Periodicidad: La periodicidad de la revista es anual

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REVISTA ANUAL DE HISTORIA CULTURAL E INTELECTUAL

Eadem utraque Europa pretende ser la revista del Centro de Estudios en Historia Cultural e Intelectual “Edith Stein” de la Escuela de Humanidades de la Universidad Nacional de San Martín. El título alude a las realizaciones de la civilización europea, vista como una realidad cultural escindida y bifronte. En los comienzos de la expansión atlántica, las miradas recíprocas entre la vieja Europa y las nuevas se distanciaron o se diferenciaron, pero nunca dejaron de dirigirse las unas a las otras, de colorearse mutuamente, de reconocerse emparentadas, de sustentar visiones y acciones entendidas como variantes de una matriz común, tejida precisamente en tiempos del Renacimiento con los hilos del paganismo antiguo y del cristianismo medieval. Periodicidad: La periodicidad de la revista es anual. Objetivos: Nuestra revista quiere dar cabida a trabajos que se inspiren en la idea de que las otras Europas, las creadas en ultramar, las nuestras, captan a la Europa original también en los términos de otra Europa, la más antigua, la más cargada de experiencias y productora de obras inigualables en la política, en las artes y en las ciencias, pero no forzosamente la más compleja ni la más problemática, ni la más prometedora para la humanidad planetaria del futuro. El título de la revista alude, pues, a ese entrecruzarse de parentescos y alteridades y no hay duda de que alguna noción de la “herencia europea” planea sobre sus propósitos.

DIRECTOR DE LA REVISTA:

José Emilio Burucúa

VICEDIRECTOR: (apartado Conservación)

Néstor Barrio

SECRETARIOS DE REDACCIÓN:

Silvina Vidal



(UNSAM-Escuela de Humanidades)

(UNSAM-IIPC)



(CONICET, becaria)



(IDAES-CONICET)

Nicolás Kwiatkowski Fernando Marte (UNSAM-IIPC) COMITÉ CIENTÍFICO LOCAL:

COMITÉ CIENTÍFICO EXTRANJERO:

Néstor Barrio (Universidad Nacional de San Martín-IIPC)

Ann Adams

Fabián Alejandro Campagne (Universidad de Buenos Aires, CONICET)

Irène Aghion

Martín José Ciordia (Universidad de Buenos Aires, CONICET)

Bruno Anatra

Enrique Corti (Universidad Nacional de San Martín) Diego Hurtado de Mendoza (Universidad Nacional de San Martín,

(University of California Santa Barbara) (Bibliothèque Nationale de France) (Università degli Studî di Cagliari)

Ian Balfour

(York University, Toronto)

Diana Bianchi

(Universidad de la República, Montevideo)

CONICET)

Constance Blackwell

Ricardo Ibarlucía (Universidad Nacional de San Martín)

Intellectual News)

Marta Luisa Madero

(Universidad Nacional de General Sarmiento)

Carlos Rafael Ruta

(Universidad Nacional de San Martín)

(Secretaria General y Editora de

Fernando Bouza Álvarez

(Universidad Complutense, Madrid)

Roger Chartier

(EHESS, París)

Antonio Feros

(University of Pennsylvania, Philadelphia)

Carlo Ginzburg

(Scuola Normale Superiore di Pisa)

Stephen Jaeger

(University of Illinois, Chicago)

Giancarlo Nonnoi

(Università degli Studî di Cagliari)

Teófilo Ruiz Contacto editorial: [email protected] [email protected]

(University of California, Los Angeles)

Alain Schnapp (INHA, París)

REVISTA DE HISTORIA CULTURAL E INTELECTUAL

16 ESCUELA

DE

HUMANIDADES

AÑO 11 • N° 16 Agosto de 2015 issn 1885-7221

Administración y producción:

Tacuarí 540 (C1071AAL) tel-fax: (54 11) 4331-1565 Buenos Aires · Argentina

En España: P.I. Camporroso. Montevideo 5, nave 15 (28806) Alcalá de Henares, Madrid.

Contacto en la red: www.minoydavila.com [email protected] Twitter: @MyDeditores Facebook: www.facebook.com/MinoyDavila

Rector: Carlos Rafael Ruta ESCUELA DE HUMANIDADES

Decano: Carlos Greco

CENTRO DE ESTUDIOS EN HISTORIA CULTURAL E INTELECTUAL “EDITH STEIN”

Director: José Emilio Burucúa Investigadores: Silvina Vidal Nicolás Kwiatkowski

Contacto postal: Martín de Irigoyen 3100, C.P.: 1650 San Martín, Provincia de Buenos Aires, República Argentina. Contacto en la red: www.unsam.edu.ar/ escuela_de_humanidades/centros [[email protected]]

Latindex: Incluida en el Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de- América Latina, el Caribe, España y Portugal (Latindex), indizada bajo el folio # 17144 (http://www.latindex.org/latindex/busquedas1/larga.php?opcion=1&folio=17144)

Diseño: Gerardo Miño Composición: Eduardo Rosende

Edición: Agosto de 2015

ISSN: 1885-7221 Depósito Legal: Se-6365-2005 Lugar de edición: Buenos Aires, Argentina Copyright: © 2015, Miño y Dávila srl / Miño y Dávila editores sl

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

CONTENIDO

Imagen de tapa

7

El vigilante sobre el muro. Fronteras, identidades y prácticas culturales en la voz de un predicador popular del siglo XV por Carolina Losada

15

Francesco Robortello y su Disertación

37

acerca de la facultad histórica

Prólogo, traducción y notas por Silvina Paula Vidal Notas para el Seminario sobre Jacob Burckhardt dictado en la Universidad de Hamburgo (1926-1928) por Aby Warburg

67

El científico cultural, ese artefacto sofisticado. Warburg entre Burckhardt y Nietzsche por Daniela Losiggio

71

Vida y obra del arquitecto milanés Virginio Colombo. Nuevas investigaciones por Bianca Schäfer

83

Un mausoleo en Avenida de Mayo. El Pasaje Barolo de Mario Palanti por Virginia Bonicatto

119

Luis Juan Guerrero Panorama de la Estética clásico-romántica alemana como introducción al estudio de las corrientes estéticas actuales Estudio preliminar, edición, notas y apéndice: Ricardo Ibarlucía

151

Panorama de la Estética clásico-romántica alemana como introducción al estudio de las corrientes estéticas actuales por Luis Juan Guerrero

177

L’expressionnisme «instinctif» et «dégénéré», ou la question de la représentation du corps et de la mort chez des peintres Juifs de Montparnasse por Katarzyna Cytlak

221

El mercado: ficción y realidad de una metáfora europea por Lorenza Sebesta

263

Obituario José Antonio Pérez Gollán, Pepe Pérez

289

Apartado conservación Pietro Edwards, un precursor de la actividad y formación del restaurador por Dolores González Pondal

295

Eadem Utraque Europa agradece a Matteo Goretti, presidente de la Fundación CEPPA, por la ayuda financiera brindada para la publicación de este número.

7

IMAGEN DE TAPA KAZUYA SAKAI “MILES IN THE SKY” 1/10 UNA PARTITURA AL DESNUDO por

Alejandra Gómez

M

iles in the sky constituye una de las creaciones más representativas del artista argentino de ascendencia japonesa, Kazuya Sakai. Su título es un homenaje directo y franco a Miles Davis y al albúm homónimo del músico de jazz estadounidense, publicado en el año 1968 por el sello Columbia.1 En este tributo a Davis, como en los que hace a otros músicos, John Cage, Mario Lavista, o Edgar Varese, por citar algunos, podemos descubrir en 1. El albúm Miles in the sky contó con las notables participaciones del saxofonista Wayne Shorter, el pianista Herbie Hancock, el baterista Tony Williams, el bajista Ron Carter, y el guitarrista George Benson, y con un diseño artístico de la cubierta por Victor Atkins, http://www.discogs. com/Miles-Davis-Miles-In-The-Sky/ release/66849, https://www.youtube. com/watch?v=uT_Zo5uIuTM

Año 11 Nº 16, agosto 2015, ISSN 1885-7221

IIPC-TAREA, UNSAM Recibido: 10/03/15 Aceptado: 05/05/15

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Sakai un interés, o mejor, una pasión por el género musical.2 La obra nace durante su residencia en la ciudad de México entre 1965 y 1977. No se origina como una concepción solitaria y aislada, sino que se trata del primer eslabón de una obra mayor: un políptico de siete telas de formato cuadrangular, 160cm x 160 cm, cada una de ellas, tensadas en bastidores de madera, que, yuxtapuestas a partir del orden pautado por el artista, conforman un recorrido de materia sensible de más de 11 metros.3 2. Notable conjunción de talentos, junto a la genialidad de Davis, no pasarían inadvertidos por Sakai, profundo conocedor y amante del jazz, quien produjo encuentros y programas radiales dedicados al tema en la radio de la Universidad de México en 1975 y 1976. 3. Si nos atenemos a la escritura del reverso, realizada por el propio artista, el políptico aparentemente constaba de 10 partes. Aunque resulta llamativo que, desde su primera exhibición, se presentaron 7. Se desconoce el destino de las 3 que faltan, si acaso existieron. En la actualidad, el conjunto pertenece a un solo propietario. Del diálogo con Marina Pellegrini, Galería Vasari, 2012/ 2015

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Tal como la apreciamos formó parte, en compañía de sus pares, de la última exhibición dedicada a Sakai en Buenos Aires en el año 2013, “La pintura desde el espíritu de la música”.4 Nos referiremos, por lo tanto, a una sola de ellas, a la primera de la serie, pues es la que analizamos en el año 2012, al llegar a Tarea, Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de San Martín, como objeto de estudio y restauración. Firmada por el reverso del soporte, la caligrafía personal del artista, dibujada en trazos de carbonilla, nos indica: su lugar de pertenencia en la secuencia –el primero–, su técnica pictórica –acrílico sobre tela–, su año 4. Exposición realizada en MACBA, Museo de Arte Contemporáneo Buenos Aires, con la curaduría de Rodrigo Alonso, Buenos Aires, octubre, 2013.

9

de ejecución, 1976, y por cierto su identidad, la misma que comparte con el resto de las demás piezas del conjunto. En sus aspectos formales, observamos que representa una de las múltiples variaciones de las geometrías ondulantes, que caracterizan la obra de Sakai en esa época y lugar de creación. Las formas representadas son formas puras, compuestas básicamente por los tres elementos que el pintor articula con sabias maneras y efectivos maridajes cromáticos, bandas sinuosas, los círculos que estas bandas determinan en sus recorridos serpenteantes y el fondo. Este último comparte, con otras obras del período, una concepción espacial de la visión orientalista que siempre influyó en Sakai. Es conocida su admiración por el artista japonés del siglo XVII, Ogata Korin, exponente destacado de la escuela Rinpa. Los fondos plenos, los ritmos ondulantes y las va-

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riaciones tiempo- espacio reflejadas en las secuencias de los biombos o pantallas de Korin, nos remiten, aunque con una visión actualizada, al trabajo del artista que analizamos. “Fui creando un banco de memorias y actualidades. Una y otra vez retomaba el descubrimiento de un Japón que había estado dentro de mí y al que no prestaba atención. Mi manera de ver el espacio está definitivamente condicionada a ese pasado, no importa en qué etapa de mi pintura me encuentre”.5

Materia que condiciona el aspecto…

M

aterialmente hablando, diremos de nuestra obra, que fue realizada sobre un soporte de tela de algodón, de considerable espesor, cubierto con una base de imprimación 5. Kazuya Sakai, en Catálogo de Galería Principium, agosto-setiembre 2002.

10

acrílica blanca, de tipo comercial. El color azul, de tonalidad verdosa, con el que está pintado el fondo, presenta una distribución homogénea, plana y continua, sin huellas ni marcas del pincel; la única textura que se percibe es la del textil que funciona como soporte. En esta superficie, con función de segundo plano, se recorta una franja compuesta por nueve bandas de diversas anchuras y colores. En orden descendente, observamos los siguientes tonos: anaranjado amarillento, magenta desaturado con blanco, verde tipo esmeralda claro, tierra anaranjada, azul violáceo desaturado con blanco, azul tipo cerúleo desaturado con blanco, azul tipo cerúleo, tierra rojiza y verde tipo cadmio medio.6 Es interesante destacar que estas franjas se extienden prolijamente hacia los bordes laterales, lo que nos da un indicio de haber sido pintadas sobre la tela estirada en forma plana, montada en el bastidor con posterioridad (un detalle que fue previsto de antemano). Recordemos que, para este tipo de obra, los márgenes laterales forman una parte importante de la misma, su continuidad visual nos indica el mandato del autor de prescindir de un sistema de enmarcado. 6. La nominación es aproximada y

subjetiva, ya que la caracterización química de alguno de los pigmentos, se encuentra en proceso.

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El flujo policromo inicia su recorrido en un punto de la sección armónica del cuadrado, atravesando el plano en forma ondulante y descendente, para luego configurar uno de los círculos y salir en otro punto estratégico de la superficie, en leve diagonal respecto del primero. Los otros dos círculos, que aparecen por detrás, quedan determinados por esta composición, más la suma de casi dos semicírculos, cuyas franjas comparten la mayoría de los colores con otra distribución. Se añaden al elenco un rojo vibrante, otro naranja saturado y violeta con blanco. La acumulación de pintura en los bordes de las pequeñas franjas nos permitió determinar las herramientas con las que fue ejecutada la obra: pinceles planos, de tamaños semejantes al ancho de las bandas. Así como establecer el orden de sucesión de pintura llevado a cabo por el artista, que corresponde al citado anteriormente. Se usa el sistema de enmascarado de la superficie, con cintas de adherir o bien con alguna plantilla. Recordemos que el secado rápido del acrílico facilita las ejecuciones relativamente inmediatas.

Revelando intimidades…

D

e considerable valor fue el examen de la obra de Sakai, con el equipo multiespectral ArtisCP 100, realizado en el laboratorio de imáge-

11

nes de nuestra institución.7 Esta experiencia nos aportó informaciones ricas respecto del andamiaje constructivo de la composición geométrica. Luego de varias pruebas y con las combinaciones lumínicas oportunas, obtuvimos las reflectografías IR,8 9 con las que armamos un mosaico reflectográfico. Así es como el dibujo subyacente se brindó a nosotros, gracias a la transparencia de algunos pigmentos a la radiación infrarroja y al contraste consiguiente de las líneas de gra7. Imágenes adquiridas en el Laboratorio de Imágenes de Tarea-IIPC-UNSAM por el Lic. Daniel Saulino. 8. La reflectografía infrarroja es una técnica de examen no destructivo. Permite observar, adquirir, procesar y analizar imágenes, aprovechando la capacidad de la radiación del infrarrojo cercano para atravesar las capas pictóricas gracias a la respuesta de transparencia parcial de algunos pigmentos a esa particular banda espectral. El término fue acuñado por Jean Asperen de Boer, físico holandés, quien retomó las investigaciones en fotografía infrarroja y comenzó, a fines de los 60, a usar la técnica en inspección de obras de arte. 9. Saulino, Daniel y col.: “Imágenes de lo invisible, Adquisición y análisis de imágenes infrarrojas” en Eadem Utraque Europa, nº 7, 2008, pp. 161-185.

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fito sobre el fondo blanco. Pudimos apreciar la anatomía del diseño geométrico ejecutado por el artista. Los trazos pertenecientes a las pinceladas del fondo azul también se distinguieron en esta etapa. Las “intimidades” reveladoras de la praxis constructiva quedaron evidentes ante nuestros ojos. Aparecieron: 1) distintas marcas correspondientes a los centros de curvatura, donde el artista apoyó el compás con el que determinó las formas circulares, 2) alguno de los arrepentimientos o modificaciones de estos trazados, superpuestos hasta la elección del definitivo, y 3) las líneas auxiliares y los ejes que enlazan los centros de las volutas. También se puso al descubierto la delicadeza, pulcritud y precisión en el diseño, con el que nuestro artista desarrolló una de las páginas de su extensa partitura.

12

En 1977, cuando se expuso la serie en la exhibición dedicada a la música, Damián Bayón ya nos había expresado acerca de Sakai: “literalmente, ‘compone’ sus cuadros como un músico compone sus partituras”. “(...) perfectos, brillantes, inesperados ‘lazos’ y ‘nudos’ que se inscriben, nítidos, contra campos lisos y monocromos. Igual que la pura caligrafía de una aguda trompeta cuando se perfila intensa contra la quietud y el silencio de la noche”.10 Parece el recorrido de su vida, un camino donde armonía, ritmo, matices, contraste, escalas, progresiones... tiempo, espacio, son vocablos asiduos y no casualmente comunes al lenguaje musical. Lo cual nos acerca a efectos de sinestesia, de los que seguramente Sakai era partícipe.

Repasando sus recorridos…

P

ara comprender los contextos interculturales de los que formó parte este artista y que nos completan la valoración de su obra, comencemos por repasar su mapa de ruta. Roberto Kazuya Sakai nació en Buenos Aires, en el año 1927. A la edad de 10. Bayón, Damián, Kazuya Sakai, Paintings: A la música, University Art Museum, The University of Texas at Austin, February 6 – March 13, 1977.

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7 años, partió rumbo a Japón junto a su familia, con el propósito principal de cimentar una formación de sesgo oriental, requisito indispensable y compatible con las expectativas de los ascendientes de nuestro nisei. Coronó luego ese saber con una carrera universitaria, especializada en literatura y filosofía en la Universidad de Waseda enTokio. “Mis padres querían que fuera japonés y mi educación es japonesa, pero puedo decir que me siento y me identifico como argentino y latinoamericano. Esa ambivalencia es constante por esa carencia de pertenencia”.11 De regreso en Buenos Aires a principios de los 50, fomenta de manera concreta el intercambio de ambas culturas, oriental-occidental, desde su función como agregado cultural de la Embajada de Japón. Dirige la revista Bunka y la editorial Ashoka, junto a Osvaldo Svanascini, dedicadas en ambos casos al estudio del orientalismo. También junto a Svanascini, crea la editorial Nuevomundo y organiza foros que, sin olvidar su actuación como profesor universitario en Buenos Aires y Tucumán, fueron testigos de sus valiosas traducciones (las primeras en 11. Kazuya Sakai: Kazuya Sakai en Catálogo Galería Principium, Buenos Aires, agosto-setiembre 2002.

13

el mundo occidental) de la mejor literatura japonesa antigua y moderna. Textos de doctrina Zen, libros de arte, de teatro y de costumbres niponas, así como también, en un camino inverso, hizo conocer nuestros clásicos, Arlt, Borges, Sábato, Mujica Láinez, en lengua japonesa. Su irrupción en el ambiente de las artes visuales lo encuentra con una formación autodidacta, que le permitió ensayar e imponer gestos informalistas, vinculados con sus grafías de origen. Solamente once años duró su segunda estancia en Buenos Aires. Su nuevo destino sería Nueva York (1962-1965), luego México (1965-1977) y finalmente Dallas, Texas (1977-2001) donde finalizó su vida. Privilegiada fue la ciudad azteca en recibirlo. Desde su primera exposición, gana el mérito de ser el iniciador de un estilo geometrizante. Deja su impronta, en ese medio, en el que antes de él no eran frecuentes las prácticas en geometrías abstractas.12 Es claro que la etapa neoyorquina ejerció una influencia potente, como para provocar esos cambios. El contacto con el diseño, el pop, el op-art, Rothko, Barnett Newman, Kenneth Noland, Frank Stella, la 12. Acha, Juan, en Kazuya Sakai, Pinturas, Ondulaciones cromáticas y simultáneas, Museo de Arte Moderno, Instituto Nacional de Bellas Artes, México, D.F., 1976

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frecuentación con el compositor y músico experimental John Cage y del escultor y diseñador Isamu Noguchi, son sólo algunas de las vertientes canalizadas en sus pinturas, traducidas, como vimos, en el uso de grandes planos de color homogéneo y marcados contrastes de tonos de vibrante intensidad, que funcionan como contenidos o continentes de las formas puras. También en México, forma parte, en calidad de editor y director artístico, del staff de las revistas Plural y Vuelta, creadas y dirigidas por Octavio Paz.

La conservación y restauración como complemento de la creación

L

a restauración de una superficie dañada, de color plano en una pintura, es siempre un problema complejo a resolver. La dificultad particular reside en que la visión, una vez que ha percibido la irregularidad, ya no se distrae fácilmente y vuelve a ella casi como una obviedad. Los distintos puntos de vista que ofrece una superficie de color plano proporcionan sensaciones de color diferentes en su percepción, dependiendo de la ubicación en que se encuentre el punto que observamos y del recorrido que realice nuestro ojo para aprehenderlo. De ahí la di-

14

ficultad de una hipotética restauración. El cuidado y la preservación de este tipo de pintura, entonces, deben hacernos presuponer que una restauración “invisible” sería imposible de realizar. En nuestro caso, corregimos una pequeña deformación en una de las esquinas del soporte, para restituir la planimetría de la superficie y permitir que la incidencia de la luz devuelva su efecto homogéneo de brillo y textura. Facilitó nuestro trabajo el uso de una mini-mesa de succión construida a tal efecto.13 Practicamos las sutiles reintegraciones de color que fueron necesarias, teniendo en cuenta los conceptos de la óptica, que manejamos y aplicamos en estos casos. Realizamos una reintegración cromática, con pequeños puntos superpuestos y yuxtapuestos, de tonalidades destinadas a componer el cromatismo de conjunto de las pequeñas mermas. De esta manera, mediante una síntesis partitiva,14

ese color “promedio” creado por mezcla óptica sirvió de nexo de unión y completó nuevamente la lectura de la superficie azul de la manera más armónica posible.

13. Desarrollo y construcción, Jorge

Troitiño (UNSAM), readaptación del diseño creado por Wieslaw Mitka, descripto en Studies in Conservation 30, 1985. 14. “El flujo luminoso emitido por el objeto en dirección al ojo es la media proporcional de las reemisiones de las superficies coloreadas a “mezclar”. Uno o varios receptores sensibles a las ondas cortas, medias o largas del espectro son proporcionalmente activados”. Gerritsen, Frans: Color.

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Apariencia óptica medio de expresión artística y fenómeno físico, Barcelona, Blume, 1976.

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EL VIGILANTE SOBRE EL MURO. FRONTERAS, IDENTIDADES Y PRÁCTICAS CULTURALES EN LA VOZ DE UN PREDICADOR POPULAR DEL SIGLO XV por

Carolina Losada

RESUMEN:

E

ste ensayo busca reflexionar sobre al problema de la construcción de la identidad social en la Baja Edad Media a través de la cuestión de la alteridad. La predicación aparece como un dispositivo fecundo para sondear ese fenómeno, pues consiste en un discurso público y masivo que vehiculiza y sirve de catalizador de prácticas, discursos e imágenes culturales. Entonces, se abordan aquí a partir de los sermones del predicador popular valenciano Vicente Ferrer predicados a inicios del siglo XV, las formas en que se daba la construcción del “otro” en la figura cargada de significado del judío y el “nosotros” a través de un mecanismo especular, frente al judío y apartado de aquel. El sermón, dispositivo del orden, y el predicador, agente de la homogeneización religiosa, se tornan en fenómenos esenciales para comprender la conciencia pública de si de la sociedad medieval.

ABSTRACT:

The watcher over the wall. Borders, identities, and cultural practices in the voice of a fifteenth century popular preacher

T

his essay reflects on the construction of social identity through otherness in the

Año 11 Nº 16, agosto 2015, ISSN 1885-7221

UBA-CONICET Recibido: 14/04/14 Aceptado: 28/06/14

El vigilante sobre el muro [Losada, pp. 15-36]

16 Late Middle Ages. Medieval preaching provides fruitful material to probe this phenomenon: it is a public speech with a mass audience that conveys practices, discourses, and cultural images, while at the same time functioning as a catalyst to them. Focusing on fifteenth century sermons by Valencian popular preacher Vincent Ferrer, the article studies the mechanisms through which they construct the “other” (in the loaded figure of the Jews) and the “we” (compared to and separated from those "others" through a mirror mechanism). The sermon and the preacher become essential for understanding the construction of the self as a public phenomenon in medieval society. palabras clave: sermón medieval, judío medieval, identidad, predicación, alteridad. key words: medieval sermons, medieval Jewish, identity/alterity, preaching.

Un mundo convulsionado

E

l edificio del cristianismo, tan cuidadosamente construido durante la Alta Edad Media por teólogos, órdenes religiosas y pontífices, con su profunda asociación con las jerarquías político-sociales medievales, se encuentra en una evidente crisis a inicios del siglo XV. La percepción de una consolidada homogeneidad social que se veía como parcialmente conseguida entre los siglos XII y XIII se sacude violentamente y deja una impronta de inestabilidad en las centurias siguientes. Los fantasmas de la Peste Negra y del hambre, los cons-

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tantes enfrentamientos bélicos y el Gran Cisma configuran un occidente temeroso, desconfiado del poder de las instituciones –eclesiásticas y civiles– y de su capacidad para defenderlos en este mundo o en el otro. Muchos autores han señalado un camino perdido por la cristiandad, un camino que pronto se poblará de predicadores profesionales, cuya sentida responsabilidad de dar significado a un mundo convulsionado los ubica entre los más influyentes actores sociales en el otoño de la Edad Media.1 Su convivencia con el emergente del misticismo femenino y de voces disruptoras de la autoridad de la Iglesia como institución hegemónica espiritual carga de una legitimidad compleja a los llamados superpredi1. Sobre el rol de los predicadores medievales en este periodo existen múltiples trabajos que asumen la importancia de estos personajes en el mundo en transición del siglo XV. Pueden verse, Rubin, Miri: “Europe Remade: Purity and Danger in Late Medieval Europe” en Transactions of the Royal Historical Society, Vol. 11, 2001, pp. 101-124; Ackerman Smoller, Laura: History, Prophecy and the Stars. The Christian Astrology of Pierre D’Ailly, Princeton, Princeton UP, 1994; Blumenfeld-Kosinski, Renate: Poets, Saints and Visioners of the Great Schism, Pennsylvania, Pennsylvania UP, 2006; Kleinberg, Aviad: Prophets in their own Countries, Living Saints and the Maiking of the Sainthooh in the Later Middle Ages, Chicago, Chicago UP, 1992; entre otros.

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17

cadores (Bernardino de Siena, ejemplo clásico) como defensores del orden y el respeto por la jerarquía temporal cristiana.2 La posición social de los predicadores habilita un múltiple anclaje, su influencia se extiende en las jerarquías hegemónicas y en los más bajos barrios de las ciudades, y sus palabras le dan un sentido nuevo a un mundo que convive con una permanente sensación de peligro.3 Las ciudades, espacios caóticos y permeables 2. La necesidad de una Iglesia activa y en contacto con las realidades sociales de su grey fue una constante en la preocupación de muchos teóricos cristianos de la época, valorizando a los predicadores populares como agentes esenciales para la preservación y continuidad de un mundo cristiano salvado. Rubin, “Europe Remade: Purity and Danger in Late Medieval Europe”, p. 107. 3. Entre los más recientes estudios que han hecho hincapié la cuestión de la emergencia de diversas propuestas intelectuales o culturales para lidiar con la crisis causada por el Cisma encontramos a: Love Anderson, Wendy: Free spirits, presumptuos women, and false prophets: the discernment of spirits in the Late Middle Ages, disertación doctoral, Chicago, Faculty of the Divinity School, 2002; McGuire, Brian Patrick: Jean Gerson and the last Medieval Reformation, Pennsylvania, University of Pensylvania Press, 2005; Bailey, Michael David Heresy: Witchcraft and Reform: Johannes Nider and the Religious World of the Late Middle Ages, disertación doctoral, Northwestern University, Evanston-Illinois, 1998.

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en donde se contenían diversas experiencias culturales, son el escenario preferido por los predicadores para pronunciar sus visiones sobre la salvación, el demonio y el apocalipsis, entre otros tópicos favoritos de la predicación popular de la época. La necesidad de identificar, clasificar y ordenar a los individuos entre esa plétora de trayectorias vitales se convierte en una de los mecanismos esenciales de la práctica religiosa de un mundo que se busca cada vez más homogéneo y puro como una forma de purgar las amenazas del pasado y, especialmente, del presente. Eventualmente estos mecanismos derivarán en prácticas persecutorias características de la modernidad.4 Así, la coyuntura europea de inicios del siglo XV puso a la sociedad medieval en una situación de extremada fragilidad.5 El cristianismo, 4. Los fenómenos de represión del otro-interior han sido característicos de la Europa moderna, cuyo representante más extraordinario, por extensión de la represión y por el carácter completamente imaginado del crimen cometido por el otro, ha sido el fenómeno de la caza de brujas. Al respecto puede verse la obra de Campagne, Fabián: “Un aquelarre de historiadores, La mitología del sabbat en la historiografía de la caza de brujas” en Strix Hispánica, Buenos Aires, Prometeo, 2009, pp. 17-147. 5. Jean Delumeau intenta un ejercicio de ‘psicología colectiva’ y aduce que luego del intenso miedo colectivo provocado por los sucesos del siglo XIV, la Iglesia toma en sus manos la

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una religión esencialmente ofensiva, busca su propia universalización a través de una variedad de dispositivos culturales. Los discursos públicos fueron una de las herramientas preferidas de control social para el cristianismo medieval por razones evidentes, ¿qué mejor modo de transmitir las reglas de conducta religiosa (culturales, sociales e incluso políticas) que ante una multitudinaria audiencia popular? La primacía de la comunicación oral de un mensaje normativo, radicalmente inclusivo y atemorizador constituye una herramienta inmediata y fecunda de homogeneización social.6 Los predicadores populares fueron agentes sociales vitales en la transmisión de un inventario o decálogo de comportamientos que los hombres de Iglesia –tanto como grupo hegemónico como en tanto parte de una institución de control social y cultulabor de asignar y ‘desenmascarar’ los miedos desde el púlpito y la teología. Así se hace un inventario de los males y se sindican culpables para cada uno. La omnipresencia del miedo es reemplazada, o al menos se lo intenta, por los argumentos religiosos. Delumeau, Jean: El miedo en Occidente (siglos XIV a XVIII) Una ciudad asediada, Madrid, Taurus, 1989 [1978], pp. 27-48. 6. Sloterdijk, Peter: Gottes Eifer, Vom Kampf der drei Monotheismen, Frankurt am Main, 2007 (Cito por traducción al castellano de Isidoro Reguera, Celo de Dios. Sobre la lucha de los tres monoteísmos, Madrid, 2011, p. 65-66).

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ral– deseaban invocar sobre los hombres y mujeres del mundo medieval como reflejo tangible de una reforma moral efectiva. Para lograr tal objetivo era preeminente el uso de un lenguaje binario, en el que las categorías opuestas, ampliamente conocidas para el hombre medieval, se superponen a las gradaciones de calidad moral del proceder. En ese sentido es posible calificar estos esquemas de prácticas comunicadas como “inventarios de comportamientos” organizadas en categorías opuestas claramente discernibles.7 Así, los sermones expresan categorías del otro, codificaciones sobre los límites y fronteras simbólicas –pero no por eso menos concretas– y prácticas para mantener y perpetuar la pureza de la comunidad cristiana. Este es el caso de los sermones de Vicente Ferrer, predicador itinerante nacido en plena crisis del siglo XIV y cuya vida acompañó el Gran Cisma de la Iglesia casi hasta el final. Ferrer, hombre de voz y gestos carismáticos, oído por reyes y campesinos desde su Valencia natal hasta los nortes lejanos de Francia; logró cristalizar en su prédica las pretensiones de homogeneidad social en términos de salvación cristiana. No exento de 7. Sobre la fuerte sensibilidad cultural de los hombres medievales a las ideas de oposición e inversión puede verse Clark, Stuart: Thinking With Demons, The idea of Witchcraft in Early Modern Europe, Oxford, Oxford UP, 1997, pp. 43-79.

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heterodoxias, su discurso define identidades, clasifica al otro y al propio, decreta prácticas efectivas para la salvación del alma y vigila la frontera entre el judío y el cristiano. Ferrer predicaba en un mundo convulsionado, sobre ese mundo y a ese mundo hablaba. “¡Haced penitencia!” gritaba ante audiencias subyugadas con las imágenes del Anticristo nacido y del Fin del mundo. El maestre Vicente echaba mano a todos los recursos de teatralidad que tenía a su disposición; llegaba a los poblados acompañado de un extenso séquito compuesto por todas clases de gentes.8 Se presentaba a sí mismo como un simple peregrino, caminando descalzo o sobre un burro. A medida que se acercaba a las ciudades una larga procesión de flagelantes tomaba forma tras él y comenzaban a oírse sus lamentos. Gritaban ‘¡piedad! ¡piedad!’ mientras sus látigos acompañaban rítmicamente con el golpear de las sangrantes espaldas y 8. Es útil señalar el valor sociopolítico de las procesiones urbanas y sus implicancias en los mecanismos de reafirmación de las categorías sociales recordando el clásico trabajo de Darnton, Robert: “A Burgeois Puts His World in Order. The City as a Text” en The Great Cat Massacre: And Other Episodes in French Cultural History, Nueva York, Basic Books, 1984 (cito por traducción de Carlos Vallés, “La ciudad como texto”, en La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1987, p. 123-127).

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el zapateo de los pies. Rodeado por un momento de expiación religiosa, Ferrer encabezaba –en un claro acto de imitación simbólica de Cristo– esta impresionante y terrible procesión, escoltado por una gran cruz de madera. Cruz y predicador eran los primeros en ingresar al recinto urbano.9 Tamaño acto precedía el ciclo de predicación que, dependiendo de la ciudad y el carácter de la campaña de predicación, podía durar desde una semana a varias. El valor intrínseco en el análisis de los predicadores populares y de sus palabras en contexto reside en la posibilidad de observar el modo en que la prédica expresa una visión del mundo, define una identidad social a partir de la delineación de un otro arquetípico pero asimilable y, a través de la definición de las prácticas culturales, delimita una praxis moral detallada. Se pretende aquí reflexio9. Chatellier, Louis: The Religion of the Poor: Rural Missions in Europe and the Formation of Modern Catholicism, c. 1500-1800, London, 1997, p. 4. Necesario es resaltar, aunque no nos ocupe en este trabajo, el efecto duradero que la imaginería visual podría tener en los presentes. Como afirma Cynthia Polecritti, los niños podían olvidar las palabras del predicador, pero no olvidaría el espectáculo impresionante que su presencia había invocado. Polecritti, Cynthia: Preaching Peace in Renaissance Italy. Bernardino de Siena & his Audience, Washington, The Catholic University of America Press, 2000, p. 79-80.

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nar en torno a los modos en que el acto oral del sermón se erige en una suerte de decálogo de comportamiento cotidiano y social que sirve de fundamento para la acción de los agentes sociales, sean estos príncipes o campesinos.10 A través de la figura del judío como presencia en la sociedad cristiana, es posible observar como el siglo XV presencia una profunda modificación en las relaciones de convivencia y tolerancia del otro, catalizada por la sensación de labilidad de los límites en una sociedad que se percibe en peligro permanente, y que fundará los cimientos para la construcción y el crecimiento de los muros que se elevaron en la intolerante modernidad. El corpus de fuentes de los sermones del predicador valenciano aparece como particularmente fértil para abordar tal análisis, pues permite poner el foco no solo en la palabra dicha sino también en el contexto en el que se pronuncia. Los 10. Uso aquí la idea de acción no concebida como culturalmente determinada por una serie de regulaciones inflexibles, sino como construida en el marco de un universo en donde los límites del horizonte de expectativas han excluido elecciones posibles. Pienso la acción individual más cercana al concepto de habitus de P. Bourdieu que a un acto absolutamente condicionado o absolutamente libre. Bourdieu, Pierre: “Estructuras, habitus, prácticas” en El sentido práctico, Buenos Aires, Siglo XXI, 2007 (1980).

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objetivos de las campañas, el momento litúrgico de predicación, el espacio físico y las diversas audiencias para los que son predicados, determinan el modo en que el predicador piensa y expresa las fronteras de la cristiandad redimida.11 Los sermones aquí citados abarcan un período temporal de tres a cuatro años –de 1411 a 1414– y diversos espacios geográficos (Valladolid, Valencia, Barcelona y Zaragoza al menos) y fueron registrados in situ por reportadores que transcribían simultáneamente las palabras del sermón. El contenido del sermón desnuda los objetivos del predicador en cuanto a la necesidad de una reforma moral y de costumbres. La construcción de los límites identitarios (antes 11. Las fuentes que se trabajan aquí son sermones de tipo “reportado”, es decir que un escriba transcribía en el momento de la predicación las palabras del sermón. Estas fuentes remiten a un contexto específico del que podemos dar cuenta a nivel histórico y así profundizar las implicancias del contenido del sermón. Sobre la cuestión de los sermones reportados puede verse, para un análisis general Thompson, A. O.P: ‘From texts to preaching: retrieving medieval sermón as an event’, en Muessig, Carolyn (ed.): Preacher, Sermon and Audience in the Middle Ages, Boston, Brill, 2002, pp. 15-17; para el caso de la predicación vicentina Joan Fuster, “L’Oratoria vicentina” en Hauf, Albert (dir.): Panorama crític de la literatura catalana: Edat mitjana. Dels orígens a principis del segle XV, Barcelona, 2010, p. 292.

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que físicos o culturales) que Ferrer predica son elementos constitutivos de un discurso que utiliza la salvación del alma como leit motiv para la conversión de la cristiandad en crisis en una cristiandad cuyas prácticas la conviertan en universalmente salvada.

El otro, tropos de la identidad

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a noción de aculturación dejó de ser efectiva para comprender ciertos fenómenos culturales a partir del momento en que la idea de cultura pura u homogénea fue contrastada con la realidad de las complejas configuraciones culturales, aquella idea había sido pensada como un tipo de teleología que ponía el énfasis celebratorio a partir de su fin.12 Ahora bien, si la aculturación como proceso efectivo que pueda ser comprobado en la realidad no es evidente –pues toda configuración cultural está atravesada por otras– lo que parece evidente son los intentos repetidos y constantes de tornar la identidad cristiana en una identidad común y universal a través de los agentes sociales que emprenden esta cruzada. Aquellos representan legítimamente a la institución que detenta, aún débilmente, el monopolio de lo religioso. Inscrito claramente en esta categoría, Vicente Ferrer y su discur12. Grimson, Alejandro: Los límites de la cultura, Buenos Aires, Siglo XXI, 2011, p. 148.

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so pretenden imponer una clasificación definitiva de los judíos dentro la comunidad cristiana. Así, un discurso inscrito en un lenguaje apocalíptico incorpora la figura del otro-judío como foráneo (pues no puede ser salvado) y al mismo tiempo presencia cotidiana. La frontera que se delimita tiene un carácter simbólico, pues remite a la salvación universal del hombre. ¿Qué lugar ocupan los moros y los judíos en la configuración social hispana medieval? Las comunidades judías, musulmanas y cristianas estaban articuladas en un diálogo social, económico y cultural intenso, fenómeno que ha sido utilizado durante mucho tiempo para hablar de la España de las tres religiones, la España de la convivencia.13 Lo que no hay 13. La historiografía se ha preocupado por el tema de la convivencia de las tres religiones en España desde hace mucho tiempo. Entre las obras más recientes que nos permiten acercarnos al problema desde diversas perspectivas teóricas y metodológicas encontramos: Rica, Amran: Judíos y Conversos en el reino de Castilla, Madrid, Junta de Castilla y León, 2009; Yitzhak Baer, History of the Jews in Christian Spain, Tomo I-II, Varda Books, Skokie- Illinois, 2001 (1945); Julio Valdeón Baruque, El Chivo Expiatorio, Judíos, revueltas y vida cotidiana en la Edad Media, Ámbito, Valladolid, 2000; Jeremy Cohen, The friars and The Jews, The evolution of medieval antijudaism, Cornell University Press, London, 1982; José María Monsalvo Antón, Teoría y Evolución de un conflicto Social, El

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que olvidar es que dentro de esa sociedad multireligiosa existen jerarquías, límites y fronteras, y que estas resultan en conflictos que funcionan como constructores de identidad.14 La insistencia con el mantenimiento de los límites sociales entre judíos y cristianos que muestran los discursos de Ferrer permiten afirmar, por oposición, que si bien el grado de aceptación de estas ideas era grande (pues es uno de los caracteres de la identidad cristiana) en el ámbito de las prácticas los contactos entre judíos y cristianos eran fluidos.15 Así, el preantisemitismo en la baja Edad Media, Madrid, Siglo XXI,1985; Miri Rubin, Gentile Tales, The Narrative Assault on Late Medieval Jews, Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 1999; Joan Young Gregg, Devils Women and Jews, Reflections of the other in Medieval Sermon, New York, SUNY, 1997, entre otros. 14. Fredérik Barth, “Los grupos étnicos y sus fronteras”, www.cholonautas.edu. pe, Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales, p. 9. 15. La cotidiana ruptura de los límites impuestos por la religión entre judíos y cristianos contrasta con la posibilidad de que dichas normas morales estuvieran internalizadas en la comunidad cristiana. Esto no implica que la comunidad no estuviera del todo cohesionada ni niegan la condición de marginalidad de los judíos como comunidad. Muy por el contrario, nos permiten pensar las dinámicas históricas de la frontera y de las regulaciones morales que la acompañan. Cfr. Norbert Elías, “Ensayo acerca de las relaciones entre establecidos y forasteros”, REIS, nro.

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dicador se ubica en el lugar de superioridad de aquel que puede influir en los comportamientos asertivos para mantener erigidos los muros que garantizarían la “pureza” de los cristianos. El discurso de Ferrer propone mecanismos que ponen palabras a las distancias simbólicas entre los grupos de hombres que comparten un mismo espacio. El judío es un otro no exótico, un otro interno, y por eso mismo es mucho más amenazador. La oralidad de Ferrer describe un foráneo interior a partir de un estereotipo conocido y temido por todos, que comparte el espacio, ciertos códigos culturales y hasta una base religiosa con la comunidad cristiana a ser salvada.16 Es la misma presencia permanente de los judíos en la sociedad cristiana hispana medieval la que permite pensar el proceso de creación de la categoría de “otros” como un proceso socio-cultural con más aristas históricas que determinantes religiosos absolutos. Nadie discute la virtud superior de los cristianos, ni la inferioridad de los judíos desde que Agustín justificó su existencia como remnant.17 Esta figura los ubica en el limen de lo social y también los proclama minoría eterna, siempre 104, 2003, p. 241. 16. Grimson: Los límites de la cultura, p. 50. 17. Jeremy Cohen, The friars and The Jews, The evolution of medieval antijudaism, Cornell University Press, London, 1982, p. 21

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estarán sometidos al dominio de los cristianos, pues sirven a estos como antinomia de su identidad.18 Ferrer utiliza el mismo argumento de Agustín para explicar el sometimiento de los judíos a los cristianos: “Ves que dize este propheta de vosotros jodíos, diz: ‘por falsedat han traspassado la casa de Jafudá e han negado diziendo: Non es dios’ mas omne. E por este pecado han avido destruçión”.19 La asimetría de la relación entre judíos y cristianos se justifica a partir 18. Utilizo aquí el concepto de identidad como una noción que refiere a un proceso intrínseco de la dinámica social profundamente imbricado con la propia dinámica histórica y cultural de la sociedad. Se piensa en este trabajo a la identidad como no dada ni construida, sino pensada como una configuración cultural que parte de clasificaciones y significados sedimentados pero se sustenta sobre los individuos históricos. Así cuando hable de construcción de identidad estaré hablando de los procesos a través de los cuales los agentes sociales diseñan una imagen ideal antes que la descripción real, que, por otro lado, resulta muy lejana cuando los límites temporales constriñen nuestra capacidad analítica. 19. Vicente Ferrer, Sermón predicado en Segovia, entre el 30 de Agosto y el 5 de Septiembre de 1411 transcripción de Pedro Cátedra García en su Sermón, sociedad, y literatura en la Edad Media. San Vicente Ferrer en Castilla (1411-1412): estudio bibliográfico, literario y edición de los textos inéditos, Madrid, 1994, p. 341

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de condicionantes morales, los judíos fallaron y fallan en reconocer a Cristo como el verdadero Mesías. Entonces, están eternamente en condición de minoría histórica, que la superioridad numérica, económica y militar, coadyuva a preservar. El límite que establece esta frontera no es cultural sino identitario. Las identidades se definen de modo conflictivo y, aunque los judíos están lejos de aceptar su propia inferioridad y son capaces de construir una identidad a partir del sufrimiento del sometido, el modo en que se construye la frontera habla tanto del proceso de construcción de la identidad del “cristiano ideal” como de la idea del otro judío antagónico.20 20. Uno de los ejemplos más trágicos de esta relación fue el de los libelos de sangre, mito que afirmaba que los judíos secuestraban a niños cristianos durante la Pascua para reactuar la Pasión de Cristo. En torno al tema de los líbelos de sangre existe hoy un debate generado a partir de la obra de Ariel Toaff (Pasqua di Sangue, Ebrei d’Europa e omicidi rituali, Bologna, Società Editrice il Mulino, 2007) considera los asesinatos rituales de niños cristianos como una posibilidad real. Otros autores como Ronnie Po Chia Hsia (Trent 1475: Stories of A Ritual Murder Trial, New Haven: Yale University Press, 1992) han considerado las acusaciones de asesinato ritual en el orden de la invención jurídico-ideológica, una persecución de crímenes imaginarios que responde a un cierto contexto político cultural característico de la Edad Moderna. Otro famoso mito asignaba

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La necesidad de un otro amenazante (impuro, origen del desorden) responde, dice Douglas, a un cierto grado de desarticulación social, a la inversa allí donde el sistema social está bien articulado se espera que la autoridad esté investida de un poder espiritual articulado y ordenado.21 La crisis institucional y social de la época permiten a Ferrer ser la voz del orden, de la pureza, capaz de designar a los otros que considera amenazas reales tanto como potenciales acorde a una sociedad que busca modos de protegerse del peligro. En el discurso de Ferrer los hombres son agentes de su destino a través del modo en que se vinculan con la divinidad, la falta de respeto a las normas que –en la interpretación vicentina– garantizan la salvación son modos de desatar la ira de Dios. El pueblo judío representa al pueblo castigado por esa ira, y por eso constituye la mayor amenaza para el pueblo cristiano potencialmente salvado pero en peligro En todas las campañas apela el predicador a las autoridades de la ciua los judios la responsabilidad de las epidemias a través del envenamiento de los pozos de agua. En cuanto esto véase el bello trabajo Carlo Ginzburg, Historia Nocturna, un desciframiento del Aquelarre, pp. 44-61 y David Nirenberg, Comunidades de violencia, Princeton, 1996, pp. 67-101. 21. Mary Douglas, Pureza y peligro. Un análisis de los conceptos de contaminación y tabú, Buenos Aires, Siglo XXI, 1973 (1970), p. 136.

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dad con el objetivo de que regulen las relaciones entre judíos, moros y cristianos. La apelación a los regidores aparece en la campaña de 1412, en los sermones recogidos en 1413 en Valencia y se repite en 1414 en los sermones registrados en Barcelona: “digo a ustedes, regidores, que lancen de esta villa sus pecados [los de los judíos y los moros] sino vendrá aquí la ira de Dios, y sobre nosotros caerá”.22 La apelación a las autoridades contiene, siempre, una amenaza clara y evidente. Si los regidores (o reyes, o cualquier autoridad que esté presenciando el sermón) no cumplen la regulación impuesta por Dios, la ira divina se desatará sobre autoridades y pueblo por igual en la forma del Fin del Mundo. El predicador solicita a las autoridades articuladas existentes, las urbanas, que se acojan a las regulaciones de aquello que les da legitimidad: el cristianismo. La solicitud de Ferrer implica una legitimación de las autoridades para actuar al respecto, pues en esa reprimenda carga todo su poder como agente representativo de una Iglesia Cristiana que busca recuperar su iden22. “(...) dich a vosaltres, regidós, que lancets de aquesta vila sis peccats [los de los judíos y adivinos]; si no, vindrà-y la ira de Déu, e sobre nosaltres.”, Vicente Ferrer, “Sermón Dominica VIII [Post Trinitatem]”, editado por Great Schib, Sermons, Vol. 3, Barcelona, Barcino, 1973, p.43. La traducción es mía.

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tidad de depositaria indiscutida del carisma espiritual a través de la predicación del final de los tiempos.23 Ferrer aborda el escenario desde las relaciones sociales sedimentadas de jerarquía y autoridad, estableciendo un vínculo de legitimidad y obligación con las jerarquías políticas en su provecho. Si bien no es del todo novedosa, la solicitud de “lanzar fuera de la villa estos pecados” implica expulsar –en la forma de marginación absoluta– a los judíos de los ámbitos de contacto cotidiano. De este modo, el predicador espera también, crear una nueva configuración social que potencie las estructuras de los muros de identidad social al extenderse a los muros físicos. La determinación de una organización física, visible y constatable de lo bueno o malo se halla en la esencia de la predicación. Desde el momento en que Ferrer –reproduciendo una tradicional imagen– expresa que en el Juicio Final los salvados se ubicarán a la derecha y los condenados a la izquierda24 está organizando visualmente una imagen 23. Pierre Bourdieu, “Una interpretación de la teoría de la religión según Max Weber”, Intelectuakes, política y poder, Buenos Aires, Eudeba, 2011 (1999), p. 59. 24. Vicente Ferrer, “Sequenti die luni” predicado en Zaragoza durante 1414, transcripto por José Sanchis y Sivera en “Dos sermones inéditos de San Vicente Ferrer”, Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 89 (1926), p. 433.

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clara de una sociedad cuya imagen moral ideal de la perfección espiritual (e.g. el acceso al Paraíso) se encuentra dividida en el imaginario. A la pregunta ¿quién controla la frontera? Ferrer responde solicitando a la sociedad una permanente autovigilancia social y la denuncia de los elementos amenazantes. “Lo primero es que si saben que en esta villa o en su término hay adivinos, etc. [o judíos] Decidlo a la autoridad”.25 Quizás el punto más álgido y efectivo del programa anti-judío vicentino haya sido durante la campaña castellana de 1411-1412 en la que se concretaron sus pretensiones a través de la promulgación real de las llamadas Leyes de Ayllón, las regulaciones segregacionistas anti-judías medieval más duras jamás promulgadas.26 La separación del judío por temor a la contaminación se concreta en la institución de aljamas com25. “Lo primer és que si sabeu que en esta vila o en son terme haje adevins, etc [por los judíos] Diu la auctoritat”, Vicente Ferrer, “Sermón Dominica VIII [Post Trinitatem]”, sermón predicado en Valencia en la cuaresma de 1413, transcripto por Sanchis Guarnier, Sermons de Cuaresma, p. 43. 26. Sobre la cuestión específica de la relación entre la legislación antijudía castellana de 1412 y la predicación vicentina he profundizado en trabajos anteriores. Carolina Losada, “El otro legislado”, Fundación X, 2011, p. 89-104.

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pletamente separadas, ya no sólo por un muro sino también con la exclusión de los judíos en todo contacto cotidiano, desde la compra de alimentos hasta la más simple “conversación”,27 bajo castigo de pena infernal: “si te quedas en el mismo lugar con los judíos y los infieles en este mundo, en el infierno estarás con ellos. Y, por tanto, si puedes evita la conversación y cuatro cosas con ellos, es decir, la hospitalidad, los negocios, oficios y servicios, de lo contrario con ellos estarás en el infierno”.28 27. La segregación y restricciones de la vida cotidiana abarcan: segregación en barrios separados; prohibición a los cristianos a comprar o recibir comidas o bebidas en forma de regalos de parte de los judíos; prohibición de que familias judías criaran a niños cristianos; prohibición de asistir a bodas, honras y sepulturas; prohibición de conversaciones entre judíos y cristianos, bajo pena de 1000 maravedíes; prohibición de que los judíos usaran el título honorífico de “Don”; prohibición de visitas a enfermos y de aceptar medicinas, uso de marca pública; prohibición a las mujeres de utilizar telas ricas y vestidos ricos –se establece que sólo pueden utilizar paños baratos– y prohibición de cortarse barbas y cabello con propósitos estéticos. El corte de los vínculos naturales entre personas que compartían un espacio urbano es tajante, representado de forma física por la separación en barrios para la cual se otorga un tiempo límite de ocho días. 28. “(…) si vos moratis in simul cum judeis et infidelibus in hoc mundo in

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En una de las primeras hagiografías editadas sobre Vicente Ferrer, Francisco Diago señala que el predicador buscó siempre y en todo lugar la separación física de cristianos y judíos. Diago nombra tres aspectos básicos de la predicación antijudía del valenciano: a) separación en barrios; b) uso de marca pública; c) prohibición de ocupar cargos públicos. Le asigna además la autoría de otra directiva, al parecer marginal, d) la prohibición a los cristianos de mantener conversaciones con judíos.29 Lo que se teme son las posibles consecuencias que la conversación traería a las relaciones entre las comunidades cristianas y judías. La conversación es una de interacción social básica, que implica en términos generales pasar el tiempo con el otro, un simple contacto entre dos o más individuos. La conversación aparece en el discurso de Ferrer en esta acepción general y de modo más especíalio in inferno morabitis cum ipsis. Et ideo si vultis hoc vitare, evitetis conversacionem ipsorum in quatuor, scilicet hospitios et oficios et negotios et servitios, alias conversabitis cum eis in inferno (…)”. Vicente Ferrer, “Sermón perteneciente a las fuentes vicentinas del Corpus Christi”, citado en Cátedra García, “Impacto social y literario”, Sermón, sociedad y literatura, p. 247. 29. Francisco Diago, Historia de la vida, milagros, muerte y discípulos del bienaventurado predicador apóstolico valenciano San Vicente Ferrer de la Orden de Predicadores, Barcelona, 1600, p. 133.

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fico con la idea de un compromiso mutuo de dos personas en un tipo familiaridad o cercanía.30 La intención de regular la voluntad de los individuos de compartir la cotidianeidad implica además la posibilidad de igualdad, es decir, la pérdida de asimetría entre judíos y cristianos. Si asumimos que la comunidad judía estaba relativamente integrada a la vida urbana, la prohibición de la conversación no sólo alude a la “fuerza de contagio” que se cree representan los judíos, sino también –y aún más importante– al reconocimiento del poder de la vida cotidiana, real, de los hombres por sobre un ideal abstracto establecido por las instituciones. La conversación implica diálogo, intercambio oral entre individuos, pues es difícil concebir una relación relativamente familiar exenta de comunicación oral. De cierta manera, el discurso de Ferrer constituye una oralidad sobre la oralidad, expresando en un acto masivo y popular una regulación en la elección de los interlocutores posibles, una regulación de la práctica cotidiana del intercambio social. No hay violencia física en el discurso de Ferrer, él procura ubicar a 30. El término conversación aparece en el contexto ya citado de dialogo o relación y también emerge representando el contacto físico. Cuando Ferrer enumere los pecados de los clérigos dirá que el tercero es “corporal conversaçión”. Vicente Ferrer, Colación fecha a Clérigos y religiosos, p. 489.

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los judíos en el lugar que les corresponde en la sociedad y, si pudiera, convertirlos. Pero, ¿a quién está intentando disciplinar? La probable complementariedad entre judíos, moros y cristianos –pensado como un sistema poliétnico descrito por Barth– se transformará radicalmente con la expulsión de 1492. Sin embargo, los siglos previos muestran una serie de vínculos sociales que no pueden ser estereotipados a partir del grupo de origen, pues abarcan una gama de relaciones no controlables ni tipificable de modo unívoco.31 David Nirenberg ha probado en múltiples ocasiones que las relaciones entre judíos y cristianos escapaban sobradamente a las regulaciones religiosas, observando casos de relaciones sexuales entre prostitutas judías y cristianos, matrimonios mixtos y una plétora de vínculos sociales.32 Así prueba que la pretendida regulación religiosa que separaba a las comunidad judías de las cristianas es más una búsqueda que una realidad. Al respecto Ferrer proclama en 1414: “Hoy en día no se obedece la ley. [Los cristianos] quieren experimentar con todo: con las musulmanas, con las judías, con los animales, hombres con hombres (...) No hay límite que valga”.33 31. Cfr, Barth, “Los grupos étnicos y sus fronteras”, p. 12 32. Nirenberg, “Sexo y violencia entre mayorías y minorías”, Comunidades de violencia, pp. 184-236. 33. Vicente Ferrer, Sermons, vol. 1, ed.

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La identidad religiosa debía ser uno de los límites naturales para el contacto sexual. La posibilidad del contacto sexual entre individuos de las diferentes religiones se equipara a la sodomía y la zoofilia. Esto se debe a la particular concepción medieval de la relación que se establecía a través del contacto sexual. Cuando un hombre eyaculaba dentro de la vagina de una mujer, se creaba entre ambos un lazo semejante al que se tenía con los parientes consanguíneos o con el padrino, el hombre que tiene contacto sexual con un otro queda contaminado por tal contacto –la idea inversa, es decir la posibilidad de que una mujer cristiana tuviera relaciones sexuales con un judío o con un moro, es impensable al punto que las fuentes ni siquiera registran este ejemplo con el caso de la prostitución–. La posibilidad de contaminación a través del contacto sexual interreligioso no es novedosa del cristianismo, en tanto está ampliamente presente en la literatura hebrea y el Antiguo Testamento y de allí es heredado por el cristianismo para aplicarse, irónicamente, a los mismos hebreos.34 De Sanchis Sivera, Barcelona 1932, p. 224. 34. Sobre el problema de la contaminación a través del contacto sexual, Mary Douglas aporta un marco analítico amplio y muchas veces usado en Pureza y Peligro. Sobre los límites sexuales en el judaísmo se puede ver la primera parte del trabajo de Barrington Moore, Moral Purity

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El límite se naturaliza, aunque la evidencia de su transgresión está en la palabra de Ferrer. El contacto sexual con judíos conlleva una contaminación naturalizada, un pecado nefando que da sentido a los límites sociales que estructuran y dan cohesión a la sociedad cristiana.35 Si bien la idea de contaminación en contacto con los judíos parece inherente a la configuración ideológica de la sociedad medieval, la insistencia en estos límites delata una debilidad relativa de las fronteras reales que debe ser sostenida. Así, Ferrer funciona como un agente del orden y de la pureza social, pues su discurso refirma los límites simbólicos sobre los que se construye la diferencia. La pureza trasciende lo corpóreo y se expresa verdaderamente en lo espiritual. Ferrer formula una particular visión de la soteriología cristiana de la necesidad de un alma limpia: “así hombres como mujeres se esfuerzan por purificar lo que está por fuera; y lo que es necesario para el alma no les preocupa. Digan todos ¿cuantas veces se lavan las manos? Y el alma ¿cuánto hace que no la lavan de malos pensamientos y deseos? Así el alma se embarra”.36 and persecution in History, New Jersey, Princeton UP, 2000, p. 17. 35. Douglas, Pureza y peligro, p. 155-6. 36. “així hòmen com dones (...) s’enforcen en purificar ço que es de fora; e lo que és necessari a l’anima, no n’han cura. Digats tots ¿quantes vegades vos llavau les mans?(...) E

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La regla sagrada de los judíos de lavarse las manos antes de comer introducida como un signo de impureza espiritual, en el que la preocupación por lo terreno supera a la preocupación por la salud espiritual. ¿De qué vale un cuerpo limpio si el alma está condenada? La ambivalencia de la categoría de “limpio” habilita un ejercicio de discernimiento. La posibilidad de detectar las prácticas verdaderas de las prácticas fútiles o impuras, en un ejercicio de clasificación que expresa desde lo corpóreo el estado espiritual. La idea de suciedad se encuentra en los sermones de Ferrer ligada al dinero, especialmente al uso del dinero para enriquecerse a través de la usura, actividad tradicionalmente ligada a los judíos. El ataque permanente de Ferrer a aquellos prestan dinero a cambio de intereses no está dirigido a los judíos –sabido es que en las ciudades hispanas tardomedievales los judíos no eran los únicos prestamistas–. El ataque de Ferrer a la usura pasa a ser uno de los tópicos esenciales de la predicación y está naturalmente vinculado a los judíos en el imaginario medieval. La metál’anima, ¿quant ha que no l’haveu llavada de mals pensaments e cogitacions? Així l’anima roman fangosa.”, Vicente Ferrer, Sermón: “XXIV. Féria III després de la terça dominica de quaresma”, predicado el 28 de marzo de 1413 en Valencia, transcripción de Sanchis Guarnier, Sermons de quaresma, Vol. 2, Valencia, Albatros, 1976, p. 14.

Año 11 Nº 16, agosto 2015, ISSN 1885-7221

fora que usa Ferrer relaciona la suciedad real que generan las monedas de plata y oro en las manos con la suciedad en el alma que genera el amor por la riqueza. Para evitar esa mácula en el alma el rico ha de ser generoso y dar generosamente. El ejemplo a seguir es Abraham: “rico era, mas tocava las riquezas con las manos frías, ca non avía el coraçon ardiente en ellas, e por eso non se ensuzió (...) “E si tu te dices ‹‹Mi señor Ihesu Christo manda que non dé a logro›› escaparás de la te[n]ptación del diablo”.37 El dinero es nocivo cuando se lo ama, contamina cuando se lo ama como los judíos prestamistas. Otra vez la contaminación de la mano del judío sirve para el propósito de reformar a la cristiandad. El dinero, la mentira y el pecado ensucian el alma y son actos inspirados por el mayor antagonista de la humanidad toda. “Les quiero avisar, buena gente, de un peligro en el que están, que cuando los demonios salen de una persona que hace penitencia, aquel traidor, malvado demonio, va a buscar a los corazones de las personas penitentes, que allí querría entrar, y no busca a los oscuros ni sucios, porque ya le pertenecen (...) 37. Vicente Ferrer, “Sermón Dozeno”, predicado en Ayllón el 20 de septiembre de 1411, transcripto por Cátedra García, Sermón sociedad y literatura, p. 395.

El vigilante sobre el muro [Losada, pp. 15-36]

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