Reptiles venenosos INTRODUCCIÓN. Zulema Menéndez Díaz

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Reptiles venenosos

Reptiles venenosos Zulema Menéndez Díaz

INTRODUCCIÓN Los reptiles ocupan la posición intermedia en los cinco grupos de animales vertebrados, y son los primeros adaptados por completo a la vida terrestre. Muchas formas evolucionaron y florecieron durante el Mesozoico, conocido como Era de los reptiles. Su distribución geográfica está limitada, ya que no pueden mantener su temperatura corporal por encima de la ambiental. La mayor diversidad de reptiles se halla en los trópicos, y decrecen a medida que se alejan del Ecuador; también se observa una tendencia a la reducción de la diversidad de especies al aumentar la altura. En las regiones tropicales, los reptiles se mantienen activos durante el año, mientras que en las templadas los períodos de actividad se restringen a los meses de calor, desde el final de la primavera hasta terminar el verano o durante el otoño, y permanecen inactivos o en hibernación en los meses de frío. En las regiones desérticas y semidesérticas se exponen al sol en las primeras horas de la mañana y al final de la tarde, y permanecen ocultos durante las horas más calientes del día. Se reporta la existencia de dos especies de reptiles que habitan en el Círculo Polar Ártico. Se debe señalar que pueden vivir en medios diversos; entre las serpientes se encuentran especies arborícolas, otras viven en cuevas, en el suelo, en el agua dulce y en el mar. Cocodrilos, aligatores y gaviales habitan fundamentalmente en el medio acuático: ríos, pantanos o en las costas marinas; por otro lado, la mayor parte de las tortugas permanecen en el agua o en sus proximidades. Algunas especies habitan en los bosques, mientras que las terrestres lo hacen en el suelo seco. Los lagartos en su mayoría son terrestres, algunos trepan a los árboles y rocas. Los reptiles y en especial las serpientes son animales que provocan temor al hombre. Aunque los accidentes por mordeduras de serpientes producen miedo con mucha razón, aún existe desconocimiento y superstición acerca de estos animales. Desde tiempos remotos los ofidios venenosos han sido objeto de estudio; civilizaciones antiguas como la china y la egipcia son ejemplos de ello. A lo largo de los siglos se ha puesto de manifiesto el interés humano para tratar a las personas afectadas por el veneno de serpientes y reptiles. Sewell en 1887 descubrió la formación de anticuerpos que inmunizaban a aves que fueron inoculadas con pequeñas dosis subletales de veneno de serpiente de cascabel. En la actualidad se emplean sueros antiofídicos (antiveneno), específicos según el género al cual pertenezca la serpiente, y recientemente se comienza a investigar sobre métodos preventivos como la posibilidad de emplear vacunas antiofídicas.

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Clasificación taxonómica La clase Reptilia posee cuatro órdenes vivientes: Testudines, Rhynchocephalia, Squamata y Crocodilia; a una de sus subclases, Lepidosaria, pertenece el orden Squamata, el cual comprende aproximadamente 95 % de las especies de reptiles existentes en la actualidad; el mismo tiene dos subordenes: Sauria (lagartos) y Serpentes (serpientes) donde se agrupan los reptiles ponzoñosos. Aproximadamente 3 000 especies de serpientes existen en la Tierra agrupadas en 10 ó 15 familias; de ellas 410 son consideradas como venenosas. Dentro de las familias que agrupan al mayor número de especies venenosas tenemos: Crotalidae, Viperidae, Elapidae, Hydrophiidae y Colubridae. 1. Crotalidae: incluye un importante número de serpientes ponzoñosas que abundan en la América del Norte, América Central y América del Sur, en Asia y al oeste del Mar Caspio. Aquí encontramos los géneros Bothrops, Crotalus, Lachesis, Agkistrodon y Sistrurus. 2. Elapidae: con amplia distribución en África, Asia, las Américas, Madagascar y región australiana. Incluye los géneros Micrurus, Leptomicrurus, Micruroides, Bungarus y Naja. 3. Viperidae: sus miembros son hallados en la América del Norte, América Central y América del Sur, Asia, Europa y África; se encuentran los géneros Vipera y Cerastes. 4. Hydrophiidae: agrupa a las serpientes marinas; son comunes en las regiones tropicales y subtropicales, en los océanos Índico y Pacífico, contiene el género Hydrophis. 5. Colubridae: constituye una de las mayores familias de serpientes. Posee 250 géneros con más de 1 000 especies, pero no todas son venenosas; se encuentra representada en Europa, África, Madagascar, región australiana, América del Norte, América Central y América del Sur e Indias Occidentales. Crotalidae y Viperidae son similares taxonómicamente, y sus miembros son ubicados en la misma familia en algunas clasificaciones. En el caso de los saurios solamente existen dos especies venenosas que no son mortales para el hombre. Pertenecen a la familia Helodermatidae: Heloderma suspectum o monstruo de Gila, que se encuentra en el suroeste de EE.UU. y noroeste de México y Helodema horridum, en el oeste de México. La fauna cubana de ofidios está agrupada en las familias Typhlopidae, Boidae y Colubridae, y es Epicrates angulifer angulifer, un boido conocido como majá de Santa María, la especie de mayor talla.

Morfología externa De las características que le permitieron a los reptiles su adaptación y éxito a la vida terrestre sobresalen las siguientes: 1. Poseer un cuerpo cubierto por una piel seca con escamas epidérmicas córneas, que le permite resistir la desecación y facilita la vida en lugares secos. 2. El huevo amniota provisto de cáscara, que en algunos casos es membranosa y calcárea, en otros. 3. Otras características: a) Dos pares de extremidades con cinco dedos y uñas adaptadas al medio en que vivan y actividades que realizan; en algunos lagartos están reducidas y faltan en las serpientes. b) Esqueleto completamente osificado, cráneo con cóndilo occipital. c) Respiración pulmonar en representantes de Chelonia, además hay respiración cloacal. d) Fecundación interna, generalmente con órganos copuladores, en lagartos y serpientes los machos pueden tener dos penes situados en la cloaca o cerca de ella. e) El sistema excretor de los adultos es metanéfrico; los reptiles terrestres excretan una orina semisólida que contiene ácido úrico.

Serpientes Las serpientes son reconocidas por su cuerpo largo, flexible y cubierto por escamas córneas lisas o con quillas; pueden tener hasta 300 vértebras. De la familia Boidae (anacondas

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y pitones) pueden medir hasta 11 m de longitud. Carecen de cinturas pectoral y pélvica, no tienen patas, aunque existen especies de boidos con vestigios de cintura pélvica y rudimentos de extremidades posteriores. Las serpientes mudan la piel alrededor de cuatro veces al año, desde la cabeza hasta la cola, inclusive la cubierta que protege los ojos. En algunas especies la muda es cada 20 días, en otras, solo una vez al año. En el caso de la serpiente cascabel posee un mazo de cerca de 10 segmentos córneos que forman la cola y resulta de la conservación de la cubierta corneificada de mudas sucesivas. En esta porción del cuerpo cada vez que la serpiente muda, se añade un nuevo segmento al cascabel. Muchos de estos segmentos se desgastan y se quiebran, por lo que el número de segmentos no es una indicación precisa de la edad. La serpiente eleva la cola y vibra el mazo con una frecuencia de 50 veces por segundo provocando un sonido característico para advertir a sus enemigos. En la cabeza encontramos un par de ojos con párpados fijos y transparentes que protegen el globo ocular, no poseen orificios auditivos, pero hay evidencias de que el oído interno responde eléctricamente a sonidos transmitidos por el aire o vibraciones del suelo. Por medio de receptores termosensibles, las serpientes localizan a sus presas de sangre caliente. Estos receptores se hallan en las familias Viperidae y Crotalidae en la foseta loreal (hendidura ubicada entre el ojo y la apertura nasal). Para el caso de Boidae estos receptores se encuentran en orificios labiales. Es importante señalar que poseen un sentido del olfato muy agudo dado por la presencia del órgano de Jacobson, ubicado en el cielo de la boca, que registra estímulos químicos ayudado para esta función por la lengua fina, flexible y bífida en su extremo, que sale de la boca con cierta regularidad por una pequeña escotadura y capta partículas del aire y suelo, y las lleva hacia el paladar. Un aspecto importante empleado para agrupar a las serpientes es la disposición de sus dientes. Los ofidios son divididos en cuatro grupos según su dentición: 1. Aglifas: dientes macizos, sin surco o canal central, representantes de la familia Boidae (pitones y anacondas) y parte de Colubridae (culebras). 2. Opistoglifas: un par de dientes mayores implantados en el extremo posterior del maxilar superior, provisto de un surco o ranura anterior relacionado con el canal excretor de las glándulas supralabiales; los demás dientes son macizos, en este grupo está la familia Colubridae. 3. Proteroglifas: un par de dientes más largos y rígidos que los restantes, provisto de una profunda ranura o surco en la porción anterior. Estos están implantados en el extremo anterior de la mandíbula superior. El canal exterior de las glándulas supralabiales se conecta con el surco de los dientes, suelen morder y mantener la mordida durante varios segundos, pertenecen a esta serie las serpientes de la familia Elapidae (cobras y serpientes de coral). 4. Solenoglifas: un par de dientes muy desarrollados, provistos de canal central que se comunica con un canal excretor de la glándula de veneno. Estos dientes son móviles; en reposo están plegados hacia atrás y los proyectan hacia delante para clavarlos en su presa e inyectar el veneno, luego los retiran de inmediato. Los demás dientes son menores y macizos. Serpientes de la familia Viperidae y Crotalidae (víboras y serpientes de cascabel) pertenecen a esta serie. Las agrupadas en las series proteroglifas y solenoglifas son las que se consideran realmente ponzoñosas. De forma general los ofidios buscan a sus presas y las matan por dos procedimientos conductuales: constricción o envenenamiento. El primero de estos métodos es el empleado por los boidos, envuelven a la presa con su cuerpo y esta muere por asfixia y por el daño mecánico a los órganos vitales; en el segundo procedimiento ocurre la inyección de veneno que provoca afectaciones en la presa según el tipo de acción de la ponzoña. En especies arborícolas existe una interesante modificación que permite a estas escupir o proyectar su veneno como un delgado chorro hacia los ojos de su enemigo, y alcanzan distancias de 2,4 m. Si llega a los ojos puede producir ceguera, se plantea que este mecanismo solo se emplea como defensa y no para obtener alimento. Las serpientes pueden ingerir presas de mayor diámetro que su cuerpo, gracias a modificaciones adaptativas como son: un esqueleto óseo de estructura ligera que permite gran

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libertad de movimientos, las piezas del cráneo poseen gran movilidad y pueden estirarse en varias direcciones. La mandíbula inferior está sujeta al cráneo por un hueso corto y móvil y unida en la parte delantera por un ligamento elástico. Poseen dientes afilados y curvados hacia el interior de la boca que permiten sujetar a la presa con firmeza, la distensión del cuerpo por su piel elástica y la ausencia de esternón con costillas libres de articulación ventral le facilitan engullir sus presas. Todas las serpientes son carnívoras. Se alimentan de fuentes muy variables, tanto invertebrados como vertebrados, entre ellos insectos, escorpiones, arañas, moluscos, peces, anfibios, lagartos, aves y roedores. Algunas serpientes se alimentan de otras serpientes. Para su locomoción son ayudados por las escamas ventrales anchas y transversas que se apoyan en el suelo. La locomoción es realizada de cuatro formas diferentes: 1. Método serpentino (ondulaciones laterales del cuerpo). 2. Método rectilíneo o de oruga (ondulaciones de plano vertical, en serpientes más pesadas). 3. Tipo especial de locomoción o golpe de costado (para desplazarse sobre la arena, movimientos de reptación lateral en forma de bucle). 4. Método de acordeón (contracciones y extensiones del cuerpo a lo largo de su eje). Se usa para desplazamiento sobre superficies lisas y para trepar. El más común de estos métodos y el que permite alcanzar la máxima velocidad (13 km/hora) es el serpentino. Se dice que algunos colúbridos como la serpiente real del este de Asia y Nueva Guinea pueden volar. En realidad se dejan caer desde árboles altos y planean ligeramente hasta llegar al suelo.

Lagartos En cuanto a los lagartos, se caracterizan por su habilidad para cambiar el color de su piel y adaptarla al medio donde vivan. Se destacan también por poseer autonomía de la cola que una vez separada continúa moviéndose por medio de bruscas contracciones; lo que en ocasiones distrae al enemigo. Poseen párpados móviles, orificios auditivos visibles exteriormente, cintura escapular y generalmente pélvica y vejiga urinaria. Se conoce que son predominantemente insectívoros y otros herbívoros. Los de mayor tamaño se alimentan de roedores y anfibios. Las especies de la familia Helodermatidae son lagartos que miden entre 30 y 40 cm, y pueden llegar a 47 cm. De cuerpo cilíndrico y robusto con patas cortas, escamas dorsales en forma de cuentas y ventrales planas, poseen una lengua carnosa y bífida. Las glándulas venenosas llegan a la boca en la mandíbula inferior.

Ciclo de vida Como se puede apreciar, las serpientes son entre los reptiles las de mayor importancia como animales ponzoñosos, por lo que nos referiremos especialmente a su ciclo de vida. Existen factores tales como el clima, las estaciones del año, la temperatura y la disponibilidad de alimento que influyen en el ciclo biológico. En zonas templadas muchas especies se reproducen durante la primavera, cuando la cantidad de alimento es mayor, y permanecen en hibernación durante el invierno. En las especies tropicales la actividad reproductiva se realiza en la época de mayor humedad o lluviosa. En los vipéridos las serpientes hembras liberan feromonas por la piel o por sus glándulas anales, las cuales permiten la localización de estas por los machos, ayudados por la visión y quimiorreceptores; si la hembra es receptiva ocurre la monta por el macho. En colúbridos el macho puede morder el tronco de la hembra y esta se coloca en una posición favorable. En boidos los machos friccionan los vestigios de las patas traseras en la región cloacal de la hembra, lo que debe facilitar la apertura de la cloaca antes de la intromisión del órgano copulador masculino (estructura par denominada hemipene). La cópula puede durar minutos o hasta 29 horas como en Crotalus atrox.

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Después de la cópula, los espermatozoides pueden ser retenidos por las hembras en receptáculos seminales por períodos variables. En serpientes puede ser desde 11 días hasta 6 años. La mayoría de las serpientes son ovíparas, y las ovovíparas y vivíparas son menos frecuentes (en Boidea, Elapidae, Colubridea, Crotalidae y Viperidae). En este caso hay un intercambio entre el embrión y la circulación sanguínea de la madre. Los huevos o crías son depositados en cavidades de troncos, en el suelo o entre hojas caídas, donde terminan de incubarse a temperatura ambiente. El cuidado de la prole por los adultos no es frecuente, aunque la especie Python morulus es capaz de incubar sus huevos manteniendo la temperatura corporal por encima de la ambiental, por medio de contracciones musculares. La cantidad de huevos varía. En serpientes ovíparas de 1 hasta 100 por puesta. Normalmente el tamaño de las nidadas fluctúa entre 2 a 16 crías. El tiempo de incubación varía de pocos días hasta 2 meses y la temperatura influye, puesto que al ser más caliente se desarrollan más rápidamente. En el caso de las ovíparas, las crías a punto de salir del huevo tienen un diente terminal o diente del huevo, que lo emplean para romperlo y salir de él. El crecimiento depende de cada especie, del clima, del alimento disponible y de cada individuo. Las serpientes tropicales pueden mantenerse creciendo durante el transcurso del año. Las de zonas templadas crecen más durante el verano y no en el invierno. El crecimiento no se detiene completamente y puede durar toda la vida, lo que sí disminuye con la edad; la madurez sexual se alcanza más rápido para serpientes de clima cálido, aproximadamente al año y a los 6 años para las de clima templado. La edad más avanzada para serpientes es de 29 años en representantes de Boidae y Elapidae.

Importancia médica Debido a la incidencia y gravedad de las secuelas dejadas en los enfermos, los accidentes por animales ponzoñosos constituyen un problema médico, social y económico para los países de clima tropical y templado de Asia, África y América Latina, y se presentan una mayor incidencia en las zonas rurales y semirrurales de las regiones selváticas orientales (Amazonia) y las desérticas de la costa del Pacífico. El ofidismo es el envenenamiento accidental producido por la mordedura de una serpiente venenosa. Constituyen factores de riesgo de sufrir el accidente ofídico el vivir en áreas rurales tropicales y realizar actividades económicas de índole agrícola, petrolera, minera, forestal, pesca y caza o recreacionales; en ocasiones la frecuencia es en escolares por ser la edad de la curiosidad y el descubrimiento. El veneno de las serpientes es una secreción de glándulas salivales modificadas, compuesto por una mezcla de sustancias. La toxicidad del veneno se debe a la presencia de enzimas y proteínas. Su acción letal es atribuida principalmente a las neurotoxinas. La proporción y características del veneno que cada especie inocula a sus víctimas varía dependiendo de muchos factores. Entre ellos se consideran la especie, la edad de la serpiente, el grado y frecuencia de su alimentación. El número de personas afectadas varía según la región del mundo. En Brasil el Ministerio de Salud recibió 20 947 notificaciones de mordeduras por serpientes durante el año 1989; en encuestas realizadas a indios amazónicos moradores de la selva se conoció que 56 % de los accidentes ocurren en la selva o sus senderos; 41 % mientras las personas están trabajando; y 54 % recibieron la afectación en los pies. En Australia se reportan entre 1 000 y 3 000 casos por año de mordedura de serpientes, principalmente del género Pseudonaja. Otros géneros importantes que afectan al hombre son Notechis y Oxyranus; el promedio es de dos muertes por año; hasta 500 casos requieren suero antiveneno cada año y la mayoría de los casos provienen de zonas rurales. En EE.UU. se reportan unas 15 muertes anuales por serpientes venenosas. La serpiente que causa mayor mortalidad al hombre es la víbora de Russell, Vipera russelli, con 6 000 muertes cada año. Existen caracteres morfológicos que nos permiten diferenciar a los principales grupos de serpientes venenosas de las no venenosas, algunos son: las escamas cefálicas, la forma

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de la cabeza, presencia o no de la foseta loreal, la cola y la disposición de los dientes, este último como ya habíamos visto permite su división en series o grupos. Del grupo de las opistoglifas, Colubridae no es considerada una familia de serpientes venenosas, pero mordeduras de colúbridos producen trastornos dolorosos e inclusive fatales, debido a las enzimas de sus secreciones glandulares. En Cuba se reportan casos aislados de personas mordidas por un colúbrido, Alsophis cantherigerus, con edemas y lesiones en la región anatómica afectada durante algunos días posteriores al accidente. Lo mismo sucede en Puerto Rico con la especie Alsophis portoricensis. Una amplia variedad de serpientes venenosas existe en muchos de los países de la franja tropical. Nos referiremos a continuación a los géneros de ofidios de las familias Crotalidae y Elapidae, pertenecientes al grupo de las solenoglifas y proteroglifas respectivamente, que causan el mayor número de accidentes en las Américas. En cuanto a agresividad de la serpiente y por el número de víctimas, los géneros más importantes son los siguientes: Bothrops, Crotalus, Lachesis y Micrurus. En el género Bothrops, se encuentra una gran variedad de especies. Por solo citar dos ejemplos, en Brasil existen 32 especies y en Perú 24, entre ellas tenemos: Bothrops jararaca, B. jaracussu, B. atrox y B. bilineatus. En estos países 86 y 80 % respectivamente de los accidentes ofídicos son producidos por serpientes de este género. Habitan en lugares húmedos con vegetación (bosques), márgenes de ríos y áreas cultivadas, lugares de proliferación de roedores en zonas rurales. Estas serpientes poseen hábitos nocturnos, son muy agresivas y provocan accidentes graves. Después de la mordedura, los primeros síntomas son dolor de aparición rápida, edemas y rubor que puede aparecer durante las primeras horas. La acción del veneno provoca necrosis hística con pérdida de regiones anatómicas de la zona afectada, y el cuadro predominante en este accidente es la hemorragia local y sistémica. El género Crotalus, agrupa las serpientes de cascabeles. Existen en Brasil seis subespecies, mientras en Perú solo una. Entre ellas están: Crotalus durissus terrificus, C. durissus collilineatus, C. durissus ruruima y C. durissus cascavella. En Brasil 8,9 % de los accidentes ofídicos fueron causados por serpientes de este género entre 1986 y 1989. Esta serpiente habita en zonas altas secas y pedregosas, se alimenta de roedores pequeños y es menos agresiva que Bothrops. Puede ser fácilmente reconocida por la estructura de cascabel en la cola. El veneno de este género es principalmente neurotóxico. Provoca náuseas, sudación, diarreas, y malestar general inicialmente, con dolor y edema en el lugar de la picada. Ocurren también trastornos neurológicos a nivel sistémico. En casos graves hay parálisis de músculos respiratorios que pueden llevar a la asfixia. Este veneno también tiene efectos sobre la musculatura esquelética, y este accidente puede evolucionar a insuficiencia renal aguda. El género Lachesis incluye las subespecies Lachesis muta muta y L. muta noctivaga; los accidentes con estas serpientes son pocos. Se encuentran en selvas tropicales y subtropicales. Son de gran talla y llegan a secretar 4 mL de veneno líquido equivalente a 1 g de veneno seco. Su veneno es de acción similar al bothropico, así como los síntomas son semejantes al envenenamiento con Bothrops, por lo que en ocasiones suelen confundirse; se presenta además hipotensión arterial, con frecuencia muy severa; además hay trastornos intestinales con cólicos y diarreas. Micrurus es uno de los géneros integrantes de la familia Elapidae. Agrupa las especies Micrurus corallinus, M. frontalis, M. surinamensis y M. isozonus entre otras. La incidencia de este tipo de accidente es considerada baja para Brasil y Venezuela con 0,5 %. Estas serpientes son las llamadas corales y se caracterizan por su pequeño tamaño, sus vivos colores (predominan el negro, rojo y amarillo) y hábitos vespertinos y nocturnos. Su comportamiento no es agresivo, aunque el veneno es muy potente por las neurotoxinas que posee. Los síntomas de envenenamiento aparecen muy rápidamente, por lo que se debe aplicar el antiveneno en el menor tiempo posible. Puede llegar a producir fallo respiratorio y cardíaco. En el caso de serpientes marinas de la familia Hydrophiidae, los accidentes son muy raros; su veneno contiene neurotoxinas y atacan a pescadores o trabajadores de serpentarios.

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Existen sueros antiofídicos específicos para cada género de serpiente, y deben ser administrados lo más rápido posible por vía endovenosa ante la ocurrencia de un accidente ofídico. En los saurios del género Heloderma, el veneno no es inyectado, sino que se deposita en las heridas que le causan a su presa al morderlas, y se quedan fijos a esta sin poder desplazarse durante un tiempo. Aunque el mecanismo de inoculación es rudimentario, este veneno es mortal para animales pequeños y es muy raro que resulte letal para los seres humanos. Puede ocasionar serios trastornos como náuseas, vómitos, depresión respiratoria, edemas y parálisis.

Control Es conocido el papel que desempeñan los ofidios como animales depredadores en la naturaleza, debido a sus hábitos carnívoros. Ellos contribuyen al mantenimiento del equilibrio natural, especialmente en lo que se refiere al control de plagas como las de roedores, que tienden a multiplicarse con gran facilidad. Por otra parte, las serpientes pueden resultar beneficiosas para el hombre; pues por ejemplo, el patrón químico de un veneno de serpiente ha servido de guía para desarrollar un medicamento ampliamente usado en la hipertensión arterial. La mayoría de los accidentes ofídicos ocurren debido a la introducción del hombre en el nicho ecológico de las serpientes. También los ofidios se acercan a las viviendas en busca de refugio y alimento en los meses cálidos o húmedos, que son los de mayor actividad. Para prevenir los accidentes se debe conocer los hábitos y distribución de las especies de serpientes, y evitar costumbres que propicien la ocurrencia de los accidentes. No hay repelentes o tóxicos registrados para el control de las serpientes. El desarrollo de estos se dificulta debido a aspectos de su biología, por lo que el empleo de las medidas de prevención puede ser de gran utilidad para disminuir el riesgo de sufrir un accidente ofídico; a continuación se citan algunas: 1. El empleo de ropa y zapatos adecuados (pantalones largos y de tela gruesa, botas altas de goma o cuero); el uso de botas altas evita entre 50 a 75 % de los accidentes ofídicos, puesto que son las piernas y los pies las zonas anatómicas más afectadas. 2. Antes de dar comienzo a labores agrícolas, en zonas de alta prevalencia de accidentes ofídicos se debe alertar al trabajador sobre el riesgo, de forma tal, que realice su trabajo con cuidado. 3. El uso de guantes y mangas de material resistente a la mordedura en la recolección de caña, café, arroz, así como en trabajos de limpieza de terrenos es de mucha importancia, ya que 20 % de los accidentes afectan las manos y antebrazos. 4. Evitar introducir las manos o pies en oquedades de árboles o del terreno; lugares donde podría estar oculta una serpiente. No mover la vegetación o desechos orgánicos sin tomar precauciones, como el uso de herramientas. 5. Construcción de aceras y cercas a prueba de serpientes. Mantener libre de vegetación y desechos una franja de terreno en torno a las viviendas, tapar grietas de suelo y paredes, eliminar pilas de rocas y colocar pequeños muros entre la puerta y el piso de la casa pueden evitar accidentes. 6. Colocar las pilas de madera para leña lejos de las casas y en estantes, elevadas 12 pulgadas del suelo, para evitar que se refugien allí. 7. Algunos perros, gatos y diversos animales domésticos eliminan a las serpientes; otros se comportan de manera inusual, lo cual puede servir de alerta para los moradores de las viviendas. 8. Se deben preservar los enemigos naturales de las serpientes, entre los que se encuentran zorros, gavilanes, rabipelados, y aves nocturnas.

RESUMEN En las regiones tropicales del mundo se agrupa la mayor variedad de reptiles, los que constituyen el primer grupo de vertebrados adaptados a la vida terrestre. Ellos se caracteri-

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zan por poseer una piel cubierta de escamas córneas. En el suborden Squamata de la clase Reptilia se agrupan serpientes y lagartos, y podemos hallar diversas especies de animales venenosos, principalmente en las familias Crotalidae, Elapidae, Hydrophiidae, Viperidae y Helodermatidae. En esta última familia encontramos el género Heloderma, donde se encuentran las únicas dos especies de saurios venenosos. En Cuba solo se reportan casos aislados de mordidas de ofidios del género Alsophis, con trastornos dolorosos y edemas. Las serpientes constituyen un problema de salud para países de Asia, África y América Latina, que afectan principalmente a personas que viven en áreas rurales y a trabajadores del sector agrícola. Existe una gran variedad de ofidios venenosos en países de la franja tropical, entre los que encontramos los géneros Bothrops, Crotalus, Lachesis y Micrurus. El veneno está compuesto por una mezcla compleja de proteínas, como las neurotoxinas; su acción provoca daños hísticos y trastornos al SNC, entre otros. El tiempo entre la ocurrencia del accidente y la administración de sueros antivenenos es, sin duda, el factor más importante. Debe hacerse el tratamiento adecuado y oportuno para evitar daños graves que pueden conducir a la invalidez o a la muerte de la persona afectada, por lo que el accidente ofídico debe tratar de prevenirse con medidas elementales como el uso de ropa e indumentaria adecuada para trabajadores en zonas de riesgo, limpieza de los alrededores de las viviendas y evitar introducir manos o pies en lugares donde puedan habitar serpientes, entre otras.

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