Programa de Educación Familiar DAIP Educar desde pequeños

Programa de Educación Familiar DAIP Educar desde pequeños DESARROLLO EVOLUTIVO DE LOS NIÑOS DE 0 A 3 AÑOS Copy José Antonio Alcázar Los primeros años

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Programa de Educación Familiar DAIP Educar desde pequeños DESARROLLO EVOLUTIVO DE LOS NIÑOS DE 0 A 3 AÑOS Copy José Antonio Alcázar Los primeros años de vida son uno de los períodos en los que se producen mayores progresos del desarrollo, y se caracteriza por su extremado desvalimiento, necesidad de ser protegido en todo. De ser inválido y asocial se transforma en un ser con todas las características fundamentales, humanas y sociales de la persona humana. Al cumplir los dos años ya han adquirido aptitudes cognitivas asombrosas y expresan casi cualquier emoción, desde los celos hasta la vergüenza. Dos de las capacidades humanas más importantes, hablar y amar, ya pueden apreciarse a esa edad. Como ya se ha dicho anteriormente, aunque todos estos cambios que se producen en el niño tienen una raíz biológica, están favorecidos, o no, por el contexto social. A medida que los padres y otras personas alimentan, protegen y fomentan el desarrollo del niño, éste va adquiriendo un adecuado grado de desarrollo y crecimiento. A continuación se explica con mayor detalle el desarrollo del niño en cada área, aunque debemos tener en cuenta que todos los niños de esta edad son diferentes y que llegan a las distintas etapas del desarrollo a momentos distintos, crecen y se desarrollan cada uno a su propio ritmo. 1.

DESARROLLO FÍSICO

El desarrollo físico constituye la base sobre la que se establece el desarrollo psicológico.

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Al nacer, todos los órganos (corazón, pulmones, riñones) están completamente desarrollados. Sólo son de menor tamaño que los órganos de los adultos. Con una sola excepción: el cerebro. Los cambios más rápidos y notorios son en la talla y en las proporciones del cuerpo. La mayoría crece rápidamente, a razón de unos dos centímetros y medio cada mes durante los primeros doce meses, y duplicando al cuarto mes el peso que tenían al nacer. A partir de los dos años el desarrollo físico es más lento. Las partes del cuerpo menos desarrolladas como los pies aumentan sus proporciones más rápidamente que otras como la cabeza que ya desde el nacimiento tenían un tamaño considerable. Se producen cambios muy significativos en la maduración del sistema nervioso: cerebro, médula espinal y los nervios. Probablemente el ejercicio favorece el establecimiento de conexiones entre las neuronas, de tal manera que puede decirse que la actividad intelectual contribuye al desarrollo del cerebro. La estructura ósea también cambia. Los huesos aumentan de tamaño y gran cantidad de ellos se calcifican. Los dientes de leche brotan durante el segundo año. Al final de esta etapa se produce el primer ensanchamiento fisiológico y un aumento considerable de los depósitos de grasa.

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DESARROLLO DE LAS HABILIDADES MOTORAS

Debido a los cambios en la talla corporal, a las proporciones y a la madurez del cerebro, los niños adquieren una gran capacidad para moverse y controlar sus cuerpos. Las conexiones cerebrales que controlan el movimiento se crean durante los primeros cuatro años de vida. Las destrezas motrices básicas (voltearse, sentarse, gatear, caminar, correr, alcanzar y trepar) se desarrollan con mucha mayor

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facilidad durante este tiempo que en cualquier otra etapa de la vida de un niño. En realidad, algunas de las maneras en que se mueven los pequeños contribuyen a mejorar su aprendizaje. Actividades como gatear, bailar, etc., hacen trabajar a los dos hemisferios o lados del cerebro. Fomentar el desarrollo de los dos hemisferios es importante porque ambos se utilizan en diversas tareas de aprendizaje. Por tanto, con el movimiento se puede aprestar a los pequeños a aprender. El proceso psicomotriz durante el primer año de vida es principalmente un proceso de maduración de los haces nerviosos y centros encefálicos, de la musculatura y esqueleto. Esta maduración esta facilitada por el mayor o menor ejercicio (aprendizaje) que el niño realice. Motricidad gruesa: Lo primero que se establece es un control de los movimientos de cabeza, que luego se va extendiendo a los brazos, las manos, el abdomen, las piernas y los pies. La motricidad del recién nacido consiste inicialmente en descargas motoras globales, esto es, reflejos, y evoluciona hacia una diferenciación coordinada y precisa del movimiento. El niño, al principio, percibe mediante el mecanismo sensoriomotor, la luz, los olores, los sabores, etc.; percibe diversas impresiones, unas provienen de su propio cuerpo y otras del exterior, pero sin que él las diferencie. A partir de este caos el niño va a adquirir, poco a poco, las diferentes nociones de la realidad, entre otras, las nociones de espacio y tiempo y con ellas la noción del esquema corporal, base de un desarrollo psicomotriz equilibrado. El hecho de gatear y andar permite a los niños libertad de movimiento, les ofrece nuevas posibilidades de explorar y aprender de su entorno, de desarrollar su autonomía. Los padres esperan que su hijo se adapte a las rutinas y normas familiares. Los niños de dos años ya andan muy bien, saltan de una cierta altura y golpean una pelota. Motricidad fina:

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En cuanto al desarrollo de habilidades motoras finas, a los seis meses de edad el niño explora los objetos con las manos pero acabando todas antes o después en su boca. A los doce meses ya confían menos en sus bocas para explorar y su mayor control de las manos y dedos produce acciones cada vez más sutiles y que requieran menos esfuerzo. A los dos años pasan las páginas de un libro una a una, imitan trazos circulares, hacen torres de hasta siete cubos, saben poner los cubos alineados, saben utilizar bien la cuchara, entregan lo que se les pide e identifican de tres a cinco dibujos. Aunque todos los niños sanos desarrollan las mismas habilidades motoras en la misma secuencia, la edad a la que se llegan a dominar estas habilidades puede variar mucho de un niño a otro, dentro de lo que se considera normal. ¿Cuáles son los factores que explican esta variación en la adquisición de las habilidades motoras?. Los factores genéticos son de gran importancia, cada niño tiene su propio programa de maduración física, que puede ser más rápido o más lento que el de otros niños del mismo grupo o incluso de la misma familia. También influyen los diferentes estilos de crianza, cada niño tienen una familia y una cultura que le proporcionan diferentes niveles de ánimos, nutrición y oportunidades para practicar.

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DESARROLLO DE LA CAPACIDAD SENSORIAL Y PERCEPTIVA

En el recién nacido aparecen de forma evidente la sensación y la percepción, ellos ven, oyen, huelen y tienen gusto, responden a la presión, al movimiento, a la temperatura y al dolor. Es difícil separar la sensación de la percepción en la vida diaria, sin embargo, tradicionalmente se han considerado dos procesos distintos. La sensación se capta por los sentidos (ojo, oído, tacto...), detectando los estímulos: sabores, fríos, calores, colores, olores, sonidos, etc., siendo enviadas estas estimulaciones hasta los centros del cerebro. La percepción tiene lugar cuando el cerebro intenta interpretar los estímulos, sobre la base de la experien-

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cia, de forma que el individuo sea consciente de las mismas. La sensación: Aunque el desarrollo de los sentidos depende, en parte, de la maduración del cerebro, es erróneo pensar que la maduración del cerebro asegura el desarrollo de los sentidos del niño. Este desarrollo se debe a la influencia de las impresiones y estimulaciones externas que recibe el niño. Por lo que una condición indispensable para la maduración normal del cerebro son los ejercicios de los órganos de los sentidos. Es esencial un mínimo de experiencia sensorial. La falta de experiencias sensoriales hace imposible el desarrollo de las vías neurales normales. La estimulación sensorial es básica para un desarrollo normal del cerebro. Es importante que tanto en el medio familiar como en el escolar se enseñe al niño a cuidar y educar el uso correcto de los sentidos, por ejemplo buscando la distancia correcta de los objetos y los ojos. Muchos niños no rinden suficientemente en el aula porque presentan algún tipo de patología en los sentidos: no ven, no oyen correctamente y hay que permitirles que estén cerca de la pizarra, entre otras alternativas. Debemos facilitar al niño, a través de su experiencia, el descubrimiento de las propiedades de los objetos (formas, colores, relaciones), ya que estas propiedades facilitan el desarrollo mental. De forma general, se debe educar en el desarrollo de la agudeza de los sentidos disponibles. De esta explicación se deduce la importancia de tener un programa o proyecto para las aulas de 1 y de 2 años. La percepción: La percepción es una actividad intencional y selectiva, el sujeto percibe un contenido u objeto oído, visto, saboreado... concreto. Es decir, de los muchos estímulos que nos llegan a los sentidos sólo unos pocos provocan algún tipo de respuesta: los que tienen trascendencia vital para el sujeto, éstos son los seleccionados. La selección de los estímulos no es arbitraria, incluso un niño de esta edad

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los escoge del ambiente en función de sus expectativas, actitudes o experiencias pasadas de la vida.

4. DESARROLLO DE LA MEMORIA El curso del desarrollo cognitivo descrito por Piaget1 depende de la facilidad de los bebés para recordar a las personas, objetos y acontecimientos en sus vidas. La memoria no es una habilidad aislada, sino que es básica para la vida cognitiva y social del niño. Alrededor de los seis meses, los niños construyen activamente el conocimiento sobre la base de sus experiencias y la modificación constante de sus recuerdos. Pero la verdadera cuestión es saber hasta qué punto saben utilizar los niños las aptitudes de la memoria a largo plazo. En general se cree que hasta que no haya tenido lugar el desarrollo del lenguaje, la memoria no puede organizar y almacenar datos de forma que se facilite su recuperación. A medida que van madurando son capaces de retener información durante períodos de tiempo más largos. Cuando el niño tiene un año es capaz de recordar las rutinas de la vida diaria familiar: cepillarse los dientes, bañarse, rezar las oraciones de la noche, etc. 5. DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA La actividad propia del niño de observar, agarrar, sacudir, tirar, manipular y mucho más, es lo que estimula su desarrollo cognitivo y procura la asimilación y acomodación a las nuevas situaciones que se le van planteando. Al desarrollo de la inteligencia de 0 a 2 años, Piaget la denominó inteligencia sensoriomotora. Se denomina así porque el niño en esta etapa utiliza para su adaptación y acomodación a la realidad, la sensación; y la respuesta del niño es motora. En este tiempo dominan los actos de succionar, agarrar, andar... hasta que el niño adquiere la capa-

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PIAGET, J. La equilibración de las estructuras cognitivas. Problema central del desarrollo. Madrid: Siglo XXI, 1978.

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cidad simbólica o de representación mental y pasa a la etapa siguiente o etapa preoperacional. Poco a poco el niño va pasando de los reflejos innatos:    

a las adaptaciones adquiridas mediante la experiencia, a actuar de forma semi-intencional, a una intencionalidad clara, y por último a utilizar combinaciones mentales antes de realizar una acción.

La representación de objetos mediante símbolos, representación simbólica, constituye un período de transición entre las etapas sensoriomotriz y la preoperacional.

Por otra parte, para llevar a cabo ese proceso educativo integral del niño, debemos atender a todas y cada una de las inteligencias, esto es lo que se conoce como inteligencias múltiples. A continuación se explican dada la división realizada por Gardner2: -

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La inteligencia física y cinestésica, o habilidad para usar el propio cuerpo para expresar ideas y sentimientos, y sus particularidades de coordinación, equilibrio, destreza, fuerza, flexibilidad y velocidad, así como propioceptivas, táctiles y hápticas. La inteligencia lingüística, o capacidad de emplear de manera eficaz las palabras, manipulando la estructura o sintaxis del lenguaje, la fonética, la semántica, y sus dimensiones prácticas. La inteligencia lógica y matemática, o capacidad de manejar números, relaciones y patrones lógicos de manera eficaz, así como otras funciones y abstracciones de este tipo. La inteligencia espacial, o habilidad de apreciar con certeza la imagen visual y espacial, de representarse gráficamente las ideas, y de sensibilizar

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GARDNER, H. The unschooled mind: how children think and how schools should teach Nueva York: Basicbooks, 1991.

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el color, la línea, la forma, la figura, el espacio y sus interrelaciones. La inteligencia musical, o capacidad de percibir, distinguir, transformar y expresar el ritmo, timbre y tono de los sonidos musicales. La inteligencia interpersonal, o posibilidad de distinguir y percibir los estados emocionales y signos interpersonales de los demás, y responder de manera efectiva a dichas acciones de forma práctica. La inteligencia intrapersonal, o habilidad de la autointrospección, y de actuar consecuentemente sobre la base de este conocimiento, de tener una autoimagen acertada, y capacidad de autodisciplina, comprensión y amor propio.

6. DESARROLLO DEL LENGUAJE Los científicos han descubierto que el período más critico para que el cerebro establezca las conexiones necesarias para el lenguaje es durante los primeros tres años de vida. Entre más palabras escuchen sus hijos, más palabras comprenderán y aprenderán. Además, es probable que aquellos niños que al cumplir cinco años saben y usan muchas palabras se conviertan en buenos lectores. El niño nace con grandes posibilidades de comunicación y con unos movimientos que pueden convertirse en gestos. Desde el nacimiento es capaz de responder a una amplia gama de estímulos provenientes de su medio. De todos los estímulos, el rostro humano, en cuanto objeto estimular, posee una serie de cualidades sumamente distintivas y claras para el niño. Los movimientos del niño se van perfilando en función de las respuestas de los que le rodean, y acaban convirtiéndose en movimientos expresivos. Al cabo de un tiempo sus movimientos son intencionados, porque los ejecuta en función de la anticipación de los resultados, fruto de la experiencia y del aprendizaje.

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En la evolución del lenguaje en el niño hay que tener en cuenta dos aspectos: el lenguaje gestual y el lenguaje verbal. En los primeros meses de vida ambos aspectos tienen un carácter puramente afectivo, pero estas manifestaciones individuales (gestual o preverbal) se convierten en un instrumento de comunicación con las demás personas, que le permite indicar sus deseos, sus voluntades, su rechazo, su alegría, su insatisfacción, etc. Desde este momento aparece la intencionalidad, no quiere esto decir que desaparezca el lenguaje afectivo, sino que el niño se da cuenta del efecto que producen sus manifestaciones: gestos, miradas, gorjeos, balbuceos, etc.; en los demás y las utiliza con una finalidad concreta. La intencionalidad se acompaña de la reciprocidad: cuando el niño se dirige al adulto espera la respuesta de este, por lo que hay un intercambio recíproco y una alternancia. La intencionalidad y la reciprocidad constituyen dos prerrequisitos importantes para el lenguaje. Durante el primer año (etapa prelingüística), antes de que adquiera la función simbólica, el niño utiliza manifestaciones intencionadas y voluntarias que tienen una función claramente comunicativa. Para ello se sirve de gestos, lloros, miradas y sonrisas que podemos llamar prácticas de comunicación y que están ligadas a la presencia del otro. El lenguaje en el niño progresa: 1º llanto reflejo y sonidos como tos y estornudos; 2º risas y sonidos de gozo o llanto; 3º juego vocal (gorjeos como “guu”, “coo”); 4º balbuceo reduplicado (“ma-ma-ma”, “ba-ba-ba”). Al final de esta última fase el niño comienza a hablar y realizar emisiones funcionales y con un significado estable. La comunicación del niño a esta edad está centrada en sí mismo y en su relación con los demás, busca su propia satisfacción. Es decir, el niño pide, reclama, describe hechos y situaciones que tienen como base la satisfacción de sus necesidades.

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Gracias a su desarrollo cognoscitivo, sus experiencias y los modelos transmitidos por el ambiente social, su lenguaje va mejorando y empieza a conocer la unión entre significante y significado. La evolución del lenguaje a lo largo de este segundo año de vida pasa por las siguientes fases: 1º período holofrásico, de locución de una palabra; 2º período telegráfico, de locuciones de dos o tres palabras; 3º período de adquisición de reglas sintácticas. No sólo son importantes los intentos que el niño hace de comunicarse, sino también la forma en que nosotros nos comunicamos con ellos. Para hablar con los niños no se requiere tener un extenso vocabulario, ya que todas las palabras le son totalmente nuevas. Aprenderán nuevas palabras a medida que los adultos les vayamos contando historias, leyendo cuentos, jugando con ellos, etc. Cuando los niños traten de expresar emociones ofrézcanles las palabras que necesitan. Si se disgustan, déjenles saber que ustedes los comprenden, incluso cuando no puedan hacer lo que quieren. Una buena forma de enriquecer su vocabulario es tratar de usar palabras nuevas para explicarles las mismas cosas. Por ejemplo, se puede hablar sobre un día lluvioso y usar palabras como nublado, oscuro, húmedo, cubierto o encapotado. De esta forma la conversación se hace mucho más interesante y se crean nuevas conexiones en el cerebro.

7. DESARROLLO EMOCIONAL El desarrollo emocional del niño es un tema complejo por las múltiples conexiones que la esfera afectiva tiene con los restantes procesos físicos y psíquicos del niño. Las emociones desempeñan un papel de máxima importancia en su vida.

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Las emociones contribuyen también en la interacción entre los padres y el niño, porque el llanto, la sonrisa y otras expresiones son señales sociales significativas. Es admitido por la mayoría de los autores que las emociones tienen un claro componente hereditario; sin embargo, aunque las emociones están presentes al nacer, el desarrollo emocional se debe tanto a la acción de la maduración como a la del aprendizaje, operando estos dos componentes juntos y a la vez. Primero son los factores innatos, aunque son los factores ambientales, principalmente, los que determinan las diferencias o semejanzas de expresión y manifestación de las emociones. Antes de que el niño cumpla un año, son reconocibles expresiones emocionales semejantes a los estados emocionales de los adultos. A esta edad, las expresiones emocionales están bien organizadas y por tanto, son capaces de decirnos mucho sobre el estado interno del niño. Con independencia de las diferencias individuales, hay ciertos rasgos característicos de las emociones de los niños, tales como: 1. Las emociones de los niños son breves, no suelen durar más de unos minutos y terminan bruscamente. 2. Son intensas. 3. Son transitorias, pasan rápidamente de la risa al llanto, de la rabia a la sonrisa o de los celos al afecto. 4. Sus emociones son muy frecuentes. 5. El niño al principio muestra su displacer llorando, más tarde resiste, arroja las cosas, se pone rígido, etc. Al aumentar en edad aumentan las verbalizaciones y disminuyen las respuestas motoras. De forma generalizada se admiten cuatro emociones a esta edad: 1. FELICIDAD: en términos generales de grandes sonrisas. Lo que conocemos por sonrisa social.

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2. IRA Y TRISTEZA: responden normalmente con el llanto a una amplia gama de experiencias desagradables, tales como: hambre, cambios de temperatura o incomodidad respecto a cualquier otra cosa 3. MIEDO: las expresiones de miedo más frecuentes son la “ansiedad ante extraños” y la “ansiedad por la separación “, que es el miedo que tiene el niño a que la persona que lo cuide se aleje. Estas dos emociones alcanzan toda su fuerza sobre los catorce meses. 4. LAS RABIETAS: son una forma de manipular y controlar el ambiente que les rodea para satisfacer sus deseos. Las manifestaciones de rabia también pueden ir ligadas a las situaciones de frustración: malestar físico, privación de movimientos y actividades relacionadas con el deseo, etc. Los niños de un año de edad van expresando todas las emociones básicas cada vez con mayor vigor, velocidad y selectividad. Además aparecen nuevas emociones tales como: la vergüenza, la culpabilidad, la envidia y el orgullo. Son las llamadas emociones autoconscientes, porque implican perjuicio o conciencia de uno mismo, es decir, del “yo y lo mío”. Al final del segundo año se puede ver a los niños sintiéndose azarosos y avergonzados, cuando bajan los ojos, inclinan la cabeza y se esconden la cara con las manos. La conciencia de sí mismo cambia la intensidad y las condiciones de las reacciones del niño frente a los demás, abarcando desde el afecto hasta los celos y la autocrítica (sentimiento de culpabilidad). Se sienten orgullosos de sus logros. La actitud de personas significativas proporciona motivación suficiente para que desarrolle un control de sus emociones. Por ensayo y error el niño pequeño va descubriendo qué reacciones son toleradas y cuáles no. Hay personas que saben expresar lo que sienten, controlar sus emociones, y además entender cómo se sienten los demás. Son personas sintonizadas que no actúan impulsivamente.

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Se dice que aquellas personas que saben manejar sus emociones tienen inteligencia emocional. Pero ¿qué importancia tiene dicha inteligencia emocional?. Nada menos que la probabilidad de que los niños emocionalmente inteligentes se sientan más a gusto y disfruten más de la escuela. Además, estos niños parecen llevarse mejor con los demás y, por lo general, se sienten aceptados, saben trabajar en grupo y es mucho menos probable que pierdan el control y que tengan problemas de conducta. De hecho, muchos investigadores creen que la inteligencia emocional puede ser un buen factor de predicción del éxito en la vida en general.

8. DESARROLLO DE LOS INTERESES El interés actúa como dinamizador de la actividad física y psíquica del niño y del individuo en general. La formación de los intereses está muy determinada por factores sociales y culturales. Según Claparede3, la evolución de los intereses opera “de lo simple a lo complejo, de lo concreto a lo abstracto, de la receptividad a la espontaneidad, de la indeterminación a la especialización, de la subjetividad a la objetividad, de lo inmediato a lo mediato en el espacio y en el tiempo, de la diversidad a la unidad”. Sólo hasta los tres años los intereses entre unos y otros niños se asemejan. A partir de aquí y a medida que nos alejamos de las primeras etapas, los intereses se vuelven más diversos y fluctuantes y se aprecia una gran diversidad. El niño al nacer tiene como centro de interés la boca. Después, andar se convierte en lo más importante, y le gusta explorar el espacio locomotor. Bien pronto pasan a primer plano los “intereses glósicos”, es decir, aprender a hablar va a ser la gran ocupación del niño así como una fuente inagotable de satisfacción.

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CLAPAREDE, E. Experimental pedagogy and the psychology of the child. Bristol: Thoemmes Press, 1998.

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Le interesa el detalle sobre el conjunto del todo, y en él centra su atención. Su elección se orienta primero a la forma, después al tamaño y por último al color. La gran actividad de esta edad es el juego, a él dedica la mayor parte del tiempo. El juego, mediante el manejo de los objetos, presenta diversas formas para el niño. Así:  

Juegos de construcción: es muy aficionado a ellos. Juegos de representar en un papel: se inicia en este tipo de juegos al año y medio aproximadamente. A través de ellos el niño aprende a imitar los comportamientos de los adultos e integra en su vida las normas sociales y pautas culturales de su medio.

9. DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD La personalidad es el conjunto estructurado de elementos cognitivos y no cognitivos relativamente permanentes que nos permiten identificarnos a nosotros mismos, diferenciándonos de los demás e identificar a los otros por su forma peculiar y propia de ser. Nos sirve para señalar el lugar que se ocupa en la sociedad, y es algo que empieza a perfilarse ya en los primeros meses y años de vida a través de los distintos contactos que el niño tiene con las personas y con el entorno. De cero a diez meses todavía no podemos hablar del yo, si entendemos por yo un centro de acción consciente de la finalidad de sus actos y capaz de controlar su desenvolvimiento. El comportamiento tiene todavía una importante base innata. De los diez a los veinticuatro meses muchos de los comportamientos del niño se modelan mediante la imitación, el niño aprende lo que va a hacer a sus padres, hermanos, etc. Se constituye él yo como fuente de iniciativas y de intencionalidad. Las incitaciones sociales del primer año constituyen los cuadros de un control elemental de conductas: el niño espera que sus padres reaccionen a sus llamadas, a sus mímicas, se establece la sociabilidad básica, la aper-

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tura a los otros, el sentido del poder sobre los demás y los límites de ese poder. El niño se encuentra con prohibiciones de los adultos que le ponen control a sus deseos y disciplina a sus reacciones. Esta situación le produce momentos conflictivos de atracción y oposición de imitación y de afirmación de sí mismo. A los dos años el niño tiene personalidad. Está adquiriendo las actitudes esenciales de la instrumentalidad del lenguaje y de la relación con los demás, en cuanto al origen de ayuda, de amor, de exigencias y de hostilidad.

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DESARROLLO SOCIAL

La socialización del niño en esta edad se puede explicar por medio del desarrollo del apego y del desarrollo del autoconcepto. Apego es el lazo afectivo fuerte que sentimos por personas especiales en nuestra vida que nos lleva a sentir placer y alegría cuando interactuamos con ellas, nos alivia su cercanía en momentos de estrés y nos produce sentimientos de angustia durante la separación. Los niños están apegados a personas conocidas que han respondido a su necesidad de cuidado físico y estimulación. Los niños demuestran apego a través de las conductas que “buscan la proximidad”, como: acercarse, subirse a la falda de su madre, etc., y con conductas “para mantener el contacto”, como agarrarse y resistir a abandonar los lazos de un adulto. Hacia los ocho meses, la mayoría de los niños han desarrollado un fuerte vínculo que supone un verdadero apego. Las actividades con la figura de apego están íntimamente relacionadas con la satisfacción de sus necesidades. El niño siente tristeza por la separación de la madre y recelo ante los extraños.

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En el segundo año los niños dejan de mostrar tristeza de forma visible cuando sus madres les dejan, pero la relación con su profesor se convierte en una asociación a medida que el niño va comprendiendo sus sentimientos. Cuando el niño ha cumplido un año, empieza a responder de forma distinta al padre y a la madre; este cambio es probable que se deba al modo distinto en que cada uno le trata. El niño a esta edad necesita explorar, descubrir, correr y trepar. Según el apego que mantenga con el adulto se sentirá más estimulado a realizar estas funciones o a no realizarlas. Autoconcepto: El concepto del yo o el reconocimiento del yo se produce cuando los niños empiezan a sentirse diferentes del mundo y desarrollan el sentido del yo. La comprensión del yo se refiere a la percepción del yo como un ser separado, distinto de las demás personas y de los objetos. Esta realización surge entre los doce y los quince meses. El yo conocido es lo que llamamos autoconcepto y abarca las ideas, evaluaciones imágenes y creencias que el sujeto tiene y hace de sí mismo, incluyendo las imágenes que otros tienen de él, hasta la imagen de la persona que le gustaría ser; en suma, un elemento ideográfico o individualizado. Constituye la base de la personalidad y se forma a través de la experiencia que proporciona la interacción social y los contactos interpersonales. Se construye tanto a partir de la propia observación como de la imagen que los demás tienen de uno. Durante el primer año de vida, el niño va aprendiendo a conocer quién es él y quiénes son los otros, va conociendo muchas cosas de él mismo. El autoconcepto del niño está basado en la percepción que los otros tienen de él, especialmente los padres, más que en su propia experiencia. Las fuerzas que lo modelan son los otros significados, la autoevaluación que hace el niño de él mismo deriva directamente de la evaluación que hacen sobre él los demás: si le valoran él se valora, si le ignoran él se ignora. Por eso son tan importante las vivencias del niño: si las experiencias del niño con las personas que son para él importantes son buenas y se siente aceptado

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incondicionalmente su persona se desarrollará adecuadamente. A continuación presentamos un resumen el desarrollo de los niños de 0 a 1 año y un cuadro que sintetiza el desarrollo evolutivo de los niños de 1 y 2 años: LOS NIÑOS DE O A 1 AÑO La etapa que va de 0 a 1 año es conocida como la del sueño, recreación, estimulación y desarrollo psicomotor. Es una etapa de cambios importantes pues es el momento en el que se empieza a activar y perfeccionar todo el cuerpo y la mente. Se exige gran presencia por parte de los padres, la maestra y otras personas del entorno del niño como por ejemplo los abuelos, hermanos, etc. La evolución de los niños de 0 a 1 año en las distintas áreas de desarrollo es la que se especifica a continuación: Área del movimiento: De        

0 a 6 meses: Muestra los reflejos de recién nacido, Sostiene la cabeza poco a poco, Apoya la cabeza y el pecho en los brazos cuando esta boca abajo, Alcanza un objeto que está frente a él y logra tomarlo Toca e investiga objetos con la boca Rueda sobre el cuerpo Se siente sostenido de los dedos de un adulto y permanece sentado con apoyo Alcanza objetos con la mano

De 6 a 12 meses:  Se sienta con poca ayuda y apoyo  Cambia la posición de boca abajo a boca arriba sin ayuda  Se arrastra  Da palmas  Gatea  Se pone de rodillas

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 

Se pone de pie con poca ayuda Empieza a caminar con ayuda y apoyo

Área del lenguaje: De 0 a 6 meses:  Se comunica por medio del llanto (diferentes tipos de llanto)  Emite sonidos de vocales y balbucea  Ríe y grita de alegría  Repite sonidos emitidos por otras personas De 6 a 12 meses:  Responde a preguntas simples con gestos y ademanes  Comprende una prohibición  Responde a la instrucción “dame”  Imita patrones de entonación  Pronuncia sílabas y posteriormente las combina (como si fueran intentos de formar palabras) Área intelectual: De     

0 a 6 meses: Fija los ojos para observar algo Intenta tomar un objeto Muestra seguimiento visual y auditivo Muestra coordinación mano-boca Repite comportamientos

De      

6 a 12 meses: Sostiene y golpea dos objetos Emplea el dedo índice Busca objetos Saca objetos de recipientes y los mete Hace una pinza con su dedo pulgar y el índice Deja caer y recoge un juguete de manera constante Área personal:

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De 0 a 6 meses:  Intenta satisfacer sus necesidades, comunicándolas por medio del llanto  Extiende las manos hacia el biberón  Emplea el lenguaje no verbal (gestos, lloros, etc.) para comunicar sus deseos  Sostiene el biberón y logra llevárselo a la boca De 6 a 12 meses:  Coopera al vestirse y desvestirse, estirando brazos y piernas  Inicia la toma de alimentos sólidos con cuchara  Bebe de un vaso “entrenador”  Se aleja de la madre pero manteniéndola a la vista Área Social: De 0 a 6 meses:  Reconoce a la madre por la voz y por el olfato  Sonríe  Se emociona al ver a su madre y a otras personas cercanas  Responde a los sonidos de su nombre De 6 a 12 meses:  Imita el juego de taparse la cara con las manos  Sonríe y gorjea a las personas conocidas en respuesta a la atención que le prestan  Extiende los brazos a personas cercanas pidiendo que lo levanten  Participa en juegos de escondite

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ÁREA DEL DESARROLLO

1 AÑO Progresa la marcha y deja de usar el gateo. Baila al compás.

HABILIDADES MOTORAS

CAPACIDAD SENSORIAL

Da puntapiés a una pelota. Se inclina y agacha. Utiliza la sensación para su y adaptación y acomodación a la realidad.

Tiene gran influencia su Y PERCEPTIVA mundo social. Representa en la mente personas y objetos. MEMORIA

La memoria a largo plazo no aparece hasta que se adquiere el lenguaje.

El niño se encuentra en la etapa sensoriomotora: dominan los actos de succionar, agarrar, andar, etc. INTELIGENCIA (reflejos innatos)

Mejora pronunciación. Primeras combinaciones de dos palabras.

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2 AÑOS Corre o trota sin caerse. Salta, lanza, mantiene un poco su equilibrio. El grafismo le divierte y lo controla mínimamente. Ya escolarizado amplía ese mundo de sensaciones y percepciones y estas están más conectadas con las acciones o hechos. Puede empezar a recordar algunas rutinas como lavarse los dientes o las oraciones de la noche. Sigue sin tener memoria a largo plazo. Comienza la etapa preoperacional cuando adquiere la capacidad simbólica o de representación mental.

Vocabulario de 200 a 300 palabras, usa pronombres. Palabra acompaña a la ac-

LENGUAJE

EMOCIONAL

INTERESES

Llama con nombres a las personas (nene, mama...).

ción, combina tres.

Conductas de aproximación (lloros, gestos).

Se consolida el vínculo de apego.

Reclama sus necesidades (tiene representaciones mentales de lo que espera).

Reclama mayor autonomía.

Al nacer es la boca su mayor interés, luego pasa a ser el andar, explorar el espacio locomotor, y aprender otras posturas.

Pasan a primer plano los “intereses glósicos” (aprender a hablar) y jugar (de forma paralela).

El yo se establece como fuente de iniciativas y de intencionalidad.

Adquiere las actitudes esenciales de la instrumentalidad del lenguaje y de la relación con los demás (espera sus respuestas, lo que le ocasiona enfado, alegría...).

PERSONALIDAD Aprende por imitación. Incitaciones sociales son el cuadro de control de sus conductas. Reconocimiento de las personas, de sí mismo, de identidad y de rol. SOCIAL

Es frecuente ecolalia.

Fase de negación. Conciencia de relaciones.

Juegos paralelos con los demás y sin hablar.

Sentido del humor.

Tiene apego a lo suyo (juguetes).

Imita.

Usa el contacto físico.

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