PRIMERA PARTE CONSIDERACIONES GENERALES

PRIMERA PARTE CONSIDERACIONES GENERALES PRIMERA PARTE CONSIDERACIONES GENERALES EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE MEDIO AMBIENTE A LO LARGO DE LA HISTORIA

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PRIMERA PARTE

CONSIDERACIONES GENERALES

PRIMERA PARTE CONSIDERACIONES GENERALES

EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE MEDIO AMBIENTE A LO LARGO DE LA HISTORIA

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a explotación de los recursos naturales ha estado íntimamente ligada a la historia del hombre desde los albores de la humanidad. En un principio, el hombre cazador y recolector del Neolítico, o Era de la Piedra Pulimentada, tomaba los productos de la tierra en perfecta armonía con el medio y encontraba dentro de su entorno todos los recursos que necesitaba para su supervivencia.

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Con el avance de la humanidad aparece el lenguaje articulado y el hombre pasa de recolector a recolector especializado, capaz ya de conservar y almacenar los alimentos que recoge o caza en momentos de abundancia para su sustento en épocas de carestía. Esto le permite la acumulación de poder (aquellas tribus mejor alimentadas dominarán a las demás) y se comenzaron a sentar las bases de un comercio incipiente, basado en el intercambio de productos almacenados. A su vez se desarrolla la numeración y la escritura, pues hay que contar y anotar aquello que se almacena o cambia. Como el transporte de alimentos resulta pesado y además su almacenamiento lo independiza de la necesaria búsqueda diaria, el hombre se hace sedentario y arroja las semillas de los frutos que come en las cercanías de su asentamiento. Con ello aumenta inconscientemente la frecuencia de plantas comestibles en los alrededores del poblado y observa que ese resto no comestible del fruto, la semilla, es el origen de una nueva planta. Comienza el descubrimiento y desarrollo de la agricultura, en un proceso largo pero continuo, en el que se van desarrollando técnicas para el cuidado y mejora de la cosecha. Cosas que hoy día nos parecen absolutamente evidentes y triviales, tuvieron que ir descubriéndose de manera progresiva a base de minuciosas observaciones de lo que acontecía en el medio natural. Si se enterraba someramente la semilla, se aumentaba la frecuencia de germinación, si se roturaba la tierra, también aumentaba la cosecha y si se regaba la semilla y la planta, crecían más y mejor. Al mismo tiempo se tuvo que averiguar cuál era el mejor momento de la siembra y a base de precisas observaciones se descubrió que existían cuatro períodos cíclicos que se sucedían uno detrás de otro, para retornar de nuevo al inicio del ciclo. Se descubren así las cuatro estaciones y su período de recurrencia de un año, sentándose las bases de una incipiente Astronomía, que demanda, a su vez, un mayor desarrollo de la Aritmética y otras Ciencias de apoyo.

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EL MEDIO AMBIENTE EN ANDALUCÍA EN EL UMBRAL DEL SIGLO XXI PRIMERA PARTE

En estas circunstancias ya no es posible deambular de un sitio a otro en busca de los recursos necesarios para el sustento, sino que se pasa a depender de la tierra que se labra y del almacén de los alimentos durante, al menos, un ciclo productivo entre siembra y recolección. El hombre pasó de nómada a sedentario y se originaron los primeros asentamientos humanos y las primeras transformaciones del entorno. El sedentarismo trajo consigo nuevas necesidades que ya no era posible cubrir con los recursos propios y la sociedad se fue diversificando e incorporando nuevos miembros. Los más fuertes eran llamados para la protección de las cosechas, de donde tan sólo hay un paso hacia a la rapiña de las poblaciones vecinas y a la captura de esclavos que trabajen para la comunidad. A su vez, estos individuos más capacitados físicamente y que forman el núcleo de un incipiente ejército ya no pueden dedicarse al cultivo de sus propias cosechas y deben ser alimentados por el resto de la sociedad, con lo que nace el concepto de impuestos y jerarquía social. La situación descrita se mantiene prácticamente sin cambios notables hasta mediados del siglo XVII. Durante este largo período, tan sólo se ha venido produciendo el desarrollo paulatino de la comunidad y perfeccionamiento de la estructura social cuyo germen se inicia en el Neolítico. El resultado es una sociedad cada vez más compleja y organizada, aunque su incidencia sobre el medio natural sigue siendo prácticamente idéntica a la de esa época prehistórica. La causa de tan lento desarrollo en tan largo período de tiempo hay que buscarla en la fuente de energía disponible, que no ha variado sustancialmente desde el origen de la humanidad. Durante toda esa época, el hombre dispone de una fuerza motriz basada exclusivamente en su propia fuerza muscular y, aunque auxiliada con los esclavos que captura y con los animales que domestica, no alcanza más allá de las limitaciones físicas que le impone su propia naturaleza. Aunque se desarrollan máquinas simples (poleas, palancas, herramientas, …) para aumentar la capacidad de trabajo, no dejan de estar basadas en la fuerza muscular y, por tanto, siempre se trata de una energía muy limitada. La capacidad de transformación del medio sigue siendo escasa y hasta ese momento podemos seguir considerando al hombre como una especie más del ecosistema, de donde obtiene los recursos necesarios para su sustento pero en equilibrio y armonía con las leyes naturales. Con el descubrimiento de ingenios que son capaces de desarrollar nuevas fuentes de energía, el hombre comienza a alcanzar un poder de transformación muy superior a su capacidad natural. Hacia el año 1650 aprende a aprovechar la fuerza de las corrientes de agua mediante la rueda hidráulica y se inicia el desarrollo de la industria en base a los grandes telares que adoptan esta tecnología. Sin embargo, la rueda hidráulica también presenta muchas limitaciones, entre otras la de depender de la corriente de agua que la mueve, y no es hasta la Revolución Industrial del siglo XVIII, basada en el descubrimiento y desarrollo de la máquina de vapor en 1764, cuando comienza una escalada imparable en la capacidad de transformación del medio natural. Este ingenio técnico supera considerablemente la capacidad energética de la rueda hidráulica y es ya una estructura automotriz capaz de instalarse en cualquier sitio del territorio que demande una fuente de energía.

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El incremento de la energía disponible y la versatilidad de la máquina de vapor provocan un desarrollo industrial y agrícola sin precedentes. Se sustituye gran parte de mano de obra en el campo por maquinaria agrícola y tiene que emigrar a la ciudad para abastecer la demanda surgida de la Revolución Industrial. Se forma así el proletariado, cuyas aspiraciones iniciales se centran en mejorar sus necesidades más primarias. Fueron tiempos de lucha de clases y de reivindicaciones sociales y económicas, en los que las cuestiones medioambientales simplemente no existían. El progreso se mide por la contaminación que produce: mientras más negro y denso es el humo que arroja una fábrica, más riqueza añade a la sociedad.

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La capacidad de intervención del hombre en el medio natural comienza a ser importante y se inician sin ningún control los cambios ambientales producidos por la transformación de bosques en tierras de cultivo, el trazado de vías de comunicación o las intensas transformaciones provocadas por la minería del carbón, para abastecer la demanda de las aglomeraciones industriales. Hacia 1950 se inicia una segunda revolución, todavía más amenazadora, de la mano de la aplicación industrial de la energía nuclear y el enorme desarrollo adquirido por las telecomunicaciones y la generalización de los sistemas informáticos. La energía disponible es ya abundante, barata y al alcance de todo el mundo, lo que unido a su enorme potencial es capaz de producir intensas transformaciones en el medio natural. Donde hoy nos encontramos con un bosque centenario de encinas, en un corto espacio de tiempo puede haber un pantano, una autovía de doble carril o un

Corta Atalaya. Minas a cielo abierto en Riotinto, Huelva.

aeropuerto; actuaciones absolutamente inimaginables no sólo en el Neolítico, sino en la propia Edad Media (como quien dice a la vuelta de la esquina en la historia del hombre sobre la tierra), donde obras tan insignificantes hoy día desde el punto de vista tecnológico, como la construcción de la catedral de Sevilla, podían tardar toda una vida en realizarse.

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Este derroche de energía plantea un segundo problema medioambiental que hasta ahora no había sido significativo: la proliferación de residuos. Hasta el momento, la intervención del hombre en el medio natural se había limitado a las transformaciones, más o menos profundas, provocadas en su entorno en busca de materias primas: suelo sobre el que cultivar o construir, recursos mineros y energéticos, madera, etc. Pero el elevado desarrollo tecnológico y abaratamiento de la energía, dispara la capacidad productiva y la generación de residuos sólidos, líquidos o gaseosos, y se induce un segundo papel del medio ambiente al servicio del ser humano como receptor de todo tipo de basuras. El medio natural pasa a ser fuente de materias primas y sumidero inagotable de todo aquello que ya no sirve, que no es utilizable, y por tanto hay que desprenderse de él sin pararse a considerar los efectos que puede provocar en el entorno. Se inicia así un problema de contaminación que se va agudizando paulatinamente hasta alcanzar unos niveles que están alterando de manera significativa el equilibrio ecológico del planeta. Problemas como el cambio climático, el agujero de la capa de ozono, la contaminación de mares y ríos, la deforestación de bosques, la lluvia ácida, la desertificación de grandes espacios y un largo etcétera, no son sino consecuencias nefastas de la creencia en la inagotabilidad de los recursos naturales, tanto en su concepto de fuente de materias primas, como en su otra consideración, más moderna, de sumidero de residuos.

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