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La familia como pilar de la protección social
las mujeres, se mejora el bienestar de sus hijos y familiares, lo cual lleva al bienestar colectivo.
Lucero Hernández Zúñiga*
RESUMEN
Palabras clave: familia, pilar, Política Social, protección social, servicios sociales.
El modelo clásico de la familia ha cambiado y se observa una marcada tendencia a las familias con jefatura femenina. La familia continúa siendo la unidad productora y proveedora de servicios sociales como el cuidado de niños, adultos mayores, personas enfermas o con discapacidad, tarea que está a cargo de la mujer. Sin embargo, el papel de la misma se ha sobrecargado, superando los límites del ámbito doméstico sin remuneración, y por consiguiente, sin seguridad social; evidentemente, su rol de mujer cuidadora la incluye en la esfera de la fuerza laboral, aumentando las desigualdades de género. La familia se convierte entonces en un pilar del bienestar social, por lo cual se hace necesario analizar una política social orientada a resolver las desigualdades generadas en el ámbito económico. Se requieren nuevos modelos de política de familia orientados al aseguramiento de ingresos y a mejorar la calidad de vida laboral de la mujer para establecer un nuevo contrato social “amigable” con ella. Mejorando el bienestar medio de
La familia como pilar de la protección social12 La familia se mantiene como un pilar clave en el régimen de bienestar. El régimen tiene una orientación “familista” que no libera a la mujer de las responsabilidades familiares y en el sistema de protección social persiste el modelo tradicional de hombre proveedor - mujer cuidadora… (Sunkel, G. 2006, p. 5). El modelo tradicional de la familia se ha diversificado, hoy por hoy, hay una tendencia a las familias con jefatura femenina y se ha reducido el tamaño promedio de las familias. Guell (1999 citado en Sunkel, 2006, p. 37), señala que en la década de los noventa ha aumentado la demanda social sobre la familia, se evidencian procesos de distinto tipo como el envejecimiento de la población, 1 Documento realizado en el marco del Núcleo Problémico de Cultura de la protección social de la Maestría en protección social, Universidad Santo Tomás de Aquino, Bogotá (2010-2).
* Estudiante de la Maestría en protección social de la Universidad Santo Tomás de Aquino. 5
ISOCUANTA la permanencia de los hijos en la familia de origen y la
familiares existentes para que cumplan con las funciones
fecundidad adolescente, los cuales han tenido impacto
de socialización, de formación ciudadana, de formación
sobre las estructuras familiares, generando nuevas res-
humana que la “sociedad”, como ente general, el sistema
ponsabilidades en la protección de sus miembros.
institucional y los arreglos familiares existentes como entes especiales, no pueden desempeñar.
Numerosos cambios en la sociedad han modificado el papel y las funciones de la familia, pero en un marco natu-
Cambios en la familia
ral, sus miembros, y en particular los niños, se benefician
Castells (1999, citado en Sunkel 2006, p. 8), relaciona va-
del apoyo afectivo, financiero y material indispensable
rios indicadores de los cambios en la familia, por ejemplo,
para su crecimiento y educación; así como también, se
la frecuencia creciente de las crisis matrimoniales, la diso-
asume el cuidado de las personas ancianas, y/o con dis-
lución de los hogares de las parejas casadas, el retraso en
capacidad y/o enfermas.
la formación de parejas y la vida en común sin matrimonio; la variedad creciente de estructuras de hogares, con lo que
Esping-Andersen (1999, p. 8), refiere que el reto básico para
se diluye el predominio del modelo clásico de la familia nu-
cualquier arquitecto del bienestar, se enfoca en cómo asignar
clear tradicional; la tendencia creciente a que nazcan más
la producción de bienestar. Esto quiere decir, la división de
niños fuera del matrimonio y a que las mujeres limiten el
responsabilidades entre mercados, familias y gobierno. Los
número de hijos y retrasen el primero, son situaciones que
mercados son la fuente principal de bienestar para la mayor
diversifican las formas familiares y se revisan, para el caso
parte de ciudadanos adultos porque la mayor parte del ingre-
de América Latina con un estudio de la Comisión Económi-
so viene del empleo como también parte de nuestro bienestar
ca para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2004; citado
es comprado en el mercado. La reciprocidad de parentesco
por Sunkel, 2006, p. 9), con la recopilación de encuestas
entre familias ha sido otra fuente principal de bienestar y se-
realizadas a 18 países (Figura 1), de la siguiente manera:
guridad, en particular en términos de servicios de cuidado, pero también en términos de unión de ingreso. El papel del
Figura 1: América Latina (promedio simple, 18 países):
gobierno en la producción de bienestar no es, desde luego,
distribución de las familias y hogares según tipo, zonas
basado, ni sobre la compra, ni sobre la reciprocidad, pero sí
urbanas, 1990-2002 (en porcentajes)
sobre un redistributivo “contrato social” que refleja alguna forma de solidaridad colectiva. Cada uno de estos tres pilares de bienestar es mutuamente interdependiente. La familia se convierte entonces en un pilar del bienestar social, y la mejor fórmula familia-institucionalidad que propone Soto (2000, p. 19), es la que logra crear los valores de cooperación, de respeto y de igualdad en el ser humano, en donde la Política Social, como acción del Estado, debe bus-
Fuente: Panorama Social (CEPAL, 2004; citado por
car la integración social y contribuir a atender los núcleos
Sunkel, 2006). Sobre la base de tabulaciones especiales 6
La familia como pilar de la protección social de las encuestas de hogares de los respectivos países de
trimonio, la viudez o la ruptura de la convivencia
América Latina.
de hecho y la constitución de nuevos vínculos (Arriagada, 2002 citada en Sunkel, 2006, p. 9).
En donde se evidencia que la familia nuclear biparental con hijos, se mantiene como el modelo predominante de
Se describe en el estudio de la CEPAL (2004), que en pro-
familia, en el año 1990 este representaba el 46,3 % de
medio para América Latina, la participación laboral del
todas las formas familiares en América Latina, porcentaje
cónyuge aumenta en diez puntos porcentuales pasando
que disminuyó a un 42,8 % para el año 2002. La familia
de 37 % en 1990 a 47,6 % en el 2002. Por lo anterior,
extendida representa el segundo lugar de la distribución,
se establece que en la sociedad actual de América Latina
con un comportamiento casi constante para el año 1990 y
hay diversos arreglos familiares, y en particular, en casi la
el 2002. Es importante considerar, que las familias exten-
mitad de las familias nucleares biparentales la mujer ha in-
didas oculten otros núcleos familiares secundarios: hijos/
gresado al mercado laboral y se ha constituido en un nuevo
as que no habían logrado constituir sus propias familias
aportante al ingreso económico familiar, la pregunta que
y, en especial, la existencia de madres adolescentes
surge es, ¿qué ha pasado con la crianza de los hijos?
(Arriagada, 2002 citada por Sunkel, 2006, p. 8). También pueden ocultar a adultos mayores que han buscado pro-
Guillermo Sunkel refiere que:
tección a través de nuevos arreglos familiares (Sunkel,
Las soluciones privadas a este problema están
2006, p. 8)
generando a su vez nuevos problemas relacionados con el costo y la calidad de cuidados no pa-
El estudio reporta un aumento de la participación de las
rentales de los hijos/as pequeños [circunstancia
familias nucleares monoparentales, principalmente en-
que debe ser asumida por la protección social], y
cabezadas por mujeres, las que representan un 9,7 % de
genera diversos conflictos al interior de la propia
las familias latinoamericanas en 1990 y un 11,3 % en el
familia, en el plano psicosocial, genera conflictos
año 2002; de igual manera, hay un aumento de los hoga-
en la socialización del rol sexual, el que se pro-
res unipersonales de 6,7 % en 1990 a 8,4 % en el 2002.
duce cuando los roles aprendidos por cada sexo en una cultura no coinciden con el desempeño
Las familias nucleares sin hijos, que corresponden a las
cotidiano de los mismos; en la alternancia de ro-
familias de adultos mayores cuyos hijos ya han constitui-
les, conflicto que se produce en los hombres que
do sus propios hogares o bien a parejas jóvenes que no
tienden a sentirse menos masculinos si compar-
tienen hijos, presentan un incremento de 7,2 % en 1990
ten las tareas domésticas y en las mujeres que
a 7,7 % en el 2002. También están los hogares sin núcleo
tienen complejos de culpa por pasar poco tiempo
conyugal y las familias compuestas.
con sus hijos (2006, p. 12).
Al incrementarse la frecuencia de separaciones y divorcios, las familias complejas han apareci-
De acuerdo a Esping-Andersen (1999, p. 1) estamos en
do como un nuevo fenómeno en la región. Estas
medio de una revolución en el comportamiento demográ-
familias resultan del divorcio, la nulidad del ma-
fico y familiar, encabezado por abrazos de mujeres de 7
ISOCUANTA independencia personal y largas carreras, el matrimonio
como “amortiguador” de la modernización apropiándose
es menos un acto de necesidad económica y más una
de responsabilidades que el Estado debería asumir.
cuestión de escogencia individual. Esto también significa una proliferación de nuevos y menos hogares estables y
Hoy día se vuelve a insistir que para superar el
arreglos familiares, lo que aumenta, por una parte, la li-
problema de la droga y la delincuencia la clave
bertad individual de opción, pero también la inseguridad
y responsabilidad básica radica en la familia, lo
y el riesgo. Es entonces, cuando la estabilidad económica
mismo se oye respecto de la delincuencia, de la
de una sociedad, bajo un modelo de economía capitalista,
educación o de la sexualidad. Curiosamente no se
se mantiene si se asegura el ingreso individual como un
genera un discurso de responsabilidad pública,
mecanismo para igualar condiciones de vida y eliminar
motivo por el cual, la familia asume la responsabi-
riesgos sociales a través del ciclo de vida.
lidad de estos cuidados, pero, ¿la sociedad le otorga recursos para el ejercicio de estas responsabili-
Es claro, entonces, que se requieren nuevos modelos de
dades? (Guell, 1999 citado en Sunkel, 2006, p. 37).
Política Social que superen el esquema de hombre proveedor/mujer cuidadora, que permitan una flexibilidad laboral
Arriagada (2006, p. 23), al respecto señala que el progre-
y que por esa vía, permitan generar una diversidad de pro-
sivo ingreso de las mujeres, especialmente las casadas y
gramas orientados a apoyar los esfuerzos de las familias
con hijos, al mercado laboral exige políticas públicas en
para combinar responsabilidades laborales y familiares.
que el cuidado de niños y adultos mayores se considere como un tema central, y enfatiza en el crecimiento de los
LA DEPENDENCIA COMO UN PROBLEMA
hogares de adultos mayores y las dificultades desde el
DE LA PROTECCIÓN SOCIAL
Estado para proveer recursos suficientes para el apoyo a esos hogares, lo cual ha significado un mayor peso en las actividades y funciones de las mujeres.
Barcala y Stolkiner (2000, p. 14), refieren que en un contexto de aumento de las barreras de accesibilidad a los servicios de salud y de extrema escasez de recursos, se
Sunkel (2006, p. 5), analiza tres tipos de demandas so-
incrementan las acciones de autocuidado con una im-
bre la familia que han cobrado particular fuerza en la
portante vuelta a formas tradicionales de atención de la
década del noventa: los adultos mayores producto de la
enfermedad. La mayor parte de estas prácticas son rea-
tendencia demográfica hacia el envejecimiento de la po-
lizadas por las mujeres, el cuidado de la alimentación en
blación; la prolongación de la permanencia de los hijos en
momentos de disminución de ingresos y precarización del
su familia de origen asociado al “síndrome de autonomía
trabajo de los jefes de hogar es incrementado a costa de
postergada”; y, el caso de las madres adolescentes que
un aumento del trabajo doméstico de la mujer.
representan un caso especial dentro de una tendencia general de descenso de la tasa de fecundidad.
Algunos informes recientes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD; citados por Sunkel,
También los viejos, los enfermos, los ciegos y los lisiados
2006, p. 37), sostienen que la familia estaría operando
están obligados a depender de la familia, lo que a su vez, 8
La familia como pilar de la protección social limita la capacidad de la familia para ofrecer al mercado
mujeres constituye el cimiento de la protección social (Ortiz,
su trabajo, una salida puede ser el ahorro para futuras ca-
2007, p. 64). Indudablemente, las sociedades no sobrevivi-
tástrofes sociales, pero cómo lograrlo cuando los salarios
rían si las mujeres e incluso niñas, no realizaran el trabajo
se acercan al mínimo para la supervivencia y casi nadie
doméstico, por el cual no reciben ningún pago. Este trabajo
puede protegerse contra una crisis prolongada (Esping-An-
no remunerado es una modalidad informal de la protección
dersen, 1993, p. 12). Generalmente, en todos estos casos,
social que trae como consecuencia un débil desarrollo de
el dogma liberal se ve forzado a recurrir a las instituciones
la mujer o niña al obstruir su educación e inserción en un
precapitalistas de ayuda social, como la familia, la Iglesia
trabajo remunerado. ¿Qué pasará con las emociones y senti-
y la comunidad, lo cual es una contradicción, porque estas
mientos de esa niña o mujer que su diario vivir transcurre en
instituciones no pueden seguir el juego del mercado si es-
solo las tareas de la casa, el cuidado de niños y ancianos y
tán cargadas de responsabilidades sociales.
en general, los familiares que se enferman y requieren de su cuidado? No se trata de polemizar la tierna y desinteresada labor de nuestras mujeres, antes bien, se trata de evidenciar
SOBRECARGA DE LA FAMILIA Y DE LAS
la necesidad de valorar su papel dentro del mantenimiento
MUJERES
del tejido social, y por supuesto, de incluir una remuneración justa para su propio mantenimiento.
Guillermo Sunkel (2006, p. 27), describe que el modelo clásico de familia del período de la posguerra, se ha
En los países desarrollados, los subsidios por na-
conservado como una unidad productora y proveedora de
cimientos, las desgravaciones fiscales por hijo,
servicios sociales, debido en gran medida al trabajo de la
las bajas por maternidad, las guarderías, la aten-
mujer en el ámbito doméstico. Sin embargo, las estrate-
ción en el hogar y el acceso a servicios médicos
gias de los hogares para hacer frente a choques adversos
gratuitos o de bajo costo han sido vitales para la
en materia socioeconómica pueden ser: el aumento de
emancipación de la mujer y para su integración
la fuerza laboral de la mujer o de los hijos, la venta de
en el mercado de trabajo remunerado, y además
bienes físicos o la emigración y normalmente están aso-
han generado externalidades positivas como la
ciadas con el nivel socioeconómico y los diferentes nive-
regulación de la población (Ortiz, 2001, p. 64).
les de ahorro y endeudamiento de las familias. Sunkel, refiere que las investigaciones realizadas a partir de los
Más aún, cuando este trabajo no remunerado no goza si-
años 70 detectan una diversificación de las formas de
quiera de dignificación social, sino que, por el contrario,
solidaridad familiar, que para el caso latinoamericano, la
se traduce con frecuencia en humillaciones, restricción
atención ha estado dirigida a las redes de subsistencia
de la libertad e incluso esclavitud. El desarrollo de las
de los sectores pobres y se trata de relaciones estableci-
mujeres requiere, por consiguiente, de una mayor protec-
das entre familiares, vecinos y amigos, que habitan en la
ción o seguridad social formal.
misma área física y comparten la situación de carencia. Sin embargo, tanto en países desarrollados como en desa-
La comercialización de los servicios sociales ha
rrollo, la asistencia familiar no remunerada que realizan las
reforzado las desigualdades de género, aumen9
ISOCUANTA tando la carga de trabajo de la mujer. Cuando
protección al ingreso laboral en Colombia es el más grave
una familia de ingreso bajo no puede costear di-
vacío existente en el sistema de protección social. En se-
chos servicios, es la mujer quien se encarga de
gundo lugar, el gasto social responde muy débilmente ante
asistir a los enfermos, etc. De todo ello se colige
una crisis debido a la carencia de un buen y complementa-
que si se va a establecer una cooperación en-
rio componente de protección social (Vergara, 2008, p. 89)
tre el sector público y el privado, ésta debe ser cuidadosamente diseñada y regulada, con una
La intensificación del conflicto trabajo-familia puede es-
previa identificación de los fallos potenciales de
tar fundamentalmente determinado por las característi-
mercado (Ortiz, I. 2007,p. 29).
cas del mercado laboral, pero es al interior de la propia familia donde esta se manifiesta con particular fuerza.
LA FAMILIA Y LAS CRISIS DEL MERCADO
La regulación de políticas laborales deben conducir a la
Algunos estudios advierten sobre la mayor probabilidad
Ortiz (2007, p. 42), no consiste solo en generar puestos
que tienen los pobres de perder sus ingresos y reducir su
de trabajo, pues la mayoría de personas por debajo de
consumo ante una crisis, dada una menor flexibilidad para
la línea de la pobreza trabajan muchísimas horas al día
responder a ella (Gaviria, 2002; citado en Sunkel, 2006,
pero no logran sacar a sus familias de la pobreza, puesto
p. 30). En términos generales se argumenta que las cri-
que tan importante como la generación de empleo son
sis económicas llevan a los hogares más pobres a reducir
las condiciones laborales y salariales, que permitan crear
su inversión, incluyendo el capital humano (Lokshin et al.,
pactos sociales con equidad y bienestar.
viabilidad de un empleo digno, que como señala Isabel
2000; citado por Sunkel, 2006, p. 30). La minimización de pobreza y la inseguridad de ingreso es condición previa
La desmercantilización no debería confundirse con la erra-
para una estrategia eficaz social de la inversión. La más
dicación total del trabajo como mercancía, sino al grado en
efectiva función que se le debe pedir a la Política Social
el que los individuos o las familias pueden mantener un
es la de quebrar los círculos viciosos de la pobreza y de su
nivel de vida socialmente aceptable independientemente
reproducción intergeneracional, que implica no solo dotar a
de su participación en el mercado (Esping-Andersen, 1993,
los individuos con un mayor y más efectivo conjunto de ac-
p. 8). En la historia de la Política Social, los conflictos han
tivos, sino que los mismos tengan condiciones de reprodu-
girado principalmente en torno a qué grado de inmunidad
cirse (Kaztman et al., 1999 citado en Sunkel 2006, p. 29).
de mercado sería permisible, es decir, los recursos, la extensión y la calidad de los derechos sociales.
Un estudio realizado por Fedesarrollo (2001 citado en Vergara 2008, p. 88), denominado “Hacia una red de protec-
Definitivamente, las condiciones de bienestar en una etapa
ción social para Colombia”, realiza un detenido análisis de
del ciclo de vida son a menudo directamente vinculadas
los distintos programas sociales en el país, los clasifica
a acontecimientos antes en la vida, y pueden influir en el
según población beneficiaria por grupos de edad, considera
bienestar más tarde en la vida. La pobreza en la vejez es
sus fuentes de financiación y la organización de las ins-
por lo general el resultado de dificultades en el empleo o de
tituciones que los realizan. De acuerdo con el estudio, la
la muerte de un esposo (Esping-Andersen, 1999:5). A su 10
La familia como pilar de la protección social vez, el empleo precario tiende a ser poderosamente corre-
seguridad social universal porque mucho de nuestro bien-
lacionado con el logro insuficiente educativo y esto, vuelve
estar es comprado en el mercado.
atrás a las condiciones en la niñez. Se debe buscar una metodología que realmente nos ayude a echar una mirada
CONCLUSIONES
hacia el futuro débil y analizar una estrategia de Política Social orientada a resolver las desigualdades sociales ge-
Los programas de ajuste estructural orientados por la lógi-
neradas en el ámbito de la esfera económica.
ca de la focalización, han ocasionado una devastación de los derechos pactados en el sector formal con la propuesta
EL BIENESTAR SOCIAL A TRAVÉS DE UNA
de favorecer a los más pobres, tal beneficio no se ha visto,
POLÍTICA DE FAMILIA
y por el contrario, se introduce a la familia en la trampa
El bienestar como estrategia de la inversión social debe es-
se descuidan los mecanismos del mercado que garanticen
de la pobreza, con el fin de obtener beneficios sociales y verdaderamente el ingreso económico de cada persona, y
tar orientado a una “Política de Familia” (Esping-Andersen,
por consiguiente, su modelo de protección social.
1999, p. 7), con cuatro enfoques principales. Primero, salvaguardar la protección de la infancia porque la capacidad y la motivación para aprender dependen de las condiciones
Es necesario comprender que un desafío que enfrenta la
económicas y sociales de la niñez. Segundo, armonizar la
sociedad actual está en el diagnóstico, diseño y desa-
maternidad con el empleo y fomentar la igualdad de gé-
rrollo de políticas públicas en donde se debe considerar
nero, no considerada como una concesión a las reclama-
como un elemento central el bienestar de la humanidad.
ciones de la mujer, sino orientada a mejorar la calidad de
La función de la familia, de dar amor y protección a sus
vida laboral de ellas, hay claramente un caso fuerte para
miembros, en donde papá y mamá tengan un espacio
un nuevo contrato social ‘amigable con la mujer’, porque
para cultivar su unión y también para contemplar y par-
mejorando el bienestar medio de mujeres se mejora el
ticipar de la crianza de sus hijos, y con mayor énfasis
bienestar colectivo de la sociedad en general. Tercero, el
durante los primeros meses de vida del nuevo ser que
mejoramiento de las condiciones laborales, pues como lo
formarán, se ha visto amenazada por las jornadas labo-
señala Giraldo (2007, p. 73) la precarización y el desem-
rales extensas para lograr el sustento económico y satis-
pleo son mucho más marcados en América Latina, donde
facer sus necesidades básicas, alejando generalmente a
además cobra importancia el fenómeno de la informalidad.
la madre del contacto con sus hijos.
¿Es posible mantener la armonía, la educación y el sano compartir al interior de una familia cuando hay desempleo?
Por otra parte, el papel de la familia va mucho más allá de
¿Y aun contando con la suerte de tener trabajo, pero con
la crianza de los hijos y contempla el cuidado y protección
extensas jornadas laborales bajo condiciones de inestabi-
de otros miembros en situación de dependencia, es por
lidad? Las situaciones pueden variar, pero el empleo ago-
esto que el rol de la familia en la protección social debe
tador e inseguro tiene el excedente de severidad negativo
gestarse con unos objetivos claros en el marco de una
que efectúa sobre familias y niños. Y por último, el cuarto
Política Social que permita entender las necesidades ac-
enfoque es el aseguramiento del ingreso que garantiza la
tuales de la población, promover el bienestar de los ciu11
ISOCUANTA tecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/argentina/germani/ barcala.rtf Castells, M. (1999). La Era de la Información. El poder de la identidad, Vol. II. España: Siglo XXI editores. Giraldo, C. (2007). ¿Protección o desprotección social? Bogotá. Gosta, E-A. (1993). Los Tres Mundos del Estado del Bienestar, (8-12). Gosta, E-A. (1999). Towards the Good Society, Once Again? (1-8). Güell, P. (1999). Familia y modernización en Chile. Exposición ante la Comisión de Expertos en Temas de Familia. Santiago de Chile: SERNAM. Kaztman, R., Beccaria, L., Filgueira, F., Golbert, L., & Kessler, G. (1999). Vulnerabilidad, activos y exclusión social en Argentina y Uruguay. Oficina Internacional del Trabajo – Fundación Ford. Santiago de Chile: Documento de Trabajo 107. Lautier, B. (2005). Las condiciones políticas de la universalización de la protección social en América Latina. Paris: IEDES - Universidad de París. Ortiz, I. (2007). Política Social, (p.p. 29-64). Departamento de Asuntos Económicos y Sociales. Nueva York: Organización de Naciones Unidas (ONU). Soto, S. R. (2000). Política social y familia. Contrapunto, No. 8(15-21). San José: Sinart. Sunkel, G. (2006). El Papel de la familia en la protección social en América Latina, (5-37). Santiago de Chile: La CEPAL. Vergara, C. H. (2008). Gerencia Social, Capítulo III: Antecedentes de la protección social en Colombia, (8889). Bogotá.
dadanos desde el momento de la concepción, desarrollar las capacidades productivas de cada individuo con derecho a la educación y a la salud que permita el desarrollo del capital humano, esfuerzo social que debe estar unido a políticas de empleo y de organización laboral cuidadosamente reguladas, que propendan la igualdad de género para la mujer y su participación laboral, si es su elección, en el sector público y privado. En otras palabras, el Estado no puede alejarse de la responsabilidad de atender las funciones del cuidado y correcta interrelación de la sociedad, debe resolver las necesidades para el cuidado de los ancianos, los niños, los enfermos y las personas con discapacidad, sin que se pierda el sentido de identidad y pertinencia familiar, a través de organizaciones sociales que brinden atención profesional a los ciudadanos dependientes con el fin de salvaguardar sus derechos como ser humano y los de su familia.
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