RETRATO, por C. Vara de Rueda. S '

\- ññ@ ¥S 'uás rjeslíones que de las eneomenda-dus á -nnestros repfeseutf.inles debidamente autorizados. P u n e la [liel suave y atraciiva. £ii toTai las Fi-.rmaQim ¡i OnqueiÍJS r-l^ lUirri.uülis W'elkímie y Cía., Londres La "Nieve 'H.irtlinü'" no es (jta^ip"'"- Aijuellas pcr^^iias cu^u culis rr^qui'íra una prcparacifio ürasielUii ilebfHan olutncr U Crema •HiUelini;,' CONSERVAS FÁBRICA DE CORBATAS Camisas, Guantes, Pjfiueloi, ütiieíoi di; punto. Eíeiíarica, iiJiirtido, Emnomia. PRKCIO FIJO- Casa fundada en 1870. \ TREVIJANO LOGrKTOIVO COLECCIONISTAS DE SELLOS BJ PIDAN los precios corrientes de SELLOS DE GUERRA y gangas, que mí.nda gratis y franco la casa Sucursal de LA ESFERA Iil[ODQRE [OñlPlOÍJ I MUNDO 6RÁFIC0 y NUEVO MUNDO 13, r a e Droaot, P a r í s (9*^ FUNDADA EN 1854 • APARTADO 97 e Se cemíte gratis, á quien lo solicite, ^ Catálogos y su Botelín mcnsuaL V T LIT06RÁFICAS Y TIPOJRAFICAS r a CASA THO ABANICOS .jj^- Pedro Glosas —¿Por cjiíé estás lan triste, Pura?',.-; • — I'orqiie el novio me rechaí:a. —No llores, vete á tu casa, ponte polvos PECA-CURA y en se^iiiciila se casa. Jabón, }.AO.—Crema, SJO.—Poínos. . j . 8 •! ti pesetas, sejíiiii frasco. P U O B A D los jabones, P R O B A D los polvos color nioreno(siete matices), r o s a ú hlimco, serie "IDEAL", perFimies; ROSA DE JERiCO, ADHIRÜBLE, MATINAL, ROSA, GINESTA, CHIPRE. ROCÍO FLOR, PWMOSA, VÉRTIGO, ACACIA. MUGLIET, CLAVEL, VIOLETA, JAZMÍN 3 postilas paílilla; A pe5c!;is caja. NI.'JGUNO Fábr'ca: Carretas, (ii5 al 73 DnorCinHll NINGUMO loíi^^riiala en perfuitie, 3 Cespacho; íJsiJón, ¿1 QHfllLLy'lü •I clo.-.si]pi;ra, ase ni pr^SL^r.^cióii.-Ultimas creacionti de •i Cortés ÍIcr.-naTioa, líAifCi-.i.OSA. =;E ARTÍCULOS PAM LiS ARTE5 GRÁÍICAS JAPONE:&ÍÍI.5 i^iiiiij iiiiiiiio^iiuiiii N:[:!:uuuii;!i¡iiBniiQ3i'Ji SEVILLA, 3, lt\si5tÍmos e n p o n e r e n guai?dia á iiucstt'os tüctoces y al público e n g e n e c a t conttra las p c p s o n a s q u e , íiíu= íátidose a g e n t e s ó i^eppcsenfnates nuestpos, intenten cealisai' cobcos poc susct^ipciones ó publtcicíad en nacstpos pct?iódicos, e n 6 s p a ñ a y fuera d e e s p a t i a . y h a c e m o s m e n c i ó n e s p e c i a l d e u n Se. R i c a r d o SaU üá, q u e , cota las a p a c i e n c í a s d e la m a y o r coc?t!ección, h a b e c b o üíctimas d e sus estafas á n u m e r o s a s pet'so= ñ a s d e Cbíle, G u a t e m a l a , Cuba, etc., e t c . , t o m a n d o nuGsfPO nombtíe. FOTOGRAFÍA Casa de primer orden ^ Hay ascensor ENCICLOPEDIA = - = : ESPASA Primer premio (Grand prix) en todas las exposiciones á que lia sido presentada i=®=i i=®=3i • ; • .'\-\: Eslo olm se úmm í piedos verilailerDiiieiili! i i o s y roD Wii diise úe íDdliiliiiles EDITORES: HIJOS DE J. E5PASA Cortes, 579 y 581 Teléfono A * 1.053 i3 Su uso evita y cura las temidas erupciones cutáneas propias de ¿os cambios de estación, manteniendo suave y limpia la epidermis. Estas virtudes curativas fueron reconocidas por eminentes doctores, que en el Tercer Congreso de Sanidad civil concedieron á este producto - /=\ TD A vasta región situada en la llamiríi que domina la Europa central, debet indiidableniente, su nombre á la belicosa tribu celta de los Baii, que, á fines del SÍÍÍIO I, antes de J. C , dominaba el país llatnaüo en la antigüedad Boio/ieminii'{actxml Bohemia). En el transcurso del siglo sif^uiente la invasión de los marcomanus arrojó á los boyardos celtas de sus territorios, siendo aquéllos á su vez dominados por las tribus eslavas que, procedentes del E., se adueñaron de Boheuiia en el siglo V. Tras rudas y enconadas contiendas entre las citadas tribus invasoras lojíraron, pasado algún tiempo, fusionarse todas en mía sola nacionalidad, tomando el nombre de la de los tchecos, que era de mayor preponderaticia tanto por ser la más numerosa como por la superior calidad de sus jefes y soldados. Suena en la Historia por vez primera el nombre de esta tribu al tratar de las luchas sostenidas eti el siglo vn por el rey Franco Dagoberto contra los eslavos, que, reunidos y capitaneados por su jefe, el aventurero Samo, lograron detener el avance de los soldados merovingios. Menos afortunados en sus campañas contra Carlomagno, pasaron, tras una serie de enconados combatey, á ser vasallos del Imperio tle (Jccidente. Con posterioridad fueron sometidos y anexionados sus Estados á Moravia, cuyo soberano, el poderoso Sviatopollí, les obligó á convertirse al cristianismo, valiéndose del predominio que sobre los tchecos ejercían los discípulos de los apóstoles eslavos Cirilo y Melboda, Realizada la invasión húngara, y arruinado y desaparecido el Imperio moravo, no fué tarea difícil para los misioneros alemanes atraer nuevamente á los bohemios á la Iglesia germánica, y ana vez logrado su intento pudo introducirse paulatinamenLe la soberanía alenmna en toda la región de Bohemia. La división del Imperio de Occidente, que se sucedió al extingiúrse la dinastía de los carlovingios, dio motivo á los duques de Bohemia para intentar nuevamente sacudir el yugo imperial, por lo que no tardaroit en declararse en abierta rebelión contra el emperador gertnano. Tras un periodo de continuas luchas, el rey Enrique I logró, en 929, reducirlos por algún tiempo, tiü go/-ando el país de una completa pacificación hasta que Boleslao, hermano del soberano alemán, asesinó al duque bohemio Wenceslao, en 935. Durante el reinado del emperador Otón I, el país se levantó repetidas veces contra su antoridad. hasta que en íJ5(), cansado el emperador de tan frecuentes revueltas, organizó una fuerte expedición militar, con la que dominó completamente á los belicosos tchecos. En el ano 10U3, el duque de Polonia, Boleslao, nivadio el territorio bohemio, apoderándose de Chrobry. anexionándolo á sus Estados, como había hecho anteriormente con Cracovia en 999 y con Moravia en ICOD v 1001. Triunfante en nuevos conibates con los tchecos, logró adueñarse finalmente de toda Bohemia, la que conservó bajo su domnno hasta el año lOü-l, en que el emperado alemán Enrique 11, á quien el duque polaco había rehusado rendir vasallaje, le derrocó completamente, obligándole á fugarse á sus posesiones, abandonando sus conquistas. En 1041 se ajustó la paz entre el emperador y los dnques bohemios, siendo ésta de larga duración, lo que lavoreció el desarrollo de Boliemia y Moravia en sus relaciones con el Imperio. El primer rey de Bohemia fué Bratislao (hijo del duque del mismo nombre), que, habiendo recibido el ducado al fallecimiento de su padre, procuró conservar la buena amistad del emperador Enrique VI. al que ayudó eficazmente en sus campañas contra los sajones, y con posterioridad en cuantas guerras tomó parte el solíerano alemán contra italianos y austríacos, siendo premiada su fidelidad al imperio otorgándole el propio Enrique el título de rey de Bohemia, en KH\ Se distinguió particularmente este soberano por su piedad más que por sus empresas militares, pues á é! se debe la fundación de numerosos conventos en las principales regiones de su reino, así como la de un obispado en la de Moravia. Murió Bratislao (cuyo nombre tclieco es el de la actnal ciudad de Breslau) L TR \ en el año 109::Í. CAHLOS U R B E Z S^i^'&itfeUt' Año VL—Nám. 282 24 de Mayo de 1919 ILUSTRACIÓN MUNDIAL CIUDADES ESPAÑOLAS.—UNA PLAZA DE VALLADOLID Cn£Lcli-o e l e A u r e l i o García L e s m e s LA E S F E R A DE LA VIDA QUE PASA L U) del mes que cüri'e liizo siete años que miirii). en su caaa üe SnntaiiLier, y al caer de la cartle, ULiiiel VLirúii insign'ei aquel encopetado iri!z:eiiio que fué en lispaila delicia de los centros universitarios y acadé[[iicos, modelo de liiunaniátasy prez de ki erudición. Rabia nacido el 3 de Noviembre de IHñfi, y, setíiiu ¡as reseñas de su Jierniiinu Enrique, cuando tenia tres años, y aun no s;ibiu leer, retenía de niolUüría los episodios y pormenores novelescos leidos en uka voz por wm tía suya, aFiciunada á los folletiuí-'-. De fenómeno le calificaron sus condiscípulos del Instituto, y como uiilo i^rodis^io le consideraban en Santander. Cedi'ún de la Pedraja cuenta que, desde muy niño, mostraba ya tan desmedid;! afición íi la lectiu'a, que leía por las noclies á hurto de su madre, temerosa de que se le malograse el hijo con las repetidas virrjiiíis; mas el ávido estudiante velaba, alumbrándose con los cabos de vela que podía a.ti,"enciarle. L o a discípulos de Menéudex: Pelayo ponderan la rapidez. con que .^'ía, rapidez sólo explicable por la caái instíintaiieitiad con que fijaba lo leúlo en ía meluoria, porque la ¡loseía felicísima, memoria visual, y, en sentir de M[ biógrafo Gómez Oculía, léxica. Su voz era de timbre claro, y tartamudeaba al liablar, basta que adquiría la iE •i* •a 41 4* 4i * •í* 4" 4< 4t * -í( •í( 4< •Í1 4t 4< * * 4< * * * * 4" 41 4i ® MENENDEZ PELAYO . . tensión oratoria, pues entonces diíiruulaba la tartamudez. íin parte por disposiciones nativas, en parte por su educación cutre libros, para el gnm liistoriador el miuido e-itaba escrito, y de las letras de imprenta se nutría su retentiva portentosa. Infornia Lomba que nunca tuvo índice la biblioteca de s:i maestro, por cuanto éste uo lo necesitaba; seguro de su lueiiioria, encontraba sin vacilaciones el libro que se propotn'a. : Parece mentira que lá labor de Menéndez Pelayo baya cabido en los limites de la vida de im hombre que murió relativamente joven. Todas las circunstancias que Gómez Ocafia coiuenta (herencia, pre:;ocidad, robustez, memoria, talento y voluntad) se concertaron felizmente para la realización de este portento. Hasta el ambiente santanderiuü, en la niñez del gran liisíoriador, contribuyó á s u desarrollo, porque por aquel entonces la capital de la iHontaña se enorofullecía con ingenios de primer orden, como Peretia y Escalante; liubia producido un profesor tan sabio como Laverde; en la misma familia del niño prodigio se contaba un tío suyo médico y literato; sus maestros en el. Instituto fueron excelentes, y, para que uadaíaltara, existía el librero Hernández, bonachón, ilustrado y alt^o bibliófilo, y eu cuya librería leyó Menéndez Pelayo cuanto quiso. Luego, en la Universidad de Barcelona, influyeron en él Luanco, el compañero y paisano de su padre, y Milu Fontanals, que fué su mentor en literatura, comolofué Llorenseii filosofía.' ^ Clarín nos pinta al Menémiez Pelayo de la pnmera época, en su hotel madrileño, í':ahuorzando de prisa y corriendo, v al mismo tiempo leyendo un libro nuevo intenso,' que iba cortando con su cuchillo, mientras entrabau y sal¡:i:i ¡WENENDEZ PELAYO comisionistas extranjero?, principal elemento de la fonda, levíuitando de vez en cuando los ojos y suspendiendo la lectura y la comida para deglutir un bocado y digerir una idea"-. Al principio, ^;el sabio menor de edad parecía enfermizo, por lo menos endeble y nervioso; tenía que cuidarse: pasaba malos ratos; no se sentía bien; pero esto le robaba tiempo, y no podía continuar; decidió tener salud completa, y la tuvo; se puso más grueso, de mejor color, digirió piedras y libros y no le hizo daño leer mientras comía. Esta salud, necesaria para sus estudios, la debió Menéndez Peiuyo, más que á 1O.T médicos, á su propia voluntad, que era de hierro-\ ¿Cómo aquel benedictino de levita fué á parar á una fonda en la que tenía por celda un cuartucho en que penetraban todos los ruidos del tráfico cortesano? ¿r^or qué vivió años y años como un viajante-' No sé sabía. Galdós opinaba que la filosofía de esto era muy sencilla. Llegó de Santander; á la puerta de la estación del Norte oyó que gritaban muchos caballeros con galones en la gorra; ••ijHotel de Rusia! ¡Hotel de la Paix! ¡Cuatro Nacione.s!>>. y Menéndez Pelayo, que venia pensando en la casa romana de Pana ó en la de Cbampionet, se dejó llevar donde quiso el primero que topó con él, y desde entonces vivio como vivía, sin darse cuenta de ello. Al verse eu él portal de la fonda creyó ver el patio de la casa de Salastío, y reconoció el lienzo que contiene la pintura mural de Acteóir, y vió las columnas del phiíms y ei limiui y las fauces que dejaba atrás. El lujo, la grandeza y la paz silenciosa ios llevaba él en e¡ alma, y no hubo carros de mudanzas, platos inmutables ni traiuie- * •5( X ^ ^ . ^ ' ^ í ^ í - i f í ^^^>.J il-.:. ^i¡i^.í.L>,í>,r..;.^^ ^ .f .r..^.;^.^ ^ .y,^.;f,^ ros que va.IÍesen para perturbar su pensamiento tranquilo. La obra de Menéndez Pelayo asombra, tanto por ei volumen como por la enorme lectura preliminar que ¡•upme. El mismo lo declara al comenzar su Historia de ¡as ideas estéticas: «Tengo mi orgidlo ei! afirnmr que hay páginas en esta obra que me han costado el estudio de volúmenes enteros sólo para descubrir en ellos alguna idea áíil acerca de la beilezñ ó del arte!» Las páginas que en la Historia de ¡os ¡heterodoxos dedica al proceso de Carranza, suponen, no sólo el conocimiento de toda la erudición sobre este proceso, sino la lectura integra del jiroceso mismo, enorme colección de infolios que cansaría •la paciencia de un benedictino. En este respecto ha sido el sabio aliísimo el más docto, el mejor y más grande tie cuantos blandieron culto acero en Jas arenas de la critica española. Todo lo leía y lo compulsaba todo. ¡Fué esto más pasmoso que toda su erudición y todo su talento! A Menéndez Pelayo no se liabiera atrevido Quintana á decirle, como al P. Sarmiento, que no había leído todo el Henuirdo. viSus estudios (empleando el símil de Arguello)fueron gigantescos pulpos de una inconmensurable sabiduría, qi:e abarcaron cí.\n sus miilliples brazos todo el cerebro de su patria gloriosa.a Y á este hombre le quedaba tiempo para comer todos los días fuera de casa. (^Cóino podía ser esto? ciCuándo leía tanto Menéndez Pelayo? Que estudiaba mienfras comía, ya lo sabemos; pero esto no bastaba. Para Clarín, el problema no tenía solución como no fuera que ídeía también mientras dormía. Sí, leía mientras dormía, así como tantos y tantos lectores y algunos críticos duerm

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ESTUDIO DE LAS DOCTRINAS DE LA BIBLIA VARA DE DIOS LECCION XXXV ESCATOLOGIA Preparado por William S. H. Piper, D.D. Traducción al español por el Dr.

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ññ@ ¥S 'uás rjeslíones que de las eneomenda-dus á -nnestros repfeseutf.inles debidamente autorizados.

P u n e la [liel suave y atraciiva. £ii toTai las Fi-.rmaQim ¡i OnqueiÍJS r-l^

lUirri.uülis W'elkímie y Cía., Londres

La "Nieve 'H.irtlinü'" no es (jta^ip"'"- Aijuellas pcr^^iias cu^u culis rr^qui'íra una prcparacifio ürasielUii ilebfHan olutncr U Crema •HiUelini;,'

CONSERVAS

FÁBRICA DE CORBATAS

Camisas, Guantes, Pjfiueloi, ütiieíoi di; punto. Eíeiíarica, iiJiirtido, Emnomia. PRKCIO FIJO- Casa fundada en 1870. \

TREVIJANO

LOGrKTOIVO COLECCIONISTAS DE SELLOS

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PIDAN los precios corrientes de SELLOS DE GUERRA y gangas, que mí.nda gratis y franco la casa

Sucursal de LA ESFERA

Iil[ODQRE [OñlPlOÍJ I

MUNDO 6RÁFIC0 y NUEVO MUNDO

13, r a e Droaot, P a r í s (9*^

FUNDADA EN 1854 • APARTADO 97

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LIT06RÁFICAS Y TIPOJRAFICAS

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CASA THO ABANICOS

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Pedro Glosas

—¿Por cjiíé estás lan triste, Pura?',.-; • — I'orqiie el novio me rechaí:a. —No llores, vete á tu casa, ponte polvos PECA-CURA y en se^iiiciila se casa. Jabón, }.AO.—Crema, SJO.—Poínos. . j . 8 •! ti pesetas, sejíiiii frasco.

P U O B A D los jabones, P R O B A D

los polvos color nioreno(siete matices), r o s a ú hlimco, serie "IDEAL", perFimies; ROSA DE JERiCO, ADHIRÜBLE, MATINAL, ROSA, GINESTA, CHIPRE. ROCÍO FLOR, PWMOSA, VÉRTIGO, ACACIA. MUGLIET, CLAVEL, VIOLETA, JAZMÍN 3 postilas paílilla; A pe5c!;is caja. NI.'JGUNO Fábr'ca: Carretas, (ii5 al 73 DnorCinHll NINGUMO loíi^^riiala en perfuitie, 3 Cespacho; íJsiJón, ¿1 QHfllLLy'lü •I clo.-.si]pi;ra, ase ni pr^SL^r.^cióii.-Ultimas creacionti de •i Cortés ÍIcr.-naTioa, líAifCi-.i.OSA. =;E

ARTÍCULOS PAM LiS ARTE5 GRÁÍICAS

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Casa de primer orden ^

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ENCICLOPEDIA = - = : ESPASA Primer premio (Grand prix) en todas las exposiciones á que lia sido presentada

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HIJOS DE J. E5PASA

Cortes, 579 y 581 Teléfono A * 1.053 i3

Su uso evita y cura las temidas erupciones cutáneas propias de ¿os cambios de estación, manteniendo suave y limpia la epidermis. Estas virtudes curativas fueron reconocidas por eminentes doctores, que

en el Tercer Congreso de Sanidad civil concedieron á este producto -

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TD

A vasta región situada en la llamiríi que domina la Europa central, debet indiidableniente, su nombre á la belicosa tribu celta de los Baii, que, á fines del SÍÍÍIO I, antes de J. C , dominaba el país llatnaüo en la antigüedad Boio/ieminii'{actxml Bohemia). En el transcurso del siglo sif^uiente la invasión de los marcomanus arrojó á los boyardos celtas de sus territorios, siendo aquéllos á su vez dominados por las tribus eslavas que, procedentes del E., se adueñaron de Boheuiia en el siglo V. Tras rudas y enconadas contiendas entre las citadas tribus invasoras lojíraron, pasado algún tiempo, fusionarse todas en mía sola nacionalidad, tomando el nombre de la de los tchecos, que era de mayor preponderaticia tanto por ser la más numerosa como por la superior calidad de sus jefes y soldados. Suena en la Historia por vez primera el nombre de esta tribu al tratar de las luchas sostenidas eti el siglo vn por el rey Franco Dagoberto contra los eslavos, que, reunidos y capitaneados por su jefe, el aventurero Samo, lograron detener el avance de los soldados merovingios. Menos afortunados en sus campañas contra Carlomagno, pasaron, tras una serie de enconados combatey, á ser vasallos del Imperio tle (Jccidente. Con posterioridad fueron sometidos y anexionados sus Estados á Moravia, cuyo soberano, el poderoso Sviatopollí, les obligó á convertirse al cristianismo, valiéndose del predominio que sobre los tchecos ejercían los discípulos de los apóstoles eslavos Cirilo y Melboda, Realizada la invasión húngara, y arruinado y desaparecido el Imperio moravo, no fué tarea difícil para los misioneros alemanes atraer nuevamente á los bohemios á la Iglesia germánica, y ana vez logrado su intento pudo introducirse paulatinamenLe la soberanía alenmna en toda la región de Bohemia. La división del Imperio de Occidente, que se sucedió al extingiúrse la dinastía de los carlovingios, dio motivo á los duques de Bohemia para intentar nuevamente sacudir el yugo imperial, por lo que no tardaroit en declararse en abierta rebelión contra el emperador gertnano. Tras un periodo de continuas luchas, el rey Enrique I logró, en 929, reducirlos por algún tiempo, tiü go/-ando el país de una completa pacificación hasta que Boleslao, hermano del soberano alemán, asesinó al duque bohemio Wenceslao, en 935. Durante el reinado del emperador Otón I, el país se levantó repetidas veces contra su antoridad. hasta que en íJ5(), cansado el emperador de tan frecuentes revueltas, organizó una fuerte expedición militar, con la que dominó completamente á los belicosos tchecos. En el ano 10U3, el duque de Polonia, Boleslao, nivadio el territorio bohemio, apoderándose de Chrobry. anexionándolo á sus Estados, como había hecho anteriormente con Cracovia en 999 y con Moravia en ICOD v 1001. Triunfante en nuevos conibates con los tchecos, logró adueñarse finalmente de toda Bohemia, la que conservó bajo su domnno hasta el año lOü-l, en que el emperado alemán Enrique 11, á quien el duque polaco había rehusado rendir vasallaje, le derrocó completamente, obligándole á fugarse á sus posesiones, abandonando sus conquistas. En 1041 se ajustó la paz entre el emperador y los dnques bohemios, siendo ésta de larga duración, lo que lavoreció el desarrollo de Boliemia y Moravia en sus relaciones con el Imperio. El primer rey de Bohemia fué Bratislao (hijo del duque del mismo nombre), que, habiendo recibido el ducado al fallecimiento de su padre, procuró conservar la buena amistad del emperador Enrique VI. al que ayudó eficazmente en sus campañas contra los sajones, y con posterioridad en cuantas guerras tomó parte el solíerano alemán contra italianos y austríacos, siendo premiada su fidelidad al imperio otorgándole el propio Enrique el título de rey de Bohemia, en KH\ Se distinguió particularmente este soberano por su piedad más que por sus empresas militares, pues á é! se debe la fundación de numerosos conventos en las principales regiones de su reino, así como la de un obispado en la de Moravia. Murió Bratislao (cuyo nombre tclieco es el de la actnal ciudad de Breslau)

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en el año

109::Í. CAHLOS U R B E Z

S^i^'&itfeUt'

Año VL—Nám. 282

24 de Mayo de 1919

ILUSTRACIÓN MUNDIAL

CIUDADES ESPAÑOLAS.—UNA PLAZA DE VALLADOLID Cn£Lcli-o e l e A u r e l i o

García

L e s m e s

LA E S F E R A

DE LA VIDA QUE PASA L U) del mes que cüri'e liizo siete años que miirii). en su caaa üe SnntaiiLier, y al caer de la cartle, ULiiiel VLirúii insign'ei aquel encopetado iri!z:eiiio que fué en lispaila delicia de los centros universitarios y acadé[[iicos, modelo de liiunaniátasy prez de ki erudición. Rabia nacido el 3 de Noviembre de IHñfi, y, setíiiu ¡as reseñas de su Jierniiinu Enrique, cuando tenia tres años, y aun no s;ibiu leer, retenía de niolUüría los episodios y pormenores novelescos leidos en uka voz por wm tía suya, aFiciunada á los folletiuí-'-. De fenómeno le calificaron sus condiscípulos del Instituto, y como uiilo i^rodis^io le consideraban en Santander. Cedi'ún de la Pedraja cuenta que, desde muy niño, mostraba ya tan desmedid;! afición íi la lectiu'a, que leía por las noclies á hurto de su madre, temerosa de que se le malograse el hijo con las repetidas virrjiiíis; mas el ávido estudiante velaba, alumbrándose con los cabos de vela que podía a.ti,"enciarle. L o a discípulos de Menéudex: Pelayo ponderan la rapidez. con que .^'ía, rapidez sólo explicable por la caái instíintaiieitiad con que fijaba lo leúlo en ía meluoria, porque la ¡loseía felicísima, memoria visual, y, en sentir de M[ biógrafo Gómez Oculía, léxica. Su voz era de timbre claro, y tartamudeaba al liablar, basta que adquiría la

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tensión oratoria, pues entonces diíiruulaba la tartamudez. íin parte por disposiciones nativas, en parte por su educación cutre libros, para el gnm liistoriador el miuido e-itaba escrito, y de las letras de imprenta se nutría su retentiva portentosa. Infornia Lomba que nunca tuvo índice la biblioteca de s:i maestro, por cuanto éste uo lo necesitaba; seguro de su lueiiioria, encontraba sin vacilaciones el libro que se propotn'a. : Parece mentira que lá labor de Menéndez Pelayo baya cabido en los limites de la vida de im hombre que murió relativamente joven. Todas las circunstancias que Gómez Ocafia coiuenta (herencia, pre:;ocidad, robustez, memoria, talento y voluntad) se concertaron felizmente para la realización de este portento. Hasta el ambiente santanderiuü, en la niñez del gran liisíoriador, contribuyó á s u desarrollo, porque por aquel entonces la capital de la iHontaña se enorofullecía con ingenios de primer orden, como Peretia y Escalante; liubia producido un profesor tan sabio como Laverde; en la misma familia del niño prodigio se contaba un tío suyo médico y literato; sus maestros en el. Instituto fueron excelentes, y, para que uadaíaltara, existía el librero Hernández, bonachón, ilustrado y alt^o bibliófilo, y eu cuya librería leyó Menéndez Pelayo cuanto quiso. Luego, en la Universidad de Barcelona, influyeron en él Luanco, el compañero y paisano de su padre, y Milu Fontanals, que fué su mentor en literatura, comolofué Llorenseii filosofía.' ^ Clarín nos pinta al Menémiez Pelayo de la pnmera época, en su hotel madrileño, í':ahuorzando de prisa y corriendo, v al mismo tiempo leyendo un libro nuevo intenso,' que iba cortando con su cuchillo, mientras entrabau y sal¡:i:i

¡WENENDEZ PELAYO

comisionistas extranjero?, principal elemento de la fonda, levíuitando de vez en cuando los ojos y suspendiendo la lectura y la comida para deglutir un bocado y digerir una idea"-. Al principio, ^;el sabio menor de edad parecía enfermizo, por lo menos endeble y nervioso; tenía que cuidarse: pasaba malos ratos; no se sentía bien; pero esto le robaba tiempo, y no podía continuar; decidió tener salud completa, y la tuvo; se puso más grueso, de mejor color, digirió piedras y libros y no le hizo daño leer mientras comía. Esta salud, necesaria para sus estudios, la debió Menéndez Peiuyo, más que á 1O.T médicos, á su propia voluntad, que era de hierro-\ ¿Cómo aquel benedictino de levita fué á parar á una fonda en la que tenía por celda un cuartucho en que penetraban todos los ruidos del tráfico cortesano? ¿r^or qué vivió años y años como un viajante-' No sé sabía. Galdós opinaba que la filosofía de esto era muy sencilla. Llegó de Santander; á la puerta de la estación del Norte oyó que gritaban muchos caballeros con galones en la gorra; ••ijHotel de Rusia! ¡Hotel de la Paix! ¡Cuatro Nacione.s!>>. y Menéndez Pelayo, que venia pensando en la casa romana de Pana ó en la de Cbampionet, se dejó llevar donde quiso el primero que topó con él, y desde entonces vivio como vivía, sin darse cuenta de ello. Al verse eu él portal de la fonda creyó ver el patio de la casa de Salastío, y reconoció el lienzo que contiene la pintura mural de Acteóir, y vió las columnas del phiíms y ei limiui y las fauces que dejaba atrás. El lujo, la grandeza y la paz silenciosa ios llevaba él en e¡ alma, y no hubo carros de mudanzas, platos inmutables ni traiuie-

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ros que va.IÍesen para perturbar su pensamiento tranquilo. La obra de Menéndez Pelayo asombra, tanto por ei volumen como por la enorme lectura preliminar que ¡•upme. El mismo lo declara al comenzar su Historia de ¡as ideas estéticas: «Tengo mi orgidlo ei! afirnmr que hay páginas en esta obra que me han costado el estudio de volúmenes enteros sólo para descubrir en ellos alguna idea áíil acerca de la beilezñ ó del arte!» Las páginas que en la Historia de ¡os ¡heterodoxos dedica al proceso de Carranza, suponen, no sólo el conocimiento de toda la erudición sobre este proceso, sino la lectura integra del jiroceso mismo, enorme colección de infolios que cansaría •la paciencia de un benedictino. En este respecto ha sido el sabio aliísimo el más docto, el mejor y más grande tie cuantos blandieron culto acero en Jas arenas de la critica española. Todo lo leía y lo compulsaba todo. ¡Fué esto más pasmoso que toda su erudición y todo su talento! A Menéndez Pelayo no se liabiera atrevido Quintana á decirle, como al P. Sarmiento, que no había leído todo el Henuirdo. viSus estudios (empleando el símil de Arguello)fueron gigantescos pulpos de una inconmensurable sabiduría, qi:e abarcaron cí.\n sus miilliples brazos todo el cerebro de su patria gloriosa.a Y á este hombre le quedaba tiempo para comer todos los días fuera de casa. (^Cóino podía ser esto? ciCuándo leía tanto Menéndez Pelayo? Que estudiaba mienfras comía, ya lo sabemos; pero esto no bastaba. Para Clarín, el problema no tenía solución como no fuera que ídeía también mientras dormía. Sí, leía mientras dormía, así como tantos y tantos lectores y algunos críticos duermen mientras leen». Los trabajos de jMenéndez Pelayo sobre literatura é historia, más que aprovechados, han sido elaborados y desarrollados, y si hoy no son muy leídos, es porque fueron enteramente absorbidos por el espíritu de la época y penetraron en todas las venas de la cultura española conteuipüránea. y bien puede asegurarse que en los últimos treinta años no se ha escrito sobre la materia de que tratan ni una linea importante en que no se conozca su acción. Empero en el orden doctrinal su fracaso fué completo. A pesar de ¡a autoridad y el entusiasmo con que desenterró y propagó la filosofía de Vives, no hay en su escuela ni un solo oioista. Acaso lo vió todo ú través de los libros; pero esto no es un defecto; muy en contrario: es una cualidad. Los publicistas al motio sabio podrán comprender mejor que nadie lo que suponen y representan trabajos científicos-como los que Menéndez Pelayo dio ú luz. Ningún nombre como el suyo puede avalorar una producción, que es el fruto de una labor antigua, incansablemente continuada por deteiiid;iH investigaciones, para armonizar, en un amplio cuadro, todos los datos reunidos sobre nuichos problenuis particulares por la erudición y el pensamiento del pasado siglo. Eo.MüNDo GONZÁLEZ-BLANCO

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joü algo decía Porreño en el siglo xvi, que en SarUiago se veían aleniaiicrf, france.Tes, icaliarios y españoles, ostentaiulo su fe y llevando al apóstol las ofrendas de su peregi-inación. Era espectáculo bello y creyente aquel que en las bóvedas de la catedral auu se perpetúa, ciiandú en el mes de Julio alli acuden los pereirrinos, Ciudad de la fe y del arte, templo verdadero de ias tradiciones religiosas y seculares, en Santiago de Composíela se vive una vida de siglos pasados, respirando el ambiente de quienes le legaran el sello arqueológico y espiritual, que es su mérito y su Víilor. La catedral, con ¡a íiistoria, de fe y de ludias que á su sombra creció y se desarrollaron; su pórtico de la Gloria, obra maestra de Mateo, que quieren apropiarse por igual franceses y compatriotas; sus bóvedas altísimas, í;n las que se balancea el borafuineiro tradicional, para ofrendar al apóstol los aromas del incienso,..; sus canónigos vestidos de púrpura; toda aquella fragancia mística, aquella riqueza.acumulada en ofrendas, aquellos testimonios de peregrinos reales, extranjeros, luiniildes, nacionales; todo esto es de siglos pasados, es como una resnrrec-



rióii de lüs tiempos en que Gelnu're^, Fonseca y tantos otros. lucieran á la capital gallega feudo de sus ambiciones v teatro de sus caridades. Y eso qne boy éclianse de menos, en el orden religioso, aquellas peregrinaciones que entraban por las puertas de su recinto, dcscal?,os unos, cubiertos de iiierro otros, en son de penitencia, y aquella concurrencia de veladores, con sus lumbres de candelas y antorchas, que coiiveftíaii por las noches las bóvedas de ia basílica en alegres iluminaciones.., La custodia de oi-o y plata que sale el día del Corpus y acredita la maestría ae Arfe y Villafaíie; los ricos ornamentos de prelados y cabildo; la puerta Santa con la efigie del Santo, con su balconada y sus adornos, que ha de ser abierta por la propia mano del sucesor de los fundadores apostólicos: los recuerdos de aquellos arzobispos, luios guerreros, otros políticos, otros sabios, casi rodos caritativos; el de aquel D. ^uaro Gómez tic Toledo, asesinado por los Cluinacliaos en venganza, que algunos acliacaron á s u lioiira, otros á pasión política. Todo esto forma coiitiaste con aquel colegio de Irlandeses del que salieron los predicudores católicos de Irlaiida, venidos de nio/.os á fas costas gallegas en éxodo de peregrinacióii y ludias, para formar bajo el cielo triste del país y la pesadmnbre de los muros de sus ten,píos, el espíritu de sacrificio que se transmite á través de la Historia.

predicaciones'de apóstoles, y eiiseñanzas profundas. • Hoy Compost'ela vive de la quietud de sus monumentos, y parece como que han querido aislarla de todo bullicio, al dejarla casi sin acceso tlel,resto de España. Vive Santiago, entre los tañidos de sus campanas y los ecos de los órganos de sus iglesias, entonando diariamente las salmodias de la fe; allí no parece haberse pertui'bado ni un instante la vida de siglos que la lucieron grande; es más, se conserva á través del tiempo, y, toda proporción guardada, al presenciar sus fiestas religiosas paréceiios asistir á las de hace siglos. No es de lamentar este espíritu* conservador: la tradición es niio de los gérmenes más necesarios para estas poblaciones que ostentan su mérito en el quietismo. No se concibe en ellas [iingiui progreso qne desvirtúe su valor arqueológico y su alma, que diíbiera perdurar fosilizada, en el período en que Fué grande... Cuando'Saniiago haya perdido el aspecto de arcaisino, tic quietud.y de niisíicismo en que hoy se envuelve, será, sin duda, una ciudad moderna, pero ya no será Santiago. FI-:DIÍ!;ICCVPITA

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A la sombra de esta catedral, que Michel iguala cu proporciones, grandeí^a y concepción con oirás extranjeras, se conservan y viven las iglesias y conventos de trazado románico y tradición añeja. San Félix ó San Fiz, capilla construida por el obispo Sisenando el año

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