Por un mundo más seguro, justo y democrático. El legado de Jaume Curbet. Jordi, Manuel, Mirela, Maja, Albert y Miguel

Por un mundo más seguro, justo y democrático. El legado de Jaume Curbet. Jordi, Manuel, Mirela, Maja, Albert y Miguel. "Tenemos tendencia a buscar so

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Por un mundo más seguro, justo y democrático. El legado de Jaume Curbet. Jordi, Manuel, Mirela, Maja, Albert y Miguel.

"Tenemos tendencia a buscar soluciones fuera del problema cuando, por definición, las soluciones estan dentro del mismo problema”. J. Curbet.

Los elogios y referencias a Jaume Curbet, a su persona, a su calidad humana, intelectual y a su compromiso político, conforman un conjunto rico e intenso de descripciones que si bien son de distinta procedencia, nos desvelan una semblanza coherente, no sólo del hombre público, político y profesional sino también del amigo y compañero que conocimos. Son muchas las notas que en diversos medios, se han referido últimamente a la figura de nuestro compañero con motivo de su reciente desaparición. Para nosotros, Jaume ha sido un hombre de reflexión y de acción: nos ha dejado un gran aporte al estudio de la ciudad y de la sociedad actual, mediante su aproximación a un importante tema, como el de la seguridad ciudadana, y desde su posición personal e intelectual, ha elaborado una serie de propuestas teóricas y prácticas sobre una temática incipiente y poco desarrollada –a nivel mundial y local‐, pero a la vez indispensable para la construcción de una sociedad urbana más justa, que es necesario seguir profundizando y aplicando. También, ha sido una persona buena, entrañable, ética, discreta y comprometida, un político precoz, pero también magnifico investigador y docente, que en su obsesión de reformar el concepto de seguridad, apostó por una visión de base y de conjunto amplia y compleja, que va más allá de la simple relación delito‐punición, y donde cabe tanto la justicia social, como los valores democráticos y una ética policial. Por esto abogaba por una dinámica y equilibrada relación entre seguridad y libertad, y además denunciaba el modelo perverso, donde los excesos de libertad de los mercados acababan por producir inseguridad social y, a la vez, una restricción de los derechos y de las libertades, que era también causa de la inseguridad civil. Su recorrido profesional y académico, le ha otorgado un reconocimiento como gurú, filósofo, padre, teórico, arquitecto, pionero y experto de una seguridad ciudadana renovada, que no debería abordarse en el debate político a partir solamente de vetustas ideas preestablecidas basadas en estrategias participativas o punitivas, sino que, además, debería basarse en políticas públicas de seguridad concretas que tengan como punto de partida un diagnostico ajustado de los problemas específicos. Es decir, una política de seguridad que hoy aún está por construirse, en Cataluña, en España, en Latinoamérica y en el mundo entero. Vivimos en un mundo inseguro, donde según lo que nos explica Jaume, otras ‐y mejores‐ seguridades y democracias deberían llegar a ser posibles.

Los aportes de Curbet en algunas breves notas: Cuando se escriba la historia del modelo policial catalán desde la transición hasta ahora, espero que nadie cometa el error de olvidar a Jaume Curbet, porque deamasiadas veces se comete el gran defecto que los méritos se le atribuyen a los que han ganado, los poderosos, los que han llegado a la cúspide política. Él no ha llegado a ninguna cumbre política ni de poder, pero sí que alcanzó la cumbre con la amistad , con la dignidad y con lo que nos enseña en su libro ‘Ética y policía'. Hoy que el modelo policial catalán parece que avanza, tiene aún muchos peligros, seguir el ejemplo y las maneras de hacer de Jaume Curbet será un estímulo para superar muchas dificultades que todavía habrá que afrontar para que nuestra policía y nuestro modelo de seguridad pueda ser soberano. Miquel Sellarès “Adéu a Jaume Curbet, pare del model de seguretat català” 18/05/2011 Centro de estudios estratégicos de Cataluña. CEEC.

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‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ Curbet fue el encargado de diseñar el modelo hacia el que se quería avanzar: Estudió la situación de Quebec en relación a Canadá y tradujo su reflexión en un libro fundamental “La Policía del Quebec: un modelo para Cataluña?”(1987) En sus trabajos anteriores, “Democracia y Policía” y “La Ética de la Policía” defendía una policía que no reprodujera los defectos de los Cuerpos que pretendía sustituir. A pesar de que la aplicación del modelo dibujado por Curbet no ha sido exactamente el que él propugnaba (puesto que atribuía mayores funciones a las policías locales ), sin sus aportaciones no se puede entender que Cataluña disponga hoy de una policía integral, desplegada por todo el país. Jaume Curbet, más tarde, se convirtió en el máximo referente en temas de seguridad aquí en España. Hace muy poco, presentaba en Girona y en Barcelona “Un mundo inseguro.” (CCGEdicions,2011). Él mismo con la ironía y la firmeza que lo caracterizaban nos sorprendió al anunciarnos que se trataba de su último libro, consciente, como estaba, de su estado de salud. “Un mundo inseguro” es mucho más que un libro sobre la seguridad, es una reflexión profunda sobre nuestra sociedad y sus contradicciones, una pieza imprescindible para aproximarnos a una visión global de la seguridad, alejada de manipulaciones . Jaume Bosch. Diputat al Parlament de Catalunya. “Jaume Curbet (1952‐2011): el filòsof de la seguretat” ara.cat 18/05/2011

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Ha fallecido Jaume Curbet, posiblemente el intelectual que más sabía de temas de seguridad en España, siempre fue una persona humilde y discreta, y con humildad y discreción ha decidido irse de este mundo, en el que deja, sin embargo, una gran aportación en el modelo de seguridad de Cataluña. Jaume Curbet (Girona, 1959) fue teniente de alcalde del ayuntamiento de Girona en los primeros pasos de la democracia y también fue de los primeros en pensar en una policía democrática, moderna y al servicio de la sociedad. Asesor del departamento de Interior de la Generalitat cuando se inició el despliegue de los Mossos d'Esquadra y estudioso de la policía del Quebec (Canadá) ‐estudió Criminología en la Universidad de Montreal‐, su visión de los temas de seguridad, del que era uno de los grandes especialistas, introdujo de forma pionera variantes como el urbanismo, la sociología y la psicología. “Muere el gran teórico de la seguridad en España que inspiró el modelo catalán”. Adn. Mayo 16, 2011

‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ Transformó la Policía Local de arriba abajo, defendió encarnizadamente la importancia de que la mujer formase parte del cuerpo e incluso creó una escuela. Algo que hoy no parece extraordinario, pero que en su contexto era una revolución. Una época en la que ni siquiera existía el centro de formación de los Mossos d'Esquadra. El proyecto de la policía autonómica, en el que también tomó parte, arrancaba lentamente. Curbet fue un defensor acérrimo de la ética policial y contribuyó a eliminar los residuos del franquismo en las fuerzas del orden. La actuación de los agentes, defendía, debía ser siempre proporcionada. De lo contrario, el remedio era peor que la enfermedad. Su visión de la seguridad iba mucho más allá de los titulares de prensa. Así, tras los choques entre vecinos e inmigrantes que se produjeron en Salt (Girona) en febrero de 2010, dijo que no había que reducir el problema al estallido violento, sino buscar el conflicto de fondo. Curbet rechazó el vínculo fácil entre inmigración e inseguridad. “Jaume Curbet, arquitecto de la seguridad ciudadana” Rebeca Carranco. El pais.com 18/05/2011

‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ Elegido concejal de Girona por el PSC en las primeras elecciones municipales de 1979, Jaume Curbet explicaba que el primer día que entró en la sala de plenos lo saludó un señor uniformado, más bien gordo y lleno de medallas, que se cuadró militarmente y le dijo: "A sus órdenes". Desde aquel momento, tanto él como el alcalde Joaquim Nadal comprendieron la necesidad de reformar la policía local y adecuar la seguridad al régimen democrático. Curbet, nacido en 1952 en una familia de impresores de Girona, reorientó desde entonces su vida profesional hacia temas de seguridad en los que fue un gran experto hasta su muerte, que se produjo anteayer a consecuencia de un cáncer de páncreas. Tras cuatro años como concejal, Curbet fue nombrado asesor del Departament de Governació, con Miquel Sellarès como director general de Seguretat. Estudió el modelo policial del Quebec, fue responsable de planificación de la Comisión de Seguridad de los Juegos del 92, presidente del Comité Pedagógico de la Escuela de Policía de Catalunya, y asesoró a diversas comunidades autónomas. Entre tanto dejó el PSC tras el ingreso en la OTAN. Curbet venía del Reagrupament de Josep Pallach y entró en él junto a otros socialdemócratas y catalanistas como Josep Verde i Aldea, Fèlix Martí i Jordi Porta. Actualmente era profesor de la Universitat Oberta de Catalunya y acababa de publicar Un món insegur. En un reciente artículo definía el difícil equilibrio en las sociedades democráticas: "No parece tener demasiado sentido la reiterada y conflictiva contraposición política entre seguridad (estabilidad) y libertad (creatividad), porque ambas, en su justa medida, constituyen ingredientes esenciales para cualquier fórmula de gobierno que pretenda garantizar la convivencia y el desarrollo humanos". Toda una declaración de principios. “Un modelo de seguridad catalana” Josep Playa Màset, La Vanguardia ‐ 18/05/2011

‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ Fue teniente de alcalde de Seguridad del Ayuntamiento de Girona desde 1979 a 1983 y su tarea en la corporación municipal sirvió para modernizar la administración y también la Policía Municipal de Girona, hasta el punto que fue uno de los impulsores de la entrada de las mujeres al cuerpo policial. Hace poco precisamente, se han celebrado tres décadas de aquel momento histórico. “Mor als 59 anys l´exregidor de Girona i expert en seguretat Jaume Curbet Hereu” diaridegirona.cat » Girona. 18/05/2011

‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ .. su "gran aportación al mundo de la seguridad desde una perspectiva teórica y académica en la que fue capaz de incorporar una visión pionera y a menudo revolucionaria", y por haber sido uno de los primeros pensadores sobre una policía "democrática, moderna y al servicio de la sociedad, una vez recuperados los derechos y las libertades de Cataluña y España". “Alts comandaments dels Mossos recorden la "gran aportació" de Jaume Curbet al món de la seguretat” 3cat24.cat. Portal informativo TV·3 y Cataluña Radio. 18/05/2011

‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ Ejemplar en su rigor intelectual, hecho de construcciones impecables e implacables, cómo ha demostrado reiteradamente en sus libros, en sus cursos, en sus conferencias. Y no se cortaba de reclamar y reclamarme cada vez que teniamos un tema para abordar y al que no se obtenía respuesta si la pregunta no estaba formulada de forma adecuada. Es así como Jaume desarrolla su especialización en temas de seguridad. Lo hace por decisión propia, a partir del encargo, un poco circunstancial en 1979, de los temas de seguridad, policía municipal y de participación ciudadana del Ayuntamiento de Girona. Pero es él quién decide zambullirse, entrar a fondo y articular una propuesta reformista. Reclamar un nuevo concepto de seguridad en democracia. Y construirlo con muchos otros. Y explicándonos la relación entre seguridad, autoridad y poder. Desenmascarando las trampas y las contradicciones, haciendo evidentes las perversiones posibles en esta materia. Y sobre todo, recordándonos que la seguridad, la percepción de la seguridad en un sistema de libertades, no puede ser patrimonio de nadie, y menos de ningún partido o tendencia política y que hace falta que la izquierda participe directamente del discurso de la seguridad de forma activa y rehuya el riesgo de una percepción sesgada desde la derecha que querría interpretarla en exclusiva. “Jaume Curbet, una poética” Joaquim Nadal Diari de Girona i El Punt , 18/05/2011

‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ En estas elecciones se sigue hablando de seguridad. Y se sigue usando en singular, se sigue vinculando seguridad a lugares, colectivos y personas concretas. Se siguen usando más percepciones que datos. Seguimos jugando con fuego. Hace muy pocos días nos dejó Jaume Curbet, una de las personas que más y mejor hablaba de seguridad en Cataluña. Desde hace mucho tiempo supo combinar acertadamente convicciones e instrumentos. Sus valores tenían que ver con la sabia combinación de justicia y autonomía personal, dentro de un marco de creciente diversidad y heterogeneidad. Jaume no confundía seguridad con punición. Siempre que podía usaba el término seguridades. No aceptaba fácilmente que se redujera la inseguridad a los delitos contra personas o bienes concretos. Acostumbraba a iniciar su relato intentando que nos diéramos cuenta que el mundo era cada vez más inseguro a causa de decisiones muy concretas que la humanidad había tomado al confundir crecimiento y desarrollo, consumo y bienestar. El miedo a los desastres

deriva de la inconsciència que en los últimos decenios ha guiado muchas decisiones de instituciones y de particulares. Curbet acostumbraba a decir que nunca como ahora la gente había estado tan segura, pero que también nunca como ahora habíamos sido tan consentidos, tan malacostumbrados. Nos quejamos de la gran inseguridad personal que sufrimos, pero no nos damos cuenta que lo que se ha hecho es separar, desvincular, la seguridad personal de la seguridad colectiva. No podemos exigir seguridad –personal– si no nos preocupamos de la justicia –colectiva–. Así como también, a menudo confundimos de la misma manera, la inseguridad objetiva (la posibilidad real de ser víctimas de una agresión personal) con la inseguridad subjetiva (el temor difuso de ser víctima potencial de un delito). “Otra seguridad es posible”, Joan Subirats Público.es 19/05/2011

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Jaume y la paradoja de un mundo inseguro en dos entrevistas recientes: http://www.avui.cat/noticia/article/2-societat/5-societat/359467-pallach-em-va-dir-que-mai-no-seria-delpsoe.html

JAUME CURBET. ESPECIALISTA EN SEGURIDAD Y MIEMBRO FUNDADOR DE PSC‐ REAGRUPAMENT. “Pallach me dijo que nunca sería del PSOE”. Jaume Curbet fue el más joven entre los fundadores del PSC‐Reagrupament y en el primer ayuntamiento democrático de Girona 23/01/11 02:00 ‐ GIRONA ‐ SALVADOR GARCIA‐ARBÓS 1

Esta entrevista se hizo en el Neptú (Neptuno), una vez finalizada la tertulia matinal de Jaume Curbet con un grupo de ilustres gerundenses. Hace apenas un par de días cuando la editorial de su hermano Quim Curbet, Comunicación Gráfica, CCG Ediciones, acaba de publicarle un libro, Un món insegur (Un mundo inseguro).

Desde hace ya varios años tratas temas de seguridad. Aquí, en Cataluña, y en las Canarias. Eres un gurú de las políticas de seguridad. Es mi especialidad, hago investigación y formación. Trabajo en la Universitat Oberta de Catalunya y dirijo un programa de políticas públicas de seguridad. Un master virtual que no se hace en ninguna parte más de España, tampoco hay muchos en el mundo. ¿Los alumnos de dónde son? De Cataluña, España, Andorra y América Latina. Ahora estamos en conversaciones con ONU‐Habitat para hacerlo en inglés. También trabajamos con el PNUD, programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, que también tiene una escuela virtual. Hacemos un curso de especialización de seguridad ciudadana, sobre todo dirigido para América Latina. También participo en el Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona, de la UAB. Cada año hacemos la encuesta de victimización y

seguridad. Cataluña es de los pocos lugares de Europa que tiene esta encuesta y es de las secuencias más importantes del mundo. ¿Eres un fundador? En los inicios estuve en la Comisión Socías, una comisión técnica de seguridad urbana, impulsada el 1983 por Pasqual Maragall, entonces alcalde de Barcelona. Actualmente, y hasta hace poco que colaboro. ¿Cómo te aficionaste a los temas de seguridad? Todo empezó exactamente el día de la toma de posesión de los primeros ayuntamientos democráticos. ¿El 19 de abril del 1979? Fuimos el partido más votado. En la negociación del pacto de gobierno, en que garantizábamos la investidura de Nadal y el reparto de las áreas, me tocó ser regidor de interior y seguridad. ¿Por qué? Es sencillo: era el más joven, era el negociador del PSC y me quedé con aquello que nadie quería. El área era del cajón de sastre de lo que los otros no querían: bomberos, policía... Piensa que el PSC era el que tenía el programa electoral más grueso de todos los que nos presentamos en las primeras elecciones, y no había ni una sola línea dedicada a seguridad, ni un epígrafe. En cambio, hablábamos de informatización. ¿Por qué no lo habíais pensado? La única relación que habíamos tenido era correr delante de la policía unos meses antes. ¿Cómo tomaste conciencia que te tocaba la policía? Mientras entrábamos Quim Nadal y yo hacia la sala de plenos. En la puerta encontramos un señor uniformado, grueso y lleno de medallas, que se nos cuadra militarmente y nos dice: “A sus órdenes”. Era Collantes, Jefe de la policía. El trayecto lo hicimos en silencio, porque entendimos que esta responsabilidad era nuestra. A los pocos días, el Jefe de la policía local me dice que había temas urgentes para firmar: el nombramiento de nuevos policías... ¿Firmaste? Con toda la ingenuidad pregunté: “¿Dónde se han formado estos policías?”. Y me responde: “Ya se formarán en la calle”. Tuve un momento de lucidez y dije que me lo quería pensar. Lo medité el fin de semana: ¿les tenemos que dar pistola, porra y autoridad? Y el lunes dije que no entraría ningún agente nuevo sin haber hecho un curso de formación. ¿Había escuelas o academias? Sólo una de muy antigua de la Guardia Urbana de Barcelona. Busqué información. Y piensa en las dificultades de buscar información, sin el Google, sin internet. Y debía de haber presión. Me las arreglé solo. Busqué libros extranjeros; encontré el hilo de Canadá, donde hay una tradición importante. Había prisa y presión. En un verano tuvimos que inventar una escuela de policía. Hablando vi que el problema de Girona ocurría en todos los ayuntamientos. Y el primer curso de lo que fue la primera escuela de policía de Girona empezó con gente de todos los municipios de las comarcas gerundenses. ¿Con qué profesores? Implicamos pedagogos, juristas, militares democráticos, historiadores... La escuela fue creciendo hasta que se creó la Escuela de Policía de Cataluña; entonces hicimos un convenio y pasó a ser un centro territorial. Es lo mismo que hicimos con los Bomberos: con el consejero de Gobernación, entonces Joan Vidal y Gaiolà, hicimos el convenio embrión de los Bomberos de la Generalitat de Cataluña. El problema era general, ibais a toda pastilla y todo se construía de nuevo... Y el 1980, cuando empezaba todo, me diagnosticaron un cáncer de tiroides, cuando tenía previsto ir al Canadá a un congreso sobre policía, justicia y sociedad, y al cual el Ayuntamiento me ayudó a ir, pero me lo pagué todo yo.

¿A pesar de la enfermedad fuiste? El conocimiento, a pesar de estar convaleciente fue enorme: ideas, contactos, literatura... Después del cáncer escribí mi primer libro, Democracia y policía. El 1983 volví al Canadá a hacer un estudio sobre modelos policíacos y escribí el libro Policía del Quebec, modelo para Cataluña. ¿De hecho, también fuiste a los Mozos de Escuadra? El 1983 cuando me fui del Ayuntamiento de Girona se produce el primer gobierno de Felipe González. Me encontré acabando el mandato y con una doble tessitura: me llaman de Madrid y me proponen ser gobernador civil. ¿Ya lo sabe Solans? No era de Girona. De Toledo... Y de otro lado, la Generalitat crea la Policía de Cataluña y tiene el mismo problema que Girona al comienzo: no hay escuelas, ni expertos, ni nada. También se tenía que hacer todo. El dilema se resolvió claramente: una función más técnica que política. ¿Y qué era exactamente? Asesor del Departamento de Gobernación en materia de seguridad para poner en marcha todo el ámbito de seguridad. Había las competencias y se tenía que desplegar todo. Estaba Miquel Sellarés, de director general de Seguridad y Jaume Bosch, de subdirector. Mira: el gobierno de los mejores... Un socialista y un comunista en el primer gobierno de Pujol. ¿Con cuatro años tuvisteis bastante? Sí. ¿Y de trabajar junto a Joaquim Nadal? No. De la política, pero en el sentido que la dedicación, aquellos cuatro años me agotaron: me dediqué en cuerpo y alma las 24 horas al día. Y aquella dedicación por compromiso político se convertía también en profesionalización y yo no lo quería. No era mi opción. Y nace un técnico en seguridad. Quería construir un sistema democrático y profesional de seguridad. También es una manera de dedicarse a la política y una opción profesional. Mi etapa en la política duró aquellos cuatro años: fue el final. He hecho política desde que tengo uso de razón, en la oposición en la dictadura, en la creación de partidos democráticos y en todo aquello típico. Lo que no era típico era ser socialdemócrata. Cuando te lo decían era terrorífico, era cómo si te acusaran de ser de la CIA ¿Todavía lo eres? Han cambiado cosas, pero esencialmente lo soy. Quiero una economía subordinada a la política democrática y no al revés, con servicios básicos para todo el mundo y con oportunidades reales, no sobre el papel. Que se pueda reducir la fractura social. Está demostrada la correlación entre la desigualdad social y los homicidios. Por ejemplo, los Estados Unidos: tiene el PIB más elevado, pero más desigualdad en el reparto de la riqueza. Una sociedad más cohesionada es más segura para todo el mundo, incluso para los ricos. ¿Es una opción socialdemócrata, y qué? Haz dicho que fuiste fundador de varios partidos políticos. Participé en la creación de Socialistas Democráticos Catalanes, en que estaba Josep Verde i Aldea, Fèlix Martí, Jordi Trae y que fue de los tres grupos que constituyeron Reagrupamiento Socialista y Democrático de Cataluña. El de Pallach. Eran tres: Verde i Aldea, Heribert Barrera, que venia de ERC, y Josep Pallach. Fue en Montserrat, el acto fundacional.

Una pregunta de las que no gustan a los historiadores: ¿Qué habría hecho Pallach si no hubiese muerto? Él era profesor en el Instituto Sobrequés. Nos recogía cuando salía e ibamos a hacer proselitismo y luego lo acompañaba a Esclanyà. Yo lo había dejado en Esclanyà pocas horas antes de morir. De manera contundente y seria, y eso que él era un maestro en todos los sentidos de la vida, cuando se planteó la fusión del PSC‐r, del PSC‐c y de la Federación Catalana del PSOE, me dijo: "Jaume, pase lo que pase nunca seré del PSOE ". Lo tenía clarísimo: sin hacer política ficción ya sabemos algo." ¿No existiría el PSC‐PSOE? No de la manera que existe. Estoy convencido. Y piensa que, antes de Felipe González, el referente del socialismo en España era Pallach, era la opción de Willy Brandt, los socialdemócratas alemanes. El escenario político habría sido otro: Pallach era la única alternativa clara a Jordi Pujol, como político carismático y con capacidad de liderazgo. ¿No militaste en el PSC‐PSOE? Cuando se produjo el proceso de fusión me retiré y suspendí la militancia y me reintegré el 1979 a partir de las generales constituyentes y de las locales. Traje la campaña de las dos en Girona ciudad. ¿Y al final? Me fui. No recuerdo el año que me di formalmente de baja. Con el referéndum de la OTAN del 1986 escribí una serie de artículos en El Punt con los que me despedí de la militancia del PSC. ¿Por qué no tienes teléfono móvil? Por la misma razón que el 2000 vendí el coche y no he comprado ninguno más: no me hace falta. Fui de los primeros a tener teléfono móvil de España cuando trabajaba en las Canarias y me era más fácil tener un móvil que ir cambiando de fijo. Entonces era raro tenerlo. Entonces lo necesitaba, ahora no. Tengo correo electrónico, porque es un instrumento de trabajo que necesito al ser profesor en una universidad virtual. Tampoco estoy en ninguna red social. Antes habías hablado del cáncer como si nada. Tuve el de tiroides el 1980; me lo extirparon. Y ahora el de páncreas, que se trata como enfermedad crónica. Hay gente que no me habla del tema porque piensa que lo escondo. Hablo de él si me lo preguntan. Tengo el convencimiento que la vida no son los buenos momentos, sino también los malos. La vida se tiene que vivir plenamente tanto con cáncer de páncreas como cuando he tenido salud. No lo he vivido como ninguna lucha en ningún momento. No he luchado contra el cáncer, lo he asumido, convivo con él. ‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ Entrevista con Jaume Curbet. Con ocasión de la publicación del libro “Un mundo inseguro”. «Vivimos en un país que cae fácilmente en la falacia normativa» Abril de 2011 / Por Germán Sierra “Un mundo inseguro. La seguridad en la sociedad del riesgo” (Editorial UOC) es el último libro de Jaume Curbet, director del Programa de políticas públicas de seguridad de la UOC e investigador asociado en materia de seguridad del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). El volumen fue presentado la misma semana en la que Curbet impartía un seminario en la UOC sobre seguridad en la sociedad del riesgo. Con experiencia nacional e internacional en asesoramiento sobre políticas de seguridad, Curbet es una de las máximas autoridades en la materia. Esta visión global le ha convencido de que a menudo aplicamos las mismas medidas a problemas diversos y que tenemos que apostar por una seguridad colectiva y mundicéntrica no individual y grupal. El título del libro no es muy esperanzador... (Se ríe.) O quizás es un poco paradójico. El subtítulo, La seguridad en la sociedad del riesgo, intenta reflejar una de las paradojas contemporáneas. La sociedad históricamente más segura, por la esperanza

de vida, por el acceso a los alimentos, por los avances científicos..., es justamente una de las sociedades más angustiadas por la inseguridad. Muchos sociólogos la denominan «la sociedad del riesgo». En el prólogo señala que tanto la búsqueda individual como grupal de seguridad consiguen lo contrario de lo que pretenden: producen y hacen crónica la máxima inseguridad, tanto en el individuo como en la colectividad. En resumidas cuentas, ¿estamos perdidos, siempre nos sentiremos inseguros? Lo estaremos si buscamos la seguridad desde una óptica individual o grupal. Falta dar el salto a una seguridad colectiva, mundicéntrica, que presupondría pretender unas condiciones de vida suficientemente seguras para el conjunto de la humanidad. Esta es la única seguridad posible, a mi entender. Como ahora no es así y vivimos en una sociedad terriblemente fragmentada y basada en la competitividad extrema, la búsqueda de seguridad empeora el problema. ¿El mejor equilibrio para una sociedad es el que se produce entre seguridad (estabilidad) y libertad (creatividad)? Es el único. La estabilidad constante es la muerte, y la innovación constante es el caos y, por lo tanto, también la muerte. La vida es justamente el punto de equilibrio inestable entre innovación y estabilidad. Parece muy pertinente la comparación que hace de la sociedad con alguien que sufre una enfermedad grave. Muchas veces se actúa rápidamente para paliar los síntomas sin conocer exactamente las causas. Hay excepciones, pero en la seguridad no se procede habitualmente como en medicina. El diagnóstico no tiene la misma importancia, nos creemos mucho los prejuicios, tanto individuales como colectivos, y más que actuar reaccionamos a crisis episódicas de inseguridad desde las emociones más ancestrales, y eso complica muchísimo esta búsqueda de seguridad. Una de sus principales tesis es que comprender la inseguridad constituye el primer paso y el más determinante en el proceso de creación de seguridad. Es evidente. Si no sabemos qué nos hace inseguros, si no sabemos qué enfermedad sufrimos, difícilmente podremos optar por un tratamiento. Eso, que en términos médicos se entiende sin dificultades, en términos de seguridad no se comprende. Y este menosprecio por el análisis racional, por el diagnóstico, se paga muy caro. Se aplican recetas universales poco válidas. Muchas veces se tiene la sensación ?no la realidad constatada? de que crecen los delitos y enseguida queremos a más policías o endurecer las leyes. Algunas políticas de seguridad agravan el problema y no lo resuelven. A largo plazo, qué es más importante: ¿una buena política de seguridad o una buena política de acción social? Yo diría que una buena política de seguridad también incluye una política social, en el sentido de que la primera actúa en tres planos. El primero es la aplicación de medidas de seguridad para defender a los ciudadanos de las principales amenazas delictivas. Después, también tiene que reducir el miedo genérico a una delincuencia ideal, mítica; las instituciones democráticas están obligadas a reducir este miedo difuso. Y el tercero, en el cual están las políticas de seguridad y sociales, consiste en detectar las causas sociales y económicas que alimentan y generan todo tipo de violencias interpersonales y colectivas. Sugiere en el libro que hay una especie de connivencia entre el poder político, empresarial y mediático para crear determinadas alertas de inseguridad, por los motivos que sean. No hablaría de cábala, pero lo que es observable para cualquier analista es que hay intereses creados, políticos y económicos, a escala global y local. La guerra del Irak es un ejemplo; es un negocio

descomunal para una serie de empresas norteamericanas. También hemos podido ver como ante el terrorismo aparecen intereses políticos para manipular este fenómeno, con el fin de extraer una rentabilidad política. Hay sectores importantísimos de la economía legal e ilegal que viven de la inseguridad, y eso hace muy difícil la resolución de cualquier conflicto, porque cuando se hacen crónicos, generan, en un lado y en el otro, corporaciones y gremios que viven de eso, y la droga es un buen ejemplo. Como gerundense debe de estar muy familiarizado con lo que pasó hace unas semanas en Salt: un menor muerto, manifestaciones, quema de coches... ¿Qué análisis hace? Se ha concentrado en poquísimo tiempo en un espacio muy pequeño una colectividad con diferencias religiosas, culturales e idiomáticas muy marcadas, sin que haya habido planificación sanitaria, escolar, urbanística o medidas de acogida. Tenía que estallar por algún sitio, y en Salt lo ha hecho de la peor manera. Es un episodio que nos tendría que hacer ver que se debe intervenir pronto. Se trata de mucha gente nueva en poco tiempo y con un modelo económico que la ha ido empujando a determinados barrios, con una concentración de paro entre jóvenes elevadísima. Eso crea unas condiciones terroríficas desde el punto de vista de la inseguridad: confluencia de la polarización étnica, social y generacional. El nuevo Gobierno de Convergencia ha suprimido el código ético de los Mossos. ¿Ha sido una decisión acertada? No me es fácil de entenderlo del todo. Tras leer las declaraciones, veo que la discrepancia no viene por determinados aspectos del código, sino por el todo. Es decir, y esta postura ya viene desde los mismos sindicatos policiales, se considera que el código es una injerencia. Y el caso es que hay una recomendación del Consejo de Europa de hace muchos años que apuesta por este tipo de normativa. ¿Le parece que el cuerpo de los Mossos d'Esquadra está lo bastante consolidado? Es muy difícil que todo funcione a la perfección. Piense que hay pocos casos en Europa en que, en condiciones de paz, se cree un cuerpo nuevo. Eso sucede en países que acaban de salir de una guerra y en los que tiene que regenerarse un cuerpo, pero no en una situación como la que teníamos aquí. Es muy complicado. Un cuerpo policial no se improvisa en ningún sentido, necesita muchos efectivos, un bagaje policial, una penetración en el territorio, en la sociedad, y eso requiere un periodo muy largo. Todavía estamos en fase de despliegue, de asentamiento. Parece que el de los okupas es ahora mismo uno de los colectivos criminalizados. ¿Son realmente una amenaza? Usted mismo lo ha dicho: es un grupo criminalizado. En cada contexto histórico tiene lugar este fenómeno de unos colectivos más criminalizados que otros, lo cual no quiere decir que se correspondan con el peligro real mayor que hay para la sociedad. Pero, por alguna razón, reúnen una serie de condiciones que facilitan que la ansiedad social se canalice hacia ellos. Es el mecanismo del macho cabrío expiatorio: en cada momento y en cada situación necesitamos canalizar nuestra ansiedad hacia algún grupo diferente. ¿Era necesaria la ordenanza del civismo de Barcelona? ¿Hace falta que los municipios se doten de este instrumento? En este país se cae mucho en la falacia normativa, en el hecho de pensar que todos los problemas se resuelven con normas. La sociedad civil, con una facilidad enorme, pide ante determinados problemas más leyes y, si es posible, más duras. El código penal español debe de haber batido récords de reformas. Algo no va bien. Los códigos penales no se van reformando cada tres días. Las ordenanzas pueden funcionar, pero cuando salen como setas algo no funciona. ¿Es partidario de legalizar las drogas?

La pregunta, formulada así... Creo que el debate entre los partidarios y los detractores es estéril. El problema de la droga ha ido evolucionando. Existen muchos aspectos que hay que tener en cuenta, por ejemplo, la libertad individual de poder consumir dichas sustancias. Pero, al respecto, se han sobrepuesto varias capas: la apropiación por el crimen organizado, que da una dimensión que nos ha llevado a lo que sucede en Colombia y ahora en México. Por no haber enfocado el problema debidamente, ha ido empeorando. La economía de la droga vía blanqueo es de unas proporciones brutales y condiciona el sistema financiero y la economía mundial. Nos tenemos que preguntar si la guerra global contra la droga ha obtenido los resultados que queríamos o si ha agravado el problema y, por lo tanto, si tiene sentido continuar con la misma estrategia. Después de dos décadas de lucha, la producción no ha bajado.

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