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Revista Internacional de Lingüística Iberoamericana (RILI) V (2007), 2 (10), 109-125. Azucena Palacios Alcaine Cambios lingüísticos de ida y vuelta: los tiempos de pasado en la variedad emergente de los migrantes ecuatorianos en España1

1. Introducción La inmigración en España ha aumentado considerablemente en las últimas décadas, de tal manera que, según las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), son ya más de cuatro millones los extranjeros residentes en España, en concreto 4.144.166 personas empadronadas hasta enero de 2006. Los inmigrantes de países de habla hispana, por razones evidentes, han sido los que han migrado en mayor número a España, y muchos de ellos se han concentrado en la Comunidad de Madrid, que es el ámbito donde se centrará esta investigación. Así, según los datos publicados por el INE en el avance del Padrón Municipal a 1 de enero de 2006, los extranjeros de habla hispana residentes en la Comunidad de Madrid ascendían a 386.704, de los cuales 145.811 procedían de Ecuador, el 37,7% de la población extranjera de habla hispana. Si tenemos en cuenta el origen de la población extranjera en esta Comunidad, es el colectivo ecuatoriano con 446.111 personas el que mayor número de residentes, con diferencia, tiene en la actualidad; esto supone el 18,2% del total de extranjeros empadronados en esta Comunidad (le sigue la población rumana, con 110.494 personas; la colombiana, con 64.906 y la marroquí, con 60.753). Muchos de estos migrantes componen núcleos familiares completos o parciales que han traído consigo a sus hijos, por lo que el aumento de población extranjera ha supuesto un reto para el sistema educativo español, que en las últimas décadas ha experimentado algunas reformas que han tenido en cuenta al alumnado de origen extranjero (La Ley de Calidad de la Educación (Ley Orgánica 10/2002) dedica su artículo 42 al alumnado de este tipo).

Azucena Palacios Alcaine es profesora titular de la Universidad Autónoma de Madrid. En 1990 se doctoró en esa misma universidad con un trabajo sobre guaraní paraguayo. Actualmente dirige el grupo de investigación sobre cambio lingüístico en situaciones de contacto. Es también coordinadora del proyecto de investigación “Español y portugués en contacto con lenguas amerindias” en el marco de la ALFAL. Sus líneas de investigación versan sobre variación y cambio lingüístico: español y lenguas amerindias. En esa misma línea están sus publicaciones, entre las que destaca el volumen, de próxima aparición, que ha dirigido en la editorial Ariel sobre español en contacto con otras lenguas en el continente americano. 1 Esta investigación forma parte del proyecto “Procesos de cambio lingüístico en situaciones de contacto” financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia, Ref. HUM2005-04374. Quiero agradecer a Marleen Haboud y a Carlos Acurio sus valiosos comentarios y su ayuda para realizar las encuestas de control en Quito.

110 Con este objetivo, se han adoptado distintas estrategias para la integración de esta población multicultural que exigen de las instituciones la incorporación al sistema educativo de los alumnos procedentes de países extranjeros, especialmente en edad de escolarización obligatoria. En cuanto a los alumnos de habla no hispana o aquellos que presenten graves carencias en los conocimientos básicos, las instituciones educativas deberán, por ley, desarrollar programas específicos de aprendizaje con la finalidad de facilitar su integración en el nivel correspondiente. Sin embargo, en la actualidad, aún queda mucho por hacer. La integración de estos alumnos inmigrantes en las aulas se hace actualmente desde una perspectiva multicultural, pero, en general, no se ha desarrollado un programa intercultural que garantice una integración efectiva en el sistema educativo.

2. Presentación del fenómeno En esta investigación, mostraré cómo se ha producido un cambio lingüístico en la variedad de español de los estudiantes migrantes ecuatorianos procedentes de la sierra tras una estancia prolongada en España, en concreto en Madrid, en qué consiste el cambio y cuáles han sido los factores lingüísticos y/o extralingüísticos que lo han favorecido. Este cambio lingüístico tiene lugar en los valores y usos de los tiempos de pasado. En efecto, en los tiempos de pretérito perfecto simple y compuesto del español de la sierra ecuatoriana se documentan valores modalizadores relacionados con la veracidad de la información que el hablante transmite; valores que no se registran en la variedad de español hablado en la península. De esta manera, en la variedad ecuatoriana el pretérito perfecto simple ha adoptado valores modalizadores que indican que el hablante tiene certeza de que la información que transmite ha sucedido o es veraz; así, este se compromete en alguna medida con la veracidad de la información transmitida, bien porque la haya experimentado él mismo, bien porque tiene certeza de que así ha ocurrido. El pretérito perfecto compuesto, por el contrario, ha adquirido un valor modalizador que implica que el hablante no se compromete con la veracidad de la información que transmite o no tiene certeza de que esta haya ocurrido. En (1) pueden apreciarse la especialización de estos valores en las dos formas de pasado: (1) a. Estaba en el cuarto con el guagua y se cayó. b. Ayer me encontré con María y me dijo que el guagua se ha caído. En (1a) el hablante ha presenciado personalmente la caída del niño (guagua), por tanto transmite una información fruto de la experiencia personal y utiliza, por ello, el pretérito perfecto simple. En (1b) al hablante le han transmitido una información que supone veraz, pero que él mismo no ha experimentado, por ello utiliza la forma de pretérito perfecto compuesto. Estos casos de adopción de valores modalizadores o evidenciales en el sistema verbal del español andino han sido explicados por la influencia del quechua2, que posee un sistema verbal en el que la transmisión de la fuente de 2

Para una explicación por contacto con el quechua, véanse, entre otros, los trabajos de Schumacher (1977), Bustamante (1991), Calvo (2001), Escobar (199) o Martínez, Speranza y Fernández (2006) para las distintas variedades del español andino. Las características del quechua que permiten explicar estos valores

111 conocimiento y la validez que el hablante otorga al mensaje que transmite son parámetros fundamentales. Además de los valores evidenciales, los dos tiempos de pasado de la variedad serrana ecuatoriana3 tienen otros valores temporales o aspectuales, pues, como mostraré a lo largo de esta investigación, la situación es más compleja de lo que muestra esta dicotomía de valores evidenciales. En el caso de los hablantes madrileños, la oposición pretérito perfecto simple / compuesto está basada exclusivamente en valores temporales y aspectuales, conforme a la variedad de español central; en ningún caso posee valores modalizadores similares a los vistos para la variedad de la sierra ecuatoriana. Estos valores pueden verse en las oraciones (2): (2) a. El niño se cayó „la caída del niño está alejada del presente y no tiene repercusión en el presente‟. b. El niño se ha caído „la caída ha sucedido en un tiempo muy próximo al presente y tiene repercusión en este‟. A partir de un trabajo de campo con estudiantes inmigrantes ecuatorianos escolarizados en centros educativos de la Comunidad de Madrid4, mostraré: a) que estos sujetos muestran una tendencia bien definida a perder los valores evidenciales; b) que existen distintos factores extralingüísticos que condicionan el cambio (tiempo de estancia en España, presión de la norma madrileña); c) que hay un mecanismo que permite explicar este cambio: la convergencia lingüística; d) que los cambios lingüísticos inducidos por contacto entre variedades se comportan de manera similar a los inducidos por contacto entre lenguas.

3. La hipótesis En la investigación subyace la hipótesis siguiente: en los tiempos de pretérito del español de la sierra ecuatoriana se documentan valores modalizadores relacionados con la veracidad o certeza de la información que el hablante transmite; valores que no se

evidenciales son según estos autores: la diferenciación entre un tiempo experimentado y uno no experimentado; el grado de compromiso con la veracidad de la información transmitida presente en su estructura, la diferenciación temporal no es tan pertinente como en castellano (se pueden usar formas asociadas al presente para designar eventos pasados) o la existencia de marcadores evidenciales relacionados con el conocimiento del evento por parte del hablante, independientemente del aspecto verbal). 3 En este estudio solo se contempla la variedad serrana, si bien López Monge (2006: 1023) asegura que estos mismos valores aparecen en la modalidad ecuatoriana de la costa: “Adicionalmente, se pidió a los informantes que eligieran entre Anoche llegó mi hermano y nos tomamos unas copas o Anoche ha llegado mi hermano y nos tomamos unas copas. El 92% prefirió la forma indefinida. Al preguntárseles la razón de su elección, respondieron que si hubieran escogido ha llegado ellos no se hubieran enterado de la llegada de su hermano y, por ende, no hubieran tomado una copa con él”. 4 Un primer análisis puede verse en Ambadiang, García y Palacios (en prensa a).

112 registran en la variedad de español hablado en la península. Estos son usos innovadores y, por tanto, marcados con respecto a la variedad peninsular. Cuando los migrantes ecuatorianos se trasladan a Madrid, a medida que transcurre su estancia, pierden estos usos marcados, los modalizadores, alejados completamente de la variedad madrileña debido al contacto con esta. El resultado es que su norma cambia y se produce la neutralización de los usos marcados. Se trata, pues, de un cambio inducido por contacto entre variedades distintas del español. Este cambio es emergente, no está consolidado y eso permite apreciar cómo los individuos construyen individualmente su adaptación a la norma madrileña5. Mostraré igualmente que el mecanismo de cambio que ha tenido lugar es la convergencia lingüística. En definitiva, estos cambios inducidos por contacto entre variedades de una misma lengua están regidos por los mismos parámetros que los cambios inducidos por el contacto de lenguas. Así, me propongo dar cuenta de la aparición de un cambio lingüístico en el español de la sierra ecuatoriana: la modalización de los tiempos de pasado. Explicaré en qué consiste ese cambio y mostraré cuáles han sido los factores lingüísticos y/o extralingüísticos que lo han favorecido. Mostraré además que existe un segundo cambio lingüístico en la variedad de los ecuatorianos migrantes que llegan a Madrid motivado por el contacto con la variedad madrileña.

4. Metodología

Para realizar esta investigación se ha llevado a cabo un trabajo de campo con 55 inmigrantes ecuatorianos de edades comprendidas entre 13 y 18 años escolarizados en centros educativos madrileños. Todos ellos procedían de la sierra ecuatoriana, de Quito y alrededores. Dado que estos alumnos no aclaraban en algunos casos si procedían de la capital ecuatoriana o de áreas rurales cercanas, la variable procedencia rural/urbana se tuvo que descartar. Se contempló la variable „tiempo de estancia en Madrid‟ y la muestra se dividió en los grupos siguiente: de 0 a 1 año (10 casos), de 1 a 2 años (17 casos), de 2 a 3 años (9 casos), de 4 a 5 años (11 casos), a partir de 5 años (8 casos). La justificación de esta división es que la presión de la escuela que impone la norma madrileña es tan fuerte que se necesitaba comprobar año a año la extensión del cambio lingüístico. En efecto, el prestigio de la norma peninsular central es muy alto y es esta la única norma válida en los centros educativos, que se impone a todos los colectivos de estudiantes, españoles y extranjeros.

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Zimmermann (2007) propone una explicación de los procesos de cambio inducido por contacto desde la teoría constructivista que se adapta notablemente al caso de los migrantes ecuatorianos tratados aquí. Una de las consecuencias principales de esta teoría aplicada al contacto de lenguas (o variedades) es que los procesos de cambio inducido deben ser entendidos desde una doble perspectiva: una dimensión universal relativa a la capacidad cognitiva del individuo pero también desde una dimensión individual en la que el contacto de lenguas es considerado un constructo individual de los hablantes. Esto permite un tratamiento mucho más flexible de los procesos de cambio inducidos por contacto, más acordes con la realidad de los datos y ofrece una explicación plausible para la variación real observable de los efectos del cambio entre las distintas comunidades e, incluso, entre distintos individuos de una misma comunidad.

113 En esta primera etapa de la investigación; se diseñó una encuesta escrita en la que aparecen distintos contextos de uso útiles para evaluar la selección verbal que nos interesa6. El objetivo era conseguir que los informantes hicieran la selección verbal en contextos condicionados. En una segunda etapa se hicieron las mismas encuestas escritas a grupos de control madrileños, 10 adolescentes de 13 a 18 años, y a quiteños, 10 adolescentes de 13 a 18 años. Se recogieron igualmente algunas reflexiones de hablantes quiteños adultos con educación superior sobre los significados de las oraciones que aparecían en la encuesta para verificar su correcta interpretación, dado que, como hablante madrileña, no tengo interiorizada la norma de la variedad serrana ecuatoriana. En cuanto a la encuesta escrita, las variables lingüísticas manejadas han sido los contextos de uso de los tiempos verbales: los valores temporales y aspectuales de la norma madrileña, esto es, la lejanía/cercanía del evento en el presente y su repercusión en el mismo; los valores modalizadores de la variante ecuatoriana, como la presencia/ausencia del hablante en el evento y la certeza sobre la transmisión de la información. Siguiendo este diseño, la encuesta se ha subdividido en tres partes en función de los contextos lingüísticos y pragmáticos buscados. La serie A intenta situar al hablante en un contexto relacionado con la experiencia directa o la certeza de la información que transmite. La serie B intenta que el hablante establezca relación de la experiencia vivida o no vivida y su responsabilidad en el evento sucedido. Finalmente, la serie C busca situar al hablante en contextos de experiencia vivida y la cercanía o lejanía del evento con respecto al presente. SERIE A: 1. Yo no estaba en mi casa, pero dicen que alguien COCINÓ / HA COCINADO / HABÍA COCINADO. 2. Entré en mi casa y olía bien rico, y pensé: “¡Qué rico! Alguien HIZO / HA HECHO / HABÍA HECHO una torta”. 3. Hace un ratito DEJÉ / HE DEJADO / HABÍA DEJADO las llaves sobre la mesa, pero ahora no aparecen. SERIE B: 1. Entras en un cuarto y ves que la lámpara está rota, y dices: “Ay, esta lámpara SE ROMPIÓ / SE HA ROTO / SE HABÍA ROTO”. 2. Si estás en el cuarto y ves que la lámpara se rompe, al entrar tu tía le dices: “Tía, SE ROMPIÓ / SE HA ROTO / SE HABÍA ROTO la lámpara”. SERIE C: 1. ¿Quieres una coca-cola? No, gracias. Ya TOMÉ / HE TOMADO / HABÍA TOMADO una hace 5 minutos. 2. ¿Tienes lista tu tarea? Claro, esta mañana la HICE / HE HECHO / HABÍA HECHO. 3. ¿Has visto esta película? Sí, ayer me FUI / HE IDO / HABÍA IDO al cine.

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Este trabajo supone una primera aproximación al fenómeno. En una segunda etapa se analizarán los resultados obtenidos a partir de redacciones escritas por alumnos ecuatorianos inmigrantes, que pretenden evaluar su actuación en un contexto menos dirigido que en las encuestas. Posteriormente se contrastarán estos datos con los recogidos en un trabajo de campo con inmigrantes ecuatorianos adultos, que no están sometidos a la presión de la norma culta.

114 5. Los tiempos de pasado en la variedad madrileña: análisis de los datos del grupo de control madrileño En la variedad de español de Madrid, los tiempos de pasado tienen tanto valores temporales –contextos que hacen referencia a hechos pasados recientes: esta mañana he desayunado poco, o a hechos pasados con repercusión en el presente: he viajado durante un mes seguido, los últimos meses he trabajado mucho y aún estoy cansada– como valores aspectuales, bien iterativos o frecuentativos: desde pequeña he ido de vacaciones a la playa, bien durativos: la película ha comenzado hace una hora. Según esto, esperamos que se elija mayoritariamente el pretérito compuesto en aquellas respuestas que vinculan el evento pasado con el momento presente y que la forma simple aparezca en aquellos eventos sin vinculación con este, como muestra la tabla 1: TABLA 1. Selección temporal en el grupo de control madrileño

Recordemos que la serie A pretende discriminar si el evento pasado tiene o no repercusión en el presente (A1, A3 vs. A2); en este sentido, las respuestas apuntan a que la norma en la variedad madrileña7 indica que el hablante selecciona el pretérito simple si considera que el evento pasado tiene aspecto perfectivo sin vinculación con el presente, pero elegirá el compuesto si cree que tiene alguna repercusión en este. Nótese, además, que la presencia/ausencia del hablante no condiciona en ningún caso esta selección de tiempos. En cuanto a la serie B, se diseñó para estimar si existen dos factores condicionantes en la selección del tiempo simple vs. el compuesto: a) la repercusión del evento en el momento presente; b) la presencia/ausencia del hablante cuando

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El 20%, 2 casos sobre 10, que aparecen en las respuestas A1 se debe a que el hablante otorga repercusión en el presente al hecho de que alguien haya cocinado una torta a diferencia del 80%, que distancia la acción del presente y no la vincula con el momento actual.

115 ocurre el suceso. Como es sabido, solo el factor a) condiciona la selección verbal en la norma madrileña. Así, el hablante elegirá en ambos casos el tiempo compuesto, puesto que la acción repercute en el momento presente, independientemente de si la lámpara estaba ya rota o se rompió en su presencia. Finalmente, la serie C pretende establecer si la cercanía o el alejamiento del suceso con respecto al momento presente (cinco minutos, esta mañana, ayer) condiciona la selección verbal. En efecto, cuando el hablante considera que la acción está suficientemente alejada en el tiempo (no repercute entonces en el momento presente) selecciona el pretérito simple; cuando considera, por el contrario, que la acción está muy cerca del pasado elige la forma compuesta. Nótese que en la pregunta C2, un alejamiento del presente menos definido, existe una variación en las respuestas, aunque el 80% se decante por la forma compuesta. Hay un componente, sin duda, de subjetividad a la hora de establecer la lejanía/acercamiento del evento al momento presente. Es evidente que en esta selección priman los valores temporales por encima de los aspectuales, como ocurre en otras variedades de español.

6. Los tiempos verbales de pasado en la variedad ecuatoriana serrana

La variedad de español de la sierra ecuatoriana muestra valores tradicionales de tiempo y aspecto para los tiempos de pasado. Así, la duración de la acción pasada en el presente puede verse en el fragmento siguiente tomado de un hablante quiteño8: Más que nada porque cada cual tiene su alcalde, ¿no?, y como fue el de la capital, pues él ya ha hecho todo, la mayor parte. [...]Quiso modernizar a Quito, ya quitó a todos los vehículos viejos, a los de transporte. Igualmente, el pretérito compuesto puede expresar la repercusión en el presente de la acción pasada, como muestra el fragmento de otro hablante quiteño: Bueno, a hacer cola en donde sea, ir a pedir comida en las iglesias, [...], pero luego asimilas todo eso y se te queda como, más vale, a mí me ha hecho más valiosa la vida y me ha hecho madurar super. Junto a estos valores, se documentan otros más innovadores, relacionados con la evidencialidad9, esto es, valores que indican de qué manera el hablante ha obtenido la información que transmite. Estos valores innovadores o marcados son susceptibles de ser activados o no por el hablante, ya que se trata de una valoración subjetiva y por tanto opcional. La distribución de estos tiempos marcados con valores modalizadores evidenciales es, como anunciamos ya, la siguiente: el pretérito compuesto expresa que el

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Las muestras que aparecen a continuación han sido tomadas en un trabajo de campo realizado con inmigrantes adultos quiteños recién llegados a Madrid. Con ello he tratado de discernir los distintos valores de los tiempos de pasado. 9 Estos valores innovadores de los tiempos de pasado se documentan en todas las variedades andinas, si bien la adscripción de los mismos valores con los tiempos simple y compuesto no es la misma en todas las áreas (por ejemplo, Escobar (1997) o Schumacher (1977) muestran que en la sierra peruana es el tiempo compuesto el que expresa la participación directa del hablante en el evento, no el simple, como en la sierra ecuatoriana).

116 hablante quiere indicar que lo que transmite es una experiencia no vivida por él mismo; puede igualmente reportar o transmitir un hecho no presenciado o dudoso; así, el hablante indica que no tiene certeza de lo que ha pasado realmente. Es el tiempo seleccionado para transmitir hechos irreales, falsos o dudosos, míticos e históricos, que el hablante no puede constatar por sí mismo. Finalmente, puede indicar un descubrimiento repentino de un evento que el hablante desconocía10. Por el contrario, la forma simple de pretérito expresa valor de verdad experimentada por el hablante, como muestra el fragmento siguiente: nosotros tuvimos un, estuvimos atravesados por el fenómeno del Niño, que arrasó con toda la costa en el cual todas las personas salieron de las partes rurales salieron a la ciudad, a Quito, que es la capital, que es donde yo también vivo, y pues igual también fuimos afectados bastantísimo el cual nos afectó a nosotros también en el cual es pues las cosas de en víveres subió bárbaramente. El fragmento siguiente tomado de una hablante quiteña ilustra muy bien la distinción mencionada arriba, ya que la informante selecciona el pretérito compuesto cuando transmite las palabras de una persona que discutió con su madre. Sin embargo, cuando relata lo que su madre le respondió a esta persona selecciona la forma simple, asignando a esta respuesta una mayor fiabilidad en la certeza de la respuesta. Claramente la hablante se compromete con la veracidad de la información que transmite de su madre pero se aleja emocionalmente de la persona que peleó con ella y elige para ello la forma compuesta11: De una señora, suponte, en Gran Vía que estaba mi madre sentada, ¿sí?, y le ha dicho: Oye, india, lárgate de aquí. ¿Pero qué le pasa? Lárgate de aquí, que te largues, dice. Me largo porque tengo educación y no voy a estar peliando, o sea, eso es lo que le contestó. Finalmente, incorporo dos ejemplos de hablantes quiteños que muestran los valores del pretérito compuesto para expresar hechos irreales o falsos –nos han dicho que hay mucho trabajo aquí, que aquí hay trabajo lo que quieras, que pueden ir a trabajar, pero eso no ha sido verdad– y el descubrimiento repentino de un evento desconocido para el hablante –ayer vi a Mauricio y ha estado casado „resulta que está casado‟–. Ambos valores evidenciales son también desconocidos en la variedad madrileña.

7. Análisis de los datos del grupo de control ecuatoriano Según los valores vistos en la sección anterior para la variedad ecuatoriana, esperamos que los hablantes residentes en Quito expresen mayoritariamente valores evidenciales en sus respuestas. Sin embargo, cuando los datos fueron procesados, se encontraron algunas respuestas que aparentemente contradecían esto (A1 y B1). Veamos cuáles han sido estas respuestas.

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Para un estudio exhaustivo de estos valores véanse los trabajos de Ambadiang/García/Palacios (en prensa b) y Bustamante (1991). 11 Martínez/Speranza/Fernández (2006: 19) apuntan que en las modalidades andinas boliviana y argentina en contacto con el quechua “la selección del pretérito perfecto simple implica una asignación mayor de certeza a las acciones o una forma de adhesión, de aprobación por parte del locutor”. Esta es una interpretación que funciona igualmente en el español andino ecuatoriano y que se pone de manifiesto de manera evidente en el testimonio de la informante quiteña antes mencionado.

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TABLA 2. Selección temporal en el grupo de control ecuatoriano

En efecto, en A1 y B1 las respuestas están divididas, un 50% de los informantes selecciona la forma simple y el otro 50% selecciona la forma compuesta. En el caso A1, la experiencia del hablante en el evento así como la transmisión directa o indirecta de la información condiciona la selección de tiempos de pasado. Así, los hablantes que seleccionan en su respuesta la forma simple „cocinó‟ dan por sentado que la información es segura porque el hablante ha visto la torta; los que han elegido la forma compuesta „ha cocinado‟ no pueden asegurar, por su experiencia personal, que este hecho sea así, puesto que es una información que les han transmitido pero no pueden constatarla. Esta interpretación de los resultados está avalada por las explicaciones que apuntan los propios informantes cuando se les solicita una reflexión sobre su elección; explicación que transcribo a continuación: En un primer momento parece que no hay diferencia entre estas dos respuestas, pero si se quiere hilar fino, “alguien cocinó una torta” se puede entender como que yo he visto esa torta y afirmo que en verdad es así; si digo “alguien ha cocinado una torta” se puede entender que esa afirmación está por ser ratificada en el momento en que llegue a la casa y compruebe que así es. Dado que los significados evidenciales de las formas de pretérito primaban la experiencia personal del hablante en el evento y la responsabilidad que este pudiera tener en el mismo, creo que las diferentes respuestas que dan los hablantes quiteños en B1 se deben precisamente a si estos vinculan su propia responsabilidad con el hecho ocurrido, en este caso, eligen la forma compuesta cuando lo que quieren expresar es que no tienen ninguna responsabilidad en ello. Por el contrario, en los hablantes que seleccionan la forma simple „se rompió‟ prevalece la certeza de que el evento ha ocurrido. Estas interpretaciones se apoyan en las explicaciones de los informantes ante sus respuestas. Transcribo, a continuación, las más claras:

118 La diferencia es que “se rompió” se entiende como que yo en ese momento presencio que la lámpara se rompió, y “se ha roto”, yo descubro que este hecho sucedió en el pasado sin que yo me haya percatado del hecho. En definitiva, la experiencia personal en el evento, la certeza de que ha ocurrido, y la responsabilidad del hablante en el mismo son condicionantes para la selección de las formas de pasado. La variabilidad en las respuestas es el reflejo de la perspectiva subjetiva del hablante en su interpretación de los hechos. Finalmente, la preferencia en la elección de la forma simple en las respuestas de la serie C indica que la cercanía o el alejamiento del evento con respecto al momento presente no condiciona la selección temporal sino la experiencia vivida, y que este es el parámetro único que rige la selección verbal.

8. Cambios lingüísticos en los migrantes ecuatorianos residentes en Madrid En esta sección pretendo constatar si los migrantes ecuatorianos han iniciado un cambio lingüístico abandonando su norma originaria para acercarse a la norma madrileña. He tomado como norma ecuatoriana las respuestas mayoritarias del grupo de control. En los casos en los que las respuestas están divididas al 50%, he tomado ambas como normativas. Nótese que en la serie C las respuestas de todo el grupo eran unánimes por lo que la variación registrada en la norma de las series A y B no puede ser un inconveniente para invalidar el estudio. Por otra parte, el tiempo de residencia en España podría ser un condicionante externo para el cambio lingüístico, por lo que he dividido los distintos grupos de la siguiente manera: residentes en España hasta 1 año, hasta 2 años, hasta 3 años, hasta 4 años, hasta 5 años o más. Si este parámetro condiciona el cambio lingüístico, esperaremos que un mayor porcentaje de migrantes abandonen su norma en función del número de años de residencia en España. Los datos del estudio se ofrecen en las tablas 3 y 4, que muestro a continuación. TABLA 3. Migrantes ecuatorianos que siguen la norma de la sierra ecuatoriana

1 año

53,3% (16/30)

2 años 3 años

39,2% (20/51) 40,7% (11/27)

4 años 5 años o +

42,4% (14/33) 33,3% (8/24)

Lo que muestra esta tabla es que no hay una progresión año a año en el abandono de la norma. Como es de esperar, los migrantes que llevan menos de un año en Madrid son los que mantienen un porcentaje más alto de seguimiento de la norma ecuatoriana. Los migrantes que llevan 2 años de residencia, muestran sorprendentemente un

119 seguimiento de la norma ecuatoriana muy inferior a lo esperable (menor seguimiento que los residentes de 3 y 4 años), que puede explicarse quizá por un afán de integración en la sociedad madrileña tras un año de estancia en Madrid. A partir de 5 años, nuevamente se documenta un abandono mayor de la norma ecuatoriana, que es perfectamente explicable por su larga residencia en Madrid. Es curioso que sean los residentes que llevan 3 y 4 años de residencia los que muestran mayor seguimiento de la norma un refuerzo progresivo de la identidad, puesto que hay un mayor porcentaje de apego a la norma ecuatoriana, que cae drásticamente a partir de los 5 años. TABLA 4. Migrantes ecuatorianos que siguen la norma madrileña

1 año

10% (1/30)

2 años 3 años 4 años

13,7% (7/51) 7,4% ( 2/27) 6% (2/33)

5 años o +

20,8% (5/24)

En esta tabla aparecen resultados muy significativos que complementan los vistos en la tabla 3. Son los migrantes ecuatorianos con 2 años de residencia en Madrid los que muestran un mayor seguimiento de la norma madrileña, lo que refuerza la hipótesis de que intentan una mayor integración en la sociedad madrileña, al menos mediante la acomodación lingüística. A partir de 5 años de estancia, como era de esperar, vuelve a darse una tendencia más clara a adoptar la norma madrileña, es el grupo que tiene un porcentaje mayor de seguimiento de la norma madrileña, el 20,8%. De acuerdo con los resultados de la tabla 3, los migrantes cuya estancia es entre 3 y 4 años documentan un porcentaje menor de seguimiento de la norma madrileña, los más bajos de todos los grupos, lo que podría relacionarse nuevamente con que en esos años de residencia los migrantes intentan recuperar su identidad y lo hacen mediante un apego mayor a la norma ecuatoriana y un seguimiento ciertamente pequeño de la norma madrileña. Quizá sería interesante considerar en este punto la frecuencia de uso relativa que los migrantes muestran entre las formas simples y compuestas, y comprobar si esta varía conforme aumenta el tiempo de residencia en Madrid con respecto al grupo de control ecuatoriano. Así, a continuación muestro en la tabla 5 esta frecuencia relativa de uso. Como se aprecia en la tabla 5, el grupo de control madrileño muestra una frecuencia relativa de uso mayor de las formas compuestas que de las formas simples, en concreto 1,6 veces más. El grupo de control ecuatoriano muestra, por el contrario, 4,7 veces más apariciones de formas simples que de compuestas. Es muy significativo que sean los migrantes con 2 años de residencia en Madrid, por un lado, y con más de 5 años, por otro, los que muestren una frecuencia relativa de usos de formas compuestas mayor que de formas simples; esto es, los que mantienen un alejamiento mayor de la norma ecuatoriana.

120 TABLA 5. Relación relativa de las formas simples y compuestas

Grupo control madrileño Grupo control ecuatoriano 1Año 2 Años 3 Años 4 Años 5 Años

Formas simples 30 66 (4,7 veces más) 56 (1,6 veces más) 68 43 (1,1 veces más) 66 (2,1 veces más) 34

Formas compuestas 50 (1,6 veces más) 14 34 93 (1,3 veces más) 37 31 38 (1,1 veces más)

Lo que implican estas tablas es que los migrantes abandonan paulatinamente, con las salvedades mencionadas, la norma ecuatoriana en función del tiempo de residencia en España; sin embargo, eso no implica que adopten la norma madrileña. Como en cualquier cambio incipiente, con muy poco tiempo, el grupo de migrantes no ha establecido una norma de uso para los tiempos verbales, pero la presión escolar hace que el hablante ecuatoriano abandone sus usos marcados, aquellos que tienen lecturas evidenciales. Aunque no puede establecerse un patrón fijo, parece evidente el abandono paulatino de su norma originaria y un aumento progresivo de formas compuestas, que son las marcadas en la norma ecuatoriana en su variedad emergente. La variación en las respuestas de los sujetos es sin duda lo esperable ante un cambio incipiente, aún cuando interactúen los mismos factores condicionantes del cambio y parecida situación de las variedades en contacto. El factor individual del procesamiento cognitivo en una situación de cambio lingüístico aparece de manera más evidente en un caso como este donde los sujetos ensayan sus emisiones, no consolidadas en un patrón ya establecido12. A continuación aporto una muestra representativa de algunas de las respuestas de estos migrantes ecuatorianos que no siguen ni la norma ecuatoriana ni la madrileña.

Caso 1: • • •

¿Quieres una coca-cola? No, gracias. Ya HE TOMADO una hace 5 minutos. ¿Tienes lista tu tarea? Claro, esta mañana la HABÍA HECHO. ¿Has visto esta película? Sí, ayer me HE IDO al cine.

Caso 2: • Yo no estaba en mi casa, pero dicen que alguien HABÍA COCINADO una torta. • Entré en mi casa y olía bien rico, y pensé: “¡Qué rico! Alguien HA HECHO una torta”. • Entras en un cuarto y ves que la lámpara está rota, y dices: “Ay, esta lámpara SE HA ROTO”. 12

Para una exposición de la propuesta constructivista aplicada al contacto lingüístico, véase Zimmermann (2007).



121 Si estás en el cuarto y ves que la lámpara se rompe, al entrar tu tía le dices: “Tía, SE HABÍA ROTO la lámpara”.

Caso 3: • Yo no estaba en mi casa, pero dicen que alguien HA COCINADO una torta. • Entré en mi casa y olía bien rico, y pensé: “¡Qué rico! Alguien HA HECHO una torta”. • Hace un ratito HE DEJADO las llaves sobre la mesa, pero ahora no aparecen. • Entras en un cuarto y ves que la lámpara está rota, y dices: “Ay, esta lámpara SE HA ROTO”. • Si estás en el cuarto y ves que la lámpara se rompe, al entrar tu tía le dices: “Tía, SE HA ROTO la lámpara”. • ¿Quieres una coca-cola? No, gracias. Ya HE TOMADO una hace 5 minutos. • ¿Tienes lista tu tarea? Claro, esta mañana la HE HECHO. • ¿Has visto esta película? Sí, ayer me HE IDO al cine. En definitiva, se puede concluir que estos migrantes tienden a neutralizar la evidencialidad de las formas verbales de pasado, que es precisamente la forma marcada para la variedad madrileña, y lo hacen a favor de la expresión temporal y aspectual, que estaba ya presente en su sistema ecuatoriano; pero el cambio se está iniciando y aún no han establecidos patrones claros que discriminen la selección verbal. Así, el patrón de uso de la variedad emergente es una significativa tendencia a la neutralización de los valores evidenciales, que son los marcados, así como un aumento considerable de las formas compuestas, aunque no coincidan sus usos con los establecidos en la norma madrileña. Por otra parte, la variable tiempo de estancia en Madrid se ha mostrado relevante en la selección verbal, ya que, como hemos visto, en términos generales a mayor tiempo de residencia en España mayor es el abandono de la norma ecuatoriana, aunque no haya adscripción a la norma madrileña.

9. Dirección y explicación de los cambios lingüísticos En esta sección quisiera establecer la dirección de los cambios lingüísticos que han tenido lugar en las distintas variedades de español, y quisiera hacerlo desde una perspectiva general, más allá del cambio puntual mostrado en la variante emergente de los migrantes ecuatorianos residentes en Madrid para ofrecer una visión de conjunto de los cambios sucedidos. Así, constatamos dos cambios relacionados con los tiempos de pasado en las distintas variedades de español, que muestro en el esquema siguiente: a) Cambio 1: variedad central peninsular (valores de tiempo y aspecto)  variedad serrana ecuatoriana (valores evidenciales marcados junto a los valores de tiempo y aspecto). b) Cambio 2  variedad serrana ecuatoriana (con valores evidenciales)  variedad de los migrantes ecuatorianos (neutralización de valores evidenciales). Como es bien conocido en la bibliografía especializada, el cambio 1, esto es, la adopción de valores evidenciales en el sistema verbal del español serrano ecuatoriano, se

122 produjo como consecuencia del contacto histórico del español con el quechua en esta área desde los tiempos de la Conquista. Es igualmente sabido que el quechua muestra un sistema verbal basado en valores evidenciales desconocidos en el español y que, por influencia de la lengua indígena, la variedad de español andino –el cambio no se ha producido solo en Ecuador sino en toda esta área– ha adoptado valores evidenciales del sistema quechua. Para el caso ecuatoriano, habría que explicar la razón por la que es precisamente la forma simple la que muestra valores de certeza sobre la información transmitida y por qué la forma compuesta adopta valores en los que el hablante no se compromete con la veracidad de la información transmitida. Si seguimos a Piñero (2000: 159), los tiempos verbales de pasado del español se caracterizan por lo siguiente: la forma simple muestra valores precisos y puntuales vs. la forma compuesta, que entraña valores ambiguos y continuos. Dada esta situación, es relativamente fácil explicar cómo a partir de las propias posibilidades que la lengua española ofrece (precisión vs. ambigüedad) se produce un cambio lingüístico inducido por el contacto con el quechua en el que los valores de precisión o ambigüedad de las formas de pasado evolucionan a valores evidenciales de experiencia y conocimiento o certeza de la información transmitida vs. no experiencia vivida o conocimiento dudoso de la información transmitida. En definitiva, se ha producido un caso de convergencia lingüística en el que la lengua evoluciona aprovechando estructuras internas inducidas por un factor externo, la lengua de contacto, de la que toma igualmente estructuras que explota comunicativamente, los valores evidenciales13. La convergencia lingüística es un mecanismo muy productivo14 que puede definirse como un conjunto de procesos que desembocan en el desarrollo de estructuras gramaticales comunes en las lenguas o en variedades de la misma lengua en contacto. Los rasgos estructurales similares en dos lenguas/variedades A y B que coexisten en una zona determinada, posibilita la influencia de una sobre otra, desencadenando efectos lingüísticos como la variación de la frecuencia de un fenómeno lingüístico ya existente en la lengua influida, la neutralización de rasgos marcados, la amplificación o simplificación de paradigmas, el aumento o la disminución de restricciones que actúan sobre un fenómeno, o la selección de un mecanismo frente a otras posibilidades que ofrece la lengua. Nótese que este mecanismo da cuenta de aquellos cambios cuyo efecto van más allá de la mera copia gramatical, pues los hablantes explotan cognitiva y comunicativamente rasgos de ambas lenguas. En cuanto al cambio 2, este tiene lugar en la variedad de español de los migrantes ecuatorianos en contacto con la variedad de español madrileña. El cambio tiene como consecuencia lingüística la neutralización de los valores evidenciales de los tiempos de pasado, valores marcados con respecto a la variedad madrileña, y el mecanismo del cambio es de nuevo la convergencia lingüística; esto es, factores externos como la presión normativa de la norma madrileña, inducen un cambio lingüístico en el que los hablantes ecuatorianos neutralizan las formas que la variedad madrileña desconoce; sin embargo, el 13

Nótese que en áreas de Centroamérica o Venezuela, las formas de pasado compuesto han adoptado valores de sorpresa o realce de la información, valores modalizadores achacables a la propia evolución interna de la lengua. Si esto es así, el contacto con lenguas indígenas como el quechua, en las que la evidencialidad juega un importante papel, dispararía hasta límites ciertamente sorprendentes los cambios lingüísticos iniciados por la propia evolución interna de la lengua. 14 En Palacios (2005a, 2005b, 2006) se analizan algunos cambios lingüísticos del español en contacto con el quechua en los que interviene el mecanismo de la convergencia lingüística.

123 cambio, por incipiente, no se ha consolidado sino que apenas se está iniciando, por lo que no es posible trazar un patrón de la explotación comunicativa de los usos madrileños que hace el hablante, más allá de constatar una tendencia cada vez mayor a neutralizar los valores evidenciales. Como vemos, el cambio va más allá de la copia de los usos madrileños, que el hablante ecuatoriano aún no domina. No se trata de una variedad emergente estable sino solo de un cambio incipiente en el que los usos individuales son muy variables. En definitiva, ambos cambios tienen paralelismos claros y responden al mecanismo de la convergencia lingüística; esto es, en mi opinión, lo relevante, que ambos cambios se desarrollen de manera similar, ya sea un cambio inducido por el contacto con otra lengua (cambio 1), ya sea inducido por el contacto con otra variedad de la misma lengua (cambio 2).

10. Conclusiones He mostrado en estas páginas los cambios producidos en los tiempos verbales de pasado en tres variedades de español: la madrileña, la ecuatoriana serrana y la emergente de los migrantes ecuatorianos residentes en Madrid. Mi intención ha sido analizar estos cambios desde una perspectiva general que integre las tres variedades de español y así trazar su evolución. He apuntado cómo las formas de pasado han adoptado valores modalizadores en el español de la sierra ecuatoriana que no estaban en la variedad de español peninsular debido al contacto con el quechua, esto es, se ha producido un cambio inducido por contacto lingüístico, y por tanto cómo esos valores evidenciales son valores marcados con respecto a la norma madrileña. He mostrado igualmente cómo los migrantes ecuatorianos residentes en Madrid experimentan un segundo cambio lingüístico, inducido por el contacto con la variedad madrileña y la presión de la norma madrileña en la escuela, cuyo efecto es la neutralización de estos valores marcados de los tiempos de pasado. Debido a que este cambio es incipiente, los hablantes no parecen tener un patrón de comportamiento en su variedad emergente que no sea la tendencia a la neutralización de las formas marcadas de pasado. Es precisamente la variabilidad de sus respuestas la que permite atisbar parte del proceso cognitivo individual que surge cuando se enfrentan al contacto con una variedad de español distinta de la suya. Finalmente, he apuntado al mecanismo de la convergencia lingüística para explicar cómo se han producido ambos cambios, lo que supone que los cambios lingüísticos inducidos por contacto entre lenguas o entre variedades de una misma lengua tienen un comportamiento similar y reproducen los mismos esquemas. 11. Bibliografía AMBADIANG, Théophile/GARCÍA, Isabel /PALACIOS, Azucena (en prensa a): “Fronteras en el ámbito educativo: el caso de la inmigración ecuatoriana en Madrid”, en: PALACIOS, Azucena / RODRÍGUEZ, Isabel (eds.): Fronteras exteriores e interiores: indigenismo, género e identidad en el ámbito hispanoamericano. Madrid: Comunidad de Madrid.

124 AMBADIANG, Théophile/GARCÍA, Isabel /PALACIOS, Azucena (en prensa b): “Variedades emergentes del español hablado por migrantes en España: el uso de los tiempos de pretérito en el colectivo ecuatoriano”, en: CALVO, Julio (ed.): El habla de los emigrantes sudamericanos en España. Valencia: Universitat de València. BOSQUE, Ignacio (ed.) (1990): Tiempo y aspecto en español. Madrid: Cátedra. BUSTAMANTE, Isabel (1991): “El presente perfecto o pretérito perfecto compuesto en el español quiteño”, en: Lexis XV 2, 195-231. BYBEE, Joan/ PERKINS, Revere/PAGLIUCA, William (1994): The evolution of Grammar: Tense, Aspect, and Modality in the Languages of the World. Chicago: University of Chicago Press. CALVO, Julio (1996-97): “Pronominalización en español andino: Ley de mínimos e influencia del quechua y del aimara”, en: Homenaje al Dr. Germán de Granda, Anuario de Lingüística Hispánica XII-XIII, 521-543. CARTAGENA, Nelson. (1999): “Los tiempos compuestos”, en: Bosque, Ignacio/Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española II. Madrid: EspasaCalpe, 2935-2976. ESCOBAR, Anna María (1997): “Contrastive and Innovative Uses of the Present Perfect and the Preterite in Spanish in Contact with Quechua”, en: Hispania 80 (4), 859870. FLEISCHMAN, Suzanne (1983): “From Pragmatics to Grammar: Diachronic Reflections on Complex Pasts and Futures in Romance”, en: Lingua 60, 183-214. FLEISCHMAN, Suzanne/WAUGH, Linda (eds.)(1991): Discourse-Pragmatics and the Verb: The Evidence from Romance. London: Routledge. GODENZZI, Juan Carlos (1996): “Contacto y causación múltiple: a propósito de las formas del pretérito en el español de Puno”, en: Lexis XX, 1-2, 317-31. HABOUD, Marleen (1998): Quichua y castellano en los Andes ecuatorianos. Los efectos de un contacto prolongado. Quito: Abya-Yala. HARDMAN, Martha (1982): “The Mutual Influence of Spanish and the Andean Laguages”, en: Word 33, 143-57. HARRIS, Martin (1982): “The Past Simple and the Present Perfect in Romance”, en: Harris, Martin/Vicent, Nigel (eds.): Studies in the Romance Verb. London. Croom Helm, 42-70. HEINE, Bernd/KUTEVA, Tania (2005): Language Contact and Grammatical Change. Cambridge: University Press. HERNÁNDEZ, José E. (2006): “Present Perfect for Preterit in Salvadoran Narratives: The Perfective Expansion into Narrative Discourse”, en Sagarra, Nuria/Toribio, Almeida J. (eds.): Selected Proceedings of the 9th Hispanic Linguistics Symposium. Somerville, MA: Cascadilla Proceedings Project, 297-307. JORQUES, D. (1990): El verbo hispánico. Fundamentación pragmalingüística. Valencia: LynX. KLEE, Carol/OCAMPO, Alicia (1995): “The Expression of Past Reference in Spanish Narratives of Spanish-Quechua Bilingual Speakers”, en: Silva-Corvalán, Carmen (ed.): Spanish in Four Continents: Studies in Language Contact and Bilingualism. Washington: Georgetown UP, 52-70. LEE, TaeYoon (1997): Morfosintaxis amerindias en el español americano. Desde la perspectiva del quichua. Madrid: Universidad Complutense.

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