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Queridos amigos pipaforeros, sigo publicando algunos ensayos, libremente traducidos por mi, sobre el mundo de los Tabacos. Este fue publicado hace dos meses en PipesMagazine.com (obtuvimos el permiso formal de traducir todo el material de esa revista virtual que nos interese) por Gregory Pease, experto reconocido de tabacos. Consideraciones Preliminares Por más que con mis comentarios vaya adelantando algo que el autor expondrá en las notas al final de su ensayo, creo sea útil precisar, antes de proseguir en la lectura de este articulo, que Gregory introduce una manera diferente de medir la humedad en los tabacos. Si bien nosotros, los no-gringos, estamos acostumbrados a medir tal efecto como Humedad Relativa (HR, la de los higrómetros de las cavas de puros, para entendernos, donde lo que estamos midiendo realmente es el porcentaje de agua en el aire contenido en la cava al rededor del tabaco), el experto maestro-mezclador prefiere utilizar el concepto de Humedad por Peso (HpP) es decir el porcentaje del peso del agua contenida en una mezcla de tabacos, sin tener que preocuparse por donde esta contenida ni por el entorno. Por desgracia esa medida, por más que muy precisa cuando se trata de tabacos, es de utilización poco practica, ya que para ella se necesitan herramientas de medición profesional no tan fácil de conseguir además que muy costosas. Un método empírico (y como dirá el autor en su articulo, destructivo) sería pesar con una balanza de precisión una data cantidad de tabaco, poner esa cantidad en un horno eléctrico a secarse y volverla a pesar, con la formula
100 x (peso tabaco sin secar - peso tabaco ya secado) / (peso tabaco sin secar) se obtendría el valor en porcentaje de la Humedad por Peso de esa mezcla, pero la idea no es secar algo del todo para luego echarlo a perder, sino determinar si esa mezcla necesita ser humedecida ulteriormente o no, sin tener que meterla al horno! Me permito sugerir, siguiendo las indicaciones de Greg en su articulo, una aproximativa escala de conversión entre la Humedad Relativa (HR) y la Humedad por Peso (HpP) donde
50% HR = 08% HpP 55% HR = 10% HpP 60% HR = 12% HpP 65% HR = 14% HpP 70% HR = 16% HpP Greg encontró que sería definitivamente una mala idea poner nuestros tabacos a descansar en una cava humidificada junto con los puros, ya que estos últimos se conservan propiamente a 66-68% de humedad relativa mientras los tabacos de pipa descansan mejor a 60-64%, además no querremos que nuestros tabacos sepan a puro y viceversa. Por esta razón, siempre y cuando podamos y queramos o vivamos en climas muy secos, no sería mala idea empezar a conservar nuestros latas, por los menos las que están ya abiertas, en armarios humidificados, sin compartir espacio con puros y cigarros.
Polvo en el viento - Un Estudio sobre la humedad del tabaco 02 de Septiembre 2010 Nos ha pasado a la mayoría de nosotros por los menos una vez y si no, pasará. Sumergimos la mano en nuestra bodega de tabacos, hurgando y ansiosamente buscando lo que deseamos fumar y a continuación, abrimos la lata, tarro o bolsa para encontrarnos que ese tabaco ha estado conservándose tanto tiempo y en las condiciones propiciatorias como para transformarse en... polvo de momia, así como podrá aparecernos a la vista y al tacto. A medida que vamos luchando contra nuestra consternación y tratando de extraer el contenido con delicadeza, con la esperanza de rescatar de alguna manera una fumada decente entre los escombros de nuestra decepción, esa cosa disecada simplemente se desmorona entre nuestros cuidadosos dedos y nos quedamos con tan solo polvo más que con hebras de tabaco. El contenido de Humedad es lo que puede hacer o deshacer un gran tabaco. Si el tabaco es demasiado seco, puede hacernos difícil el cargar nuestra pipa; las hebras se romperían y se convertirían en polvo, lo que obstruiría el tiraje de nuestra fumada; de ellas, las que conseguirían mantener la forma estructural adecuada eventualmente se quemarían demasiado rápido, transformando la fumada en una experiencia árida, lejos de sacar los matices que esperáramos de ella. Si en cambio el tabaco es demasiado seco, podríamos no resistir a la tentación de sobre-cargar la cazoleta, resultado: una fumada llena de humedades, demasiado caliente y muda, juntos a un desastre de carga pegajosa en la cazoleta, siempre que podamos mantenerla encendida. Diferentes fumadores tienen su propia preferencia por el contenido de humedad de sus tabacos, pero, cada mezcla tendrá un rango bastante estrecho de contenido de humedad que es ideal para sacar el máximo disfrute de ella. ¿Que es lo aceptable para una mezcla que sea lista para ser fumada, y cómo podemos tener una idea de lo que es correcto, es decir lo que funciona para nosotros, y lo que conjura en contra de nosotros? ¿Y cuales ajustes podemos hacer, cuando sea necesario, para maximizar nuestra experiencia al fumar? El contenido de humedad (Humedad por Peso, HpP) se mide como el peso del agua contenido en las hojas, expresado en porcentaje. En un delta del 8-10% de HpP [nota del traductor: 50-55% de humedad relativa] el tabaco resultará ser muy seco y frágil. Las hebras se deshacen sin mucho insistir y no pueden aguantar casi ningún tipo de manipulación. Si el tabaco se envasa en estas condiciones, sufrirá durante el transporte marítimo y terrestre y el consumidor podrá encontrar mucho polvo de tabaco en el fondo de esas latas o bolsas. Algunos pipafumadores disfrutan de sus mezclas en ese rango y sin embargo, el tabaco así de seco puede tener algunas ventajas. Si se maneja el tabaco en ese estado con cuidado, sin apretar demasiado la carga, ciertamente el encendido será muy fácil y no se deberá prestar demasiada atención a su combustión. Esto puede llevar a una fumada sin esfuerzos y en el caso de las mezclas Orientales y con Latakia, puede ser inclusive agradable aún que resultar un poco plana. Pero, si ese tabaco contiene Virginias en buena cantidad, la fumada puede tornarse demasiado húmeda antes de revelar su maravillosa y sutil dulzura. En general, los Virginias son menos susceptibles de ser fumados secos, en cambio los Burleys resultarán en una fumada árida y más acre, que se define como la "Maldición del Burley".
Una vez que la mezcla alcance el 12-14% de HpP [60-65% de humedad relativa] el tabaco resultará ser menos frágil. Las hebras o los flakes serán más flexibles, más fáciles de cargar y quemarán con menos vigor, ofreciendo más de las matices resultantes en ese tabaco. Este es el delta que más prefiero para la mayoría de mis mezclas a la hora de fumarlas. Por desgracia, ese rango no es tan ideal a la hora de producirlas o envasarlas. Si bien en ese nivel de humedad, la hoja es bastante robusta y aguanta las varias fases de producción (mezcla, envasado y transporte) sin sufrir demasiados percances, no es ideal para aquellos de nosotros que gustan de añejar sus tabacos por meses, años e incluso décadas. La mezcla ciertamente se suavizará con el tiempo, pero sin un poco más de humedad, algunos de los maravillosos procesos de fermentación tardarán demasiado tiempo en presentarse o puede que no lleguen a producirse del todo. La región 14-18% HpP [65-75% de humedad relativa] es el delta ideal para la fabricación, envasado, transporte y añejado de una mezcla [Nota 1 del Autor]. La desventaja es que tenemos que dejar secar (un poco) la carga de la mezcla que vamos a fumar para que esa nos regale la mejor fumada; si no lo hacemos, este rango de humedad producirá más vapor al fumar, diluyendo los sabores y produciendo una fumada burbujeante. Tal vez lo más importante, por el caño fluye más vapor y calor que partículas de humo en sí, más temperatura se traduce en una fumada más caliente y en una mayor tendencia a que se produzca la temida "mordedura de lengua", ya que ese calor adicional aumenta la velocidad de reacción de nuestro organismo (ese efecto irritante es nuestra respuesta química para proteger la lengua) y nada bueno puede salir de eso. Los tabacos húmedos son más dificultosos en mantenerlos encendidos y eso se traduce en sopladas más furiosas, lo que agrava aun más los problemas. Afortunadamente, suponiendo un limitado uso de propilenglicol (PG, humectante utilizado por las manufacturas en las mezclas), es facil secar una presa de tabaco que resulte muy ser muy húmeda y eso ocurre en un tiempo relativamente rápido, aún en las condiciones de un ambiente más húmedo de lo usual. Una lata entera o una presa o dos, pueden ser secadas fácilmente. Si vamos por encima de 18% de HpP [75% de humedad relativa] las cosas se ponen decisivamente pegajosas, aun que algunas mezclas aromáticas se venden con ese contenido de humedad y a veces más alto; si no fuera por los agentes conservantes contenidos en ellas, el moho se presentaría invariablemente, sobretodo en temporadas cálidas. Ya que los ensayos cuantitativos [Nota 2 del Autor] son de poco interés para la mayoría de nosotros, es bastante fácil conseguir con el tiempo una estimación intuitiva de esos rangos de humedad en las gemas de nuestros dedos, para sentir, tan solo tocando el tabaco, lo que funciona para nosotros y lo que no. Un tabaco muy seco es obviamente fácil de identificar, se va a desintegrar con la mínima provocación táctil. Si es muy húmedo, al hacer una bolita con ello, permanecerá en ese estado. En un optimo grado de humedad, las hebras deben ser capaces de soportar su manipulación sin romperse fácilmente, tocando el tabaco lo sentimos como si estuviese vivo y por más que lo reduzcamos en una bolita, esa se deshará con exuberancia. El tabaco se va a expandir un poco en las fases de encendido y se quedará prendido. Esto es lo que ocurre en la mayoría de las mejores fumadas. Experimenta un poco con tus mezclas favoritas. Aprende a sentir lo que es correcto para ti y presta atención como diferentes mezclas y diferentes pipas responden a distintos niveles de
humedad en el tabaco. El secado de una mezcla es relativamente fácil, la extiendes sobre un papel absorbente y dejas que la naturaleza siga su curso. A menos que esa presa de tabaco o el ambiente no estén demasiado húmedos [Nota 3 del Autor] solo se necesitarán unos minutos para que se alcance el nivel adecuado para una buena fumada. Aumentar el grado de humedad, al contrario, puede resultar un poco más complicado. Hay algunos que creen que, dado que los tabacos se han secado y humedecido varias veces durante el proceso de fabricación, las hojas pueden someterse al mismo tratamiento sin efectos indeseados. No es exactamente así. Una vez que los tabacos han sido mezclados, acondicionados y envasados, comienza una danza maravillosa donde las bacterias, las levaduras y las reacciones químicas que tienen lugar, todas son responsables del fenómeno que conocemos, de manera conjunta, como el añejarse de una mezcla. Algunas de estas reacciones son muy sensibles y si el delicado ambiente dentro de la lata cambia de repente, todo las apuestas de un buen añejado se van para abajo. Un intento de rehidratar una mezcla puede ser bueno, incluso excelente, pero probablemente no va a ser lo mejor posible para la misma. Sin embargo, merece siempre la pena intentarlo. Para eso, es esencial proceder con cierto cuidado. Las hojas necesitan tiempo para absorber la humedad adecuadamente y la cantidad de agua que hay que añadir suele ser muy pequeña. Si tomamos una lata de tabaco de 50 gr. que contenga, a titulo de ejemplo, un HpP del 10% [humedad relativa 55%] y queremos realzar la HpP a un 12% [humedad relativa 60%], tenemos que añadir de manera uniforme en toda la superficie del tabaco... tan solo 1 ml. de agua. Sería una tarea nada fácil. Pero he aquí un método muy simple y controlable que no requiere de herramienta especializada. Pon el tabaco en un recipiente lo suficientemente grande para contenerlo cómodamente y que posea una cantidad adecuada de espacio libre sobre ello. Si piensas que aquel tazón es demasiado grande, probablemente es el adecuado para la tarea. Cubre el recipiente con una toalla de algodón humedecida con agua pero no goteante (también sirve un papel absorbente, si el agua es de grifo, asegurarse que no emane olores, preferiblemente es mejor usar agua filtrada o mejor aún destilada) y asegura la misma tapándola con un platillo. Asegúrate que la toalla esté lejos del tabaco y no lo toque en ningún momento. Esto crea un ambiente húmedo en que el tabaco se llevará poco a poco la humedad hasta que no se equilibre. Puede tomar un día o incluso más tiempo hasta que el tabaco llegue a la humedad deseada. Comprueba que cada unas horas (con más frecuencia en temporada de verano) la toalla siga humedecida, si del caso remplazala con otra y aprovecha para mover un poco el tabaco. Si has exagerado un poco con la humedad, sencillamente vuelve a secar la mezcla un poco. He seguido este procedimiento con algunas mezclas vintage que me habían llegado demasiado secas y funciona de maravilla.
Gregory L. Pease
[NOTA 1] La diferencia entre un tabaco que esté seco y otro demasiado húmedo es de tan solo unos pocos puntos porcentuales, y humedecer propiamente una mezcla es un buen seguro contra el perder un 10-20% que se ha transformado en polvo. En mi opinión, dos o tres gramos adicionales de agua en 100 gr. son un pequeño precio a pagar para esa póliza. [NOTA 2] Si posees una balanza digital y un horno eléctrico (los de gas queman produciendo demasiada humedad) puedes medir destructivamente (ya que la mezcla se echará a perder) y con casi absoluta precisión el grado de Humedad por Peso. Tan solo pesa en un plato una cantidad 1.000 veces superior al grado de precisión de tu balanza (si esta pesa hasta 0,1 gramos, tocaría pesar 100 gr. de tabaco), coloca esa cantidad en el horno a 80˚C por una hora o casi con la puerta del mismo entreabierta. Cuando el tabaco se ha secado por completo, vuelve a pesarlo inmediatamente. Ahora el grado de Humedad por Peso inicial puedes calcularlo usando esta formula: 100 x (peso tabaco sin secar - peso tabaco ya secado) / (peso tabaco sin secar). [NOTA 3] Hace algunos años, hice una pequeña investigación para descubrir si los tabacos para pipa podrían guardarse en una cava para puros. Mientras los puros se conservan a 66-68% de humedad relativa, encontré que los tabacos para pipa se sienten más cómodos al rededor de 60-64% de humedad relativa, donde al 60% de HR obtuve una HpP del 12% y al 64% de HR resultó una HpP del 14%. A parte de eso, los tabacos para pipa habían absorbido el olor de los puros y viceversa. Por esas consideraciones, reputo que no sea buena idea conservar los tabacos juntos con los puros. Ellos estarán más felices y tu también.