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PONENCIA IMEF
2005 “ESTABILIDAD Y CRECIMIENTO”
Presidente de Ponencia: C.P. José Coballasi H. Ad Value Asesoría de Inversiones S.C. Director Ponentes: Lic. Gerardo Cruz Vasconcelos Cemex México Director de Estudios Económicos Lic. Ernesto Cervera Gómez GEA Grupo de Economistas y Asociados, S.C. Socio Director Dr. Salvador Cerón Aguilar STF Consulting Group Director
Índice INTRODUCCIÓN C.P. José Coballasi H. CAPÍTULO I Desempeño Histórico 1914-2004 Lic. Gerardo Cruz Vasconcelos Introducción: La Gran Guerra y América Latina. 1. México: De la revolución a la expropiación petrolera. 1.1 El periodo revolucionario. 1.2 El periodo de 1920-1940.
2. De la expropiación petrolera al Desarrollo Estabilizador: 1940-1970. 2.1 La estrategia de Sustitución de Exportaciones. 2.2 El Desarrollo Estabilizador ¿La arcadia económica mexicana?
3. Las crisis recurrentes: 1970-1988. 3.1 El desarrollo compartido y sus consecuencias. 3.2 La abundancia y el derrumbe. 3.3 La cancelación del crecimiento.
4. El Viraje Estratégico y la Renovación de la Política: 1988-2004. 4.1 La orientación al exterior y las reformas de primera generación 4.2 La "Primera Crisis del Siglo XXI" y sus secuelas. 4.3 La transición sin reformas clave.
CAPÍTULO II Consolidación Institucional de los Cambios Estructurales en el Proceso de Estabilización Lic. Ernesto Cervera Gómez 1. Antecedentes de la estabilidad en México. 1.1 La corrección de los desequilibrios fundamentales. 1.1.1 El déficit público. 1.1.2 El déficit de la Cuenta Corriente. 1.1.3 El Balance Ahorro - Inversión Privada.
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10 12 12 13
16 16 22
27 27 29 33
36 36 38 46
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51 52 52 56 58
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2. Los beneficios de la estabilidad macrofinanciera. 2.1 2.2 2.3 2.4
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Corrección de la inestabilidad crónica. Abatimiento de la pobreza. Reconsolidación de la clase media. Sectores clave beneficiados.
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3. Los riesgos y las vulnerabilidades
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3.1 La resignación a un crecimiento mediocre con insuficiente creación de empleo. 3.2 La brecha entre los países que han realizado cambios estructurales con la preservación de estabilidad macrofinanciera y México. (La velocidad sí cuenta). 3.3 Las presiones sobre los balances recuperados. 3.3.1 Sobre el déficit fiscal. 3.3.2 Sobre el balance con el exterior. 3.3.3 Sobre el endeudamiento de empresas y familias.
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CAPÍTULO III Crecimiento e Iniciativa Empresarial Dr. Salvador Cerón Aguilar
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1. Planteamiento. 2. Ciclos, crecimiento e inversión. 3. Clima de negocios y decisiones de inversión. 4. Crecimiento e iniciativa empresarial. 5. Empresas y hombres de empresa. 6. Lecciones empresariales de crecimiento 7. Conclusiones
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COMENTARIOS FINALES C.P. José Coballasi H.
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REFERENCIAS
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Introducción
C.P. José Coballasi H. Presidente de Ponencia Ad Value Asesoría de Inversiones S.C. Director
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Introducción Durante 2005, los logros en materia de economía se han visto magnificados con una inflación sin precedentes; una apreciación del peso (en lugar de la tradicional devaluación) y tasas de interés que no han cruzado los dos dígitos, entre muchos otros datos duros, los cuales, en algunos casos, son mejores que los de nuestros socios comerciales: Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, no podemos olvidar que estamos en los umbrales de un fin de periodo presidencial, por lo que tampoco es prudente dejar de considerar que se avecinan ya, en menos de nueve meses, las elecciones para presidente de la República que, por cierto, nunca en la historia de nuestro país se habían presentado tan competidas. Estos dos hechos nos obligan a hacer el recuento de varios y connotados eventos plasmados en nuestra historia y aún vivos en nuestra memoria, como la devaluación, después de 22 años de estabilidad, en 1976; o como en 1982, cuando íbamos a administrar la riqueza y en su lugar estatizamos la banca y la inflación se destapó hasta 98%; o en 1995, cuando el país, que se encaminaba hacia el primer mundo, sufrió el “error de diciembre”, cuyas consecuencias son de todos conocidas. Es justo reconocer que las crisis económicas en el país siempre se han presentado después de altos crecimientos, pero ahora lo que nos ha hecho falta es precisamente ese crecimiento. El crecimiento durante el presente sexenio se aprecia insuficiente. No cabe duda, sin embargo, que sexenios anteriores han acusado altos crecimientos a costa de importantes desequilibrios económicos y con la realidad de que su efecto deseado no trascendió. Con una estabilidad de diez años, que destaca en los últimos cuatro o cinco, surgen espontáneamente algunas preguntas: La estabilidad económica de que goza México ¿es permanente?, ¿tiene bases sólidas?, ¿la estabilidad fuerza a un crecimiento reducido?, ¿nos atreveríamos a romperla con tal de crecer? O mejor, ¿deberíamos ser pacientes y tener presente que la estabilidad nos proporciona los cimientos para el logro de un crecimiento sostenido? Además, ¿qué hemos hecho como sociedad civil para mantener y aprovechar las ventajas de una estabilidad evidente? Estos cuestionamientos son los que nos han motivado a abordar temas tan trascendentales y obligados en la elaboración de la Ponencia IMEF 2005, Estabilidad y Crecimiento. Ya son treinta y tres los años que el IMEF ha 5
manifestado su inquietud por puntualizar, analizar, discutir y proponer sus puntos de vista al abordar los temas económicos y financieros de toral interés para el propio sector profesional, así como para la sociedad mexicana en general. Es muy oportuno caer en la cuenta de que el país está, desde hace diez años, en un periodo de estabilidad económica. En este sentido, las políticas diseñadas e implantadas han llevado a México a obtener resultados indudablemente positivos. ¿Quién puede olvidar los traumas de hace poco tiempo en la administración de las empresas, cuando se acercaban las negociaciones salariales; o el arduo trabajo para pagar las altísimas tasas de interés de los créditos o deudas; o los apuros familiares para hacer que el gasto alcanzara, con las frustraciones una y mil veces sufridas? Este trabajo técnico, que el IMEF se ha echado a cuestas y presenta aquí ante sus asociados y a la sociedad en general, sin duda ha sido un acierto por su oportunidad y la acuciosidad con la que los ponentes abordan sus diferentes partes. Ellos tocan dos cuerdas muy sensibles de la economía de México: Una, más o menos templada y aceptablemente sonora, que es la estabilidad; otra, muy floja, que desentona con la primera, o que casi en algunos momentos calla por completo, que es el crecimiento. El tema, en sus dos puntos, no podía ser más actual. Nuestros ponentes --distinguidos profesionales de la economía y las finanzas y reconocidos personajes de estas disciplinas, cuyos conocimientos y experiencia no pueden ponerse en tela de duda-- aceptaron gentilmente colaborar en este trabajo de investigación del IMEF. Se han colocado, con acierto visionario, en la plataforma desde la cual les ha sido posible observar y estudiar el tema dual abordado por la Ponencia 2005 de nuestro Instituto, desglosado en tres partes principales: • Desempeño Histórico 1914-2004; • Consolidación Institucional de los Cambios Estructurales del Proceso de Estabilización; • Crecimiento e Iniciativa Empresarial El primer capítulo nos recordará todos y cada uno de los hechos que históricamente afectaron a nuestro país, pasando por los diferentes ciclos económicos, la incipiente industrialización, el Desarrollo Estabilizador, la 6
sustitución de importaciones y la apertura comercial, incluidos los periodos críticos, como son las devaluaciones del 76, 82 y 94. Se dice que “quien no voltea al pasado es proclive de cometer los mismos errores”. Con base en esta premisa, la Ponencia IMEF aborda los hechos que, primordialmente desde el punto de vista económico --aunque no descuida el político--, influyeron en la conducción de México. La segunda parte de la ponencia abre el panorama hacia una orientación positiva de la realidad económica de México. No puede pensarse de otra forma cuando se habla de “Consolidación Institucional de los Cambios Estructurales del Proceso de Estabilización”. Veremos que México ha venido construyendo su estabilidad económica desde hace unos diez años, y que la misma está tomando carta de naturalización en los últimos cuatro o cinco. Podría pensarse que ésta es una afirmación optimista; pero si adentramos nuestra aseveración en los datos existentes de la economía del país –por lo menos a escala macroes una realidad con base en la cual se puede trabajar sin riesgo de crisis recurrentes. Mucho se ha logrado, en términos de la recuperación del equilibrio en rubros clave de la economía. Sin embargo, existen serias presiones sobre los desequilibrios recuperados: el déficit fiscal, el desequilibrio con el exterior y el endeudamiento de empresas y familias. Lo anterior, por supuesto, debe tomarse muy en cuenta; pero sería prudente hacerlo desde un punto de vista positivo. Hacerlo de otra forma llevaría a juicios erróneos que podrían ocasionar un retroceso en vez del avance deseado. La tercera y última intervención nos llevará por las rutas de la aplicación práctica de las ideas expresadas en los capítulos anteriores y en este mismo. Se establece en su texto la importancia del crecimiento y de los ciclos que influyen en sus alzas afortunadas y en sus indeseados descensos. La realidad en México es que su crecimiento económico ha sido, durante los últimos setenta años, un gráfico que muestra “picos y valles”. A mediados de la década de los años treinta se le “vendió” al mexicano la idea, la imagen, de un Estado Protector, idea o imagen que muchos “compraron” y guardaron en sus acervos por conveniencia durante lustros enteros. Quedó entonces implícitamente establecido que el Gobierno era el único responsable 7
de fijar las normas, de crear las condiciones, para operar en el campo de la economía... ¡Error! Aunque esta circunstancia haya permanecido tanto tiempo. En una nación donde se quiere trabajar para su engrandecimiento económico y, por supuesto, político y social --sin descuido, naturalmente, del bien personal--, todos sus miembros deben sentirse, cada cual en su entorno, activamente responsables de crear el clima de negocios favorable para generar riqueza y, con ella, crecimiento. Y esto no lo puede hacer el Gobierno solo... ni lo debe hacer solo. La generación de riqueza que impulsa al crecimiento económico se logra solamente por medio de la combinación de los esfuerzos de todos los componentes humanos de un país, cualquiera que sea la condición de éstos. Esta combinación se da abiertamente en la empresa. La empresa es la base de la economía. Y del acierto con que ésta se maneje depende el crecimiento económico de un país, reflejado numéricamente en su Producto Interno Bruto que, para cerrar el círculo, es la suma del esfuerzo de todos y cada uno de los individuos económicamente activos gracias al impulso empresarial. Es por ello que el texto del tercer capítulo de la Ponencia IMEF 2005 se ocupa de precisar el terreno donde se debe hacer realidad la aplicación práctica de las ideas expresadas y estudiadas: en el “binomio empresas-empresarios”. La empresa se crea por el impulso de un empresario-emprendedor que tiene “visión clara, firmeza de carácter y muestra siempre una actuación esforzada” para obtener resultados según objetivos previamente definidos; ésta es la base principal donde debe sustentarse el crecimiento. Con el párrafo anterior concluimos esta breve introducción y damos paso a la presentación de la Ponencia IMEF 2005 Estabilidad y Crecimiento.
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Capítulo I
Desempeño Histórico 1914-2004
Lic. Gerardo Cruz Vasconcelos Cemex México Director de Estudios Económicos
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Introducción: La Gran Guerra y América Latina Como lo señala Víctor Bulmer-Thomas,1 cuando estalló la Primera Guerra Mundial, el 2 de agosto de 1914, se inició el eclipse del “viejo orden internacional”. Ese orden se caracterizaba por: • Una casi completa movilidad de capitales y de mano de obra entre las fronteras internacionales; y • La vigencia del “Patrón Oro” como mecanismo de pagos internacionales. En esa época, las naciones consideraban prioritario el equilibrio externo, subordinando el pleno empleo y la estabilidad de precios a este objetivo, por lo que los ajustes ante choques económicos adversos propiciaban deflación y desempleo. En el caso de América Latina, nuestros países se caracterizaban por ser exportadores de productos primarios, por recibir flujos de capital externo y, en el caso de Argentina, Brasil y Uruguay, por ser el destino de importantes migraciones europeas. La guerra trastocó el Patrón Oro y terminó con la libre movilidad de capitales. Las monedas dejaron de ser convertibles entre los países beligerantes, se cancelaron las nuevas emisiones internacionales de capitales y quedaron suspendidos los créditos externos --otorgados a los países emergentes--. También llegó a su término la inversión extranjera directa realizada en países como Argentina, Brasil y México, proveniente de diversos países europeos. En síntesis, el comercio y las finanzas, que eran los motores de la economía internacional, se colapsaron. ¿Cuáles eran las debilidades que enfrentaron los países de América Latina en el contexto de la Primera Guerra Mundial? Bulmer-Thomas, en su excelente obra citada, identifica cuatro problemas: • La inestabilidad de corto plazo de los precios de los commodities, que esconde las tendencias relevantes de largo plazo. De hecho, antes y después de la guerra, ésta ha sido el problema primordial de los países exportadores de productos primarios. • La demanda “estratégica” de minerales, que continuó después de la guerra, con el afán de las potencias de controlar la oferta de materiales clave como el petróleo, el cobre y el aluminio, pero que no reflejaba una tendencia de largo plazo. Bulmer-Thomas, Victor; The Economic History of Latin America since Independence; Cambridge University Press, 2003. (Hay traducción al español del Fondo de Cultura Económica). 1
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• La manipulación de los precios en diversos mercados clave dominados por cárteles, por ejemplo, el mercado brasileño del café. Esa manipulación de precios ha dado lugar --a lo largo de la historia-- a periodos de saturación, con la consiguiente caída de los precios. • La debilidad de los sectores no exportadores en la mayoría de las economías de América Latina. No está de más reflexionar sobre las debilidades expuestas. De hecho, continúan caracterizando a diversos países de la región. A pesar de la debilidad de los sectores no exportadores, hacia 1920 la mayoría de los países de América Latina habían hecho sólo tímidos avances en materia de industrialización. Es más, fue necesaria la Gran Depresión de 1929 --que forzó caídas dramáticas de precios en los mercados de productos primarios-- lo que finalmente dio impulso a la industrialización de la región. México no fue la excepción en el proceso aludido. Sin embargo, antes de concluir este apartado, conviene señalar la evolución del PIB (Producto Interno Bruto) en América Latina. El Cuadro 1 muestra la evolución del crecimiento durante el siglo XX, por periodos, para los principales países de la región. Cuadro 1 Tasas de Crecimiento del PIB, por Periodo (en porcentaje)
1900-29 1900-13 1913-29 1929-45 1945-72 1972-81 1981-96 1900-80 1900-96 Argentina Brasil Chile Colombia Ecuador México Perú Venezuela LA-8 Centroamérica Latinoamérica
3.8 4.2 2.9 4.5 3.4 4.5 5 3.6
6.3 4.1 3.6 4.4 5 3.4 4.5 2.3 4.3
4.1 5.1 3.7 4.9 4.1 1.4 a 5.3 9.2 3.3 3.8 b
3.4 4.4 3.0 3.8 3.3 4.2 2.8 4.2 3.8 2.9
3.8 6.9 4.1 5.1 5.3 6.5 5.3 5.7 5.6 5.4 5.3
2.5 6.6 3.6 5.0 7.0 5.5 3.4 4.7 5.2 3.8 3.7
1.9 2.4 5.4 4.0 2.6 1.5 0.4 2.2 2.3 2.7 2.2
3.5 5.5 3.2 4.7 4.8 5.2 42 6.5 4.3 4.2 b
3.3 5.5 3.3 4.7 4.8 5.0 3.9 5.9 4.3 4.0 b
Nota: LA-8 comprende la lista de países de arriba. Centroamérica incluye Costa Rica, Guatemala Honduras, El Salvador y Nicaragua. a) Cifra para México durante este periodo, excluyendo los años de la Revolución (1911-1920). b) Los datos comienzan en 1920. Fuente: Cuadro 2 1 p 15 en Thorp R (1998): Progress Poverty And Exclusion Johns Hopkins University Press
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1. México: De la Revolución a la Expropiación Petrolera 1.1 El periodo revolucionario En 1914, al inicio de la Gran Guerra, México se hallaba en pleno proceso revolucionario. De 1910 a 1920 se estima que la Revolución arrasó con 1.5 millones de vidas. Este cruento hecho nos habla, por sí solo, de las enormes pérdidas económicas que significó el proceso aludido. En efecto, la fuerza de trabajo disminuyó abruptamente, como lo refleja la participación de la Población Económicamente Activa (PEA) en el total, que pasó de 35% en 1910 a 31% en 1920. En el periodo señalado se perdieron múltiples cosechas de algodón, café y azúcar, entre otras, debido al abandono de los campos de cultivo por el reclutamiento para la lucha armada. De hecho, a medida que la agricultura y las manufacturas declinaron, los mercados negros de diversos productos florecieron en las ciudades. Por otra parte, el sector minero sufrió enormes pérdidas, ya que la producción de oro cayó 80% entre 1910 y 1916, en tanto que la de plata, como la de cobre, tuvo una disminución de 65% en el periodo mencionado. El 22 de febrero de 1913 se consumó el asesinato de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez. Victoriano Huerta usurpa el poder desde esa fecha hasta el verano de 1914, cuando las tropas revolucionarias de Francisco Villa, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza y Emiliano Zapata hacen huir a Huerta de la Ciudad de México. En agosto de 1914, Carranza se proclama Presidente, no sin enfrentar la oposición armada de Villa y Zapata. Las hostilidades cesaron cuando Villa, Zapata y Obregón se reunieron y designaron Presidente a Eulalio Gutiérrez. Sin embargo, pocos meses después Obregón, aliado de Carranza, derrota a las fuerzas de Villa --leales a Eulalio Gutiérrez--, lo que le permite a Carranza reclamar nuevamente la Presidencia de la República. Durante 1915, la pequeña historia recién relatada vuelve a repetirse: Villa y Zapata combaten a Carranza; Obregón lo defiende. Nuevamente acuerdan reunirse Villa, Zapata y Obregón, y vuelven a nombrar Presidente a Eulalio Gutiérrez. Y, nuevamente, Obregón y Carranza derrotan a Villa y a Zapata. Carranza vuelve a tomar el poder a finales del año citado, y esta vez se consolida en el Ejecutivo, extendiéndose su presidencia hasta abril de 1919, cuando el asesinato de Zapata convierte a Carranza en un hombre odiado y Obregón se rebela contra su antiguo jefe. Carranza huye de la Ciudad de México y es asesinado en Tlaxcalantongo. Provisionalmente, Adolfo de la Huerta es designado Presidente. Finalmente, Obregón gana la presidencia en las elecciones de 1920, y este hecho marca la finalización de la lucha armada. 12
Como lo señala Julio A. Santaella: “La Revolución de 1910 representó un severo trastocamiento para la economía mexicana. La pérdida de vidas humanas y la destrucción del acervo de capital en ciertas áreas, así como la carencia de un orden institucional, provocaron el colapso del crecimiento económico. Fue hasta 1920 cuando la actividad económica y social de México inició el retorno hacia la normalidad...” 2 1.2 El periodo 1920-1940 En EUA, los años veinte se caracterizaron por un rápido avance tecnológico en la agricultura, con la mecanización de los cultivos y la introducción de semillas y fertilizantes mejorados, lo que hizo posible incrementar la oferta de productos agrícolas. El incremento de la oferta se reflejó en una caída de los términos de intercambio para buena parte de los países de América Latina, como lo indica el Cuadro 2. Cabe enfatizar que el índice de precios de exportación de México pasó de 100 en 1928, a 49 en 1931. Cuadro 2 Precios y Cantidades para Exportaciones y Términos Netos de Intercambio (1928 = 100) a) 1929 = 100 b) 1930 = 100
País
Precio de Exportaciones
Volumen de Exportación
Términos Netos De Intercambio
Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica República Dominicana Ecuador El Salvador Guatemala Haití Honduras México Nicaragua Perú Venezuela
37 79ª 43 47 48 54 55b 51 30 37 49b 91 49 50 39 81
88 48a 86 31 102 81 106b 83 75 101 104b 101 58 78 76 100
68 na 65 57 63 78 81b 74 52 54 na 130 64 71 62 101
Latinoamérica
36
78
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Fuente: Cuadro 4.1, p. 105, en Thorp, R. (1998): Progress, Poverty And Exclusion. Johns Hopkins University Press
Santaella, Julio A., “Economic Growth in México. Searching for Clues to Its Slowdown”; Mimeo, December, 1998. 2
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Al shock de los precios agrícolas se agregó el de la Gran Depresión de 1929. El impacto inmediato de este evento fue una súbita reversión de los flujos de capitales, que regresaron a EUA ante las elevadas tasas de interés en el mercado norteamericano. En el corto lapso de tres años (1929-1931), la caída de los precios agrícolas y el repunte de las tasas de interés propiciaron crisis fiscales a lo largo de América Latina: los ingresos derivados de los impuestos al comercio exterior se abatieron, en tanto que el servicio de la deuda externa se incrementó sustancialmente. Sin embargo, diversos estudiosos del periodo coinciden en señalar que lo que perjudicó en mayor medida a América Latina fue el agudo proteccionismo en EUA, derivado de la reacción del Congreso norteamericano (tarifa Smoot-Hawley) ante el desplome económico iniciado en 1929. Durante los años treinta, los mercados internacionales se caracterizaron por cierta volatilidad, que se agudizó en los albores de la Segunda Guerra Mundial (1939). En el contexto internacional, la década estuvo marcada claramente por diversos factores políticos, que predominaron sobre los económicos y desembocaron en la contienda armada. Pero, sin duda, la Gran Depresión generó dos tipos de desequilibrios en los países de América Latina. Por una parte, surgió un desequilibrio externo, como resultado de la caída de los ingresos por exportaciones y la salida de flujos de capital; por otra, hubo desequilibrios internos, causados por la reducción de los ingresos gubernamentales, lo que dio lugar a déficit presupuestarios que no podían ser financiados recurriendo al crédito externo. Al respecto, como lo señala atinadamente Bulmer-Thomas, durante los años veinte la mayoría de los países de América Latina adoptaron el Patrón Cambio-Oro, o retornaron a él, como fue el caso de Argentina. Bajo el Patrón Cambio-Oro, el ajuste de los desequilibrios externos era, teóricamente, automático; en tal sentido, a medida que caían las exportaciones, ocurría un drenaje de oro, o divisas, de los países con déficit externo, lo que disminuía la oferta monetaria y el crédito bancario. Esta contracción monetaria, al reducir el nivel general de precios, permitía que las exportaciones recuperaran competitividad y, a la vez, encarecía las importaciones. De tal manera, había una restauración paulatina del equilibrio externo. Sin embargo, algunos países --como México-- experimentaron una caída tan severa de los ingresos por exportaciones, aunada a una carga considerable del servicio de la deuda externa, que la teoría del ajuste automático no funcionó y suspendieron el Patrón Cambio-Oro, adoptando diversas variantes de controles de cambios y de racionamiento de las importaciones. Poco después, la decisión de Estados Unidos y Gran Bretaña de abandonar el Patrón Oro obligó a los países de América Latina a encarar el problema del retorno a la convertibilidad de sus monedas. La solución abrumadora fue vincular las monedas locales al dólar. 14
Por otra parte, en México, hacia 1933, los efectos de la depresión económica empezaban a ceder. El crédito y el gasto público se reactivaron y mejoraron los términos de intercambio, a pesar de la volatilidad de los precios de las exportaciones agrícolas. Como lo señala Manuel Gollaz:3 “Durante los treinta se aplicó una política que marcaría el estilo del desarrollo económico del país en los años siguientes. (Al respecto) la mayor parte de los países latinoamericanos reaccionaron a las condiciones económicas creadas por la depresión mundial con una política de sustitución de importaciones, mediante el control de divisas, licencias de importación, y medidas para orientar los términos de intercambio internos a favor del sector industrial. En México... ( ) no se siguió esta (última) modalidad. Aunque es cierto que aquí también se puso en marcha un proceso de industrialización orientado hacia la sustitución de importaciones, también lo es que se dio apoyo decidido al desarrollo del sector agrícola”. Esta importante distinción también la hace Bulmer-Thomas,4 al señalar que muchos países de América Latina, en los años veinte, eran importadores de bienes agrícolas que, en principio, podían ser producidos internamente. Por lo tanto, es conveniente reconocer que, en los treinta, también ocurrió una sustitución de importaciones en la agricultura --caso de México-- como parte del proceso de sustitución de importaciones. Es relevante destacar que la reacción de México y otros países de América Latina ante la Gran Depresión tuvo, como esencia, un cambio en los precios relativos internos, proceso que impulsó la sustitución de importaciones. Pero, además, para recuperar el crecimiento, no sólo fue preciso movilizar el mercado interno hacia la producción manufacturera, sino evitar una caída de las exportaciones que, en el caso de México, estaban constituidas por bienes primarios, el petróleo entre ellos. Fue en los años treinta, en el contexto de la salida de la Gran Depresión, cuando Lázaro Cárdenas (1934-1940) puso el énfasis en el desarrollo social del país, lo que contrastaba con la historia mexicana reciente. Los estudiosos de la realidad mexicana coinciden en que Cárdenas impulsó la creación de infraestructura en el sector agrícola y llevó a cabo programas de reparto agrario. Aspectos tales como los créditos selectivos para la agricultura, los precios de garantía y las grandes inversiones en obras de irrigación, fueron características del régimen cardenista. En retrospectiva, el apoyo al campo fue fundamental para impulsar, posteriormente, el despegue industrial del país.
Gollaz, Manuel, “México, Crecimiento con Desigualdad y Pobreza”; Mimeo, El Colegio de México, Febrero 2003. 4 Ibid, pp 204-205 3
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Pero también hay que señalar que, con Cárdenas, se inaugura la época del Estado Protector, que interviene en la actividad económica e impone regulaciones a dicha actividad, en particular a la agricultura en el caso que nos ocupa. A la postre, el reparto de tierras pulverizó la propiedad agrícola, eliminó en amplias zonas del país la posibilidad de generar economías de escala en ese sector e inhibió la inversión privada. Por otra parte, las indemnizaciones derivadas de la expropiación de tierras representaron --en un primer momento-- una carga financiera considerable para el erario público, lo que ensanchó el déficit presupuestal del Gobierno Federal. La expropiación petrolera es uno de los hitos de nuestra historia económica reciente y, sin duda alguna, es una de las expresiones más vigorosas del llamado nacionalismo mexicano. Los estudiosos coinciden en que, desde los años veinte, durante su estancia en la región de la Huasteca, por exigencia de su carrera militar, Cárdenas se había dado cuenta de la prepotencia de las compañías petroleras extranjeras, que operaban en México desde 1900 y a las que ni la Revolución, ni los saqueos, ni la Constitución de 1917 afectaron en forma alguna. En 1938, Cárdenas vio la oportunidad de resolver el ya añejo conflicto entre el Estado mexicano y las petroleras con motivo de una serie de movilizaciones del sindicato petrolero, exigiendo mejores sueldos para los trabajadores, jornada de trabajo de acuerdo con la ley y seguridad social. Las autoridades laborales fallaron a favor de los trabajadores, pero las petroleras se negaron a acatar varios fallos de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, así como la resolución que, en definitiva, dictó la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esta insubordinación --así lo juzga al menos el historiador Alejandro Rosas--5, “fue el pretexto de oro para Cárdenas. La noche del 18 de marzo de 1938, en un mensaje a la Nación, anunció la expropiación de la industria petrolera.”
2. De la Expropiación Petrolera al Desarrollo Estabilizador: 1940-1970 2.1 La estrategia de sustitución de importaciones: Aciertos y desatinos En el caso de México, la industrialización vía sustitución de importaciones (ISI, en adelante) se caracterizó por una producción intensiva en capital y orientada hacia el consumo interno; un esquema altamente proteccionista en materia de comercio exterior y una aguda dependencia de la tecnología y la inversión extranjeras. Este proceso de largo alcance --en vigor desde los años cuarenta hasta los ochenta-Rosas, Alejandro; “El Hombre de Jiquilpan, Lázaro Cárdenas”; en México: Sabías que...; Presidencia de la República, Mayo, 2005. 5
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coincide, para todo fin práctico, con el ascenso y el agotamiento del régimen corporativista en México, inaugurado con Lázaro Cárdenas. En forma paralela, a la vez que México se “cerró” al exterior, en aras de defender a la industria nacional bajo el argumento de la “industria naciente”; también se asentó y prosperó un régimen político de partido dominante que, en la práctica, inauguró décadas de autoritarismo en México. Pero el autoritarismo, lejos de reflejarse en un fortalecimiento financiero del sector público, tuvo un vicio de origen: la debilidad estructural de la hacienda pública. Para mostrar este punto, es útil la comparación entre periodos y países, tal como aparece en el Cuadro 3. Cuadro 3 Ingresos y Gastos del Gobierno Federal (Porcentaje del PIB)
Gasto Total del Gobierno Argentina Brasil Chile Colombia México Perú Latinoamérica
Ingreso por Impuestos
Ingresos por impuestos menos el gasto total del gobierno
1950 1960 1970 1950 1960
1970
1950
1960
1970
22.5
21.4
25.2
17.0
14.2
15.0
-5.5
-7.2
-10.2
17.5
25.3
33.3
16.0
20.1
27.0
-1.5
-5.2
-6.3
17.0
29.3
34.6
16.7
16.5
21.8
-0.3
-12.8
-12.8
13.4
11.2
17.3
12.0
10.4
13.4
-1.4
-0.8
-5.6
12.6
10.7
13.5
7.5
7.1
7.9
-5.1
-3.6
-5.6
13.9
14.6
21.5
14.0
14.9
18.9
0.1
0.3
-2.6
na
20.7
25.7
na
14.4
17.2
na
-6.3
-8.5
Fuente: FitzGerald, 1978
Fuente: Cuadro 6.2, p. 170 en Thorp, R. (1998): Progress, Poverty And Exclusion. Johns Hopkins University Press.
En cuanto al tema de la ISI, en Latinoamérica el proceso aludido fue, hasta cierto punto, obligado debido a la interrupción de los flujos de comercio normales dada la ocurrencia de dos eventos sucesivos: la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial; en particular, escasearon los bienes de consumo importados, ya que el aparato productivo de las economías en guerra se orientó hacia la producción de armamentos; a la vez que, al abatirse las exportaciones agrícolas y de otros productos primarios que realizaban los países de América Latina, los ingresos de divisas resultaron insuficientes para mantener las importaciones en los niveles acostumbrados. En tales condiciones, las empresas locales iniciaron la producción de bienes de consumo que tradicionalmente se importaban, aprovechando la protección que les otorgaba la mínima, o nula, competencia de las importaciones.
17
En el caso de México, cabe señalar que de 1940 a 1970 el PIB real creció a una tasa anual superior al 6% y, en el periodo denominado “desarrollo estabilizador”, al crecimiento del PIB se agregó el control de la inflación, lo que se ha señalado como evidencia de las bondades del modelo ISI. En nuestro país, la ISI tuvo, como principales características: • • • •
Elevado proteccionismo Generosidad en los subsidios a la industria Importantes concesiones fiscales a la importación de bienes de capital Alto contenido importado de la producción manufacturera e incapacidad de la economía para generar divisas suficientes para el crecimiento.
A largo plazo, las características aludidas generaron importantes distorsiones en la economía, de las que nos ocuparemos después. Por lo pronto, conviene señalar que el impulso a la industrialización dio lugar a un proceso de urbanización. Hubo amplias migraciones del campo a la ciudad, que incluso fueron alentadas por las autoridades, ya que hacia la segunda mitad de los años cincuenta, las ideas imperantes en América Latina en materia de desarrollo económico eran afines a las que W. Arthur Lewis racionalizó en su influyente artículo “Economic Development with Unlimited Supplies of Labor” (1954). En retrospectiva, es indudable que las ideas que Lewis racionalizó tuvieron un impacto significativo en las ideas sobre el desarrollo de diversos países, México entre ellos, resultando ser un aspecto esencial de las políticas económicas en boga durante 1960-1980. De ahí la conveniencia de aludir, con brevedad, a esas ideas. Lewis observó que las economías en desarrollo típicas eran dualistas, no sólo en el sentido de tener dos sectores (agricultura e industria), sino también en el aspecto más fundamental de tener escasa interconexión entre ambos. El sector rural exhibía baja productividad de la mano de obra, empleaba tecnologías de producción artesanales y concentraba a una parte importante de la población, que consumía buena parte de los bienes agrícolas que producía. La única conexión importante entre este sector y el moderno (industria) era la provisión de mano de obra a la industria, vía la migración del campo a las ciudades. Dado este contexto, Lewis argumentó que era conveniente orientar hacia una mayor industrialización la reinversión de las utilidades generadas en el sector moderno, pues en esa forma la economía crecería más rápidamente. Por su parte, como lo hemos mencionado, el sector moderno, en el caso de México y América Latina, contaba con un gran proyecto al concluir la Segunda Guerra Mundial: la industrialización vía sustitución de importaciones. 18
Cabe señalar que estrategias como la ISI requieren la intervención gubernamental o, dicho en forma más general, sólo prosperan mediante la existencia de un aparato de coordinación central, encargado de distribuir los incentivos adecuados para orientar los recursos hacia una finalidad determinada, en este caso, la industrialización. La necesidad de este aparato de coordinación es más clara si consideramos que, en el México de los años treinta (antes de la adopción de la ISI como estrategia de desarrollo), contadas empresas estaban en condiciones de iniciar el proceso de sustitución de importaciones, lo que hicieron en forma poco eficiente en un principio, ya que se encontraban en una clara desventaja competitiva frente a las empresas del exterior. Las empresas foráneas no sólo producían a costos más bajos, lo que reflejaba su avance en la curva de aprendizaje sino que, por citar otro punto destacado, disponían de financiamiento adecuado para sus operaciones; en cambio en México se carecía de experiencia en la producción de bienes de consumo y el mercado de crédito exhibía la clásica fragmentación concomitante a su escaso desarrollo. Este punto es muy relevante, ya que es una explicación poco citada al abordar el tema de la ISI. Al respecto, Joseph Stiglitz6 llama “inadecuación institucional” a aquella “falla de mercado” en los mercado financieros, debida al mal funcionamiento de la intermediación financiera o debida a la ausencia de un mercado de capitales. Esta falla de mercado es debida a que los mercados están incompletos,7 lo que da lugar a una asignación ineficiente de recursos y a un desempeño económico distante del óptimo posible. En el caso de México, el mercado de crédito bancario era fragmentario en los años treinta e inicios de los cuarenta. El problema esencial consistía en la carencia de información sobre la solvencia de los solicitantes de crédito. En otras palabras, muchas empresas no tenían historial crediticio, lo que daba lugar a un racionamiento del crédito bancario y, cuando las empresas obtenían recursos, lo hacían a tasas usurarias, que compensaban los altos riesgos crediticios. Para dotar a las empresas de recursos crediticios, fue preciso recurrir a instituciones públicas ya existentes en México, como el Banco de México (fundado en 1925) y Nacional Financiera (creada en 1934). Esta última, en particular, se enfocó en los años cuarenta hacia el respaldo financiero de la actividad empresarial. De ahí una de las facetas de la intervención gubernamental en la economía. 6 Stiglitz, Joseph, “Alternative tactics and strategies for economic development”, en New Directions in Development Economics; University of Notre Dame, USA, 1992. 7 Mercados en los que está ausente el suministro de bienes o servicios que pueden producirse en ellos; por ejemplo, un mercado de seguros donde no existen seguros de gastos médicos para los mayores de 65 años; o un mercado financiero donde no existen instrumentos de inversión para plazos mayores a 3 años.
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Como lo señala Enrique Cárdenas,8 desde los años treinta se inicia el proceso de sustitución de importaciones, apoyado por las depreciaciones del tipo de cambio real. Sin embargo, el periodo que nos interesa aquí es el de la industrialización con un Estado activo como trasfondo (ISI), que se implanta hasta los años cuarenta. Al respecto, dice Cárdenas, en la obra citada: “A dos años de iniciada la Segunda Guerra Mundial la economía mexicana entró en un nuevo periodo de expansión. Dicho crecimiento se realizó con un sistema político cada vez más centralizado, autoritario y presidencialista. La noción de que la prosperidad económica iba de la mano con la industrialización y la urbanización se convirtió en la norma de las administraciones post-cardenistas, y la mayoría de los esfuerzos gubernamentales se enfocó a expandir la infraestructura económica en beneficio de la industria, el comercio y las ciudades...” Continúa Cárdenas: “De 1940 a 1945 las importaciones (mexicanas) en dólares crecieron a un ritmo anual de 22%. De ese incremento, 70-75% era de bienes intermedios y de capital, (lo) que reflejaba un nivel de inversión más alto y, en consecuencia, de crecimiento económico. El PIB creció a una tasa promedio de 5.2% durante la guerra (1939-1945), pero el crecimiento del sector industrial fue mayor (7.6% anual). ¿Cuáles fueron las fuentes de dicho crecimiento? ¿De qué manera fue financiado? ¿Qué participación, si la hubo, (tuvieron) el gobierno y el sector privado? ¿Qué efecto tuvo --el crecimiento industrial-- en la distribución del ingreso?” Dice Cárdenas que, a diferencia de lo que ocurrió con otras economías de América Latina, “...EUA y México, al ser economías colindantes, no enfrentaron restricciones al comercio bilateral durante la guerra... la expansión de la demanda estadounidense por materias primas mexicanas presentó una tendencia ascendente durante la guerra... (De hecho), las exportaciones modificaron su composición de manera drástica. Históricamente, los minerales, que habían constituido más de 70% de las ventas al exterior, cayeron de modo continuo durante la primera mitad de los cuarenta hasta reducir su participación a poco más de 20%... pero el mayor efecto provino del sector manufacturero. De representar alrededor de 7% del total en 1939, las exportaciones manufactureras se incrementaron sin excepción hasta 1945, cuando alcanzaron casi 38%. Ello implicó un incremento de 850% en el volumen de exportaciones manufactureras durante la guerra.”
Cárdenas Enrique; “El Proceso de Industrialización Acelerada en México (1929-1982), en Industrialización y Estado en América Latina; Lecturas del Trimestre Económico, No. 94; FCE, México, 2003. 8
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Uno de los detonantes de la ISI, y del auge concomitante de las exportaciones manufactureras, fue la inversión pública en infraestructura y la inversión privada. Indica Cárdenas que “...la inversión pública real se incrementó a un ritmo anual de 15% durante la guerra... (y) en combinación con el rápido crecimiento de la inversión privada, se creó una base productiva que permitió la expansión de la producción. La inversión total durante la guerra creció a una tasa real promedio de 13%. A medida que aumentaba la relación capital-trabajo, la producción por trabajador (productividad del trabajo) en el sector industrial también se incrementó, particularmente gracias a la creación de la infraestructura. Además, una ley para estimular a la industria por medio de exenciones fiscales fue aprobada en 1941 y reforzada en 1946, la cual incluía incentivos fiscales y otros apoyos públicos.” El final de la guerra, punto aparte para dejar en claro la estrecha dependencia norteamericana de la economía nacional, también mostró una clara consecuencia de la sobrevaluación del peso frente al dólar durante el periodo bélico, dado el esquema de paridad fija que lo mantuvo en $5.40 de 1940 a 1948. En sólo dos años, 1946-1947, el déficit comercial acumulado ascendió a 578 millones de dólares, lo que se reflejó en una persistente pérdida de reservas internacionales del Banco de México. A esto se agregó la llegada a la Presidencia de la República de Miguel Alemán quien, después de implantar diversas medidas de control de importaciones, optó por un corto periodo de flotación cambiaria, que llevó la cotización del peso a $8.25 por dólar en 1949. Pero antes de la flotación aludida, dadas las enormes presiones en la balanza comercial, el gobierno de Miguel Alemán decretó una serie de medidas proteccionistas para detener el incremento de las importaciones. En 1947, finalmente, una larga serie de artículos queda sujeta a cuotas de importación. Tal fue el comienzo, dice Enrique Cárdenas, “...de una tendencia para proteger a la industria nacional, no tanto como una estrategia de desarrollo basada en el proteccionismo, como sería finalmente el caso, sino como una medida de corto plazo para contener la avalancha de importaciones. Sin embargo, para 1948 la situación era insostenible dado que las reservas (internacionales) habían disminuido 67% comparadas con las de 1945. Las autoridades financieras dejaron flotar el peso en julio, y éste inició una inmediata depreciación. Cuando el tipo de cambio quedó fijo, casi un año más tarde (junio de 1949), el peso se había depreciado casi 80%.” Si bien el esfuerzo por proteger a la industria nacional fue modesto en un principio, añade Cárdenas, “...a lo largo de los años cincuenta la política de protección prosiguió, ampliando de modo general sus alcances y, finalmente, aplicando el concepto de que una nueva industria que sustituía importaciones se 21
hacía acreedora de manera automática a una protección total de la competencia externa. Con el tiempo, la idea de proteger a la industria nacional se convirtió en una estrategia habitual de desarrollo económico. El objetivo principal era estimular a los productores internos, aislando al mercado nacional y, al mismo tiempo, sustituir importaciones.” Según cálculos del propio E. Cárdenas, “durante el decenio de los cincuenta, la inversión total real creció a un ritmo promedio anual de 17%, mientras que el PIB lo hacía a una tasa de 6.6%. Así, la inversión, como proporción del PIB, pasó de 14% en 1950 a 17% en 1960”. Por otra parte, recuérdese que instituciones como Nafinsa asumieron la tarea de otorgar financiamiento preferencial a las empresas privadas involucradas en la sustitución de importaciones. Ese financiamiento se orientó, en buena parte, hacia la adquisición de maquinaria y equipo importado, rubro que representó alrededor del 40% del total de la inversión privada durante los cincuenta. Sin duda, durante el periodo 1940-1960 la estrategia de sustitución de importaciones se reflejó en un avance relevante de la industrialización, fincado en un sostenido repunte de la inversión y en un crecimiento significativo del PIB real. Sin embargo, pocos años después, la estrategia empezaría a dar señales de agotamiento, aunque este proceso no se presentó de inmediato. Sería hasta los años setenta, una vez concluida la etapa del “desarrollo estabilizador”, cuando los costos de la estrategia aludida resultarían notables. 2.2 El Desarrollo Estabilizador ¿La Arcadia Económica Mexicana? Sobre el desarrollo estabilizador (DE, en adelante) se han escrito largos y diversos ensayos. La gran mayoría de ellos lo pondera desde una perspectiva cercana al ideal en materia de política económica. Y, ciertamente, el desempeño del país en el periodo 1958-1970 se caracterizó por un elevado crecimiento económico, en condiciones de estabilidad de precios, con un tipo de cambio estable (fijo), bajas tasas de interés nominales --aunque no reales--- y un déficit fiscal bajo control. Sobre el tema que nos ocupa, también seguiremos a E. Cárdenas,9 que es el historiador más prolífico y actual de la economía mexicana. Para Cárdenas, no es correcto circunscribir el DE al periodo 1958-1970, sino ubicarlo en dos sub periodos, los de 1950-1962 y 1963-1971. Al respecto, dice nuestro autor que, en realidad, en los años cincuenta en su conjunto, a raíz de la devaluación de 1948, la Cárdenas; Enrique (1996): La Política Económica en México, 1954-1994; Fondo de Cultura Económica; México.
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economía nacional mostró un crecimiento vigoroso, que concluyó hasta el final de la década de los sesenta. En ese lapso, habría existido un punto de inflexión –a principios de los sesenta- en que se inicia el debilitamiento del modelo de desarrollo, aspecto que se reflejó, al paso del tiempo, en crecientes presiones inflacionarias durante los setenta. Pero, aún durante el periodo 1950-1962, es posible distinguir interesantes contrastes. Si bien la economía creció a una tasa promedio anual de 6.2% en términos reales, las trayectorias de importantes variables agregadas mostraron cambios sutiles. Como la indica el Cuadro 4, durante 1950-1956 el ahorro interno financió buena parte de la inversión total del país, y el sector público mostró un déficit de 0.05% del PIB, lo que indica un alto financiamiento de la inversión pública con recursos gubernamentales. La brevísima historia descrita contrasta con la del periodo 1957-1962. En este caso, se reduce el ahorro interno y, correlativamente, aumenta la participación del ahorro externo en el financiamiento de la inversión total. El déficit del sector público también se eleva.
Cuadro 4 Financiamiento de la Economía, 1950-1962 (porcentaje del PIB)
1950-1956
1957-1962
Inversión total Ahorro externo Ahorro interno
15.16 0.74 14.42
15.46 1.81 13.65
Sector privado Inversión privada Ahorro privado Balance
9.73 9.04 -0.69
9.93 8.88 -1.05
Sector Público Inversión Pública Ahorro público Balance
5.43 5.38 -0.05
5.53 4.77 -0.76
Fuente: Cuadro I.1, p. 27 en Cárdenas, E. (1996): La Política Económica en México, 1950-1994. Fondo de Cultura Económica
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Punto aparte de los cambios anotados, el dinamismo de la economía durante 19501962 se explica por varios factores citados por Cárdenas. Los dos más relevantes fueron la Guerra de Corea, que impulsó la demanda norteamericana de algunos productos básicos mexicanos, como el algodón; y el gasto gubernamental deficitario, que se orientó hacia la inversión pública en infraestructura básica, colocando el énfasis en la industria petrolera, las carreteras y la dotación de clínicas y escuelas. Por otra parte, en el ritmo de la inversión privada, que se mantuvo, en promedios anuales, cercana al 10% del PIB durante el periodo de análisis, sin duda influyó la rentabilidad del capital, pero el factor más relevante fue el atractivo de mercados cautivos, protegidos de la competencia externa, lo que representó rentas atractivas para el empresariado nacional. Por otra parte, conviene anotar que la amplia participación del sector financiero en el crecimiento –en particular, la Banca Comercial y la Banca de Desarrollo- fue un aspecto esencial del DE. Uno de los puntos clave en este proceso fue la baja inflación, que permitió estimular la adquisición de instrumentos de renta fija. Algunos comentarios al respecto son pertinentes. Como lo establecía la Ley General de Instituciones de Crédito de 1941 (vigente hasta 1976), la Banca Comercial manejaba su cartera de crédito en dos niveles: crédito libremente asignado; y crédito dirigido (controles selectivos), tanto por sectores como en materia de tasas de interés activas. Estos controles generaron una asignación ineficiente de los recursos crediticios, ya que la distribución sectorial reflejaba las preferencias gubernamentales y no las necesidades reales de crédito en la economía. Por otra parte, como lo han puesto de manifiesto diversos estudiosos del tema, las tasas subsidiadas a las que se otorgaban estos créditos, hacían más oneroso el crédito libre otorgado al sector privado. Esto se reflejó en un amplio diferencial entre las tasas activas libres y las tasas pasivas que pagaba la Banca. Cabe señalar que éstas últimas eran elevadas en términos reales, como lo muestra el Cuadro 5.
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Cuadro 5 Tasas de Interés Reales (%) y Activos No Monetarios, 1960-1970
1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971
Bonos
Activos
Tasa Real
%PIB
Financieros
No Monetarios 1/
de Crecimiento
4.0
12.2
7.3
14.8
19.3
8.5
7.9
18.4
23.0
9.9
8.3
22.7
22.5
10.9
6.8
27.9
20.3
11.4
5.3
34.5
19.4
12.9
4.6
44.4
23.4
14.9
6.0
56.2
23.0
17.3
7.5
67.1
17.8
18.7
5.5
83.3
19.9
20.9
4.2
101.9
16.5
22.9
3.5
118.8
10.6
24.2
7.6
1/ Saldos en pesos corrientes
Fuente: Isaac Kats, “El Sistema Financiero Mexicano”, Editorial Diana, CIDAC, junio 1990.
En efecto, si tomamos como referencia las tasas pasivas reales pagaderas sobre los bonos financieros, éstas promediaron más del 6% anual durante el periodo 19601970. Sin duda, los atractivos rendimientos reales ofrecidos fueron un factor decisivo para atraer recursos hacia el sistema financiero. Esto se constata en la última columna del cuadro anterior: los activos no monetarios en poder del público pasaron del 7.6% del PIB en 1960 al 22.9 del PIB en 1970. Lo anterior pone de manifiesto los contrastes que encierra el periodo del DE: A pesar de la imposición de controles selectivos del crédito y de la existencia de tasas de interés subsidiadas, se fortaleció el sistema financiero nacional. Es evidente que la estabilidad de precios jugó un importante papel en este proceso. Uno de los aspectos que más llaman la atención del DE, fue el hecho de que se mantuvo el crecimiento y la estabilidad de precios a pesar de la devaluación de 1954. Esto merece un breve comentario. La Guerra de Corea se reflejó en un auge exportador para México pero, a la vez, dio lugar a una persistente sobrevaluación del peso frente al dólar en el contexto de una paridad fija entre ambas monedas. Como el ingreso creció continuamente, parte del mismo se volcó hacia mayores importaciones, lo que terminó por generar un déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos. Terminada la Guerra de Corea, cayó la demanda externa, lo que agudizó las presiones sobre la moneda mexicana y, finalmente, el “Sábado de 25
Gloria” de 1954 ocurrió una devaluación del Peso, que pasó de 8.65 a 12.50 pesos por dólar. Ante la devaluación, la reacción de la economía fue extraordinaria. Como la indica E. Cárdenas,10 en 1954 el PIB creció 10% en términos reales y, para el periodo 1954-1957, lo hizo a una tasa anual promedio de 8.2%, aunque a partir de 1956 la caída de los precios agrícolas en los mercados internacionales se reflejó en una desaceleración del crecimiento y en el retorno a un paulatino desequilibrio en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Para evitar una nueva devaluación, el gobierno solicitó un crédito externo por 650 millones de dólares lo que, aunado a una inversión extranjera (1957) de casi 500 millones de dólares, permitió financiar el déficit aludido sin causar una merma considerable de las reservas internacionales del Banco de México. Cabe señalar que en la década de los sesenta, la economía exhibió el mayor crecimiento económico registrado en su historia reciente. El PIB total tuvo un incremento real del 7.1% anual entre 1963 y 1971, en tanto que para el PIB por habitante fue de 3.6% anual. No obstante, ese crecimiento solo era posible debido a la concurrencia del ahorro externo, que complementó al ahorro interno para financiar la inversión. Al respecto, una de las características de la economía durante el DE y, de hecho, hasta principios de los noventa, fue la incapacidad para generar las divisas necesarias para adquirir en el exterior los bienes intermedios y de capital que requería el aparato productivo para sostener su crecimiento. Durante el periodo 1963-1971 resultó cada vez más claro que diversos factores apuntaban hacia una fragilidad creciente de la economía. Como lo menciona E. Cárdenas, se hizo precaria la competitividad del aparato productivo en un contexto altamente proteccionista; a la vez que no ocurrió una amplia diversificación de las exportaciones, lo que perpetuó nuestra incapacidad para generar las divisas requeridas para nuestro crecimiento: A lo anterior se agregó una creciente recurrencia al gasto gubernamental para mantener las altas tasas de expansión de la economía. Como lo comenta Jonathan Heath,11 durante el DE se gestó una “debilidad estructural” de la economía. En efecto, el proteccionismo desmedido dio lugar a la existencia de empresas ineficientes, lo que generó una estructura de subsidios para mantener a flote a esas empresas. Esos subsidios crecientes, a su vez, gravitaron sobre las finanzas públicas, presionando al alza el déficit fiscal. Además, la nula (o 10 11
E. Cárdenas, op.cit; pp. 47-48 Heath, Jonathan; “¿Desarrollo Estabilizador?”; en Reforma; 9 de Junio 2005. 26
escasa) presencia de empresas del exterior se reflejó en mercados poco competidos, lo que otorgó posiciones de privilegio a empresas nacionales carentes de ventajas competitivas que dominaban la actividad económica interna. A lo anterior --así lo apunta E. Cárdenas--, habría que agregar la “política de mexicanización”, que se tradujo en la proliferación de empresas paraestatales o “mixtas”, localizadas en las ramas de bienes intermedios o de capital. En retrospectiva, el DE fue una época de claroscuros en materia económica, en la que coexistieron el crecimiento con estabilidad, por una parte; y distorsiones severas en el aparato productivo, por la otra. Esas distorsiones harían insostenible la estrategia de crecimiento durante los años setenta.
3. Las Crisis Recurrentes: 1970-1988 3.1 El Desarrollo Compartido y sus Consecuencias Comenta Nora Lustig, una de las más lúcidas analistas de la historia económica reciente de nuestro país que, “En los años setenta, la política económica seguida en México implicó un camino de alto riesgo. La aplicación de medidas sobreexpansivas, financiadas con un creciente endeudamiento externo, tuvo consecuencias desastrosas cuando los precios del petróleo bajaron y las tasas de interés mundiales se elevaron...”12 Hacia principios de los años setenta el crecimiento se desaceleró, por la cada vez mayor dependencia de las importaciones de bienes intermedios y de capital, aunada a la ya crónica generación insuficiente de divisas. El régimen de Echeverría consideró llegado el momento de impulsar el crecimiento por la vía del mercado interno, para lo que era necesario, según el análisis oficial, expandir el gasto público y acrecentar la participación estatal en la economía. A la preocupación por impulsar el crecimiento, se aunaba el deseo de “repartir el ingreso”. La novedad era “crecer distribuyendo”. Sin embargo, a diferencia de otros países en desarrollo, como Corea del Sur y Taiwán, México no contaba con un aparato productivo competitivo que sostuviera altas tasas de crecimiento, ni estaba abierto al exterior en el comercio de manufacturas. El Cuadro 6, con información tomada del ya citado libro de Lustig, Lustig, Nora; México: Hacia la Reconstrucción de una Economía; Colegio de México /Fondo de Cultura Económica; Segunda Edición; México, D.F.,.2002 12
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hace una comparación elocuente de los ritmos de crecimiento de México y los países mencionados, para diferentes etapas históricas. Cuadro 6 Tasas Medias de Crecimiento Económico Anual y Fuentes de los Cambios ocurridos en el Total de la Producción Manufacturera Bruta en México, Corea y Taiwán, periodos seleccionados, 1950-1975 (a) (Porcentajes) Fuentes del Cambio País Y años Corea 1955-1963 1963-1970 1970-1973
Tasa media de crecimiento anual
Expansión de la demanda interna
Expansión de las exportaciones
Sustitución De importaciones
Cambio de los coeficientes de insumoproducto
Total
10.4 18.9 23.8
57.3 70.1 39.0
11.5 30.4 61.6
42.2 -0.6 -2.5
-11 0.1 1.8
100 100 100
Taiwán 1956-1961 1961-1966 1966-1977
11.2 16.6 21.1
34.8 49.2 34.9
27.5 44.5 57.0
25.4 1.7 3.8
12.3 4.6 4.3
100 100 100
México (b) 1950-1960 1960-1970 1960-1975
7.0 8.6 7.2
71.8 86.1 81.5
3.0 4.0 7.7
10.9 11.0 2.6
14.4 -1.0 8.2
100 100 100
Fuente: Kemal Devis, Jaime de Melo y Sherman Robinson, General Equilibrium Models for Development Policy, Publicación de Investigación del Banco Mundial, Cambridge University Press, Cambridge, 1982, cuadro 4.3, p.106 (a) Véase en la fuente la descripción de la metodología. Las tasas medias de crecimiento anual de este cuadro difieren de las que aparecen el cuadro i.4, quizá porque los autores presentan estas cifras como preliminares. Las cifras han sido redondeadas b) Resultados preliminares Fuente: Cuadro 1.1., p. 43 en Lustig, N. (2002): México, Hacia la Reconstrucción de una Economía. Fondo de Cultura Económica
El experimento del “desarrollo compartido” fue, a la postre, un rotundo fracaso. Si bien la economía sufrió una leve desaceleración, se desató la inflación. Este último proceso empeoró, en vez de mejorar, la distribución del ingreso nacional. El deterioro de la situación económica tuvo su causa, por una parte, en la expansión del gasto público sin el correspondiente incremento de la recaudación, lo que generó un déficit fiscal creciente cuyo financiamiento inflacionario truncó la estabilidad de precios. Por otra parte, se gestó un creciente antagonismo entre el 28
Presidente Echeverría y la comunidad empresarial, lo que destruyó la confianza de los inversionistas. Como lo señala Lustig; “La estrategia de crecimiento basada en la expansión del gasto público se derrumbó en 1976. El sector privado, preocupado por el curso de la política económica y hostigado por el expansionismo estatal y por la retórica y las acciones izquierdizantes de Echeverría (como la expropiación de tierras en el Valle del Yaqui), recurrió a la fuga de capitales para proteger su riqueza contra una probable devaluación del peso y también como un arma política en contra del gobierno... En agosto de 1976, por primera vez en 22 años, se permitió la flotación del peso en el mercado de divisas, el peso se devaluó en casi 40%”. Como corolario, el país recurrió al Fondo Monetario Internacional, con el que firmó un “Acuerdo de Facilidad Ampliada”. Cabe agregar que la situación de la economía internacional, caracterizada por una caída de los precios del petróleo y tasas de interés en ascenso, sin duda, agudizó los errores de política económica de Echeverría. Cuadro 7 Principales Indicadores Económicos. 1956-1976 (porcentajes) Concepto
1956-1972
1973-1976
Producto Interno Bruto (tasa de crecimiento) Inflación (a) Déficit Público/PIB (b) Cuenta Corriente/PIB
6.7 3.1 2.5 -2.5
6.1 16.7 8.0 -4.1
(a) Cambio porcentual en el Índice Nacional de Precios al Consumidor, a partir de 1969; para los años anteriores se usó el Índice de Precios al Mayoreo. (b) La información disponible comienza a partir de 1965
Fuente: Cuadro 1.4, p. 45 en Lustig, N. (2002): México: Hacia la Reconstrucción de una Economía. Fondo de Cultura
3.2. La Abundancia y El Derrumbe “Vamos a administrar la abundancia” fue una frase que alcanzó la celebridad durante el sexenio de José López Portillo (1976-1982). En esa época, el choque petrolero que sacudió a la economía internacional derramó grandes --pero efímeros-- beneficios en la economía mexicana. La abundancia del petróleo, además, propició una persistente apreciación del tipo de cambio real que, a la 29
postre, condujo a un severo desajuste del tipo de cambio y, en última instancia, a una crisis de pagos internacionales de la economía nacional. Dice Enrique Krauze: “En 1975, tras el destape, el candidato --sin contrincantes legales-- debió entrar en trance místico. El destino, la historia, el misterio, el cosmos, la Providencia, le convertían en el hombre más poderoso de México. Quizá se sintió un poco más como Quetzatcóatl...”.13 En su II Informe de Gobierno, el Presidente, estudioso de nuestro pasado indígena, al hablar del petróleo aludiría al “espejo negro de Tezcatlipoca”, el dios azteca que daba y quitaba la riqueza. Pero también, amargamente, se quejaría en su VI Informe de Gobierno (1982): “Soy responsable del timón, no de la tormenta”, cuando la crisis económica azotaba a la economía nacional. Con eso pensó, equivocadamente, que eludía su enorme responsabilidad histórica. Con López Portillo el petróleo se convierte en el motor de la economía nacional, proveedor de divisas y piedra angular del crecimiento industrial. Al respecto, Nora Lustig muestra que las reservas probadas de petróleo aumentaron de casi 6,000 millones de barriles en 1975 a 40,000 millones en 1978. Para 1982, las reservas probadas se estimaban en poco más de 70,000 millones de barriles. Durante los cuatro años del auge petrolero la estrategia de crecimiento basada en la expansión del gasto público produjo resultados impresionantes en términos de crecimiento, inversión y empleo. Entre 1978-1981, el PIB real creció a un promedio anual de 8.4%, la inversión total aumentó 16.2% anual y el empleo urbano se expandió al 5.7% anual. En el Cuadro 8 se detalla la evolución de las principales variables económicas para el periodo aludido. Sobre las expectativas que generó la riqueza petrolera, conviene señalar que diversos estudios se orientaron a la realización de previsiones sobre la utilización eficiente de la misma. Con la ventaja enorme que siempre otorga la visión retrospectiva, podemos decir hoy que eran cuentas alegres, porque partían de dos premisas equivocadas: suponían que los políticos jamás perseguían intereses propios y que aplicaban criterios económicos --como el “costo de oportunidad”-en la toma de sus decisiones sobre la utilización de recursos extraordinarios. Nada más alejado de la realidad. Al respecto, las previsiones señalaban que, durante el régimen de López Portillo, la economía nacional debería absorber, cuando menos, el crecimiento de la oferta de mano de obra (840,000 personas por año): y que el excedente generado por las exportaciones petroleras debería transformarse en
13
Krauze, Enrique. El Sexenio de López Portillo. Editorial Clío, Primera Edición. México, D.F., 1999 30
“fuentes de ingreso permanente” (inversiones productivas), para así asegurar la transferencia petrolera hacia las generaciones futuras.14 Cuadro 8 Principales Indicadores Económicos, 1976-1981
Concepto
1976
Producto Interno Bruto (cambio porcentual anual) a/ 4.2 PIB per cápita (cambio porcentual anual) a/ 1.2 Inversión Fija Bruta (cambio porcentual anual) b/ 0.4 Tasa del desempleo urbano abierto (porcentaje) c/ 6.8 Precios del consumidor (cambio porcentual anual), promedio anual (1978 = 100) d/ 15.8 Déficit Fiscal (porcentaje del PIB) e/ 9.9 Deuda externa total (miles de millones de dólares) f/ 27.5 Deuda pública total (miles de millones de dólares) g/ 20.8 Tasa prima nominal de los Estados Unidos (porcentaje) h/ 6.8 Precio promedio del petróleo de exportación (dólares por barril) i/ ... Participación de las exportaciones petroleras en el total de las exportaciones (porcentaje) j/ 15.4 Tipo de cambio real (libre) (1970 = 100) k/ 103.3 Balaza comercial (miles de millones de dólares) l/ -2.6 Balanza en cuenta corriente (miles de millones de dólares) m/ -3.7 Fuga de capitales (miles de millones de dólares) n/ 3.0 ... No aplicable
Promedio 19781981 1976-1981
1977
1978
1979
1980
1981
19761977
3.4
8.2
9.2
8.3
7.9
3.8
8.4
6.9
0.5
5.2
6.1
5.0
5.5
0.8
5.5
3.9
-6.7
15.2
20.2
14.9
14.7
-3.2
16.2
9.4
8.1
6.8
5.7
4.6
4.2
7.5
5.3
6
29.1
17.5
18.2
26.3
27.9
22.4
22.5
22.5
6.7
6.7
7.6
7.5
14.1
8.3
9
8.7
30.9
34.6
40.3
50.7
74.9
29.2
50.1
43.1
22.9
26.3
29.8
33.8
53
21.9
35.7
31.1
6.8
9.1
12.7
15.3
18.9
6.8
14
11.6
...
13.3
19.6
31.3
33.2
...
24.3
...
22.3
30.7
45.1
67.3
72.5
18.9
53.9
42.2
129.4 124.0
120.5
107.8 90.8
116.4
110.8
112.6
-1.1
-1.8
-3.2
-3.4
-3.8
-1.9
-3.0
-2.6
-1.6
-2.7
-4.9
-10.7 -16.1
-2.6
-8.6
-6.6
0.9
0.1
0.2
-0.3
2.0
2.9
2.6
11.6
Véase, por ejemplo: Rizzo, Sócrates y Leopoldo Solís. Opciones de Política Económica, Documento de Investigación # 12; Banco de México. México, D.F., Septiembre 1979. 14
31
a/ Banco de México, Indicadores Económicos, México, agosto de 1987, p. II-H-2. Las cifras usadas para calcular la tasa de crecimiento del PIB están en pesos de 1970. b/ Ibíd., cuadro II-H-9, p. II-H-15. c/ Para 1976 y 1977, Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Programa nacional de empleo, 1980-1982, vol. 1, México, 1982, cuadro 21, p. 65. Para 1978-1981, Jaime Ros, Mexico from the Oil Boom to the Debt Crisis: An Analysis of Policy Responses to External Shocks, 1978-85, en Rosemary Thorp y Laurence Whitehead (comps.) , Latin American Debt and the Adjustment Crisis, University of Pittsburgh Press, 1987, cuadro 1. Las cifras de 1976 y 1977 son el promedio del periodo 1976-1977. d/ Para 1976, Banco de México, Indicadores Económicos, México, marzo de 1988, cuadro III-2, p. III-2. Para 1977-1981, Banco de México, Indicadores Económicos: Resumen, México, febrero de 1992, p.f. e/ Para 1976-1978, Banco Mundial, Mexico:Recent EconomicDevelopments and Prospects, Washington, 1984, cuadro 5.1.1, p. 114. Para 1979-1981, Macro Asesoría Económica, Realidad Económica de México,1999, cuadro 20.1, p. 539. El "déficit fiscal" es el "requerimiento de préstamos del sector público". f/ Para 1976, E. Zedillo Ponce de Leon, "Mexico´s Recent Balance-of-Payments Experience and Prospects for Growth", World Development, vol.14, agosto 1986, p. 963. Para 1977-1981, José Ángel Gurría, "La política de deuda externa de México, 1982-1990", México, enero de 1991, anexo1, p. 26. g/ Para 1976, E. Zedillo Ponce de León, "Mexico´s Recent Balance-of-Payments Experience", cuadro 3, p. 967. Para 1977-1981, José Ángel Gurría, en Ibíd. h/ Robert Devlin, Debt and Crisis in Latin America: The Supply Side of the Story, Princeton University, Princeton, 1989, p 50. i/ Macro Asesoría Económica, Realidad Económica de México, 1991, cuadro 21.1, p 555. La cifra para 1988 se calculó como la razón del valor de las exportaciones petroleras (1774 millones de dólares), tomado de PEMEX, Anuario Estadístico1987, Instituto Mexicano del Petróleo, México, p. 117, al número de barriles (133 247 000) tomado de DIEMEX-WHARTON, Mexican Project, vol.2, July 1982, Wharton Econometrics Forecasting Associates, junio 1982, cuadro 5.01, p.7 del apéndice de Estadísticas Históricas. j/ Banco de México, Indicadores económicos, agosto de 1987, cuadro IV-H-5, p. IV-H-45. k/ Banco de México, Indicadores económicos, febrero 1992, cuadro IV-17, p. IV-22. l/ Banco de México, Indicadores económicos, agosto 1987, cuadro IV-H-45. m/ Ibid.,pp. IV-H-27 a IV-H-32. n/ José Ángel Gurría y Sergio Fadl, "Efectos de la política económica en la fuga de capitales: La experiencia de México, 1970-1989", ensayo inédito, cuadro1. Fuente: Cuadro 1.5, p. 50-51 en Lustig, N. (2002): México: Hacia la Reconstrucción de una Economía. Fondo de Cultura Económica
Esa visión razonada sobre el futuro promisorio de la abundancia contrastaría, cuando cayeron los precios del petróleo en 1981, con los “golpes de timón” del régimen. Hay que resaltar que el petróleo se convirtió en una “garantía” para la contratación de crédito externo, proceso del que se abusó en 1981-82 ante el cambio de condiciones en la economía global. Conviene mencionar que, en 1981, las exportaciones petroleras habían alcanzado el 72.5% de las exportaciones totales de bienes y servicios, de ahí la enorme fragilidad de nuestros ingresos de divisas frente a los vaivenes del mercado petrolero. Al mismo tiempo, las tasas de interés internacionales se elevaron en forma persistente. En este contexto, el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos alcanzó un monto sin precedente: 16,100 millones de dólares, financiado en gran parte con endeudamiento externo (Véase Cuadro 8). El año de 1982 se caracterizó por las grandes devaluaciones del peso y una desaceleración pronunciada de la actividad económica. Basta señalar que la inflación se elevó a 98.8% y que las reservas internacionales del Banco Central se abatieron a 1,800 millones de dólares. Pero, más que relatar la debacle --lo que ha 32
sido objeto de diversos estudios--, resulta oportuno el comentario. La opinión general, con la que coincidimos, es que el régimen de López Portillo, ante la riqueza petrolera, optó por hacer de la expansión del gasto público el instrumento por excelencia para impulsar el desarrollo del país. A esto se agregó la cada vez mayor recurrencia al endeudamiento externo para mantener a flote a la economía, ante el compás de indecisión que se abrió dentro del gabinete presidencial, profundamente dividido en cuanto a qué camino seguir ante la caída en los ingresos de divisas derivados del petróleo. Eran los tiempos en que la gran disyuntiva era abrir la economía al exterior o mantener a toda costa la protección de la planta industrial. En retrospectiva, el triunfo de los proteccionistas fue pírrico. Pero el evento que a la postre marcaría la culminación de la crisis económica, a la vez que la sima más honda del juicio presidencial, fue la “nacionalización de la Banca” que, a la luz de la opinión pública, fue una “estatización bancaria” porque, en efecto, la Banca --y sus dueños-- eran nacionales. La “nacionalización”, anunciada en el Sexto Informe de Gobierno el 1º de septiembre de 1982, fue el cenit del autoritarismo mexicano, de la Presidencia omnipotente que no comete errores y, por lo mismo, no admite interlocutores. Este evento de antología, a su vez, contribuyó a clausurar el crecimiento de la economía nacional. 3.3. La Cancelación del Crecimiento Durante el régimen de Miguel de la Madrid (1982-1988), la economía mexicana enfrentó la clausura de los mercados internacionales de capitales, como resultado de la suspensión en el pago de la deuda externa declarada por el gobierno al cierre del sexenio de López Portillo. Con tino, muchos comentaristas han llamado la “década perdida” al decenio de los ochenta para México en particular y América Latina en general. Esto contrasta con lo ocurrido con Argentina en 2003-2005, que después de una suspensión de pagos externos y de decidir unilateralmente devolver alrededor de 25 centavos por cada dólar invertido en sus bonos soberanos, ha regresado con comparativa rapidez a los mercados internacionales de capitales. La importante transferencia de recursos hacia el exterior, realizada durante el sexenio de Miguel de la Madrid, se reflejó, en esencia, en la persistente disminución de la inversión en México. Otro aspecto relevante de este sexenio fue la instauración, a partir de diciembre de 1987, de los “Pactos de Solidaridad Económica”, que tuvieron como propósito alinear expectativas económicas entre los empresarios, los trabajadores y el gobierno, para acelerar el proceso de estabilización. Adicionalmente, se dio paso a una liberalización comercial acelerada (reducción de aranceles frente a terceros países en el seno del GATT) y se 33
procedió a la liberalización financiera (1988), permitiendo que las tasas de interés fueran fijadas por el mercado; además, se procedió a la eliminación del encaje legal y también de los “cajones selectivos de crédito”, que distorsionaban y encarecían el crédito de la Banca Comercial. El sexenio que nos ocupa no sólo heredó la pesada carga de la deuda externa de finales del sexenio de López Portillo; también enfrentó los grandes daños causados a la Ciudad de México por el terremoto de 1985 y, un año después, por la nueva caída de los precios del petróleo, que comprometió los esfuerzos de estabilización que venía realizando el régimen desde sus inicios (Ver Cuadro 9). De hecho, México inició 1986 con una crisis de balanza de pagos, suspensión de la asistencia financiera derivada del Acuerdo stand-by con el FMI y con el impacto de las pérdidas económicas del terremoto de septiembre de 1985. Para completar el cuadro crítico, entre febrero y marzo de 1986 el precio del barril de petróleo cayó de 25 a 10 dólares por barril, lo que el Banco de México equiparó con una pérdida de ingresos del orden del 6.7% del PIB (8,500 millones de dólares). A pesar de que en el sexenio de La Madrid prácticamente se canceló el crecimiento, conviene reiterar que a partir de la segunda crisis del petróleo se adoptaron diversas medidas de amplia trascendencia, en particular la reforma financiera y la opción de acelerar la apertura externa. Esta apertura, que formó parte del Pacto de Solidaridad Económica, fue su aspecto más controvertido por la rapidez que se le imprimió al proceso, ya que el arancel máximo se redujo de 40 a 20%, se eliminaron los precios oficiales de las importaciones, así como los permisos de importación para casi todos los productos La crisis de la deuda externa de los ochenta no fue exclusiva de México, ya que afectó a América Latina, como lo muestra el Cuadro 10, con la caída del PIB per cápita, el consumo y la inversión en relación con sus niveles de 1980-81. El origen de esta crisis, cabe aclararlo, se gestó años antes, durante el debilitamiento de los precios de los commodities de 1976-78, evento que fue enfrentado con la contratación de crédito externo por los países de América Latina. Estos créditos bancarios, en dólares y a tasas flotantes y carentes de una adecuada supervisión, estuvieron plagados de problemas de selección adversa y riesgo moral. El ascenso de las tasas de interés internacionales se reflejó, a partir de 1981, en moratorias sobre el servicio de la deuda externa. El ajuste económico en México –y en el resto de América Latina-- recayó no sólo sobre las empresas, sino también sobre el mercado de trabajo. El hecho más relevante fue la desorbitada expansión de la economía informal, a la que no sólo se 34
trasladó la fuerza de trabajo convencional, sino en particular las mujeres y los jóvenes que se incorporaban al mercado. Cuadro 9 Metas y Resultados del Primer Programa de Estabilización, 1983-1985 Concepto
1982
1983
1984
1985
Inflación (diciembre a diciembre, precios al consumidor) (porcentaje) Proyecciones originales del FMI a/ Metas revisadas (gobierno) b/ Cifras observadas
... ... 98.8
55.0 ... 80.8
30.0 40.0 59.2
18.0 35.0 63.7
RFSP c/ (porcentaje del PIB) Proyecciones originales del FMI a/ Metas revisadas (gobierno) b/ Cifras observadas
... ... 16.9
8.5 8.5 8.6
5.5 5.5-6.5 8.5
3.5 5.1-5.6 9.6
... -3.6
-2.2 3.6
-1.8 2.4
-1.2 0.7
...
...
0.0-0.5
1.0-2.0
-6.2
5.4
4.2
1.2
... ... -0.6
0.0 ... -4.2
3.0 0.0-1.0 3.6
6.0 3.0-4.0 2.6
Balanza en cuenta corriente Proyecciones originales del FMI (porcentaje del PIB) a/ Cifras observadas (porcentaje del PIB) Metas revisadas (gobierno) (miles de millones de dólares) b/ Cifras observadas (miles de millones de dólares) Crecimiento real del PIB (porcentaje) Proyecciones originales del FMI a/ Metas revisadas (gobierno) b/ Cifras observadas
Fuente: Las metas del FMI y del gobierno son proyecciones originales; véase Nora Lustig y Jaime Ros, México, Estudio 7 de Países del World Institute for Development Economics Research (WIDER) de la Universidad de las Naciones Unidas, Helsinki, marzo de 1987, cuadro 3, p. 67. Las cifras observadas provienen de los cuadros II.1, II.4. ... No aplicable A/ Fines de 1982 B/ Las cifras revisadas provienen de Presidencia de la República, "Criterios generales de la política económica", 1983 C/ Requerimientos financieros del sector público
Fuente: Cuadro II.3, p. 66 en Lustig, N. (2002): México: Hacia la Reconstrucción de una Economía. Fondo de Cultura Económica
35
Cuadro 10 PIB per cápita y el Sector Externo en América Latina (Porcentaje de 1980-81 del PIB)
PIB Consumo Inversión Cuenta corriente no financiera Bienes Exportaciones Importaciones Servicios Exportaciones Importaciones
1980-81
1982
1983
1984
1985
1986-90 (promedio)
100.0 77.0 24.4
95.6 74.0 19.6
91.3 70.3 14.9
92.2 70.4 15.2
92.7 69.9 16.1
94.1 71.6 15.9
12.5 -12.3
12.6 -9.7
13.6 -7.5
14.5 -8.0
14.2 -7.9
15.2 -9.2
2.0 -3.6
2.1 -2.9
2.0 -2.0
2.0 -1.8
2.1 -1.7
2.5 -1.9
Fuente: Devlin y French-Davis, 1995; actualizados para 1994-95 basado en ECLAC, Descripción Preliminar, 1996. Rosemary Thorp, Progres, Poverty and Exclusion, tabla 7.2, p. 220
Fuente: Cuadro 10, p. 220 en Thorp, R. (1998). Progress, Poverty and Exclusion. Fondo de Cultura Económica
En general, la década de los ochenta fue un periodo de ajuste económico permanente, enfocado al cumplimiento a corto plazo de los compromisos financieros, en un contexto de continuas renegociaciones de la deuda externa y de un esfuerzo de estabilización que sólo empezó a rendir frutos hacia finales del decenio aludido. Los viejos esquemas de desarrollo en México se habían agotado y se abría la ruta hacia la plena liberalización comercial y las privatizaciones.
4. Viraje Estratégico y la Renovación de la Política: 1988-2004 4.1 La Orientación al Exterior y las Reformas de Primera Generación La segunda mitad de los años 80 y una vez que era evidente que la excesiva intervención del gobierno en la economía había llevado al país a finanzas públicas endebles, tasas de inflación elevadas y nulo crecimiento, las autoridades reconsideraron su estrategia económica. En esas condiciones, se puso de nuevo sobre la mesa la consideración de que el sector externo jugara un papel de mayor peso en el desarrollo económico del país.
36
Así, con la mira puesta en reducir los costos a las empresas, fomentar la eficiencia y apoyar el proceso de inserción de nuestra economía en los mercados internacionales, en 1985 se puso en marcha un proceso de apertura comercial unilateral, que consistió en a) suprimir los permisos previos de importación sobre casi el 80% de las fracciones arancelarias sujetas a restricciones cuantitativas y (b), iniciar las negociaciones para el ingreso de México al GATT.15 Más adelante y ante la necesidad de reducir la inflación, las autoridades acelerarían el proceso de apertura comercial al bajar, entre diciembre de 1987 y diciembre de 1988, el arancel máximo de 100 a 20%, en tanto que el número de artículos sujetos a restricciones cuantitativas se redujo de 1,200 a 325 (aproximadamente 21.2% de las importaciones totales).16 El proceso de apertura comercial unilateral se complementaría con una estrategia de negociación de acuerdos de libre comercio. En este contexto, México suscribiría con el gobierno de Chile, en septiembre de 1991, su primer Tratado de Libre Comercio. Ese mismo año se iniciarían también los trabajos para negociar un tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, mismos que culminarían con la entrada en vigor del TLCAN el 1º de enero de 1994.17 A la fecha, y como resultado de dicha estrategia, nuestro país tiene hoy suscritos 12 tratados de libre comercio con 43 países de América, Europa y Asia, los que en conjunto representan dos terceras partes de las importaciones mundiales y tres cuartas partes del PIB mundial. En este marco, entre 1990 y 2004 nuestro país ha conseguido incrementar el valor de sus exportaciones totales en casi 400% (de 38.4 mmd en 1990, a 189.2 mmd en 2004), mientras que las exportaciones no petroleras se han multiplicado por un factor de 2.3 en los últimos 10 años. Hacia delante, no obstante, es necesario considerar que la apertura comercial no garantiza, ni con mucho, un crecimiento económico sustentable. En primer lugar, porque nuestra dependencia de EUA (90% del total de nuestro comercio es con ese país) nos hace vulnerables a sus ciclos económicos.18 En segundo lugar, porque es claro que nuestras ventajas arancelarias se están evaporando en virtud de que nuestros principales socios comerciales continúan negociando Las negociaciones iniciaron en noviembre de 1985, y el ingreso oficial se daría en julio de 1986. Pedro Aspe (1993), p. 137. 17 El Senado de México aprobó el Tratado el 22 de noviembre de 1993. Por su parte, el Senado y la Cámara de los Comunes de Canadá lo aprobaron el 27 de mayo y el 23 de junio de 1993; mientras que la Cámara de Representes y el Senado de EUA lo aprobaron el 17 y 20 de noviembre de 1993, respectivamente. 18 A esto debemos agregar que aproximadamente el 90% de las exportaciones manufactureras de México se concentran en tan sólo 12 empresas, la mayoría extranjeras. 15 16
37
tratados de libre comercio con otros países que compiten con nuestros productos (EUA, por ejemplo, ha negociado tratados de libre comercio con Chile, Centroamérica, Tailandia, etc.). Finalmente, porque en los mercados mundiales de bienes enfrentamos una competencia cada vez más fuerte y dinámica proveniente de países como China, Corea del Sur, Taiwán, Malasia, Singapur, Brasil, Hong Kong, etc., al tiempo que hemos sido incapaces de continuar promoviendo los cambios estructurales necesarios para elevar nuestra productividad y competitividad. 4.2. La Primera Crisis del Siglo XXI y sus Secuelas El cambio estructural iniciado en México a mediados de los años 80, con la apertura comercial unilateral, fue reforzado durante la administración del Presidente Salinas con políticas encaminadas a fortalecer la posición financiera del sector público y liberalizar la economía. Así, entre 1988 y 1994, los esfuerzos del gobierno federal por equilibrar su presupuesto (reduciendo gastos, vendiendo empresas públicas, elevando la recaudación, etc.) resultaron en una reducción del déficit público de casi 10 puntos porcentuales del PIB y, por ende, en una reducción en su demanda de recursos prestables. (Gráfica 1). Gràfica 1: Déficit Económico del Sector Público (% PIB)
12
8
4
0
-4
-8 1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
Fuentes: INEGI y SHCP
De manera paralela a este esfuerzo, se promovieron y adoptaron diversos cambios legales y operativos en el sistema financiero nacional. En particular, entre 1988 y 1989 las tasas de interés fueron liberadas, en tanto que los cajones selectivos de crédito (mecanismo utilizado por el gobierno para asignar recursos entre sectores específicos) y los requerimientos legales de reservas (instrumento por el cual el gobierno extraía recursos de los bancos comerciales a fin de financiar su déficit) fueron eliminados. 38
También, en 1989, las autoridades alcanzaron un acuerdo con los acreedores externos para renegociar la deuda externa del país, lo que resultó en nuestra reinserción a los mercados financieros internacionales. Posteriormente, entre 1991 y 1992, las autoridades reprivatizaron 18 instituciones bancarias, permitieron la creación de nuevos bancos y autorizaron a bancos extranjeros abrir sucursales en territorio nacional. Estos eventos, en combinación con menores restricciones a los movimientos internacionales de capital, y dado el significativo diferencial entre las tasas de interés locales y externas, se tradujeron en un incremento simultáneo de la profundización financiera y de las entradas de capital (Gráficas 2 y 3). Gráfica 2: Profundización Financiera* (% PIB)
35 30 25 20 15 10
94
93
92
91
90
89
88
* Profundización Financiera: M2 como % del PIB. Fuentes: Banco de México e INEGI.
Gráfica 3: Transferencia neta de recursos al país (% PIB) 8
4
0
-4
-8
-12
82
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
Fuentes: Banco de México e INEGI
39
Ello significó, a su vez, una mayor disponibilidad de recursos financieros para expandir el crédito interno. El crédito bancario se elevaría de alrededor de 14% del PIB en 1988, a más de 45% en 1994, recursos que en su mayoría habrían de ser canalizados al sector privado (Gráficas 4 y 5). Gráfica 4: Crédito de la Banca Comercial (%PIB) 50
40
30
20
10
0 88
89
90
91
92
93
94
Fuentes: Banco de México e INEGI.
Gráfica 5: Orientación del Crédito Bancario (% Total)
Sector Privado
Sector Público
Otros
Fuente: Banco de México
La disponibilidad de recursos prestables fue acompañada también por un aumento sustancial en la demanda de dichos fondos, que a su vez estaba siendo alimentado por una sustancial mejora en las expectativas de empresarios, campesinos y trabajadores respecto al futuro de la economía mexicana (Cuadro 11). Los resultados macroeconómicos en el periodo 1988-1992 (menor inflación, entradas de capital, apreciación de la moneda, menores tasas de interés y mayor crecimiento económico), contribuirían a mantener dicho optimismo. 40
Cuadro 11 La Opinión Pública y el Pacto (porcentaje de respuestas)
Primera Fase
Segunda Fase
Tercera Fase
Dic 1987- Feb 1988
Marzo 1988
Abr 1988-May 1988
Sector Privado: Incertidumbre Reproches al gobierno1 Optimismo
47.2 11.1 41.7
28.6 7.14 64.3
5.9 0.0 94.1
Campesinos y Trabajadores: Incertidumbre Reproches al gobierno Optimismo
71.9 18.8 9.4
22.2 11.1 66.7
17.4 21.7 60.9
Elaborado a partir de una muestra aleatoria de 131 artículos publicados en los diarios nacionales, de diciembre de 1987 a mayo de 1988. 1 Opiniones sobre si el Pacto sería apoyado adecuadamente por una política fiscal consistente. Fuente: Aspe (1993), Cuadro I.17, p. 55.
En este entorno, las familias demandaron más recursos para la adquisición de vivienda y de bienes de consumo (duraderos y no duraderos); en tanto que las empresas demandaron recursos para renovar sus instalaciones y equipos, así como para financiar nuevos proyectos de inversión. La gráfica 6 muestra que entre 1988 y 1992 las familias y empresas pasaron de acreedores a deudores netos del sistema bancario. En este periodo, el cambio en la posición acreedora de familias y empresas fue superior a los 16 puntos del PIB. Gráfica 6: Posición acreedora (+) o deudora (-) de familias y empresas (% PIB)
Acreedor (+)
Deudor (-)
Empresas
Familias
Fuente: Banco de México
41
Con la liberalización financiera y la reprivatización del sector bancario se esperaba una mayor eficiencia en la captación y asignación de los recursos prestables. No obstante, en lugar de mayor fortaleza financiera y crecimiento, la expansión crediticia del periodo 1988-1994 se acompañó de una creciente vulnerabilidad de la banca, misma que se reflejó en un incremento en su cartera vencida (Gráfica 7). Los factores que contribuyeron a este debilitamiento de la banca mexicana a lo largo de la expansión crediticia de 1988-1994 son diversos, destacándose la falta de personal capacitado para administrar la banca después de la liberalización financiera, deficiencias en la supervisión y regulación del sector, la ausencia de burós de crédito y el daño moral derivado de un seguro implícito total para los depósitos. Gráfica 7: Índice de Morosidad (Cartera vencida como % de la cartera total) 8
6
4
2
0 1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
Fuente: CNBV
El deterioro del balance de los bancos, a su vez, se exacerbó con la aparición de eventos económicos y políticos adversos durante 1994 y se hizo evidente cuando estalló la crisis cambiaria de diciembre de ese año. En 1994, no obstante que hubo un crecimiento aceptable del PIB (4.5%), la aparición de grupos armados en Chiapas, el asesinato del candidato a la Presidencia del Partido Revolucionario Institucional, un elevado déficit en cuenta corriente (7% del PIB), así como un repunte en las tasas de interés internacionales, elevaron la incertidumbre y redujeron el atractivo de invertir en la economía mexicana. Esta combinación de eventos se reflejó en una reducción en el flujo de capitales de corto plazo hacia México, el cual pasó de 8.6 mmd en el primer trimestre, a tan solo 1.4 mmd en el segundo trimestre (Gráfica 8). 42
10000
Gráfica 8: Inversión Extranjera en Cartera (Millones de dólares)
5000
0
-5000
-10000
93:1 93:2 93:3 93:4 94:1 94:2 94:3 94:4 95:1 95:2 95:3 95:4
Fuente: Banco de México
Las reservas internacionales, esenciales para la continuación del régimen cambiario de bandas vigente, registraron también una reducción notable durante los primeros seis meses de 1994, pasando de 26.3 mmd en enero, a 16.1 mmd en junio (Gráfica 9). Gráfica 9: Reservas Internacionales (mdd) 30000
20000
10000
0 93:01 93:04 93:07 93:10 94:01 94:04 94:07 94:10 95:01
Fuente: Banco de México
Al tiempo que las entradas de capital y las reservas internacionales caían, las tasas de interés experimentaron un repunte significativo, al pasar de 9.7% en marzo, a 15.8% en abril. (Gráfica 10).
43
20
Gráfica 10: Tasa de Rendimiento en Cetes (%)
15
10
5
0 93:01
93:04
93:07
93:10
94:01
94:04
94:07
94:10
Fuente: Banco de México
La caída en las entradas de capital, la presión sobre las reservas internacionales y el incremento en los intereses, representaron una seria preocupación para el gobierno. Primero, porque la caída en las reservas ponía en riesgo la viabilidad del régimen cambiario y, segundo, porque el incremento en las tasas de interés aumentaba la vulnerabilidad de un sistema bancario que registraba ya un nivel elevado de cartera vencida. Las autoridades consideraron, o al menos así lo aparentaron, que esta situación sería transitoria y que modificar el régimen cambiario en ese momento habría causado una crisis sistémica en la banca. En consecuencia, decidieron colocar, a partir de mayo de 1994, una fuerte cantidad de bonos denominados en dólares (Tesobonos), estrategia a la que los inversionistas, mexicanos y extranjeros, respondieron vendiendo sus posiciones en Cetes. La emisión de Tesobonos detuvo temporalmente la salida de capitales y la tendencia ascendente en las tasas de interés (Gráficas 9 y 10). Sin embargo, en el segundo semestre de 1994, eventos políticos, así como errores económicos, afectaron negativamente la confianza de los inversionistas y, con ello, la capacidad del gobierno para hacer frente a sus compromisos de corto plazo en Tesobonos. Esto aumentó la especulación contra el peso y contrajo sustancialmente las reservas internacionales del Banco de México (que cayeron esta vez de 16.1 mmd en septiembre, a 8.3 mmd en diciembre). En estas condiciones, el peso debió devaluarse el 20 de diciembre de 1994. En ese contexto, la incertidumbre respecto a la capacidad del gobierno para cumplir con la amortización de Tesobonos y los problemas de algunos bancos para fondear y recuperar sus créditos en dólares, complicaron la renovación de muchas líneas de crédito y la colocación de certificados de depósito denominados en moneda extranjera (Cuadro 12). Esto se tradujo en un severo 44
problema de liquidez en dólares que obligó al gobierno, a través del Banco de México, a otorgar préstamos de emergencia a las instituciones que tenían amortizaciones pendientes en dicha moneda Cuadro 12 Obligaciones sujetas a renovación al 31 de diciembre de 1994 (millones de dólares)
Ene-95
Feb-95
Mar-95
Abr-Dic-95
Más de 1 año
Total
Certificados de Depósito
1,307
1,132
1,388
1,511
287
5,625
Líneas de Crédito
2,524
2,732
1,249
3,808
1,809
12,121
Papel Comercial
185
83
0
50
468
787
Eurobonos
30
12
36
380
1,778
2,236
4,046
3,959
2,673
5,749
4,342
20,769
Total
Fuente: Merrill-Lynch (1998).
Durante los primeros meses de 1995, la depreciación del peso, la contracción económica, la mayor inflación y el repunte en las tasas de interés reales y nominales, provocaron un incremento en la cartera vencida de los bancos (de acuerdo con la contabilidad de esa época, el índice de morosidad pasó de 7.3% en diciembre de 1994 a 9.5% en marzo de 1995). Los incrementos del valor en pesos de los pasivos denominados en dólares de los bancos (producto de la devaluación); el aumento en la cartera vencida y las pérdidas en su cartera de activos, obligaban a las instituciones bancarias a incrementar, de manera simultánea, el capital y las provisiones preventivas; para lo cual se requerían recursos adicionales. Sin embargo, en plena crisis, no había quienes estuvieran dispuestos a arriesgar sus recursos en un sector que estaba prácticamente al borde del colapso. En consecuencia, muchos bancos no pudieron cumplir con los requerimientos de capitalización. 19 Con un nivel creciente de cartera vencida y el bajo nivel de capitalización de los bancos en los primeros meses de 1995, el sistema bancario mexicano enfrentó un serio problema de solvencia. En esas condiciones y dada la magnitud de la crisis financiera que se evidenció con el abandono del régimen cambiario de bandas el 22 de diciembre de 1994, en enero de 1995 las autoridades se vieron forzadas a instrumentar un programa de rescate bancario orientado a atacar los
En diciembre de 1994 sólo Mercantil Probursa mostraba un nivel de capitalización inferior al 8% requerido; pero en febrero de 1995, observadores del sector concluían que más de la mitad de las instituciones bancarias fueron incapaces de cumplir con dicho requerimiento. Ver Merry Lynch, 1998, p. 28.
19
45
problemas de falta de liquidez, deterioro en la calidad de los activos, y baja capitalización de los bancos.20 4.3 La Transición sin Reformas Clave Gracias al --ahora polémico-- programa de rescate bancario, los ahorradores no perdieron sus recursos y ninguna obligación de las instituciones dejó de cumplirse, con lo cual se evitó una corrida bancaria, el colapso de nuestro sistema de pagos y una crisis económica de mayor duración e impacto que la finalmente observada. En efecto, la rapidez con la que se actuó para enfrentar la crisis bancaria, así como un aparato productivo mejor preparado para aprovechar los mercados internacionales --gracias a la estrategia de apertura iniciada en los años 80--, dieron a la economía mexicana la flexibilidad suficiente para revertir la contracción de 1995. Así, después de la fuerte caída del PIB en ese año (6.2%), el crecimiento del PIB se recuperó de manera significativa en los siguientes 5 años (Gráfica 11). Gráfica 11: PIB México 1995-2004 Crecimiento Anual (%)
8
6.8 5.2
6
6.6 5.0
4.4
3.8
4 2
0.0
0.8
1.4
0 1995 1996 1997
1998 1999 2000 2001
2002 2003 2004
-2 -4 -6 -6.2 -8
Fuente: INEGI.
En 1998, el actual Secretario de Hacienda de México escribía que “[e]l pecado original que llevó a la crisis mexicana de 1994-1995 se encuentra en la expropiación de los bancos comerciales que los debilitó y los entregó para que se convirtieran en un conducto frágil para la privatización y la expansión del crédito. Adicionalmente, (1) un régimen cambiario semi-fijo; (2) un considerable déficit en cuenta corriente producto de una formidable expansión del crédito, (3) un aumento sustancial en las tasas de interés en EUA y (4) un disparador, que fueron las tensiones políticas acumuladas durante 1994, un hecho rara vez incorporado por la mayoría de los analistas.” Vea Gil Díaz, F. (1998), 311-12. 20
46
En esta recuperación las exportaciones no petroleras se expandieron a una tasa promedio anual de 19% en el periodo 1995-2000, ligeramente arriba del crecimiento total de las exportaciones, que lo hicieron a una tasa de 18.4% (Cuadro 13). Cuadro 13: Exportaciones de México 1992-2004 Crecimiento Anual (%) Totales Petroleras 8.2 1.7 12.3 -7.4 17.3 -0.8 30.6 13.8 20.7 36.4 15.0 -3.1 6.4 -36.3 16.0 36.5 21.8 61.8 -4.4 -18.2 1.4 12.4 2.3 25.4 14.1 27.2 12.6 -2.2 18.4 18.2 3.4 11.7
1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 1992-1994 1995-2000 2001-2004
No Petroleras 9.8 16.6 20.5 33.1 18.8 17.6 11.4 14.7 18.7 -2.9 0.4 0.0 12.4 15.6 19.0 2.5
Fuente: INEGI
No obstante, debemos destacar que, si bien el acceso preferencial al mercado estadounidense resultó de gran ayuda para salir de la crisis, también es cierto que este vínculo comercial ha redundado en una creciente dependencia de nuestra actividad económica al ciclo económico de nuestro vecino del Norte y, en particular, al crecimiento de su producción industrial (Gráfica 12). Gráfica 12: PIB México y Producción Industrial EUA: 1997-2005 (Crecimiento Anual %, Información Trimestral) 12
4.3 7.0
2.7 5.2 4.9
3.4 2.0
4.3 5.4
4.0 3.9
5.2
4.4
4.7
5.2
3.9 4.1 2.0
5.9 4.7
1.9 1.6 1.9 0.2
0.1 -2.4
2.1
3.1
3.0
0.4
I 2003
-4.9
III 2002
-3.4
I 2002
III 2001
I 2001
III 2000
I 2000
III 1999
III 1998
I 1998
III 1997
I 1997
I 1999
Prod Ind EUA
-4.4
4.0
-1.1 -1.0
-1.6 -2.8
-6
2.4 4.7 4.8 4.6
0.6
0.8 1.3 0.9
0.0
4.6 4.9
2.0
-1.3 -1.3
2.7
0
2.5
III 2005
7.9
7.4 7.3 7.0 5.3
I 2005
8.4
7.1 6.9 7.0
7.5
III 2004
6.7
I 2004
6
7.5
4.6
III 2003
8.4
PIB México
Fuente: INEGI y Federal Reserve Bank of Saint Louis,
47
En estas condiciones, por tanto, no sorprende que ante la recesión económica registrada en EUA en el periodo 2001-2002, el crecimiento del PIB en México también haya resultado muy pobre. En retrospectiva, la evidencia indica que la crisis cambiaria-financiera de 19941995 distrajo todo tipo de recursos, al tiempo que destruyó buena parte del capital político del gobierno federal, necesarios para continuar promoviendo los cambios estructurales indispensables para elevar la productividad y el crecimiento del país. Y si bien en los últimos 10 años hemos atestiguado avances importantes en el área macroeconómica21 y del marco legal,22 también es cierto que continúan pendientes reformas estructurales clave como la energética, la laboral, la hacendaria, de telecomunicaciones, etc.; así como la necesidad de continuar con el proceso de mejora regulatoria23 y el fortalecimiento de la gobernabilidad y el estado de derecho.
¿Cuáles son las grandes enseñanzas de la historia económica de México en el siglo XX? • La fundamental es que durante buena parte de la centuria brillaron por su ausencia las instituciones que fortalecen el mercado. • Una economía cerrada, con monopolios gubernamentales sobre la riqueza (industria petrolera), es un caldo de cultivo para el autoritarismo y la discrecionalidad en materia de política económica. • La riqueza petrolera ha cerrado las puertas a las reformas y distorsionado la sana conducción de la política económica.
21 Por ejemplo, la reducción en la tasa de inflación a niveles de un solo dígito, tasas de interés reales y nominales más bajas, menor riesgo país, equilibrio en cuentas externas, déficit público cercano a cero; reservas internacionales en niveles récord, etc. 22 Entre ellos, la reforma al sistema de pensiones (1997-2004), la introducción de la Ley de Protección al Ahorro Bancario (1999), la Ley de Concursos Mercantiles (2000), la Ley del Mercado de Valores (2001), así como diversas iniciativas encaminadas a fortalecer el sistema financiero (2001-2004). 23 De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad, “actualmente los costos de transacción en términos de días y número de trámites (oportunidades para la corrupción) son muy superiores a los observados en economías desarrolladas y son sólo comparables o bien a economías centralmente planificadas como China, u otras como Alemania, donde a pesar de la orientación de mercado de la economía, la carga regulatoria responde a estrictas regulaciones que atienden a estándares superiores de planeación urbana, ecología, infraestructura, apoyos y subsidios...Los beneficios potenciales de la corrección de una carga regulatoria excesiva son más que sustanciales y se miden en puntos del PIB.” López Silanes (2001) concluye, por ejemplo, que el costo de la regulación en México, tanto por costos de transacción como por inversión no realizada, asciende a 15% del PIB.
48
• El abatimiento del déficit fiscal, el combate a la inflación y la reforma financiera (tasas de interés determinadas por el mercado y Banco Central autónomo), son pilares de la estabilidad macroeconómica. • Las crisis recurrentes de la economía nacional han estado asociadas a un bajo nivel de ahorro interno. • Durante buena parte del siglo XX, hasta antes del inicio de la vigencia del TLCAN, fue patente la incapacidad de la economía para generar las divisas necesarias para sostener el crecimiento económico. Las devaluaciones de la primera mitad del siglo XX estuvieron especialmente ligadas a esta “falla estructural”. • Históricamente (1921-1996), México mostró, en promedio, un crecimiento real anual de 5%, sin embargo, en la última etapa, a partir de los ochenta, el crecimiento anual apenas supera el 1.5%. • A raíz de la crisis de 1982, la destrucción de activos, la quiebra de empresas, la carga del pago de la deuda externa y la caída de la formación bruta de capital fijo, fueron determinantes en la pérdida de la capacidad de crecimiento económico. Esa desventaja no la hemos podido recuperar. • Por otra parte, a raíz del TLCAN hubo un cambio en la dinámica de crecimiento de la economía nacional: los avances en la competitividad de nuestras empresas exportadoras son cruciales para sostener el crecimiento económico. Pero estamos perdiendo la competencia con empresas de otros países en el mercado norteamericano. Corregir esta nueva “falla estructural” será crucial para mejorar nuestra capacidad de crecimiento económico en el futuro.
49
Capítulo II
Consolidación Institucional de los Cambios Estructurales del Proceso de Estabilización
Lic. Ernesto Cervera Gómez GEA Grupo de Economistas y Asociados, S.C. Socio Director
50
1. Antecedentes de la estabilidad en México Durante más de veinte años México transitó por un escenario macroeconómico de inestabilidad, grandes desequilibrios y graves contracciones de la actividad económica. Las cuatro grandes crisis macrofinancieras (1976, 1982, 1987 y 1995) que México enfrentó en el pasado reciente no sólo significaron una pérdida de bienestar general de la población, sino también marcaron negativamente a los agentes económicos del país en términos de sus decisiones de ahorro y de inversión por varias décadas. Para entender el significado de dichas crisis es preciso descifrar y esclarecer las principales causas comunes que propiciaron estos periodos de inestabilidad. En el marco tautológico del sistema de cuentas nacionales se pueden establecer tres brechas (o desequilibrios) en todos los periodos de inestabilidad en México: el balance fiscal, el balance con el exterior y el balance entre el ahorro y la inversión privada.24 Diversos estudios han documentado el origen de las crisis de 1976, 1981 y 1987 en el exacerbado déficit del sector público, mientras que la de 1995 encontró su origen en el sobreendeudamiento del sector privado. En ambos casos, los resultados son de todos conocidos: un déficit de cuenta corriente superior a lo que el país puede mantener en el corto plazo, una inflación desbordada y fuera de control y reiteradas devaluaciones del tipo de cambio. A lo anterior se sumó un Banco de México que se alineaba a las directrices del Gobierno Federal, lo que implicaba, de facto, una política monetaria excesivamente flexible y no autónoma. Es evidente que México ha avanzado notablemente para generar un marco institucional acorde con un comportamiento estable y sostenido de las principales variables macrofinancieras. Los resultados en términos de la corrección de los desequilibrios registrados en el pasado es evidencia contundente al respecto. Sin embargo, el progreso de las reformas estructurales para alcanzar la estabilidad macroeconómica no se ha consolidado y aún no se han superado los problemas que enfrentan las empresas mexicanas para mejorar su productividad y su competitividad en un entorno internacional cada vez más globalizado. Lo anterior ha implicado rezagos importantes en materia de crecimiento y generación de 24 A partir de la definición de ingreso nacional dada por: Y=C+I+G+X-M, se puede obtener una expresión de estos tres balances de la siguiente forma: (S-I)+(T-G)=(X-M), donde (S-I) representa el balance ahorro inversión del sector privado, (T-G) el balance fiscal o déficit público y (X-M) el déficit de cuenta corriente con el exterior.
51
empleo formal, con el consecuente deterioro del bienestar de porciones importantes de la población del país. El reto inmediato es muy claro: reformar el marco institucional de toma de decisiones que permita alcanzar al país las reformas necesarias para detonar, precisamente, el crecimiento sostenible y la creación de empleos. Lo anterior sólo será posible en la medida que se preserve lo que tanto trabajo ha costado: la estabilidad macroeconómica. Entender lo que se ha alcanzado es una tarea fundamental para valuar su importancia en términos del bienestar de la población, en especial de la de menor ingreso relativo. La estabilidad macroeconómica sí ha representado beneficios importantes para las empresas y las familias de México, no sólo en términos del abatimiento de la pobreza, sino también en función de la recomposición de la clase media del país, que prácticamente desapareció durante 1976-1995, y su efecto sobre la reactivación del mercado interno. 1.1 La corrección de los desequilibrios fundamentales 1.1.1 El déficit público Diversos estudios han documentado los impactos negativos de un déficit fiscal elevado sobre la demanda agregada, sobre la inflación y, por ende, sobre la inestabilidad macroeconómica. Entre 1971 y 1989 el déficit económico del sector público (diferencia entre los ingresos totales y los egresos totales de la Administración Pública) se ubicó por arriba del 2.5% del PIB (cifra recomendada por la OCDE como límite para no ocasionar inestabilidad macroeconómica entre sus países miembros), con un promedio de 9.1%. Sin embargo, a partir de 1990 se inició un periodo de ajuste de las finanzas públicas que ha perdurado por quince años en el que el déficit público no ha rebasado 2% del PIB (gráfica 1).
52
Gráfica 1 DÉFICIT ECONÓMICO DEL SECTOR PÚBLICO (Porcentajes del PIB) 2.5 0.0 -2.5 -5.0 -7.5 -10.0 -12.5 -15.0 -17.5
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
1979
1978
1977
1976
1975
1974
1973
1972
1971
-20.0
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la SHCP e INEGI
Desafortunadamente, la corrección del desequilibrio de las finanzas del sector público se logró por medio de la contracción de su gasto neto total (de 33.3% del PIB en promedio en 1976-1990 a sólo 23.6% del PIB en 1991-2004) y no por medio de un incremento de los ingresos públicos. Si bien se realizó el ajuste requerido, el costo del mismo, en términos del gasto necesario para el desarrollo productivo del país, fue enorme. De hecho, México es actualmente uno de los países con la menor proporción de gasto sobre el PIB entre los países miembros de la OCDE y, mientras nos sigamos negando la oportunidad de tener un sector público con los ingresos suficientes para realizar el gasto que requiere el país (combate a la pobreza, educación, salud, infraestructura, etc.), tendremos que seguir tolerando un nivel de gasto inferior al necesario para incrementar la productividad y competitividad de nuestras empresas. Se puede tener equilibrio presupuestal del sector público con un nivel de gasto de 30% del PIB, pero se requiere la reforma integral de finanzas públicas para genera ese mismo nivel de ingresos (gráfica 2).
53
Gráfica 2 GASTO NETO DEL SECTOR PÚBLICO (Porcentajes del PIB) 45.0 40.0
Dimensión del ajuste del gasto público
35.0 30.0 25.0 20.0 15.0 10.0 5.0
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
1979
1978
1977
1976
1975
1974
1973
1972
1971
0.0
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la SHCP e INEGI
Ante un escenario de contracción del gasto público, el camino más fácil para el ajuste siempre será (desafortunadamente) la reducción de los gastos de inversión pública. En ese sentido, los gastos de capital del sector público decrecieron de niveles de 7.0% del PIB en 1976-1988 a sólo 3.3% del PIB en los últimos quince años. De manera evidente, el beneficio del ajuste fiscal también se tradujo en un detrimento del factor más importante para el crecimiento: la inversión. Como era de esperarse, las dos empresas de mayor importancia relativa (Pemex y CFE) registraron las mayores disminuciones en su inversión al pasar de montos que representaban 5% del PIB en 1972-1986 a su nivel actual, inferior a 1% del PIB. El deterioro de la infraestructura básica energética del país no es una sorpresa frente a una reducción en la inversión (que conlleva mantenimiento y depreciación) de esta naturaleza (gráfica 3).
54
Gráfica 3 GASTO DE CAPITAL DEL SECTOR PÚBLICO (Porcentajes del PIB) 12.5
10.0
7.5
5.0
2.5
Total
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
1979
1978
1977
1976
1975
1974
1973
1972
1971
0.0
Organismos y empresas
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la SHCP e INEGI
Las paradojas que se desprenden de este comportamiento son muy claras. Por una parte, siendo un país abundante en recursos naturales (petróleo y gas) para proveer un servicio de energía de primer mundo en términos de calidad y costo, las empresas mexicanas se tienen que resignar a uno de costo elevado y pobre infraestructura. Por otra parte, Pemex constituye el elemento más importante en términos de su aportación a los ingresos del sector público, con más de 33% de los ingresos totales y, al mismo tiempo, es el que menos recursos dispone para su crecimiento por la carencia de ingresos (tributarios) para atender las necesidades del país en gasto corriente. En todo caso, a pesar de los costos asociados a la reducción del gasto, el ajuste del desequilibrio fiscal ha sido uno los factores más importantes para alcanzar la estabilidad macroeconómica requerida para el desarrollo sustentable del país. Una ganancia adicional estriba en la consolidación de la idea de que un déficit público elevado es nocivo para el crecimiento del país. Después de los estragos causados por la exacerbación del déficit público en los periodos de inestabilidad, resulta casi imposible encontrar argumentos de desarrollo económico que impliquen un déficit público superior a 2% del PIB, independientemente de la inclinación política de los tomadores de decisiones en el país (ejecutivo y legislativo). 55
1.1.2 El déficit de la cuenta corriente El segundo desequilibrio, presente de manera consistente en los periodos de crisis macrofinanciera, es el déficit con el exterior. En efecto, en los periodos críticos de inestabilidad (1976, 1982 y 1994), el déficit de cuenta corriente alcanzó niveles insostenibles para mantener el tipo de cambio fijo. En todos y cada uno de esos episodios la incompatibilidad de incentivos fue evidente: mientras más elevado era el desequilibrio con el exterior, mayor era la probabilidad de un ajuste cambiario y, por tanto, mayor la demanda de dólares por parte de empresas y familias. Apostar contra el peso era una apuesta segura (gráfica 4). Gráfica 4 BALANCE DE CUENTA CORRIENTE (Porcentajes del PIB) 4.0
2.0
0.0
-2.0
-4.0
-6.0
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
1979
1978
1977
1976
1975
1974
1973
1972
1971
-8.0
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de Banxico e INEGI
En torno a la corrección del desbalance externo, observado a partir del inicio del periodo de estabilidad macroeconómica, gravitan fundamentalmente dos factores. El primero es el cambio de un esquema de tipo de cambio fijo o deslizante hacia uno flexible. Este cambio significó eliminar, de tajo, el incentivo a generar ganancias cambiarias extraordinarias en periodos de inestabilidad financiera. Apostar ahora contra el tipo de cambio es una ruleta rusa. La estabilidad cambiaria observada en 1998 con la crisis internacional de Rusia y de Brasil y en 2000 con el proceso político de cambio de administración, son sólo una muestra de dicho comportamiento. 56
De manera automática, el tipo de cambio real (definido como el tipo de cambio nominal peso por dólar, multiplicado por el INPC de EUA y dividido por el INPC de México) paulatinamente regresó al nivel que observó justo antes de la última crisis macrofinanciera (noviembre de 1994) y, desde entonces, el tipo de cambio nominal ha fluctuado en ese rango de acuerdo con el diferencial de inflaciones entre los países (gráfica 5). Gráfica 5 TIPO DE CAMBIO NOMINAL (Tasas de crecimiento anual) 300.00 250.00
Periodo de inestabilidad macroeconómica Periodo de estabilidad macroeconómica con tipo de cambio fijo o deslizante con tipo de cambio flexible
200.00 150.00 100.00 50.00 0.00
1977.01 1977.07 1978.01 1978.07 1979.01 1979.07 1980.01 1980.07 1981.01 1981.07 1982.01 1982.07 1983.01 1983.07 1984.01 1984.07 1985.01 1985.07 1986.01 1986.07 1987.01 1987.07 1988.01 1988.07 1989.01 1989.07 1990.01 1990.07 1991.01 1991.07 1992.01 1992.07 1993.01 1993.07 1994.01 1994.07 1995.01 1995.07 1996.01 1996.07 1997.01 1997.07 1998.01 1998.07 1999.01 1999.07 2000.01 2000.07 2001.01 2001.07 2002.01 2002.07 2003.01 2003.07 2004.01 2004.07 2005.01 2005.07
-50.00
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de INEGI y de la Reserva Federal de EUA
El segundo factor que explica la corrección paulatina del desbalance externo es el cambio estructural realizado en la economía mexicana, para insertarse de lleno en el proceso de globalización por la vía del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN). El acceso garantizado al mercado más grande del mundo ha permitido que las exportaciones no petroleras se hayan multiplicado por cuatro en los últimos diez años, lo que implica un sector exportador sustancialmente más sólido y diversificado. Desde hace más de una década México dejó de ser un país dependiente del petróleo para convertirse en un país diversificado hacia exportaciones manufactureras y agropecuarias. Sin embargo, sigue manteniendo un sector público cuyas finanzas dependen crucialmente de ese tipo de ingresos (gráfica 6).
57
Gráfica 6 EXPORTACIONES PETROLERAS Y NO PETROLERAS (Millones de dólares) 200,000.0 180,000.0 160,000.0 140,000.0 120,000.0 100,000.0 80,000.0 60,000.0 40,000.0 20,000.0
Exportaciones petroleras
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
0.0
Exportaciones no petroleras
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de INEGI
1.1.3 El balance ahorro-inversión privado Por último, el desequilibrio relacionado con el sector privado, en términos de la brecha entre su ahorro y su inversión, también ha sido corregido en el transcurso de los últimos diez años. Este desequilibrio causó los mayores estragos en la última crisis macrofinanciera (1994-1995) cuando el sector privado (tanto empresas como familias) incurrieron en un periodo prolongado de gasto, por encima de sus posibilidades reales de ingreso esperado. En ese sentido, la deuda privada llegó a niveles históricamente elevados al alcanzar más de 80% del PIB en 1994 y 1995, con las consecuencias conocidas en términos de los efectos que esto tuvo en la capacidad de repago de su deuda de 1995 en adelante (gráfica 7). A partir de 1995 el sector privado nacional también ha transitado por un ajuste importante de su desbalance ahorro-inversión. Desafortunadamente, esta transición también se dio a costa de una disminución sensible de su inversión y no por medio de un aumento del ahorro. Al igual que en el caso del ajuste de las finanzas del sector público, el ajuste privado también ha incidido negativamente en la capacidad de crecimiento de la economía nacional por la vía del acortamiento permanente de la inversión.
58
Gráfica 7 DEUDA DEL SECTOR PRIVADO (Porcentajes del PIB) 90.0 80.0 70.0 60.0 50.0 40.0 30.0 20.0 10.0 0.0 1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
Interna
Externa
2001
2002
2003
2004
2005
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la SHCP y el INEGI
A final de cuentas, el sobreendeudamiento del sector privado se redujo dramáticamente de los niveles históricos de 1994-1995 a tan sólo 38% del PIB en 2005. Si bien este nivel de endeudamiento muestra una posición mucho más sólida del sector privado, también muestra una ausencia total de crédito a este sector por parte del sistema bancario. La posibilidad de crecimiento está ahí, pero no se logrará hasta que no se presenten los grandes proyectos detonadores del crecimiento (reformas estructurales).
2. Los beneficios de la estabilidad macrofinanciera 2.1 Corrección de inestabilidad crónica Los beneficios de la corrección de los desequilibrios fundamentales (déficit público, balance de cuenta corriente y sobreendeudamiento privado) ha tenido beneficios importantes sobre la población en general y sobre la forma de hacer negocios en lo particular. El primero de ellos está vinculado con la reducción de la inflación a los niveles de nuestros principales socios comerciales. Durante décadas los elevados niveles de inflación en México incidieron en un cortoplacismo exacerbado; esto es, difícilmente se podía planear a corto y mediano plazo en un país en el que la inflación mensual podía alcanzar dos dígitos.
59
La conjunción de una política fiscal que presionaba consistentemente la demanda agregada, con una política monetaria que no compensaba este comportamiento con restricciones de la liquidez para incidir en tasas de interés reales elevadas, permitió que la inflación promediara 41% en promedio por año entre 1973 y 1995. A partir del periodo de estabilidad macroeconómica (1996-2005), la inflación promedio anual es de sólo 12.1% en promedio por año. Cabe destacar que durante 2005 la inflación en México será ligeramente inferior a la de EUA (gráfica 8). Gráfica 8 ÍNDICE DE PRECIOS AL CONSUMIDOR (Tasas de crecimiento anual) 140.0 120.0 100.0 80.0 60.0 40.0 20.0
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
1979
1978
1977
1976
1975
1974
1973
1972
1971
0.0
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de Banxico y el INEGI
La corrección del fenómeno inflacionario ha permitido diversos beneficios para la sociedad mexicana en su conjunto: • En primer lugar, el poder adquisitivo de los mexicanos dejó de deteriorarse. En efecto, mientras que entre 1976 y 1995 el salario mínimo disminuyó 70% en términos reales (reducción de 6.1% en promedio por año), en 19962005 el poder adquisitivo de dicho salario mínimo, se mantuvo constante (gráfica 9).
60
Gráfica 9 SALARIO MÍNIMO GENERAL EN TÉRMINOS REALES (Pesos de 2002 por día) 160.0 Periodo de inestabilidad macroeconómica
140.0
Periodo de estabilidad macroeconómica
120.0 100.0 80.0 60.0 40.0 20.0
1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005
0.0
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de Banxico y el INEGI
• En segundo lugar, el tipo de cambio se ha estabilizado en términos reales ubicándose, de manera automática, en una banda de ±10% respecto al nivel que mostró previo a las devaluaciones de 1982 y 1995. En sentido estricto, las leyes de mercado operan para que el tipo de cambio nominal refleje los movimientos observados en el diferencial de inflaciones entre México y Estados Unidos (gráfica 10). Gráfica 10 TIPO DE CAMBIO REAL (Índice base Noviembre de 1994=100) 250 Periodo de inestabilidad macroeconómica Periodo de estabilidad macroeconómica con tipo de cambio fijo o deslizante con tipo de cambio flexible
200
150
100
50
1977.01 1977.07 1978.01 1978.07 1979.01 1979.07 1980.01 1980.07 1981.01 1981.07 1982.01 1982.07 1983.01 1983.07 1984.01 1984.07 1985.01 1985.07 1986.01 1986.07 1987.01 1987.07 1988.01 1988.07 1989.01 1989.07 1990.01 1990.07 1991.01 1991.07 1992.01 1992.07 1993.01 1993.07 1994.01 1994.07 1995.01 1995.07 1996.01 1996.07 1997.01 1997.07 1998.01 1998.07 1999.01 1999.07 2000.01 2000.07 2001.01 2001.07 2002.01 2002.07 2003.01 2003.07 2004.01 2004.07 2005.01 2005.07
0
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de Banxico y el INEGI
61
• Probablemente el cambio más importante en términos del control inflacionario es el vinculado con el abatimiento de las tasas de interés y, consecuentemente, con la accesibilidad al crédito para ciertos segmentos de la población. Actualmente, las tasas de interés se ubican en niveles sostenibles en el largo plazo y, al mismo tiempo, permiten el crecimiento del ahorro y posibilitan el financiamiento de mediano y largo plazo en el país. De alguna manera, las correcciones de los desequilibrios fundamentales han incidido en la desaparición paulatina de uno de los peores enemigos de la inversión: el cortoplacismo. Hace diez años era impensable realizar una inversión en este país a más de cinco años; hoy es lugar común (gráfica 11). Gráfica 11 TASAS DE INTERÉS NOMINALES Y REALES (Cetes a 28 días %) 120.0 100.0 80.0 60.0 40.0 20.0 0.0
Nominal
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004
1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994
-40.0
1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983
-20.0
Real
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de Banxico
El riesgo país se ubica en niveles históricamente bajos 2.2 Abatimiento de la pobreza El segundo aspecto fundamental de la estabilidad macroeconómica es el abatimiento de la pobreza. Sin duda, este es el aspecto más analizado de los beneficios de la estabilidad y en el que difícilmente se puede dar algún tipo de controversia. Los datos son contundentes: a partir de la información de las Encuestas de Ingreso y Gastos de los Hogares en México (ENIGH), el número de personas en estado de pobreza alimentaria aumentó de 18 millones en 1992 a 33 millones en 1996. De igual manera, en el periodo de inestabilidad macroeconómica el número de personas en pobreza de desarrollo de capacidades aumentó hasta 62
alcanzar más de 40 millones de personas. Esta dinámica se revirtió a partir del inicio de la corrección de los desequilibrios fundamentales (gráfica 12). Gráfica 12 PERSONAS EN CONDICIÓN DE POBREZA (Millones de personas) 45.0 40.0 35.0 30.0 25.0 20.0 15.0 10.0 5.0 1992
1994
1996
Pobreza alimentaria
1998
2000
2002
Desarrollo de capacidades
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la ENIGH del INEGI.
Esta corrección del fenómeno de pobreza se profundizó todavía más en la última medición de la ENIGH (2004): el número de familias con algún tipo de pobreza se abatió 5% entre 2002 y 2004. Destaca especialmente la reducción de las familias en pobreza alimentaria (-9.3%) y las de pobreza de capacidades (-4.7%). De igual manera, el número de familias en condición de pobreza patrimonial (fundamentalmente vinculado a la tenencia de casa propia se abatió 3.5% en el mismo periodo) (gráfica 13).
63
Gráfica 13 FAMILIAS EN CONDICIÓN DE POBREZA (Número de familias) 12,000,000 10,769,504 10,222,399
10,000,000
8,000,000 5,950,765
6,000,000
5,118,430 4,370,075
4,000,000
3,535,053
2,000,000
0 Alimentaria
Capacidades 2000
2002
Patrimonial
2004
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la ENIGH del INEGI.
2.3 Reconsolidación de la clase media Las recurrentes crisis observadas en los periodos de inestabilidad tuvieron un impacto negativo sobre la clase media del país, lo que a su vez adelgazó el mercado interno y las ventas del país. Paulatinamente, la estabilidad macroeconómica ha revertido este proceso duplicando, en los últimos diez años, el número de familias pertenecientes a este segmento. Entre 1992 y 1996 más de 90% de las nuevas familias que se generan cada dos años en el país (1.3 millones en promedio) se ubicaron en el segmento de pobreza, con ingresos menores a cinco salarios mínimos (GRÁFICA 14).
64
Gráfica 14 DISTRIBUCIÓN DE FAMILIAS EN MÉXICO POR MÚLTIPLOS DE SALARIOS MÍNIMOS (Número de familias) 2,500,000 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004
2,000,000
1,500,000
1,000,000
500,000
25
24
23
22
21
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
10
De 9.5 a 10
de 8.5 a 9
De 9 a 9.5
De 8 a 8.5
De 7.5 a 8
De 7 a 7.5
De 6.5 a 7
De 6 a 6.5
De 5.5 a 6
De 5 a 5.5
De 4.5 a 5
De 4 a 4.5
De 3.5 a 4
De 3 a 3.5
De 2.5 a 3
de 1.5 a 2
De 2 a 2.5
De 1 a 1.5
De 0.5 a 1
Menos de 0.5
-
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la ENIGH del INEGI.
A partir de la medición de la ENIGH de 1998, el proceso de estancamiento de la clase media mexicana empezó a revertirse y mostró un crecimiento de 6% en promedio por año entre 1998 y 2004, cifra sustancialmente más elevada al correspondiente al crecimiento demográfico (1.8% por año). Este proceso de reconsolidación de la clase media ha estado sustentado, como se mencionó, por un aumento importante de las percepciones de la clase trabajadora del país, fenómeno directamente vinculado con el abatimiento de la inflación en México. Aunque el salario mínimo se ha mantenido prácticamente constante entre 1995 y 2005, otros indicadores de remuneraciones han mejorado notablemente en el mismo periodo. Tal es el caso de las remuneraciones medias de la industria manufacturera, que aumentaron 2.4% en promedio por año entre 1996 y 2005, y del salario medio de cotización en el IMSS, que aumentó 2.9% en promedio por año en el mismo periodo (gráfica 15).
65
Gráfica 15 FAMILIAS DE CLASE MEDIA EN MÉXICO (Número de familias) 10,000,000
9,259,045 8,747,610
9,000,000 7,855,385
8,000,000 7,000,000
6,514,651
6,000,000
5,141,024
5,488,464
5,791,673
5,000,000 4,000,000 3,000,000 2,000,000 1,000,000 -
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la ENIGH del INEGI.
Además de la recuperación del poder adquisitivo, el mejoramiento de los ingresos promedio de las familias en el país también ha sido resultado del mayor número de perceptores por familia registrado en los últimos quince años. Así, mientras que en 1992 el número de perceptores por hogar era de sólo 1.63 personas, en 2004 este indicador ascendió a 2.03 (aumento de 24.5%). Al mismo tiempo, el número de integrantes en el hogar se ha reducido de manera importante: de 4.72 personas en 1992 a 4.03 personas en 2004. En ese sentido, el número de perceptores por hogar representa ahora más de 50% de los integrantes de la familia (gráfica 16). Gráfica 16 PERCEPTORES POR HOGAR Y TAMAÑO PROMEDIO DE LAS FAMILIAS EN MÉXICO (Personas) 5.0 4.5 4.0 3.5 3.0 2.5 2.0 1.5 1.0 0.5 0.0 1992
1994
1996
Perceptores por hogar
1998
2000
2002
2004
Tamaño promedio del hogar
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la ENIGH del INEGI.
66
2.4 Sectores clave beneficiados El incremento del número de familias de clase media en el país, el aumento de los ingresos familiares promedio en términos reales, la disminución de las tasas de interés derivada de la corrección de los desequilibrios fundamentales y la penetración de nuevos intermediarios financieros para ocupar nichos de mercado específicos, ha permitido una expansión importante de ciertos segmentos del mercado interno. En específico, destaca la expansión de las nuevas viviendas formales en el país, que ha rebasado 500 mil viviendas por año recientemente (gráfica 17). Gráfica 17 NUEVAS UNIDADES DE VIVIENDA (Viviendas) 600,000
550,000
500,000
450,000
400,000
350,000
300,000
250,000
200,000
150,000 1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la CONAFOVI.
Sin duda, la construcción y financiamiento de la vivienda constituyen uno de los mercados con mayor dinamismo en la economía, con amplias repercusiones positivas para más de 40 sectores de actividad. En buena parte, este comportamiento se deriva del hecho que la vivienda es uno de los pocos sectores de actividad en México en los que se ha registrado algún tipo de cambio estructural (creación de la Comisión Nacional de Fomento a la Vivienda, de la Sociedad Hipotecaria Federal, nuevas instituciones hipotecarias, desregulación profunda del sector, recursos importantes y crecientes del sector público al financiamiento de hipotecas, etc.). Sin embargo, esta expansión no hubiese sido posible sin la corrección de los balances fundamentales de la economía y la consecuente reducción de la inflación 67
y las tasas de interés nominales. Nuevamente, la posibilidad de adquirir un crédito viable de largo plazo (17 o más años) por parte de las familias mexicanas representa un cambio radical para mejorar su condición de pobreza patrimonial. Los beneficios de esta expansión se multiplicarán cuando México pueda consolidar un mercado secundario robusto de hipotecas (bursatilización), que permita incrementar todavía más la oferta de recursos al sector. Otro sector beneficiado del aumento de las familias en el segmento de clase media es el de electrodomésticos. Este sector comparte las características mencionadas para la vivienda, en el sentido que se conjunta una masa salarial suficiente con la disponibilidad de crédito. A partir del periodo de estabilidad macroeconómica el aumento asciende a 7.9% en promedio por año (gráfica 18). Gráfica 18 VENTAS AL MENUDEO DE ELECTRODOMÉSTICOS (Índice base 1994 = 100) 130.0
120.0
110.0
100.0
90.0
80.0
70.0
60.0
50.0
40.0 1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la Encuesta Industrial Mensual del INEGI.
Por último, el sector de ventas de automóviles también comparte las características de sector de bienes duraderos con disponibilidad de crédito de largo plazo para las familias mexicanas. En este caso, el crecimiento promedio por año asciende a 10% (gráfica 19).
68
Gráfica 19 VENTAS AL MENUDEO DE AUTOMÓVILES (Unidades) 1,150,000
1,100,000
1,050,000
1,000,000
950,000
900,000
850,000
800,000 2000
2001
2002
2003
2004
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la Encuesta Industrial Mensual del INEGI.
Cabe destacar que la dinámica de expansión en estros tres mercados de bienes duraderos (vivienda, electrodomésticos y automóviles) ha sido acompañado por un mejoramiento importante de las familias consumidoras del país. En efecto, las mayores expansiones al interior de cada uno de los sectores mencionados no se ha producido en los segmentos de menor valor relativo (vivienda de interés social, electrodomésticos de precio inferior o automóviles austeros), sino en los segmentos de valor agregado intermedio (vivienda media, electrodomésticos de valor intermedio y automóviles subcompactos). Lo anterior muestra que una porción importante de los consumidores mexicanos (40% de las familias del país) ya no corresponden a una clasificación de consumo de subsistencia y que, por tanto, el mercado interno puede empezar a clasificarse como robusto. Este factor ha sido crucial en experiencias de países que han trascendido de niveles de desarrollo intermedio a elevado, por la vía del sostenimiento de condiciones de estabilidad macroeconómica y la instrumentación de cambios estructurales en su economía.
3. Los riesgos y las vulnerabilidades 3.1 La resignación a un crecimiento mediocre con insuficiente creación de empleo. 69
La consecución de un periodo prolongado de estabilidad macroeconómica por la vía de la corrección de los desbalances fundamentales no ha garantizado el factor más importante para el desarrollo del país: crecimiento económico elevado y sostenido. Durante los últimos 25 años, el PIB sólo ha crecido 2.8% en promedio por año, cifra que se compara muy desfavorablemente con el crecimiento promedio registrado en 1922-1980 (6.2% por año). En ese sentido, resulta claro que la estabilidad macroeconómica es una condición necesaria pero no suficiente para garantizar el crecimiento de la economía. En la medida que nos sigamos negando la posibilidad de realizar los cambios estructurales necesarios para detonar el crecimiento, la estabilidad macroeconómica será suficiente sólo para crecer 2.8% cada año (gráfica 20). Gráfica 20 PRODUCTO INTERNO BRUTO (Tasas de crecimiento anual) 15
Crec. % 1980-2004 2.8%
10
5
0
Crec. % 1933-1980 6.2%
-5
-10
2010
2000
1990
1980
1970
1960
1950
1940
1930
1920
-15
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información del INEGI.
De manera evidente, el crecimiento insuficiente se traduce en una baja generación de empleo formal en el país. De acuerdo con la dinámica demográfica de México, cada año se incorporan 1.2 millones de mexicanos a la fuerza laboral. En los últimos 25 años sólo una pequeña fracción de ese total ha podido encontrar un trabajo en el sector formal de la economía.25 En el periodo de inestabilidad macroeconómica (1980-1995) sólo 330 mil personas en promedio por año encontraron un trabajo formal en la economía, mientras que en 1996-2005 este promedio aumentó a 548 mil (gráfica 21).
25
Medido como el número de nuevos asegurados en el IMSS cada año. 70
Gráfica 21 ASEGURADOS EN EL IMSS (Flujo anual de nuevos asegurados) 1,200,000 1,000,000 800,000 600,000 400,000 200,000 0 -200,000 -400,000 2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
-600,000
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información del INEGI.
Aun cuando la generación de empleo formal aumentó en el periodo de estabilidad, sigue siendo menos de la mitad del requerimiento anual de la fuerza laboral del país. Nuevamente se afirma la idea de que la estabilidad es necesaria pero no suficiente para el crecimiento y la creación de empleos formales. La pregunta inmediata que surge al observar este comportamiento es ¿a dónde va la gente que no encuentra ubicación en este segmento de la economía? La respuesta es evidente y sólo existen tres posibilidades: la migración (aproximadamente 350 mil mexicanos emigran a EUA cada año), el desempleo abierto (hoy representa más de 4% de la Población Económicamente Activa) y la economía informal (más de 300 mil mexicanos se insertan en la economía informal cada año). Lo anterior tiene consecuencias muy graves para el desarrollo y la competitividad del país, en la medida en que el sector informal tiene una de las productividades más bajas de México (y probablemente del mundo) al no poder estar vinculado con la dinámica de la economía formal. Además, tiene consecuencias negativas importantes en el ámbito de la evasión fiscal y de la delincuencia organizada, que abate consistentemente la dinámica de la propia economía legal (formal). En los últimos cinco años, siete de cada diez empleos generados fueron informales y 27% de la población ocupada del país labora actualmente en el “sector no estructurado”. Durante los periodos críticos de inestabilidad macroeconómica, este sector fungió como amortiguador social para el desempleo. Hoy se ha constituido como uno de los problemas más serios para detonar el crecimiento y la competitividad de la economía nacional (gráfica 22). 71
Gráfica 22 PERSONAS OCUPADAS EN EL SECTOR INFORMAL NO ESTRUCTURADO DEL PAÍS (Millones de personas) 11.7 11.2 10.9 10.5 9.9
2000
2001
2002
2003
2004*/
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la Encuesta Nacional de Empleo del INEGI.
La encrucijada para el país es desafortunada: por una parte, las reformas estructurales necesarias para detonar el crecimiento son evidentes y reconocidas por todos los actores políticos y, al mismo tiempo, los partidos políticos representados en el Congreso juzgan inconveniente su aprobación por temor a perder la carrera electoral del 2006. En su mínima expresión las reformas fiscales han sido analizadas en diversos foros; no es necesario abundar en ellas. Simplemente basta con mencionar que no es posible concebirlas por separado ya que dependen, de manera irreversible, entre sí: • Una reforma fiscal integral que permita al gobierno alcanzar, por lo menos, diez puntos adicionales del PIB en ingresos tributarios. Sólo con esto se puede liberar a Pemex de la excesiva carga fiscal para poder realizar la reforma energética. Dicha reforma fiscal sólo puede estar sustentada en una mayor tributación al consumo y en una ampliación de la base tributaria, para incorporar al sector informal de la economía. Esto último no puede ser alcanzado sin una reforma laboral que permita a la economía formal absorber a la tercera parte de la PEA que actualmente se ubica en el sector informal. 72
A pesar de que la problemática es clara y las soluciones están al alcance, no será posible realizar estos cambios sin modificar, primero, nuestro esquema institucional para la toma de decisiones. Mientras mantengamos un sistema con incompatibilidad de incentivos para los actores políticos, difícilmente podremos salir de este círculo vicioso. 3.2
La brecha entre los países que han realizado cambios estructurales con la preservación de estabilidad macrofinanciera y México (la velocidad sí cuenta).
Al igual que México, durante los últimos veinte años diversos países emergentes han podido ajustar los desequilibrios fundamentales de sus economías, alcanzando periodos prolongados de estabilidad macroeconómica. Sin embargo, a diferencia de México, este grupo de países ha podido realizar los cambios estructurales para detonar el crecimiento de su economía. Destaca que de la muestra de países que se presenta en el cuadro 1, muy pocos comparten características similares en términos de su sistema político o de su ubicación geográfica. Las únicas características comunes son la preservación de la estabilidad macroeconómica (los tres balances fundamentales), la generación de un mercado interno maduro (PIB per cápita de aproximadamente 7,000 dólares por habitante al año) y la consolidación de cambios estructurales que originó un impulso inicial de crecimiento. Cuadro 1 ECONOMÍAS EMERGENTES CON ESTABILIDAD MACROECONÓMICA, MERCADO INTERNO MADURO Y CAMBIO ESTRUCTURAL España Portugal Finlandia Polonia República Checa Hungría Sudáfrica Botswana
Chile Costa Rica Australia Nueva Zelanda Corea Singapur Malasia Tailandia
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información deL Fondo Monetario Internacional.
En todos los países señalados el resultado en términos crecimiento fue espectacular. En promedio, el PIB per cápita de esos países se duplicó al término de los siguientes instrumentado sus respectivos cambios estructurales, preservaran la estabilidad macroeconómica (gráfica 23).
de su dinámica de de todos y cada uno seis años de haber siempre y cuando 73
Las proyecciones de este tipo de crecimiento potencial para el caso de México son abrumadoras, fundamentalmente porque la mayor parte del costo ya está pagado (estabilidad macroeconómica). Además, México ya cuenta con un mercado interno maduro con un PIB per cápita del mismo nivel observado por las economías emergentes con cambio estructural. ¿Nos podemos imaginar un México con un PIB per cápita de 14,000 dólares por habitante en 2012? Gráfica 23 PIB PER CAPITA DE PAISES CON ESTABILIDAD Y CAMBIO ESTRUCTURAL (Dólares por habitante año)26 25,000 23,000 21,000 19,000 17,000
Irlanda Austria Finlandia Australia España Singapur Hong Kong Israel
15,000 13,000 11,000 9,000 7,000 5,000 0
1
2
3
4
5
6
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información deL Fondo Monetario Internacional.
Haber renunciando al cambio estructural nos ha costado mucho como país, no sólo por la riqueza perdida en materia de crecimiento, sino también por nuestra posición relativa frente a otros países en materia de dinámica y competitividad. Siendo México la duodécima economía del mundo en términos de su producción total, en materia de competitividad global es la 56 y ha perdido nueve posiciones en los últimos cinco años (cuadro 2).
26
La temporalidad el PIB per cápita de cada país está ordenada para ubicar su cambio estructural en el año 0. 74
Cuadro 2 POSICION COMPETITIVA DE MEXICO EN EL MUNDO 2000
2001
2002
2003
2004
n.a.
47
45
53
56
Desempeño económico
31
27
40
47
52
Eficacia gubernamental
27
25
31
42
50
Eficacia de negocios
34
41
44
54
57
Infraestructura
40
42
46
57
58
44
60
Promedio gral.
Desarrollo de tecnología y comunicaciones
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información del World Economic Forum.
La velocidad con la que se tomen las decisiones hacia delante también es importante. Baste mencionar que hace tres años México era la novena economía del mundo, en 2004 resultó ser la duodécima y, si mantenemos nuestro crecimiento inercial, en dos años más seremos la décimo sexta (cuadro 3). Cuadro 3 PRODUCTO INTERNO BRUTO DE LAS VEINTE ECONOMÍAS MAS GRANDES DEL MUNDO País Estados Unidos Japón Alemania Reino Unido Francia Italia China España Canada India Corea México Australia Brasil Rusia Holanda Suiza Belgica Suecia Turquía
Lugar 2004 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
Lugar 2003 1 2 3 4 5 6 7 9 8 12 11 10 13 15 16 14 17 18 19 21
PIB * 11,668 4,623 2,714 2,141 2,003 1,672 1,649 991 980 692 680 676 631 605 582 577 359 350 346 302
* Miles de millones de dólares Fuente: Elaborado por el autor a partir de información del Banco Mundial. 75
Por último, baste mencionar que los reflectores del mundo están centrados ahora sobre los cuatro países con mayor prospectiva de desarrollo en los próximos diez años: China, India, Brasil y Rusia. Ninguno de estos cuatro países ha consolidado todavía un periodo prolongado de estabilidad macroeconómica, aunque los cuatro ya han tomado las medidas necesarias para corregir los desequilibrios fiscales, de cuenta corriente y de ahorro-inversión privada. Tampoco se observa hasta el momento que en esos cuatro países sus mercados internos hayan alcanzado el nivel de madurez requerido (en todos los casos el PIB per cápita se ubica por debajo de 3,000 dólares por habitante). Sin embargo, en todos los casos ya se han realizado los cambios estructurales requeridos para detonar su crecimiento. Cada uno de los países por una vía diferente: China se ha especializado en manufacturas ligeras y difícilmente algún país podrá competir con sus empresas en los próximos diez años; India ha hecho los cambios necesarios para competir a nivel mundial en servicios de valor agregado, con los mayores estándares de competitividad; Brasil se ha abocado a realizar reformas estructurales para mejorar la competitividad de su agroindustria y, en pocos años, será uno de los proveedores de productos agroalimentarios más importante del mundo; Rusia ha enfocado su cambio estructural a la generación y producción de tecnología para satisfacer el mercado europeo; en México, teniendo ventaja en estabilidad macroeconómica y en madurez del mercado interno, seguimos esperando el cambio estructural genérico, sin tener una idea clara de qué nicho del mercado mundial queremos atacar. 3.3 Las presiones sobre los balances recuperados. 3.3.1 Sobre el déficit fiscal. La estabilidad en el balance de las finanzas públicas del país presenta un panorama difícil para los próximos años. Las presiones por la deuda contingente del Gobierno Federal tenderán a incrementarse de manera consistente en el tiempo, fundamentalmente derivado del incremento de los pagos por Proyectos de Infraestructura Productiva con Impacto Diferido en el Registro del Gasto (Pidiregas) y por las presiones en materia de gasto inherentes a las pensiones del IMSS y del ISSSTE. En el caso de los Pidiregas, los proyectos generalmente se asignan por licitación pública internacional para su ejecución; durante su construcción los gastos no impactan a las finanzas públicas porque las empresas ganadoras de las licitaciones cubren dichos gastos con recursos provenientes de financiamientos, disponibilidades propias o inventarios; cuando las obras están concluidas y en 76
condiciones de generar ingresos, los proyectos se entregan a las empresas del sector público (Pemex y CFE) y una vez que los proyectos entran en operación, se inicia el pago de obligaciones a través de recursos presupuestales. Es decir, en la etapa de operación, cuando se obtienen ingresos, es cuando Pemex y CFE inician el pago presupuestario de las obras construidas, cuyo monto se refleja anualmente en su presupuesto y en el gasto público. Actualmente estos proyectos representan un monto de inversión global, a precios del año 2006, de un billón 608 mil 94.3 millones de pesos (78.9% correspondientes a PEMEX y 21.1% a CFE). A esa cantidad se debe sumar un monto por 522 mil 835.8 millones de pesos por concepto de intereses por amortización de los proyectos recibidos por el Gobierno Federal, lo que totaliza una cantidad de dos billones 160 mil 930.1 millones de pesos. Ese total, deberá pagarse en un horizonte de tiempo que termina en el año 2044, pero que alcanza un pico en el año 2010 (gráfica 24). Gráfica 24 PROGRAMA DE AMORTIZACIÓN E INTERESES DE LOS PIDIREGAS (Millones de pesos a precios constantes de 2006) 250,000 Intereses Amortización 200,000
150,000
100,000
50,000
2032
2031
2030
2029
2028
2027
2026
2025
2024
2023
2022
2021
2020
2019
2018
2017
2016
2015
2014
2013
2012
2011
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
0
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la SHCP.
En esa esencia, esta deuda implica una erogación adicional que tendrá que realizar el Gobierno Federal en los próximos años y que en 2010 podría alcanzar 2.1% del PIB. En ausencia de medidas que aumenten los ingresos del sector público en esa misma proporción, lo anterior implicaría también un aumento del déficit del sector público en más de dos puntos porcentuales del PIB. Además de las obligaciones contraídas en materia de Pidiregas, el Gobierno Federal tendrá que enfrentar también otras obligaciones contingentes que crecen 77
en el tiempo. Las más importantes en términos de su monto son las vinculadas al pago de pensiones y jubilaciones del IMSS y del ISSSTE (gráfica 25). Actualmente estas obligaciones implican un gasto presupuestal equivalente a 1.1% del PIB; sin embargo, está cifra aumentará irremediablemente en los próximos años hasta alcanzar casi 2% del PIB entre 2008 y 2010. Hay que recordar que la reforma al régimen de pensiones del IMSS, instrumentada en 2005, sólo aplica a los nuevos trabajadores y sus beneficios no se sentirán sino hasta el 2025 en adelante. Nuevamente, en ausencia de medidas que impliquen mayores ingresos adicionales del sector público, este aumento forzoso del gasto implicaría un aumento del déficit público en más de un punto porcentual del PIB. Lo anterior, aunado al déficit contingente de los Pidiregas, nos llevaría a niveles de desequilibrio público que rebasan los estándares establecidos por la OCDE como permisibles para no ocasionar desequilibrios macroeconómicos de consideración. Gráfica 25 GASTO PRESUPUESTAL EN MATERIA DE PENSIONES POR INSTITUTO DE SEGURIDAD SOCIAL, 2004-2012 (Millones de pesos a precios constantes de 2006) 200,000 180,000
IMSSS ISSSTE
160,000 140,000 120,000 100,000 80,000 60,000 40,000 20,000 0 2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información del IMSS y del ISSSTE.
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Sin duda, esta dinámica de gasto adicional “asegurado” plantea un escenario en el que sería imposible ofrecer una política de gasto que no asegure un mayor ingreso correspondiente, que no ocasione un desequilibrio mayor en el balance de finanzas públicas. Los límites en este ámbito son muy estrechos. 3.3.2 Sobre el balance con el exterior. El segundo riesgo en el horizonte de los próximos seis años se vincula con el equilibrio de la balanza de cuenta corriente. El deterioro observado en los niveles de competitividad de las empresas mexicanas en los últimos años ha incidido negativamente en el crecimiento de nuestras exportaciones. Este fenómeno se ha dado con especial énfasis en nuestras exportaciones manufactureras hacia los Estados Unidos. En los últimos años se ha generado un escenario en el que un crecimiento importante de la economía de nuestros vecinos del norte ya no necesariamente se traduce en un aumento más que proporcional de nuestras exportaciones no petroleras. La sensibilidad o grado de respuesta se ha abatido notablemente: en los primeros seis años de vigencia del TLC por cada punto de crecimiento de la economía norteamericana nuestras exportaciones aumentaban 6%; actualmente esta vinculación se ha reducido a sólo 2%. La penetración del mercado norteamericano por parte de economías emergentes con mayores niveles de competitividad y menores precios (China, Brasil, India, etc.) pone en entredicho las ventajas alcanzadas en la fase inicial del TLC y, al mismo tiempo, plantea la necesidad de avanzar en la profundización del mismo hacia temas que se excluyeron de la integración comercial. En especial destaca la discusión de un acuerdo migratorio de largo plazo y la discusión a fondo de los impactos que representará la liberación total del sector agropecuario a partir de 2008. 3.3.3 Sobre el endeudamiento de empresas y familias. Por último el balance ahorro-inversión del sector privado podría desequilibrarse ante contingencias macroeconómicas de largo alcance, en especial derivadas de movimientos bruscos en las tasas de interés y/o del tipo de cambio. En ese sentido es imprescindible no perder la estabilidad macroeconómica como premisa fundamental para preservar este balance. 79
La conclusión general de este capítulo se podría resumir en lo siguiente: no se puede aspirar a un mayor crecimiento de la economía mexicana con elevada generación de empleos si nos negamos, consistentemente, la oportunidad de cambiar a fondo las estructuras obsoletas del país; pero tampoco se podrá crecer establemente si perdemos la estabilidad macroeconómica que hemos alcanzado. No olvidemos que, en este dilema, la velocidad para tomar decisiones cuenta y mucho, y que lo que dejamos de hacer en el corto plazo es aprovechado por otros países que no titubean ante los espacios que vamos liberando paso a paso.
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Capítulo III
Crecimiento e Iniciativa Empresarial
Dr. Salvador Cerón Aguilar STF Consulting Group Director
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1. Planteamiento El crecimiento económico puede ser estudiado como objetivo de política económica, como proceso económico o como resultado de la actividad emprendedora. Cuando el crecimiento es un objetivo, el análisis conveniente es el de las políticas económicas que lo favorecen o inhiben. Cuando el crecimiento se estudia como proceso, la perspectiva analítica es esencialmente micro-económica. Finalmente, cuando el crecimiento es estudiado como resultante del proceso emprendedor, el análisis del riesgo, los recursos, la formación de expectativas y las competencias, nos ofrecen un mejor ángulo para comprenderlo. El binomio empresas y empresarios al que comúnmente nos referimos en el mundo empresarial no siempre permite distinguir las actividades que dan origen a una empresa de aquellas que se requieren para administrarlas y eventualmente hacerlas crecer. El emprendedor es un empresario con unas características relacionadas más con su capacidad de visión, la firmeza de su carácter y una actuación esforzada, necesarias para construir una empresa bajo escenarios de incertidumbre. El empresario-director es una persona con conocimientos, habilidades y actitudes que le permiten tomar decisiones, administrar recursos y coordinar el trabajo de otras personas para conseguir resultados de acuerdo con unos objetivos previamente definidos. El surgimiento y la desaparición de empresas están estrechamente relacionados con las capacidades tanto de los emprendedores como de los directores que imprimen carácter y definen el destino de las empresas que han formado o que dirigen. La creación de empresas, y con ellas el empleo y la riqueza, es el resultado de una acción emprendedora, lo mismo cuando se parte de una nueva idea que cuando se promueve un cambio en una empresa ya existente. Uno y otro caso requieren de la ponderación de unos recursos y capacidades frente a un escenario nuevo e incierto. El riesgo implícito en la decisión, pero sobre todo en la ejecución, afectará el resultado que se obtenga. Las estrategias para el manejo del riesgo no siempre son analizadas en forma explícita, lo que determinará el carácter o el tipo de emprendimiento. La evidencia con la que se cuenta permite suponer, tentativamente, que la falta de ponderación de los factores de riesgo eleva la tasa de fracasos en los emprendimientos y, por el contrario, su mejor comprensión mejora la tasa de éxito.
82
2. Ciclos, crecimiento e inversión. En los últimos 70 años México ha experimentado un largo proceso de cambios y reformas, que pretendido sacarlo del subdesarrollo y consolidar un proyecto de país moderno. Podríamos decir que en 1935 se inicia dicho proceso, después de instituirse el Plan Sexenal como esquema de desarrollo con cuatro objetivos principales: aprovechamiento al máximo de la riqueza nacional, mejores ingresos para los campesinos y obreros, industrialización y una economía autosuficiente, dando prioridad al problema de la tierra. En ese contexto, en los años siguientes el país realizó una serie de acciones de política económica que le permitieron lograr un avance importante, alcanzando en el periodo 1940 a 1980 un crecimiento excepcional de 6.3% promedio. En este lapso destaca el crecimiento logrado entre 1954 y 1970, donde México, luego de la Segunda Guerra Mundial, implementó un modelo de desarrollo conocido como desarrollo estabilizador. Este periodo se caracterizó por una gran estabilidad macroeconómica y financiera; el Producto Interno Bruto (PIB) creció 6.7% anual con una tasa de inflación promedio de casi 3%; en 1954, el gobierno fijó el tipo de cambio en $12.50 por dólar (paridad que duró 22 años). Durante el periodo de 1950 a 1962 la política monetaria, fiscal y crediticia se enfocó a enfrentar los embates de la economía internacional, el PIB no dejó de crecer (6.2% anual en promedio), la inflación y el tipo de cambio permanecieron constantes; avanzaron las inversiones en infraestructura y la energía se ofrecía a precios asequibles; se elevó la demanda agregada, mientras que las finanzas públicas se mantenían equilibradas ya que el gobierno no se endeudaba más allá de sus posibilidades. Sin embargo, en este periodo de los años 50 a 60, el ahorro interno continuó en niveles muy pobres, bajo un aparato proteccionista que le permitió tener una economía estable pero débil ante los choques externos; las políticas monetarias y fiscales fueron preventivas y adecuadas, orientadas a la producción; la economía supo aprovechar las oportunidades de la posguerra para alentar sus exportaciones y hubo un manejo prudente de los créditos externos. La década de los 60 se caracterizó por ser un periodo de alto desempeño macroeconómico al alcanzar un crecimiento promedio del PIB de 7.0%, un aumento importante del empleo y una inflación en niveles cercanos al 3.0% anual. Si bien fue una década de prosperidad, afloraron aspectos de debilidad estructural. El primero fue la pérdida progresiva de competitividad del aparato productivo, 83
resultado del excesivo proteccionismo contra la competencia externa, en tanto que calidad y precio poco competitivos encubrían la ineficiencia, dando por resultado altas tasas de ganancia sin sentido exportador. En ese escenario, el crecimiento de la industria estaba en relación directamente proporcional al crecimiento del mercado interno. Otro aspecto de debilidad estructural era la brecha entre el ahorro interno y la inversión, que tuvo que cubrirse con recursos externos, haciéndonos cada vez más dependientes de la inversión extranjera. México se vio inmerso en una serie de déficit crónicos, los cuales fueron cubiertos con créditos del exterior. En la década de los 70, la estrategia que había seguido la economía mexicana mostró signos de agotamiento. Un primer diagnóstico indicó que era necesario mantener altos niveles de inversión y buscar políticas más abiertas de redistribución de la riqueza en lo que se denominó la estrategia de desarrollo compartido. Para mantener el ritmo, se incrementó la inversión pública y se ampliaron los programas sociales a través de un déficit en las finanzas públicas. El embargo petrolero de 1973 y el abandono de Breton Woods cambiaron radicalmente el contexto financiero externo de la economía mexicana.27 La economía mexicana creció de 1971 a 1980 a una tasa media anual de 6.7%, que se mantuvo a través de un gasto público deficitario y un auge petrolero apalancados por endeudamiento externo. El déficit del sector público, que en 1971 significaba el 2.5% del PIB, se elevó a 14.1% en 1981, alcanzando en 1982 el 16.9%. La inflación promedió en el mismo periodo 17.9%, para luego dispararse a 92.6% en 1982. El déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos pasó del 0.2% del PIB al 6.0%. La deuda externa del país pasó de 8,630 millones de dólares en 1970 a 74 mil millones para fines de 1981. El peso, que desde 1954 había permanecido estable, dejaba de serlo. El 1° de septiembre de 1976 se anuncia la devaluación de la moneda en 59%. La devaluación de 1976 provocó un aumento en los precios, aunque por otro lado se dio una mejoría en la balanza de pagos. Luego de los descubrimientos de yacimientos petrolíferos anunciados en 1978 se posibilitó alcanzar un crecimiento promedio de 9.1% entre 1978 y 1981, siendo el último periodo de alto crecimiento de la economía mexicana. A principios de la década de los 80 la acumulación del déficit en los balances macroeconómicos, que habían propiciado un endeudamiento creciente hasta llegar al límite de la insolvencia, conformaron un escenario de expectativas de crecimiento a la baja y alza de la inflación, que se conjugaban con un entorno 27
¿Por que no crecemos? Reflexiones de 54 economistas. 84
adverso de crisis económica mundial, mismo que provocaría que la demanda internacional por petróleo cayera, bajaran los precios y se redujeran los ingresos del país. Por otro lado, las exportaciones no compensaron las importaciones y las divisas no fueron suficientes para cubrir las obligaciones con los acreedores internacionales, con lo que se mantenía la necesidad de recurrir a más crédito externo para financiar el desarrollo, mientras que las tasas de interés internacionales se elevaban. En 1982, ante la negativa de organismos internacionales a seguir prestando a México, el gobierno declaró la suspensión de pagos de la deuda externa por 90 días y se nacionalizó la banca. En ese año el tipo de cambio pasó de $27.00 a $150.00 por dólar. La inflación se ubicó en 98.8%, quedando por arriba de las tasas de interés, además de que se observa una desaceleración de la actividad económica. A partir de ese año los ajustes salariales se calcularon con relación a la inflación esperada. A partir de entonces se busca controlar los desequilibrios macroeconómicos cambiando radicalmente la forma de enfocar el análisis por parte de las autoridades. La idea de impulsar el crecimiento por la vía del déficit presupuestal, para expandir la demanda agregada e impulsar la formación del capital, quedó relegada; el agotamiento del modelo de industrialización y sus efectos dinamizadores de la oferta se habían debilitado y se habían fortalecido las presiones inflacionarias. En los años de 1983 a 1988 el enfoque se dirigió a la corrección drástica de los desequilibrios en los balances macroeconómicos, mediante un severo control del gasto público, una intangible reforma fiscal, la modificación del ajuste cambiario, el desmantelamiento del estado empresario, el combate a la inflación monetaria y la estabilización.28 Durante el gobierno del presidente Miguel de la Madrid se implementan varios esquemas de ajuste, que respondían a la ortodoxia exigida por el Fondo Monetario Internacional (FMI) planteadas en las cartas de intención. El Programa Inmediato de Reordenación Económica (PIRE), de 1983 a 1986, tuvo como elementos principales los siguientes: a) disminución del gasto público; b) aumento de ingresos públicos para frenar el desmedido crecimiento del déficit; c) elevación en el nivel de las tasas de interés para estimular el ahorro y d) reducción de la liquidez del sistema.
La Transición de la Economía Mexicana. III Conferencia Internacional de la Red de Estudios sobre el Desarrollo. Celso Furtado
28
85
El Programa de Aliento y Crecimiento (PAC), de 1986 a 1987, intentó, mediante un nuevo acuerdo de crédito contingente con el FMI, restablecer el crecimiento. 1987 fue un año de leve recuperación, hasta octubre, y de aparatosa recaída tras el violento crack de la bolsa de valores. Los recursos frescos requeridos por el PAC, desde junio de 1986, llegan al país en marzo del 1987, con lo que las reservas internacionales del Banco de México pasan de 6 mil millones de dólares a 15 mil millones; los precios internacionales del petróleo se restablecieron desde mediados de 1986 hasta agosto de 1987, lo que mejoró considerablemente los ingresos por exportación y permitió una mejora en el saldo de la balanza comercial. En diciembre de 1987 se aplicó el Pacto de Solidaridad Económica (PSE), de 1987 a 1988, concertado entre el gobierno, los sindicatos y las cámaras industriales y de comercio. En el sexenio de 1983 a 1988 el PIB tuvo un crecimiento promedio de sólo 0.3%, mientras que la inflación logró reducirse de 159.2% en 1987 a 51.7%. El PSE pasó a ser el Pacto de Estabilidad y Crecimiento Económico (PECE), de 1989 a 1994, con el cual se buscaba conseguir recursos del exterior, reducir la carga de la deuda y bajar las tasas de interés como medios para superar el estancamiento económico. Con este pacto, en 1989, la inflación se redujo en 19.7% y se consiguió un crecimiento del PIB de 3.3%, con lo que se empezó a recuperar la credibilidad. El gobierno de Salinas de Gortari encuentra una economía en vías de estabilización; con el Plan Nacional de Desarrollo mantiene los cauces de la política estabilizadora y emprende una reforma estructural, con reformas al marco legal, y continúa la desincorporación de las empresas públicas, reduce la gestión económica del Estado, liberaliza el comercio, se reprivatiza la banca comercial, se lleva al cabo la reforma monetaria y se profundiza la apertura comercial con la firma del NAFTA. En ese sexenio se afianza la tendencia descendente de la inflación, se frena la tasa de desempleo y se reduce la pérdida del salario real. La apreciación cambiaria se vio reforzada por el ingreso de capitales, evadiendo las restricciones del bajo ahorro interno; se compensó el déficit externo y se elevaron las reservas internacionales. Con el dólar barato se contuvieron los precios internos, la inflación pudo reducirse de 11.9% en 1992 a 7.0% en 1994. Fue a mediados de 1991 cuando empezaron a aflorar los signos de debilidad económica, al pasar de un crecimiento de 5.2% en 1990 a 1.9% en 1993. La entrada masiva de inversión extranjera trajo consigo, entre otros efectos, un aumento en los insumos y materias primas que no podían ser reflejadas en los costos de los productos, debido a que ya no serían competitivos con el exterior; lo 86
mismo ocurría con las tasas de interés nacionales, que eran más altas que las externas. El mayor costo financiero ponía en desventaja a los empresarios nacionales, situación que llevó a la quiebra a muchas empresas. La elevada sobrevaluación, producto de un inoportuno manejo del deslizamiento del tipo de cambio, provocó fuertes presiones en el mercado doméstico, ya que el consumidor prefería comprar productos importados. En ese contexto, el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos pasó de 5,821 millones de dólares en 1989 a 29,662 millones en 1994. La devaluación del peso frente al dólar y el desequilibrio en el balance externo se conjugaron para permitir un crecimiento promedio anual de apenas el 3.9%. Una devaluación tardía, forzada por las circunstancias, precipitó la depresión de 1995 y el repunte inflacionario provocó un nuevo problema de insolvencia. Dadas las circunstancias, la recuperación de la estabilidad financiera y la consolidación de la política monetaria se volvieron prioritarias. El PIB alcanza un crecimiento promedio en el sexenio de 3.5% y la inflación se reduce a niveles de un dígito, al pasar de 51.4% en 1995 a 9.0% en el 2000. En el año 2000, por razones ajenas al cambio político, entre ellas la desaceleración de la economía mundial, el crecimiento se detuvo. La tasa promedio del PIB real entre 2001 al 2004 fue de 1.6% anual, y se estimó que sólo alcanzaría un promedio de 2.2% en todo el sexenio, crecimiento insuficiente para generar los empleos que demanda el incremento natural de la población, el abatimiento de la pobreza, mejorar la distribución del ingreso y satisfacer las expectativas de mayor bienestar de la sociedad. Por último conviene destacar que los niveles de inversión productiva han sido sin duda uno de los factores clave para lograr el crecimiento económico de México. Al respecto, cabe señalar que durante el periodo de 1940 a 1980 la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) alcanzó un crecimiento promedio anual del 10.6%, logrando con ello un alto crecimiento del PIB de 6.3%; mientras que en el periodo de 1954 a 1970, etapa del desarrollo estabilizador, la FBCF creció a una tasa del 8.5% y un extraordinario crecimiento promedio del PIB de 6.7% anual. En contraste, se observa un grave deterioro durante los periodos siguientes, sobre todo a partir de la segunda mitad del sexenio de López Portillo hasta el final del correspondiente a Zedillo, es decir, de 1981 al 2000 la FBCF acumuló un crecimiento promedio anual de sólo 3.3%, y se estima que en el presente sexenio, dado el contexto actual, eventualmente podría no superar un crecimiento arriba del 2.0% (Gráfica 1) 87
Gráfica 1 C ic lo s e c o n ó m ic o s d e M é x ic o e n lo s ú ltim o s 7 0 a ñ o s P ro d u c to In te rn o B ru to y F o rm a c ió n B ru ta d e C a p ita l F ijo (V a ri a c ió n % re a l a n u a l)
P IB
FB C F
12.0
5 0.0
10.0 3 0.0
8.0 6.0
1 0.0
4.0 2.0
- 1 0 .0
0.0 - 3 0 .0
-2 . 0 -4 . 0
- 5 0 .0
2005
2 000
1995
19 90
1985
198 0
1 975
1970
19 65
1960
195 5
1 950
1945
1935
-8 . 0
19 40
-6 . 0 - 7 0 .0
C re c im ie n to pr om e d io s e xe n al L á z a ro C á rd e n a s
P IB F BC F
4. 5%
Á v i la C a m ach o
A le m á n V a ld e z
R u iz C o rt in e z
Ló p e z M ateo s
D ía z O rd a z
E c h e v e rr ía Á lv a re z
L ó p e z D e la M a d rid S a lin a s P o rt illo H u r ta d o d e G o r ta ri
Z e d illo Fox P . d e L . Q u e za d a
6 .2 %
5 .8 %
6 .4 %
6. 7%
6 .8 %
6. 2%
6 .6 %
0 .3 %
3 .9 %
3 .5 %
2 .2 % *
23. 1%
7 .3 %
5 ..3 %
9. 1%
9 .2 %
6. 0%
7 .2 %
- 3 .1 %
7 .8 %
6 .3 %
1. 9% *
3. Clima de negocios y decisiones de inversión El crecimiento económico de un país no es fruto del azar, sino del aprovechamiento de oportunidades. En economías abiertas como las actuales, estas oportunidades vienen dadas principalmente por el avance de la demanda, los cambios en la competencia y el progreso tecnológico, por lo que las empresas deben estar dispuestas a afrontar los cambios, internos y externos, que el crecimiento lleva consigo. Crecer no es producir más de lo mismo, sino productos nuevos, quizás en otras localizaciones y para otros mercados. Para aumentar la productividad es necesario invertir en infraestructura, en capital humano, en tecnología y en la creación de un ambiente social, político y económico que favorezca la inversión, la asunción de riesgos, la mejora del personal y el cambio. Desde el año 2000, STF Consulting Group ha venido realizando, como parte de su actividad profesional, reuniones con directores y empresarios, en las que se les ha preguntado en forma sistemática sobre los factores que inhiben la inversión en nuestro país tanto en el corto como en el largo plazo.
88
Limitantes en el largo plazo % 1 2 3 4 5
Reformas competitivas Entorno de certidumbre y estabilidad Estado de derecho y seguridad Promoción y desregulación económica Desarrollo de Infraestructura
%acum.
34.7 21.5 17.9 16.1 9.8
34.7 56.2 74.1 90.2 100
% 28 25 24 15 8
%acum. 28 53 77 92 100
Limitantes en el corto plazo 1 2 3 4 5
Gobernabilidad Financiamiento Expectativas de mercado Políticas económicas Competencias productivas
Destacan como los principales factores que inhiben el crecimiento de la inversión en el largo plazo, la falta de las reformas que el país requiere para hacerse realmente competitivo, la incertidumbre en el entorno y la falta de seguridad. A corto plazo es la falta de gobernabilidad, financiamiento y expectativas del mercado los principales inhibidores de la inversión. México ha conseguido la calificación de grado de inversión y el riesgo país se encuentra en sus mínimos históricos. Esta situación es consecuencia de la estabilidad macroeconómica y el equilibrio en sus balances fundamentales lo que le ha definido una tendencia decreciente en la inflación y las tasas de interés. Hoy se experimentan signos de mejoría en la disponibilidad de crédito y una favorable estabilidad cambiaria, aun a pesar de las presiones internacionales. No obstante lo anterior, las condiciones estructurales del mercado aún muestran debilidad, no existe un marco legal o estado de derecho que reduzca el riesgo, tampoco un marco fiscal que sea promotor de la inversión y garantice la estabilidad tributaria. No cabe duda que el binomio rendimiento–riesgo, del que dependen muchas decisiones de inversión privada, no siempre ha sido positivo en los últimos meses. México tiene ahora un bajo pronóstico de crecimiento y expectativas muy inciertas respecto a los cambios estructurales que se requieren. Sin la aprobación de las reformas estructurales pendientes que incentiven la inversión privada, el efecto 89
multiplicador esperado de la inversión pública, para reanimar la capacidad productiva, estimular las expectativas de ganancias futuras y mejorar el empleo formal, seguirá siendo limitado. Los estudios del Banco de México identifican, en este sentido, los principales obstáculos a la inversión:
Reforma en el sector energético Reforma fiscal Reforma laboral y del sistema de pensiones Mejorar la seguridad pública Mayor desregulación Fortalecer el estado de derecho Mejorar el marco jurídico Mejorar la infraestructura Mejorar el manejo político
En el periodo de enero-junio de 2005, la inversión productiva creció en 7.5% anual. La inversión de las empresas, que incluye la adquisición de maquinaria y equipo nacional e importado, ha mantenido una mejoría luego de tres años de estancamiento. Aunque los resultados muestran una tendencia a la recuperación de la inversión, un aspecto que sigue preocupando es el deterioro de la productividad de la inversión para generar crecimiento. Se observa que el coeficiente de inversión (FBCF/PIB) ha permanecido relativamente estable en los últimos años (gráfica 2) Gráfica 2 Oferta y Demanda Agregada (Variación % real anual) 2004
Oferta Global
2005
I Trim
II Trim
Ene-Jun
III Trim
IV Trim Ene-Dic
I Trim
II Trim
Ene-Jun
5.0
5.8
5.4
6.2
6.8
6.0
3.9
4.8
4.3
PIB Importaciones
3.9 7.9
4.1 10.4
4.0 9.2
4.6 10.4
4.9 11.9
4.4 10.2
2.4 7.9
3.1 9.1
2.8 8.5
Demanda Global
5.0
5.8
5.4
6.2
6.8
6.0
3.9
4.8
4.3
Consumo Privado
3.9
5.2
4.6
5.8
7.0
5.5
5.4
4.4
4.9
Consumo del Gobierno
-0.2
-2.7
-1.5
-1.1
-0.9
-1.2
0.0
-0.5
-0.3
Formación Bruta de Capital Fijo
4.5
5.9
5.2
8.5
10.9
7.5
6.5
8.5
7.5
Exportaciones
9.6
13.7
11.7
12.4
10.3
11.5
4.8
6.3
5.6
Fuente: INEGI
90
Es importante mencionar que para que México pueda crecer a tasas superiores al 5.0% se tendrá que aumentar el ahorro público y privado a un nivel que permita elevar el coeficiente de inversión en dirección al 25%, orientándolo hacia inversiones en tecnología (gráfica 3). Gráfica 3 Inversión y Crecimiento PIB Crecimiento % real anual Inversión % del PIB 25.0
10.0
4.0 15.0
2.0
-4.0
2005/01
2004/01
2003/01
2002/01
2001/01
2000/01
1999/01
1998/01
1997/01
1996/01
-2.0
1995/01
0.0
10.0
(% del PIB)
20.0
6.0
1994/01
(% del crecimiento)
8.0
5.0
-6.0 -8.0
0.0
Fuente: INEGI
De acuerdo con el análisis realizado por el FMI, el NAFTA hoy en día parece ya ser insuficiente para seguir impulsando el crecimiento del país, debido fundamentalmente a que mientras el crecimiento se sustentó en las bases del tratado, la inversión en infraestructura, fuente interna del dinamismo, fue gravemente desatendida. A partir de la puesta en marcha del tratado, en enero de 1994, el valor de las exportaciones creció exponencialmente logrando alcanzar en 2004 un monto cercano a los 190 mil millones de dólares. Sin embargo, el auge de los primeros años ha venido debilitándose de manera progresiva. El valor del comercio exterior de México, que considera exportaciones e importaciones, dejó de representar el 50% logrado en el año 2000, para reducirse a niveles de alrededor del 40%, mostrando a su vez una tendencia decreciente.29 (Gráfica 4) La posibilidad para México de generar mayor crecimiento, una vez que el NAFTA luce agotado, está en las reformas que apuntalen la productividad de la economía. IMF - Stabilization and Reform in Latin America: A Macroeconomic Perspective on the Experience Since the Early 1990s - Chapter 7: External Vulnerabilities 29
91
Hacer más flexible el mercado laboral, eliminar rigideces que aumentan el costo de los empresarios y al sector de la energía son factores de preocupación. Es necesario facilitar la inversión y explotación de nuevas oportunidades y alternativas; las telecomunicaciones son otro sector que está sobrerregulado, lo que eleva el costo de operación de los negocios. Gráfica 4 México: Comercio Exterior y Flujos de IED * IED Millones de dólares
US$
60.0
25,000
50.0
20,000
40.0
15,000
30.0
10,000
20.0
5,000
10.0
0
(% del PIB)
Comercio Exterior Como % del PIB
30,000
0.0
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 /e * Inversión Extranjera Directa Fuente: Banco de México
De acuerdo con estudios del Banco de México, en agosto de 2005 la percepción de los analistas consultados sobre el clima de los negocios para las actividades productivas en los próximos seis meses, tuvo por segundo mes consecutivo un avance en las respuestas de mejora al pasar de 35% al 40%, sin embargo, aún se ubica muy por abajo de los niveles observados el año pasado, pues el 51% afirma que el clima de los negocios permanecerá sin cambio, resultado que sigue siendo atribuible a la incertidumbre generada por el ambiente político interno (gráfica 5).
92
Gráfica 5 Clima de los Negocios en los Próximos Seis Meses Con Relación a los Seis Meses Anteriores Porcentaje de Respuestas Empeorará
Sin cambio
Mejorará
100.0 90.0 80.0 70.0 60.0 50.0 40.0 30.0 20.0 10.0
Oct-03 Nov-03 Dic-03 Ene-04 Feb-04 Mar-04 Abr-04 May-04 Jun-04 Jul-04 Ago-04 Sep-04 Oct-04 Nov-04 Dic-04 Ene-05 Feb-05 Mar-05 Abr-05 May-05 Jun-05 Jul-05 Ago-05
0.0
Fuente: Banco de México
La percepción sobre la confianza de que la economía y el empleo mejorarán durante los próximos seis meses mostró un repunte después de dos meses de bajas, aunque sigue por abajo del 65% de las respuestas. Llama la atención la baja en la percepción de los encuestados de que la economía está mejor que hace un año (gráfica 6). Gráfica 6 Confianza en la Economía Mexicana Porcentaje de Respuestas La economía mejorará durante los próximos 6 meses La economia está mejor que hace un año El empleo aumentará en los próximos 6 meses
95.0 85.0 75.0 65.0 55.0 45.0
Ago-05
Jun-05
Abr-05
Feb-05
Dic-04
Oct-04
Ago-04
Jun-04
Abr-04
Feb-04
Dic-03
Oct-03
35.0
Fuente: Banco de México
93
Lo anterior conforma un escenario poco claro de mejoría en el clima de los negocios y debilidad en la confianza, lo que en el corto y mediano plazo continuará siendo para las empresas determinante en la toma de decisiones sobre inversión. En agosto pasado, la percepción de las oportunidades de inversión muestra que el 47% de las respuestas dicen no estar seguros si es buen momento para invertir contra el 19% que asegura que la situación actual es mal momento. En esa tónica, la confianza de los analistas sobre la situación económica registró nuevamente una baja y se encuentra en más de 20 puntos por debajo del nivel observado el mismo mes de 2004, lo que aún demuestra la debilidad en su recuperación, misma que va de acuerdo con una expectativa de crecimiento acotada por la ausencia de mejores condiciones estructurales y de certidumbre política, siendo estos los factores adversos de mayor peso que continúan limitando el ritmo de la actividad económica (gráfica 7). Gráfica 7 Confianza: Es momento propicio para invertir Porcentaje de Respuestas No está seguro
Mal momento
Buen momento 80.0 70.0 60.0 50.0 40.0 30.0 20.0 10.0
Ago-05
Jun-05
Abr-05
Feb-05
Dic-04
Oct-04
Ago-04
Jun-04
Abr-04
Feb-04
Dic-03
Oct-03
0.0
Fuente: Banco de México
4. Crecimiento e iniciativa empresarial El crecimiento económico tendrá lugar en México en la medida en que se trabaje en un sistema financiero eficiente, en el fortalecimiento del mercado interno, en el avance tecnológico, en el desarrollo del capital humano y en la calidad de los procesos productivos. También se requiere de un gobierno económicamente fuerte, con una agenda bien definida y eficiente, capaz de establecer un sólido Estado de Derecho. 94
Los factores productivos antes mencionados son frecuentemente analizados en función del desarrollo económico, sin embargo extraña que no se cite la función empresarial, ya que el crecimiento económico está determinado en lo fundamental por la actuación del empresario. Los factores productivos concretan su contribución al crecimiento sólo si son convenientemente utilizados y cuando el empresario haya encontrado las formas o los medios para hacerles contribuir al crecimiento económico. La revolución emprendedora ha sido un proceso que se ha visto reflejado a nivel global y que ha impactado el mundo de los negocios. Las iniciativas emprendedoras hacen dos grandes contribuciones a la economía. En primer lugar, juegan un rol crucial en la innovación donde lideran los cambios tecnológicos, el crecimiento en la productividad y la competitividad. En segundo lugar, son el mecanismo esencial por medio del cual millones de personas entran a formar parte de la economía, dándoles una oportunidad de estar en una mejor posición económica. Emprender es un proceso dinámico de visión, cambio y creación. Requiere de energía y pasión para crear e implementar nuevas ideas y soluciones. Pero también es necesario el cálculo de los riesgos, los beneficios, la habilidad de formar un grupo, la capacidad de desarrollar y concretar un plan de negocios y la visión de reconocer las oportunidades. (Kuratko & Hodgetts, 2004, p.30) Bajo esta perspectiva, emprender es más que la mera creación del negocio. Las características para buscar oportunidades, tomar riesgos y la tenacidad para empujar una idea y convertirla en realidad combinan una serie de capacidades y habilidades en un emprendedor. El término entrepreneur se traduce al castellano como emprendedor. La Real Academia de la Lengua Española precisa que el término se refiere a la persona que emprende y se determina a hacer y ejecutar con resolución y empeño alguna operación considerable y ardua. Por su parte, el concepto de empresario se define como el que toma a su cargo alguna empresa o negociación en la que intervienen otras personas, poniendo los recursos necesarios para ella y recayendo en él las pérdidas o las ganancias que resulten. El emprendedor es quien percibe la oportunidad y crea la organización para aprovecharla. Los elementos propuestos por Gartner (1985) para definir el espíritu emprendedor son: el entorno, las características del individuo, el proceso y la organización creada. 95
La más conocida definición del papel del empresario es la de Schumpeter, quien describe al empresario creador como alguien que, a través de nuevas combinaciones de factores de producción, lleva a cabo innovaciones y, con ello, posibilita el desarrollo económico. Los economistas reconocieron la importancia decisiva que tiene el empresario innovador para el crecimiento económico cuando Alfred Marshall (1842-1924) agregó a los tres factores clásicos de la producción: tierra, capital y trabajo, un cuarto elemento: la organización. Pero no fue sino hasta 1912, con el libro de Joseph A. Schumpeter, Teoría del desarrollo económico”, donde se impulsó una visión positiva del empresario. Entre los autores más influyentes que han estudiado al emprendedor se encuentra Kets de Vries (1977), quien identifica al emprendedor a partir de los roles que cumple al concebir e implementar la idea: • Innovación • Administración o coordinación • Toma de riesgos La innovación se puede entender a partir del modelo de Schumpeter (1965), quien resalta esta característica como la función del emprendedor, que crea valor a partir de una combinación novedosa de factores de producción. El rol administrativo no es suficiente para diferenciar entre el emprendedor y el empresario, según Kets de Vries (1977). Esta posición no es compartida por Casson (1982), Baumol (1968) y Kirzner (1973), quienes consideran al empresario como un tomador de decisiones pasivo y calculador, que reacciona mecánicamente ante los cambios del entorno. Según Baumol (1968), el emprendedor es más que un organizador --tal como lo concibe Casson (1982)-- y que un innovador --como lo plantea Schumpeter (1965)--, pues el emprendedor debe conseguir nuevas fuentes de recursos y métodos de mercadeo, además de estructurar la nueva organización. Para completar la concepción de emprendedor propuesta por Kets de Vries (1977), es necesario adicionar la dimensión de la toma de riesgo, así el emprendedor no sólo arriesga su capital económico sino también su imagen social y los costos asociados con el fracaso. 96
En el caso de México, la variable innovación está profundamente influida por la creatividad que caracteriza al empresario o emprendedor (Llano, 1994). En cuanto a la dimensión administrativa del emprendedor, es posible afirmar que el emprendedor en la cultura de nuestro país está fuertemente marcado por el individualismo. La toma de riesgos como un factor que caracteriza al emprendedor en México, se determina por la forma como se está obligado a asumir riesgos en un entorno inestable.
5. Empresas y hombres de empresa En el proceso de emprendimiento los conocimientos y la experiencia son factores de éxito, pero es necesario saber que detrás de cada empresa, al comienzo y en la base de cada iniciativa, hay personas y que es el equilibrio entre personas y procesos lo que nos dará la clave para mantener un rumbo firme. (Shane & Venkataraman, 2000) Encontrar ese equilibrio caracterizada por: • • • • •
en forma sostenida requerirá de una personalidad
La ilusión, el entusiasmo, la motivación La confianza, implica afrontar con ánimo el mal tiempo El optimismo, que no es ingenuidad, sino visión positiva de futuro La paciencia, para entender que crear y hacer crecer lleva tiempo La iniciativa, que se requiere para pasar de la idea a la acción
Las motivaciones, en ese sentido, juegan un papel importante pues no sólo definen las iniciativas, sino que le dan orientación y peso a las responsabilidades que el hombre de empresa tiene que asumir. (Oviatt, Shrader & Mc Dougall, 2004) Algunas de las motivaciones del emprendedor son: • • • • •
Solucionar un problema o atender una necesidad insatisfecha. Aumentar el nivel de vida y crear oportunidades a la familia. Poner en práctica una idea o por crecimiento empresarial. Tradición familiar pero también por independencia o autoempleo. Responsabilidad social, reconocimiento o anhelo de poder. 97
La creación de empresas y con ellas el empleo y la riqueza son el resultado de una acción emprendedora, lo mismo cuando se parte de una nueva idea que cuando se promueve un cambio en una empresa ya existente. Uno y otro caso requieren de la ponderación de unos recursos y capacidades frente a un escenario nuevo e incierto. El riesgo implícito en la decisión, pero sobre todo en la ejecución, afectará el resultado que se obtenga. Las estrategias para el manejo del riesgo no siempre son analizadas en forma explícita, lo que determinará el carácter o el tipo de emprendimiento. La evidencia con la que se cuenta nos permite afirmar que la falta de ponderación de los factores de riesgo eleva la tasa de fracasos en los emprendimientos y, por el contrario, su mejor comprensión mejora la tasa de éxito. Emprender y dirigir en entornos de cambio entraña un esfuerzo disciplinado y una capacidad de aguantar frente a la adversidad, el riesgo, el desencanto y la incertidumbre. La velocidad del cambio, su naturaleza y la percepción subjetiva del emprendedor o empresario, ha hecho que se privilegie la perspectiva administradora de la empresa versus la perspectiva creadora o constructora de futuros; así, el corto plazo domina, se exigen resultados ya y, por lo tanto, se adoptan a menudo decisiones empresariales que perjudican la posición estratégica a largo plazo, único horizonte fidedigno para medir la creación de valor. Las personas empleamos en consecuencia una tasa subjetiva de descuento del tiempo muy elevada, de modo que el futuro cuenta poco. “El hombre es por naturaleza “maximizador”, pero ahora parece que se ha convertido en un sujeto “contractual”, que cambia beneficio por seguridad y abandona la maximización, que implica riesgo”. (Termes, 1986) Ante la ausencia de una perspectiva que supere los límites más inmediatos, el riesgo y la incertidumbre, tan connaturales a la vida, adoptan un tamaño amenazante y desencadenan sentimientos acrecentados de inseguridad, desconfianza y ansiedad. “El hombre en situación de riesgo es maximizador de su propia función de utilidad, la cual depende no sólo de su personal inclinación o aversión al riesgo, sino también de su concreta situación de fortuna o preparación ante el infortunio”. (Termes, 1986) 98
La actividad del empresario está sujeta también a pautas éticas: no sólo se trata de producir más y mejores productos, sino también del cumplimiento de normas éticas. La ética empresarial requiere que el empresario y su equipo dirigente conduzcan la empresa de acuerdo con criterios éticos. En síntesis, se puede afirmar que son responsabilidades del hombre de empresa las siguientes:
Tomar iniciativas y adoptar decisiones. Aceptar riesgos y asumir esfuerzos. Dirigir y entusiasmar a los colaboradores. Entender los mercados y promover las innovaciones. Actuar con responsabilidad social y ética.
6. Lecciones empresariales del crecimiento En sus primeros textos, Schumpeter (Bhidé, 2001) colocó al emprendedor individual en el centro del proceso de la innovación, pero también sostuvo más tarde que la gran corporación usurparía inevitablemente el papel del emprendedor. Las grandes empresas y las pequeñas realizan un trabajo complementario en el concierto de la innovación y el crecimiento económico. Las grandes empresas establecidas gozan de varias ventajas para la realización de iniciativas de gran escala. La más obvia de ellas se deriva de su capacidad para movilizar recursos significativos. Las nuevas empresas, por su parte, tienen mucha mayor flexibilidad. Las primeras se tienen que someter a sistemas de control derivados de los recursos que de terceros manejan, mientras las segundas inician con mayor facilidad nuevas iniciativas, no obstante se encuentran más limitadas en recursos. Los individuos y las compañías que emprenden nuevas iniciativas parten siempre de recursos y de condiciones diferentes que influyen en: • La naturaleza de las oportunidades o necesidades que cubren. • El establecimiento de prioridades y • La elección de estrategias. No obstante lo anterior, el éxito de una nueva empresa dependerá de manera muy importante de las habilidades y las aptitudes de sus fundadores o de los responsables de ponerlas en marcha. 99
Las nuevas iniciativas que surgen de empresas ya establecidas, como el lanzamiento de nuevos productos o su ingreso en nuevos mercados, dependerá, en consecuencia, de la planeación y del talento del personal encargado de su ejecución. En contraste, la puesta en marcha de empresas pequeñas no reclama habilidades excepcionales, ya que tampoco son muchas las posibilidades de alcanzar un mayor tamaño o una rentabilidad extraordinaria. Las nuevas empresas financiadas con capital de riesgo precisan mayor previsión y más flexibilidad. El trabajo en equipo es más importante y es la calidad y el talento de sus fundadores lo que determinará el resultado. Los individuos que toman iniciativas de cambio revolucionarias requieren de una gran previsión, una inusual disposición a correr riesgos, habilidad para inspirar a los demás, creatividad y capacidad para administrar estructuras complejas. Por otra parte, los grandes cambios en las organizaciones y la economía suceden en forma paulatina, como resultado de los esfuerzos complementarios de numerosos emprendedores y empresas ya establecidas. Los emprendedores individuales, que podrían poseer la disposición a afrontar la incertidumbre, carecen del capital para llevar a la práctica innovaciones de gran escala, mientras que las grandes compañías, que poseen los recursos, tienen menos disposición a asumir riesgos y tolerar la incertidumbre. De esta forma, las decisiones e inversiones de los participantes en un mercado contribuyen a definir la escala de operación eficiente y determinan las características estructurales de las industrias a largo plazo. Es evidencia comprobable que los empresarios con la capacidad necesaria para construir o manejar grandes compañías, contribuyen a formar estructuras concentradas de mercado, por el contrario, la presencia de emprendedores menos ambiciosos o capaces, construyen estructuras de mercado fragmentadas y compañías más vulnerables. La observación de la realidad mexicana, que es muy rica en experiencias y cultura en materia de emprendimientos y cambio empresarial, nos ha permitido, a través de sucesivos encuentros con directores y empresarios,30 constatar que en las Seminarios, talleres y conferencias organizadas por el Instituto Americano de Desarrollo Educativo A.C y la Fundación Proempleo Productivo A.C. 30
100
empresas medianas y pequeñas la toma de decisiones en materia de inversiones, los nuevos proyectos y los emprendimientos, están fuertemente influidos, como lo menciona Gartner; por el entorno, las características del individuo, las limitaciones de sus propias estructuras organizativas y el tipo de procesos que realiza. a) Condiciones de entorno • Los cambios en la tecnología y en los gustos del consumidor atraen a nuevas empresas. • Sólo una reducida proporción de nuevas empresas, menos del 10% del total, realizan contribuciones significativas al crecimiento económico y la generación de empleos. • El nacimiento de nuevas empresas está muy relacionado con apoyos de proveedores o el compromiso de grupos de consumidores. • La mayoría de las nuevas microempresas, prestadoras de servicios tradicionales se ubican en industrias maduras. b) Características individuales • El despliegue constante de nuevas habilidades, ambición y tolerancia al riesgo son factores que incrementan la probabilidad de que una empresa nueva llegue a ser grande. • El trabajo constante, la capacidad para inspirar y la disposición a aprender disminuye el riesgo de fracaso. • Las habilidades y el carácter necesario para conseguir cambios y emprendimientos exitosos son escasos. • Las necesidades y circunstancias personales están fuertemente relacionadas con el inicio de nuevas empresas. c) Capacidades organizacionales • El número de nuevas empresas formales que fracasan en los primeros cinco años es del 60%. • De las empresas familiares que han superado los primeros cinco años de vida, se estima que cuatro de cada diez superan el cambio generacional y sólo dos pasan a la tercera generación. • La falta de capacidades para transferir experiencias o para delegar en otras personas incrementa el riesgo de fracaso y la imposibilidad de trascender. 101
d) Procesos de trabajo
• El seguimiento de una estrategia y un método ordenado de planeación reduce el riesgo de fracaso. • La ejecución de una estrategia, cuando se ha podido formular, es el factor clave para la calidad de los resultados que se obtienen. • La falta de sistematización del aprendizaje reduce las capacidades de innovación y de iniciativas emprendedoras. Empresas visionarias: Un estudio realizado por STF, con información pública de empresas mexicanas y la compilación de la revista Expansión, ofrece resultados que confirman la tesis de que las empresas visionarias, claras en sus objetivos y conocedoras de su negocio, actúan con mayor firmeza, sosteniendo un ritmo de actividad e inversión con independencia de las condiciones del entorno a corto plazo. Así, cuando el empresario o el inversionista toman sus decisiones en la perspectiva de largo plazo y bajo criterios que le permiten manejar el riesgo en niveles aceptables por su diversificación, capacidad de innovación y emprendimiento, contribuirán a construir escenarios más favorables a futuro. Las empresas que invierten con independencia del entorno de corto plazo y tienen claridad respecto de su negocio y la dinámica de su ramo o sector, consiguen sistemáticamente el crecimiento, haciendo crecer su sector, incrementando su participación y generando valor económico agregado. La iniciativa emprendedora, pero también la estrategia preactiva, constituyen la base del crecimiento de acuerdo con la teoría schumpeteriana, pero también son la mejor defensa en un entorno de cambio y crecimiento constante que penaliza las respuestas adaptativas o con retraso. Esta tesis constituye la directriz sobre la que analizamos el comportamiento de las empresas de la lista de empresas seleccionadas por Expansión. El siguiente esquema ofrece el marco de referencia para interpretar a las empresas que por iniciativa o estrategia construyen su futuro. Estas empresas se benefician de una actuación adelantada respecto de los jugadores que en su industria actúan afectados por el entorno de corto plazo y no por la claridad y firmeza de sus propias acciones. 102
Gráfica 8 Entorno y respuesta estratégica El entorno es causante
Desempeño menor
Entorno Favorable
Respuesta tardía
Entorno Desfavorable
Adaptación al entorno
Desempeño extraordinario
Desempeño normal
Respuesta anticipada
Respuesta oportuna
Resultado negativo en el sector Respuesta tardía
El entorno es resultante
Resultado superior en el sector
Resultado medio en el sector Respuesta oportuna
Inversión insuficiente
Inversión de Mantenimiento
Respuesta estratégica pasiva o tardía
Respuesta estratégica activa u oportuna
Respuesta anticipada Inversión para el Crecimiento
Respuesta estratégica proactiva o anticipada
Resultados del estudio: El estudio parte de la identificación de las empresas que consiguen moverse de manera significativa, tanto para adelantarse como para retroceder de posición en la lista de acuerdo a sus ingresos. A partir de su identificación se procede a analizar el comportamiento de sus inversiones en activos y la comparación respecto del comportamiento equivalente en su respectivo sector. Las mismas empresas son analizadas desde la perspectiva del crecimiento de sus ventas, su productividad, rentabilidad e incluso creación de valor. Los siguientes cuadros muestran de manera gráfica el comportamiento del conjunto de empresas identificadas. o Empresas con mayor movilidad en la lista 500 Empresas 1 120 Cambian posicionamiento en el quintil respectivo 2 99 Adelantan posición 21 Retroceden posición 1Lista
de las 500 empresas más importantes de la revista Expansión. identificar las empresas que cambian de posición, se divide en quintiles la lista de 500 empresas. Se consideran cambios significativos por quintil aquellos que se mueven 10 posiciones en el primer quintil, 20 en el segundo, 30 en el tercero, 40 en el cuarto y 50 en el quinto. 2Para
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o Comportamiento de las inversiones en activos y ventas De las 99 empresas que mejoraron su posición en el ranking, 69% de ellas crecieron su inversión en activos por encima del crecimiento promedio de su sector y el 80% de las mismas experimentaron crecimiento en ventas por arriba del crecimiento del sector respectivo.
o Empresas que adelantan: - Inversión y ventas. 100% 69% 80%
99 Empresas adelantan posición 69 Invierten en activos más que la inversión promedio del sector 3 80 Crecimiento en ventas mayor que el crecimiento promedio del sector 4
3El
crecimiento de los activos de la empresa es mayor que el crecimiento promedio de los activos de las empresas del sector listadas en las 500 de Expansión 4El crecimiento en las ventas de la empresa es mayor que el crecimiento promedio de las ventas del sector de las empresas listadas
- Rentabilidad y productividad de activos Del mismo grupo de empresas el 62% mejoró la rentabilidad sobre activos respecto del año anterior y solo el 30% mejoró su productividad, dando margen para que en los siguientes periodos, si mantiene su dinámica o mejoran las condiciones del entorno, manteniendo constante la inversión mejorará la rentabilidad y la productividad de sus activos. - Rentabilidad sobre sus activos 100% 62% 38%
Empresas adelantan posición Crece la rentabilidad sobre activos respecto del año anterior 5 Decrece la rentabilidad sobre activos respecto del año anterior
- Productividad de sus activos 100% 30% 70% 5La 6La
Empresas adelantan posición Crece la productividad de los activos respecto del año anterior 6 Decrece la productividad de los activos respecto del año anterior
utilidad generada sobre los activos de la empresa crece sobre el año anterior y es superior a la rentabilidad del sector. productividad de los activos de la empresa crece sobre el año anterior y es superior a la productividad del sector.
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De estas empresas el 78% consigue en el mismo periodo crear valor agregado al descontar el costo de oportunidad del dinero al rendimiento sobre capital obtenido por la empresa. Es importante hacer notar que el 50% de estas empresas genera un valor económico agregado superior a la mediana y moda del conjunto de la lista de 500 empresas, y en su respectivo sector se ubican entre los jugadores más dinámicos y rentables. o Empresas que retroceden: - Inversiones en activos y ventas De las 21 empresas que retroceden en su posición en el ranking, 76% de ellas decrecieron su inversión en activos en forma más que proporcional respecto del comportamiento promedio de su sector, y el 100% de las mismas experimentaron un crecimiento menor que el crecimiento en ventas del sector respectivo. - Inversión y ventas. 100% 76% 100%
21 Empresas retroceden posición 16 Invierten menos que la inversión promedio del sector 21 Crecimiento en ventas menor que el crecimiento por sector
- Rentabilidad y productividad de los activos Del mismo grupo de empresas el 47% decreció su rentabilidad sobre activos respecto del año anterior y el 70% decreció su productividad, haciéndose más vulnerable en los siguientes periodos; de mantener su tendencia o si las condiciones de entorno empeoran, su rentabilidad se verá mas afectada debido a su retroceso en productividad. - Rentabilidad sobre sus activos. 100% 53% 47%
Empresas retroceden posición Crece la rentabilidad sobre activos respecto del año anterior Decrece la rentabilidad sobre activos respecto del año anterior
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- Productividad de sus activos. 100% 30% 70%
Empresas retroceden posición Crece la productividad de los activos respecto del año anterior Decrece la productividad de los activos respecto del año anterior
De estas empresas el 67% consigue en el mismo periodo crear valor agregado al descontar el costo de oportunidad del dinero al rendimiento sobre capital obtenido por la empresa. Es importante hacer notar que el 84% de estas empresas genera un valor económico agregado inferior al del conjunto de la lista de 500 empresas, y en su respectivo sector no consiguen destacar. Para el análisis de los casos individuales, tanto del grupo que adelanta como el que retrocede, se utilizó la herramienta de análisis de las estrategias de cambio a partir de las creencias respecto del sector de competencia, los objetivos de la empresa, las competencias individuales, la percepción del mercado y el concepto de producto o servicio. Estrategias de cambio e innovación Dimensiones estratégicas
Pensamiento convencional Administrador
Pensamiento innovador Emprendedor
Características sectoriales
Las condiciones y reglas están dadas
Es posible modificar condiciones del sector.
Orientación Estratégica
El objetivo es ganar a la competencia
El objetivo es ofrecer un cambio cuantitativo en el valor a fin de dominar el mercado.
Mercado / clientes
La empresa debe mantener y aumentar su base de clientes Debe centrar su atención en características que los clientes valoran de modo diferente.
La empresa se orienta a partir del mercado. Se centra en los aspectos claves valorados en común por los clientes.
Competencias
Las empresas deben aprovechar al máximo sus ventajas y capacidades.
La empresa no debe verse limitada por lo que tiene.
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Productos y servicios
Existen unos límites tradicionales del sector que determinan los productos y servicios que puede ofrecer la empresa.
La oferta de productos se define en términos de soluciones integrales pudiendo salir de los limites tradicionales del sector
Un estudio dirigido por A.T. Kearney a 300 jefes de empresas y altos directivos, respecto del conocimiento y comprensión que tienen los líderes empresariales sobre el crecimiento, reveló que las empresas no aprovechan su potencial de crecimiento. Los ejecutivos valoraron su propio grado de aprovechamiento en 4.5 sobre una escala de 1 (bajo) a 8 (alto). También informó sobre las principales barreras al crecimiento, en donde se destacó que el principal obstáculo se encuentra en el liderazgo y las capacidades organizacionales en el 42% de las respuestas; en contraste, las condiciones de entorno aparecieron solo en el 7% de las respuestas. Entre las medidas que consideraron importantes para fomentar el crecimiento se encontraron las siguientes: definir la orientación estratégica de la empresa (50%), identificar los factores culturales que inhiben el crecimiento (21%), elegir la estrategia de crecimiento (13%), eliminar las barreras internas que entorpecen el crecimiento (9%) y monitorear mejor a la competencia (7%). El estudio de casos individuales de empresas líderes en nuestro país nos ha permitido confirmar, de manera cualitativa, pero sin lugar a dudas, que las empresas de crecimiento no son producto de un entorno favorable sino de las características de sus equipos directivos, la claridad de sus estrategias y el conocimiento amplio de su sector y el mercado. Por último, dado que los ciclos económicos son una realidad, conviene enfrentarlos con realismo y evitar que lo inmediato mande sobre el largo plazo y que se pierda la vista del conjunto por la sobrevaloración de los acontecimientos coyunturales. Algunos líderes de empresas suelen encarar los problemas con exceso de confianza, suponiendo que su industria no enfrentará un peligro real. Cuando el ciclo es desfavorable se convierte entonces en un hecho que los afecta directamente. La reacción inmediata la encuentran haciendo recortes en todos los rubros, desde gastos en investigación y desarrollo hasta despidos de personal. 107
En una recesión, los empresarios visionarios no deciden como todos. Estas elecciones intuitivas no son jugadas riesgosas, sino acciones rigurosas y sistemáticas dirigidas a consolidar su posición en el mercado. En la primera fase de una recesión, algunos empresarios se aferran a los años de crecimiento rentable y a su reconocimiento de mercado, pero cuando la recesión avanza, la industria se desacelera y sus presupuestos no se alcanzan, empiezan hasta entonces a tomar medidas. Algunos adoptan una posición pasiva y otros, por contraste, invierten en nuevas empresas para diversificarse; su postura es defensiva. Sin embargo, los que dirigen con prudencia no toman ninguno de los dos extremos, sino que se preparan para el peor escenario, pero al mismo tiempo profundizan en los proyectos e inversiones que les dan una mayor fortaleza competitiva, actuando en consecuencia de manera proactiva. En la fase de recuperación del ciclo se generan expectativas que llevan al empresario reactivo a realizar las inversiones que tendría que haber hecho con antelación, resultando ventajosas solo en los casos en los que los competidores hubieran adoptado la misma actitud. En cualquier caso, el exceso de confianza frente a una recesión y los drásticos recortes de costos y gastos cuando se convierte en realidad, así como el aumento en el gasto frente a las señales de reactivación, no son comportamientos aconsejables. Paradójicamente, en períodos de crisis las empresas visionarias deciden ir contra la corriente, para emerger del bache económico en mejores condiciones que la competencia. Normalmente cuentan con planes de contingencia, se concentran en lo que mejor hacen, mantienen sus proyectos de crecimiento e inversión al tiempo de fortalecer sus lazos con sus socios de negocio, clientes, proveedores y empleados.
7. Conclusiones Algunas empresas han sabido crecer, otras desaparecen, muchas sobreviven y muy pocas trascienden. Las estrategias de crecimiento empresarial dependen de visión y ejecución alineadas. Identificar la oportunidad, desarrollar la competencia y hacerlas coincidir consistentemente es una habilidad que pocas empresas consiguen. El estudio del comportamiento de las empresas mexicanas identificadas como líderes es muy elocuente respecto de la comprensión del fenómeno de crecimiento. El entorno económico y los determinantes de la inversión pasan a un segundo término cuando la oportunidad empata con la capacidad. 108
El crecimiento de las empresas y la creación de riqueza en el país están fuertemente ligadas a las capacidades de generación de valor. El conocimiento y las capacidades individuales son más importantes que los recursos financieros. Desde esta perspectiva se enriquece la comprensión del crecimiento y se abre una perspectiva alentadora para el emprendimiento y la creación de valor en las empresas.
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Comentarios Finales
C.P. José Coballasi H. Presidente de Ponencia Ad Value Asesoría de Inversiones S.C. Director
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Conclusión Las grandes lecciones que nos ha dejado la historia económica de México a lo largo del siglo XX hay que recordarlas todos los días, aprender lo positivo de ellas y rechazar o borrar de nuestra agenda lo negativo para no cometer, o no permitir, que se cometan los mismos errores del pasado. Al recorrer su historia, en lo económico y en lo político, hemos recordado claroscuros que animaron o deprimieron su bienestar. A principios de los años treinta, el país se levantaba de los golpes de la posrevolución, gracias a nuevas políticas de desarrollo social, al impulso de la agricultura, a grandes inversiones en obras de irrigación y al inicio de la industrialización. Le siguió un periodo de bonanza que duró aproximadamente 30 años, con un crecimiento promedio de 6% sostenido y con una inflación casi inexistente. El periodo conocido como Desarrollo Estabilizador mantuvo una casi completa estabilidad durante 22 años, la cual terminó con la devaluación de 1976. A partir de ese año las condiciones cambiaron: vino un rompimiento brusco de la estabilidad económica, con desequilibrios en el déficit fiscal, producto del exagerado gasto público, sobreendeudamiento e impresión de billetes para financiar el déficit y, con esto, crisis recurrentes que se presentaron principalmente a finales de cada sexenio. En los años noventa se inicia una etapa de estabilidad económica, la que se ha venido consolidando en los últimos cuatro o cinco años, debido al ajuste del gasto público, a la corrección del desbalance externo y a la reducción del sobreendeudamiento. Gracias a ello se están alcanzando logros, como el abatimiento de la pobreza, la relevante reconsolidación de la clase media y el desempeño destacado de algunos rubros de la economía, como el sector vivienda y la venta de automóviles y electrodomésticos, entre otros. El ingreso per cápita en el 2004 llegó a casi 7,000 dólares anuales. Sin embargo, la política económica --en lugar de implementar mecanismos para el ensanchamiento de los ingresos fiscales-- optó por la reducción del gasto a través de una disciplina fiscal estricta y de una disminución en el endeudamiento, lo que ha provocado un exiguo crecimiento durante los últimos cinco años. Como hemos mencionado a lo largo de este trabajo, es importante continuar insistiendo en la creación de un clima más favorable para el binomio 111
productivo “empresa-empresario”; México debe unirse a la revolución emprendedora que impacta favorablemente a los negocios. La iniciativa emprendedora da origen a grandes contribuciones a la economía, como la innovación, los cambios tecnológicos y el aumento de la productividad, las cuales son creadoras de valor y riqueza, mecanismos esenciales para dar paso a que millones de personas pasen a formar parte de la economía, con estabilidad y crecimiento. México debe prever los riesgos y evitar los errores que lo fuercen a volver al pasado. Los principales riesgos y tareas que este trabajo ha identificado son los siguientes: o La resignación a un crecimiento mediocre con insuficiente creación de empleo. Un periodo prolongado de estabilidad macroeconómica, con la corrección de desbalances no ha garantizado el crecimiento económico elevado y sostenido. Por lo que podemos decir que la estabilidad es una condición necesaria, más no suficiente. o La brecha entre los países que han realizado cambios estructurales con estabilidad y México. Diversas economías emergentes, como Chile, España y Australia, entre otras, han detonado su crecimiento, y lo han logrado a través de mantener una estabilidad macroeconómica, un mercado maduro y al haber concretado sus reformas estructurales. A diferencia de estos países, México, que ya cuenta con estabilidad y un mercado interno maduro, no ha podido concretar estos cambios estructurales necesarios para detonar su crecimiento económico. o Las presiones sobre el déficit fiscal. El actual déficit fiscal tendrá un panorama complicado en los próximos años. Las presiones por la deuda del Gobierno Federal, incluyendo los Pidiregas y el Fobaproa, así como el gasto de las pensiones, tienden a aumentar de manera importante en el tiempo; en la medida en que no se realicen esfuerzos para la acumulación de ingresos adicionales para el sector público, se presentaría un aumento importante en el déficit público.
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o La presión en el balance con el exterior y la pérdida de competitividad. En los próximos años, el desequilibrio en la cuenta corriente es un riesgo potencial para nuestro país, debido a la disminución de los niveles de competitividad de las empresas mexicanas. Actualmente, México se ubica en el lugar número 56 en la posición global de competitividad, en los últimos cinco años ha retrocedido nueve posiciones. Las economías emergentes, como las de China, Brasil e India, han penetrado en el mercado norteamericano y obtenido ventajas competitivas sobre México, deteriorando el volumen de nuestras exportaciones. o La presión sobre el endeudamiento de empresas y familias. El balance ahorro-inversión del sector privado podría desequilibrarse ante contingencias macroeconómicas de largo alcance, en especial derivadas de movimientos bruscos en las tasas de interés y/o del tipo de cambio. o Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Nuestro intercambio comercial con Estados Unidos y Canadá se ha reducido. El ciclo comercial e industrial se ha ido desvinculando, lo que significa que el Tratado podría estarse agotando. En los primeros años de vigencia del Tratado de Libre Comercio, por cada punto de crecimiento de la economía estadounidense nuestras exportaciones aumentaban 6%, actualmente esta correlación es solo del 2%. Es entonces necesario reestructurarlo para que tenga nuevamente vigencia o en todo caso buscar nuevas alternativas. o Falta de aprobación de las Reformas Estructurales La consolidación y aprobación de las reformas estructurales es indispensable para detonar el crecimiento económico y así poder combinar una estabilidad macroeconómica y un mercado interno maduro. Hasta ahora estas necesarias reformas no se han concretado, de tal forma que las empresas mexicanas no pueden mejorar su productividad para hacerle frente a un entorno internacional cada vez más competido. Este cambio estructural es evidente y reconocido ampliamente, sin embargo, los partidos políticos representados en el Congreso retardan y traban el proceso de aprobación. Es indispensable continuar la presión al Congreso para que las Reformas Estructurales sean aprobadas. 113
Las principales reformas que deben concretarse son:
Reforma en el sector energético Reforma fiscal Reforma laboral y del sistema de pensiones Reforma para fortalecer el estado de derecho Reforma para mejorar la seguridad pública Reforma para mejorar la gobernabilidad
Comentarios Finales Es innegable que México se encuentra, hoy, en un periodo de estabilidad; pero para lograr que esta estabilidad se traduzca en crecimiento con elevada generación de empleos, es necesario, de forma terminante, un cambio a fondo de las estructuras del país. Las decisiones deben tomarse y las acciones realizarse en el corto plazo. No se debe perder tiempo, ya que los espacios están siendo aprovechados por otros países. Aprovechar oportunidades y librar los obstáculos es trabajo no sólo del sector público, sino de la sociedad en general, de todos. El sector empresarial es el pilar de la economía, razón por la cual hay que prestarle toda la atención y el cuidado a este segmento. Se debe alentar a los impulsores de la empresa: los empresarios emprendedores y directores, así como a todos sus colaboradores cercanos y lejanos. Ellos son los que mantienen vivos los deseos de crear, innovar, producir y crear riqueza. Lo anterior conduce a la recomendable actitud de que estamos en posibilidad de asumir, con la certeza de que la respuesta será positiva. Muchas de nuestras empresas y también muchos de nuestros empresarios, emprendedores y directores, avalarán esta aseveración, aunque parezca temeraria. Las tan llevadas y traídas reformas estructurales y su falta de aprobación integral han impedido que México detone su crecimiento. Por eso, en esta parte final de la Ponencia IMEF 2005 se insiste en la creación conjunta de un clima más favorable para este binomio productivo “empresaempresario” que, apoyado por todos, florecerá y dará los frutos que necesita el país. ¡Esto significa crecimiento! 114
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