Propuestas de un entorno activo

CR ESO L Propuestas de un entorno activo Red educativa / Innovación educativa ¿Qué pueden hacer las ONG, las empresas, las entidades vinculadas al

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Propuestas de un entorno activo

Red educativa / Innovación educativa

¿Qué pueden hacer las ONG, las empresas, las entidades vinculadas al deporte, los médicos de familia, los jueces o los municipios? El artículo, una compilación de aportaciones de varios autores, hace un recorrido por distintos proyectos que trabajan por la educación desde fuera de la escuela. AUTORÍA

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72 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº367 ABRIL 2007 } Nº IDENTIFICADOR: 367.018

La sociedad educa siempre, quiera o no quiera. Se trata de que lo haga bien. En este artículo vamos a estudiar cómo los ciudadanos pueden colaborar, desde su situación personal o profesional, con la escuela. Supone, pues, integrarlos en la educación formal como colaboradores. Los niños y los adolescentes viven en un mundo muy cerrado. Los profesionales de los distintos campos de la sociedad no participan en la educación. No tenemos la costumbre de hacer de mentores, esperamos que todo se aprenda en el colegio y en la universidad y pensamos que ya se pondrán al día de cómo son las cosas en realidad cuando les toque trabajar. Esto es claramente un error de nuestra sociedad. En otros países hay una

tema del mes tradición muy distinta. Se facilita que los alumnos entren en contacto lo antes posible con el mundo del trabajo y con la realidad de sus propias comunidades locales, y se reconoce socialmente la labor del tutor, ya sea un alumno mayor o una persona adulta del mundo profesional. Hoy día, un alumno no tiene tan cercanos a los adultos que pueden servirle de modelo; no se encuentra todos los días con el farmacéutico, el cura y el alcalde. Sería muy positivo que de alguna forma los alumnos, sobre todo en Secundaria, tuviesen contacto con personas adultas que les sirvieran como modelos sociales en relación con las profesiones, porque es indudable que cualquier profesión, bien ejercida, es una demostración práctica de responsabilidad social, de participación activa en las cosas comunes. Hemos pedido para ello la colaboración de profesionales destacados en distintos ámbitos, y a continuación ofrecemos las reflexiones que nos han enviado, junto con información de proyectos que se están llevando a cabo. Por razones de espacio no incluimos los textos completos, que pueden leerse íntegros en la página web de la Movilización Educativa. Hemos preferido que este artículo sea un reportaje sobre un mundo vivo, activo, estimulante y lleno de iniciativas.

¿Qué pueden hacer las ONG? Las ONG tienen una presencia importante en la sociedad actual. Algunas de ellas llevan mucho tiempo elaborando programas educativos e intentando acercarse a la escuela. En la página web de la Movilización Educativa se puede consultar un breve resumen de los programas educativos de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), de Intermón Oxfam y de Amnistía Internacional. A continuación, ofrecemos un extracto de las propuestas de Ignacio Calderón, director general de la FAD. La FAD y la educación “La educación lo es todo” es el lema que la FAD ha venido utilizando en sus campañas de comunicación en los últimos años. Porque lo cierto es que esa apelación, siempre renovada a la educación, está adquiriendo tintes de eterna asignatura pendiente, cada vez más imprescindible, pero que quizá nadie se preocupa de aprobar. La sociedad se siente cómoda trasladando al ámbito educativo el origen de los graves problemas que no es capaz de resolver, para encontrar allí soluciones. Y no está, en la mayoría de los casos, carente de razón. El problema está en que una vez que sabemos qué habría que hacer para enfrentarse a esos indeseados problemas, hay que actuar. Y eso ya es otro cantar; pasar de las musas al teatro no es siempre fácil, pero en muchos casos, y éste es uno, es imprescindible. Probablemente hay que hablar menos de las causas de los problemas y hacer más para solucionarlos. Como si fuese posible no educar. Como si la transmisión de valores, criterios y pautas de socialización no fuera una condición inherente a las relaciones humanas, y más todavía a unas relaciones mediadas por el afecto como son las familiares. La opción no es educar o no educar. El dilema se plantea entre educar bien o educar mal; entre transmitir un armazón ideológico, de actitudes y compor-

tamientos que sirva para nuestra vida, que coopere en esa promoción de individuos y sociedades más desarrolladas, más seguras y más libres, o que sólo valga para defender los intereses individuales inmediatos, al margen de las exigencias colectivas. La llamada crisis de la educación no está tanto en fallos o problemas estructurales, programáticos o de dotación –que los hay– cuanto en el divorcio entre los distintos agentes de una tarea que sólo desde el compromiso compartido se hace posible. Desde su parcela de responsabilidades, desde su disposición a colaborar y ayudar a los padres y maestros en su indelegable responsabilidad educativa, lo que la FAD pretende, y lo que querríamos transmitir es que la educación lo es todo. Ignacio Calderón Director general de la FAD

¿Qué pueden hacer las asociaciones deportivas? Juan Antonio Corbalán, ex jugador internacional de baloncesto y director de la empresa Make a Team, que intenta aplicar las técnicas deportivas a la gestión empresarial, aporta interesantes ideas sobre la función educativa del deporte. La esencia del deporte es la competición, como en la vida. Todo es competición, incluso en las situaciones que exigen colaboración, todos jerarquizamos y vemos claramente que no todas las aportaciones son iguales, aunque todas sean necesarias. Competimos para ser protagonistas de las mejores aportaciones a nuestro equipo. Hasta ahí todo está muy bien. El problema es cómo se llega ahí. Para competir bien, para ganar, hay que trabajar al límite de la exigencia, sólo eso nos pondrá en la mejor situación; no asegura el triunfo pero nos lo deja ver colectivamente, y a título individual nos permite desarrollar todo nuestro talento y hacernos partícipes del proyecto. Cuanto más se aporta más nos identificamos con él. La disciplina, incómoda a veces, nos sirve para elaborar un proceso que favorece lo anterior. Todos conocen dónde quieren llegar y saben qué tienen que poner de su parte para ello. Desde mi punto de vista, el niño debe educarse para una competición bien entendida; debe entender la formación como la mejor opción, no como una obligación (estoy en contra de la educación obligatoria hasta los dieciséis años), y esto se le debe exigir desde el principio porque para él trabaja todo el resto del equipo, es decir, la sociedad. Esta competición exigirá a veces aportaciones individuales y enfrentarse a compañeros y rivales, y obligará a entender el valor de un equipo cuando se está ante proyectos difíciles. El colegio es el equipo. Aquí viene el compromiso de los profesores para afrontar el proceso educativo, no sólo como un reto de una necesaria adquisición de conocimientos, sino como algo que forme a personas libres, capaces de salir de una sociedad adocenada e inerte en la que todos somos manipulados por intereses ocultos que tratan de movernos en función de modas, tendencias o necesidades del momento. La formación debe servir para afrontar con más garantías la toma de decisiones en que se convierte la vida. El conocimiento no es sólo saber más, sino entender mejor la realidad en la que vivimos.

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El deporte, queriendo o sin querer, lo inventó en su nacimiento, y creo que este modelo se puede aprovechar. Muchos deportistas estarían encantados de colaborar con centros, profesores y alumnos. Ojalá alguien diga cómo. Juan Antonio Corbalán Exjugador de baloncesto y director de Make a Team.

Jorge Valdano, ex futbolista y director, junto con Juan Antonio Corbalán, de la empresa Make a Team, expone un proyecto de educación a través del fútbol que se inició en la ciudad de Medellín, en Colombia, y que ha tenido un gran éxito.

cuentan también el trabajo en equipo, las faltas cometidas y el comportamiento de los hinchas y de los jugadores. Ocho meses después de su inicio había 5.000 jóvenes jugando, en 500 equipos. Un año antes del inicio, en 1998, se habían hecho demostraciones de este tipo de fútbol en el mundial de Francia. Se extendió a Alemania, Ruanda, Argentina, Eslovenia, Dinamarca, Polonia, Paraguay, Escocia, Senegal, Afganistán… Desde 2003 se conoce también como Golombiano. A los jóvenes de muchas ciudades o barrios marginales (actualmente 19.000 sólo en Colombia) este juego les enseña que existen otras formas de vivir que no son la violencia, las drogas y el abandono de los proyectos personales. Es una demostración clarísima de que iniciativas sencillas pueden despertar en las comunidades más conflictivas una forma de convivencia pacífica. La clave puede estar en el mensaje, que podría ser el siguiente: “Si quieres participar en esto, tienes que saber convivir”. Unos pequeños cambios en las reglas del juego pueden producir un efecto inesperado: la violencia que se desata en los estadios entre los hinchas de los equipos es sustituida por un aprendizaje de la convivencia cuando los jóvenes son los protagonistas del juego. Jorge Valdano Exjugador de futbol y director de Make a Team. Fútbol por la paz: http://www.con-textourbano.org/

¿Qué pueden hacer las empresas?

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Las empresas pueden diseñar proyectos que colaboren a la educación cívica y participativa. La mejora del entorno educativo es uno de los medios imprescindibles para mejorar la escuela. El profesor Joaquín Garralda, vicedecano del Instituto de Empresa, propone un proyecto para recuperar el “orgullo” en la tarea educativa.

Fútbol por la paz Este proyecto se inició en uno de los barrios más desfavorecidos y violentos de la ciudad de Medellín, en Colombia, en 1999. Lo pusieron en marcha Jürgen Griesbeck y Alejandro Arenas. Inventaron un fútbol diferente para que los jóvenes de estos barrios pudiesen salir de sus “territorios”, acercarse a la ciudad sin miedo a ser atacados y competir con los que consideraban sus “enemigos”. Las reglas son: no hay árbitro, en cada partido hay un lema y se acuerdan normas técnicas y de convivencia, juegan chicos y chicas, el primer gol tiene que marcarlo una chica, y el resultado final del partido no sólo depende de los goles, sino que 74 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº367 }

¿Qué puedo hacer yo por mis colegas, los profesores? Años atrás, las clases del maestro de Primaria y Secundaria permitían al alumno salir de su inmediatez rutinaria. Los alumnos recibían mensajes de otros mundos. La labor fundamental del maestro era proveerlos de herramientas para su desarrollo personal y profesional, y orientarlos para que se fijaran metas a largo plazo, y no solamente la satisfacción de las necesidades de su cotidianidad. En pocas palabras, contribuía a desarrollar su capacidad de ser razonables y les inculcaba unos valores que les ayudarían a ser más felices. Hoy, lo inmediato es global, por lo que el maestro no los puede sacar de ello para hablarles de lo de más allá; además, es muy probable que el alumno tenga un mejor manejo de la herramienta global por excelencia –Internet–, dejándole en inferioridad de condiciones. Propongo a continuación una serie de actividades, de conocimientos y de relaciones, para las que cuentan con mi ayuda, y estoy seguro de que con la de muchos otros profesionales que son conscientes de la importancia de su labor. Se trata de un proyecto para que el profesor pueda servir de introductor en el mundo del trabajo y de la empresa. Pero para mantener esa posición de referencia, es necesario construir una base psicológica sólida. Por ello, el proyecto "El valor de enseñar principios" presenta varias actividades, para los profesores, encaminadas a lograr diferentes objetivos:

tema del mes - Aumentar la autoestima. Se organiza un ciclo de conferencias de líderes empresariales sobre temas como por qué es importante para las empresas la labor del profesor de instituto o qué valores esperan de las personas que entran en sus organizaciones. A título de ejemplo, una de las conferenciantes ha sido Amparo Moraleda, presidenta de IBM España. - Mejorar la autoconfianza. Se celebran talleres con directores de recursos humanos. Bajo el título “Las competencias que dan valor (competencia=conocimiento+habilidad+actitud)”, estos encuentros abordan temas como qué aspectos humanos valoran en los empleados de sus organizaciones o qué se esfuerzan en desarrollar en sus organizaciones. - Aumentar el poder. Mediante el proyecto Mentor por mail (mxm), unos profesionales de empresa se comprometen a mantener un diálogo con un alumno de instituto con unas normas acordadas. Juntos participan en el diseño, lanzamiento y supervisión del proyecto y determinan unas reglas de comunicación, como la periodicidad, los temas que tratar, el uso de la información, etc. El objetivo final del proyecto es aumentar el orgullo de pertenencia a la profesión docente. El principal recurso es humano: un grupo de trabajo reducido que lo gestiona mediante actividades como convocatorias, listas de distribución, cuadro de mando para supervisar la labor de los mentores, gestión de excepciones, etc. El Instituto de Empresa es el lugar de celebración de las conferencias, talleres y reuniones. La comunicación y difusión se lleva a cabo mediante una página web patrocinada por una empresa. Mi papel en el proyecto se concreta en suministrar redes de contactos de profesionales y empresarios (para ser ponentes y mentores), motivar la participación y generar ideas y puntos en común. Joaquín Garralda Vicedecano de Ordenación Académica del Instituto de Empresa (Madrid).

Una idea empezó a cobrar fuerza: recuperar la faceta social con la que nacimos como caja de ahorros y que nos diferencia claramente de un banco. Si tenemos un deber con la sociedad, cumplámoslo de la manera más honesta posible. ¿Cómo? Devolviendo el poder a la gente, a nuestros clientes, que son quienes generan el dinero que luego invertimos en obra social. Pero para conseguir esto, quienes hasta entonces habían decidido en qué invertir esa importante cantidad de dinero (26,4 millones en 2006), es decir, el Consejo de Administración de CAN, tuvieron que ceder ese poder de decisión a los clientes. Sin darnos cuenta, estábamos asistiendo al alumbramiento de un nuevo derecho. Compruebo con cierta preocupación que en las escuelas no se anima a los alumnos a emprender, a asumir riesgos, a innovar, a hacer. No es de extrañar que las vocaciones empresariales no surjan entre los más idealistas de nuestros jóvenes, porque se sigue alimentando la idea de que hacer una empresa no aporta gran cosa ni a uno mismo ni a la sociedad. Sin embargo, para poner en marcha una idea, sobre todo si se trata de una idea que trasciende a la sociedad, se necesita movilizar recursos, valores y conocimientos que tienen mucho que ver con la labor de emprender. Y en este punto las cajas de ahorros podemos servir de gran apoyo, alentando esos magnos (o discretos) ideales de mejora social. Nada me motiva más que participar en esta revolución silenciosa, participar activamente en la mejora de nuestro mundo convulso, inquieto y revuelto. Gandhi dijo: “Be the change you want to see in the world”, lo que podríamos traducir como “Si quieres cambiar el mundo, empieza por ti”. Bien, empecemos a dar pasos. Enrique Goñi Director general de Caja Navarra

¿Qué pueden hacer los médicos de familia? Enrique Goñi Beltrán de Garizurieta, director general de Caja Navarra (CAN), explica un interesante proyecto para implicar a los ciudadanos en la toma de decisiones. Los clientes deciden para qué se utilizarán los fondos de la obra social. Titula su artículo: “La revolución silenciosa… en una caja (o cómo los clientes de Caja Navarra se movilizan ejerciendo un nuevo derecho, el de decidir el destino de la obra social)”.

Los médicos de familia se mueven en una cercanía al ciudadano que les hace tener, quieran o no, una enorme influencia educadora. Por ello hemos pedido la opinión a un profesional experto en estos temas, Rogelio Altisent, especialista en Medicina de Familia y Comunitaria y presidente de la Comisión de Deontología del Consejo General de Colegios de Médicos de España.

Cuando en 2004 en CAN nos arriesgamos a poner en manos de los clientes la obra social, lo hicimos movidos por una intuición: que sólo cuando uno elige y decide por sí mismo, es decir, cuando se hace responsable de su vida, se compromete. Hasta entonces, la obra social de nuestra caja vivía un tanto adormecida. Pocos clientes sabían qué hacíamos con ese dinero, de dónde salía, en qué se invertía. Y, peor aún, nadie la sentía como algo propio que había que cuidar y querer porque era importante. A diario recibíamos cientos de propuestas para que, como entidad líder en nuestro mercado, financiáramos las más diversas actividades, desde grandes exposiciones, eventos deportivos y costosas restauraciones, hasta pequeñas iniciativas de carácter más local. Nuestra obra social era un maremágnum difuso y confuso, ¿qué podíamos hacer?

El médico de familia como educador: la cara y la cruz Empiezo a escribir este comentario en el viaje de regreso desde Sudáfrica, donde acabo de asistir, con la delegación española, a la Asamblea de la Asociación Médica Mundial (AMM), que en Pilanesberg ha aprobado, entre otros documentos, la revisión del Código Internacional de Ética Médica. Actualmente es indiscutible que todos los profesionales de la salud tienen una misión educativa, pero merece una especial atención la responsabilidad de los médicos de familia en esta función por la estratégica posición que ocupan en la sociedad. El médico de familia desarrolla su actividad en lo que denominamos la atención primaria, que en una sanidad bien organizada constituye la primera línea y la auténtica puerta de entrada del sistema de salud, con una accesibilidad inmediata para todos los ciudadanos.

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Esta función educativa, entendida como deber profesional del médico de familia, incluiría el correcto uso de los servicios sanitarios, que constituye una auténtica pedagogía de equidad social, si pensamos, por ejemplo, en la trascendencia que puede llegar a tener el abuso de los servicios de urgencia, donde el paciente que inadecuadamente ocupa un lugar por un problema de salud menor está retrasando la asistencia a otro que acude después con una emergencia vital. Otro capítulo sería el aprendizaje de los autocuidados, lo cual no deja de ser una auténtica promoción de la autonomía personal para evitar la excesiva dependencia de los servicios médicos o de los medicamentos, en un momento de consumismo rampante de todo lo que significa culto al cuerpo y al bienestar, con una mínima tolerancia al sufrimiento. Por otro lado, disponemos de sobradas evidencias científicas sobre el impacto de los estilos de vida sobre la salud, lo cual justifica la intervención médica en este terreno. Citemos tan sólo algunas cuestiones bien conocidas por la opinión pública: la dieta; el ejercicio físico; el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas; determinadas conductas sexuales y medidas de precaución en la conducción de vehículos. Todo ello está directamente vinculado con las principales causas de mortalidad en los países desarrollados. Sin embargo, influir sobre estos factores de riesgo ligados a la conducta no es sencillo. Está demostrado que la información o el conocimiento, sin más, no modifican los comportamientos, y esta lección ya empezamos a aprenderla los médicos de familia, aunque nos ha costado lo nuestro. Las cuestiones complejas merecen ser diseccionadas para buscar soluciones por partes. La dimensión educadora del médico de familia es de enorme trascendencia, por su conocimiento de la comunidad, de la familia y de la persona –nos gusta decir que los médicos de familia hemos de ser auténticos “especialistas en personas”–. Está claro que siempre debemos estar listos para ejercer nuestra labor formativa; pensemos tan sólo en la estupenda labor de un cuidador familiar adecuadamente adiestrado para atender a un enfermo en el propio hogar. Pero igualmente importante es tomar conciencia del alcance y los límites de esta función educativa, para encauzar los esfuerzos de manera eficiente, lo que en mi opinión exige hacer buenos diagnósticos de los problemas de salud pública para luego estudiar los tratamientos y abordarlos de forma multidisciplinar, reservando a la escuela un papel decisivo. Otro agente a tener muy en cuenta son los medios de comunicación, sin cuya alianza será difícil avanzar en la educación para la salud. La educación lleva de cabeza tanto a los educadores como a la sociedad, y los médicos no podemos pretender más de lo que nos corresponde. Pero sí se puede decir que estamos tomando conciencia tanto de nuestras posibilidades como de nuestras limitaciones. Ésta es precisamente una de nuestras actuales preocupaciones en la formación de los futuros médicos: complementar la formación biomédica con las humanidades y las ciencias sociales. Rogelio Altisent Doctor en Medicina y especialista en Medicina de Familia y Comunitaria. Instituto de Bioética y Ciencias de la Salud de Zaragoza. 76 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº367 }

¿Qué pueden hacer los jueces? Emilio Calatayud, juez de Menores de Granada, nos envía un artículo del que nos parece especialmente importante su reflexión sobre la prestación de servicios a la comunidad como medida de reeducación.

Contra el delito, educación Podemos ser demócratas, podemos ser progresistas, podemos ser tolerantes, pero siempre tenemos que respetar ciertos temas, cierta autoridad, ciertos límites, y eso es lo que nos ha dado miedo: educar a nuestros hijos para que vivan dentro de unos límites. Por eso se nos han subido a las barbas, han hecho abuso de sus derechos y dejadez de sus deberes. En un momento en que se están judicializando cada vez más ámbitos de nuestra sociedad, la finalidad de la ley ha de ser sancionadora y su aplicación en el juzgado debe ser sancionadora y reeducativa. Pero yo, como juez, ¿cómo voy a reeducar a un individuo que a lo mejor nunca ha estado educado? Entonces, primero hay que educarlo. La filosofía del trabajo en beneficio de la comunidad es que cuando un menor comete un delito no solamente lo comete contra la víctima, sino que también lo comete contra la sociedad. Y, si la sociedad pone fácil el camino para que un menor pueda cometer delitos, la sociedad tiene que buscar caminos para que ese menor repare el daño que ha hecho a la misma. Una de las formas, entre otras, es prestar un servicio a la comunidad. Ese servicio supone un compromiso del menor con la sociedad, pero también de la sociedad con el menor, y, sobre todo, sirve para que el menor pueda

tema del mes recapacitar sobre lo que es la pertenencia a una comunidad. Hay que cambiar la mentalidad. Cuando en España se ha pedido más justicia, lo que se ha pedido, en definitiva, son más años de cárcel, más barrotes. Pero lo que hay que analizar es cuánta gente que está en prisión, que está detrás de esos barrotes, consigue reinsertarse en la sociedad. Con la buena materia prima con que contamos, nuestros jóvenes y nuestros niños, las expectativas que genera una justicia educadora son altamente positivas. Emilio Calatayud Magistrado del Juzgado de Menores de Granada.

¿Qué pueden hacer los municipios? Creemos que hay que recuperar el protagonismo educativo de los municipios. La experiencia que hay en otros países de la gestión municipal de las escuelas es muy positiva. En la Movilización Educativa nos interesan las iniciativas vecinales para integrar educativamente la ciudad y las iniciativas de las alcaldías para ayudar a la escuela. Éstas son las reflexiones de Luis Aranguren Gonzalo, coordinador del Plan Regional del Voluntariado de Madrid, y de Antonio Gutiérrez Limones, alcalde de Alcalá de Guadaira (Sevilla). En el curso 2002-2003 decidimos abordar de forma conjunta la prevención de conductas de riesgo de los adolescentes de nuestro barrio. Este asunto implicaba, necesariamente, el concurso de todas las fuerzas vivas del barrio, tanto públicas como sociales-privadas. El Plan Comunitario activó la construcción de un espacio de encuentro y de trabajo con propósitos comunes, interdisciplinar e integrador con el objetivo de analizar la realidad de las situaciones de riesgo de los adolescentes del barrio a partir de los doce años y promover cuantas iniciativas sociales, educativas, sanitarias y de prevención sean posibles. Este plan se ha estructurado como espacio de coordinación a partir de una morfología de red. Luis Aranguren Gonzalo Filósofo, teólogo y director de la editorial PPC.

Alcalá de Guadaira es un pueblo cercano a Sevilla que ha conseguido convertirse en un centro de tecnología de referencia en toda España. Su alcalde, Antonio Gutiérrez Limones, reflexiona sobre la capacidad de movilizar los recursos educativos de una ciudad. La ciudad habitable es educada y educadora ¿Qué hace habitable una ciudad? Sin duda, que sus habitantes tengan recursos económicos, empleo, viviendas saludables, servicios sanitarios y educativos e infraestructura de comunicación, de relación y de ocio… pero también, y fundamentalmente, lo que hace habitable una ciudad es todas esas cosas intangibles que cohesionan las relaciones humanas: respeto, seguridad, educación, confianza básica, comunicación, cooperación, calidad cultural y medioambiental, cuidado de los débiles, servicios sociales…, en suma, convivencia y calidad de vida.

Pero, cuando nos planteamos la necesidad de elevar la calidad de vida de todos, no sólo de unos pocos, y cuando queremos mejorar nuestra convivencia, o cuando pensamos en solucionar los problemas que afectan hoy a la sociedad y cuyos protagonistas o víctimas son los niños y los jóvenes, hemos de volver nuestros ojos y nuestra conciencia hacia nuestra propia implicación real en la educación de todos los que nos rodean. Se sabe que las aptitudes las aprendemos, pero las actitudes las contagiamos. De ahí nuestra responsabilidad, pues nuestro comportamiento profesional, familiar o social va a tener consecuencias educadoras: cada vez que salimos y nos encontramos con otra persona, estamos educando. La forma en que nos dirigimos a otros ciudadanos, nuestro respeto por las zonas verdes o el tono de nuestra charla, denotan actitudes que son apreciadas y recogidas por nuestros iguales, especialmente por los que tienen menos edad. Ávidos de conocimiento de un mundo al que están despertando y al que se están incorporando, los niños aprenden directamente a través de la observación del comportamiento de otros, sin capacidad propia para decidir si lo que observan es lo más apropiado, carentes de la opción de comparar cuando se enfrentan a sus primeros aprendizajes. La ciudad habitable es educada y educadora; de lo contrario, será cada vez más insostenible. Por eso, la educación en la ciudad es una tarea de todos, una labor compartida que exige nuestro compromiso y nuestra participación activa en la medida de lo posible. Es muy importante esta tarea, puesto que pretendemos educar en valores y en actitudes. Nuestro compromiso nos hará ser conscientes de las repercusiones de nuestros actos, ahora que hemos asumido voluntariamente la labor de ser educadores y cooperar en la educación de las familias y de los centros de enseñanza. La Movilización Educativa local que estamos iniciando en Alcalá de Guadaira no sólo nos pide participación educadora, también nos demanda participación en el debate abierto, el aporte de nuestro propio punto de vista en un gran conglomerado de opiniones en el que vamos a buscar un punto de encuentro. Éste es un proyecto, una iniciativa, que puede fracasar o no, pero tengamos en cuenta que sólo fracasan los que lo intentan; los que no lo hacen ya han fracasado de antemano. Con estos planteamientos y con vuestra participación, haremos un programa concreto que ya denominamos Alcaláeduca, compatible con otras iniciativas previas que veníamos realizando como ciudad educadora, y, con todo ello, queremos innovar en esta Movilización Educativa local para conseguir una mejora de los niveles de interacción social y de calidad educativa de todos nuestros centros de enseñanza y, previamente o al mismo tiempo, de todos los focos y agentes promotores de la educación informal en el entorno local. Si el proyecto merece la pena, seremos modelo para que otros, en otros lugares, lo adapten a su realidad o lo mejoren. Una ciudad que educa no es sólo una ciudad que gestiona servicios materiales o que incluso instruye con programas patrimoniales. Es también, y sobre todo, una ciudad que promueve y crece en valores humanos y cívicos, que se cuida a sí misma, que aprecia lo que tiene y trabaja por mejorarse, teniendo presente a las generaciones que la harán digna y habitable. Antonio Gutiérrez Limones Alcalde de Alcalá de Guadaira (Sevilla).

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