Pastizales y producción animal en las zonas áridas de Argentina

Article scientifique Sécheresse 2006 ; 17 (1-2) : 242-56 Copyright © 2017 John Libbey Eurotext. Téléchargé par un robot venant de 37.44.207.88 le 15/

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Article scientifique Sécheresse 2006 ; 17 (1-2) : 242-56

Copyright © 2017 John Libbey Eurotext. Téléchargé par un robot venant de 37.44.207.88 le 15/01/2017.

Pastizales y producción animal en las zonas áridas de Argentina Juan C. Guevara1,2 Mónica B. Bertiller3 Oscar R. Estevez1 Eduardo G. Grünwaldt1 Liliana I. Allegretti1,2 1

Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (IADIZA-CONICET), C.C. 507, (5500) Mendoza Argentina 2 Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Cuyo, A. Brown 500, (5505) Chacras de Coria Mendoza Argentina 3 Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET), Bv. A. Brown s/n, (U9120ACF), Puerto Madryn Chubut Argentina

Resumen Las tierras áridas de Argentina abarcan alrededor de 108 millones de hectáreas, es decir, el 39% del área continental del país. La diversidad de características ambientales deriva de la vasta extensión latitudinal del país. La provisión de agua para bebida del ganado es generalmente inadecuada. La vegetación muestra cierto grado de degradación por sobrepastoreo, extracción de leña e incendios. Aproximadamente el 59% de las ovejas, el 52% de las cabras y el 96% de llamas (Lama glama), vicuñas (Vicugna vicugna) y alpacas (Lama pacos) existentes en el país se encuentran en la zona arida. La densidad de ganado domistico y fauna es de 2,4 UA km2. Los sistemas de producción dominantes son cría de terneros, carne de caprinos y lana de ovejas. La cantidad de crías logradas al destete es de 47% (terneros), 80-160% (cabritos) y 40-80% (corderos). Las especies de la fauna compiten por el forraje y el agua con las del ganado doméstico y algunas enfermedades son comunes a ambas. Palabras llaves : zona árida, Argentina, ganado, producción animal, pastoreo, pastoralismo, enfermedades animales.

Résumé Productions pastorale et animale dans les zones arides d'Argentine Les terres arides d’Argentine couvrent environ 108 millions d’hectares, c’est-à-dire 39 % du secteur continental du pays. La diversité caractéristique de cet environnement est liée à son étendue en latitude. L’approvisionnement en eau du bétail est généralement insuffisant. La végétation témoigne d’une certaine dégradation due au surpâturage et à l’exploitation du bois. Environ 59 % des moutons, 52 % des chèvres et 96 % des llamas (Lama glama), vigognes (Vicugna vicugna) et alpagas (Lama pacos) du pays se trouvent en zone aride. La densité du bétail domestique et de la faune est de 2,4 UA/km2. L’élevage de veaux et de chevreaux pour la production de viande et de moutons pour la production de laine constitue le système de production dominant. Quarante-sept pour cent des veaux atteignent le sevrage alors que le taux est de 80 à 160 % pour les chevreaux et de 40 à 80 % pour les agneaux. La faune est en concurrence avec le bétail domestique pour la nourriture et l’eau ; ils sont confrontés aux mêmes types de problèmes sanitaires. Mots clés : zone aride, Argentine, élevage, production animale, bétail, maladie animale, pastoralisme.

242

Sécheresse vol. 17, n° 1-2, janvier-juin 2006

Ubicación, extensión y características de las zonas áridas

Prepuneña, Altoandina, Monte, Payunia y Patagónica (figura 2).

Ubicación geográfica y superficie

Topografía, fisiografía y geomorfología regional

La zona árida argentina (figura 1), definida coincidentemente por numerosos autores como aquélla en que la precipitación media anual es menor de 400 mm y con ausencia de cultivos de secano, abarca alrededor de 108 millones de hectáreas, un 39% de la superficie continental del país. Comprende seis Provincias fitogeográficas: Puneña,

• Provincia Puneña Esta representada por bolsones con pedimentos de fuerte desarrollo, frecuentemente endorreicos, barreales o salares y extensas llanuras bordeadas por altas montañas (3.500-4.000 m s.m.), descendiendo a los 2.500-3.000 m s.m. en la parte sur [1].

Bolivia Paraguay

Brasil

3 4 5

Océano Pacífico

6

• Provincia de la Payunia Es una extensa zona efusiva con numerosos conos volcánicos, los más importantes de alrededor de 4.000 m s.m., con altiplanicies formadas por coladas basálticas apiladas, pedemontes locales y áreas deprimidas, componentes del retroarco volcánico mendocino-neuquino [1].

Uruguay 8 7

9

Chile

1. Juyjuy (40,5)

10

2. Salta (54,7) 3. Catamarca (76,6)

11

12

an o

At

lán

tic

o

4. Tucumán (2,8) 5. La Rioja (37,8) 6. San Juan (89,6) 7. Mendoza (125,1) 8. San Luis (7,4)

Oc é

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2

9. La Pampa (23,8) 10. Neuquén (61,0) 11. Río Negro (165,6) 12. Chubut (194,1) Zona árida

13. Santa Cruz (200,5)

13

0

150

300 Km

Figura 1. Provincias administrativas y superficie (miles de km2) incluidas en la zona árida argentina [1]. Sécheresse vol. 17, n° 1-2, janvier-juin 2006

• Provincia Altoandina Se extiende por las altas montañas del oeste del país, entre 500 y 4.400 m s.m. Ocupa las laderas suaves o escarpadas de las montañas y las mesetas altas, con suelos inmaduros, rocosos o arenosos [3]. • Provincia del Monte La porción norte presenta un típico paisaje de depresiones intermontanas, valles y pendientes pertenecientes a las sierras pampeanas. Los ríos son intermitentes y son frecuentes grandes playas salinas. La porción central es una llanura loésica ondulada a deprimida, de origen eólico cuaternario, lacustre o fluvial. La parte sur posee un paisaje de llanura formando un amplio ecotono con el norte de la Patagonia [4].

N

1

• Provincia Prepuneña En el extremo norte ocupa zonas entre los 2.000 y 3.400 m s.m. y hacia el sur desciende hasta menos de 1.000 m s.m. [3]. Abarca cordones montañosos y sus pedemontes alineados en una estrecha faja en las márgenes orientales de la Puna. Son montañas antiguas con pampas de altura y fuertes pedimentos [1].

• Provincia Patagónica Presenta terrazas muy disectadas por la erosión en escalones, depresiones y cubetas, ríos encajonados en valles profundos, derrames basálticos y dunas costeras y sierras, todos conformando paisajes de gran aridez [1].

Recursos hídricos En la zona árida en su conjunto, existe una fuente de provisión de agua para el ganado cada 3.070 hectáreas de pastizales naturales o 71,2 unidades animales (UA). La provisión de agua es adecuada sólo en las provincias de San Luis y La Pampa (620 y 800 ha/aguada, respectivamente), relación que en el resto de la zona árida varía entre 2.100 hectáreas en Santa Cruz y 17.400 hectáreas en San Juan [5]. Estos valores constituyen una subestimación del agua disponible, dado que no ha sido considerada, por falta de información, la utilización de vertientes y arroyos permanentes o temporarios que existen en la zona árida. Además, desde 1988 las explotaciones ganaderas han

243

Bolivia

temperaturas medias anuales. Dicho efecto se incrementa en el verano debido a la mayor velocidad del viento en esta estación [7].

N Paraguay

Brasil

Tipos de uso de la tierra Se presentan en cuadro 1, que incluye sólo a las explotaciones agropecuarias con límites definidos, las que representan el 55% del total de la zona árida del país.

Estructura y funcionamento de la vegetación

Uruguay

Descripción de las comunidades vegetales

Pacífico

Altoandina Puneña

Océano

Prepuneña Monte

Patagónica

éa

no

At

lán

tic

o

Payunia

Oc

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Chile

Figura 2. Provincias fitogeográficas incluidas en la zona árida argentina (adaptado de [2]).

introducido mejoras en cuanto a la existencia de fuentes de provisión de agua.

Bioclimatología Las curvas ombro-térmicas y ombrodiapneícas de seis localidades de la zona árida se presentan en la figura 3. La Quiaca, Tinogasta y La Paz corresponden a un régimen de lluvia estival típico; Las Lajas a uno de lluvias invernales, mientras que Sarmiento y Gobernador Gregores poseen un régimen de lluvias

244

equilibradas. Desde el punto de vista bioclimático, las localidades mencionadas han sido clasificadas de la manera siguiente: La Quiaca (Árido glacial), Tinogasta (Subdesértico muy frío), La Paz (Árido fresco), Las Lajas y Sarmiento (Árido frío), Gobernador Gregores (Árido extremadamente frío) [6]. La Patagonia está afectada por fuertes vientos del sector W-SW durante todo el año, con un significativo efecto enfriante que reduce de 4,2° C la percepción de las

• Provincia Puneña La forma de vida predominante son los nanofanerófitos de 0,2 a 1,0 m de altura. Las plantas en cojín son relativamente escasas. Las comunidades climáxicas están representadas por las estepas de: – Fabiana densa, Baccharis boliviensis y Adesmia horridiuscula; – Baccharis boliviensis; – Ephedra breana, Junellia seriphioides, Lampaya schickendantzii y Nardophyllum armatum. Se han descrito 13 comunidades serales [2]. • Provincia Prepuneña Está estrechamente relacionada con la Provincia del Monte por su fisonomía de estepa o matorral arbustivo. La diferencia principal estriba en la escasa importancia o ausencia del género Larrea, la abundancia de cactáceas columnares del género Trichocereus y de bromeliáceas saxícolas y la presencia de varias especies endémicas [2]. Las comunidades principales son las siguientes: – estepa arbustiva de Gochnatia glutinosa, Senna crassiramea y Aphylloclados spartioides (parece ser la comunidad climax); – cardonales de Trichocereus pasacana; – bosques de Prosopis ferox; – bosques de Acacia visco; – matorrales de Schinus areira, Baccharis salicifolia y Lycium ciliatum – cojines de Abromeitiella brevifolia y A. lorentziana [2]. • Provincia Altoandina La vegetación es muy pobre y está formada por estepas graminosas o de caméfitos en cojín; hay también vegas y desiertos de líquenes [3]. Se han reconocido tres distritos: quichua, cuyano y austral. Sécheresse vol. 17, n° 1-2, janvier-juin 2006

t ( C)

P y ETP (mm)

50

100 La Quiaca 22 06' S 65 36' W 3.459 m s.m.

90 80

45

t ( C)

P y ETP (mm)

45

80 70

40 60

70

35

60

30

50

50

25

40

40

20

30

15

Tinogasta 28 04' S 63 34' W 1.201 m s.m.

40 35 30 25 20

30 15 20

20 10

5

10

0

0

0

J

A

S

O

N

D E Meses

F

M

A

M

J

40

80 La Paz 33 28' S 67 33' W 506 m s.m.

70 60

20

30

15

20

10

10

5 0

0 S

O

N

D E Meses

F

M

A

M

Sarmiento 45 35' S 69 08' W 266 m s.m.

70 60

J

t ( C)

Las Lajas 38 32' S 70 23' W 713 m s.m.

25

10

10

5

0

0 A

S

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N

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F

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M

J

t ( C)

P y ETP (mm)

45 40

Gobernador Gregores 48 47' S 70 10' W 358 m s.m.

70 60

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M

20

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40

A

15

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M

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90

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D E Meses

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P y ETP (mm)

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35 30

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30

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30

15

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10

20

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10

5

10

5

0

0

0 J

A

S

O

N

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F

M

A

M

J

0 J

Período seco

Período húmedo

Precipitación (mm) Temperatura ( C) 0,35 ETPp 0,10 ETPp

Libre de heladas Heladas posibles Heladas probables Heladas seguras

A

S

O

N

D E Meses

F

M

A

M

J

Figura 3. Curvas ombrotérmicas y ombrodiapnéicas y riesgo de heladas de seis localidades representativas de la zona árida argentina [6].

Sécheresse vol. 17, n° 1-2, janvier-juin 2006

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Cuadro I. Uso de la tierra en las explotaciones agropecuarias, en porcentaje de la superficie de cada zona (Fuente: elaboración propia sobre la base de [8]). Zona

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Total país Patagonia Resto zona árida

Superficie (106 ha)

Cultivos anuales y perennes

Pastizales

Bosques y/o montes nativos

Apta no utilizada

No apta o de desperdicio

Caminos, parques y viviendas

Sin discriminar uso

59,0 46,4 12,6

0,9 0,2 3,5

81,7 91,3 46,6

9,3 2,1 35,7

1,0 0,7 2,3

6,0 5,1 9,0

0,4 0,3 0,6

0,7 0,3 2,3

Distrito Quichua El tipo de vegetación predominante es la estepa graminosa, formada por matas aisladas, compactas circulares o en forma de anillo o semilunares. Existen también caméfitos rastreros o en cojín, alternando con las matas de gramíneas o hemicriptófitos arrosetados. En lugares muy rocosos, las gramíneas están ausentes o son escasas, predominando netamente los caméfitos, a veces acompañados por nanofanerófitos achaparrados. En depresiones donde se acumula el agua en forma más o menos permanente aparecen vegas [2]. Las comunidades climáxicas están representadas por las estepas de: – Festuca orthophylla, F. chrysophylla y Poa gymnantha; – Stipa frigida; – Festuca orthophylla y Adesmia nanolignea; – Stipa chrysophylla, S. chrysophylla var. cordilleranum y S. frigida; – Festuca eriostoma, Stipa chrysophylla y Deyeuxia cabrerae. Han sido descritas también cinco comunidades serales [2]. Distrito Altoandino-cuyano La estepa graminosa se desarrolla sólo en los rellanos de las faldas y en las lomadas suaves del fondo de los valles. En las laderas escarpadas la vegetación es arbustiva, generalmente achaparrada o rastrera. En las cimas predominan las plantas pulvinadas. En lugares donde se acumula el agua y en las orillas de los arroyos de encuentran vegas [2]. Las comunidades climáxicas son las siguientes: – estepas graminosas (coironales) de Stipa speciosa, Poa holciformis y Adesmia trijuga; y seis consociaciones de diferentes especies; – estepas de arbustos bajos de Adesmia pinifolia; A. obovata; A. uspallatensis y Mulinum ovalleanum; Nassauvia axillaris; Mulinum ulicinum y Poa ligularis; Chuquiraga ruscifolia y Tetraglochin alatum. Existen además cinco comunidades serales [2]. Distrito Altoandino austral Las principales comunidades son: – estepa de Poa obvallata y Festuca weberbaueri;

246

– vegas de Deyeuxia erythrostachya, Poa fulvescens y Deschampsia caespitosa; – estepas de Festuca monticola; – estepas de Poa obvallata y Pernettya pumila var. leucocarpa; – pajonales de Cortaderia pilosa, a la cual se asocian otras gramíneas como Poa chubutensis, Festuca monticola, Ortachne rariflora y Poa obvallata; – vegas de Deschampsia atropurpurea, Caltha appendiculata y C. saginatta – brezal de Empetrum rubrum [2]. • Provincia del Monte El tipo de vegetación predominante es el matorral o la estepa arbustiva xerófila, psamófila o halófila. También hay bosques marginales de Prosopis spp. y Salix spp. [3]. Las comunidades climáxicas son la siguientes: – jarillal de Larrea divaricata, L. cuneifolia, L. nitida, Monttea aphylla y Bougainvillea spinosa; – estepa espinosa de Plectrocarpa rougesii, P. tetracantha, Bulnesia schickendantzii, Bougainvillea spinosa y Gochnatia glutinosa. Existen además cinco comunidades serales [2]. • Provincia de la Payunia Comprende las siguientes unidades [9]: • Matorrales patagónicos de: – Stipa speciosa media var. atuelensis, Lithodraba mendocinensis, Grisebachiella hieronym y Festuca acanthoclada; – Prosopidastrum globosum, Adesmia renjifoana y A. polygaloides (cobertura vegetal 30-40%); – Neosparton aphyllum; – Colliguaja integerrima (cobertura vegetal 20-70%); – Mulinum spinosum, Maihuenia patagonica, Stillingia patagonica, Festuca desvauxii y Astragalus mendocinus; – Adesmia pinifolia acompañada por Schinus roigii y Ephedra andina (cobertura vegetal 75%). • Pastizales de la Payunia de: – Muhlenbergia torreyi, Chuquiraga erinacea ssp. erinacea y Junellia seriphioides, con la presencia de Aristida mendocina y Stipa tenuis; – Stipa speciosa var. media, que integra gran parte del paisaje de la Payunia,

con presencia constante de Poa lanuginosa y Panicum urvilleanum. • Matorrales perennifolios del Monte: Stipa hypsophila, Chuquiraga rosulata, Prosopis campestris y Paronychia brasiliana. • Pastizales psamófilos de: – Sporobolus rigens var. rigens, de extensa distribución en la zona árida argentina; – Doniophyton anomalum, Prosopis castellanosii, Polygala stenophylla, Aristida inversa, Gillia crassifolia, Nicotiana petunoides, Solanum euacanthon y Portulaca grandiflora. • Comunidades de suelos salinos: – pastizal de Distichlis spicata – matorral de Sporobolus mendocinus, Lycium chilense var. confertifolium, Cressa truxillensis y Atriplex boecheri. • Provincia Patagónica Está integrada por cinco distritos florísticos [10]: Subandino, Occidental, Central, del Golfo de San Jorge y Fueguino. Por su extensión e importancia económica como tierras de pastoreo los tres primeros son los más importantes, conjuntamente con la porción austral del la Provincia del Monte (Monte Patagónico), lindante con la Provincia Patagónica. Distrito Subandino La comunidad dominante es la estepa graminosa de Festuca pallescens que se caracteriza por una gran homogeneidad estructural de la vegetación ya que está dominada por parches de pastos perennes. Entre éstos dominan: Festuca pallescens, Hordeum comosum, Bromus setifolius, Rytidosperma virescens y Koeleria vurilochensis. La mayor variación de la estructura espacial de la comunidad se observa a nivel de mesoescala y está determinada por diferencias en la topografía y el sustrato a las que se les ha sobreimpuesto el uso pasturil. Distrito Occidental La comunidad dominante es la estepa árida de Stipa speciosa, S. humilis, Adesmia campestris, Berberis heterophylla y Poa lanuginosa. La vegetación presenta una estructura espacial en forma de parches distribuidos sobre una matriz de suelo desnudo. Sécheresse vol. 17, n° 1-2, janvier-juin 2006

Cuadro II. Biomasas y productividad primaria por estratos de vegetación. Sitio

Biomasa (Mg MS/ha)

Productividad (Mg MS/ha/año)

Productividad ramoneable (Mg MS/ha/año)

Observaciones

Referencia

0,93

Comunidad de Larrea cuneifolia en Sabana abierta de Prosopis flexuosa, casi en condición prístina

[21]

0,82

Sabana y arbustal abierto de Prosopis flexuosa.

[22]

0,40

Comunidad de Larrea cuneifolia en piedemonte árido Información referida a Atriplex lampa (40% de cobertura y 2.300 plantas ha-1)

[23] [24]

Estrato leñoso 1. Provincia de Mendoza Reserva de biósfera de Ñacuñán (34° 02’ S, 67° 58’ W) Estación experimental “El Divisadero (33° 45’ S, 67° 41’ W) Departamento Las Heras (32° 53’ S, 68° 55’ W) Departamento Luján (33° 13’ S, 68° 47’ W)

11,2a

1,6

(10,6 leña y 0,6 hoja)

6,6 1,9

0,61 0,32

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Estratos herbáceo y leñoso 2. Provincia de Jujuy Estepa altoserrana Estepa-Matorral prepuneña Estepas puneñas Estepas de alta montaña 3. Patagonia Distrito subandino Distrito occidental Distrito central Monte patagónico a

2,0-3,0 2,5-3,5 1,0-3,0 1,0-1,5

1,5-2,0 0,8-1,2 0,5-1,0 0,5-0,8 0,95-1,5 0,21-0,75 0,20 0,54

[25] Ocupan la mayor extensión

Los valores extremos corresponden a años secos y lluviosos

[26] [27] [28] [29]

Biomasa aportada por árboles (66,3%), arbustos altos (28,6%) y arbustos bajos (5,1%).

Distrito Central Es el más extenso de la Provincia Patagónica y ha sido dividido en dos subDistritos: Chubutense y Santacrucense [10]. La vegetación característica del primero está representada por Chuquiraga avellanedae, Nassauvia glomerulosa, Stipa speciosa, S. humilis y Poa ligularis. El Santacrucense está florísticamente representado por Junellia tridens, Nassauvia glomerulosa, Stipa speciosa, S. humilis y Poa ligularis. Monte Patagónico La vegetación muestra una clara estructura de parches isodiamétricos formados por arbustos altos, arbustos bajos y pastos perennes, que alternan con áreas de tamaño variable que carecen de cobertura vegetal o bien están colonizadas por matas aisladas de pastos perennes, arbustos de bajo porte o subarbustos. Entre los arbustos altos (1-3 m) se encuentran Larrea divaricata, Chuquiraga hystrix, Lycium chilense, Junellia alatocarpa, Condalia microphylla, Prosopidastrum globosum, Schinus johnstonii, Monttea aphyla, Boungainvillea spinosa, Geoffroea decorticans y, eventualmente, Prosopis flexuosa en el sector noreste. Entre los arbustos de porte bajo (0,51,2 m) son frecuentes: Atriplex lampa, Chuquiraga avellanedae, Prosopis alpataco y P. denudans. Por otra parte, los subarbustos (0,2-0,5 m) más conspicuos son: Junellia seriphioides, Sécheresse vol. 17, n° 1-2, janvier-juin 2006

Acantholippia seriphioides y Nassauvia fuegiana. El estrato graminoso (0,10,5 m) está dominado por Stipa tenuis, S. speciosa, S. humilis, S. longiglumis, S. papposa, Poa ligularis, P. lanuginosa, Piptochaetium napostaense, Elymus spp., Trichloris crinita, Aristida spp., Setaria spp. y Pappophorum spp. [2 , 11]. Los parches de vegetación presentan una alta heterogeneidad horizontal y vertical debido a la gran diversidad arquitectural de las especies que los forman, generando una amplia gama de microambientes contrastantes [12-14]. Esta heterogeneidad constituye uno de los caracteres distintivos más relevantes con respecto a la mayoría de los ecosistemas de la Provincia Patagónica, donde la heterogeneidad espacial de la vegetación es menor [15-17].

Biomasa y productividad y su relación con las precipitaciones Los estudios sobre las relaciones entre productividad y lluvia se iniciaron en la década del 1930 en EE.UU. y pasaron a ser cada vez más populares a partir de los años 1960. Alrededor de 100 investigadores de varias partes del mundo han intentado relacionar la producción de los pastizales naturales con la precipitación, ya sea sobre una base estacional o anual [18]. Estos investigadores han propuesto, según dicho autor, algunas regresiones para la capacidad de carga, el rendi-

miento de forraje o la productividad primaria neta. En climas áridos hay casi un incremento lineal en la productividad primaria neta con el incremento en la precipitación anual [19]. Así, se ha encontrado para la Patagonia [20] que la PPNA1 aumenta linealmente con la precipitación media anual (MAP): PPNA = 31,2 + 0,52 MAP (R2 = 0,84; p = 0,028). Los valores de productividad indicados en el cuadro 2 para los Distritos subandino y occidental de la Patagonia se corresponden con un factor de eficiencia de uso de la lluvia entre 3,0 y 4,0 kg MS2/ha/año/mm, para los años secos y húmedos, respectivamente. En el cuadro 3 se observa que el valor del factor de eficiencia de las lluvias es muy variable entre los sitios considerados (5,2 ± 3,3), aunque estos valores se encuentran dentro del rango de variación encontrado para la vegetación natural en zonas áridas y semiáridas [18]. En la zona central del monte se determinó que la relación entre la variabilidad de la producción y la de la precipitación fue más alta en los suelos limosos (2,5) que en los arenosos (0,53) [22]. Esta baja relación en suelos arenosos comparada con 1 2

PPNA: productividad primaria neta anual. MS: materia seca.

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Cuadro III. Productividad primaria del estrato herbáceo en sitios seleccionados de la zona árida.

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Sitio

Lluvia media anual

Productividad

Factor de eficiencia de uso de la lluvia

Observaciones

Referencia

(mm)

(Mg MS/ha/año)

1. Provincia de Mendoza Reserva de biósfera de Ñacuñán

297

0,51

1,72

[22]

Estación experimental “El Divisadero”

296

0,56

1,89

Departamento Las Heras

220

0,08

0,36

Comunidad de Larrea divaricata (Cobertura de la canopia de gramíneas perennes: 20%) Cobertura de la canopia de gramíneas perennes: 10% Comunidad de Larrea cuneifolia en piedemonte árido

Reserva La Payunia (36° 00’-36° 52’ S, 68° 30’ – 69° 30’ W) Las Aguaditas (33° 05’ S, 69° 17’ W) Ladera de umbría Sector llano Ladera de solana Pampa de los Ñangos y Seca (32° 53’ S, 69° 07’ W) Pampa Solana Umbría

272

0,61

2,24

352

3,15 2,48 1,75

8,95 7,05 4,97

Pastizales de Stipa spp. en pampa de altura (2.200-2.500 m s.m.)

[31]

296a

2,82 2,68 2,01

9,53 9,05 6,79

[32]

1,50

5,07

Pastizal de Stipa tenuissima Pastizal de Stipa tenuissima Arbustal de Nassauvia axillaris y Poa resinulosa Pastizal de Stipa vaginata

Ladera este 2. Provincia de La Pampa Arbustal abierto perennifolio, con matas Condición buena Condición regular Arbustal bajo, muy abierto, perennifolio Condición buena 3. Patagonia Vegas y mallines a

[22] [23] [30]

[33] 0,50 0,41 0,14 5,10-2,60

Los valores extremos corresponden al sector húmedo y periférico

[34]

no incluye aporte de rocío ni nieve.

los limosos es un rasgo común de las zonas áridas [35].

Evolución y tendencia de la vegetación La mayor parte de los pastizales naturales de la zona árida argentina muestra algún grado de deterioro. En la Puna, las lluvias escasas y las bajas temperaturas determinan una baja productividad y recuperación vegetal. A ello se suma el carácter torrencial de la lluvia que provoca erosión por la escasa cobertura vegetal, hecho agravado en los últimos 30 años. Las principales causas de la disminución de la cobertura nativa son: tala indiscriminada de especies leñosas, sobrepastoreo por ganado doméstico y camélidos y deficientes prácticas ganaderas [36]. En la región altoandina, los incendios y el sobrepastoreo son los factores fundamentales que desencadenan el proceso de degradación de los pastizales. Estos, conjugados con condiciones naturales (fuertes pendientes, estructura pobre de

248

los suelos, lluvias torrenciales, escasa cobertura vegetal) determinan que numerosas áreas se vean afectadas por fuertes procesos de erosión hídrica. La retracción del estrato herbáceo y en especial de las especies forrajeras ha determinado una marcada disminución de la productividad ganadera y la pauperización de los sectores sociales involucrados [36]. En la Payunia, los procesos de degradación más significativos son desencadenados por la actividad petrolera y el sobrepastoreo, en un ambiente de alta fragilidad por sus condiciones de riesgo volcánico [36]. La vegetación del Monte aparece generalmente degradada por más de 200 años de sobrepastoreo y extracción de leña durante 100 años [22]. La mayor parte de las plantas arbóreas existentes constituye rebrote de las taladas anteriormente. El pastoreo no controlado, sumado a la deforestación, ha conducido a la degradación del área de pastizales, pérdida de biodiversidad, con procesos erosivos eólicos y la reactivación de sistemas de médanos [36]. Se observa una dominancia de arbustos no palatables (Larrea divaricata,

L. cuneifolia y Junellia seriphioides) y espinosos (Prosopis flexuosa var. depressa). Concurrentemente, las especies forrajeras, en particular gramíneas perennes, son escasas mientras que aparecen durante la estación lluviosa hierbas y gramíneas anuales no palatables. Pero la situación en este sentido es muy variable de un sitio a otro, dependiendo de la presión y sistema de pastoreo y el estado de la dinámica posfuegos [22]. En la Patagonia, desde la introducción del ganado ovino y hasta el inicio de los estudios científicos transcurrieron más de 60 años en los que se decidió la puesta en producción de las tierras sin un criterio de sustentabilidad y sin el conocimiento de la estructura y funcionamiento del ecosistema. Ello condujo, como en otros lugares del mundo, al deterioro de los pastizales. La extracción de arbustos en forma indiscriminada como recurso energético de la población potenció aún más la disminución de la cobertura vegetal en grandes áreas de la región. Esto último, sumado a la acción de fuertes vientos, origina tormentas de «tierra» que dificultan las actividades humanas [36]. Sécheresse vol. 17, n° 1-2, janvier-juin 2006

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Las causas más evidentes de degradación por pastoreo son la reducción general de la cobertura total como consecuencia de la menor abundancia o extinción de las especies vegetales preferidas por el ganado [15, 17, 37-39]. En las comunidades vegetales más representativas es posible detectar una serie de estados de la vegetación [sensu 40] resultantes de distintos impactos del pastoreo. Estos estados son en muchos casos altamente estables y no es posible revertirlos, aún con la eliminación del pastoreo. Esto indica que en muchas áreas el impacto del pastoreo ha sobrepasado los umbrales de resiliencia del sistema y que la reversión implica el uso de estrategias de remediación que en muchos casos aún no han sido desarrolladas. Sobre la base de trabajos previos [41-43] se definieron las secuencias o modelos de degradación para 13 comunidades vegetales representativas de los ecosistemas de la Patagonia. En todos los casos analizados, el impacto del pastoreo condujo a estados estables de la vegetación que pueden ser fácilmente reconocidos en el campo. El patrón general que se observa en todos ellos es el cambio en la composición florística, en la cobertura y en la fisonomía. En todos los casos se advierten reemplazos entre especies de pastos en los estados más tempranos de degradación, seguidos por sustitución entre especies de arbustos y posteriormente los pastos son suplantados por formas leñosas en los estados más avanzados de degradación [39, 41]. En las áreas con más de 250 mm de precipitación anual, la vegetación pasa por un número mayor de estados estables (4 a 7) desde estepas graminosas a estepas subarbustivas. En las áreas con menos de 250 mm de precipitación anual los cambios son menos marcados y ocurren desde estepas arbustivo graminosas a estepas subarbustivas pasando por 3 a 5 estados estables. La reducción de la cobertura vegetal y los reemplazos de especies se asocian con reducciones de la productividad primaria de los pastizales y del banco de semillas y de los nutrientes del suelo [29]. Resulta altamente probable que la reducción más drástica de la cobertura vegetal haya ocurrido a principios del siglo XX, cuando se introdujo el ganado ovino dado que en ese período se registraron las cargas más altas [44]. En un estudio reciente se encontró que las variables que explican la mayor fluctuación de los rebaños ovinos son la productividad primaria y la fisonomía de la vegetación [45]. La degradación casi generalizada que presentan los recursos pasturiles en la zona árida argentina podría mitigarse mediante la revegetación con especies nativas y exóticas. Entre las primeras se Sécheresse vol. 17, n° 1-2, janvier-juin 2006

encuentra Trichloris crinita, gramínea ampliamente estudiada en el Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (IADIZA). Otra posibilidad es el uso de gramíneas exóticas como el pasto llorón (Eragrostis curvula), cuya siembra constituye una alternativa económicamente rentable en los sistemas de producción de cría de bovinos en la zona central del Monte [46]. Otra opción es la implantación de arbustos forrajeros exóticos de los géneros Opuntia y Atriplex, caracterizados por su alta resistencia a la sequía y eficiencia en el uso del agua. El uso combinado de ambas especies conformaría una dieta equilibrada en virtud del aporte de nitrógeno realizado por Atriplex y de energía por Opuntia, lo que permitiría un mejor aprovechamiento de dicho nitrógeno [47]. Experiencias realizadas en San Juan han mostrado que la productividad de Atriplex nummularia fue de 1,7 y 3,3 Mg/ha/año para precipitaciones medias anuales de 250 y 350 mm, respectivamente [6]. En áreas de Mendoza con capas freátidas cercanas a la superficie (1 a 1,1 m) la productividad alcanzó 6,5 Mg/ha/año en plantaciones de alrededor de 3 años de edad [48]. Para Opuntia ficus-indica f. inermis se obtuvo una producción de 4,1 Mg/ha/año en áreas con precipitaciones medias anuales de alrededor de 300 mm [49]. Las plantaciones de arbustos forrajeros han sido establecidas como reserva de forraje en pie como parte de una estrategia para mitigar los efectos de las sequías anuales y la escasez de forraje durante la

estación seca, en los sistemas de producción animal de varias zonas áridas y semiáridas del mundo [50]. En el centro del Monte se han determinado los escenarios en los cuales sería rentable la implantación de Opuntia para los sistemas de cría de bovinos [51] y caprinos [52] y la de Atriplex nummularia y Opuntia spp. para la suplementación de la dieta de los caprinos [49].

El fuego y su papel en el manejo de los pastizales En la Provincia fitogeográfica del Monte se produjeron en el período 2001-2003 entre 1.800 y 2.471 incendios, afectando a 3,0 y 1,2 millones de hectáreas, respectivamente. Estos eventos involucraron casi en su totalidad (99,5%) a bosques nativos, arbustales y pastizales. Sólo el 12% de los incendios ocurridos en dicho período fueron provocados por el hombre; el resto obedeció a negligencia, causas naturales o desconocidas [53]. En la figura 4 se muestra la cantidad de incendios y la superficie que ellos abarcaron en tres provincias administrativas de la zona árida para el período 19992003. Similarmente a lo que ocurrió en el Monte, la casi totalidad de los fuegos afectaron a las formaciones vegetales mencionadas anteriormente, con excepción de la provincia de Chubut en la que los fuegos alcanzaron alrededor del 15% de bosques cultivados en los años 2000 y 2001. En el periodo 19992003, el hombre utilizó, en promedio, el fuego como herramienta de manejo

Cantidad de incendios

Superficie (miles de ha) 700

1.800 1.600

600

1.400

500

1.200

400

1.000 300 Cantidad Superficie

800

200

600 100

400

0

200 0

19 20 20 20 20 99 00 01 02 03

Salta

19 20 20 20 20 99 00 01 02 03

Mendoza

19 20 20 20 20 99 00 01 02 03

Chubut

Figura 4. Cantidad de incendios y superficie afectada en tres provincias de la zona árida argentina en el período 1999-2003 (fuente: elaboración propia sobre la base de [53]).

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biomasa de arbustos y otras leñosas va asociada a un aumento relativo en la biomasa de gramíneas palatables. Esto ha sido corroborado luego de la ocurrencia de fuegos no prescriptos en el Monte argentino en su porción central [56] y austral [57]. En el primer caso, después de tres estaciones de crecimiento desde la ocurrencia del fuego, la frecuencia de gramíneas palatables y la biomasa de forrajeras herbáceas se incrementaron en unas tres veces a expensas de la vegetación leñosa. En el sector austral la biomasa de gramíneas aumentó 2,4 veces después de cinco años desde que acaeció el fuego, aunque se verificó que en sitios pastoreados un año después del incendio, la disminución en densidad y cobertura de arbustos no palatables como Chuquiraga avellanedae no fue tan drástica como en otros sitios no pastoreados. Ello demuestra que el manejo posterior de los sitios quemados es tan o más importante que las quemas para mantener la sustentabilidad de los ecosistemas [54].

de los pastizales en el 7,4, 7,1 y 26,5% de los eventos ocurridos en las provincias de Salta, Mendoza y Chubut, respectivamente. Por otro lado, los fuegos naturales representaron alrededor del 3, 33 y 1% en las mismas provincias, respectivamente [53]. Un exhaustivo estudio que contiene información teórica y práctica sobre los ambientes y condiciones propicias para el uso del fuego ha sido editado por Kunst et al. [54]. Se ha determinado que, desde el punto de vista ecológico, el fuego puede ser necesario en algunas comunidades vegetales para acelerar alguna etapa de la sucesión, permitir la germinación y el desarrollo de nuevos propágulos, facilitar la siembra o para eliminar la competencia intra- o interespecífica. Es también importante desde el punto de vista económico, ya sea a través de quemas prescriptas para mejorar la calidad nutricional de pastizales para el ganado, o simplemente simulando un fuego natural para bajar la carga de combustible y disminuir así el riesgo de incendios de comportamiento extremo [54]. Sin embargo, el empleo del fuego para el manejo de los pastizales constituye una herramienta de alto riesgo debido a la falta de aplicación de la legislación que regula su empleo [55]. El papel del fuego sobre la vegetación de los pastizales naturales se ha estudiado en detalle en diversas partes del mundo. En general, estos estudios muestran que en los primeros estadios sucesionales después de un incendio, la reducción de la

Ganado doméstico y fauna Distribución geográfica del ganado En el cuadro 4 se detalla la cantidad de ganado, incluyendo especies de la fauna, existente en las explotaciones agropecuarias y la proporción de cada especie en relación al total del país, para el año 2002.

Densidad de ganado La densidad media de ganado y fauna en la zona árida, estimada sobre la base establecida por el INDEC [8], es de 2,37 UA/km2 (2.560.825 UA/1.079.67 km2) y por lo tanto la carga animal es de 0,024 UA/ha o 42,2 ha/UA. También se ha determinado la distribución de la carga animal (kg/ha/año), la variabilidad interanual y la dinámica estacional de la vegetación para pastizales naturales de la Argentina, incluyendo Monte y Patagonia [58].

Receptividad de los pastizales naturales Los datos de receptividad de los pastizales naturales son presentados en el cuadro 5.

Sistemas de producción animal y sus características • Aspectos generales de los sistemas de producción tradicionales Los sistemas de producción de bovinos están eminentemente dedicados a la cría. Se caracterizan por una baja inversión en infraestructura y aplicación de tecnología. Por ejemplo en promedio para los bovinos sólo el 17 y 8% de los productores estacionan los servicios y realizan diagnóstico de preñez por tacto rectal, respectivamente [8]. Predomina el pastoreo continuo y se utilizan diversas razas europeas, índicas y sus cruzas.

Cuadro IV. Distribución geográfica del ganado y especies de la fauna en cabezas de animales adultos y unidades animales (UA)a. (Fuente: Elaboración propia sobre la base de [8]). Provincia

Bovinos Cabezas

Ovinos UA

Cabezas

Caprinos UA

Cabezas

Equinos UA

Jujuy 11.054 9.991 298.261 47.366 81.807 13.106 Salta 19.113 17.167 58.267 9.275 62.079 9.971 Tucumán 2.502 2.223 6.261 998 2.608 418 Catamarca 27.033 24.706 56.211 8.957 71.702 11.432 La Rioja 17.535 16.452 7.933 1.267 25.814 4.105 San Juan 30.762 28.896 7.081 1.131 55.580 8.885 Mendoza 311.123 297.875 65.673 10.439 612.279 97.350 San Luis 38.868 35.585 878 141 14.327 2.285 La Pampa 119.471 104.074 11.538 1.846 76.341 12.171 Neuquén 67.773 63.434 103.312 16.468 477.572 76.191 Río Negro 119.262 112.441 1.375.322 220.033 165.037 26.437 Chubut 57.689 54.357 3.383.499 543.336 77.550 12.395 Santa Cruz 30.366 28.467 1.501.483 239.739 1.519 244 Total 852.550 795.666 6.875.719 1.100.996 1.724.215 274.990 Proporción 2,3% 59,2% 51,6% del país

Cabezas

Asnales UA

561 673 2.496 2.996 770 924 6.662 7.994 3.385 4.062 7.240 8.688 64.029 76.835 2.244 2.693 14.876 17.851 28.251 33.901 66.704 80.045 48.138 57.766 21.805 26.166 267.161 320.594 17,6%

Cabezas

Llamas, vicuñas y alpacas UA

8.301 9.131 4.165 4.582 193 212 8.093 8.902 1.542 1.696 2.044 2.248 5.901 6.491 207 228 38 41 1.057 1.162 25 28 127 139 0 0 31.691 34.861 34,7%

Cabezas

UA

Total UA

107.230 24.329 104.596 14.011 3.183 47.174 338 77 4.852 25.972 5.712 67.703 66 15 27.597 13 3 49.851 120 24 489.014 1 0 40.932 12 3 135.986 82 17 191.173 703 144 439.128 360 74 668.067 671 139 294.755 149.579 33.718 2.560.825 96,5% 6,7%

a

Se ha considerado una unidad animal a una vaca de 400 kg de peso vivo y 89,4 kg de peso metabólico. Sus equivalencias para las otras especies son: ovinos y caprinos 0,16 UA; equinos 1,2 UA; asnales 1,1 UA; llamas 0,23 UA y alpacas y vicuñas 0,18 UA.

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Sécheresse vol. 17, n° 1-2, janvier-juin 2006

Cuadro V. Receptividad de los pastizales naturales. Sitio

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1. Provincias de Jujuy y Salta Semidesierto/desierto altoandino Semidesierto puneño Terrenos secos Vegas y ciénagas Semidesierto prepuneño 2. Provincia de Mendoza Llanura este Noreste Sudeste Valor medio Pampa de los Ñangos y Seca Ladera este Solana Umbría Pampa Meseta del Guadal y Huayquerías de San Carlos (33° 45’- 34° 06’S ; 68° 45’-68° 56’W) Peniplanicie Borde occidental de la meseta (Huayquerías) Conos volcánicos 3. Provincia de San Luis Sector norte 4. Provincia de La Pampa Sector norte Pastizales en condición buena Pastizales en condición regular 5. Provincia de Chubut Zona costera Meseta central

En la Patagonia, la producción de lana ovina es el rubro más importante; la de carne es una actividad secundaria, limitada a la venta de excedentes de ovejas, capones de rechazo y corderos (19-24 kg de peso vivo con 70-90 días de edad). La raza predominante es la Merino Australiano. En la mayoría de los pastizales el pastoreo es conducido en grandes «estancias» divididas en unas pocas parcelas («potreros») donde los animales permanecen la mayor parte del año. En la Patagonia existen 12.461 productores ganaderos. Los campos de más de 10.000 hectáreas totalizan 3.028 explotaciones que se distribuyen en el sur y en el oeste del territorio ocupando la mayor parte de la superficie de los pastizales. Los campos entre 5.000 y 10.000 hectáreas son 1.152 y las explotaciones pequeñas (entre 1.000 y 5.000 hectáreas), que en general no alcanzan a conformar una unidad económica, ascienden a 1.076. Finalmente los minifundios que constituyen unidades de subsistencia Sécheresse vol. 17, n° 1-2, janvier-juin 2006

Receptividad (ha/UA)

Referencia [59]

20-25 19-25 3,1 50-62,5 [60] Estimados con factor de uso 30% 64,5 13,6 25,2 Estimados con el método «point quadrat modificado» 10,0 5,6 4,4 4,1 Estimados por el método «point quadrat modificado» 7,7 18,8 6,6

[32]

[61]

[62] 12,6 [33] Estimado con factor de uso 50% 14,6 17,9 Estimados en función de la condición del pastizal 19,4-80,3 31,2-140,6

[63]

(menos de 1.000 hectáreas) suman 7.205 y están localizados al norte del territorio [64]. El sistema de producción de caprinos es de subsistencia, en el que esta actividad constituye el modo de vida del productor, que reside en la explotación y aporta toda o gran parte de la mano de obra necesaria. El sistema está orientado básicamente a la producción de carne (cabritos de 8 a 14 kg de peso vivo y 40 a 65 días de edad). En Neuquén es importante la producción de fibra proveniente de la cabra criolla y donde se ha confirmado la presencia de cashmere en el 89% de los animales observados [65]. • Trashumancia En todos los espacios montañosos, como se ha señalado para el noroeste argentino [66], se advierte un ajuste entre el poblador, su ganado y el medio natural. Las condiciones de este último son las que llevan al pastor a emplear una técnica de complementación de espacio y tiempo en el uso de los recursos forrajeros. El relieve

y las condiciones climáticas determinan la adopción de modalidades diferenciadas para la actividad pastoril. En el verano se tornan accesibles sectores de mayor altitud en los que existen vegas y mallines con alta calidad y producción forrajera, aprovechados por el ganado. La trashumancia adopta distintas modalidades según la zona, en cuanto a distancia de desplazamiento, época del año y traslado o no del pastor con el ganado. • Pastoreo en campos comuneros y tierras fiscales Sobre la base de la información existente [5], sólo es posible determinar la cantidad de cabezas de ganado que se encuentra en esos campos para algunas provincias y especies animales. En Catamarca, el 86% del ganado bovino y el 70% del caprino se encuentran en campos comuneros. Esta misma modalidad se presenta en SanJuan con el 32% de los caprinos, en Neuquén con el 27 y 23% de los ovinos y caprinos, respectivamente, y en Chubut con el 27% de los ovinos. La proporción de animales que ocupa tierras fiscales es: – en ovinos: 90% (Jujuy), 25% (Salta), 66% (Neuquén), 89% (Río Negro) y 61% (Chubut); – en caprinos: 12% (Catamarca), 44% (San Juan), 77% (Mendoza) y 68% (Neuquén); – en bovinos: 31% (San Luis). • Otras fuentes de alimentos La suplementación alimentaria no es una práctica común en la zona árida, principalmente por razones económicas, implementándose sólo ante contingencias climáticas como severas sequías e intensas nevadas. Los forrajes habitualmente utilizados son heno de alfalfa y maíz. Otra práctica que ha comenzado a usarse es el traslado de los animales a los oasis bajo riego. • Índices de productividad La proporción de terneros logrados al destete en la zona árida en su conjunto es de 47% [8]. Información más específica indica, por ejemplo, que el promedio para la provincia de Mendoza, para el período 1999-2003, fue de 52% y la producción media de carne de 3 kg/ha/ año. En establecimientos con buen nivel tecnológico ubicados en el sudeste de Mendoza, la tasa media de destete llega al 66% y la producción de carne a 11-12 kg/ha/año. Para el sector norte de la provincia de San Luis el porcentaje de destete es de 62% y la producción de carne de 5,9 kg/ha/año [62]. En cabras de raza no definida, denominadas criollas, la cantidad media de cabritos logrados al destete en la provincia de Mendoza es de 0,8/cabra en el área

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sudoeste [67] y entre 0,8 y 1,0 en el área noreste3. Estos índices de productividad se han mantenido hasta la actualidad. Dicho índice para la cabra criolla en la provincia de San Luis es de 0,77 cabritos/cabra [68]. Esta cabra en la provincia de Neuquén presenta una prolificidad que oscila entre 1,3 y 1,6 cabrito/cabra, mientras que en cabras de raza Angora se obtienen 1,1 cabrito/cabra [69]. La producción de mohair de animales cruza varía entre 0,9 y 1,2 kg/cabra, siendo de 5 kg el potencial de la raza Angora. La cantidad media de corderos logrados al destete en el área sudoeste de la provincia de Mendoza es de alrededor de 0,7/oveja [67], mientras que en la Patagonia fluctúa entre 0,4 y 0,8 [70]. La producción media de lana de 20,5 micrones fue de 3,6 kg por animal en Chubut en la esquila 2001-2002 [71].

Fauna autóctona de interés económico Los camélidos sudamericanos vicuña (Vicugna vicugna), guanaco (Lama guanicoe) y llama (Lama glama) constituyen las especies más importantes que componen la fauna silvestre de interés económico. Representan un recurso alimentario para numerosos habitantes de la zona árida, además de ser fuente de subproductos. En la actualidad se ejecutan diversos planes de manejo tendientes a la preservación de estas especies. La vicuña posee una de las fibras más finas del mundo (alrededor de 12,5 micrones) [72]. Vive en las estepas altas entre la Cordillera de los Andes en las Provincias Puneña y Altoandina (3.900-5.000 m s.m.). El hecho que cada animal produce una pequeña cantidad de fibra - 0,250 kg cada dos años - unido a su calidad y a la relativa escasez de poblaciones de vicuña viables, hacen que esta fibra sea una de las más caras y buscadas en el mundo. La fibra cruda se vendió a US$ 532/kg en la primera feria de Chile en marzo de 2002 [73]. En Argentina, el principal productor es una organización pública - el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Esta organización estima tener en la actualidad unos 1.800 animales en producción en el marco de un sistema integrado por 15 criaderos localizados en las provincias de Salta y Jujuy, a los que cede los animales en calidad de préstamo [74]. Toda la evidencia disponible indica que el manejo silvestre de la vicuña es una alternativa preferible al manejo en cauti3

J.A. Paez, com. pers., 2001.

252

verio, tanto desde la perspectiva biológica como socioeconómica [73]. El guanaco ha sido desde siempre una especie interesante tanto por su cuero como por su carne, pero el interés por su lana es reciente en ciertos mercados, sobre todo europeos [75]. Es el único ungulado silvestre ampliamente distribuido en la estepa patagónica. Desde la introducción del ganado ovino, sus existencias decrecieron desde 7 millones [76] a 600.000 guanacos [75], con una densidad media actual de 0,59 individuo/ km2. El interés creciente por esta especie se origina en la búsqueda de nuevas alternativas a la producción ovina tradicional en la Patagonia. En las provincias de Río Negro, Chubut y Santa Cruz se encuentran establecidos siete criaderos con al menos 1.200 guanacos manejados en semicautividad. Los últimos precios pagados por la lana sin clasificar fueron de alrededor de US$ 150/kg. Existe un interés creciente por carnes de guanaco proveniente de animales de 2 y 3 años de edad, obteniéndose precios que rondaron los US$ 10/kg en el año 2001 [75]. La producción de llamas en el noroeste argentino concentra casi el 95% del total del país, donde la mayoría de los animales está en manos de pequeños productores que poseen entre 50 y 60 animales. También existen grandes desarrollos comerciales con 1.000 camélidos. En esta zona, la carne de llama, magra, baja en colesterol y de sabor suave, es más consumida que la carne bovina. A su vez, esta actividad representa una gran posibilidad económica debido a la venta de fibra. Una llama produce entre 1,5 y 2 kg de fibra por año a un valor que oscila entre US$ 1,5 y 2/kg. En la actualidad se faenan animales que rinden unos 50 kg de carne para consumo familiar y el excedente se comercializa en las ciudades cercanas a las explotaciones. El objetivo más inmediato en la región es producir «Teques» un animal similar a un ternero o novillito, que rinde entre 25 y 30 kg de carne de mejor calidad [77].

Fauna exótica de interés económico La liebre europea (Lepus europaeus) fue introducida en la Argentina a fines del siglo XIX con propósitos cinegéticos. El alto potencial reproductivo (una hembra puede producir entre 4 y 6 crías por año) y su gran capacidad de adaptación favorecieron su difusión en todo el territorio continental. Es uno de los herbívoros más conspicuos en la Patagonia donde desempeña un importante papel en la cadena trófica, ya sea como consumidor primario o como presa de los principales carnívoros. Así como constituye un importante recurso económico en ciertas áreas tam-

bién se torna en un verdadero problema cuando puede llegar a competir con el ganado por el alimento u ocasionar daños en los cultivos. Ello determinó que ya en 1907 fuera declarada legalmente plaga. Su densidad varía entre 8 y 17 individuos/ ha en áreas de mallín y 1 individuo/ha en áreas de estepa [78]. El ciervo colorado (Cervus elaphus), introducido a principios del siglo XX, se presenta como una de las producciones pecuarias de mejores perspectivas de explotación debido a la demanda creciente que muestran los productos de alto valor comercial derivados de ella. Estos son: reproductores, carne (venison), cueros, velvet y subproductos. Los valores de los reproductores oscilan entre US$ 400 (hembras) y US$ 500 (machos). Los mejores cortes de carne se venden a un precio similar al del lomo de bovinos (US$ 3,5/kg); otros cortes se destinan a la preparación de chacinados y a carne fresca y ahumada. Los precios al productor son de alrededor de US$ 3,5 por kg de res. Una res de primera calidad debe pesar unos 70 kg, con un rendimiento del 55-58%, según raza. El velvet es requerido por los países asiáticos para la elaboración de medicamentos. Los machos desarrollan el velvet anualmente, cosechándose unos 2,5 kg/animal/año [79], pero a través de selección genética se espera obtener dos cosechas por año en el 50% de los animales [80]. Los valores comerciales del velvet han oscilado entre US$ 130-150/kg en 1989 y US$ 80-90 en 1994-1995. El cuero posee un mercado internacional importante; es demandado por Asia, Unión Europea, EE.UU., Nueva Zelanda y Australia. Los machos que son retirados del rodeo a los 10-12 años de edad se destinan a la caza. Las piezas de caza tienen una demanda sostenida y un valor alto que oscila entre US$ 1.000 y 10.000, en relación directa con la cantidad de puntas de la cornamenta [79]. La Argentina cuenta con alrededor de 12.000 animales en producción, en 23 establecimientos ubicados en la zona árida y fuera de ella, constituyéndose en el primer productor de América del Sur. Por otro lado, se calcula que existen en el país más de 140.000 ciervos en estado salvaje que, mediante técnicas probadas de captura, pueden incorporarse a la producción. A partir del año 1996, la especie ha sido reconocida como «ganado» por lo que la producción, control sanitario y comercialización ha pasado al ámbito de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos [79]. En el límite de la zona árida existe un establecimiento dedicado a la cría de esta especie para la producción de velvet. Posee Sécheresse vol. 17, n° 1-2, janvier-juin 2006

2.800 hectáreas implantadas con pasto llorón con capacidad para 7.000 ciervos (2,5 ciervos/ha; desde el punto de vista nutricional, 2,4 ciervos de 125 kg de peso vivo equivalen a una vaca de 400 kg de peso vivo). Dicho establecimiento posee 14 potreros de 200 hectáreas cada uno, divididos por un alambrado de 2,2 m de altura (200 km a US$ 5/m, lo que implica una inversión de un millón de dólares [80]. La cría de ciervos en Argentina requiere una inversión inicial casi cinco veces mayor que la necesaria para la cría de bovinos, pero la rentabilidad también es más alta [79].

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Interfase entre fauna silvestre y ganado El uso compartido que realiza el guanaco con el ganado doméstico de varias especies escasas como la mayor parte de las hierbas y las gramíneas como Hordeum spp., Bromus brevis, Asistida subulata y Digitaria californica en la provincia de Mendoza sugieren que existe un riesgo de desaparición de estas especies por sobrepastoreo. Poa lanuginosa, Panicum urvilleanum y Hyalis argentea var. latisquama son las principales especies compartidas por el guanaco y el ganado doméstico durante todo el año [81]. En diversos paisajes de la provincia de Chubut y para dos estaciones del año (primavera y verano) se encontró un alto grado de solapamiento en las dietas del guanaco y la oveja [82]. Ambas especies son herbívoros generalistas que incluyeron en la dieta más del 75% de las especies de plantas disponibles. Estas especies mostraron un solapamiento dietario significativo a nivel de paisaje, lo que estaría indicando un alto grado de competencia y una amenaza para el recurso [83]. Existe una exclusión espacio-temporal de ambas especies en los ecosistemas de la Patagonia donde las densidades de ovinos pueden alcanzar valores 23 veces más altos que las de guanacos en condiciones simpátricas. Por otra parte, en los sitios con exclusión de ovinos, las densidades de guanacos duplican los valores con respecto a las de otros sitios [84]. En la Reserva Laguna Blanca, provincia de Catamarca, las vegas son un hábitat de fundamental importancia para las vicuñas, llamas y ovejas, especialmente en la estación seca dado que ellas proveen una fuente permanente de agua y alimento [85]. El ganado doméstico compite con las vicuñas y podría desplazarlas de sus lugares de pastoreo [86]. En el centro de la provincia de Mendoza existe una posible competencia de maras (Dolichotis patagonum) con vizcachas (Lagostomus maximus) y bovinos cuando escasea el alimento [87]. Sécheresse vol. 17, n° 1-2, janvier-juin 2006

En la dieta de la liebre europea las gramíneas y graminoides constituyen el 83%. La misma presenta una similitud del 48%, 47% y 33% con la de los ovinos, caprinos y bovinos, respectivamente. Sobre la base del consumo diario de materia seca de una liebre (200 g) y la similitud de las dietas se han estimado las siguientes equivalencias: 1 ovino = 8 liebres; 1 caprino = 9 liebres; y 1 bovino = 57 liebres. Existen estimaciones de población de liebres en Patagonia que varían entre 35 y 160 millones de ejemplares, lo que implica que las liebres estarían consumiendo el equivalente a 4,4 y 20 millones de ovinos, respectivamente [78].

Problemas sanitarios del ganado y de la fauna silvestre La Comisión Científica para las Enfermedades de los Animales Terrestres de la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OIE) agrupa a las enfermedades animales, según su gravedad, en dos listas: A y B. La lista A incluye quince enfermedades que afectan a distintas especies. De ellas, en la Argentina están presentes sólo la peste porcina clásica y la fiebre aftosa (último brote en enero de 2002). Esta última es la de mayor importancia económica debido a que dificulta la exportación a los circuitos no aftósicos. En enero de 2005 la OIE restituyó a la Argentina el estatus de «país libre de fiebre aftosa con vacunación» al norte del paralelo 42°, continuando al sur de esa latitud como zona libre de fiebre aftosa sin vacunación. La presencia de barreras naturales y la restricción al ingreso de animales en pie desde el norte ha permitido mantener la región patagónica libre de aftosa, impidiendo también el ingreso de otras enfermedades. De las 90 enfermedades que afectan a distintas especies animales incluidas en la lista B, la mayoría son exóticas o nunca fueron descritas en el país, mientras que otras como la brucelosis en bovinos, porcinos, ovinos y caprinos son aún endémicas. La garrapata común del bovino (Boophilus microplus) y los hemoparásitos asociados (Anaplasma, Babesia spp.) tienen una amplia distribución en el norte argentino. La mayoría de las denominadas zoonosis clásicas o mayores como tuberculosis, y rabia paresiante, están presentes en el país. El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) ha implementando programas de lucha sanitaria contra distintas patologías y acciones dirigidas a la prevención del ingreso de enfermedades exóticas. Entre ellas, las más importantes para el comercio internacional de animales y subproductos son la

Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) y el Scrapie o prurigo lumbar. Argentina está reconocida internacionalmente como país libre de EEB y de las demás encefalopatías espongiformes transmisibles de los animales. En la provincia de La Rioja se encontraron en bovinos las siguientes enfermedades con alta prevalencia [88]: rinotraqueitis infecciosa (41,5%), diarrea viral (19,0%) y anaplasmosis (17,7%). En la provincia de San Luis [89] se ha constatado en bovinos una alta incidencia de mancha (Clostridium chauvei), queratoconjuntivitis (Moraxella bovis + IBR), sarna (ácaros), mosca de los cuernos (Haematobia irritans), tricomoniasis (Tricomonas foetus), brucelosis (Brucella abortus) y gastroenteritis verminosa (nematodes de diferentes especies). En caprinos, en la provincia de Salta [90] han sido halladas parasitosis por nematodes gastrointestinales (Haemonchus, Trichostrongylus). Entre las principales enfermedades detectadas en ovinos en la Patagonia [91] pueden citarse con alta prevalencia (>50%) ectima contagioso (parapoxvirus), enterotoxemia (Clostridium perfrigens D-Toxina epsilon), distomatosis, hidatidosis (Echinococcus granulosus), melophagiasis (Mellophagus ovinus), pseudotuberculosis (Corynebacterium pseudotuberculosis), queratoconjuntivitis (Bramhamella), sarna (Psoroptes ovis, Chorioptes ovis) y tysanosomiasis (Tysanosoma actinoides). En la fauna silvestre se ha podido diagnosticar distomatosis en llamas en Jujuy [92] y en vicuñas en Salta [93]. Otro estudio [94] demuestra la presencia de parásitos gastrointestinales en guanaco (Ostertagia ostertagi, Trichostrongylus sp., Nematodirus sp., Cooperia sp., Capillaria sp., Trichuris ovis, Skrjabinema ovis, Eimeria sp.) y en llamas (Haemonchus sp., Ostertagia ostertagi, Trichostrongylus sp., Cooperia sp., Trichuris ovis, Oesophagostomum venelosum, Camelostrongylus mentolatus); actinomicosis y queratoconjuntivitis en guanacos, y sarna (Sarcoptes scabiei var. auquenidae) en llama, alpaca, vicuña y guanaco. Algunos factores como el clima y la producción extensiva que se realiza en la zona árida han influido para que distintas enfermedades, si bien presentes, se encuentren con índices de prevalencia menores que los de otras áreas del país.

Conclusión Las tierras áridas de la Argentina se caracterizan por poseer una gran diversidad climática, estructural y funcional que permite la explotación de diversas especies

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de ganado y fauna. La diversidad ecológica existente se asocia con una alta diversidad socio-cultural. Como consecuencia de esto, los sistemas de producción ganadera tradicionales son también altamente diversos. La superficie posible de aprovechar se encuentra utilizada en su totalidad, no obstante se requiere incrementar la inversión en infraestructura y la aplicación de tecnología para hacer un uso más eficiente y sustentable. Resulta necesario generar mayor información sobre la productividad de las pasturas naturales para asegurar su sustentabilidad. Se observa un deterioro de las pasturas naturales en toda el área, pero existen alternativas para su rehabilitación, aunque su aplicación involucra aspectos sociales de compleja solución. La explotación de la fauna autóctona y exótica constituye una alternativa económica interesante para la diversificación productiva. Se destaca como una zona de baja presencia de enfermedades animales. ■

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Sécheresse vol. 17, n° 1-2, janvier-juin 2006

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