PUEBLOS ABADONADOS. Autor. Juan de Dios García Soto

PUEBLOS ABADONADOS Autor Juan de Dios García Soto © Texto: Juan de Dios García Soto © Edición: 2015, OBRAPROPIA, S.L. Taquígrafo Martí, 18 46005 V

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PUEBLOS ABADONADOS

Autor

Juan de Dios García Soto

© Texto: Juan de Dios García Soto © Edición: 2015, OBRAPROPIA, S.L. Taquígrafo Martí, 18 46005 VALENCIA www.obrapropia.com ISBN: 978-84-16048-50-2 Impreso en España por: Diazotec, S.A. Primera edición: Mayo 2015 Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de un delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal)

 

ÍNDICE CAPÍTULOS 1) 2) 3) 4) 5) 6) 7) 8) 9) 10) 11) 12) 13) 14) 15) 16) 17) 18) 19) 20) 21) 22) 23) 24)

Prólogo ...............................................................7 Camilo y Susana.................................................9 Antonio y Mercedes .........................................15 Niñez de Camilo...............................................19 Diversión y descanso .......................................29 La partida .........................................................41 Mayoría de edad...............................................71 Acoplamiento ...................................................79 Malos vicios .....................................................83 Nueva generación.............................................87 Sentimientos ocultos ........................................91 El padre Enrique...............................................95 Confesiones entre amigas...............................107 El traslado ......................................................111 Misión cumplida ............................................115 Compromiso...................................................119 Los sueños, sueños son ..................................123 Un mundo aparte............................................131 Un paso adelante ............................................135 Rectificar es de sabios....................................143 Me olvidé de querer .......................................147 Arrojo y valentía ............................................151 Epílogo ...........................................................153 Nota Bio-bibliográfica ...................................155

 

Juan de Dios García Soto

Prólogo ueblos abandonados define las diferencias sociales, no las que nos imponen, sino las que nosotros imponemos. Nada haríamos por sí solos, y sin embargo arrastramos una ridícula vanagloria, pretendiendo humillar a quienes nos ayudan a triunfar. Buscando nuestro éxito personal, nos enredamos en el laberinto que nos depara la vida, consiguiendo lo máximo en lo económico, pero nos falta la gloria de la felicidad.



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Camilo y Susana  amilo sentado al volante de su todoterreno, devoraba los kilómetros que separaban su pueblo de la ciudad. Susana tranquilizaba a Camilo diciéndole que su estado no suponía una exagerada urgencia, si es verdad que los dolores se repetían con mayor frecuencia, pero se sentía capaz de controlar la situación. Susana había demostrado en repetidas ocasiones, que sus tomas de decisiones tenían la suficiente capacidad, como para ser escuchadas y discutidas con su marido, atrás quedó la condición de “mujer sierva”. Ambos decidieron acudir a una “clínica privada”. A Susana le resultaba indiferente, accedió casi presionada por él. En su foro interno eso le llenaba de orgullo, “cómo iba él a consentir que su mujer diera a luz entre la chusma”, lo público lo consideraba bien, pero para los demás. Al entrar en la explanada del hospital, según Camilo, todo se iluminó. Estaba en su terreno, con los suyos, como tenía que ser, nadie podía usurparle los derechos de ciudadano de clase privilegiada. Para ser recibido como Dios manda, siempre poniendo a Dios por



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delante. A sus relaciones públicas le dio previo aviso, motivo que causó el efecto deseado “ser tratado como un caballero”. Dos enfermeros recomendados por la Dirección, les estaban esperando a la entrada. Al instante Susana con destreza y esmero fue incorporada a una camilla, dirigiéndose a la sala de partos. Las mismas manos expertas del “hospital público,” realizaron una estupenda intervención. Sin embargo Camilo sin entender lo ocurrido quedó sumamente contento, demostrando una vez más, su pretensión despreciativa. Por su forma de llorar, la niña mostraba una gran salud, los médicos felicitaron a los primerizos padres. Susana no se percató del acontecimiento recibido, su estado le dejaba fuera de lugar, aunque todo resultó sencillo y relajado, las fuerzas de Susana quedaron reducidas, sumida en una profunda somnolencia. Camilo jubiloso y eufórico, besó con ternura a su mujer y a la recién nacida, le dedicó una mirada que devolvió a los presentes, para que colaboraran en su propia alegría. Susana al segundo día, ya se encontraba totalmente recuperada; pero, la obstinación y prepotencia de Camilo, medió para prolongar la permanencia ocho días más. Camilo pensaba que, dado su rigor y tenacidad tenía que demostrar su valía y personali-

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dad, no podía ser tratado igual que los demás mortales, su estatus social, pudiera quedar resentido, aún poniendo en entredicho las normas hospitalarias. En la habitación, Susana y la niña fueron visitadas con asiduidad, y en la despedida los huéspedes recibieron toda clase de atenciones y honores, presididos por el equipo médico. —Garantía de su poder adquisitivo—. En casa estaría al cuidado de la recién nacida, una pediatra y la correspondiente niñera, que para dicho fin habían contratado. Camilo prefería una “nodriza” para amamantar a la niña. Susana se negó, consideraba más natural ser ella la que alimentara a su hija, ya que estaba capacitada para ello, y no podía disponer de mejor alimento que el suyo. Camilo tuvo que ceder, y guardarse su orgullo y acomodarse a las exigencias de su esposa. No era la primera vez, que ella le hacía bajarse de la nube, donde constantemente se encontraba levitando. Susana pretendía motivarlo para que practicara con las gentes la equidad y respeto. Pero a Camilo le resultaba imposible, era superior a sus fuerzas, sentía animosidad con ciertos grupos de personas, que él creía inferiores, y por lo tanto los consideraban unos fracasados. Según Camilo, sólo progresan los emprendedores, naturalmente él se

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encontraba entre ellos, decía: no se puede esperar nada que valga la pena de un inculto. Yolanda había cumplido tres años. Los mismos que pasó recluida en casa recibiendo los mayores cuidados, nada le faltó según su padre, ni pensó que le privara de la compañía de otros niños. Pusieron a disposición de la niña: una profesora y una niñera, sustituyendo a la pediatra, ya que gozaba de muy buena salud. Y tantos requisitos sobre la salud, podrían dar que pensar. Se realizaban fiestas de cumpleaños y otros actos sociales, pero Yolanda se mostraba molesta e irritada. Los niños y las familias invitadas eran unos desconocidos para ella. Camilo sólo pretendía aumentar su prestigio sin importarle mucho que pensaran su mujer e hija. La niña se refugiaba con sus juguetes sin importarle nada ni nadie. Nada quería compartir con ningún niño, exclamando con enfado: No los toquéis tontos, son míos. Y así, acabó la fiesta con todos los niños llorando, pero el padre feliz y contento. Camilo consideraba la situación de la niña normal, ya crecería y se juntaría con los niños de su misma educación. No forzosamente tenemos que convivir con todos, compartiendo el mismo sistema educativo.

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Susana sentía pavor con la educación que estaba recibiendo la niña, y sobre todo con la conducta de Camilo, motivo que siempre terminaba en discusión. Enzarzados en el debate clasista, Susana decía: —Mira Camilo, tú conoces mi nivel social: alto y de prestigio, y no por ello tengo constantemente que ir aireando mi posición. Los poderosos, cultural y económicamente no tenemos nada más que mostrar modales, y no ir hiriendo a los demás constantemente. Me molestaría mucho te avergonzaras de tus padres. Ellos crearon su propia empresa y a ti no te faltó de nada: —Económica ni culturalmente—. Ahora por tú esfuerzo y sacrificio has llegado a dónde estás. Te has convertido en un próspero empresario, eso te debe de llenar de orgullo, y no de soberbia discriminatoria. Camilo sentía un gran respeto por sus padres y hermanos, su animadversión la tenía hacia la puerilidad social. Consideraba que no había derecho que personas con inteligencia se sentaran a verlas venir, sin hacer nada por remediar sus penas, esperando que otros lo hicieran por ellos.

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Antonio y Mercedes  L utilitario automóvil intentaba con su fatigoso circular, acortar la distancia que separaba el pueblo de la ciudad. Llevaban recorridos cuarenta kilómetros, entraron en la cosmopolita ciudad. Las señales informativas guiaron a Antonio sin interrupción hasta el hospital, Mercedes la esposa se encontraba de parto. El hospital público asignado les ofreció un servicio fuera de cualquier exigencia “Mercedes recibió un trato de auténticos profesionales y Antonio una información clara y detallada”. Llegaron dos y salieron acompañados de una preciosa niña, de tan sólo cuatro días. Le pusieron de nombre Silvia, siendo la alegría de su hermanito de tan sólo tres años. Toni extrañado, pero contento miraba dudando cómo reaccionar con la presencia de su hermanita. La mamá se la aproximó, y él encantado le dio un tierno beso, Silvia en respuesta se arrancó a llorar, Toni asustado pensó que le había causado daño: — ¿Mamá llora? ¿Le he hecho daño? —No cariño, es que tiene sueño.

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— ¡Yo no tengo sueño! —Claro cariño, tú ya eres muy mayor. Toni en un instante, pasó de niño a adulto con responsabilidades: a partir de ahora tendría que cuidar de su hermana. —Cuánta responsabilidad en un instante, para un niño… —de tan corta edad. La primera salida de casa, Silvia, la realizó en compañía de Toni, visita obligada al pediatra. La mamá recibió por primera vez una gran ayuda, Toni se encargó de llevar a Silvia en el cochecito. Salieron del Centro de Salud, campantes, el informe sobre la niña no podía ser más satisfactorio. Antonio y Mercedes podían sentirse felices: dos hijos sanos y, un trabajo que cubría las amplias necesidades de una casa de cuatro miembros, les proporcionaba una cierta tranquilidad. Ella expendedora en una tienda de artículos de regalo, él empleado en la construcción, sin ser grandes sueldos a trancas y barrancas iban pasando. Silvia terminó el periodo de la guardería, su hermanito estaba muy contento, ya que el próximo curso iría en su compañía. En el barrio lindando con su domicilio disponían para elegir, colegio a su comodidad. Sí… “colegio público”: dotado de unas limpias y ventila-

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das aulas, servicio de comedor, amplio y bien equipado, patio deportivo, donde los niños con deportividad disfrutaban. Cómo satisfacía a los padres ver a sus hijos felices, y desde la niñez tener las necesidades cubiertas. Una formación académica, donde el espíritu intelectual se desarrollara con normalidad sin ser privado de nada, que menguase su potencial cognoscitivo. Con unos profesores preparados, donde los alumnos y profesores no estuvieran librando ninguna batalla, sino compartiendo, curiosidad y enseñanza. Esa fue la base académica desde el primer momento. El claustro de profesores en ninguna circunstancia empleó el sistema clasista, pero sí disciplina y respeto sobre las normas naturales del colegio; evitando que los niños se sintieran discriminados, o que los profesores se consideraran usurpados de sus derechos. La arrogancia absurda de alumnos, profesores, y padres quedó guardada a la entrada del colegio, para hacer uso de ella cuando los abusos de cualquiera quisieran prevalecer. En una sociedad libre se debe de cuidar con más esmero los derechos y obligaciones. Y no debieran existir categorías, ni cargos, para hacer usos abusivos. Nuestros gobernantes debieran estar en constante vigilancia, y propiciar a los poderes públi-

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cos, los medios para que hicieran lo mismo al resto de los ciudadanos. Ya que la buena formación cívica y académica, fomenta la moral y la economía.

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Niñez de Camilo  erminaba de salir el tren del primer túnel. Ahora se sumerge en plena naturaleza, Camilo contempla la vasta cordillera que, aunque no es la primera vez, no deja de impresionarle. El declive del terreno obliga al caballo de hierro, penetrar en las enormes montañas, introduciéndose por las bocas artificiales que el hombre, en su gran quehacer ha sabido realizar. Esta espectacular obra de ingeniería, sirve de aproximación entre los pueblos, para una mejor comunicación. Llegando el tren al apeadero, a Camilo le restan dos kilómetros para llegar a su destino. Estos son sus pensamientos, por consiguiente se acomoda y se relaja contemplando el paisaje, mientras el tren continúa su trayecto. Con el deslizar monótono y cansino, a Camilo le ha entrado sueño, se vuelve a colocar en una posición más cómoda. Y dejándose llevar con la propia somnolencia, fue trasladado al recuerdo de su primer viaje.

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La brisa de la propia estación estival y el viento que despide con su velocidad el tren, consigue sumergirle en los recuerdos de su niñez, escuchando la voz de su padre. —Camilo…, —reconoce la voz del padre. Que suena así— ¡nada me haría más feliz que, la decisión que has tomado, sirviera para conseguir tu anhelado empeño! Dejas el campo y sus duras inclemencias, para labrarte un porvenir. Tus hermanos y yo labraremos tierras y cuidaremos el ganado; con ello nos sentiremos contentos, al tener un miembro de la familia letrado. Sabiendo que… bueno hijo mío, no tengo más que añadir, sólo que nos sentimos honrados con tu partida. Siente Camilo un suave golpe en el hombro. —Muchacho has llegado. El revisor le avisa de la llegada, ¡nadie vino a esperarlo! bajó del tren, y suspendida la maleta de su brazo, giró el cuerpo en redondo para cerciorarse de que su sensación era cierta. Habiendo salido de la duda, emprende el camino hacia su pueblo, nada tan sencillo, un paso detrás de otro. Allá en la distancia, Rosendo divisó a 20 

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su nieto, gritándole: —Camilo, Camilo. Él soltó la maleta y salió corriendo. Ay, ¡qué ganas tenía que llegara este momento! —Y yo abuelo. Ambos se abrazaron felices y contentos. Recuperaron la maleta, y salvaron la distancia que les separaba del pueblo. No fue menos el caluroso recibimiento de su abuela. Ramona, la abuela de Camilo, tenía muchas cualidades, entre otras: cariñosa, sencilla, bondadosa, que no dudaba en demostrarlo. Los tres hablaron, o mejor dicho, los abuelos no dejaron de preguntarle, de esto, de aquello y así sucesivamente, llegaron a atosigarlo. No obstante, Camilo se sentía honrado y a todo contestaba con la mayor amabilidad. Comieron la mar de felices. — ¿Cómo están mis padres y demás familia? —preguntó Camilo— — ¡Ay hijo mío!…muy bien están todos y con ganas de verte —dijo Ramona. Rosendo y Ramona, los abuelos paternos, vivían a la entrada del pueblo, Camilo obligatoriamente tenía que pasar en primer lugar. Los padres y

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hermanos residían en la granja, conocida por el nombre “el Cerro del Águila”, distanciada del pueblo, y los abuelos maternos según lo dispuesto lo esperaban para cenar. No fue menos la alegría, que recibió Camilo en casa de Daniel y Dorotea. Se deshacían en cumplidos y atenciones. Después de la cena, Camilo pidió a sus abuelos permiso para pasar un rato con sus amigos. Ellos encantados lo autorizaron. De largo, les venía la costumbre a los jóvenes, sus salidas nocturnas, la noche resultaba tranquila, el pueblo medio en tinieblas nada te hacía temer, el silencio acogedor te invitaba a soñar, viendo alguna parejita escondida detrás de la puerta de algún portal. Al mirar el reloj del campanario se alarmó, no quería llegar tarde al Cerro del Águila. Sus padres y hermanos empiezan muy pronto la jornada; no obstante disponía de un tiempo para compartirlo con sus amigos. El ambiente del bar no podía ser más completo, no habían cambiado sus hábitos, cuatro de sus amigos se encontraban en el lugar habitual.

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—Camilo, ¡dichosos los ojos que te ven! ¿Cómo te encuentras? ¡Muy bien¡ ¿Y vosotros? ¡Nosotros ya ves, siempre igual y con las mismas! —Granuja, qué bien te lo habrás montado. — No creáis, que todo lo que reluce no es oro. —Calla, calla…no, nos vengas con secretos, que sabemos que eres un pájaro de cuentas. Y así entre bromas e insinuaciones pasó un rato feliz con sus paisanos y amigos. Camilo durmió de un tirón, nada le perturbó el sueño, quería encontrarse descansado, algo le tendría preparado su padre. Su abuelo sí que le dio una gran sorpresa. Aficionado con las motos, el abuelo se la conservó en perfecto estado y dispuesta para salir corriendo. Una Bultaco deportiva. La moto que en los años 60, en su modalidad de competición, supo vencer e igualarse con las marcas extranjeras.

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Una gran montaña separaba el pueblo de su lugar de destino, se encaramó en la Bultaco por la espectacular ladera de la montaña que lindaba con el pueblo. De inmediato, se sumergió en una exuberante vegetación, consistente en pinos, sabinas y cipreses. Esta variedad de bosque, le engrandecía, produciéndole mejor respiración. Satisfacción que Camilo siempre percibía al transitar por ella. Cinco kilómetros se necesitan para coronar la cima. Aquí en la cúspide de la montaña se puede divisar y contemplar con anhelo la hacienda del Cerro del Águila. Quieto y pomposo se sumerge el río atravesando el valle, dividiéndolo en dos partes iguales. Produciendo capacidad para criar multitud de animales, cabras y ovejas, más una piara de cerdos, con su correspondiente instalación, alternando pienso y pastoreo. Sus cuatro hermanas y tres varones, en compañía de los padres, forman el equipo de trabajadores. Camilo ya se había convertido en un apuesto y culto mozo que provocaba cierta admiración entre la familia. Aunque cuando se encontraba con los suyos, inspiraba una exquisita corrección. Un olor despedían sus hermanas que te tiraba de espaldas. En cuyo instante habían dejado el cuidado

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de los cerdos para saludarlo. Él, tuvo que contener la respiración, sudores y malos alientos que apreciaba de los demás, pero nada hizo sospechar en su cambio de actitud. A pesar de la costumbre, Camilo empezaba a notar la diferencia. Amancio y Paulina, dispusieron asearse para juntos sentarse y celebrar la venida de Camilo. Desde la terraza se podía contemplar la gran extensión que ocupaba la hacienda, veinte metros les separaba del río, hasta allí llegaba la frescura de sus aguas cristalinas y el retozar bullicioso de los salmones, sobrepasando con sus retozones brincos, la hierba que adornaba la orilla del cauce. Camilo se había impregnado de hilaridad, notando un perfume embriagador, llegando a pensar, que nada en el mundo podría cambiarle aquel paraíso digno de su familia. Echó en falta la ausencia de su hermano Jacinto. Amancio le explicó: — Tu hermano se ha incorporado a filas. ¡Pero, si es muy joven todavía!



— Sí, pero don Nicasio, el maestro de escuela nos lo ha aconsejado: con dieciocho años ingresa, cumple la mili y sale con un oficio aprendido.

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— ¿Y cuánto tiempo permanece en el cuartel? El padre sin darle mayor importancia responde: —Cuatro años, muchos menos que tú, y cada uno en lo suyo, el día de mañana seréis hombres de provecho. Camilo no hizo ninguna objeción, sólo se alegró de la decisión tomada por los padres; pensando que ellos sólo buscaban el bien de sus hijos. Se sentía orgulloso de unos padres cariñosos y preocupados por su porvenir y, el de los demás. El día ofrecía un paseo por los alrededores de la finca, ocasión que no dudaron en realizar. Acompañados por dos perros mastines, se introdujeron en la enorme extensión de tierra de pastos, capaz de proporcionar el alimento a la multitud ganadera existente. Decidieron tomar un baño, el río disponía de un recodo que aumentaba su nivel en un espectacular estanque, siendo utilizado de piscina. No lo dudaron, unas rocas les servían de trampolín. Tres metros de profundidad tenían para disfrutar a sus anchas en aquel remanso de paz, con un espacio en redondo de cincuenta metros cuadrados, convertían el lugar en una piscina olímpica. Sus hermanos se habían convertido en unos estupendos

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nadadores que, aún sin monitores aireaban con destreza la similitud de auténticos profesionales. Ya contentos y felices regresaron, con el tiempo suficiente para saborear una copiosa comida, dando buena cuenta de ella. Camilo no desatendió el trabajo de la granja, antes de alumbrar el sol, los días que duró su permiso, los dedicó a las labores del campo. Una jornada que, sólo era terminada cuando quedaba atendido el conjunto de la hacienda. Ese color blanco de piel que produce la ciudad, quedó sustituido por un color moreno bronceado. Terminó la temporada estival, y el chachachá del tren retumbaba en sus oídos, añoraba su regreso para reanudar los estudios.

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Diversión y descanso  o era normal que Amancio recibiera en su lugar de trabajo, “El Cerro del Águila”, la visita de un representante del Ayuntamiento. La presencia del aguacil le sorprendió, muy amablemente le entregó un sobre. El mensajero se despidió cortésmente, antes le dio recuerdos de sus padres, que Amancio agradeció. Quedó sorprendido con el contenido del sobre, que no era otra cosa que la invitación a una asamblea, en el plazo de quince días. Con el único tema a tratar: —diversión y descanso— Una nota aparte, le comunicaba que cinco días antes, debía pasar por el despacho del alcalde, para aclarar ciertos detalles de sumo interés. Don Claudio, el alcalde, siempre sorprendía con alguna genialidad. Amancio pensó que quizás querría jugar con ellos, tratándose de diversión y descanso.

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El día convenido se hizo presente, viéndose acompañado por cuatro convecinos de su mayor confianza. Después de los correspondientes saludos, don Claudio se expresó así: —Quiero hablaros de un tema que, posiblemente os sorprenda por lo poco que os afecta a vosotros. ¡Os preguntaréis! ¿Dónde tenemos la diversión? Que el único descanso nos lo proporciona la noche —durmiendo—. Sin embargo cuando me refiero a diversión, cuento con los paisanos que se marcharon, abandonaron el pueblo y sólo acuden a él en verano, en fiestas, o cuando consiguen la jubilación, también vuelven a descansar. No busquéis culpables, si hay alguno, —ese soy yo—. Abandonando mis obligaciones, como velador de los intereses de todos, durmiéndome en los laureles. Así están un montón de pueblos abandonados. ¡Lástima me da sólo al pensarlo! He planteado la cuestión a la Administración, y cuál ha sido mi sorpresa, al considerar satisfactoriamente mi petición. —Le expongo al Ministerio de Industria: en las ciudades sobran gente y en los pueblos faltan; nuestros jóvenes se desplazan a las ciudades a estudiar (carreras u oficios). Terminan y ejercen ambas especialidades, o lo que es peor, siguen en la ciudad pero sin empleo.

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Propongo al Ministerio, recuperar nuestro potencial intelectual y profesional de nuestra juventud. Manifiesto mi firme voluntad, para que vuelvan nuestros hijos y puedan ejercer su saber, en el lugar de nacimiento. La alternativa que propongo al Ministerio de Industria para nuestros jóvenes es: la creación de un polígono industrial. Así la savia emprendedora de la juventud tendrá el lugar adecuado para desarrollar, sus proyectos de futuro. —Interviene Amancio: ¿Con qué recursos económicos haremos frente para la creación del polígono, terreno y con sus correspondientes naves? —Ahí es donde tengo mi mayor satisfacción, quiero ponerlo a vuestra consideración. Nosotros buscaremos la ubicación. Si un experto de la Administración nos da su aprobación: recibiremos el 100% del valor real. Ahora bien, el Ayuntamiento se obliga como responsable aval, de la devolución, en un plazo de veinte años. Ahora la Corporación necesita una lista de las personas interesadas, y las empresas que piensa montar. En base del conjunto empresarial, se recibirá el préstamo. Necesitamos un mínimo de diez emprendedores.

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Si tenemos en cuenta que, somos pioneros en este proyecto, el éxito lo tenemos asegurado. Considero una estupenda solución para rescatar, nuestros hijos y el desarrollo económico de la comarca. Concluida la reunión, hubo quien no creyó necesario tanta información, dado que el Ayuntamiento sabe mejor lo que conviene para mejorar el pueblo. El Alcalde razonó: —Las decisiones generales se deben debatir en un pleno común y democrático, aún en la supuesta negativa, esa pluralidad de opiniones enriquece nuestra sociedad, sabiendo respetar voluntades ajenas, así saldremos liberados de malos entendidos, resplandeciendo. —La luz de la concordia—. Mal resultado sería, aprobar las cosas, sin contar con la opinión general. Eso, se entendería, como abuso de autoridad. No hay peor mandato, que mantener a la sociedad… en la ignorancia y el miedo. Podéis ir tranquilos. Si no se aprueba con claridad, es señal evidente, que no nos conviene. En contra, tira y afloja, como resulta lo más normal. Concluida la reunión se aprobaron todos los puntos, con unanimidad.

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Amancio por poner un ejemplo, dos hijos se le marcharon del pueblo: Jacinto militar, sin ningún porvenir, ya que la firma de cuatro años, no le garantiza, nada más que el cumplimiento de los deberes con la Patria. Necesita otra prolongación insegura, que no le avala un destino cerca de su hogar, ni solvencia económica, como dice el refrán: Se encuentra… con las amonestaciones hechas y sin novia. Camilo, lo tiene más seguro: con su carrera de Ingeniero Industrial, nada hace sospechar, que no vea la luz al final del túnel. Y así, uno a uno, todos los padres preocupados por el porvenir de sus hijos. Habían puesto las esperanzas en la ciudad, enviando a sus hijos, abandonando los pueblos. Ellos consumiendo su juventud, admirando los rascacielos y las grandes avenidas aglomeradas de automóviles, quedando intoxicados de tanta opulencia, se rompieron sus esperanzas. Pensaron en su ingenuidad juvenil, que nada podían conseguir en las zonas rurales, a no ser que: sudor y hambre. Un Alcalde Rural, preocupado. Pensaba que una política consistente en la recuperación de los medios rurales, podía mejorar los pueblos y las ciudades.

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Don Claudio, en uno de los muchos viajes a la ciudad, concibió la idea, le costaba verdadera dificultad moverse por ella y, le obligaban a guardar interminables colas para solventar sus gestiones. Cuando se sumergió en su utilitario de regreso a su pueblo, atento en el tráfico iba pensando: …es de sentido común. En la ciudad sobra de todo y en los pueblos como el mío, por no tener, no tenemos nada, nos han quitado por quitar, hasta el pensamiento. Cuatro empresas agrícolas-ganaderas existen. Producen necesidades que nadie necesita, porque todos poseen, y sin embargo se mantienen, prosperan y compiten, ahí está nuestro entuerto. Si se han montado empresas que no se precisan y funcionan, mejor funcionarán las que solicitamos. —Dicho y hecho— Camilo tenía las cosas claras y nada le iba hacer cambiar. Recibió de sus padres cariño y comprensión, pero eso no le obligaba a seguir las mismas directrices de su familia. El supo forjarse un porvenir con su propio esfuerzo y no estaba conforme con el sometimiento familiar. Consideraba que su padre, en su opinión, actuaba solapadamente imponiendo su propia voluntad, sin contar con ellos. Que los demás aceptaran, no significaba que él también lo hiciera.

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Reflexionaba sobre su porvenir, y se sentía apto para explotar sus propias ideas. Interiormente sentía una fuerza superior que le obligaba a rebelarse en contra de voluntades ajenas…estas ideas se forjaron desde su más tierna juventud. Por su propia voluntad, al entrar en la Universidad quiso alternar, trabajo y estudios. Le tocó vivir la época de mayor auge comercial e industrial, circunstancia que supo aprovechar. Trabajó de agente comercial, en una empresa de electrodomésticos, dedicada a la venta a domicilio. Su jefe, hombre extrovertido de carácter franco y vista comercial, reunió al grupo de agentes y así los aleccionó: — Los artículos que tenéis en vuestras manos son de fabricación nacional…concretamente de Zaragoza. Ahora bien, en el momento de ofrecerlos, no olvidaros, procede de una firma alemana. La técnica alemana, en España causaba admiración, como pudo comprobar Camilo en sus visitas domiciliarias. Artículos desconocidos para una mayoría de los españoles, si encima procedían de Alemania las ventas estaban aseguradas. Las comercializaciones se realizaban a plazos, con unas cómodas cuotas que, nadie se resistía a privarse de los artículos ofrecidos.

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Esta popularidad alemana a Camilo le llamó la atención, quiso comprobarlo por él mismo. Dentro del grupo de profesores, tomó amistad con uno conocedor de Alemania, mantuvo una amplia información relacionada con los estudiantes españoles en Alemania. —Mira Camilo, Alemania concretamente en la ciudad de Bonn, existe una magnifica universidad cosmopolita. En ella encontrarás tus lícitas aspiraciones, con un intercambio cultural, que supongo satisfará tus pretensiones. Por añadidura dispone de un ambiente estudiantil de tal envergadura, donde resulta difícil aburrirse, dejando aparte los locales cerrados de diferentes estilos. Encontrarás en los meses de primavera y verano, los conciertos al aire libre en las plazas y parques de la ciudad, resultando el acontecimiento más famoso el “Rin en llamas”. Consiste en una serie de actuaciones musicales y teatrales, que culminan con un gran espectáculo pirotécnico que congrega a toda la ciudad. A Camilo le entusiasmó la idea, pero esa determinación, sí que no podía decidirla por él…contaría con su padre. Al contrario de lo que pensaba, al padre no le pareció mal, —le entusiasmó— Hizo todo lo posible para que no le faltara de nada, su padre también tenía

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conocimientos del gran poder cultural de Alemania en Ingeniería, y no sentía ningún rechazo con esta idea. La concebía progresiva y próspera, a cambio le gustaría que sus conocimientos recayeran en beneficio del pueblo y sus gentes. Camilo con ciertas reservas aceptó, aunque al padre no le quedó claro, puso cara escéptica…pero qué no haría un padre por un hijo, si con ello no coartaba su libertad, lo daría por bien hecho. Camilo tenía un conocimiento personal de Alemania bastante superficial, todo lo percibía de algún escrito o comentarios del profesor, el señor Ramírez, que amablemente se interesó en orientarlo hacía el país, considerado por su situación geográfica el corazón de Europa. Añadía el profesor: —Desde los Alpes al Sur del país hasta el mar del Norte los paisajes de Alemania son extraordinariamente variados y sugerentes. Cadenas de montañas de gran altitud alternan con mesetas, paisajes de colinas, lagos y extensas planicies. Dividiendo de Norte a Sur en cinco grandes regiones naturales. Resulta una nación bien acompañada, limitando con nueve países: Dinamarca al Norte, los Países Bajos, Luxemburgo y Francia al Oeste, Suiza y

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Austria al sur y la República Checa y Polonia al Este, constituido en 16 estados federales. El río Rin, principal eje del tráfico alemán en dirección Norte-Sur, encaja un estrecho valle con profundas gargantas entre Bingen y Bonn, pasando por montañas, y renanas poco fértiles y menos pobladas que los protegidos valles a la derecha e izquierda del Rin, famosos por sus vinos y gran atractivo turístico. Sólo en Alemania el caudaloso río recorre 865 kilómetros. Destaca el señor Ramírez: — la placentera excursión realizada en su paso por Alemania: un conjunto de diferentes castillos señorean el recorrido, deslizándose alrededor una abigarrada y exuberante vegetación, separada de unos singulares viñedos. Siguiendo el recorrido contemplas atónito bellos pueblos que, en el lento caminar del barco, desde la cubierta te deja admirar los escondidos remansos de paz que transmiten sus rincones, creyendo que toda emoción ha terminado, la voz del guía te sorprende en la siguiente narración: sentada la sirena “Loreley” sigue con su canto seduciendo a navegantes y turistas. Expectante, señorial y majestuosa a orillas del recorrido se puede contemplar la famosa catedral de Colonia cuya construcción duró desde 1248-1880, ahora que valió la pena, se puede ver igual, pero no

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mejor. Gracias que consiguió ser librada en la Segunda Guerra Mundial, de ser destruida. Tanto entusiasmo le profirió el profesor a Camilo, que no se lo pensó dos veces. Cogió su maleta y se marchó.

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La partida  amilo había vivido una vida adaptativa sin muchas preocupaciones. Sus años jóvenes los pasó sin demasiados problemas, viviendo en el seno de una familia que, le proporcionaba con creces sus aspiraciones, él sabía corresponder y no sufría ninguna contrariedad digna de tener en cuenta. Disponía de valor para afrontar los problemas, jamás rehuía de sus obligaciones: tanto laborales como estudiantiles, no era la primera vez que se introducía en los establos, dejando en espera los libros. Sus hermanos lo consideraban un hombre capaz, capaz en el sentido más amplio de la palabra, no ponía reparo alguno en compaginar estudios y los trabajos del campo. Su enorme ambición por el saber le llevaba a no escabullirse de nada, prestaba curiosidad por todo, no resultándole nada indiferente, haciendo patente su mayor condición, la rebeldía, sacándole de quicio las personas conformistas sin espíritu de superación. —Adaptarse no significa conformarse y dejar que otros piensen por ti—. Se rebelaba en contra de la

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pasibilidad, pensaba que si estas personas fueran ignorantes, nada había que reprocharles, pero lo que le sacaba de sus casillas era que delegaran sobre los demás sus propias obligaciones. —No se debe hacer lo que le sugiere la inclinación, el gusto o el capricho, sino hacer lo suyo, lo que la razón reconoce como la verdadera esencia del hombre. En su más alto perfeccionamiento a base de inteligencia y de sabiduría—“Este era el lema de Camilo”. Nació en plena dictadura (1940), una época donde resultaba censurable pensar, eras considerado un subversivo capaz de destruir la moral establecida, lo normal consistía, ver, oír y callar. Dejando que los poderes dominantes lo hicieran por ti. Por tal motivo se necesitaba un enviado, para dirimir los conflictos internos que origina el deseo de poseer más y más. Aunque puede resultar que tal líder popular, una vez que ha gustado el placer del mando, caiga en el delirio del poder, y todo lo subordine a su permanencia en el cargo. Revocará todo derecho, entregará el pueblo a sus servidores y a éstos los entregará a otros hasta que finalmente comprenda el pueblo que monstruo ha engendrado.

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Entonces se ve lo que es la tiranía: una esclavitud bajo cautivos y, finalmente el dictador mismo, es prisionero de sus propias pasiones. Creando tal forma de gobierno los mayores odios. En una sociedad sometida a la ignorancia, se crean las mayores ruinas. Este no es el caso de Camilo, que afortunadamente, aunque el régimen dictatorial no había desaparecido, él sumergido en los sinsabores empieza a aprender de ellos mismos. Jóvenes estudiantes estaban despertando, queriendo equipararse con los ciudadanos europeos, por tal motivo decide salir de su país para respirar aires nuevos y el intercambio cultural, a sabiendas de las penurias que otros menos privilegiados las estaban viviendo y seguían latentes. Camilo emprende su huida conmemorando la frase de Le Rond d`Alembert (1717-1783): La guerra es el arte de destruir hombres, la política es el arte de engañarlos. Ya ha llovido bastante, pero aún sigue vigente. Por lo tanto continua estrujando la ciencia europea, haciendo recaer su atención en los clásicos pensadores, creándose ricas fuentes de opinión. En la universidad fue documentado de la “Época de las Luces,” movimiento intelectual. Los pensadores del Renacimiento, rompieron con la época

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medieval, pensaron que la razón humana podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor. Este pensamiento de la era Moderna, en la Contemporánea, todavía en el siglo XX no había calado en la mente de los españoles. España en aquella época se quedó sola de intelectuales y aislada en su pensamiento medieval, le habían tomado gusto y, a pesar que en la época de la Ilustración los reyes que mandaban eran cultos y emprendedores, los que estaban a su alrededor no les dejaron, por el arraigo y la preponderancia del pensamiento teológico tradicional. Se puede mencionar en la época de la Ilustración española: la creación de las Reales Academias de la Lengua, de la Historia, de la Medicina y Museo de ciencias Naturales. Se emprendieron reformas que no llegaron a consolidarse, Gaspar Melchor Jovellanos, se esforzó por la Reforma Agraria que no consiguió. Pero sí, el destierro para que no molestara. Algo parecido sufrió el filósofo Alemán Karl. Karl Se destacó por defender la autonomía de las distintas esferas de lo humano, como la Ciencia y la Educación. Fue pionero en reivindicar la igualdad de la ciencia y la educación, de los derechos entre el hombre y la mujer, los derechos de los niños, así como los derechos de la naturaleza, (o

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sea el ecologismo), que tan en moda nos hacen creer que está ahora. Cuando Karl ya habló en su defensa hace doscientos años. Y nosotros seguimos todavía pensando, ¿qué nos conviene hacer?, si nos deja nuestro afán, egoísta y ambicioso. Karl, con su pensamiento libre, supo aceptar la ciencia y la religión, llegó a pensar que en libertad no sobra nadie y todos juntos seremos mejor aporte de soluciones. Llegaron a los oídos de Camilo, la influencia que Karl Christian ejerció sobre Francisco Giner de los Ríos. Este malagueño, natural de Ronda, de carácter profundamente crítico, en su época tuvo que soportar los abusos del poder, pero no dudó en enfrentarse abiertamente a ciertas ordenanzas atentatorias a la libertad de cátedra adoptadas por el Gobierno de turno. Fue expulsado de su cátedra, junto con sus discípulos. Como no hay mal que para bien…; no dudó en poner en marcha sus sueños transformadores. Empezando destacando como jurisconsulto y pensador, pero será con la fundación de la “Institución Libre de Enseñanza”, cuando salga a relucir el genial pedagogo que Francisco Giner de los Ríos llevaba dentro, las líneas pedagógicas que definen la Institu-

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ción son: formación de hombres útiles a la sociedad, capaces de concebir un ideal; coeducación y reconocimiento explícito de la mujer en pie de igualdad con el hombre. En definitiva una escuela activa, neutra y no dogmática, basada en el método científico, que abarca toda la vida del hombre y que pretende la formación de hombres completos, abiertos a todos los ámbitos del saber humano. Consideró por encima, la libertad, a la autoridad. La lista de personas que pasaron por la Institución fue inmensa, siendo los más conocidos por la mayoría: Manuel Azaña, Julián Besteiro, José Ortega y Gasset, Federico García Lorca, Salvador Dalí, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Luis Buñuel, Miguel Unamuno. Etcétera, etcétera. Fue el continuador del krausismo en el último tercio del siglo XIX y primeros años del XX. Ejerció un influjo enorme sobre sus discípulos y renovó la vida intelectual española. Tras la guerra civil y la implantación del régimen Dictatorial, todo lo que tenía que ver con el gran pensador de libertades quedó prohibido, haciendo que la mayoría de los seguidores de Giner desaparecieran de la vida académica.

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Corrían los años 1965, cuando Camilo a diferencia de sus paisanos menos afortunados, podía confundirse entre los alemanes como uno más. Con una documentaria acorde con la época y las costumbres reinantes en el país. Eligió un traje de color marrón de rayas, camisa blanca, con corbata de igual color al del traje; cuelga de su brazo izquierdo una maleta de piel, del derecho se suspende de la mano una cartera haciendo juego con la maleta. Plantado en el centro de la estación del ferrocarril, observa que todas las personas existentes a su alrededor eran desconocidas, la que debiera estar no ha llegado o quizás se ha olvidado, hasta pensó que algo le podía haber pasado… bueno la espera ha terminado. Teniendo claro dónde dirigirse, sale de la estación con paso firme cruzando una y otra calle, decide sin dudar desviarse por la perpendicular de su izquierda, pudiendo divisar al fondo, la residencia de estudiantes. No puedo reprocharle nada a mi paisano, la explicación era tan correcta y sencilla, que la rapidez con que la he encontrado lo demuestra. Faltaban tres patios para llegar a la residencia, cuando oyó una voz cercana a su espalda, que no era otra que la de Andrés, ambos se dieron un abrazo efusivo. Camilo le echó en cuenta lo poco que había aprendido con respecto a la puntualidad y cortesía de los alemanes. Andrés reconoció en un tono desenfadado que 47 

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ese no era su fuerte. Entre bromas y risas llegaron a la habitación. Eran individuales, pero de unas dimensiones reducidas, dejando nada de espacio para un invitado: disponía de una cama empotrada, que a su vez el hueco que dejaba antes de su posición normal para su uso, se destinaba de mesa de estudio, teniendo para su higiene, aseos comunitarios, eso sí, por la ventana se podía contemplar unas vistas de la ciudad maravillosas, que ampliaban la estrechez de la reducida estancia. –Nada sorprendió a Camilo—. —¿Qué te parece mi nido? — Bien, para uno sólo suficiente y, si tienes visita femenina, contra más estrechos más confortables. Andrés viendo la animosidad que Camilo le daba a entender, era tanta la alegría que recibía viniendo a Alemania que todo le parecía bien; dada la inmensa satisfacción que experimentó en Camilo, él que también había contribuido, al igual que el señor Ramírez para que tomara la decisión. Por eso no quería defraudarlo, le tenía reservada una gran sorpresa; tras recorrer el recinto residencial de estudiantes ambos acordaron comer en un restaurante cercano. Cambiaron impresiones y repasaron la situación de España, más todo lo relacionado con la familia.

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Andrés era cinco años más joven que Camilo, los padres lo encaminaron desde un principio para realizar los estudios en Alemania. Lo matricularon desde su más tierna infancia en un colegio alemán, continuando en Bonn su carrera universitaria. Andrés a diferencia de Camilo dominaba la lengua alemana a la perfección. El día, aún pensando lo contrario, invitaba para dar un paseo, ocasión que aprovechó Andrés.

—Bueno Camilo, ¿Qué te parece si vamos a conocer algo de Alemania?, ¡concretamente de Bonn! —Me parece una idea genial— contestó Camilo. Empezaron por la plaza del mercado donde se encuentra el Ayuntamiento, justo detrás de él se puede localizar la sede del rectorado de la Universidad. En su origen fue construido para la residencia del Príncipe Elector. Otro lugar típico es la avenida de Poppelsdorf —dijo Andrés—, la cual como podrás comprobar está flanqueada a izquierda y derecha por hileras de castaños de indias, ahora puedes contemplar la catedral, comen-

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zada en el siglo XI y finalizada en el XIII, la convierte en una de las más antiguas del país. Sin más, quiero que conozcas tu nueva residencia, que como puedes comprobar, no estaremos muy separados. Fueron recibidos por un matrimonio de mediana edad, que con amplia sonrisa al reconocimiento de Andrés, les invitaron a pasar a un cómodo salón, ofreciéndoles unas confortables butacas, donde ya relajados hablaron satisfactoriamente. La señora respondía al nombre de Benilda, mostraba una agradable sonrisa, con un semblante atractivo supo ganarse la confianza de Camilo. Benilda rondaría los cincuenta años, sin embargo no los aparentaba, su trabajo duro y continuado le había ayudado para mantenerse en buen estado de salud y belleza. Dalmiro, el marido, de aspecto serio y mirada observadora, denotaba ser una persona ilustrada, en todo momento sus modales eran educados infundiendo en sus palabras y en la entonación, un signo elegante y culto —Esa fue la impresión que recibió Camilo del matrimonio—. Le fue enseñada la habitación, equipada convenientemente para un estudiante: disponía de unos muebles sencillos pero adecuados, impedía un rayo de

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luz atravesar una ancha ventana, obstaculizando las cortinas la iluminación de la habitación. Benilda, rompió el hechizo, dejando ver una vista panorámica de toda la ciudad, Camilo ya había tenido ocasión de saborear lo que le estaban mostrando, pero supo disimular la circunstancia. — ¿Te gusta, Camilo? — Sí señora, mucho. — Continua Dalmiro— La ciudad reúne un ambiente estudiantil agradable. Pero no menos en el sector tecnológico, que según me ha informado Andrés, es lo que a ti te interesa. Andrés conocedor de las costumbres alemanas, tenía arreglado de mutuo acuerdo con el señor Dalmiro, el giro que Camilo tendría que adoptar para con su trabajo. Dalmiro tenía a su hijo junto con Andrés estudiando en la universidad. Dustin, el hijo de Dalmiro, su gran ilusión era perfeccionarse, en la lengua española, y qué mejor forma que estudiar practicando, Camilo llegaba a Alemania con su gran sueño, pero con un conocimiento limitado del idioma alemán; por lo tanto los dos podrían ayudarse.

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—Camilo, —dijo Dalmiro—, en breve conocerás a mi hijo, tiene el mismo interés que tú. ¡Vuestro intercambio lingüístico os será de gran ayuda! Me ha comentado tu amigo Andrés, que vienes a Alemania para perfeccionarte en ingeniería, según él nos considera de un nivel alto, motivo que aprovecho para agradecerlo a ambos. Tu conocimiento de nuestro idioma me ha dicho que es escaso. Mi hijo está muy interesado sobre la cultura española, quiero aprovechar tu estancia en mi casa para que introduzcas tus conocimientos en la mente ilusionada de mi hijo. Ese intercambio cultural te servirá de ahorro; quedarás exento de ningún pago durante la estancia en mi casa, incluyendo la manutención…espero que hagáis buenas ligas. —Ahora me gustaría formularte la pregunta de rigor— ¿A ti, qué te parece?, ¡nada me hace más ilusión que poder compartir la amistad que me brindan! Camilo quedó sólo en su nueva habitación, se estaba dedicando a colocar sus cosas, cuando unos suaves golpes de nudillos le alertó, de la visita. Dustin extendió la mano y se la ofreció a Camilo, éste muy cordialmente correspondió: — Tanto gusto de conocerte, supongo que serás Dustin, yo soy Camilo…el que estabas esperando.

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— ¡Oh Camilo, eres tan espontáneo como me imaginaba!; Camilo dudó un instante, pero enseguida reaccionó. — ¡Pero por favor pasa, estás en tu casa!. — Gracias, muchas gracias, estoy deseando poder hablar contigo para que me cuentes cosas de tu país. Camilo asintiendo, dijo: —lo mismo me ocurre a mí. Andrés conoció a Dustin en la universidad, llegando la amistad a lograr introducirse en la familia. Se creó una cordialidad y afecto ejemplar, considerando los padres de Dustin a Andrés, como un miembro más. Dustin, por Andrés tenía conocimientos de las costumbres y folclore español, más concreto del andaluz. **** Camilo se expansionó introduciendo conocimientos culturales, dando a conocer ilustres andaluces de todos los tiempos, empezó mencionando al rondeño: Francisco Giner de los Ríos y así fue señalando, Federico García Lorca, Antonio Machado, Juan

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Ramón Jiménez; en música, Manuel de Falla, Joaquín Turina, Ángel Barrios; Pintores, Diego Velázquez, Bartolomé Esteban Murillo, Pablo Picasso, Francisco Zurbarán. Todos andaluces exceptuando a Francisco Zurbarán de origen extremeño, nacido en Fuente de Cantos (Badajoz). Aunque de niño se trasladó a Sevilla, donde recibió la influencia de Velázquez, siendo presentado en palacio bajo el reinado de Felipe IV. Otro ilustre pintor que también recibió la experiencia de Velázquez, fue Bartolomé Murillo. Estos pintores de aquella época fueron pintores de Cámara, todavía faltaba mucho para descubrir el arte fotográfico. —Bartolomé Murillo, —dijo Camilo— me gustaría decirte Dustin, tuvo una vida amplia y agitada: quedó huérfano a la edad de diez años, era el menor de trece hermanos, su padre desempeñó el oficio de “barbero”. Al quedar huérfano fue acogido en casa de su tío materno, recibiendo un trato de cariño y consideración. Observando su tío que reunía dotes pictóricas, no dudó en colocarlo, en un taller de pintura, pronto desarrolló su talento siendo admirado por su paisano Velázquez, dieciocho años mayor que él. Murillo se trasladó a Madrid donde Velázquez le proporcionó copiar todos los cuadros que quiso de la colección del rey, y también en el Monasterio de El Escorial.

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Se dedicó a los asuntos religiosos, género en el que no ha tenido jamás competidor. En el año 1660 inauguró la Academia de pintura de Sevilla, de la que fue su primer director. En el año 1682 estando trabajando en Cádiz en el convento de los Padres Capuchinos, cayó del andamio. Lo trasladaron a Sevilla, no pudo recuperarse, costándole la vida. A este insigne pintor se le conoce por su pintura religiosa, aunque en sus lienzos se reflejó su origen del pueblo humilde: niños haraposos, jornaleros del campo, mujeres sencillas asomadas a las ventanas con caras de sufrimiento. —Oh, Camilo, estoy asombrado, —dijo Dustin—, yo no imaginaba tanta cultura en tus paisanos, jamás nadie me habló de tú país, que no fuera de fiesta y más fiesta, hasta incluso definen al país con el adjetivo de “castañuelas y panderetas”, aduciendo, que los hombres todos son “toreros” y hasta incluso atribuyen que van vestidos así por las calles. Tú me has dejado atónito. —Dustin —dijo Camilo—, en mi país llamado España, existen una mayoría de iletrados, sin embargo también abundan los cultos que han dado renombre mundial. Sin ir más lejos tenemos a Miguel de Cervantes, comparado con el dramaturgo Inglés Shakespeare. Son muchos los tópicos que recorren la

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geografía mundial. “España inculta, camisa y alpargatas”. “Alemania formal, laboriosa y trabajadora”. Hombres de diferentes culturas, de origen español han pasado por Alemania, que sin lugar a dudas habrán dejado huella. Sin embargo lo que se recuerda de ellos es la procedencia de la España profunda; inmigrantes que llegaron con lo puesto sin ninguna formación. Hoy en 1965, siguen llegando huyendo del hambre traicionera, provistos nada más que, de ganas de trabajar para lograr un mejor porvenir. Son sus brazos, los únicos medios de que disponen, considerando ellos mismos los ideales necesarios. La formación, sólo unos pocos privilegiados tienen acceso a ella, así estarán más entregados para el trabajo, comportándose con mayor docilidad. Siendo el trabajo una actividad noble, la degradan, embruteciendo al trabajador hasta el extremo de considerarlo esclavo. Los privilegiados, entre los que me encuentro yo, no es, por nuestra propia iniciativa, nos viene dada por nuestros padres, que se han adelantado a su época. Por nosotros seguiríamos las mismas directrices, son muy pocos, los que les inquieta la formación desde su juventud, a no ser que le sea impuesta. Sólo la inquie-

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tud de sus gobernantes, liberan del subdesarrollo a los ciudadanos. No les preocupa recorrer los pueblos y verlos abandonados, poblados por hombres y mujeres iletradas, niños por escolarizar, donde la pobreza reina a sus anchas. Sin embargo Dustin, en mi país abunda gente preparada e inteligente. Pero si quieren destacar, su tierra deben desamparar; son dirigidos como marionetas y privados de sus propias iniciativas. —Caramba Camilo, me estás aturdiendo, aunque me entusiasma hablar contigo, cada vez me encuentro más extrañado con todo cuanto me dices; pienso que somos muy dados a generalizar en todos los terrenos. Aquí en Alemania casi una mayoría de los foráneos nos consideran “nazis”, con pensamientos racistas, nada más lejos de la realidad. Habiéndolos que los hay, puedo asegurarte que son una minoría, similar a cualquier otra nación. Nosotros tenemos un pasado donde se cometieron atrocidades, ahora de generación en generación nos consideran raciales. No debemos dar mayor importancia, dependiendo de quién venga lo tomaremos en consideración, te diré Camilo que la ignorancia es muy

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atrevida y, muchos se aprovechan de ella, aun siendo, para difamar al pueblo. Ahora Camilo, nos olvidaremos de tópicos absurdos; cerca de aquí existe un restaurante, donde quiero invitarte a cenar, reina un ambiente estudiantil donde podrás comprobar por ti mismo, que la cultura, ve más allá de nuestra propias narices. Dustin rodeó a Camilo de un grupo de amigos y amigas donde la amistad era su lema de reunión, empleando una conversación ponderada del mayor respeto. Camilo se soltó, no tardando en congeniar con una simpática señorita. Desarrollaron una charla motivada por el interés recíproco del conocimiento de la cultura española y alemana. Camilo quiso desviar la tertulia hacia lo alemán, Aroa, que así se llamaba se mostró encantada, como a cualquiera, dichosa de poder desarrollar lo que más sabía, así los dos contentos, como reclamo daban alguna pincelada de España, para que el tema fuera hermanado y fluido. No faltó la música, siendo Bonn la cuna de Beethoven se entabló un agradable tema musical. Terminaron dirigiéndose a una bulliciosa plaza, donde se deleitaron con diversas composiciones de músicos alemanes: Bach, Wagner y Beethoven. En Alemania en la época estival, resulta frecuente encontrar las plazas concurridas por infini-

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dad de personas, relajándose en sus terrazas mientras escuchan música. Camilo, sorprendido del ambiente bullicioso de la ciudad, le dijo a Aroa: — Pensaba que el clima de Alemania consistía en nubes negras donde el protagonista principal era la lluvia, motivando una atmósfera de tristeza y recogimiento hogareño. —¡Oh no!, aunque sí, claro, llueve mucho, pero también sale el sol, y resulta muy agradable salir para tomarlo. Hasta incluso hay ciudades que disponen en sus calles de unas acequias, para que sus gentes puedan refrescarse mientras continúan paseándose. Nosotros estamos más acostumbrados al frio que al calor, por eso necesitamos combatirlo: con agua y la rica cerveza… Aroa, terminó con una sonora carcajada. —Fantástico, —aseguró Camilo—, me remito a los hechos, tenéis un país alegre y divertido. Se encontraba disfrutando, y pensando en algún momento. ¿Qué, habría sido de Dustin?, pero no le importaba haberse quedado a solas con Aroa; saliendo Camilo de sus pensamientos, dijo:

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— Aroa, me encuentro como si estuviera situado en mi lugar de nacimiento. —Qué contrariedad. —Pensaba que mi España era única, sin embargo estoy averiguando, que este país no se diferencia del mío para nada. Aroa, no pretendo buscar el alago fácil, ni congraciarme contigo, sólo exteriorizar todo lo que llevo dentro de mi cuerpo. —Camilo, —dijo Aroa—, muchas gracias, me encanta que te sientas a gusto… pero tampoco es bueno en el primer momento exagerar, te queda mucho por conocer de mi país, y tú acabas de llegar. —Pensaba que te había perdido, pero ya veo que estás en buena compañía; —dijo Andrés, al localizar a Camilo— te puedo dejar sólo, sabes arreglártelas como nadie… Con unas carcajadas a trío se dirigieron en busca de Dustin, merodearon por la zona, con el asesoramiento de Aroa no tardaron en localizarlo. En la puerta de la casa de Dustin, se despidieron Andrés y Aroa, juntos se fueron a la residencia de estudiantes. Camilo de buena gana también los hubiera acompañado, pero fue Aroa la que dio por terminada la velada.

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—Pienso Camilo, que te ha hecho tilín Aroa, —le dijo Dustin—, cuando quedaron solos. Nada que no sea natural, con relación entre hombre y mujer, —contestó Camilo—, tú sabes que yo no he venido en plan de conquista, sino, en busca de la técnica Alemana, también te diré que a nadie le amarga un dulce, y Aroa es un bombón de Estepa, trasladada a Alemania. Camilo experimentaba conforme iba pasando el tiempo, una gran satisfacción en el trabajo; había encontrado buen asesoramiento, llevándole a una práctica más avanzada. No perdió en ningún momento la comunicación con su familia. Su padre le decía que: — El polígono industrial estaba en pleno desarrollo, diversas industrias dedicadas a la construcción funcionaban en plena actividad. Su hermano Jacinto, abandonó el ejército, que con tanta ilusión se había tomado. Ahora licenciado, estaba intentando abrirse camino en el ramo de la madera. Se ha unido en sociedad con un profesional en carpintería, llegando a un acuerdo: él como socio capitalista y el otro como experto en la materia, todo parece que va funcionando, no dan abasto para servir:

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puertas, ventanas, marcos y todo lo relacionado con la carpintería. Le aconsejaba el padre a Camilo, que encaminara su carrera hacía el ramo automovilista. Una marca alemana, de alta gama en España se estaba esperando. Había mucho coche utilitario y la gente deseaba vehículos de categoría y confort. La importación del automóvil se va apreciando, es señal evidente, que la gente los están demandando. Estaba apareciendo un goteo de las marcas: Mercedes y BMW. Camilo no te confundas, olvídate del Mercedes, apodado en España “Lola flores”. Mercedes de alto poder adquisitivo. Camilo no había pensado en los automóviles como negocio, pero la propuesta de su padre no le parecía mal. Coches de alta categoría. Sí, por ahí iba a dirigir su trayectoria industrial. Habló con Dalmiro; al señor Dalmiro le pareció una idea genial, la marca Mercedes tiene muchas posibilidades comerciales, dispone de: coches ejemplares y motores para su adaptación, en vehículos industriales: taxis y furgonetas de reparto, tan sólo con mencionar la marca Mercedes, se daba por hecho el buen resultado, así era en un porcentaje muy elevado. Camilo quería marcar la diferencia, llevaba mucho tiempo con coches del mismo tipo, había que

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crear clases diferentes. Vehículos con poder, y por otro lado, motores para la industria del transporte, dos cosas que se complementan por sí solas; el mismo que se compra un coche Mercedes, dispone de una empresa que precisa un motor, para sus vehículos de reparto. Camilo se situó en el sitio adecuado, en el momento preciso y con una formación que aumentaba sus esperanzas para desarrollar sus ilusiones, convirtiéndolas en realidad. Nadie podía imaginarse que la nación, que ahora le abría las puertas de su porvenir, cuando Camilo nació se encontraba en plena guerra mundial; y él por otro lado nace en otra, que acaba de sufrir una infernal contienda. Sin embargo, ”después de la tormenta viene la calma”. Termina de cumplir veinticinco años y afortunadamente no ha sufrido penurias dignas de mención. Su familia dedicada a la producción agropecuaria, pudo proporcionarle una vida de desarrollo: intelectual y laboral; pudiendo elegir lo que más le gustase, inclinándose por lo cultural. Ya desde niño mostraba su interés y curiosidad, no se le pasaba por alto ningún cartel publicitario, que no leyera en voz alta, dejando sorprendidos a sus padres y hermanos. Cuando Camilo entró en la escuela de su pueblo a la edad de seis años, conocía todo lo

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relacionado con los estudios primarios: leer, escribir y las cuatro reglas. Don Nicasio el maestro, no llegaba a creérselo, un niño de tan corta edad con un nivel tan avanzado para la época; cuando en la mayoría de las familias el mayor interés, derivaba en alimentarlos y mandarlos a trabajar. Don Nicasio desconocía la condición de Amancio, referente a sus hijos, “alimento y formación”. Amancio discrepaba con sus paisanos, ellos creían que los hijos, con el trabajo se harían mejores hombres, él, pensaba, que al trabajo había que llegar formados. Camilo no vivía una vida de alabanza, fue tratado con discreción. Nicasio aleccionó a Camilo con una enseñanza basada en la moderación; supo infundir ánimo, pero libre de arrogarse facultades y honores. Resulta muy fácil hacer alarde de erudición, sobre todo en la juventud, causa que si no se corrige permanece a lo largo de la vida. Tal como se suponía, Camilo amplió estudios en la facultad de “Ingenieros Industriales”, terminando con nota de sobresaliente. Amancio aparte de la satisfacción que recibió cuando terminó la licenciatura su hijo, no fue menos al tomar la decisión de marchase

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a Alemania. Una nación que había conseguido ser con esfuerzo la cuna de la industrialización. Ahora, Amancio se dirigía a Camilo orgulloso a sabiendas que reunía unas cualidades estimables, para emprender y labrarse un porvenir, creándose su propio negocio. El automóvil estaba evolucionando, y toda la sociedad en general lo aceptaba como un recurso de progreso y prosperidad. Cuando Camilo se dirigió a la marca Mercedes y recibió las normas comerciales, no las tenía todas consigo, decían así: “Local comercial situado en un polígono, persona con poder adquisitivo, activo, don de gentes, cartera de pedidos según criterio de la empresa, periodo de prueba, cláusula de contrato y extinción, por acuerdo de ambos”. Camilo le informó a su padre, él no podía tomar decisiones por sí sólo, careciendo de capital. Amancio leyó con detenimiento las condiciones del contrato; ya que en el contexto, se requería una persona que abalara el convenio. Amancio expuso la situación de Camilo en conocimiento de toda la familia, y con unanimidad se aceptó. —Ya tenía Camilo todo lo necesario para convertirse en el progre de la familia—.

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Las relaciones que Camilo empezó con Aroa, se habían convertido en sentimentales; situación que debiera terminar, el padre de Camilo, no aceptaba nada que comprometiera a su hijo para poder regresar a España. Camilo no podía tener ninguna atadura con Alemania, la disponibilidad de movimiento resultaba imprescindible para ser avalado. Aroa según Amancio tendría que seguir a Camilo. Su pueblo jamás sería abandonado, el progreso que se había iniciado, no podía ser mermado por él. Camilo se podía casar con quién quisiera, pero su lugar de destino debería ser España. También Camilo tomó en consideración la recomendación de su padre, ni Aroa ni Camilo tenían claro lo que podían hacer. El amor dice que puede con todo, pero aquí faltaba… todo había sido un hermoso romance de amor para el recuerdo. Adiós a Alemania, en España le esperaban dos grandes compromisos: casarse y crear su empresa; armonizó ambas cosas. Camilo a sus treinta años no había tenido tiempo para conquistas amorosas, dedicó todo su quehacer en su formación, como bien le aconsejó su padre: “¡Camilo si adquieres un buen nivel académico, todo te vendrá por añadidura!” Cuando Camilo conoció a Susana, ya eran ambos dos personas maduras, próximas a los treinta

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años. Susana de figura esbelta, una belleza interior y exterior capaz de romper los sentidos, le acompañaba una bondad con exquisita delicadeza, siendo la admiración de cuantos la conocían. Se dedicó a las Bellas Artes, optando por la pintura, arte que ejerció durante los años de soltera, que no fueron pocos. Al contraer matrimonio, dejó el trabajo por voluntad propia, pero no el ejercicio de la profesión. La pintura le llenaba el tiempo, cubriendo el vacío de su vida, manteniendo una ilusión de trabajo y amistad formidable. La docencia le restaba mucho tiempo para poder dedicarse a su oficio: —Pintar con dedicación exclusiva—. Susana era una persona realista, no le gustaba enmascarar las cosas, las expresaba con exactitud, llegando con sus gestos y miradas a convencer al más reacio incrédulo. En Susana se creó una conexión entre su personalidad y la pintura, desarrollando una clase de matiz realista, plasmando en sus lienzos la pura realidad de la vida que le tocó vivir. No le faltaron detractores, que no comparten la realidad, prefiriendo ocultarla, buscando lo bonito, banal y ficticio. Susana pensaba que en la pluralidad y en el respeto se concentra la verdadera sociedad. Sin embargo, los hay que piensan que, en una sociedad cerrada sin critica,

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satisfacen mejor sus aspiraciones, dejando fuera las necesidades generales. La pintura del realismo francés la motivó. Siendo su principal exponente Gustave Courbet. Los genios de cualquier clase de arte, provocan rechazo y escandalizan. Los gobernantes comprenden al instante el avance renovador del artista, pero tratan desde el primer momento desprestigiarlos, transmitiendo un mensaje intoxicado y manipulador con el fin de crear una opinión contraria. Susana supo beber de las fuentes renovadoras francesas, para recrearse en el arte español del siglo XIX, que tampoco faltaron, sirviéndole de ayuda e inspiración, deleitándose con las pinturas por ejemplo de: Marino Fortuny, Eduardo Rosales etc. Ya en el siglo XX, se volcó con el insigne manchego Antonio López, que ha evolucionado con su arte hiperrealista, llegando algunas de sus obras a pagarse cuotas millonarias. La perseverancia de Camilo se había cubierto de gloria, llegó a España y fue rodeado de admiradores. Muy pocos pensaron que su triunfo nada tenía que ver con la suerte, sin embargo ninguno atribuyó su éxito, al esfuerzo y tenacidad ejercida durante toda su vida. —Sí, hay que reconocer, que siempre ha sido muy listo y

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trabajador. —Pero… ¡Qué suerte ha tenido yéndose a Alemania, ahora viene con unos humos!...No parece el mismo, —esos eran los comentarios—. De una forma u otra Camilo dio prestigio al polígono industrial. “La Hermandad”, nombre que fue propuesto por el alcalde don Claudio, y acordado por el conjunto de industriales. La Hermandad se fue poblando de un gran número de industriales, venidos de toda la comarca. Claudio creó y abrió las puertas para todo quién fuese capaz de crear su propia empresa. Supo romper la tendencia: económica, dependiente y subordinada de la ciudad, abasteciéndose de sus propias necesidades. Las vías de comunicación se ampliaron, redundando en beneficio de toda la comarca, creando una ocupación amplísima. El espíritu emprendedor de Claudio se fue generalizando, no dejando a nadie ausente, fomentando una cultura de personas emprendedoras. Antonio, también encontró cabida en la nueva situación laboral y económica, que había alcanzado el pueblo. Consigue aprender en sus horas libres, el oficio de “Recauchutado”, oficio de auge para el momento; no funcionaba mal como albañil, pero el recauchutaje se estaba imponiendo. Las cubiertas de los automóviles, al ser desgastadas se volvían a cubrir con una nueva capa de 69 

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caucho, permitiendo hacerlas más duraderas, dado que todavía no se habían alcanzado las grandes velocidades del presente. Los principios de Antonio fueron eficaces y crecientes, por eso viendo que la técnica iba avanzando y él no podía perder el tren de la evolución, amplió el local, dotándolo de la más sofisticada instalación: equipo electrónico, alineación y equilibrado de ruedas, sustitución de pastillas y zapatas más, amortiguadores y todo lo relacionado con los primeros auxilios del automóvil. Su hijo Toni, se enganchó a la empresa familiar…Se le estaban atragantando los estudios. Toni, ese niño, que un día pensó que había hecho daño a su hermanita con un beso, ahora que ni lo recordaba a sus dieciséis años, seguía adorando a su hermana, que terminaba de cumplir trece: ambos se habían convertido en una pareja de jóvenes, alegres y divertidos. —Hermanos—, pero con inquietudes diferentes, los dos del mismo vientre y cada uno de diferente temple: Toni amante de los trabajos manuales, exploraba de niño con sus juguetes, haciéndoles verdadera disección quirúrgica, con la particularidad que aún sobrándole piezas, no dejaban de funcionar. Por eso cuando su padre le pidió entrar a trabajar con él, abandonando los estudios, recibió una tremenda alegría. Sin embargo pronto descubrió que los estudios eran necesarios; posiblemente nadie le había explicado

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de la utilidad de ellos para cualquier actividad. Cuando Toni tenía tiempo para estudiar, no encontraba el momento. —Un estudiante, que le sobra tiempo para todo, y le falta para estudiar—.Casi todo se lo había aprendido a medias, por ejemplo: laguna, depósito natural de agua dulce. Esa fue la explicación que recibió en clase, nadie se la amplió, haciéndole saber, que también significa, todos los vacíos que dejamos para una completa formación académica. Toni siendo un joven responsable no supo aprovechar el tiempo, rindiendo con la enseñanza. Ahora reconoce, que aquello que él creía que más le interesaba, era lo que menos le convenía. Examina sus propios errores, que es la más noble enseñanza, tiene un trabajo y echa de menos la entrega que le exigía el profesor. Se encuentra en una laguna, con el agua al cuello. Sabedor de su desdicha, que sólo se puede atribuir a su juventud “alegre y divertida”, y por lo tanto despreocupada, ahora recuerda: al profesor, a sus padres y los consejos recibidos, de cuantos intentaban ayudarle. Lo importante es que ha llegado a tiempo sin necesidad de añadir la coletilla. “Ya te lo decía yo”, sólo, sin ayuda, reconociendo su culpa, intenta recuperar, tanto esfuerzo perdido. Silvia a pesar de su corta edad, piensa en la dura vida que llevó su abuelo. Rodeado de un elevado número de hijos, concebidos por la ignorancia y

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preponderancia Divina. Determinación lejos de su proceder, basada por una sentencia inapelable. Menos impositiva le ha tocado llevar la vida a Antonio, —el padre de Silvia—. Es dueño de sus propias decisiones, siente y declara su forma de pensar, sin hacerlo callar, y con su esfuerzo se labra su porvenir. Rebelde y contestataria, presume Silvia de ser, adolecente indomable fruto de la intransigencia, se eleva al momento histórico que le ha tocado vivir, que nada tiene que ver con el pasado, en términos generales. Aunque quede el rescoldo del anterior, que añora acariciar el fruto de los privilegios, que les fueron retirados en honor a la justicia de su propio interés. Sin embargo Silvia ha perdido el miedo a la libertad; quiere enfrentarse a los problemas: con arrojo, coraje, valor, audacia y temeridad. Sí, — temeridad—, expulsado el miedo impuesto a sus antepasados. Para ello empleará la cultura: arma, poderosa, salvadora, liberadora y capaz de combatir el afligimiento del ser humano.

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MAYORÍA DE EDAD  amilo, absorbido en su afán emprendedor se fue olvidando de su entorno más próximo: a Susana la tenía un tanto arrinconada, como si fuera un trofeo, que, había conseguido para lucirlo entre las amistades. Ella continuaba concentrada en la elaboración de sus cuadros y tampoco se daba mucha cuenta… o quizás no le importase demasiado. Una pareja sin comunicación, pero, feliz y contenta, desarrollando por separado su vida, ocultando los problemas, creyendo que así no les afectarían. Yolanda, —su única hija—, se había convertido en una adolescente: inquieta y preocupada por la evolución, liberadora y pensadora con su propia sociedad. Próximo estaba el régimen dictatorial para llegar a su fin. “El Movimiento Nacional”, como tal, necesitaba renovarse, se estaba quedando obsoleto, con relación a Europa. España aislada, ahora empezaba a dar señales, para ser parte integrante de una Europa nueva y comunitaria.

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Sin embargo la persona que dirigía la situación caótica española, en su obsesión por dejar todo…”Atado y bien atado”, según el “Nacional cristianismo” no estaba por la labor del abandono o dimisión. Su salud se le fue deteriorando, la nación entera sufre una gran “turbación”, preocupados por la posible pérdida y, la situación donde quedara ubicada España. Nadie respiraba tranquilo: ni seguidores ni detractores; ambos recordaban la infernal contienda. ¡Pensaron que con una, tuvieron bastante! En la mente de todos, tras la desaparición del Dictador, opositaban dos candidatos, a la sucesión: Monárquica y Republicana. Con sus resistencias normales según la situación, a la muerte del Generalísimo, España supo demostrar al mundo entero, que sus ciudadanos habían alcanzado la “Mayoría de Edad”. Pasaron pacíficamente, de un régimen dictatorial al democrático, cediendo por igual, como corresponde a las personas, que a lo largo del tiempo han visto con sus propios ojos que el régimen democrático es el mejor camino. Un régimen que como base principal debe ser bien constituido.

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Contribuyeron infinidad de hombres y mujeres para su feliz resolución. Entre ellos no resulta complicado destacar a tres… que, aun a riesgo de sus vidas supieron implantar la Democracia… —Cada cual que los seleccione según su criterio—. Tras la democracia, el establecimiento más recomendado por los gobernantes, fue, “la libertad”: libertad de pensamiento y acción. Esa necesidad que todo ser humano necesita para su propio desarrollo: digno, cultural y laboral. Pronto en los jóvenes se fueron abriendo e instaurando diferentes puntos de opinión, reflexionando y dialogando, creando una pluralidad democrática, donde todos cupieran. —No todos son partidarios de la libertad, ni todos la desarrollan con equidad. Pronto aparecieron jóvenes autárquicos; que en su ansia de libertad, mal entendida, no midieron la responsabilidad de sus actos. La libertad autónoma del individuo implica: educación, formación, madurez y responsabilidad de sus actos. Aun así pudiera fallar. En cuyo caso subsiste el desorden o libertinaje. —Caprichosos incorregibles—, que han existido en cualquier ideología política. Que llenos de razón irracional se amparan en la libertad, para satisfacer sus deseos.

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Con la desaparición del Elegido por mandato Divino, se abrieron las puertas del pensamiento, quedando la sociedad en su estado natural, recuperando la libertad de reflexionar que, con anterioridad había quedado reservada para las personas. “Bien pensantes”…de rectitud y moral, —esto según ellos— Al sectarismo ideologizado se fueron arrimando los secuaces incondicionales, creando un pensamiento único, incapaz de permitir diferentes opiniones. Ahora se abrieron las puertas de una sociedad pluralista y real, aceptando la discrepancia, conviviendo con ideologías diferentes. Se suele pensar y decir, que en la variedad está el gusto, pero no resultaba fácil hacerles cambiar a aquellos que habían vivido toda una vida creyendo que, los que no piensan como ellos, son sus enemigos. Nada tan lejos de la realidad. Mucho tiempo y esfuerzo se necesitó…para conseguir la luz del entendimiento. Con el pensamiento único, de unas personas que habían vivido sin faltarles de nada, y otras sufriendo la adversidad, no se estaba dispuesto al cambio. Buscaron una postura intermedia, rompiendo con la radicalidad del pasado, acercándose con los lazos de la concordia y racionabilidad.

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Con el nuevo sistema político, los ciudadanos derrochan alegría llena de esperanzas para vivir bajo el amparo de la libertad. Proliferan los partidos políticos en demasía, habiendo quién pensara, que eran como las setas, sin embargo la propia democracia con los votos de los ciudadanos, —dejó sólo a los necesarios—. Siendo la primera prueba demostrativa de que el poder emana del pueblo. España y sus pobladores no eran diferentes al resto de Europa. Esa España considerada, conjunto de naciones, podía vivir en la unidad, respetando el Estado: la idiosincrasia de cada comunidad. Sin embargo como en todas las familias numerosas, surgen algunos de sus miembros con discrepancias, persiguiendo mayores privilegios, alegando razones que no son más que egoísmos económicos: se autodenominan países históricos, presumiendo de una cultura sospechosa con la realidad, menospreciando a otros que sí merecen dichos atributos y, sin embargo, se mantienen en silencio. Si nos paramos a pensar y comparamos, veremos que las comunidades que se declaran Nacionalistas, están pobladas por mayor número de foráneos que nativos. Ellos antes y ahora se declaran

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discriminados, por dos razones: económico y lingüístico. En lo económico nadie puede poner en duda que disfrutan de una riqueza amplia en todos los sectores, agrícola e industrial, con una población superior de foráneos, razón que debería llenarles de orgullo, ya que disponen de recursos para compartirlos con los demás, y en lo cultural son respetados en su doble lengua, amparada por la Constitución. Esta preocupación sólo es un mal recuerdo del pasado. Todo cambio entraña un periodo de aprendizaje y a los nacionalismos mucho mayor, ya que ellos se consideran autosuficientes, pero esperando el apoyo del papá Estado.

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Acoplamiento  e crearon muchos encuentros que derivaron en desacuerdos provocando intrigas, que en un principio pudieran parecer inconciliables; sin embargo, se daba a entender que prevalecía la cordura de la mayoría comprometida en la busca de soluciones. Partiendo de la base que ambas partes deseaban entenderse, cedieron por igual en lo esencial. Y habiendo sufrido grandes pérdidas, ahora era necesaria la victoria renovada, arrinconando: orgullos personales. La Carta Magna, aprobada por las Cortes Generales y ratificada en referéndum por los ciudadanos, sirvió de incentivo para consolidar lo que parecía imposible. En diciembre de 1978, con la aprobación de la Constitución, la sociedad empezaba a ver luz y esperanza. Aún quedaban latentes resabios que amargaban a muchas personas, teniendo como misión hacer claudicar en las decisiones de los poderes fácticos.

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Rompiendo el miedo, miles de ciudadanos salieron a las calles para reclamar, amnistía para los presos políticos. En las primeras elecciones democráticas, se supo elegir a un presidente jovial y con ideas de avance, prosperidad y cambio, llevando el perdón a aquellas personas que sufrieron la “libertad de pensamiento”, motivando mayor acercamiento para todos. Cambio, en muchas ocasiones enfrentado por los grandes poderes ajenos al legislativo, que seguían pensando que en España todavía no cabríamos todos. El poder emanado por el pueblo soberano, llegó a un acuerdo, y no pasó nada de qué arrepentirse, sino todo lo contrario, se fortaleció la convivencia entre “blancos y rojos”, que tan deteriorada se mantuvo durante cuarenta años. La jovialidad y valentía de un Presidente de firmes decisiones, valió para acoplar y unir entre sí a las personas que estaban discordantes. —Dejo el teclado del ordenador en puntos suspensivos […] para unir mi sentimiento, con el clamor popular, y reintegrar el mayor reconocimiento, dándole las gracias por traernos a los españoles… —Dignidad para todos—.

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El clamor popular se silenció a principios del año 1981. Aquellos que se sentían los únicos defensores del pueblo…hicieron su aparición con su arma más poderosa —la fuerza—, pretendiendo anular al pueblo soberano, que, constituye el fundamento de la legitimidad de las leyes. La providencia medió favorablemente, teniendo como resultado el triunfo de la razón, en decremento de la fuerza. *** ROMPAMOS CADENAS DE OPRESIÓN

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MALOS VICIOS  na sociedad que ha vivido en sufrimientos inmemorables, no es extraño que recurra a vicios perniciosos, con el único afán de subsistencia. Pero lo que resulta inadmisible, es que sus gobernantes naden en la abundancia, y la avaricia los empuje a la lujuria y la gula insaciable. DIJO, SANTO TOMÁS DE AQUINO: “Un vicio, es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice son originales en aquel vicio como su fuente principal. […]. Los vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza está principalmente inclinada”. Si tenemos en cuenta que Santo Tomás, nació el año 1.224 y murió en 1274, al día de hoy hace 790 años. Han pasado casi ocho siglos y no hemos mejorado nada. No tenemos más remedio que reconocer que somos incorregibles. Y no seguir negando nuestras responsabilidades, dando rienda suelta a nuestros

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instintos, excitándolos hacia la riqueza sin límites, en detrimento del bien común. Camilo y sus contemporáneos gozaban de un estatus social preferente. Las vidas de los hijos concurrían sin mayores problemas aparentes, si no te entrometías. Padres e hijos se dejaban llevar sin presiones referentes o normas de conducta. Ese control férreo de la época dictatorial sobre los hijos, por encanto había quedado obsoleto, y como carca podrías quedar si te entrometías. Por arte de birlibirloque los hijos habían desplazado a los padres, y sin saber por qué, los trataban de anticuados inmerecidamente, resultando sus opiniones: absurdas, repletas de banalidades insustanciales rayando el ridículo. La sociedad en su conjunto arrinconó a mucha gente preparada, por el sólo hecho de ser mayor. Se perdió la razón real, si pensabas que la edad trae la experiencia y el grado de profesionalidad. —Resultaba corriente y decálogo solicitar para un puesto de trabajo— ¡Se necesita persona joven no superior a 25 años, con experiencia! …Ésta era la práctica existente, rayando lo absurdo, al concepto de lo normal.

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Por otro lado la disciplina implicaba riesgo de ser tachado de retrógrado. Todo cuanto entrañara autoridad con relación a la educación infantil, se consideraba abusos disciplinarios que podrían crear traumas para su normal desarrollo. Las amonestaciones tenían que ser muy comedidas para no herir la sensibilidad emocional del niño. Y, por supuesto, que no se le ocurriera al profesor levantar la mano, que peligraba su crédito académico. Los padres deberían ser muy rigurosos en el trato con sus hijos, no permitirse la libertad de corregir a la vieja usanza, con un simple cachete, de la noche a la mañana, se rompen los baremos de conducta, sin pasar por ningún aprendizaje. La enseñanza sobre ética, nadie se preocupa de impartirla: esos valores esenciales para la buena convivencia, que en la mayoría de las veces es cuestión de sentido común. Nos invade la pereza, y la tristeza de ánimo que nos aparta de las obligaciones.

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Nueva generación  olanda y Silvia, aun habiendo sido educadas en diferentes escalas sociales de valores, su situación académica no varió. Se licenciaron en Derecho, coincidiendo en la misma promoción. Silvia en casa se crió en un ambiente discernido, pero dejándola tomar sus propias decisiones, se desenvolvía con una libertad limitada, sin llegar a hacer uso de la asignación facultativa de los padres. Los secretos de ella con sus padres, si tenemos en cuenta que se encontraba en la edad de merecer de una joven, revestían ciertos disimulos, sin faltar intimidad entre madre e hija, quedando por adivinar las confidencias compartidas con las amigas. Yolanda, recibió en su domicilio los estudios necesarios, antes de ingresar en la universidad. Sus padres creyeron que, así alcanzaría mayor nivel cultural: con una atención única, no caben vicios contagiosos de otros alumnos, más, los males que no se conocen no te provocan adicción.

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Yolanda ingresó en la universidad, con nota de sobresaliente, pero sin vida social, con educación protegida y dirigida carente de iniciativas propias, se incorpora a la jungla humana percibiendo soledad. Consiguieron introducir en su cerebro infinidad de conceptos teóricos, que ahora no sabía llevar a la práctica, tenía la masa de la materia, le faltaba el principio activo que, determina que sea algo concreto. Ese aislamiento en el hogar, ahora la llevaba a otra reclusión incomunicada, con los jóvenes de su edad. Con Silvia aun siendo paisanas la relación no resultó muy afectiva, Yolanda marcaba las distancias, no teniendo que objetar nada contra ella, sólo pertenecer a otra categoría. —En un hola y adiós, finalizó el primer año de estudios, sin importarle que se conocieran desde la niñez. Cierto día en el comedor, compartieron mesa, la casualidad ayudó a romper la barrera que las separaba para entablar una amistad. Se sintieron identificadas entre sí, comprobó Yolanda que todos tenemos algo en común, y si lo compartimos se enriquece la autoestima.

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Yolanda pertenecía a “Acción Católica”, muy ilusionada invitó a Silvia, para que conociera la Institución, ella encantada aceptó. No tenía grandes creencias, pero sí, le llamaba la curiosidad de todo. Razonó que se le presentaba la ocasión de acceder a una información privilegiada. —Mira Silvia, —decía Yolanda—, los principios teóricos de Acción Católica, son reforzar el ecumenismo y la vinculación de los jóvenes con la Iglesia. Para Silvia fue una gran experiencia, sobre un mundo muy cercano y al mismo tiempo desconocido. —Continua Yolanda—: se practica la defensa de los trabajadores, creando organismos sindicales, incentivando a la propia Iglesia hacia los más necesitados, motivándolos para que no la abandonen, ya que se estaba creando un cierto desencanto en los sectores menos favorecidos. Se respiraba un ambiente discernido entre la propia Iglesia y ellos, aun persiguiendo los mismos fines.

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Sentimientos ocultos  o podía motivar la más mínima sospecha en Camilo, la situación emocional de Yolanda: una chica de buena familia, excelente formación cultural, con relaciones personales en una Institución de conducta intachable. Todo ello le inspiraba tranquilidad para no merecer estar preocupado, sino todo lo contrario, sentirse orgulloso con la educación proporcionada a su hija. —Lejos de la frivolidad propia de la vida mundana—. Susana, no las tenía todas consigo…, esa repentina decisión de quedarse en la ciudad sola, por razones de trabajo, a tan corta distancia, la ciudad del pueblo, con la disponibilidad de un vehículo sin coste alguno. En la última metódica visita, que recientemente realizaron, la vieron muy ilusionada y aparentemente no había nada que temer ni sospechar. Yolanda nunca les causaba motivos de preocupación, y tampoco estaba demás levantar la mano para que ella se valiese por sí sola. No era la primera, que con su edad se encontraba emancipada libre de cualquier potestad.

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Susana reflexionaba: de qué tengo que preocuparme con mi hija. Está bien formada y preparada, ha conseguido un trabajo libre, sin tener que estar bajo el súper control de su padre, que mirándolo bien, tanto cariño agobia. Ahora creo que ha llegado el momento de cambiar de actitud, me siento: controladora y hasta incluso manipuladora, y mi hija necesita respirar su propio aire, y mi marido y yo el nuestro, centrémonos más en nosotros mismos, buscando mayor acercamiento sin abandonar nuestras ocupaciones como padres… Démosle un voto de confianza. El tiempo no perdona marcándote las pautas a seguir, si cierras los ojos y pones tapones en los oídos, no engañas a nadie te engañas a ti misma. Al final cuando te pasa factura, has llegado tarde, y de nada sirve lamentarse. No recuerdo la última vez que nos sentamos frente a frente, el uno del otro, en la mesa de un restaurante, brindando por nada: sólo por la permanencia de nuestras miradas con dulces sonrisas, acariciando nuestras manos, vibrando todo el interior de nuestros corazones. No quiero sentirme víctima de la situación de aislamiento. Camilo no es un cúmulo de emociones

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sentimentales, y gracias a su carácter ha sabido realizarse profesionalmente, ambos hemos tenido nuestra independencia, acumulando bienestar, para una vida holgada, que nos lleva a pasarlo bien y con tranquilidad. —Se entiende en lo económico—. Esa tranquilidad que nos proporciona nuestro propio esfuerzo, nos tiene que ayudar y servir para alegrar nuestras vidas de unión. Nunca se está en lo cierto, pero supongo que hemos andado, tres cuartas partes, de nuestras vidas. Nos merecemos un cuarto de recompensa, sin pensar que es el final, sino la etapa más dichosa y placentera de nuestra existencia, considerando, que tenemos los deberes cumplidos. Siendo el papel muy sufrido, Susana descargaba sus emociones careciendo de fuerzas para exponer sus sentimientos. No dudaba, para en distintas galerías de toda la geografía, exponer sus cuadros, pero expresar ante su marido la pérdida de cariño, para no perderlo del todo, le resultaba un calvario. Esa sucesión de adversidades y pesadumbres, las guardaba en su interior. Y a cambio ambos vivían entregados en sus vidas profesionales, recibiendo felicitaciones, premios y toda clase de reconocimientos.

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A Susana le asaltaban un montón de dudas, de confusas respuestas: ¿estaré perdiendo su cariño, ahora que verdaderamente es cuando más lo necesitamos?, intento seducirle, pero me recibe apagado, siempre anteponiendo su trabajo, sin disponer quince minutos de las veinticuatro horas del día para sentirme más cerca de él. Si me habla es para preguntarme por Yolanda, que no está demás si también se preocupara de mirarme; después de ocuparme dos horas exclusivamente para él, que hasta yo me sigo gustando, — y él ni se inmuta—. No creo se merezca más atenciones, quizás sea más efectivo la astucia de los celos. Aunque no creo que le importe sabiendo que si quisiera tengo miles de ocasiones, rodeada de hombres deseosos de mis miradas, que ni eso les dedico, consiguiendo que me traten como una antipática, cuando en realidad, persigo ser fiel a mis principios de mujer, de un solo hombre.

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El padre Enrique  olanda después del sobresalto recibido en su primer año de carrera, se sentía totalmente realizada. Silvia supo impulsar fuerzas para que su fragilidad sólo fuese un proceso transitorio, para recibir el ímpetu necesario para en todo momento recuperar confianza, sabiendo actuar. Esa permanente alabanza recibida en el seno del hogar, prolongada hasta la mayoría de edad, chocó con la incomunicación social, adoptada en la familia. Ahora en la “Institución”, las reglas de conducta recibidas, sí que le valieron, siendo rodeada de un ambiente complaciente, que por medio de la ponderación sintió ánimo para afrontar los retos que le obligaba la encomendada misión. Todo se lo presentaban grato infundiendo para el desempeño de su labor, el amor que debemos a nuestro Creador: templanza, moderación y alegría, es la verdadera entrega que necesitamos para las misiones que nos son adversas a nuestros sentimientos, sujetándolos a la razón, ya que nuestros sacrificios deben de servirnos para engrandecer nuestro amor hacia el prójimo.

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Yolanda se sentía sumergida en dos mundos, que para nada los consideraba antagónicos. Esa diversidad de formas y procederes para pensar, enriquecía su propia personalidad, llevándola al sentido amplio de la vida, saliendo de la burbuja de impunidad, donde jamás tenían que haberla introducido. No obstante, siendo la cordura su característica principal, esta existencia que le quisieron ocultar, más que apocarla, la liberó de prejuicios y ataduras. Yolanda en la “Institución religiosa” se desenvolvía como pez en el agua, nada le resultaba extraño, coincidía con la educación recibida en casa, no dudando un instante cumplir las misiones encomendadas con entera satisfacción. No era el mismo caso del padre Enrique, sacerdote de renombre dentro de la Institución, pero no tanto por sus superiores. El padre Enrique de ideas avanzadas, chocaba con el “Gobierno de la Iglesia”: una orden de tradición conservadora, discrepaba con todo aquél, que inspirara aires de renovación. Buscaba algo tan simple como la coherencia, consecuente con los principios que se profesan. El día de su consagración como sacerdote, hizo votos de: pobreza, castidad y obediencia, razones que por coherencia cumplía a rajatabla.

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En la obediencia no estaba en contra, siempre y cuando le fuese razonada, buscando el por qué, pero resultaba imposible conjeturar, creando observaciones o dudas sobre temas de fe. Eras considerado un robot, anulando por completo tu carácter personal. Este estado emocional se le fue creando a raíz de entrar en su ejercicio pastoral. Todas sus iniciativas se rechazaban sin ninguna consideración, creándole cierta culpa, al no ser capaz de comprender las normas preconcebidas por sus superiores, considerándole, culpable e indigno, con impulsos de soberbia, dejándose llevar por la desobediencia, cuando la humildad es el principio y fin del ser humano. Se refugiaba en sus oraciones, pidiendo perdón al Todopoderoso, este acto de conciencia le resultaba confortable, sintiéndose iluminado por la aproximación al pensamiento de sus dirigentes. Estas meditaciones no llegaban a satisfacer en su pensar, pasado el primer momento, le invadía una terrible soledad, resonando voces en su interior, en ocasiones, en contra y otras a favor, creándole enormes dudas y confusión, creyendo llegar a la locura. Esta obediencia ciega se sumaba a la castidad, que si bien en las horas diurnas la sobrellevaba, no le resultaba igual en las nocturnas. Cuando en el silencio de la noche su mente reflexionaba y le invadía la pasión lujuriosa, pudiendo sólo controlar la situación 97 

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manteniendo la luz de sus ojos, cuando el cansancio de sus párpados caían cubriendo la habitación en tinieblas, acudían a su encuentro bellas figuras de sueltos y largos cabellos, excitantes y desnudas, mostrando exuberantes pechos por doquier, aproximándolos a su rostro, deleitando su apetencia sexual. Despertando de un sobresalto, empapado en sudor, sin comprender bien qué le estaba pasando. El padre Enrique, dada su amabilidad personal, era de igual manera correspondido en el ejercicio de la catequesis, impartida con sus feligreses. Esas inocentes sonrisas despedidas de las alegres jovencitas, le cautivaban, aún sabiendo que no cabía en ellas nada de maldad. Su mente en estado de reposo, anulaba su voluntad, hipnotizando su sentido. No siendo la primera vez que recurría a la autoflagelación, consiguiendo aumentar el martirio del cuerpo y perturbación de la percepción. *** En la sacristía penetraban los rayos de sol de un espléndido día primaveral del mes de mayo. Después de la misa el sacristán acostumbraba ayudar a desvestirse al padre Enrique, este día lo hizo sólo, despidiéndolo amablemente, privándole de esta labor, necesitaba quedarse sólo y meditar sobre su propia situación.

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Con entera solemnidad, empezó despojándose de los ornamentos religiosos. Acariciando con reverencia el “cíngulo”, cordón con que se ciñe el alba, depositándolo sobre la mesa, destinada para este fin, sin antes, acariciarlo en señal de respeto…, —el cíngulo simboliza castidad—. Continuando, con la casulla, que hoy había elegido de color rojo, según costumbre, dándole un trato preferente, al simbolizar caridad. Al desprenderse del amito, se avergonzó, se coloca sobre los hombros y alrededor del cuello, simboliza las tentaciones diabólicas y la moderación de las palabras. Con el alba sobre sus manos, recuerda la niñez, por el sentido bautismal, simboliza la pureza del alma lavada por el bautismo. La estola, banda larga y estrecha, del mismo color que la casulla, le inspira respeto, ya que simboliza, autoridad sacerdotal. Libre del solemne ropaje, se sentía separado de ataduras, y como el día invitaba a pasear, así lo hizo, mezclándose entre la multitud callejera, para bullir con la frente levantada con aire marcial, arrojando de su pecho el sentir que le oprime, la mano opresora.

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Frente a frente, como si pareciera una aparición. Pero no…, era ella, real como la vida misma, con su sonrisa cautivadora, que sin ser provocadora, se manifestaba como un reto, constituyendo para ello un estímulo y desafío difícil de afrontar. El padre Enrique entre la multitud por un instante se sintió sólo con ella, sin saber cómo su cuerpo se llenó de hilaridad, acercándose paso a paso, supo controlarse y adoptar la postura correcta, sin crear ningún mal entendido. La reacción y la mirada del padre Enrique, a ella no le pasó desapercibida, aunque en la aproximación recuperase su estado normal. —Qué Yolanda—

agradable

sorpresa,

padre—.Dijo

— La sorpresa es mía, hoy he querido evadirme de mis obligaciones, optando por la distracción, que proporcionan las concurridas calles de la ciudad. — ¡Qué coincidencia!,— intervino Yolanda— yo también he querido disfrutar de sus atractivos escaparates, sin caer en la tentación que provocan sus modelitos. Arrinconando los escaparates, me uno en su compañía, padre.

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— Si sus ocupaciones se lo permiten, nada me resultaría más agradable… —atajó el padre Enrique, con una mirada complaciente—. Yolanda cuando reanudó el paseo en compañía del padre Enrique, sintió una vibración, que recorrió todo su cuerpo, jamás en el tiempo que le conocía llegó a pensar que podría presagiar algo, que no fuera el afecto hacía una persona galante e instruida. Pero ahora se sentía impresionada sobre el cambio experimentado, llegando a angustiarse y ruborizarse de unos sentimientos impropios, según su condición de refinamiento y urbanidad. El padre Enrique en su condición de perseverancia, pretendía apartar cualquier pensamiento impuro. En su atormentada conciencia, pretendía crear unas reglas de conducta, enfrentándose a las tentaciones del diablo. Supo persuadir a Yolanda solapadamente, para que la amistad que les unía no pudiera enturbiar su buena relación. Sin provocar un estado declarado de intenciones, el padre Enrique haciendo uso de su poder persuasivo, repuso la armonía que reinaba entre ellos. Yolanda sufrió una transformación interna sin causarle ninguna decepción, que le provocase ningún desengaño. Semejantes pensamientos se fueron

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cruzando en sus mentes, como una estrella fugaz, que una vez pedido el deseo, como corresponde, lo guardaron en secreto. La mañana seguía placentera, excitándoles a sentarse en las concurridas terrazas. Eligieron la más discreta, pero que se percibieran las miradas de los presentes, ahuyentando nuevas emociones, que perturbaran la paz recuperada. El camarero, les sirvió unas copiosas y refrescantes cervezas, acompañadas con chipirones, que degustaron con deleite y satisfacción. Tras conversar de lo divino y lo humano, emprendieron el regreso, y en el cruce de caminos, se despidieron, y cada cual continuó su destino. Yolanda disponía de un apartamento estudio, propio de la soledad en la que, ella pretendía vivir. Situado en un elegante barrio, la zona en sí, no carecía de ningún servicio para su completa comodidad, hasta incluso, muy próxima se encontraba la oficina bancaria, donde trabajaba. Antes de encerrarse en casa, decidió ser servida, entró en un restaurante de la zona, donde siempre resultaba bien atendida: pretendía sentirse relajada y sola, pero al mismo tiempo acompañada del murmullo ambiental del conjunto de clientes.

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Saboreó su menú con gusto y detenimiento, sintiendo mientras degustaba los alimentos, que su razón también se deleitaba, conjugando su situación de liberada armonía. Se despidió, atravesando el umbral, con suavidad empujó la puerta, que comunicaba con la calle, continuó tranquila caminando por la acera, los quinientos metros que distaban de su casa. La finca para su entrada, disponía de una ejemplar reja de barrotes dorados, en cuyo centro estaba situada la puerta de acceso, Yolanda se introdujo en el patio, saludando con cortesía al conserje, y sin más se elevó cuatros pisos en el ascensor, hasta llegar a su apartamento. Abrió la puerta de entrada, tocando con suavidad su reluciente madera de caoba, dejó en el perchero de admisión, sus pertenencias que, pudieran molestarle para su comodidad, dejándose caer en un confortable sofá, antes habiendo sintonizado una melodiosa música. Tranquila y relajada se quedó dormida. El sonido del teléfono, la despertó, cuando en realidad había dormido bastante. — ¿Dígame? —Hola soy Silvia — ¿Cómo estás?

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Muy bien, —continua Silvia— en esta ocasión, te llamo para contarte muchas cosas agradables, sobre todo, una, Silvia toda ilusionada le anunciaba… ¡su boda! —¡Ay, Silvia!, no sabes cómo me alegra y la envidia que me provoca…¡Quién pudiera decir lo mismo! —Calla, calla Yolanda, a ti, te sobrarán pretendientes. —¡No te lo discuto!, pero no el que me gusta…, está bien, —dijo Yolanda—, dejémoslo y sigamos con lo tuyo. —Pues verás, —dijo Silvia— ha sido todo muy rápido, en seis meses de relaciones, hemos decidido, unir nuestros corazones, pero de forma tradicional para no desairar a nuestros padres; pactando no pasar por la vicaría. Falta fijar la fecha, sin esperar más de un mes. Mis padres están ilusionados, como nosotros, dado que Toni, mi hermano, no se decide, y ellos quieren ser abuelos, pero de sus nietos. Richard es un encantador inglés, de padres españoles, nació en Inglaterra ocasionalmente, durante una temporada que permanecieron sus padres allí. Actualmente toda su familia vive aquí. Él ha adoptado

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doble nacionalidad, aunque sin idea de marcharse de España. Y tú Yolanda, cuéntame, que hace mucho tiempo que vivimos desconectadas. —Mi vida, —dijo Yolanda— está como paralizada, a expensas de decisiones, te lo digo sin ánimo de preocuparte, pienso en breve hacerte una visita, y nos pondremos al día. Te sigo considerando mi amiga y consejera, ahora estoy a falta de consejo…Silvia, perdona por sincerarme, por teléfono, me inspiras tanta confianza, que en este instante, más que contártelo me consuela hablar, y así cuando esté a tu lado me resultará más fácil. Me ciño a mi terreno, aprovechándome de tu amistad, considerando que tras tu anuncio de boda tendrás experiencia más que sobrada para ser mi guía. —¡Ay Silvia!, qué equivocación más grande representa vivir constantemente arropada, privándote de la independencia que toda persona necesita para su desarrollo. Esa comodidad exagerada, te despoja de la libertad de sentir las emociones que te pueda deparar la vida. Ahora me uno a tu alegría, deseándote la misma que deseo para mí.

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Confesiones entre amigas  olanda, comprobó que Silvia había encontrado con Richard, la felicidad amorosa, que a ella le faltaba. Yolanda los vio enteramente unidos, mas Silvia, así le mostró a su amiga, el cariño e ilusión que sentía por Richard. El día del enlace de Silvia, fue para Yolanda una experiencia jamás olvidada. Los sentimientos que en ella se estaban acumulando, los comparaba con los de su amiga, creándole una extrema aflicción, consideraba que sus propósitos serían insalvables, aun considerando de extremo su situación irreal, por mucho amparo, que existiera por la Institución. Ella concebía la idea del cambio o modificación de las normas, para sin perder los principios morales, enriquecer los valores personales, dándole un mayor sentido a los estados emocionales, que provocan el distanciamiento, entre hombres y mujeres. Silvia analizó la situación de Yolanda, ella, necesitaba de su consejo o recomendación. Silvia, así le habló:

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— Yolanda hay normas establecidas, que puede que no nos gusten, pero eso no significa que nosotros no pudiéramos cambiarlas, al contrario, tenemos que vivir con ellas y dejar pasar el tiempo, para que por sí solas se acomoden al ritmo de las circunstancias de la vida. — Dijo Yolanda:— O sea, tengo que cambiar de actitud olvidándome de nuestro cariño existente, estando de acuerdo los dos. — Sí Yolanda, hoy por hoy no tienes más remedio. Teniendo en cuenta que el padre Enrique, no piensa abandonar sus hábitos. Él no es un hombre libre en sentimientos, pudiendo compartirlos a su antojo, pertenece a una Orden de estrictas normas religiosas, que gustándonos o no, están supeditadas al bien de la mayoría y así se han subordinado, para gloria y purificación de lo Sagrado. Piénsalo dos veces, y recapacita sobre tu conveniencia, analizando los pros y contras, y cuando pienses que estás segura toma tu propia decisión. Yolanda se quedó confundida, sin saber muy bien cómo reaccionar, ante las palabras de Silvia tan escuetas y determinantes, la dejaron aturdida, ella pensaba que el amor lo podía todo, y así todo resuelto. Ahora se encontraba confusa y sometida, anulando sus propias decisiones. A Yolanda aún le quedaba el

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rescoldo de su niñez, acostumbrada a satisfacer sus deseos, sin pensar que imperaba la voluntad de sus padres. Esa gloria reinante de su niñez, no resulta fácil eliminar, entraña triunfos difíciles de erradicar, quedan como resíduos del pasado. Yolanda pensó, centrándose en las palabras de Silvia y las reminiscencias en el seno del hogar, conjugando las repercusiones, que le aparta de su vida actual. No había pensado, que quizás olvidarse del padre Enrique, fuese lo mejor, a raíz del enamoramiento no le había surgido más que preocupaciones, que no le llevaba, a ese mundo ideal con el que había vivido idolatrada.

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El traslado  ada la popularidad del padre Enrique, no faltaron opiniones para todos los gustos. ¡No hay derecho, ha sido deportado! El traslado del padre, entre sus más allegados provocó una gran consternación. La dirección del Centro, salió al paso justificando la decisión: —Ha llegado a nuestros oídos murmuraciones nada recomendables, que han sido dignas para tenerlas en consideración, hemos considerado que lo más razonable era apartarlo de las tentaciones de la carne, impidiendo la actuación del diablo. Nadie dudaba que, la conveniencia o no del celibato, fuera la causa de la medida tomada. El desacuerdo de la mayoría, con la soltería de los sacerdotes era patente; esa oposición reinaba en el ambiente, motivo razonado para tomar medidas drásticas, aún a costa de perder a uno de los mejores colaboradores.

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En la más íntima y discutida controversia de los diferentes grupos, siempre imperaba por unanimidad abolir la costumbre ancestral del celibato religioso. Considerándolo más, una conveniencia, que dogma religioso, sin embargo ahora que una mujer da el paso, para hacerse merecer por un sacerdote, se considera un escándalo. Pero verter opiniones y desagravios a favor de ambos, y toda clase de palabrería, nos conmueve y alienta sin contraer responsabilidades. Yolanda se sentía acorralada, entre la hipocresía de sus compañeros y la sinceridad de su amiga. ¿Con quién quedarse?, necesitaba la sensatez de su amiga, que por su propio egoísmo rechazaba, creándole mayor desesperación. Tentada anduvo Yolanda para acudir a su encuentro, pero ya se cuidaron en ocultar su paradero, y aunque no escatimó esfuerzos le resultó imposible. Cuando pedía información, nadie sabía nada. Y la Institución contestaba: — Se encuentra en un lugar seguro, para adorar y venerar el Santo nombre de Dios. Yolanda educada en los preceptos religiosos, se sentía avergonzada y llena de dudas, provocándole la situación de ira, en contra de los Mandamientos de Dios, considerándolo responsable de sus

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males, si Él, todo lo puede, no llegaba a comprender, que daño hacía queriendo a un hombre, bueno y creyente del Señor.

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Misión cumplida  o resulta fácil acondicionar la vida a nuestras propias exigencias. Mal funcionaría la sociedad sometida a un único concepto, en la variedad está el gusto. Sin embargo todo en la vida es mejorable, siempre buscando el bien común, sin menospreciar creencias que pudieran herir el carácter personal del individuo. En la vida hay muchos caminos, y cada uno es libre de elegir el suyo. Podemos estar conformes o no, pero no talemos la voluntad del contrario. Esa diversidad de proceder enriquece al ser humano, pudiendo las instituciones actuar en su régimen interno, al libre albedrio, por considerar que satisface mejor las ilusiones. No exijamos que la vida gire a nuestro alrededor, y si no lo hace, se hunde en el abismo de nuestras ilusiones, tenemos que saber y pensar, que resulta muy fácil caer, y como consecuencia debemos levantarnos, ahí es donde radica el equilibrio humano, venciendo las adversidades, convirtiéndolas en un desagradable,

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pero existente segmento de nuestras vidas, actuando nuestro espíritu como salvaguardia de nuestra ilusión, sin condicionarla al instinto irracional. *** Así fue Yolanda reflexionando con su lucha interna, acariciando la dicha que proporciona nuestra propia conformidad, adquirida por la experiencia que nos depara la vida. Echaba de menos a sus padres, que aún no teniendo nada, de qué reprocharles, si los sentía poco dialogantes. Una actitud benévola y silenciosa, fundamentando que los buenos modales son suficientes para guiar y resolver los conflictos. *** Camilo no llegaba a pensar que su hija tuviera problemas emocionales. Así recapacitaba: una chica educada con los mejores profesores y protegida de malas influencias, resultaba, —según él—, imposible sufrir ninguna alteración emocional, que no pudiera solucionarla por ella misma. Otra cosa sería: deficiencia académica, y dejada a su libre albedrio, con completo antojo o capricho. En las visitas que metódicamente le hacían, Susana tampoco reparaba, en conversaciones entre 116 

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madre e hija, interesándose por su felicidad. Padres e hija intentaban emplear conversaciones triviales, rebosantes de anécdotas alegres, donde las visitas se desarrollaran en un ambiente frívolo y desenfadado, razonando, que los problemas sólo los contraen los demás. *** En la soledad de su apartamento, Yolanda sufría su inexperiencia, sin vías de solución. ¡Eres guapa y con dinero! ¿Qué más puedes pedir? Sacó fuerzas de flaqueza, recordando la estrella fugaz, que supo estabilizar el estado emocional, cuando pasearon por primera vez juntos. Ahora comprende que el amor no se impone, se comparte y si no existe armonía, se rompe el hechizo maravilloso que cautiva a la pareja.

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Compromiso  a luz del sol penetraba a través de los alegres ventanales, convirtiendo al taller pictórico en un lugar ideal para desarrollar con satisfacción su trabajo. Con arte y habilidad, Susana realizaba sus cuadros por encargo. Aquella época del deleite espontáneo sin buscar ninguna razón y explicación, había quedado para el recuerdo. Ahora le llueven los contratos e igual que la crítica artística, en tono agradable. Tras el término de cada jornada, su ilusión se siente apagada, pretende reanudar día a día la esperanza, quiere llegar a su hogar y encontrar lo perdido…Pero sigue vacío. Susana continua esperando abstraída, mientras suena el timbre del teléfono, rompiendo el silencio monótono de su solitario comedor; se gira con perezosa inercia. —Piensa— todo sigue igual, dándome falsas esperanzas, prometiéndome llamar. Me consuela pensar que alguien se acuerda…, es mi querida amiga. Roto el compromiso. Llegaron al mutuo acuerdo:

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— Nuestra ruptura la llevaremos en secreto. Nadie debe saber de nuestras desavenencias, y mucho menos Yolanda. No merece semejante disgusto, nada debe sufrir por nuestra culpa. A ella su vida se la tenemos que mostrar, como un remanso de paz, si algo le viene, que sea por su propio destino. ¡Es tan feliz!, cuando la visitamos nos recibe con tanta alegría y ardor…. —Transmite su rostro una adorable sensación de paz. Sin lugar a dudas contagiada, por Acción Católica… ¡Qué elección más grata! ¡Cómo hemos sabido guiarla por el camino del bien y la felicidad!, infundiendo valores espirituales, que tanto necesita toda la sociedad…menospreciándolos así les va, con las familias rotas y niños desamparados, carentes de cariño. Susana recordando su ruptura, del compromiso matrimonial, se complace guardando silencio y hasta incluso, considera la mejor reacción, que hayan podido tomar. Esa actitud solidaria la tiene como salvaguardia de su honra. Autocomplaciente de su decencia, al no provocar ningún escándalo público. La forma más eficaz de proteger a la familia, es lavando los trapos sucios en casa. En primer lugar preservando a los hijos, sin recurrir al desorden, que proporciona la propia Administración, animando al

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quebrantamiento de lo Sagrado. ¿A dónde nos quieren llevar? Ese exceso de libertad, ahora estamos todos pagando las consecuencias. Siempre han habido disgustos y malos entendidos, pero eso no significa… que, no podamos solucionarlos. Verdad, que a nosotros nuestro trabajo nos está costando, pero todo que sea para salvar los méritos de nuestra hija…Ayudémosla para conservarlos. *** Trágico remedio representa eludir los hechos, amparando al mal, escondiendo las miserias humanas. Virtud suprema representa la prudencia, aunque mejor nos iría practicándola en todo momento, como medidas juiciosas para evitar desgracias. AUTOCOMPLACIENTE Jamás ha tenido Camilo tiempo para analizar el cambio generacional en las personas, considerando nimiedades, que no hay porqué preocuparse. Sin embargo la situación evolutiva le preocupa, las nuevas generaciones, mudan de parecer sin tener en consideración el proceder de los demás. Se siente complacido con su labor, apartando de su esquema de comportamiento, cualquier voz que le condicione.

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Rodeado de un gran número de admiradores, soporta con resignación las opiniones contrapuestas que enturbien su buen sentido común. Pero el éxito empresarial logrado, no satisface su vida en general. Su postura excluyente le aparta de la realidad, aumentando la controversia que esperaba superar, llevando con resquemor las circunstancias penosas, que pretendía hacer ignorar a su hija. En las visitas que frecuentan con asiduidad, observan que Yolanda en sus expresiones a perdido la viveza que siempre ha manifestado hacia ellos, emplea en sus diálogos repentinos silencios, que le cambia el semblante, exteriorizando su estado de ánimo, que interiormente pretende ocultar, disimula la verdadera situación: los padres por exceso de protección, ella rehuyendo de su propia voluntad, se encuentra presa de sus sentimientos, esforzándose para no expresarlos.

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Los sueños, sueños son  a inspiración del poeta, a Yolanda le hacía reflexionar, encontraba explicación a esa moraleja de tan comentada expresión. En su aislamiento vivido en su hogar, recuerda con nostalgia las visitas realizadas al “Cerro del Águila”, la hacienda de sus abuelos. Se introducía en un mundo aparte y libre, repleto de dicha, con una rústica naturaleza de diversa variedad, Yolanda se sentía reina del lugar, dando rienda suelta a todas sus emociones, olvidando obligaciones, que pudieran coaccionar su libertad. Soñaba con las alegres mañanas, donde percibía el perfume embriagador de los naturales aromas de la naturaleza, acariciando en su pausado caminar el suave rocío de la jugosa y resplandeciente hierba, provocándole una delicia irrefutable para rodar por toda ella, acompañada de la felicidad rebosante de su sonora risa. Sus nuevas amistades la animan para romper la clausura en que se siente introducida, abriendo puertas y ventanas al entendimiento, buscando nuevos

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impulsos, que le acerquen a mejorar su situación emocional. Gloria y Esperanza son dos compañeras de trabajo, convertidas en amigas, aficionadas a los largos paseos al aire libre. Gloria nació en un pueblo perdido rodeado de un hermoso valle, que sólo le queda de mayor recuerdo el nombre, Campo Hermoso, sus antiguos residentes sólo se acercan en la temporada de verano. Las tres amigas se encuentran sumergidas en el coche estacionado en la plaza del pueblo, próxima está la vivienda deshabitada de los padres de Gloria. Dice Gloria: —bajar, ya hemos llegado. Yolanda de inmediato estiró de la cerradura del coche, se desprende y se planta de pie, se fue girando con disimulo, pero sorprendida de cuanto se reflejaba a su alrededor. Esperanza y Yolanda se dejaron llevar por los pasos de Gloria…la llave que introdujo Gloria en la cerradura de la puerta de entrada de la casa, era parecida a la utilizada por el párroco para abrir la Iglesia, en el marco de entrada apareció la primera telaraña. Un amplio pasillo disponía a ambos lados de cuatro habitaciones, cuya prolongación servía de comedor, guardando en la chimenea de la cocina, la última ceniza. A la derecha de la mencionada chime-

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nea, está situada una empinada escalera de veinte escalones, terminando en una amplia cámara cubriendo toda la casa, donde se pueden descubrir todos o parte de los utensilios de labranza. Gloria con efusiva emoción, les muestra una ventana, circular no superior a cincuenta centímetros, protegida por una reja de cruz, son requeridas para que vieran el exterior, sorprendidas divisan un exuberante bosque, que las aísla del lugar ocupado. ¡Oh, Gloria!, maravilloso nunca podíamos imaginarlo. — Pues veréis, esta es la memoria que tengo de ese lugar: Encaramada a mi ventana, diviso allá en la distancia, un inmenso bosque verdinegro cimbreante, una montaña de hojas y ramas, amenazan perder el equilibrio: hayas, abedules, álamos y fresnos, se defienden entre sí. El viento con ímpetu continua golpeándolos hasta quererlos derrumbar, se retuercen, se levantan de nuevo, prefieren quedarse donde están, pero los animales huyen despavoridos. Los árboles se quedan clavados en su sitio. — ¡Oh! Impresionante, exclamaron al unísono.

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— Bonita descripción —continuó Yolanda— está claro que las únicas raíces que se mantienen en su lugar de origen, son las de los árboles, las personas no lo dudan en ningún momento, pero que no sea por el hambre traicionera. Bajaron rozando la barandilla, para no despeñarse por la falta de luz. Rebasaron la cuadra dirección al corral, saltando matorrales, contemplaron un instante el palo del gallinero, confrontando con las madrigueras de los conejos, en su día, ahora habitadas por pequeños roedores. Desistieron del intento, la puerta del corral, quedó encajonada imposible poderla traspasar, desanduvieron sus propios pasos. Y, ya de nuevo sumergidas en el coche, dijeron adiós al olvidado y deshabitado pueblo. Una carretera estrecha, pero de recodos con vistas panorámicas las llevó a las proximidades de una espectacular cueva. Decididas se encaramaron por un suave repecho, por donde vieron se abría la enorme boca de la cueva, por la cual no se distinguía más que sombras, se ayudaron por una linterna. Un ruidoso río, recorría la oscura caverna. Espantadas por un temblor misterioso, vislumbraron diversas cascadas, reflejando sus

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aguas, incomparables colores, apareciendo sin pensar unos cuantos murciélagos volando a su alrededor. Sin esperarlo sin saber por qué, la linterna se apagó, quedaron pasmadas por un instante, en cuyo momento al fondo divisaron un resplandor, dando acceso a una nueva salida. Aquí, recobraba de nuevo su verdadera riqueza el valle: situado en una meseta, lucía majestuoso y triunfante el Monasterio. Esta construcción como realidad religiosa habrá de atender al espíritu de los propios y de lo ajenos. Deberá cuidar su espíritu material, pero también la transmisión evangélica, que es lo que buscan encontrar los monjes en los lugares apartados donde quieren fundar un mundo diferente al que abandonaban. Perpetuarán la existencia del monasterio, pues lo invertido, debe dar rendimiento propio para tratar de ser autosuficiente, como indica la Regla de San Benito. Porque quién quiere crecer, debe buscar el amparo de quién puede colaborar en su elevación. La perspectiva que buscaron hacia el padre Enrique la encauzaron por el monasterio, confiaron en el buen quehacer de los monjes para llevarlo por el buen camino, consecuencias que empezaban a dar sus frutos.

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Dicho monasterio permanecía abierto al público, y el padre Enrique, habiendo alcanzado sobrada confianza, fue destinado en la portería para recibir las visitas. Gloria conocedora de la zona, propuso visitar el monasterio, solución que fue aceptada: mezcladas entre la multitud guardaron la respectiva cola, siendo recibidas por el mismo padre Enrique. Yolanda quiso disimular el encuentro, y el padre Enrique le siguió el juego, se incorporaron al grupo dirigidas por un monje guía. Yolanda a mitad de recorrido se disculpó, quedando en esperarlas a la salida, yendo al encuentro de su amor perdido. Al verla el padre muy escueto y con suma discreción le entregó una nota en sobre cerrado. —Dijo: Yolanda, en el sobre te expongo mi resolución, nuestros caminos son diferentes, el azar quiso conocernos pero la providencia ha mediado en nuestras vidas en amparo de una mejor solución, lee con detenimiento y verás que juntos pero por separado conseguiremos nuestros fines, que no deben ser otros que hermanar personas e instituciones. Así se expresó el padre: “Se hizo creer a la sociedad de principios de nuestra era cristiana, que la felicidad y la salvación del alma, se lograría por el auxilio de la revelación divina. Método que acompañado con el castigo eterno, llamado

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infierno, consiguieron intimidar, infundiendo un terrible miedo. Tal fue la persuasión que se ejerció, que todavía perdura la condena del mañana y la del presente. Recordando la educación impartida en la prehistoria, se sabe, que se emplea la parábola…, sucesos imaginarios, que se deducen por comparación a una enseñanza moral. Este método fue recurrente, hasta la llegada de la escritura. Con la educación académica, que no a todos les dieron acceso por diversas razones, pero la más discriminatoria fue por razones de sexo, ha causado tanto mal, que todavía la seguimos sufriendo la sociedad entera, con consecuencias extremas. No irremediablemente tenemos que trasladarnos al pasado para experimentar exclusivismo. En el siglo XXI, la discriminación persiste, con obstinación seguimos sin aceptar, que la sociedad la integran hombres y mujeres, en igualdad de derechos y obligaciones, y que se complementan para hacernos más perfectos. Sí admirada Yolanda, vosotras las mujeres, luchando para que se os reconozca vuestra identidad, como personas sin diferenciación de derechos con el sexo contrario. Y nosotros en nuestra condición de hombres, defender el principio del género humano, mandado por Dios…uniros, crecer y multiplicaros”.

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Un mundo aparte  olanda después de leer la nota, la pliega cuidadosamente, volviendo a introducirla en el sobre, recapacitando pausadamente, concluye aceptando la voluntad del padre Enrique. Muchas son las veces que ha sido aconsejada sobre la conveniencia de tomar la cuestión como algo humanamente inalcanzable, quedando reservado, como designio espiritual. Mucho han influido sus amigas, para que asumiera que, no siempre se está en lo cierto, aceptando que el empecinamiento conlleva a empeorar la responsabilidad de algo que resulta de imprevisibles consecuencias. Gloria y Esperanza habían congeniado con Yolanda, formando un trío de permanente amistad, apoyándose mutuamente, y como las aficiones eran similares disfrutaban en compañía. Aunque como suele ocurrir, siempre surge un pero: ellas sin compañía masculina se sentían satisfechas, sin embargo Yolanda necesitaba el roce masculino, razón que rompía la armonía, aceptaron separarse de buen gusto.

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Álvaro que la estaba esperando como agua de mayo, recibió una gran alegría, y como las insinuaciones revestían alguna esperanza, no se cansaba de insistir consiguiendo sus propósitos. El piso estudio, aún de dimensiones reducidas, supieron acondicionarlo, y se acomodaron, formando una pareja feliz y dichosa. Las familias de ambos no habían entrado en la era de la liberación, todavía no concebían, que los hijos a la mayoría de edad, aún no estando casados podían tomar sus propias decisiones sin contar con la autorización paterna. Con tal motivo, sus lazos de unión para evitar disgustos tendrían que llevarlos en secreto. El nido de amor creado por la pareja resultó un remanso de paz, no dando lugar para ser mejorado por ninguna norma existente. Con la nueva disposición gubernativa no todos disponían de la libertad para tomar sus medidas, motivo que crearon no pocos conflictos familiares. Por unos prejuicios morales de una minoría, costosos de erradicar, la vida les había enseñado, que por encima de cualquier convencionalismo, lo primordial era vivir juntos, pero no atados el uno al otro. Esa libertad de convivencia conlleva, no imponerse por razones de género, guardándose fidelidad y respeto.

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Nada garantiza las promesas de amor, prometiendo… hasta que la muerte los separe, si se despierta la bestia que todos llevamos dentro, que aunque como animales racionales…llamados humanos, resulta difícil de controlar. En Álvaro y Yolanda, la llave de la felicidad era de ambos, y si el amor desaparece, queda la puerta de la libertad, que es el bien más preciado, principio de todo ser humano, para vivir, no supeditándose el uno al otro.

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Un paso adelante  a reacción del padre Enrique causó en Yolanda una gran decepción, aunque pasado el tiempo la consideró la más aceptada: una situación que se sigue manteniendo durante siglos sin considerarla dogma, se convierte como tal. Tomando conciencia del ambiente reinante, considera llegado el momento para formalizar su realidad; no continuaría mortificándose con algo considerado en principio innegable, y con sus padres sin quebrar el entendimiento afectivo, sí, liberándose del control decisivo, para fortalecer el carácter, creándose su propia independencia. Esa permanente etiqueta con la que ha sido educada, más que beneficiarla, ha surgido el efecto contrario: lleva una gran temporada coincidiendo con el mismo, pero siempre con reparos que pudiera a sus padres molestar, roto el maleficio ha comprobado, que Álvaro es la mejor elección, considerando el hombre que estaba esperando. No necesariamente has de elegir sin derecho a devolución. Yolanda rompe las cadenas, percibiendo sensación de alivio, dejando rienda suelta a sus emociones sentimentales, sintiéndose liberada de toda

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culpa, que pudiera contrariarla. Los avatares de la vida y el tiempo transcurrido, por su propia inercia han sabido poner las cosas en su sitio, fortaleciendo su propio carácter. Esa transformación natural, a Yolanda le ha dado una vitalidad capaz de afrontar los desequilibrios, que perturban su normal desarrollo emocional. La madurez de Álvaro, procedente de la plenitud que le proporciona su propia edad, ha influido en Yolanda, cultivando en ambos la feliz serenidad, que emana después del apasionamiento juvenil. Se ha creado entre ambos un sistema metódico, que enriquece su unión. *** Despiertan tras la sosegada noche, cuando empieza el nuevo día, desperezándose de entre las sábanas, buscan la aproximación de sus cuerpos semidesnudos, provocando las caricias, de tan anhelada excitación, persiguiendo la fácil sonrisa, que conlleva el placer implícito de la consabida acción. Entre risas y jugueteos se sienten interrumpidos por el sonoro timbre de la puerta de entrada, Yolanda se incorpora, y silenciosamente mirando por la mirilla, comprueba que son sus padres, sorprendentemente llegaron sin previo aviso.

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Yolanda, franqueó la puerta, recibiéndolos en pijama. —¡Que alegría!..., pasad, me habéis pillado “infraganti”. —Eso, también nosotros lo habíamos pensado…pero qué más da. —Bueno, enseguida me aseo, que aun no me han abandonado las legañas. En estas palabras, apareció Álvaro sonriente, adelantándose para saludarlos, sin dar tiempo para ser presentado. Los cuatro se miraban atónitos, con las propias miradas sobraban las palabras. Los padres se sentaron, les acompañó Álvaro, Yolanda se encerró en el cuarto de baño. Álvaro rompió el hielo: — No pueden imaginar lo mucho que me ha hablado Yolanda de ustedes, con esa entusiasta información, me encanta decirles, que ahora me resulta como si les conociera desde siempre. —Estupendo —dijo Camilo—, nosotros nos sentimos igual de satisfechos, aunque, quiero pedir

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disculpas. Nos hubiese gustado encontraros más dispuestos . —Vaya, vaya, sí que lo siento, exclamó Álvaro…, me encantaría, que mi presencia no hubiera servido para importunarles. Susana, aún costándole dificultad asimilar la situación, dijo: — En absoluto, nos sentimos encantados. —Bueno, ya estoy aquí: más despierta y despejada…, dada la hora, si os parece preparo el desayuno o si preferís, nos desplazamos justo abajo, que tenemos una cafetería estupenda. —Si, —dijo Camilo—, mejor en la cafetería, fuera de improvisar nada, allí que nos sirvan. Todo se fue desarrollando con entera comodidad. La familiaridad con que fueron recibidos por el camarero, produjo un agradable impacto, sin desaparecer la sonrisa en todos ellos, se relajaron alrededor de la mesa, y como por arte de magia recibieron unos cafés con leche, acompañados de unas crujientes y sabrosas tostadas, impregnadas en mantequilla. No hay mejor cosa, que hablar con el estómago lleno.

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En un ambiente relajado, dando vistas a un exuberante jardín, que desde la mesa de la cafetería se percibía el perfume embriagador de su conjunto floral. Por inercia propia, madre e hija, con toda normalidad, emprendieron el paseo por el edén, por separado, se presagiaba todo tan natural, que Camilo y Álvaro se sintieron encantados. —Ya hacía un tiempo que no sabía nada de ti, —dijo Susana a su hija—. —Contestó Yolanda— sí que es verdad, ¡como verás estoy muy realizada!..., y lo que es más, contenta. —Mucho me alegro, aunque no hubiese estado demás, tenernos informados de tu nueva compañía. — Lo siento mamá, ha sido todo tan rápido y hemos congeniado tan pronto, que no me ha dado tiempo para reaccionar… —Le interrumpió su madre— Ya veo que os entendéis muy bien y os hacéis buena compañía. — Mamá—, no exageres, todo es muy natural, hablado y controlado, nos compenetramos aunando decisiones y criterios, compaginando armoniosamente obligaciones por igual. Estábamos planeando haceros una visita, pero os habéis adelantado. *** 139 

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La visita de Camilo y Susana a casa de su hija, fue precipitada, pero no casual. El hecho de vivir en compañía de un hombre, los enfureció, sacando todas clases de objeciones, que pudieran poner en duda su honorabilidad. Ellos no podían dejar en entredicho los conceptos morales que habían impartido, y según las circunstancias, saber ocultar guardando las apariencias, como siempre se han hecho…, con magníficos resultados, y en caso de ser descubiertos, —negándolo todo—, más mostrando una terrible irritación, al poner en duda su honor. Sin embargo, Camilo cautivado con el proceder de Álvaro, tanto a nivel personal como cultural, poniéndole de manifiesto su valía, sobre el mundo de los negocios, supo explicar con toda claridad, que los tiempos cambian y la propia evolución te exige romper con el estado empírico, para no quedar atrapado en la rutina, que si bien en ocasiones es necesaria, también resultaría perjudicial, sin acompañarla del espíritu de superación. Camilo se sintió en su interior como un fracasado. Álvaro le estaba abriendo las puertas del progreso, él creía que ya había alcanzado el fénix del éxito, como empresario y padre. —Nunca tan lejos de la realidad, por muchas cimas que consigas cubrir, siempre restan otras superiores más difíciles de alcanzar.

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De alguna manera Susana experimentó en Yolanda lo mismo, un saber estar muy lejos de la idea que ella se había formado. Esa niña indefensa que Susana pensaba que todavía no había crecido ni alcanzado la madurez, le demostró que ya no existía, convirtiéndose en una mujer sensata y juiciosa. Descubierta la cordura de la pareja, motivada por su propia condición, ahora ellos no podían quedarse de brazos cruzados esperando verlas venir. Todo compromiso entraña una obligación, sujeta a la acción expresada, que libremente se accede sin intimidación. Sin embargo la condición humana en su instinto irreflexivo, comete innumerables tropelías, que como tales, abstengámonos de juzgarlas. La libertad ampara al individuo para tomar sus propias decisiones, siendo responsables de sus actos, quedando claro que la impunidad de una manera u otra no existe afortunadamente, y a la larga nos piden cuentas. Las constantes dudas infundadas, ahora se han convertido sólo en una falta de confianza, derivada de un exceso de protección, olvidando lo que se tiene más cerca, pensando que se tiene seguro, cuando la seguridad verdadera consiste en respetar lo que se posee, queriendo seguir junto a lo que se prometió cariño eterno.

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Susana ante las palabras de su hija se quedó desconcertada, apartó todo despecho, que sólo era infundado. El equilibrio mental que despedían sus palabras, daba sobrada prueba. Álvaro no merecía ningún reproche y máximo viendo lo que había congeniado con Camilo. Todo su pensamiento se quedó bloqueado, Susana percibió un aire nuevo, no sabiendo que contestar…, tantas respuestas que traía preparadas, ahora junto a su hija, todos los reproches se han esfumado, llegando el momento de la comunicación. Son muchas las visitas convertidas en puros compromisos, sin compartir las inquietudes de ambas. Toda una vida llena de controles, al final se ha creado controversia silenciosa. Por suerte el silencio ha dado sus frutos poniendo a cada uno en su sitio, creando a padres e hija, juntos pero no atados, estableciendo ambos su propio destino, sin mediatizar dificultando la libertad de acción. La visita resultó un éxito, mayor que ellos imaginaban. Camilo y Susana viendo a su hija dichosa con Álvaro, no solamente se alegraron, sino que les valió de estímulo para recapacitar sobre su propia situación.

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Rectificar es de sabios  l viento desapacible de finales de septiembre, anunciaba el cambio de estación. Los árboles ya han dado su fruto, están de nuevo renovándose de su copioso abrigo, ansiosos, ayudados por el viento, despiden sus hojas, cubriendo el suelo del alrededor en un mosaico multicolor. Dejando sólo en el recuerdo, el perfume del hermoso jardín. Dijo Dante: “ningún dolor más grande que recordar nuestro tiempo feliz en la desdicha”. Hay atardeceres otoñales, donde sin saber por qué se acumulan los recuerdos: ves la ventana iluminada por la difusa luz del quinqué…, sólo en el pensamiento, en cambio, como un firmamento estrellado brillan las puertas y ventanas, de ese pueblo que creías abandonado. Así contemplando mi soledad, mientras anochece, repaso cada paso en falso, cada desengaño. Y me viene al recuerdo las alegrías que produje, el consuelo que me dieran y el que pude dar. ¿Qué razón habrá para que todo se mezcle? Siempre, que algo mal

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hemos hecho, decimos tiempo perdido. Sin embargo queda con nosotros oprimiéndonos como una mordaza, exigiendo consecuencias de nuestros errores. Dijo Einstein: “una persona puede hacer lo que quiera, pero no puede determinar qué quiere o qué no quiere”. En la soledad de su estancia, Camilo no consigue centrarse en sus pensamientos. —Razona— Quizá me falte el talento necesario, y la sabiduría para distinguir, unas cosas de otras, serenidad para no amargarme. Este planteamiento con firmeza, pueda convertir mi infelicidad en sosiego. *** Susana sometida a una profunda soledad, se refugiaba en su trabajo. La reinante soledad le impedía mantener la concentración necesaria para desarrollar su laborioso arte pictórico. Descansaba sobre el caballete la obra inacabada, la musa imaginativa le había abandonado. Por otro lado, la misantropía de Camilo, impedía relacionarse para aunar criterios, esa tropelía emocional le arrastraba al desarreglo total.

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Ante tanto desorden y desequilibrio apasionado, aparece Susana en la estancia de Camilo sin previo aviso. —Camilo, hasta aquí hemos llegado, me siento cansada de tanto disimulo, tenemos que cortar por lo sano. —Esta situación sólo se podría solucionar, sentándonos alrededor de la mesa, importándonos nuestra hija, rompiendo las costumbres y supercherías absurdas, que no nos llevan más que a empeorar la situación. —Susana —dijo Camilo— que razón tienes, cómo he podido estar tan ciego: los preceptos morales, son libres y cada cual actúa según su conciencia…, nada ni nadie debe coaccionar nuestra libertad de acción.

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Me olvidé de querer  amilo, activa el mando a distancia, consiguiendo impedir el paso del viento desapacible, que percibe a través de los enormes ventanales. De inmediato experimenta un agradable confort, aunque minimizado en parte por su estado de ánimo. Pulsa el timbre, y con un elegante proceder, aparece una gentil señorita. Camilo no dando tregua a ningún preámbulo —dijo— por favor, un café. Cuando la ve marchar, le da que pensar: quizá haya llegado el momento de reflexionar. Creemos que los problemas nos son casuales, derivados por la pura fatalidad y como tal debemos afrontarlos, sólo el lamento acompañado con la autocomplacencia puede remediar nuestros males. Acariciamos la esperanza de solucionarlos, por si solos, y lo que es más, sin ayuda de nadie. — Argumentando— …¡qué más da, si no tienen solución!

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Sin embargo, cuando menos se espera, creyendo que hemos encontrado la solución, recibimos lo peor. Nuestra perdición. Todo empezó con una mirada insinuante y alegre, que queremos pasar desapercibida: la recibimos en el despacho, en los pasillos, a la hora del almuerzo, pegadita junto a la barra de la cafetería, y cuando nos creíamos liberados, de sopetón en el trayecto hacia nuestro domicilio. Resultando en un principio todo agradable: un diálogo discernido, mostrando y buscando agradar, por el sólo hecho de ser amable. Aparece sin buscarla, sólo, que se ha cruzado en nuestro camino y aún sin molestar, no nos deja en paz. —Esa sonrisa, te persigue, no consiguiendo apartarla del pensamiento, hasta aparece en tus sueños…, despertándote sobresaltado, recurriendo en comparación —Razonando—. ¿Porqué no, algo nuevo? No, no, nada consigo desplazando, una por otra. Te invade la duda, atemorizándote la sola idea…, de que tu mujer pudiera enterarse. En un momento de ira y desfogue… ¿Cómo es posible que me preocupe mi mujer? ¿Y el marido de ella?

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Pero, ¡qué contradicción y desatino!, ¿cómo se puede justificar lo injustificable? Estos pensamientos en Camilo, más que relajarle lo iba exaltando, avivando su culpabilidad. Pero buscando explicaciones a su acción: con una hija adulta y bien formada, y yo, con mi matrimonio, definitivo y estable…, de nada puedo quejarme. ¿Por qué no tirar una canita al aire? Pero mira por donde las canas se fueron multiplicando y volando sin haber viento. Ese proceder, que pensabas convertirlo en un momento fugaz, se fue prolongando en el tiempo, bajo el hechizo de la fuerza de la atracción, quedando desposeído de la propia voluntad…Siendo el cazador cazado.

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Juan de Dios García Soto

Arrojo y valentía  e va confeccionando el Estado Político, con ciertos altibajos. Los cambios dificultan en parte el desarrollo de la sociedad. En una sociedad pluralista no se encaja con agrado los conceptos morales…, son muchos, anclados en el pasado. La diversidad de pensamientos, que con tanto deseo vehemente se reclamaban, entorpece el acoplamiento social. Imponiéndose los criterios personales de cada uno, condenándonos a vivir en una constante oposición. Las leyes se van adelantando, sin llegar a comprenderlas en su justo término, por mentes obtusas, que las consideran ofensivas, según su justo proceder, suponiéndole un gran esfuerzo discernir, lo auténtico de lo superfluo. Álvaro y Yolanda conscientes de la responsabilidad que han contraído, consideran primordial planificar con minuciosidad su compromiso.

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Pueblos abandonados

Estando convencidos, que los padres de ambos, dada su forma de pensar, no aceptarán de buen grado…, nada, sin antes estar casados. Soportan con resignación, guardar su secreto de embarazo. Consideran más sensato ocultarlo, que enfrentarse a una oposición intransigente, que más que arreglar la situación, los hostigaría con mayor empecinamiento. Nada se consigue gratuitamente. Y habiendo rebasado con creces, la patria potestad y roto el cordón umbilical. Están más que preparados para tomar sus propias decisiones. Se está viviendo una época de constante cambio evolutivo, con tal rapidez, que se necesita gran capacidad mental para asimilarla. Sólo con arrojo y valentía podrán seguir sus pasos, para ser ellos mismos, unidos en lo bueno y lo malo, sin ser atados, en la sumisión familiar.

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Juan de Dios García Soto

Epílogo  amilo, el protagonista principal de la obra, gracias a su esfuerzo y la ayuda desinteresada de sus padres, consiguió crearse un próspero porvenir. La constante preocupación por su formación, le permitió: salvar obstáculos y sobrepasar barreras para conseguir la meta. Cuando entró en su verdadero entendimiento racional, averiguó que su país le privaba del pleno nivel cultural, no dudó en suplirlo en el extranjero. El resto de personajes, se resignaron con su suerte, considerando, que la verdadera suerte estuvo a favor de Camilo. Nada impidió, que cada cual encauzara su vida de la mejor forma posible. Se crearon un cúmulo de hechos: éticos, religiosos y sociales, solventándolos de manera posible, e igual que la vida misma.

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NOTA BIO­BIBLIOGRÁFICA 

Juan de Dios García Soto nació el 9 de junio de 1941 en Fuerte del Rey provincia de Jaén, pasó sus primeros nueve años en este pequeño pueblo en compañía de sus padres y otros seis hermanos. A esta edad se trasladó con su familia a Jalance (Valencia) donde vivió hasta los dieciocho años, momento en que se fue como voluntario militar a Madrid durante cuatro años. No se decidió por la carrera militar y regresó a Valencia, donde trabajó de cartero, zapatero y, finalmente de taxista, primeramente asalariado y, posteriormente autónomo. Siempre ha sentido un gran interés por la lectura y por la escritura. En el año 1984 recogió en un libro llamado “La luz de mi silencio” medio centenar de poesías que llevaba escribiendo desde su juventud, la publicación fue por sus propios medios y tuvo una tirada de mil ejemplares que se vendieron íntegramente. En los años siguientes, ha seguido escribiendo poesía para propios y ajenos.

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Pueblos abandonados

En 1989 pudo finalizar los estudios de graduado escolar, ya que le había privado de poder acabarlos. Ahora, una vez alcanzada la jubilación decide escribir una narrativa corta y sencilla, siendo publicada en el año 2010. Titulada. “Nuestro regomeyo”, acerca de observaciones que en su andar por la vida han suscitado su interés, y crea una historia que se desarrolla entre sus dos amadas tierras, la andaluza y valenciana. Prosigue su caminar literario, no cesa de escribir, actividad que enriquece su jubilación, dando rienda suelta a su gran pasión.

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