amor y de tiempos y generosidad de otra época. Esta edición incluye también Laboratorio Baigorria S.A. ( 2004), una curiosa experiencia en la que Verónica Gómez invitaba a artistas a hacer obras experimentales en su espacio para luego registrarlas en distintos formatos que van desde la fotografía y el video hasta extraños papeles dignos de un contador. Por último, vale referirse a Provisoriopermanente y su performance Visitas a la casa del coleccionista (2004). Un trabajo grupal seudo teatral y difícil de definir, que comenzó con un e-mail

enviado a “El Danny de la Paternal”. El Danny respondía citando a un pequeño grupo de personas a una esquina de un barrio residencial en Buenos Aires. Era una sensación de desconcierto, parado junto a extraños esperando que algo sucediera. Un policía miraba y todos esperando pacientemente al Danny, hasta que por fin aparecía. Cobraba una muy económica entrada y daba una indicación Aliciana: “sigan al conejo blanco”. Minutos más tarde pasaba una persona con una enorme cabeza de conejo corriendo y allá íbamos todos, persiguiéndolo hasta que entraba en una casita. Dentro de la casa del coleccionista un asistente nos metía dentro de una ficción muy sensorial, de otra época, deliciosa, coronada por un show de sombras indescriptible con palabras. Sin embargo, este nuevo libro que se presenta intenta poner palabras e imágenes a estas y otras situaciones. Cuántos escenarios como este se habrán dado en la historia del Arte argentino. En particular en los ´60, con el instituto Di Tella y toda su explosión. Muchas de estas acciones se convirtieron en mito, pero otras tantas quedaron en el olvido o en la memoria de unos pocos. Por esta razón, hay que celebrar que ahora se están editando y publicando una enorme cantidad de libros. La misma Papers edita constantemente libros con un espíritu similar al volumen como al principio de la catarata en los ´90. Arte Contemporáneo Argentino artista por artista, Un recorrido por el arte contemporáneo argentino y Usos de la ciencia en el Arte Contemporáneo Argentino. Textos bilingües español/ inglés que dan nuevo aire y un especial tipo de difusión para los nuevos artistas argentinos. Para quienes ahora es mucho más fácil estar en el main stream del arte internacional. Desde estas líneas festejamos estas actitudes, para que este tipo de publicaciones continúen creciendo y evolucionando.

Las particulaers instalaciones de Patricio Larrambebere con explicación bilingüe

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