PROYECTO 1 ESTRATEGIA Y PLAN DE ACCIÓN MUNDIALES SOBRE ENVEJECIMIENTO Y SALUD

PROYECTO 1 ESTRATEGIA Y PLAN DE ACCIÓN MUNDIALES SOBRE ENVEJECIMIENTO Y SALUD REUNIÓN CONSULTIVA ABIERTA – Agosto-octubre de 2015 PROYECTO 1: ESTRAT

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PROYECTO 1 ESTRATEGIA Y PLAN DE ACCIÓN MUNDIALES SOBRE ENVEJECIMIENTO Y SALUD

REUNIÓN CONSULTIVA ABIERTA – Agosto-octubre de 2015 PROYECTO 1: ESTRATEGIA Y PLAN DE ACCIÓN MUNDIALES SOBRE ENVEJECIMIENTO Y SALUD

Índice 1.

Panorama general .............................................................................................................................. 3 1.1 Mandato ...................................................................................................................................... 3 1.2 Respuesta .................................................................................................................................... 3 1.3 Introducción de la visión, las metas, los objetivos estratégicos y la repercusión prevista ......... 4

2.

Proceso .............................................................................................................................................. 7 2.1 Enfoque y destinatarios .............................................................................................................. 7 2.2 Forjar el futuro............................................................................................................................ 8 2.3 Agentes no estatales y entidades multilaterales ....................................................................... 11 2.4 Personas y familias ................................................................................................................... 12 2.5 Próximas medidas..................................................................................................................... 12

3.

Panorama ......................................................................................................................................... 13 3.1 Envejecimiento de la población y longevidad .......................................................................... 13 3.2 Desafíos y oportunidades ......................................................................................................... 15

4.

Componentes del envejecimiento sano ........................................................................................... 22 4.1 Principios rectores .................................................................................................................... 22 4.2 Enfoque centrado en lo que las personas valoran, y cómo la sociedad valora a las personas.. 23

5.

¿Qué podemos hacer? ..................................................................................................................... 27 5.1 Ayudar a las personas a hacer lo que para ellas es importante................................................. 27 5.2 Objetivos propuestos de la Estrategia quinquenal (2016-2020) ............................................... 28 5.3 Objetivos estratégicos propuestos de la Estrategia quinquenal (2016-2020) ........................... 28 5.4 Medidas propuestas para alcanzar los objetivos estratégicos ................................................... 29 Objetivo estratégico 1: Promover el envejecimiento sano en todos los países ...................... 29 Objetivo estratégico 2: Crear entornos adaptados a las personas de edad ............................. 33 Objetivo estratégico 3: Armonizar los sistemas de salud con las necesidades de las personas de edad .................................................................................................................................... 38 Objetivo estratégico 4: Desarrollar sistemas de asistencia a largo plazo ............................... 45 Objetivo estratégico 5: Mejorar las actividades de medición, seguimiento e investigación concernientes al envejecimiento sano .................................................................................... 49

6.

¿Cómo lograr que se haga? ............................................................................................................ 54 6.1 Medidas de éxito .................................................................................................................... 54 6.2 Trabajo conjunto....................................................................................................................... 59 6.3 Hitos 2016-2020 ....................................................................................................................... 74 6.4 Más allá de 2020....................................................................................................................... 75

1|Page

La Secretaría de la OMS agradece los comentarios y sugerencias E-mail: [email protected] Sitio web: http://who.int/ageing/consultation/en

1.

Panorama general

1.1

Mandato

En 2014, una resolución de la Asamblea Mundial de la Salud (WHA67/13), pidió a la Director General que desarrollara, en consulta con los Estados Miembros y otras partes interesadas, en coordinación con las oficinas regionales, y con los recursos disponibles, una estrategia mundial y un plan de acción amplios sobre envejecimiento y salud, para que el Consejo Ejecutivo los examinara en enero de 2016 y la Asamblea Mundial de la Salud hiciera lo propio en mayo de ese mismo año.

1.2

Respuesta

A fines de agosto de 2015 se distribuyó un anteproyecto de la primera Estrategia y plan de acción mundiales (GSAP) sobre envejecimiento y salud. El presente documento es el proyecto 1. Es una actualización basada en el examen preliminar de unos 200 comentarios de Estados Miembros y otras partes interesadas, recibidos en septiembre de 2015. El proyecto 1 se mejorará sobre la base de otras consultas celebradas en octubre de 2015, incluida una reunión consultiva presencial mundial de la OMS, que tendrá lugar los días 29 y 30 de octubre y contará con la asistencia de Estados Miembros y otras partes interesadas. En noviembre de 2015 se preparará un proyecto actualizado sobre la base de nuevas aportaciones.

El propósito del GSAP consiste en definir los objetivos, estrategias y actividades de la OMS (Estados Miembros y la Secretaría) y establecerlos claramente como un marco mundial para las medidas de salud pública. Para que las medidas sobre envejecimiento y salud sean fructíferas se necesitarán, además, importantes contribuciones de múltiples sectores gubernamentales y agentes no estatales, incluida la sociedad civil, las personas de edad, los sectores público y privado y otras entidades mundiales y regionales. Así, la GSAP se centra en lo que hay que hacer en todo el mundo y procura proporcionar una visión global, más allá de lo que puede hacer la OMS sola.

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1.3

Introducción de la visión, las metas, los objetivos estratégicos y la

repercusión prevista La visión propuesta para la GSAP es un mundo en el que todas las personas puedan tener un envejecimiento sano. El plazo propuesto para el GSAP es de cinco años (2016-2020) como un paso hacia el posible establecimiento de un decenio del envejecimiento sano (2020-2030). En esos cinco años, la estrategia y el plan de acción proponen hacer hincapié en motivar más aún el compromiso y reunir pruebas científicas sobre lo que se puede hacer para promover el envejecimiento sano en diversos contextos y desde múltiples perspectivas. Esto es así mientras la base probatoria mundial actual siga siendo biomédica, en gran medida, y provenga de un número limitado de países. No obstante, la GSAP también propone esferas de acción y reconoce que muchos gobiernos y partes interesadas deben adoptar sin demora decisiones que requieren la oportuna orientación sobre formulación normativa, inversiones e intervenciones. El “envejecimiento sano” se define como el proceso de desarrollo y mantenimiento de la capacidad funcional que posibilita el bienestar de las personas de edad. El objetivo general es el bienestar, que es holístico y abarca todos los elementos y componentes de la vida y los valores de esas personas. El envejecimiento sano no refleja una motivación personal o un éxito, sino más bien la manera en que las sociedades permiten que las personas funcionen y se sientan valiosas, especialmente en la edad madura. El bienestar incluye numerosos aspectos y, por lo tanto, es preciso que contribuyan múltiples sectores. Esta GSAP reconoce también que la salud es un aspecto importante del bienestar y, por lo tanto, los sistemas de salud y otros agentes desempeñan un papel crucial en el envejecimiento sano.

Esta definición se basa en la opinión de que la capacidad funcional de una persona refleja la interacción con sus entornos y la manera en que esos entornos propician el envejecimiento sano. Además, toda persona debería tener la oportunidad de experimentar un envejecimiento sano (en un entorno propicio y favorable) aun cuando tuviera múltiples morbilidades o declinasen sus capacidades intrínsecas (véase la sección 4). Por lo tanto, la teoría que respalda el envejecimiento sano está en consonancia con el bienestar general y refleja un modelo ecosocial inspirado en los determinantes sociales de la salud y la suma de fuerzas o carencias a lo largo de todo el ciclo vital. Las medidas orientadas a mejorar el envejecimiento sano requieren marcos que abarquen numerosos niveles y esferas (incluidos los

determinantes biológicos, sociales, económicos y ambientales, en los hogares, las comunidades, las ciudades, los países, las regiones y el mundo). Además, en todos los países, diferentes sectores y mecanismos gubernamentales pueden coordinar políticas sobre envejecimiento o envejecimiento y salud, en un contexto en que el sector sanitario general desempeñe un papel importante.

Se espera que la OMS, como organismo de las Naciones Unidas especializado en cuestiones sanitarias, ejerza el liderazgo en esa esfera. Esta GSAP debería aclarar de qué manera las políticas sanitarias (salud en todas las políticas) pueden inspirar la formulación de medidas en todos los sectores y el sistema de salud puede promover mejor el envejecimiento sano, bien sea adoptando medidas o prestando apoyo a las medidas de otros sectores. Además, una aspecto del envejecimiento sano refleja el estado de salud, centrado en las capacidades intrínsecas (véase la sección 4) y otro aspecto refleja las respuestas sociales para asegurar que las personas de edad puedan funcionar y disfrutar el bienestar aun cuando tengan diferentes niveles de capacidad.

Esta perspectiva ofrece un enfoque que permite formular políticas y medidas amplias en los países y entre ellos. El envejecimiento sano reafirma expresamente que la salud es más que la ausencia de enfermedad, y que el envejecimiento es una fase valiosa de todo el ciclo vital. Ahora bien, la GSAP reconoce también que la salud y otros sistemas sociales contribuyen al envejecimiento sano. En el sector sanitario y el sistema de salud, esto debería mejorar la armonización y el desarrollo de políticas y reglamentos, finanzas y personal (formal e informal) y servicios concernientes a las necesidades y los derechos de las personas de edad. La OMS reconoce que los servicios clínicos basados en la población abarcan la promoción, la prevención, el tratamiento, la atención, la rehabilitación y los cuidados paliativos. Desde la perspectiva del bienestar, la GSAP reconoce que lo que las personas valoran puede cambiar en el curso de la vida, y por consiguiente las responsabilidades de las sociedades consisten en satisfacer las necesidades y respetar los derechos de las personas de edad, y hacerlo mediante procesos justos y sin discriminación.

El respaldo que se dé a esta estrategia y plan de acción (véase el recuadro 1) no supone un respaldo anticipado a un ulterior decenio del envejecimiento sano; antes bien, debería ser un acuerdo que permita examinar y preparar un posible compromiso decenal para la acción, en consonancia con el plazo de los objetivos de desarrollo sostenible (véase la sección 6.3). Con toda probabilidad, este 5|Page

proceso incluirá a los Estados Miembros y a las personas de edad, con miras a colaborar y promover esta idea más concretamente ante las partes interesadas de sectores multilaterales, gubernamentales y no gubernamentales, en particular las Naciones Unidas y sus organismos especializados, así como otros asociados para el desarrollo y la ejecución.

Recuadro 1: Principales componentes de la GSAP

Visión: un mundo en el que todas personas experimenten un envejecimiento sano

Metas: 1.

Para 2020, lograr que todos los gobiernos se comprometan a promover el envejecimiento sano

mediante planes de acción destinados a maximizar la capacidad funcional, que lleguen a todas las personas.

2.

Para 2020, lograr que gobiernos, otras partes interesadas y las personas de edad establezcan una

plataforma de apoyo al decenio del envejecimiento sano (2020-2030).

Objetivos estratégicos para los próximos cinco años: 1.

Promover el envejecimiento sano en todos los países

2.

Crear entornos adaptados a las personas de edad

3.

Armonizar los sistemas de salud con las necesidades de las personas de edad

4.

Desarrollar sistemas de atención a largo plazo (domiciliarios, comunitarios e institucionales)

5.

Fortalecer las actividades de medición, seguimiento e investigación concernientes a

envejecimiento sano

Repercusión prevista a largo plazo: más allá de 2020, todos los países y partes interesadas renovarán y mantendrán su compromiso político y financiero respecto de las medidas de apoyo al envejecimiento sano. Esto implicará que la esperanza de vida sana seguirá aumentando en proporción al aumento de la esperanza de vida. Las reducciones de la capacidad intrínseca se minimizarán, así como las diferencias por características sociales o económicas; la capacidad funcional se fortalecerá, aun cuando las personas padezcan enfermedades, morbilidades u otros trastornos de salud en diversos contextos.

A largo plazo, todos los adultos mayores tendrán un envejecimiento sano. Para aquellos cuyas capacidades disminuyan, los entornos propicios asegurarán una buena capacidad funcional y minimizarán las desigualdades en materia de cobertura entre las personas y los países. Todas las personas de edad mantendrán su autonomía y dignidad. Durante todo el ciclo vital, las trayectorias del envejecimiento sano permitirán que cada persona optimice sus capacidades y su bienestar.

2.

Proceso

2.1

Enfoque y destinatarios

Esta Estrategia se centra en lo que se puede hacer para posibilitar que todas las personas de edad disfruten de los derechos humanos, en particular el derecho de contar con instalaciones, productos y servicios de salud disponibles, accesibles, asequibles, aceptables y de buena calidad.1 El disfrute del derecho a la salud no depende de la edad ni cesa cuando una persona llega a cierta edad. Otros aspectos del bienestar también son vitales para las personas de edad, incluidas la dignidad, la autonomía y la participación. Las personas de edad deberían disfrutar esos derechos de manera equitativa, indistintamente del lugar en que hayan nacido o vivan, de su condición social o económica, de sus trastornos de salud o su herencia genética. Un enfoque del envejecimiento sano basado en los derechos implica fortalecer las capacidades, propiciar el funcionamiento y alcanzar el bienestar durante todo el ciclo vital. La presente Estrategia procura orientar las deliberaciones en los Estados Miembros de la OMS y entre ellos, y prestar asistencia a las instancias normativas y decisorias en el establecimiento de programas y la formulación o actualización de procesos orientados a desarrollar políticas sanitarias locales, nacionales, regionales y mundiales.

El desarrollo del plan congregará a múltiples partes interesadas comprometidas con el mejoramiento de la salud y el bienestar de los adultos mayores, en particular gobiernos y cargos electos del sector sanitario y de otros sectores, profesionales de la salud, personas de edad, dispensadores de atención domiciliaria o comunitaria, académicos, organismos mundiales, asociados para el desarrollo, sectores 1

Thematic study on the realization of the right to health of older persons by the Special Rapporteur on the right of everyone to the enjoyment of the highest attainable standard of physical and mental health, Anand Grover, 2011

7|Page

de la sociedad civil, medios de comunicación y entidades del sector privado. Ahora bien, la atención no se centra en ninguna enfermedad ni práctica clínica en particular. Sin embargo, la GSAP reconoce que algunos trastornos son más frecuentes en personas de edad, por ejemplo, la demencia y la fragilidad. También reconoce que las experiencias de otros programas de salud pública, entre ellos los relativos a enfermedades no transmisibles o prevención de la violencia y los traumatismos, pueden beneficiar el envejecimiento sano, especialmente si incorporan las necesidades y preferencias de las personas de edad. El proceso de la GSAP permitirá al conjunto de las partes interesadas establecer las prioridades para la acción de los próximos cinco años y definir sus contribuciones.

La GSAP desarrollará los objetivos internacionales y regionales existentes y establecerá nuevos objetivos. La Estrategia puede influir en las actividades de los países mediante el apoyo a la formulación normativa y a planes regionales y nacionales que congreguen a diferentes asociados para el desarrollo y a organizaciones no gubernamentales. No obstante, la ejecución de las actividades seguirá incumbiendo a los Estados Miembros, a los que apoyarán asociados en la ejecución, tanto del sector público como del privado.

Con arreglo al mandato de la OMS, el proyecto 1 de la GSAP identifica prioridades que ya comparten muchas de esas partes interesadas, y considera otras esferas que probablemente serán eficaces. El anteproyecto reflejaba los elementos que se habían identificado en el Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud, publicado por la OMS. El proceso de consultas permitirá perfeccionar y priorizar esos y otros posibles objetivos y medidas estratégicos. Además, identificará los grupos encargados de adoptar las medidas necesarias y propondrá contribuciones para aplicarlas.

2.2

Forjar el futuro

La GSAP se basa en dos instrumentos normativos internacionales que han orientado las actividades relativas a envejecimiento y salud desde 2002 (el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, 2002, y el marco normativo de la OMS sobre envejecimiento sano (WHA52.7, 1999; OMS 2002). Ambos hacen referencia al derecho a la salud y a su marco jurídico internacional. Ambos celebran la creciente esperanza de vida y las posibilidades de las personas de edad como poderoso recurso para el desarrollo futuro. Esos instrumentos destacan las aptitudes, experiencia y sabiduría de las personas de edad y las contribuciones que efectúan, incluso las personas con limitaciones físicas y cognitivas. Además, identifican una amplia gama de esferas en las que las medidas normativas pueden

posibilitar esas contribuciones y garantizar la seguridad en la edad madura. Cada uno señala la importancia de la salud en la edad madura, ambos por derecho propio, y de los beneficios prácticos que conlleva al propiciar la integración de las personas de edad. No obstante, un examen de 133 países revela que, desde 2002, los progresos para mejorar la salud de los adultos mayores han sido desiguales.2 Se requiere un compromiso renovado y respuestas más coordinadas, especialmente para promover la salud de las personas de edad. La GSAP aborda lo que se podría hacer más concretamente en el pilar sanitario, en consonancia con el marco acordado en el contexto del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento.

Además, la GSAP se beneficia del hecho de que cinco de las seis oficinas regionales de la OMS tienen una estrategia o un plan de acción sobre la salud de las personas de edad que refleja las amplias consultas realizadas con Estados Miembros y otras partes interesadas (véase el recuadro 2). AFRO, la sexta oficina regional de la OMS, está elaborando su primer marco regional sobre envejecimiento y salud en colaboración con los Estados Miembros y la presente GSAP.

Recuadro 2: Marcos regionales de la OMS establecidos AMRO/OPS 2008-2017 SEARO 2013-2018

EMRO 2006-2015 WPRO 2014-2019

EURO 2012-2020 AFRO (en desarrollo)

Se ha examinado cada uno de los marcos regionales, y los contenidos se utilizaron como base para formular y ampliar los objetivos estratégicos y las medidas de la GSAP. Los cinco marcos existentes tienen numerosos aspectos en común, entre ellos la atención centrada en el fortalecimiento de los sistemas de salud; los enfoques multisectoriales e intersectoriales para promover la salud y los entornos adaptados a las personas de edad; y la prestación de servicios sanitarios y sociales integrales y de buena calidad para las personas de edad, sin discriminación. Si bien existen características similares en cada región, los países pueden ser desiguales en lo que respecta a la demografía y el ritmo de envejecimiento de la población, la organización de los sectores gubernamentales para atender al envejecimiento y la salud de la población, y las prioridades para la acción. La GSAP reconoce que puede haber una colaboración fructífera entre las regiones, así como con cada uno de los países de las diferentes regiones. 2

Fondo de Población de las Naciones Unidas y HelpAge International, 2011. Overview of Available Policies and Legislation, Data and Research, and Institutional Arrangements Relating To Older Persons. Nueva York.

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La GSAP propone medidas que reflejan estrategias acordadas y enfoques y plataformas bien conocidos, entre ellos la cobertura sanitaria universal, los determinantes sociales de la salud y las Ciudades y Comunidades Adaptadas a las Personas de edad (véase el recuadro 3), así como estrategias, declaraciones y planes de acción de la OMS ya adoptados o en elaboración, en esferas pertinentes y esenciales para las personas de edad, incluidos los recursos humanos para la salud, la atención integrada y centrada en la persona, la demencia, la salud mental y las enfermedades no transmisibles (incluido el acceso a servicios de prevención, detección precoz y diagnóstico, gestión y tratamiento de enfermedades).

Recuadro 3: Red Mundial OMS de Ciudades y Comunidades Adaptadas a las Personas de edad Las medidas propuestas pueden ampliar y complementar la labor realizada por la OMS en el último decenio para desarrollar ciudades y comunidades adaptadas a las personas de edad. Esto incluye la Red Mundial OMS de Ciudades y Comunidades Adaptadas a las Personas de edad y una plataforma interactiva de intercambio de información (Age-friendly World). Por medio de la red mundial, la OMS apoya a las municipalidades que desean materializar sus ambiciones de convertirse en ciudades adaptadas a las personas de edad mediante: 

El compromiso de los alcaldes de las ciudades y comunidades de crear un entorno adaptado a las personas de edad en beneficio de las personas de todos los grupos etarios;



la participación de las personas de edad y otras partes interesadas de todos los sectores;



la evaluación del grado de adaptación de las ciudades a las personas de edad y la identificación de medidas prioritarias;



la utilización de las conclusiones de la evaluación en la planificación y la formulación normativa basadas en pruebas científicas en diferentes esferas, a fin de adaptar sus estructuras y servicios de modo que faciliten el acceso y la integración de personas de edad con diferentes necesidades y capacidades.

De cara al futuro, la GSAP reconoce asimismo que sus estrategias y medidas deberían contribuir a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS)3, un conjunto integral e indivisible de prioridades mundiales para el desarrollo sostenible, y especialmente el objetivo 3 consistente en “garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”. 3

Grupo de Trabajo Abierto de la Asamblea General sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

https://sustainabledevelopment.un.org/owg.htm

2.3

Agentes no estatales y entidades multilaterales

Los gobiernos y sus políticas son fundamentales, así como las decisiones y actitudes de las propias personas de edad. La sociedad civil y otras asociaciones son partes interesadas y contribuyentes esenciales para el envejecimiento sano. Muchos ya han asumido importantes compromisos en esta esfera.

Ello incluye una amplia gama de asociados que trabajan en los ámbitos mundial, regional y nacional, incluidos HelpAge International y la Federación Internacional de la Vejez; asociaciones relacionadas con enfermedades o servicios específicos, por ejemplo, Enfermedad de Alzheimer Internacional e International Association for Hospice and Palliative Care; entidades de profesiones y especialidades tales como World Medical Association y la International Association of Geriatrics and Gerontology; y entidades que representan a grupos de promoción de la salud, pacientes o comunidades, entre ellos la Unión Internacional de Promoción de la Salud y Educación para la Salud y la Alianza Internacional de Organizaciones de Pacientes, entre muchos otros.

Además de la OMS, otras organizaciones multilaterales y organismos internacionales desempeñan una función vital en todo el sistema de las Naciones Unidas y sus organismos especializados, así como diversas instituciones mundiales y regionales tales como el Banco Mundial, la OCDE y la Unión Africana, entre otras.

Una estrategia mundial añade valor a este compromiso gracias a una visión general que pone de relieve la importancia del envejecimiento sano como prioridad de salud pública y la necesidad de que los Estados Miembros planifiquen la introducción de mejoras y la sostenibilidad financiera. En su conjunto, esto puede impulsar la participación de una amplia gama de asociados y el compromiso activo de las personas de edad. Además, esto promueve el intercambio de experiencias sobre elementos eficaces para mejorar el envejecimiento sano (por ejemplo, desarrollo y aplicación de contenidos, políticas y programas) que permitan perfeccionar las actividades nacionales, regionales y mundiales.

11 | P a g e

2.4

Personas y familias

Todos queremos envejecer con salud y ver lo mismo en nuestros familiares y amigos. La GSAP incorpora a las personas de edad, reconoce la necesidad de apoyar a sus familias y a sus cuidadores informales e insta a satisfacer sus expectativas. Si bien incumbe a los gobiernos la responsabilidad de desarrollar políticas y establecer los sistemas para su aplicación, las personas de edad, así como sus familias y otros cuidadores desempeñan un papel crucial.

Por una parte, la mayoría de las personas de edad desean autonomía para tomar decisiones y hacer lo que consideran importante, aunque en algunos casos ello significa permitir que los miembros de la familia y los cuidadores actúen en su nombre según sus intereses. En muchos países, las personas de edad participan activamente en la conformación de las comunidades y en los procesos políticos. Uno de los determinantes del envejecimiento sano y el bienestar implica asumir responsabilidades y mantener la dignidad, por ejemplo mediante la autoasistencia, siempre que ello sea posible. También puede incluir la participación en grupos de autoayuda en los que los “mayores jóvenes” o adultos capaces apoyan a los “mayores de más edad” o a los adultos cuyas capacidades están limitadas. Existen muchos ejemplos en entornos de ingresos bajos, medianos y altos.

Por otra parte, esto significa que personas de edad deberían estar en entornos propicios que favorecieran el envejecimiento sano, por ejemplo, los que promueven y posibilitan la actividad física; son seguros por la noche; facilitan el transporte de las personas con capacidades limitadas; celebran el envejecimiento en los medios de comunicación y entretenimiento; tienen procesos participativos justos que integran a las personas de edad, por ejemplo, para decidir sobre la manera de utilizar los recursos escasos y los elementos que se incluirán en los planes de cobertura sanitaria universal; y ofrecen protección social equitativa durante todo el ciclo vital. Lo mismo vale para las familias y otros cuidadores que legítimamente necesitan el apoyo de los sistemas y mecanismos que valoran sus contribuciones sociales y económicas y les proporcionan información y orientación para permitirles ser mejores cuidadores. Además, esto permitiría que los cuidadores familiares, usualmente mujeres, persiguieran otros objetivos en sus vidas.

2.5

Próximas medidas

Una vez adoptada por los órganos deliberantes de la OMS, la GSAP será un documento vivo: en el proyecto final se integrarán acuerdos clave, mientras que algunos anexos se podrán actualizar para reflejar las enseñanzas y la aplicación y afianzar los progresos hacia los objetivos acordados (véase el recuadro 4). Esos elementos nuevos y actualizados estarán disponibles en el sitio web de la OMS y se someterán a exámenes de mitad y final del período. Más allá del plan de acción, las partes interesadas nacionales, regionales y mundiales deberán asumir la responsabilidad respecto de medidas específicas destinadas a traducir el plan de acción en planes operacionales detallados (actualizar el plan de acción y los planes operacionales a medida que se disponga de nueva información), y movilizar recursos para asegurar que la visión del envejecimiento sano se haga realidad. El logro de esta meta requerirá nuevos conocimientos y compromisos de los países para innovar y cambiar los métodos de trabajo. La Secretaría de la OMS actuará en todos los niveles (nacional, regional y mundial) con miras a promover y desarrollar nuevas capacidades y congregar y comprometer a las partes interesadas con el fin de prestar apoyo a los Estados Miembros en la aplicación de los acuerdos.

3.

Panorama

3.1

Envejecimiento de la población y longevidad

Por primera vez en la historia, la mayor parte de las personas pueden esperar vivir hasta los sesenta años y más. Este es un gran triunfo de la salud pública y refleja nuestro éxito en la lucha contra enfermedades infantiles mortales, mortalidad materna y, más recientemente, la mortalidad en la edad adulta. En combinación con las marcadas caídas en las tasas de fecundidad, estos aumentos de la esperanza de vida están provocando cambios igualmente significativos en la estructura demográfica (envejecimiento de la población) (véase el recuadro 5).

Recuadro 5: Envejecimiento de la población Entre 2000 y 2050 la proporción de la población mundial mayor de 60 años se duplicará, de un 11%, aproximadamente, a un 22%. Según las proyecciones, el número absoluto de personas de 60 años y más aumentará de 901 millones en 2015, a 1.400 millones para 2030, a 2.100 millones para 2050, y podría ascender a 3.200 millones para 2.100. Para 2050, la población de más de 60 años representará 13 | P a g e

un 34% en Europa; un 25% en América Latina y el Caribe y Asia; y aunque África tiene la distribución etaria más joven que cualquier otra región principal, se prevé que envejecerá rápidamente y que la población mayor de 60 años pasará del 5% actual al 9% para 2050. Además, las poblaciones de más edad se concentrarán cada vez más en las regiones menos desarrolladas económicamente (Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, World Population Prospects: The 2015 Revision, Key Findings and Advance Tables)

Las vidas más prolongadas son un recurso inapreciable. Ahora bien, el alcance de las oportunidades que surgen de la creciente longevidad dependerá considerablemente de un factor clave: la salud de esas personas de edad. Si las personas viven esos años adicionales con buena salud, su capacidad para hacer cosas importantes no será diferente de la de las personas más jóvenes. Sin embargo, si esos años adicionales se caracterizaran por una rápida disminución de la capacidad física y mental, las consecuencias para las personas de edad y la sociedad serían mucho más negativas. Desde 2013, las estimaciones más recientes de la OMS4 revelan que la esperanza de vida de una persona de 60 años es de 20 años, un aumento sustancial de 2 años respecto de 2000. Lamentablemente, aunque se suele suponer que el aumento de la esperanza de vida va acompañado de un largo período de buena salud, existen pocas pruebas científicas que sugieran que en la actualidad las personas de edad gozan de mejor salud que sus padres a la misma edad, o que todas las personas de edad tienen las mismas oportunidades de hacerlo (véase el recuadro 6).

Recuadro 6: Desigualdades en la esperanza de vida La base de datos de las estadísticas mundiales de la OMS revela importantes desigualdades entre los países, tanto en lo que respecta a la esperanza de vida como a la probabilidad de que la edad madura vaya acompañada de buena salud. Por ejemplo, entre los países con peor y mejor desempeño existe una diferencia de 38 años de esperanza de vida al nacer, 37 años de esperanza de vida sana al nacer, y 13 años de esperanza de vida a los 60 años. Además, en los dos últimos decenios, la brecha entre la esperanza de vida a los 60 años en países de altos ingresos y en países de ingresos bajos y medianos ha aumentado (WHO Global Health Observatory Data Repository, 2015).

4

WHO Global Health Observatory Data Repository. http://apps.who.int/gho/data/view.main.700?lang=en

Esto no tiene que ser necesariamente así. La mayor parte de los problemas de salud de las personas de edad están relacionados con trastornos crónicos, especialmente enfermedades no transmisibles, en particular trastornos cuya prevalencia ha aumentado con la edad, por ejemplo, demencia y fragilidad. Muchos de esos trastornos se pueden prevenir o retrasar mediante comportamientos saludables y entornos físicos y normativos que los promuevan. Otros problemas de salud se pueden tratar eficazmente, en particular si se detectan en una fase temprana. Los sistemas sanitarios y sociales pueden colaborar entre sí para mantener o fortalecer la capacidad intrínseca (véase la sección 4); también pueden contrarrestar el deterioro, según lo indican nuevas pruebas científicas relativas a la fragilidad.5 En cuanto a las personas cuyas capacidades disminuyen, los entornos, así como los sistemas y servicios sanitarios y sociales favorables, incluidas las contribuciones de personas de edad y sus familias, pueden reforzar la dignidad, la autonomía, el funcionamiento y el crecimiento personal continuado. Sin embargo, el mundo está muy lejos de este ideal, especialmente para las personas de edad pobres y las pertenecientes a grupos sociales desfavorecidos.

Por consiguiente, el envejecimiento de la población exige una repuesta integral. La discusión sobre lo que esta respuesta debería abarcar ha sido limitada, y las pruebas sobre lo que se puede hacer son escasas. Esto no significa que no se pueda hacer nada ahora mismo. De hecho, es preciso actuar urgentemente.

3.2

Desafíos y oportunidades

Las complejas y difíciles cuestiones concernientes al envejecimiento son objeto de incertidumbre y debate. Si bien los acuerdos internacionales destinados a hacer frente al envejecimiento de la población han despertado interés, se puede hacer mucho más para superar los problemas que determinan la salud de las personas de edad. Con el fin de ayudar a abordar esa complejidad, el anteproyecto de GSAP se basó en gran medida en el primer Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud publicado por la OMS. Ese informe reúne los conocimientos actuales sobre envejecimiento y salud, proporciona un fundamento lógico para centrar la atención en el envejecimiento sano, e identifica pruebas de medidas eficaces para los países de todos los niveles de desarrollo. También identifica algunos problemas

5

Michel JP, Cruz-Jentoft AJ, Cederholm T 2015. Frailty, Exercise and Nutrition. Clinics in Geriatric Medicine, 31(3): 375–387

15 | P a g e

esenciales y supuestos inexactos, con miras a elaborar una respuesta integral al envejecimiento de la población y aprovechar posibles oportunidades en el ámbito normativo para superarlos. El proyecto 1 de la GSAP se ha beneficiado de otras mejoras. Estas incluyen:

- Maximizar las capacidades funcionales de las personas de edad requiere una transformación profunda de los entornos y los sistemas sanitarios y sociales que contribuyen al bienestar. En todos los países, los actuales sistemas de salud, atención, trabajo, asistencia social, transporte, entretenimiento, ingeniería y vivienda se orientan generalmente a una población que se prevé tendrá, en su mayoría, entre 15 y 55 años. Esto ya no será así, dado que las poblaciones envejecen en todo el mundo. Los sistemas de salud se han orientado generalmente a la atención de enfermedades agudas y casos individuales. Los sistemas de salud tampoco consideran sistemáticamente las desigualdades, la discriminación y el acceso limitado a servicios de atención de enfermedades transmisibles y no transmisibles, usualmente dirigidos a los niños, las personas en edad fecunda o las que tienen un empleo formal. Los adolescentes y las personas de edad son los grupos a los que suelen afectar las desigualdades.

Será preciso coordinar todos estos sectores de manera novedosa para que el nuevo mundo emergente, que se caracterizará principalmente por el envejecimiento de una población cada vez más longeva, se adecue a una media de población que será mucho mayor. Las profundas transformaciones de las sociedades y los sistemas se beneficiarán de algunas prioridades y medidas normativas, entre ellas: -

participación en diálogos nacionales, país por país, destinados a aclarar las visiones nacionales

y mundiales del envejecimiento sano y lo que debería significar para los adultos mayores en diferentes contextos, y modelar y decidir a quién incumbirá la coordinación y la responsabilidad de las políticas nacionales sobre envejecimiento; -

coordinación holística y conjunta del cambio multisectorial;

-

evaluación sistemática de las necesidades de las personas de edad y determinación de la

disponibilidad de servicios sanitarios y sociales de calidad suficiente y sin coste financiero; -

elaboración de situaciones hipotéticas futuras y planificación a largo plazo para lograr los

objetivos acordados.

Estas son medidas cruciales para armonizar nuevamente los sistemas de salud de todos y cada uno de los países sobre la base de un entendimiento, tanto de las pruebas científicas como del contexto, para

un futuro adaptado a las personas de edad en el que se haga realidad la visión de un mundo en el que todas las personas disfruten de un envejecimiento sano.

- Muchas percepciones populares y supuestos comunes acerca de las personas de edad se basan en estereotipos obsoletos. Esto puede limitar la manera de conceptualizar los problemas, las preguntas que formulamos y nuestra capacidad para aprovechar oportunidades innovadoras. Esos estereotipos pueden dar lugar a discriminación contra personas o grupos, simplemente por su edad. Este fenómeno, que se ha denominado “gerontofobia”, puede ser actualmente una forma de discriminación tan extendida como el sexismo y el racismo, y se puede superponer e incrementar, por ejemplo, la discriminación contra las mujeres de edad avanzada. La lucha contra esa discriminación y la supresión de muchos obstáculos que limitan la actual participación social y las contribuciones de las personas de edad deben ser una prioridad en materia de política.

Las poblaciones de personas de edad se caracterizan por una gran diversidad. Por ejemplo, algunas personas de 80 años tienen niveles de capacidad física y mental comparables a los de muchos jóvenes de 20 años. Además, lo que las personas de edad pueden hacer física y mentalmente (su capacidad) es solo una parte de sus posibilidades. Lo que de hecho pueden hacer (su capacidad funcional) dependerá de la adaptación entre ellos y su entorno. Las políticas se deben formular de manera tal que permitan tener un envejecimiento sano a tantas personas como sea posible. Ahora bien, muchas otras personas experimentarán deterioros importantes de su capacidad a edades mucho más tempranas. Por ejemplo, algunos sexagenarios pueden necesitar ayuda incluso para realizar actividades básicas (véase el recuadro 7). Una respuesta normativa integral al envejecimiento de la población deberá abordar las necesidades y los derechos humanos de las personas cuyas capacidades intrínsecas han disminuido significativamente.

Recuadro 7. La magnitud y los desafíos de la atención informal domiciliaria: necesidad de políticas innovadoras y equitativas

En los países de ingresos bajos, medianos y altos las familias prestan asistencia informal en el hogar. Los principales retos consisten en hacer frente a las desigualdades que experimentan los cuidadores por 17 | P a g e

motivos de sexo y situación económica. En los países de la OCDE, un 10% de los adultos prestan asistencia domiciliaria.6 No obstante, existen también importantes desigualdades sociales, políticas, ambientales y económicas que pesan especialmente sobre las mujeres de esos países. Por este motivo las políticas que promueven el “envejecimiento en el lugar y el hogar” también deben alentar mecanismos para valorar y apoyar las contribuciones de los cuidadores. Por ejemplo, en los Estados Unidos, al menos 43,5 millones de personas de 18 años y más prestan atención no remunerada a un familiar o amigo de edad avanzada (19% de todos los adultos en los Estados Unidos). La mayor parte de los cuidadores son mujeres (67%) cuya media de edad es de 50 años, y prestan casi 20 horas semanales de atención, durante unos cuatro años.7

También en el Japón, las normas sociales consideran que el cuidado de personas es tarea de las mujeres, generalmente de las nueras, y más recientemente de los hijos solteros.8 Las políticas relativas a la atención a largo plazo introducidas en el Japón en 200 tuvieron efectos positivos para ofrecer mejores opciones entre la atención domiciliaria y la hospitalaria. Ahora bien, la aplicación de esas políticas no alivió necesariamente las cargas tradicionales que conlleva para todas las personas el envejecimiento en el hogar. Por ejemplo, en 2012, las mujeres de 50 a 65 años representaban la mayoría de las personas que dejaban de trabajar o cambiaban de trabajo para atender a un familiar.9 Verdaderamente, el tiempo medio que los familiares dedican a prestar asistencia ha disminuido, pero esa reducción benefició principalmente a las clases socioeconómicas media y alta.10

Asimismo, el envejecimiento de la población implica que existe un creciente número de personas de edad sin familia, para quienes la atención domiciliaria podría no ser siempre la opción más práctica o preferida. La solución a estos problemas exige transformaciones sociales de gran magnitud que tengan en cuenta las circunstancias de cada país y las preferencias de las personas de edad. Además, las políticas orientadas a asegurar que las personas puedan envejecer en su lugar deben ser equitativas. Esta será una innovación crucial para el futuro. Esas políticas tendrán que afrontar numerosas

6

7

OCDE (2011). Help Wanted? Providing and Paying for Long-Term Care, París

National Alliance for Caregiving & AARP (2009). Care giving in the U.S.: A Focused Look at Those Caring for Someone Age 50 or Older. 8 Hanaoka C, Norton EC (2008). Informal and formal care for elderly persons: How adult children's characteristics affect the use of formal care in Japan. Soc Sci & Med, 67(6), 1002-8. 9 Ministerio del Interior y Comunicaciones del Japón (2012). Employment Status Survey. http://www.stat.go.jp/english/data/shugyou/pdf/sum2012.pdf 10 Tamiya N et al. (2011). Population ageing and wellbeing: lessons from Japan's long-term care insurance policy. The Lancet, 378(9797), 1183 – 1192

cuestiones problemáticas relativas al carácter de las futuras sociedades, más allá de los problemas relativos a la atención sanitaria y social y al deseo de las personas de envejecer en su hogar.

-

Medios para promover las capacidades y satisfacer las necesidades y preferencias de

diferentes poblaciones y contextos. El conocimiento de las necesidades y preferencias de las personas de edad y sus familias es un requisito previo a la adopción de nuevas medidas orientadas a armonizar los sistemas de atención sanitaria y social, desarrollar tecnologías de asistencia sanitaria innovadoras y modelos comunitarios de asistencia y apoyo, y diseñar entornos adaptados a las personas de edad. Es preciso realizar esfuerzos para incorporar a las personas de edad e identificar sus necesidades y preferencias.

-

Fortalecer la coherencia normativa y las medidas multisectoriales en diversos contextos.

En la actualidad, faltan medidas y políticas, y las existentes suelen estar fragmentadas. Análogamente, la aplicación de las políticas puede incumbir a diferentes ramas del gobierno con perspectivas divergentes. Para promover el mejoramiento de la capacidad intrínseca y la habilidad funcional se requieren políticas y medidas coherentemente planificadas y aplicadas en muchos sectores. Una respuesta normativa integral debe poder conciliar las diferentes perspectivas en un objetivo de política coherente respecto del envejecimiento, que impulse la adopción de medidas en todos los sectores y entre todas las partes interesadas.

-

Diferencias injustas en las oportunidades de acceso a los servicios de salud y asistencia.

Una gran parte de la enorme diversidad que se aprecia en la edad madura está propiciada, probablemente, por el efecto acumulado de las ventajas e inconvenientes que afrontamos en nuestras vidas. Una de las consecuencias es que las personas de edad que más necesidades tienen en determinado momento, son también las que probablemente disponen de menos recursos para satisfacerlas. Este es particularmente el caso de las mujeres de edad que son viudas o no tienen hijos. Las respuestas normativas deben elaborarse de forma tal que permitan superar esas desigualdades, en vez de acentuarlas, y hagan hincapié en los derechos, más que en la caridad.

-

Modelar normas sociales que reflejen la realidad. Un estereotipo generalizado relacionado

con la vejez es que las personas de edad son dependientes de otras o representan una carga para la 19 | P a g e

sociedad y sus familias. En el proceso de formulación normativa, esto puede inducir a pensar que el gasto relacionado con las personas de edad es simplemente un drenaje para las economías, y propiciar una política de restricción de ese gasto. Las suposiciones acerca de la dependencia debido a la edad pasan por alto las numerosas contribuciones que las personas de edad hacen a la economía y la sociedad. Esto supone ignorar su papel crucial en apoyo de otras generaciones o, incluso, propiciar su desatención o abuso. Las políticas deben buscar la manera de fortalecer la capacidad de las personas de edad para efectuar múltiples contribuciones en un entorno que respete la dignidad y los derechos humanos de las personas,11 sin discriminación por motivos de sexo o edad.

-

Suposiciones erróneas de que las crecientes necesidades derivadas del envejecimiento de

las poblaciones darán lugar a un aumento insostenible del gasto en salud. En realidad, el panorama es muy poco claro. Aunque la edad avanzada se asocia generalmente con mayores necesidades relacionadas con la salud, la relación entre la utilización del sistema de salud y el gasto en salud es variable. De hecho, en algunos países de altos ingresos el gasto sanitario por persona se reduce significativamente después de los 70 años (a la vez que aumenta el gasto por concepto de atención a largo plazo en instituciones). En efecto, dado que cada vez más personas llegan a una edad avanzada, la posibilidad de que las personas tengan una vida prolongada y sana puede aliviar las presiones al alza de los gastos sanitarios. Si bien se necesitan muchas más pruebas, la predicción de los futuros gastos de atención de salud sobre la base de las estructuras etarias de la población es de dudoso valor. Las políticas deben afrontar la financiación de la atención a largo plazo y desarrollar formas innovadoras de atención domiciliaria y comunitaria. Además, la economía de la atención es una gran oportunidad para generar empleo.

-

El cambio tecnológico también acompaña el envejecimiento de la población y crea

oportunidades que nunca antes habían existido. Por ejemplo, internet permite el contacto continuo con la familia a pesar de la distancia, o el acceso a la información que puede orientar la autoasistencia o apoyar a los cuidadores. Los dispositivos de ayuda, tales como los audífonos, son más funcionales y asequibles que en el pasado, mientras que los dispositivos portátiles ofrecen nuevas oportunidades de seguimiento de la salud y personalización de la atención. Esos importantes cambios sociales y técnicos implican que las políticas no se deberían concebir en torno a modelos sociales de envejecimiento obsoletos. Por consiguiente, las políticas deben aprovechar las oportunidades que ofrecen los 11

Kornfeld-Matte R 2015. Report of the Independent Expert on the Enjoyment of all human rights by older persons. Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas

cambios sociales y tecnológicos para adoptar enfoques innovadores, incluido a acceso a dispositivos básicos y tecnologías de la información (véase el recuadro 8).

Recuadro 8: Innovación tecnológica y social El acceso a las tecnologías sanitarias y los dispositivos médicos de ayuda necesarios, junto con otras innovaciones en materia de servicios, tecnologías de la información o conocimientos, son determinantes importantes del envejecimiento sano y permiten que las personas de edad envejezcan en sus hogares o lugar preferido. Esto supone el acceso al conocimiento, los servicios y los dispositivos que apoyan y facilitan las funciones necesarias en la vida cotidiana, tales como ver, oír, hablar, moverse, recordar, comer y beber, realizar la higiene personal y mantener la seguridad y protección personales. Esto incluye dispositivos básicos, entre ellos anteojos, audífonos y bastones. También es vital el acceso a dispositivos médicos relacionados con las principales enfermedades que afectan a las personas de edad y reducen sus capacidades intrínsecas (por ejemplo, enfermedades cardiovasculares y respiratorias, cánceres, enfermedades de los órganos sensoriales y trastornos neuropsiquiátricos).

Sin embargo, la cuestión del acceso no se limita a los dispositivos en sí mismos, sino que incluye un elemento igualmente importante, cual es la prestación de servicios sanitarios y sociales por parte de personal cualificado y cuidadores informales. Otros elementos, por ejemplo, teléfonos móviles y Wi-Fi abierta permiten acceder a información y asesoramiento. Las medidas esenciales que se han de considerar incluyen: 

Elaborar una base documental sobre las necesidades y preferencias de las personas de edad en relación con diversas tecnologías sanitarias de apoyo, problemas de disponibilidad y obstáculos para una mayor accesibilidad y utilización;



Aumentar la participación de las personas de edad en los trabajos de diseño, ensayo y distribución de innovaciones;



Extraer enseñanzas de los programas comunitarios en lo concerniente a medios para mejorar el acceso, incluso mediante reducciones de la estigmatización, los obstáculos financieros y la falta de personal en el sistema sanitario y los servicios sociales;



Crear entornos propicios para alentar sistemáticamente la innovación, en particular mediante la consideración de cuestiones relativas a evaluación, reglamentación, financiación y utilización.

21 | P a g e

-

Las normas sexistas siguen siendo un determinante importante en muchas partes del

mundo. Una función principal de las mujeres es la de cuidar de los niños y los familiares de edad avanzada (véase el recuadro 7). Esto limita su participación en la fuerza laboral remunerada. Además, conlleva muchas consecuencias negativas en la vida adulta, especialmente un mayor riesgo de pobreza, menor acceso a servicios de salud y seguridad social de alta calidad, mayor riesgo de sufrir abuso, mala salud y menor acceso a una jubilación. Ahora bien, las mujeres desempeñan muchas otras funciones y también necesitan seguridad financiera y social en la edad madura. Las políticas deben prestar particular atención a la situación específica de las mujeres (y los hombres) de edad, habida cuenta de sus particulares papeles y expectativas, y prestarles apoyo adicional para superar las consecuencias negativas derivadas de las desigualdades de toda la vida.

-

Junto con el envejecimiento de la población se están produciendo muchos otros cambios

sociales importantes. Combinados, implican que, en el futuro, el envejecimiento será muy diferente de lo que experimentaron las generaciones anteriores. Por ejemplo, la urbanización y la globalización han conllevado una creciente migración y liberalización de los mercados de trabajo. Para las personas de edad, esos cambios pueden crear nuevas oportunidades, pero también nuevos retos. Las políticas se deben formular de modo tal que permitan a las personas de edad aprovechar al máximo esas oportunidades y superar esos nuevos retos.

4.

Componentes del envejecimiento sano

4.1

Principios rectores

Los principios que rigen la formulación de la GSAP incluyen: -

12

derechos humanos, incluido el derecho a la salud y su ejercicio responsable y progresivo 12

Las personas de edad se mencionan en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer y en la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad.

-

igualdad y no discriminación (igual oportunidad entre las personas durante todo el ciclo vital, eliminación de la gerontofobia y minimización de las diferencias entre las personas, acceso equitativo a los sistemas jurídicos, la información y las tecnologías)

-

equiparación entre los sexos (igualdad de oportunidades entre hombres, mujeres, niños y niñas)

-

equidad (igualdad de oportunidades respecto de los determinantes del envejecimiento sano que no reflejen condición social o económica ni lugar de nacimiento o residencia ni ningún otro determinante social)

-

solidaridad intergeneracional (que permita la cohesión social entre las generaciones).

La GSAP parte del supuesto de que el envejecimiento es un proceso valioso, independientemente de los problemas. Considera que es bueno envejecer y que la sociedad es mejor por tener personas de edad. Al mismo tiempo, reconoce que muchas personas de edad experimentarán pérdidas muy importantes, bien sea en su capacidad física o cognitiva, o pérdidas de familiares, amigos y de papeles que desempeñaban anteriormente en la vida. Algo de esto se puede evitar, y deberíamos hacer lo posible por prevenir esas pérdidas. Pero otras pérdidas serán inevitables. La respuesta social al envejecimiento no debería negar esos desafíos, sino tratar de promover la recuperación, la adaptación y la dignidad.

4.2

Enfoque centrado en lo que las personas valoran, y cómo la sociedad valora a

las personas Para describir de qué manera se podría considerar la salud y el funcionamiento de una persona en su edad madura, la GSAP define y diferencia tres conceptos importantes: capacidad intrínseca, habilidad funcional y entornos más amplios. La capacidad intrínseca se refiere al conjunto de todas las capacidades físicas y mentales que una persona puede tener en un momento dado.

Ahora bien, este es solo uno de los factores que determinarán lo que una persona mayor puede hacer. Los determinantes estructurales más amplios incluyen factores sociales, económicos y ambientales que interactúan con la herencia genética y las características personales. Estos factores influyen en los puntos fuertes, la exposición y las vulnerabilidades acumuladas a lo largo del tiempo y, a su vez, se ven afectados por ellos. La salud y otros sistemas socioeconómicos, incluido el entorno edificado, se pueden considerar determinantes intermediarios. Juntos influyen en el nivel y la distribución de las enfermedades y los traumatismos, los síndromes geriátricos más amplios y la capacidad intrínseca. 23 | P a g e

También contribuyen, o no, a generar oportunidades, adoptar modos de vida sanos, obtener el apoyo necesario y disfrutar de los derechos humanos. Por lo tanto, la teoría que fundamenta el envejecimiento sano es compatible con el bienestar general y refleja un modelo ecosocial basado en los determinantes sociales de la salud. Esto implica marcos de múltiples niveles y ámbitos para la acción durante todo el ciclo vital (con medidas en hogares, comunidades, ciudades, países, regiones y en todo el mundo). Las medidas eficaces que promueven la equidad demuestran que las sociedades valoran a las personas de edad y su bienestar.

Por consiguiente, los entornos en que las personas viven y con los que interactúan son determinantes principales del envejecimiento sano y el bienestar. Esos entornos conllevan una gama de recursos o de obstáculos que en última instancia decidirán si una persona con un nivel de capacidad determinado puede hacer aquello que considera importante. Por consiguiente, aun cuando una persona mayor tuviera su capacidad limitada, podría hacer la compra o jugar con sus nietos, seguir un curso de aprendizaje enlínea o desarrollar talentos artísticos, siempre que tuviese acceso a medicamentos antiinflamatorios, un dispositivo de ayuda (por ejemplo, un bastón, una silla de ruedas o una motoneta) y acceso a internet, y viviera cerca de un medio de transporte asequible y accesible para personas discapacitadas.

Esta combinación de la persona y su entorno, así como la interacción entre ellos, constituye su habilidad funcional, definida como los atributos relacionados con la salud que permiten a las personas ser y hacer lo que consideran valioso (véase la figura 1). Las pruebas científicas revelan que las evaluaciones generales del funcionamiento de las personas son elementos permiten predecir la supervivencia y otros resultados, de manera considerablemente mejor que la presencia de enfermedades individuales e incluso la amplitud de las comorbilidades.13 Existen otros atributos que promueven el bienestar. Sobre la base de esos conceptos, el Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud publicado por la OMS define el envejecimiento sano como el proceso de desarrollo y mantenimiento de la habilidad funcional que permite el bienestar en la edad madura.

13

Lordos EF, Herrmann FR, Robine JM, Balahoczky M, Giannelli SV, Gold G, et al. Comparative value of medical diagnosis versus physical functioning in predicting the 6-year survival of 1951 hospitalized old patients. Rejuvenation Res. 2008 Aug;11(4):829–36

Figura 1. Envejecimiento sano (fuente: Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud, OMS, 2015)

La “capacidad intrínseca” es el conjunto de todas las capacidades físicas y cognitivas de una persona. La “habilidad funcional” incluye los atributos relacionados con la salud que permiten que las personas sean y hagan lo que consideren importante. Se compone de la capacidad intrínseca de la persona, las características ambientales pertinentes y la interacción entre esas características y la persona.

El envejecimiento sano no se define por un nivel o umbral específico de funcionamiento o salud. El envejecimiento sano refleja la interacción entre una persona y los entornos en que vive; las oportunidades de envejecimiento sano están determinadas por muchos factores, incluidos los determinantes generales de la salud y los factores intermediarios, según se muestra en la figura 1. Los entornos reflejan los ámbitos sociales, políticos, económicos y naturales o edificados, incluidos los sistemas sanitarios y sociales.

En su conjunto, los sistemas sanitarios, los servicios sociales y los entornos adaptados a las personas de edad pueden dar lugar a una capacidad intrínseca y una habilidad funcional mayores, salvar y mejorar vidas, mantener la dignidad y la autonomía y ampliar las actividades que las personas pueden 25 | P a g e

desarrollar. Esto permite a las persona de edad experimentar lo que es importante para ellas, por ejemplo, participar en las comunidades y mantener contactos con familiares y amigos. Por consiguiente, los gobiernos deben formular y planificar medidas multisectoriales e intersectoriales que reflejen el contexto específico y satisfagan las expectativas de las personas de edad.

Una estrategia y plan de acción mundiales debe abarcar la enorme diversidad de grupos de personas de edad y los contextos en los que viven, y tratar de superar la desigualdades subyacentes. Asimismo, debe orientar el desarrollo de nuevas políticas, programas y sistemas de salud y atención a largo plazo más acordes a las necesidades de las personas de edad, y asegurar que todos los sectores se centren en objetivos comunes, de modo que las medidas se puedan coordinar y equilibrar. Sobre todo, deberá superar métodos obsoletos de pensar el envejecimiento y promover el desarrollo de enfoques transformadores. Dado que el cambio social está en curso y es impredecible, esto no puede ser prescriptivo, pero deberá fomentar el fortalecimiento de la habilidad de las personas de edad para desarrollarse en el complejo y cambiante entorno en el que probablemente viven y vivirán en el futuro.

La maximización de la habilidad funcional de las personas de edad exige conocimientos y eficiencia técnica para poner en práctica medidas eficaces y garantizar a cada persona el derecho a la salud y su progresivo disfrute. Para llegar a cada persona es preciso un sólido conocimiento de los determinantes sociales de la salud y las vías que conducen a trayectorias de envejecimiento sano que minimizan las desigualdades durante todo el ciclo vital. Ello reconoce asimismo el valor de una cohesión social intergeneracional estable que equilibre las expectativas, los costos y los beneficios de manera justa. Por ejemplo, para hacer frente a las desigualdades que suelen apuntalar la diversidad observada en la edad madura, las estrategias deben orientarse no solo a mejorar las condiciones de las personas de edad que estén en situación óptima o normal, sino también a “elevar” la habilidad funcional de toda la escala social hacia los máximos niveles observados. Esto implica reducir las diferencias entre los grupos sociales mediante la prestación de asistencia especial a los más desfavorecidos, así como las desigualdades observadas entre las personas, y entre cada grupo social, en los que también suele haber enormes diferencias.

Es preciso adoptar urgentemente medidas sanitarias integrales sobre el envejecimiento. Aunque existen importantes lagunas de conocimiento, disponemos de pruebas suficientes para actuar sin demora, y hay algo que cada país puede hacer, indistintamente de la situación o el nivel de desarrollo que tenga en la actualidad.

5.

¿Qué podemos hacer?

5.1

Ayudar a las personas a hacer lo que para ellas es importante

Se pueden identificar numerosos puntos de entrada para medidas orientadas a promover el envejecimiento sano, pero todos tendrán el mismo objetivo: maximizar la habilidad funcional y llegar a cada persona. Esto se puede alcanzar mediante el desarrollo y mantenimiento de la capacidad intrínseca y el apoyo a las personas con capacidad intrínseca disminuida, a fin de permitirles mantener su habilidad funcional y desarrollar las actividades que son importantes para ellas (véase la figura 2). Además, las políticas, los servicios y el apoyo deben beneficiar a todas las personas, independientemente de su posición social o sus medios económicos.

Figura 2. Marco integral para el envejecimiento sano (fuente: Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud, OMS 2015).

27 | P a g e

Las medidas dirigidas a personas con niveles de capacidad intrínseca altos y estables procurarán desarrollar y mantener esos niveles tanto tiempo como sea posible. Para ello, los sistemas de salud deberán promover la salud, prevenir, detectar y controlar enfermedades, hacer frente tempranamente a los factores de riesgo y adoptar medidas multisectoriales e intersectoriales que refuercen esas capacidades. Las medidas dirigidas al segmento de población cuyas capacidades van disminuyendo deben centrarse en otros aspectos. En esta fase, los trastornos y enfermedades podrían haberse establecido, y los servicios de salud y los sistemas de atención deberán pasar generalmente de la prevención a la minimización de los efectos de esos trastornos sobre la capacidad general. Por lo tanto, se necesitan servicios que puedan contribuir a detener, frenar, contrarrestar o tratar la disminución de la capacidad. Los entornos, incluidas las políticas y las intervenciones multisectoriales e intersectoriales, son fundamentales para fortalecer la habilidad funcional en todos los niveles de capacidades, y pueden permitir maximizar la habilidad funcional de cada persona.

5.2

Objetivos propuestos de la Estrategia quinquenal (2016-2020)

1.

Para 2020, todos los gobiernos se habrán comprometido a promover el envejecimiento sano

mediante planes de acción vigentes que lleguen a cada persona y contribuyan a maximizar su habilidad funcional.

2.

Para 2020, los gobiernos y otras partes interesadas, así como las propias personas de edad,

habrán establecido una plataforma de apoyo al Decenio del envejecimiento sano (2020-2030).

5.3

Objetivos estratégicos propuestos de la Estrategia quinquenal (2016-2020)

Cada país tendrá un grado de preparación diferente respecto de la adopción de medidas. Para la aplicación, los planes de acción deberán contar con los recursos suficientes y tener una estructura institucional de rendición de cuentas clara y coherente. El contexto nacional determinará en gran medida lo que se deberá hacer y en qué orden. No obstante, el examen de instrumentos internacionales y regionales existentes y las recientes pruebas reunidas en el Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud publicado por la OMS ponen de relieve cinco temas estratégicos comunes:

1.

Promover el envejecimiento sano en todos los países

2.

Crear entornos adaptados a las personas de edad

3.

Armonizar los sistemas de salud con las necesidades de las personas de edad

4.

Desarrollar sistemas de asistencia a largo plazo (hogar, comunidades, instituciones)

5.

Mejorar las actividades de medición, seguimiento e investigación relativas al envejecimiento

sano

5.4

Medidas propuestas para alcanzar los objetivos estratégicos

El logro de la visión y los objetivos de la GSAP solo será posible si todas las partes interesadas en el envejecimiento sano se comprometen a adoptar medidas para avanzar hacia la consecución de los cinco objetivos estratégicos. Seguramente, ello reflejará las prioridades nacionales, así como los compromisos de observar los principios rectores del envejecimiento sano en todas las actividades de aplicación. Los países que utilizan los indicadores e hitos finalmente adoptados para realizar actividades periódicas de seguimiento y evaluación de los progresos hacia el logro de los objetivos estratégicos y las metas permitirán el intercambio de información y experiencias entre países y en todo el mundo.

Objetivo estratégico 1: Promover el envejecimiento sano en todos los países

La promoción del envejecimiento sano como una prioridad absoluta requerirá que los países reconozcan el valor que el envejecimiento sano representa en términos de beneficios sanitarios y económicos, así como otros beneficios sociales que conducen al bienestar. También requerirá liderazgo y compromiso. No obstante, el compromiso gubernamental respecto del envejecimiento sano no significa que los diversos programas que abordan la salud de las personas de edad tendrán prioridad o se financiarán a expensas de otros programas sanitarios vitales. Antes bien, esos programas se integrarán muy probablemente en enfoques orientados a alcanzar el envejecimiento sano. Además, las decisiones nacionales relativas a legislación, políticas y asignación de recursos se deberán basar en datos fehacientes, creíbles y actualizados sobre los efectos directos e indirectos del envejecimiento sano, así como en las preferencias y expectativas de las personas de edad. 29 | P a g e

Las medidas propuestas se apoyan en compromisos contraídos por los 159 países que adoptaron el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, 2002, y promueven especialmente el desarrollo de la Orientación Prioritaria II: El fomento de la salud y el bienestar en la vejez. Además, la GSAP se propone abarcar a los 194 Estados Miembros de la OMS. Muchos países no tienen políticas ni estrategias para hacer frente al envejecimiento y la salud, o podrían mejorar sus estrategias actuales a fin de reflejar una base probatoria más sólida para las políticas y las medidas. Las medidas propuestas para ese objetivo estratégico incluyen (para más detalles véase el recuadro 9):

1.1

Establecer y mantener el compromiso de fortalecer la capacidad intrínseca y la habilidad

funcional de las personas de edad. 1.2

Luchar contra la gerontofobia informando a personalidades influyentes sobre el

envejecimiento sano y cómo promoverlo, y comprometiéndolas a ese respecto. 1.3

Fortalecer las capacidades nacionales para formular políticas basadas en pruebas

científicas (que relacionan cuestiones normativas, necesidades y expectativas de las personas de edad y datos de investigación).

Recuadro 9. Objetivo estratégico: Promover el envejecimiento sano en todos los países. Medidas propuestas

1.1

Los países pueden demostrar su compromiso con el fortalecimiento de la capacidad

intrínseca y la habilidad funcional de las personas de edad de diversas maneras. Ello incluye:

-

velar por la integración del envejecimiento sano en todas las políticas, incluido el

compromiso en lo concerniente a objetivos, disposiciones sobre objetivos comunes intersectoriales, partidas presupuestarias, mecanismos de coordinación, marcos normativos y seguridad y notificación en todos los sectores. Por ejemplo, la institucionalización del objetivo relativo al fortalecimiento de la habilidad funcional se podría lograr mediante la creación de entornos adaptados a las personas de edad como punto de partida para la colaboración intersectorial. -

desarrollar estrategias nacionales de envejecimiento sano basadas en pruebas científicas, o

planes que formen parte de programas nacionales generales a través de un proceso que incluya a todas las partes interesadas y a personas de edad. Las estrategias se pueden promover a escala nacional,

subnacional o local, por ejemplo, como compromisos en ciudades y comunidades adaptadas a las personas de edad. -

establecer marcos nacionales de rendición de cuentas específicos que sean ambiciosos pero

alcanzables, en el contexto del fortalecimiento de la habilidad funcional de las personas de edad, que sirvan para unificar los objetivos de bienestar en múltiples sectores. Esto debería incorporar sistemáticamente las opiniones de las personas de edad en las actividades de seguimiento y evaluación.

1.2

Los países pueden luchar contra la gerontofobia informando a personalidades influyentes

sobre el envejecimiento sano y cómo promoverlo, y comprometiéndolas a ese respecto. Los estereotipos y la discriminación basados en la edad influyen en la actitudes de las instituciones y las personas, el desarrollo normativo e incluso la investigación. Abordar estos problemas mediante la lucha contra la gerontofobia debe ser una tarea central de cualquier respuesta de salud pública al envejecimiento de la población. Aunque esto será difícil, la experiencia con otras formas generalizadas de discriminación, tales como el sexismo y el racismo, indican que las actitudes y las normas se pueden modificar. Esto se puede llevar a cabo, por una parte, en el nivel institucional mediante instrumentos jurídicos y normativos, y por la otra, a través de las formas en que las sociedades consideran a las personas de edad, por ejemplo en los medios de comunicación y entretenimiento.

Para eliminar la gerontofobia será preciso desarrollar e incorporar en el pensamiento de todas las generaciones una nueva comprensión de ese fenómeno. Esto no se puede apoyar en conceptualizaciones obsoletas de las personas de edad como una carga, ni en supuestos irreales de que actualmente las personas de edad han superado de alguna manera los problemas de salud de sus padres y abuelos. Antes bien, es necesaria la aceptación de la amplia diversidad en la experiencia de la edad madura, el reconocimiento de las desigualdades que con frecuencia subyacen en ella, y la apertura suficiente para preguntarse de qué manera se podrían hacer mejor las cosas. Algunas medidas contribuirán probablemente a esa transformación:  realizar campañas de comunicación basadas en investigaciones sobre actitudes y creencias a fin de mejorar el conocimiento y la comprensión de las personas de edad entre los medios de comunicación, el público en general, las instancias normativas, los empleadores y los prestadores de servicios; 31 | P a g e

 legislar contra la discriminación por motivos de edad y prever mecanismos de aplicación, incluida la identificación y modificación de leyes, reglamentos y enfoques relativos a la asignación de recursos que actualmente institucionalizan la gerontofobia (incluida la jubilación obligatoria);  asegurar que los medios de comunicación y entretenimiento presenten una perspectiva equilibrada del envejecimiento, por ejemplo, minimizando el sensacionalismo cuando anuncian delitos contra personas de edad, e incluyendo a las personas de edad como modelos de comportamiento;  incluir el envejecimiento sano durante todo el ciclo vital en el orden del día de las reuniones que celebren órganos deliberantes en todos los niveles y en otros foros sociales, sanitarios y económicos.

1.3

Los países pueden demostrar de muchas maneras su compromiso con el fortalecimiento de la

capacidad nacional para formular políticas basadas en pruebas científicas. Las principales medidas que se podrían adoptar incluyen:  facilitar relaciones abiertas y positivas entre investigadores, usuarios de los conocimientos, financiadores, personas de edad, familias y cuidadores, así como asociaciones profesionales, en apoyo de una formulación normativa sobre envejecimiento sano que prevea la creación de foros regionales e intercambio de información, prácticas óptimas e instrumentos entre homólogos;  desarrollar o mejorar métodos más eficaces para que los órganos nacionales de reglamentación (en particular aquellos a los que concierne la atención a largo plazo, los productos farmacéuticos o los dispositivos de ayuda) puedan evaluar las pruebas de que esos servicios, productos y dispositivos contribuyen al desarrollo y el mantenimiento de la capacidad intrínseca y la habilidad funcional de las personas de edad;  crear estructuras formales y ofrecer oportunidades, capacitación y actividades para la generación y aplicación de investigaciones sobre formulación normativa;  apoyar equipos nacionales de múltiples partes interesadas que puedan facilitar la realización y aplicación de investigaciones concernientes al desarrollo normativo en materia de envejecimiento sano;  crear mecanismos ampliados y más transparentes para incrementar, intercambiar y utilizar información con miras al seguimiento de los compromisos.

Objetivo estratégico 2: Crear entornos adaptados a las personas de edad

Los entornos son los ámbitos en los que las personas desarrollan sus vidas, y suponen algo más que el entorno natural (por ejemplo, aire, clima, suelo, agua, etc.). Los entornos abarcan una amplia gama de factores que incluyen las políticas sociales y económicas generales, los sistemas de salud y sociales, así como el entorno construido (edificios, transporte, vivienda, información, calles y parques) y las personas con sus principales actitudes y valores.

El marco general para el envejecimiento sano identifica un objetivo común para todos los sectores, con miras a optimizar la habilidad funcional. El Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud examina de qué manera se podría alcanzar ese objetivo en cinco ámbitos de la habilidad funcional que están sólidamente interrelacionados y son fundamentales para que las personas de edad hagan las cosas que estiman valiosas y desarrollen habilidades para: 

satisfacer sus necesidades básicas;



aprender, desarrollarse y tomar decisiones;



mantener la movilidad;



entablar y mantener relaciones; y



contribuir con las familias y las comunidades.

En su conjunto, esas habilidades permiten que una persona mayor envejezca con seguridad en un lugar que le resulte apropiado, continúe su desarrollo personal y contribuya con sus comunidades, al tiempo que mantiene la autonomía y la salud. Los factores ambientales también contextualizan el lugar en el que las personas de edad viven, generan escalas sociales (patrones de desigualdad) y cuando se comprenden mejor, ayudan a elaborar políticas multisectoriales integrales que, de manera pertinente, pueden repercutir en el mejoramiento de la habilidad funcional.

Las medidas de adaptación a las personas de edad necesarias para fomentar esas habilidades adoptan diversas formas y operan de dos maneras fundamentales. La primera consiste en desarrollar y 33 | P a g e

mantener la capacidad intrínseca, bien sea mediante la reducción de riesgos (tales como niveles elevados de contaminación del aire), la promoción de comportamientos saludables (por ejemplo, la actividad física), la supresión de los obstáculos para ello (entre ellos la alta delincuencia o el tráfico peligroso) o la prestación de servicios que fomenten la capacidad (por ejemplo, lugares de trabajo y servicios de salud decentes que incluyan promoción, atención, tratamiento y rehabilitación). La segunda consiste en propiciar una mayor habilidad funcional. En otras palabras, mediante la ampliación de lo que una persona puede hacer por encima de un nivel de capacidad dado determinado por muchas otras intervenciones, más allá de enfoques médicos o biomédicos (por ejemplo, a través de tecnologías de apoyo adecuadas, transporte público accesible o barrios más seguros). Si bien las intervenciones entre la población pueden mejorar los entornos para muchas personas de edad en esos dos aspectos, muchas personas no podrán beneficiarse plenamente sin apoyos adaptados individualmente u otros que tengan en cuenta los patrones y la acumulación subyacente de la desigualdad.

Dado que muchos sectores y agentes pueden contribuir al envejecimiento sano, será crucial la adopción de un enfoque normativo y práctico coordinado en el que las necesidades y aspiraciones de las personas de edad sean aspectos centrales. El objetivo estratégico 1 incluye compromisos normativos generales respecto del envejecimiento sano, así como enfoques básicos tales como el envejecimiento sano en todas las políticas y la lucha contra la gerontofobia. A ese respecto, tres enfoques propuestos son pertinentes a las políticas gubernamentales. Ellos son (para más detalles véase el recuadro 10):

2.1

Promover la autonomía

2.2

Reforzar la capacidad de decisión de las personas de edad y sus familias, así como de las

organizaciones que los representan 2.3

Apoyar intervenciones de envejecimiento sano (multisectoriales e intersectoriales) en

todos los niveles gubernamentales.

Recuadro 10. Objetivo estratégico 2 - Crear entornos adaptados a las personas de edad: medidas propuestas

2.1

La máxima prioridad intersectorial consiste en promover la autonomía. La autonomía depende

en gran medida de que una persona de edad pueda satisfacer sus necesidades básicas; a su vez, tiene

una gran influencia en la dignidad, integridad, libertad e independencia de esa persona; las personas de edad han señalado reiteradamente que ese es un elemento central de su bienestar.

Las personas de edad tienen el derecho de elegir y controlar una serie de cuestiones tales como decidir dónde vivir, qué relaciones mantener, cómo vestirse, a qué dedicar su tiempo y si se someten a un tratamiento o no. La posibilidad de elegir y controlar esas cuestiones está determinada por muchos factores, entre ellos la capacidad intrínseca de las personas, los entornos en que viven, los recursos personales y financieros con que pueden contar y las oportunidades que tienen a su disposición. La concepción de los servicios debe ser participativa para tener en cuenta las opiniones de las personas de edad y colaborar con asociaciones que las representen.

Una medida clave para promover la autonomía consistirá en maximizar la capacidad intrínseca, y esto se pone de relieve en varios objetivos estratégicos, especialmente en los sistemas de salud. Ahora bien, la autonomía se puede reforzar también con independencia del nivel de capacidad de una persona de edad. Estas medidas principales ofrecen opciones que permiten alcanzar ese objetivo:  legislar para proteger los derechos de las personas de edad y a ellas mismas contra los abusos, mediante el apoyo a esas personas para que cobren conciencia y ejerzan sus derechos humanos, estableciendo mecanismos que se puedan utilizar para hacer frente a la violación de sus derechos, en particular en situaciones de emergencia, y asegurar que los cuidadores y los trabajadores sociales y sanitarios puedan reconocer abusos, denunciarlos y recibir protección (como posibles denunciantes de irregularidades);  prestar servicios que faciliten el funcionamiento, por ejemplo, tecnologías de apoyo e información, servicios comunitarios o domiciliarios y medios de transporte adaptados a las personas de edad;  proporcionar mecanismos para la planificación anticipada de la atención y la toma de decisiones respaldadas, de modo que las personas de edad puedan mantener el máximo nivel de control sobre sus vidas, a pesar de una pérdida importante de la capacidad;  crear oportunidades accesibles de aprendizaje y desarrollo permanentes.

35 | P a g e

2.2

La segunda prioridad intersectorial consiste en reforzar la capacidad de decisión de las

personas de edad y sus familias como agentes centrales. Esto es fundamental para toda la estrategia y plan de acción. Al incorporar el principio básico de la solidaridad intergeneracional, la GSAP refleja que las sociedades desean niños, adolescentes, adultos jóvenes y adultos mayores que pasen por cada grupo etario del ciclo vital y experimenten un envejecimiento sano, también en la edad madura. Los entornos adaptados a las personas de edad beneficiarán tanto a las personas jóvenes como a las personas de edad, no solo individualmente, sino como familiares que se cuidan y apoyan mutuamente, aprenden y contribuyen a la sociedad, disponen de tiempo libre y realizan otras actividades que les interesan. Así, la participación central de las personas y las familias es vital para entender y satisfacer sus expectativas y avanzar hacia el objetivo de posibilitar que cada persona experimente un envejecimiento sano.

Además de las necesidades básicas y el disfrute de los derechos, las personas pueden valorar diferentes atributos, bienes y servicios en sus entornos. Esto puede depender de sus características y elecciones personales, así como del contexto de la familia o el hogar. Asimismo, las personas y las familias podrían estar representadas a través de diversas entidades, por ejemplo, grupos comunitarios, organizaciones oficiales de la sociedad civil tales como los grupos de autoayuda, sindicatos, grupos de pueblos indígenas y otros movimientos sociales pequeños o grandes. Algunas medidas pueden integrar a las personas de edad y sus familias, así como a las organizaciones que los representan, en particular:  considerar las necesidades y preferencias de las personas de edad como un punto de partida para crear entornos adaptados a las personas de edad, en vez de empezar solo con la prestación de un servicio o desde una perspectiva de la oferta;  asignar recursos específicos como parte de presupuestos por programas multisectoriales e intersectoriales destinados a asegurar el respaldo al compromiso y la emancipación de la comunidad, especialmente de las personas de edad;  promover la colaboración, la diversidad generacional, la cohesión social y la integración en los entornos de trabajo;  crear y apoyar plataformas que permitan intercambiar opiniones entre las personas de edad y mejorar la sensibilización respecto del valor de la experiencia y el conocimiento adquiridos en la vida y el trabajo con diferentes generaciones, edades y condiciones socioeconómicas;

 incorporar a la sociedad civil, integradora de las personas de edad, en el diseño, la aplicación y el seguimiento de intervenciones, por cuanto ello mejora la eficacia y la orientación equitativa de las medidas (mediante mecanismos de consulta, procesos decisorios justos, protección jurídica y asociación con empresas públicas, así como la participación en actividades de investigación, seguimiento y evaluación de programas);  alentar el debate público sobre envejecimiento sano y bienestar y permitir que los medios de comunicación responsabilicen a múltiples sectores por la realización de intervenciones contra la gerontofobia y la discriminación, y promuevan la equidad, la equiparación entre los sexos y la solidaridad intergeneracional.

2.3

En la práctica, el rápido envejecimiento de la población determina que en un creciente número

de países, más de una persona de cada cinco tiene más de 60 años. Habrá pocas políticas o servicios que no afecten de alguna manera a las personas de edad. Por consiguiente, otra esfera crucial es la incorporación de medidas concernientes al envejecimiento sano en todas las políticas, mediante intervenciones en todos los niveles gubernamentales. Esto es crucial para fomentar el envejecimiento sano y activo y posibilitar el bienestar durante todo el ciclo vital.

Las estrategias y planes de acción nacionales, regionales, provinciales o municipales sobre envejecimiento pueden ofrecer orientación y asegurar una respuesta coordinada que abarque múltiples sectores y niveles gubernamentales. La participación sistemática de personas de edad puede garantizar la pertinencia de las medidas con respecto a las necesidades y preferencias de las poblaciones locales. También será importante recopilar y utilizar información socioeconómica desglosada sobre las habilidades funcionales de las personas de edad. Esto puede facilitar exámenes de la eficacia y las deficiencias de las políticas, los sistemas y los servicios existentes. Además, supone evaluar en qué medida se están combatiendo las desigualdades, o si permanecen estancadas o se agravan.

Ahora bien, hay muchas otras medidas en favor de las personas de edad, por ejemplo:  establecer política y programas que amplíen las opciones de vivienda para las personas de edad y promuevan la integración social;  prestar apoyo para modificar las viviendas, de modo que las personas de edad puedan envejecer en lugares apropiados y seguros para ellas, sin carga financiera; 37 | P a g e

 introducir medidas orientadas a asegurar que las personas de edad y sus familias estén protegidas contra la pobreza mediante planes de protección social u otras intervenciones que refuercen la equidad;  ofrecer oportunidades para la participación social y el desempeño de un papel social significativo, especialmente mediante la lucha contra los procesos que marginan y aíslan a las personas de edad;  facilitar la participación cívica (en votaciones, planificación diseño de políticas y programas, gobernanza);  suprimir obstáculos, establecer normas de accesibilidad y velar por su cumplimiento en edificios y medios de transporte, así como en la tecnología de la información y las comunicaciones y otras tecnologías;  examinar las decisiones sobre planificación urbana y uso de la tierra y sus efectos en la seguridad y movilidad de las personas de edad;  promover la colaboración, la diversidad etaria y la inclusión en los entornos de trabajo.

Objetivo estratégico 3: Armonizar los sistemas de salud con las necesidades de las personas de edad

A medida que las personas envejecen, sus necesidades de atención sanitaria tienden a ser más crónicas y complejas. Los sistemas y servicios de salud ofrecidos que abordan de manera integral esas exigencias multidimensionales de las personas de edad se han revelado más eficaces que los servicios que solo reaccionan ante diferentes enfermedades de forma independiente. Pero las personas de edad suelen encontrar servicios concebidos para tratar trastornos o síntomas agudos de personas más jóvenes. Además, los sistemas que gestionan problemas sanitarios suelen hacerlo de manera aislada y fragmentada, o sin coordinación entre los dispensadores de atención, los entornos y el momento. En general, a raíz de esto, los sistemas de salud que incluyen la prestación de servicios no satisfacen apropiadamente las necesidades de las personas de edad ni respetan sus derechos. Por añadidura, esto conlleva altos costos financieros para las personas de edad y sus familias, y contribuye al incremento general de los gastos en los sistemas de salud.

Aunque esta GSAP adopta un enfoque holístico respecto del envejecimiento sano, existen factores de riesgo y trastornos específicos particularmente importantes para la capacidad intrínseca y la habilidad funcional de las personas de edad. Esto incluye trastornos tales como fragilidad, demencia y otros trastornos de salud mental, así como alcoholismo y tabaquismo, obesidad, nutrición deficiente, contaminación ambiental y sedentarismo. Además, existen cuestiones muy específicas relacionadas con el derecho a los servicios de salud. Las personas de edad que padecen enfermedades no transmisibles y discapacidades suelen necesitar cuidados paliativos y alivio del dolor. Sin embargo, en algunos países y entornos los medicamentos opioides no están disponibles o no son accesibles. Por lo tanto, la promoción del envejecimiento no consiste simplemente en hacer más de lo que ya se está haciendo. Se necesita más bien una transformación que reoriente los sistemas de salud hacia las necesidades de las personas de edad en el contexto del envejecimiento general de la población.

Ciertamente, la extensión de la cobertura sanitaria universal (CSU) a las personas de edad ofrece importantes oportunidades para fortalecer y armonizar los sistemas de salud con miras a desarrollar políticas, infraestructuras y reglamentos que abarquen a todas las personas de edad, teniendo en cuenta que la base de la CSU supone la cobertura del 100% de la población.14 Los servicios eficaces representan otro aspecto que no debería suponer una carga financiera. Una primera medida importante consiste en conocer y examinar el carácter de las necesidades y preferencias de las personas de edad. Seguidamente, tras reconocer que cada país presenta un punto de partida diferente, se pueden identificar enfoques justos y negociar un conjunto de servicios para el envejecimiento sano (que podría abarcar servicios durante todo el ciclo vital), y conjuntos de prestaciones específicas que constituyan servicios esenciales para las personas de edad (desde la prevención hasta la atención paliativa), incluidos dispositivos y productos farmacéuticos. Por ejemplo, servicios que promuevan, mantengan y mejoren las capacidades físicas y cognitivas y las habilidades funcionales, teniendo en cuenta las consecuencias de las enfermedades, los factores de riesgo (tales como el consumo de tabaco, el alcoholismo, la obesidad) u otros trastornos. Esos servicios se pueden prestar también en los hogares o en ámbitos comunitarios, dado que, en comparación con los servicios que prestan las instituciones, los entornos no institucionales suelen dar mejores resultados y mayor satisfacción en relación con muchos trastornos de las personas de edad. 14

Informe sobre la salud en el mundo 2010. Financiación de los sistemas de salud: el camino hacia la cobertura universal. OMS, Ginebra.

39 | P a g e

La clave consiste en que los sistemas de salud garanticen el acceso asequible a servicios integrados de calidad centrados en las necesidades de las personas de edad (véase el recuadro 11). Esto puede maximizar la capacidad intrínseca y ayudar a las personas a maximizar su habilidad funcional, en colaboración con otros sectores. Es importante considerar la interacción y la coordinación entre todos los servicios sanitarios y sociales (en el contexto de la GSAP, la conexión entre los objetivos 3 y 4). Esto supone, además, que los servicios determinan los tipos de competencias y habilidades exigidas al personal sanitario (una amplia gama de profesionales que trabajan en instituciones y comunidades, así como cuidadores informales). Los tipos de profesionales y los enfoques de la capacitación podrían diferir de un país a otro. Ello implica incrementar el nivel e intensificar el carácter progresivo de la financiación de servicios, dispositivos y productos farmacéuticos. En general, la CSU promueve la mancomunación universal de recursos de toda la población (por ejemplo, familias y grupos de edades diferentes) de modo que las personas de edad y sus familias no soporten una carga financiera. Una perspectiva sistémica exige claridad en lo que respecta a los objetivos del envejecimiento sano y a las funciones concernientes a reglamentos, conocimientos e información, prestación de servicios, financiación, personal sanitario e infraestructura.

Recuadro 11. Atención integrada y centrada en las personas de edad – qué significa esto en la práctica

En primer lugar, esto requiere la creación de vínculos formales entre los diferentes niveles de la atención: primaria, secundaria y terciaria (integración vertical), y entre diferentes programas o especialidades, por ejemplo, promoción de la salud, enfermedades crónicas, rehabilitación y otros servicios sociales (integración horizontal). La coordinación se orienta a vincular niveles similares de atención y asegurar la colaboración entre los sistemas de salud y de asistencia social. Es importante señalar que cada aspecto requiere liderazgo y técnicas diferentes en apoyo de la transformación. Se necesita tanto la integración vertical como la horizontal para contrarrestar la fragmentación de los servicios en el sector sanitario y entre los sistemas de salud y de atención a largo plazo.

En todo el mundo, las personas de edad con necesidades complejas valoran enormemente la continuidad de la atención a cargo de médicos y cuidadores que estén familiarizados con sus necesidades y puedan ayudarlos a través de servicios múltiples. Por lo tanto, la segunda condición

consiste en integrar los servicios con la coordinación, lo que incluye incentivos al trabajo conjunto destinado a satisfacer las necesidades y expectativas de las personas de edad y su contexto. Aunque no hay una persona de edad típica, dos casos nos ofrecen un panorama:

Mujer que padece demencia: tiene 71 años, es viuda y recientemente se le diagnosticó la Enfermedad de Alzheimer y demencia vascular mixta. Tiene diabetes desde hace mucho tiempo, discapacidad visual y depresión. Vive con su hijo menor y su nuera y dos niños en edad escolar. Además del neurólogo que trata su demencia, necesita evaluaciones periódicas en una clínica para la diabetes, tratamiento oftalmológico de su retinopatía diabética y derivación para tratamiento psicológico. Además, se necesita apoyo para los cuidadores de la familia y servicios de sustitución temporal. Un coordinador de la atención desarrolla un plan de atención integral centrado en las necesidades más importantes de la paciente, que se han examinado con ella y sus familiares y se actualizan mensualmente; la información se comunica a diferentes dispensadores de atención; se pueden detectar, evitar y tratar interacciones medicamentosas nocivas; se puede identificar otro tipo de apoyo, por ejemplo, vínculos con otras personas y asociaciones de cuidadores; y se puede realizar visitas a su pueblo, del que guarda cariñosos recuerdos de infancia.

Hombre con síntomas de fragilidad: Tiene 82 años, está divorciado y se recupera de un cáncer de próstata. Vive en una residencia de ancianos y no es muy sociable. En el último mes sufrió cuatro caídas, pero sin traumatismos graves. Sus caídas ocurren generalmente durante la noche o por la mañana temprano cuando se levanta para ir al baño. Por miedo a caerse y debido a problemas de equilibrio relacionados con el oído interno, se ha vuelto cada vez más sedentario. Una evaluación geriátrica realizada por un especialista local puso de relieve que está desarrollando fragilidad (vulnerabilidad caracterizada por debilidad muscular, fatiga y procesos inflamatorios). La atención adecuada exige una estrecha integración entre la asistencia a largo plazo y los servicios de salud, a fin de prevenir una mayor disminución de las capacidades intrínsecas y mantener las habilidades funcionales. Esto conlleva la realización de exámenes oftalmológicos, ejercicios físicos para mejorar el equilibrio y la fuerza muscular, alimentación apropiada, examen de los medicamentos actuales, consultas de neurología y proximidad a la atención de emergencia. Otros servicios destinados a mejorar el bienestar incluyen el acceso a un piano, su pasión, y a las TIC para mantener el contacto con sus hijos que han emigrado a otros países. 41 | P a g e

La transformación de los sistemas de salud puede ser particularmente difícil para los países de ingresos bajos y medianos, en los entornos más pobres del mundo, y donde exista resistencia al cambio. En entornos con recursos limitados los sistemas de salud son débiles. En muchos países de altos ingresos que persiguen la eficiencia, se deben vigilar atentamente los efectos que tiene la reducción de costos sobre la equidad. Esta transición se debe considerar en el contexto de las reformas de los sistemas de salud que avanzan hacia la cobertura sanitaria universal; de ese modo, los países tienen la oportunidad de examinar medidas sistemáticas orientadas a ampliar los servicios a las personas de edad, hacer frente al envejecimiento de la población y reducir progresivamente las desigualdades. La clave consiste en innovar y desarrollar enfoques específicos para cada contexto, que ofrezcan atención integral y centrada en las personas de edad y, al mismo tiempo, afronten las agudas necesidades que siguen siendo importantes durante todo el ciclo vital.

Los enfoques clave propuestos para ayudar a armonizar los sistemas de salud con las necesidades de las personas de edad incluyen (para más detalles véase el recuadro 12):

3.1

Asegurar la cobertura con servicios integrados que dispensen atención de calidad

centrada en las personas de edad 3.2

Fortalecer los sistemas de salud para desarrollar la capacidad intrínseca y aumentar la

habilidad funcional 3.3

Asegurar que haya personal sanitario capacitado, desplegado y gestionado de manera

sostenible y adecuada

Recuadro 12. Objetivo estratégico 3. Armonizar los sistemas de salud con las necesidades de las personas de edad – Medidas propuestas

3.1

Para desarrollar y asegurar la cobertura de servicios integrados que dispensen atención

de calidad centrada en las personas de edad los gobiernos deberán organizar sistemas centrados en las necesidades y preferencias de las personas de edad (que se deberá entender) en el contexto de las reformas del sistema de salud (incluidas las medidas orientadas a la cobertura sanitaria universal) y los servicios que estarán ‘adaptados a las personas de edad’ y estrechamente vinculados a las familias y comunidades. Será necesaria la coordinación o la integración entre los niveles y en todos los servicios, así como entre la atención de salud y la asistencia a largo plazo. Esto incluye servicios de atención

específicos para los trastornos que probablemente afectarán a las personas de edad, por ejemplo, demencia y cuidados paliativos. Las medidas clave que pueden contribuir a lograrlo son:  integrar a las comunidades y a las personas de edad en la formulación de sus necesidades y en la identificación y planificación de los servicios;  desarrollar servicios de calidad situados tan cerca como sea posible de los lugares en que viven las personas de edad, que incluyan la prestación de servicios domiciliarios y la atención comunitaria y en zonas desatendidas;  identificar estrategias que aseguren la calidad de la atención en entornos de atención clínica y no institucional;  reducir los pagos directos, en la medida de lo posible, mediante la supresión de las tasas a los usuarios;  en el marco de las reformas de la CSU, reducir la fragmentación y segmentación en el sistema de salud mediante la mancomunación de fondos y la armonización de los niveles de contribución y los conjuntos de prestaciones entre los diferentes grupos de población, y ampliar el conjunto de servicios que suelen necesitar las personas de edad;  identificar innovaciones tecnológicas (incluidas las tecnologías de asistencia) que ayudan a satisfacer las necesidades de las personas de edad, especialmente en el hogar y en entornos comunitarios.

3.2

El fortalecimiento de los sistemas de salud para desarrollar la capacidad intrínseca y

aumentar la habilidad funcional requerirá la definición de los factores que influyen en las trayectorias de la capacidad intrínseca, así como los que facilitan respuestas que maximizan la habilidad funcional y el carácter de los servicios integrales. Esto exigirá cambios en la información sanitaria y administrativa recopilada respecto de la manera en que se realiza el seguimiento del desempeño general, así como de los proveedores, los mecanismos de financiación, los incentivos existentes y la capacitación ofrecida. Algunas medidas que probablemente contribuirán a esa transformación podrían ser:  adaptar los sistemas de información para recopilar, analizar y notificar datos sobre capacidad intrínseca;  definir el carácter de los servicios integrales intermedios que maximizan la capacidad; 43 | P a g e



formular directrices clínicas para optimizar trayectorias de capacidad intrínseca y actualizar las directrices existentes con miras a relacionarlas con la capacidad;

 adaptar los mecanismos de seguimiento del desempeño, gratificaciones y financiación con el fin de promover la prestación de servicios y la atención que optimicen la capacidad;  asegurar la cobertura de servicios de prevención, detección precoz y diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y atención, incluidos los cuidados paliativos y el alivio del dolor para trastornos de salud que afectan comúnmente a las personas de edad;  velar por la disponibilidad de productos médicos, vacunas y tecnologías necesarios para optimizar las capacidades intrínsecas y las habilidades funcionales de las personas de edad;  apoyar a las personas de edad en su autogestión mediante el apoyo de sus pares, la capacitación, la información y el asesoramiento para ellas y sus cuidadores. 3.3

A fin de asegurar la disponibilidad de personal sanitario capacitado, desplegado y

gestionado de manera sostenible y adecuada todos los prestadores de servicios deberán tener los conocimientos técnicos y competencias pertinentes para satisfacer las necesidades de las personas de edad. Con frecuencia, esto incluirá conocimientos técnicos gerontológicos y geriátricos, así como competencias más generales necesarias para dispensar atención integrada que incluya aspectos de comunicación, trabajo en equipo, TIC y un enfoque para luchar contra la gerontofobia. Ahora bien, las estrategias no se deberán limitar a la configuración actual del personal. Las medidas fundamentales que se podrían adoptar incluyen:  determinar los servicios necesarios; definir el carácter, la cantidad y las características de las competencias del personal sanitario y de asistencia social;  impartir capacitación básica sobre cuestiones geriátricas y gerontológicas, así como enfoques para luchar contra la gerontofobia en cursos de capacitación previa al servicio y en el desarrollo profesional continuado para todos los profesionales y voluntarios del ámbito sanitario;  incorporar las competencias básicas necesarias para atender a las necesidades de las personas de edad, incluidos conocimientos técnicos de geriatría y gerontología, entre otros, para todos los profesionales de la salud;  asegurar que la disponibilidad de profesionales dedicados a la salud de las personas de edad satisfaga las necesidades de la población, y alentar el establecimiento de unidades especializadas en la gestión de casos complejos;  considerar la necesidad de incorporar nuevos funcionarios (por ejemplo, coordinadores de atención de la salud y orientadores de autoasistencia) y de ampliar las funciones del personal

existente, remunerado o no, y los profesionales sanitarios que trabajan en instituciones o en el ámbito comunitario;  promover la atención por parte de equipos multidisciplinarios, bien sean prácticas clínicas o comunitarias.

El objetivo estratégico 3 relativo a los sistemas de salud y el objetivo estratégico 4 sobre los sistemas de asistencia a largo plazo se deben vincular a los servicios de salud, la atención domiciliaria y la atención institucional, a fin de asegurar la atención continua de las personas de edad. Esto tiene repercusiones en las funciones de ambos sistemas, especialmente en el personal sanitario y de asistencia social.

Objetivo estratégico 4: Desarrollar sistemas de asistencia a largo plazo

En el siglo XXI ningún país puede prescindir de un sistema integral de asistencia a largo plazo, bien sea en el hogar, en el ámbito comunitario o en instituciones. El objetivo principal debería ser el mantenimiento de un nivel de habilidad funcional de las personas de edad que hayan sufrido, o corran el riesgo de sufrir, pérdidas significativas de su capacidad. Esto es coherente con la necesidad de asegurar los derechos humanos y la dignidad de las personas de edad. La aplicación práctica de esto reconocerá además las legítimas y constantes aspiraciones de envejecimiento sano y bienestar de las personas de edad.

Los sistemas de asistencia a largo plazo pueden ofrecer muchos beneficios, además de permitir que las personas de edad dependientes de asistencia vivan con dignidad. Esto implica liberar a las mujeres para que puedan asumir otros papeles sociales y económicos, especialmente sus objetivos personales más allá de la prestación de asistencia. Además, incluye la reducción del uso inapropiado de servicios sanitarios especializados y la prestación de ayudas a las familias a fin de evitar la pobreza y los gastos médicos catastróficos. Mediante la distribución de riesgos y costos asociados con la dependencia de asistencia a largo plazo, los sistemas pueden contribuir a fomentar la cohesión social. El diseño de estrategias apropiadas de asistencia a largo plazo debe apoyarse inicialmente en el contexto de cada país y aprovechar los sistemas existentes de salud y bienestar social, así como los patrones de equidad 45 | P a g e

intergeneracional. Todo esto debe prestar apoyo a las familias que dispensan cuidados. Las medidas iniciales hacia la transformación incluyen la innovación con nuevos modelos de atención y apoyo y la revalorización de quienes dispensan cuidados.

En los países de altos ingresos los problemas para reformar o desarrollar sistemas integrales se resolverán probablemente en función de la necesidad de mejorar la calidad de la asistencia a largo plazo, desarrollar medios financieramente sostenibles para prestar asistencia a toda persona que la necesite y mejorar la coordinación o la integración de la asistencia en los sistemas de salud. En los países de ingresos bajos y medianos el reto consistirá en establecer un sistema a partir de bases inexistentes, más allá de las familias que dispensan asistencia domiciliaria. El ritmo de envejecimiento de la población y la falta de equiparación entre los sexos implica que no es sostenible ni equitativo depender solo de las familias para dispensar asistencia domiciliaria (véase el recuadro 7). En todos los países será necesario apoyar a las familias e innovar hacia modelos no institucionalizados y comunitarios.

Los incentivos y los reglamentos para desarrollar sistemas de asistencia a largo plazo se deberían basar en una alianza explícita con personas de edad, familias, comunidades, otros dispensadores de atención y el sector privado, y reflejar las preocupaciones y perspectivas de esas partes interesadas. La función del gobierno (frecuentemente a través de los ministerios de salud y otros, por ejemplo, el de bienestar social) es polifacética en lo que respecta a la coordinación de esas alianzas. Entre otras cosas, consiste en asegurar una base normativa sólida, la capacitación y el apoyo de los cuidadores, la coordinación y la integración entre diversos sectores (entre ellos el sistema de salud), la calidad de los servicios y, en ocasiones, los servicios prestados directamente a las personas más necesitadas (debido a su baja capacidad intrínseca o su condición socioeconómica o su marginación, o a la falta de incentivos para que los prestadores de atención privados satisfagan las necesidades de las personas marginadas o pobres). Los modelos podrán variar y deberán ser pertinentes a los distintos contextos. Los países con recursos limitados pueden adoptar medidas orientadas a desarrollar un sistema de asistencia a largo plazo.

Se proponen enfoques clave que serán cruciales para desarrollar sistemas de prestación de asistencia a largo plazo. Ellos son (para más detalles véase el recuadro 13):

4.1

Establecer las bases de un sistema de asistencia a largo plazo

4.2

Desarrollar y mantener personal de asistencia a largo plazo sostenible y debidamente

capacitado 4.3

Velar por la calidad de la asistencia a largo plazo

Recuadro 13. Objetivo estratégico 4. Desarrollar sistemas de asistencia a largo plazo – Medidas propuestas

4.1

El establecimiento de las bases necesarias para el desarrollo del sistema requiere una

estructura de gobernanza que pueda orientar y supervisar ese desarrollo y atribuir responsabilidades para su progreso. Esto puede ayudar a identificar los servicios y funciones esenciales y sus beneficios previstos, así como los encargados de prestarlos y los obstáculos que se podrían presentar para ello. Se procurará desarrollar el sistema de tal manera que ayude a las personas de edad a envejecer en un lugar adecuado para ellas, mantener contacto con su comunidad y sus redes sociales y maximizar la coordinación con los servicios sanitarios y sociales. En consonancia con la CSU, para asegurar que el acceso a esos servicios no exponga a las personas de edad ni a sus cuidadores o familiares a ningún riesgo de dificultades financieras será preciso dotarlos de recursos y asumir el compromiso de priorizar el apoyo a las personas con mayores necesidades sanitarias y financieras. Las principales medidas que se podrían adoptar incluyen:  comprender las necesidades y expectativas de las personas de edad y sus familias;  reconocer la asistencia a largo plazo como un importante bien de salud pública y desarrollar mecanismos de financiación sostenibles e innovadores, en particular créditos a las familias que reflejen sus contribuciones sociales y económicas (tales como los bancos de asistencia en el Japón);  asignar, a través de la planificación y supervisión gubernamental, responsabilidades claras a los encargados de supervisar y llevar a cabo el desarrollo y la ampliación de un sistema de asistencia a largo plazo;  definir las funciones del gobierno y otras partes interesadas y encargadas de la ejecución, y elaborar los enfoques necesarios para el desempeño de esas funciones (reglamentación, incentivos, evaluación). 47 | P a g e

4.2

Para desarrollar y mantener personal de asistencia a largo plazo sostenible y debidamente

capacitado será preciso adoptar una serie de medidas. Muchas de las medidas descritas en relación con el personal capacitado, desplegado y gestionado serán pertinentes para capacitar a dispensadores asistencia a largo plazo. Sin embargo, habida cuenta de que la asistencia a largo plazo está subvalorada en la mayoría de los países, una medida crucial consistirá en asegurar que los cuidadores remunerados tengan la condición y el reconocimiento que su contribución merece. Además, a diferencia del sistema de salud, la mayor parte de los cuidadores del sistema de asistencia a largo plazo son generalmente miembros de la familia, voluntarios, organizaciones comunitarias y trabajadores remunerados aunque frecuentemente no capacitados. En su mayoría son mujeres. En países de ingresos bajos, medianos y altos hay buenos ejemplos de personas de edad que, como voluntarios y en nombre de asociaciones de personas de edad, defienden sus derechos y proporcionan cuidados y apoyo a sus pares necesitados. Estos conceptos y buenas prácticas se pueden trasladar a otros países y a diversos entornos. Para establecer sistemas de asistencia a largo plazo es crucial incluir la dotación de recursos y la capacitación que permitan a los cuidadores realizar bien su trabajo. Esto les aliviará la tensión derivada de estar insuficientemente informados sobre la manera de abordar situaciones problemáticas. Las medidas incluyen:  retener y ampliar los recursos humanos necesarios para dispensar cuidados mediante el fortalecimiento de la sensibilización respecto del valor y las compensaciones de esa labor, y luchar contra las normas y los papeles sociales que impiden a los hombres y a los jóvenes desempeñarse como cuidadores;  mejorar sus sueldos y condiciones de trabajo y crear oportunidades de carrera que les permitan avanzar a posiciones de más responsabilidad y mayor remuneración;  promulgar leyes que promuevan arreglos laborales flexibles o licencias para los cuidadores;  establecer mecanismos de apoyo para los cuidadores, por ejemplo, servicios de sustitución y recursos de capacitación o información accesibles;  apoyar las iniciativas comunitarias que congregan a las personas de edad para que actúen como cuidadores, y realizar otras actividades de desarrollo comunitario.

4.3

El tercer enfoque clave consiste en garantizar la calidad de la asistencia a largo plazo. La

primera medida sería orientar los servicios hacia el logro de la habilidad funcional. Esto requiere sistemas y cuidadores orientados a optimizar la capacidad de las personas de edad y compensar la

pérdida de capacidad con la prestación de cuidados, los servicios adicionales y la transformación de los entornos, a fin de mantener la habilidad funcional en un nivel que asegure el bienestar. Algunos trastornos y servicios de atención específicos, por ejemplo, demencia y cuidados paliativos, también se integrarían y se centrarían en la persona. Las medidas incluyen:  desarrollar y difundir protocolos o directrices de atención que aborden cuestiones clave;  establecer mecanismos de acreditación para prestadores de servicios y cuidadores profesionales;  establecer mecanismos oficiales de coordinación de la asistencia (incluso entre servicios de asistencia a largo plazo y servicios de atención sanitaria);  prevenir y denunciar abusos contra las personas de edad;  asegurar el acceso a medicamentos esenciales, en particular los utilizados para aliviar el dolor;  establecer sistemas de gestión de la calidad para contribuir a velar por el mantenimiento de la atención centrada en optimizar la habilidad funcional.

Objetivo estratégico 5: Mejorar las actividades de medición, seguimiento e investigación concernientes al envejecimiento sano

Los progresos en materia de envejecimiento sano exigirán más investigación sobre cuestiones y tendencias relacionadas con la edad, así como pruebas sobre lo que se puede hacer para promover el envejecimiento sano. Aún quedan por responder muchas preguntas fundamentales. Entre ellas:  ¿Cuáles son las necesidades y preferencia de las personas de edad y qué tan diferentes y cambiantes son a lo largo del tiempo?  ¿Cuáles son los patrones actuales del envejecimiento sano y qué tan diferentes y cambiantes son a lo largo del tiempo?  ¿Cuáles son los determinantes del envejecimiento sano? ¿Estructurales, intermedios y sistémicos?  ¿Están aumentando o disminuyendo las desigualdades? ¿Qué desigualdades entrañan deficiencias de equidad en cada contexto?

49 | P a g e

 ¿Qué intervenciones para promover el envejecimiento sano funcionan, y en qué contextos y subgrupos de población lo hacen?  ¿Está mejorando la calidad, la eficacia y la cobertura de esas intervenciones?  ¿Cuáles son el plazo y la secuencia apropiados de esas intervenciones en diversos contextos?  ¿Cuál es el nivel de atención sanitaria y asistencia a largo plazo necesario para las personas de edad? ¿Se está alcanzando ese nivel?  ¿Cuáles son los papeles de los gobiernos, los agentes no gubernamentales, incluido el sector privado, y otras partes interesadas, en materia de promoción del envejecimiento sano?  ¿Qué enfoques pueden respaldar la formulación de opciones normativas y su traducción en medidas en un contexto específico? (medidas que aborden mejoras de las trayectorias del envejecimiento sano).  ¿Cuáles son las contribuciones económicas de las personas de edad y los costos y beneficios reales derivados de enfoques sostenibles para promover el envejecimiento sano?

Mediante un enfoque preliminar centrado en los sectores sanitario y social, y como primera medida para responder a estas y otras cuestiones importantes, se deberá incluir en las recopilaciones de estadísticas demográficas y encuestas generales de población un número suficiente de personas de edad. Solo entonces se pueden abordar análisis específicos de su situación sanitaria. Además, los recursos de información se deberán desglosar por edad, sexo y otras características sociales y económicas, incluido el estado civil. Las medidas adecuadas relativas a envejecimiento sano, así como sus determinantes y distribuciones se deberán incorporar también en esos estudios que abordan la gestión de trastornos a largo plazo, bien se trate de enfermedades transmisibles o no transmisibles, y los determinantes más generales del envejecimiento sano. Para ello se han de establecer relaciones con mediciones, seguimientos e investigaciones en otros sectores.

Será preciso alentar la investigación en diversas áreas específicas relacionadas con el envejecimiento y la salud, lo que requerirá un acuerdo sobre conceptos básicos y sobre la manera en que se pueden medir. Se deberían alentar enfoques tales como los estudios multinacionales y multidisciplinarios, que son representativos de diversos grupos de población y abordan los determinantes del envejecimiento sano y el contexto particular de las personas de edad. La participación y la contribución de las personas de edad y sus representantes darán lugar a diseños y resultados de estudios más pertinentes e innovadores. Así, a medida que se generen nuevos

conocimientos sobre el envejecimiento y la salud se necesitarán mecanismos mundiales y locales para asegurar su pronta introducción en la práctica clínica, en las intervenciones de salud pública basadas en la población y en la salud en todas las políticas.

Algunos enfoques y prioridades serán esenciales para mejorar la medición, el seguimiento y la investigación. Ellos son (para más detalles véase el recuadro 14):

5.1

acordar sistemas de medición, medidas y enfoques analíticos relativos al envejecimiento

sano;

5.2

mejorar la investigación sobre la brecha existente entre la capacidad intrínseca y la

habilidad funcional; y

5.3

aumentar la investigación sobre las trayectorias del envejecimiento sano y sobre lo que se

puede hacer para mejorarlas durante el ciclo vital.

Recuadro 14. Objetivo estratégico 5: Mejorar las actividades de medición, seguimiento e investigación concernientes al envejecimiento sano. Medidas propuestas

5.1

Acordar sistemas de medición, medidas y enfoques analíticos relativos al envejecimiento

sano. Los actuales sistemas y métodos de medición utilizados en la esfera del envejecimiento son limitados e impiden un conocimiento integral del envejecimiento sano. Es preciso llegar a un consenso sobre los enfoques y métodos más apropiados y determinar si es necesario desarrollar otros nuevos. Las mejoras se deberán apoyar en una serie de disciplinas y áreas. Los análisis se basarán en la vinculación de datos recopilados en diversos países, entornos y sectores, y en comparaciones válidas realizadas en los países y entre ellos. Las prioridades incluyen:  desarrollar y alcanzar un consenso sobre sistemas de medición, estrategias de medición, instrumentos, pruebas y biomarcadores para los conceptos fundamentales relacionados con el envejecimiento sano, en particular la capacidad intrínseca, la habilidad funcional, el bienestar 51 | P a g e

los entornos y sus características, la herencia genética, la posición social, la vulnerabilidad y la capacidad de recuperación, la morbilidad múltiple y la necesidad de atención y otros servicios sociales;  alcanzar un consenso sobre enfoques relativos a la evaluación e interpretación de trayectorias de envejecimiento sano mediante esos sistemas de medición y medidas durante todo el ciclo vital. Será importante demostrar de qué manera la información generada representa una contribución a las políticas, los programas, el seguimiento, la evaluación u otras decisiones clínicas o de salud pública. La comprensión de la trayectoria temporal permitirá entender cómo los entornos de cada contexto pueden modelar la experiencia de envejecimiento sano, satisfacer las necesidades y respetar los derechos concernientes a la asistencia a largo plazo; y  desarrollar y aplicar enfoques mejorados para los ensayos de intervenciones clínicas y enfoques comunitarios que tengan en cuenta la fisiología diferente de las personas de edad. Esto incluye sus experiencias de morbilidad múltiple, polimedicación y, posiblemente, puntos de vista únicos respecto de los resultados que serían apropiados para la salud y el bienestar, por ejemplo, en ensayos clínicos.

5.2

El segundo enfoque se orienta a mejorar la investigación sobre la brecha entre la capacidad

intrínseca y la habilidad funcional en contextos específicos. Más que un enfoque específico por enfermedad, esto supone entender el contexto de las personas cuyas habilidades están disminuyendo y las personas con pérdidas significativas de capacidad, y responder a las diferencias socioeconómicas y sexuales. La investigación y la vigilancia demográfica general deben hacer más hincapié en la integración de las personas de edad. Además, se necesita investigación demográfica específica sobre las personas de edad para determinar los niveles y la distribución de la habilidad funcional y la capacidad intrínseca, la manera en que se modifican a lo largo del tiempo y la medida en que están satisfechas las necesidades y expectativas respecto de los servicios y la atención para las personas de edad. Esto podría incluir:  realizar estudios demográficos longitudinales periódicos sobre personas de edad, a fin de reflejar en detalle la habilidad funcional, la capacidad intrínseca, los estados de salud específicos, la necesidad de servicios de salud y asistencia a largo plazo u otros determinantes ambientales y sociales generales del envejecimiento sano, y determinar si se están abordando esos aspectos;

 velar por que los datos, la información y los informes se desglosen por edad y sexo y abarquen todo el ciclo vital (por ejemplo, no reunir grupos etarios tales como 70 años y más, habida cuenta de la enorme diversidad entre las personas de edad), así como por importantes características sociales y económicas que ayudarán a identificar las desigualdades y las posibles deficiencias en materia de equidad;  analizar las tendencias en la capacidad intrínseca y la habilidad funcional de las diferentes cohortes de nacimiento y determinar si el aumento de la esperanza de vida guarda relación con los años de envejecimiento sano añadidos;  identificar indicadores y mecanismos para la vigilancia continua de las trayectorias de envejecimiento sano, basados, en la medida de lo posible, en datos existentes.

5.3

Un tercer enfoque clave consistirá en profundizar la comprensión de las investigaciones

sobre trayectorias del envejecimiento sano y lo que se puede hacer para mejorarlas. El fomento del envejecimiento sano exigirá un conocimiento mucho más profundo de las trayectorias de la capacidad intrínseca y la habilidad funcional, la manera en que se acumulan la falta de equidad y las vulnerabilidades y sus determinantes, así como la secuencia y eficacia de intervenciones multisectoriales destinadas a mitigarlas y superarlas. Las prioridades mundiales y nacionales de investigación deberán reflejar un proceso que congregue a diferentes partes interesadas. Esto supone identificar lo que se puede hacer: 

para ayudar a las personas con capacidad relativamente alta y estable;



las personas con capacidad decreciente, y



las personas con pérdidas significativas de la capacidad.

Las medidas clave para alcanzar esa meta incluyen:  utilizar métodos apropiados (cualitativa y cuantitativamente) para entender, comentar y comunicar las necesidades y expectativas holísticas que tienen respecto del envejecimiento sano y el bienestar personas de diferentes grupos etarios, cohortes de nacimiento y niveles de capacidad;  identificar las trayectorias diversas y posiblemente comunes de la capacidad intrínseca y la habilidad funcional y sus determinantes sociales, económicos y ambientales generales en diferentes poblaciones y contextos; 53 | P a g e

 cuantificar las repercusiones de los servicios sanitarios, la asistencia a largo plazo y otras intervenciones multisectoriales o intersectoriales en las trayectorias del envejecimiento sano. Esto incluye el conocimiento de las vías y los determinantes a través de los que operan;  lograr consensos y adoptar nuevos enfoques para poner a prueba la seguridad y la eficacia de dispositivos médicos, TIC y otros dispositivos de asistencia que influyan en los criterios de reglamentación y financiación;  perfeccionar enfoques para valorar la economía asistencial y la manera de apoyar a las personas y las familias;  cuantificar la contribución económica de las personas de edad y los costos de la prestación de los servicios necesarios para que puedan disfrutar del envejecimiento sano y de sus derechos;  desarrollar medios rigurosos, válidos y comparables para documentar los beneficios derivados de las inversiones (por ejemplo, cuantificar los beneficios sanitarios y sociales en general respecto de las inversiones relativas a capacidad intrínseca y habilidad funcional en todo el ciclo vital).

En todos los países, el fomento del envejecimiento sano puede abarcar también el fomento de la investigación, la innovación y la transferencia de tecnología aplicable en entornos de pocos recursos, tanto en otros países como en los propios. Junto con los organismos mundiales, todos los gobiernos pueden coordinar el intercambio de datos de su país, así como de información y prácticas óptimas entre los países. También pueden prestar apoyo a alianzas de investigación y fortalecimiento de la capacidad mediante la colaboración con partes interesadas de diferentes países y regiones.

6.

¿Cómo lograr que se haga?

6.1

Medidas de éxito

Indicadores del nivel del objetivo – Envejecimiento sano. El objetivo del envejecimiento sano consiste en maximizar la habilidad funcional que puede alcanzar cada persona. Sin embargo, en la actualidad, los requisitos concernientes a sistemas de medición, métodos y datos para seleccionar y medir indicadores apropiados de la capacidad intrínseca y la habilidad funcional requieren más

trabajos que permitan evaluar el punto de referencia y avanzar globalmente. Esto incluye la medición de dos importantes conceptos en un momento dado: trayectorias del envejecimiento sano a lo largo del tiempo, y examen de la distribución en una población (por ejemplo, en función de su riqueza, educación, lugar de residencia u ocupación, entre otros factores sociales y económicos). Actualmente, la OMS estima la esperanza de vida sana al nacer y la esperanza de vida al nacer y a los 60 años para todos los Estados Miembros. Esa estadística sanitaria mundial ofrece algunas perspectivas. Ahora bien, los datos de muchos países en relación con la capacidad intrínseca se estiman por cuanto faltan estadísticas vitales y datos que midan las capacidades intrínsecas de las personas de edad. Algunos enfoques actuales orientados a ajustar la esperanza de vida en función de la experiencia de salud no reflejan necesariamente el concepto de envejecimiento sano. Tampoco existen enfoques normalizados para medir la interacción entre las personas y sus entornos que permitan documentar niveles de habilidad funcional.

La importancia de identificar en última instancia indicadores del nivel de los objetivos es un componente de la GSAP (véase el objetivo estratégico 5). Esto ayudará a instaurar un decenio del envejecimiento sano. Ello requerirá un proceso riguroso que incluye: 

acordar lo que se ha de medir y realizar una evaluación crítica de los sistemas y métodos de medición para hacerlo;



revisar los indicadores existentes, los puntos de referencia y el número de países que disponen de esos datos y durante qué períodos de tiempo, incluido un examen de indicadores en el marco de los objetivos de desarrollo sostenible pertinentes al envejecimiento sano y a las personas de edad;



establecer criterios para seleccionar indicadores o crear nuevos en función de la validez, fiabilidad, sensibilidad respecto de las intervenciones y cambios a lo largo del tiempo, reconociendo la necesidad de contar con datos longitudinales de cohortes a fin de seguir las trayectorias del envejecimiento sano; y



especificar qué necesidades se medirán y de qué manera esa información mejorará el conocimiento y la adopción de decisiones. Esto deberá tener en cuenta:  niveles de capacidad intrínseca: con capacidad relativamente alta y estable, con capacidad decreciente y con pérdidas significativas de la capacidad;

55 | P a g e

 brechas entre la capacidad intrínseca y la habilidad funcional en contextos específicos: a) con capacidad relativamente alta y estable, con capacidad decreciente y con pérdidas significativas de la capacidad; y b) en diversas condiciones socioeconómicas;  posición social para identificar los patrones de desigualdad, los mejores resultados observados en diferentes subgrupos y los elementos que funciona en los diferentes contextos de personas vulnerables, marginadas o excluidas de alguna otra forma;  aspectos relacionados con el sexo que consideren diferencias genéticas y biológicas entre hombres y mujeres, así como el contexto social y su intersección e interacción.

En el marco quinquenal de la GSAP se propone hacer hincapié en los indicadores relacionados con los objetivos estratégicos como medidas del progreso. Los hitos se podrán centrar en una mejor comprensión, alianzas, más pruebas científicas y mayor comunicación (véase la sección 6.3). Los hitos propuestos incluyen la búsqueda de consenso sobre lo que se ha de medir y de qué manera (2017), y la presentación de informes respecto de los puntos de referencia, para 2020. Indicadores relacionados con los objetivos estratégicos – Procesos que promueven el envejecimiento sano. Una vez acordados los objetivos estratégicos, la Secretaría de la OMS elaborará orientación sobre lo que se puede medir, los indicadores actualmente disponibles para evaluar los progresos y las esferas en las que es preciso seguir trabajando.

Es importante señalar que la esfera relativa al envejecimiento sano carece actualmente de normas y criterios sobre lo que se debería hacer en cada país. Esa orientación sí existe para enfermedades o trastornos en particular, o para otros subgrupos de población, por ejemplo, los lactantes y los niños. Esta laguna refleja la diversidad de experiencias y contextos individuales de las personas de edad, y la mayor atención prestada a los enfoques biomédicos para tratar trastornos agudos de las personas más jóvenes.

Sobre la base de las medidas propuestas en la GSAP se podrían identificar y perfeccionar algunos indicadores de procesos a los fines de su seguimiento y, a largo plazo, conocer de qué manera las medidas clave que se adoptan en todos los sectores contribuyen a cada objetivo estratégico y, en su conjunto, mejoran el envejecimiento sano para todas las personas en todos los países.

En relación con los cinco objetivos estratégicos, ello podría incluir: OE1. Los países promueven el envejecimiento sano para cada persona – posibles indicadores e hitos:

1.

Número de países con planes nacionales integrales nuevos (o actualizados) sobre

envejecimiento sano, dotados de recursos y con claros mecanismos institucionales de rendición de cuentas, separados o integrados en un plan nacional general 2.

Número de países que han establecido planes nacionales multisectoriales específicos sobre

envejecimiento sano, en particular sobre atención sanitaria y asistencia a largo plazo 3.

Mecanismo mundial apoyado por el gobierno, basado en los países y regiones, que permita

recopilar, intercambiar y utilizar información destinada al seguimiento de los progresos hacia la aplicación de la GSAP. OE2. Crear entornos adaptados a las personas de edad – posibles indicadores: 1.

Número de países con legislación nacional contra la discriminación por motivos de edad y

estrategias de aplicación nuevas o actualizadas 2.

Número de ciudades o comunidades adaptadas a las personas de edad existentes en cada Estado

Miembro, con indicación del porcentaje de población de 60 años o más que albergan. 3.

Número de países en los que las personas de edad tienen cobertura de servicios o ayudas que

facilitan su funcionamiento. Esto podría indicarse para tecnologías de asistencia específicas, por ejemplo, audífonos. 4.

Número de países con protección social universal o mecanismos de cobertura sanitaria que

eviten gastos catastróficos por servicios de salud o asistencia a largo plazo OE3. Armonizar los sistemas de salud con las necesidades de las personas de edad – posibles indicadores: 1.

Número de países que suministran evaluaciones integrales de la capacidad intrínseca y la

habilidad funcional de las personas de edad (por ejemplo, mediante sistemas de salud o de seguridad social) 57 | P a g e

2.

Número de países con competencias relativas al envejecimiento integradas en los programas de

capacitación del personal sanitario, por ejemplo, habilidades y enfoques en materia de geriatría y gerontología 3.

Número de países que dispensan cuidados paliativos como parte de las prestaciones de

cobertura sanitaria universal 4.

Número de países en los que la atención integrada, tanto domiciliaria como institucional, está

disponible para las personas de edad OE4. Desarrollar sistemas de asistencia a largo plazo – posibles indicadores:

1.

Número de países en los que el gobierno reglamenta y atribuye claramente la responsabilidad

del desarrollo de un sistema de asistencia a largo plazo y la planificación de su materialización 2.

Número de países que disponen de un mecanismo equitativo y sostenible de financiación

(asignación de recursos y apoyo) de la asistencia a largo plazo para todas las personas 3.

Número de países que cuentan con mecanismos de apoyo para todos los cuidadores, por

ejemplo, servicios de sustitución y capacitación accesible o recursos de información 4.

Número de países con normas nacionales sobre calidad de la atención y métodos claros para

aplicarlas OE5. Medición, seguimiento e investigación – posibles indicadores e hitos:

1.

Consenso internacional sobre métodos y estrategias de medición, instrumentos, pruebas y

biomarcadores para conceptos clave relacionados con el envejecimiento sano 2.

Adopción y uso por parte de las oficinas nacionales de estadísticas y/o de estadísticas sanitarias

o sociales 3.

Número de países con encuestas nacionales periódicas y representativas de población de

personas de edad que evalúen la habilidad funcional, la capacidad intrínseca, la necesidad de servicios de salud, la asistencia a largo plazo u otras intervenciones multisectoriales o intersectoriales 4.

Prioridades mundiales de investigación establecidas para obtener más pruebas científicas en

áreas clave, sobre lo que se puede hacer para apoyar a personas con capacidad relativamente alta y estable, a personas con capacidad decreciente y a personas con pérdidas significativas de capacidad, y determinar los medios más eficaces en diferentes poblaciones y entornos

6.2

Trabajo conjunto

La GSAP necesita reflejar un compromiso mundial de los Estados Miembros y las partes interesadas, incluidos los asociados internacionales, regionales y nacionales para el desarrollo y la aplicación, así como las propias personas de edad. Esto requiere también una respuesta organizativa integral por parte de la Secretaría de la OMS en respaldo de las capacidades de los Estados Miembros y sus enfoques respecto de la aplicación.

El éxito exigirá que las partes interesadas asuman compromisos claros en relación con medidas específicas de apoyo para traducir la GSAP en hechos y resultados en cada país y para cada persona mayor. Las esferas de colaboración y apoyo a los Estados Miembros incluyen el desarrollo de instrumentos para traducir el plan, la valoración de las contribuciones de las personas de edad y la comunicación de lo que aprecian y de los enfoques adecuados para satisfacer sus necesidades y respetar sus derechos, el desarrollo de un marco de rendición de cuentas completo, el compromiso de las partes interesadas, la respuesta organizativa integral (a través de la Secretaría de la OMS) y la comunicación de los progresos de la GSAP en los próximos cinco años (véase la próxima sección sobre hitos).

La GSAP sentará las bases para apoyar la creación de capacidad, asignar recursos y preparar un marco de rendición de cuentas. Una vez adoptada, esos elementos se podrían ultimar con funciones y responsabilidades más detalladas para los Estados Miembros, otras partes interesadas y personas de edad, junto con una serie de indicadores, la metodología y las fuentes de datos de cada indicador y los puntos de referencia establecidos durante los cinco años. Se requieren inversiones para mejorar la calidad de los datos y desarrollar sistemas de seguimiento y evaluación más sólidos en los países. Será preciso realizar auditorías periódicas a fin de verificar la calidad de los datos, tanto los procedentes de estadísticas vitales y encuestas nacionales representativas, como de comunidades o instituciones. No obstante, la obtención de más datos no debería impedir que se adoptaran medidas inmediatamente. Se propone la realización de exámenes a mitad y a final de período de cinco años y la presentación de informes periódicos a los órganos deliberantes de la OMS.

En consonancia con la GSAP, las contribuciones de países, agentes no estatales, especialmente personas de edad, organizaciones de la sociedad civil, organismos multisectoriales, asociados para el 59 | P a g e

desarrollo y los sectores que elaboran, fabrican y distribuyen dispositivos de ayuda, equipo, servicios o productos farmacéuticos para mejorar la capacidad intrínseca o la habilidad funcional, pueden transformar el plan de acción, de un documento a un movimiento. Esto implica considerar un enfoque integral que congregue a una amplia gama de sectores. Se necesitarán esfuerzos mundiales y nacionales para convertir las contribuciones en compromisos, así como una estrategia para coordinarlos a la luz de los marcos regionales existentes. Se deberán identificar canales apropiados y desarrollar comunicaciones específicas a fin de asegurar que los próximas mensajes del quinquenio sobre envejecimiento sano lleguen a todas las partes interesadas y resuenen en ellas con miras a la preparación del Decenio del envejecimiento sano (2020-2030). Medidas dirigidas por los países – Estados Miembros

La GSAP debe colmar las expectativas de los Estados Miembros, habida cuenta de que los órganos deliberantes de la OMS la examinarán y finalmente la adoptarán. Además, los esfuerzos estarán dirigidos por los países y podrán contar con el apoyo de una amplia gama de partes interesadas. Cada país está en la mejor posición para saber cuáles son las medidas más apropiadas.

Contribuciones propuestas por los Estados Miembros, incluidos gobiernos e instancias normativas locales y nacionales:

Compromiso multisectorial e intersectorial  Alentar y facultar a las personas de edad para que participen en el desarrollo y la evaluación de políticas relacionadas con el envejecimiento sano en los ámbitos local y nacional.  Desarrollar, fortalecer y aplicar políticas y legislación destinadas a proteger los derechos de las personas de edad, prevenir la gerontofobia y fortalecer los sistemas nacionales de prestación de servicios integrados centrados en las personas.  Promover y apoyar la colaboración multisectorial e intersectorial con diversas partes interesadas a fin de diseñar y aplicar medidas concernientes al envejecimiento sano, entre ellas, la integración del envejecimiento sano en todas las políticas y programas.  Promover la transformación de sectores sociales, económicos y ambientales para satisfacer las necesidades de diferentes grupos etarios, en particular las personas de edad, mediante medidas multisectoriales e intersectoriales que requieran esfuerzos en todos los sectores, por ejemplo,

adaptar las políticas a las necesidades de una población activa que envejece en el contexto de una creciente industrialización; hacer frente a las necesidades de las personas de edad en situaciones posteriores a desastres y abordar las consecuencias de la urbanización y el aislamiento de las personas de edad, especialmente las mujeres, en las zonas rurales.

Promoción y aplicación  Aumentar la sensibilización y las competencias nacionales respecto del envejecimiento sano como un tema prioritario, mediante estrategias de comunicación orientadas a la población en general y a los sectores gubernamentales, entre ellos los de salud, vivienda, trabajo, educación y servicios sociales.  Permitir que los medios de información aumenten el conocimiento, la sensibilización y la comprensión de los derechos y necesidades de las poblaciones senescentes, incluidas todas las formas de entretenimiento.  Desarrollar, fortalecer y aplicar planes y políticas nacionales y subregionales dotados de recursos suficientes y con claros mecanismos institucionales de rendición de cuentas, con miras a satisfacer las necesidades sanitarias de una población senescente, prestar atención a los grupos vulnerables y reducir las desigualdades identificadas.  Promover el desarrollo de entornos adaptados a las personas de edad, alentando a las municipalidades a sumarse a la Red Mundial OMS de Ciudades y Comunidades Adaptadas a las Personas de edad, que pongan de relieve los puntos de entrada de la política y las medidas locales.  Atención sanitaria y asistencia a largo plazo  Integrar al sector privado en las normas y reglamentos nacionales concernientes a la atención formal e informal, a fin de aumentar la cobertura, la calidad y la equidad en la prestación y evaluación de los servicios.  Asegurar el acceso a medicamentos esenciales mediante la aplicación de la Lista Modelo OMS de Medicamentos Esenciales, incluido el acceso a cuidados paliativos y alivio del dolor  Desarrollar sistemas nacionales de asistencia a largo plazo (que aseguren los vínculos entre las instituciones, los servicios de salud y la atención domiciliaria a largo plazo) suficientemente financiados y con claras estructuras institucionales de rendición de cuentas. 61 | P a g e

 Establecer contacto con otras estrategias nacionales pertinentes, tales como las relativas a demencia, salud mental, enfermedades no transmisibles y salud reproductiva, que son integradoras de todas las edades y promueven la detección y el diagnóstico adaptados a las personas de edad, estrategias de prevención, gestión y tratamiento, así como atención más eficaz para las personas de edad.  En consonancia con los servicios identificados, asegurar que haya personal sanitario y de asistencia a largo plazo capacitado, desplegado y gestionado, con una adecuada combinación de aptitudes, cualificaciones y diversidad que le permita prestar servicios integrados centrados en las personas de edad.  Velar por la inclusión de conocimientos técnicos relacionados con el envejecimiento en todos los programas de formación relacionados con la salud, especialmente competencias en gerontología y geriatría.

Investigación e innovación  Alentar y apoyar sistemas de investigación, seguimiento y evaluación relacionados con el envejecimiento sano, incluidas encuestas nacionales periódicas integradoras de personas de edad.  Velar por que el registro civil y las estadísticas nacionales se desglosen por edad y sexo durante todo el ciclo vital.  Reflejar las necesidades y expectativas de las personas de edad, asignar recursos en apoyo de la investigación, la generación de conocimientos y la traducción, y diseñar intervenciones y tecnologías.  Crear incentivos para desarrollar, ensayar, adaptar y ampliar innovaciones tecnológicas y sociales relativas a servicios domiciliarios y comunitarios destinados a las personas de edad.  Apoyar la transferencia de tecnología voluntaria y mutuamente acordada, con inclusión de servicios, innovaciones, conocimientos y prácticas óptimas.

Asociados internacionales y nacionales para el desarrollo, incluidos los gobiernos que proporcionan ayuda al desarrollo, otras entidades multisectoriales ajenas a las Naciones Unidas, e instituciones filantrópicas mundiales

La comunidad internacional de desarrollo desempeña un papel crítico, especialmente en los entornos de pocos recursos, mediante el apoyo directo y el suministro de instrumentos para respaldar las medidas (véase el recuadro 15).

Recuadro 15: Contribuciones propuestas de los asociados para el desarrollo:  Participar en el desarrollo y la aplicación de la GSAP  Alentar la elaboración de planes nacionales  Proporcionar apoyo predecible a largo plazo (financiero y programático) en consonancia con los planes nacionales, y alentar a nuevos asociados a financiar y desarrollar sistemas que respalden el envejecimiento sano.  Abogar por que se trate con mayor prioridad el envejecimiento de la población en todos los sectores gubernamentales, a fin de respaldar una transformación más amplia hacia sociedades adaptadas a las personas de edad (que satisfagan las necesidades de los diferentes grupos etarios, incluidas las personas de edad, mediante medidas multisectoriales e intersectoriales).  Respaldar los esfuerzos orientados a mejorar la sensibilización y el conocimiento sobre el estado y las necesidades de salud de las personas de edad, y las intervenciones que mejor satisfagan esas necesidades en entornos particulares.  Conferir atribuciones a las personas de edad para que desarrollen, participen e intercambien prácticas óptimas.  Apoyar innovaciones en pequeña y gran escala.  Respaldar un aumento de la sensibilización respecto de sistemas de atención a largo plazo, fortalecer los sistemas nacionales de salud para satisfacer las necesidades de las personas de edad y crear entornos adaptados a ellas.

ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD

La OMS es el organismo internacional rector en materia de envejecimiento y salud, con amplios cometidos que incluyen la definición de normas y criterios orientados a destacar la importancia de las 63 | P a g e

cuestiones relativas al envejecimiento y la salud de la población; fortalecer las capacidades de los Estados Miembros para formular políticas y planes de acción; identificar las medidas que los sistemas de salud y otros sectores pueden adoptar para mejorar la habilidad funcional de todas las personas de edad; y describir el envejecimiento sano e identificar los datos necesarios y los sistemas de seguimiento que abarquen a todos los países y reúnan datos, análisis e informes mundiales válidos.

En colaboración con otras partes interesadas, la Secretaría de la OMS promoverá y proporcionará asistencia técnica a los Estados Miembros y creará sinergias entre las aptitudes necesarias para tratar a personas de edad, incluidos los vínculos de los programas de salud pública para trastornos específicos y síndromes geriátricos con otros programas de atención primaria de salud. Esto incluye el establecimiento de prioridades mundiales de investigación junto con las instancias normativas, las personas de edad y los expertos, con miras a fortalecer los sistemas de salud y seguridad social y, en particular, incrementar la prestación de servicios integrados centrados en las personas, sin penurias financieras para las personas de edad o sus familias, y lograr que todas las personas de edad puedan alcanzar niveles óptimos de habilidad funcional. Esto también significa apoyar y fomentar la investigación multisectorial y multinacional sobre los determinantes más amplios del envejecimiento sano.

Las contribuciones reflejarán las funciones básicas y el aumento de conocimientos técnicos de la Organización en el área del envejecimiento y la salud. Aunque se espera que el Departamento de Envejecimiento y Ciclo de Vida programe un conjunto de respuestas en los tres niveles de la Organización y sus áreas de trabajo, muchos otros departamentos y programas propondrán medidas específicas identificadas en esta GSAP y prestarán apoyo a los Estados Miembros en áreas tales como seguridad del paciente y prestación de servicios, recursos humanos para la salud, tecnología e innovación, salud mental, entornos, determinantes sociales de la salud, nutrición, prevención de la violencia, enfermedades no transmisibles, medicamentos esenciales, financiación de los sistemas de salud y salud reproductiva, entre otras, e incluirán experiencias específicas en el país, la región y la sede.

Contribuciones propuestas de la Secretaría de la OMS para apoyar a los Estados Miembros 

Abogar en todo el mundo por el fortalecimiento de los sistemas nacionales de salud y asistencia a largo plazo para las personas de edad, y mejorar el conocimiento, la sensibilización y la comprensión de las necesidades de la población senescente.

 Organizar y participar en foros internacionales de sensibilización sobre prioridades sanitarias de las poblaciones senescentes.  Incorporar el envejecimiento sano en todas las actividades e iniciativas de la OMS.  Apoyar sistemas de seguimiento de los progresos e identificar déficits de financiación.  Identificar las necesidades y preferencias de las personas de edad y las poblaciones senescentes y alentar la planificación y el diseño integradores.  Abogar por la realización de investigaciones y apoyar la intensificación de intervenciones y el fortalecimiento de los sistemas nacionales de salud, en particular el personal sanitario, los cuidadores informales y la asistencia a largo plazo (familiar, comunitaria e institucional) de las personas de edad.  Promover un mayor desarrollo de entornos adaptados a las personas de edad.  Establecer contactos entre los organismos especializados de las Naciones Unidas. 

Desarrollar el programa de investigaciones sanitarias y fortalecer la capacidad nacional para formular políticas basadas en pruebas científicas  Congregar a los asociados y colaborar con ellos para desarrollar y comunicar un programa mundial de investigaciones sobre envejecimiento sano.  Coordinar los trabajos prioritarios de investigación multinacionales que abarquen todas las regiones.  Abogar por el aumento de las capacidades de investigación, los métodos innovadores y la ampliación de la colaboración, con el fin de priorizar la investigación en materia de envejecimiento sano.  Apoyar, realizar, sintetizar y coordinar investigaciones sobre los progresos hacia la CSU, el fortalecimiento de los sistemas de salud y los enfoques multisectoriales sobre envejecimiento sano, especialmente para reducir la desigualdad.  Sintetizar investigaciones y difundir pruebas científicas sobre el envejecimiento sano que den respuesta a importantes cuestiones normativas y expectativas de las personas de edad.  Sintetizar investigaciones y pruebas científicas y ofrecer una plataforma para el intercambio de prácticas óptimas, con miras a promover el envejecimiento sano, incluidas pruebas sobre intervenciones costoeficaces y equitativas que suponen

65 | P a g e

beneficios para las personas de edad y sus familias y contribuyen a los objetivos sociales y económicos.  Apoyar la cooperación internacional para fortalecer la innovación tecnológica, incluso mediante la facilitación de la transferencia de conocimientos técnicos, tecnologías relativas a los dispositivos de ayuda, TIC y datos científicos, así como el intercambio de buenas prácticas. 

Definir normas, políticas y directrices en apoyo de los esfuerzos orientados a mejorar la salud de las personas de edad y las poblaciones senescentes, y abogar por su adopción  Desarrollar normas y directrices para orientar a los sistemas nacionales de salud en lo concerniente a capacidad intrínseca y habilidad funcional.  Desarrollar normas y directrices sobre procesos justos destinados a identificar servicios sanitarios y sociales esenciales de calidad, con miras a incluirlos en los planes nacionales de prestaciones, entre ellos los planes de cobertura sanitaria universal, especialmente para las personas de edad.  Desarrollar enfoques orientados a instaurar la atención integrada centrada en las personas (en consonancia con la Estrategia Mundial Integrada para el sistema de salud centrado en las personas, y la Iniciativa por la calidad de la cobertura sanitaria universal).  Desarrollar normas y criterios sobre las aptitudes del personal sanitario, los cuidadores informales y la asistencia a largo plazo (familiar, comunitaria e institucional) en relación con las personas de edad.  Colaborar con los Estados Miembros y otros asociados en el desarrollo de modelos basados en pruebas científicas con miras a la acción intersectorial orientada a maximizar la habilidad funcional, especialmente en entornos de recursos limitados.  Reflejar pruebas científicas globales sobre elementos eficaces en diversos contextos y normas básicas, y alentar la realización de ensayos de enfoques con el fin de seguir desarrollando sistemas de asistencia a largo plazo (familiar o comunitaria, o institucional). 

Apoyar a los países en el desarrollo y la armonización de sus políticas nacionales sobre envejecimiento sano

 Prestar asistencia técnica y apoyo programático para ayudar a los países a elaborar y ejecutar sus propios planes nacionales de envejecimiento sano.  Apoyar iniciativas orientadas a crear ciudades y comunidades adaptadas a las personas de edad y coordinar en todo el mundo el intercambio de experiencias entre ellas.  Prestar asistencia técnica sobre el mejoramiento de la calidad de la prestación de servicios en el contexto de la cobertura sanitaria universal.  Prestar asistencia técnica para ayudar a los países a desarrollar y analizar enfoques de financiación de los servicios de salud y la asistencia a largo plazo, por ejemplo, en el marco de programas de cobertura sanitaria universal, y el intercambio de experiencias y opciones normativas para mejorar la financiación del envejecimiento sano de manera más general.  Promover vínculos entre sectores (por ejemplo, los de salud, bienestar social, trabajo, educación, medio ambiente y transporte) y la integración con otros esfuerzos internacionales (tales como los relativos a educación, trabajo decente y equiparación entre los sexos), incluida la armonización de la presentación de informes. 

Asegurar la rendición de cuentas a través de la presentación de informes sobre los progresos en materia de envejecimiento sano  Desarrollar normas y criterios sobre sistemas y enfoques de medición para el seguimiento y la evaluación del envejecimiento sano, con inclusión de niveles y distribuciones, determinantes y repercusiones cruciales (sobre la base de enfoques nuevos y existentes).  Apoyar el examen y el intercambio de métodos para el seguimiento del envejecimiento sano (resultados, política, aplicación y desarrollo normativo) a escala regional, nacional y comunitaria.  Documentar las desigualdades en materia de salud y sus causas en todo el ciclo vital, así como las repercusiones en el envejecimiento sano; informar de qué manera se pueden mitigar mediante intervenciones sanitarias y sociales y medidas multisectoriales e intersectoriales;

67 | P a g e

 Proporcionar un punto de referencia mundial y un informe, para 2020, que refleje los sistemas de medición, la disponibilidad de datos y la distribución en los países y a través de ellos.

A tal fin, la GSAP tendrá repercusiones en cada uno de los niveles de la Organización (países, regiones y sede) y en todos los grupos orgánicos o divisiones. Estos aspectos se desarrollarán en el siguiente proyecto.

Otros asociados internacionales y partes interesadas La realización de la GSAP dependerá de que todas las partes interesadas hayan definido y coordinado claramente sus responsabilidades. Además de las responsabilidades de los Estados Miembros, los asociados para el desarrollo y la OMS, así como otras partes interesadas tienen un importante papel en el logro de las metas y los objetivos estratégicos de algunas áreas. Por otra parte, las opiniones y preferencias de las personas de edad de cada país deben modelar estrategias y medidas de las que se puedan beneficiar. Las manifestaciones de interés y las conversaciones con los asociados y las partes interesadas conformarán una respuesta e identificarán posibles contribuciones. Sobre la base de discusiones y propuestas preliminares de diferentes partes interesadas, se mencionan más adelante algunos ejemplos que se elaborarán durante el proceso de consultas como un conjunto coherente y acordado de contribuciones (véanse los ejemplos en los recuadros 16 a 22).

Recuadro 16: contribuciones propuestas de las personas de edad  Participar a todos los niveles en conversaciones relativas a política, diseño y evaluación de programas, promoción, rendición de cuentas, evaluación y otras vías para mejorar la comprensión de las necesidades de las poblaciones senescentes y darles más notoriedad.  Contribuir a la sociedad (educación, negocios) así como a las actividades intergeneracionales, entre ellas las de asesoramiento, voluntariado y atención infantil.  Organizar grupos de autoayuda y apoyo comunitarios y en gran escala y participar en ellos para examinar y promover cuestiones concernientes al envejecimiento sano.  Desempeñar un papel activo y positivo en el desarrollo y mantenimiento de su propia habilidad funcional en los ámbitos personal, familiar y comunitario.

 Participar en foros sanitarios e intercambiar información y experiencias sobre una vida saludable en los países y entre ellos, por ejemplo, mediante tecnologías interactivas.  Respaldar el programa de investigación para las personas de edad y participar en su ejecución.  Realizar actividades personales y grupales que promuevan el bienestar en función de sus intereses.  Abogar y pronunciarse voluntariamente en favor de la población senescente.

Recuadro 17: contribuciones propuestas de los organismos especializados de las Naciones Unidas (presentadas por el Fondo de Población de las Naciones Unidas)  Colaborar con la OMS y las partes interesadas en el desarrollo de indicadores de la GSAP.  Colaborar con la OMS y los asociados para ayudar a desarrollar el programa mundial de investigación.  Prestar asistencia técnica en la formulación y ejecución de planes de acción sobre envejecimiento sano.  Prestar apoyo al Decenio del envejecimiento sano 2020-2030.  Promover el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento.  Abogar por la integración del envejecimiento en los programas nacionales de desarrollo y las estrategias de reducción de la pobreza.  Abogar por el fortalecimiento de los sistemas nacionales de salud y por sociedades preparadas para el envejecimiento.  Abogar por la creación y sostenibilidad de entornos adaptados a las personas de edad.  Integrar el envejecimiento en los programas y proyectos de las Naciones Unidas.  Facilitar el diálogo normativo sobre la satisfacción de las necesidades prioritarias de las personas de edad, especialmente las pobres.  Participar en un diálogo con la sociedad civil y el sector privado.  Apoyar las actividades de capacitación y desarrollo de las capacidades.  Apoyar el establecimiento de institutos regionales de capacitación e investigación en materia de envejecimiento.  Apoyar actividades de investigación y recopilación de datos. 69 | P a g e

 Abogar por la recopilación y el análisis de datos relativos a cuestiones de edad y sexo.  Colaborar con asociados para mejorar los sistemas de medición, seguimiento y presentación de informes.  Fortalecer la colaboración interinstitucional.  Establecer un grupo mundial de coordinadores de organismos de las Naciones Unidas sobre envejecimiento.  Ofrecer un foro para el intercambio de experiencias, buenas prácticas y enseñanzas adquiridas.  Convocar un foro mundial anual sobre el envejecimiento.

Recuadro 18: contribuciones propuestas de agentes no estatales  Promover, sensibilizar e influir en las políticas sobre envejecimiento sano en los ámbitos mundial, regional, nacional y local, sobre la base de la investigación y las pruebas científicas.  Desarrollar y ensayar enfoques innovadores para fortalecer la atención institucional, comunitaria y domiciliaria y realizar las intervenciones más adecuadas para las personas de edad.  Conferir atribuciones a las personas de edad a fin de que participen e intercambien prácticas óptimas para tener un envejecimiento sano.  Educar, comprometer y movilizar a las comunidades con miras a aumentar el conocimiento, la sensibilización y la comprensión de los derechos y las necesidades de la población senescente.  Aportar las enseñanzas adquiridas de las asociaciones y organizaciones que abordan cuestiones relativas a factores de riesgo, enfermedades o trastornos específicos propios de personas de edad y sus expectativas de envejecimiento sano (incluidos enfoques relativos a demencia, abuso de personas de edad y autoayuda).  Apoyar medidas contra las actitudes y comportamientos discriminatorios hacia las personas de edad y crear entornos adaptados a esas personas.  Asegurar productos médicos apropiadamente evaluados en lo que respecta a sus efectos en las personas de edad.  Promover una mayor atención a la salud de las personas de edad y un aumento de la investigación sobre envejecimiento sano.

 Apoyar la investigación y la divulgación de pruebas científicas sobre las repercusiones de la atención sanitaria, la asistencia a largo plazo y las intervenciones ambientales en las trayectorias del envejecimiento sano.  Organizar actividades de sensibilización y comprensión de las necesidades socioeconómicas y sanitarias de la población senescente.  Abogar por la accesibilidad y disponibilidad de medicamentos esenciales para las poblaciones senescentes, en particular medicamentos para aliviar el dolor, por ejemplo, opioides.

Recuadro 19: contribuciones propuestas del personal sanitario y sus asociaciones profesionales  Dispensar atención médica de la máxima calidad basada en pruebas científicas, intercambiar prácticas óptimas, proteger a los denunciantes de irregularidades, ensayar nuevos enfoques, utilizar los mejores instrumentos posibles y supervisar la práctica clínica a fin de mejorar la salud de las personas de edad.  Asegurar que las personas de edad sean tratadas con respeto y dignidad cuando reciban atención sanitaria.  Participar en diálogos con las comunidades y los medios de información y utilizar técnicas eficaces de comunicación para transmitir mensajes sobre el envejecimiento sano.  Identificar áreas en las que se deberían mejorar los servicios e introducir innovaciones para la atención integrada centrada en las personas de edad.  Asegurar que el personal sanitario reciba capacitación adecuada y continúe formándose en las disciplinas necesarias.  Suministrar información para realizar el seguimiento y pedir cuentas a las autoridades y los donantes.  Alentar el trabajo de equipo multidisciplinario y fortalecer las organizaciones profesionales.

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Recuadro 20: contribuciones propuestas del sector privado y alianzas entre el sector público y el privado  Alentar la participación de las personas de edad en el desarrollo, el diseño y la evaluación de servicios o productos.  Colaborar con el Estado a fin de asegurar que los proveedores de servicios del sector privado (incluidos los servicios sanitarios y de asistencia, los dispositivos y los medicamentos) satisfagan las necesidades específicas de todas las personas de edad.  Apoyar políticas multisectoriales e intersectoriales contra la discriminación por motivos de edad, por ejemplo, en relación con el empleo de personas de edad y otro tipo de discriminación en el lugar de trabajo.  Colaborar con las instancias decisorias para promover modificaciones arquitectónicas y diseños de viviendas innovadores que permitan la adaptación a las cambiantes necesidades y habilidades funcionales de las personas a medida que envejecen.  Promover la investigación en materia de diseño de innovaciones sociales y ambientales que promuevan entornos adaptados a las personas de edad, incluso en el lugar de trabajo.  Promover la innovación para acelerar el desarrollo de tecnologías e intervenciones asistidas nuevas y mejoradas en apoyo de la población senescente.  Facilitar el acceso a bienes, productos farmacéuticos, dispositivos y servicios adecuados, asequibles y de buena calidad para las personas de edad.  Invertir más recursos, prestar apoyo financiero y reducir los precios de los bienes para las poblaciones senescentes.  Abogar por empresas adaptadas a las personas de edad, en particular el empleo flexible para las personas de edad.  Crear oportunidades para el intercambio de información y prácticas óptimas mediante conferencias en sitios web o campañas de sensibilización sobre la gerontofobia.  Apoyar y aumentar la sensibilización respecto de la asistencia a largo plazo y las intervenciones ambientales adaptadas a las personas de edad.

Recuadro 21: contribuciones propuestas de círculos académicos e instituciones de investigación

 Incorporar y examinar las prioridades mundiales de investigación en materia de envejecimiento sano.  Prestar apoyo y capacitar al personal sanitario, incluso mediante aptitudes y competencias que le permita satisfacer las necesidades de las poblaciones senescentes en relación con la atención en ámbitos institucionales, comunitarios o domiciliarios.  Alentar y apoyar la investigación, el seguimiento y la evaluación de cuestiones relativas al envejecimiento sano.  Promover y apoyar innovaciones que satisfagan las necesidades de diferentes grupos etarios, incluidas las personas de edad, mediante medidas multisectoriales e intersectoriales.  Reforzar las competencias de la red mundial de académicos, investigadores e instructores.  Velar por que las personas de edad estén significativa y estadísticamente representadas en estudios demográficos, a fin de analizar los datos con fundamento suficiente, e incluidas en los ensayos clínicos.  Alentar a las personas de edad a participar en la formulación de preguntas de investigaciones y en el diseño de estudios de investigación.  Modelar y aplicar prioridades e investigaciones multidisciplinarias nacionales coordinadas sobre envejecimiento sano, centradas en las necesidades y prioridades de las personas de edad.  Abogar por una mayor asignación presupuestaria para investigación e innovación.  Desarrollar la capacidad de los investigadores, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos, con miras a realizar investigaciones sobre habilidad funcional, capacidad intrínseca y necesidades de atención sanitaria a largo plazo, o cambios ambientales amplios para la población senescente.  Recopilar y difundir nuevas conclusiones de investigación y prácticas óptimas sobre trayectorias de capacidad intrínseca en relación con el envejecimiento sano.  Apoyar el desarrollo normativo mediante la presentación de informes sobre tendencias y cuestiones emergentes.  Promover el aprendizaje a lo largo de la vida mediante instituciones tradicionales y tecnologías basadas en la web u otras TIC.

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Recuadro 22: posibles contribuciones de los medios de información y la industria del entretenimiento  Alentar y comprometer a todos los sectores a asegurar que las necesidades de la población senescente se entiendan como un derecho humano.  Abogar por la incorporación del envejecimiento en los programas nacionales de desarrollo y las estrategias de reducción de la pobreza.  Participar en diálogos abiertos con los países y el sector público, utilizar técnicas de comunicación eficaces para transmitir mensajes equilibrados acerca del envejecimiento de la población y hacer frente a la gerontofobia y los problemas de seguridad.  Colaborar con las diferentes partes interesadas para comprender las necesidades y preocupaciones relativas al envejecimiento de la población, y notificar detalladamente y promover el envejecimiento sano y seguro.  Desarrollar actividades de entretenimiento y ocio adaptadas a las preferencias de las personas de edad.  Difundir modelos positivos y diversos en televisión, películas, noticieros y otros medios de información.

6.3

Hitos 2016-2020

La colaboración para aplicar la GSAP en el plazo de cinco años requiere que los Estados Miembros y las principales partes interesadas se comprometan con un calendario. Esto forma parte del proceso de rendición de cuentas y el compromiso de colaboración entre los gobiernos, los países y las partes interesadas.

Si bien los indicadores de los progresos permiten evaluar la aplicación en áreas específicas, se proponen los hitos siguientes para verificar si la aplicación general está encaminada, las actividades de colaboración se llevan a cabo, y si es preciso modificar el rumbo. Además, esto permitirá evaluar en qué medida ha progresado la preparación de la planificación y adopción de un posible Decenio del envejecimiento sano.

2016: Mayo: adopción de la versión final de la Estrategia y plan de acción mundiales sobre envejecimiento y salud por parte de la Asamblea Mundial de la Salud Diciembre: acuerdo sobre alianzas e indicadores de los progresos alcanzados a nivel de los objetivos estratégicos (de la GSAP)

2017: Febrero: contribución al examen Madrid + 15 Junio: acuerdo sobre sistemas de medición y métodos para evaluar el envejecimiento sano (existentes o nuevos)

2018: Junio: informe a mitad del período sobre la aplicación de la GSAP, incluidos los progresos en materia de síntesis de pruebas científicas relativas a temas clave, seguimiento, normas e “inversiones óptimas”. Perfeccionar la orientación de la GSAP sobre la base de las enseñanzas adquiridas hasta el momento.

2019: Mayo – septiembre: propuesta sobre un decenio del envejecimiento sano en consultas abiertas y deliberaciones con Estados Miembros, entidades representativas de personas de edad y organismos del sistema de las Naciones Unidas, así como otros asociados y partes interesadas principales.

2020: Enero: propuestas de un decenio del envejecimiento sano y una nueva estrategia y plan de acción examinadas en el Consejo Ejecutivo de la OMS. Octubre: informe sobre el examen final de la GSAP con puntos de referencia para el Decenio sobre el envejecimiento sano.

6.4

Más allá de 2020

2021: Mayo-septiembre: Decenio del envejecimiento sano y nueva estrategia y plan de acción adoptados por la Asamblea Mundial de la Salud otros órganos deliberantes multilaterales pertinentes. 75 | P a g e

Octubre: Decenio del envejecimiento sano instaurado oficialmente el Día Internacional de las Personas de Edad.

La GSAP se establece como una actividad cuyo plazo culminará en 2020. Está concebida con dos objetivos: traducirse inmediatamente en medidas que maximicen la habilidad funcional de las personas de edad y llegar a todas las personas, y sentar las bases que propiciarán un decenio de medidas concertadas sobre el envejecimiento sano, de 2020 a 2030. Los cinco años de la GSAP ofrecen una oportunidad para ampliar la base probatoria de lo que se puede hacer, incluida una mejor comprensión de todos los países sobre las trayectorias de funcionamiento en la segunda mitad de la vida. Las colaboraciones y los compromisos de este período consolidarán una plataforma de acción para los 10 años subsiguientes. Los Estados Miembros, con el apoyo de otras partes interesadas, deberán asumir el compromiso de apoyar la aplicación y el seguimiento de los progresos. En 2020 se prevé elaborar una nueva estrategia que refleje las enseñanzas adquiridas, con el fin de apuntalar el Decenio del envejecimiento sano 2020-2030. --------------------------------------------------------La Secretaría de la OMS agradece los comentarios y sugerencias E-mail: [email protected] Sitio web: http://who.int/ageing/consultation/en

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