La anunciada encíclica sobre el calentamiento global puede otorgar el necesario soporte ético y moral a las alarmantes conclusiones de la comunidad científica internacional

JULIO CÉSAR CENTENO

MAYO 2015

El Papa Francisco ha anunciado que promulgará una encíclica sobre el calentamiento global a mediados de año. Las encíclicas son documentos solemnes sobre asuntos fundamentales de la iglesia y se consideran los más importantes emitidos por el Pontífice. El cardenal Peter Turkson, al frente del Consejo

Pontificio para Justicia y Paz, se encuentra entre los encargados de redactarla. En una presentación en la Universidad Pontificia de San

Patricio, Irlanda, en la Conferencia de Obispos realizada en Marzo 2015, dejó entrever porqué esta iniciativa papal está causando tanto inquietud entre poderosos intereses políticos y económicos asociados al orden internacional vigente. “Es un hecho incuestionable que el planeta se está calentando. Los

cristianos tenemos una obligación, enraizada en enseñanzas bíblicas ancestrales, para encarar este problema”, señaló Turkson.

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El Papa ha reiteradamente enfatizado el rescate de enseñanzas cristianas que enlazan la protección de la vida con la conservación de la naturaleza y la lucha contra la injusticia social. “Para los cristianos, el cuidado de la

creación de Dios es una obligación, independientemente de las causas del calentamiento global. Cuidar la creación, vivir en armonía ecológica como base del desarrollo y la paz en el mundo, es una obligación cristiana fundamental” enfatizó el cardenal Turkson. Todo parece indicar que sus señalamientos son un preludio de la encíclica papal, una preparación tanto para la iglesia como para el público. Citando al Libro del Génesis, Turkson señaló: “Los católicos estamos llamados a

proteger y cuidar tanto a la creación como al ser humano en todas sus dimensiones. El Papa esta conmovido por las evidencias científicas sobre el calentamiento global”. Hizo a continuación referencia a los resultados del último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el

Cambio Climático de la Organización de Naciones Unidas (IPCC), resaltando que el calentamiento global está en marcha y es causado en su mayor parte por la actividad humana. “El Papa Francisco está dispuesto a

afirmar la verdad revelada en Génesis 2:15 sobre el deber sagrado de labrar y conservar la tierra. No está haciendo comentarios políticos sobre los méritos del capitalismo o del comunismo. Está reafirmando enseñanzas bíblicas Centeno – LA IGLESIA ANTE EL CALENTAMIENTO GLOBAL

“Tomó, pues,

Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase” Génesis 2:15 Página 2 | 12

ancestrales. Está señalando los preocupantes indicios en la naturaleza que sugieren que la humanidad parece haber labrado demasiado y conservado poco”. El cardenal Turkson concluyó: “Las regulaciones por sí solas no pueden detener el calentamiento global. El Papa ha dicho que se requieren también cambios en los corazones humanos. Las enseñanzas religiosas pueden ayudar a orientarnos e integrarnos a un universo más amplio, para identificar qué es lo más importante para nosotros, que es lo que veneramos, sostenemos y protegemos como sagrado”. Parte de la preocupación sobre el contenido final de esta encíclica papal se debe a pronunciamientos anteriores del Papa Francisco sobre una amplia gama de asuntos políticos, económicos y sociales que la iglesia acostumbraba evadir. El Vaticano se ha pronunciado, por ejemplo, sobre los peligros del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación

Económica (TPPA), una prioridad tanto del gobierno de Obama como de corporaciones trans-nacionales, advirtiendo que viola el concepto del bien común y amenaza la vida humana. El arzobispo Silvano Tomasi, Observador Permanente del Vaticano en la Organización de Naciones Unidas, Ginebra, se pronunció en la

Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio en Bali, Indonesia, en diciembre del 2013. Señalando la creciente brecha en los niveles de ingresos, denunció: “Este desbalance es el resultado de

ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. En consecuencia, hay un rechazo evidente a la obligación de los estados de ejercer control para garantizar el bien Centeno – LA IGLESIA ANTE EL CALENTAMIENTO GLOBAL

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común. Nace así una nueva tiranía, invisible y virtual, que unilateralmente y sin compasión impone sus propias leyes y reglamentos”. Tomasi advirtió en particular sobre los peligros tras los monopolios farmacéuticos y su control sobre medicinas que pueden salvar vidas humanas. La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos envió un pronunciamiento a Michael Froman, representante comercial ante la

Organización Mundial de Comercio en Julio 2013. Haciendo referencia al Papa señala: “El objetivo de la economía y la política es servir a la

humanidad. Toda teoría o acción política o económica debe asegurarle a cada habitante del planeta los recursos mínimos para que pueda vivir con dignidad y libertad”. El partido republicano y otros sectores conservadores de Estados Unidos han expresado su irritación ante la anunciada encíclica papal sobre el cambio climático. Los señalamientos más frecuentes insisten en que el Papa debería limitarse a la moralidad, sin intervenir ni en política ni en ciencia. Pero a medida que se desenvuelve el debate sobre el calentamiento global, se hace cada vez más evidente la necesidad de coincidir con el mensaje papal: necesitamos tanto la ciencia como la ética para reducir los riesgos que amenazan tanto a la humanidad como al equilibrio natural del planeta. Por instrucciones del Papa, la Academia Pontificia de Ciencia convocó una reunión de destacados científicos en el Vaticano en Abril 2015 como parte de los preparativos de la encíclica papal sobre la ecología y el

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calentamiento global. Los participantes enfatizaron que la ciencia climática refleja principios fundamentales de física, química, geología, astronomía, ingeniería, economía y sociología, en su mayor parte bien desarrollados por más de 100 años. Participaron también Ban Ki Moon, secretario general de Naciones Unidas y líderes religiosos: protestantes, hindúes, judíos, budistas y musulmanes. Todos coincidieron en que la ciencia y la fe deben conjugarse para orientar nuestras decisiones en defensa tanto de la humanidad como del futuro del planeta. El Papa Francisco se ha declarado convencido por la evidencia científica sobre el calentamiento global y su origen en la actividad humana. También ha señalado: “Los cristianos que no protegen la creación de

Dios no se preocupan por Su trabajo”. También ha denunciado las vinculaciones entre la explotación de la naturaleza y las inequidades sociales y económicas: “Un sistema económico centrado en el dios dinero

necesita saquear a la naturaleza para sostener el ritmo frenético de consumo que le es inherente” (The Guardian 28 04 15). El Papa ha sido invitado a presentar los postulados de su encíclica ante las Naciones Unidas en Septiembre. Los críticos que pretenden restringir el papel de la iglesia a asuntos meramente morales parecen desconocer que, al menos desde la publicación de la Summa Theologiae de Tomas de Aquino por el año 1270, tanto la ley natural como la Regla Dorada han sido percibidas como pilares fundamentales de las enseñanzas de la Iglesia.

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Son bien conocidos los casos en que la iglesia católica se opuso o reprimió avances científicos, como la defensa de Galileo a las concepciones de Aristarco y Copérnico sobre el heliocentrismo. El Papa Juan Pablo II se disculpó por este episodio en 1992. Otro conocido conflicto se produjo con la teoría de la evolución de Charles Darwin. Científicos cristianos, como Lamarck y Mendel contribuyeron con su desarrollo. El Papa Pio XII, en su encíclica Humani generis por el año 1950, señaló que no había ningún conflicto entre la cristiandad y la teoría de la evolución. Hoy la apoya como creación evolutiva. Pero no tan conocido parece ser el apoyo de la iglesia a la ciencia moderna, incluyendo contribuciones a la biología, la química y la física. La

Academia Pontificia de Ciencia tiene su origen hace más de 400 años. Los pronunciamientos del Vaticano indican que la encíclica sobre el calentamiento global coincidirá en lo científico con los más recientes señalamientos del IPCC, lo que conducirá irremediablemente a un enfrentamiento con intereses políticos y económicos de poderosos sectores conservadores en Estados Unidos y otros países occidentales. El partido republicano controla tanto la Cámara de Representantes como el Senado norteamericano. Se ha enfrentado abiertamente al presidente Obama al borde de su humillación. Se opone a las reformas migratorias y de salud avanzadas por Obama, a los acercamientos con Cuba e Irán, defiende la tortura, promueve la guerra, desconoce la legislación internacional a su conveniencia y niega el calentamiento global.

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Son frecuentes las denuncias sobre el financiamiento que recibe la mayoría de los miembros del senado norteamericano por parte de corporaciones energéticas, entre las que se destacan los hermanos Koch, Exxon, Chevron, British Petroleum y Shell. Estos mismos intereses financian campañas pseudo-científicas para desmentir la ciencia del calentamiento global a través de frentes como el Heartland Institute. Joseph Bast, presidente del Heartland Institute, publicó un pronunciamiento en el que señala: “Aunque el corazón del Papa

Francisco seguramente se encuentra en su correcto lugar, le haría un daño a su rebaño y al mundo si apoya con su autoridad moral la agenda sin basamento científico de las Naciones Unidas sobre el clima” (Abril 2015).

Jim Lakely, vocero del mismo laboratorio de desinformación sobre el calentamiento global, financiado por los hermanos Koch, declaró: “Los

católicos deberían examinar las evidencias por sus propios medios y entender que el Papa es una autoridad en asuntos espirituales, no en asuntos científicos” (The Guardian 24 april 2015). Christopher Monckton, un desacreditado y vociferante lord británico y ex-consejero político de Margaret Thatcher también ha desencadenado un virulento ataque contra el Papa: “Ud. ha desecrado el cargo que

desempeña y ha desecrado a la misma iglesia a la que ha jurado proteger y defender”. Monckton, un periodista sin formación científica alguna, es conocido por señalamientos como: “La ciencia climática es el frauda más

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grande de todos los tiempos … Se utiliza para establecer un nuevo gobierno mundial”. El lobby petrolero de Washington consiguió que Monckton fuese invitado por el partido republicano a declarar ante un comité del senado norteamericano en Mayo 2010 sobre la ciencia del calentamiento global. Su vergonzosa tergiversación del conocimiento científico motivó que 21 científicos especializados prepararan un documento de 48 páginas desmintiendo sus alegatos ante el comité del senado, calificándolos como

“falsos”, “profundamente equivocados”, “estupideces químicas”, “sin basamento en la física climática”, “carentes de mérito”, “basados en desconocimiento de la ciencia del cambio climático”. Entre los científicos involucrados se encuentran James Hansen, director del Instituto de Investigaciones Espaciales de la NASA (National Aeronautic and Space

Administration), David Easterling, jefe de los servicios científicos de la NOAA(US National Oceanic and Atmospheric Administration) y Michael Mann, director del Centro sobre Sistemas Planetarios de la Universidad de Pensilvania. El American Petroleum Institute, uno de los más grandes lobistas de Washington, apela a la sensibilidad del Papa Francisco por los pobres cuando señala: “Los combustibles fósiles son vitales para sacar a miles de

personas de la pobreza alrededor del mundo, una meta con la que estamos comprometidos”. Lo mismo hace el Heartland Institute: “Los pobres sufren horriblemente si carecen de energía económica y confiable por decisión de planificadores globales”. Este instituto se presenta como Centeno – LA IGLESIA ANTE EL CALENTAMIENTO GLOBAL

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una organización sin fines de lucro que promueve “soluciones de libre

mercado”. Tres de los candidatos republicanos a la presidencia de los Estados Unidos mantienen estrechas vinculaciones con estos grupos de poder: Ted Cruz, Marco Rubio y Jeb Bush. Los tres se han pronunciado desmintiendo la ciencia del calentamiento global y declarando que tal fenómeno no existe. Esta posición es compartida por el gobernador de Texas y excandidato a la presidencia Rick Perry (republicano), por el excandidato a la presidencia Mitt Romney (republicano) y por John Bahner, el vocero republicano de la Cámara de Representantes y uno de los políticos más influyentes en Washington. En una entrevista con The Texas Tribune el 24 de Marzo 2015, Ted Cruz declaró: “Los alarmistas del calentamiento global evaden el debate

razonable. No les gusta analizar hechos y cifras. Gritan y me catalogan de negacionista y herético. También Galileo fue catalogado de negacionista y herético por enfrentarse al conocimiento científico establecido para la época de que la tierra era plana”. Luego continuó: “Contrario a lo que sostienen algunos científicos, la información satelital demuestra que no se han registrado aumentos significativos de la temperatura del planeta en los últimos 17 años” Las declaraciones de Ted Cruz reflejan su profunda ignorancia. En los tiempos de Galileo (1564-1642), la redondez de la tierra se encontraba bien establecida por siglos. Ya se navegaba alrededor del mundo antes de

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que Galileo naciera. Su conflicto con la iglesia no se refería a si la tierra era plana, sino a si la tierra era el centro del universo alrededor del cual giraban el sol, los demás planetas del sistema solar y las constelaciones. Esta concepción era sostenida por la iglesia como una verdad inobjetable, establecida desde los tiempos de Aristóteles y Tolomeo. Galileo defendía los postulados de Aristarco y Copérnico de que tanto la tierra como los demás planetas giraban alrededor del Sol, desplazando a la tierra, y por lo tanto a los humanos, del centro del universo. Galileo retó a la ortodoxia basado en evidencia científica, no para negar conocimientos científicos establecidos como señala Ted Cruz, sino para desmentir mitos carentes de fundamento científico alguno. Su referencia al presunto estancamiento de la temperatura promedio en los últimos 17 años es una miope manipulación de la información científica sobre el calentamiento global. Desconoce las evidentes tendencias a largo plazo y el hecho de que cerca del 90% de la energía calórica que se acumula en la tierra como producto del desbalance energético planetario se ha venido depositando en los océanos.

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En realidad, el año 2014 fue el más caliente registrado de los últimos 150 años, mientras 14 de los 15 años más calientes corresponden a los primeros 15 años del siglo 21. El hielo marino en el Ártico ha perdido más de la mitad de su volumen solo en los últimos 35 años, mientras las masas de hielo sobre Groenlandia y la Antártida se reducen a tasas alarmantes y los glaciares alrededor del mundo desaparecen aceleradamente. La humanidad se encuentra en realidad ante una emergencia planetaria de gigantescas proporciones, tal y como lo señalan los principales científicos y centros especializados de investigación alrededor del mundo. No en balde el presidente Obama declaró recientemente: “El calentamiento

global es incuestionable. Es la principal amenaza contra generaciones futuras”. El calentamiento global es un fenómeno reconocido por todas las academias de ciencia del mundo, incluyendo a la Academia Nacional

de Ciencia de Estados Unidos (National Academy of Science). El Pentágono emitió un informe en el que declara al calentamiento global como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos. Una evaluación de miles de publicaciones científicas arbitradas, realizada en el 2013, consiguió que el 97% coincide en que el calentamiento global está en desarrollo y es causado por la actividad humana (The Guardian 24 4 15).

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El Papa Francisco parece dispuesto a marcar un nuevo rumbo en la relación entre la ciencia, la ética y la fe. Su mensaje parece dirigido a fortalecer la confluencia entre la ciencia moderna y la moralidad. El conocimiento científico puede y debe contribuir al bienestar de toda la humanidad, a proteger al vulnerable, a preservar los frágiles ecosistemas del planeta y a cultivar en generaciones futuras una concepción armónica entre el desarrollo humano y el equilibrio natural. La ciencia puede contribuir a percibir, dimensionar y superar los peligros ambientales provocados por la actividad humana. Los principios éticos y morales deben a su vez facilitar la lucidez necesaria para tomar decisiones en beneficio del bien común, tanto de la humanidad como de la naturaleza.

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