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Presidente de la Xunta de Galicia, Presidenta del Parlamento de Galicia Homenajeados Consejeros Autoridades y representaciones Amigas y amigos, Bienvenidos al Consello Consultivo Quiero que mis primeras palabras sean hoy de agradecimiento y de reconocimiento; de agradecimiento a todos los presentes que habéis querido compartir con nosotros este emotivo acto en el que celebramos el decimoquinto aniversario del Consello Consultivo de Galicia; de reconocimiento a todos aquellos que en estos tres lustros habéis contribuido a que en estos tiempos oscuros haya algo que merece la pena celebrar. A todos mi estima. Efectivamente, son ya quince los años de trayectoria de este máximo órgano de consulta, que nacía a través de la Ley 9/1995, del 10 de noviembre, del Consello Consultivo de Galicia, y que se constituyó definitivamente en 1996. En este texto legal se recoge la voluntad de que nuestra Comunidad cuente con un órgano cualificado que garantice, mediante el sistema de previa consulta, el sometimiento a legalidad y al derecho de las potestades reglamentarias y administrativas de las Administraciones públicas gallegas. La Sentencia del Tribunal Constitucional 204/92 no solo reconoció la trascendencia de la función consultiva en el Estado autonómico, sino que al fundamentarlo en las potestades de auto organización de cada comunidad autónoma, permitió que estas atendieran sus propias peculiaridades y necesidades, que pueden variar en el tiempo, sin establecer un modelo cerrado. La única exigencia es que, para obviar la intervención del Consejo de Estado, los órganos consultivos autonómicos deberán estar, dice “dotados de las características de organización y funcionamiento que aseguren su independencia, objetividad y rigurosa calificación técnica”. Características esenciales que se recogen en nuestra ley fundacional.
La creación de órganos consultivos en todas las comunidades autónomas (con la excepción de Cantabria) a lo largo de estos años, no solo las ha dotado de instituciones de autogobierno que hoy se consideran básicas, sino que les aporta una mayor eficacia, como exige la Constitución: porque no solo ha descargado al Consejo de Estado de una ingente labor de asesoramiento legal, que hoy por hoy sería inasumible por aquel máximo órgano consultivo, con la subsiguiente dilación a la que sometería la actuación administrativa, sino que en este complejo mundo normativo actual, en el que se entrecruzan disposiciones comunitarias con normas básicas estatales junto con la producción normativa autonómica, les asegura las CCAA que los Consejeros tengan un profundo conocimiento de todas ellas, además de ser conscientes de la realidad socioeconómica, cultural, política y histórica, en nuestro caso, de la Comunidad gallega. Este órgano superior de consulta técnico‐jurídica nacía con vocación de servicio público, y ponía al ciudadano en el centro neurálgico de la acción doctrinal. El Consello Consultivo se convertía en el aval de la legalidad y de los derechos de los gallegos que serían siempre prioritarios, salvaguardando el principio de participación y audiencia, y velando porque los valores jurídico‐constitucionales no solo no sean infringidos, sino que además se cumplan efectivamente por las Administraciones consultantes. Esta ha sido nuestra guía en el día a día desde hace quince años. Por otra parte, la doctrina reconoce a la función consultiva una tarea adicional en el control preventivo de la potestad reglamentaria, que no puede cumplir el control judicial: conseguir que el procedimiento de elaboración de la norma sea transparente y participativo; que el legislador se ponga en tela de juicio la necesidad de una nueva norma y que la justifique extensamente; como también que se corrijan los defectos de técnica normativa que oscurezcan la compresión de la norma, de tal manera que sus destinatarios, los ciudadanos, puedan saber el por qué y el cómo del ejercicio de sus derechos y deberes con toda claridad. Tarea esta que también este Consejo incorporó desde el comienzo a sus dictámenes. QUINCE AÑOS EN LA MEMORIA En ese espíritu de servicio público se enmarca el deber que contiene la Ley del Consello Consultivo, de que este órgano eleve anualmente una memoria al Consello de la Xunta de Galicia en el que informará de su actividad, así como de las sugerencias que se
estimen oportunas, tendentes a mejorar la gestión administrativa de nuestra Comunidad Autónoma. En el marco de este excepcional acto, quiero aprovechar la ocasión para presentarles, muy resumidamente, la memoria de actividades del Consello Consultivo de Galicia correspondiente al año 2010, aprobada en su Pleno del día 31 de marzo y elevada al Consello de la Xunta de Galicia del pasado día 1 de junio. Si en estos quince años se han emitido más de 10.000 dictámenes, el pasado año 2010 el Consello Consultivo de Galicia fue requerido para asesoramiento jurídico en 573 expedientes, de los cuales, 459 procedían de la Administración autonómica; 109 de la Administración Local, y 5 de la Administración universitaria. Se emitió dictamen en 54 proyectos de reglamento y 4 convenios o acuerdos de cooperación con otras comunidades autónomas. Por materias, el mayor número se corresponde con los expedientes enviados, desde la Xunta de Galicia, por reclamaciones de responsabilidad patrimonial. En 2010, el Consello Consultivo de Galicia emitió informe favorable en el 78,28% de los dictámenes, y tengo la satisfacción de decirles que las disposiciones y resoluciones adoptadas por las Administraciones consultantes fueron tomadas de acuerdo con nuestro dictamen, en el 95% de los expedientes. La mayoría de los dictámenes fueron dictados en el plazo legal establecido de un mes, 6 expedientes fueron sometidos al plazo de urgencia de 15 días y 66 expedientes fueron aplazados por un máximo de la mitad del plazo inicial. Pienso que, sin descuidar el necesario estudio y deliberación exigibles, no hemos supuesto ningún obstáculo para la agilidad de las Administraciones. Desde que asumí la Presidencia de este órgano quise que este fuera abierto y que nuestra labor tuviera una proyección social. En aras de estos objetivos potenciamos cada día más nuestra página web; además de información puntual, facilitamos que los ciudadanos consulten on line los dictámenes elaborados desde 1996, y me consta que esta es una herramienta muy utilizada y valorada por los usuarios.
En colaboración con la EGAP, un año más, hemos impartido cursos sobre la función consultiva tanto para personal funcionario de la Administración Local (ayuntamientos y diputaciones) cómo de la Xunta de Galicia. Asimismo, seguimos colaborando con las Facultades de Derecho del Sistema Universitario de Galicia, y comenzamos a poner en práctica sesiones anuales de trabajo con la Sala del Contencioso‐Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Galicia. Estoy convencida de que estas actividades nos enriquecen a nosotros, tanto o más que a la sociedad gallega. Finalmente, dentro de este apartado de proyección social del Consejo, celebramos en 2010, el I Encuentro Gallego de los Consejos Consultivos del Camino de Santiago que reunió en Lugo y Santiago a presidentes, consejeros, secretarios generales y letrados de los órganos consultivos de España. Es una muestra más del camino de la colaboración que se ha emprendido por todos los Consejos Consultivos junto con el Consejo de Estado: en esta línea podemos enumerar las jornadas anuales de la función consultiva, la Revista de la Función Consultiva, las reuniones periódicas de presidentes o las jornadas de letrados de órganos consultivos –que esta misma semana vamos a celebrar en esta ciudad‐ , hitos de esa puesta en común de problemas y soluciones, más allá de las diferencias o peculiaridades propias de cada órgano. Por cierto, en este momento quiero hacerles saber que tanto el presidente del Consejo de Estado como los presidentes de los restantes órganos consultivos autonómicos han enviado sus enhorabuenas a los homenajeados, lamentándose por no poder acompañarlos hoy. RECONOCIMIENTO A ILUSTRES JURISTAS El Consello Consultivo de Galicia ha querido celebrar sus quince años de trabajo porque estamos convencidos de que fue provechoso para la sociedad gallega. Pero no sería justo celebrar esta fecha si no hiciéramos memoria y rindiéramos también homenaje a todos aquellos, que con su aportación, tuvieron y tienen algo que ver en la consolidación de este máximo órgano de consulta jurídica de Galicia. Me permitan, antes que nada, dar públicamente las gracias a nuestro cuerpo de letrados, de reconocida competencia, así como al resto del personal que presta sus servicios en la institución y que tanto ayuda a facilitar nuestra labor.
Con motivo de esta celebración, acordamos la concesión, por primera vez, de las medallas de oro del Consello Consultivo de Galicia; con el máximo reconocimiento previsto en nuestro Reglamento, quisimos distinguir a los miembros del primer Consello Consultivo: José Antonio García Caridad, José María Gómez y Díaz‐Castroverde; José Luis de la Torre Nieto, Antonio Carro Fernández‐Valmayor y el recién desaparecido Pablo Moure Marino, hoy representado por su viuda Doña Pilar Parrilla. Desde la judicatura o la abogacía del Estado; desde la universidad o como abogado en ejercicio, cada uno de ellos había dado a Galicia lo mejor de sí mismos, antes ya de prestar sus servicios en este Consello Consultivo. Ellos, como ahora nos ocurre a nosotros, sabían que el único patrimonio que tenemos los consejeros electos, lo que no podemos permitirnos perder, pues después no se puede recuperar, es nuestro prestigio como juristas: he ahí la honda garantía de nuestra independencia, la única que nos dará autoridad moral para ser escuchados por aquellos que fueron elegidos para decidir. Como decía Vicente Aleixandre: “Ser leal a sí mismo es la única manera de ser leal a los demás”. Hoy queremos destacar su mérito de haber puesto en marcha este órgano institucional, creando y organizando sus estructuras de apoyo, regulando el procedimiento de consulta y sentando las bases para su consolidación como órgano consultivo técnico‐jurídico de referencia en esta Comunidad Autónoma. Los comienzos de cualquiera nueva institución son siempre complicados, pero la dedicación de estas cinco figuras, su esfuerzo, su experiencia y, en definitiva, su competencia sentaron los pilares de este órgano, como firme garantía de los principios constitucionales y estatutarios. A todos vosotros, en nombre de cuantos, de una forma o de otra prestan sus servicios en el Consello Consultivo, nuestra enhorabuena y nuestro reconocimiento. Amigas y amigos, en actos como este es necesario echar la vista atrás, pero con el convencimiento de que el buen hacer y las acciones realizadas tienen que conferirnos la fuerza necesaria para afrontar el futuro. Pensamos que este Consejo disfruta de un alto grado de credibilidad, por la calidad y motivación de sus dictámenes a lo largo de estos quince años; somos conscientes que ocupamos un lugar fijo en el mapa institucional de esta Comunidad.
Hoy no es día de reivindicación alguna, pero sí creemos que es el mejor marco para asegurar que, si los representantes de la soberanía del pueblo gallego consideran útil, en cualquier momento, encomendarnos nuevas funciones de control preventivo, desde ya estamos preparados y dispuestos para asumirlas. El trabajo desarrollado por todos los que en algún momento formamos parte de este órgano tiene que ser siempre una suma de diversos factores: conocimientos jurídicos, experiencia, objetividad, análisis riguroso, debate fondo, argumentos sólidos, independencia…; pero nada de esto sería suficiente, si no se diese una relación de colaboración, pero también de respeto, por parte de las Administraciones públicas a las que asesoramos. Presidente, los que formamos parte del Consello Consultivo damos fe de que nuestra participación en el buen gobierno de la Xunta de Galicia es reconocida por todos sus miembros, a los que quiero agradecer especialmente, en su persona, el respeto institucional que siempre nos han dispensado. Agradecimiento que, por la misma razón, también transmití en su día al Presidente Touriño. Tenga el convencimiento, Presidente, de que perseguimos el mismo objetivo: garantizar los derechos de los ciudadanos gallegos, lo que en un estado social, democrático y de derecho, se hace a través de todas las instituciones, cuando estas funcionan correctamente. En ese camino, cuente siempre con nuestra colaboración, con nuestra lealtad y nuestro compromiso con Galicia. No sé si los he convencido de que merece la pena celebrar este día, a pesar de que los tiempos son duros e inciertos. Bastaría, quizás, por poder compartir la merecida emoción de los homenajeados. Pero, más allá, acaso es porque quiero que piensen como nos dijo Celso Emilio: “Que esté conmigo la esperanza, hilando hila que hila… Ella hila y yo confío en el albor de un nuevo día”. Muchas gracias