QUÉ HACER EN LA ESCUELA Y EN LA FAMILIAS PARA FOMENTAR LA AUTOESTIMA?

¿QUÉ HACER EN LA ESCUELA Y EN LA FAMILIAS PARA FOMENTAR LA AUTOESTIMA? ¿Realmente sabemos que es la autoestima y cómo podemos fomentarla? Es de vital

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ISSN 1988-6047 DEP. LEGAL: GR 2922/2007 Nº 16 - MARZO 2009 “LA MOTIVACIÓN Y LA AUTOESTIMA EN EL AULA” AUTORÍA BEATRIZ HERNANDEZ NIETO TEMÁTICA PSICO

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¿QUÉ HACER EN LA ESCUELA Y EN LA FAMILIAS PARA FOMENTAR LA AUTOESTIMA? ¿Realmente sabemos que es la autoestima y cómo podemos fomentarla? Es de vital importancia conocer qué es y cómo podemos identificarla para después ayudar a nuestro alumnado a desarrollarla. Por ello, definiré que es la autoestima y cómo se manifiesta la falta de la misma. La autoestima es la actitud hacia uno mismo. Se adquiere y se genera como resultado de la historia de cada persona. Tiene tres elementos el autoconcepto, opinión que se tiene de la propia personalidad y su conducta, la autoestima, definida como la evaluación afectiva que hacemos de nosotros mismos, y el componente conductual que condiciona el autoconcepto, nos conducimos según la capacidades, cualidades, valoraciones o deficiencias que encontramos en nosotros mismos. El conocimiento y la autoestima están en estrecha relación porque la satisfacción que consigue el niñ@ aumenta ante el éxito y el conocimiento de sí mismo, las exigencias cumplidas y la confirmación de la idea que tienen de si mismo ante los demás. Desde el aula podemos ver las características que tiene un alumno con mucha autoestima con otro que tiene poca. En mi caso, cómo maestra de pedagogía terapéutica y maestra de primaria, he llegado a comprobar que éstas y se manifiestan de forma clara, pero siempre que se preste atención a observar este aspecto. Un niñ@ con mucha autoestima está orgulloso de sus logros, actúa con independencia, asume responsabilidades con facilidad, sabe aceptar las frustraciones, afronta nuevos retos con entusiasmo, se siente capaz de influir sobre otros y muestra amplitud de emociones y sentimientos. Sin embargo un niñ@ con poca autoestima no se siente valorado, se deja influir fácilmente por los demás, se frustra con facilidad, afronta con desidia nuevos retos poniéndose a la defensiva, tiene sentimiento de impotencia, evita situaciones en las que tenga que asumir responsabilidades nuevas, desprecia sus dotes naturales, culpa a los demás de sus debilidades y de hechos acontecidos y no expandirá plenamente sus sentimientos y emociones. La autoestima no siempre es la misma en los niñ@s por ello hay que fijarse y observar no sólo una características de las citadas; sino vigilar su comportamiento durante un periodo de tiempo. En el campo de la escuela la autoestima es uno de los factores más importantes a la hora de tener éxito en el colegio. Un niño con una inteligencia

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superior a la media y muy poca autoestima puede dar un rendimiento inferior al que realmente podría dar, mientras que otro de inteligencia media pero con mucha autoestima puede obtener resultados superiores a los esperados. El discente con autoestima negativa suele encontrar pocas satisfacciones en el colegio; en seguida pierde la motivación y el interés y, en cambio, emplea buena parte de sus energías en aquellos aspectos que se relacionan con los sentimientos hacia si mismo; por ejemplo, la relación con los demás, problemas, temores y ansiedades. De este modo, dedica al colegio y a las tareas escolares una atención mínima. Con mucha frecuencia, las experiencias capaces de reforzar la autoestima están relacionadas con el colegio, y por ello producen una ansiedad con la que el alumno lucha continuamente, si no se toman medidas. La carencia de autoestima le lleva a obtener malas notas y estas le inducen a considerarse todavía menos, a tener menor estimación por si mismo. De esta forma se entra en un círculo vicioso del que resulta cada vez más difícil salir según va pasando el tiempo. Por otra parte, cuanto peor va el niño aumenta el mal comportamiento y se ve inmerso en una espiral de fracasos y autoinculpaciones, mientras no se le preste la atención adecuada a trabajar las peculiaridades de su autoestima. En estos casos hay que tratar de aumentar la autoestima ya que así disminuirá la ansiedad y permitirá que el niño@ participe en las tareas de aprendizaje con mayor motivación. Ante la falta de autoestima de los alumn@s los centros educativos pueden dar una respuesta, siendo una escuela educadora y orientada al desarrollo integral que propicia, busca y aprovecha todos los momentos, los recursos y personas disponibles que favorezcan el aprendizaje de la conducta social y afectiva. El convencimiento de que la estimulación de una imagen positiva no puede ni debe realizarse sólo en el espacio del día reservado específicamente para ello, no impide que también pensemos que puede ser apropiado el diseño de actividades que ayuden a consolidad determinados contenidos y favorezcan la integración grupal. Esta será por lo tanto una contribución puntual al logro de un objetivo tan ambicioso como deseable de alcanzar y que como todos/as sabemos pasa por distintas etapas y se manifiesta de forma diferentes en cada una de ellas: 1. La relación entre iguales, y no sólo con personas adultas es una importante fuente de desarrollo y un estímulo para el aprendizaje. 2. A través de las relaciones que viven los alumnos/as asimilan sistemas de valores y creencias, y desarrollan determinadas actitudes. Eso les permite progresar en la construcción de un juicio y de una posición moral autónoma, elaborando criterios propios que regirán su comportamiento. 3. Favorecer la realización de aprendizajes necesarios para vivir e integrarse en la sociedad de forma crítica, creativa, procurando que este proceso de enseñanza y aprendizaje le resulte gratificante. Esto equivale al desarrollo integral de la persona y al logro de la propia autonomía y de la integridad social.

El profesorado en general ejerce una considerable influencia en la formación de sus alumnos/as. Si la escuela les permite tener experiencias que les hagan sentirse exitosos, respetados y queridos, su autoconcepto se desarrollará adecuadamente. Los maestros podemos poner nuestro grano de arena de la siguiente forma:

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Comprometiendo al alumnado el cumplimiento de fines y objetivos a lograr, estos rinden más, se sienten responsables, y en definitiva mejoran el concepto de si mismos.



Permitir a los discentes experimentar y tener una enseñanza participativa, siendo agentes de su propio aprendizaje, se ven a si mismo capaces y autónomos. Dar información positiva sobre su conducta y sobre cómo puede mejorar otras ejecuciones. Se sienten más seguros al saber que se pueden equivocar y no van a recibir crítica negativa por ello, sino construir un apoyo para la crítica constructiva.





Hacer juicios positivos, resaltar logros y reforzar habilidades. Fomentaremos de este modo el autoconcepto a nuestros alumnos.



Mostrar una actitud positiva ante los posibles problemas de conducta, enseñándoles que nuestras conductas tienen consecuencias, que depende de ellos que estas mejoren.

Es obvio que la autoestima se forma y está muy influenciada por las informaciones que se reciben del entorno familiar: padres; del entorno escolar; maestros/as, grupo de iguales y/o amigos/as; y de las experiencias de éxito o fracaso que experimenten. Por esta razón, si en la escuela hay alumnos/as con problemas de autoestima se debe pedir colaboración en la aplicación de un programa que se lleve a cabo en la escuela para reforzarla. Es de gran importancia su colaboración, ya que los padres y las madres son modelos de referencia para sus hijo/as y con frecuencia estos imitan sentimientos y actitudes de los padres. La educación que reciban desde sus casas tendría que estar en consonancia con los mensajes que se envían desde la escuela y así no inducir a los niñ@s a contradicciones y confusiones que pueden desencadenar otros conflictos. A continuación se muestran una serie de ideas o pautas que los padres y madres pueden intentar llevar a cabo y que ayudan a incrementar la autoestima de sus hijos/as o familiares a su cargo. En su mayoría también podrían ser aplicables por los maestros/as en sus aulas. 1. Para aumentar la satisfacción que tienen los chicos/as al establecer vínculos que son importantes para ellos y que los demás reconocen como importantes. •

Demostrar su cariño a través del contacto físico. A todos nos gusta que nos toquen siempre que la experiencia no suponga una amenaza. Es importante que seamos concientes de la existencia de nuestros hijos y hacerles saber que nos estamos relacionando con ellos mediante la comunicación verbal como con la no verbal. Acariciar y lograr un contacto visual es un modo de conseguir que nos escuchen.



Mostrar un rostro amable. Una sonrisa puede reforzar una conducta.



Decir lo bien que se sienten cuando están con sus hijos/as. Para ellos es de gran valor asegurase de los sentimientos positivos mediante las palabras. Si se enseña a los mismos que está bien usar expresiones de reafirmación con

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otras personas, utilizándolas primero con ellos, se amplían sus posibilidades de buena relación con sus iguales. •

Elogiar de forma concreta. Necesitan saber que es lo que les gusta a sus padres y que cosas hacen bien. Les hace falta saber que se aprecian sus intentos de hacer las cosas bien. Si se les refuerza de forma correcta, es más creíble y les ayudará a crear una mayor conciencia de si mismos.



Manifestar que su comportamiento positivo tiene un buen efecto sobre los demás. Precisan saber cuando realizan bien las cosas y reforzarles sus buenas relaciones les permitirá saber que las relaciones humanas son importantes.



Compartir sentimientos con ellos. Tiene que comprender que los sentimientos de los adultos no son siempre consecuencia de los que hagan ellos. A veces los adultos tienen miedo de compartir con sus hijos/as los sentimientos negativos porque temen perder su confianza. Pero la ansiedad es mayor cuando no pueden comprender lo que ocurre. Si sienten que el adulto esta deprimido pero no sabe porqué es probable que se sienta culpable. Compartir los sentimientos contribuye a que se sientan seguros. Escuchar a los hijos/as sin juzgarlos. Hay que dejar que hablen. Hacerles preguntas generales y hacerles reflexionar con estas sobre lo acontecido ya sea bueno o malo.



2. Para reforzar sentimientos positivos de individualidad. •

Animarles a expresar ideas que puedan ser diferentes de sus padres o madres. Aunque no se esté de acuerdo con ellos estos deben sentir que se respetan sus ideas.



Trasmitir que son aceptados. Reconocer sus sentimientos, actitudes y opiniones no significa ser permisivo. Hay que ponerles limites, pero escuchándoles.



Comunicarles lo que tiene de especial y diferente.



Permitir, en la medida de lo posible, que hagan las cosas a su manera. Si se le pone una tarea deje que la termine a su manera pero dentro de unos limites de tiempo y cumpliendo unos mínimos razonables.



Dar oportunidades para que se expresen creativamente.



No ridiculizarles ni avergonzarles. El miedo al ridículo hace que sean retraídos y tiendan a no expresarse. Avergonzarles supone decirles que se le juzga de acuerdo con un modelo, haciéndoles sentir que no se respeta su individualidad. Cuando se les pone límites hay que explicarle que no se les censura su forma de ser sino sus actos.

3. Para reforzar la capacidad de modificar ciertas circunstancias.

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Asegurarse que se enfrentan a cuestiones de su exclusiva responsabilidad. Se aprende a ser responsable con el paso del tiempo. Si un niño es responsables significa que es consciente de que sus actos contribuyen a que ocurran acontecimientos, y que no da lo mismo que haga una u otra cosa.



Darles distintas opciones cuando organice sus actividades de forma que puedan elegir.



Ayudarles a tomar conscientemente sus decisiones. Los niños/as toman decisiones continuamente, pero no suelen darse cuenta del procedimiento que ponen en marcha: ver distintas posibilidades, prever consecuencias, elegir con criterio,… Se les puede enseñar que lo que ha ocurrido es consecuencia de su decisión de hacer algo, repasar juntos las decisiones acertadas o desafortunadas, para que pueda disponer de puntos de referencia o incluso discutir con ellos las decisiones que haya que tomar.



Enseñar métodos para resolver problemas. Los padres y/o madres a veces tienden a ayudarles mucho a la hora de resolver problemas y terminan resolviéndolo por ellos. Procurar no hallar la solución y ayudarles a encontrarla por si mismos.



Organizar actividades de forma que tengan oportunidades de obtener éxito. Si han de enfrentarse a una tarea, a la resolución de un problema o cualquier situación complicada, lo mejor es dividir la actividad en pequeños pasos de forma que pueda hacerlos paso a paso y con mayor probabilidad e éxito.



Ayudarles a establecer límites para ellos y lo demás. Necesitan tener límites claros porque les enseña a usar su capacidad de autocontrol. Al ponerles límites éstos pueden saber qué decisión tomar y prever las consecuencias.



Dejar que hagan algo que han demostrado se capaces de hacer bien.

4. Para reforzar la capacidad de establecer su propia escala de valores y sus objetivos. •

Compartir con ellos que ustedes creen. Sus hijos necesitan puntos de referencia. Compartir con ellos sus creencias, no quiere decir necesariamente que deban comportarse de acuerdo a las mismas. Significa que le trasmite unos mensajes claros sobre sus actitudes y valores, de forma que puedan compararlos con sus experiencias



Ayudarles a establecer objetivos razonables y alcanzables. Necesita tener claro los objetivos, les ayuda mucho tener objetivos a corto plazo y relacionados con cosas que deben hacer.



Ayudar a comprender las consecuencias de su comportamiento. Hay niñ@s con problemas de conducta que suelen presentar dificultades a la hora de relacionar causa –efecto. Precisan de frecuentes explicaciones sobre cómo afecta a los demás lo que pueden hacer. Para evitar esto, tienen que pensar lo

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que han de hace, qué otras alternativas tienen y sentir que se les apoya y que no se les juzga. La puesta en práctica de estas pautas y/o medidas tanto en la escuela como en el ámbito familiar ayuda a que los niños/as crezcan conociéndose a si mismos, construyendo su identidad personal, manteniendo un bienestar emocional y una seguridad afectiva. Podemos afirmar que a lo largo de año en las aulas vemos todo tipo de comportamientos, ya sean positivos o negativos, y como profesionales tenemos que estar preparados para ofrecer una respuesta adecuada a nuestros alumnos/as y como no a sus familias. Cierto es que no todo queda en manos del maestro/a puesto que nosotros somos el segundo nivel educador, sin embargo hay familias que consideran que nosotros, l@s maestr@s somos quienes tenemos la obligación de educarlos en valores, y desarrollar en ellos aspectos y competencias que son merecedores de unos padres a las altura de las circunstancias. Por este motivo, debemos trabajar con las familias de forma coordinada, tanto los profesionales que intervenimos en la vida educativa de nuestros alumnos/as como los padres que tienen una gran labor que hacer en la sociedad actual en la que vivimos. “Un niño aprender a ser con lo que vive démosle la posibilidad de crecer como se merece”. Maria Martínez Martínez. Bibliografía.

Clames, H. y Reynold B. (1994) ¿Cómo desarrollar la autoestima en los niños? Editorial Debate. Corkille. (1990) El niño feliz. México. Editorial Gecisa. Ferreros, Mª L. (2007) Abrázame, Mama: desarrollo de la autoestima infantil y juvenil. Barcelona. Editorial Planeta Palacios, J. Marchesi, A. Coll, C. (1990) Desarrollo psicológico y educación I. Madrid. Ed psicología evolutiva. Schaffer. (1989) Interacción y socialización. Madrid. Editorial Visor.

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