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Las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur son Argentinas
PROYECTO DE RESOLUCION La Honorable Cámara de Diputados de la Nación
Resuelve
Expresar su más enérgico rechazo ante la implementación de programas de contenido educativo y recreativo destinados a la infancia por parte de las fuerzas policiales de varias provincias de nuestro país y exhortar a las autoridades gubernamentales responsables a cumplimentar con la obligación de promover y defender
los
derechos
integrales
de
los
niños,
niñas
y
adolescentes, proveyendo las políticas públicas y los recursos hasta el máximo disponible, tal como exige la Convención de los Derechos del Niño.
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FUNDAMENTOS
Sr. Presidente: Nosotros queremos la ciudad de los niños en lugar de la policía de los niños. La reciente iniciativa de la policía provincial de Catamarca tendiente a incluir a niños y adolescentes en un programa de contenido educativo y social, ha puesto sobre la mesa la discusión siempre silenciada de la participación de la niñez y la juventud en ámbitos policiales o castrenses, ajenos por su naturaleza y finalidad a brindar ámbitos de esparcimiento, educación o contención social, donde puedan desarrollar plenamente sus capacidades como sujetos en crecimiento. Esta discusión es en efecto tan silenciada, que nos hemos anoticiado que una iniciativa similar hace años está funcionando en la provincia de Salta, bajo la denominación de cuerpos infantiles de la policía, que abarca actualmente a más de 9000 niñas y niños. La policía y demás fuerzas de seguridad tienen objetivos diferentes y están estructurados para responder a parámetros enfocados en la prevención y sobre todo, en la represión de delitos. Pretender que desarrollen programas destinados a la infancia llama poderosamente la atención, porque resulta un cometido ajeno a sus funciones específicas y que en general,
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son cumplidas con enormes limitaciones de orden económico y funcional. La expectativa favorable que estos programas pueden producir en los padres y madres que envían a sus hijos a estas escuelas de policía infantil, como algunos medios de comunicación han destacado, pone de relieve la ausencia de posibilidades efectivas y concretas del propio sistema educativo y social que deberían ser los ámbitos específicos y prioritarios para ofrecer contención a los niños niñas y adolescentes desde una perspectiva de derechos humanos y en particular, de los derechos de los chicos, hoy gravemente vulnerados por falta de programas culturales, educativos, sociales, deportivos y recreativos que respondan a la demanda y a las necesidades de crecer jugando. La escuela y los clubes son los ámbitos más importantes y adecuados para brindar espacios creativos de formación, socialización, a través del juego y el aprendizaje. La falta de políticas públicas, la escasez de recursos y la desjerarquización de los programas destinados a la infancia y juventud,
han
llevado a que por otras vías, como las de las fuerzas de seguridad, se propicien iniciativas destinadas a la formación y contención de niños pretendiendo suplir lo que la escuela, el club o el taller cultural deberían hacer y no hacen. La ciudad, el barrio, deben ser pensados para los niños. Las actividades deben desarrollarse en el marco de los proyectos educativos, con planificación y monitoreo que aseguren impartir la mejor actividad educativa, social o recreativa.
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Muchas veces hemos hablado de la ciudad de los niños, aquella que plantea el pedagogo Francesco Tonucci,
que impulsa a
pensar de un modo nuevo la ciudad y a actuar con los niños para que sean protagonistas de las propias políticas públicas a diseñar e implementar. Una ciudad pensada desde la mirada de los chicos es una ciudad pensada para todos, con integración, con oportunidades para el pleno desarrollo de sus capacidades, como sostiene el citado autor. "Debe ser el lugar donde los chicos aprendan a manejar y usar bien las nuevas tecnologías, donde se transmita un método de trabajo e investigación científica, se fomente el conocimiento crítico y se aprenda a cooperar y trabajar en equipo” donde "las escuelas sean bellas, con jardines, huertas donde los chicos puedan jugar y pasear tranquilos; y no con patios enormes y juegos uniformes que no sugieren nada más que descarga explosiva para niños sobreexigidos". Nos preocupa además, que en el contenido que se pretende impartir por parte de la policía en estos cursos de formación de jóvenes y niños, se incluyan materias tan complejas como el tema drogadicción, cuando el ámbito policial no resulta el más idóneo para impartir consejos o valores por razones que son de público
conocimiento,
ya
que
no
se
puede
obviar
las
contradicciones que las fuerzas de seguridad tienen con estos temas donde muchas veces se ven implicados y resultan parte en causas de suma gravedad en el tema de narcotráfico, trata de personas y demás delitos complejos. Es hora de tomar en serio los derechos de los chicos, que no se limitan a tener un banco en una escuela. Son mucho más que
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eso y los responsables de las políticas públicas y la sociedad toda, deben tomar en cuenta que lo mejor que podemos hacer no es poner en marcha policía de niños sino transformar nuestros barrios y ciudades en barrios y ciudades de los niños. En lugar de pensar cómo “contenemos” a los niños y niñas, debemos pensar en ciudades educadoras, para construir propuestas más amplias e integradoras que la escuela, que abarquen también a las familias, al territorio urbano y rural, a los medios de información, a los grupos formales e informales, a las
estructuras
productivas,
las
fuerzas
políticas
y
las
administraciones, como componentes que pueden contribuir al desarrollo integrado de una amplia acción educativa. Las fuerzas armadas y de seguridad no pueden encarar estos proyectos, mucho menos en forma individual. Sr. Presidente estamos convencidos que debemos garantizar el efectivo cumplimiento a las normas, convenciones y tratados internacionales de los derechos de los niños. No queremos escuelas de policía para niños en ninguna provincia ni menos ver niños haciendo la venia, vistiendo no sólo ropa de policía, sino usando chalecos antibalas y portando pistolas de juguetes. No queremos niños adoctrinados. Por todo lo expuesto es que solicito a mis pares nos acompañen en la aprobación del presente proyecto de resolución.
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