Queridos amigos y amigas:

Queridos amigos y amigas: De análoga y paralela forma a lo que hace unos días hice al publicar mi libro de poemas o “poemillas” “Poesía Cotidiana” pas

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Queridos amigos y amigas: De análoga y paralela forma a lo que hace unos días hice al publicar mi libro de poemas o “poemillas” “Poesía Cotidiana” paso a dar carta de naturaleza editorial a estos escasos siete u ocho artículos que sobre psicología y vida he ido trenzando casi sin darme cuenta a lo largo de estos dos últimos años. Apenas les he dado un pequeño toque de barniz y brillo, de corrección sintáctica y semántica porque los quiero vivos, brincando y suscitando opiniones para que puedan ser objeto de debate, de simple contemplación o de decidida crítica. Y a eso me expongo y les invito con su publicación, por lo demás necesaria para mí desde un punto de vista personal y vivencial, tras el paso dado, mi cambio de vida y proyectos y quién sabe si también –el tiempo lo dirá- de actitud y creencias ante la vida y mi propia vida. En ningún caso tratan de adoctrinar, no es mi vocación ni lo será nunca, ni mi formación ni mi vocación me permiten ir tan lejos, no son digamos dignos de una tesis y sí muy cuestionables en numerosos aspectos, pero yo me lanzo a este mar de olas, ora quietas ora revueltas que es mi vida y mis emociones, y mucho me temo que también la de más de alguno y alguna de ustedes y los dejo ahí, sin más pretensiones que cerrar una etapa de estudio, como he cerrado una etapa de creación literaria, hoy que me encuentro inmerso más en el conocimiento y el acercamiento a orientaciones psicológicas menos ortodoxas, tales como el yoga, la hipnosis clínica, la meditación trascendental o no, el Análisis Transaccional, las orientaciones gestálticas, el Reiki, la Inteligencia Emocional, el Psicoanálisis Moderno, la Terapia Breve y otras similares y cuántas me vayan llegando o me sean sugeridas: soy un auténtico adicto al estudio, siempre lo fui, como un día lo fui en cierto modo a las drogas, al alcohol y a los venenos y alegrías de la propia vida. Como saben, sobre todo quienes me conocen, a todo lo que digo o escribo, le debería poner un “creo que” delante, porque hasta yo mismo cuestiono lo escrito y pensado por mí: “Heráclito se equivocaba, no sólo no nos bañamos dos veces en el mismo río, ni siquiera una, para cuando queremos estar en él el río ya ha cambiado”. Es fútil la intención de asir nuestro verdadero ser, nuestra naturaleza más intima y auténtica y definirla y acotarla con definiciones, a mi juicio autodogmáticas: por más que ahondes en tu mundo y tu camino interior, para cuando creas conocerte, ya estás siendo otro. Y habrá que hacerse a la idea amigos y amigas, la vida, nuestra vida es devenir constante e incesante. Cervantes en el propio Quijote lo dice: el objetivo no es la posada, sino precisamente el camino. Recientes y muy serios estudios científicos han demostrado que nada es materia, no me decanto, lanzo la cuestión al vuelo, Einstein o la Física Cuántica, al parecer lo que como materia percibimos no deja de ser una cortedad de nuestros sentidos y

nuestra percepción, dicen los físicos que todo ente por inamovible piedra, montaña o roca que parezca, está formado de partículas en constante y vertiginoso movimiento lo que vendría a significar que en el fondo todo es energía: sea como fuere y como siempre quedo abierto a todo tipo de críticas, comentarios y sugerencias –nada más lejos de mi intención que sembrar cátedra- bien en el medio en que publique, bien en mi dirección de correo, que es públicamente conocida. Me basta para mi satisfacción y mi ego personal, mi vanidad, mi egotismo y mi egocentrismo, con que sólo a una persona, esta colección de artículos o alguno de ellos le puedan servir de ayuda en algún momento de su vida. Por lo demás a título práctico es también una forma de que queden reunidos en un cuaderno, yo aún no estoy capacitado para escribir libros, y por tanto con sentido pragmático registrados. Lo publico en digital y gratuitamente, al tratarse de una plataforma abierta a correcciones este será un libro/cuaderno vivo que iré variando gracias a la gentileza de Bubok. Confío, espero y deseo que su lectura os sea agradable y os mando a todos y todas un caluroso saludo, besos y abrazos, desde un lugar perdido, el lugar y yo, de la Bahía de Cádiz. ¡Nos vemos en la vida, incluso en la puta vida amigos y amigas, Ustedes saben bien donde pueden, si lo desean o lo necesitan, encontrarme!! Amador Muñoz Cádiz, primavera del 2011

“El naufragio de los días” Breve poema gestáltico

El naufragio de las horas y los días, no ocurre en los mares, ni en la tierra, ni en el cielo. Sucede siempre dentro uno mismo, en lo más recóndito de nuestro más recóndito inconsciente. Porque no es lo mismo pensar que sentir y porque no sabemos abandonar el pensamiento para darle paso al alma.

El naufragio de los días está siempre en nosotros, porque sólo tú y nadie más puede salvarte del abismo. ¡En tu mano está variar el rumbo, o continuar anclado a los fracasos y la desesperanza, en tu mano está batir las velas y ser el timonel de tu futuro! ¡En tu mano está navegar firme y remar contra corriente; y por qué no, ponerle por una vez los cuernos a la puta vida! ©AMS Cádiz Primavera del 2011

Ante el abismo sosegarse es ser libre!! Javier Reverte

"Sobre vulnerabilidad psicológica y emocional" Entiendo que hay personas más sensibles que otras a las emociones de los demás, a las suyas propias y a las circunstancias de su entorno. Entiendo igualmente que hay personas más conscientes de sus problemas y de los problemas de su gente y con una mayor propensión a ocuparse y responsabilizarse de ellas mismas y de su entorno familiar y social e incluso a desarrollar una a veces enfermiza y constante preocupación. Hay personas con una inclinación natural y/o cultural y educacional más dadas a preguntarse los porqués de su vida y de la vida y a tener presentes las grandes preguntas de tipo existencial y filosófico y con una mayor necesidad de respuestas para seguir andando por el mundo, y a la búsqueda de una a veces difícil lógica ante los diferentes sucesos y acontecimientos de su vida; como hay personas más sensibles al drama humano diario que nos muestran los informativos o al drama de la ficción cinematográfica o la que pueda reflejarse en una novela por poner algún caso. De igual forma considero que hay personas más observantes de las reacciones de su cuerpo,

que se mantiene en un complejo pero a veces precario equilibrio fisiológico, pero que desarrolla tantas y tantas funciones automáticas de todo tipo que si le prestamos excesiva atención y nos preocupamos por cualquier variación en nuestro ideal de percepción de nuestro propio cuerpo – el sexto sentido-, nunca dejará de darnos argumentos para nuestra preocupación, como sucede de manera patológica en el trastorno hipocondríaco- aquí se haría necesario explicar qué son las sensaciones intraceptivas, interoceptivas y exteroceptivas, pero no me parece oportuno, sería demasiado largo, busquen en Google o en medline plus-. Yo no pienso que exista de manera clara una vulnerabilidad emocional o psicológica que predisponga o mantenga los trastornos de orden mental y psicológico. Más bien creo que todos/as tenemos una manera emocional e intelectual y cognitiva de vivir nuestra vida y una herencia de comportamientos desarrollados desde la infancia, a menudo imperceptibles. En ese sentido podemos sin saberlo ir arrastrando huellas emocionales a veces positivas a veces no, que inconsciente e imperceptiblemente pueden estar condicionando nuestra vida presente, lo que vendría a ser digamos la idea principal de la que parten los psicoanalistas, si bien a través de esa “búsqueda” terapéutica intentan la curación o mejora de un gran número de trastornos, no siempre con acierto como es bien sabido, bien por la falta de pericia del psicoanalista o de implicación del cliente/paciente o bien por la escasa idoneidad del protocolo de actuación para el trastorno que se esté tratando: sirva como ejemplo la escasa efectividad y incluso lo contraproducente de un tratamiento psicoanalítico en el trastorno bipolar o maníaco depresivo, o en el trastorno límite de la personalidad más conocido como bordeline. También creo que algunos/as de nosotros por influencias de tipo sociocultural –ontogenéticas- hemos desarrollado un criterio de “normalidad” social, funcional, vital, etc. las más de las veces muy discutible, que nos empuja a intentar ser quienes no somos ni podemos ser o a compararnos constantemente con los demás en diferentes aspectos. A propósito de la pregunta sobre la existencia o no de la vulnerabilidad

emocional y psicológica, yo creo más bien que al igual que sucede a nivel fisiológico, hay momentos de nuestra vida en que vivimos en un “estado carencial” bien por el estrés, el agotamiento, la bajada de defensas inmunológicas, una mala alimentación, falta de ejercicio físico, o alguna dolencia menor que menoscaba nuestro general estado de salud. Pienso que

la mente y el equilibrio emocional y psíquico están sujetos igualmente a los vaivenes del cuidado o descuido de nuestra autoestima, la confianza en nuestras posibilidades, la percepción intelectual y personal de nosotros/as mismos, el cultivo de la alegría, y tantos otros factores similares. La mente necesita igualmente de alimentación. Si le das “comida basura” en forma de pensamientos negativos, consumo de drogas, alcohol y psicotrópicos varios o cultivas aficiones como el fútbol de forma fanática o la prensa rosa, o fundamentalismos religiosos y de fe, o estás inmerso en un trabajo estresante precario o una relación afectiva paralizante, etc. por poner algunos ejemplos, estará lógicamente en peor estado que si la “alimentamos” con “proteína pura” en forma de pensamientos positivos sobre nosotros mismos y sobre la vida, cultivando la paz que presta la práctica del yoga o la meditación, el sexo sano y realizador, el amor a nosotros/as mismos/as y a nuestra gente y cultivando aficiones como la filosofía, el cine, la literatura, etc. Inmersos en estos llamémosles “estados carenciales” de orden mental o emocional somos mucho más susceptibles de caer en los estados depresivos o trastornos de ansiedad, -trastornos afectivos o del humor según diferentes clasificaciones psiquiátricas- leves o graves, crónicos o temporales y al tiempo, quienes por estar ya inmersos en un proceso de enfermedad o trastorno psicológico, por puro feedback -como efecto boomerang o como la pescadilla que se muerde la cola-, tienen unas lógicas y a menudo casi insalvables dificultades para desarrollar su vida y desarrollarse como personas tanto personal, como afectiva, como social y laboralmente, y cultivar esas sanas actitudes como la alegría natural, la risa, el sexo, el deporte, los viajes, las actividades y aficiones culturales, el trato con amigos y el trato amoroso, etc. Tienen, en suma muy reducidas su libertad y autonomía personales y sus opciones para la realización y desarrollo de su proyecto vital, si es que lo tienen. Y en esa difícil tarea estamos todos y todas sin excepción, en ese difícil laberinto en que sucede una constante interacción entre un sinfín de numerosos factores de diversa índole. No creo, para concluir, en algo permanente e inamovible llamado vulnerabilidad psicológica o emocional, pero sí en estados carenciales y desequilibrios de orden mental, emocional y fisiológicos con todos sus efectos secundarios. No olvidemos que la separación cartesiana cuerpo/mente no deja de ser un convencionalismo más bien arbitrario que dista mucho de ser del todo correcto, mente y cuerpo no

son sino dos aspectos inseparables de un mismo ente: nosotros y nosotras. Besos y abrazos Amador © AMS Cádiz Primavera del 2011 “Pequeño tratado sobre la verdad y la mentira” Ser franco significa que no existe ningún espacio en nuestro interior al que esté vedada la entrada, ningún rincón del pensamiento o recuerdo que uno no conozca y que uno desee mantener reservado. La sinceridad, sin embargo, es menos, mucho menos, algo tan sencillo como que todo lo que decimos es cierto, al menos cierto para nosotros/as. O sea que se puede ser sincero y no ser franco, la sinceridad es algo natural o simplemente deseable en nuestras relaciones con los demás, la franqueza sin embargo, como el amor, ha de reservarse sólo a unos/as pocos/as, a los/las elegidos/as. ¿Es lo mismo ocultar que mentir? No, no lo es, al menos que deliberadamente se mienta para ocultar... ¿Entonces por qué la gente miente? Difícil cuestión, difícil dar una respuesta más o menos válida para un gran número de casos, hay mil motivos para que alguien mienta, pero por lo general el que miente está intentando evitar ser juzgado por el/la otro/a o incluso ser condenado/a, tal vez porque el/la otro/a le importa, tal vez porque teme perderle/la. ¿Pero cómo sabe que será juzgado/a o condenado/a por el/la otro/a? La respuesta es bien sencilla, porque ya ha sido juzgado/a y/o condenado/a por sí mismo... Mentir es una forma de no hacerse responsable, de no pagar ningún precio, al menos en un elevado tanto por ciento de los casos. En todo caso es una forma muy sutil de ejercer el poder sobre la otra persona, nosotros sabemos la verdad y sin embargo construimos una mentira a veces con apariencia de verdad para el/la otro/a, nosotros manejamos completamente la situación en beneficio propio: dudoso beneficio. Las mentiras no suelen sostenerse durante mucho tiempo...

Intente el lector o lectora por su cuenta elaborar la definición y alcance de términos tales como traición, infidelidad, lealtad, deslealtad, y otros similares que se le vayan ocurriendo mientras lee esto o a lo largo de su vida. Y ahora se plantea otra cuestión ¿qué sucede entonces con las mentiras piadosas? ¿qué son y para que sirven? Siguiendo el mismo hilo de pensamiento tal vez deberíamos concluir que las mentiras piadosas son una forma de evitar el dolor, el sufrimiento, el enfado, el malestar, etc. del/la otro/a, bien mintiendo descaradamente, bien maquillando la verdad. Las mentiras piadosas serían algo así como el cuarto eslabón que va desde la ocultación a la verdad. Recuerde: ocultación, mentira, mentira piadosa, verdad. ¿Pero cómo sabemos que el otro tendrá ese tipo de reacciones o emociones si decidimos contarle la verdad pura y llanamente? Pues por la misma razón ya expuesta. Porque nosotros/as ya hemos elaborado un juicio al respecto, nuevamente intentamos evadir nuestra responsabilidad y en el fondo es a nosotros/as mismos/as a quien intentamos salvar: es de nosotros/as de quien nos apiadamos. Nadie nos miente, la gente simplemente miente, es el/la mentiroso/a y no nosotros/as el/la quien tiene un problema con la mentira. Verdad y mentira, ocultación y negación y tantas otras cuestiones similares son en definitiva conceptos muy relativos e inherentes a una cultura, una forma de entender el mundo o una forma de ser, son muy subjetivas y en cierto modo pueden ayudar a definir o redefinir cómo nos dirigimos por la vida y qué tipo de ética o moral practicamos... También pueden ayudarnos a decidir seriamente sobre la conveniencia de dedicar nuestro tiempo, nuestra atención, nuestra amistad, nuestro amor o un simple vinito con quienes consciente o inconscientemente practican estas nobles artes... (Elaborado a partir de la lectura de textos de Jorge Bucay y Walter Riso, cuya lectura recomiendo encarecidamente)

©AMS Cádiz Primavera del 2011 "Sobre la creatividad" La creatividad en sus múltiples aspectos, ha sido poco estudiada, pero empieza a serlo en amplios sectores de la vida humana. Evito cuatro conocidas definiciones conocidas, la de Stein, Sillamy, Koestler y de la Cibernética y me quedo con la que sigue: la creatividad como “la capacidad o aptitud humana de producir contenidos mentales de cualquier tipo que básicamente pueden ser considerados como nuevos y desconocidos para quienes los producen. (…) Puede implicar la formación de nuevos sistemas y la creación de nuevas combinaciones de informaciones ya conocidas así como la conversión de asociaciones ya conocidas a situaciones nuevas” (de un libro de texto de psicología) A título personal me gustaría comentar –soy músico compositor y escritor aficionado- que el común de las personas, al menos en mi experiencia, consideran que la creatividad es patrimonio exclusivo de los artistas, los pintores, los escritores, los músicos, etc. Nada más lejos de la realidad, la creatividad es una facultad humana que nos acompaña en mayor o menor medida durante toda la vida y en todos nuestros momentos vivenciales. Necesitamos creatividad para vivir un nuevo día, necesitamos creatividad para cambiar una situación psicológica, anímica o emocional adversa, necesitamos creatividad para relacionarlos con los demás y con nosotros mismos, necesitamos creatividad para vivir la amistad o un amor, necesitamos creatividad, si se me permite, hasta para relacionarnos con nuestro perro y con el vecino de al lado, sí ese que mete tanto ruido. La creatividad está en el campo artístico, en la política –cada vez menos-, en la técnica, en la ciencia, en la medicina, etc. y sobre todo en el ámbito de las relaciones humanas, por esta última razón la creatividad que tiene que ver con la comunicación, oral o escrita, “analógica o digital” resulta de vital importancia en nuestras vidas. Las posibilidades expresivas humanas son enormes y se manifiestan ya desde la infancia. Resulta importantísimo por tanto desde el punto de vista educativo fomentar la creatividad verbal y facilitar a los niños un repertorio adecuado de formas de expresarse que a su vez él con su propia creatividad irá transformando en otras. Este es un aspecto que creo que no debemos descuidar en ningún estadio de nuestra vida, siempre existen

posibilidades para mejorar “creativamente” nuestra comunicación y por ende nuestra vida y nuestras relaciones interpersonales. Para terminar, subrayo en negrita que nuestro sistema educativo, fuera del marco de las enseñanzas artísticas no fomenta el cultivo de la creatividad, no me pregunten los porqués, pero todos y todas somos capaces de adivinarlos y “la creatividad se puede enseñar y se enseña”. AMS Cadiz Primavera del 2011

“Sobre la paranoia”

A mi hermano, con todo cariño... Como usted sabe admirado contertulio, desde el punto de vista médico, lo único que de verdad y definitivamente no tiene arreglo es la muerte y la locura. Como soy un lego en medicina y en tantas otras cosas -legos nunca faltan-, me llevaré el asunto a mi terreno, el de la Psicología, psicología barata si usted quiere considerarla así y le haré, inevitablemente de manera pública, algunas aclaraciones por si a alguien le pueden ser de utilidad, eso sí sin extenderme mucho, que esto creo recordar es un foro de literatura y no de dimes y diretes malintencionados. (al hilo de un mensaje ciertamente iracundo y provocador que recibí en una red social de internet y que, fíjense por donde, me ha servido para elaborar un artículo, con mayor o menor acierto, que intenta aproximarse someramente al tema) La paranoia se presenta en los sujetos de múltiples formas: hay un tipo de esquizofrenia que cursa con paranoias intermitentes y que se conoce precisamente como esquizofrenia paranoide. La paranoia aparece también en trastornos adictivos y muy especialmente como consecuencia del consumo

abusivo de alcohol, tetrahydrocannabinoides, es decir hachís y marihuana, y estimulantes como la cocaína, el MDMA o las anfetaminas. Otro caso en que la paranoia resulta ser una constante es en el de los celos mórbidos, muy habituales en personas, sobre todo varones, con tendencia al maltrato ya sea físico, ya psicológico o ambos a un tiempo. Por lo general son personas desequilibradas, sin riqueza de mundo interior, muy dependientes de los demás y con una clara inclinación a la violencia verbal y física. Dicho de otro modo, llana y popularmente para que me entiendan incluso los legos, en el asunto del amor y asimilados, sobre todo a ciertos hombres les cuesta bastante entender o aceptar la palabra NO y suelen recurrir a una disimulada forma de pataleo pseudoinfantiltardío, valga el palabrajo. Pero donde realmente la paranoia se convierte en un problema de fácil diagnóstico pero difícil pronóstico es precisamente en el trastorno paranoide de la personalidad, ya que éste a diferencia de los demás, no cursa como comorbilidad con otros trastornos o dolencias de orden psíquico, sino que constituye un trastorno en sí mismo, que acompaña al sujeto en mayor o menor medida durante toda su vida y que tiene un tratamiento muy complejo a pesar de lo mucho que han avanzado las terapias cognitivo conductuales en su estudio. Tiempo habrá, por mi parte, de hacer algunas observaciones sobre la comorbilidad de este trastorno con "el trastorno narcisista de la personalidad" y muy especialmente sobre "el trastorno histriónico de la personalidad" todos ellos perfectamente definidos en el DSM IV - manual diagnóstico y estadístico de los desórdenes mentales de la Sociedad Americana de Psiquiatría y el CIE10, manual de Enfermedades de la OMS Organización Mundial de la Salud. Para terminar, agregar un nuevo trastorno que vengo observando durante estos años y que extrañamente no está todavía definido en el DSM IV ni en el CIE10, se trata de lo que yo llamo "la estulticia congénita y/o adquirida", es decir filogenética u ontogénica o ambas a un tiempo. En el apartado de autoayuda que estoy preparando en mi espacio web o en uno nuevo que cree a tal efecto, colgaré en breve mis estudios al respecto, por si le son de utilidad a alguien, no ya del foro, que es literario y por tanto poco ejemplificador del trastorno, sino a alguien que conozcamos o hayamos tenido la suerte o la mala suerte de conocer. Ante la "estulticia" entendida como trastorno, a falta de una buena terapia y de psicofármacos oportunos, no cabe duda que lo mejor es alejarse del sujeto que la padece, ya que sus síntomas y manifestaciones externas no solo abochornan por pura vergüenza ajena si permanecemos a su lado, sino que incluso llegan a asustar: vergüenza ajena la justa, empatía para quien la merece, este que escribe dixit.

©AMS Cádiz Primavera del 2011

“Sobre alcohol, drogas y emociones” Resulta cada vez más aceptado en la comunidad científica, especialmente entre neurólogos, psiquiatras y psicólogos la existencia de un cerebro emocional y un cerebro cognitivo. El primero participa en mayor medida de toda la herencia filogenética de la especie, incluidos nuestros primos los simios, y es el que más parecido guarda con el que tienen la gran mayoría de los animales, necesario para la conservación de la especie, por cuanto es el responsable de las reacciones de supervivencia ante las situaciones de peligro, del apareamiento, etc. En ese cerebro emocional es donde tienen lugar la mayoría de las emociones básicas: miedo, ira, alegría, tristeza, sorpresa, etc. y es el responsable de la activación de todo el aparato fisiológico y locomotor, como mecanismo de respuesta a cada una de las situaciones y/o emociones. Cierto es que en los humanos este cerebro emocional, por evolución, cultura, desarrollo en el medio sociocultural e histórico, el abanico de emociones es de tal magnitud que nos encontramos como reyes absolutos de la Evolución con respecto al resto del mundo animal (o eso parece). Pero lo que realmente nos coloca a años luz en el desarrollo cerebral con respecto al resto de los animales, incluso los mamíferos y animales superiores, es precisamente contar con el neocórtex o cerebro cognitivo o intelectual, del que carecen por completo más del 95 por ciento de las especies y en ningún caso en este grado de desarrollo. Esta parte de nuestro cerebro es la que se encarga del lenguaje, del pensamiento, del intelecto en suma, y entre otras múltiples funciones del control y freno de las emociones o bien de sus reacciones de alarma, es la que aplica la razón ante las situaciones en que nos coloca nuestro cerebro emocional, es el cerebro que hace que controlemos y podamos por ello interactuar socialmente y con nosotros mismos a pesar del mar de emociones al que nos vemos sometidos de forma continua incluso durante el sueño. De la adecuada interacción entre ambos cerebros dependerán por tanto nuestra felicidad, nuestro éxito profesional, nuestra capacidad de realización personal, nuestra capacidad de amar y ser amados, etc. No hay que olvidar que hasta el corazón y los intestinos tienen un “pequeño cerebro” en su interior con algunas decenas de miles de neuronas, capaces de tomar algunas decisiones fisiológicas o liberar hormonas sin contar con el cerebro propiamente dicho. Resumiendo, se podría afirmar que el cerebro emocional es capaz de desencadenar por sí solo un sinfín de reacciones

corporales y psíquicas que van desde las que nos ponen a salvo de algún peligro inminente, como las que nos hacen disfrutar de una grata compañía amorosa, del sexo, de una buena comida o del placer estético, visual, auditivo, etc. El cerebro cognitivo no deja de ser un regulador del cerebro emocional: sin emociones no hay vida, ahora bien sin el control y cauce de esas emociones no podemos vivir, el cerebro cognitivo es el timonel del cerebro emocional, el cerebro en términos clásicos propiamente dicho. En situaciones de peligro, ira, tristeza, alegría súbita, deseo sexual, enamoramiento, etc. el cerebro emocional se apodera de todo nuestro modo de funcionar tanto psíquica como fisiológicamente, activando todo tipo de disparadores en tanto somos capaces de aplicar el control gracias a nuestro cerebro cognitivo. Todos conocemos el “cosquilleo” de estómago que sucede súbitamente a la presencia de nuestro amado o amada, el aumento del ritmo cardíaco, la dilatación de pupilas cuando tu interlocutor o interlocutora está sintiendo atracción sexual o ansiedad ante el encuentro o la situación o el sonrojo que sufrimos cuando creemos haber sido sorprendidos en algo íntimo, tenemos que hablar en público o situaciones similares. El alcohol y ciertas drogas, legales o no, además de actuar a muchos niveles fisiológicos, provocan a los efectos del tema que estamos tratando un anormal funcionamiento del córtex anterior, o dicho de otro modo, contribuyen a que se abran las puertas del cerebro emocional impidiendo o "anormalizando" el funcionamiento del cerebro cognitivo. Ello conlleva, siempre en función del grado de habituación y del factor de tolerancia de cada uno, esa sensación de “desinhibición” que todos/as conocemos y que hemos experimentado alguna vez en mayor o menor medida. Así las cosas, abierta de par en par la puerta de las emociones, éstas afloran sin medida, por esa razón bajo los efectos del alcohol nos volvemos temerarios pese a nuestros miedos, nos volvemos conversadores pese a nuestra timidez, nos volvemos sensuales pese a tener reprimidos nuestros deseos sexuales y también nos ofendemos por viejas heridas emocionales o nos ponemos vigilantes y agresivos ante comportamientos que nos sugieren o recuerdan una ofensa o un daño. De todo ello podría deducirse que el alcohol y las drogas, sin menoscabo de los perjuicios funcionales a nivel neuronal y fisiológico de diversa índole que como efecto secundario puedan tener por su uso y abuso, nos colocan a menudo ante un abismo emocional, que si bien no está provocado por la sustancia en sí, si nos hace más sensibles a las reacciones de nuestro mundo emocional y nuestro entorno. Se podría deducir para concluir que las drogas y el alcohol no son en sí –desde mi punto de vista- ni buenas ni malas a los efectos que aquí comento –no hay venenos sólo dosis-, pero ponen en evidencia la calidad y equilibrio de nuestro mundo emocional. Por ello no hay

norma de carácter general válida al respecto para una prescripción de su uso o abandono, todo dependerá de cada persona y muy especialmente del momento que vive la persona a titulo emocional y personal. Y es precisamente en esa dirección donde se debe trabajar para mejorar nuestra relación con las sustancias o bien prescribir su abandono total o su uso moderado. De igual modo deberíamos contemplar los efectos nocivos a titulo cerebral y fisiológico del estrés, sea este de origen laboral, existencial, afectivo, etc. y la relación que suele guardar con el uso y abuso del alcohol y las drogas. Una relación afectiva que no sólo no funciona, por poner un caso, sino que nos coloca ante la parálisis personal y social consume una energía tal y conlleva por sí misma un sinfín de riesgos para el organismo que incluso pasan por la debilitación de sistema inmunológico como ha quedado demostrado en numerosos estudios. De igual manera ocurre con una situación laboral estresante y precaria. – Cabe recordar aquí que el cerebro, más propiamente deberíamos en castellano decir el encéfalo, utilizamos el término cerebro por traducción literal del inglés, sólo ocupa el 5 por ciento de la masa corporal, y sin embargo consume nada más y nada menos que el 20 por ciento de toda la energía de que disponemos en cada momentoEn consecuencia, trabajar por la excelencia en la realización personal, tanto social, como laboral -uno es lo que hace-, afectiva, y de nuestro mundo interior repercutirán precisamente en sentido contrario, mejorando nuestro bienestar físico y mental, nuestra autoestima, nuestra capacidad de ilusión y nuestra confianza en nosotros/as mismos/as. Personalmente pienso que una buena dosis de trabajo, de equilibrio y mundo interior, de creatividad, de sentido del humor y de realización social y afectiva pueden ser algunos de los indicadores del tipo y calidad de vida que llevamos y por qué no de la distancia a la que nos encontramos de esa “entelequia” que parece ser la felicidad. Mucha suerte en ese difícil pero necesario camino... Mucha suerte por el laberinto emocional y cognitivo. ¡Espero que la vida, vuestra vida, se parezca cada día más a lo que esperáis de ella! ©AMS Cádiz Primavera del 2011 Re: Sobre alcohol, drogas y emociones (extraído de un foro de encuentro, tertulia y discusión literaria, psicológica y filosófica en el que participaba habitualmente, hoy por hoy cerrado por

derribo o dicho de otro modo el asunto no generaba suficientes ingresos publicitarios: qué mundo este no?) El cuerpo y la mente se mantienen en un precario equilibrio, en una búsqueda constante de la idoneidad homeostática, si bien ello por suerte sucede de manera automática gracias a los dos grandes sistemas que sustentan la vida: el sistema nervioso central SNC y el sistema endocrino y sus constantes regulaciones automáticas. Los estudiantes de medicina interna contemplan hasta 5000 síntomas diferentes, multiplica por las diferentes especialidades médicas y te harás una idea de lo complicado e intrincado del sustrato biológico de la vida, no sólo humana sino animal y vegetal. Así las cosas conviene no olvidar nunca que somos a titulo físico y mental un hecho holístico, donde no siempre se pueden aislar las partes que lo conforman y donde en continuo devenir ecológico toda variación en una mínima parte del sistema es susceptible de provocar cambios en todas las estructuras, como si de un misterioso "efecto mariposa" se tratara. Somos algo o mucho más que la suma de cada una de nuestras partes, no somos una mera acumulación de átomos, células, proteínas, enzimas, etc. Pero no nos asustemos, no hace falta llevar al terreno de la voluntad consciente el control de los procesos, es más, sería contraproducente, incidamos allí donde llegamos y dejemos a la vida biológica hacer autónomamente su trabajo como lleva haciéndolo cientos de miles de años, bastante tenemos nosotros con ocuparnos de aquello que resulta accesible a nuestros sentidos y nuestra percepción. Ahora bien, desde la más pura lógica de supervivencia, desde el punto de vista psicológico y conductual, vivencial, resulta inevitable variar el rumbo cuando vamos contra corriente o los vientos no nos son favorables y no vale de nada insistir tercamente en la ruta prefijada, hay muchas formas de llegar donde uno desea: si algo no funciona prueba otra cosa, y si esta no funciona, prueba una nueva. Como diría la Escuela Psicológica de Palo Alto, el problema no es el problema y no es necesario poner tanto el acento en su etiología, sino en buscar las soluciones, y es precisamente la repetida aplicación de soluciones erróneas lo que perpetúa el problema. Y ello, aun siendo una afirmación científica, es susceptible de ser aplicada a la vida misma, al amor, a las tribulaciones cotidianas, de igual manera que cada vez más la ciencia se hace eco de la filosofía y de la poesía, de la literatura, la música y el arte y los sustratos neurobiológicos que subyacen en la creatividad humana, el placer, la comunicación, etc. Sirva una fábula ilustrativa: sorprendida la hormiga ante el ciempiés no pudo evitar preguntarle cómo era capaz de andar coordinando tantos pies, tantos miembros. El ciempiés se detuvo a analizarlo, nunca lo había hecho, y desde entonces fue incapaz de volver a caminar... Si algo funciona déjalo estar y que fluya, que sea, si algo no funciona haz por

cambiarlo... carpe diem forever!! ©AMS Cádiz Primavera del 2011

“Psicología vs Drogas” Ciertamente que el uso de los psicofármacos se ha generalizado en el mundo occidental a paso agigantados en los últimos veinte o treinta años. Muchos factores parecen incidir en esta llamémosle problemática y parte de su explicación se debe al ritmo de vida que llevamos, el estrés no controlado y la inclinación por las soluciones fáciles y rápidas y también al influjo y presión de la industria farmacéutica, un fenómeno que también se da en otras áreas de la salud. – Nos guste o no en el mundo globalizado de hoy la industria farmacéutica se erige como uno de los grandes lobbies que gobiernan el mundo junto con la industria armamentística, los medios de comunicación, las organizaciones mafiosas relacionadas con el tráfico internacional de drogas, prostitución, etc., los bancos y las multinacionales, e incluso el estado menos democrático del mundo: el Vaticano, en pleno corazón de la Vieja Europa. Ahora bien, distingamos, en el proceso clínico y psicoterapéutico profesional tal dicotomía drogas vs psicología no existe o no debería existir: los psicofármacos tienen una utilidad, como cualquier otro fármaco y la psicoterapia otra. Pongamos un ejemplo médico, a un paciente que ha sufrido un accidente cardiovascular se le va a tratar quizá de por vida con medicamentos contra la hipertensión, otros más específicos como el sintron y una dieta controlada en grasas, por otra parte el paciente deberá observar un régimen de ejercicios tan necesario o más que los fármacos para su curación. De manera similar en psiquiatría y psicología a veces se hace necesaria la utilización de psicofármacos y el desarrollo de un proceso de psicoterapia, sea esta de la orientación y aplicación más indicada. Una cosa no excluye otra y cada caso es cada caso. Vayamos con otro ejemplo, un paciente con depresión o con problemas de ansiedad será tratado en un principio con antidepresivos y/o ansiolíticos respectivamente, pero los fármacos por sí solos no curan cuando el trastorno o la dolencia son de naturaleza psicológica y no orgánica, y son susceptibles de crear una gran adicción. Lo que cura es la psicoterapia y ambos tratamientos son o deberían ser complementarios y ser guiados de manera coordinada. Si hablamos de enfermedades mentales más graves como el trastorno bipolar (maníaco-

depresivo) o alguno de los diferentes tipos de esquizofrenias entonces la utilización de fármacos casi será de por vida, como lo es en los trastornos degenerativos como el Parkinson o el Alzheimer. Lo que sí resulta alarmante a mi parecer es el uso indiscriminado que de estas sustancias se está haciendo, muchas veces sin el adecuado control médico e incluso conocimiento clínico de quien las recomienda y receta: hasta el médico de cabecera te prescribe ya lorazepam, alprazolam, diacepam, fluoxetina, paroxetina, etc. (evito a propósito citar marcas sólo uso genéricos) sin enviarte al especialista, y ello conlleva serios riesgos para la salud mental y física. No es difícil encontrar en las farmacias y parafarmacias productos para ¿aliviar? el insomnio, ¿tranquilizar? los nervios, etc. También va siendo muy habitual la automedicación, que es cuando menos contraproducente si no muy perjudicial. Si hablamos de formas de automedicarse con alcohol o drogas de las llamadas "ilegales" ya estamos entrando en arenas más movedizas todavía: en el terreno de las drogodependencias. Resumiendo mi opinión, como todo tratamiento farmacológico o de otro tipo en medicina y psicología nada es la panacea y nada es bueno o malo per sé, todo depende de la correcta y adecuada prescripción y utilización. Pero hagamos una salvedad a modo de recomendación: por seguir una psicoterapia inadecuada sea con fines terapéuticos, clínicos o en busca de la mejora psíquica o el desarrollo o crecimiento personal no suele haber efectos secundarios y todo es fácilmente reconducible y reversible hacia otra orientación psicoterapéutica más adecuada. Ahora bien, por el uso y abuso de sustancias psicoactivas si podemos encontrarnos con un cuadro clínico peligroso: a nadie se le ocurriría inyectarse insulina si no es diabético, y eso es, sirva como ejemplo, lo que están haciendo muchas personas con los psicofármacos, consumirlos sin que sean necesarios para su estado de salud o sin que sean los más adecuados para su cuadro clínico si lo hay. Muchas personas en el mundo occidental consumen psicofármacos para "aliviar" sus pequeños malestares, tan inevitables como humanos, la cultura de lo fácil, de lo rápido se ha instalado entre nosotros y los fármacos, como el tabaco y el alcohol, están al alcance de cualquiera. Hay que cuidarse de los fármacos mal utilizados y también de los pseudo psicólogos y otros "curanderos": si consideras que tienes un problema ponte en manos de un profesional si con él no te va bien busca otro, pero asegúrate de la idoneidad del tratamiento y de la formación y experiencia del terapeuta. Por otro lado no olvidemos que una alimentación adecuada, no abusar de alcohol y del tabaco, del café, de las "chuches" y la bollería industrial, o prescindir de ellos, hacer deporte, practicar un sexo sano y enriquecedor, hacer yoga, taichi, meditación, etc. regularmente, son sin duda alguna las

mejores "medicinas" y por suerte nuestro cuerpo tiene el mejor "laboratorio farmacéutico" del mundo, en él se renuevan cada día miles de células y continuamente producimos dopamina, endorfinas, serotonina, acetilcolina, adrenalina, noradrenalina, cortisol, y así hasta un sinfín de sustancias que están en la base biológica del hecho de seguir vivos... y de eso se trata no? DE VIVIR!! Ea, pues a cuidar el cuerpo y cultivar la psique con la literatura, la música, la y otras nobles artes que la vida es bella aunque a veces duela... mens sana in corpore sano!! ©AMS Cádiz Primavera del 2011

“Dificultades sociales de los alcohólicos” Entendida toda psicopatología como un problema de orden biopsicosocial del sujeto que la padece, el paciente alcohólico resulta ser si cabe, uno de los más claros ejemplos de este hecho; por lo que su diagnóstico, tratamiento y rehabilitación no pueden quedar exentos en ningún caso de tal consideración global. A los problemas de orden fisiológico, psíquicos, familiares, etc. ya conocidos por todos, se vienen a sumar una serie de problemas de índole social que agravan notablemente el deterioro del paciente y por extensión de su entorno intersocial -en continua y estrecha relación constante con los otros factores-. Estos problemas que paso a describir someramente suelen ser “patrones” que se repiten con características muy similares entre las personas dependientes del alcohol, sea cual fuere el grado y características de su dependencia e incluso en países con características sociales y culturales bien diferentes y grupos pertenecientes a diferentes estratos socioeconómicos. Tras la idea de “complicaciones sociales” debemos observar siempre, el no cumplimiento o deterioro notable en el desarrollo de “un papel social” esperado, entendiendo como tal, cada uno de los “roles” que como personas sociales procuramos llevar a término cada uno de nosotros/as a lo largo de nuestra vida, constituyéndose por tanto, no sólo en una esperada expectativa social, sino en una deseada autoexpectativa. En el ámbito de la familia la persona alcohólica suele presentar muchas dificultades a la hora de desarrollar su papel como padre/madre y como esposo/esposa. El ámbito laboral representa uno de los puntos principales

de desarrollo personal e interrelación de las personas. El alcohólico presenta serias dificultades para cumplir eficazmente con su tarea como trabajador en lo que concierne a productividad, cumplimiento de horarios, mejora de la carrera profesional, etc. De esta problemática no están exentos ninguno de los miembros de la escala jerárquica laboral, por lo que encontramos casos en prácticamente todas las categorías laborales y profesiones. El problema laboral más habitual asociado al alcoholismo es el absentismo laboral, como consecuencia de las numerosas bajas médicas que la dependencia, “las resacas” o el síndrome de abstinencia ocasiona, además de las complicaciones médicas habituales de estos pacientes. Esta circunstancia mantenida en el tiempo suele ser la causa de numerosos jubilaciones por enfermedad, como lo es de numerosos despidos. En este sentido cabe señalar la gran dificultad que encuentra el sujeto alcohólico o rehabilitado en la búsqueda de empleo. Mención aparte y muy importante merece la consideración del problema en algunas profesiones tales como piloto, conductores de transporte público, agentes de las fuerzas del orden, militares, personal sanitario, personal docente, etc. para quienes el simple consumo del alcohol supone –o debería suponer- la incapacitación total para el desarrollo de una sola jornada laboral. Con mucha frecuencia los problemas de vivienda y los problemas de alcoholismo suelen ir de la mano, sobre todo en las grandes ciudades al tiempo que el propio comportamiento alcohólico suele acarrear serios problemas en este sentido, entre los que cabe señalar el deterioro y la falta de mantenimiento y limpieza de la propia vivienda, el incumplimiento de las obligaciones del pago de la hipoteca o el alquiler, la falta de relación con los vecinos o lo que es peor, las malas relaciones con ellos, etc. En muchos casos el dependiente alcohólico llega a perder su vivienda por lo que se ve abocado a vivir fuera de ella o incluso a entrar en el círculo del desamparo y el vagabundeo. Las calles de nuestras ciudades están pobladas de un buen número de vagabundos. Los “sin techo” tienen tras de sí habitualmente toda una historia personal de problemas de toda índole, pero es muy habitual que el alcoholismo esté presente en casi todas ellas bien como consecuencia, bien como causa de su situación, en proceso circular similar al visto con la vivienda. El patrón del hombre abocado a vivir en la calle y practicar la mendicidad y hacer uso de los sistemas sociales de protección tales como albergues y comedores municipales suele ser muy similar a pesar de las diferencias de edad, procedencia e historia personal. Cabe aquí con más rigor hablar de “hombres” porque suele ser mucho menos habitual encontrar mujeres en esta situación. No es extraño observar como en los estados ya muy desarrollados de este problema además de comportamientos como el

“síndrome de Diógenes” el vagabundo dedica buena parte de su tiempo a buscar objetos que revender, como cartones, metales, etc. o mendigar abiertamente, las más de las veces para poder comprar su “dosis diaria” de vino o de cerveza. Como vamos viendo los problemas sociales asociados al alcoholismo suelen estar muy relacionados. Tanto en el caso de la vivienda como del desamparo y la vagancia suele haber un transfondo de problemas económicos que es otro de los aspectos importantes a destacar. Estos van desde el caos en la organización de la economía personal y familiar de los trabajadores por cuenta ajena, hasta la bancarrota y la ruina económica en el caso de personas autónomas o dueñas de su propio negocio. De igual forma es habitual el derroche de dinero entre los consumidores y dependientes de diferentes estatus sociales: el alcohol representa un importante monto adicional en el capítulo de gastos personales, bien en sí mismo, bien por lo que representa “el círculo de la búsqueda y de consumo”. Por último cabe señalar los habituales problemas de orden legal que el comportamiento alcohólico suele llevar consigo. Desde los problemas de orden civil por impagos y deudas, hasta los de orden penal por participar en riñas y alborotos callejeros, conducir con alto índice de alcoholemia e incluso, aunque es menos frecuente que otras drogodependencias, los pequeños robos o hurtos en establecimientos, para satisfacer el hábito de consumo. Casi podría generalizarse que el alcohol está presente en un tanto por ciento muy elevado del ambiente delictivo, desde el más simple “pillaje” hasta la pertenencia a grupos organizados o “mafias”. Por otra parte, en la adolescencia y la edad universitaria el alcohol puede representar un serio problema para la educación y la capacitación profesional, que a menudo da al traste con las expectativas del sujeto. En este caso es más propio hablar de “abuso” y “desorden” en el consumo, que de alcoholismo en términos de “sídrome de dependencia” propiamente dicho. ©AMS Cádiz Primavera del 2011 "Mitos asociados al alcoholismo femenino" Si partimos de la necesidad de considerar toda psicopatología como un fenómeno “biopsicosocial” – como ya vimos en artículos anteriores- para su correcta evaluación y tratamiento, el alcoholismo resulta ser un excelente ejemplo de ello. Si a esto le añadimos que contrariamente a la estadística médica y la opinión generalizada es una mujer y no un hombre el paciente alcohólico y por último tomamos en consideración la escasez de estudios y

literatura científica al respecto, creo que nos encontramos ante una problemática terapéutica de enorme interés. El alcoholismo femenino ciertamente presenta ciertas características que le son propias, pero se va haciendo necesario precisamente poner el acento, más bien, en los rasgos comunes que presenta con el alcoholismo “de los hombres” –si es que en realidad cabe esta distinción-. De igual manera se hace necesario el abandono de ciertos hábitos de pensamiento, prejuicios y “mitos” erróneos, de hondo calado y tradición, en la práctica terapéutica y clínica y no digamos ya en el concepto general de la población en general. 





En el aspecto llamémosle “bio”, orgánico y fisiológico, la mujer se encuentra ciertamente con una serie de problemas que le son propios por razones de su género, de su sexo: tales como el estrés premenstrual, el embarazo, el embarazo no deseado, la depresión post-parto, el aborto, el uso de píldoras anticonceptivas, la menopausia, los “vaivenes” hormonales, etc. que hay que tener muy presentes en la evaluación y tratamiento de la dependencia alcohólica femenina. Es en los aspectos “psico” y “sociales” donde nos vamos a encontrar con más prejuicios, tabúes, estigmatizaciones y falsos mitos. Desde el punto de vista social hay que considerar los “papeles sociales” que se esperan de la mujer desde una perspectiva tradicional: madre, esposa, hija, ama de casa, etc. y los que se han creado con el desarrollo cultural de las sociedades avanzadas tales como la lucha por la igualdad de género, la competitividad laboral y académica, “la liberación sexual”, etc. Todo ello coloca a las mujeres en una situación compleja y no pocas veces confusa y una problemática de desarrollo personal de la que los hombres está exentos en la mayoría de los casos. Habrá que considerar por tanto en la evaluación y tratamiento si nos encontramos ante el tradicional rol del “ama de casa que bebe”, de “la nueva mujer” en un mundo de igualdad de géneros, de la trabajadora fuera y dentro de casa o en una rara mezcla de estas situaciones. Si consideramos el hecho de que tradicionalmente la bebida es “cosa de hombres” y son los hombres los que con más frecuencia hacen del consumo de alcohol un hábito social y un elemento de interrelación personal y por otra parte subrayamos los prejuicios y estigmas un tanto atávicos y la mala opinión que genera -incluso entre las propias mujeresel hecho de que una mujer beba en similares circunstancias que los hombres, nos encontramos ante el primero de los “mitos” que es necesario desmontar: si una mujer rompe los impedimentos y barreras de tipo social y cultural que limitan o coartan el hecho de que beba, caso de que lo haga y mucho más si degenera en una dependencia alcohólica debe







ser –sin duda- debido a un trastorno psicológico, a algún tipo de neurosis; y por tanto la mujer alcohólica debe presentar una personalidad especialmente desviada. (Esto me recuerda los primeros estudios de Freud sobre la histeria, -hoy conocida más bien como trastorno de conversión- en la que falta poco por afirmar de manera firme que se trataba de un trastorno neurótico exclusivamente femenino). En la consideración social del libre albedrío de la afectividad y la sexualidad todavía nos encontramos con opiniones, explícitas o no, que colocan a la mujer que ejerce su sexualidad libremente como a “una puta” mientras al hombre que lo hace igualmente “como un latin lover”. Estamos muy lejos todavía, a mi parecer, de medir por el mismo rasero tanto la entrega amorosa y afectiva sin condiciones, como el ejercicio de la sexualidad libre y sin ataduras, la promiscuidad incluso, cuando de la distinción entre hombres y mujeres se trata. A ello viene a sumarse el hecho de que hasta hace poco en las sociedades occidentales se diagnosticaban seis casos de alcoholismo masculino, por uno femenino: si el alcoholismo femenino es una clara excepción, la mujer que padece una dependencia alcohólica tiene necesariamente que presentar alguna suerte de personalidad desviada. De paso que desmontamos este mito, y también como su consecuencia, se hace necesario abandonar la consideración de la mujer alcohólica como una persona y un paciente peculiarmente intratable. No existen estudios ni evidencia alguna acerca de que las mujeres alcohólicas tengan peores diagnósticos que los hombres. Otro punto importante a tener en cuenta es la facilidad con que el punto de vista masculino, contagiado inconscientemente del conjunto de prejuicios y falsas ideas que se vienen exponiendo, sea un obstáculo en la correcta evaluación y el tratamiento adecuado del alcoholismo femenino; lo que por otra parte no deja de ser una extensión más del pensamiento erróneamente generalizado al respecto fuera del ámbito clínico y terapéutico. En el fondo se espera de la mujer que sea “buena” como madre, hija, esposa, trabajadora del hogar, en el mundo de la empresa, etc. y los estándares sociales que se esperan de ella son sutiles, pero profundamente diferentes que los que se esperan del hombre. Y ello ha impregnado en parte ciertas prácticas clínicas y diagnósticas: al presuponer que la mujer no bebe, muchos de los cuadros clínicos de una paciente alcohólica han venido siendo diagnosticados como depresión u otros trastornos psicológicos. De manera que al retrasarse el diagnóstico correcto, la edad promedio en la que se manifiesta un problema alcohólico en las mujeres es bastante superior a la de los hombres y por lógica también la sensación de que es más acelerado su



desarrollo ulterior. Además de la complicación añadida de poner en manos de las pacientes unos psicofármacos que pueden no ser los más idóneos o estar directamente contraindicados para una persona con problemas de adicción a la bebida, lo que a su vez puede generar nuevas dependencias y dependencias cruzadas. Tal vez la ganancia secundaria que a largo plazo pueda conllevar la eliminación de tales mitos y prejuicios sobre el alcoholismo femenino y su impregnación en las prácticas terapéuticas sea que en este, como en tantos otros casos psiquiátricos y psicológicos, se rompan los –cuando menos discutibles- estereotipos de lo masculino y lo femenino per sé.

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“Los pilares del amor” Considero -muy someramente- que los ingredientes de ese plato bien cocinado y degustado que debería ser el amor, y hablo del amor afectivo, sentimental, no del amor fraterno, filial, solidario con el mundo, etc. son o deberían ser: el respeto, la complicidad, el compañerismo, la lealtad -más propiamente que la fidelidad-, la franqueza, la admiración, el deseo, el sexo, la entrega y la incondicionalidad. Hacer del amor un proyecto común, sin dejar de perder el nuestro propio; hacer del amor una suerte de empatía natural, de solidaridad con el otro sin condiciones, de sueños compartidos y de dame la mano y toma la mía para caminar juntos. Hacer del amor un "estoy contigo porque en mi libertad te elijo cada día"; hacer del amor un “te necesito porque te quiero” no un “te quiero porque te necesito”. Les invito a reflexionar y opinar sobre ello, a ampliar algunos términos o a criticar o cuestionar los expuestos por mí: en un foro de literatura como lo son en los que habitualmente publico mis artículos, creo que no debería faltar un apartado o artículo sobre el amor, del que hablan el noventa por ciento de las canciones, de los poemas y muchos relatos y novelas y la palabra más utilizada en todas las lenguas desde hace siglos. Espero que acepten con agrado el reto, la propuesta... yo comienzo con mi breve opinión. Allá vamos!! Quien tiene un amor tiene un propósito y una razón de vida, de viaje, de

crecimiento, de luz... El amor nos hace libres, si no, no es amor, es apego, capricho, posesión, necesidad neurótica, etc. El amor ha de estar exento de miedos, dudas y reticencias crónicas. Mi voto personal es si al amor, pero al AMOR, no a sus sucedáneos: hay tres razones al menos para dejar de amar, la primera que no te quieran, la segunda que tu proyecto de vida no pueda desarrollarse porque el amor o el pseudoamor sea un obstáculo y la última, que tus valores, tus creencias, tu integridad y tu dignidad se encuentren en entredicho... de ser así, el amor cuando menos debe entrar en cuarentena. Ahora bien, por amor, AMOR con mayúsculas, yo me voy donde haga falta, donde me quieran de verdad, aunque sea con lo puesto menos un botón y una triste guitarra..... a ofrecer y entregar mi corazón!! En el amor el único que pierde es el que no se entrega!! Ser felices antes, durante y después del amor...

Besos y abrazos!! Amador Muñoz

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