REVISTA CLINICA ESPANOLA

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REVISTA CLINICA ESPANOLA ¡tlllfl¡l

Director: C. JIMENEZ DIAZ. Secretarios: J. DE PAZ y F. VIVANCO Redacción y Administración: Antonio Maura. 13. Madrid. Teléfono 22 18 29 TOMO XXVI

Editorial Científico-Médica.

31 DE AGOSTO DE 19-17

NUM. -1

REVISIONES DE CONJUNTO EL COMPLEJO SINTOMATICO DE MADRID: SINDROME PARESTESICO- CAUSALGICO M. PERAlTA. Director del Manicomio Nacional de Santa Isabel

(Leganés).

I

Ya mientras escribíamos nuestra monografía

Avitaminosis y sistema nervioso) publicada en

el año 1941, advertimos la necesidad de efectuar una descripción más detallada y un estudio más minucioso del extraordinario material clínico allí recogido. Si bien consideramos urgente, en un principio, aportar una visión de conjunto que comprendiese las características clínicas más relevantes que ofrecía dicho material, así como adelantar algunos resultados de investigación, ·todo lo cual fué posible merced a la monografía, nos propusimos al finalizar ésta dedicar una publicación especial a cada uno de los complejos sintomáticos (síndrome parestésico simple, síndrome parestésico-causálgico, neuritis retrobulbar, neuritis coclear, mielopatía funicular) en ella res.eñados. Entendíamos que el interés excepcional que poseían algunos de dichos complejos sintomáticos requería un estudio particular de cada uno de ellos. Y esto no sólo en aras de la precisión y exactitud clínicas, sino porque--como ya entonces presentimos-la delimitación e individualización de algunos de dichos síndromes había de tener singular trascendencia en el aspecto etiopatogénico. Precisamente el hecho de que la evolución ulterior del problema haya venido a confirmar nuestros puntos de vista constituye uno de los motivos que--en unión de los antes señalados--,

nos impulsa hoy a ofrecer el estudio clínico de aquel complejo sintomático carencial que desde el principio despertó con mayor viveza nuestro interés, y al cual designamos entonces cottto síndrome parestésico-causálgico. Nos anima a nuestra labor, fuerza es decirlo, la repercusión que algunos de nuestros r esultados han tenido en ciertos m edios científicos extranjeros (trabajos de H. S. STANNUS, J. D. SPILLANE y G. l. ScoTT, C. GOPALAN, etc.). Queremos aludir aquí, especialmente, al trabajo de C. GOPALAN, quien ha repetido, en esencia, las experiencias efectuadas por nosotros durante la guerra civil española, confirmando nuestros resultados y completando éstos, ya que la posesión de algunas sustancias (ac. pantoténico), imposibles de conseguir en aquella época, le han permitido resolver el problema que entonces dejamos enunciado (ver después) . Vicisitudes de toda índole han impedido que nuestro propósito pudiese ser llevado a cabo antes de ahora. En el momento actual, cuando la atención de gran número de investigadores converge sobre el problema de las alteraciones neurológicas resultantes de la carencia de los factores que integran el gran complejo vitamínico B (y más especialmente de aquellos que constituyen el subgrupo B 2), estimamos conveniente abordar el estudio clínico del antes citado síndrome. En la época en que escribimos la monografía nos interesaba subrayar la independencia existente entr·e las manifestaciones cutáneas (pelagroderma en todas sus variedades, matices y grados de evolución) y los síntomas neurológicos. Por esta causa elegimos, para llevar a cabo la exposición clínica de estos últimos, precisamente aquel vasto grupo de casos con una sintomatología neurológica acusada y en los que no se descubría, sin embargo, la mas leve alte-

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rac10n cutánea. Hoy, una vez firmemente demostrada y admitida la existencia de formas clínicas que cursan sin ofr-ecer en toda su evolución alteración cutánea alguna, e interesados por otra parte en el estudio del síndrome parestésico-causálgico, vamos a agrupar-a tal efecto-todos aquellos casos en los que el mismo destacaba en la sintomatolcgía, ofreciesen o no manif.estaciones por parte de la piel. En estas condiciones, y una vez eliminados los casos que presentaban parestesias de tipo simple--sin síntomas causálgicos-y los que fueron diagnosticados de mielopatía funicular, se encontraban 66 enf.ermos, cuyo estudio constituye el fin principal del presente trabajo. Hemos prescindido por completo del material con alteraciones psicóticas (del cual se ha ocupado LLOPIS) como menos apropiado para la investigación neurológica. Entre dichos 66 casos se encontraban 23 con evidentes alteraciones cutáneas pelagros: s (eritema, pigmentación, descamación, etc.)., mientras que en las 43 restantes no fué pcsible comprobar el más insignificante síntoma por parte de la piel. Ello confirma, una vez más, la preponderancia de las formas neurológicas frente a las cutáneas, hecho sobre el que ya h emos llamado repetidamente la atención en publicaciones anteriores y que se revela muy 」ャ。イュセエ・@ en las estadísticas de F. JIMÉNEZ y F. GRANDE. Estudiada la proporción que corresponde a hombres y mujeres entre el número total de casos que ofrecían síntomas parestésico-causálgicos, nos encontramos de nuevo con el predominio de éstas sobre aquéllos en una proporción de 56,6 por 100; predominio ya señalado tm nuestros trabajos anteriores cuando solamente se tuvieron en cuenta los casos sin lesiones cutáneas. II

Nos ha parecido oportuno, antes de dar comienzo a la descripción del síndrome, transcribir el resumen de una historia clínica correspondiente a una enferma en que aquél constituye el conjunto de síntomas más destacado y predominante, y el que, sin duda alguna, mayores sufrimientos ocasionó a la probante. Otras razones nos mueven a traer aquí dicha historia clínica. Entre ellas, el hecho de que en la enferma en cuestión se diese el síndrome parestésico-causálgico con una gran pureza y libre de la mezcla o asociación de otros síntomas neurológicos (en especial de síntomas de déficit sensitivo), como sucedía en una proporción considerable del material (ver más adelante). H. • núrr:.. 77 b) .-J. L., soltera,' treinta y nueve afl.os.

16-VII-1938.

A. E.: Sin interéa. A. P.: Sin interés. E. A.: Hasta finales del mes de enero del presente a:fl.o, la enferma se ha encontrado bastante bien. Tan sólo se sentia un poco débil y más delgada que en épocas norl"'llles, habiendo perdido, en total, unos 7 kgs. de pes":--'



En dicha época comenzó a sentir "una gran debilid general". Al mismo tiempo tuvo acusadas molestiaa M la boca. Explica que sentla irritadas la lengua y 1: encias y que le molestaba mucho el come r 0 el tra alimentos Uquidos calientes o frlos. No llegó a エ・セ@ trastornos de deglución ni tampoco de la emisión de la voz. Unas tres o cuatro semanas después de iniciarse la! molestias reselladas tuvo "una colitis". Hacia 「。ウエョ・セ@ deposiciones, generalmente acorro¡:>añadas de teneSino Al mismo tiempo, trastornos en la evacuación de orina Dice que se vela obligada a orinar a cada momento que t enia dolor en la región vesical y qu.e la ・ュゥウ￳セ@ de orina la producla asimismo vivo dolor. Afirma que en dos o tres ocasiones orinó algo de sangre_ Coincidiendo con los trastornos de intestino y de vejiga, empieza a observar dolores en les pies. Insiste en que todo ello se produjo casi simultáneamente. Los dolores consist!an en pinchazos "muy fuertes", que se ini· ciaron en las partes más distales de los dedos de los pies. "Debajo de las u:fl.as", dice. Poco tiempo después además de los "pinchazos", siente "como n-:.ucho ardor en los pies". Esta sensación aumentó rápidamente en intensidad hasta el punto de que a les pocos dlas de iniciarse le parecia t ener una quemadura en cada pie P ero si durante el dla estas molestias podían Eoportar· se, al llegar la noche se exacerbaban al máximum, proporcionándola "sufrimientos terriblrs". Los médicos que la vieron entonces interp1 etaron S'J3 s!ntomas como de naturaleza reumática y la ーイセ」ゥ「・ᄋ@ ron un tratamiento a base de salicilatos y atofán. As· gura que más bien empeoró con dicho tratamiento, y que en vista de ello los ュセ、ャ」ッウ@ アオセ@ la asistian se vieron obligados a recurrir al Pantopón para aliviarla los dolores y que pudiese descansar. Era preciso inyectarle dos ampollas de Pantopón y que tomase alguroo com· primidos de Luminal para conseguir que durmitse a ratos Aun de.>pués de recurrir a estos medicamentos. Ee veía obligada a dormir con las piernas vendadas y los pies descubiertos fuera de la cama. No podla re· sistir el calor de ésta. Experimentaba durante la noche una irresistible sensación de quemaduras en ambos pies. Dicha sensación era más acusada en la planta de éstos. Pero en el acmé del acceso causálgico afectaba a todo el pie, e inclm:o se extendía hasta el tercio inferior de la pierna. Insiste en que tantos sufrimientos como la sensación de quemadura le proporcionaba la hipereste· sia aue ofrec!an las zonas enfermas. No toleraba el roce con Ías 」オ「ゥ・イセ。ウ@ de la carra. Por esto, antes de acos· tarse vendaba cuidadosamente las piernas. dejando los pies descubiertos y fuera d e' la cama, con lo cual com· hat!a la sensación de quemadura y evitaba el 」ッョエ。セ@ con las ropas de aquélla (según la enferma). También algunas noches se vió obligada a levantarse y a pasear· se descalza. Explica que, de momento, le mejoraba la sensación de quemadura, pero que al cabo de un イ。エセ@ de estar levantada se le hinchaban y se le "recargaban los pies y las piernas, y que esto también le produda una acusada sensación de malestar. Califica tanto Jos dolores de los pies como la sensación de quemadura de "horrorosos". Afirma no haber tenido otro tipo de do,; lores ni de fenómenos parestésicos que les Bーゥョ」セ。ッウ@ y la sensación de quemadura que acaban de descr1b1rse En las manos observó que éstas, con facilidad. se Q セ@ quedaban n:my frias. Pero no ha observado en ellas nJ dolores ni tampoco s!ntomas causálgicos. Durante los dos primeros mes es de enfermedad se vió obligada a estar acostada todo el d!a, pues al apoyar la planta del pie sobre el suelo experimentaba "un dO; lor y una sensación muy desagradables". Desde el principio de la enfermedad se ha encontradO agotada, sin fuerzas ni deseos de hacer otra cosa que estar todo el d!a en la cama. Afirma que se sent!a s_u· mamente enferma También sentia una acusada tns· teza. "Estaba muy triste y muy preocupada", dice. セッᄋ@ dav!a actualmente, explica, "hay ratos que me en una tristeza tan grande que me tengo que pone; a 1ᄚセ@ rar". Insiste en que jamás en la vida habla temdo オセ@ tristeza semejante, asegurando que, por el contrar 0•

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SINDROME PARESTESICO-CAUSALGICO ella ha sido una persona predominantemente alegre Y optimista. unos cuatro o cinco meses antes de caer enferl?a emoezó a tener irregularidades menstruales. Ex?hca que algunos meses le faltaba, totalmente, el penodo. Otros tenia éste en cantidad sumamente escasa. No ha presentado la más insignificante alteración cutánea. Al insistir sobre esto explica que ella, desde que está enferma, se observa mucho y que hub:ese advertido en seguida cualquier alteración en la piel. Refiere que desde hace algunos meses viene comiendo muy mal y apenas si puede conseguir alguna otra cosa que Ja ración que se proporciona con la cartilla. de Abastecimientos. "He pasado mucha hambre", d1ce. cuando cayó enferma llevarla unos ocho o diez meses sin probar la leche. No recuerda cuándo comió por última vez un huevo. No ha comido otra carne que la suministrada por Abastos. Hace dol'l meses fué vista en la Consulta general del Instituto (Dr. JIMitNEZ GARCfA), donde la prescribieron levadura de cerveza セ・」。L@ a la dosis de seis cucharadas grandes al dia. Desde entonces ha mejorado de todos sus síntomas. Se encuentra más fuerte, más anin:,:¡da, y Je han disminuido mucho todas las molestias en las extremidades inferiores. También el periodo ha vuelto a pre:-entarse con caracteristicas normales. Todav!a al andar percibe algún dolor en la planta del pie. E:c¡¡l OJ•'tción 1lC1l1'0lógica.-EJ cráneo no es doloroso a la percusión. Tampoco la movilización pasiva de la cabeza ocasiona molestia especial alguna. La presión sO· bre los puntos de emergencia no es dolorosa. A la presión sobre los g-lobos oculares no acusa dolor. Las pupilas son iguales y reaccionan ョッイュZセャ・エ@ a la luz y a la convergencia. La motilidad ocular es normal. No nistagmus. Trigém!no sensitivo, normal. R eflejos corneales, presentes e i¡rnales Trigémino motor. normal. Facial: Normal en sus funciones mirnica y voluntaria. Auditivo: Norma T. La leng-ua sale en la línea m edia. Su motilidad, asi co.no la del velum, es normal. No disartria. Accesorio: Normal. R eflejes. Reflejos profundos, presentes e iguales, en ambas extremidades superiores. Mayer conservado y normal bilateralmente. No existe Tromner. Los reflejos cutáneo y costo-abdorrinales se desencadenan normalmente en ambos lados. El medio-pubiano es, asimismo, normal. Patelares ligeramente vivos, pero iguales. Aqu!leos normales. No se comprueba la existencia de ningún signo patológico piramidal. El tono puede considerarse como normal en las cuatro extremidades. Prueba dedo-nariz: Normal. Prueba talón-rodilla: Normal. Sensibilidad : La investigación de las diferentes cualidades sensitivas no pone de manifiesto la existencia de ningún déficit. Tampoco se com;>rueba la existencia de cambio de función (Funktionswandel). L

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