Proyección eclesial. de la fundación del P. Joaquim, desde el horizonte de la. renovación del presbiterado

Proyección eclesial de la fundación del P. Joaquim, desde el horizonte de la renovación del presbiterado Josep Amengual Batle, M.SS.CC. Sant Honorat

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Proyección eclesial de la fundación del P. Joaquim, desde el horizonte de la renovación del presbiterado

Josep Amengual Batle, M.SS.CC.

Sant Honorat, 27-07-2009

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I: Planteamiento y contexto histórico Introducción: Herencias de un centenario Una mística de la fe. Hacia la popularidad de la espiritualidad de los SS. Corazones. En el s. XIX se dieron las primeras muestras de pluralismo ideológico, de una manera formal y pública. También se permitieron ciertas presencias de los protestantes. Se inició una convivencia más liberal, que consideraba la práctica religiosa como un asunto individual y no tanto social. Dentro la mentalidad tradicional esto era una claudicación global. La doctrina oficial de la Iglesia seguía luchando por mantener los derechos de la verdad, contra el pluralismo, los de la religión verdadera, contra los protestantes y el de la obligación del Estado a promover y a defender la religión única y verdadera, contra la independencia del Estado y de la Iglesia, o sea, contra la prueba de fuego para la Iglesia, de hacerse valer por su mensaje, sin apoyos externos. En otros términos, las autoridades de la Iglesia han impedido siempre devolver a la situación originaria de la Iglesia, que es la anterior en Constantino. Parece más cómodo el modelo ortopédico que el evangélico. Aun así este planteamiento no se podía realizar plenamente. De aquí que los papas y los obispos, así como los predicadores debieran luchar, por defender aquellos principios, contra los católicos liberales, que a menudo eran practicantes, incluso de misa diaria; pero como el joven Antoni Maura y Montaner, no encontraban incompatible la militancia en el partido liberal y el sincero y práctico catolicismo1. Todos aquellos factores indudablemente hicieron disminuir el número de católicos, bajaba la asistencia a la misa y la práctica de los sacramentos, etc. Es en este contexto que el P. Fundador podía hablar de la frialdad de los tiempos y de la providencialidad de la devoción de los SS. Corazones, por encender el corazón de los presbíteros y de todos los católicos en el amor de Dios. Los sermones sobre el Corazón de Jesús y la última exhortación, junto con la carta a la abadesa de las Capuchinas, previa a la fundación, son un invitación a que la Congregación sea una comunidad de apóstoles encendidos en el celo de el amor de los SS. Corazones. Sin esta espiritualidad, la Congregación dejaría de serlo carismáticamente. Una cristología y una mariología, desde el amor encendido a Dios, pertenecen al núcleo fundacional de la Congregación. Más todavía, el P. Joaquim aspiraba ardientemente a entrar en el lado de Cristo y fruir de su intimidad. En este sentido, hace falta decir que su síntesis debe de mucho en Santa Margarita María de Alacoque, que fue la grande difusora de la devoción del Corazón de Jesús. En Mallorca, como se ha dicho, el P. Joaquim fue quien la sacó de los conventos y de los círculos selectas, y la extendió con su predicación, y le dio nuevas dimensiones, o desarrolló las que ya eran conocidas. De esta manera, debemos tomar conciencia de que la devoción al Corazón de Jesús, y más todavía la del Corazón de María, y de los Corazones juntos, son independientes de Santa Margarita María2. 1

Véase la primera de las cartas publicadas, Josep AMENGUAL I BATLE, «Unes peces de l’epistolari de la família Maura», en Bolletí de la Societat Arqueològica Lul·liana, 57 (2001) 385-400. 2 Véase, Fc. Xv. FRANCIOSI, S. I., La dévotion au Sacré Coeur de Jésus et au Saint Coeur de Marie. Notions doctrinales et practiques, Paris 61877. Citamos la traducción italiana, La devozione al Sacro Cuore di Gesù, (Casterman), Tournai, 1878, p. 95. La traducción al castellano es anterior a 1875. Véanse dos cofradía muy antiguas, en las iglesias de los jesuitas de Palma. La primera de los SS. Corazones y la segunda del Corazón de Jesús, en Nicolaus NILLES, S. I., De Rationibus festorum Sacratissimi Cordis Iesu et Purissimi Cordis Mariae, I, Libraria Wagneriana. Oeniponte, 51885., pp. 267268, cita una cofradía en Mallorca: Pro Confra[ternitate] sub Titulo Sacrorum Cordium Jesu et Mariae in

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La trayectoria del P. Fundador, que el lleva a St. Honorat, es decir, la etapa prefundacional recibió una reinterpretación en las Notas. Ahora bien, con los acontecimientos posteriores, particularmente desde la subida a Lluc, la Congregación se reorientó. Se multiplicaron las ofertas a la renovación del presbiterado. El P. Joaquim descubrió que la Congregación no se asemejaba a cabeza de los institutos existentes, si la miraba desde la óptica de su inserción en la diócesis. Si el P. Marià Ripol3, S. I., contribuyó a que a las R95 se redimensionase el capítulo de la penitencia, para favorecer la misión. Las costosas experiencias de servicio a la diócesis, con la apertura de las casas a los presbíteros y, sobre todo, la oferta de las casas como centros de espiritualidad, contribuyeron a que la meditación que hizo el P. Fundador, en la última etapa de la vida, fundido un conjunto de rasgos que debían servir por construir una nueva imagen de la Congregación. Mientras a las Reglas queda claro que los misioneros de los SS. CC. son unos presbíteros que descubren la soledad y empiezan una comunidad religiosa tradicional, atendidas las posibilidades canónicas, en la Última Exhortación el impulso no viene de la soledad, sino de la misión de una comunidad declaradamente con vocación presbiteral, desde la cual la Congregación empieza a reinterpretar la Vida Religiosa. En ningún momento el P. Fundador no dudó de que la Congregación fuera religiosa. Aposta buscaba la aprobación de la Santa Sede. Pero tampoco dudó, antes en vano hablar con entusiasmo, de la novedad a la cual la Providencia había destinado su obra. En tal sentido subraya la diferencia que marca el nuevo Instituto en relación a los órdenes religiosos. En efecto, eran los únicos puntos de referencia existentes en Mallorca, dónde no había ninguna congregación presbiteral. Los Ligorinos, originariamente eran laicales; los Franciscanos, fundados en Llucmajor, ya se habían injertado a otra rama franciscana exenta. Los Oratorianos no eran una Congregación unitaria, ni tenían votos y los Paules tampoco tenían, aunque la congregación fuera centralizada. Así, el P. Joaquim Rosselló ha ido configurando una congregación tendida a varias diócesis pero centralizada, con un solo Visitador General4. Progresivamente, el P. Fundador siguió completando el estilo de la comunidad que había fundado, de forma que aportó tres elementos comunitarios bien definidos: un, el de la comunicación y de la familiaridad. Posiblemente era una herencia de sus años de oratoriano. La comunicación lo caracterizaba, de forma que cuando rezaba o durante el día buscaba transmitir aquello que el había conmovido más. Invitaba a la práctica de las jaculatorias, a tomar nota de pasajes interesantes de la liturgia de las horas, porque podían servir para la predicación. Parece que era costumbre suya hacerlo. Estableció la plegaria en común. Por razón del ministerio suprimieron la recitación del breviario o Eccles. S. Martini Clericorum Regularium Soc. Jesu, Oppidi Palmae, Majoricensis Dioecesis, 27, Januarii 1728. Se refiere a la iglesia de Sant Martí, actualmente la nuestra, de los SS. Cors, de Palma. En la p. 291, cita la correspondiente cofradía en la otra iglesia de los jesuitas, la de Monti-sion: Pro confrat. Virilis sexus tantum sub titulo Sacri Cordis Jesu in Collegiis Clericorum Regularium S. Jesu de Monte Sion nuncupat. Oppidi Civitatis, etiam nuncupat. Palmae. Majoricen. Dioece. 19. Augusti 1744. Menciona la primera cofradía José NICOLAU BAUZÁ, M. SS. CC., La devocion a los Sagrados Corazones de Jesus y de Maria en Mallorca. Primera parte: Desde los orígenes hasta 1915, Palma, 1990. Copia informatizada por el P. Rafel Carbonell. Pueden leerse aquí muchas y más antiguas informaciones sobre la devoción a los SS. CC., anteriores a Santa Margarita María. 3 Cf. J. MASSOT I MUNTANER, «Feliu Sardà i Salvany a Mallorca (1871-1915)», en L'Església Mallorquina durant la Restauració, Publicacions de l'Abadia de Montserrat 1992, p. 85 promotor de la devoción al Corazón de Jesús en Monti-Sion de Palma, según Sardà i Salvany. 4 Encomienda IV, NC, pp. 89-90.

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Liturgia de las horas en común; pero era exigente en la hora de oración y en otros momentos, entonces prescritos, en coherencia con el ideal de ser presbíteros que viven en comunidad. Una nueva característica de la comunidad es la corresponsabilidad. Observamos que escribió las Reglas con el P. Francesc Solivelles. El P. Miralles subió más tarde a la ermita. Cuando, al cabo de siete meses el obispo les pide para ir a Lluc, lo consulta a los dos cofundadores. De hecho, bastaba que él respondiera, como superior y fundador. Cuando se siente inspirado por el presentimiento de la muerte del obispo Cervera, redacta la instancia por fundar a St. Gaietà de Palma. Y, a partir de 1900, introduce una práctica, que le sobrevivió, la de las Juntas anuales, con participación de todos los presbíteros, los cuales, una vez que habían profesado eran de votos perpetuos, puesto que no se emitían los votos temporales. El 29 de septiembre de 1905 teorizó sobre esta práctica, cuando dijo en la junta, que todas las casas de la Congregación forman como una sola comunidad. Es el estilo filipense, aplicado a una Congregación centralizada. Se trata de un hecho nuevo, si no único en los institutos religiosos parecidos. Aun así, el reconocimiento de la Congregación como instituto de derecho pontificio no debe nivelarla con los institutos existentes. La praxis posconciliar, en la aprobación de las reglas y constituciones admite expresamente normas diversas a las generales. Se sacrificó vanamente la denominación de “ministro”, para llamar al administrador, no se aprovechó para recuperar el titulo fundacional de “Visitador General”, por mantener el genérico de Superior General, etc. Volviendo a las características de la Congregación, escribía el P. Joaquim: No por esto de sacerdotes seculares, en que permanecen siempre, vengan a constituir un orden regular, y no por esto se encuentren exentos en nada de la jurisdicción del obispo propio de la diócesis en la cual se encuentren establecidos5.

Si consideramos los votos religiosos, tan deseados por el P. Fundador, observaremos que desde la práctica de la pobreza el aspecto más remarcado es la comunión de bienes: “Todo debe considerarse de todos”, según establece el capítulo. V, arte. 3 de las Reglas. Advertimos que, al comienzo de este capítulo sobre los votos, se deja claro que en la Congregación no hay votos solemnes. De cuanto sigue sobre la pobreza todo puede vivirlo un presbítero secular, si exceptuamos la comunión de bienes. El voto de pobreza se expone en 5 artículos. En cuanto a la obediencia, leemos menos anotaciones. En la Última Exhortación remarca como un único superior ha de dirigir internamente a la Congregación, lo cual incluye la aceptación de cargos diocesanos; pero el resto se acerca a lo que debe vivir el presbítero secular. Si pasamos a la castidad, por mucho que se haya insistido en la singularidad con la cual el P. Joaquim la vivió, las cautelas que proponen las Reglas y otros documentos, no se diferencian de las que se han exigido en los seminarios diocesanos, en los ejercicios a los presbíteros, etc. En las Reglas solamente hay un artículo dedicado a este voto y virtud. Así, podemos asegurar que el P. Fundador estableció la singularidad de la Congregación en el enriquecimiento de la vida ministerial presbiteral, mediante la vida en comunidad y 5

Última Exhortación, NC, p. 97 y a menudo.

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haciéndola más evangélica con los elementos esenciales de la Vida Religiosa. Este enriquecimiento no admitía asimilar las consecuencias canónicas, sacadas durante siglos, con respecto a crear unas comunidades no arraigadas en la diócesis. El P. Fundador asumía la espiritualidad de la Vida Religiosa más que sus evoluciones canónicas. Por estos motivos, creemos que el primer refundador fue el P. Fundador, cuando reproyectó la Congregación en la Última Exhortación. Ahora bien, ¿tuvo tiempo el P. Joaquim de transmitir con suficiente claridad y espacio esta nueva frontera de la Congregación? ¿Dio por supuesto que la vida lo mostraba suficientemente? Creemos que la respuesta es muy compleja. Tampoco creemos que hayamos de entrar en soluciones dualistas, o decir que no se explicó o que no la entendieron. Posiblemente no parecía necesario explicitar más las cosas, puesto que se vivían de la manera que propone la Última Exhortación. Si hubiera habido desviaciones en la diocesaneidad el P. Fundador las hubiera corregido y lo hubiera advertido en las Encomiendas. Creemos que el problema surgió cuando hubieron de afrontar la cuestión de la fusión con los Ligorinos en la Orden Teatina y, más tarde, cuando debieron acomodar preceptivamente las Reglas a la norma canónica. Como señalaremos más adelante, creemos que, dentro de estos complejos factores, predominó una interpretación en clave ascética, más claustral que misionera. Con todo, el celo era manifiesto e imaginativo, pero desde el claustro.

Estado del estudio de estos temas: Sin embargo, no hemos profundizado en lo que significaron las expresiones “modelos de sacerdotes”, “competente socorro”. Tampoco hemos ahondado en la actualización del ministerio de la reconciliación, ni en el del acompañamiento. Nuestras Casas de espiritualidad adolecen de carencia de una oferta de predicación, de acompañamiento, próvido miedo los misioneros, y han pasado a ser más bien hospedería. La riqueza y la vitalidad que las constituirían en oasis, en crisol de nuevos creyentes, en fuentes de renovación, nos faltan. La diocesaneidad se otra vertiente poco valorada. No logramos liberarnos de las reaccionas bastante generalizadas entre el clero, que denotan una cierta sumisión, resignación, dependencia, y una obediencia de escalera calidad a los obispos. Puede que a veces nos veamos enzarzados en conflictos tal vez fundados, pero innecesarios, que pueden resultar dañinos para la Congregación. Queda miedo hacer lo intento de volver al trabajo cono la juventud. De hecho, los jóvenes en muchos países sean un derrotero que los mantiene alejados de los adultos. En nuestro caso, existe el agravante de la distancia que impone el hecho religioso. Se uno reto muy fuerte a la misión, que supone riesgo y cercanía hacia el que no está busca. Lo reto puede formularse de esta manera: ¿Cómo descubrir qué significó que el P. Fundador fue el “Luis de los tiempos modernos”?

Propuestas para nuestro trabajo: Acabamos de apuntar los rasgos de la aportación del P. Fundador, que hasta ahora han sido menos tratados. Tenemos, miedo tanto, el guión de lo que nos ocupará en estas sesiones, con estos preámbulos: Estableceremos muy sumariamente el contexto histórico Veremos cuál fue la realización del proyecto, que llevó a cabo el P. Joaquim Rosselló y Ferrà. Seguidamente entraremos en la reflexión retrospectiva que el mismo P. Rosselló realizó en la Última Exhortación. 5

Estado del estudio de estos temas: Sin embargo, no hemos profundizado en lo que significaron las expresiones “modelos de sacerdotes”, “competente socorro”. Tampoco hemos ahondado en la actualización del ministerio de la reconciliación, ni en el del acompañamiento. Nuestras Casas de espiritualidad adolecen de carencia de una oferta de predicación, de acompañamiento, próvido por los misioneros, y han pasado a ser más bien hospedería. La riqueza y la vitalidad que las constituirían en oasis, en crisol de nuevos creyentes, en fuentes de renovación, nos faltan. La diocesaneidad es otra vertiente poco valorada. No logramos liberarnos de las reacciones bastante generalizadas entre el clero, que denotan una cierta sumisión, resignación, dependencia, i una obediencia de escala calidad a los obispos. Puede que a veces nos veamos enzarzados en conflictos tal vez fundados, pero innecesarios, que pueden resultar dañinos para la Congregación. Queda por hacer el intento de volver al trabajo con la juventud. De hecho, los jóvenes en muchos países siguen un derrotero que los mantiene alejados de los adultos. En nuestro caso, existe el agravante de la distancia que impone el hecho religioso. Es un reto muy fuerte a la misión, que supone riesgo y cercanía hacia el que no está cerca. El reto puede formularse de esta manera: ¿Cómo descubrir qué significó que el P. Fundador fue “el Luis de los tiempos modernos”? Propuestas para nuestro trabajo: Acabamos de apuntar los rasgos de la aportación del P. Fundador, que hasta ahora han sido menos tratados. Tenemos, por tanto, el guión de lo que nos ocupará en estas sesiones, con estos preámbulos: Estableceremos muy sumariamente el contexto histórico Veremos cuál fue la realización del proyecto, que llevó a cabo el P. Joaquim Rosselló i Ferrà. Seguidamente entraremos en la reflexión retrospectiva que el mismo P. Rosselló realizó en la “Última Exhortación”. Unos apuntes bibliográficos. Amengual i Batle, Josep, “Ensayo de un encuadramiento”, en Nuestra Regla de Vida, (MM.SS.CC.), Madrid, 1982, pp. 198-273. - Columna y Antorcha de la Iglesia de Mallorca. P. Joaquim Rosselló i Ferrà, Madrid 1996, LXVI+483 (22 de fotografías). Callahan, William J., La Iglesia Católica en España (1875-2002), (Crítica), Barcelona, 2002, pp. 19-79. Jiménez Duque, Baldomero, «Espiritualidad y apostolado», en Ricardo García-Villoslada (Dir.) Historia de la Iglesia en España, V (BAC Maior 20) Madrid 1979, pp. 395-474. Menéndez Pelayo, Marcelino, Historia de los Heterodoxos Españoles, II (BAC 151) Madrid 1956.

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Rosmini, Antonio, Opere di, Delle cinque piaghe della santa Chiesa, a cura di Alfeo Valle, (Città Nuova Editrice), Roma, 1981. Hay ediciones en castellano y en catalán. Soler Palà, Manuel-Amengual i Batle, Josep, Joaquim Rosselló i Ferrà. Un misionero de corazón, (BAC popular 132) Madrid 1997, 295 + 16 de fotografías. Zapelena, V., «El segle XIX, un segle difícil», en Lluc, 70/756 - 757 maig-agost (1990) pp. 9-12 (73-76).

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EL PASO DEL ABSOLUTISMO A LA ILUSTRACIÓN El norteamericano, sociólogo e historiador de la religión, Rodney Stark, en una de sus obras6 considera al catolicismo como la religión que ha promovido la racionalidad. Dejaremos de lado todos los pasos que sigue, para llegar a su conclusión, y aquí empezaremos por dar por sentado que su conclusión sirve de punto de partida para nosotros. Sólo aludimos a la aportación de Abelardo, de San Alberto Magno, que defienden que no hay que apelar a explicaciones sobrenaturales, si las podemos alcanzar con la razón y con la investigación científica. No entraremos en el estudio de Santo Tomás. Sin embargo diremos que fueron los grandes teólogos castellanos del s. XVI quienes, aplicando el principio de la racionalidad, iniciaron la teoría moderna de los derechos de la persona y de los pueblos. El miedo de los colonos y de los papas condujo a la teoría política por otras vías, más aristotélicas que católicas, y dejaron a los ilustrados el mérito de recobrar a los teólogos castellanos, para el desarrollo moderno de los derechos humanos. Sin embargo, desearía recordar algunos hitos históricos, que ordinariamente se olvidan, y nos presentan a los ilustrados del s. XVIII como si en realidad fueran los innovadores en lo que se refiere al valor de la racionalidad y a la formulación de los derechos de los hombres. Por supuesto, no desearía sumarme a una historiografía triunfalista y poco crítica, pero no quiero dejar perder el esfuerzo de cientos de pensadores plenamente católicos, que se avanzaron a la formulación de estas líneas de pensamiento. Hasta hay que remontarse al mismo Horacio. Empecemos por recordar que muchos hemos dado por bueno que la incitación sapere aude es de Immanuel Kant7. Sin embargo pertenece a Horacio8, y lo recogió, al menos por dos veces, San Agustín en De academicis, II,1,1 y 2,3,9 y en De quantitate animae, 23,41.10 El obispo d Hipona, hacia el año 414, escribía a un teólogo laico 6

Rodney STARK, The Victory of Reason. How Christianity Led to Freedom, Capitalism, and Western Succes, (Random House), New York, 2005. 7 Immanuel KANT, Beantwortung der Frage: Was ist Aufklärung?, Werke, Bd. 11, p. 53, en Philosophie von Platon bis Nietzsche, p. 24 931, [http://www.digitale-bibliothek.de/band2.htm] 8 Q. Horati Flacci Epistvlarvm liber primvs, I,2,40, Horaci. Sàtires i Epístoles, Llorenç RIBER, (Ed. i trad.). (Fundació Bernat Metge, 23) Barcelona, 1927, p. 79 y Horace, Satires, Epistles, Ars poetica, H. H. FAIRCLOUGH, LCL, 194, London 1926, p. 264: Dimidium facti, qui coepit, habet; sapere aude, 40 incipe. Viuendi qui recte prorogat horam, rusticus expectat dum defluat amnis; at ille labitur et labetur in omne uolubilis aeuum. 9 AGUSTÍ D’HIPONA. Dels acadèmics, II,1,1 i 2,3, Traducción de Josep BATALLA. (Fundació Bernat Metge 271) Barcelona 1991, pp. 338-339. Véase el texto latino en Obras de San Agustín, XII: Obras filosóficas. Contra los académicos. El libre albedrío. La dimensión del alma. El maestro. Naturaleza i origen del alma. La naturaleza del bien. Introducción y notas de Victorino CAPÁNAGA, (BAC 21) Madrid, 5 1972, pp. 102 i 103: in primis diuinum auxilum omni deuotione atque pietate implorandum est, ut intentio constantissima bonorum studiorum teneat cursum suum. A quo nullus casus excutiat, quominus illam philosophiam tutissimus uiucundissimusque portus accipiat. […] oro autem ipsam summi dei uirtutem atque sapientiam (cf. 1Cor 1,24). Quid est enim aliud, quem mysteria nobis tradunt dei filium? […] II,3 : Ergo adgredere mecum philosophiam. El texto sigue las ediciones críticas de P. KRÖLL, Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum latinorum, 63/3, Vindobonae, 1922, pp. 23 i 24; W. M. GREEN, Corpus Christianorum latinorum, 29, Steenbrugis, 1979, pp. 18 i 19. 10 Obras de San Agustín, XII: Obras filosóficas. Contra los académicos. El libre albedrío. La

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residente en Menorca que, para evitar el fundamentalismo, cultivara el amor a la inteligencia: intellectum ualde ama11. Precisamente por haber olvidado esta tradición que, como dice el historiador de la Teología en España, Melquíades Andrés, “pareció peligrosa a los neoescolásticos"12. Y, en este truncamiento de la tradición católica, que hemos heredado nosotros de la neoescolástica impuesta en los seminarios y facultades católicos por León XIII, y acríticamente exigida hasta el concilio Vaticano II, residen las grandes dificultades para encontrar un espacio en nuestro mundo. Un espacio, no todo el espacio. Porque, al fin y al cabo, el antiliberalismo de los papas y de los católicos, no ha sido más que una flojera intelectual, que ha encubierto el miedo por la pérdida del poder, del cual gozaron los altos eclesiásticos en el Antiguo Régimen. No olvidemos lo que oí repetidamente al gran liberal jesuita Miquel Batllori: antes de que llegaran los ilustrados no creyentes, habían pasado generaciones de ilustrados creyentes. En Mallorca, entre los ss. XVIII y XIX, apuntó un movimiento de eclesiásticos simpatizantes con la Ilustración13 Las encarnizadas luchas de los obispos y predicadores españoles con los gobernantes liberales nos han hecho pensar que éstos eran agnósticos, o hasta ateos. Sin embargo, el liberal Antoni Maura fue creyente, amigo del P. Fundador y dirigido por él. Amigo y solucionador de problemas de los obispos. En concreto de los carlistas Jacinto Mª. Cervera y Cervera y del que fue más moderado, Pere Joan Campins i Barceló. Fue siempre fiel hermano del ultraconservador Miquel Maura, de Mn. Miquel Costa i Llobera, Mn. Antoni Mª. Alcover, todos carlistas. El autor de las leyes más vejatorias de las órdenes religiosas, José Canalejas, era visceralmente liberal doctrinario, y de comunión diaria. Hagamos las excepciones de las dos dictaduras militares, de Miguel Primo de Rivera y de Francisco Franco, y de la mayor parte de la II República, que señalan los tiempos malos para las libertades, en todos los sentidos. Reconocidas graves excepciones, considero que es hora de situarnos y situar al P. Fundador en su ámbito. Entonces cabe decir que, desde la implantación del régimen liberal de una manera pacífica, con la restauración alfonsina, de 1874, hasta nuestros días, nunca la Iglesia ha gozado de tanta libertad, en toda la historia. dimensión del alma. El maestro. Naturaleza i origen del alma. La naturaleza del bien. Introducción y notas de Victorino CAPÁNAGA, (BAC 21) Madrid, 51972. p. 514: Noli nimis ex auctoritate pendere, praesertim mea, quae nulla est; et quod ait Horatius: “Sapere aude”: ne non te ratio subiuget priusquam metus. 11 SANT AGUSTÍ, ep 120,III,13,4: “Estima profundament la intel·ligència, car les mateixes Escriptures Santes, que et proposen la fe pel que fa a les grans realitats abans que les entenguis (cf. Is 7,9 segons els LXX); tanmateix, no et poden ser útils, si no les entens rectament”. AMENGUAL I BATLE, Consenci. Correspondència, II, p. 95, nota 72, en la ep 120. Goulven MADEC, “’Pour l’amour de l’intelligence’ (Augustin, Lettre 120, à Consentius) Foi-Raison-Intelligence”, en Augustinus afer. Saint Augustin: africanité et universalité. Actes du colloque international Alger-Annaba, 1-7 avril 2001. Textes reunies par Pierre-Yves FUX, Jean-Michel ROESLI, Otto WERMELINGER,. Colloque organisé par le Haut Conseil Islamique Algérie et l’Université de Fribourg Suisse. Fribourg: Éditions Universitaires 2003, pp. 237-241. 12 Melquiades ANDRÉS, Historia de la Teología Española en el s. XVI, II, (BAC Maior 14) Madrid 1977, pp. 480-482. 13 Josep AMENGUAL I BATLE, «La preilustración en los medios eclesiásticos de Mallorca (ss. XVII-XVIII)», en Hispania. Revista española de historia, (Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto de Historia. Madrid) 62/3 núm. 212 (2002) 907-956.

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Entonces, dónde radicaba y radica hoy el conflicto: en que la sociedad civil no tolera, ni tiene por qué tolerar, el ejercicio de un poder superior en las cuestiones de su ordenamiento humano. Si en la sociedad de la primera parte del s. XIX los liberales y los eclesiásticos fieles al Antiguo régimen hubieran sido capaces de sentarse para hablar, la historia hubiera sido mucho menos violenta. Muchos liberales eran católicos y asiduos a las celebraciones litúrgicas. Canalejas era anticlerical, pero profundamente religioso. Y este hecho se repetía en Antoni Maura, liberal, no anticlerical, pero defensor de su esfera de poder, en el gobierno. Estos y otros gobernantes no hacen sino sacar las consecuencias del clásico Horacio, que dice Sapere aude, o de San Agustín, que lo repite, el cual, por su cuenta, añade intelectum ualde ama. Es lo que se proclamó en el Vaticano II, y entendieron Juan XXIII, Pablo VI y Benedicto XVI.

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LOS ACONTECIMIENTOS DE 1835 Y SU TRASCENDENCIA14 La incapacidad para tratar los asuntos graves de la sociedad, en el momento de la transición del Antiguo Régimen al mundo liberal, desembocó en unos hechos violentos contra los eclesiásticos, especialmente contra los que habitaban los conventos. Algunas iglesias fueron atacadas. Lo más llamativo fue la supresión de regulares. Para no multiplicar las mismas reflexiones, sobre este punto y los que siguen inmediatamente, remito a lo que propuse en el «Ensayo de un encuadramiento», en Nuestra Regla de Vida, (MM.SS.CC.), Madrid, 1982, pp. 198-273. Los religiosos no fueron capaces de ver que, con sus inmensas propiedades, llamaban la atención en un mundo cada vez más crítico. Sus votos chirriaban con tanta posesión, exhibida al lado de masas de familias esquilmadas. Más aún, cuando los gobiernos y las sociedades económicas propugnaban una mayor productividad y una modernización de la agricultura, los conventos mantenían una tónica de apatía productiva, con tenues excepciones. Y, en una sociedad que pretendía dinamizar la economía con la compraventa, con el comercio, etc., aquellas acumulaciones de bienes substraídos a la movilidad de las transacciones económicas, eran una provocación al sistema. En manera alguna quisiera justificar los atropellos, y menos cuando se cometieron desde las instancias del Estado. Con todo, el grado de ingenuidad y de buena voluntad tiene unos límites, aunque se trate de comunidades religiosas. Muchos frailes eran universitarios. Muchos estaban habituados a tratar de negocios. Por tanto, no debía faltar una capacidad para ver que se había llegado a una situación extrema, en la que algo nuevo se gestaba. De hecho, con la desamortización de los bienes eclesiásticos muchos pobres quedaron sin las limosnas y los alimentos que distribuían los conventos. Pero tampoco desde estas casas religiosas surgieron iniciativas que les llevaran a innovar en la atención a los pobres, enfermos, en la escolarización masiva, etc. Lo que supieron hacer los monjes en la Antigüedad, los laicos que acabaron fundando las órdenes de redención de cautivos, en el puente entre los ss. XII-XIII, o los escolapios, los hermanos de San Juan de Dios, en la época Moderna, no lo alcanzaron a repetir los monjes y frailes de los tiempos de la Ilustración y del primer liberalismo. Fueron los exclaustrados y otras personas, a menudo muy conservadoras, pero sensibles a las nuevas pobrezas las que, de alguna manera, llenaron el vacío de un análisis de la situación social en el s. XIX. Un socialista utópico fue el presbítero, franciscano exclaustrado, Jeroni Bibiloni, el cual se decantó por el idealismo de los Hechos de los Apóstoles, escribiendo un librito, del cual hubo de retractarse, por mandato del obispo Rafael Manso y Manso. Lo único llamativo no es la doctrina incorrecta, que no existe en la obrita, sino el idealismo con el que pretendía una sociedad sin diferencias económica. Leemos en Cristianos‑socialistas, Palma, 1848: Tomad en vuestras manos la historia de los primeros siglos del cristianismo, y por entre sus páginas que gotean todas exterminio y sangre, no descubriréis otro lema que el de Amor y Caridad fraterna... Ahí están las actas de los Apóstoles, que consagró entre sus libros nuestra religión sacrosanta, digna por tantos títulos de nuestra más sincera veneración.

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Véase el desarrollo de este esquema em Josep AMENGUAL I BATLE, «Ensayo de un encuadramiento histórico de la fundación de la Congregación de Misioneros de los SS. Corazones, en Nuestra Regla de Vida. Comentario y estudios, Curia General MM. SS. CC., Madrid 1982, pp. 219-.231.

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Esta censura episcopal es prueba más de la distancia que iba marcando el mundo de los eclesiásticos, respecto de las nuevas exigencias de los tiempos. Se originaba la creación de la sociedad de clases, que sucedía a la estamental. Los pobres crecían en cantidades vertiginosas. A finales del s. XIX el magisterio papal empieza a balbucear en materias de justicia social. Pero el enquiste en las mentes de los capitalistas no quedó ablandado por la prudencia papal, de forma que las suspicacias de los católicos intransigentes les condujeron a orar por la conversión de León XIII. En estas circunstancias no queda fuera de lugar el antiliberalismo pastoral del P. Joaquín Rosselló. Queremos decir que, sin lugar a dudas, el P. Rosselló fue hijo de su tiempo, formado por eclesiásticos, algunos de los cuales pagaron en carne propia la supresión de su antiguo convento y el desamparo económico en que los dejó la pésima gestión gubernamental del subsidio con que debía compensarles el Estado liberal. Hubo clérigos antiliberales trabucaires, aunque en Mallorca no aparecieran. Los párrocos de Manacor (1835) y el de Sant Jaume de Palma –la parroquia natal de Joaquim– se distinguieron por vinculación con el absolutismo. Pero, en manera alguna engancharon a Joaquim. Si observamos sus reacciones escritas, percibiremos que en tres ocasiones lanza invectivas contra el liberalismo. Siempre coincide en un contexto en que menciona a San Ignacio de Loiola o a los jesuitas. Era esta orden el blanco de las mayores venganzas de los liberales, a las cuales los miembros de la Compañía de Jesús respondían generalmente con tratados muy acerados. Hasta el mismo carlista, Jacinto Mª. Cervera, obispo de Mallorca, hubo de llamar a conversaciones a estos religiosos, para aplacarlos y establecer la paz. No todos los cambios de rector en Monti-sion de Palma fueron marcados por la normalidad. Hubo jesuitas que lamentaron el partidismo de rectores y de religiosos sin cargo particular15.

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De éstos y otros acontecimientos, en Josep AMENGUAL I BATLE, Columna y Antorcha de la Iglesia de Mallorca. P. Joaquim Rosselló i Ferrà, Madrid 1996, se dan muchas informaciones, fácilmente verificables, a través de los índices.

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El ambiente de la Restauración alfonsina del diciembre de 1874

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El P. Rosselló entabla amistad con Quadrado y, probablemente, simpatiza con los objetivos de la Unidad Católica. Además de otros testigos, una crónica de nuestro publicista remarca la moderación y delicadeza del P. Rosselló, cuando predica en el santuario de la Mare de Déu Puig de Pollença por el 1877, y alude a graves acontecimientos ocurridos en aquel lugar. Además, el misionero oratoriano es invitado a predicar en el octavo aniversario de la “Unidad Católica”. Por otro lado, la Santa Sede simpatizaba con la causa carlista, pese a que proclamara su neutralidad. No nos sorprende que muchos obispos y una buena parte del clero de Mallorca engordaran las filas de los carlistas. Pero el talante del P. Rosselló tiene otra tónica. No lo encontramos nunca entre los militantes políticos, aun cuando tenemos constancia de su claro antiliberalismo. Fue pastoralmente antiliberal por muchos de motivos y debía serlo a causa de su educación y de su fidelidad al papa y a los obispos. Su formación no le dio instrumentos por pensar de lo contrario. Son muchos los católicos que no se sienten a placer cuando se trata de encuadrarse entre los liberales. Más bien se oponen. Aún así, un mallorquín que había recibido acompañamiento espiritual del P. Rosselló lo prueba con éxito. Antoni Maura y Montaner se presenta a las elecciones, como candidato del Partido Liberal el año 1881. En una carta que dirige a su hermano Mn. Miquel, le dice respetuosamente que esto no le exige ninguna renuncia a su fe ni a su catolicismo. Para él, se trata de una opción por la limpieza de de la corrupción y del clientelismo los ayuntamiento y por iluminar con la justicia las salas y los antros de los políticos. Le hace saber, además, que el confesor que ha encontrado en Madrid no encuentra ningún impedimento para su opción liberal. El cierto es que Mn. Miquel Maura, director del periódico intransigente “El Áncora”, nunca se mete con Antoni Maura liberal. Este no se ahorra decir a su hermano que la tónica de su medio de comunicación no siempre realiza una obra que serene la sociedad. También los conservadores desasosiegan y desestabilizan los ánimos de los ciudadanos, con consecuencias sociales siempre imprevisibles. Sin embargo, no podríamos asegurar que esos sectores hayan aprendido la lección que los acontecimientos han enseñado con letras escritas con sangre. Salvando las distancias que podemos observar entre las proclamaciones furiosas y acaloradas de los obispos y curas de Mallorca contra el liberalismo, por debajo de los manteles Antoni Maura recibe, y hace correr por los despachos ministeriales, cartas de recomendación, y también peticiones de favores y súplicas porque interponga su influencia a favor de causas promovidas por el obispado y por los curas. La gran reforma parroquial, que venía de atrás, con la cual se aumentaba con un buen número de nuevas parroquias dotadas por el Estado, cuando es presentada por el obispo Jacinto Mª. Cervera, es aceptada por el gobierno liberal, el cual no la publica, porque el gabinete ministerial liberal cae en la víspera del concejo de ministros que debía avalarla con la sanción última. Hay un hecho innegable y es que Antoni Maura saliera ininterrumpidamente elegido durante una larga carrera política. Sin una afluencia de los votos provenientes de los sectores católicos, parece que no podríamos explicar este éxito electoral. Más todavía, si públicamente había una retórica antiliberal, debajo mesa debía de haber también un apoyo político, más allá de la corrupción característica del sistema de la 16

AMENGUAL I BATLE, Columna y Antorcha, pp. 123-176.

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Restauración. La retórica del obispo Cervera y también los pocos pasajes antiliberales que nos han llegado del P. Joaquim, aun cuando alguno es lo suficiente significativo y acalorado, no nos explican la buena acogida que este dio a Antoni Maura y a sus acompañantes, políticos prominentes del liberalismo, cuando fueron a Lluc. Queda mucho por averiguar en la interpretación del voto de los católicos mallorquines y, más todavía, en las orientaciones que han salido del obispado.

La urgencia de una predicación popular Es bien sabido que las normas pastorales del s. XIX se inspiraban todavía en la disciplina del Concilio de Trento (1545-1563). Los párrocos y los vicarios estaban obligados a predicar en la misa solemne de los domingos y de las fiestas de guardar. Del resto, poco más se evangelizaba en los idealizados siglos del Antiguo Régimen. La catequesis era muy elemental. Pero todo esto fue un avance sobre lo que se realizaba durante la Edad Media. Ahora bien, las nuevas circunstancias pedían más. No bastaban ya los "cuaresmeros" y los sermones de campanillas que hacían los predicadores de moda, más por lucirse que por ayudar el pueblo creyente. Por otro lado, los seminaristas de la época del Concordato son ya párrocos. Es la generación de los curas formados por los exclaustrados. Tal vez éstos mostraban formas ministeriales no tan atadas al beneficio. Los jóvenes párrocos y vicarios pueden pensar en una pastoral de más alcance. También un grupo de seglares, entre ellos un buen número de los que se habían inscrito al Oratorio Parvo de Santo Felipe, entran en el movimiento de la Renaixença, y logran un prestigio cultural notable. Ahora bien, ni seglares ni curas, en su mayoría, no acaban de captar el espíritu que deriva de la Ilustración. Por esto, en el campo de la publicística y de la política, no tienen un mensaje nuevo. Estamos en el tercer siglo de divorcio entre la sociedad y la Iglesia. Son católicos hijos del romanticismo y, generalmente, hostiles a las consecuencias de la Ilustración. Identifican la trayectoria histórica de Mallorca con la tradición reaccionaría y centralista. Desconocen o se alejan de los mallorquines más renovadores17, como son el obispo Bernat Nadal, el Vicario General Joan Muntaner, el canónigo Cristòfol Caldera, el mismo franciscano exclaustrado Jeroni Bibiloni, o el aristócrata Guillem Ignasi de Montis. De todas maneras, alguna cosa se mueve, en un obispado que tiene una gran cantidad de presbíteros, muy mal distribuidos y peor utilizados. La causa de este desfase pastoral es, en buena parte, el sistema beneficial, que canaliza las fuerzas hacia el culto, y gira la espalda a la evangelización y a la promoción de la justicia. Así, en Palma se acumulan los presbíteros, mientras en ciertos lugares rurales son más escasos. Según las estadísticas, a cada uno de los cerca de 140 curas que se dedican a la tarea parroquial le corresponden 1490 personas y los feligreses vienen a corresponder a 2.800 por parroquia. Son proporciones altas, para aquellas sazones. Quedan otros 500 presbíteros que viven del beneficio, sin tarea pastoral. La reforma pastoral se hace esperar. Por esto, algunos presbíteros, tras las cortas experiencias de Mons. Cabrera, toman la iniciativa y empiezan a vivir su ministerio con un talante misionero. La Restauración de 1874 facilita el ministerio itinerante. Así surge 17

Josep AMENGUAL I BATLE, «La preilustración en los medios eclesiásticos de Mallorca (ss. XVII-XVIII)», en Hispania. Revista española de historia, (Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto de Historia. Madrid) 62/3 núm. 212 (2002) 907-956.

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un equipo de predicadores. No sabemos demasiada cosas de sus orígenes. Parece que algunos presbíteros del Oratorio son piezas capitales. El más constante es el P. Rosselló. Los curas, Mn. Miquel Maura y Mn. Miquel Parera provienen del Oratorio Parvo. Por otro lado, debemos contar con un grupo de jesuitas, entre los cuales destaca el P. Dionís Luis Martín, valenciano que, parece que es el hombre de más experiencia del equipo misionero. Había llegado en Mallorca el año 1874. Él debía de aportar el conocimiento del método jesuítico de predicar las misiones populares, por lo cual, durante los nuevo años que fue en Mallorca, fue el director. Ahora bien, el núcleo del equipo misionero permaneció alrededor del P. Rosselló durante una treintena de años, mientras las fuerzas le permitieran ejercer este ministerio. El P. Rosselló y Mn. Parera predicaron juntos incluso tras 1890, cuando el equipo fue sustituido por la Congregación de Misioneros de los SS. Corazones. El P. Rosselló, además, había quedado herido espiritualmente por la predicación de St. Antoni Mª. Claret. De hecho, hay constancia que se inspiró en sus obras para componer algunos sermones de misión. Los indicios nos habían llevado a suponer que el equipo se originó durante los primeros tiempos de la Restauración, y así lo dejamos escrito en Columna y antorcha. Posteriormente hemos encontrado una confirmación de esta hipótesis, a la información que el obispo Mateu Jaume remitió en Roma, con ocasión de la Visita ad limina, que se realizó en el año 1879. Dice que hacía cuatro años que los Paules, los presbíteros del Oratorio de Santo Felipe Neri, los Jesuitas y algunos presbíteros seculares atravesaban a Mallorca predicando las misiones por todos los pueblos. Parece que los Paules formaban un equipo propio. Retornado al equipo de misioneros que nos ocupa, podemos decir que se distribuyen el trabajo misionero de esta manera: el P. Martín dirige y anima la misión infantil y los cánticos. El P. Rosselló se responsabiliza de los sermones morales y, a veces, de la misión dirigida a las mujeres; Mn. Maura se ocupa de los sermones doctrinales. Parece que Mn. Parera no tenía una tarea tan definida como los otros. Los sermones generales se predican de mañana y al atardecer. Los propietarios que tienen gente asalariada, generalmente no impiden, antes al contrario, favorecen que los gañanes escuchen a los misioneros. Las relaciones sociales y laborales se exponían en la forma clásica, que ofrecía una cobertura al paternalismo. Solamente el “sermó del ramell”, del “ramillete”18 predicado por el P. Rosselló en Llucmajor el año 1891, contiene una profética advertencia a los señores, que serán desbancados por Dios y, además, el socialismo está a las puertas, amonesta el predicador. La temporada de otoño y de invierno, durante la cual se hacían las misiones coincidía con una menor actividad laboral dentro la Parte Foránea. Añadamos que no conocemos ninguna misión predicada en Palma por nuestro equipo y probablemente tampoco la predicó otro grupo misionero en esta época.

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Se llamó así, porque el predicador de la Cuaresma, en este día, se dirigia a cada estamento de la feligresía, y le obsequiaba con un pequeño proyecto de vida cristiana, que se llama “ramell” o “ramillete”.

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LAS ESTRUCTURAS PASTORALES DEL S. XIX19 La reforma del seminario de Mallorca por el doctor Cervera. El clamor para una formación intelectual más rigurosa vino también desde el mismo clero. Un hombre de la calidad filosófica y espiritual como el beato Antonio Rosmini (1797-1853), el año 1848 escribió un libro sobre las cinco llagas de la Iglesia, la segunda de las cuales, es la de la mano derecha, en la cual representa la precaria formación científica del clero . El libro le valió caer en la lista maligna del índice de los libros prohibidos. Pese a se lo valdría aprender a prevenir, antes de haberse de retractar tan repetidamente, no es superfluo recordar que el papa Joan Pablo II lo rehabilitó y Benet XVI lo ha beatificado (2007). La crítica no vendía de lejos, solamente. También el fundador de los Operarios diocesanos, Manuel Domingo y Solo (1836?1909) se lamentaba que los seminarios "parecían una matorral". Que en Mallorca, a pesar de las reformas del obispo Miquel Salvà, introducidas desde 1851, la formación seminarística era lo suficiente deficiente, nos lo muestra Mn. Antoni Mª. Alcover, cuando comenta el plano de estudios introducido por el obispo Pere Joan Campins y Barceló, el año 1898. Basta ver como era optativo cursar instituciones y crítica bíblica, patrología, etc. En otro lugar ya hemos caracterizado brevemente el clero mallorquín,20 y como la carencia de predicación parroquial era suplida por las "maestras" y por los predicadores, entre los cuales debemos contar el P. Rosselló.

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Véase el desarrollo de este esquema en AMENGUAL I BATLE, «Ensayo», en NRV, pp. 232-242. AMENGUAL I BATLE, «Ensayo», en NRV, pp. #.

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LA TRAYECTORIA DEL PRESBÍTERO JOAQUÍN ROSSELLÓ21 1. Interpretación misionera del presbiterado. a. Promotor de grupos y asociaciones. Al año siguiente de su ordenación presbiteral, con otros presbíteros, instaló la asociación de la "Corte angélica de S. Luis", recientemente fundada en Barcelona. La asociación de los conocidos "Lluïssos/Luises", al presentarse al obispo para su aprobación se declaraba como una de las instituciones "acomodadas al espíritu y circunstancias de la época". Esta pretensión se transparenta en los medios que debería utilizar, consistentes en: una educación, a la vez social y religiosa, que forme su corazón según el espíritu de la 22 Iglesia, y conforme al modelo de su Fundador Jesucristo.

Esta era una de las maneras de llenar la laguna dejada por la desaparición de la Congregación Mariana. También el P. Joaquín se dedicó a trabajar intensamente entre jóvenes y hombres desde el "Oratorio Parvo" de S. Felipe Neri, una vez que ingresó en la congregación oratoriana. No inferior fue su actividad entre las mujeres, partiendo de la plataforma de la "Asociación del Amor divino", promovida por el Hno. Gregorio Trigueros. b. Las misiones populares. Estas eran formas de colaborar a la restauración de la iglesia, mediante una pastoral concebida generosamente. No pienso que el P. Rosselló fuera propenso a conseguir tal objetivo con medios coercitivos propugnados por sectores radicales. De todas formas, ya en el s. XIX hubo obispos que se percataron del oportunismo de los gobiernos absolutistas, cuando pretendían aprovechar los sentimientos religiosos y manipular la iglesia para servir a su causa23. En principio, las misiones populares fueron 21

Véase el desarrollo de este esquema en AMENGUAL I BATLE, «Ensayo», en NRV, pp. 243-.250. A. THOMAS, Un Gran Misionero, Biografía del M. Rdo. P. Joaquín Rosselló y Ferrá, fundador de la Congregación interdiocesana de Misioneros de los SS. Corazones de Jesús y de María, Palma de Mallorca 2/1929, p. 51. 23 Manuel REVUELTA, en Historia de la Iglesia en España, V, p.105. El obispo de Mallorca, pretendió abrir los ojos a los creyentes con un escrito pastoral que 23 José Manuel CUENCA, Aproximación a la historia de la Iglesia contemporánea en España, Madrid (Rialp), 1978, pp., 130-131 presenta así: "A uno de los más moderados y conspicuos miembros del estado mayor liberal, el prelado mallorquín Pedro González Vallejo(1820-1824), pertenecen estos párrafos dirigidos a los que so capa de religiosidad, denostaban el nuevo sistema: 'Algunos españoles que dominados de la ambición, avaricia, resentimientos y otras pasiones que degradan al hombre, no conocen la caridad cristiana, que según el Apóstol les obliga a procurar más bien el provecho de los demás que el suyo propio y a pos poner, como explica Natal a Alejandro, sus comodidades, intereses y ventajas, al bien público y conservación de la paz, varios ministros del santuario fanáticos y poseídos de los mismos depravados afectos, y que profanando sus sagradas funciones, abusan del crédito que les da su elevado carácter, hijos desnaturalizados todos de nuestra común madre la Patria, seducen a muchos sencillos e incautos y la conducen al borde del precipicio; al paso que también deshonran la religión que falsa y pérfidamente invocan, queriendo ocultar con tan sacrosanto nombre sus fines particulares y perversos, y honestar enormes crímenes que ella detesta: la rebelión, el perjurio, el asesinato, el robo, las prácticas supersticiosas, confianzas y ridículas en ellas, y otros muchos y más graves excesos que intentan cubrir bajo su augusto manto; y como no se perdona medio por ilícito y reprobado que sea, se ha llegado hasta el escandaloso extremo de incorporar en esta nefanda sedición y aun poner a su cabeza algunos puntos, personas demasiado famosas por sus muchos y muy feos delitos. ¿Y tienen la osadía gentes tan depravadas de apellidarse defensores de la fe del Cordero sin mancha? ¿Y es posible que haya algunas tan ignorantes o simples que se dejen alucinar de sus engañosas apariencias y discursos, cuando están viendo palpablemente la conducta que observan tan contraria a la doctrina que con sus palabras y exemplos nos enseñó aquel mismo Maestro?... Estos espíritus turbulentos e inquietos han desobedecido al gobierno y tomando la religión por cobertura de sus iniquidades bajo el falsísimo pretexto 22

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promovidas por tales gobiernos (años 1823-1824), para conseguir la obediencia general al rey absoluto; pero poco a poco los misioneros se desentendieron del activismo político directo, si bien no se liberaron del pesimismo respecto de la posibilidad de un cambio de la sociedad penetrada de ideas liberales. Es dentro de esta mentalidad que creció la actividad misionera del P. Joaquín. Una razón fundamental me ha llevado a recordar estos aspectos de sobra conocidos, y es que lo que da originalidad al P. Rosselló es su comprensión misionera del ministerio presbiteral. Por más que dentro de la sociología clerical él perteneciera al tipo de sacerdote beneficiado -lo era de la parroquia de Sta. Cruz, en el altar de Santa Gertrudis-, o sea al modelo de cura que deducía, y, aún incomprensiblemente, deduce sus tareas y compromisos eclesiales del convenio o estatutos por los que se rige el cargo que le da sustento económico. En cambio, la interpretación que el entonces vicario de Sta. Cruz dio del ministerio, tiene otra inspiración, que se basa en el sentido misionero del mismo, con lo que se aproxima a lo que tradicionalmente ha sido y se ha llamado la vita apostolica, por más que ésta no se refiere exclusivamente al presbiterado24. El fuego interno de su vida, -que conocemos por sus numerosas alusiones a la espiritualidad de los SS. CC., como un fuego abrasador- fue más poderoso que la configuración canónica vigente, en la cual podía haberse amparado, y hubiera sido un cura cumplidor de su deber; o más tarde un filipense observante y ejemplar. Pero fue un misionero. Todavía hay un problema que pide una mayor atención de la que se le concede normalmente y es: ¿cómo el presbítero Rosselló, habiendo decidido "encerrarse" en la congregación de Oratorio de S. Felipe, -comunidad que ejerce prevalentemente su ministerio en la iglesia y casa propias, aceptó y promovió su participación en la predicación itinerante? La respuesta no puede arrancar en al propensión de su carácter, que conduciría a un resultado opuesto, en sentido recoleto. Parte más bien de su análisis de la situación en que se hallaba la evangelización, sobre la cual ya hemos hecho algunas referencias, y de modo muy preciso, esta interpretación misionera denuncia la influencia del hermano jesuita Gregorio Trigueros, desde un doble ángulo: a. en cuanto le puso en relación con asociaciones de tipo formativo y apostólico, y en él creció el aprecio por ellas, y hasta trabajó en su fundación; y

c. en la interpretación misionera de la devoción a los SS. Corazones. En esta influencia, que quisiera tipificar como jesuítica, creo que hay que observar el nacimiento de un impulso que del P. Joaquín, temperamentalmente inclinado a la de peligrar cuando nunca ha estado más segura, se han insurreccionado y puesto en lucha armada contra aquél, obrando así abiertamente contra la misma doctrina de la Iglesia de Jesucristo, que falazmente propalan defender; lejos, pues, de convenirles el nombre de defensores de la fe, que tan indebidamente se arrogan, les estaría mejor aplicado lo que de otros dice el Apóstol, que se apartaron del camino de la verdad y justicias, porque han traspasado las leyes divinas y humanas violando los más sagrados deberes; que no hay uno solo de entre ellos que haga el bien, porque no tienen caridad por la Patria no con sus conciudadanos, y no hay fruto bueno cuando no sale de aquella raíz; que sus pies son veloces para derramar la sangre, pues que la han derramado y la derraman en abundancia en las provincias que han tenido la desdicha de verse pisadas por ellos; y que no han conocido el camino de la paz porque no respiran más que crueldades y violencia fomentando la confusión y la guerra intestina con que se mantienen y alimentan'". Carta pastoral de 11 de noviembre de 1822, Palma, 1822, 3-7. 24 La vita apostolica es el estilo que encarnaron los mendicantes, cuando unieron la pobreza, la predicación itinerante y la comunidaa. Es un referente imprescindible para captar la aportación del P. Fundador. Merece un tratamiento específico en la formación, desde el noviciado.

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soledad, hizo un activista para lograr las realizaciones y colaboraciones que son de sobra conocidas. d. Oratoriano y misionero popular. De la interpretación misionera que el P. Rosselló dio al presbiterado, todavía no hemos mencionado su aspecto más conocido, que hoy resulta muy complejo y hasta problemático, cual es el de misionero popular. Las Notas y las biografías que todos conocemos, están repletas de testimonios al respecto. Por ello me dispenso de repetir datos, aunque no de señalar que la actividad misionera itinerante es una interpretación heterodoxa de la vocación filipense, y que, a mi entender, tiene sus raíces en los contactos que nuestro Fundador mantuvo con el mencionado jesuita exclaustrado, y, posteriormente con sus hermanos de orden retornados temporalmente o permanentemente, algunos de los cuales formaron equipos de predicación, entre los cuales el P. Rosselló tenía un puesto significativo. Con estas actividades el P. Joaquín no se constituye en un caso único en el presbiterio, pero sí que su actitud marca una línea pastoral de notable incidencia, como es la de responder a una renovación de la vida cristiana, mediante el ministerio de la palabra, en una iglesia que, debido a su insularidad, vio retardarse el retorno de las órdenes antiguas, y empezó a reconstruirse paulatinamente, mediante nuevas fundaciones. O asumiendo los exclaustrados y los presbíteros más dinámicos aquellas actividades no cubiertas por el ministerio parroquial, como entonces se entendía generalmente. e. Iglesia local y renovación del clero. Esta colaboración pastoral subraya otro aspecto de la fisonomía del P. Joaquín: su entrada en S. Felipe no fue una salida del presbiterio mallorquín: su trabajo conjunto con otros presbíteros, y su frecuente contacto con aquellos que ejercían el ministerio estable en las parroquias, fueron para él un vínculo indisoluble con la iglesia local y su presbiterio. Otra característica de la figura del P. Joaquín merece también nuestra atención: y es su vinculación a los seminaristas y su amistad inquebrantable y, a veces, dolorosa, con sus hermanos de presbiterio. También de ellos las biografías son abundantes. Ahora bien, a partir de esta práctica, me atrevería a proponer la siguiente hipótesis: ¿habría sido la venida del obispo Cervera, con su programa de renovar el clero y el seminario, el incentivo para ayudar al P. Joaquín a madurar su vocación como promotor activo de la renovación del clero, a partir de los medios que le eran familiares, por estar en su vida: la amistad, los contactos personales, una cierta dirección espiritual sistemática, y un nuevo ministerio: el de los ejercicios espirituales? Nuevo en el sentido que ya no lo ejercían los profesionales de siempre. La carta a Miguel Costa i Llobera, datada ocho meses después de la entrada del o. Cervera, manifiesta una manera muy personal de leer la actividad del obispo, subrayando todo aquello que coincide con sus preocupaciones: predicación más intensa al pueblo, normalización en la provisión de cargos parroquiales por una parte, y por otra una renovación del mismo clero, mediante los ejercicios espirituales: Supongo que no ignora lo que pasa en la actualidad en nuestra Mallorca en lo que mira al estado eclesiástico: El Sr. Obispo que, por fallecimiento del Ilmo. Sr. D. Mateo Jaume, ha entrado en regir la Diócesis, es hombre de sí tan activo y celoso que está en continuo movimiento pues que, no bien cuenta ocho meses su episcopado en esta nuestra isla, y ya tiene hecha, por concurso, la provisión de Curatos; dados ejercicios espirituales por el mismo a todos los sacerdotes; en la Iglesia de S. Francisco ejercicios espirituales, dados por él mismo también, a hombres primero, y después a mujeres; ha dado igualmente ejercicios a monjas; hechas dos ordenaciones generales, iniciado la santa

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visita por los pueblos, teniendo ya recorrido un crecido número de ellos; convocado el clero a exámenes y examinado ya, etc. Dios conserve por mucho tiempo a tan celoso y activo Prelado"25.

La carta continúa aludiendo a la oposición que encontraron las medidas del obispo Cervera. No puedo hoy entrar en un estudio de las raíces de la misma, por lo que me limito a reiterar lo dicho ya otras veces; el programa de renovación debía ser necesario. Tengamos presente que el obispo Mateu Jaume ya regresó a su tierra, desde la vecina Menorca, en edad de jubilación, si bien su pontificado no fue vacío. Pero tal vez se hiciera necesario un relanzamiento que, por otra parte, no justifica los medios coactivos que caracterizaron al obispo Cervera, así como el consabido tono de superioridad respecto de una diócesis isleña, ante el cual se muestra reacia la hipersensibilidad de los nativos. Quede apuntado que el proyecto del obispo Cervera fue considerado válido por el P. Fundador, y a él se sumó, compartiendo posteriormente las críticas que dicho programa mereció, así como los medios que se pusieron en marcha para hacerlo operante.

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Ep 65 (12 abril, 1887). Textos de pastorales del obispo Cervera se pueden leer, seleccionados por el P. José NICOLAU BAUZÀ, Un hombre que creyó en el amor. El P. Joaquín Rosselló y Ferrá fundador de los Misioneros de los SS. Corazones (Mallorca). Palma de Mallorca 1968, ps. 107-109. Creo que sería saludable conceder voz a quienes tuvieron una visión diversa de quienes son para nosotros los protagonistas. El contraste de visiones podría situar más certeramente cual es en realidad la aportación del Fundador y del obispo Cervera. No renuncio a intentarlo.

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II. Proyección eclesial de la obra del P. Joaquim Rosselló y Ferrà, desde el ángulo de la renovación del ministerio presbiteral Al cumplirse el centenario de la muerte del P. Joaquim Rosselló y Ferrà, nos encontramos con un patrimonio de espiritualidad bastante abundante. Podríamos mencionar como él supo difundir la espiritualidad de los SS. Corazones en los ambiente populares, de forma que dejara de ser un bien casi exclusivo de los conventos1. De esta manera, contribuyó a que se difundiera una visión de Dios más próxima, que disponía a recobrar al Dios bíblico, Padre, amigo del pueblo. Un Dios amor, que atrae, y nos muestra su gran manifestación en Cristo Traspasado, que nos atrae2. Desde la misma espiritualidad del Corazón de Jesús se popularizó la frecuencia de la comunión, que se consumaría, con el movimiento litúrgico, en una celebración de la eucaristía entera. De esta manera se han acabado las misas sin comunión, que se extinguieron simultáneamente con las de las comuniones generales. Probablemente desde el campo de ciertos liturgistas nunca se valorará lo suficiente la preparación que hicieron los promotores de la devoción al Corazón de Jesús, por tal que el movimiento litúrgico encontrara el camino allanado, en cuanto a la celebración eucarística. Los motivos que aducen los liturgistas, para no admitir el culto litúrgico al Corazón de Jesús son evidentes, y merecen más respeto del que gozan. En efecto, la fiesta del Corazón de Jesús no celebra un misterio o acontecimiento del Salvador, y ciertas formas devocionales, como la proliferación de la exposición de la eucaristía han siguiendo haciendo sombra a la misa. Pero, si ponemos a parte estos obstáculos, reconocemos que la pastoral litúrgica lo ha tenido más fácil, en su implantación. El P. Joaquim Rosselló y Ferrà dio una interpretación misionera al presbiterado, de forma que no se paró en las obligaciones como beneficiado, antes salió y se convirtió en un gran misionero popular y en un excelente acompañante espiritual. La restaurada comunidad del Oratorio de Santo Felipe Neri de Palma, P. Francesc Molina Guardiola3, le dio la oportunidad de acompañar los jóvenes que entraron dentro la Renaixença, la industria, las finanzas y las comunicaciones. Un grupo de estos jóvenes entró en el Seminario. El ministerio de la confesión lo acercó a la mayoría de estas personas. El ferrocarril que se implantaba favoreció los movimientos hacia casi todos los pueblos de Mallorca, con el equipo de jesuitas, oratorianos y presbíteros diocesanos, que aprovecharon la tranquilidad de los años de la restauración alfonsina, por completar una pastoral con poca predicación, escasa catequesis y mucho culto y devoción. Los Padres de la Misión y las noveles congregaciones femeninas eran los otros puntales de la restauración católica mallorquina, a la cual ayudaron los intelectuales 1

Miguel Duran PASTOR, Repercusiones de la Revolución de 1868 en Mallorca, Palma de Mallorca 1980, pp. 21 i 167. 2 PE 21. Regles, 7. 3 Josep AMENGUAL I BATLE, «Relacions entre les Congregacions de l’Oratori de Sant Felip Neri i la de Missioners dels Sagrats Cors de Jesús i Maria (Mallorca)”, en I Centenari de la mort del Pare Francesc Molina i Guardiola, C. O. Restaurador de l’Oratori de Sant Felip Neri a Mallorca, Conferències, 17 i 19 de maig de 2006, Recull commemoratiu, Maig 2006, (Congregació de l’Oratori de Sant Felip Neri (Palma) pp. 1-16.

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católicos de la época. La vivencia del ministerio presbiteral del P. Joaquim Rosselló y Ferrà sería incomprensible sin la vida comunitaria del Oratorio de Santo Felipe, sencilla y participativa. Lo dispuso a mostrar simpatía a los movimientos que surgieron en turno del concilio Vaticano I. Hoy nos detendremos en hacer el intento de captar cuál fue su aportación a la renovación del presbiterado diocesano.

Del ministerio al beneficio Dentro la Edad Media el presbiterado ganó espacio al diaconado, y con la implantación rural del cristianismo el presbítero se convirtió en el presidente visible de las comunidades de creyentes que, al cabo de siglos serían conocidas como parroquias. La transformación del ministerio pasó por otras pruebas. En primer lugar, de ser un servicio de presidencia, de evangelización de la comunidad, se convirtió en un oficio cultual. La plegaria y la celebración de la eucaristía abrumaran su atención. La predicación escaseó, fue repetitiva y perdió el sentido misionero. Se había impuesto el modelo sacerdotal del Antiguo Testamento y el del mundo greco-romano. El presbítero pasó a ser casi exclusivamente sacerdote, de forma que muchos reducen su servicio al culto en un altar, hecho que origina la casta secular de los denominados altaristas. Hubo alguno que, en treinta años, se presentó a 40 oposiciones. Esta reduccionismo al culto originó una distinción entre el ministro ordenado y el resto de creyentes que no lo eran. Antes la distinción la marcaba el bautismo. Ahora se añadía una ruptura nueva, que la marcaba el sacramento de la orden. Es cierto que no es lo mismo ser casado o soltero. Pero eclesialmente no hay diferencias. Lo mismo pasaba antes entre los ordenados y quienes no lo eran. Económicamente se impuso un cambio. Los que se dedicaban al culto no podían ensuciarse con los trabajos de los mercaderes ni con los tareas de los labradores. Había una nueva pureza, que no venía del Nuevo Testamento, que tendía a diferenciar los ministros del resto del bautizados. Al presbítero ya no le son permitidos ciertos trabajos manuales, como los que hacía San Pablo. No encajaba con la apreciación social que proponía el manual de buenas costumbres y de educación, que se inspiraba en el De officiis de Cicerón. Se podía comer sin trabajar. Además, la atención sacramental a los bautizados pedía cada vez más tiempo, por lo cual hubieron de inventar un sistema para mantener a los clérigos. Fue el beneficio. Es decir, se crearon unos fondos con tierras, casas, o dinero, que daban unos réditos, con los cuales en parte o totalmente podían vivir los obispos, los canónigos, los párrocos, los vicarios, y el resto de beneficiados, que a menudo no eran más que tonsurados, que vivían casados. Todos gozaban de muchos privilegios, no podían ser juzgados por la autoridad civil, etc. Los abusos serían infinitos. Todo lo anterior nos muestra como se había impuesto un ministerio sin referencia a una comunidad a la cual servir. Existía el funcionario sin función. Era la generalización de las ordenaciones absolutas, es decir, desatadas de una comunidad. Se impuso un ministerio sin sentido social.

Del beneficio al ministerio Con el sistema liberal los beneficios empezaron a hundirse. Se no concebía una vida dedicada a la plegaria, sin que incluyera un servicio, es decir, sin una utilidad social.

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Las exigencias económicas no admitían que hubiera bienes reservados a las manos muertas, es decir, bienes que no se pudieran vender, transformar, etc. Y, así, las diversas desamortizaciones del s. XIX, derrumbaron el sistema beneficial. Las desamortizaciones, se impusieron con brutalidad. Fueron injustas, y discriminatorias, porque no dejaron a los religiosos en una situación humanamente digna. Serían discriminatorias, porque no tocaron otras manos muertas, más parasitarias, como eran las grandes propiedades de la nobleza. Además, serían destructoras de comunidades legítimas, que solamente en parte podían oponerse a las nuevas ideas. Fueron dilapidadores de patrimonio artístico, bibliográfico-documental y ecológico. Por añadidura, no arreglaron las finanzas del Estado, por carencia de una preparación en sus ejecutores, y por el pillaje que se introdujo. Las propiedades pasaron de las entidades eclesiásticas a las familias acaudaladas, con lo cual la distribución de la riqueza y el movimiento de capitales no cambió la situación ni de la hacienda estatal, ni de las masas populares. Serían una muestra más de la ineptitud de los gobernantes. Es decir, la desamortización fue parcialmente inútil. Sólo con el transcurso de los años las propiedades desamortizadas empezaron a ser más productivas. Considero más importante decir que, como en otras épocas de la historia, dentro la Iglesia faltó una sensibilidad evangélica, que condujera al desprendimiento voluntario de las riquezas, según la sensibilidad evangélica, como vemos en Santo Agustín, la reforma cistercenciense, la de San Francisco y Santo Domingo, San Cayetano y San Ignacio de Loiola. Esta omisión fue, además un error histórico de los más grandes, puesto que las desamortizaciones eran necesarias e inevitables. De aquí que la omisión de los religiosos, obispos y papas, dio cauce a que las reformas se hicieran mal y en contra de las instituciones eclesiásticas. Se produjo una reducción del número de eclesiásticos. Los tonsurados desaparecieron. Una segunda consecuencia fue que los ministros empezaron a serlo de nuevo. En una primera etapa, los eclesiásticos se politizaron radicalmente, y defendían el antiguo orden político, encarnado por la monarquía absoluta. Por esto la mayoría fue ardientemente antiliberal. Aun así las situaciones se fueron aclarando, tras el concordato de 18514. Entonces los eclesiásticos eran fervientemente monárquicos, y estaban deslumbrados por una reina disoluta sexualmente, la cual mostraba su piedad en muchas devociones y arreglando, cuando podía, numerosas situaciones del clero mal tratado por el gobierno. Los eclesiásticos soñaban en el antiguo régimen, olvidando que Carlos IV (III de los castellanos) y Carlos V (IV) habían procedido sin escrúpulos a desamortizar todo lo que creyeron necesario. Ahora bien, los eclesiásticos han dado muchas pruebas de ser de memoria de poco alcance. Sobre todo si han escalado ciertos peldaños de color rojo. Digamos enseguida que, a diferencia de Alemania, la Iglesia en España no dispuso ya más de bienes inmuebles productivos, como podían ser tierras, granjas, etc. En realidad el clero español ha pagado más por las alianzas y por las apariencias que por las riquezas. Es una muestra más de la corta vista de sus dirigentes.

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William J. CALLAHAN, La Iglesia Católica en España (1875-2002), (Crítica), Barcelona, 2002,

pp. 19-79.

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Hacia la despolitización progresiva del clero y a la conversión pastoral Pasado el concordato de 1851, en general los clérigos, digamos los presbíteros y también los obispos, se despolitizaron mucho y entraron por los caminos más evangélicos, de la vida sencilla y austera, y de una incipiente dedicación al ministerio. Los párrocos y vicarios predicaban los domingos y fiestas, y los beneficiados eran más asiduos al confesionario. Pero la catequesis la hacían las mujeres, o beatas, palabra que no era despectiva, como actualmente. Y, a medida que adelantaba el siglo, estas tareas serían animadas por las nuevas congregaciones femeninas. Los curas se acercaron progresivamente a la gente. Pero, sólo a finales del s. XIX, su formación fue suficiente, pese a no ser buena ni abierta. Soy consciente de que, con estas observaciones, provocaré más rechazo que asentimiento; pero sólo querría decir que soy más suave que el beato Rosmini, y que el antiguo rector del Seminario de Ávila, Baldomero Jiménez Duque, según se expresa en la Historia de la Iglesia en España, dirigida por Ricardo García-Villoslada5, profesor de Salamanca y de la Gregoriana de Roma, donde pude escucharle dos cursos seguidos. Querría decir que toparse con la cruda realidad, es imprescindible, para aprender a preparar un futuro más luminoso. Aquellos años del s. XIX serían de mucha generosidad, y de pocas luces. Los resultados son de sobra conocidos. Los seminarios llenaban la testa de los seminaristas con casos de moral complicados y a menudo inverosímiles; omitiendo una elemental introducción a las Escrituras. Las tesis teológicas estaban alejadas de la realidad, y próximas a la Edad Media, pero huérfanas de sus grandes maestros.

El proceso del cambio Ahora podemos deducir por qué surgieron tantas fundaciones dedicadas a la doctrina cristiana, a la enseñanza elemental. El Estado no tenía escuelas, ni maestros, ni los podía pagar. Los obispados, tampoco. Otro reto era el de la predicación al pueblo, descuidada desde la supresión de las órdenes religiosas, de 1835. Aquellos presbíteros menos politizados, más religiosos, más pobres, generalmente no estaban en condiciones de dedicarse a la predicación. Por esto debieron surgir grupos de misioneros, empezando por los Padres de la Misión, por Mn. Rafel Caldentey, Mn. Francisco José Cabrera6, un carlísta deportado por años a Mallorca, un predicador asiduo, Mn. Gabriel Marià Ribas de Pina, y, de una manera más coordinada y permanente el oratoriano de Santo Felipe Neri de Palma, el P. Joaquim Rosselló y Ferrà, y algunos jesuitas articularon unos equipos misioneros, con Mn. Miquel Parera y Mn. Miquel Maura, antiguos miembros de el Oratorio Parvo de Santo Felipe. Un obispado que se regenera Hemos aducido unos pocos nombres, que conviene ensamblar en medio de otros muchos, exclaustrados, presbíteros, fundadoras y laicos, que protagonizaron una renovación inesperada de la Iglesia. Antes, colocamos el marco más amplio de la 5

Baldomero JIMÉNEZ DUQUE, Espiritualidad y apostolado, en Ricardo GARCÍA-VILLOSLADA (Dir.) Historia de la Iglesia en España, V (BAC Maior 20) Madrid 1979, pp. 395 - 474. 6 J. M. C., «Amigos del Corazón de Jesús. El P. Francisco Cabrera y Aguilar», en Mensajero del Corazón de Jesús, 2 (1886) 34-38.

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renovación de la Iglesia dentro el arco mediterráneo, que va desde Valencia al Pirineo, dentro el cual debemos ver el monasterio de Montserrat, dónde el año 1881 coronaron por primera vez en España una imagen de la Virgen María. Mencionamos las figuras más interesantes, para nosotros. San Antoni Mª. Claret (1807-1870), misionero, fundador y obispo. San José Manyanet Vives (1833-1901), fundador de les congregaciones de la Sagrada Familia. Sant Manuel Domingo i Sol (1836-1909), fundador de los Operarios Diocesanos. Beato Enric d’Ossó, (1840-1896), fundador de la Compañía de Santa Teresa. Mn. Fèlix Sardà y Salvany, (1844-1916), publicista de tendencias antiliberales. Manuel Polo y Peyrolón (Cañete (Cuenca), 1846-València, 1918), promotor del laicado católico, y primer parlamentario que propugnó el multilingüismo en las Cortes españolas. Publicó la crónica de la peregrinación a Palestina, en la cual participó el P. Joaquim. El obispo de Vic, Josep Torres y Bages (1846-1916), hombre de gran influjo ideológico dentro Cataluña y dentro el catolicismo renovador conservador.

Desde un presbiterio en crecimiento7: Podríamos hinchar el listado, pero nos baste mencionar hacer algunos nombres, que muestran como los presbíteros iban tomando cada vez más conciencia de su vocación y de la importancia de su ministerio. Mn. Antoni Roig y Reixac (Maó, 1750-Palma, 1808). Fundador de las Hnas. de Caridad (1798), preilustrado y patrólogo8. P. Miquel Ferrer Bauçà (1770-1857) OST. Fundador de las Hnas. Trinitarias, predicador y publicista, y posteriormente exclaustrado9. Mn. Pere-Josep Llompart Campins (1807-1893). Rector Seminario, al comienzo de su restauración. Mn. Sebastià Gili Vives (1811-1894), Fundador de las Agustinas del Amparo, y promotor de las obras sociales con la infancia, especialmente con los expósitos10. 7

Además de Pere XAMENA–Francesc RIERA, Història de l’Església a Mallorca, (Els Treballs i els dies, 29), Mallorca 1986, véase Pere-Joan LLABRÉS I MARTORELL, «Un esplet de santedat sacerdotal en el segle XIXè mallorquí», en Lluc, 70/756-757 maig - agost (1990) pp. 37 - 44 (101-108). Pere SALAS VIVES, «Clergat i poder a Mallorca durant la Restauració», en Clergat i poder en la Mallorca del canvi de segle: Miquel Maura i Montaner. Vè Simpòsium d’història social de la religió. 12 i 13 de Maig de 2003. Miquel À. MARÍN GELABERT, (Editor) (Col·lecció Historia Vitae Magistra, 4), Postulació de la Causa de Canonització, [Mallorca], 2005, pp. 91-113. Bartomeu CAIMARI CALAFAT, «Evolución general del clero diocesano de Mallorca (1843-1915)», en Clergat i poder, p. 245-267 8 Josep AMENGUAL I BATLE, Mn. Antoni Roig i Rexart, peoner de la caritat i de l'evangelització, Fundador de les Germanes de la Caritat, y trad. cast.: D. Antonio Roig i Rexart, pionero de la caridad y de la evangelización. Fundador de las Hermanas de la Caridad, Palma de Mallorca 1987, «Mn. Antoni Roig i Rexac, un mestre espiritual contemporani de la Revolució Francesa (1750-1808)», en Comunicació. Revista del Centre d’Estudis Teològics de Mallorca, ns. 115-116 (2006) 185-206. Conviene corregir el segundo apellido de Mn. Roig, en Rexac, según la más segura documentación. 9 Pere XAMENA FIOL, Religiosas Trinitarias de Mallorca (Reseña Histórica) Mallorca 1980. Maria Teresa RENOM I FERRER, Miquel Ferrer i Bauçà protagonista en la societat de Mallorca, (Congregació Trinitàries de Mallorca-Publicacions de l’Abadia de Montserrat), 1998.

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Mn. Gabriel Marià Ribes de Pina (1814-1873). Fundador de las Franciscanas Hijas de la Misericordia, primera congregación mallorquina con objetivos universales y organización centralizada11. Mn. Rafel Caldentey Perelló (1818-1887). Párroco y Fundador de la casa de la Caridad12. P. Francesc Molina Guardiola (1825-1906). Restaurador de la Congregación de el Oratorio de Santo Felipe Neri13. Mn. Josep Rullan y Mir (1829-1912) Historiador, educador y emprendedor. Mn. Miquel Maura y Montaner (1843-1915). Rector del Seminario, publicista, fundador de las Celadoras del Culto Eucarístico. También introdujo la Unión Apostólica en Mallorca14. Mn. Miquel Parera (?). Misionero popular y formador del Seminario15.

Un seminario foco de renovación16 El P. Joaquim Rosselló y Ferrà no solamente estudió en el seminario de Santo Pere de Mallorca, sino que, posteriormente acompañó muchos seminaristas, miembros de el Oratorio Parvo de Santo Felipe Neri, y después fue uno de los directores espirituales y, cosa casi siempre reservada a los jesuitas, fue predicador de Ejercicios Espirituales. Cuando él acaba los estudios, Mn. Pere J. Llompart empezaba a poner las piedras de una consolidación de este centro, muy descuidado durante los años 18301840. Hemos enumerado algunos de los reformadores del Seminario, que fueron de los amigos del P. Joaquim. Mencionamos Mn. Miquel Maura17 y Mn. Miquel Parera. 10

Antonio GILI FERRER-Teófilo APARICIO LÓPEZ, Sebastián Gili Vives. La lealtad con Dios al servicio de los hombres, Valladolid 1976. 11 Pere FULLANA I PUIGSEREVER- Pere-Joan LLABRÉS I MARTORELL, Gabriel Marià Ribas de Pina (1814-1873), Mallorca 1997; José ROIG FERRER, Pere FULLANA I PUIGSEREVER; Lorenzo ALCINA ROSSELLÓ, Félix CARMONA MORENO, Sebastián Gili Vives. Cuatro aproximaciones a su vida, obra y pensamiento, [Palma, 2006]. 12 Josep CAPÓ I JUAN, El rector Caldentey. Biografia de Mn. Rafel Caldentey i Perelló, nascut a Manacor el 1818, rector de Santa Maria del Camí en 1853 on morí en 1887, Mallorca 1990. 13 Josep CAPÓ I JUAN, El P. Francisco Frau, del Oratorio de Palma de Mallorca, "Vida Oratoriana" ns. 8-9, Barcelona 1949, ps. 129-131. ID., La Congregació de l'Oratori de Sant Felip Neri a Mallorca (mecanografiado, sin paginar). ID., El P. Francisco Molina. Restaurador de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri en Mallorca, (Biblioteca Balear 46) Palma 1962. 14 Gaspar MUNAR OLIVER, D. Miguel Maura y Montaner. Rector del Seminario de Mallorca y Fundador de las Hnas. Celadoras del Culto eucarístico, Mallorca 1977. Pere-Joan LLABRÉS I MARTORELL, «La fundació de les Germanes Zeladores del Culte Eucarístic de Palma i el seu perfil espiritual», en Clergat i poder en la Mallorca del canvi de segle: Miquel Maura i Montaner. Vè Simpòsium d’història social de la religió. 12 i 13 de Maig de 2003. Miquel À. MARÍN GELABERT, (Editor) (Col·lecció Historia Vitae Magistra, 4), Postulació de la Causa de Canonització, [Mallorca], 2005, pp. 187-215. 15 El amigo historiador y colaborador, Pere Fullana, ha localizado el archivo de esta persona, poco valorada. En último término, la coronación de la Virgen de Lluc fue fruto de una iniciativa suya. En este archivo hay una sección que contiene documentos sobre la congregación. Esperamos poder conocer directamente estos legajos. 16 Mateu ROTGER CAPLLONCH, El Seminario Conciliar de San Pedro. Estudio histórico sobre la enseñanza eclesiástica en Mallorca, Palma de Mallorca 1900.Pere FIOL I TORNILA, «Seminari de Mallorca 1891 - 1898», en Lluc, 70/756-757 maig - agost (1990), 67-70 (131-134); Joan ROSSELLÓ LLITERAS, «Metamorfosis del Seminari de St. Pere a Mallorca (1800-1836)», en Lluc, 70/756-757 maig agost (1990), 57-66 (121–130). 17 Juan ROSSELLÓ LLITERAS, «El seminario de Palma durante el rectorado de Don Miguel

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En el proceso de la fundación de las congregaciones religiosas: Fundadoras: El P. Joaquim admiró a la Beata Francinaina Cirer y fue un asiduo predicador de las Franciscanas Hijas de la Misericordia, y de las Casas de la Caridad, todavía no reunidas en una única Congregación, tanto las de Manacor, Binissalem, Santa María, etc., enumeramos unas pocas fundadoras, que forman la corte de promotoras de vida evangélica y de servicio catequístico y de los enfermos de Mallorca. Beata Francisca Aina Cirer Carbonell (1781-1855). Fundadora de la Caridad de Sencelles18. Sebastiana (Mª. Rafela) Lladó Sala, (1814-1899), Fundadora de las Hnas. M.SS.CC.19 Josepa Mª. Ribes de Pina (1826-1878), Fundadora de les Hnas. Franciscanas Hijas de la Misericordia20. Cayetana Alberta Jiménez Adrover (1937-1922), Fundadora de les Hnas. de la Pureza de Ntra. Señora21. Promotor e integrado en un laicado activo: Josep Mª. Quadrado Nieto (Ciutadella, 1819-1896). Archivero, Historiador y Publicista22. Guillem Massot Bertran (1842-1900). Músico, político moderado. Ignasi Valentí Fortesa (1836-1924). Escritor, publicista y uno de los pocos laicos Licenciados en Teología. Bartomeu Ferrà Perelló (1843-1924), Escritor, arqueólogo y maestro de obras. Joan Miquel Sureda Verí (1850-1912), Marqués de Vivot, político tradicionalista, promotor de los Seglares Católicos, de la Congregación Mariana y de la Juventud Católica. Proyectó la capilla del Seminario y la reforma de la fachada de Sta. Eulàlia. Defensor del patrimonio artístico. Antoni Maura i Montaner (1853-1925). De liberal a conservador. Presidente del Consejo de Ministros23. Maura»,en Clergat i poder en la Mallorca del canvi de segle: Miquel Maura i Montaner. Vè Simpòsium d’història social de la religió. 12 i 13 de Maig de 2003. Miquel À. MARÍN GELABERT, (Editor) (Col·lecció Historia Vitae Magistra, 4), Postulació de la Causa de Canonització, [Mallorca], 2005, pp. 127-186. 18 Pere Joan LLABRÉS I MARTORELL, La Beata Francinaina de Sencelles, Ciutat de Mallorca 1989. 19 Benito COLOMBÁS LLULL, Una Madre espiritual. Sor María Rafaela. Fundadora de la Congregación de Hermanas Misioneras de los Sagrados Corazones, Palma de Mallorca 1973. Gabriel REUS I MAS, Sor María Rafaela del Sagrado Corazón de Jesús, Campos, 1996. Josep AMENGUAL I BATLE, «Corrents d’espiritualitat que conflueixen en Sor Mª. Rafela», en VIè Simpòsium d’història social de la religió. Aproximació teològica a Sor Maria Rafela del Sagrat Cor. Campos, 13-15 maig 2004, Miquel À. MARÍN GELABERT, (Editor) (Col·leció Historia Vitae Magistra, 5) Campos 2005, pp. 2151. 20 Pere FULLANA I PUIGSEREVER, Història de la Congregació de les Filles de la Misericòrdia (1856-1921), (Refaubetx, 14.-Lleonard Muntaner), Mallorca, 203. 21 Margarita, JUAN [MESTRE], Una insigne balear. Madre Cayetana Alberta Giménez, I-II. (Instituciones: Escuela Normal y Congregación), Palma de Mallorca 1986. 22 Pere FULLANA, «La Unión Católica a Mallorca. Les controvèrsies entorn a la col·laboració política dels catòlics (1881-1888)», Bolletí de la Societat Arqueològica Lul·liana, 47 (1991) 243-262

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Mª. Antònia Salvà de la Llapassa (1869-1959). Poetisa. “Competente socorro” Leemos a las Notas que el P. Joaquim, durante sus reflexiones, en tiempos de las misiones populares, soñaba en una Congregación de presbíteros que vivieran en comunidad, para así poder salir a predicar misiones. El sueño se realizó. Cuando los congregantes le pidieron que pusiera por escrito aquellas experiencias personales más fuertes, después de haber rumiado sus experiencia a través del curso de su trayectoria, y de haber descubierto como él se había sentido como un instrumento de Dios, da un salto, y redacta un nuevo capítulo, que podemos clasificar como una pieza de teología de la historia, que lo forma su Última exhortación. La coherencia con los capítulos anteriores es patente, aunque ya no tiene el lenguaje histórico-narrativo. Se trata más bien de teología narrativa. Ahora bien, en esta reflexión última, el P. Joaquim meditó retrospectivamente sobre lo que se había convertido en realidad. La congregación verdaderamente llenaba un vacío, convirtiéndose en ayuda eficaz y plausible en la diócesis, tanto con la predicación de misiones, que creaban y descubrían oasis de espiritualidad ardiente, como en los ejercicios al clero, al cual animaban en su crecimiento espiritual y pastoral. La aportación original, por poder ayudar y reavivar la espiritualidad era el acercamiento a Cristo y en María, mediante la contemplación del suyos corazones traspasados por amor. Era ya una devoción que se expandía desde hacía unos siglos, y que, a través del Hno. Gregorio Trigueros, S. I., había llegado al P. Joaquim, desde su niñez, y que él incorporó a su proyecto de santidad personal y a su predicación como misionero popular y director de ejercicios al clero24. Como rasgo original de su proyecto fue vincular el presbiterado a la comunidad, como pretendían la tradición agustiniana, los canónigos y clérigos regulares, San Juan de Ávila, Bartholomäus Holzhauser, y también San Felipe Neri, San Vicente de Paúl, por los ss. XVI-XVII. Recogió el testigo de Holzhauser, Lebeurier en el s. XIX, restaurando la “Unión Apostólica”. Este movimiento fue apoyado por los episcopados centro-europeos y el de Nápoles, en tiempos del concilio Vaticano I. León XIII, recomendó las propuestas de Lebeurier. Sin embargo, Joaquim Rosselló avanzaba sobre sus contemporáneos en la consolidación de la comunidad apostólica, e implantaba la comunión de vida y de bienes, según la más pura tradición agustiniana. Surge, así, un nuevo estilo de vida presbiteral, con unas inevitables exigencias, para poder hacer realidad el ideal evangélico y apostólico, de la comunión de vida histórica. Dentro de esta meditación sobre el sentido eclesial de la Congregación, el P. Joaquim adelantó también en el reconocimiento de la importancia que tienen las virtudes propias de un ministro ordenado. Desde otro ángulo, tras las sacudidas del siglo XIX, entró en decadencia la concepción del presbítero simplemente beneficiado. El estado liberal no concebía la posibilidad del beneficio sin una utilidad pastoral. Precisamente la aplicación de esta visión miope a las órdenes religiosas fue una de las causas de su supresión. Entonces, los presbíteros cada vez más se independizaban de sus familias, y eran destinados por

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Pere FULLANA, Antoni Maura i el maurisme a Mallorca (1853-1925), Mallorca, 1998. AMENGUAL I BATLE, Columna y Antorcha, pp. 337-340.

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los obispos, a no ser que se manifestaran necesidades de crear nuevos tipos de convivencia. Urgía, más claramente, la formación pastoral y la atención a la predicación, no suficientemente atendida por las parroquias. Estas formas de reformar la vida del clero eran contemporáneas de la existencia de la provisión de los cargos parroquiales parroquias y vicarías, y ciertos beneficios, que a menudo se obtenían con unas oposiciones, o por concesión de los fundadores de los beneficios. En estos casos los titulares de estos cargos quedaban bien enganchados por la residencia del lugar. Una cierta vida en común y, sobre todo, la predicación misionera, ejercicios espirituales incluidos, eran unas exigencias nuevas del presbítero que cada vez más se transformaba en pastor. Estas manifestaciones son las que encontramos en Mn. Joaquim Rosselló y Ferrà, el cual para encontrar respuesta a su anhelo de soledad entró en la Congregación del Oratorio de Santo Felipe Neri de Palma, desde dónde ejerció un ministerio de formación de la juventud y del presbiterado, así como una intensa predicación misionera. Toda esta tarea queda lo suficiente descrita en la biografía del P. Joaquim Rosselló y Ferrà. Lo que nos espera es volver sobre la proyección eclesial que el P. Rosselló vislumbró, cuando redactó su Última exhortación, incluida en las Notas referentes a la Congregación de los SS. Corazones (1897)25. De aquí que ahora querría introducir unas pautas por encuadrar esta aportación, con la pretensión de descubrir el dinamismo en el desarrollo de nuevas formas del presbiterado, que pueden estimular una esperanza y un nuevo entusiasmo en la Iglesia, que ha entrado en el s. XXI.

Modelos de sacerdotes La Última Exhortación se orienta a partir del sentido eclesial que descubrió el P. Joaquim, con posterioridad a la fundación de la Congregación. De aquí que, estas meditaciones fueran consideradas por el P. Gabriel Seguí Vidal como la charta magna de la Congregación26. El P. Joaquim, cuando se refiere a la forma canónica de la Congregación, claramente original, recuerda que congregaciones parecidas habían sido queridas por el papa Pío IX, y se había tratado de las mismas en el concilio Vaticano I (1869-1870)27. No aparece en las actas que se dedicara atención a este tema, porque el concilio se cerró inesperadamente, a causa de la entrada en Roma de las tropas de Vittorio Emanuele II, con lo cual consumó la unificación de Italia. Pero en las actas conciliares ha constancia de las súplicas de los episcopados de Alemania, Bélgica, Francia y de Nápoles, como veremos. El P. Seguí no percibió que este problema entrara directamente en el programa del mencionado concilio, entre otras cosas, por los motivos aducidos. Pero el P. Fundador había podido tener noticias de lo que corría por Roma por aquella sazón. No sabemos qué leía el oratoriano P. Rosselló. Pero en Mallorca había prensa que se hacía eco del que pasaba en el mundo y, bien concretamente, en la Iglesia. No faltaban los mallorquines que iban a Roma. En concreto, sabemos que Mn. Gabriel Marià Ribas de 25

(Imprenta “Mn. Alcover”), Palma de Mallorca, 1940. Gabriel SEGUÍ VIDAL, «Fuentes Pontificias de la Última Exhortación del P. Fundador», CPMSSCC, 1/2 (1961) 1. 27 NC, Encomienda III, p. 88-89. 26

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Pina, fundador de las Franciscanas Hijas de la Misericordia (1856), el 23 de noviembre de 1869 hizo testamento, y entre los beneficiados de sus legados se contó la Congregación de el Oratorio de Sant Felipe Neri28. Le movió su propósito de emprender viaje en Roma, dónde permaneció hasta su retorno en Mallorca, donde llegó el 19 de marzo de 187029. Eran los tiempos del concilio, inaugurado el 8 de diciembre de 1869. Ribas conocía ciertos ambientes romanos, caro había residido unos tiempos a la Ciudad Eterna. ¿Pudo ser Mn. Gabriel Marià Ribas de Pina quien hiciera correr por Mallorca alguna noticia sobre lo que se hablaba en Roma? fue otro? No lo sabemos. El hecho es que el P. Joaquim Rosselló estaba correctamente informado, pese a que no podamos verificar todos los detalles de lo que él escribió de memoria, al cabo de una treintena de años. Lo pudo mostrar el inquieto P. Seguí, el cual publicó una serie de documentos, algunos de ellos dirigidos al Concilio Vaticano I, otro del papa León XIII, y varias notas que aparecieron al boletín del obispado de Mallorca, y en otros escritos, en algunos de los cuales se mencionó el P. Fundador. Merece la pena aprovechar el trabajo que realizó el P. Seguí, dado que hasta ahora no hemos sacado suficiente fruto de su contenido. Mencionaremos los documentos que transcribió y tradujo, de forma que podamos dar un contexto entendedor a la visión del P. Joaquim Rosselló y Ferrà y a sus expresiones principales. En primer lugar tomamos nota de la proposición de los obispos de la región de Nápoles30. Pedían, en primer término, que el concilio recomendara las congregaciones de clérigos seculares, que vivían juntos bajo un mismo techo31. Es decir, que llevaban vida común bajo la obediencia del propio obispo. Una muestra era la antigua fraternidad de Oblatos de San Carlos Borromeo de Milán32, y la de Alemania, fundada por el presbítero Barthomäus Holzhauser, el año 1640. Los obispos fundamentaban su propuesta, en la verificación que hacían al comprobar que muchos buenos presbíteros se perdían, debido a la vida que llevaban en el seno de la propia familia, y sin ayuda para su espiritualidad. Por lo cual, añaden, es muy difícil de decir qué frutos no produjeron, si formaran parte de alguna congregación del clero secular. Además, una razón coyuntural se añadía: si se remarcaba su carácter de clero secular, podrían evitar los decretos de los gobiernos liberales, con los cuales prohibían las órdenes religiosas33. 28

Pere FULLANA PUIGSERVER-Pere-Joan LLABRÉS MARTORELL, Gabriel Mariano Ribas de Pina (1914-1873). Evangelizador y Fundador, (Congregació de Religioses Franciscanes), Mallorca 1997, p. 194. 29 FULLANA PUIGSERVER-LLABRÉS MARTORELL, Gabriel Mariano Ribas de Pina, p. 196. 30 Acta Et Decreta Sacrorum Conciliorum Recentiorum. Collectio Lacensis. VII, Auctoribus Presbyteris S. J. E. Domo B.V. M. Sine Labe Conceptae Ad Lacum, (Maria Laach, Alemania), Friburgi Brisgoviae, 1892, col 796. 31 Ibid., simul uno sub tecto. Hemos de corregir el error de transcripción, que dice texto. Tanto el contexto, como la interpretación que ofrece Seguí, así como la traducción muestran que se trata de un errata involuntaria. 32 SEGUÍ VIDAL, «Fuentes Pontificias de la Última Exhortación del P. Fundador», CPMSSCC, 1/2 (1961) 6. 33 Según SEGUÍ VIDAL, «Fuentes Pontificias de la Última Exhortación del P. Fundador», CPMSSCC, 1/2 (1961) 4; Nicola LA SALANDRA, Vita comunitaria sacerdotale, (Ars Grafica Presbyterium), Roma, 1960, 336 p., 21 cm., pp. 146-147, tradujo este documento, que SEGUÍ VIDAL trasladó al castellano en las pp. 4-5. De momento no podemos precisar más puesto que, por medios electrónicos, no es posible completar más datos sobre este libro. Hemos de seguir buscando. No he podido localizarlo, que tal vez pudiera estar en la Biblioteca de nuestra comunidad de los SS. Cors de Palma, o en la de Roma.

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Un segundo documento proviene de los postulados de muchos obispos de Francia, que se titula “Sobre la promoción de la vida en común del clero secular”34. Empezaban afirmando que no hay nada más de acuerdo con la antigua disciplina del clérigo que la vida común de los presbíteros, de la cual brotan muchas bienes, como son la preservación de las costumbres, el fomento de la piedad y de la ciencia, la forma de trabajar concordada y fructuosa. Por lo cual, se debía mandar que los presbíteros llevaran una vida en común en una misma casa, que reúna el párroco y los vicarios. Se han de favorecer estas comunidades de presbíteros seculares. En tercer lugar los obispos deben poner todos los medios para que los curas que viven solos, –lo cual tiene mucho de amor propio– vivan en común, se asocien, ya que esto fomenta la caridad y favorece la unión35. Hubo otra súplica de muchos obispos de Alemania, en la cual también recomiendan vivamente la vida en común de los curas36. Como última aportación, el P. Seguí adujo unos documentos que se refieren a la “Unión Apostólica” 37, que era una refundación de la “Institución de clérigos seculares que viven en común”38, fundada el año 1640 por el presbítero alemán Bartholomäus Holzhauser (24-08-1613-25, +05-1658) 39.. Debido a las revoluciones de los ss. XVIIIXIX, el clero había quedado muy trasegado. De aquí que, en Francia, el presbítero Victor Emmanuel Lebeurier, con compañeros suyos, el año 186240 la relanzaron. A partir de esta de refundación se extendió por muchos de países. Retornemos al breve de León XIII41, del 31 de mayo de 1880, dirigido al presbítero Lebeurier, alabando su obra, que tenia como título la “Unión Apostólica”, que pudo inspirar también la Última Exhortación del P. Joaquim Rosselló y Ferrà. El papa mostraba su gozo porque más de 30 obispados de Francia y todos los de Bélgica pedían que se restaurara la vida en común de los presbíteros seculares, antiguamente establecida por los cánones, que hubiera caído en decadencia. Incluso después de que la reactivara B. Holzhauser. Aquellas perturbaciones habían introducido la disensión entre el clero y el alejamiento de la Sede Apostólica. La “Unión Apostólica”, como respuesta, era puesta bajo el patrocinio del Corazón de Jesús. Fomentaba la piedad, la revisión en la vida de los presbíteros, las reuniones mensuales, 34

Acta et Decreta Sacrorum Conciliorum Recentiorum, col. 834. Al parecer, hay erratas de transcripción del título latino: De vitae communis in clero saeculari fovenda. 35 Ttraducción de LA SALANDRA, Vita communitaria sacerdotale, p. 147 y de SEGUÍ VIDAL, «Fuentes Pontificias de la Última Exhortación del P. Fundador», CPMSSCC, 1/2 (1961) 6. 36 Acta Et Decreta Sacrorum Conciliorum Recentiorum, col. 873. SEGUÍ VIDAL, «Fuentes Pontificias de la Última Exhortación del P. Fundador», CPMSSCC, 1/2 (1961) p. 6, no trae el texto entero. Solamente la expresión mencionada. 37 Hubert MOCKENHAUPT, «Unio Apostolica», en Lexikon für Theologie und Kirche, 10 (11932001 [2006]), 410. 38 André M. CHARUE, Le clergé diocésain tel qu'un évêque le voit et le souhaite, (Desclée), Tournai, 21960, p. 37. 39 Karl SUSO FRANK, «Holzhauser, Bartholomäus», en Lexikon für Theologie und Kirche, 5 (1193-2001 [2006]), 242. 40 Hubert MOCKENHAUPT, «Unio Apostolica», en Lexikon für Theologie und Kirche, 10 (11932001 [2006]), 410. 41 Leonis XIII Pontificis Maximi Acta, II, Romae, 1892, p. 82-84; SEGUÍ VIDAL, Fuentes Pontificias de la Última Exhortación. pp. 9-10 y la traducción castellana en las pp. 10-11, que la ha tomado del Boletín Oficial del Obispado de Mallorca, 33 (1893), 193-194. Ja el año 1888 había publicado un documento sobre esta Unión.

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en las cuales podían confrontar su pensamiento sobre el ministerio y, con las conferencias periódicas, podían formarse un criterio común. Incluso se procuraba la mutua ayuda. Atendidos estos bienes, León XIII estimulaba a todo el clero secular a adherirse a la “Unión Apostólica”.

Repercusiones en Mallorca En concreto en Mallorca alguna cosa se movía. Históricamente las grandes figuras no surgen de la nada. El clero mallorquín estaba en proceso de renovación. Tengamos presente que el obispado era inmerso en el arco mediterráneo que, desde València, pasando pe Tarragona, Barcelona, Vic y Girona, fue una de las zonas de más vitalidad del catolicismo de la Restauración. No olvidemos que no fue sólo el P. Joaquim el que buscó apoyo espiritual fuera. Las conexiones de los católicos con el exterior era fecunda. No solamente el menorquín, naturalizado en Mallorca, Josep Mª. Quadrado había dirigido, en Madrid, en La unidad católica42, para contrarrestar la fuerza del pluralismo religioso, promovido por la revolución de 1968. También el obispo que ordenó el P. Rosselló, Miquel Salvà Munar, había trabajado muchos años en Madrid, al servicio de la oficina de traducción de la Corte. Los universitarios casi todos se formaban en Barcelona. Algunos presbíteros, como Ribas de Pina, había pasado por centros de formación de Roma y Génova, especialmente había estado con la orden de franciscanos menores. En segundo término, hace falta superar el estereotipo, que presenta el obispado de Mallorca como una diócesis pequeña, en la cual todo el mundo se conocía. Nunca ha sido así, a no ser modernamente, en cuanto al conocimiento que pueda existir entre los presbíteros. La diócesis es superior a la media, sobre todo si tenemos presente la población. Antiguamente, la mayoría de presbíteros no se conocía ni de vista, y las visitas pastorales no daban tiempo para que los obispos conocieran a los presbíteros con una cierta profundidad. Ni tampoco era muy necesaria, porque los cargos principales, como eran los de los párrocos y canónigos, eran provistos por oposiciones, no tanto a partir de una valoración que los obispos hicieran de la calidad de las personas. Ni siquiera cuando se implantó la red ferroviaria todo el mundo se movía por este medio. Muchos mallorquines no visitaron nunca la mayoría de los pueblos de la isla y ni siquiera la ciudad de Palma. Por lo tanto, todo lo que diremos sobre las relaciones del P. Joaquim, no dependía de la geografía ni de la demografía de Mallorca, sino de su empuje apostólico, como lo he querido mostrar a menudo. De aquí que debemos decir que el P. Rosselló fue el más atrevido al organizar la animación espiritual y misionera del presbiterio mallorquín. De hecho, en el año 1887, el obispo Jacinto Mª. Cervera había restaurado las conferencias teológico-morales, al tiempo que mandaba que los curas hicieran los ejercicios espirituales de manera periódica43. El año 1893 el boletín del obispado había publicado el breve de León XIII de 1880, lo cual debía de ser intencionado, puesto que serviría como preparación para la prevista fundación en Mallorca, por el año 1894, por obra de los compañeros de las misiones del P. Joaquim Rosselló, Mn. Miquel Parera y Mn. Miquel Maura. A la

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Pere FULLANA, «La Unión Católica a Mallorca. Les controvèrsies entorn a la col·laboració política dels catòlics (1881-1888)», Bolletí de la Societat Arqueològica Lul·liana, 47 (1991) 243-262. 43 Jacinto Mª. CERVERA Y CERVERA, «Instrucción Pastoral [...] restableciendo las conferencias litúrgico-morales en la diócesis», 12-10-1887, en BOBM, 27 (1887), 323-357.

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“Unión Apostólica” se unieron 17 presbíteros, entre los cuales otro más joven, amigo de todos los anteriores, el que seria obispo de Segorbe, Antoni Massanet44. El recuerdo de la fundación de esta unión en Mallorca va unido al del P. Joaquim45, pese a que los dos presbíteros fundadores, que habían compartido los sueños de una congregación de presbíteros que se dedicasen a la predicación de las misiones populares, se habían alarmado, cuando supieron que el P. Joaquim se trasladaba a Sant Honorat. Queda la incógnita sobre cuál era el pensamiento de ambos sobre la vida religiosa masculina, ya que no era bien vista entre el clero secular de entonces, debido a su exención de el autoridad episcopal. De este impulso, que venía de atrás, surgió el que podamos “modelo piano” del presbítero, recordando las formas de Pío X. Este papa provenía de una familia campesina, y no había entrado en la vía diplomática. Ambas características le distinguían de su inmediato antecesor, León XIII, aristócrata i diplomático. De aquí que su experiencia parroquial y episcopal lo acercó a los problemas de la pastoral, de forma que concentró sus esfuerzos en renovar la catequesis, pese que tuvieran unos contenidos ya entonces anticuados, pero se presentaban con métodos más adecuados, y sobre todo, procuró que hubiera unos catecismos gradualmente dispuestos y que su enseñanza estuviera garantizada por las parroquias. El presbiterado fue renovado espiritualmente más desde el ángulo ascético y piadoso, que desde una concepción nueva de la espiritualidad del ministerio, como fuente de santificación del presbítero. La santidad dependía más de las virtudes morales, de las cardinales, que del ejercicio de la predicación, del acompañamiento del pueblo, del servicio a los pequeños, etc. Demasiadas veces se valoraba más la modestia que el impulso apostólico. Que con esto no pretendo favorecer el apostolado del cura tabernero, queda bien claro. A veces la falta del buen sentido nos lanza de un extremo a otro, siendo así que la dignidad i el celo ardoroso no se oponen en absoluto. Se siguió cargando sobre el presbítero la recitación de todo el oficio divino, nacido en los monasterios o en los conventos y prioratos de los canónigos regulares. Considero que predominaba más la inspiración de la ascética que se impuso en la Restauración del s. XIX, muy monacal y de los mendicantes, que no la de cuño apostólico paulino. Es decir, el ideal del presbítero, plasmado en términos bíblicos, debía de haber dominado sobre la tendencia que lo renovaba imponiendo unos cánones prevalentemente ascéticos. Cosa parecida hizo Pío X con la liturgia, liberando las celebraciones de mucho barroquismo y de la invasión en la música de tonos poco adecuados al ambiente religioso. Promocionó el canto gregoriano, y consiguió que con el tiempo se crease un cierto patrimonio común en de himnario y en el cantoral de la Iglesia latina, que ha contribuido fuerza al sentido de la unidad en la fe y en la plegaria, bien manifiestos en las grandes concentraciones internacionales, cada vez más frecuentes en los santuarios, y en Roma mismo. El cantoral y el himnario en las lenguas de cada pueblo se 44

SEGUÍ VIDAL, «Fuentes Pontificias de la Última Exhortación del P. Fundador», CPMSSCC, 1/2 (1961) 8; Josep AMENGUAL I BATLE, Columna y Antorcha de la Iglesia de Mallorca. P. Joaquim Rosselló i Ferrà, Madrid, 1996, p. 113. 45 Destellos de un báculo. Iltmo. y Rvdmo. Sr. D. Antonio Mª, Massanet Verd, Obispo de Segorbe. Por el Centro de U[nión] A[postólica] de Mallorca. (Semblanzas sacerdotales) Vitoria, [Imprimatur, 24/12/1946), p. 9-10. Gabriel COMAS [MIR], Breve compendio de la vida del Ilmo. y Rdmo. S r. Obispo de Segorbe D. Antonio Mª. Massanet y Verd, Palma de Mallorca, 1912. Comas es uno de los testimonios del proceso de canonización del P. Joaquim.

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configuraron a partir de piezas de gran calidad musical y de un arraigo popular profundo. Si en el s. XXI no hay algo parecido, no se debe a la reforma mucho más densa y profunda propugnada por el concilio Vaticano II, sino a carencia de calidad popular de bastantes textos y de ciertas melodías ajenas a la sensibilidad de la asamblea, y, a veces, también, a una inculta aversión al latino. Los hay que, sin mostrar ni razonar sus criterios, pero con métodos tan expeditivos como ignorantes han excomulgado esta lengua, que pide un lugar, pese a no deba ser el de antes. A veces, en una sociedad dominada por los movimientos de las personas, por la presencia de turistas, una pastoral que se inspira en el uso del pijama, dificulta la participación de los fieles en acontecimientos más universales, porque sólo ofrece recursos caseros. Las formas de Pío X iban unidas a un cierto hieratismo en la conducta y presentación del presbítero, a la obligatoriedad del uso de la sotana. Lo que se ha mostrado más negativo ha sido una tendencia al integrismo, que cavó un vado peligroso entre la teología católica y el pensamiento moderno que, con ingentes esfuerzos y con demasiadas víctimas se empezó a superar con el concilio Vaticano II.

Una síntesis provisional Como sustrato del proyecto que, retrospectivamente divisó el P. Joaquim Rosselló, vemos el recuerdo de la antigua disciplina sobre el presbítero, que arraiga en las comunidades que crearon los grandes obispos de los ss. IV-V, entre las cuales sobresale el modelo de San Agustín, y que más tarde fue plasmado por los canónigos regulares, a partir de San Norberto de Xanten. Los cánones conciliares tradicionales reconocían el valor del modelo de la primera comunidad apostólica. San Juan de Ávila, San Joan de Ribera, San Carlos Borromeo, Bartholomäus Holzhauser y, recientemente los obispos de Alemania, Nápoles, Bélgica y Francia, en sus propuestas al concilio Vaticano I (1869-1870), querían recobrar aquella saludable tradición. En Francia, Lebeurier había restaurado y difundido la “Unión Apostólica”, que pasaría a Mallorca el año 1894. Observemos que los grupos, modelo de renovación del clero, que habían surgido en España, habían acabado en congregaciones religiosas. Una bien clara era la fundada por Sant Antoni Mª. Claret, así como la que fundaron el Beato Enric de Osó i Cervelló, el Beato Manuel Domingo i Sol, etc. En Mallorca, la congregación del Corazón de Jesús, fundada por el jesuita Bartomeu Jaume, que recuerda el P. Fundador46, iba por los mismos caminos. El obispo Cervera, como hemos indicado, el año 1887 había restaurado las conferencias de liturgia y moral, que tanto habían contribuido cuando se abría paso la ilustración a actualizar al cultura del clero, como lo va observando la historiografía general47.

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NC, IV, p. 23. Josep AMENGUAL I BATLE, Història de l’Església a Mallorca. Del Barroc a la Il·lustració (1563-1800). Volum II. (Refaubetx/12. Lleonard Muntaner Editor), Palma 2002, pp. 111-114; Joaquim M. PUIGVERT I SOLÀ, «L’Episcopat i la formació del baix clergat al segle XVIII. L’exemple de les conferències eclesiàstiques del bisbat de Girona», dins ID., (Ed.), Bisbes, Il·lustració i jansenisme a la Catalunya del segle XVIII, (Biblioteca Universitària. Història, 6.- Universitat de Girona, Universitat de Vic.- Eumo), Girona, 2000, p. 89-132; ID., Església, territori i sociabilitat (s. XVII-XIX), (Referències, 31. Universitat de Vic.- Eumo), Vic, 2001, pp. 91-94. 47

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A veces hemos pasado por alto que el P. Joaquim era preocupado por la dignidad cultural del presbítero y del misionero de los SS. Corazones. Quería que el presbítero fuera sabio y piadoso, como lo recalca, cuando resume su gran intuición, al fundar la Congregación48. Hace falta hacer aquí una observación pedagógica: la enseñanza de la historia de la vida religiosa a nuestros jóvenes no puede apartarse de la veta espiritual de la vida apostólica, experimentada por San Agustín y su tradición, recobrada y actualizada por San Cayetano de Thiene y San Ignacio de Loiola, San Jean Eudes, y por los otras renovadores del clero, de los cuales, poco ha, hemos mencionado algunos nombres. De lo contrario el estudio de esta historia puede conducir a una distracción vocacional. Hace falta tomar conciencia dentro de qué tradición espiritual nos situamos. El P. Joaquim Rosselló puso su congregación bajo la titularidad de los SS. Corazones de Jesús y de María. Es otro ingrediente de la espiritualidad, que enriquece a la Congregación con una fuerza teológica, que se fundamente en un mensaje único, “Dios es amor” con un vigor cristològico, “el testimonio supremo del amor en el Traspasado”, con una vena mariológica, María como mujer creativa, servidora y fiel hasta el extremo, que guardaba en misterio en su interioridad. La vida en común sería reforzada por la profesión de los votos religiosos. Pero, a diferencia de las congregaciones que surgían, él recalcaría que los misioneros no se habían liberar pastoralmente en nada de la obediencia al obispo diocesano. En las Reglas introdujo aquellos recursos tradicionales para la formación presbiteral, como eran las conferencias. Empieza así la justificación de esta práctica: Como se tan interesante para los sacerdotes la Sagrada Escritura y la Teología 49 moral, tendrán los nuestros dos conferencias cada semana.

También se comentaba alguna obra de teología, como señala la prescripción de las Reglas. La Congregación, además de estos valores, ofrecía a los presbíteros que vivían en comunidad una dimensión misionera, que no encontramos expresada en el proyecto de Holzhauser, ni de Lebeurier, ni en los que sugerían los obispos en el concilio Vaticano I. En cambio, el P. Rosselló intuyó la necesidad de una semejante congregación para llenar un vacío pastoral, que consistía en la carencia de predicación en las parroquias. Su congregación debía servir precisamente como instituto misionero, 48

NC, Última exhortación, pp. 96-97: En la actual, que va atravesando, época por cierto fatalísima, época de corrupción en muchos de sus hijos, y, hasta diré, de ateísmo por las innumerables defecciones que se notan en personalidades harto conocidas, por pertenecer a la alta sociedad: época en la que, por el aire inficionado de falsa libertad y vicios, se hace más difícil el que hasta el clero secular, que vive en contacto con el gran mundo, se conserve, al par que sabio, también piadoso; en que los más de los eclesiásticos viven en la tibieza, y no pocos, por desgracia, enfangados en el hediondo barro de la corrupción, ha querido el bondadoso Señor, como en épocas anteriores, obrar en su Iglesia de la misma manera, enviándole el competente socorro, cual el de la fundación de este simpático Instituto de la Congregación de PP. Misioneros de los Sgdos. Corazones de Jesús y de María, cuyos miembros, aunque vivan en comunidad y separados del mundo, no por eso, de sacerdotes seculares, en que siempre se quedan, vengan a constituir ninguna orden regular; y, ni de hallarse por eso, exentos en nada de la jurisdicción del Obispo propio de la Diócesis en que se hallen establecidos. 49 R91, c. XIV, p. 31: R95, c. XIV, art. p. 56. Paradójicamente una cosa semejante se ha perdido a partir de les Regles 82. En las Constituciones, 1949, art. 240, se va atenuó esta práctica, dejándola a una vez por semana, y no incidía en la Escritura, sino más bien en los ritos de la liturgia y en los casos de moral. Además, cada día, después de comer se exponían a la solución de los presbíteros unos casos de ceremonias litúrgicas y de moral.

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para la predicación itinerante de misiones y ejercicios espirituales, y abierta también a las misiones ad gentes. En esta vertiente, la propuesta del P. Rosselló iba más lejos que las anteriores, muy centradas en la vida de los presbíteros, mientras el P. Rosselló vinculaba estrechamente el estilo de vida al ministerio, a la misión, en sentido pleno y universal. De aquí que el sentido eclesial de la Congregación de los Misioneros de los SS. Corazones, según su Fundador, surgía de la espiritualidad de los SS. Corazones, estaba enraizado a la Iglesia local, fomentaba la comunidad según la vida apostólica, incidía en el impulso misioneros, tanto en la Iglesia local, como hacia la misión exterior, y se organizaba para la formación bíblico-teológica, a partir de el uso de los medios tradicionales, como eran las conferencias comunitarias. Como fruto de este modelo de vida presbiteral-misionera, que generó el P. Fundador, bien coherentemente, el obispo André Charue50, en su propuesta de un prototipo de presbítero secular, cuenta al P. Joaquim Rosselló entre los modelos de santidad del s. XX51, hombre de alta contemplación52, que soñó en la consagración del mundo a los SS. Corazones53.

Era viable el proyecto del P. Joaquim Rosselló i Ferrà? Uno de los retos más fuertes que ha de afrontar todo proyecto es el de su viabilidad. Y debemos decir que, al menos tres personas hicieron viable la realización del ideal del P. Fundador. Una, él mismo, y las otras dos serían los obispos que le acompañaron. El obispo Jacinto Mª. Cervera, en la fundación y en los primeros siete años de existencia de la Congregación. Las tensiones no escasearon. Los abusos anticanónicos de parte del obispo, tampoco. Su sucesor, Pere-Joan Campins, también entendió aquel proyecto. Podríamos añadir, tal vez, al P. Miquel Rosselló i Duran. Que no lo entendieron los demás, se demuestra en unos hechos plausibles: el P. Gabriel Miralles había pedido al P. Fundador que escribiera sus experiencias. Y fue atendido. Pero, el sucesor del P. Fundador, P. Joan Perelló, no las publicó, según se encontraban en el librito que contiene las Notas referentes. Cuáles fueron los motivos para no dar publicidad a un escrito que estaba destinado a los congregantes, al menos a los presbíteros? 54 50

El P. Gabriel Seguí, conoció la obra del obispo A. M. Charue y la cita en su trabajo que trata de la documentación del Vaticano I, sobre la vida en comunidad de los presbíteros seculares. Fruto de las conversaciones con el P. Seguí, en Roma, durante la tercera sesión del concilio Vaticano II, cuando el obispo ya era muy conocido por su animación en el sentido pastoral del concilio, le pedí una entrevista, y me invitó a ver le en el Pontificio Collegio Belga (1844-1972), Via del Quirinale, 26, y me animó a seguir al P. Fundador. En esta ocasión me regaló el libro que citaré alguna vez más. Los que estudiábamos en Roma, por entonces, no podíamos soñar en adquirir libros. Las 2.000 liras mensuales, daban para el autobús, para viajes muy raros, para cuadernos y bolígrafos, y paremos de contar. No es un lamento, porque éramos unos privilegiados, sino una explicación de lo feliz que mi hizo aquel obispo, regalándome un libro que sólo podría haber consultado en la Biblioteca de la Gregoriana o en los escaparates de las librerías. 51 CHARUE, Le clergé diocésain, p. 243. 52 CHARUE, Le clergé diocésain, p. 271. 53 CHARUE, Le clergé diocésain, pp. 257-258. 54 Léase NC, p. 9: Advertencia. No por voluntad, ni instinto propio; sino, movido por las reiteradas instancias de los Rdos. PP. de la Congregación de los SS. Corazones de Jesús y de María, tomé la pluma, para dejar consignadas en papel las presentes notas referentes a la Congregación consabida, en las que, cuantos se dignaren leerlas, podrán enterarse de lo sucedido, sea en pro o en contra, relativamente a su Fundación y desarrollo, hasta la presente Fecha.

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No disponemos de una suficiente información por qué tampoco se obedeció lo que establecía el P. Joaquim, en la advertencia final de su escrito, diciendo que se debía guardar el manuscrito en el archivo de la Congregación, después que se hubiera transcrito en el libro principal de la Congregación, que seria el libro en el cual constara la documentación fundacional55. El biógrafo del P. Joaquim, P. Antoni Thomàs, a la segunda edición de su obra, que se presentaba como Un gran misionero, de 1929, introdujo muchos fragmentos, pero, como lo hemos visto antes, el P. Seguí ya advirtió que las citaciones abundantes de la Última Exhortación quedan mutiladas y a veces cambiadas. El problema interpretativo que se nos presenta es que suscitamos unas preguntas que no sabemos si alguna vez se las plantearon los sucesores del P. Fundador. Desde el nuestro punto de vista, diríamos que sí, que las propusieron y que el silencio fue la respuesta. Pero, sin poner en cuestión la legitimidad de nuestra necesaria curiosidad, debemos ver si preguntamos demasiado o no a los compañeros del P. Joaquim. Podría ser que cayeran en el vértigo, de tener que abandonar un estilo de ascética religiosa, muy segura, a favor de otro, que era posible asumirlo si las personas eran de un aliento capaz de avanzar en un movimiento de renovación presbiteral, que se hacía cada día más universal e innovador, aún teológicamente.

Hacia una posible respuesta Diríamos que los compañeros del P. Joaquim querían ser religiosos, con el máximo de proximidad a la exención, y presbíteros protegidos al máximo por la ascética claustral, que se difundía, por ejemplo, a través de Ejercicio de perfección, del P. Alonso Rodríguez (1538-1616), que incluso lo leían los seminaristas diocesanos. La pasión por la comunidad presbiteral y el ejercicio de la sinodalidad no incidieron mucho, porque se perfiló el modelo piramidal de la comunidad, y la obediencia más jerárquica. La Congregación dio muestras admirables de una entrega a Dios y a la Iglesia, pero desde una ascética conventual refinada. La diocesaneidad fue una realidad, porque la congregación siguió siendo canónicamente diocesana hasta el año 1932. La mística de los SS. Corazones, no acabó de entrar. La devoción, sí, y la difundieron con mucho de impulso y constancia. La misión popular se mantuvo y dio frutos excelentes, lo mismo que la predicación de ejercicios, y con tesón, siguió el acompañamiento espiritual a muchas personas. Pero la misión ad gentes, incluso en la expresión americana, como la realizaban por un motivo u otro, algunos presbíteros mallorquines, tampoco entraba en los proyectos de aquellas generaciones, a veces por motivos ascéticos, como el de no caer en relajación. La dirección espiritual y la promoción de asociaciones laicales fue excelente. El P. Joaquim, ¿debía de haber explicitado más lo que quería, especialmente en relación al carácter presbiteral de la Congregación? Las Reglas admiten una lectura más bien de cariz ascético, y no tanto presbiteral, comunitaria y sinodal, pese a algo se intuye. 55

Léase NC, p. 9: Advertencia. Ruego a los PP. de la Congregación, que no muestren este librito a nadie, ni lo saquen de casa para dejarlo a persona alguna; y si, llegando este escrito a noticia del Prelado, lo suplicase, que se saque una copia, como bien pareciere, y se la presten. Las Notas éstas, únicamente han sido escritas para ser trasladadas al Libro principal de la Congregación, en donde consta su Fundación y Origen. Hecha la copia, podrá quedarse este librito depositado en el pequeño archivo de la Congregación.

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Probablemente el P. Joaquim no llegó a explicar la vertiente presbiteral que él describía en la Última exhortación. Allá se vislumbra su experiencia filipense, la misión popular y el contacto fecundo con el laicado, hechos que originaban aquellos oasis que encontraba en sus predicaciones itinerantes.

Hacia el futuro La congregación debe contemplar el futuro con una mirada sobre el mundo, a la luz del amor de los SS. Corazones. Es la manera de ser fieles al P. Fundador, desde el núcleo mas profundo, que pide la espiritualidad del corazón. Así descubriremos a los preferidos de Dios, y no rezaremos el Magnificat de una manera impune y espiritualizada. 1.- Principio dinámico: Como comunidad, que se define como religiosa, el

primer elemento que debe dinamizar a la Congregación de M. SS. CC. debe ser la mística del amor del Padre, manifestado en el Corazón Traspasado del Resucitado, y en su Madre María. Este cristocentrismo pertenece al origen de la Congregación y al acompañamiento del Espíritu que brota del Nuevo Adán. 2.- Interpretación misionera del presbiterado: El modelo del P. Joaquim Rosselló y Ferrà debería contribuir a recobrar la dimensión misionera del ministerio, no solamente buscando la frontera de hoy, en cada país, sino también desvelando la vocación misionera hacia los lugares dónde el anuncio del Evangelio no ha logrado implantar comunidades eclesiales.

Hemos criticado la pastoral de los años pasados de sacramentalista. Había razones para hacerlo. Con todo, la crítica nunca basta. Pastoralmente siempre hemos de ofrecer una alternativa. Lo importante es no caer en el pelagianismo de una pastoral sin Redentor y huérfano del Acompañante en la vida, porque rehuimos la celebración, como si la salvación fuera nuestra y no del Traspasado. Ahora, hemos de decir que en los años de cristiandad, la Iglesia, y el mismo presbiterado secular hizo unos esfuerzos para ir a los alejados, que todavía no han encontrado su paralelo en el postconcilio. El problema de la misión hoy, en Occidente, es más radical. La misión hoy no es menos incisiva que antes. De aquí que el legado del P. Rosselló, para la Iglesia, hoy sigue siendo lacerante y ejemplar. "Debemos hacer más", "hemos de avanzarnos al enemigo", escribía cuatro años antes de morir. Estas palabras pertenecen también a su testamento. Que hoy avanzarse sea difícil, no es objeto de discusión, sino que es un llamamiento del mismo Padre que dio el Espíritu misionero al P. Joaquim, convertido en focos carismáticos para su congregación religiosa y laical. En cuanto a la misión, hemos de recobrar el acompañamiento en el proceso espiritual, como una de las tareas preferenciales, que acompañe el servicio de la Palabra misionera y el ministerio de la reconciliación. Debemos descubrir nuestra frontera, que ya no es la del pluralismo, sino la de la indiferencia religiosa, la del agnosticismo, incluso la del ateísmo. A la frontera hemos de llegar con la cordialidad carismática. Las agresiones, las prepotencias, la exhibición de la razón de nada sirven. Cuando el P. Fundador nos incita a adelantarnos al enemigo, a hacer más para la salvación, del que él hace para la perdición, nos coloca hoy ante estos espacios del mundo. Cuando advertimos de los peligros de la parroquialización no proferimos ni siquiera una crítica al ministerio parroquial, sino que recodamos que como Congregación surgimos fuera de la parroquia, para ser misioneros itinerantes y alternativos a la tarea parroquial. Ahora no podemos quedar tragados por este ministerio. 38

Cuesta mucho seguir la invitación misionera del P. Fundador: hacer más, ser alternativos. Escuchando esta voz, tenemos presente que el ministerio parroquial se ha superado mucho; pero raramente es misionero. No apelemos a las excepciones, a no ser que queramos sumarnos a la parroquia sin más. Si es para tener una coraza defensiva, no vale la pena consumir el tiempo en autojustificaciones. 3.- Hacia el problema de Dios en el mundo: Los problemas eclesiásticos ya no interesan a muchos eclesiásticos. Por esto, podríamos decir que ser religiosos misioneros debe hacernos descubrir el problema de la ausencia de Dios. A menudo el problema es el que fabricamos los eclesiásticos, perpetuando las ambiciones de ejercer un poder impensable en el s. XXI. 4.- Una nueva eclesiología: el laicado adulto. Otro problema fuerte es el de la

articulación de un laicado adulto, al cual los eclesiásticos hemos de obedecer, en todo aquello que no pertenece a la presidencia de las celebraciones sacramentales. La promoción que realizó del laicado el P. Fundador, desde los horizontes del Nuevo Testamento y de la maduración de nuestros días, ha llegado a ser un factor irrenunciable de la misión de la Iglesia y, dentro ella, de la Congregación. 5.- En cuanto a el estilo de vida: la comunidad apostólica: El P. Fundador nos acompaña a la comunidad de Jesús y a la comunidad apostólica. En definitiva, nos acerca a la Iglesia, que es un hecho radicalmente comunitario. La solución vocacional que se a veces incita a aplicar, cuando hay problemas, de invitar a las personas individualistas a que pasen al clero secular, es antihumana. La persona no se desarrolla armónicamente en el individualismo.

En segundo lugar, por la misma razón, es anticristiana, y en tercer término, es ofensiva para el clero secular, que espiritualmente no es de condición inferior a la vida religiosa. La solución es la que todos debemos practicar, la de la conversión a ser discípulos de Jesús. 6.- El ministerio no es una profesión, sino una vida: Hace unos cuarenta años

había movimientos de presbíteros que consideraban el ministerio como una profesión, del mismo modo que lo era la medicina, o la docencia. Era una corriente muy fuerte en Francia. De aquí que se el había de ejercer con profesionalidad, pero no se decía que se debía ser espiritualmente ministro cristiano. Este planteamiento no me parece cristiano. El ministro debe vivir de una vocación recibida en el Espíritu del Traspasado. Ni de lejos es una tarea meramente eclesiástica. Lo importante no es dar cumplimiento a un deber, sino ser servidor en el Maestro y Señor, que lava los pies a los discípulos. 7.- Los votos religiosos, como libertad radical por estimar Dios y para la misión:

En cuanto a los votos religiosos diría que no me parece correcto esgrimir que se finalizan en ellos mismos. No, tienden a hacernos más cristianos, más misioneros, y en el caso de la Congregación, deben desarrollar la libertad y la disponibilidad misioneras, la fraternidad, y el servicio a los pobres, y compartir con ellos. Sabemos de sobra que los votos nos vinculan con Dios, son religiosos. Pero el Dios cristiano siempre es el Dios de la Alianza, de la atracción, de la creación de un pueblo. Por esto, los votos tienen una dimensión misionera y eclesial. 8.- Nueva eclesialidad carismática en la vida religiosa: La inserción en la Iglesia local: Debemos superar una interpretación de la inserción diocesana común a la

generalidad de los institutos religiosos. En este punto se juegan elementos carismáticos. La integración en los proyectos pastorales diocesanos es fundacional. Para conseguirlo no es necesario renunciar a todo el que el Derecho Canónico reconoce a los institutos de

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Derecho Pontificio. No puede haber renuncia; porque debemos respetar el estatuto de la Congregación, que no es de un superior o de unos congregantes, es de todos. Pero sentimos un llamamiento a ciertos silencios, cuando hablar es provocador, y siempre a promover un diálogo más paciente. La crítica seria, si no es necesaria, parece que es una de las renuncias que nos pide el carisma y la actitud del P. Fundador. 9.- El ministerio presbiteral, en constante evolución. El servicio depende de quien envía y de los que deben ser servidos: De otra lado, el presbiterado está en

constante evolución, por la cual hace falta que dirijamos las antenas hacia aquellos lugares que emiten más señales de renovación evangélica, comunitaria y misionera. Nada no está acabado. Por ello la Congregación debe volver a empalmar con más claridad sus venas espirituales con aquellos movimientos presbiterales más vivos. Es indudable que si recobramos una inspiración neotestamentaria llegaremos a establecer más claramente la vocación bautismal, por lo tanto sacerdotal, y desarrollaremos más la dimensión presbiteral que, en los nuestras días, debe potenciar la tarea de la animación comunitaria del pueblo sacerdotal y real, la capacidad de trabajar en equipo mucho más que la pretensión de ser el hombre que sirve para todo, y que lo sabe todo. 10.- El reto de la pastoral vocacional no es eclesiástico, sino cristológico y teológico: Un reto para nuestro hoy es el de la mengua de vocaciones al ministerio. Es

cierto que pesa el celibato. Pero, probablemente hemos deteriorado la imagen de Dios. La hemos mezclado con demasiados intereses. No ha quedado claro que es el Dios de la vida, de la paz, de los humildes el que mueve la Iglesia. Desperdigar excomuniones es antievangélico y vacuna contra la fe. El ministerio, sin una experiencia de fe es impensable. Trivializar el problema vocacional es muy grave. Cuando desaparece la celebración de la Eucaristía, desaparece la Iglesia, porque los cristianos se confunden con un movimiento o un grupo religioso sin clara denominación. Cuando desaparece la Iglesia, Cristo no es anunciado, y Dios deja de ser conocido y querido como Padre. Es Dios todo poderoso, pero no Abbà. Indudablemente, el Centenario de la muerte del P. Joaquim Rosselló y Ferrà debe marcar un hito desde el cual tomaremos nuevo impulso en esta renovación ministerial.

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Proyección eclesial ................................................................................................ 1 de la ....................................................................................................................... 1 fundación del P. Joaquim, ..................................................................................... 1 desde el horizonte.................................................................................................. 1 de la ....................................................................................................................... 1 renovación del presbiterado .................................................................................. 1 I: Planteamiento y contexto histórico................................................................ 2 Introducción: Herencias de un centenario ..................................................... 2 Una mística de la fe. Hacia la popularidad de la espiritualidad de los SS. Corazones. ............................................................................ 2 Estado del estudio de estos temas: ........................................................ 5 Propuestas para nuestro trabajo: ........................................................... 5 Estado del estudio de estos temas: ........................................................ 6 Propuestas para nuestro trabajo: ........................................................... 6 Estableceremos muy sumariamente el contexto histórico ............................ 6 Unos apuntes bibliográficos. ................................................................. 6 EL PASO DEL ABSOLUTISMO A LA ILUSTRACIÓN .......................... 8 LOS ACONTECIMIENTOS DE 1835 Y SU TRASCENDENCIA .......... 11 El ambiente de la Restauración alfonsina del diciembre de 1874 ............... 13 La urgencia de una predicación popular ............................................. 14 LAS ESTRUCTURAS PASTORALES DEL S. XIX ................................ 16 La reforma del seminario de Mallorca por el doctor Cervera. ........ 16 LA TRAYECTORIA DEL PRESBÍTERO JOAQUÍN ROSSELLÓ ......... 17 b. Las misiones populares. ...................................................... 17 c. Oratoriano y misionero popular. ......................................... 19 d. Iglesia local y renovación del clero. .................................... 19 II .............................................................................................................. 21 Proyección eclesial de la obra ......................................................................... 21 del .................................................................................................................... 21 P. Joaquim Rosselló y Ferrà, ........................................................................... 21 desde el ángulo de la renovación del ministerio presbiteral ........................... 21 Del ministerio al beneficio .................................................................. 22 Del beneficio al ministerio .................................................................. 22

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Hacia la despolitización progresiva del clero y a la conversión pastoral ........................................................................................................................ 24 El proceso del cambio ......................................................................... 24 Desde un presbiterio en crecimiento: .................................................. 25 Un seminario foco de renovación ....................................................... 26 En el proceso de la fundación de las congregaciones religiosas: Fundadoras: ..................................................................................................... 27 Promotor e integrado en un laicado activo: ................................................ 27 “Competente socorro” ............................................................................. 28 Modelos de sacerdotes ........................................................................ 29 Repercusiones en Mallorca ................................................................. 32 Una síntesis provisional ...................................................................... 34 Era viable el proyecto del P. Joaquim Rosselló i Ferrà? ..................... 36 Hacia una posible respuesta ................................................................ 37 Hacia el futuro ..................................................................................... 38 1.- Principio dinámico: ........................................................ 38 2.- Interpretación misionera del presbiterado ..................... 38 3.- Hacia el problema de Dios en el mundo: ....................... 39 4.- Una nueva eclesiología: el laicado adulto. .................... 39 5.- En cuanto a el estilo de vida: la comunidad apostólica . 39 6.- El ministerio no es una profesión, sino una vida: .......... 39 7.- Los votos religiosos, como libertad radical por estimar Dios y para la misión: ..................................................................... 39 8.- Nueva eclesialidad carismática en la vida religiosa: La inserción en la Iglesia local:............................................................ 39 9.- El ministerio presbiteral, en constante evolución. El servicio depende de quien envía y de los que deben ser servidos .. 40 10.- El reto de la pastoral vocacional no es eclesiástico, sino cristológico y teológico: .................................................................. 40

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