PREDICACIÓN SOBRE EL SERVICIO Pastor Fabián Parajón. Mateo 8: Petición de la madre de los hijos de Zebedeo

1 PREDICACIÓN SOBRE EL SERVICIO Pastor Fabián Parajón Mateo 8:20-28 - Petición de la madre de los hijos de Zebedeo “Entonces se le acercó la madre de

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1 PREDICACIÓN SOBRE EL SERVICIO Pastor Fabián Parajón Mateo 8:20-28 - Petición de la madre de los hijos de Zebedeo

“Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrandose ante él y pidiéndole algo. Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Entonces Jesús respondiendo dijo: No sabes lo que pides. ¿Pueden beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos dijeron: Podemos. Él les dijo: A la verdad, de mi vaso beberán, y con el bautismo con que soy bautizado, serán bautizados; pero el sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre. Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos. Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Saben que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Más entre ustedes no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre ustedes será su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes será su siervo; así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.” Hoy vamos a aprender acerca del principio de la grandeza. La Palabra de Dios dice que “el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir”. Jesucristo vino para servir y para dar su vida en rescate por muchos. Jesús dijo que “el que quiera ser el

primero entre nosotros será el último, y el que quiera ser el más grande será el siervo”.

Existe un sentir en cada ser humano de querer ser siempre el primero en todo. Dentro de cada uno de nosotros eso está presente. Nadie quiere ser el último.....nadie quiere ser el marginado, el rechazado, el olvidado..... hay que ser el mejor en todo, el mejor en la escuela, el mejor en el trabajo, el mejor en la casa, el mejor en la iglesia, el mejor entre los amigos, en mejor en la familia..... Todos tenemos ese deseo interno. ¿A cuántos de nosotros nos gusta tener buenas cosas? Nos preocupamos por tener buenas cosas, buena ropa, buenos zapatos..... A nadie le gusta tener ropa comprada en el mercado de las pulgas. Nadie quiere comprar en lugares baratos. Nos gusta comprar en tiendas de gran nombre: Macys, Dillards, Lord & Taylor. Todos queremos tener ropa y cosas de buenas marcas: Giorgio Armani, Kenneth Cole, Louis Vouitton. Es bonito, se siente uno bien cuando esta bien vestido. Se siente uno como un rey. Esto está dentro de nosotros. Heredamos el ADN de nuestro Padre y el deseo de Dios es que sus hijos esten bien. Cuando estamos pasando por un proceso donde no

2 tenemos buenas cosas nos aguantamos y nos contentamos, pero no nos gusta vivir así. A todos nos gustaría tener un Mercedes Benz del año. Pidamos a Dios, pero pidamos buenas cosas a nuestro Padre celestial y declaremos buenas cosas para nosotros..... “porque si nuestros padres terrenales siendo malos, nos saben dar buenas dádivas, cuanto más nuestro Padre celestial nos dará buenas cosas”..... Pidamos a Dios buenas cosas..... declaremos buenas cosas para nosotros y para nuestras vidas. Decimos: “Señor, dame un esposito... un carrito... una iglesita...” todo lo minimizamos. No. No pidamos así. Pidamos un buen esposo, un buen carro, una buena iglesia..... Yo declaro que mi iglesia será una iglesia de ciudad, una iglesia que lleve el mensaje a las naciones..... Yo declaro que tendremos grandes cosas, buenas cosas. Por ese motivo de pedir así, yo vengo de una familia “acomodada”. Mi mamá decía: “Señor, dame una casita”. Eramos 9 hijos, y estabamos tan acomodados porque mi mamá nos tenía que “acomodar” uno sobre otro para que cupieramos en esa casita. Pero no debemos pedir así. Debemos decir: “Señor, dame una buena casa”. Hay que pedir buenas cosas. A todos nos gustan las buenas cosas. Ahora la gente se preocupa hasta por la buena figura, un buen físico, un buen cuerpo. Hacen dietas y quieren hacerse cirugías para lograr esto. Esto no es pecado, no es pecado querer buenas cosas. Si a alguno de nosotros se le cae un diente, seguro que se lo va a poner enseguida. Eso no es pecado. Dentro de cada uno de nosotros está ese deseo. Ese deseo viene de Dios. Por eso la Biblia dice en Deuteronomio 28:13 que “Dios nos pone por cabeza y no por cola”. Este deseo de querer ser el primero proviene de Dios, pues él dice que “nos pondrá por cabeza y no por cola”. Yo siempre me preguntaba qué quería decir esto. Entonces Dios me aclaró por qué en todo lo creado, la cabeza solamente ocupa dos posiciones: en el ser humano se encuentra arriba; y en los animales está al frente. La cabeza sólo está arriba y al frente. “Estarás encima solamente y no debajo”. Yo declaro que desde ahora, usted y yo vamos a estar arriba y al frente. Como hijos de Dios sólo estaremos al frente y encima. Estas son las dos posiciones que Dios quiere que tengamos, siempre y cuando nos mantengamos dentro de los parametros de El. Este deseo viene desde nuestra concepción. El día que hubo intimidad entre nuestros padres y fuimos concebidos, más de un millón de espermatozoides fueron lanzados apuntando al óvulo de la madre. Más de un millon de corredores de carrera de velocidad se lanzaron en una carrera maratónica por llegar primero al óvulo, y adivine quienes salieron victoriosos ese día: fuimos usted y yo. Este sentir está dentro de nosotros desde el día de nuestra concepción. Por eso estamos aquí, porque fuimos los que llegamos primero en esa carrera..... El deseo de ser el primero viene con nosotros y eso viene de Dios.

3 En el mundo secular se utilizan varios métodos para llegar a ser los primeros, pero en Reino de Dios se utiliza un solo método. La madre de los hijos de Zebedeo le pide a Jesús que sus hijos se sienten uno a cada lado de él. Como toda buena madre, ella deseaba los primeros lugares para sus hijos. Pero Jesús le dijo: “No sabes lo que pides”, porque ella estaba pidiendo algo que no se puede pedir. Eso que ella pedía no se da, no se concede, no se regala: se gana. Por eso Jesús dijo: “No está en mí el darlo”. Porque ésto sólo se recibe por medio del servicio. Esto sólo se puede recibir como recompensa por algo que hayamos hecho en el Reino de Dios. El ser “primero” en el Reino de Dios no es algo que se negocia o que se regala, es algo que se recibe como recompensa. Hay cosas que Dios te da si se las pides, pero hay otras que sólo se consiguen como recompensa. Una recompensa es el resultado de algo que tu haces; es el producto de un trabajo o un esfuerzo que realizas. Un regalo es diferente; es algo que se da por gracia, y no tienes que hacer nada por merecerlo. Alguien te puede dar un regalo aunque no celebres tu cumpleaños. Si a tí te dan un cheque por un trabajo que has hecho, no te están dando un regalo, esta es una recompensa recibida por medio al servicio que has hecho. Cuando Jesús le dijo “No está en mí el darlo” a la madre de los hijos de Zebedeo, es porque esto hay que ganarlo. En el Reino de Dios cada uno tiene que ganar su posición en base al esfuerzo realizado, esto es por medio al servicio. A todos nos gustan las mejores posiciones en la iglesia, los primeros lugares, los primeros asientos. Hay personas que siempre quieren estar cerca de los líderes en la iglesia. Todos quieren estar cerca del pastor, ser su mano derecha o su mano izquierda. Pero Jesús dijo que estos puestos no se regalan, que ya Dios estableció cuál es la forma como se ganan estas posiciones. De todos los años que he estado en el Reino de Dios, llevo veinte años sirviendo en la iglesia. Y hemos aprendido que hay dos tipos de servidores: 1) los que tienen el don de servir; y 2) los que aprenden el principio de servir. Los hijos de Zebedeo seguro que no tenían el don de servir, pero con la respuesta de Jesús, se les dió la revelación para que aprendieran cuál es el principio para poder recibir lo que ellos pidieron. Este es el principio: “Que el que quiere ser el primero,

tiene que ser el servidor de todos”.

Con esto pasa lo mismo que con “la siembra”, o sea, el dar: Unos tienen el don de dar, pero los que no lo tienen, deben aprender el principio de dar. Hay personas que pasan la vida dando y regalando. Miren lo peculiar en mi matrimonio: mi esposa tiene el don de dar. Yo le regalo las cosas y aún ésto, ella se las regala a otras personas. En una ocasión le regalé un reloj, y como a los 3 meses ya no tenía el reloj; lo había regalado. A ella no hay que presionarla para que dé, ella tiene el don de dar. Yo en cambio no tengo el don de dar, pero en estos 20 años he aprendido a dar porque he aprendido el

4 principio: “Que dando es como se recibe”. Muchos son duros para dar. Se parecen a Bruce Willis: “Hard to Die”. Algunos no dan ni la sonrisa. Yo tengo el don de servir. Yo no tengo el don de dar, pero he aprendido el principio de dar. Mi esposa tiene el don de dar. Mi esposa no tiene el don de servir, pero ha aprendido el principio de servir. Hemos hecho un buen equipo porque hemos aprendido el principio de los dones que no teníamos, para poderlos a disposición de la iglesia. Estos son dos principios que nos hacen grandes en el Reino de Dios, porque el Hijo de Dios vino a dar y a servir. Hoy vamos a aprender aquí el principio de servir. Este es el principio que nos llevará a la grandeza, y nos llevará a ser siempre los primeros donde quiera que vayamos. Donde quiera que sirvas, serás el primero. Hay personas que vienen a la iglesia y enseguida quieren que las pongan en los primeros lugares. Quieren cantar, tocar, quieren ser líderes. Pero eso no puede ser negociable. Como hemos visto, esto es algo que ha sido establecido por Dios. Primero hay que servir. Dios mismo ha establecido este principio: “El que quiera ser grande entre ustedes, será el servidor; y el que quiera ser el primero, tiene que ser siervo”. En el Reino de Dios los grandes y los primeros son los que sirven. Dígale al que está a su lado: ¿Quieres ser grande en el Reino de Dios? Antes tienes que servir. Les voy a hablar de mi experiencia. Cuando Dios me llamó al pastorado, yo no estaba buscando ser pastor. Yo sí era un servidor en mi iglesia; era el primero que llegaba y el último que se iba, pero no andaba buscando pastorado. Yo comencé a servir y hacía de todo: barría, limpiaba el piso, botaba la basura, en fin, lo hacía todo. Yo no buscaba posiciones. Cuando trasladaron al pastor de esa iglesia a otro lugar, me llamaron a mí a ocupar su puesto. Yo nunca lo busqué ni lo pedí, lo único que hice en esa iglesia fue servir, y el servicio me llevo a ser el pastor de esa iglesia. Muchas veces decimos: “Ah, no Pastor, a mí no me pongan a hacer eso, pongan a otro”; “Yo no sé por qué sólo me llaman a mí”; “Es que al pastor le ha cogido conmigo”; “Por qué no buscan a otro, siempre tengo que ser yo”; pero no te das cuenta de que cuando eso sucede es que Dios te quiere bendecir. En mi pais fui pastor por mas de un ano, y cuando me salio la residencia vine a los Estados Unidos. Aqui yo no dije que era pastor en mi pais. Empece de cero, solo servia y traia gente a la iglesia. Supieron que yo tocaba el piano y me pusieron a tocar. El pastor me mandaba a llevar y a recoger hermanos, a veces lejos de donde estabamos en Andrews y Oakland, en una Van de la iglesia. Tenía que ir muchas veces por el Sawgrass Mall, en un vehículo viejo, sin aire acondicionado, que se llenaba de humo y a mí no me importaba, yo seguía sirviendo con el mismo entusiasmo y pasión. El pastor me entregó la llave de la iglesia, yo tenía que abrir y tenía que cerrar.

5 Estuve mucho tiempo haciendo todas estas cosas: abriendo el servicio con la oración, quitando y poniendo las sillas, barriendo, limpiando el piso, tocando el piano, cantando, llevando a los hermanos, cerrando la iglesia a la 1 de la mañana, para luego tener que levantarme temprano, pues entraba a trabajar a las 6 a.m. Tuve que hacer un montón de cosas. Muchos quieren ser líderes, pero no quieren mover ni una silla..... “Es que yo soy abogado”..... “Yo soy ingeniero”..... “Yo soy......” Pero en el Reino de Dios no hay títulos, sólo hay una forma, un principio: “El que quiera ser grande entre

ustedes, será el servidor; el que quiera ser primero, tiene que ser siervo”.

¿Quieren saber lo que pasó? Lo mismo que en la iglesia anterior. Cuando trasladaron al pastor para otra iglesia, y se hizo una votación..... ¿se imaginan quién quedó como pastor de la iglesia? El mil usos. Nunca lo pedí, nunca presioné, nunca lo busqué, pero en el Reino de Dios las posiciones se obtienen por medio de un simple principio, el servicio; pues el que sirve es quien va a ser el grande y el primero en el Reino de Dios. ¿Te estás motivando a servir? Dígale a la hermana que se hizo las uñas: “Hoy te toca limpiar los baños”, no te sientas mal. Es un privilegio limpiar “el trono de los santos”. Recuerda que este es “el trono de principes y reyes” de su pueblo. Yo lo hice muchas veces, y ustedes no saben lo que me toco a mi hacer; pero no lo hice para los hombres, sino para el dueño de la iglesia. A los que sirven no hay que andar buscándolos, ellos estan ahí. Pero todos debemos servir, sea por el don o sea por el principio. El que tiene el don funciona fácilmente, el que no lo tiene debe hacer un esfuerzo, pero si quiere ser primero tiene que servir. Que Dios le diga a mi esposa que dé, no es un problema, pero si me lo dice a mí, yo tengo que pedir tres o cuatro confirmaciones. Me acuerdo que una vez Dios me dijo: “Debes sembrar una semilla de 1,000 dólares”, esto era en un canal de televisión cristiano. Tanto que había yo trabajado por ese dinero. La verdad es que fue muy duro para mí, porque yo no tengo el don de dar. En ese momento me tocó fluír en el principio de dar. Quizás hoy tu puedes decir: “Yo no tengo el don de servir”. Sí, pero hoy tu estás aprendiendo el principio. A veces decimos: “A mí no me toman en cuenta. ¿Por qué a esta hermana o hermano, lo ponen en todo?” Simplemente, porque esa es la persona que se sacrifica para suplir las necesidades del ministerio, cada vez que el pastor necesita que lo ayuden. Cuando mi pastor me ha pedido ayuda, muchas veces yo he cancelado cosas familiares, cosas de trabajo y cosas personales. Yo he dejado de hacer cosas importantes en mi vida, para hacer cosas de la iglesia donde estoy sirviendo, pero cada vez que hay un evento, un aniversario, cualquier celebración, ahí siempre estoy yo en primera fila. Todo esto se obtiene con el servir. El servicio es la llave de los primeros lugares. En las iglesias hay personas que se paran cuando el pastor está finalizando el servicio: “..... y el pueblo dice.....” y el “amén” lo vienen a decir en el carro, o en la esquina de Sample Rd. La Biblia dice que “nuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Cor.

6 15:58). La clave para todo en la iglesia es el servicio. Muchos no están dispuestos a preguntar en qué puedo servir o en qué puedo colaborar. Algunos no están dispuestos a sacrificar ni siquiera media hora trabajando en la iglesia, pero Dios “pagará a cada uno según la obra de sus manos” (Lam. 3:64). La llave que abre la puerta de las posiciones es el servicio. Muchos no están dispuestos a colaborar aunque tengan tiempo; los que más sirven siempre son los más ocupados, que sacrifican su tiempo. Voy a contarles el testimonio de cuando llegué el año pasado a la Asociación de Pastores. Saludé a la pastora Ruth. Yo no le dije que quería una posición en la Junta. Ni tampoco la busqué. Yo llegué sirviendo desde el principio. Un día ví a la pastora que venía cargando unas cajas y enseguida fuí a ayudarle. Siempre me acercaba a ella para ayudarle, traía la Biblia, le cargaba los libros, o llevaba otras cosas. Muchos dirían: Lo que pasa es que ese es un “lambón”, o un “lambe ojos”, o un “lambido”, o “una culebra” que se arrastra (no sé cómo dicen en su país). Pero eso no es así; esta debe ser la actitud del servidor. Las reuniones de pastores son los miércoles y yo tengo servicio en mi iglesia ese mismo día, pero aún así, yo sacrificaba mi tiempo para ayudar. Y no voy a usar la palabra “sacrificar” mejor voy a usar “invertir”, porque el tiempo empleado en el servicio realmente es una inversión. La llave de los primeros lugares es el servicio. Ahora yo soy el Secretario de la Junta de Pastores de Broward. ¿Dónde está la cita que habla del don de servir? Los versículos 6 y 7 de Romanos 12 dicen: “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; si el de servicio, en servir.....”. Muchos tienen el don, pero los que no lo tienen, hoy están aprendiendo el principio y vamos a servir. ¿Qué es el don de servicio? Es la habilidad dada por el Espíritu Santo al creyente para ver las necesidades de otros, y tener el deseo y la voluntad de suplirla. Quien tiene el don ve la necesidad; quien no tiene el don no ve la necesidad, pero aún así, cuando se le pide la colaboración, ahora conoce el principio de servir y lo obedece: “Porque el

Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir”.

¿Por qué creen que Jesucristo es Rey de Reyes y Señor de Señores? Porque obedeció el principio de servir. Por eso está ahora sentado a la diestra del Padre. Jesús no lo pidió, pero Jesús lo recibió. Lo que pidieron los hijos de Zebedeo y no recibieron, lo recibió Jesús sin pedirlo, por medio del principio de servir. ¿Cuáles son las evidencias del que tiene el don de servicio? : 1. Le gusta hacer las cosas detrás de la cortina, aún las haga el solo. Aunque no sea un servicio visible lo hace a gusto. Su pasión es el servicio. 2. No le gusta ser mencionado en público. Sirve aunque no lo mencionen en público, aunque no lo recompensen, aunque no lo digan ni mencionen su nombre.

7 3. Les apasiona servir, pero se les dificulta delegar. Siempre hacen las cosas con excelencia, por lo que prefieren hacerlo ellos mismos. Cuando ven que los demás no hacen las cosas bien, dicen: “Prefiero hacerlo yo”, para hacerlo bien. 4. Tienen dificultad para decir que no. El que tiene el don siempre dice que sí, aún cuando sabe que le será difícil cumplir. Como resultado de tener tantos compromisos, a veces pierde el enfoque y no puede cumplir todo lo que prometen. 5. Se gozan en proveer las necesidades físicas y emocionales de otros. 6. Disfrutan con la hospitalidad. Se gozan hospedando personas en sus hogares. 8. Se calcula que sólo el 17% de los cristianos tiene el don de servicio. 9. El resto de nosotros necesita aprender por medio del principio de servir. 10. ¿Cuáles son los beneficios de servir a Dios y a Su pueblo? -

Los que sirven serán grandes en el Reino de Dios.

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Los que sirven estarán en las mejores posiciones siempre.

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Los que sirven se convierten en los líderes de los que no sirven.

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Los que sirven siendo miembros de una iglesia, cuando sean líderes, Dios les dará servidores de la misma calidad que eran ellos cuando servían. A mí Dios me ha dado buenos líderes, como este jóven que tenemos aquí al frente. Cuando yo lo veo sirviendo, pienso: “Señor, no me lo merezco”. Yo me veo a mí mismo reflejado en él. Es igual a como era yo cuando estaba como él. Me sirve a mí, a mi esposa, a mi familia, a la iglesia. En este momento, aquí hay pastores, evangelistas, maestros..... Ustedes no saben cuando Dios los pondra en posiciones de liderazgo y van a necesitar personas que sirvan, así es que póngase de pie y dígale al que está a su lado: “Aunque no tengamos el don, vamos a servir a Dios y vamos a servir a Su pueblo”.

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Escuchen, los que sirven son los que estarán siempre al lado de sus líderes.

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Y con esto voy a terminar: El que no sirve ..... no sirve

Yo se que tu eres un servidor. Aunque no tengas el don, vamos a servirle al pueblo de Dios.

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