revolution, independence, anachronism. LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA DE HAITÍ THE REVOLUTION OF INDEPENDENCE IN HAITI Luis Carlos Ortiz Vásquez*
[email protected] Resumen: En América, durante el periodo de finales del siglo XVIII a comienzos del siglo XIX, la Independencia de Haití es la única revolución social y económica porque ella fue realizada por “los de abajo”, los esclavos afrodescendientes. Las escasas referencias encontradas en los manuales escolares colombianos están ligadas a una visión heroica sobre Simón Bolívar. Igualmente, proyectamos sobre ella la actual situación de la sociedad haitiana. Por ende, nuestro conocimiento sobre dicho proceso tiene un carácter limitado y anacrónico. Palabras claves: Haití, revolución social y económica, independencia, anacronismo. Abstract: In America, from the end of 18 century to beginning 19 century, the Haitian Independence is the only socioeconomic revolution because it was realized by the slaves afrodescendants. In the Colombian textbooks, there are a little informations in connection with a Simon Bolivar hagiography vision. Also, we consider it from the present of the Haitian society. The result is that our knowledge of the Haitian Independence is limited and anachronous Key
words:
Haiti,
socioeconomic
Résumé: En Amérique, pendant la fin du 18 siècle et le début du 19 siècle, l’Indépendance d’Haïti est l’unique révolution sociale et économique parce qu’elle a été réalisée par les esclaves afrodescendents. Dans les manuels scolaires colombiens il y a très peu d’information sur ce processus. De plus, les données sont liées à une vision apologétique de Simon Bolivar. Aussi, nous la regardions à partir de la situation actuelle de la société haitienne. En conséquence, notre connaissance sur l’Indépendance d’Haïti est limitée et anachronique. Mots-clé: Haiti, révolution sociale et économique, indépendance, anachronisme. PREÁMBULO El presente texto fue presentado como ponencia en el primer “Seminario Taller El África, los africanos y las africanas en la historia de Colombia”, evento académico organizado en agosto de 2007 por el Centro de Estudios para la Democracia Colombia Siglo XXI. He solicitado a los organizadores la autorización para publicarlo en la Revista Conjeturas como una muestra de solidaridad con el pueblo haitiano, víctima, en enero de 2010, de una terrible tragedia humana y social ocasionada por movimientos tectónicos. El desastre se agravó a causa de las condiciones sociales, económicas y políticas que soporta la sociedad haitiana. Considero que esas condiciones han sido en buena parte originadas por la retaliación de las grandes potencias coloniales e imperialistas, como castigo permanente,bisecular, a los haitianos por haber realizado, a comienzos del siglo XIX, la única revolución social latinoamericana
* Historiador de la Universidad Javeriana de Bogotá-Colombia. Magíster y Doctor en Historia de América de la Universidad Paris I - Panteón-Sorbona. Profesor Titular del Proyecto Curricular de Ciencias Sociales y del Doctorado Interinstitucional en Educación de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. •Este articulo fue recepcionado para evalución por los árbitros de nuestro comité científico el día 29 de noviembre de 2009 y fue finalmente avalado para edición y publicación final el día 22 de febrero de 2010
y una verdadera independencia nacional. Esta posición no excluye la responsabilidad de las élites haitianas. Tomar conciencia de dicho proceso histórico es una muestra de la solidaridad que los latinoamericanos debemos tener, en cualquier momento, con el ejemplo de la versión antillana de la Revolución Francesa. La República de Haití está situada en la parte occidental de la isla La Española, el primer territorio pisado por los expedicionarios comandados por Colón el 12 de octubre de 1492. A finales del siglo XVII se estableció en esa parte de la isla la dominación colonial francesa. El conocimiento y la visión que tenemos en la sociedad colombiana del proceso de independencia de la colonia francesa de Saint Domingue, rebautizada Haití tras la constitución del nuevo Estado, tiene un carácter anacrónico y extremadamente limitado. En los manuales escolares de historia utilizados a mediados del siglo XX se relataba que Simón Bolívar se había refugiado en Haití, donde habría sido víctima de un intento de asesinato y, sobre todo, había recibido la ayuda del presidente Petion para organizar una expedición militar contra el poder español en Venezuela. Simples datos para memorizar para un examen o, eventualmente, dar pruebas de erudición. Ni nuestros maestros ni nosotros mismos nos preguntamos: ¿cuál es la razón por la cual Bolívar se refugió en ese territorio?, ¿por qué allí lo reciben?, ¿quién es “ese” Petion?, ¿de dónde sale ese título de Presidente? Aun cuando es justo reconocer que nosotros, quienes nos creíamos descendientes puros de los españoles –sin mirarnos reflexivamente y no limitarnos a un simple reflejo en el espejo–, cavilábamos sobre cómo era eso de que podía existir un Presidente negro. Entonces, más allá de la molestia racista, nos quedamos con la información como un simple dato que se mencionaba porque estaba relacionado con la vida del Libertador. Esa visión heroica de la historia nos ofrece un conocimiento en el cual el
dato es válido por el simple dato, que crea un conocimiento “terminado”, superficial y limitado. Este tipo de conocimiento, propio de dicha concepción, se acentúa en el caso de Haití porque a la actual situación social, económica y política de la sociedad haitiana la proyectamos hacia el pasado. ¿Cuál sería el interés de conocer el pasado de una sociedad “negra”, con una situación económica desastrosa y una gran parte de la población viviendo en la miseria y con un alto grado de inestabilidad política? Considero que muchos deben “pensar” que la miseria es un estado connatural de las poblaciones afrodescendientes. Además –“pensarán” algunos–, unas comunidades atrasadas, tribales, “bárbaras”, no deben tener mucho sentido de la organización de la máquina estatal. Con ello se ocultan las consecuencias catastróficas descargadas sobre la inmensa mayoría de la población haitiana y las estructuras socioeconómicas construidas por la permanente agresión colonial e imperialista desplegada a lo largo de toda la vida independiente del Estado haitiano. Esta agresión tiene como hechos relevantes la suma exorbitante impuesta a Haití en 1825 por el Estado monárquico francés como condición para reconocer ese proceso de independencia; la invasión y la ocupación del territorio isleño por las tropas estadounidenses entre 1915 y 1934; el apoyo de las potencias centrales a la sanguinaria dictadura de los Duvalier; el respaldo al golpe de Estado contra el cura-presidente Aristide y, actualmente, la presencia de tropas extranjeras comandadas por militares brasileños. Este anacronismo tampoco permite conocer las características del proceso histórico de la revolución de independencia de Haití. En este texto nos proponemos hacer una reflexión historiográfica sobre la relevancia que para los pueblos de nuestra América tiene el proceso haitiano, habida cuenta de las características económicas del sistema esclavista y la diversidad social de los afrodescendientes en la colonia francesa de Saint Domingue. Igualmente, hacer una caracterización del proceso de
independencia y resaltar las realizaciones logradas en la construcción del Estado, tanto en el campo militar como en la política económica y en la cuestión de la propiedad de la tierra. Por último, señalar las consecuencias de la independencia haitiana en los procesos de separación de la América española y la América lusitana. 1. SAINT DOMINGUE, LA “PERLE DES ANTILLES”: ESCLAVITUD, RIQUEZA Y DIVERSIDAD SOCIAL 1 A finales del siglo XVIII la colonia francesa de Saint Domingue es la más productiva de las Antillas, por encima de las posesiones españolas, inglesas y holandesas. Su organización económica se basa en la plantación, con la utilización, dominación y explotación de la mano de obra esclava originaria del África negra occidental. Como es característico del sistema de plantación, cada unidad económica está dedicada al monocultivo. En Saint Domingue, el principal producto agrícola es la caña de azúcar. Integrado a la plantación está el ingenio, el batey, que suministra el azúcar para la exportación a la metrópoli y, posteriormente, también a los recientemente creados Estados Unidos de América. De manera marginal, algunas plantaciones se dedican al monocultivo del café, del algodón o del índigo. A lo largo del periodo de dominación colonial francesa, la producción azucarera logra superar la de todas las colonias antillanas de los ingleses, en su conjunto. Los mejoramientos tecnológicos alcanzados provocan el aumento de la productividad, la reducción en los costos de producción, un elevado nivel de la producción y una alta tasa de rentabilidad. Los creadores de dicha riqueza son los esclavos africanos y los afrodescendientes. Aquí no queremos 1
ensalzar la racionalidad del sistema de producción esclavista, como lo hacen algunos economistas-historiadores de la New Economic History, sino contrastar los resultados obtenidos en la producción mediante costos humanos, demográficos y sociales del sistema, tal como lo hace el historiador estadounidense Eugene Genovese. Igualmente, contrarrestar la imagen universal del “negro perezoso”, del “negrito del batey”, para quien las condiciones de sobreexplotación en los ingenios de Saint Domingue y, luego, de Cuba, no pueden ser sino un castigo. Los beneficiarios de la riqueza producida son tanto los dueños de las plantaciones como los comerciantes y financieros metropolitanos. El principal grupo de propietarios está conformado por los grandes plantadores blancos, los grands blancs. Sus relaciones con los comerciantes del azúcar, y de los esclavos y con los banqueros de la metrópoli, son complejas porque cada día crece la dependencia de los primeros con relación a los segundos. Sus intentos de autonomía económica y política, sin embargo, son refrenados por el miedo de los amos a una sublevación social de sus esclavos. En la colonia habita también un grupo de tenderos, artesanos, soldados y funcionarios: los petits blancs. En el grupo de la gente de color se encuentran los libertos o affranchis, en su mayoría mulatos. Algunos de ellos son propietarios de un tercio de la tierra y de un cuarto de la población esclava. Las relaciones entre petits blancs y libertos son fuertemente contradictorias, porque mientras una parte de los libertos adquiere una preeminencia económica y social, los otros, basados en la suedosupremacía del color, proclaman una serie de normas socio-étnicas discriminatorias. Los libertos
Para el desarrollo del escrito hemos utilizado el texto de Frank Moya Pons “La independencia de Haití y Santo Domingo”. En: Leslie Bethell, ed. Historia de América Latina. Traducido del inglés por Àngels Solà. Barcelona, Crítica, 1991, vol. 5, p. 124-154. En las historias generales sobre la América Latina se alude tangencialmente o simplemente no se menciona el proceso haitiano. Francois Chevalier considera el proceso desde la perspectiva de las consecuencias en Saint Domingue de la Revolución Francesa en su obra L’Amérique Latine de l’independance à nos jours. 2° ed. refondue. Paris, Nouvelle Clio-PUF, 1993, p. 618-622.
residentes en París crean La Société des Amis des Noirs, que adquiere una influencia importante en los círculos ilustrados. Una muestra de la fortuna de estos mulatos ricos es la contribución de seis millones de libras tornesas dada al gobierno revolucionario francés con el objetivo de obtener de la Asamblea Nacional su reconocimiento como ciudadanos investidos de todos los derechos. Las paradojas de la situación son múltiples. De una parte, los miembros de la Sociedad no son “negros” sino que, sobre todo, quieren distinguirse de ellos por su color café-au-lait. De otra parte, los diputados no les otorgan la ciudadanía porque temen que los libertos soliciten luego la abolición de la esclavitud, desconociendo que sus fortunas provienen en buena parte de la explotación de mano de obra esclava. Estos indicios nos muestran que un análisis profundo debe tener en cuenta de qué manera se cruzan permanentemente los fenómenos de tipo étnico con los de carácter socioeconómico. Aclaremos de una vez que no utilizamos el concepto de raza porque las diferencias entre los seres de la especie humana se presentan solamente en el fenotipo, especialmente en el color de la piel, según el grado de melanina necesario para protegerse de los rayos solares. Además, teniendo en cuenta las investigaciones arqueológicas y antropológicas, la cuna de la humanidad es única y se encuentra en el Cuerno de África oriental. Así, en sus orígenes, nuestros ancestros tenían una fuerte dosis de melanina. Con el fenómeno de las migraciones, a travésde cientos miles de años, en la especie humana se ha diversificado el grado de melanina de los diversos grupos humanos.2 Frente al conjunto conformado por affranchis, petits y grands blancs –unas cien mil personas como máximo– aparece la población esclava de medio millón de personas. Muchas de ellas han nacido en África y pertenecen a diferentes grupos etnoculturales. La tendencia a la unificación 2
se forja con base en su condición socioeconómica, a la lengua créole que les permite comunicarse entre ellos y comprender el discurso sociopolítico de sus amos, al sincretismo religioso expresado en el vudú. El cimarronaje, como en todas las zonas de esclavitud, se ha desarrollado extensamente. Inclusive, a mediados del siglo XVIII el líder rebelde Francois Macandal encabeza una importante sublevación de esclavos. Se habla y se teme la posibilidad de surgimiento de Espartacos negros. 2. LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA DE HAITÍ La situación creada en la metrópoli por la Revolución Francesa provoca inmediatamente una fuerte agitación política entre todos los grupos sociales que componen la sociedad colonial. Los mulatos, con el apoyo de los británicos, inician una acción armada, rápidamente sofocada. En 1791 los esclavos negros comienzan una sublevación social por la libertad, la igualdad, la abolición de la esclavitud y la revolución socioeconómica. Como en todo proceso político-militar, la lucha por la independencia aparece llena de múltiples vicisitudes. Sobre dichos aspectos no voy a hacer una presentación detallada pero desde aquí los invito a leer el texto ya referenciado de Moya Pons. En 1804 se declara la independencia y se le da al nuevo Estado el nombre de Haití, palabra derivada del lenguaje de los ancestrales pobladores caribes. Desde el punto de vista político, el proceso de independencia haitiano da origen al segundo Estado independiente de América y a la primera república del mundo fundada y dirigida por gente de color negro. En este caso sí podemos catalogar el proceso como una verdadera independencia con respecto a la metrópoli y no como un proceso de separación. Desde el punto de vista socioeconómico, es la única
Ver Luca y Francesco Cavalli-Sforza. ¿Quiénes somos? Historia de la diversidad humana. Traducido del italiano por Juan Vivanco. Barcelona, Crítica, 1999.
independencia que tiene un carácter revolucionario, porque no solo rompe los lazos con la metrópoli sino que también transforma radicalmente las relaciones sociales internas, gracias a la abolición de la esclavitud y a la transformación del sistema de propiedad agraria. La revolución de independencia de Haití es un modelo original que, de una parte, representa un ejemplo a seguir por parte de los esclavos de las colonias españolas y lusitana, y, de otra, inspira verdadero pavor entre los propietarios de esclavos. Es igualmente un modelo original, tanto por el grupo socio-étnico abanderado de la lucha, “los de abajo”, suscitadores de una versión – para mí enriquecedora– de la Revolución Francesa, como por sus realizaciones en la construcción del Estado y la sociedad haitianos durante los primeros decenios de vida independiente. La consolidación de la independencia se alcanza gracias a un cruento proceso militar, que incluye tanto las guerras contra las tropas metropolitanas (una guerra de liberación nacional), como guerras civiles y guerras “extraterritoriales” en la parte restante de la isla bajo dominación española. Estas últimas se emprenden con una doble finalidad: por una parte, preservarse de las tentativas de las potencias europeas (Francia en primer lugar, y además Inglaterra y España) de reimponer el sistema colonial y, por ende, el esclavismo; por otra parte, de expandir la abolición de la esclavitud y transformar el sistema de la propiedad agraria. Cuando se presenta el proceso militar, generalmente se subrayan los episodios de venganza social de los esclavos contra sus amos blancos, los cuales conducen a su expulsión y aun a la eliminación física en crueles circunstancias. Pero se deja de lado el hecho de que las tropas insurrectas dirigidas por hombres negros, convertidos en excelentes militares, derrotaron a las tropas enemigas. En el periodo inicial de la sublevación, los dirigentes revolucionarios se alían con las tropas francesas jacobinas para luchar contra las huestes conformadas
por los plantadores mulatos y blancos y por españoles y británicos. Esta alianza demuestra una clara habilidad política. En el devenir de la guerra, los antiguos esclavos no solo demuestran su coraje sino que algunos de ellos se convierten en los estrategas de la guerra. El caso típico es Francois Baptiste Toussaint, conocido como Toussaint-Louverture, quien llega a alcanzar el grado de general de división del ejército francés. El sobrenombre de Louverture (la apertura, la brecha, el boquete) es una indicación de su capacidad estratégica y táctica en los campos de batalla. Traicionado, Toussaint es capturado por el ejército imperial de 58.000 hombres enviado por Napoleón. Sin embargo, el hecho se produce luego de haber logrado poner en jaque en varias oportunidades a las tropas imperiales, que estaban comandadas por el general Leclerc, cuñado del Emperador. Su sucesor, Dessalines, derrota al ejército francés en 1804. Los soldados negros, dirigidos por hombres surgidos de su propio seno, son los primeros en vencer a las tropas de Napoleón, victoriosas hasta ese momento en los campos de batalla europeos. Tropas y jefes militares esclavos logran contener, neutralizar y vencer a los batallones de las principales potencias coloniales de la época. Aquéllos demuestran genio militar y también una capacidad política que les permite anudar buenas alianzas para alcanzar sus propósitos de construcción de un Estado soberano. Al ejercer las funciones de gobernador general y comandante en jefe del Ejército francés, Toussaint-Louverture se propone restablecer la prosperidad económica del territorio. Para ello, mantiene el sistema de plantación en manos de los antiguos dueños, blancos o mulatos. La población trabajadora, anteriormente esclava, se convierte en asalariada. Se modifica la forma de repartición de la producción: la mitad para el Tesoro Público, un cuarto para los asalariados y un cuarto para el propietario. Aun cuando se conservan las relaciones de propiedad de la tierra, modificando la distribución, los plantadores y el gobierno imperial deciden reinstaurar
el sistema colonial esclavista mediante el envío de la mencionada expedición militar. La política económica inicial es la de mantener una economía orientada hacia la exportación mediante la utilización intensiva de la tierra y del sistema de plantación con mano de obra asalariada adscrita permanentemente. Tal sistema se implementa tanto en el territorio haitiano como en la zona de expansión militar desplegada en la parte española de la isla. El general Dessalines, vencedor de las tropas imperiales, confisca las plantaciones y decreta la prohibición para los blancos de poseer tierras en Haití. En 1806, cuando es asesinado, la mayor parte de las tierras son propiedad del Estado, con lo cual se han transformado radicalmente las relaciones sociales de la propiedad agraria. Subsiste la cuestión de la condición de la mano de obra, que ya no es esclava pero que, a causa de la adscripción, se encuentra en condiciones de servidumbre. El territorio haitiano es dividido en dos partes. En la zona del norte, el general Henri Christophe crea un régimen monárquico en el cual se mantiene el sistema de plantaciones y mano de obra adscrita, con altos rendimientos productivos. La prosperidad del reino se manifiesta en las maravillas arquitectónicas construidas. En la parte sur se consolida el régimen republicano con la presidencia vitalicia de nuestro ya conocido general mulato Alexandre Petion. Allí las orientaciones sobre la condición de la mano de obra y la propiedad de la tierra son completamente diferentes. Se elimina la adscripción y los trabajadores son libres. A los mulatos se les restituyen sus plantaciones, pero se adelanta una política de distribución de parcelas, primero que todo entre los miembros del ejército y luego entre las familias. El sistema de propiedad de la tierra se diversifica y hasta se transforma totalmente, generalizándose la pequeña propiedad familiar. El sistema de producción agrícola pasa de una economía exportadora a una agricultura de subsistencia. A partir del decenio de los años veinte del siglo XIX se reunifica el territorio y en la parte norte se adopta
el sistema de la pequeña propiedad rural, con agricultura de subsistencia y mano de obra libre. Antes que todo, nos interesa resaltar que aquellos gobiernos haitianos que implementaron una política económica orientada a la exportación lograron alcanzar altos rendimientos y una prosperidad del Estado. O sea, que alcanzaron resultados similares a los que lograban los plantadores, pero sin necesidad de emplear a esclavos, aun cuando imponiendo la adscripción. Para algunos analistas, la eliminación del sistema de plantación, bien sea con mano de obra esclava o servil, sería una explicación de la situación de crisis económica del Estado y de miseria de la inmensa mayoría de la población haitiana. Me parece que ello oculta el enriquecimiento desmesurado de un pequeño grupo de haitianos, especialmente los Duvalier. Igualmente, la actualidad de la situación campesina en el mudo nos muestra cómo, al lado de los grandes cultivos para la exportación, las familias rurales se encuentran en una situación de extremada miseria, y aun de hambruna. He aquí un ejemplo de la complejidad socioeconómica de la humanidad. Durante la primera mitad del siglo XIX, la sociedad, el Estado y los gobiernos haitianos se enfrentan a la toma de decisiones con respecto al mantenimiento de una forma de racionalidad económica en detrimento de los grupos sociales que le sirven de apoyo y justificación sociopolítica y cultural. La decisión asumida conscientemente corresponde a las concepciones de los diferentes grupos dirigentes con respecto a la modernidad, y especialmente a la Revolución Francesa. 3. LA INFLUENCIA DE LA INDEPENDENCIA HAITIANA En las concepciones historiográficas tradicionales se relacionan como causas externas de los procesos de independencia de la América española la independencia de las trece colonias inglesas, con la consecuente creación
de los Estados Unidos de América, y asimismo la influencia de la Ilustración y de la Revolución Francesa. Rara vez se menciona al proceso de la revolución industrial británica. Excepcionalmente se hace alusión a la Independencia haitiana, a la versión antillana de la Revolución Francesa realizada por los libertos y, sobre todo, los esclavos afrodescendientes. Estas concepciones son resultado del anacronismo ya mencionado. Sin embargo, en la realidad histórica, en los primeros años del siglo XIX la influencia de la Revolución de Independencia haitiana es fundamental en las zonas donde el sistema de esclavitud es importante en la organización socioeconómica. Frente a la Revolución haitiana se designan dos tendencias claramente opuestas. De una parte, como ejemplo a seguir para los esclavos, tal como se manifiesta con especial ímpetu en Venezuela. Por otra parte, como freno a las tendencias separatistas de las élites socioeconómicas criollas, a causa del temor a una transformación radical de la sociedad colonial. Esta tendencia es clara en la otra parte de la isla La Española: en la sociedad dominicana. Allí se mantiene la dominación de la metrópoli y los criollos hacen el llamado a la Corona española para que mantenga su dominación, mientras en el resto de las colonias americanas las élites luchaban por la separación de España. El dominio colonial español es derrotado en todo el continente americano en el decenio de los años veinte del siglo XIX. Del inmenso territorio solo quedan en posesión de la Corona la zona española de la Dominicana y las islas de Puerto Rico y Cuba. Durante gran parte de la dominación española en Cuba, las actividades comerciales y marítimas se reducen al puerto de La Habana. La transformación socioeconómica y demográfica de la isla se inicia en la segunda mitad del siglo XVIII, para alcanzar su gran prosperidad en el XIX. Los cambios comienzan con la ocupación británica del puerto en 1762, con lo cual se establecen fuertes lazos comerciales con todos los dominios ingleses y se efectúa la llegada masiva de esclavos africanos.
Las plantaciones de caña de azúcar y los ingenios se multiplican enormemente y la economía se integra al comercio mundial, especialmente al inglés y luego también al estadounidense. El segundo gran impulso al fortalecimiento del sistema de plantación con mano de obra esclava es propiciado por la Revolución haitiana. Un grupo relativamente importante de plantadores y técnicos franceses de Saint Domingue encuentran refugio en Cuba luego de los procesos revolucionarios de Haití. Ellos llevan consigo los conocimientos y las innovaciones para el procesamiento del azúcar con utilización de mano de obra esclava. Además, portan el miedo a una sublevación y, peor aún, a una revolución social antiesclavista; por eso mantienen un fuerte rechazo a proyectos de autonomía política y a la abolición del esclavismo. En el continente americano Brasil, la colonia portuguesa, sigue, desde el punto de vista de la organización política, un camino bastante diferente del transitado por las colonias españolas. Sin embargo, la organización socioeconómica basada en la esclavitud se mantiene como una constante, porque predomina el miedo a la abolición de la esclavitud y, con mayor razón, a una transformación social que siga el ejemplo de la Revolución haitiana. De esa manera, podemos concluir que en la América española y lusitana predomina la tendencia a rechazar cualquier tentativa de transformación radical de la organización socioeconómica. Los procesos separatistas triunfantes tienen un carácter conservador; cuando las élites consideran la existencia de un riesgo social, prefieren mantenerse dentro de los límites de la dominación colonial. El rechazo a la Revolución haitiana en las zonas con economías basadas en la esclavitud es similaral terror que despertaban las rebeliones indias en las zonas con predominio de población de las múltiples comunidades ancestrales. Por ello, el estudio y el análisis de los movimientos populares coloniales son esenciales para la memoria y la identidad histórica de las poblaciones de nuestro continente.
Dentro de ellos es fundamental recuperar el proceso revolucionario haitiano con su eliminación del esclavismo y la creación de una república independiente por parte de los de abajo, los afrodescendientes. BIBLIOGRAFÍA CITADA BETHELL, Leslie, (1991). (ed.) Historia de América Latina. Traducido del inglés por Àngels Solà. Barcelona, Crítica, Vol. 5: La Independencia. CAVALLI-SFORZA, Luca y Francesco. (1999). ¿Quiénes somos? Historia de la diversidad humana. Traducido del italiano por Juan Vivanco. Barcelona, Crítica. CHEVALIER, Francois. (1993) L’Amérique Latine de l’independance à nos jours. 2° ed. refondue. Paris, Nouvelle Clio-PUF. (Hay versión castellana publicada por el FCE). BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA GAUTHIER, Florence. (2007).L’aristocratie de l’épiderme. Le combat de la Société des Citoyens de Couleur. 1789-1791. Paris, ed. CNRS. HURBON, Läennec. (2000) (dir.) L’insurrection des esclaves de SaintDomingue. Paris, Karthala.