"Porque si anuncio el evangelio, no tengo de qué jactarme, porque me es impuesta necesidad; pues ay de mí si no anuncio el evangelio!"

“EL 2013 EL AÑO DE COMPASION – CADA UNO GANA UNO” SERVICIO DE MISIONES Y EVANGELISMO Fecha: 22 de septiembre 2013 ___________________________________

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“EL 2013 EL AÑO DE COMPASION – CADA UNO GANA UNO” SERVICIO DE MISIONES Y EVANGELISMO Fecha: 22 de septiembre 2013

_________________________________________________________________________________________________ TEMA: "¿QUÉ ES PREDICAR EL EVANGELIO?". TEXTO: Mateo 28:19-20; 1ª. Corintios 9:16 Lectura Bíblica: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. "Porque si anuncio el evangelio, no tengo de qué jactarme, porque me es impuesta necesidad; pues ¡ay de mí si no anuncio el evangelio!". Introducción: Apreciados hermanos, una vez más comparezco ante todos ustedes, con la Orden dada por el Señor a Su Iglesia, como es la de predicar el Evangelio. Si ustedes observan su texto notarán que no “es una súplica”, sino un mandato de parte de quien “tiene toda autoridad, tanto en el cielo, como en la tierra”. San Pablo en su momento dijo: “… hay de mí si no anuncio el Evangelio”. Bueno sería que también nosotros tuviéramos esa exclamación. Este día les contestaré a la pregunta ¿Qué es predicar el Evangelio? 1. 2. 3. 4.

Es exponer cada doctrina contenida en la Palabra de Dios, dar a cada verdad su propia importancia. Es exaltar a Jesucristo. Dar a los diferentes tipos de personas lo que requieran. Proclamar con convicción y celo las verdades de Cristo Jesús, para que los hombres puedan oír, y entendiendo, puedan volverse a Dios con todo su corazón. 5. Y exclamaremos “¡Ay de mí no predico el Evangelio!” DESARROLLO DEL MENSAJE:

I- La primera respuesta que les presento es la siguiente: “ES EXPONER CADA DOCTRINA

CONTENIDA EN LA PALABRA DE DIOS, DAR A CADA VERDAD SU PROPIA IMPORTANCIA”.

A-

Los hombres pueden predicar una parte del Evangelio; pueden predicar únicamente una sola doctrina del Evangelio. 1. Un hombre no predica en absoluto el Evangelio si sólo sostuviera la doctrina de la justificación por la fe, "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe". Este se consideraría un ministro del Evangelio, pero es alguien que no predica todo el Evangelio. No

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puede afirmarse que un hombre predica el Evangelio completo de Dios, si hace a un lado, a sabiendas e intencionalmente, una sola verdad de nuestro bendito Dios. a- Este comentario puede ser muy punzante y estallar en las conciencias de muchas personas que, casi como un asunto de principios, no comparten ciertas verdades con la gente debido a que temen esas verdades. b- Algunos no desean que se prediquen ciertas doctrinas, como la doctrina del Infierno, pero es una insolencia de parte de quien pide que no se predique, cuando Dios, en su suprema sabiduría, ha querido revelarla a los hombres." 2. Además, ¿El fin de todo el Evangelio es convertir a los pecadores? Hay ciertas verdades que Dios bendice para conversión de los pecadores, pero hay otras verdades destinadas a traer consuelo a los santos. a- Son temas que se deben tomar en cuenta. Si Dios dice: "¡Consolad, consolad a mi pueblo!", si la doctrina del infierno advierte al pueblo de Dios, entonces debemos predicarla. b- Debe predicarse toda la verdad. Y si Dios ha escrito en Su palabra "El que no cree ya ha sido condenado", eso debe predicarse tanto como "Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús". 3. Cada uno de nosotros, a quienes se nos ha confiado la bendición de predicar, debe buscar predicar toda la verdad. a- No encubramos nada; si hay nubes en la cima de la montaña de la verdad, digamos: "Nube y oscuridad hay alrededor de ella". No lo neguemos; y no pensemos en reducir la montaña de acuerdo con nuestro propio estándar, simplemente porque no podemos ver la cima o porque no podemos alcanzar la cumbre. b- El que quiera predicar el Evangelio debe predicar todo el Evangelio. c- Quien quiera ser considerado un creyente fiel, no debe hacer a un lado ningún aspecto del Evangelio. II- La segunda respuesta que les presento: “ES EXALTAR A JESUCRISTO”.

A-

No se debe reconocer un mensaje donde el predicador busca exaltarse a si mismo o a su iglesia y denominación. Dejando a un lado la Preeminencia de Jesucristo en todo. 1. De manera vaga invitan al pecador a “creer en el Señor Jesús para ser salvos”. a- Dice C. Spurgeon: “Han sacado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde le han puesto", replicando a María.  

Que nuestra vida y mensaje que sólo exalte a Cristo. Que la predicación siempre lo muestre a Él como Profeta, Sacerdote y Rey para Su pueblo! 2

 

¡Que el Espíritu manifieste al Hijo de Dios a Sus hijos a través de la predicación! Necesitamos tener una predicación que diga: "¡Mirad a mí y sed salvos, todos los confines de la tierra!".

III- Una tercera respuesta sería: “DAR A LOS DIFERENTES TIPOS DE PERSONAS LO QUE REQUIERAN”.

A-

Hay momentos en que debe alimentarse a los hijos, y hay otras ocasiones en que debe advertirse a los pecadores. Hay propósitos diferentes para ocasiones diferentes. 1. Si se predica al pueblo de Dios, y no se dice nada a los pecadores, está actuando correctamente, siempre y cuando en otras oportunidades en que no esté consolando a los santos, dirija su atención de manera especial a los impíos.

B-

Cada grupo de personas debe recibir lo suyo. 1. El que predica únicamente a los santos y sólo a ellos, no predica el Evangelio completo. 2. El que predica únicamente a los pecadores y sólo a ellos, y nunca a los santos, no predica el Evangelio completo. a- Nosotros tenemos aquí una mezcla de todo.        

Tenemos al santo que está lleno de seguridad y es fuerte. Tenemos al santo que es débil y de poca fe. Tenemos al recién convertido. Tenemos al hombre que duda entre dos opiniones. Tenemos al hombre moral. Tenemos al pecador. Tenemos al réprobo. Tenemos al marginado. Cada uno de esos grupos debe recibir su palabra. Cada uno de ellos debe recibir su porción de alimento a su tiempo; no en todo tiempo, sino a su debido tiempo.

b- El predicador que olvida a alguno de esos grupos no sabe cómo predicar el Evangelio completo. IV- Una cuarta respuesta sería: “PROCLAMAR CON CONVICCION Y CELO LAS VERDADES DE CRISTO JESUS, PARA QUE LOS HOMBRES PUEDAN OIR, Y ENTENDIENDO, PUEDAN VOLVERSE A DIOS CON TODO SU CORAZON”.

A-

Si un creyente es consciente de la bondad del evangelio en su vida, lo desafío a que no se niegue a aceptar su compromiso de evangelizar. 1. Un creyente que tiene en su seno la inspiración del Espíritu Santo que lo ha llamado a evangelizar, no puede dejar de hacerlo. Tiene que evangelizar.

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a- Como fuego en los huesos, así será esa influencia hasta que proyecte sus llamas hacia fuera.   

Los amigos pueden querer frenarlo. Los enemigos criticarlo. Los despreciadores burlarse de él.

2. El creyente que es guiado por el Señor a evangelizar no puede ser detenido por nadie. a- Ha sido tocado por Dios y nadie le impedirá evangelizar. 

Volará sobre alas de águila y nadie podrá encadenarlo a la tierra.



Hablará con la voz de un serafín y nadie podrá cerrar su boca. ¿No es su palabra como un fuego dentro de mí? ¿Debo de callar cuando Dios ha colocado su Palabra en mí?



Y cuando un hombre habla de conformidad con lo que el Espíritu le da a hablar, siente un gozo semejante al cielo; y cuando termina desea volver a su trabajo de nuevo y ansía estar predicando nuevamente.



Si Dios ha llamado a alguien, lo impulsará a predicar constantemente y sentirá que debe predicar en medio de las naciones las riquezas inescrutables de Cristo.

V- Hay una quinta razón que nos hará predicar: “SENTIREMOS “AY DE MI SI NO ANUNCIO EL EVANGELIO”.

A-

Apreciado hermano que goza del bien del Evangelio, haga un alto por un instante y piense en sus pobres prójimos. 1. Véalos como almas, apresurándose a la eternidad; son miles que vuelan a su morada eterna en un instante, sin Dios y sin esperanza.

B-

Apreciado hermano que goza del bien del Evangelio, piense que los hombres se condenan por millares cada hora, y que cada vez que late su pulso, una nueva alma abre sus ojos en el infierno en medio de tormentos. 1. Piense en cómo los hombres aceleran su camino a la destrucción, cómo "el amor de muchos se enfría" y "abunda la iniquidad". 2. Le pregunto: ¿no siente una gran necesidad? ¿No siente el ¡ay de mí si no predico el Evangelio!? a- Camine una tarde por las calles de la Ciudad en el momento del ocaso, cuando la oscuridad abriga a la gente.

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¿No ve a aquella ramera caminar veloz a su maldito trabajo?



¿No ves a miles y miles de millares lanzados a la ruina cada año?



Del hospital y del asilo salen voces que dicen: "¡Ay de ti si no predicas el evangelio!"

Conclusión: 1. Ahora, mis queridos hermanos, una palabra para ustedes. Algunas personas que me escuchan hoy son verdaderamente culpables a los ojos de Dios, porque ellos no predican el Evangelio. 2. No puedo imaginar que de los aquí presentes que escuchan mi voz, no haya personas calificadas para predicar el Evangelio, además de mí. 3. Lo repito nuevamente: no puedo dejar de creer que hay algunos presentes este día que son flores "desperdiciando su dulce aroma en el aire del desierto", joyas de brillantísima luz perdidas en las cavernas del mar del olvido. Éste es un asunto muy serio. 4. Si hay talentos en la iglesia, espero que se desarrollen. 5. Quisiera descubrir muchos predicadores entre ustedes; quiera Dios que todos los servidores del Señor sean profetas. 6. No puedo soportar el pensamiento de que mientras el demonio pone a todos sus servidores a trabajar, haya un siervo de Jesucristo que esté dormido. 7. Joven, cuando regreses a casa, examínate a ti mismo, date cuenta de cuáles son tus habilidades, y si descubres alguna habilidad, entonces haz la prueba en alguna pobre y humilde habitación y habla a una docena de pobres gentes acerca de lo que deben hacer para ser salvos. No necesitas tener aspiraciones de dedicarte de tiempo completo al ministerio, pero si Dios así lo quiere, entonces puedes aspirar a ello. El que desea un obispado buena cosa desea. 8. ¡Pero mis apreciados hermanos!, si se dice: Ay de nosotros si no predicamos el Evangelio, ¿cómo será el ay de ustedes si escuchan y no reciben el Evangelio? Dios quiera que escapemos de esa condenación. Que el Evangelio de Dios sea para nosotros sabor de vida para vida y no de muerte para muerte. (Charles Spurgeon)

Dios les bendiga Hermano Orlando (Este mensaje ha sido adaptado de un Sermón predicado por Charles Spurgeon).

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