Pontifica Universidad Católica del Ecuador GEOPUCE Número 1. Escuela de Ciencias Geográficas

Pontifica Universidad Católica del Ecuador GEOPUCE Número 1 Escuela de Ciencias Geográficas - 2010 Imágenes de cubierta y portada: Máximo Reyes - Alt

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Pontifica Universidad Católica del Ecuador GEOPUCE Número 1

Escuela de Ciencias Geográficas - 2010 Imágenes de cubierta y portada: Máximo Reyes - Altopíxel

Garza Real, Zapotillo, Provincia de Loja.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR Rector Dr. Manuel Corrales Pascual S.J. Director General Académico Ing. Galo Cevallos Ricaurte Decano de la Facultad de Ciencias Humanas Dr. Juan Hidalgo Aguilera Directora de la Escuela de Ciencias Geográficas MSc. Azucena Vicuña Cabrera GEOPUCE Publicación anual EDITORA Mtr. Monserrath Mejía Salazar COMITÉ EDITORIAL Dr. Juan Hidalgo Aguilera, MSc. Olga Mayorga Jeréz, Mtr. Monserrath Mejía Salazar, MSc. Azucena Vicuña Cabrera, Geóg. Freddy López Cueva, Mtr. Galo Manrique Yacelga Revista de la Escuela de Ciencias Geográficas GEOPUCE Número 1 - 2010 No. de derecho de autor: 033572 ISSN: 1390-566X Corrección de textos: Consuelo Sánchez Diagramación: Carlos Reyes Ignatov Impresión: Abilit Toda correspondencia dirigirse a: Av. 12 de Octubre, 1076 Teléfono: 2991715 Correo electrónico: [email protected] Los artículos son responsabilidad de los autores

ÍNDICE | GEOPUCE 1

Presentación

5

Ordenamiento territorial: aclaraciones y aspectos para reflexionar

7

Juan Hidalgo Aguilera

Freddy López Cueva

El enfoque ecosistémico y su aplicación en la elaboración de los planes de ordenamiento territorial en el Ecuador

13

Enfoque paisajístico y ecosistémico en ordenamiento y gestión territorial

25

El paisaje como recurso: desarrollo de un modelo para su análisis, diagnóstico y planificación

37

Discusiones sobre el desarrollo sustentable: aproximaciones gráficas

47

Quito, su territorio y crecimiento

53

Metodología del proyecto «Prospectiva de organización territorial de las parroquias que se encuentran en el área de influencia del nuevo aeropuerto internacional de Quito»

67

Veinte años de la Escuela de Ciencias Geográficas de la PUCE

83

Disertaciones de grado y tesis de maestría en la Escuela de Ciencias Geográficas de la PUCE

99

Luis Meza Sánchez

Svetlana Zavgorodniaya

Alejandro Gómez Villarino

Pablo Iglesias Paladines

Leonardo Cevallos Jaramillo

Olga Mayorga Jérez

Juan Hidalgo Aguilera

Freddy López Cueva

Fuente: Archivo Escuela de Geografía.

Presentación Dr. Juan Hidalgo Aguilera

Decano de la Facultad de Ciencias Humanas - PUCE Pontificia Universidad Católica del Ecuador

La Escuela de Ciencias Geográficas inicia la publicación de la Revista GEOPUCE con el objetivo de difundir los resultados de las investigaciones realizadas y conmemorar el vigésimo aniversario de creación de esta unidad académica. En concordancia con los principios en los que se fundamenta la actividad educativa de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y su Facultad de Ciencias Humanas, la Escuela de Ciencias Geográficas forma profesionales de alto nivel académico permitiéndoles entender de manera responsable, visionaria y crítica las relaciones entre el espacio y la sociedad y dar respuesta a los problemas que se presentan en este contexto. De acuerdo con lo anterior, el geógrafo de la PUCE se caracteriza por su amplia formación científica y humanística, y su versatilidad profesional. Objeto privilegiado de su estudio es el espacio, o el territorio en que se desarrollan las actividades humanas, y el dominio de técnicas de análisis espacial aplicadas tanto a la planificación y al ordenamiento territorial como al medio ambiente. En este contexto, la revista GEOPUCE pretende ser un aporte para la mejor comprensión del manejo del espacio por parte de la sociedad ecuatoriana, que tradicionalmente ha identificado la Geografía como un estudio descriptivo y memorístico de accidentes geográficos y con la realización de nomenclaturas de lugares y fenómenos, en detrimento de la esencia del estudio geográfico que consiste en el análisis de la interrelación entre la sociedad y la naturaleza. Los artículos de este primer número son contribuciones de profesores de la Escuela, así como de egresados de las carreras de pregrado y posgrado. Están dedicados a la reflexión de aspectos teóricos importantes y actuales, como el ordenamiento territorial y el desarrollo sustentable. Así, se encuentran textos como «Orde-

namiento territorial: aclaraciones y aspectos para reflexionar» que ofrece un análisis sobre el marco teórico del ordenamiento territorial; «El enfoque ecosistémico y su aplicación en la elaboración de los planes de ordenamiento territorial en el Ecuador» vincula el enfoque ecosistémico con el ordenamiento territorial; «Enfoque paisajístico y ecosistémico en ordenamiento y gestión territorial» realiza una revisión de algunos conceptos de paisaje y ecosistema y se ofrecen herramientas para la interpretación espacial de los procesos de organización y gestión territorial; «El paisaje como recurso: desarrollo de un modelo para su análisis, diagnóstico y planificación» define el paisaje como la percepción polisensorial y subjetiva de la manera en que se manifiesta el sistema territorial, considerándolo como un recurso susceptible de ser utilizado de múltiples formas, pero siempre bajo la idea de racionalidad, sensatez y sostenibilidad; y «Discusiones sobre el desarrollo sustentable: aproximaciones gráficas» hace referencia a la capacidad de la mente humana para sintetizar los conocimientos mediante gráficos e imágenes que facilitan la comprensión de fenómenos complejos que ocurren en un espacio determinado; además, este artículo describe el uso de herramientas gráficas para la evaluación del desarrollo sustentable en proyectos ambientales, económicos y sociales. Igualmente, se pueden encontrar artículos que exponen los procesos y los resultados de investigaciones realizadas por profesionales graduados en la Escuela. El texto «Quito, su crecimiento y territorio» analiza de manera prospectiva el crecimiento de Quito, mediante el análisis espacial de las condiciones socioeconómicas a nivel parroquial y las tendencias de crecimiento de la ciudad. «Metodología del proyecto “Prospectiva de organización territorial de las parroquias que se encuentran en el área de influencia del nuevo aeropuer-

to internacional de Quito”» es un estudio que trata de adaptar varias metodologías de diagnóstico y análisis territorial con la finalidad de vislumbrar a futuro el territorio del área de estudio. Finalmente, se entregan dos anexos: el artículo «Veinte años de la Escuela de Ciencias Geográficas» en el que se realiza una síntesis histórica institucional, que per-

6|

mite conocer la trayectoria de nuestra Escuela. Y como complemento la reseña «Disertaciones de grado y tesis de maestría en la Escuela de Ciencias Geográficas de la PUCE» Con este primer número de su revista, la Escuela de Ciencias Geográficas espera contribuir a la reflexión de temas relevantes de la Geografía actual y su aplicación.

Ordenamiento territorial: aclaraciones y aspectos para reflexionar Geóg. Freddy López Cueva Profesor principal de la Escuela de Ciencias Geográficas Pontificia Universidad Católica del Ecuador Av. 12 de Octubre 1076 y Roca [email protected] Quito, Ecuador

Imagen 1. Valle de Los Chillos al este de Quito. Zona de desarrollo urbano con cambios en el uso del suelo.

Fuente: Archivo Freddy López.

Precisiones iniciales

En Geografía, algunos conceptos han evolucionado o han cambiado de significado con el correr del tiempo. Entre ellos se encuentra el de ordenamiento territorial (OT), que desde hace algunas décadas tiene una importante aplicación en los procesos de planificación del territorio. Comúnmente, el término ordenamiento territorial tiene acepciones que van desde una visión macropolítica hasta lo utilitario inmediato. El término, usado y abusado para explicar y respaldar políticas de todo tipo o para expresar la voluntad de usar y explotar mejor los recursos naturales y los espacios a nivel muy local, parece ser

una especie de justificación de moda que debe explicarlo todo, en especial, las acciones que modifican los territorios. En este artículo se entenderá el territorio como aquel espacio delimitado que constituye la matriz donde se expresan las voluntades de una sociedad organizada. Incluye, por lo tanto, la normativa jurídica, las actividades económicas, la presencia de la sociedad como conglomerado humano y el conjunto de procesos naturales; en otras palabras, es el espacio geográfico matizado por los múltiples rasgos de las culturas que los habitan, su actividad económica y el sustrato natural. Hace pocos lustros atrás, el término espacio geográfico hubiera

bastado para denominar este lugar tridimensional que corresponde a un segmento de la biosfera del planeta, hoy llamado territorio. Actualmente, el OT es un concepto complejo que puede asumir múltiples acepciones, todas ligadas con ordenar o con poner orden. Así, el OT viene a ser una especie de mosaico cuyas partes, a manera de un rompecabezas, se articulan entre sí, dando forma a un ideal de territorio donde las actividades humanas y los procesos naturales coexisten influenciándose mutuamente, condicionándose las unas con los otros y donde el fin es el desarrollo sustentable de una sociedad.

Ordenación, ordenamiento y aménagement du territoire

En España, el vocabulario geográfico diferencia la ordenación del territorio del ordenamiento territorial. La primera se concibe como la «Política que se ocupa de la presencia, distribución y disposición en el territorio de aquellos hechos a los que se confiere la capacidad de condicionar o influir en el desarrollo y el bienestar de sus habitantes» (ADUAR, 2000: 244-245). Por su parte, el ordenamiento territorial es el conjunto de normas que regulan los usos y la ocupación del territorio. Corresponde a la normatividad jurídica de todo tipo que afecta al territorio. En América Latina no se hace esta diferencia. Al contrario, el ordenamiento territorial corresponde a lo que en España se denomina ordenación del territorio y no existe un término específico para designar la normatividad jurídica de los territorios. Se debe, por lo tanto, aceptar esta distinción y, al mismo tiempo, hacer las aclaraciones necesarias. Siguiendo lo acostumbrado, y reconociendo estas diferencias, se aceptará entonces el ordenamiento territorial en Ecuador como equivalente a la ordenación del territorio en España. En el vocabulario de la geografía francesa, de tanta influencia en nuestro país, el ordenamiento territorial está traducido como aménagement du territoire que, en la práctica, según las distintas escalas de aplicación, se ocupa de las grandes inversiones en infraestructura, transferencias tecnológicas, equipamientos territoriales, protección de áreas naturales, generación y distribución de energía, creación de parques y, además, puede llegar incluso a incidir en la movilidad geográfica de la población (BRUNET, 2001: 29). Tanto el término español como el francés coinciden y se expresan explícitamente en la Carta Europea de Ordenación del Territorio que define el OT como «[…] la expresión espacial de la política económica, social y cultural de toda sociedad» (ADUAR, 2000: 245). No obstante, una traducción literal del término aménagement du territoire sería más bien «ordenamiento del territorio».

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Ordenamiento territorial y políticas públicas

Por lo general, las políticas, cualquiera que sea su interés particular, determinan modos de actuar que de acuerdo con la autoridad que las dicta corresponden a un ideal, a un deseo, que la política trata de convertir en realidad. Desde esta perspectiva, el OT es un «ideal» alcanzable a través de la ejecución de esa política. Pero ¿cómo definir ese ideal sin haber establecido previamente un modelo que sea capaz de mostrar el resultado de lo que quisiéramos? Desde este punto de vista, el OT se define claramente como un proceso previo a cualquier política de OT. Estas dos aproximaciones pueden sintetizar las cuestiones clave de todo proceso de OT: es un paso previo al dictado de una política de OT y es el resultado de la formulación, declaración y ejecución de una política de OT. El viejo dilema de cuál es primero tiene aquí una más de sus expresiones sin una clara respuesta al asunto aludido.

La ciencia regional, una nueva manera de ver las cosas

Los economistas fueron, tal vez, los primeros que apreciaron la planificación regional como una poderosa herramienta para la planificación física del territorio. Sin embargo, en ningún momento de su acción, hasta casi concluido el siglo xx, se percibió el conjunto territorial como el objeto y el sujeto de esta planificación. Son bien conocidos el interés y el sesgo sectorial que todo proceso de planificación económica del espacio persigue. Se creía que la simple superposición de los planes sectoriales daría como resultado una interacción sinérgica que sería el motor del desarrollo integral de una sociedad; se daba por descontado que de esa manera se optimizarían la ocupación del espacio, la explotación de sus recursos naturales y el conjunto de aspectos sociales. La planificación regional es el resultado de todo ello. De otro lado, la ciencia regional se impuso con fuerza en varios continentes, principalmente en Europa y Norteamérica. Tímidos esfuerzos se realizaron en América Latina y jamás se dio continuidad ni seguimiento a proceso alguno, excepto, tal vez, el caso chileno. La regionalización de Chile concluye hace más de dos décadas y fue el resultado de una deliberada intención de cambiar las estructuras administrativas y productivas de la sociedad y el territorio chilenos. Completada en un período dictatorial, la regionalización de Chile se basa en las características del espacio físico como componente principal de la estructura regional que está finalmente determinada por la presencia de polos de desarrollo que son los que articulan y dan presencia e identidad a la región. A nuestro entender, tan aséptica fue la regionalización que las regiones no se identifican por un nombre conocido sino por un número asignado en una se-

cuencia de norte a sur del territorio nacional chileno.La teoría regional se escribe ampliamente tanto en lengua inglesa como francesa. Pocos textos aparecen en castellano y los procesos de regionalización que se desarrollan en Latinoamérica vienen acompañados siempre de una carga conceptual e ideológica emparentada con el lugar de origen de los principios e ideologías aplicados. En Ecuador, la antigua Junta Nacional de Planificación y Coordinación Económica fue tempranamente influenciada por la Escuela Francesa y posteriormente por los modelos cepalinos. En el mundo entero, pero particularmente en Europa y Estados Unidos, la moda de la región y la ciencia regional se han desarrollado con fuerza, produciendo una importante literatura que aborda los múltiples aspectos de la región. La teoría regional se impone y se tratan de descubrir las leyes que determinan el aparecimiento, comportamiento, crecimiento y desarrollo de la región. A pesar de estos esfuerzos teóricos y prácticos, se corrobora que la región corresponde a un criterio funcional donde el azar y el sesgo impuesto por el planificador impiden el establecimiento y discernimiento de las leyes que supuestamente rigen la región. Se termina por aceptar, finalmente, que la ciencia regional carece del poder que la predicción, a través del entendimiento de sus Leyes, le hubiera conferido. Múltiples modelos matemáticos, empíricos y funcionales se aplican para establecer regiones y modelar el espacio de su influencia. Se correlacionan abundantes variables y criterios que hacen del dominio de la regionalización una tarea de expertos teóricos y prácticos. En este sentido, BENKO (1998: 54) agrupa los dominios abordados por la reflexión regional en cuatro familias: • la

localización de las actividades económicas; organización y estructuración del espacio; • las interacciones espaciales; • el desarrollo regional. • la

En todas estas familias de temas, abordadas por el análisis regional, se observa claramente un sesgo economicista. Según el mismo autor, los criterios que guían la selección de las variables y su correlación se establecen a partir de una base económica keynesiana y son el resultado de un largo proceso de reflexión que data de 1937. De acuerdo con esto, los espacios, es decir la región, están determinados por fundamentos económicos que son los que determinan las principales relaciones al interior de la sociedad y la relación de ésta con su entorno natural. El resultado se perfila, entonces, como una resultante de base económica pura. El análisis regional delineado de esta manera considera un aspecto estrictamente geográfico al que no puede negar su importancia: el problema de la localización. La Geografía da buena cuenta de este asunto ya que es una de sus principales preocupaciones. Por ello, la pla-

nificación regional, así como cualquier otro proceso que incluya el espacio, no puede dejar de considerar la Geografía como un aspecto esencial que no solo contribuye

Los esfuerzos por conocer el espacio han resultado en completos tratados de geografía natural y geografía social de comarcas, países, regiones y continentes. sino que condiciona los análisis del territorio. De esta manera, la planificación regional pertenece no solo al ámbito económico sino que, por derecho propio, es un asunto geográfico. Sin embargo, la localización no es el único aspecto geográfico que se considera en un proceso de planificación territorial. Están los flujos, las articulaciones espaciales, las poblaciones, las estructuras urbanas, las vías y muchas más redes. En fin, todos los aspectos que conforman el espacio geográfico. El saltus y el ager pueden ser considerados como las primeras categorías de espacios que deben ser tomados en cuenta desde el punto de vista geográfico. Si bien están ligados con un uso que está inserto en las actividades económicas de una sociedad, la apreciación geográfica rebasa este análisis para situarlo en el plano de las relaciones sociedad - naturaleza. La planificación económica, es decir la planificación regional, sí ha considerado los aspectos naturales dentro de sus procesos. Sin embargo, éstos estuvieron relegados a un segundo plano ya que el meollo del asunto estuvo centrado en el rol que jugaba la economía en la configuración espacial. Por ello, en muchos de los planes surgidos de la planificación regional se detectan carencias en cuanto a las relaciones sociedad - naturaleza se refiere.

El concepto de espacio geográfico, ancestro de la noción de ordenamiento territorial

En la aproximación geográfica de la planificación del territorio las ideas e ideales de ordenar el espacio y el territorio no son nuevos. Para cumplir este propósito primero es indispensable partir del conocimiento de la situación actual. En este sentido, la Geografía ha producido innumerables obras que abarcan un amplio espectro que va desde una somera descripción hasta una completa planificación. La Geografía Descriptiva, venida a menos desde hace mucho tiempo atrás, puede considerarse como el esbozo inicial del diagnóstico indispensable para un proceso de planificación. Los esfuerzos por conocer el espacio han resultado en completos tratados de geografía natural y geografía social de comarcas, países, regiones y continentes. |9

Imagen 2. Zumbahua, Provincia de Cotopaxi. A 4.000 o más metros de altitud las actividades agroproductivas no son seguras.

Fuente: Archivo Freddy López.

A principios de los años 70 se establecía una clasificación relativamente completa de los tipos de organización del espacio geográfico. Nótese que en estos momentos la noción de territorio queda de alguna manera relegada y arrinconada a su acepción de espacio de administración pública, al menos por el momento. Más tarde, como lo señala GEORGE, se comienza a concebir la organización del espacio como el «[…] acondicionamiento para responder a las necesidades de la comunidad local, del mosaico constituido por el espacio bruto diferenciado» (DOLLFUS, 1976: 111). La noción de territorio, más amplia y holística y que reemplazará más tarde a la de espacio geográfico, va definiéndose poco a poco, en función de los nuevos paradigmas que la economía y la ecología van imponiendo. Los años 60 marcaron los inicios de una transformación en la manera de apreciar las relaciones sociedad - naturaleza que se traducen en los años 70 en una acción política fuerte, con sesgos ecologistas, y que es la que empieza a imponerse fuertemente en Europa y luego en el resto del mundo. Los países del tercer mundo, en vías de desarrollo según otros, poco o nada asimilaron de estas nuevas aproximaciones espaciales y territoriales, que al final dan cuenta de una nueva relación ser humanonaturaleza. 10 |

A pesar de estas nuevas percepciones del espacio, escenario donde los humanos realizamos nuestras actividades, no será hasta bien entrados los años 80 que la noción de territorio, tal como se la había precisado al inicio de este artículo, reemplazará a la de espacio geográfico, que a partir de este momento hará referencia casi exclusivamente al espacio físico. Las reflexiones sobre planificación regional y planificación física quedan desfasadas con respecto a lo que debería hacerse en el espacio a fin de «responder a las necesidades de la comunidad», aspecto éste que considera en un primerísimo lugar las condiciones de la naturaleza. En los años 70 se daba cuenta de los siguientes tipos de espacios geográficos (DOLLFUS, 1976): • espacios • espacios

recorridos, pero no organizados; acondicionados por sociedades «no desarro-

lladas»; • espacios • espacios

de los países subdesarrollados; de los países industriales.

En todos estos tipos de espacios la carga conceptual que los define se basa en las características de orden y acondicionamiento que las sociedades involucradas hicieron en sus territorios. Marcada aún por las condiciones de

la economía practicada por las sociedades en cuestión, esta tipología considera ya, como la geografía lo ha hecho desde siempre, las limitantes y potencialidades que la naturaleza impone. Según esta reflexión, fácilmente se podría caer en una trampa determinista. No obstante, se trata justamente de lo contrario, es decir, es la voluntad de ordenar los espacios físicos lo que se impone como prioridad. Sin embargo, la naturaleza es respetada y sus características se consideran en un primerísimo lugar cuando se realiza la planificación del desarrollo, no solamente económico sino integral. En esta misma época los espacios geográficos estaban definidos por dos vectores principales: su localización y su diferenciación. Aquí entran en juego las características verdaderamente geográficas, ya que a cada localización debería corresponder una cierta diferenciación que empieza por el reconocimiento de las más elementales características de localización. Cualquier espacio físico terrestre será diferente a otro puesto que ellos nunca se sobreponen. A pesar de esta particularidad propia de cada espacio físico, todos dependen de una red de relaciones que sobrepasa sus límites. Estas macrorelaciones están concebidas en la actualidad como las características globales que hacen del planeta Tierra el lugar que es en el universo. La función de la biosfera de mantener las condiciones para la vida corresponde bien a esta red de dependencia mutua de todo espacio físico. Por ello, se afirma que el Planeta debe ser observado en su conjunto, sin divisiones ni segmentación, ya que cualquier división que se haga corresponderá a una arbitrariedad negativa que afectará los procesos naturales y por lo tanto los resultados esperados de los procesos de planificación del desarrollo. Hoy en día se afirma que el aleteo de una mariposa en el hemisferio Sur puede desencadenar un huracán en el hemisferio Norte. La visión ecologista se ha impuesto y ella misma ha evolucionado hasta asumir una perspectiva más holística: la ambiental.

El actual ordenamiento territorial (OT)

¿Política? ¿Aplicación técnica? ¿Reflexión científica? Quizás el Ordenamiento Territorial abarque todo esto y otras consideraciones adicionales. Este proceso ex-ante y expost de una política de gestión integral del territorio se basa en algunos principios que es necesario reconocer: 1. El ordenamiento territorial es un instrumento para la planificación del desarrollo sustentable de la sociedad. 2. El desarrollo de la sociedad debe tener el carácter de sustentable. 3. La sustentabilidad implica poner límites al desarrollo económico y social de acuerdo con las funciones de la biosfera y con las características de los ecosistemas.

4. El territorio es el espacio tridimensional de la biosfera donde se encuentran las sociedades y culturas jurídicamente organizadas. Según la Escuela Francesa, el ordenamiento es «[una] Acción voluntaria y reflexionada de una colectividad sobre su territorio, sea a nivel local (ordenamiento rural, urbano, local), sea a nivel regional (grandes ordenamientos regionales, irrigación), sea a nivel nacional (ordenamiento territorial)» (BRUNET, 2001: 29). De acuerdo con lo anterior, no cabe duda que el concepto de ordenamiento territorial es aplicable única y exclusivamente a los espacios nacionales. Otras categorías territoriales al interior de cada nación o país corresponden, a su vez, a otras categorías de ordenamiento. Simplificando al máximo, de las aplicaciones del concepto de ordenamiento se puede concluir que mientras el OT asigna actividades territoriales, el ordenamiento regional y local asigna usos territoriales. En este sentido, el OT debe ser considerado como el marco de referencia para los otros niveles de ordenamiento. Por ello, no tiene lógica elaborar planes de uso locales y estimar que su yuxtaposición definirá un marco de OT nacional. En este caso corresponde al Estado nacional su determinación y puesta en vigencia. Todos los demás procesos de planificación, a cualquier otro nivel, deberán estar supeditados a lo establecido en el OT nacional.

Verdaderas diferencias y dificultades

Pero, ¿cuáles son realmente las diferencias entre un proceso de OT y uno de planificación de desarrollo local, regional o nacional? A parte de las diferencias epistemológicas de los términos, la inclusión de nuevos paradigmas debe ser muy cuidadosamente observada. En el actual OT se inserta fuertemente la variable ecológica. Yendo más lejos, hoy en día se estima que el ordenamiento ecológico del territorio es el antecedente sine qua non de cualquier proceso de ordenamiento territorial cuya finalidad sea el desarrollo sustentable de una nación. Lo anteriormente afirmado no deja de ser tentador y de estar a la moda. Sin embargo, impone serias restricciones a los usos y actividades de los territorios y sus recursos. Las mismas sociedades encontrarán en este marco las dificultades para su crecimiento y su desarrollo, por ello se ha mencionado la sustentabilidad del desarrollo como uno de los principios que rige al ordenamiento territorial. En este mismo orden de ideas, y aceptando a priori la prevalencia de las funciones naturales, si la política nacional apunta al desarrollo sustentable de una nación, resulta poco coherente hacerlo fuera de un marco definido por lo ecológico. VALVERDE (et al., 2005: 183) afirma que «para elaborar el ordenamiento ecológico del territorio es necesario | 11

conocer en detalle las condiciones ambientales en cada región del país», lo que supone incluir en el análisis variables socioeconómicas. Evidentemente, al abordar una tarea como ésta, la complejidad puede llegar a tal grado que se requiera de un equipo humano grande y multidisciplinario, así como de un poderoso equipamiento informático y logístico de apoyo.

Conclusiones

Este artículo ha pretendido plantear algunas bases para la reflexión sobre el ordenamiento territorial. Una discusión que, partiendo de la epistemología y apoyándose en la historia, trata de precisar las nociones y conceptos que se deben emplear en un proceso de OT. Lejos de estar agotado el tema, queda abierto al debate y a la discusión. Sin embargo, vale la pena aclarar y destacar sobre el ordenamiento territorial los siguientes principios: un instrumento para la planificación del desarrollo sustentable de la sociedad. • El desarrollo de la sociedad nacional debe tener el carácter de sustentable. • La sustentabilidad implica poner límites al desarrollo económico y social con base en las funciones de la biosfera y en las características de los ecosistemas. • El territorio es el espacio tridimensional de la biosfera donde se encuentra la sociedad jurídicamente organizada. • Es

Bibliografía BENKO, G. (1998): La science régionale. París: Presses Universitaires de France. BRUNET, R. et al. (2001): Les Mots de la Géographie. Dictionaire critique. París: Reclus la documentation française. DOLLFUS, O. (1976): El Espacio geográfico. Barcelona: Oikos Tau S. A. GRUPO ADUAR. (2000): Diccionario de Geografía Urbana, urbanismo y ordenamiento del territorio. Barcelona: Editorial Ariel. MERLIN, P. (1998): Géographie de l’aménagement. París: Presses Universitaires de France. VALVERDE, T. et al. (2005): Ecología y Medio Ambiente. México: Pearson Educación. 12 |

Se pueden destacar también los siguientes criterios operativos y de política: • El OT tiene como finalidad el desarrollo sustentable de la sociedad. • El OT es la estructura mayor de referencia para el desarrollo; es el marco territorial para la formulación y ejecución de los planes de desarrollo a nivel regional y local. • El territorio es el espacio vital de toda nación; provee recursos naturales y servicios ambientales; posibilita el mantenimiento de la vida en el más amplio sentido de la palabra, incluyendo la vida humana; y asimila y recicla los desechos que provienen del consumo de bienes y servicios que realizan las sociedades. • Los planes de desarrollo sustentables son subsidiarios del proceso de OT. • Las actividades económicas y las dinámicas sociales de desarrollo deben buscar el incremento de la productividad de los ecosistemas y sus posibilidades para asimilar desechos (desarrollo sustentable). • La gestión del territorio implica: la organización y desarrollo sustentable de la sociedad, la realización sustentable de actividades económicas, la conservación sustentable de los ambientes naturales, la administración del territorio, el uso y manejo adecuado de los recursos naturales y de los bienes y servicios ambientales. • La administración del territorio se realiza en un marco de división político-administrativa.

El enfoque ecosistémico y su aplicación en la elaboración de los planes de ordenamiento territorial en el Ecuador Arq. Luis Iván Meza Sánchez Cursante de la Maestría en Desarrollo Regional y Planificación Territorial Pontificia Universidad Católica del Ecuador Av. 12 de Octubre 1076 y Roca [email protected] Quito, Ecuador

Resumen

El presente artículo parte de nociones conceptuales de ordenamiento y planificación territorial, así como del desarrollo humano y sus fundamentos, para concentrarse en el enfoque ecosistémico; así mismo, revisa sus antecedentes de definición y estructuración; los principios y la orientación operacional para su aplicación; y los fundamentos, objetivos y paradigmas para explicar su aplicación en la generación de políticas públicas; finalmente, busca establecer la vinculación con el ordenamiento territorial.

Palabras clave

Enfoque ecosistémico, ordenamiento territorial, cambio climático global, desarrollo humano.

Introducción

El ordenamiento territorial u ordenación del territorio como lo denomina Domingo GÓMEZ OREA, se entiende como: Una disciplina técnica, aunque incorpora elementos de percepción y preferencia social, que se aplica de forma multi e interdisciplinaria, a la consecución de dos objetivos básicos: la correlación de desequilibrios territoriales y la localización espacial de las actividades humanas en el espacio al que se aplica de acuerdo con ciertos criterios y prioridades […]; Y, además, como «[…] un instrumento preventivo de gestión ambiental, en cuanto controla la localización y el comportamiento de las actividades humanas y como enfoque y metodología para planificar el desarrollo sostenible, en cuanto integra las tres facetas: social, económica y ambiental, de la calidad de vida». (Gómez Orea, 2008: 31).

Siendo así, cabe la pregunta: ¿Los programas y proyectos que se desarrollan en nuestro país con base en el ordenamiento y planificación territorial están generando desarrollo humano? ¿Están considerando y propiciando realmente un equilibrio entre lo social, lo económico y lo ambiental? El cambio climático global -que está relacionado con una afectación ambiental sin precedentes derivada de la actividad antrópica; de los grandes desequilibrios económicos y sociales; de la creciente presencia de hambre, enfermedad e insalubridad; así como de la carencia de empleo y oportunidades de desarrollo de capacidadesinduce a pensar que algo está pasando en el mundo y, evidentemente, en el Ecuador. Sin duda, muchos sectores del país aún no conocen lo que constituye el ordenamiento y la planificación territorial y en otros parecería que su aplicación no ha sido totalmente eficiente en cuanto a la preservación del ambiente, el logro de una equidad en la distribución de la riqueza y en la generación de condiciones del buen vivir. El presente artículo analiza someramente algunos aspectos conceptuales en relación al ordenamiento y a la planificación territorial, así como al enfoque ecosistémico. Plantea que un ensamblaje de estos elementos o, lo que es lo mismo, la introducción del enfoque ecosistémico en la elaboración de los planes de ordenamiento territorial puede convertirse en una estrategia efectiva para guiar una acción holística, concertada, participativa y coordinada de los actores sociales, hacia una gestión integrada de tierras, cuerpos de agua y recursos vivos, promoviendo la conservación y utilización sostenible de los recursos de modo justo y equitativo. Este texto se fundamenta en una investigación documental y bibliográfica especialmente relacionada con convenciones internacionales de Naciones Unidas.

El ordenamiento y la planificación territorial

El ordenamiento o la ordenación del territorio es para GÓMEZ OREA «[…] la proyección espacial de las políticas social, cultural, ambiental y económica de una sociedad» (2008: 21); en tanto que la planificación territorial, para el mismo autor, es la última fase del proceso de elaboración de un plan de ordenación del territorio que básicamente consiste en […] diseñar, en función del diagnóstico elaborado, un modelo territorial o imagen objetivo que se desea conseguir a largo plazo y en definir las medidas necesarias para avanzar en la dirección de hacerlo realidad (451).

La planificación territorial constituye, por tanto, una herramienta dirigida a la ordenación del territorio sobre la base de un análisis técnico, un consenso ciudadano y un compromiso político, que tienen por objeto organizar la ocupación racional del suelo, mientras respetan y garantizan un desarrollo humano sostenible, sustentable y justo.

El desarrollo humano y su importancia en el ordenamiento y la planificación territorial del Ecuador

La importancia que la planificación tiene en el accionar del Gobierno y la trascendencia que adquiere en la nueva Constitución del país se sustenta en el concepto de desarrollo humano sostenible, el mismo que a su vez se fundamenta en la definición de la Comisión Mundial del Ambiente y el Desarrollo (WCED), también conocida como Comisión Brundtland, y que fue presentada en el informe Nuestro Futuro Común a las Naciones Unidas el 27 de abril de 1987. Allí se expone que se trata de atender «las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades» (Nicola, 2008). El desarrollo humano se puede definir, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), como: […] el proceso de ampliación de las opciones de la gente, aumentando las funciones y las capacidades humanas […]. Representa un proceso a la vez que un fin. En todos los niveles de desarrollo las tres capacidades esenciales consisten en que la gente viva una vida larga y saludable, tenga conocimientos y acceso a recursos necesarios para un nivel de vida decente. Pero el ámbito del desarrollo humano va más allá: otras esferas de opciones que la gente considera en alta medida incluyen la participación, la seguridad, la sostenibilidad, las garantías de los derechos humanos, todas necesarias para ser creativo y productivo y para gozar de respeto por sí mismo, potenciación y una sensación de pertenecer a una comunidad. En definitiva, el desarrollo humano es el desarrollo de la gente, para la gente y por la gente (PNUD, 2000: 17).

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Sustentos del desarrollo humano

El desarrollo humano se sostiene en tres pilares: lo social, lo ecológico y lo económico; en otras palabras: ser humano, naturaleza y desarrollo económico son tres elementos que, según Jaime Gallegos (2009), deben guardar equilibrio para el oikos griego, «la administración de la casa», pues su desbalance está llevando al mundo a una crisis global. Nuestro país y el mundo deben orientarse hacia una economía menos consumista y acumulativa, donde el acento se ponga en las relaciones humanas y no en la posesión de las cosas; donde se fomente el compartir, la reciprocidad y la circulación de bienestar; es decir, se debe procurar que la crisis se convierta en el catalizador necesario para reivindicar en el mundo entero otra civilización como lo plantea Dierckxsens (2008). El modelo de desarrollo y la actitud del hombre frente a la vida deben ser dos aspectos coherentemente articulados y consientes, para que la humanidad salga de la encrucijada en la que se ubica actualmente gracias a su frivolidad, avaricia y soberbia. Al parecer, la sociedad actual -de manera equivocadavincula el desarrollo, casi exclusivamente, al aspecto económico y a la generación de bienes; en esa perspectiva descuida tomar en cuenta la afectación ambiental -en muchos casos irreversible- que han generado los procesos productivos, así como las consecuencias desencadenadas que a la postre inciden en el ser humano. Ésta justamente es la advertencia que años atrás realizó el hindú Amartya Sen, en su revolucionario concepto de desarrollo, el cual fue adoptado posteriormente por Naciones Unidas. SEN, en su libro Desarrollo y Libertad (2000), concibe el desarrollo como Un proceso integrado de expansión de las libertades fundamentales relacionadas entre sí, que integra las consideraciones económicas, sociales y políticas y permite reconocer el papel de los valores sociales y de las costumbres vigentes. PAG Para ello, se aferra a la idea de que «las libertades no sólo son el fin principal del desarrollo, sino que se encuentran, además, entre sus principales medios», reconociendo a su vez la importancia de las relaciones entre los distintos tipos de libertades. Este autor considera además que «la riqueza no es más que un instrumento para conseguir algún otro fin», rechazando así, una vez más, la idea de que el desarrollo depende exclusivamente del crecimiento económico. Al señalar esto deja clara su concepción de la libertad, en la que se incluyen tanto los procesos que hacen posible la libertad de acción y de decisión como las oportunidades reales que tienen los individuos.

La planificación y el ordenamiento territorial sin un enfoque ecosistémico

La planificación y el ordenamiento territorial (OT), en nuestro país y en muchos Estados del mundo, de alguna manera han estado inmersos y han contribuido a ese desarrollo acumulativo y consumista. Los órganos de planificación y gestión han generado políticas sectoriales y particulares que incentivan la producción, pero que han sido poco eficientes en cuanto a la preservación del ambiente, el logro de la equidad en la distribución de la riqueza y la generación de condiciones del buen vivir. Muchos planes de OT han promovido, por ejemplo, la sustitución de la diversidad biológica por sistemas de uso alternativo más simples, infravalorando los sistemas naturales e ignorando que el funcionamiento y la capacidad de adaptación de los ecosistemas dependen de una relación dinámica entre las especies, y entre éstas y su entorno abiótico, así como de las interacciones físicas y químicas en el medio ambiente (ONU, 2000: PAG). Esta irreverente actitud del hombre frente a la naturaleza ha contribuido a un deterioro ambiental nunca antes visto y que actualmente se manifiesta de múltiples maneras como en la rápida extinción de especies, las notorias variaciones climáticas y los procesos de desertificación, entre otras. La pérdida de la biodiversidad, el cambio climático y los problemas ambientales globales son las mayores y más apremiantes amenazas que afectan actualmente a la humanidad; sin duda, estos constituyen los factores más importantes a ser considerados en materia de ordenamiento y planificación territorial y, al mismo tiempo, el reto más grande que debe ser superado para el logro de un desarrollo sostenible. Apocalípticas proyecciones presagian pérdidas humanas y materiales en una escala nunca antes vista, lo que induce a pensar que se debe efectuar un exhaustivo análisis de las interrelaciones entre el deterioro ambiental, el cambio climático y las medidas de respuesta, por un lado, y el desarrollo humano, por otro, teniendo como medio el ordenamiento territorial en sus diferentes etapas, fundamentalmente en la de planificación territorial. Si la manera de vincular los factores antes anotados es el enfoque ecosistémico, es pertinente conocer, de mejor manera, su origen, su concepto y su contenido.

Las Naciones Unidas y el enfoque ecosistémico

En el año de 1972, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano celebrada en Estocolmo, el mundo manifiestó su preocupación por la problemática ambiental global; por primera vez se introdujo en la agenda política internacional la dimensión ambiental como condicionante y limitante del modelo tradicional de crecimiento económico y de uso de los recursos naturales; se analizaron allí varias iniciativas y enfoques para el manejo de estos últimos, considerando

un amplio rango de condiciones particulares que existen en las diferentes regiones del mundo y, tomando en cuenta, en todos los casos, que los recursos naturales (RN) son necesarios para asegurar la aplicabilidad del desarrollo sostenible. Los países suscriptores de la Declaración de Estocolmo adquieron varios compromisos políticos, los que, sin embargo, de alguna manera se diluyeron con el tiempo. Los principales obstáculos fueron de carácter social, económico y político; no obstante, para solventar los primeros, se requería de voluntad política, lo cual hizo que el aspecto político se volviera crucial para alcanzar un desarrollo más armonioso y más justo para la humanidad, principalmente para las poblaciones más débiles. En esa misma oportunidad se analizaron comparativamente varias iniciativas en el manejo de los RN para identificar los principales elementos que los relacionaban. Se requería que las diferentes iniciativas o enfoques que se desarrollaran tuvieran adherencias a conceptos más amplios, con relevancia y respaldo político. A la luz de estos elementos, se estableció la relación entre ellos para llegar finalmente a la conclusión de que todas las iniciativas estudiadas estaban relacionadas con los principios del enfoque ecosistémico o enfoque por ecosistemas (EE), por lo que este último pudo servir de canal para desarrollar y alcanzar el desarrollo sostenible (García y Campos, 2005). Casi veinte años más tarde, en la ciudad de New York, un importante número de países se adhirió a un tratado internacional -la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMCC) (Naciones Unidas, Mayo 1992)- para comenzar a considerar qué se podía hacer para reducir el calentamiento atmosférico y adoptar medidas para enfrentar los incrementos de la temperatura que fueran inevitables. Este instrumento internacional estableció una estructura general para los esfuerzos intergubernamentales encaminados a resolver el desafío del cambio climático. Dicho tratado reconocía que el sistema climático es un recurso compartido cuya estabilidad puede verse afectada por actividades industriales y de otro tipo que emiten dióxido de carbono y otros gases que retienen el calor. Ese mismo año, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992, se suscribió el Convenio sobre la Diversidad Biológica (C.D.B.) cuyos objetivos, señalados en el Artículo 1 del mismo, fueron: […] la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos, mediante, entre otras cosas, un acceso adecuado a esos recursos y una transferencia apropiada de las tecnologías pertinentes, teniendo en cuenta todos los derechos sobre esos recursos y a esas tecnologías, así como mediante una financiación apropiada (ONU, 1992). | 15

En la Cumbre de la Tierra, como es denominada esta reunión, 172 representantes de los gobiernos del mundo, entre ellos 108 jefes de Estado, establecieron las bases de las que más tarde germinarían importantes acuerdos y convenciones como la Convención sobre Diversidad Biológica (CDB); la Convención Macro de Cambio Climático; la Declaración de Principios para el Manejo, Conservación y Desarrollo Sostenible de Todos los Tipos de Bosques; y un Convenio para Combatir la Desertificación. La Declaración de Río y la Agenda 21 fueron los productos oficiales de esta Cumbre. Dos años más tarde, luego de arduas deliberaciones, el 17 de junio de 1994 se aprobó en París, con el consenso de más de un centenar de países, el Acta de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD o CLD) -identificado también con las siglas UNCCD (United Nations Convention to Combat Desertification)- en la que la comunidad internacional reconocía que dicho fenómeno constituía el mayor problema de carácter ambiental y socioeconómico que concernía a numerosos países en todas las regiones del mundo. El enfoque ecosistémico adquirió así un gran respaldo político y en noviembre de 1995, en Yakarta, la Conferencia de las Partes de la CDB lo adoptó como su marco primario de acción para implementar los objetivos de la Convención y contribuir al desarrollo sostenible (ONU, 1995). La Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación entró en vigor el 26 de diciembre de 1996. En 1997, los gobiernos de los países suscriptores del CCG acordaron incorporar una adición al tratado, conocida con el nombre de Protocolo de Kioto, que contaba con medidas más enérgicas y jurídicamente vinculantes. En enero de 1998 se llevó a cabo un taller de expertos en Lilongwe, Malawi, con el fin de elaborar una serie de principios que componían el EE (ONU, 2000). Cuatro meses más tarde, en mayo de ese año, la Conferencia de las Partes, en su cuarta reunión efectuada en Bratislava, reconoció la necesidad de tener una descripción del trabajo y un mayor desarrollo del enfoque, por lo que solicitó al órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico (OSACTT) (SBSTTA por sus siglas en inglés) la realización de dicha tarea con base en el documento de Malawi, así como en las experiencias y conclusiones de varios talleres realizados en los últimos años; igualmente, le pidió preparar un reporte para la quinta Conferencia de las Partes a celebrarse en Nairobi, en el año 2000 (ONU, 1998). La Decisión V/6 de Nairobi 2000 y el enfoque ecosistémico Conforme a lo previsto, del 15 al 26 de mayo del 2000 se desarrolló en Nairobi la conferencia de las Partes del CDB, en la que se asumió el enfoque ecosistémico como una estrategia para la gestión integrada de los recursos naturales, promoviendo la conservación y utilización sostenible de modo equitativo. 16 |

La decisión V/6 de Nairobi aprobó y recomendó a las Partes la aplicación del EE a partir de los principios propuestos para implementar la Convención y sus artículos. En el citado documento constan 7 resoluciones adoptadas por las partes, acompañadas de un Anexo en el que se establecen, en 12 puntos: A) la descripción del enfoque ecosistémico; B) Los 12 principios del EE; y, C) la orientación operacional para la aplicación del enfoque por ecosistemas. Los doce puntos buscaban mejorar la distribución de los beneficios; utilizar prácticas de gestiones adaptables; y asegurar la cooperación intersectorial. Resoluciones de las Partes En la Decisión V/6 del CDB se adoptaron las siguientes Resoluciones (ONU, 2000: 47): La Conferencia de las Partes, 1. Hace suya la descripción del enfoque por ecosistemas y la orientación operacional contenida en las secciones A y C del anexo de la presente decisión, recomienda la aplicación de los principios contenidos en la sección B del anexo, a modo de reflejo del nivel de entendimiento común actual y alienta la ulterior elaboración conceptual y la verificación práctica; 2. Insta a las Partes, otros gobiernos y organizaciones internacionales a que, cuando proceda, empleen el enfoque por ecosistemas, tomando en consideración los principios y la orientación que figuran en el anexo de la presente decisión, y a que desarrollen ejemplos prácticos de ese enfoque para las políticas y legislación nacionales y para la ejecución adecuada de las actividades, adaptándolos a las condiciones locales, nacionales y, cuando proceda, regionales, en particular, en el contexto de las actividades realizadas en el marco de las esferas temáticas del Convenio; 3. Invita a las Partes, a otros gobiernos y a órganos pertinentes a que determinen estudios monográficos y pongan en práctica proyectos experimentales, y organicen, según proceda, cursos prácticos a los niveles regional, nacional y local, y consultas con el objeto de crear una mayor conciencia, intercambiar experiencias inclusive mediante el mecanismo de facilitación y fortalecer la capacidad regional, nacional y local en relación con el enfoque por ecosistemas; 4. Pide al Secretario Ejecutivo que recopile, analice y compare los estudios monográficos a que se hace referencia en el párrafo 3 y prepare una síntesis de éstos y de las experiencias adquiridas, para presentarla al Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico antes de la séptima reunión de la Conferencia de las Partes; 5. Pide al Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico que en una reunión anterior a la séptima reunión de la Conferencia de las Partes examine los principios y directrices del enfoque por ecosistemas, prepare directrices para su aplicación, tomando como base los estudios monográficos y las experiencias adquiridas, y examine la posibilidad de incorporar el enfoque por ecosistemas a los distintos programas de trabajo del Convenio; y

6. Reconoce la necesidad de prestar apoyo a la creación de capacidad para poner en práctica el enfoque por ecosistemas e invita a las Partes, gobiernos y organizaciones pertinentes a que presten apoyo técnico y financiero a tal efecto; 7. Alienta a las Partes y gobiernos a que promuevan la cooperación regional, por ejemplo a través de declaraciones conjuntas o memorandos de entendimiento, al aplicar el enfoque por ecosistemas más allá de las fronteras nacionales.

Descripción del enfoque por ecosistemas En los cinco primeros puntos, correspondientes al literal A) del Anexo de la Decisión V/6 del CDB se describe el enfoque por ecosistemas o ecosistémico, de la siguiente manera (ONU, 2000: 48): Anexo A. Descripción del enfoque por ecosistemas 1. El enfoque por ecosistemas es una estrategia para la gestión integrada de tierras, extensiones de aguas y recursos vivos por la que se promueve la conservación y utilización sostenible de modo equitativo. Por lo tanto, la aplicación del enfoque por ecosistemas ayudará a lograr un equilibrio entre los tres objetivos del Convenio: conservación; utilización sostenible; y distribución justa y equitativa de los beneficios dimanantes de la utilización de los recursos genéticos. 2. El enfoque por ecosistemas se basa en la aplicación de las metodologías científicas adecuadas y en él se presta atención prioritaria a los niveles de la organización biológica que abarcan los procesos esenciales, las funciones y las interacciones entre organismos y su medio ambiente. En dicho enfoque se reconoce que los seres humanos con su diversidad cultural, constituyen un componente integral de muchos ecosistemas. 3. Esta atención prioritaria a los procesos, funciones e interacciones está en consonancia con la definición de “ecosistema” que figura en el artículo 2 del Convenio sobre la Diversidad Biológica: “Por ‘ecosistema’ se entiende un complejo dinámico de comunidades vegetales, animales y de microorganismos y su medio no viviente que interactúan como una unidad funcional.” En esta definición no se especifica ninguna unidad o escala espacial particular, en contraste con la definición de “hábitat” que figura en el Convenio. Por lo tanto, el término “ecosistema” no corresponde necesariamente a los términos “bioma” o “zona ecológica”, pero se puede referir a cualquier unidad en funcionamiento a cualquier escala. En realidad, la escala de análisis y de acción se debe determinar en función del problema de que se trate. Pudiera ser, por ejemplo, un grano de tierra, una laguna, un bosque, un bioma o toda la biosfera. 4. El enfoque por ecosistemas exige una gestión adaptable para tratar con la índole compleja y dinámica de los ecosistemas y con la ausencia de un conocimiento o comprensión completa de su funcionamiento. Los procesos

de los ecosistemas son frecuentemente no lineares y los resultados de tales procesos presentan frecuentemente lagunas temporales. Como resultado de ello existen discontinuidades que provocan sorpresas e incertidumbre. La gestión debe ser adaptable para poder dar una respuesta a tales incertidumbres e incluir elementos de “aprendizaje en la práctica” o de información derivada de investigaciones. Tal vez sea necesario adoptar medidas, incluso cuando no se han establecido científicamente las relaciones completas de causa y efecto. 5. En el enfoque por ecosistemas no se excluyen otros enfoques de gestión y de conservación, tales como las reservas de biosfera, las zonas protegidas y los programas de conservación de especies únicas, así como otros enfoques que se aplican en los marcos de las políticas nacionales y las leyes existentes, sino que, en su lugar, en él se pueden integrar todos estos enfoques y otras metodologías para hacer frente a situaciones complejas. No existe una sola manera de aplicar el enfoque por ecosistemas, por cuanto ello está en dependencia de las condiciones a los niveles local, provincial, nacional, regional o mundial. En realidad, existen muchas maneras de utilizar los enfoques por ecosistemas a modo de marco para llevar a la práctica los objetivos del Convenio.

Principios del enfoque por ecosistemas En el punto 6, correspondientes al literal B) del Anexo de la Decisión V/6 del CDB se indican los principios del enfoque por ecosistemas o ecosistémico, así (ONU, 2000: 49-51): B. Principios del enfoque por ecosistemas 6. Los siguientes 12 principios son complementarios y están relacionados entre sí: Principio 1: La elección de los objetivos de la gestión de los recursos de tierras, hídricos y vivos debe quedar en manos de la sociedad. Motivo: Los diversos sectores de la sociedad consideran los ecosistemas en función de sus propias necesidades económicas, culturales y sociales. Los pueblos indígenas y otras comunidades locales que viven en esas tierras son interesados directos importantes y deben reconocerse sus derechos e intereses. Tanto la diversidad cultural como la diversidad biológica son componentes centrales del enfoque por ecosistemas y esto debe tenerse en cuenta para su gestión. Las opciones de la sociedad se deben expresar de la manera más clara posible. Principio 2: La gestión debe estar descentralizada al nivel apropiado más bajo Motivo: Los sistemas descentralizados pueden llevar a una mayor eficiencia, eficacia y equidad. En la gestión deben participar todos los interesados directos y se debe equilibrar el interés local con el interés del público en general. Cuanto más se acerque la gestión al ecosistema mayor será la responsabilidad, la propiedad, las exigencias, la rendición de cuentas, la participación y la utilización de los conocimientos locales. | 17

Principio 3: Los administradores de ecosistemas deben tener en cuenta los efectos (reales o posibles) de sus actividades en los ecosistemas adyacentes y en otros ecosistemas. Motivo: Las intervenciones de gestión en los ecosistemas con frecuencia tienen efectos desconocidos o imprevistos en otros ecosistemas; por consiguiente, es necesario examinar y analizar cuidadosamente las posibles repercusiones. Para ello, tal vez sea preciso que las instituciones que participan en la adopción de decisiones deban instituir nuevos arreglos o modalidades de organización para adaptarse, si fuera necesario, a las circunstancias. Principio 4: Dados los posibles beneficios derivados de su gestión, es necesario comprender y gestionar el ecosistema en un contexto económico. Este tipo de programa de gestión de ecosistemas debería: a) Disminuir las distorsiones del mercado que repercuten negativamente en la diversidad biológica; b) Orientar los incentivos para promover la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica; c) Procurar, en la medida de lo posible, incorporar los costos y los beneficios en el ecosistema de que se trate. Motivo: El mayor peligro para la diversidad biológica es su sustitución por sistemas de uso de la tierra alternativos. Esto suele ser producto de las distorsiones del mercado, que infravalora los sistemas naturales y las poblaciones y proporciona incentivos y subsidios que favorecen la conversión de la tierra en sistemas menos diversos. Frecuentemente los que se benefician de la conservación no pagan el costo que ésta entraña y, análogamente, los que generan los costos ambientales; por ejemplo, la contaminación, no asumen sus responsabilidades. El ajuste de los incentivos posibilita que los que controlan los recursos puedan recibir sus beneficios y que los que generan los costos ambientales estén obligados a pagarlos. Principio 5: A los fines de: mantener los servicios de los ecosistemas, la conservación de la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas debería, ser un objetivo prioritario del enfoque por ecosistemas. Motivo: El funcionamiento y la capacidad de adaptación de los ecosistemas dependen de una relación dinámica entre las especies, y entre éstas y su entorno abiótico, así como las interacciones físicas y químicas en el medio ambiente. La conservación y, cuando corresponda, el restablecimiento de tales interacciones y procesos reviste mayor importancia para el mantenimiento a largo plazo de la diversidad biológica que la simple protección de las especies. Principio 6: Los ecosistemas se deben gestionar dentro de los límites de su funcionamiento. Motivo: Al considerar la probabilidad o la facilidad de lograr los objetivos de la gestión, debe prestarse atención a las condiciones medioambientales que limitan la productividad natural, la estructura, el funcionamiento y la diversidad de los ecosistemas. Los límites de funcionamiento de un ecosistema pueden estar influidos por diversos grados

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de condiciones temporales, imprevistas o artificialmente mantenidas y, en consecuencia, la gestión debería aplicarse con la debida precaución. Principio 7: El enfoque por ecosistemas debe aplicarse a las escalas especiales y temporales apropiadas. Motivo: El enfoque debería estar delimitado por escalas espaciales y temporales apropiadas a los objetivos. Los usuarios, administradores y científicos serán los que definirán los límites de gestión a nivel operativo. Se debería fomentar una conexión entre distintas áreas cuando fuese necesario. El enfoque por ecosistemas se basa en la índole jerárquica de la diversidad biológica caracterizada por la interacción e integración de genes, especies y ecosistemas. Principio 8: Habida cuenta de las diversas escalas temporales y los efectos retardados que caracterizan a los procesos de los ecosistemas, se deberían establecer objetivos a largo plazo en la gestión de los ecosistemas. Motivo: Los procesos de los ecosistemas están caracterizados por diversas escalas temporales y efectos retardados. Ello está intrínsecamente en conflicto con la tendencia de los seres humanos de dar prioridad a las ventajas a corto plazo y los beneficios inmediatos en lugar de a los beneficios futuros. Principio 9: En la gestión debe reconocerse que el cambio es inevitable. Motivo: Los ecosistemas cambian, incluidas la composición de las especies y la densidad de las poblaciones. Por tanto, la gestión debería adaptarse a los cambios. Independientemente de su dinámica de cambio intrínseca, los ecosistemas están acosados por una gama de incertidumbres y posibles “sorpresas” en las esferas, humana, biológica y ambiental. Es posible que los regímenes de perturbaciones tradicionales sean importantes para la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas y puede que sea necesario mantenerlos o restaurarlos. En el enfoque por ecosistemas debe aplicarse la gestión adaptable para prever y tener en cuenta tales cambios y fenómenos y debería aplicarse con precaución cuando se adoptan decisiones que puedan eliminar de antemano algunas opciones, pero al mismo tiempo debería contemplarse la posibilidad de aplicarse medidas de mitigación para hacer frente a cambios a largo plazo como el cambio climático. Principio 10: En el enfoque por ecosistemas se debe procurar el equilibrio apropiado entre la conservación y la utilización de la diversidad biológica, y su integración. Motivo: La diversidad biológica es crítica tanto por su valor intrínseco como por la función importante que desempeña en proporcionar el ecosistema y otros servicios de los que en último término todos dependemos. En el pasado había una tendencia a administrar los componentes de la diversidad biológica en términos de protegidos o no protegidos. Es necesario adoptar una actitud más flexible en la que la conservación y la utilización se consideren en su contexto y la totalidad de las medidas se aplique en forma integral desde los ecosistemas estrictamente protegidos a los ecosistemas de factura humana.

Principio 11: En el enfoque por ecosistemas deberían tenerse en cuenta todas las formas de información pertinente, incluidos los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades científicas, indígenas y locales. Motivo: La información procedente de cualquier fuente es crítica para llegar a estrategias efectivas de gestión de los ecosistemas. Es conveniente conocer mejor las funciones de los ecosistemas y las repercusiones de las actividades humanas. Debería compartirse toda la información pertinente que procede de una zona de interés con todos los interesados directos y participantes, teniéndose en cuenta, entre otras cosas, cualquier decisión que haya de adoptarse en virtud del inciso j) del artículo 8 del Convenio sobre la Diversidad Biológica. Los supuestos en que se basan las decisiones de gestión propuestas deberían ser explícitos y compararse con los conocimientos existentes y las opiniones de los interesados directos. Principio 12: En el enfoque por ecosistemas deben intervenir todos los sectores de la sociedad y las disciplinas científicas pertinentes. Motivo: La mayoría de los problemas de gestión de la diversidad biológica son complejos, con muchas interacciones, efectos secundarios e implicaciones y, por consiguiente, se debe contar con los conocimientos especializados necesarios y los interesados directos en los planos local, nacional, regional e internacional, según corresponda.

Orientación operacional para la aplicación del enfoque por ecosistemas Del punto 7 al 12, correspondientes al literal C) del Anexo de la Decisión V/6 del CDB, se indica la orientación operacional para la aplicación del enfoque por ecosistemas (ONU, 2000: 52-54): C. Orientación operacional para la aplicación del enfoque por ecosistemas 7. Al aplicar los 12 principios del enfoque por ecosistemas, se proponen como orientación operacional los cinco puntos siguientes. 1. Prestar atención prioritaria a las relaciones funcionales de la diversidad biológica en los ecosistemas. 8. Los múltiples componentes de la diversidad biológica controlan los depósitos y el flujo de energía, agua y nutrientes dentro de los ecosistemas y proporcionan resistencia frente a importantes perturbaciones. Se requiere un conocimiento mucho más profundo de las funciones de los ecosistemas y de la función que desempeñan los componentes de la diversidad biológica en los ecosistemas, particularmente para comprender, I. la capacidad de adaptación del ecosistema y los efectos de la pérdida de la diversidad biológica (a nivel de especies y genético), así como la fragmentación de los hábitats; II. las causas subyacentes de la pérdida de diversidad biológica; y III. los determinantes de la diversidad biológica local en

las decisiones relativas a la gestión. La diversidad biológica funcional en los ecosistemas proporciona múltiples bienes y servicios de importancia económica y social. Aunque es necesario acelerar los esfuerzos para obtener nuevos conocimientos sobre la diversidad biológica funcional, los ecosistemas han de gestionarse incluso cuando falta tal conocimiento. El enfoque por ecosistemas puede facilitar la gestión práctica a los gestores del ecosistema, sean estas comunidades locales o responsables de la elaboración de políticas nacionales. 2. Mejorar la distribución de los beneficios 9. Los beneficios que dimanan de la serie de servicios que la diversidad biológica ofrece a nivel de los ecosistemas proporcionan la base de la seguridad del medio ambiente humano y de su sostenibilidad. En el enfoque por ecosistemas se trata de mantener o restablecer los beneficios derivados de esas funciones. En particular, estas funciones deben beneficiar a los interesados directos de su producción y gestión. Esto requiere, entre otras cosas: creación de capacidad, particularmente a nivel de las comunidades locales que administran la diversidad biológica en los ecosistemas; la valoración adecuada de bienes y servicios de los ecosistemas, la eliminación de incentivos perjudiciales que restan valor a los bienes y servicios de los ecosistemas y, en consonancia con las disposiciones del Convenio, su sustitución, cuando proceda, por otros incentivos locales orientados a lograr buenas prácticas de gestión. 3. Utilizar prácticas de gestión adaptables 10. Los procesos y las funciones de los ecosistemas son complejos y variables. Su nivel de incertidumbre aumenta por la interacción con las estructuras sociales, que se deben comprender mejor. Por consiguiente, la gestión de los ecosistemas debe incluir un proceso de aprendizaje que ayude a adaptar las metodologías y prácticas a los modos con que se administran y vigilan estos sistemas. Deben diseñarse programas de aplicación que puedan adaptarse a los imprevistos en lugar de actuar sobre la base de supuestas certidumbres. En la gestión de los ecosistemas es necesario reconocer la diversidad de factores sociales y culturales que influyen en la utilización de los recursos naturales. De modo análogo, es necesario que la elaboración de políticas y la aplicación sean flexibles. A largo plazo, las decisiones inflexibles llevarán probablemente a soluciones inapropiadas o incluso contraproducentes. La gestión de los ecosistemas debe considerarse como un experimento a largo plazo que haga uso de sus resultados a medida que avanza. Este “aprendizaje en la práctica” servirá también de importante fuente de información para obtener conocimientos acerca de la forma óptima de supervisar los resultados de la gestión y de evaluar si se logran las metas establecidas. A ese respecto, sería conveniente crear o fortalecer la capacidad de vigilancia de las Partes. 4. Aplicar las medidas de gestión a la escala apropiada para el asunto que se está abordando, descentralizando esa gestión al nivel más bajo, según proceda 11. Según

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lo indicado en la Sección A, un ecosistema es una unidad de funcionamiento a cualquier escala, según el problema o la cuestión de que se trate. Este hecho debería servir para definir el nivel apropiado a que deben adoptarse las decisiones y las medidas de gestión. 11. Frecuentemente, este enfoque entrañará la descentralización a nivel de las comunidades locales. Una descentralización eficaz requiere una delegación adecuada de la autoridad, lo cual implica que los interesados directos gozan tanto de la oportunidad de asumir la responsabilidad como de la capacidad para aplicar las medidas apropiadas, y es necesario que esté apoyada por marcos normativos y legislativos habilitadores. Cuando se trata de recursos de propiedad común, la escala más adecuada para las decisiones y medidas en materia de gestión necesariamente debería ser suficientemente amplia para abarcar los efectos de las costumbres procedentes de todos los interesados pertinentes. Se requerirían instituciones apropiadas para tal toma de decisiones y en caso necesario para la solución de conflictos. En algunos problemas y asuntos puede que sea necesario adoptar medidas a niveles todavía superiores, mediante, por ejemplo, la cooperación transfronteriza e incluso la cooperación a nivel mundial. 5. Asegurar la cooperación intersectorial 12. Como marco primario para las medidas que se adopten en virtud del Convenio, en el enfoque por ecosistemas deberían tenerse plenamente en cuenta el desarrollo y la revisión de las estrategias y los planes de acción nacionales sobre diversidad biológica. También existe la necesidad de integrar el enfoque por ecosistemas en los sistemas agrícolas, pesqueros, silvícolas y otros sistemas de producción que influyen en la diversidad biológica. De conformidad con el enfoque por ecosistemas, la gestión de los recursos naturales exige una comunicación y una cooperación mayor entre sectores a diversos niveles (ministerios gubernamentales, organismos de gestión, y otros). Esto podría promoverse por conducto, por ejemplo, de órganos interministeriales dentro de los gobiernos o mediante la creación de redes para compartir información y experiencias.

Fundamentos del enfoque ecosistémico

Las políticas públicas, si bien intentan responder a una visión integral del desarrollo de un país, región o municipio, reflejan visiones de trabajo sectorizadas, es decir, no son holísticas. Los diferentes sectores de planificación y gestión (ministerios, agencias, secretarías, gobiernos seccionales, etc.) generan políticas públicas particulares que en algunos casos son inclusive contradictorias. ¿Pero, cómo lograr políticas públicas que tiendan a la integración de sectores, con visiones muchas veces contrapuestas, para ser más eficientes en la adaptación a los cambios globales (CG)?

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El enfoque ecosistémico o por ecosistemas (EE) constituye una estrategia para dar soluciones viables y sostenibles a los problemas ambientales, sociales y económicos desde una perspectiva integral y, en particular, para hacer frente a la degradación ambiental (DA), a la pérdida de la biodiversidad (PB) y a los cambios climáticos (CC). Permite además la generación de políticas integradas hacia la sostenibilidad mejorando de esta manera las opciones de adaptación a la DA, PB y CC. Por último, el EE surge como una respuesta a la falta de efectividad en el cumplimiento de los objetivos de la CDB, ya que los enfoques tradicionales de conservación tienen fuertes limitaciones.

Objetivos del enfoque ecosistémico

El EE básicamente persigue: - la conservación de la biodiversidad a escalas múltiples; - el uso sostenible de los recursos naturales y del ambiente en general; - la distribución equitativa de los beneficios generados por las prestaciones ambientales y de las responsabilidades. Adicionalmente, el EE optimiza la relación entre el buen funcionamiento de los ecosistemas y la calidad de vida de la población; pone en evidencia en la conciencia social que una parte significativa de la biodiversidad está aún afuera de las áreas protegidas (AP); cuestiona que el manejo de la biodiversidad se limite a sitios específicos, con dudas en su viabilidad a largo plazo; plantea una adecuada valoración de los servicios ambientales; y propone una visión integral y multisectorial de la conservación y el desarrollo (Vides, 2009).

Paradigmas del enfoque ecosistémico

Roberto VIDES (2009) clasifica los principios del EE (descritos anteriormente) en dos grupos (gráficos 1 y 2); a los signados con los números 1, 2, 4, 10, 11 y 12 los categoriza como socio-político-económicos, planteando que su cumplimiento implica y depende de una participación social y de una gobernanza activa y permanente que se fortalece en el tiempo. De allí que a este último factor lo considera como el primer paradigma del EE. Así mismo,el autor categoriza los principios 3, 5, 6, 7, 8 y 9 del EE como principios ecológicos; partiendo de una visión enfocada en la conservación, evoluciona hacia un enfoque más holístico e integrador, a la vez que fomenta la participación de la sociedad y la integración de las necesidades socioeconómicas de preservación ambiental. La integridad ecológica se constituye, por tanto, en un segundo paradigma del EE.

Gráfico 1. Principios socio-económicos del EE.

Gráfico 2. Principios ecológicos del EE.

Fuentes de los gráficos 1 y 2: Roberto Vides. «El Enfoque Ecosistémico y su impacto en las Políticas Públicas». Foro: «Política – Ciencia sobre los servicios de los ecosistemas y adaptación al cambio climático en Los Andes». Quito, Ecuador, agosto del 2009.

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Gráfico 3. Paradigmas del enfoque Ecosistémico.

Gráfico 4. El ordenamiento territorial como base de aplicación del E.E. para la adaptabilidad al cambio climático.

Fuentes de los gráficos 3 y 4: Roberto Vides. «El Enfoque Ecosistémico y su impacto en las Políticas Públicas». Foro: «Política – Ciencia sobre los servicios de los ecosistemas y adaptación al cambio climático en Los Andes». Quito, Ecuador, agosto del 2009.

Gráfico 5. Aplicación del enfoque ecosistémico en los planes de ordenamiento territorial.

Gráfico 6. Correlación de variables para la aplicación del enfoque ecosistémico en los planes de ordenamiento territorial.

Gráficos 5 y 6 elaborados por el Arq. Luis Iván Meza Sánchez.

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Para Vides los paradigmas del EE (gráfico 3) conducen a: • reducción

de la vulnerabilidad socio-económica y ambiental de los más pobres; • protección de la integridad de los ecosistemas para que mantengan sus servicios fundamentales; • claves para estar mejor preparados frente a los cambios climáticos (CC). Igualmente, VIDES señala que en los últimos años se han desarrollado en el mundo diferentes estudios de aplicación del EE. De esos y otros trabajos efectuados a nivel mundial han surgido recomendaciones claves de la aplicación del EE que sirven para incidir en las políticas públicas de: - descentralización y participación social; - valoración de los servicios ambientales; - gestión integral del territorio a diferentes escalas; - planificación a largo plazo; - manejo adaptativo; - integración de conocimientos.

El enfoque ecosistémico y el ordenamiento territorial

Los teóricos y practicantes del EE coinciden en señalar que toda iniciativa del tipo ASOUT (agricultura, silvicultura y otros usos de la tierra), como los proyectos que incluyen F/R, REDD y ordenamiento de tierras agrícolas, no están aislados del paisaje y del contexto socio-económico donde están insertados, por lo que deberán reevaluarse desde la perspectiva del EE, tomando el OT como plataforma de planificación y gestión y promoviendo las políticas públicas necesarias (gráfico 4); en otras palabras, recomiendan utilizar el ordenamiento territorial como plataforma para la aplicación del EE y ser más efectivos en la adaptación al CG y al CC. Para ellos, la aplicación de los principios del EE hace factible la integración sectorial y la valoración correcta de los servicios ambientales para la formulación de políticas públicas que permitan asumir los nuevos retos de adaptación al cambio climático (Vides, 2009). Ecuador, como país suscriptor de las convenciones antes referidas, ha recogido sus fundamentos y principios y los ha plasmado en disposiciones de la nueva Constitución, entre ellas las contenidas en los artículos 14, 15, 400, 413 y 414. También se reflejan en el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2010 (SENPLADES, 2007), particularmente en las políticas ambientales (desde la 4.1 a la 4.10) y en sus estrategias orientadas a dar una respuesta organizada, sistemática y oportuna a los retos que representan las alteraciones climáticas y afectaciones ambientales. No obstante, el planteamiento de políticas y estrategias específicas que guíen a las instituciones claves para organizarse y trabajar según sus competencias y responsabilidades particulares es sólo el primer paso; realmente se requiere de la conjunción de un sinnúmero de estrategias para

que su aplicación y observancia se hagan efectivas lo más rápido posible; se debe tener en cuenta que la gestión del deterioro ambiental y el cambio climático demandan, entre otros, el fortalecimiento de la capacidad científica, una investigación más completa, un análisis de vulnerabilidades, planes de mitigaciones y adaptación, planes de remediación ambiental, fomento de capacidades institucionales y concientización ciudadana, todo lo cual requiere de tiempo y recursos. La Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES) viene desarrollando los Lineamientos metodológicos para los planes de Desarrollo Territorial (SENPLADES, 2008). Si bien considera un enfoque trans-sectorial -partiendo de la base conceptual del Desarrollo Humano Sostenible y reconociendo que este último se asienta en lo social, en lo ecológico y en lo económico- plantea unir estos ejes fundamentales en un proceso para mantener la perspectiva integrada; no obstante, al medio físico no le confiere la característica mutante que está generando la crisis ambiental ni el cambio climático y que puede modificar, tal vez en el mediano plazo y con seguridad en el largo plazo, las condicionantes y determinantes que son consideradas para la definición del uso del suelo, de actividades productivas y humanas en general, la preservación ambiental, la localización de centros poblados y del sistema de infraestructuras y el mismo modelo de desarrollo. Por ello, se plantea integrar el enfoque ecosistémico al proceso de ordenamiento y a la planificación territorial, como una estrategia para la gestión integrada de tierras, cuerpos de agua y recursos vivos, promoviendo así la conservación y utilización sostenible de modo equitativo en un análisis amplio en el que concurren las dimensiones social, económica y ambiental. A la vez, se busca hacer una aproximación al panorama real y concreto de lo que está ocurriendo con el ecosistema para proyectar acciones futuras y respuestas oportunas necesarias para encausar su sostenibilidad (gráfico 5).

Conclusiones

La aplicación del EE en la elaboración y ejecución de los planes de ordenamiento territorial permitiría: • Generar una nueva estrategia para dar una respuesta organizada, sistemática y oportuna a los retos que representan las alteraciones climáticas y las afectaciones ambientales, contribuyendo al cumplimiento de compromisos vinculantes adquiridos por nuestro país en diferentes convenciones internacionales, en un ejemplo práctico de aplicación de políticas y legislación nacional que generen actividades adaptadas a condiciones locales particulares. • Guiar una gestión holística, concertada, participativa y coordinada de los actores sociales tendiente a alcanzar el desarrollo humano. | 23

• Crear

una mayor conciencia de la problemática social, económica y ambiental global, así como una actitud responsable y participativa en la gestión integrada de tierras, cuerpos de agua y recursos vivos, promoviendo la conservación y utilización sostenible de modo justo y equitativo. • Proponer una gestión preventiva y adaptable para tratar con la índole compleja y dinámica de los ecosistemas, aún en ausencia de un conocimiento o com-

prensión completa de su funcionamiento, es decir, una gestión adaptable para dar respuesta a incertidumbres, incluyendo elementos de “aprendizaje en la práctica” o de información derivada de investigaciones. • Establecer una gama de alternativas de desarrollo, mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes, protección del medio ambiente y aprovechamiento sustentable de los recursos, que puede ser replicada en otros sectores del país.

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Enfoque paisajístico y ecosistémico en ordenamiento y gestión territorial Svetlana Zavgorodniaya, Ph.D. Profesora principal de la Escuela de Ciencias Geográficas Pontificia Universidad Católica del Ecuador Av. 12 de Octubre 1076 y Roca [email protected] Quito, Ecuador

Resumen

En la presente investigación se plantea la pregunta: ¿Cómo lograr una extraordinaria habilidad que nos permita comprender y abarcar la estructura de la naturaleza a través de paisajes y ecosistemas, reconociendo las interrelaciones y su armonía? Además, se describen los estudios e interpretaciones pertinentes a la naturaleza con algunas aclaraciones sobre clasificaciones paisajísticas y ecosistémicas, utilizadas en el Ecuador. Partiendo de que el conocimiento científico es predominantemente conceptual y sistémico, trata de conseguir una estructura y connotación de paisajes y ecosistemas subordinados a leyes geográficas, a su historia geológica, evolución biológica y a ciertos factores específicos. Se elabora en una tabla síntesis con tres secciones que incorpora múltiples criterios, sin pretender estandarizar la información procesada. Esta puede ser manejada según los criterios y necesidades que cada investigador o usuario pueda requerir, convalidando escalas y de acuerdo con el posible ordenamiento o gestión territorial a realizarse.

Palabras clave

Naturaleza, paisaje, ecosistema, elemento, interrelación, escala, atributo, jerarquía, ordenamiento y gestión territorial.

Introducción

Una interpretación del sistema territorial desde un enfoque paisajístico y ecosistémico no es novedosa; hoy representa un paradigma, en vista de que se está produciendo una coincidencia más elevada del papel que juega el cambio climático global sobre los medios naturales y socio-económicos.

Esta publicación se propone presentar y discutir una visión sistémica, exponiendo algunas definiciones relativas al paisaje y ecosistema, un breve análisis de los elementos y las clasificaciones de los mismos, así como datos principales sobre el territorio ecuatoriano, facilitando una posibilidad práctica para geógrafos, ecólogos e investigadores en general, en búsqueda de coherencia en las interpretaciones espaciales de los procesos de ordenamiento y gestión territorial. Considerando la naturaleza –paisaje y ecosistema– a la cual pertenece el grupo humano gracias a las interrelaciones y las dinámicas espaciales que establece, cabe recordar el pensamiento de HUMBOLDT: «la naturaleza es una unidad en la diversidad de los fenómenos, la armonía entre las cosas creadas que difieren por su forma, por su construcción y por las fuerzas que las animan, es un todo animado [y] la consecuencia más importante de un estudio racional de la naturaleza es aprehender la unidad y la armonía que existen en una inmensa acumulación de cosas y fuerzas»; y como punto de partida para responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo lograr esta extraordinaria habilidad que nos permite comprender y abarcar la estructura de la naturaleza a través de paisajes y ecosistemas, reconociendo las interrelaciones y su armonía? El desarrollo del tema propuesto y la contestación a la pregunta planteada, se plasman en la tabla síntesis: Niveles de percepción territorial –escalas y categorías jerárquicas para las unidades paisajísticas y ecosistémicas– ordenamiento y gestión territorial, considerando que la escala cartográfica es un elemento clave y apropiado para considerar los diferentes niveles de aplicaciones.

Marco referencial de estudios anteriores en el Ecuador

A continuación se presentan, en orden cronológico y considerando los usos más frecuentes por parte de los ecuatorianos, algunas observaciones acerca de los estudios e interpretaciones que se han realizado sobre la naturaleza. Un boceto de Alexander VON HUMBOLDT en el famoso tríptico Geographie der Pflanzen in den Tropen-Ländern (grabado en cobre por L. Bouquet en base a un dibujo de L.A. Schönberger y P.J. Turpin) representa las diferentes regiones montañosas de Sudamérica, acompañándolas de paneles laterales en los cuales constan los resultados de mediciones y observaciones sobre fenómenos eléctricos, mediciones de gravitación, datos sobre el aire, altura sobre el nivel del mar, uso de la tierra y formaciones rocosas. Es un cuadro de paisajes con diferentes pisos de vegetación y de climas. Este cuadro permite reconocer que el secreto del saber de Humboldt se fundamenta, entre otras cosas, en la metodología comparativa de sus investigaciones y en las innumerables mediciones, observaciones, análisis y descripciones que realizó de la naturaleza. Un gran mérito de Humboldt, que hoy apenas está presente en la conciencia general, se hace presente en su filosofía a través de la frase de Goethe: «Las relaciones lo son todo. Las relaciones son la vida». Teodoro WOLF en la IV parte (Geografía Botánica y Zoología) de su libro Geografía y Geología del Ecuador (1892) representa un corte ideal de regiones de vegetación y establece la existencia de bosques húmedos de los Andes. Desde el pie, 200-300m, hasta cerca de 3000m de altitud, se dividen en dos zonas: tropical (hasta 1600m) y subtropical (desde 1600 hasta 3000m, con multitud de formas interandinas). En las vertientes exteriores se resaltan la abundancia de humedad durante todo el año y la faja media que se halla entre 2000 y 2600m es de cinchonas o de cascarilla (árboles propios de los Andes sudamericanos que crecen en ambas cordilleras). Comparando el lado oriental con el lado occidental de los Andes se resalta que la fisionomía es prácticamente la misma pero se distingue, por algunas formas, el árbol de canela (Canela alba). La región interandina localizada entre las dos cordilleras, que va desde 2000 hasta 3400m, se distingue por la sequedad. La vegetación se adapta al clima; con la falta casi completa de bosques -los últimos se refugiaron en las quebradas- merece más bien el nombre de «matorral». Al buscarse entre la vegetación, los árboles desempeñan un papel muy subordinado. El capuli (Prunus silocofolius) es típico y el sauce (Salix Humboldtiana) crece a lo largo de los arroyos; más frecuente es el aliso (Betula acuminota) que baja hasta 1000m.

26 |

Entre 3000 y 3400m se encuentran «bosquecillos» con arbustos floridos, que representan la flora andina primitiva, de «Barnadesia spinosa, Miconia quitensis, Thibandia acuminata, Fuchsia ampliata, Valle stipularis, Escallonia myrtilloides, Gualthieria Pichincensis, Ribes parviflorum, Robus glaucus, stipularis, glabratus, etc.». La flora herbácea es bastante rica y llaman la atención las elegantes Calceolarias, las Salvias, las Gardoquias. Algunas especies de Hypericum prefieren el terreno de cangahua. Comúnmente, los ecólogos que realizan estudios sobre el Ecuador hacen divisiones en fajas, pisos y áreas bióticas. Uno de los primeros trabajos de Frank M. CHAPMAN, Distribution of bird life in Ecuador (1926), estableció cuatro fajas bióticas, adecuadas para la distribución de fauna, especialmente ornitológica. Por su parte, Misael ACOSTA SOLÍS (1965) al hablar de la ecología no solo se refiere a la «descripción del hábitat y sus habitantes, sino al análisis de las relaciones casuales, estudiando los procesos favorables y desfavorables, constructivos y destructivos, que se producen en la comunidad biótica»; también afirma que «si es cierto que el reflejo de la ecología de un lugar es el paisaje y principalmente la vegetación que lo cubre, sobre todo si tal o cual localidad geográfica va a ser aprovechada o transformada por el hombre para su beneficio propio o de la comunidad». Define que «el término la biota comprende el estudio de los seres vivos de un país, región o área del globo terrestre, es decir las plantas y animales de una localidad. En los Andes ecuatorianos la biota directamente está relacionada con el factor altitudinal» y opina que las fajas de Chapman no son perfectas «pues las áreas de uno y de otro lado de las cordilleras y de las faldas no corresponden exactamente». En Clasificación geobotánica de las formaciones vegetales y forestales del Ecuador con divisiones ecoclimáticas y cobertura vegetal, ACOSTA SOLÍS (1965) establece dieciocho divisiones ecoclimáticas: 1-5 para la Costa (Trópico monzónico de Guayas, Sabanas de Manabí y Desierto de Santa Elena) y las estribaciones de las noroccidentales y la Cordillera Occidental (800-1800m); 6-12 para las divisiones andinas orientales y occidentales comprendidas entre 1800-2800m y 3200-4500m, >4750m, y particularmente para el callejón interandino entre 2500-3000m y 1600-2250m; en la Cordillera Oriental hay 5 unidades entre 800-1800m y 1800-2800m e hylea amazónica. Naturalmente, los ecosistemas no pueden estar demarcados por límites precisos, pero sí pueden diferenciarse los estratos o fajas de la transición, observando la vegetación, el suelo, las precipitaciones pluviales, la humedad ambiental, las corrientes aéreas, etc. Luis CAÑADAS CRUZ, en su obra Mapa Bioclimático y Ecológico del Ecuador (1978 y 1983), utiliza el sistema de Holdridge para mapear y describir veinticinco «zonas de vida» para el Ecuador.

Según HOLDRIDGE (1966, 1978) las unidades llamadas «zonas de vida» deben concebirse como unidades naturales en las cuales «la vegetación, la actividad animal, el clima, la fisiografía, la formación geológica y el suelo, están todos interrelacionados en una combinación reconocida y única, que tiene un aspecto o fisonomía típica», estableciendo así una división natural del globo terrestre en las unidades ecológicas equivalentes. CAÑADAS muestra solamente las zonas de vida o unidades bioclimáticas, especificando que: [el] «modelo teórico de Holdridge abarca los principales factores del medio ambiente, en tres niveles jerárquicos, en orden de creciente dependencia, escala y detalles en el paisaje, que son los siguientes: I nivel. La zona de vida como tal es una división en partes ecológicamente equivalentes, de los rangos climáticos en que se ha dividido el globo terrestre. Se determina por rangos cuantitativos de biotemperatura media anual, la precipitación promedia anual y la relación de evapotranspiración potencial, factores que demuestran una interacción e interdependencias, cuya acción se refleja en la vegetación natural de la zona de vida. Cada zona de vida es un ecosistema de primer orden, que consiste en un grupo de ecosistemas menores, que se denominan asociaciones. II nivel. La asociación es el rango de condiciones medio ambientales dentro de una zona, en la cual, el microclima, el suelo, drenaje, la vegetación y la influencia biótica, están todos relacionados para formar una unidad (ecosistema), la cual se caracteriza por tener una fisionomía, que se distingue de las demás. III nivel. Cobertura Vegetal o Fase Sucesional es una división de una asociación a su estado actual de la cobertura, sea ésta natural o cultivada. Incluye las etapas de sucesión de la vegetación natural, o las alteraciones que ésta ha sufrido, debido a catástrofes naturales o intervención antropogénica para propósitos agrícolas, ganaderos, o forestales, u otras cosas.» El criterio que utilizó Luis ALBUJA (1980) para la distribución de las distintas especies en el territorio ecuatoriano fue el de ocho pisos zoogeográficos. Estos son: • Tropical

Noroccidental de 0 a 800-1000 m.s.n.m. Suroccidental de 0 a 800-1000 m.s.n.m. • Tropical Oriental de 0 a 800-1000 m.s.n.m. • Subtropical Occidental de 800-1000 a 1800-2000 m.s.n.m. • Subtropical Oriental de 800-1000 a 1800-2000 m.s.n.m. • Templado de 1800-2000 a 2800-3000 m.s.n.m. • Tropical

• Altoandino • Galápagos

de 3000 hasta el límite de las nieves de 0 a 1707 m.s.n.m.

Nótese que el piso templado, además de las estribaciones de ambas vertientes de los Andes, incluye también parte de los valles interandinos que están bajo 3000 m.s.n.m. Las características climáticas y de vegetación determinan en gran medida la distribución de las especies de fauna. El Mapa de Paisajes Naturales del Ecuador, a escala 1:1.000.000 (WINCKELL et al., 1989) y con una leyenda explicativa climato-morfopedológica, presenta 311 categorías de paisajes. En el texto Los paisajes naturales del Ecuador - Las regiones y paisajes del Ecuador, bajo la coordinación científica de Alain WINCKELL (1997), se manifiesta que estos paisajes se caracterizan por cierto modo de funcionamiento, antiguo y/o actual; el relieve; las formaciones litológicas y superficiales; la morfogénesis y morfodinámica actual; y los datos climáticos (vistos como los indicadores de vegetación) y edafológicos (representando la variabilidad espacial muy fraccional). Esta clasificación permite «abarcar el conjunto de características del medio físico, para llegar a una división, creando las unidades regionales, homogéneas o heterogéneas fácilmente perceptibles, y que integren las características físicas en el marco espacial del medio ambiente». Charles HUTTEL en Condiciones del medio natural, elaborado en 1992 y publicado en 1997, establece en el tercer capítulo (Las grandes regiones climáticas y sus formaciones vegetales naturales) unidades de formaciones vegetales naturales por pisos altitudinales y zonas de humedad, afines a las «zonas de vida» de Holdridge y a los «bioclimas» de Cañadas. Adicionalmente estudia y determina la existencia de formaciones vegetales sometidas a otros factores, especialmente azonales, como por ejemplo el factor físico de condiciones hídricas locales (áreas deprimidas de drenaje deficiente con la vegetación más hidrófila); y las formaciones vegetales sometidas a un factor químico, que es el caso de la vegetación ligada a suelos salados, o suelos ricos (jóvenes con la vegetación más diversificada) y pobres (viejos) en la Amazonía. Otro ejemplo de formaciones vegetales sometidas a un factor diferente es el biótico de orden intrínseco (es más que la propia evolución de esta cobertura en los terrenos muy jóvenes como coladas de lava o de barro, como de las zonas áridas -formaciones vegetales pioneras); también introduce en el mapeo el grado de conservación de la cobertura vegetal natural. Diego TIRIRA en Mamíferos del Ecuador (1999) da el listado de mamíferos a partir de las características morfológicas y las distribuciones geográficas, utilizando para la distribución los límites de los Pisos Zoogeográficos | 27

propuestos por ALBUJA (1980); también menciona y especifica -pero no lo considera en su trabajo- el límite que pasa por el sur de la Provincia de Chimborazo para la división entre norte y sur debido a las diferencias de origen y la antigüedad que existe en la cordillera de los Andes. Tirira resalta que el Piso Zoogeográfico con más alta diversidad de mamíferos es el Tropical Oriental (hasta 1000m de altitud), con 191 especies, representando el 51,8 % de la mesofauna nacional. La diversidad en general disminuye con el incremento de la altitud, pues el Piso Altoandino es el menos diverso (sin considerar Galápagos). En lo referente al endemismo, el mayor número de 12 especies endémicas corresponde al Piso Altoandino, debido al constante aislamiento. El Piso Templado, en sus sectores oriental y occidental, es también importante debido a su endemismo (con 6 y 7 especies respectivamente). Como referencia se puede mencionar el endemismo de Galápagos que se identifica con 9 especies. SIERRA R., VALENCIA R., CERON C. y PALACIOS W. en su Propuesta Preliminar de un Sistema de Clasificación de Vegetación para el Ecuador Continental (1999) proponen un sistema basado en una estructura jerárquica: • «formación

tipo, definidos por las características fisionómicas dominantes o formas de vida [...] por las morfologías en el amplio sentido de la palabra que reflejan adaptación para cierto tipo de ambiente pero cuyos elementos pueden guardar poca o ninguna relación taxonómica, evolutiva, morfológica fina y/o geográfica entre sí»; • clase de vegetación, según su estructura y fenología y relaciones de su dinámica; • tipo de vegetación o formación natural, «resalta las variaciones altitudinales, en relación con elementos del paisaje como ríos, lagunas y océanos, y las diferencias biogeográficas entre las unidades morfológicamente similares pero con historias evolutivas aisladas” por las variaciones en la composición florística. Para ilustrar los Andes ecuatorianos se designan las siguientes formaciones naturales: • tipo

fisonómico: (estructura y fisionomía): gelidofitia, páramo, bosque, matorral, espinar, herbazal; • por característica climática: 1- secas, 2- húmedas, 3de neblina; • por característica fenológica (describen los patrones de actividad fotosintética, evidenciados por características estacionales):1- siempreverdes, 2- semideciduos, 3- deciduos; • por característica florística (asociaciones florísticas o taxonómicas específicas): herbácea, arbustiva, de almohadillas, de frailejones; 28 |

• por característica topológica (relación entre los objetos

en un mapa): lacustre (cerca de lagunas); • por correspondencia al piso florístico o altitudinal (res-

pecto al nivel del mar o cambios florísticos, fisonómicos y fenológicos): montano bajo, montano, montano alto. En el mapeo realizado, la Región Andina o Sierra (ecoregión con historias geológicas, climáticas y evolutivas diferentes) está dividida en 2 subregiones en función de la presencia o ausencia de actividad volcánica cuaternaria; éstas a su vez están diferenciadas en sectores de valles interandinos y cordilleras, determinados por morfoestructuras y representaciones características de flora. Combinando las características anteriormente mencionadas se establece un total de 31 clases.

El principal problema de los estudios anteriormente citados es la sobre-simplificación y el manejo inadecuado de diferenciación territorial para cada una de las clasificaciones y unidades identificadas relativas al hábitat, al ecosistema o al tipo de vegetación. SIERRA R., CAMPOS F. y CHAMBERLIN J. afirman en su libro Áreas prioritarias para la conservación de la biodiversidad en el Ecuador continental (1999) que cada una de las formaciones naturales de vegetación identificadas son consideradas «equivalentes a hábitats o ecosistemas [....]. Esta relación (ésta es entre la vegetación y hábitat o ecosistema) es válida debido a que la vegetación constituye el sustrato básico sobre el cual los componentes zoológicos de los ecosistemas, vertebrados e invertebrados, existen (SIERRA, 1999). El resultado es que los sistemas homogéneos de vegetación tienden a tener también sistemas homogéneos y/o convergentes en los otros grupos de organismos (VAN DER MAAREL, 1988)». La propuesta representa un esfuerzo intelectual realizado para lograr la interpretación geoecológica que incluye una valoración de biodiversidad: riqueza o diversidad de especies (número total de especies que se encuentran en cada una de las diferentes formaciones vegetales o hábitats); nivel de endemismo (la presencia exclusiva de una especie en un determinado lugar geográfico); concentración de especies especialistas (aquellas que están restringidas a un determinado tipo de vegetación o hábitat); concentración de especies amenazadas o en peligro de extinción; y concentración de especies sensibles

(más vulnerables que otras a disturbaciones generadas por actividades humanas) sobrepuesta en las unidades de la vegetación (propuesta preliminar de SIERRA et al. 1999) combinados con Pisos Zoogeográficos (ALBUJA et al. 1980). RHOADES, R. E. en su libro Tendiendo puentes entre los paisajes humanos y naturales (2001) comenta que el término paisaje natural se utiliza para describir y comprender los complejos procesos interactivos al interior y entre los ecosistemas de una toposecuencia que atraviesa, en forma transversa, dos o más zonas agroecológicas. En este sentido, los paisajes son mucho más que mera topografía a través de la cual animales, plantas, suelos y otros materiales se mueven. El término se refiere a los patrones dinámicos y enlazados, creados por procesos biológicos y físicos. Si el paisaje natural se considera un «mosaico de componentes que interactúan, con características comunes y únicas» (RHOADES, 2001), se puede visualizar un paisaje humano como la superposición de las intenciones, los propósitos y los puntos de vista del ser humano sobre los elementos ambientales y los patrones resultantes de producción, consumo y distribución. El paisaje natural, o todo lo que nos rodea, se procesa a través de la percepción, la cognición y la toma de decisión del ser humano, antes de que se formule un plan o estrategia o se ejecute una acción individual o colectiva. «Desafortunadamente, y a pesar de las colecciones de plantas y su sistematización en el Ecuador que comenzaron hace más de dos siglos con la llegada de La Condamine en 1736 y con los trabajos de Humboldt, todavía conocemos poco sobre la distribución, extensión y condición de las formaciones botánicas naturales y sobre los procesos de cambio que las afectan» (SIERRA et al., 1999). El «sistema de zonas de vida» propuesto por CAÑADAS (1983) fue el más usado en el Ecuador hace una o dos décadas; sin embargo, en los últimos años se han elaborado varios mapas sobre las formaciones vegetales que no sustituyen la visión de las «zonas de vida» de Holdridge. Los Pisos Zoogeográficos de ALBUJA (1980) son simples y útiles; sin embargo, representan una delimitación biogeográfica insuficiente para algunas áreas a pesar de ser un listado de 321 especies de mamíferos del país -de 20.000 registros y por lo menos en 1100 localidades-. El primer trabajo parecido pero menos extenso fue realizado por Tobar en 1876. El principal problema de los estudios anteriormente citados es la sobre-simplificación y el manejo inadecuado de diferenciación territorial para cada una de las clasificaciones y unidades identificadas relativas al hábitat, al ecosistema o al tipo de vegetación. Por ejemplo, Acosta Solís reconoce dos tipos de páramos; Harling y

Huttell, tres; Cañadas, seis; en Proyecto Páramo, diez. En el Mapa de Paisajes Naturales del Ecuador a escala 1:1000.000, la diferenciación es aun más compleja, ocho que representan paisajes de formas heredadas paleoglaciales, tres paisajes de relieves de márgenes y otros ocho corresponden a las faldas volcánicas. MERIZALDE PAVÓN C. cita en el tema «La biodiversidad» en Enciclopedia del Ecuador, «debido a la gran variedad de elementos naturales que intervienen en la distribución de las comunidades bióticas en el Ecuador, es muy difícil proceder a una clasificación de los ecosistemas y determinar con claridad los límites entre ellos.» Naturalmente, los ecosistemas no pueden estar demarcados por límites precisos, pero sí pueden diferenciarse los estratos y las fajas de transición, y se pueden observar con mayor facilidad la vegetación y los suelos. Los paisajes son sistemas territoriales y pueden ser estudiados analíticamente por la organización o la tipología del relieve, con límites precisos, para detectar ciertos problemas ecológicos que corresponden a los complejos territoriales. Dentro de este contexto, el presente trabajo pretende aportar algunas bases teóricas y reflexivas para que geógrafos y ecólogos ecuatorianos puedan realizar un trabajo conjunto de síntesis de información y de experiencias que les permita ajustar criterios y establecer jerarquías para las unidades geoecológicas, fundamentadas en divisiones territoriales paisajísticas con unidades de vegetación; así mismo, podrían realizar estudios basados en la correlación fisonómica y taxonómica, relativamente homogéneas, y con base en las especificidades de las especies que conforman. Es pertinente rescatar la «geoecología», término utilizado por TROLL (1939), como ciencia de los paisajes y ecosistemas contemporáneos naturales, transformados y creados en consideración al rescate de las potencialidades del medio geográfico, la determinación de posibilidades y las limitaciones ecológicas en el desarrollo social.

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Marco teórico Visión «El medio natural es una condición imprescindible y la fuente de origen de la vida del hombre y de la producción social» (RIABCHIKOV, 1976). El problema del manejo del medio natural constituye uno de los aspectos importantes dentro de la realidad social, económica, cultural y política desde la perspectiva de ordenamiento y gestión territorial en cualquier país del mundo. Hoy por hoy, el gobierno ecuatoriano pretende reordenar el territorio y el aprovechamiento de sus recursos naturales, en vista de que el medio natural genera los efectos causativos que retornan sobre los actuantes, sin olvidar que una alteración planetaria del clima pone a la humanidad en una situación difícil. El hecho de buscar un planteamiento científico que ofrezca un mayor poder para solucionar los problemas del medio natural ha generado la necesidad de sistematizar y racionalizar el tema espacial, necesario para el manejo y transformación de paisajes y ecosistemas. El fin de esta sistematización es reducir la complejidad inherente a las realidades concretas del Ecuador, con lo que se permite juntar esfuerzos para la utilización de la naturaleza en una forma razonable. Se trata de generalizar y reflejar conceptos científicos de un complejo problema e, indiscutiblemente, disponer de un enfoque pragmático e intuitivo sustentado en las definiciones y funcionalidades de sistemas territoriales. Partiendo de que «el conocimiento científico es predominantemente conceptual: consta de sistemas de conceptos interrelacionados de determinados modos» (BUNGE, 2007), en el caso de paisajes y ecosistemas, mediante el análisis bibliográfico de las expresiones en palabras y diagramas, se pretende conseguir una estructura y la connotación de los mismos para su identificación proposicional y organización jerárquica. El desarrollo y la extensión de los paisajes y ecosistemas naturales se subordinan a la ley planetaria de zonalidad explicada por la distribución zonal de la energía solar en la Tierra y, al mismo tiempo, manifiestan en su historia geológica que no está subordinada a la zonalidad geografica, sino que tienen su propia regularidad planetaria. La evolución biológica en uno u otro lugar del Planeta, condicionada por las sustancias y energías que llegan desde la atmósfera, la corteza terrestre y la hidrósfera -con correcciones a veces sustanciales de carácter zonal o azonal-, también tiene su desarrollo paleogeográfico que refleja la influencia de ciertos factores específicos. Hay que considerar que las unidades de tierra firme y del océano son cualitativamente distintas. El sistema propuesto responde básicamente a tierra firme, ya que las situaciones geográficas y biológicas en el océano res-

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ponden a otras reglas y se determinan por los balances de radiación, vientos dominantes y por el contenido y circulación vertical de aguas, aunque, generalmente, estos varían paulatinamente con la latitud. Se pretende generar en un contexto globalizado y jerárquico una clasificación de diferentes espacios y relaciones en la naturaleza a partir de dos enfoques: zonal-tipológico (estableciendo las divisiones por su semejanza) e individual-regional (realizando la clasificación por las diferencias individuales de las áreas vecinas). El problema de extensiones y de límites no es fácil. Sin embargo, la práctica de la compleja diferenciación y división de unidades del medio natural demuestra la necesidad de subordinaciones, ya que para fines de ordenamiento y gestión territorial los usuarios quieren ver un mapa que corresponda al territorio, en lugar de ver dos o más mapas especiales. Para fines de gestión territorial algunos eslabones de la división propuesta pueden omitirse. La escala es un aspecto importante, la naturaleza de los procesos físicos y sus formas asociadas deben ser examinadas en función del entendimiento de estos procesos, sus interrelaciones y su expresión en la superficie terrestre. [...] la escala, con diferentes niveles de resolución permite cartografiar e identificar los distintos niveles de explicación y generalización (LÓPEZ BERMUDEZ, 1992).

Por tanto, la tarea planteada comprende el estudio de las clasificaciones existentes y propone un sistema comparativo entre los paisajes y ecosistemas en sus funcionalidades espaciales, identificados por sus elementos y estructuras.

Conceptualización: paisaje y ecosistema Se consideran las siguientes definiciones de paisaje: • «Los

complejos territoriales genéticamente homogéneos, que se caracterizan por una composición del mismo tipo y por la correlación entre los principales componentes de la esfera geográfica (el calor, la humedad, el aire, la estructura morfológica, los suelos y la biocenosis), se denominan paisaje. Es lógico que en la época histórica estos se desarrollan bajo la influencia del hombre» (RIABCHIKOV, 1976). • «Paisaje natural. Porción de la superficie terrestre, provista de límites naturales, donde los componentes naturales (rocas, relieve, clima, agua, suelo, vegetación, animales) forman un conjunto de interrelación e interdependencia y el impacto del hombre es nulo o mínimo. Se lo ha definido también como un constructor ecológico–psicológico–social» (SARMIENTO, 2000). • «Paisaje físico-geográfico. Unidad físico-geográfica principal de la división (regionalización) de un territorio con un mismo tipo de relieve, estructura geológica,

clima, carácter general de la superficie y aguas subterráneas, con conjugaciones secuenciales de suelos, vegetación y fauna. Cada paisaje geográfico consiste en unidades físico-geográficas simples con límites interrelacionados. Por otro lado, los paisajes físico-geográficos complejos y semejantes por su estructura pueden ser incluidos en las unidades físico-geográficas del paisaje de órdenes mayores (provincias, regiones, zonas, etc.)» (DICCIONARIO GEOMORFOLÓGICO, 1989). • «Como un sistema geográfico natural homogéneo, ligado a un espacio geográfico bien definido; se caracteriza por una morfología (es decir, por estructuras espaciales verticales); por su funcionamiento que engloba el conjunto de transferencias ligadas a la energía solar y gravitacional; a los ciclos del agua y biogeociclos; así como a los movimientos de masas aéreas y procesos geomorfo-genéticos; y por un comportamiento específico, dado por los cambios de estado que intervienen en el paisaje en un tiempo dado» (BEROUTCHACHVILLI y BERTRAND, 1978).

Interrelaciones entre paisajes y ecosistemas (comparación de modelos elementales) Diagrama 1. Modelos elementales de ecosistema y paisaje.

Ecosistema A1

B

A2

A3

Paisaje A1

A2

A3

B

Las definiciones para los ecosistemas sugeridas son las siguientes: «Un ecosistema es una entidad de interrelación funcional, la cual incluye los organismos vivos, considerados como una comunidad (todas las especies que viven juntas) y el ambiente no vivo de un área particular. Considerados en conjunto, todos los ecosistemas terrestres constituyen la biosfera» (VICKERY, 1991).

Ecosistema: «Toda porción de la naturaleza que comprende organismos vivos y sustancias inertes que interactúan entre sí, produciendo un intercambio de materiales entre las partes vivientes y no vivientes» (ODUM, 1953).

Ecosistema, término acuñado por TANSLEY (1935), quien lo uso refiriéndose a «todo el sistema (en el sentido físico) incluyendo no solamente el complejo de organismos, sino también el complejo total de los factores físicos que forman lo que llamamos el medio del bioma […]. A pesar que los organismos podrían ser nuestro interés principal, no los podemos desligar de su medio espacial, con los que forman un solo sistema físico.» «Es el conjunto de elementos abióticos y seres vivos que ocupan un lugar y un tiempo determinado» (SARMIENTO, 1986).

Una manera de definirlo puede ser la siguiente: «El ecosistema es un arreglo de componentes bióticos y abióticos, o un conjunto de elementos relacionados de manera que actúan y contribuyen una unidad. En cualquier sistema dinámico una relación significa transporte de materia, energía e información» (BEEHT, 1974; DISTEFANO, 1967; ODUM, 1972).

1) Ecosistema; 2) Paisaje; A1, A2, A3: Componentes abióticos; B: Biota; Las líneas significan interrelaciones entre los componentes. Fuente: ISACHENKO, 1991.

En el paisaje todos sus componentes son equitativos e interrelacionados, requiriéndose analizar sus diferentes interrelaciones. El ecosistema es un sistema biocéntrico y la biota es la «dueña» del sistema con el medio abiótico; éste se analiza desde el punto de vista de su incidencia sobre los organismos y sus comunidades. Al analizar el diagrama 1 se desprende que tanto el paisaje como el ecosistema están constituidos por componentes abióticos y bióticos. Sin embargo, el paisaje tiene una determinación como unidad territorial más compleja y equitativa generada por la interrelación de sus componentes; esto permite estudiar, interpretar y especificar los problemas de la naturaleza en forma sintetizada, lo cual debería tenerse en cuenta en la planificación y gestión territorial. El ecosistema, en cambio, representa un sistema biocéntrico y la biota se adueña de la misma. En esta visión los datos ecológicos pueden ser más concretos y cuantificados, y en consecuencia tiene importancia directa, especialmente en el campo de evaluación de impactos ambientales y ordenamiento territorial.

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Percepción sistémica El diagrama que se presenta a continuación indica el grado de complejidad para la percepción e interrelación territorial. Diagrama 2. Interrelación entre paisajes y ecosistemas.

C T R V E R

Indiscutiblemente, para un estudio de la naturaleza (paisajes y ecosistemas) es necesario disponer de un sustento cartográfico que se base en la percepción global de interrelaciones. Varios investigadores notan que los niveles perceptibles de complejidad y organización de ecosistemas o paisajes son fuertemente afectados por la escala. En cada escala hay ciertos factores que dominan y determinan mayormente la función y distribución de sus elementos. Los elementos que componen los paisajes y los ecosistemas son los mismos y, si bien conceptualmente son similares, tienen una ordenación y funcionalidad distinta. De otro lado, no hay que olvidar que la selección de los criterios depende directamente de la cantidad y calidad de la información disponible sobre: • la

S Fuente: SIMONOV, 1972 (modificado).

T= Representación de la energía potencial acumulada de la tectónica y del volcanismo (sistema montañoso joven, ej.: los Andes). R= Relieve diferenciado por altura y desniveles: pendientes y disección; formas asimétricas y glaciación. C= Clima de pisos altitudinales y cambios globales. E= Ciclos hidrológicos y escurrimiento; alteraciones en cantidad y frecuencia; distribución e intensidad. S= Suelos y sus características especiales (jóvenes/viejos, fertilidad). V= Vegetación impulsada por energía solar; producción de biomasa; sucesión y biodiversidad. Las flechas representan interrelaciones territoriales, interrelaciones temporales, interrelaciones dinámicas y físicoquímicas (flujos energéticos y circulaciones de los materiales) e interrelaciones entrópicas (menos desorden). Especialmente, en el caso de sistemas montañosos, el relieve representa su elemento mayormente visualizado, más diferenciador y muy influyente por la tectónica y volcanismo a niveles superiores; así mismo, es el objeto diferenciador constante de temperaturas y el causante modificador de la distribución de las humedades. En consecuencia, determina los ajustes finales de los ciclos hidrológicos y el escurrimiento a niveles inferiores y en la vegetación. A su vez, el relieve observado y medido, más específico aún por el escurrimiento (también dependiente del clima), influye directamente sobre los suelos y la vegetación. Estos dos últimos elementos son decisivos para los ecosistemas.

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fijación territorial y temporal de las observaciones y de las muestras; • la generalización o desintegración cartográfica en función de las características de los objetos y procesos funcionales a examinarse; • el número de las variables e indicadores cualitativos y cuantitativos pertinentes para la definición de niveles de precisiones y restricciones necesarias y técnicamente viables.

Niveles de percepción territorial para las unidades paisajísticas y ecosistémicas en ordenamiento y gestión territorial Desde el punto de vista conceptual y cartográfico se elabora una Tabla síntesis que incorpora múltiples criterios, sin pretender estandarizar la información procesada. Ésta puede ser manejada según los criterios y necesidades que cada investigador o usuario pueda requerir, convalidando escalas y de acuerdo con el ordenamiento y la gestión territorial a realizarse. Los espacios geográficos presentados en la Tabla 1 están divididos en tres secciones: 1.1-nivel global; 1.2-nivel nacional y regional; y 1.3-nivel local, constituyendo una guía útil para la totalidad del sistema territorial o, al menos, una parte de él.

Tabla 1.1: Niveles de percepción territorial-escalas globales y categorías jerárquicas para las unidades paisajísticas y ecosistemicas - ordenamiento y gestión territorial.

Escala global

Unidad ecosistémica

Atributos caracterizadores

Atributos delimitantes

Unidades paisajísticas

Ordenamiento y gestión territorial

1:10.000.0001:50.000.000 >100.000 km2

Biósfera.

Constante solar, Albedo. Masa de vida del planeta.

Arquitectura y dinámica de la corteza terrestre; relaciones de sustancias y energías (composición química y estado físico).

Esfera geográfica. Cortezas de la tierra.

Globalización/ Políticas de Estado en el contexto ambiental internacional. Declaraciones, convenios, tratados y acuerdos internacionales/ Constitución y legislación específica de Estados. Integración regional internacional.

Medio acuático y medio terrestre.

Interacciones de energía en el sistema océano atmósfera; inercia térmica en el océano mundial.

Batimetría / hipsometría.

Océano mundial y distintos continentes.

Bioma.

Comunidades fácilmente diferenciables por su fisonomía; el aspecto es uniforme, equilibrio dinámico.

Balances y condiciones térmicas, latitud, ciclos hidrológicos, nubosidad.

Zona climática.

Imperio y provincias biogeográficos.

Historia evolutiva de la Tierra. Distribución de grandes componentes zoológicos. Distribuciones cosmopolitas.

Elaboración: S. S. Zavgorodniayia.

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Tabla 1.2: Niveles de percepción territorial - escalas nacionales y regionales y categortas jerárquicas para las unidades paisajísticas y ecosistemicas - ordenamiento y gestión territorial.

Escala nacional y regional

Unidad ecosistémica

1:1.000000Región biogeo1:2.000.000 gráfica. 10.000-100.000 km2 < 10.000 km

1:250.0001:1.000.000 1000-10.000 km2 < 1.000 km

1:50.000-1:250.000 100 -1000 km2 < 1000 km

Atributos Atributos caracterizadores delimitantes

Unidades paisajísticas

Condiciones similares del medio, presión, vientos dominantes, erosión; distribuciones relictas.

Cinturón orográfico. Cinturón geoquímico. Región natural.

Zona de vida Sistema bioclimá(Ecoprovincia). tico sobre la vegetación en función de biotemperatura, precipitación, evapotranspiración; sucesión evolutiva.

Edad de orogénesis; relieve esencialmente de origen endógeno (planicies y mesetas de los cratones, sistemas montañosos, trincheras, arcos insulares, cuencas abisales); ciclos hidrológicos de tierra firme.

Litología y estruc- Gran paisaje (Tipo turas geológicas; zonal de paisaje). altitud; relieve con diferencias de altura de 200 a 2000m, en ocasiones más; cartografiables en su totalidad, de origen endógeno con modelado considerable por erosión y acumulación (cadenas montañosas, grandes valles y cuencas); balance hídrico, características edáficas generales (clase taxonómica orden).

Habitat (Formación vegetal. Piso zoogeográfico).

Sistema ecofisiológico en función de estructura y fisonomía.

Ecotono.

Transición, interacción de especies.

Ecodistrito.

Composición florística detallada a nivel de individuos y comunidades/ composición faunística. Características Intervención antrópica. especiales.

Ecoelemento.

Ordenamiento y gestión territorial Estrategias de desarrollo sustentable/ planificación regional y sectorial de Esta-do. Accesos y tratamiento de los datos.

Planificación estratégica y desarrollo regional (energética, producción / rendimiento, conflictos). Manejo de cuencas hidrográficas. Manejo de áreas protegidas. Teledetección; tratamiento de datos y análisis de sistemas y modelamiento espacial.

Mapeo aplicable. Explotación forestal / producción agropecuaria. Diseño de sistemas de monitoreo. Facie. Elaboración: S. S. Zavgorodniayia.

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Tabla 1.3: Niveles de percepción territorial - escalas locales y categorías jerárquicas para las unidades paisajísticas y ecosistémicas - ordenamiento y gestión territorial.

Escala local

Unidad ecosistémica

1:25.0001:50,000 1000-10.000 ha < 100 km

Ecosistema.

Biocalidad (Parcela ecológica). Ecosección.

1 100001-25000 10-100 ha < 1000 m

Biocenosis.

Ecositio.

1:2000-1:10.000 Biotopo 100- 100.000 m2 (Ecosistema elemental)

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