Proyecto de Adscripción

Proyecto de Adscripción Inmigrantes, simuladores y multitudes. Representaciones discursivas en los ensayos de José María Ramos Mejía Adscripto: Pablo

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Proyecto de Adscripción Inmigrantes, simuladores y multitudes. Representaciones discursivas en los ensayos de José María Ramos Mejía

Adscripto: Pablo von Stecher Lugar de trabajo : Cátedra de Lingüística Interdisciplinaria Prof. Titular: Elvira Narvaja de Arnoux Directora del proyecto: Graciana Vázquez Villanueva

1. Fundamentación: Este trabajo tiene como finalidad analizar parte de la obra ensayística de José María Ramos Mejía a partir de la indagación de las representaciones discursivas que configuran

nociones

privilegiadas

tales

como

“simulación”,

“multitudes”

e

“inmigrantes”. La construcción de estas nociones esboza el objetivo de esta investigación en la medida en que nos proponemos abordar cómo la escritura de Ramos Mejía diseña la conformación de un “discurso moderno” en el contexto de la emergencia del nacionalismo genealógico y esencialista posterior a la crisis del 90. Para esto se relevarán las características del discurso científico y del discurso positivista, que articularán el anclaje intelectual de la Argentina de fines del siglo diecinueve, ya que en la matriz de estos discursos se delimita una serie de rasgos científicos como legitimadores del ensayo político y social. El corpus de nuestro trabajo está conformado por las siguientes obras: Las multitudes argentinas (1898); Los simuladores del talento (1904); y algunos aspectos de La educación común en la República Argentina (1910). Desde la teoría trabajaremos con las herramientas de análisis de la Semiología del Razonamiento, la Teoría de la Enunciación y la Teoría de las Representaciones Sociales. De manera específica, para el estudio de la construcción de los objetivos discursivos, seguiremos los análisis de Elvira Arnoux.

2. Estado Actual de la Cuestión

En el mapa crítico de los últimos años se han analizado los discursos de Ramos Mejía desde distintas perspectivas teóricas que incluyen trabajos realizados en el campo

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de la historia de las ideas, el análisis cultural, la crítica literaria. Entre estos trabajos, queremos destacar los siguientes, en la medida en que han contribuido a la conformación de nuestro objeto de estudio: A) Dentro de la historia y sociología de la Inmigración: La inmigración en la literatura argentina de Gladys Onega (1982). En su estudio, Onega toma varios períodos y movimientos nacionales, entre ellos, el positivismo. En Argentina, considera fundamentales a tres autores dentro de esta corriente, cuyas obras proyectan un enfoque positivista en relación con el inmigrante: Ramos Mejía, Bunge e Ingenieros. Se centra en Ramos Mejía, en Las multitudes argentinas y estudia la formación allí presentada de las multitudes. Según Onega, Ramos analiza el fenómeno a partir de un esquema: la adaptación y evolución de los organismos naturales y el de la sociedad, para aplicarlos a la formación de las multitudes dentro de la sociedad argentina. B) Dentro de la historia de esta corriente de pensamiento, el libro El movimiento positivista argentino (1985): En esta obra se señalan los lineamientos básicos que este pensamiento tuvo en el país. Aquí Hugo Biagini plantea al positivismo argentino ligado, sobre todo, a posturas naturalistas, evolucionistas o cientificistas capaces de moldear una antropología de base biológica. Menciona a Ramos Mejía como una figura inserta dentro de este paradigma, primordialmente, por el hecho de ocuparse del lugar de las masas dentro de la plasmación del carácter nacional. En este mismo trabajo, Hebe Clementi se refiere a ciertos aspectos de la vida de Ramos Mejía: sus relaciones con la ciencia, la enseñanza y la política. Tanto la obra de Onega como la de Biagini y Clementi, brindan aportes fundamentales para evaluar el positivismo en la Argentina, y más concretamente, el perfil positivista de Ramos Mejía. C) En el campo del análisis cultural, el libro de Jorge Salessi, Médicos, maleantes y maricas, (1995): En este caso, Jorge Salessi analiza la obra de Ramos Mejía, a quien define como “el último gran higienista”, a partir de la historia del higienismo en Argentina. Salessi trabaja también con la noción de simulación y la propone como una modalidad que se transforma en una preocupación central en la cultura porteña finisecular. El trabajo de Salessi es un eslabón importante en la construcción de nuestro informe, no sólo por su

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labor exhaustiva de relevación de datos históricos, sino también por el modo en que éstos se presentan, a partir ópticas audaces y novedosas. D) En el campo de historia de las ideas e historia intelectual, los libros de Oscar Terán y de Lilia Ana Bertoni. En Vida intelectual en el Bu enos Aires fin-de-siglo (1880-1910) (2000), Terán estudia los discursos producidos por la elite dirigente argentina entre 1880 y el Centenario. Dedica un capítulo a Ramos Mejía y observa el modo en que éste se refiere a la psicología de las masas. Luego, se centra en la representación de los inmigrantes que construye Ramos, concebidos como un aporte conflictivo aunque imprescindible para la construcción de una nación moderna. Lilia Ana Bertoni realiza un recorrido histórico acerca de lo que fue la construcción de la nacionalidad a fines del siglo diecinueve, en su obra Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas (2001). Este libro aporta a nuestra investigación, sobre todo, el contexto histórico-social de la época, la posición institucional de Ramos Mejía, e informaciones sobre la organización y los rasgos culturales de los inmigrantes. E) En el campo de la crítica literaria: En “Tensiones discursivas en la ensayística de Ramos Mejía” (2002), Oscar Blanco analiza la obra de Ramos Mejía a través de una perspectiva discursiva. Toma como unidad de análisis al ensayo positivista visto a partir de un cruce de miradas: la médica y la criminológica. Ramos Mejía, representante paradigmático de este clima de ideas, presenta en su escritura una tensión entre literatura y ciencia. El artículo de Blanco, también se constituye en un antecedente para nuestro estudio, sobre todo como referencia de análisis discursivo acerca del pensamiento de Ramos Mejía. Como se puede observar, los trabajos de los distintos autores vuelven sobre los mismos temas centrales, aunque los toman desde perspectivas diferentes. Estas lecturas muestran que tanto el objeto que constituye nuestra investigación, así como el marco teórico- metodológico que aplicamos al análisis, no han sido abordados por otros investigadores.

3. Hipótesis A partir de un abordaje discursivo sobre los textos de Ramos Mejía se han elaborado tres hipótesis de trabajo:

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En la circulación de discursos de la Argent ina de las últimas décadas del siglo diecinueve, la construcción de ciertos enunciados científicos y taxonómicos funcionan como legitimadores del discurso político y social y operan a través de estrategias específicas tales como: tipologías biologicistas, clasificaciones, terminología específica, y analogías entre conceptos provenientes de distintos campos del saber.

?

En el contexto de la emergencia del nacionalismo genealógico, la configuración del discurso moderno formulado por Ramos Mejía se puede considerar a partir de ciertas representaciones discursivas, tales como las de “simulación” y “simulador”, las cuales a su vez, se presentan como objetos discursivos que generan nuevos sentidos de significación.

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La articulación entre el discurso científico-positivista y el político muestran, en el período 1878-1910, la tensió n por conformar y disciplinar el imaginario social de la Argentina del Centenario.

4. Objetivos Dentro del objetivo general del trabajo, que es el de analizar la conformación del discurso moderno que configura Ramos Mejía en el contexto del nacionalismo de fin de siglo, los objetivos específicos que formulamos son: ?

Relevar las estrategias discursivas a través de las cuales ciertos enunciados que vinculan lo científico y lo moral conforman una red de sentidos recurrente.

?

Analizar las huellas discursivas referidas al sujeto de la enunciación: las modalidades enunciativas que conforman un ethos discursivo especial.

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Indagar los elementos que permitan definir el dispositivo positivista a partir de la delimitación de objetos y enunciados.

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?

Estudiar

la

construcción

de

ciertas

representaciones

discursivas:

“inmigrantes”, “multitudes” y “simuladores”, a partir de las estrategias que conforman el campo semántico o el uso léxico: designaciones, enunciados axiomáticos, evaluaciones y definiciones. ?

Investigar ciertas relaciones que se plantean entre el discurso político social y un campo del saber artístico: la literatura.

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Considerar la técnica discursiva de la estereotipificación en el estudio de “simuladores” e “inmigrantes” y su consecuencia social en el prejuicio.

5. Marco Teórico y Metodología El marco teórico sugerido para este trabajo tiene en cuenta, básicamente, cuatro propuestas. ?

La Teoría de las Representaciones Sociales elaborada por Denise Jodelet, a partir de la cual entendemos a la representación social como una forma de conocimiento socialmente elaborada y compartida, que tiene un fin práctico y contribuye a la construcción de una realidad común a un conjunto social. Este enfoque, asociado a la materialidad discursiva, conformará un aporte teórico para el análisis de las representaciones discursivas.

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La Semiología del Razonamiento propuesta por Jean-Blaise Grize, que se aplicará al análisis de los objetos discursivos planteados.

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La Teoría de la Enunciación, siguiendo los postulados de Émile Be nveniste y Oswald Ducrot (entre otros), para el estudio del sujeto de la enunciación, los enunciados, las modalidades enunciativas y las construcciones enunciativas de tiempos y espacios.

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La Teoría de los Estereotipos y Lugares Comunes, relevada históricamente y estudiada por Ruth Amossy y Anne Herschberg Pierrot, que permite analizar

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relaciones sociolingüísticas, a partir de la presencia de estos elementos culturales.

6. Corpus Para la realización de este proyecto se efectuó, en primera instancia, una búsqueda documental de discursos formulados por intelectuales argentinos en las últimas décadas del siglo diecinueve y primeros años del siglo veinte En segunda instancia, en tanto que nos interesa analizar la conformación de un tipo específico de “discurso moderno”, se optó por los ensayos de José María Ramos Mejía porque presenta, modélicamente, la compleja red de tensiones discursivas e ideológicas que lo despliegan. Es importante destacar que los ensayos del autor se presentan en registro escrito y, dada su función institucional, científica y política en la historia argentina, se constituyen como un eslabón fundamental en la construcción de la memoria nacional. De la obra de José María Ramos Mejía se han seleccionado los siguientes ensayos: Las multitudes argentinas (1898); Los simuladores del talento (1904); y algunos aspectos de La educación común en la República Argentina (1910). El criterio de selección de estos ensayos tiene que ver con un interés por los objetos de estudio tratados (“inmigración”, “multitudes”, “simulación”), tanto en el plano histórico y social, como en el lingüístico.

7. Ramos Mejía y el Positivismo en Argentina

José María Ramos Mejía fue un intelectual de linaje patricio. Nació en 1849, se doctoró como médico en 1879 y de allí en más inició una vasta tarea científica, política y cultural. Creó la Asistencia Pública, el Departamento de Higiene y la Cátedra de Neuropatología. Fue miembro de la Liga Patriótica Argentina que se formó en 1898 y estaba compuesta por miembros conspicuos de la elite. Durante su carrera desarrolló profundos vínculos con el oficialismo. Se desempeñó, hasta dos años antes de su muerte (en 1914), al frente del Consejo Nacional de Educación. En la figura de Ramos Mejía se percibe uno de los puntos precisos de constitución y penetración del discurso positivista en la cultura argentina. Intentemos

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definir brevemente, a partir de los postulados de Terán y Onega, los principios del movimiento positivista y sus influencias en la Argentina del momento. El positivismo rechaza todo lo que no podemos percibir a través de los sentidos. El sujeto debe atenerse a los hechos que sean accesibles a la experiencia sensible. Estos datos se relacionarán entre sí mediante un conjunto de leyes (esto descartaría, por ejemplo, los contenidos de la religión o los juicios de valor). Estos principios fueron desarrollados básicamente por Auguste Comte y Herbert Spencer, según ellos el universo se identificaba con la marcha misma del progreso indefinido, el cual adoptaba la forma de la gran ley de evolución. El positivismo tuvo una gran influencia en la Argentina, ofreciéndose tanto como una filosofía de la historia que venía a servir de relevo a una religiosidad jaqueada, así como organizador fundamental de la problemática político-social de la elite entre el 90 y el Centenario. Se llamó entonces, positivismo, a la actitud objetiva para abordar el conocimiento de los fenómenos biológicos y la transferencia de esa misma objetividad al estudio de los problemas sociales y a la orientación práctica de la vida. José María Ramos Mejía, Carlos Octavio Bunge y José Ingenieros, fueron tres políticos que elaboraron y proyectaron el enfoque positivista sobre el inmigrante. El positivismo argentino tuvo un amplio terreno para fructificar cuando la masa inmigratoria europea generó nuevas condiciones sociales.

8. Higienismo

Recordemos que Ramos Mejía fundó el Departamento de Higiene. Desde 1892 hasta 1895, el desarrollo progresivo de la política higiénica demostró una gran estabilidad ideológica que permitió un crecimiento del control central sobre el desorden de la periferia. La estabilidad de esa ideología se reflejaba en el desempeño continuo de Ramos Mejía como presidente del Departamento Nacional de Higiene desde 1892 cuando fue nombrado por Carlos Pellegrini (el presidente más intervencionista en el disciplinamiento social y representante de los intereses de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, hasta 1898). La administración de Ramos Mejía creció en forma estable durante los gobiernos de tres presidentes de la nación consecutivos: Carlos Pellegrini, Luis Sáenz Peña y José Evaristo Uriburu.

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Ramos Mejía presentó una estrategia de promoción del control por medio del desarrollo, la producción y la diseminación del discurso de la higiene que debía ocupar espacios en leyes y regulaciones. Los higienistas delimitaron jurisdicciones amplias que abarcaban espacios públicos y privados, del descanso, del ocio y especialmente del trabajo de la incipiente industrialización en toda la urbe y sus alrededores.

9 – Simulación La noción de simulación se presenta en Ramos Mejía (Los simuladores del talento) como recurso trascendental de la vida para algunos individuos. La noción encierra una idea ilusionista: la fantasía de creer en el talento de los impotentes y, a su vez, el mecanismo de defensa de éstos. Este concepto, además, fue una preocupación central de los nuevos criminólogos que trataron de desarrollar un sistema médico- legal de reclusión en asilos psiq uiátricos paralelo al sistema de prisiones para delincuentes. En relación a la construcción del objeto discursivo “simulación”, el enunciador que se genera en los discursos de Ramos Mejía afirma que en la literatura científica la bibliografía de la “simulación” es muy rica en libros y monografías. Se trata de un fenómeno muy curioso para el filósofo de la naturaleza. Se constituye, entre los años 1870 y 1903, en la veta más explorada y que mayor campo ha ofrecido para los amantes de la emoción fácil y del tema novedoso, razones de su fecundidad bibliográfica.

9.1 Historia de la Simulación

Entre los antecedentes de esta categoría se mencionan: ?

La obra de Laurente sobre la simulación de la locura, una inesperada revelación para el mundo médico.

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Darwin, por supuesto, y su estudio del origen de la especies. Darwin demostró que el mimetismo es una de las formas más eficaces de adaptación

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a las condiciones de la lucha por la vida, según las teorías de la selección natural. ?

La simulación del hombre, como medio de lucha por la vida, hecho extremo general y difundido (las obras de Nordau y Tarde).

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El estudio de José Ingenieros: “Archivo de Psiquiatría y Criminología” de 1903. Fundamental eslabón para el estudio de Ramos Mejía. Aquí se proponen las nociones de simulaciones adaptativas del hombre como medios de lucha y supervivencia.

Pero, dice Ramos Mejía, “nadie hasta ahora ha abordado el tema que estudio yo en este pequeño libro”. Como objetivo y fundamento de su objeto de estudio, Ramos Mejía propone : “el estudio de las facultades defensivas que ellos (los caudillos) aplicaron a su gestión política, consideradas en la sociedad general.” (Ramos Mejía 1955 [1904]: 9) Será un estudio del caudillo argentino, su psicología y la psicología de las masas anárquicas que los seguían. La recepción del libro de Ramos Mejía demostró la popularidad de la noción de simulación en la cultura letrada de ese período. La proliferación del uso de distintas definiciones de simuladores y de sus actos, pasó de la criminología a la sociología y de a poco, alcanzó a toda la cultura.

9.2 Naturaleza Humana

Existe un paralelismo entre los humanos y los animales a partir de la representación de simulación aquí formulada; por ejemplo, sabemos que el pez, como técnica de camuflaje para sobrevivir, simula tener los mismos colores que las algas. Es así que la simulación está presente en la naturaleza misma y también se encuentra en las personas. La protección (coraza de un molusco), el camuflaje (colores de un pez) son recursos que trascienden al plano humano. ¿De qué forma? Como recursos o estrategias discursivas.

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9.3 El simulador y el lenguaje

Ramos Mejía propone una serie de caracterizacio nes del simulador: “mentiroso emotivo por excelencia”, “delicioso macaneador”, que presenta una “incoercible verborragia”, “oralidad verbosa cargada de colores chillones” y una “pose sugeridora” (Ramos Mejía 1955 [1904]: 29). A partir de éstas se desprende que el simulador recrea, repite y reemplaza palabras y enunciados que fueron dichos originalmente por otra persona. Los simuladores son aque llos que usan la cita, se cargan con frases de otros discursos, roban palabras y hacen mímica. El del simulador, entonces, es el discurso sustraído, es la palabra ilusoria, la palabra estratégica, la palabra mentirosa. El enunciador que se presenta en Ramos Mejía dota de lenguaje a su objeto de estudio, pero desde la crítica y la denuncia. Otra forma de engaño que se plantea en este personaje es la “silenciosa solemnidad propia del imbécil afortunado”, se trata de aquel quien la suerte lo llevó al poder, pero al no tener talento, se protege de su idiotez en el silencio o, como propone Ramos Mejía, son “caudillos silenciosos por anemia cerebral” (Ramos Mejía 1955 [1904]: 24). De esta manera se construye la simulación en una personalidad como Bustos1 , basada en lo artificial, donde se muestran hábiles artificios de pura protección animal. En realidad, Bustos, en palabras del autor, fue un pobre hombre, un militar mediocre, de escasez mental. En una conferencia entre el Gral. Bustos y Carreras (oficial chileno), Bustos, silencioso y defensivo, produjo en Carreras la sensación de tener mil ideas, pero en realidad no tenía ninguna. Se ocultó en la maleza de sus aptitudes protectoras, como el molusco en la dura coraza; debajo de su aspecto simple (palurdo y bonachón) se escondió una especie naturalmente calumniosa, engañó a San Martín y O´Higgins como consejero político y militar. Se genera así un discurso de denuncia diferente, una acusación con bases científicas que se articula con una crítica social. El gesto innovador funciona aplicando los conceptos de la ciencia al campo social y como manifestación de este campo, se examina el lenguaje. Esta intervención le sirve a Ramos Mejía para reflejar, a su vez, su imagen de manera diametralmente opuesta a la del simulador. Si la palabra de éste es robada, la de aquél es propia, si el simulador es mediocre, el creador es “superior”, si el 1

Juan Bautista Bustos (1779-1830). Militar y político argentino. Participó en el movimiento revolucionario de 1810. Posteriormente se hizo proclamar gobernador de Córdoba, se mantuvo en este cargo hasta 1828. Fue un acérrimo federalista y el precursor de una serie de caudillos que mantuvieron la hegemonía de las provincias por espacio de 40 años.

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talento del primero es simulado, el suyo es verdadero. Observamos esta estrategia, por ejemplo, en la acusación de que ellos nunca escriben ni escribieron un libro trascendental, sí lo hizo él; nunca pronunciaron un discurso, sí lo hizo él; y cuando llegan a puesto público siempre vegetan o claudican, no lo hizo él. La denuncia de falta de acciones es funcional también, en el sentido de marcar la diferencia por oposición con el enunciador, como un “rebote de imágenes contrarias” implícito. Un punto donde la representación del discurso del simulador entra en contacto con el discurso del propio enunciador del texto, es en la pluralidad de recursos. El enunciador señala los artificios, pero también hace uso de éstos, aunque con grandes diferencias. Lo hace a través de la retórica, las adjetivaciones, las comparaciones y analogías, los parale lismos y las citas de autoridad.

9.4 La retórica como estrategia de simulación y como modo de denuncia

Entre las técnicas retóricas del discurso de Ramos Mejía en relación a los simuladores podemos observar: ?

El uso de las adjetivaciones: como dijimos, en el simulador, la oratoria es verbosa y la verborragia, es incoercible; los adjetivos terminan por calificar de manera casi redundante e intensifican el significado de cada sustantivo de manera peyorativa. Se trata de un lenguaje artificial, adornado, exagerado, veloz, irrefrenable pero vacío, demasiado cargado y agobiante. Sin embargo, se visualiza el riesgo: el mentiroso es emotivo, el macaneador es delicioso; es posible que, con este tipo de mecanismo adjetivador, si bien no se deje de acusar, se intente justificar el por qué sería posible creerles y confiar en ellos; la emoción que se pone en juego en el discurso de los simuladores es una estrategia que, en parte, funciona, y además, logra hacer un discurso aún más peligroso para el receptor común.

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Analogías científicas : “el hombre y el molusco, ambos se protegen en su coraza”, el discurso simulado también es una protección para el simulador, en éste se puede esconder y resguardar. La mímica, del mismo modo, es un mecanismo del orador defensivo, cuando se hace mímesis del discurso culto, el simulador se ampara en esta repetición. El paralelismo entre ambos 11

elementos, representado en la coraza, lleva a una identificación en la actitud defensiva de cada ser vivo pero caracterizada en la cobardía, el temor y la falta de estrategias para el ataque. El cruce con la ciencia califica y reivindica la representación como ley natural. ?

La cita de autoridad: el enunciador también hace uso de este recurso, por ejemplo, en las reiteradas menciones a Nietzsche y a su obra Zaratustra. Si bien el procedimiento en este caso no es el de una cita textual en discurso directo, Ramos Mejía

se vale de la paráfrasis para referirse al filósofo y

autorizar sus propias ideas: “A la democracia que amenaza con la nivelación de todo, al socialismo y al anarquismo popular, Nietzsche opone una aristocracia nueva que sería el triunfo de ese su individualismo a ultranza, y en la que ve la única salvación posible de la civilización. Al hombre medio, igual, mediocre y parecido a todos los demás, sin discrepancia… opone “el superhombre” (Ramos Mejía 1955 [1904]: 40 y 41) De este modo, esta estrategia argumentativa incorpora en apoyo de su propia hipótesis un enunciado perteneciente a otro enunciador. Tanto Nietzsche en este caso, como otros autorizados (Schopenhaüer, Reclus, Baudelaire, etc) en diferentes disciplinas, son un recurso, y su prestigio para el argumentador y para la comunidad a la que se dirige es garantía o prueba de validez.

La diferencia, a nuestro entender, entre el discurso de Ramos y el del simulador se presenta en que el primero parece cargarse y llenarse de cultura y saberes. Él se encarga estratégicamente de hacer uso de los recursos retóricos, manifestando en éstos sus propios conocimientos de los distintos campos del saber. Los simuladores roban palabras (o citan sin dar referencias), aquí el enunciador parafrasea con datos precisos de la fuente y posibles críticas a ésta, movimiento impensable para aquéllos. De esta manera, articula la oratoria con la ciencia y propone ejemplos del arte: por ejemplo en la pintura se hace referencia al hecho de que para estos simuladores la oleografía triunfaba sobre el óleo: “Watteu y Rembrandt son derrotados por Caras y Caretas” (Ramos Mejía 1955 [1904]: 33); hace constantes menciones, en ésta y en otras obras, a los clásicos de la Antigüedad y a la literatura de la Edad Media y el Renacimiento, a la Filosofía. Recordemos que también presenta el discurso del evolucionismo y la adaptación, como estrategia de la simulación. 12

Creemos que todos estos campos (ciencias – artes – historia- oratoria) dan cuenta de un discurso que, aunque pueda resultar artificioso, no es artificial; que utiliza recursos pero que muestra solidez. Entre los niveles discursivos de nuestro análisis, entonces, se aclara la distancia discursiva entre el simulador como enunciador y Ramos Mejía como enunciador, se trata de un contraste que se traduce como discurso artificial y discurso culto. El saber es la diferencia, el artificio vacío y su proyección en la simulación de las formas son las estrategias novedosas – denunciadas por Ramos Mejía– de aquél que no lo tiene.

9.5 Imitación y Carnaval

Estos simuladores, como mencionamos, tienen el don de la imitación, particularidad que entra en contacto con la lógica carnavalesca. El mundo del carnaval se conecta con el lenguaje de los simuladores, a través de la imitación y la inversión de valores, recurso que también estará presente, con algunas diferencias, en el discurso de las multitudes. Mijail Bajtín realiza un estudio sobre el carnaval2 , donde afirma que esta celebración debe entenderse como la segunda vida del pueblo, su vida festiva, en la cual se propone una abolición provisional de las relaciones jerárquicas, privilegios, reglas y tabúes. De esta manera, las fiestas se presentan como lugar de convergencia entre las dos culturas (la alta y la baja). El lenguaje carnavalesco típico se caracteriza por la lógica de la inversión, las “cosas al revés” y contradictorias, y las permutaciones constantes. Ramos Mejía dice que el poder del mimetismo transforma la vida en un carnaval, es decir que los simuladores, al imitar el discurso, al confundir a través de la palabra robada, adquieren ese registro privilegiado que no poseen; su discurso se carnavaliza porque lograría dar valor a las palabras, palabras que originalmente no lo tienen, pero que a partir del recurso formal y de la imitación, lo consiguen; de este modo, su valor se invierte. Si “la vida es carnaval”, siguiendo a Ramos Mejía, en toda la sociedad también está el peligro de inversión de valores: en el simulador, en su posibilidad de ascenso y el peligro que esto representa para la elite, ya sea el simulador 2

La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento : El contexto de Francois Rabelais, Madrid, Alianza, 1994 [1987].

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un caudillo, un inmigrante, un gitano. El tópico de la simulación se encarnó en la obsesión de la elite para poder detectar las calidades reales de quienes pujan por incorporarse a los círculos prestigiosos. A continuación observaremos algunos modelos de simuladores.

9.6 El análisis social y la crítica desde el lenguaje

Entre otros estereotipos de simuladores, el enunciador presenta, por ejemplo, los bohemios inteligentes, es decir aquellos que sólo cubren las necesidades básicas; o los poetas talentosos, que pueden escribir una noche un soneto pero es imposible que se adapten a un trabajo real. De esta manera y con esta dinámica es curioso ver cómo el enunciador en Ramos Mejía clasifica y descalifica, éste es su doble mecanismo de representación: la clasificación, la definición / descripción y luego, la descalificación a través de una crítica social. La crítica social, en algunos casos, se vuelve a articular a la denuncia del lenguaje, por ejemplo cua ndo define a un doble simulador: el usurero que además es invertido sexual. Éste es señalado como el avaro que no busca a las mujeres (ya que la mujer es un peligroso enemigo) y tiene derivaciones sensuales de “orden exótico y perverso” (Ramos Mejía 1955 [1904]: 166). El usurero tiene la particularidad de cuidar a su acreedor, rodear el inmueble empeñado, siempre detrás de hombres necesitados, inquiriendo su estado de alma con aspecto de amante misterioso. Su lenguaje es amable y unísono en el que el diminutivo insinuante prevalece gritando ocultaciones inequívocas: “el titulito, la casita, el escritito” (Ramos Mejía 1955 [1904]: 167); como procedimientos de seducción. Sin embargo, su único interés real es el lucro. De este modo, la denuncia se inserta en el uso del diminutivo, en el discurso insinuante de un amante perverso que, como un cazador, saca provecho de su presa. Otra vez se presenta el lenguaje como objeto de análisis y de crítica. Además, resulta relevante el hecho de que el usurero sea un invertido sexual. Teniendo en cuenta la concepción que vimos de la categoría de inversión, a partir de la inversión de valores, de capacidades y talentos (en la imitación y en el carnaval); aquí la inversión funciona a partir del nombre que se le da a este simulador, la denuncia está en la denominación misma, y el sexo (o su inversión) se pone en juego en la actitud corporal y en el lenguaje, como dijimos. El simulador, que hasta aquí había invertido 14

(cambiado) sus defectos por talentos, también invierte su orientación sexual, convirtiéndose en alguien misteriosamente sensual y perverso, y haciendo de esta lógica su estrategia en todos los niveles, exacerbando la inversión al máximo. Recordemos, siguiendo a Salessi, que las construcciones textuales, descripciones y ordenamientos taxonómicos de mutaciones o inversiones sexuales o genéricas como la pederastia pasiva o activa y la homosexualidad, fueron constantes en obras de criminólogos, científicos, escritores e intelectuales argentinos de fines del siglo diecinueve y principios del siglo veinte. Fueron utilizadas con el fin de controlar, estigmatizar y criminalizar una compleja cultura de homosexuales extendida en todas las clases sociales del Bue nos Aires del período. Pero lo más significativo fue el uso de la construcción de la homosexualidad que también fue inventada como el mal acechante en espacios claves, como escuelas y cuarteles del ejército, en los que se realizaba la formación e instrucción del nuevo sujeto argentino. El guarango, personaje clasificado en Las Multitudes, es caracterizado como un “invertido del arte, y se parece a los invertidos del instinto sexual que revelan… una manifestación violenta de los apetitos… Necesita de ese color vivísimo, de esa música chillona, como el erotómano del olor intenso de la carne, quiere las combinaciones bizarras y sin gusto de las cosas…”(Ramos Mejía 1952 [1898]: 315). Este tipo social también es una amenaza para el orden y progreso imaginado por Ramos Mejía, ya que ejercita tambié n su estrategia de simulación. La preocupación por la degeneración o decadencia de una sociedad de mujeres “masculinas” y hombres “femeninos” fue una constante en la obra de Bunge. En la época, el peligro de la homosexualidad fue el fantasma del mal, la enfermedad, la degeneración “extranjera”, no argentina, acechando los espacios nacionales de producción del nuevo sujeto argentino. Esta sensibilidad investida, como la del guarango, era la que debía ser corregida. Salessi afirma que es posible observar la recurrencia constante de la categoría de inversión sexual, en la obra de Ramos Mejía, caracterizando a personas o grupos que se resistían a los cánones o modelos sociales y políticos que proponía la elite. La noción finisecular de “desviación”, no sólo se refería al rol sexual, también implicaba costumbres, modales y conductas culturales.

Otro de estos estereotipos de simuladores es el médico gitano, no hay para él nada más curable que las enfermedades incurables. Aquí la denuncia lingüística se 15

presenta a través del discurso basado en una terminología arrevezada pero discreta que da la vaga sensación de la ilustración médica. Al igual que el anterior, su mala fama se da por su personalidad de acechador, ya que su publicidad es un “aviso de caza” (Ramos Mejía 1955 [1904]: 177). La crítica se duplica, desde el lenguaje (el autor como letrado) y desde la medicina (el autor como médico serio y profesional). El fronterizo, otro simulador, habla a través de un lenguaje enérgico con frases rotas o interrumpidas, sentimiento de lo disparatado, lenguaje sugestivo, verbosidad venturosa, su charla no es jamás vehículo de ideas, o si las hay, “no es posible pescarlas en un mar de papelitos de todos colores”. Aquí la crítica social y lingüística se asocia a la geografía; el fronterizo y sobre todo, el inmigrante, son categorías predilectas en Ramos Mejía. La posibilidad y el hecho de que estos personajes se mezclen con las clases patricias representa siempre un riesgo. La advertencia ante este peligro es la acusació n de una conversación incomprensible, la imposibilidad de un claridad y el vaciamiento de ideas en un lenguaje que de por sí está en el lugar de los límites. Atravesar una frontera siempre es cruzar un límite, ambos lados de la frontera suponen diferencias, el dialecto puede ser una; pero para Ramos Mejía el límite geográfico es también límite intelectual. Los fronterizos son limitados. ¿Cómo comprobarlo? En la diferencia de dialecto. ¿De qué modo se articula? A través de verbosidad, rupturas, interrupcione s, disparates, vacíos. El lenguaje del otro es el primer modo de atacarlo, es así que en Ramos Mejía se presenta siempre la misma estrategia que vuelve los ataques arriesgadamente repetitivos. Estas representaciones y clasificaciones, como dijimos, intentan crear estereotipos, por supuesto, son figuras peligrosas. Amossy y Pierrot afirman que la preocupación por detectar imágenes y creencias que estigmatizan a un grupo y a los individuos que lo componen, explican el interés que despertaron, desde principios del siglo veinte, los estereotipos étnicos y racionales. Comúnmente el uso de los estereotipos se articula a un prejuicio, una representación peyorativa y de ahí, la justificación de la discriminación. Representar a un negro como irresponsable o perezoso remite a un estereotipo, manifestarle desprecio implica la idea del prejuicio, pero si a partir de esto, no se le ofrece un trabajo, entonces se exterioriza la discriminación. En los casos de Ramos Mejía, los estereotipos no son tan generales, sino más específicos. Los patrones para crearlos sí son variados: origen, profesión, oficio, cultura, cualidades, orientación sexual, etc. De este modo se representan: el médico gitano, el poeta talentoso, el usurero invertido sexual, el fronterizo, el caudillo 16

ignorante y afortunado, el bohemio, etc. Todos son miembros modelos representantes de un grupo social, decadente o marginado y absolutamente condenable. Ramos Mejía sigue el mismo esquema que se desarrolla desde el estereotipo hacia el prejuicio, y de ahí a la condena social. Estos estereotipos, inevitables en la vida social, tienden a cristalizar formas y no permiten ver más allá otros aspectos como la originalidad, la interpersonalidad y la innovación. En los discursos de principios del siglo veinte en Ramos Mejía, estos valores parecen imposibles, al menos inadmisibles de aceptar en algunos grupos sociales.

Los Simuladores expone también una visión desconfiada de fenómenos modernos, como el periodismo y la ampliación del mercado de lectores. Si bien este público goza ahora de destrezas necesarias para tener acceso a la palabra escrita a partir de la difusión de la enseñanza pública, aquello que lee no es lo que debería leer. Como vimos, la recepción de Caras y Caretas era ampliamente superior a la de las obras de arte. La prensa representa, según Ramos Mejía, un factor de posible engaño en la vida social; las publicidades y los periódicos permiten hacer pasar al mediocre por elocuente. Los periódicos realizan geniales creaciones (hacen caminar a los rengos, por ejemplo), y se configuran así en un lugar mágico. El diario moderno, bajo un espíritu industrial, es igualmente condenable por simulador y doblemente peligroso puesto que hacer creer a un lector todo lo que dice. Éste, claramente, busca lo sensacional y es totalmente sugestionable, muy diferente del antiguo lector o del lector de la elite de buenos críticos. Consideramos, finalmente, que las representaciones discursivas de “simulación” y “simulador” conforman un elemento muy importante en la configuración del discurso moderno. Por un lado, la actitud explícita de Ramos Mejía de querer estudiar estas categorías es, en sí misma, precursora en los estudios sociales, ya que se articula a partir de un análisis innovador que se aplica sobre ciertos personajes de la política y la sociedad argentina. Por otro lado, la denuncia social que se presenta a través de estos conceptos, trasciende el plano de la mera crítica política, por las múltiples relaciones discursivas que propone, y las concepciones modernas que encierra, cuando el siglo veinte recién comienza. Como vemos la articulación entre el discurso político-social y el científicopositivista, desarrolla una tensión, en la cual elementos de ambas disciplinas se exponen, se intercalan y se funden en un nuevo discurso moderno que las contiene a

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todas y que se conforma, por su interdisciplinariedad, en un todo discursivo que intenta orientar y dirigir el imaginario social de los argentinos de la época.

10. Multitudes 10.1 Biología y Multitud

El fundamento del estudio de la multitud, según Ramos Mejía, radica en su naturaleza. Ésta no tiene líderes, sino dominadores. Se representa discursivamente bajo un proceso de animalización: puro instinto, impulso vivo y agresivo (a veces generoso y heroico, pero más a menudo brutal y sensitivo). Sus emociones son vivas y no exhiben un proceso mental, sino que se desarrollan en un automatismo, que concluye en un simple reflejo. Recordemos la semejanza con los simuladores, allí tampoco hay una elaboración mental, pero sí una acción refleja y mimética. Los integrantes de las multitudes son amantes de la sensación violenta, del color vivo (tal como los simuladores), de la música ruidosa y de los grandes monumentos. Podemos pensar, entonces, que son los receptores de las distintas disciplinas de un arte exagerado y estridente, que penetra por los sentidos hasta llenarlos con su volumen, pero que no permite el pensamiento y la reflexión. La multitud es sensual y arrebatada, busca la luj uria por el placer de los sentidos. No raciocina, pero siente y vive en un perpetuo gongorismo. A partir de esto, vemos como sus características: la amplificación, la magnificación en grandes proporciones y la falta de sensibilidad artística o facultades estéticas exigentes. Este mecanismo brinda el mismo efecto de autorepresentación discursiva y opositiva, para el enunciador, al contrario de su “otro”. El enunciador emerge en muchos momentos como un productor de imágenes de la otredad, contribuyendo a elaborar un saber sobre sus modos de vida y así aplacando su peligrosidad. Es significativo ese aspecto disciplinario, ordenador, que pasa a ser, luego, un mecanismo narrativo de cierta criminología finisecular. Se describe una profusión de colores en el vestido de las multitudes argentinas, campesinas o bajas, además de un mal gusto por el arte. Esto genera una sensibilidad reprobadora por el ascetismo reservado de una clase patricia, nacionalista e hispanizante. De esta forma se diagnostica lo que se debe disciplinar y corregir.

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10.2 Lenguaje y Multitud

Si continuamos con el eje de estudio, ahora en Multitudes, veremos que la multitud es “bullanguera y locuaz” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 101), su lenguaje se conforma en base a gritos (en momentos de peligro), rumores, voces unísonas al grito de “vivaaa”. Son las expresiones de la bestia: alaridos, genuflexiones y gruñidos. Todas estas manifestaciones de la multitud comprenden una historia y una tradición, desde el siglo XIX, en la literatura nacional: El Matadero, El Salón Literario, La Moda, algunos elementos de la poesía gauchesca y Amalia, entre muchos otros, donde la voz del pueblo (todavía no la multitud) se ve evocada a través de elementos de brutalidad, barbarie, irracionalidad, falta de ideas, impersonalidad, etc. Ramos Mejía realiza una aplicación de los principios de la psicología social al problema de la multitud (sociología científica). En el prefacio al texto, comenta que siempre se condena a las plebes sin oírlas; esta afirmación es característica en dos aspectos: por un lado, el hecho de oírlas; y por otro, la condena en sí misma. El enunciador dice oírlas, pero lo que oye es un lenguaje brutal y bestial, es decir que condena su lenguaje , sin embargo, no condenará a la multitud. El individuo se transforma en alguien cuya identidad se fractura, se pierde en una masa, se disuelve, se transforma en un “nadie”. De allí la comparación de Ramos Mejía de los integrantes de la multitud con los miembros del ejército y los pacientes de los hospitales como instituciones productoras de hombres- masa. La materia prima de las masas, entonces, se constituye de elementos anónimos que sufrieron un vaciamiento de identidad. Estos elementos habrían sido individuos humildes, de inteligencia vaga y sistema nervioso rudimentario, escasamente educado; “hombres que piensan con el corazón o a veces con el estómago.” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 308).

Desde el punto de vista temporal, nos encontramos en un presente, el tiempo es ese hoy (1898) y se concibe como la época de las influencias colectivas. En el pasado se hacía más hincapié en el estudio de los grandes hombres, se desarrollaban estudios individuales, siguiendo los postulados del Romanticismo, movimiento que se proponía

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resumir el espíritu de un período en una gran figura. A través del proceso de modernización, el objeto de estudio pasa de lo individual a lo colectivo, la masividad hace más complejo este objeto, que precisa una nueva perspectiva para su análisis. Desde la configuración espacial, nos encontramos en el ámbito del Río de la Plata, espacio que (desde el pasado hasta los tiempos modernos) se constituye como el lugar donde la multitud ejerce su influencia.

10.3 La Enunciación

Si tenemos en cuenta al sujeto de la enunciación, observamos que sus marcas alternan entre una primera persona plural, una primera persona singular y algunas marcas impersonales. Cuando se representa con la primera persona plural se trata, por momentos, de un nosotros inclusivo: “…verémosla (a la multitud) ejercer su influencia desde que comienza…” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 50), el receptor también puede verla; “… a ese hombre de las multitudes deberíamos más bien llamarle el hombre-carbono…” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 60), el receptor también puede llamarle así. Se representa con marcas impersonales, en otros pasajes, cuando el discurso pasa del campo argumentativo al explicativo, impersonalidad propia del discurso científico donde la neutralidad y la imparcialidad se manifiestan: “Tres puntos hay allí que estudiar con respecto a su fisiología: 1º) la multitud en sí, su organización, composición y papel en los diversos acontecimientos; 2º) los hombres que proceden de ella…; 3º) los dominadores de la multitud…” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 50) Estas divisiones y categorizaciones también pertenecen al discurso explicativo. El saber aquí no se pone en duda, no se somete a contrargumentaciones o refutaciones. Del mismo modo, se puede observar este hecho en las definiciones de denominación y equivalencia, por ejemplo: “La ilusión, que es la gran deformadora de las cosas, y la alucinación, que es capaz de crear mundos de la nada… son el recipiente en que terminan sus exaltaciones peculiares…” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 56). En los momentos en que aparece la primera persona singular, el enunciador es totalmente independiente, se distancia de todos (del receptor pero también de sus pares o referentes en el campo del saber): “Yo tengo mi teoría respecto de la composición de 20

la multitud. Me parece que se necesitan especiales aptitudes morales e intelectuales… para identificarse con ella. Difiero en eso de Le Bon y de otros, que piensan que puede constituirla aquel…” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 57). Asimismo, el uso de la primera persona remite a un yo científico y experimentador, que puede mostrar pruebas, prácticas y deducciones, se trata del “yo médico”3 : “Recuerdo que, años ha, con motivo de una epidemia… y so pretexto de comprobar misteriosos estados de inmunidad en los sanos y recién llegados, hice experiencias de psicología que… me permitieron fundar deducciones aproximadas, dándome resultados curiosos y reveladores en este sentido…” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 303). Creemos que esta variedad enunciativa le imprime al enunciador una riqueza particular. No sólo puede alternar la persona enunciativa con diferentes fines argumentativos y explicativos, sino también le permite construirse en cada una de estas personas a través de un enunciador específico: el científico, el historiador, el lector culto, el receptor y estudioso artístico, etc. Las apelaciones al receptor, bajo la forma vosotros, son continuas. Este vosotros, (la elite) entiende al enunciador, comparte su pensamiento y se asimila a éste: “Si el hombre moderno de las sociedades europeas, que aislado es culto y moderado, se muestra tan bárbaro cuando constituye muchedumbre, ya os imagináis como serían las multitudes americanas formadas por ese elemento más instintivo y violento…” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 52). También desarrolla este mecanismo a través de preguntas retóricas, en las cuales la respuesta está de antemano sugerida, “¿No encontráis viva analogía en el trabajo de cristalización y arborescencia brillante que produce algunas veces la muchedumbre sobre la pobre rama de la mediocridad y de la inepcia?” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 56); y en otros casos bajo la articulación de consejos / mandatos, en imperativo: “…no debéis buscar, ni inteligencia, ni razón, ni nada que tenga algo que ver con el quieto y sereno raciocinio…es puro instinto, impulso vivo y agresivo, casi animalidad…” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 52) Cuando se refiere al italiano inmigrante, como miembro partícipe de la multitud, también apela al vosotros bajo la repetición de “le veis”: “le veis en ocasiones marido fiel…”; “le veis cruzando la calle…” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 308), y logra así una caracterización del objeto en la que el receptor queda incluido, alcanzando un marco 3

Es importante destacar que a partir de la disciplina médica se organiza una interpretación de la sociedad concebida como un organismo y de la crisis como una enfermedad.

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completo entre “yo descriptor – objeto caracterizado – tú observador de lo mismo que el yo descriptor”. La representación se vuelve entonces perfectamente cerrada en sí misma. Este complejo trabajo enunciativo genera un sujeto enunciador multifacético y un discurso en el que cada instancia (enunciación, recepción) está profundamente elaborada para guiar los contenidos escritos hacia la perspectiva de lectura buscada.

10.4 Sublime Multitud

Sus referencias hablan por sí solas. Es claro que Ramos Mejía sabe explicar y argumentar sobre (casi) todas las disciplinas, el arte incluido. Resulta muy particular la relación que se propone de la multitud con ciertas nociones del movimiento del arte gótico que refieren a la abismalidad. Si observamos los símiles de la multitud en este texto, encontraremos: “las fuerzas de la naturaleza…la luz…el calor…fuerzas grandiosas, brutalmente heroicas y a veces sublime s, como la potestad del océano… como un inmenso caudal de agua….” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 102-103). Recordemos que la estética gótica se basa en sentimientos y emociones, y está fuertemente asociada a la experiencia de lo sublime. A lo largo del siglo XVIII, lo sublime se constituía en el centro de un debate sobre el gusto, se relacionaba con la vastedad de ciertos paisajes como altas montañas, océanos helados, lugares que estimulan las emociones poderosas del temor y el extravío. La escala de inmensidad de lo sublime devuelve un sentido de poder infinito y aterrador, más allá de la comprensión humana. La pasión causada por lo sublime en la naturaleza es el anonadamiento, un estado de ánimo en el que toda acción queda suspendida con cierto grado de horror. Se opone a lo bello, en tanto que aquello puede ser abarcado por la mirada. La mente que contempla lo sublime es invadida por estas ideas de fuerza, violencia, dolor y terror. Por un lado, se presenta la base estética de Ramos Mejía, el uso del término “sublime”, en ningún sentido puede tomarse de manera ingenua, el concepto en sí encierra una tradición y el desarrollo del arte y la estética. Por otro lado, Ramos Mejía humaniza el concepto asociándolo a la multitud, pero ésta, como experiencia, y a través de los símiles mencionados, también provoca estas representaciones descomunales y violentas.

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Consideramos que en esta humanización del concepto, humanización multitudinaria (no individual), se propone como rasgo claramente moderno en el discurso de Ramos Mejía, donde la noción de lo sublime se carga de un nuevo aspecto como lo es la gran masa humana, generadora de un sentido totalmente diferente en cuanto a la relación que hasta ese momento implicaba. Este rasgo moderno, se presenta también en otros autores latinoamericanos contemporáneos a Ramos Mejía. El poeta cubano José Martí, en el año 1883 plantea una representación similar de la masa humana en su crónica El Puente de Brooklyn. Aquí no se habla exactamente de las multitudes, sino de las muchedumbres en Nueva York, las cuales se manifiestan como una “turba de cien mil hombres del alba a la media noche…” (José Martí 1964 [1883]: 1530), estos hombres hormiguean y se aglomeran velozmente, formando un gentío apretado, siempre vasto y creciente. Las multitudes de Ramos Mejía se asimilan a esta muchedumbre en su aspecto sublime, ya que la turba de Nueva York se regocija en lo inmenso, se desborda y forma un “hormiguero monstruoso” (José Martí 1964 [1883]: 1530). Se trata de la misma masa humana de Nueva York que propone Rubén Darío en la crónica que realiza sobre Edgar Allan Poe en el libro Los Raros diez años después. Aquí se representa a la muchedumbre como un

“río caudaloso…de comerciantes, corredores, caballos,

tranvías, ómnibus, hombres-sandwichs vestidos de anuncios y mujeres bellísimas.” (Rubén Darío 1996 [1893]: 53). Todo es monumental y produce vértigo. Son los efectos de la modernidad en dos grandes centros urbanos. Ramos Mejía retoma estas categorías para representar sus multitudes, también desde su aspecto sublime. Son analogías propias de la modernidad 4 : el torrente, el caos, el vértigo y el cambio constante. Otro rasgo de este período es la constante realización de mezclas de diversos ámbitos. Esto lo vemos en otros planos del discurso de Ramos Mejía, por ejemplo, en su tendencia a relacionar los distintos campos del saber.

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Aclaramos que nos referimos a la modernidad como momento histórico, no al Modernismo como construcción artístico-ideológica.

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11. Inmigrantes Por estos años, en Buenos Aires empezaba un proceso vertiginoso de urbanización y modernización. La elite criolla, los dueños de la tierra y el poder, confiaban fundamentalmente en el poder de sí misma, en su ciudad y en la patria. Pero ya para los ´80, atraídos por las políticas locales, comenzaron a concentrarse en la urbe, inmigrantes europeos: italianos y españoles, sobre todo de los estratos sociales más bajos. Con la autorización de la entrada de extranjeros en 1853, llegaron a Buenos Aires las primeras familias europeas, marcando el inicio de un proceso de ingreso masivo de inmigrantes, que trajo consigo un desmesurado aumento y una gran heterogeneización en la demografía. El porcentaje de éstos en la población urbana alcanzaba el 37 % en 1895 y el 53% en 1914. Todo este proceso generó, en cierta parte de los nativos, un punto de vista sobre el extranjero, considerándolo una amenaza. Onega califica de paternalista y acogedora a la mezcla de actitudes con la que Ramos Mejía concibió al inmigrante. Éste valoraba al inmigrante como el elemento de la raza nueva, señalando la corriente progresista cuya mirada está en el futuro de la nacionalidad. Será el medio, en este caso, el contacto con la ciudad, el que colabore en la evolución del inmigrante. No obstante, antes de llegar a este punto que podemos denominar como “afectivo-progresivo ”, se realiza un minucioso análisis científico de este fenómeno, basado en sus propias experiencias con inmigrantes.

11.1 La evoluc ión del inmigrante

Siguiendo los postulados de Ramos Mejía, el desarrollo del inmigrante, desde su llegada al país, hasta la conformación de su existencia como ciudadano moderno y urbano, se asimila al desenvolvimiento de los tipos orgánicos que siguen un orden: peces – anfibios – mamíferos. El extranjero, recién llegado al puerto, es descrito entonces, según su parecido con las primeras formas de la vida animal, a partir de analogías zoológicas. Desde un paradigma sensorial y mental, Ramos Mejía analiza al conducta de este nuevo espécimen, “miope en la agudeza psíquica”, “de torpe y obtuso oído” y “cerebro lento” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 303). Para estas conclusiones, se detiene en

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un comentario sobre su propia experiencia en el Asilo de Inmigrantes. Explica métodos y procedimientos a partir de su observación: argumentaciones, interrogaciones, casos de diferencias, situacione s de verdadero o falso. También comenta respuestas esperadas y no logradas: reacciones motoras, reacciones intelectuales, fijación de la atención, etc. El narrador se vuelve a representar en un nosotros inclusivo (yo y la elite) y exclusivo del otro (inmigrantes): “no siente como nosotros” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 304); es decir, su sensibilidad también es demasiado tosca, demasiado básica, demasiado rústica. Como dijimos, el medio hará la diferencia: “el medio opera maravillas en la plástica mansedumbre de su cerebro casi virgen” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 304); de este modo se apuesta a la posibilidad evolutiva mental del inmigrante a raíz del contacto con los estímulos de la ciudad. Luego de los aportes de este medio, la sospecha xenófoba se diluye frente a la invariable confianza en la potencia integradora y pedagógica del ambiente urbano sobre la psicología social del inmigrante. Es el medio el que induce la incorporación de los recién llegados, a la modernidad. Se propone, de este modo, una dosis de integracionismo paternalista que sigue considerando a los extranjeros como un aporte en principio conflictivo, aunque luego imprescindible para la construcción de una nación moderna. Ya para la siguiente generación de inmigrantes, tanto el cambio de nutrición como los efectos del clima, sumados a los beneficios de la vida civilizada y culta, van a lograr modificaciones progresivas que le permitirán a Ramos Mejía observar con ilusiones la integración del extranjero en la Argentina.

11.2 Costumbres que inmigraron

La representación discursiva del inmigrante se vuelve a generar a partir de categorías costumbristas: oficios, lugares y vestimentas. El oficio, en primer lugar, se ejemplifica a partir de tipos caracterizados: el músico ambulante, el clérigo oportunista sin vocación, el verdulero en carrito, el vendedor de paraguas baratos, el cochero, el cuarteador de tranvías, etc. Es importante destacar que ante estos oficios se traza también la crítica histórica del inmigrante como ladrón de puestos de trabajo que, por geografía, pertenecen a los nativos. Bajo la denuncia, se establece el despojo que los gauchos argentinos habrían sufrido por parte

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de los inmigrantes. Además, vuelve a remitir a la lógica del estereotipo y su consecuencia en el prejuicio. Los lugares, en segundo término, recrean la atmósfera del inmigrante -como lo hacían con la multitud- y su vida comercial y social: los teatros de segundo y tercer orden, los paseos que son gratis, las calles, las plazas, las iglesias, los asilos, los hospitales, los circos y los mercados. El sitio privilegiado del inmigrante es, entonces, el espacio público. En este sentido, la esfera pública se divide en, al menos, tres grupos: lugares de asistencia médica o social y religiosa: iglesias, asilos, hospitales; lugares urbanos cotidianos y comerciales como las calles, plazas y mercados; y lugares de entretenimiento como teatros de segunda, circos y paseos gratis. Estos tres ejes conforman el espacio público urbano, la exclusión de la educación o del trabajo profesional se representa, en este caso, a través del espacio social que para ellos no es ni la biblioteca, la escuela, la universidad o un estudio de profesionales, tampoco lo son espacios de actividades de esparcimiento ligadas a la cultura, como pueden ser museos o teatros de primer orden. Recordemos, además, que por razones de sociabilidad y econo mía, los inmigrantes tendieron a asociarse en sociedades recreativas y de socorros mutuos y en agrupaciones gremiales nacionales. Finalmente, en tercer lugar, se realiza una referencia al vestuario. Los inmigrantes vestían “traje vasco o de matrero, con la bota de potro, risueñamente apareada al jaquet, de alpargata o botín de elástico y chiripá, en la frontera o en el suburbio, en la colonia o en la lejana estancia…” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 308). Se trata de una indumentaria sencilla y rural, aunque de apariencia jocosa, como motivo de burla y señalamiento social. Por medio del eje profesiones – espacios – ropas, se conforma la representación discursiva del inmigrante en el discurso de Ramos Mejía. Como vimos, estos elementos funcionan como recreadores del personaje, no sólo a partir de lo que connotan, sino también, a partir de lo que excluyen. Explícitamente, se presentan los trabajos de los inmigrantes, sus oficios, siempre caracterizados peyorativamente; también conocemos los lugares que frecuentan y la ropa que visten. Implícitamente, bajo un fenómeno de exclusión, se propone el mundo al cual el inmigrante permanece exceptuado, éste es el de la cultura letrada, el buen gusto, la educación formal, el refinamiento, la sobriedad, el estilo y el profesionalismo.

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Es relevante realizar un breve comentario sobre La Educación Común, otro texto de Ramos Mejía de 1913 5 . Aquí, aunque menores, también se realizan referencias a los grupos inmigrantes en Argentina. La denuncia se dirige en este punto a los niños inmigrantes, no a los adultos, sino a sus hijos. Desde una crítica social, se observa la categoría de resistencia; no es, por supuesto, la fuerza de resistencia de ellos sobre los problemas y dificultades que supone la vida en la gran ciudad, sino su resistencia a integrarse a la educación. Los inmigrantes se niegan a participar en la educación común y por este motivo caen en los trabajos propios de los niños inmigrantes: lustradores de botas, vendedores de diarios, ocupaciones ambulantes, lazarillos de mend igos. La descalificación constante desde el lenguaje representa a este grupo de inmigrantes / niños como las personificaciones de una situación que puede ser peor aún a la de sus propios padres. Ellos forman el grupo de los tan poco deseables; por momentos, el descrédito se cubre de un registro médico, a partir de aquí los inmigrantes son un “mal que avanza, y que hay que extirpar”. Extirpar un tumor es eliminarlo, destruirlo; consideramos que en este punto, como en muchos otros, el discurso médico funciona como encubridor de otro que sería demasiado intenso, y como generador, una vez más, de palabras doctas y autorizadas que envuelven el propósito más crudo en un matiz elevado y culto. Finalmente, la analogía de la extirpación se torna más efectiva al relacionarla con un diagnóstico grave cuya sola mención provoca miedo y rechazo. Como habíamos considerado en nuestra primera hipótesis, la construcción de ciertos enunciados científicos y taxonómicos funciona como legitimadores del discurso político y social, lo hacen según estrategias que versan sobre tipologías biologicistas y analogías entre conceptos provenientes de distintos campos del saber.

11.3 La fiesta del Carnaval

Finalmente nos referimos a otro cruce de Ramos Mejía con la literatura en la menció n de la existencia de “la alegría pantagruélica” (Ramos Mejía 1952 [1898]: 309) 5

Recordemos que desde la dirección del Consejo Nacional de Educación, Ramos Mejía apostó a la escuela pública como resorte de nacionalización de las masas. En esta apuesta también se indicaba que, a pesar de todo, aún sostenía la confianza de que las pasiones patrióticas podían ofrecer un dique y un cauce a los problemas de la modernidad. En 1908, bajo su dirección, se produjo una radicalización del sistema educacional nacionalista estatal. Ramos Mejía utilizó su posición para atacar la heterogeneidad cultural con determinación enfática.

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de los inmigrantes: aquí se establece la relación de intertextualidad explícita con Rebeláis, esto es relevante por todas las representaciones que detrás del adjetivo “pantagruélica” surgen. Rebeláis escribe Pantagruel en 1532, obra de inspiración bufonesca que armonizaba los efectos cómicos con la fusión de fantasía y realismo e inauguraba la serie narrativa sobre Grandgousier, Gargantúa y Pantagruel, la cual concluye con Le cinquième livre (1562-64). Sus textos fueron muy polémicos y sus personajes se constituyeron en los más controvertidos de la literatura francesa humanista. Bajtín considera que el carácter popular de Rebeláis se manifiesta en su resistencia a ajustarse a los cánones y reglas del arte literario vigente desde el siglo XVI hasta el presente. Es así que sus imágenes se distinguen por un “carácter no oficial”, indestructible y categórico, de tal modo que no hay dogmatismo que pueda armonizar con dichas representaciones, decididamente hostiles a toda perfección definitiva, estabilidad y formalidad. De este modo, un elemento de los inmigrantes, como puede ser la alegría o la risa, se articula con un adjetivo como “pantagruélica”, que funciona como subjetivema, cargá ndose de valores que tienen que ver justamente con la s imágenes de las que también hablará Bajtín en los análisis de Rebeláis: resistencia a la cultura y a las reglas, inestabilidad, informalidad, ignorancia, falta de criterios, etc. La risa carnavalesca es ante todo patrimonio del pueblo, todos ríen. Se trata de una risa universal que abarca todas las cosas e involucra todo el cuerpo social. Pero, en el caso de estos inmigrantes, es una risa condenatoria. La evocación del carnaval, como vimos en Bajtín y en Simuladores, se proponía bajo la representación discursiva de la inversión; pero en relación a los inmigrantes, se enfatizan las técnicas de bestialización y animalización que sufre el sujeto por la acción de este tipo particular de risa y de los rasgos del lenguaje bestial con los que es retratado, y a la vez como integrante de la multitud, que ya analizamos. Recordemos además, que la posibilidad de inversión está configurándose en un marco moderno, y es signo de esta modernidad, la posibilidad del cambio constante: las cosas mudables, inquietas y las mezclas que se generan también y propician una instancia de alteración del orden.

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12. Conclusiones

De este modo hemos propuesto un posible análisis discursivo sobre algunos textos de Ramos Mejía. Observamos el contexto histórico del autor en cuestión y de la sociedad en la época del Centenario. Dimos cuenta de las relaciones del escritor con el movimiento positivista, de sus estudios higienistas y de las influencias de la modernidad. En sus discursos no basamos, principalmente en el estudio de tres categorías que consideramos centrales en las discusiones políticas, sociales y científicas de fines del XIX: “simuladores”, “multitudes” e “inmigrantes.”

En primera instancia observamos la simulación como ilusión, la novedad del concepto, principalmente como medio de representación de personajes de la historia. Intentamos un doble análisis discursivo: el de los simuladores y sus estrategias de imitaciones, copias y silencios; y el del enunciador que configura Ramos Mejía con técnicas como adjetivaciones particulares, citas de autoridad pertinentes, analogías científicas y conocimientos de los distintos campos del saber. Prestamos atención a los contrastes entre ambos tipos de estrategia y a las diferencias que lograrían el saber. Estudiamos también la instancia simuladora desde la lógica del carnaval a través de la inversión de valores que esta implica. Vimos, luego de esta alteración, el prestigio que podría alcanzar el discurso de los simuladores y los riesgos sociales que implicaban para la elite la posibilidad de su ascensión. Investigamos, asimismo, la clasificación de los simuladores, bajo la técnica del estereotipo y su consecuencia en el prejuicio y la discriminación. También analizamos la problemática que genera su lenguaje y la denuncia que sobre éste se despliega. En este sentido se pudo observar una red de nuevos sentidos generados por esta categoría, y el modo en que comienza a configurar parte del dispositivo moderno en el discurso En este punto, la articulación entre los discursos político-sociales científicopositivistas se volvió más relevate y se hicieron explícitos, planteos sobre el disciplinamiento social.

En segunda instancia, estudiamos las multitudes, su naturaleza, sus inclinaciones hacia el arrebato y la dificultad de establecer una posible capacidad de reflexión.

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Continuamos con el análisis del lenguaje e hicimos referencias a las distintas manifestaciones del enunciador, considerándolo tan rico discursivamente y tan complejo, a partir de las variedades léxicas y los distintos usos del conocimiento y de sus experiencias. Observamos los cruces que se establecen con el arte y la posibilidad de representar a la multitud bajo la categoría de sublime, con todo lo que este concepto implica. En este aspecto resultó interesante el establecimiento de relaciones con la literatura, en particular con escritores latinoamericanos de la modernidad para complejizar el estudio de la multitud y sus semejanzas con la muchedumbre o la masa humana de las grandes ciudades.

En tercera instancia, investigamos la noción de inmigrantes. Dimos cuenta, brevemente de los procesos inmigratorios en Argentina, de su desarrollo a través de recursos discursivos como comparaciones zoológicas. La confianza en el medio que implica la gran ciudad para Ramos Mejía en relación a la posibilidad de evolución de los inmigrantes, y su integracionalismo paternalista. No obstante, no dejamos de relevar las diferencias enunciativas entre el sujeto enunciador (yo, miembro de la elite) y el otro (inmigrante). De este modo, enunciados qe vinculan ciencia y moral se vuelven a repetir conformando un red de sentidos recurrente en el autor. Observamos también, la representación discursiva de los inmigrantes a partir del eje de estudio: trabajos / oficios – espacios – indumentaria. Relevamos información sobre los niños inmigrantes, su representación bajo el discurso médico-diagnóstico y su particular relación con la educación formal. Finalmente, regresamos sobre el concepto del carnaval, esta vez en los inmigrantes. Pudimos observar la relación explícita con Rebeláis y la posibilidad de articular algunas nociones de Bajtín, sobre todo, en el hecho de la “resistencia cultural” que este grupo en particular implicaría, y en la bestialización que se propone luego de caracterizar su risa como pantagruélica.

En relación a las hipótesis planteadas, pudimos ver cómo la construcción de ciertos enunciados científicos y taxonómicos legitiman, en muchos casos, el discurso político y social, por ejemplo en la caracterización de los niños inmigrantes o en las comparaciones entre el simulador y el molusco (entre otras), las cuales se generan a partir de las estrategias (tipologías, clasificaciones y analogías). 30

También analizamos cómo, a partir de representaciones discursivas, tales como de “simulación” y “simulador” se configura el discurso moderno formulado por Ramos Mejía, generando nuevos sentidos de significación por ejemplo, la lógica de lo invertido y la técnica de la imitación.

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Índice

1. Fundamentación…………………………………………………………1 2. Estado Actual de la Cuestión……………………………………………2 3. Hipótesis…………………………………………………………………3 4. Objetivos…………………………………………………………………4 5. Marco Teórico y Metodología……………………………………………5 6. Corpus…………………………………………………………………….6 7. Ramos Mejía y el Positivismo en Argentina……………………………...6 8. Higienismo………………………………………………………………...7 9. Simulación………………………………………………………………...8 9.1 Historia de la Simulación………………………………………………….8 9.2 Naturaleza Humana………………………………………………………..9 9.3 El Simulador y el Lenguaje……………………………………………….10 9.4 La retórica como estrategia y como modo de denuncia……………………11 9.5 Simulación y Carnaval…………………………………………………….13 9.6 El análisis social y la crítica desde el lenguaje…………………………….14 10 Multitudes…………………………………………………………………..18 10.1 Biología y Multitud……………………………………………………….18 10.2 Lenguaje y Multitud………………………………………………………19 10.3 La Enunciación……………………………………………………………20 10.4 Sublime Multitud………………………………………………………….22 11 Inmigrantes………………………………………………………………….24 11.1 La evolución del Inmigrante………………………………….….………..24 11. 2 Costumbres que inmigraron………………………………………………25 11. 3 La fiesta del carnaval……………………………………………………..27 12 Conclusiones………………………………………………………………...29 13 Bibliografía………………………………………………………………….31

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