Queridos amigos, entramos en el tiempo de Adviento, es decir, entramos

La misericordia del Señor llena la tierra 3 Presentación ¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva! (Salmo 94) Q u

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EL ADVIENTO, tiempo litúrgico
FIESTAS CATÓLICAS Para los católicos todos y cada uno de los días son importantes ya que cada jornada intentamos seguir al Señor con la misma alegría

Queridos amigos Cubanos,
El discurso en la cena de final del Encuentro Nacional de Cuba San Juan, Puerto Rico Sábado, 15 de agosto 2015 (La fiesta de la Asunción de la Bienave

Story Transcript

La misericordia del Señor llena la tierra

3

Presentación

¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva! (Salmo 94)

Q

ueridos amigos, entramos en el tiempo de Adviento, es decir, entramos en un tiempo de gracia y es un tiempo a nuestro favor, pues, tenemos la posibilidad de conmemorar la intervención de Dios en el ciclo histórico que alcanza su plenitud con la visita del Señor a la humanidad, cuando la “Palabra se hace carne”. Es así que el Adviento se convierte no solo en una mera preparación a un evento simplemente festivo, sino más bien es un asumir e integrar en nuestra vida el gran misterio de Cristo que celebramos en la encarnación. Por ello nuestras oraciones en este tiempo las dirigimos a nuestro Padre Dios, para que nos ayude a preparar con su potencia y su misericordia nuestro corazón y encontrar con alegría y gozo su amor en el don de su Hijo Jesucristo. Dos son las venidas que celebramos en el Adviento, nos recuerda san Cirilo de Jerusalén en una de sus catequesis; la primera vez el Hijo de Dios ha venido en modo silencioso, como el rocío que cae sobre un velo, pero la segunda vez vendrá en el futuro con grande esplendor y claridad ante los ojos de todos. Ayer, hoy y siempre, en cada actualización del Misterio Pascual de Cristo, cantaremos como en su primera venida: “Bendito el que viene en nombre del Señor” (Mt 21,9).

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Veamos, entonces, con gran estupor todo el gran don que el Señor nos ha regalado y aquella grande promesa que esperamos atentos, y veamos que todo es por su misericordia. Esa es la gran esperanza que hemos puesto en el Señor, que su amor y su misericordia alcancen nuestra fe. Por eso hoy estamos llamados a vivir plenamente la presencia de Dios, que se hace visible en el sacramento sublime del amor, en la Eucaristía, en su Palabra y en medio de todos nuestros hermanos, lugar donde se concreta nuestra fe y nuestra esperanza. Queridos amigos, a través de este nuevo itinerario de Adviento, os invitamos a vivir plenamente la bondad de Dios y a reconocer su mirada que se fija en nosotros y en nuestra condición, y a dejarnos llenar de la misericordia de Dios, aquella que llena toda la tierra. Y en esa espera, de vivir con gozo y plenamente la encarnación de Cristo en su Natividad y en la espera de conformarnos a Él en su segunda venida, abramos nuestra mente y nuestro corazón para llenarnos de Dios y dar el verdadero sentido a nuestra vida, ser verdaderos hijos de Dios. Hagamos evidente, con las palabras y la vida, la sublime obra de salvación de Dios.

Primera semana Llénate

de la Palabra

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29 de noviembre ➽ Domingo I de Adviento La Palabra Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá (Jr 33, 14).

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 21,25-28.34-36 En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: "Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustias de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación." "Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre."

Para pensar • “Se acerca nuestra liberación”: ¿estamos preparados para recibirla? • El adviento es precisamente este tiempo que Dios, mediante la Iglesia, nos concede para despejar el camino de todas aquellas cosas que no nos permiten recibirlo con un corazón pleno y despierto. Piensa en aquellas cosas que te agobian y que puedes ir dejando de lado durante el adviento. Es tiempo de aligerar el equipaje en nuestro viaje por la vida. • Alza la cabeza, permanece atento, Dios tiene un mensaje de amor y de misericordia para ti y para mí; solamente nos hace falta prepararle un sitio en nuestro corazón para que su misericordia anide y seamos signo de su presencia en medio del mundo, en medio de nuestra sociedad.

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30 de noviembre ➽ Lunes I de Adviento La Palabra Pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo sobre el lago, pues eran pescadores. Les dijo: "venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres" (Mt 4, 18-19).

Cuentan que… Había una vez un pájaro de brillante plumaje y fuertes alas, que se pasaba los días volando sobre las copas de los árboles encantado de su libertad. Cierto día cayó en un pozo fuera de uso. El pozo era tenebroso y profundo, pero estaba seco y el pájaro quedó ileso. No se le ocurrió otra cosa que lamentarse: “Voy a morir aquí abajo, ¡qué desgracia la mía!, ¿qué he hecho yo para merecer tal suerte?”. Se sintió más cómodo echando la culpa de su desgracia a otros: “La culpa no es mía, sino del tonto que cavó este pozo; alguien debería haberlo tapado; ¿por qué no me avisó nadie del peligro de volar tan bajo cerca de un pozo?” Luego comenzó a gritar pidiendo a los transeúntes que le sacaran del pozo. Pero la gente que lo oía le miraba con desprecio y le decía: “Tienes alas, ¿por qué no intentas ayudarte a ti mismo?” Mientras más oía estas respuestas, más se acurrucaba en el fondo quejándose y lamentándose de su suerte. Y así cada vez fue pensando menos en la posibilidad de escapar, sus alas se ajaron, fue conformándose con su situación y, por no intentarlo, vivió el resto de su vida atrapado e infeliz en el fondo del pozo, añorando las copas de los verdes árboles que antes sobrevolaba en libertad.

Oración Señor, que vienes para darnos la salvación, enséñanos a apreciar la verdadera dimensión de nuestra libertad. Fortalece nuestra fe en nosotros mismos para que comprendamos la grandeza de tu amor, que nos ha hecho capaces de recibir tu presencia dentro de nuestro corazón. Danos la sabiduría y el valor de creer en las capacidades y dones que nos has regalado; la alegría de sabernos amados hasta el extremo; y la ternura suficiente para recibirte entre nuestros brazos anhelantes del calor de tu presencia.

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1 de diciembre ➽ Martes I de Adviento La Palabra Y volviéndose a sus discípulos, les dijo: "¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que mucho profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros (Lc 10, 23-24).

Ven con nosotros [Florentino Ulibarri] Nos han dicho que quieres volver a nacer esta navidad; mira que eres loco, ¿eh? ¿Pero es que no ves lo que somos y lo que estamos haciendo? Y, sin embargo, tú quieres venir. Ya no sé si con tu gesto testarudo de volver cada navidad estás pretendiendo decirnos algo: que tenemos que dejar de ser lobos para volver a ser hermanos. Que no perdamos mucho tiempo en criticar y nos pongamos seriamente a trabajar.

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Que nadamos en abundancia mientras hay hermanos, nuestros y tuyos, que sufren hambre de pan, de cultura, de libertad y dignidad. Que tú tienes un mensaje que se llama Evangelio que todavía no es Buena Noticia para todos, porque normalmente lo malinterpretamos y malvivimos. Que tenemos miedo de vivir, y cerramos nuestro corazón a los hermanos, que nos preocupamos mucho por nosotros y nos justificamos ante ti dando solo limosnas. Que no sabemos compartir, y que tú sigues encontrando nuestras puertas cerradas. Si es así, Jesús, ven a nuestras casas esta Navidad. ven a nuestra ciudad, ven a nuestras familias, ven a nuestro mundo. Y ven, antes que nada, a nuestro propio corazón.

Para pensar • ¿Qué tal están las puertas de tu corazón? ¿abiertas? ¿cerradas? ¿entreabiertas? Recuerda que Jesús respeta tu libertad y, si no quieres abrir las puertas, él no las forzará, pero no dejará de insistir. • Recuerda también que la misericordia de Dios se manifiesta a través de ti, de tu sonrisa, de tu alegría, de tu perdón, de tu presencia en medio de su creación. ¿Puedes hacer presente a Jesús allí donde tú estás? • La mejor expresión del Evangelio es que nosotros seamos Buena Noticia junto con Jesús para nuestros hermanos. Prepara tu corazón para ser Navidad para tus hermanos, aquellos que Dios te dio como regalo.

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2 de diciembre ➽ Miércoles I de Adviento La Palabra Aquel día se dirá: aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara: celebremos y festejemos su salvación (Is 25, 9).

Enséñame el camino [San Agustín, Soliloquios 1,1,5] Enséñame el camino Ahora comprendo la necesidad de volver a ti; ábreme la puerta, porque estoy llamando; enséñame el camino para llegar hasta ti. Sólo tengo voluntad; sé que lo caduco y transitorio debe despreciarse para ir en pos de lo seguro y eterno. Esto hago, Padre, porque esto sólo sé y todavía no conozco el camino que lleva hasta ti. Enséñamelo tú, muéstramelo tú, dame tú la fuerza para el viaje. Si con la fe llegan a ti los que te buscan, no me niegues la fe; si es con la virtud, dame la virtud; si es con la ciencia, dame la ciencia. Aumenta en mí la fe, aumenta la esperanza, aumenta la caridad. ¡Oh cuan admirable y singular es tu bondad!

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Para pensar • En nuestro interior, como dice san Agustín, habita la verdad, es decir, Dios. El problema es que muy pocas veces nos atrevemos a adentrarnos en nuestros pensamientos y en nuestros sentimientos. Durante la espera de Jesús que viene a visitarnos es el momento ideal para ir hacia nuestro interior. Para ello es bueno que oremos y pidamos la sabiduría; que pidamos a Dios que nos muestre nuestro interior y que sea él nuestro guía y maestro en este camino de interioridad. Toma unos minutos de tu tiempo y dedícalo a orar y meditar lo que Dios quiere de ti. Atrévete a adentrarte en tu corazón, porque ahí te está esperando aquel que quiere darte la salvación.

3 de diciembre ➽ Jueves I de Adviento La Palabra Aquel día se cantará este canto en el territorio de Judá: tenemos una ciudad fuerte: le ha puesto para salvarla murallas y baluartes. Abrid las puertas, para que entre un pueblo justo que guarda los compromisos (Is 26, 1-2).

Tú eres la vida [Maldita Nerea] Hay una luz siempre cerca, trae la oportunidad. No eres el miedo que queda, eres la vida que das... Y llegó sin avisarte, y llegó sin preguntar y en tus ojos adentrarse, y tu libertad llevarse a donde nunca quiso estar. Y se trajo el frío a casa, y las ganas de llorar, y se atreve a andar diciendo que ya no te queda tiempo y que te tienes que marchar pero tu amor puede más, puede más.

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Ninguna estrella está sola, ni deja de brillar, aunque el silencio y las horas quieran hacerla llorar. Llenas de luces las sombras, callas la soledad, no eres el miedo que ahoga, eres la vida que das. Nadie sabe cuánto duele, ni lo cerca que se está de rendirse ante el gigante, de romperse a cada instante ante la cruda realidad. Pero tu amor puede más, puede más. Hay una luz siempre cerca, trae la oportunidad a las princesas que sueñan que todo puede cambiar, y aunque el camino es amargo y sé que dolerá, hasta el invierno más largo muere rendido ante el mar.

Ninguna estrella está sola, ni deja de brillar, aunque el silencio y las horas quieran hacerla llorar; llenas de luces las sombras, callas la soledad, no eres el miedo que ahoga, eres la vida que das, eres la vida que das. Hay una luz siempre cerca, trae la oportunidad a las princesas que sueñan que todo puede cambiar, y aunque el camino es amargo y sé que dolerá, hasta el invierno más largo muere rendido ante el mar, muere rendido ante el mar. Hay una luz siempre cerca, trae la oportunidad no eres el miedo que queda, eres la vida que das... eres la vida que das.

Para orar Esta canción está dedicada a las mujeres con cáncer y está escrita en el marco del “Concierto por Ellas” de una radiodifusora española (Cadena 100). Es una canción que invita a las mujeres aquejadas por el cáncer a tener ánimos por encima de todo. Tal vez tú no tengas esta terrible enfermedad, pero sí puedes elevar una oración por ellas y por los niños con cáncer y por los hombres con cáncer. Pero también por las personas tristes o llenas de rencor, cuyo cáncer de tristeza y soledad va mermando sus vidas hasta oscurecerlas por completo. Es momento de elevar una oración por la vida, de interceder por aquellos que nos necesitan. Ten entrañas de misericordia por todos los que sufren y ora, ora con nosotros e intercede por los que más lo necesitan. Oremos todos juntos: Padre nuestro…

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4 de diciembre ➽ Viernes I de Adviento La Palabra La luz de la Cándida será como la del Ardiente, la luz del Ardiente será siete veces más intensa, cuando el Señor vende la fractura a su pueblo y le cure la herida que le causó (Is 30, 26).

Cuentan que… Un gran sabio solía andar cubierto únicamente con una túnica gastada y raída. Vivía de forma austera y muy pobre. Pero, aunque parezca absurdo, llevaba siempre consigo un pequeño plato de oro que le había regalado el rey, el cual en otro tiempo fue su discípulo. El maestro de sabiduría portaba aquel plato como recuerdo, pero su corazón no era esclavo de aquel pedazo de oro. Una noche, estaba a punto de acostarse para dormir entre las ruinas de un antiguo monasterio cuando observó la presencia de un ladrón escondido detrás de una de las columnas. - “Ven aquí y toma esto”, le dijo el maestro de sabiduría mientras le ofrecía el plato de oro. “Así no me molestarás una vez que me haya dormido y podré gozar de este rato de paz que es el descanso”. El ladrón agarró con ansia el plato y salió corriendo. Pero a la mañana siguiente regresó hasta el maestro de sabiduría con el plato... y una petición: -“Cuando anoche te desprendiste con tanta facilidad de este plato pensé que me hacías inmensamente rico y feliz. Ahora quiero que me enseñes esa riqueza interior que te hace tan desprendido y otorga tanta paz”.

Para orar Señor, enséñame a ser generoso. No tengo muchas cosas para dar, pero he recibido muchos dones y los puedo compartir con los demás. Enséñame a no ser egoísta, y a pensar primero en los demás. Que no me guarde las cosas para mí, sino que aprenda a ofrecerlas, para que todos puedan disfrutar con lo que yo he recibido. No tengo muchas cosas para dar pero lo poco que tengo se puede multiplicar si lo comparto. Señor Jesús, cambia mi corazón para que descubra que hay más alegría en dar que en recibir. Ayúdame, Señor, a descubrirte en la generosidad.

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5 de diciembre ➽ Sábado I de Adviento Día de la Recolección Agustiniana Habla Agustín Ante todas las cosas, queridísimos hermanos, amemos a Dios y después al prójimo, porque estos son los mandamientos principales que nos han sido dados. He aquí lo que mandamos que observéis quienes vivís en comunidad. En primer término –ya que con este fin os habéis congregado en comunidad–, vivid en la casa unánimes y tened una sola alma y un solo corazón orientados hacia Dios (Regla I,1-3).

Oración por la Familia Agustino-Recoleta Te bendecimos, Señor, Padre Santo, por Jesucristo, tu Hijo, que, en la unidad del Espíritu Santo, instituyó la Iglesia como sociedad santa, la colmó de bendiciones y la dotó de múltiples carismas. En el seno de esta sociedad y como expresión de su santidad brotaron las numerosas familias religiosas, cuyos hijos e hijas, observando los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, tratan de seguir e imitar más fielmente a tu Hijo Jesucristo, y anticipan, con sus vidas, el reino futuro. Te agradecemos que, entre estas familias religiosas, se encuentre la Recolección que, impulsada por un especial carisma colectivo y deseando vivir con un renovado fervor la vida consagrada agustiniana, sigue a Cristo, busca la verdad, está al servicio de la Iglesia

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y se esfuerza por conseguir la perfección de la caridad, viviendo en comunidad de hermanos, según el propósito y el espíritu de su padre, san Agustín. Te alabamos, Señor, porque desde sus comienzos has asistido con tu gracia a esta familia, la has protegido en las dificultades y has suscitado en ella abundantes frutos de santidad. Por todo ello, te damos gracias, Señor, y te suplicamos que la sigas asistiendo, que la hagas rica en vocaciones, que des a sus miembros la gracia de ser fieles a su carisma, y de vivir con profundidad y entrega su consagración religiosa. Que tu amor, que nos une en convivencia comunitaria de hermanos, se difunda a todos los hombres para ganarlos y unirlos en Cristo dentro de tu Iglesia. Te presentamos nuestra oración humilde y confiada apoyados en la intercesión de nuestra Señora de la Consolación, de nuestro padre san Agustín y de todos los santos de la Orden. Por Jesucristo, Señor nuestro, en comunión con el Espíritu Santo, ahora y por todos los siglos. Amén.

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Segunda semana Llénate

de Esperanza

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6 de diciembre ➽ Domingo II de Adviento La Palabra Dios guiará a Jerusalén entre fiestas, a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia (Bar 5, 9).

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 3, 1-6 En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios.»

Oración [Javier Leoz]

Tú tienes promesas verdaderas ¡Ven, Señor, y no tardes demasiado! Estamos cansados de tantas promesas falsas A cada momento nos asaltan dudas, incertidumbres, fracasos, bofetadas, traiciones, desencuentros, engaños. ¡Ven, Señor, no te demores!

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Pensamos haber atinado el futuro, y estamos inmersos en constantes fracasos. Creemos ser portadores de humanidad, y aniquilamos, una y otra vez, inocentes y víctimas de nuestro vivir opulento. ¡Ven, Señor, no retrases tu llegada! Porque, entre otras cosas, sentimos que la tiniebla se impone con más rapidez que la misma luz, que los engaños se disparan a más velocidad que la verdad que pide y exige el hombre ¡Ven, Señor, y endereza nuestros caminos! Haznos buscar un desierto en el que hablarte, un desierto en el que encontrarte, un desierto en el que buscarte, un desierto en el cual poder escucharte ¡Ven, Señor, y allana nuestros senderos! Rebaja nuestro orgullo, para conquistarte con humildad. Alisa nuestra dispersión, para quererte sólo a Ti. Pule nuestro vivir, para que tengas más cabida en él. ¡Ven, Señor, y no aplaces tu vuelta! Entre otras cosas, porque cada día que pasa, sentimos que el mundo está más herido de muerte si Tú le faltas por dentro, si Tú no le envías tu esperanza y tu aliento. ¡Ven, Señor, y acelera tu llegada!

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7 de diciembre ➽ Lunes II de Adviento La Palabra Voy a escuchar lo que dice Dios: el Señor propone la paz a su pueblo, a sus leales, a los que recobran la esperanza. Ya se acerca su salvación a sus fieles, para que la Gloria habite en nuestra tierra (Sal 84,9-10).

Reflexión [Álvaro Ginel] ¡DESPERTAD!

Escuchad: Dios sigue hoy hablando.

De la monotonía. De la rutina. De la superficialidad. De vivir sin interrogantes. De excusas como «no tengo tiempo». De dejar a Dios arrinconado.

Creed: Dios nos invita a un nuevo encuentro.

¡DESPERTAD! «Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa» (Mt 24, 42-43). Sed conscientes de lo que nos ofrece el momento presente. Adivinad lo que hay más allá del muro de las preocupaciones que nos ciegan. Sospechad que hay algo más de lo que vemos y palpamos. Acoged este hoy, porque es momento de Dios.

Sabed: Estos tiempos están llenos de Dios. Aprended: No todo es igual. No da lo mismo cualquier cosa. Lo esencial no está tan escondido que no lo podamos alcanzar mínimamente. ¡DESPERTAD! Es la hora de Dios. Es la hora de «Dios-con-nosotros». Es la hora de ver a Dios entre nosotros. Es la hora de leer la presencia de Dios donde todo habla de ausencia. Es la hora de acoger a Dios. Es la hora de la luz en medio de la noche. Es la hora de ejercitar los ojos y adiestrarlos para reconocer en un niño normal el regalo de Dios para todos.

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8 de diciembre ➽ Martes Inmaculada Concepción La Palabra El ángel Gabriel dijo a María: "el Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará hijo de Dios" (Lc 1, 35).

DIálogo en obsequio a la Virgen [Serafín Prado, OAR] (Narradora) Para traerte una rosa salí al jardín con el alba. ¡Qué prodigio de colores el huerto por la mañana! Las ramas de los rosales dobladas bajo la carga, bajo la carga olorosa de rosas rojas y blancas. En un rincón discutían la rosa roja y la blanca. Las dos querían venir para perfumar tus plantas. De un rosal a otro rosal hablaban acaloradas. Para escuchar la disputa todo el jardín se callaba.

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(Diálogo) – Yo soy la flor de María pues soy la rosa encarnada. – Flor de María soy yo porque soy la rosa blanca. – La Iglesia la llama aurora. – Y también inmaculada. – Cuando le habló san Gabriel era rosada, rosada… – La tarde del viernes santo estaba pálida, pálida. – Es blanca porque es estrella. – Es rubia porque es zagala. – Soy roja como sus labios. – Yo, como sus manos, blanca. (Narradora) Las dos tenían razones y ninguna se callaba, y yo las corté a las dos y en un ramillete hermanas hoy te las traigo, ¡señora!, la rosa roja y la blanca.

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9 de diciembre ➽ Miércoles II de Adviento La Palabra Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas echan alas como las águilas, corren sin cansarse, marchan sin fatigarse (Is 40, 31).

Decálogo: de posada en posada [J. M. Palazuelo] Este año se acabó eso de “echar balones fuera”, de hacerse “el longuis”, de cerrar las puertas, de apagar la luz y desconectar el timbre de tu corazón… Este año María y José no tendrán que ir de posada en posada; este año, y gracias a ti, el niño Jesús nacerá en tu… 1. Hogar. Junto a los tuyos. En tu habitación, en el salón, junto a la chimenea… es igual; lo importante es hacerle un sitio. Ya sabes que donde comen dos, comen tres. Tan sólo necesitas sustituir el verbo comer por ver la TV, dormir, estar de sobremesa, hacer la colada, compartir…; en definitiva, vivir. 2. Comunidad de vecinos. Apruebas un examen, te toca la lotería, gana tu equipo, haces un viaje… e informas a todo el bloque. Y ahora que el niño Jesús va a nacer entre nosotros, no me digas que va a pasar desapercibido. Es misión tuya que se enteren todos los vecinos. 3. Barrio. En la panadería, en el supermercado, en el centro de jubilados… Comunica, tal vez con una postal, tal vez con una sonrisa, que el niño Dios se hace uno de los nuestros. 4. Parroquia. Ni el cura ni la catequista ni el grupo de liturgia… Que los feligreses, al verte a ti, descubran el inminente nacimiento de Jesús. 5. Colegio. El nacimiento, el festival de villancicos, la campaña de Navidad… son oportunidades para que el colegio saque un 10, qué digo un 10, matrícula de honor en humanidad, en acogida, en Buena Noticia. 6. Trabajo. No esperes a que te den las vacaciones ni a cobrar la extraordinaria. Este año regala tu particular cesta de Navidad a tus compañeros en forma de amistad, de compañía, de fe, de buen humor… 7. Zona de fiesta. En el cotillón o en el botellón, con la familia o con los amigos. No brindes por el niño Jesús, brinda, mucho mejor, con el niño Jesús. 8. Tiendas comerciales. En busca de regalos para tu gente. No sabes que el mejor regalo ya está hecho. El regalo de un Dios que se ha hecho uno de los nuestros no tiene precio… ¡Compártelo y regálalo a tu gente!

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9. Calles. Camino del colegio o del trabajo, de regreso a tu casa, en el bus o en el metro… observa qué mundo se va a encontrar Jesús. Ah, y ponte manos a la obra, que siempre hay algo que mejorar. 10. Corazón. El lugar estrella. Adecenta tu vida y tu corazón y contradice al bueno del evangelista Lucas, pues este año sí, este año hay sitio para ellos en tu corazón.

10 de diciembre ➽ Jueves II de Adviento La Palabra Mira, te convierto en trillo aguzado, nuevo, dentado: trillarás los montes y los triturarás, convertirás en paja las colinas; los aventarás y el viento los arrebatará, el vendaval los dispensará; y tú te alegrarás con el Señor, te gloriarás del Santo de Israel (Is 41, 15-16).

El mismo sol [Álvaro Soler] Te digo claro claro, no es nada raro raro, así se puede, amor. Un mundo enano enano, estamos mano a mano solo hace falta el amor se puede, amor. Yo quiero que este sea el mundo que conteste del este hasta oeste y bajo el mismo sol. Ahora nos vamos, si juntos celebramos, aquí todos estamos bajo el mismo sol, y bajo el mismo sol.

Saca lo malo malo, no digas paro paro, vale la pena mi amor, la pena, mi amor. No hay fronteras-eras será lo que tú quieras lo que tú quieras, amor, se puede, amor.

Quiero que el mundo se... mundo se... mundo se... quiero que el mundo se una mí, amor quiero que el mundo se... mundo se... mundo se... quiero que el mundo se una mí, amor (2).

Yo quiero …

Yo quiero…

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11 de diciembre ➽ Viernes II de Adviento La Palabra Así dice el Señor, tu redentor, el Santo de Israel: Yo, el Señor, tu Dios, te enseño para tu bien. Te guío por el camino que sigues (Is 48, 17).

Cuentan que… Los dos burritos [Mamerto Menapace] Érase una vez una madre - así comienza esta historia encontrada en un viejo libro de vida de monjes, y escrita en los primeros siglos de la Iglesia -. Érase una vez una madre - digo - que estaba muy apesadumbrada, porque sus dos hijos se habían desviado del camino en que ella los había educado. Mal aconsejados por sus maestros de retórica, habían abandonado la fe católica adhiriéndose a la herejía, y además se estaban entregando a una vida licenciosa desbarrancándose cada día más por la pendiente del vicio. Y bien. Esta madre fue un día a desahogar su congoja con un santo eremita que vivía en el desierto de la Tebaida. Era este un santo monje, de los de antes, que se había ido al desierto a fin de estar en la presencia de Dios purificando su corazón con el ayuno y la oración. A él acudían cuantos se sentían atormentados por la vida o los demonios difíciles de expulsar. Fue así que esta madre de nuestra historia se encontró con el santo monje en su ermita, y le abrió el corazón contándole toda su congoja. Su esposo había muerto cuando sus hijos eran aún pequeños, y ella había tenido que dedicar toda la vida a su cuidado. Había puesto todo su empeño en recordarles permanentemente la figura del padre ausente, a fin de que los pequeños tuvieran una imagen que imitar y una motivación para seguir su ejemplo. Pero, hete aquí que ahora, ya adolescentes, se habían dejado influir por las doctrinas de maestros que no seguían el buen camino y enseñaban a no seguirlo. Y ella sentía que todo el esfuerzo de su vida se estaba inutilizando. ¿Qué hacer? Retirar a sus hijos de la escuela era exponerlos a que, suspendidos sus estudios, terminaran por sumergirse aún más en los vicios por dedicarse al ocio y vagancia del teatro al circo. Lo peor de la situación era que ella misma ya no sabía qué actitud tomar respecto a sus convicciones religiosas y personales. Porque si éstas no habían servido para mantener a sus propios hijos en la buena senda, quizá fueran in-

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dicio de que estaba equivocada también ella. En fin, al dolor se sumaba la duda y el desconcierto no sabiendo qué sentido podría tener ya el continuar siendo fiel al recuerdo de su esposo difunto. Todo esto y muchas otras cosas contó la mujer al santo eremita, que la escuchó en silencio y con cariño. Cuando terminó su exposición, el monje continuó en silencio mirándola. Finalmente se levantó de su asiento y la invitó a que juntos se acercaran a la ventana. Daba esta hacia la falda de la colina donde solamente se veía un arbusto, y atada a su tronco una burra con sus dos burritos mellizos. -¿Qué ves? - le preguntó a la mujer, quien respondió: - Veo una burra atada al tronco del arbusto y a sus dos burritos que retozan a su alrededor sueltos. A veces vienen y maman un poquito, y luego se alejan corriendo por detrás de la colina donde parecen perderse, para aparecer enseguida cerca de su burra madre. Y esto lo han venido haciendo desde que llegué aquí. Los miraba sin ver mientras te hablaba. -Has visto bien - le respondió el ermitaño-. Aprende de la burra. Ella permanece atada y tranquila. Deja que sus burritos retocen y se vayan. Pero su presencia allí es un continuo punto de referencia para ellos, que permanentemente retornan a su lado. Si ella se desatara para querer seguirlos, probablemente se perderían los tres en el desierto. Tu fidelidad es el mejor método para que tus hijos puedan reencontrar el buen camino cuando se den cuenta de que están extraviados. Sé fiel y conservarás tu paz, aun en la soledad y el dolor. Diciendo esto la bendijo, y la mujer retornó a su casa con la paz en su corazón adolorido.

Para pensar • ¿Qué situación le preocupaba a la madre? • ¿Has experimentado una situación semejante con algún ser querido? • El consejo del monje es permanecer fiel a sus convicciones: ¿es fácil esto? ¿cómo lograrlo? ¿cómo seguir siendo fiel al proyecto que Dios nos muestra? ¿cómo ser apoyo, punto de referencia, "refugio" para los demás?

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12 de diciembre ➽ Sábado II de Adviento La Palabra Cuando bajaban de la montaña, los discípulos preguntaron a Jesús: -¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías? Él les respondió: -Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron (Mt 17, 10-12).

Pon un sí en tu vida [José María Escudero] Vocacional desde el corazón de María 1 • Al sexto mes, envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven… Dios no mira el DNI, la edad no importa para Dios. María apenas tenía 15 años y, sin embargo, Dios se fija en ella. ¿Cuál es tu edad? 14, 25, 38, 48, 83… ¿Y la edad de tu corazón?... Si tu corazón rezuma sueños, proyectos, vida… ¡Sigue adelante! 2 • A una joven prometida… ¿Tienes pareja, estás solo? A Dios, más que tu estado de vida, le importa tu nivel de compromiso. ¿Estás dispuesto a comprometerte con tu pareja, con tus amigos, con tu gente, con Dios, a construir un mundo más justo, más humano, más solidario? 3 • El nombre de la joven era María… Dios no llama al más listo o al más bueno… Dios se ha encaprichado contigo y te llama por tu nombre. Y te llama a todas las horas, en todo momento. ¡Ah, que no le oyes! No te preocupes, presta atención: Dios te llama a través de tus hermanos, en especial, de los más necesitados. 4 • El ángel entró donde estaba María… Y tú que pensabas que tenías que ir a la iglesia o a un monasterio o incluso al desierto, para que Dios se fijara en ti… Pues no, Dios entrará, si le dejas, en tu corazón. Y eso se producirá en tu casa o en el súper, en tu colegio o en el parque…

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5 • Al oír estas palabras… El mensaje con el que Dios se pone en contacto contigo es personal, es diferente para cada uno de sus hijos. Lo importante es que tú te mantengas en actitud de escucha y ni silencies ni apagues tu corazón. 6 • Ella se turbó… ¿Miedo? ¿Asombro?... ¿Qué sentimientos te produce la llamada de Dios? Todos son positivos, excepto uno, el de la indiferencia. 7 • Y se preguntaba qué significaba tal saludo… La incertidumbre, las dudas, las preguntas son normales. Es bueno preguntarse cada día, en cada circunstancia o acontecimiento, qué te estará queriendo decir Dios. 8 • María dijo: Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices... Aquí viene “lo más chungo”, ¿verdad? Pero si sabes con certeza que Él nunca te va a dejar solo, ¿por qué no pruebas a decirle que cuente contigo? Dios, te lo aseguro, no te fallará. 9 • María se puso en camino… Decir sí a Dios tiene sus consecuencias. Pasar de estar tumbado en la poltrona de tus seguridades y mediocridades a lanzarte a una vida de compromiso, amor y felicidad. 10 • María dijo: Mi alma glorifica al Señor… Seguir al Señor, decirle que sí, conlleva una retahíla de bendiciones, de gracias, de dones. Decir sí al Señor es la decisión más acertada que puedes tomar en tu vida y de la que jamás te arrepentirás… Hace más de dos mil años Dios eligió a María para llevar a cabo su plan de salvación… ¡Hoy te ha escogido a ti!

Tercera semana Llénate

de Gozo

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13 de diciembre ➽ Domingo III de Adviento Habla Agustín Gocemos, hermanos; alégrense y exulten los pueblos. Este día lo ha hecho sagrado para nosotros no el sol visible, sino su creador invisible, cuando, de sus entrañas fecundas y en la integridad de sus miembros, una virgen madre trajo al mundo, hecho visible por nosotros a su creador invisible. Sermón 186, 1.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 3, 10-18 En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: –¿Entonces, qué hacemos? El contestó: –El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo. Vinieron también a bautizarse unos publicanos; y le preguntaron: –Maestro, ¿qué hacemos nosotros? El les contestó: –No exijáis más de lo establecido. Unos militares le preguntaron: –¿Qué hacemos nosotros? El les contestó: –No hagáis extorsión a nadie, ni os aprovechéis con denuncias, sino contentaos con la paga. El pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: –Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego: tiene en la mano la horca para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga. Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba la Buena Noticia.

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Para pensar [Beto Dorati] Hoy es un Domingo especial, lo llamamos el Domingo Gaudete, es decir el Domingo de Regocijo: ya se acerca el Salvador, Jesús, Cristo nuestro Señor. Antes de su llegada, su primo Juan nos enseña –siguiendo el Evangelio de este día, y en este Año Jubilar de la Misericordia–, a compartir con aquel que no tiene, a tratar bien a los demás y a ser justos unos con otros para que podamos recibir de la mejor manera a Aquel que viene. Por eso te doy algunas pistas para vivir de la mejor manera este año de la misericordia: ◼ La gente le preguntaba a Juan: “¿Qué debemos hacer entonces?” • Volver tu mirada a Dios con todo tu corazón. • Preguntarle al que sabe, a Jesús, el Maestro a quien Juan te anuncia hoy. ◼ “El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto”. • No actúes como solitario sino como solidario. • Comparte los bienes que tengo con los más desfavorecidos por la vida. ◼ Algunos publicanos vinieron a hacerse bautizar y le preguntaron: “Maestro, ¿qué debemos hacer?”. Él les respondió: “No exijan más de lo estipulado”. • No te hagas de la vista gorda ante las injusticias. • No exijas a nadie lo que tú no eres capaz de dar. ◼ Unos soldados le preguntaron: “Y nosotros, ¿qué debemos hacer?”. Juan les respondió: “No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo”. • Haz tu trabajo con justicia. No busques enriquecerte, busca servir. • Somos elegidos para cuidar y proteger, no para atropellar a los demás ni violar sus derechos. ◼ “Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego”. • Jesús no sólo te purifica sino que te plenifica. • Deja que el Espíritu Santo actúe con ese en tu vida.

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14 de diciembre ➽ Lunes III de Adviento La Palabra El Señor es bueno y recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes (Sal 24, 8-9).

Reflexión: En camino hacia Cristo Caminar significa dejar un punto de partida, unas seguridades, quizá el propio hogar o la propia patria. En ocasiones, caminar es la consecuencia de quien reacciona ante el mal que agobia, y busca refugio en otra casa, en otra ciudad, en otro estado. El cristiano vive en camino. Somos peregrinos, orientados a un encuentro definitivo, a un banquete en el que el Padre nos espera. Somos navegantes, que sienten la fuerza del mar y del viento, mientras anhelan la señal de un faro que indique la cercanía del puerto. Pero el camino exige un modo de vida austero, puro, justo, bueno. No basta traer algo de ropa y de pertrechos. No basta un mapa de ruta más o menos claro. Hace falta una actitud interna abierta, generosa, disponible. Con ella seremos capaces de superar voces de sirenas que nos tientan, que nos apartan de la meta, que nos aturden, que nos llevan incluso a la desconfianza. Dios no es un ser extraño o una amenaza para el hombre, sino el que da pleno sentido a nuestra existencia, el que nos ofrece la salvación completa (cf. BENEDICTO XVI, Verbum Domini 23). La vida humana no se comprende sin tener en cuenta el cielo hacia el que avanzamos poco a poco. Aquello que forma nuestra vida (penas, alegrías, esperanzas, fracasos) queda plenamente rescatado sólo por la acción de quien vino al mundo para iluminar a los ciegos, curar a los cojos, levantar a los caídos, dar esperanza a los oprimidos y encarcelados (cf. Lc 4,14-21).

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Estamos en camino, a la espera (Adviento) de una gran alegría: nace el Salvador, que es Cristo Señor (cf. Lc 2,8-10). El Esposo está por hacerse presente en el mundo. Es el momento de tomar el cayado y tener listo el vestido de bodas de las buenas obras. Es la hora de dar auténticos frutos de conversión, con un cambio profundo de vida, con una confesión bien hecha, con un propósito que nos aparte de males arraigados y nos introduzca, como peregrinos, en el mundo de la gracia y la esperanza.

Bienaventuranzas del Adviento [Miguel Ángel Mesa] ▶ Felices quienes siguen confiando, a pesar de las muchas circunstancias adversas de la vida. ▶ Felices quienes tratan de allanar todos los senderos: odios, marginaciones, discordias, enfrentamientos, injusticias. ▶ Felices quienes bajan de sus cielos particulares para ofrecer esperanza y anticipar el futuro, con una sonrisa en los labios y con mucha ternura en el corazón. ▶ Felices quienes aguardan, contemplan, escuchan, están pendientes de recibir una señal, y cuando llega el momento decisivo, dicen: sí, quiero, adelante, sea, en marcha… ▶ Felices quienes denuncian y anuncian con su propia vida y no sólo con meras palabras. ▶ Felices quienes rellenan los baches, abren caminos, abajan las cimas, para que la existencia sea para todos más humana. ▶ Felices quienes acarician la rosa, acercan la primavera, regalan su amistad y reparten ilusión a manos llenas con su ejemplo y sus obras. ▶ Felices quienes cantan al levantarse, quienes proclaman que siempre hay un camino abierto a la esperanza, diciendo: “No tengáis miedo, estad alegres. Dios es como una madre, como un padre bueno que no castiga nunca, sino que nos acompaña y nos alienta, pues únicamente desea nuestra alegría y nuestra felicidad”.

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15 de diciembre ➽ Martes III de Adviento La Palabra Aquel día no tendrás que avergonzarte de los delitos cometidos contra mí; entonces arrancaré de tu seno a los alegres fanfarrones, y no volverás a engreírte de mi santo monte. Dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre que se cobijará al amparo del Señor (So 3, 11-12).

Forgiveness (perdón) [Matthew West] Es la cosa más difícil de regalar y lo último que se te pasa por la cabeza, siempre va a quienes no lo merecen. Es lo contrario a cómo te sientes cuando el dolor que causaron es tan real. Se lleva todo, basta con decir la palabra Perdón, perdón Se ríe de tu orgullo quita toda locura de tu interior siempre es el peor enemigo de la ira. Aun cuando el jurado y el juez te dicen que tienes derecho a guardar rencor, es el susurro en tu oído diciendo “déjalo libre”. Perdón, perdón, perdón, perdón. Enséñame cómo amar lo odioso cómo alcanzar lo inalcanzable ayúdame a hacer lo imposible. Perdón, perdón, ayúdame ahora a hacer lo imposible. Perdón.

Borrará toda huella de amargura puede incluso liberar a un prisionero nada puede acabar con su poder. Así que déjalo actuar y sorpréndete de lo que se ve con los ojos de la gracia ese prisionero en realidad va a liberarte a ti. Perdón, perdón, perdón, perdón. Enséñame cómo amar lo odioso cómo alcanzar lo inalcanzable ayúdame a hacer lo imposible. Perdón, perdón, Quiero liberarme definitivamente así que enséñeme a ver lo que tu misericordia ve ayúdame a dar ahora lo que Tú me diste. Perdón, perdón.

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Para pensar • ¿En verdad el perdón es para ti la cosa más difícil de regalar? • ¿Puedes vivir sin ser perdonado o perdonar? • Dice San Agustín que para que la conciencia esté plenamente tranquila «si ya has perdonado te falta pedir a Dios por tu hermano» (Sermón 211) ¿Qué opinas de esto?

16 de diciembre ➽ Miércoles III de Adviento La Palabra Después les dijo: id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva. ¡Y dichoso aquel a quien yo no le sirva de escándalo! (Lc 7, 22-23).

Reflexión La verdadera alegría [Francisco Ivanderlei] ¿Qué me lleva a estar alegre? ¿Qué te lleva a estar alegre? Estas preguntas las podríamos contestar con mucha facilidad. Podríamos dar nombre a muchas cosas que nos causan alegría; cada una tendría las suyas. Para poner un ejemplo voy a mencionar una que es causa de alegría para muchas personas, que es el fútbol. Las que son aficionadas por este tipo de deporte saben que este les trae mucha alegría cuando ven a su equipo ganar. Como se emocionan los aficionados que acompañan a su equipo en el momento en que mete un gol podemos percibir la emoción del que hace el gol. Como los aficionados del equipo, muchos se echan en brazos de otros felices por el gol.

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Esta alegría es buena, pero no podemos ignorar que es una forma de alegría pasajera, que la persona vive intensamente. Pero he visto también otro tipo de alegría que no es por causa de un gol, sino porque brota del mismo interior de las personas, suscitada por el mismo Espíritu Santo. Es una alegría distinta, porque la alegría de un gol en el fundo es una alegría que está acompañada por una vanidad, porque manifiesta una superioridad sobre el adversario. La verdadera alegría es la que brota porque estamos llenos de gozo y esta es dada por el mismo Espíritu Santo; algo que brota gratuitamente. Vemos este tipo de alegría en los relatos bíblicos, donde podemos destacar una persona que fue llena de gozo, que fue la Virgen María que lleva esta alegría gozosa a su prima Isabel. Lo que nos llena de gozo es estar abiertos al Espíritu Santo. Él despierta en nuestro interior la alegría de Cristo resucitado. Este Jesús que responde a los discípulos de Juan Bautista cuando le preguntan si él es el que ha de venir. Jesús les pide que ellos hablen de lo que han visto, lo que él había hecho: los ciegos ven, los cojos andan, los muertos resucitan (Lc 7,19s). Esta es la verdadera alegría: ver que el otro recupera su salud por medio de la presencia de Jesús. En nuestros días vemos que la alegría del deporte llama más la atención que esta alegría de personas que son restaurados por el Señor. Aquí podemos incluir no solo las que son sanas físicamente, sino lo más importante, que es el interior. ¡Cómo nos sentimos llenos de gozo después de buscar la reconciliación por medio de la Iglesia y salimos llenos de una alegría que nos revela el amor de Dios para con nosotros!

Grande, Juan [José Manuel Durán] Grande, Juan; Juan Bautista; Grande, Juan; Juan Bautista, nadie como tú entre los nacidos de mujer; Grande vas a ser, pequeño Juan. Sonará tu voz en el desierto, Juan: “el Señor se acerca, pronto llegará, preparad sus sendas, convertíos, va a llegar, con fuego y Espíritu él os viene a bautizar”.

Dinos qué hay que hacer para salvarnos, Juan: “Convertíos todos a Dios, de verdad, compartid, sed justos, sembradores de la paz; ya está aquí el más fuerte, aquel que yo vine a anunciar”.

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17 de diciembre ➽ Jueves III de Adviento Habla Agustín Se dignó hacerse hombre, ¿qué más quieres? ¿O se humilló Dios poco por ti? El que era Dios se hizo hombre... Sermón 189, 4.

Reflexión: ¿Nos atrevemos a compartir? [J. A. Pagola] Los medios de comunicación nos informan cada vez con mayor rapidez de lo que acontece en el mundo. Conocemos cada vez mejor las injusticias, miserias y abusos que se cometen diariamente en todos los países. Esta información crea fácilmente en nosotros un cierto sentimiento de solidaridad con tantos hombres y mujeres, niños y niñas, víctimas de un mundo egoísta e injusto. Incluso puede despertar un sentimiento de vaga culpabilidad. Pero, al mismo tiempo, acrecienta nuestra sensación de impotencia. Nuestras posibilidades de actuación son muy exiguas. Todos conocemos más miseria e injusticia que la que podemos remediar con nuestras fuerzas. Por eso es difícil evitar una pregunta en el fondo de nuestra conciencia ante una sociedad tan deshumanizada: ¿Qué podemos hacer? En este adviento la voz de Juan Bautista nos dice la respuesta, es una respuesta que nos confronta, una respuesta decisiva: “El que tiene dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida que haga lo mismo”. No es fácil escuchar estas palabras sin sentir cierto malestar. Se necesita mucho valor para acogerlas. Se necesita tiempo para dejarnos interpelar. Son palabras que hacen sufrir. Aquí termina nuestra falsa “buena voluntad”. Aquí se revela la verdad de nuestra solidaridad. Aquí se diluye nuestro sentimentalismo religioso. ¿Qué podemos hacer? Sencillamente compartir lo que tenemos con los que más lo necesitan. Muchas de nuestras discusiones sociales y políticas, muchas de nuestras protestas y gritos, que con frecuencia nos dispensan de una actuación más responsable, quedan reducidas de pronto a una pregunta muy sencilla: ¿Nos atrevemos a compartir lo nuestro con los necesitados?

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De manera ingenua creemos casi siempre que nuestra sociedad será más justa y humana cuando cambien los demás, y cuando se transformen las estructuras sociales y políticas que nos impiden ser más humanos. Y, sin embargo, las sencillas palabras de Juan nos obligan a pensar que la raíz de las injusticias está también en nosotros. Las estructuras reflejan demasiado bien el espíritu que nos anima a casi todos. Reproducen con fidelidad la ambición, el egoísmo y la sed de poseer que hay en cada uno de nosotros… Y tú ¿te atreves a experimentar el gozo de la misericordia que supone darte a ti mismo, o prefieres seguir viviendo en una realidad ilusoria donde la transformación del mundo pasa por los esfuerzos de los demás? Hoy te invito a que experimentes este GOZO!! Animo, no te arrepentirás.

Antífona de la “O” En esta segunda parte del Adviento, desde antiguo la Iglesia repite en el rezo de la Liturgia de las Horas estas antífonas llamadas de la "O" porque todas empiezan por "¡Oh!". En ellas se aclama la venida del Mesías con distintos títulos basados en la Historia de la Salvación.

Oh, Sabiduría, h que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ven y muéstranos el camino de la salvación.

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18 de diciembre ➽ Viernes III de Adviento La Palabra Mirad que vienen días, oráculo del Señor, en que suscitare a David un Germen justo: reinará un rey prudente, practicará el derecho y la justicia en la tierra. En sus días estará a salvo Judá, e Israel vivirá en seguro; y este es el nombre con que le llamarán: Señor, justicia nuestra (Jr 23, 5-6).

Rutina [Álvaro Ginel] Te acostumbras: a ver siempre lo mismo, a escuchar siempre lo mismo, a pasar siempre por el mismo sitio, a oír siempre los mismos gritos de los otros, a palpar el dolor de los otros... sin que te toque en carne viva... Te acostumbra ¡Acostumbramiento! Te acostumbras: te haces indiferente, te haces de piedra, te haces impermeable, te haces duro, te haces desinteresado: de la vida del otro, de la vida de los otros, ¡de tu misma vida!

Te acostumbras... ¡Qué más da! Te acostumbras... ¡No soñaba esto, pero...! Te acostumbras... ¡Un pacto de indiferencia! ¡Es así! ¡Tiene que ser así! Te acostumbras, pero nunca del todo... porque en el fondo desearías ser de otra forma... ¡Desacostumbrarte! Una conversión: no fácil. Una conversión: posible... porque para Dios, nada es imposible.

h Oh, Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ven a librarnos con el poder de tu brazo.

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19 de diciembre ➽ Sábado III de Adviento La Palabra El ángel dijo a Zacarías: no temas, porque tu ruego ha sido escuchado, tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Irá delante del Señor, con el espíritu y el poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto (Lc 1, 13. 17).

Oremos con María [Prefacios II y IV de Adviento] Cristo Señor nuestro, a quien todos los profetas anunciaron, la Virgen esperó con inefable amor de Madre, Juan lo proclamó ya próximo y señaló después entre los hombres. El mismo Señor nos concede ahora prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento, para encontrarnos así, cuando llegue, velando en oración y cantando su alabanza. Te alabamos, te bendecimos y te glorificamos por el Misterio de la Virgen Madre. Porque, si del antiguo adversario

nos vino la ruina, en el seno de la Hija de Sión ha germinado aquel que nos nutre con el pan de los ángeles, y ha brotado para todo el género humano la salvación y la paz. La gracia que Eva nos arrebató nos ha sido devuelta en María. En ella, madre de todos los hombres, la maternidad, redimida del pecado y de la muerte, se abre al don de una vida nueva. Así, donde había crecido el pecado, se ha desbordado tu misericordia en Cristo nuestro Salvador.

Oh, Renuevo h del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones; ven a librarnos, no tardes más

Cuarta semana Llénate

de Dios

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20 de diciembre ➽ Domingo IV de Adviento Habla Agustín Lo que admiráis en la carne de María, realizadlo en el interior de vuestra alma. Quien en su corazón cree con vistas a la justicia, concibe a Cristo; quien con su boca lo confiesa con la mirada puesta en la salvación, da a luz a Cristo... Sermón 191, 4.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1, 39-45 En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías, y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo, y dijo a voz en grito: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá!”

Oración [Mari Patxi Ayerra y Álvaro Ginel] Quiero, como Isabel, recibir la visita de María, que es la que nos presenta a ti, la que nos prepara el corazón. Quiero, como María, dejarte hacer en mí, ser flexible y generoso, estar disponible para ti.

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Quiero, como José, aceptar las cosas, aunque no entienda, tratar con amor, aunque "me fallen" y vivir contigo, por lo menos 33 años. Quiero, como tus discípulos, dejar mis tareas y seguirte, aprender tus enseñanzas y seguir tus caminos. Quiero pedirte que estés en mí, que esta Navidad no sea una más, sino que nazcas en mis adentros, para que por fin mi amistad contigo sea completa y definitiva.

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Oh, llave de David h y Cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir; ven a librar a los cautivos que viven en las tinieblas y en sombras de muerte.

21 de diciembre ➽ Lunes IV de Adviento La Palabra ¡La voz de mi amado! Miradlo, aquí llega, saltando por montes, brincando por lomas. Es mi amado una gacela, parecido a un cervatillo. Mirad cómo se para oculto tras la cerca, mira por las ventanas, atisba por las rejas (Ct 2, 8-9).

Cuentan que… [Ariel David Busso] Cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando y temeroso. - Acércate - le dijo Jesús- ¿Por qué tienes miedo? - No me atrevo… no tengo nada para darte. - Me gustaría que me des un regalo - dijo el recién nacido. El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y balbuceó: - De verdad no tengo nada… nada es mío; si tuviera algo, algo mío, te lo daría… mira. Y buscando en los bolsillos de su pantalón andrajoso, sacó una hoja de cuchillo herrumbrada que había encontrado.

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- Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy… - No - contestó Jesús- guárdala. Querría que me dieras otra cosa. Me gustaría que me hicieras tres regalos. - Con gusto - dijo el muchacho- , pero ¿qué? - Ofréceme el último de tus dibujos. El chico, cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús: - No puedo… mi dibujo es muy feo… ¡nadie quiere mirarlo…! - Justamente, por eso yo lo quiero… siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti. Además quisiera que me dieras tu plato. - Pero… ¡lo rompí esta mañana! - tartamudeó el chico. - Por eso lo quiero… Debes ofrecerme siempre lo que está quebrado en tu vida, yo quiero arreglarlo… Y ahora - insistió Jesús- repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron cómo habías roto el plato. El rostro del muchacho se ensombreció; bajó la cabeza avergonzado y, tristemente, murmuró: - Les mentí… Dije que el plato se me cayó de las manos, pero no era cierto… ¡Estaba enojado y lo tiré con rabia! - Eso es lo que quería oírte decir - dijo Jesús- . Dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus calumnias, tus cobardías y tus crueldades. Yo voy a descargarte de ellas… No tienes necesidad de guardarlas… Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus faltas. A partir de hoy me gustaría que vinieras todos los días a mi casa.

Oh, Sol de justicia h que naces de lo alto, Resplandor de la luz eterna Sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven tinieblas y en sombras de muerte.

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22 de diciembre ➽ Martes IV de Adviento La Palabra Mi corazón se regocija por el Señor, mi poder se exalta por Dios; mi boca se ríe de mis enemigos, porque gozo con tu salvación. No hay santo como el Señor, no hay roca como nuestro Dios (1S 1, 1-2).

Oración: La locura de Belén [J. M. de Palazuelo] Señor, ¿cómo entender el misterio de Belén? Un niño, unos pañales, un pesebre y un destino tan poco apetecible como confuso: La patria de la infancia, de los sueños, de la locura y del amor. Señor, ¿cómo entender el misterio de Belén? Te esperaba lleno de riqueza y de poder y veo tan sólo pobreza y fragilidad. Te esperaba rodeado por los grandes de este mundo y te encuentro con los últimos, con los más despreciables. Te esperaba para repartir justicia “a los malos” y vienes regalando misericordia. Te esperaba hombre, adulto, formado… Y me sorprendes siendo un bebé. Señor, ¿cómo entender el misterio de Belén? Al Dios de los ejércitos, puedo temerle. Al Dios de los filósofos, admirarle. Al Dios de los teólogos, comprenderle.

Al Dios de los reyes, envidiarle. Hasta al Dios de los buenos, seguirle… Pero al Dios hecho niño, fragilidad, indefensión, sólo, sí, sólo –gracias, Señor– le puedo… amar. Este año en mi casa, en mi parroquia, en mi corazón… ¡Amaré! ¡Felicitaré con amor! ¡Bailaré con amor! ¡Abrazaré con amor! ¡Regalaré con amor! ¡Serviré con amor! ¡Brindaré con amor! ¡Perdonaré con amor! ¡Festejaré con amor! ¡Oraré con amor! ¡Viviré con amor!

Oh, Rey de las naciones h y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra.

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23 de diciembre ➽ Miércoles IV de Adviento La Palabra Voy a enviaros al profeta Elías, antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible. Él reconciliara a los padres con los hijos y a los hijos con los padres, y así no vendré a castigar la tierra con el anatema (Ml 3, 23)..

Atrévete [El sueño de Morfeo] Ven y olvídate de lo demás, deja a un lado todo lo que ayer te hizo dudar, atrévete. Volver a despertar abre bien los ojos para ver un mundo entero para conquistar... Así que salta, no tengas miedo para ganar hay que aprender a perder. Así que salta, es el momento el tren pasa solamente una vez, atrévete. Verás, con cada paso llegarás más lejos, sentirás la libertad de confiar en tus sueños. Así que salta, no tengas miedo para ganar hay que aprender a perder. Así que salta, es el momento el tren pasa solamente una vez, atrévete.

Oh, Emanuel, h rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y Salvador de los pueblos, ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.

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24 de diciembre ➽ Jueves IV de Adviento La Palabra Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas (Lc 1, 68-70).

Cuentan que… [Marcia Oreamuno] Afuera estaba sereno, con el frío propio del invierno. La luna en lo alto del cielo iluminaba con su pálida luz. La noche tranquila dormía sin esperar nada. Las estrellas titilaban en la bóveda celeste, como millones de luciérnagas en el campo. Los astros continuaban su curso. Parecía que nada cambiaría y la supuesta calma lo acusaba. Todo permanecería como siempre. Todos estábamos equivocados. No lo habíamos notado. La brisa fresca que comenzaba a agitar las ramas de los arbustos traía consigo, en sus invisibles hilos, un anuncio que conmoverá todo el universo. Algunos comentaban de unos extranjeros que habían venido de Galilea para inscribirse aquí, en Belén, cumpliendo el mandato del César romano. Hablaban de una joven mujer a punto de dar a luz, que venía acompañada de su esposo; ellos no pudieron encontrar un lugar para hospedarse en los albergues de la ciudad. Estábamos en el monte con el rebaño y la joven y hermosa mujer dio a luz y en aquel momento -¡oh milagro!- despuntó una estrella en el Oriente, que eclipsó la luna y las estrellas. Supimos desde aquel momento que nuestra vida cambiaría para siempre; y he aquí que un emisario venido del cielo nos traía la noticia por siglos esperada. Con el corazón latiendo fuerte lo escuchamos: «Os anunció una gran noticia, hoy en la ciudad de David, un salvador os ha nacido, es el Cristo Señor. En un pesebre reclinado y envuelto en pañales lo encontraréis». Nosotros fuimos y vimos, y encontramos todo tal como nos lo habían anunciado, y comprendimos que en aquel pequeño bebé el más grande don se nos había dado, y en su pobreza Dios a la tierra de su misericordia, de una vez para siempre, la tierra colmó.

Navidad

Llénate de Misericordia

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Noche del 24 de diciembre ➽ Nochebuena Bendición de la cena de Navidad [José María Naranjo] Señor Dios, creador del mundo, autor de la luz, artífice de los cielos, Padre común de los que te aman y te buscan. Bendícenos en esta noche santa, en la que el misterio de tu Hijo, nacido de la Virgen María, nos reúne en nuestro hogar.

Esta mesa familiar, es signo de tu generosidad, de tu bondad para con nosotros; por eso te pedimos Padre y Señor, que bendigas estos alimentos, dones que tú nos das; haznos dadivosos con quien no tiene para que pueda sentir tu caricia en esta Navidad.

Señor, tú lo sabes, esta familia es también iglesia doméstica, recinto donde tú habitas. Permítenos en medio de nosotros escuchar y vivir tu palabra, experimentar el perdón y el amor. Recibir con el corazón ensanchado el nacimiento de tu Hijo, y hermano nuestro.

Padre misericordioso, que en esta noche bendita, de la Natividad de Jesús, las guerras callen sus armas, la injusticia sus miserias, el hambre su dolor, que los niños, los hombres y mujeres puedan experimentar tu presencia, en aquellas manos entrañables que reparten pan y amor.

Oración ante el belén [Fabián Martín] Señor, Dios de la misericordia, te has acercado tanto a nosotros, que te podemos tocar, palpar, mirar… ¡Quién lo iba a sospechar! El misterio de la más absoluta trascendencia, tan cercano, tan frágil, tan accesible: un bebé como los miles de bebés que nacen cada día. Una y otra vez, Dios del amor y de la ternura, rompes nuestros esquemas, y te haces presente ahí donde tú esperas ser reconocido, no donde nosotros quisiéramos o desearíamos encontrarte; no en los grandes almacenes o bodegas abarrotadas de cosas, sino en el calor del hogar y en corazón de cada familia. Así, pequeño y frágil, vienes un año más a nuestras vidas, para hacernos ver el único camino que hace grande nuestra vida: el amor que se hace servicio, la fe que suscita siempre la alegría y la esperanza que esponja nuestro corazón.

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Nos quieres tanto, y no sabemos por qué o, más bien, no queremos saberlo. Y es que nada nos compromete más que el amor. A nosotros nos gusta ir más bien por libres; claro, hasta que nos damos cuenta que mendigamos por muchos caminos el amor que tu nos das desde siempre. Tu paciencia es nuestra esperanza. Tú eres así, te la juegas a una sola carta: cada día en particular y cada Navidad en especial, vienes hacia nosotros para invitarnos a ir contigo hacia la alegría, la paz y la libertad; no invitas a ir contigo hacia ti, Dios rico en misericordia. En esta Navidad queremos tenerte en nuestros brazos y estremecernos de ternura. Este simple gesto de tocarte y contemplarte con una mirada de fe, nos ayudará a adentrarnos en el océano de tu misericordia: ¡cuánto nos quieres, Niño de Belén! Ayúdanos a comprender este amor, pues nuestro corazón está inquieto y no encuentra reposo. Aquí, presentes ante ti, ante este niño de cerámica que te representa, te estrechamos contra nuestro pecho y te pedimos que llenes nuestras vidas de la vida que solo tú nos sabes dar, la vida buena, la vida bella, la vida verdadera, tu misma vida. Gracias por querernos así…

25 de diciembre ➽ Navidad Lectura del santo Evangelio según San Juan 1, 1-18 En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra habla vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne

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y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: “El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.”» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Reflexión [Ambrosio Onrange] ¿Qué es la Navidad, si no que hoy en la tierra nace el AMOR? Eso es lo que celebramos en este día, un amor que se hace pobre y pequeño, es el Hijo amado de Dios Padre, que nace del seno bendito de la Virgen María, revestido de nuestra humana fragilidad, para hacernos eternos. Decir Navidad es decir que Dios nos abraza para siempre en la manos de su Hijo, ofreciéndonos continuamente su amor misericordioso. Las campanas en sus altas torres cantan a los cuatro vientos, anunciando el nacimiento del Niño Jesús. Y cada año con su venida nuestro corazón se llena de alegría, porque Dios nos renueva la esperanza de nuestra salvación. La estrella del Oriente guía nuestros ojos al encuentro con el pequeño Jesús, y nos dice al oído del alma: ese bebé recostado en el pesebre es el Sol verdadero que ilumina vuestra existencia, y os conducirá a la felicidad plena. Por eso nos deseamos unos a otros: ¡Feliz Navidad! ¡Feliz Navidad! Pues en ti, Jesús, encontraremos la paz verdadera y la fraternidad. ¡Feliz Navidad! Gracias, Jesús, porque con nosotros estás. ¡Feliz Navidad! Y te pedimos, pequeño Niño Jesús nacido en Belén: bendice y protege al mundo entero y a mi familia también.

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27 de diciembre ➽ Domingo de la Sagrada Familia Lectura del santo Evangelio según San Lucas 2, 41-52 Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre, y cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que le oían, quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: – “Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados”. El les contestó: “–¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?” Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. El bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

Oración a la Sagrada Familia [Papa Francisco] Jesús, María y José, en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor; a vosotros, confiados, nos dirigimos.

episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado.

Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas.

Santa Familia de Nazaret, ayúdanos a todos a tomar conciencia del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios.

Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias

Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestra súplica.

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31 de diciembre ➽ Nochevieja Reflexión al terminar el año La Nochevieja nos trae los recuerdos de un año que está por terminar. Vienen a la mente los resultados que no obtuvimos en las labores emprendidas; del tiempo malgastado en el frenesí sin sentido de la moderna sociedad. En las últimas horas del año el recuerdo alguna vez hace brotar una lágrima que recorre lentamente la piel y es capaz de tocar el alma recordando aquella persona que hoy ya no está. Los abrazos no dados en el año parecen que no llegarán. Pero… La Nochevieja dispone los ánimos para iniciar con nuevos proyectos, con generosos propósitos para el año que se está por estrenar. Ilusiones frescas inundan el corazón, como riadas de entusiasmo, que nos empujan a la vida, a la vida que se dona en la más absoluta gratuidad. La última noche del año posee momentos de encuentro con la familia y amigos, compartiendo la vida y la alegría, deseándose unos a otros los augurios de un venturoso año. No sólo eso… La Nochevieja es para los creyentes tiempo de hacer memoria. Es grito agradecido a Dios que continúa haciéndose presente en medio de nuestros quehaceres. Porque es Dios quien nos ha dado la existencia, con trescientos sesenta y cinco días de oportunidades, de tiempo propicio de salvación; porque en el año que termina Cristo ha venido a nuestro encuentro en la ternura frágil del niño pequeño, en la sabiduría acrisolada del anciano, en las manos robustas de una madre, en la sonrisa amable de un corazón sincero. La Nochevieja pasa, dejando detrás de sí una estela de alegrías, nostalgias, lágrimas, resentimientos, perdón, carcajadas, silencios… Ahora se abre paso el nuevo año, con nuevas ilusiones y bríos, entre abrazos y lágrimas de felicidad. En Ti Cristo, Señor de la historia, ponemos este Año Nuevo en tus manos, tú colmas de gozo nuestra vida; tú llenas con tu misericordia toda la tierra y siempre nos acompañas. Te pedimos que nos hagas mejores, más humanos, para poder construir la civilización del amor.

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1 de enero ➽ Santa María, Madre de Dios Reflexión [Homilía del Papa Francisco] Además de contemplar el rostro de Dios, también podemos alabarlo y glorificarlo como los pastores, que volvieron de Belén con un canto de acción de gracias después de ver al niño y a su joven madre (cf. Lc 2,16). Ambos estaban juntos, como lo estuvieron en el Calvario, porque Cristo y su Madre son inseparables: entre ellos hay una estrecha relación, como la hay entre cada niño y su madre. La carne de Cristo, que es el eje de la salvación, se ha tejido en el vientre de María (cf. Sal 139,13). Esa inseparabilidad encuentra también su expresión en el hecho de que María, elegida para ser la Madre del Redentor, ha compartido íntimamente toda su misión, permaneciendo junto a su hijo hasta el final, en el Calvario. María está tan unida a Jesús porque él le ha dado el conocimiento del corazón, el conocimiento de la fe, alimentada por la experiencia materna y el vínculo íntimo con su Hijo. La Santísima Virgen es la mujer de fe que dejó entrar a Dios en su corazón, en sus proyectos; es la creyente capaz de percibir en el don del Hijo el advenimiento de la «plenitud de los tiempos» (Ga 4,4), en el que Dios, eligiendo la vía humilde de la existencia humana, entró personalmente en el surco de la historia de la salvación. Por eso no se puede entender a Jesús sin su Madre.

Theotocos: Madre de Dios [José Luis Martínez] María, Madre del Dios encarnado, la Madre de tu propio Creador, la Madre de tu Dueño y tu Señor del que en ti quiso ser humanizado. Misterio de un amor exagerado, de ese amor loco del Dios que es Amor que en tu seno materno acogedor, quiso ser con los hombres hermanado.

Por haber creído fuiste dichosa, y en ti se cumplió cuanto el ángel dijo: Dios hecho hombre en tu seno reposa; Seno en que encuentra cálido cobijo, brazos de madre que acuna amorosa y labios que, al besarle, exclaman: ¡Hijo!

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6 de enero ➽ Epifanía Habla Agustín Dado que los cielos proclaman la gloria de Dios, una estrella guió a los magos a adorar a Cristo. Estos magos fueron las primicias de los gentiles. Ellos os exhortan a que hagáis lo mismo que ellos. Hoy Cristo recibió de ellos regalos: meted las manos en vuestro equipaje y sacad de él lo que agrade a Cristo, pues quiso hallarse necesitado en sus pobres. Sermón 204 A

Cuentan que… [José María Escudero] Se levantó entonces un joven, un amigo de Jesús, y le dijo: “Maestro, ¿qué he de hacer para ser un buen Rey Mago?” Jesús le contestó: “¿Qué dice tu corazón? ¿Qué opina tu mente?” El joven respondió: “Me gustaría agradar a mucha gente, eso es lo que dice mi corazón; pero mi nómina, mis propinas no me dan para mucho, la verdad, eso es lo que opina mi mente”. Jesús, contento por la respuesta, le dijo: “Bueno, pues intenta equilibrar mente y corazón en busca del regalo ideal”. El joven, que sabía que con la respuesta de Jesús se iba a quedar mucha gente fuera “del saco mágico de los regalos”, volvió al ataque: “¿Y cómo podría llegar a todos, cuál es la fórmula para ser un buen Rey Mago?” Jesús le respondió: “Una persona (vete poniendo nombre y rostro de aquellos a los que, este año, quieras regalar algo) escribió su carta a los Reyes… El primero de los Reyes Magos (famoso por la hondura de su bolsillo y por las idas y venidas a las tiendas más caras, a los mejores centros comerciales) le concedió todos y cada uno de los regalos… Y se dio a la fuga… El segundo de los Reyes Magos (conocido por su tacañería, no de dinero sino de corazón) le dejó, junto al árbol, varios vales de dinero para que hiciera uso de ellos cuando y donde él quisiera… Y se dio a la fuga… El último de los Reyes (nadie había oído hablar de él) sacó su calculadora del amor y le dejó un pequeño regalo con las siguientes características: 10% dinero; 40% cariño; 50% compromiso. De manera que nuestro tercer Rey Mago no se dio a la fuga, pues el regalo (el objeto) iba acompañado de amor (y eso no admite devoluciones) y sobre todo de compromiso (se convertiría en su compañero de camino).” Finalmente añadió Jesús: “¿Quién de los tres te parece que fue un buen Rey Mago?” El joven contestó: “El último, sin lugar a dudas”. Jesús le dijo: “Pues vete y haz tú lo mismo… Y recuerda: este año “regala con el corazón”.

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