PRÓLOGO POR GONZALO MALLARINO FLÓREZ

Tiempo del Escarabajo 7 PRÓLOGO POR GONZALO MALLARINO FLÓREZ Apenas si esta poesía toca las cosas del mundo, apenas si con las yemas de los dedos, E
Author:  Roberto Vega Vera

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Tiempo del Escarabajo

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PRÓLOGO POR GONZALO MALLARINO FLÓREZ Apenas si esta poesía toca las cosas del mundo, apenas si con las yemas de los dedos, Esperanza Jaramillo las roza. Las hojas, los pájaros, la neblina, la melancolía, el mar, el tiempo inconmensurable, la soledad, las certidumbres, el canto, la distancia, las manos y las voces, los recuerdos, toda la materia que forma esta poesía que estás a punto de leer, lector, lectora, apenas si está hecha de palabras dibujadas con polen o con agua. No está reteñida su forma, su contorno, su significado, no; no se han ceñido con fuerza contra el papel estas palabras. Y creo yo que eso es lo más bello que tiene esta poesía. Está solo entredicha, solo enunciada. Es un momento quedo, lento, de reposo, de reflexión, en el derrotero de una poeta. Esperanza debió llegar a este paraje, a este ámbito sicológico y emocional, vital, de creación, después de andar mucho, después de mirar mucho, y, claro, después de callar mucho. Casi que las palabras del poema se conservaron a su pesar. Casi que las dejó caer desde su mano con pesar. Le da a uno la impresión de que son tan pocas y tan escogidas, que casi que ella hubiera preferido conservarlas apretadas contra su corazón. Lo que vio, lo que intuyó, lo que supo, era ya suficientemente la experiencia poética o estética buscada. Hay sensibilidades que son así. Son íntimas y alejadas de

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Esperanza Jaramillo

la explosión. Son lo esencial, lo sencillo, lo verdadero. Esta poesía proviene de eso. ¿Y cuál es la tradición a la que se debe esta poesía? ¿Es la línea de una María Mercedes Carranza, de una Orietta Lozano, o si quiera de una Piedad Bonett? ¿Es una poesía sesuda?, ¿pasa por el gesto ampuloso o intelectual?, ¿es dolorida, amarga, desprendida ya?, ¿es deliberadamente osada en su escritura y en su construcción, buscando el resplandor de las vanguardias? No parece ser el caso. Es más cercana a la de Renata Durán, tal vez, y las dos pueden ser hijas, acaso un poco, de Aurelio Arturo, ¿o de Maruja Viera y Matilde Espinosa? ¿Hay ecos de la voz de Giovanni Quessep? No lo sé con claridad. Maruja y Matilde son muy castellanas, su verso golpea y respira desde la tradición clásica española, siendo tan colombianas ambas. Y sin embargo, hay un cierto tocar las cosas, como se dijo arriba, una cierta forma de rozarlas, con una cierta bondad, una dulzura, una tristeza, un respeto, que tiene también la poesía de Esperanza Jaramillo. Y hay una forma del asombro y la emoción, qué duda cabe, que son los de Aurelio Arturo y Giovanni Quessep. La razón por la que vienen al recuerdo las voces de otros poetas, de otras poetas, es porque la poesía de Esperanza Jaramillo es muy personal. Y tiene iridiscencias, destellos, que ya son inconscientes. Y esto es lo que habla tan bien de ella y de este volumen de poesía. Las influencias bien asimiladas, bien pasadas a través del tamiz emocional, hondo, vital de la nueva voz, hacen que ésta se llene de sonoridades y colores nuevos. Se trata de una tradición, de una larga filogenia. Y esto es muy emocionante. Ver cómo cada uno vuelve a nom-

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brar el mundo, el mundo tan viejo y tan manso, sintiendo a sus espaldas las voces de los que lo precedieron. Esta poesía que vas a leer ahora, lector, lectora, está hecha con cuidado. Con ternura y dolor. Con delicadeza. Sus temas, sus ritmos son cíclicos, reiterados, obsesionantes, y eso da mucha tranquilidad. Tiene uno la constatación de los intentos, de las tentativas, de las luchas y las fatigas del poeta. Y no puede uno evitar sentirse bien, a gusto. Además, con la certidumbre cada vez mayor, de que en esta jornada nadie nos va a dar sobresaltos. Nadie nos va a asaltar en nuestra buena fe de lectores.

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EL TERRITORIO LIBRE DE LA POESÍA La poesía, tan antigua como el hombre, nace de los silencios y los latidos del corazón. Se vuelve nota musical en el agua y en las hojas secas que hablan de la luz invisible de los bosques. Escribimos poesía para encontrar los referentes espirituales que nos permitan mantener una mirada luminosa sobre la realidad. Para resistir el choque de lo indescifrable del vacío. Para que la corriente del mismo río no nos impregne por dentro. Para soñar aún en la adversidad y entender la voz del universo, su perfección, su geometría, su sensualidad, sus primas de luz, su furia y su caos. La poesía es revelación de los sentidos. Un juego de sílabas en el vórtice del dolor y la alegría. Un pájaro que se niega a plegar sus alas en la oscuridad. Describe el paso del hombre por la tierra, sus asombros, su tragedia y su estrella. Nos doblega ante el misterio, nos modula, nos vuelve arcilla dúctil en su fuego. Es un camino largo, largo como la tristeza, que debemos hacer y deshacer con la paciencia y la humildad de un tejedor. La poesía nos lleva a un territorio libre. A la comprensión de nuestra función existencial. A la alquimia trascendente de

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Esperanza Jaramillo

la palabra. Nos conecta con lo invisible; descubre el enigma de nuestra vida más oscura. Es un espejo superpuesto entre la memoria y el tiempo. Como dijo Novalis: “ La poesía cura las heridas que la razón aflige”. ESPERANZA JARAMILLO

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CONTENIDO Prólogo por Gonzalo Mallarino Flórez 7 El territorio libre de la poesía 11 Hilo de agua Al principio 19 Tierra 20 Corteza de toronja 21 La piedra 22 A la hora del sosiego 24 Alguien caminó descalzo por el jardín 25 Cortejo 26 El aire 27 Guayacán 28 Luz fría 29 Samán 30 Aguacero 31 Palma botella 32 De agua es el horizonte 33 Al final del día 34 Guadual 35 Niño asombrado de cielo 36

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LABERINTOS Tiempo del escarabajo 39 Amarillo–amarelo 40 Detrás de los cerrojos 42 Hoy 43 Un dibujo en el agua 44 Asombro 46 Barca y alcatraz 47 Camino 48 Como ala herida 49 Esta calle 50 Cruce de mareas 51 Estación de niebla 52 Fibra luminosa 53 Lenguaje del miedo 54 Gracias 55 Hija de estrella siria 56 Rosa y daga 58 Largo silencio 59 Estos días sombríos 60 Retorno 61 En altas velas 62 Sépalo de bruma 63 Esta nostalgia 65 Laberinto 66 Al ovillo del miedo 67 Olmo rojo 68

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En el muro de las travesías A siete lunas de distancia 71 Tigre de niebla 73 Niña boyacense 74 Naufragio 75 Mujer arunta 76 Inquietud de albatros 77 Escarabajo de lapislázuli 78 En el mar de los inuits 79 El verde inmóvil 80 Geografías 81 Señales manuscritas del viento 82 En Zanzíbar 83 Montañas rocosas 84 En Roldanillo 85 Desde esta orilla DEL VIENTO Naviero 89 La noche 90 Urdimbres 91 Sin fuego de San Telmo 92 Cuando todo falta 94 Niña en la ventana 95 Estancia de la caléndula 96 ¿Cómo nombrarte? 97 Es tarde ya 98 Rosa de América 99 La maestra de literatura 101

HILO DE AGUA

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AL PRINCIPIO Primero estaba el mar. Todo estaba oscuro. No había sol, ni luna, ni gente, ni animales, ni plantas. El mar estaba en todas partes. El mar era la madre. Cosmogonía Kogui

Regreso a la oscuridad de un mar sin vadeo de árboles sin astros rojos Era la madre Era ella Comienzo y espíritu abiertos al infinito Emergía nuestra historia en el vórtice de un élitro Agua y grito en las entrañas de los siglos

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Esperanza Jaramillo

TIERRA Sumerjo mis manos en tus senderos de agua saboreo en tus frutos el sol Perdón por mis pasos descuidados sobre la hierba Un día corté las alas de un árbol y no me detuve ante la primavera Ignoré que entre mi ser y tus minerales hay latidos eternos Y se tejen resedas invisibles

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