RESUMEN. las mujeres, se mejora el bienestar de sus hijos y familiares, lo cual lleva al bienestar colectivo

La familia como pilar de la protección social las mujeres, se mejora el bienestar de sus hijos y familiares, lo cual lleva al bienestar colectivo. L

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La familia como pilar de la protección social

las mujeres, se mejora el bienestar de sus hijos y familiares, lo cual lleva al bienestar colectivo.

Lucero Hernández Zúñiga*

RESUMEN

Palabras clave: familia, pilar, Política Social, protección social, servicios sociales.

El modelo clásico de la familia ha cambiado y se observa una marcada tendencia a las familias con jefatura femenina. La familia continúa siendo la unidad productora y proveedora de servicios sociales como el cuidado de niños, adultos mayores, personas enfermas o con discapacidad, tarea que está a cargo de la mujer. Sin embargo, el papel de la misma se ha sobrecargado, superando los límites del ámbito doméstico sin remuneración, y por consiguiente, sin seguridad social; evidentemente, su rol de mujer cuidadora la incluye en la esfera de la fuerza laboral, aumentando las desigualdades de género. La familia se convierte entonces en un pilar del bienestar social, por lo cual se hace necesario analizar una política social orientada a resolver las desigualdades generadas en el ámbito económico. Se requieren nuevos modelos de política de familia orientados al aseguramiento de ingresos y a mejorar la calidad de vida laboral de la mujer para establecer un nuevo contrato social “amigable” con ella. Mejorando el bienestar medio de

La familia como pilar de la protección social12 La familia se mantiene como un pilar clave en el régimen de bienestar. El régimen tiene una orientación “familista” que no libera a la mujer de las responsabilidades familiares y en el sistema de protección social persiste el modelo tradicional de hombre proveedor - mujer cuidadora… (Sunkel, G. 2006, p. 5). El modelo tradicional de la familia se ha diversificado, hoy por hoy, hay una tendencia a las familias con jefatura femenina y se ha reducido el tamaño promedio de las familias. Guell (1999 citado en Sunkel, 2006, p. 37), señala que en la década de los noventa ha aumentado la demanda social sobre la familia, se evidencian procesos de distinto tipo como el envejecimiento de la población, 1 Documento realizado en el marco del Núcleo Problémico de Cultura de la protección social de la Maestría en protección social, Universidad Santo Tomás de Aquino, Bogotá (2010-2).

* Estudiante de la Maestría en protección social de la Universidad Santo Tomás de Aquino. 5

ISOCUANTA la permanencia de los hijos en la familia de origen y la

familiares existentes para que cumplan con las funciones

fecundidad adolescente, los cuales han tenido impacto

de socialización, de formación ciudadana, de formación

sobre las estructuras familiares, generando nuevas res-

humana que la “sociedad”, como ente general, el sistema

ponsabilidades en la protección de sus miembros.

institucional y los arreglos familiares existentes como entes especiales, no pueden desempeñar.

Numerosos cambios en la sociedad han modificado el papel y las funciones de la familia, pero en un marco natu-

Cambios en la familia

ral, sus miembros, y en particular los niños, se benefician

Castells (1999, citado en Sunkel 2006, p. 8), relaciona va-

del apoyo afectivo, financiero y material indispensable

rios indicadores de los cambios en la familia, por ejemplo,

para su crecimiento y educación; así como también, se

la frecuencia creciente de las crisis matrimoniales, la diso-

asume el cuidado de las personas ancianas, y/o con dis-

lución de los hogares de las parejas casadas, el retraso en

capacidad y/o enfermas.

la formación de parejas y la vida en común sin matrimonio; la variedad creciente de estructuras de hogares, con lo que

Esping-Andersen (1999, p. 8), refiere que el reto básico para

se diluye el predominio del modelo clásico de la familia nu-

cualquier arquitecto del bienestar, se enfoca en cómo asignar

clear tradicional; la tendencia creciente a que nazcan más

la producción de bienestar. Esto quiere decir, la división de

niños fuera del matrimonio y a que las mujeres limiten el

responsabilidades entre mercados, familias y gobierno. Los

número de hijos y retrasen el primero, son situaciones que

mercados son la fuente principal de bienestar para la mayor

diversifican las formas familiares y se revisan, para el caso

parte de ciudadanos adultos porque la mayor parte del ingre-

de América Latina con un estudio de la Comisión Económi-

so viene del empleo como también parte de nuestro bienestar

ca para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2004; citado

es comprado en el mercado. La reciprocidad de parentesco

por Sunkel, 2006, p. 9), con la recopilación de encuestas

entre familias ha sido otra fuente principal de bienestar y se-

realizadas a 18 países (Figura 1), de la siguiente manera:

guridad, en particular en términos de servicios de cuidado, pero también en términos de unión de ingreso. El papel del

Figura 1: América Latina (promedio simple, 18 países):

gobierno en la producción de bienestar no es, desde luego,

distribución de las familias y hogares según tipo, zonas

basado, ni sobre la compra, ni sobre la reciprocidad, pero sí

urbanas, 1990-2002 (en porcentajes)

sobre un redistributivo “contrato social” que refleja alguna forma de solidaridad colectiva. Cada uno de estos tres pilares de bienestar es mutuamente interdependiente. La familia se convierte entonces en un pilar del bienestar social, y la mejor fórmula familia-institucionalidad que propone Soto (2000, p. 19), es la que logra crear los valores de cooperación, de respeto y de igualdad en el ser humano, en donde la Política Social, como acción del Estado, debe bus-

Fuente: Panorama Social (CEPAL, 2004; citado por

car la integración social y contribuir a atender los núcleos

Sunkel, 2006). Sobre la base de tabulaciones especiales 6

La familia como pilar de la protección social de las encuestas de hogares de los respectivos países de

trimonio, la viudez o la ruptura de la convivencia

América Latina.

de hecho y la constitución de nuevos vínculos (Arriagada, 2002 citada en Sunkel, 2006, p. 9).

En donde se evidencia que la familia nuclear biparental con hijos, se mantiene como el modelo predominante de

Se describe en el estudio de la CEPAL (2004), que en pro-

familia, en el año 1990 este representaba el 46,3 % de

medio para América Latina, la participación laboral del

todas las formas familiares en América Latina, porcentaje

cónyuge aumenta en diez puntos porcentuales pasando

que disminuyó a un 42,8 % para el año 2002. La familia

de 37 % en 1990 a 47,6 % en el 2002. Por lo anterior,

extendida representa el segundo lugar de la distribución,

se establece que en la sociedad actual de América Latina

con un comportamiento casi constante para el año 1990 y

hay diversos arreglos familiares, y en particular, en casi la

el 2002. Es importante considerar, que las familias exten-

mitad de las familias nucleares biparentales la mujer ha in-

didas oculten otros núcleos familiares secundarios: hijos/

gresado al mercado laboral y se ha constituido en un nuevo

as que no habían logrado constituir sus propias familias

aportante al ingreso económico familiar, la pregunta que

y, en especial, la existencia de madres adolescentes

surge es, ¿qué ha pasado con la crianza de los hijos?

(Arriagada, 2002 citada por Sunkel, 2006, p. 8). También pueden ocultar a adultos mayores que han buscado pro-

Guillermo Sunkel refiere que:

tección a través de nuevos arreglos familiares (Sunkel,

Las soluciones privadas a este problema están

2006, p. 8)

generando a su vez nuevos problemas relacionados con el costo y la calidad de cuidados no pa-

El estudio reporta un aumento de la participación de las

rentales de los hijos/as pequeños [circunstancia

familias nucleares monoparentales, principalmente en-

que debe ser asumida por la protección social], y

cabezadas por mujeres, las que representan un 9,7 % de

genera diversos conflictos al interior de la propia

las familias latinoamericanas en 1990 y un 11,3 % en el

familia, en el plano psicosocial, genera conflictos

año 2002; de igual manera, hay un aumento de los hoga-

en la socialización del rol sexual, el que se pro-

res unipersonales de 6,7 % en 1990 a 8,4 % en el 2002.

duce cuando los roles aprendidos por cada sexo en una cultura no coinciden con el desempeño

Las familias nucleares sin hijos, que corresponden a las

cotidiano de los mismos; en la alternancia de ro-

familias de adultos mayores cuyos hijos ya han constitui-

les, conflicto que se produce en los hombres que

do sus propios hogares o bien a parejas jóvenes que no

tienden a sentirse menos masculinos si compar-

tienen hijos, presentan un incremento de 7,2 % en 1990

ten las tareas domésticas y en las mujeres que

a 7,7 % en el 2002. También están los hogares sin núcleo

tienen complejos de culpa por pasar poco tiempo

conyugal y las familias compuestas.

con sus hijos (2006, p. 12).

Al incrementarse la frecuencia de separaciones y divorcios, las familias complejas han apareci-

De acuerdo a Esping-Andersen (1999, p. 1) estamos en

do como un nuevo fenómeno en la región. Estas

medio de una revolución en el comportamiento demográ-

familias resultan del divorcio, la nulidad del ma-

fico y familiar, encabezado por abrazos de mujeres de 7

ISOCUANTA independencia personal y largas carreras, el matrimonio

como “amortiguador” de la modernización apropiándose

es menos un acto de necesidad económica y más una

de responsabilidades que el Estado debería asumir.

cuestión de escogencia individual. Esto también significa una proliferación de nuevos y menos hogares estables y

Hoy día se vuelve a insistir que para superar el

arreglos familiares, lo que aumenta, por una parte, la li-

problema de la droga y la delincuencia la clave

bertad individual de opción, pero también la inseguridad

y responsabilidad básica radica en la familia, lo

y el riesgo. Es entonces, cuando la estabilidad económica

mismo se oye respecto de la delincuencia, de la

de una sociedad, bajo un modelo de economía capitalista,

educación o de la sexualidad. Curiosamente no se

se mantiene si se asegura el ingreso individual como un

genera un discurso de responsabilidad pública,

mecanismo para igualar condiciones de vida y eliminar

motivo por el cual, la familia asume la responsabi-

riesgos sociales a través del ciclo de vida.

lidad de estos cuidados, pero, ¿la sociedad le otorga recursos para el ejercicio de estas responsabili-

Es claro, entonces, que se requieren nuevos modelos de

dades? (Guell, 1999 citado en Sunkel, 2006, p. 37).

Política Social que superen el esquema de hombre proveedor/mujer cuidadora, que permitan una flexibilidad laboral

Arriagada (2006, p. 23), al respecto señala que el progre-

y que por esa vía, permitan generar una diversidad de pro-

sivo ingreso de las mujeres, especialmente las casadas y

gramas orientados a apoyar los esfuerzos de las familias

con hijos, al mercado laboral exige políticas públicas en

para combinar responsabilidades laborales y familiares.

que el cuidado de niños y adultos mayores se considere como un tema central, y enfatiza en el crecimiento de los

LA DEPENDENCIA COMO UN PROBLEMA

hogares de adultos mayores y las dificultades desde el

DE LA PROTECCIÓN SOCIAL

Estado para proveer recursos suficientes para el apoyo a esos hogares, lo cual ha significado un mayor peso en las actividades y funciones de las mujeres.

Barcala y Stolkiner (2000, p. 14), refieren que en un contexto de aumento de las barreras de accesibilidad a los servicios de salud y de extrema escasez de recursos, se

Sunkel (2006, p. 5), analiza tres tipos de demandas so-

incrementan las acciones de autocuidado con una im-

bre la familia que han cobrado particular fuerza en la

portante vuelta a formas tradicionales de atención de la

década del noventa: los adultos mayores producto de la

enfermedad. La mayor parte de estas prácticas son rea-

tendencia demográfica hacia el envejecimiento de la po-

lizadas por las mujeres, el cuidado de la alimentación en

blación; la prolongación de la permanencia de los hijos en

momentos de disminución de ingresos y precarización del

su familia de origen asociado al “síndrome de autonomía

trabajo de los jefes de hogar es incrementado a costa de

postergada”; y, el caso de las madres adolescentes que

un aumento del trabajo doméstico de la mujer.

representan un caso especial dentro de una tendencia general de descenso de la tasa de fecundidad.

Algunos informes recientes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD; citados por Sunkel,

También los viejos, los enfermos, los ciegos y los lisiados

2006, p. 37), sostienen que la familia estaría operando

están obligados a depender de la familia, lo que a su vez, 8

La familia como pilar de la protección social limita la capacidad de la familia para ofrecer al mercado

mujeres constituye el cimiento de la protección social (Ortiz,

su trabajo, una salida puede ser el ahorro para futuras ca-

2007, p. 64). Indudablemente, las sociedades no sobrevivi-

tástrofes sociales, pero cómo lograrlo cuando los salarios

rían si las mujeres e incluso niñas, no realizaran el trabajo

se acercan al mínimo para la supervivencia y casi nadie

doméstico, por el cual no reciben ningún pago. Este trabajo

puede protegerse contra una crisis prolongada (Esping-An-

no remunerado es una modalidad informal de la protección

dersen, 1993, p. 12). Generalmente, en todos estos casos,

social que trae como consecuencia un débil desarrollo de

el dogma liberal se ve forzado a recurrir a las instituciones

la mujer o niña al obstruir su educación e inserción en un

precapitalistas de ayuda social, como la familia, la Iglesia

trabajo remunerado. ¿Qué pasará con las emociones y senti-

y la comunidad, lo cual es una contradicción, porque estas

mientos de esa niña o mujer que su diario vivir transcurre en

instituciones no pueden seguir el juego del mercado si es-

solo las tareas de la casa, el cuidado de niños y ancianos y

tán cargadas de responsabilidades sociales.

en general, los familiares que se enferman y requieren de su cuidado? No se trata de polemizar la tierna y desinteresada labor de nuestras mujeres, antes bien, se trata de evidenciar

SOBRECARGA DE LA FAMILIA Y DE LAS

la necesidad de valorar su papel dentro del mantenimiento

MUJERES

del tejido social, y por supuesto, de incluir una remuneración justa para su propio mantenimiento.

Guillermo Sunkel (2006, p. 27), describe que el modelo clásico de familia del período de la posguerra, se ha

En los países desarrollados, los subsidios por na-

conservado como una unidad productora y proveedora de

cimientos, las desgravaciones fiscales por hijo,

servicios sociales, debido en gran medida al trabajo de la

las bajas por maternidad, las guarderías, la aten-

mujer en el ámbito doméstico. Sin embargo, las estrate-

ción en el hogar y el acceso a servicios médicos

gias de los hogares para hacer frente a choques adversos

gratuitos o de bajo costo han sido vitales para la

en materia socioeconómica pueden ser: el aumento de

emancipación de la mujer y para su integración

la fuerza laboral de la mujer o de los hijos, la venta de

en el mercado de trabajo remunerado, y además

bienes físicos o la emigración y normalmente están aso-

han generado externalidades positivas como la

ciadas con el nivel socioeconómico y los diferentes nive-

regulación de la población (Ortiz, 2001, p. 64).

les de ahorro y endeudamiento de las familias. Sunkel, refiere que las investigaciones realizadas a partir de los

Más aún, cuando este trabajo no remunerado no goza si-

años 70 detectan una diversificación de las formas de

quiera de dignificación social, sino que, por el contrario,

solidaridad familiar, que para el caso latinoamericano, la

se traduce con frecuencia en humillaciones, restricción

atención ha estado dirigida a las redes de subsistencia

de la libertad e incluso esclavitud. El desarrollo de las

de los sectores pobres y se trata de relaciones estableci-

mujeres requiere, por consiguiente, de una mayor protec-

das entre familiares, vecinos y amigos, que habitan en la

ción o seguridad social formal.

misma área física y comparten la situación de carencia. Sin embargo, tanto en países desarrollados como en desa-

La comercialización de los servicios sociales ha

rrollo, la asistencia familiar no remunerada que realizan las

reforzado las desigualdades de género, aumen9

ISOCUANTA tando la carga de trabajo de la mujer. Cuando

protección al ingreso laboral en Colombia es el más grave

una familia de ingreso bajo no puede costear di-

vacío existente en el sistema de protección social. En se-

chos servicios, es la mujer quien se encarga de

gundo lugar, el gasto social responde muy débilmente ante

asistir a los enfermos, etc. De todo ello se colige

una crisis debido a la carencia de un buen y complementa-

que si se va a establecer una cooperación en-

rio componente de protección social (Vergara, 2008, p. 89)

tre el sector público y el privado, ésta debe ser cuidadosamente diseñada y regulada, con una

La intensificación del conflicto trabajo-familia puede es-

previa identificación de los fallos potenciales de

tar fundamentalmente determinado por las característi-

mercado (Ortiz, I. 2007,p. 29).

cas del mercado laboral, pero es al interior de la propia familia donde esta se manifiesta con particular fuerza.

LA FAMILIA Y LAS CRISIS DEL MERCADO

La regulación de políticas laborales deben conducir a la

Algunos estudios advierten sobre la mayor probabilidad

Ortiz (2007, p. 42), no consiste solo en generar puestos

que tienen los pobres de perder sus ingresos y reducir su

de trabajo, pues la mayoría de personas por debajo de

consumo ante una crisis, dada una menor flexibilidad para

la línea de la pobreza trabajan muchísimas horas al día

responder a ella (Gaviria, 2002; citado en Sunkel, 2006,

pero no logran sacar a sus familias de la pobreza, puesto

p. 30). En términos generales se argumenta que las cri-

que tan importante como la generación de empleo son

sis económicas llevan a los hogares más pobres a reducir

las condiciones laborales y salariales, que permitan crear

su inversión, incluyendo el capital humano (Lokshin et al.,

pactos sociales con equidad y bienestar.

viabilidad de un empleo digno, que como señala Isabel

2000; citado por Sunkel, 2006, p. 30). La minimización de pobreza y la inseguridad de ingreso es condición previa

La desmercantilización no debería confundirse con la erra-

para una estrategia eficaz social de la inversión. La más

dicación total del trabajo como mercancía, sino al grado en

efectiva función que se le debe pedir a la Política Social

el que los individuos o las familias pueden mantener un

es la de quebrar los círculos viciosos de la pobreza y de su

nivel de vida socialmente aceptable independientemente

reproducción intergeneracional, que implica no solo dotar a

de su participación en el mercado (Esping-Andersen, 1993,

los individuos con un mayor y más efectivo conjunto de ac-

p. 8). En la historia de la Política Social, los conflictos han

tivos, sino que los mismos tengan condiciones de reprodu-

girado principalmente en torno a qué grado de inmunidad

cirse (Kaztman et al., 1999 citado en Sunkel 2006, p. 29).

de mercado sería permisible, es decir, los recursos, la extensión y la calidad de los derechos sociales.

Un estudio realizado por Fedesarrollo (2001 citado en Vergara 2008, p. 88), denominado “Hacia una red de protec-

Definitivamente, las condiciones de bienestar en una etapa

ción social para Colombia”, realiza un detenido análisis de

del ciclo de vida son a menudo directamente vinculadas

los distintos programas sociales en el país, los clasifica

a acontecimientos antes en la vida, y pueden influir en el

según población beneficiaria por grupos de edad, considera

bienestar más tarde en la vida. La pobreza en la vejez es

sus fuentes de financiación y la organización de las ins-

por lo general el resultado de dificultades en el empleo o de

tituciones que los realizan. De acuerdo con el estudio, la

la muerte de un esposo (Esping-Andersen, 1999:5). A su 10

La familia como pilar de la protección social vez, el empleo precario tiende a ser poderosamente corre-

seguridad social universal porque mucho de nuestro bien-

lacionado con el logro insuficiente educativo y esto, vuelve

estar es comprado en el mercado.

atrás a las condiciones en la niñez. Se debe buscar una metodología que realmente nos ayude a echar una mirada

CONCLUSIONES

hacia el futuro débil y analizar una estrategia de Política Social orientada a resolver las desigualdades sociales ge-

Los programas de ajuste estructural orientados por la lógi-

neradas en el ámbito de la esfera económica.

ca de la focalización, han ocasionado una devastación de los derechos pactados en el sector formal con la propuesta

EL BIENESTAR SOCIAL A TRAVÉS DE UNA

de favorecer a los más pobres, tal beneficio no se ha visto,

POLÍTICA DE FAMILIA

y por el contrario, se introduce a la familia en la trampa

El bienestar como estrategia de la inversión social debe es-

se descuidan los mecanismos del mercado que garanticen

de la pobreza, con el fin de obtener beneficios sociales y verdaderamente el ingreso económico de cada persona, y

tar orientado a una “Política de Familia” (Esping-Andersen,

por consiguiente, su modelo de protección social.

1999, p. 7), con cuatro enfoques principales. Primero, salvaguardar la protección de la infancia porque la capacidad y la motivación para aprender dependen de las condiciones

Es necesario comprender que un desafío que enfrenta la

económicas y sociales de la niñez. Segundo, armonizar la

sociedad actual está en el diagnóstico, diseño y desa-

maternidad con el empleo y fomentar la igualdad de gé-

rrollo de políticas públicas en donde se debe considerar

nero, no considerada como una concesión a las reclama-

como un elemento central el bienestar de la humanidad.

ciones de la mujer, sino orientada a mejorar la calidad de

La función de la familia, de dar amor y protección a sus

vida laboral de ellas, hay claramente un caso fuerte para

miembros, en donde papá y mamá tengan un espacio

un nuevo contrato social ‘amigable con la mujer’, porque

para cultivar su unión y también para contemplar y par-

mejorando el bienestar medio de mujeres se mejora el

ticipar de la crianza de sus hijos, y con mayor énfasis

bienestar colectivo de la sociedad en general. Tercero, el

durante los primeros meses de vida del nuevo ser que

mejoramiento de las condiciones laborales, pues como lo

formarán, se ha visto amenazada por las jornadas labo-

señala Giraldo (2007, p. 73) la precarización y el desem-

rales extensas para lograr el sustento económico y satis-

pleo son mucho más marcados en América Latina, donde

facer sus necesidades básicas, alejando generalmente a

además cobra importancia el fenómeno de la informalidad.

la madre del contacto con sus hijos.

¿Es posible mantener la armonía, la educación y el sano compartir al interior de una familia cuando hay desempleo?

Por otra parte, el papel de la familia va mucho más allá de

¿Y aun contando con la suerte de tener trabajo, pero con

la crianza de los hijos y contempla el cuidado y protección

extensas jornadas laborales bajo condiciones de inestabi-

de otros miembros en situación de dependencia, es por

lidad? Las situaciones pueden variar, pero el empleo ago-

esto que el rol de la familia en la protección social debe

tador e inseguro tiene el excedente de severidad negativo

gestarse con unos objetivos claros en el marco de una

que efectúa sobre familias y niños. Y por último, el cuarto

Política Social que permita entender las necesidades ac-

enfoque es el aseguramiento del ingreso que garantiza la

tuales de la población, promover el bienestar de los ciu11

ISOCUANTA tecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/argentina/germani/ barcala.rtf Castells, M. (1999). La Era de la Información. El poder de la identidad, Vol. II. España: Siglo XXI editores. Giraldo, C. (2007). ¿Protección o desprotección social? Bogotá. Gosta, E-A. (1993). Los Tres Mundos del Estado del Bienestar, (8-12). Gosta, E-A. (1999). Towards the Good Society, Once Again? (1-8). Güell, P. (1999). Familia y modernización en Chile. Exposición ante la Comisión de Expertos en Temas de Familia. Santiago de Chile: SERNAM. Kaztman, R., Beccaria, L., Filgueira, F., Golbert, L., & Kessler, G. (1999). Vulnerabilidad, activos y exclusión social en Argentina y Uruguay. Oficina Internacional del Trabajo – Fundación Ford. Santiago de Chile: Documento de Trabajo 107. Lautier, B. (2005). Las condiciones políticas de la universalización de la protección social en América Latina. Paris: IEDES - Universidad de París. Ortiz, I. (2007). Política Social, (p.p. 29-64). Departamento de Asuntos Económicos y Sociales. Nueva York: Organización de Naciones Unidas (ONU). Soto, S. R. (2000). Política social y familia. Contrapunto, No. 8(15-21). San José: Sinart. Sunkel, G. (2006). El Papel de la familia en la protección social en América Latina, (5-37). Santiago de Chile: La CEPAL. Vergara, C. H. (2008). Gerencia Social, Capítulo III: Antecedentes de la protección social en Colombia, (8889). Bogotá.

dadanos desde el momento de la concepción, desarrollar las capacidades productivas de cada individuo con derecho a la educación y a la salud que permita el desarrollo del capital humano, esfuerzo social que debe estar unido a políticas de empleo y de organización laboral cuidadosamente reguladas, que propendan la igualdad de género para la mujer y su participación laboral, si es su elección, en el sector público y privado. En otras palabras, el Estado no puede alejarse de la responsabilidad de atender las funciones del cuidado y correcta interrelación de la sociedad, debe resolver las necesidades para el cuidado de los ancianos, los niños, los enfermos y las personas con discapacidad, sin que se pierda el sentido de identidad y pertinencia familiar, a través de organizaciones sociales que brinden atención profesional a los ciudadanos dependientes con el fin de salvaguardar sus derechos como ser humano y los de su familia.

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