S E R M O N, " QUE EN LA SAGRADA FUNCION CELEBRADA POR EL SEMINARIO CONCILIAR. BE s. FULGENCIO DE MURCIA. 7 «E DICIEMBRE DEL Alio DE 1781

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QUE EN L A S A G R A D A

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FUNCION

CELEBRADA POR EL SEMINARIO CONCILIAR BE s. FULGENCIO j7

EL DrA

DE

MURCIA

«E DICIEMBRE DEL Alio DE 1781.

EN ACCION DE GRACIAS A DIOS POR LOS MULTIPLICADOS BENEFICIO, QUE LE HA DISPENSADO , Y ESPECIALMENTE £ L

DE

Y

SU

UTÍ

"SIMO

ESTABLECIMIENTO

SINGULARES

PRIVILEGIOS

POR

LITERARIO, QU E

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ATENCION A ESTE SE HA DIGNADO

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CONCEDERLE

NUESTRO CATHOLICO M O Í A R L , " : / ñ D I x o EL

LICENCI^0

D. ANTONIO GARCIA

Catedrático

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la Imprenta de V T V R S C E S

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caban entonces por todas partes , fiel al precepto del Señor, de llevar con amor la cruz de su ministerio , que le havia preparado, con increíble brevedad tomó conocimiento del estado del Seminario , y de los riesgos á que vivían expuestos tantos Seminaristas fuera de él. Su prudencia de acuerdo coa su liberalidad encontró muy presto el socorro para la escaséz del Seminario , y el remedio para precaver los males , que amenazaban á los Seminaristas con la acertada providencia de encargarse por sí mismo de la administración economica del Seúiinarío, proveer de su tesorería á éste de todo^ lo necesario , y mandar que se admitiesen á los Seminaristas dispersos por todo el Pueblo. Mas no creáis que fue esta una voluntaria determinación , ó efecto de una mera compasion natural 5 no Señores. Fue una fiel obediencia á la voz del Señor , que claramente le mandaba en aquel caso atender á la necesidad del huérfano y el pupi-

15

lo con preferencia á todas las demás : fue una providencia consiguiente á un maduró examen y perfecta instrucción del estado del Seminario y de las felices resultas que tendría: fue , por decirlo de una vez , el verdadero principio de la reparación de este Colegio. Porque la sabia perspicacia de S. I. penetró desde luego que era indispensable una pronta separación entre buenos y malos , para premiar á unos , y castigar á otros

5

y le pareció que aquella era la

ocasión mas oportuna , dispuesta tal vez por la providencia de Dios para executarlo con el mayor acierto. En efecto, no mandó indiscretamente que se admitiesen todos, sino que entresacando de ellos los que por su buena conducta eran mas acreedores á la admisión, quedasen con ésta premiados , y castigados benignamente otros sin la nota de expulsión. Asi cumplió con lo que Dios le mandaba de hacer con cada uno según sus

obras ? y evitó el contagio que de una res inficionada suele prender en el rebaño. L o mismo fue executarse la providencia que advertirse sus maravillosos efectos: la abun~ dancia se experimentaba

por todas partes

dentro del Colegio , se aumentaba la aplicación de sus Alumnos , y se empezaron á reconocer preludios de la gloriosa reparación que meditaba en su interior nuestro amantisimo Prelado , cuyo infatigable zelo le estimulaba eficazmente á esta grande empresa. Miraba al Seminario como el objeto mas digno de su ternura

y cuidado , y

según S. I. se explicaba, como a las niñas de sus ojos. Consideraba la nobleza de su origen , la importancia de su instituto , utilidad de su conservación , y la necesidad de su reforma. Leía en el sagrado Concilio, quan necesarios son para beneficio de la Iglesia universal los Seminarios Clericales 5 y quan grave la obligación de los

r7

Señores Obispos en establecerlos , promoverlos , y adelantarlos. Veía á los Principes seculares empeñados

en su estableci-

miento y protección : y apoyado en tan solidas consideraciones pensó que haría la voluntad de Dios , si dirigia sus primeros cuidados á la reforma del Seminario. La empezó en fin por el orden que le señalaba la voluntad de Dios manifiesta en las Escrituras. Y á la verdad , quien no tenia otro objeto , que seguir fielmente la voluntad de Dios ¿ cómo podia olvidar que el principio de la sabiduría es el temor del Señor ? Si Catholicos. Por aqui empezó nuestro Ilustrisimo Prelado su grande obra. Para hacer sabios á sus Seminaristas Ies enseñó á temer á Dios : y como no teme á ¡ os

quien no le conoce , mandó ante to-

das cosas que se enseñase la doctrina Chris' instituyendo para este santo fin un at echista ,

que

3 1 1 0 e x «citase

en

todos los Domingos

su empleo por tiempo

18 proporcionado , preguntándola á la Comunidad congregada en esta Capilla : y con igual edificación ordeno, que en la misma se le administrasen todos los meses los Sacramentos de Penitencia y Comunion , para cumplir con el precepto claro del Tridentino. ¡ Que feliz principio, amados hermanos mios! ; Que cimiento tan solido, para fundar con seguridad la sabia instrucción que meditaba nuestro Ilustrisimo Prelado i ¡ Que perfecta conformidad entre sus providencias , y los Divinos preceptos! Purificar ante todas cosas los corazones , para enriquecer los entendimientos de verdadera sabiduría. Escuchaba la voz de Dios, que dice : no habita esta en un corazon corrompido , in malevolam animam non in~ troibit sapientia. Y asi preparó con la piedad seguro camino á una sólida instrucción.' I^ero como la de uy Seminario Conciliar debe ser propia de su instituto

?

y con-

19 ducente á los importantes fines de su sagrado. establecimiento , le quedaba á S. I. que examinar la que tenia actualmente el Seminario , y ver si con ella se cumplían ambos extremos. Para tan sería averiguación

procuró

saber lo que Dios le mandaba por el medio mas seguro, qual es el consejo de los prudentes , según enseña el Espíritu Santo en aquellas palabras del Eclesiástico : Haz las cosas difíciles con el consejo de los buenosi y no te arrepentirás

despues , y todos le de-

cían , que debia S. I. establecer enseñanza dentro de su Colegio , para que los Seminaristas se instruyesen , y educasen con el justo recogimiento. Aún no contento con los dictámenes particulares , consultaba á toda la Iglesia congregada en Trento , y ésta le decia , que dentro de los Seminarios debe alimentarse, instruirse en las ciencias Eclesiásticas, y

educarse christianá-

mente cierto numero de Jóvenes * y man-

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da que á los Obispos negligentes én esta parte se les reprehenda con severidad. Consultaba á nuestros Catholicos Monarcas , y éstos le decian , que la enseñanza , y educación de los Jóvenes dentro de los Seminarios Conciliares es de suma importancia para bien del Estado : como tal la encargan á los Ordinarios en repetidas Reales Cédulas: y á su imitación nuestro Augusto Soberano ( que Dios guarde ) en la que expidió por los años de 1758. ordena que se erijan Seminarios donde no los hubiere , y se doten competentemente Maestros idoneos , escogidos del Clero secular para la importante instrucción del Clero, que tanto influye en el bien de la Iglesia, y del Estado. Consultó en fin á la misma Santa Sede* y ésta en la Bula que expidió á instancia del Eminentísimo Señor Don Luis de Belluga Obispo de esta Diócesis en 3 de Marzo de 172 3. le decia expresamente, que debia se-

ñalar , y dotar Maestros que dentro del Seminario instruyesen á los Jóvenes en las artes liberales , y en las ciencias y disciplina Eclesiástica : que para este fin , y el mantenimiento de los mismos Jóvenes le había concedido al Colegio agregación de los pingües Beneficios , que posee , con todas sus rentas , las que no podía sin injusticia divertir á otros objetos : N e c n o n artium liberalium , &

Ecclesiasticarum

ac disciplinóte Magistrorum dorum

scientiarum

inibi introduce n-

numerum.

A la luz de tan claras como irresistibles decisiones conoció nuestro Ilustrisimo Prelado , qual era la voluntad de Dios , y resolvió obedecerla fielmente , estableciendo la debida enseñanza en su Seminario $ y para proceder con su loable natural circunspección quiso averiguar antes , si las rentas del Seminario podrían sostener el nuevo • • •establecimiento , que meditaba, sin perjuicio del competente numero de Jove-

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nes que debía alimentar , y demás • gastos precisos. Fue éste sin duda el ultimo esfuerzo de su religiosa fidelidad, para asegurarse mas y mas de la voluntad de Dios en aquellas circunstancias , cuya inefable providencia no manda el fin sin proporcionar medios para él. Con efecto, formáronse planes exactos de los gastos actuales del Seminario , y de los que ocasionaría el nuevo establecimiento , se compararon con los productos regulados por el calculo mas seguro , se objetaron los reparos posibles , y resultó demonstrado que las rentas del Seminario eran suficientes para todo lo que se proyectaba. Convencido en fin nuestro Ilustrisimo Prelado de que haría la voluntad de Dios, la causa de su Seminario ¡> y la de toda su Diócesis , y que cumpliría con su estrecha obligación , siguiendo tan sabios y autorizados consejos , formó Plan de estudios , preparó aulas , buscó Maestros , y estableció

la instrucción de sus Seminaristas dentro del propio Seminario con arreglo al tenor, y espíritu de las Reales Cédulas , disposiciones Conciliares , Breves Apostolícos , y á la costumbre observada por los Prelados mas zelosos en la mayor parte de la christiandad por mas de mil y doscientos años. Una providencia tan justa y necesaria , precedida de tantas , tan sabias y prudentes deliberaciones j acordada despues de tan maduro y prolixo examen 5 una providencia en fin tan conforme con la voluntad de Dios , debía sin duda producir efectos muy saludables. Y asi fue Catholicos. D e repente se admiró un nuevo Colegio en todas sus partes. Silencio , recogimiento, aplicación , obediencia en los discípulos: esmero , cuidado , y amor en los Maestros: autoridad , y zelo en los Superiores 5 respeto y subordinación en los ministros. Las salidas de Colegiales reducidas á justos li~

#

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mites , y

precavidos ¿los' extravíos consi-

guientes á ellas. En las Conferencias y actos públicos formalidad y lucimiento : dentro del Colegio orden en todo , y fuera de él una compostura tan grande que excitaba la atención de todo el Pueblo. Entonces se vieron y aplaudieron los admirables progresos del Seminario de San Fulgencio por las principales Ciudades y otros Pueblos de esta Provincia

?

testigos

de la destreza singular con que se defendieron en todos ellos publicas

conclusio-

nes , arregladas al nuevo Plan de enseñan* za. Entonces vieron todos florecer la piedad y sabiduría en este Seminario $ aquella con la fréqüencia de Sacramentos , y enmienda de costumbres , y ésta en el adelantamiento general de todos sus Alumnos, llegando algunos en pocos años á sostener conclusiones publicas de tan vasta comprehension , que admiraron á hombres grandes de la Europa.

2 5

¿ Y pensáis por ventura que miraria vuestro Ilustrisimo Prelado con indiferencia tanta fidelidad en conspirar á sus rectisimas intenciones ? No por cierto amados hermanos mios. Al mismo tiempo que levantaba sus ojos á Dios para darle humildes gracias , porque se dignaba bendecir y glorificar la obra que habia emprehendido por cumplir con sus divinos preceptos, consideraba vuestras fatigas literarias, y meditaba en su interior el modo mas digno de premiarlas. Si por una parte veia con satisfacción las primicias de su nuevo establecimiento , por otra le era sensible que tantos Jóvenes, cuyos rápidos progresos en la carrera literaria les hacia acreedores á la mayor atención y fomento, quedasen privados del

honor de los Grados respectivos á sus

facultades, como era indispensable según lo

P r e v e n i d o en las Reales Cédulas. Mientras estos pensamientos ocupaban

el animo de nuestro amantisimo jBienhed

chor , le ocurrió felizmente el de que podría ( sin oponerse á los importantes fines de la Real prohibición ) impetrar dispensa de ésta para su Seminario Conciliar. L a empresa á la verdad era grande , pero la magnanimidad de nuestro Ilustrisimo Prelado fue aún mayor : pues recurriendo al Trono supo pedir la gracia con razones tan eficaces , que la consiguió en brevísimo tiempo , y en términos tan honoríficos, que la Real Cédula expedida para ella será eterno testimonio del acierto de sus providencias , y el monumento mas autentico de nuestra actual prosperidad. Despues de tan felices succesos parece que ya no le quedaba otra cosa á nuestro Ilustrisimo Prelado , sino complacerse en el Señor , que tan misericordiosamente los havia proporcionado. A la verdad , reconocía S. I. premiados todos sus afanes con los grandes adelantamientos , y provechosa renovación del Seminario. Su admirable eco-

2 7

nomía había puesto la administración en el mejor orden, acrecentado sus caudales , y mejorado notablemente su fabrica material. El espíritu de su piedad había aplicado los medios mas eficaces para comunicarla á sus Seminaristas , y con la instrucción que su sabiduría les había dispuesto acreditaban yá su literatura en esta Capital , en toda la Provincia , y en muchas Universidades celebres de España. Pero como esta obra era no tanto suya , quanto de Dios , por cuya causa la había emprendido ? le fue preciso seguir su voz , que le hablaba al corazon, para que la llevase adelante , y acabase de perfeccionarla. Sí Señores. No creáis que es libre suposición de mi capricho $ fue hecho constante , como vereis, si me continuáis P°r algunos instantes vuestra atención. Quando el Supremo Consejo á consequencia del mas rigoroso examen aprobó con grande elogio el Plan de estudios, que para los de Filosofía, y Theologíá formó d2

28 nuestro

Ilustrisimo Prelado , despues de

manifestarle aquel recto Tribunal gran complacencia por su acreditado zelo Pastoral en promover la enseñanza publica en este Seminario de San Fulgencio , le estimuló, pa-

ra que continuase la o b r a , que habia emprendido j oid sus palabras: En cuya inte* ligencia espera el Consejo de dicho Rever endo Obispo que continuará con la misma ac~ tividad, que hasta aqui, propia de su ministerio.

Penetraron estas palabras hasta el corazon de S. I . , y escuchó en ellas la voz de D i o s , que interiormente le decia no estar concluida aún la obra, que le habia encargado 9 y obedeciendo con la debida sumisión á la legitima Potestad , según el precepto del Apostol, determinó conformarse con la prevención del Consejo , y llevar adelante su empresa. Deliberó sobre los medios para este fin , y advirtió , quan importante era para el estudio de la Sagrada Theo-

25? logia ( principal objeto de un

Seminario

Conciliar ) el de las Leyes , tanto Civiles, como Canónicas. Que su ciencia es muy necesaria á quien intente saber la Theología moral, como conviene , por tomar ésta sus primeros principios de los derechos Natural , de Gentes, y Civil. Que el estudio del derecho Canonico debe adornar á un Eclesiástico , y es por su naturaleza inseparable de la verdadera Theología. Con estas y otras razones no menos poderosas , se convenció de que la enseñanza Eclesiástica de su Seminario no estaria cumplidamente perfecta, si no se perfeccionaba la de Leyes , v

Ca-

ñones establecida yá en algún modo : y resolvió executarlo asi. Para esto formó ante todas cosas un Plan de estudios de ambas facultades el mas bien ordenado, estableciendo , ademas de las dos Catedras yá fundadas , otras dos, para que de cada facultad hubiese las de verdadera , y efectiva enseñanza prevenidas

30

por Reales disposiciones. Y para coronar la obra con un prodigioso rasgo de su liberalidad , quiso 110 gravar en nada al Seminario con este nuevo establecimiento , sino executarlo todo á sus expensas. Permitidle , Señores , algún desahogo á mi agradecimiento , y que confundido con el cumulo de tantos beneficios en nombre de mi amado Seminario exclame , diciendo: Hasta donde han de llegar las liberalidades de nuestro Ilustrisimo Prelado para con notros l Mas de ciento y veinte mil reales ex-» pendió S. I. en la nueva fabrica de este Seminario ¿ sumas mayores en la casa para su preciso honesto recreo, ornamentos sagrados , formación de preciosa Biblioteca , y multiplicadas limosnas para socorro de pobres Seminaristas. Pero nada es esto en comparación de la munificencia de S. I. para el establecimiento de las dos nuevas Catedras, y aumento de dotacion competente á las anteriores , que no la tenían. Sí amados her-

31 manos mios* cerca de quatrocientos mil reales ha expendido nuestro amantisimo Padre en la compra de preciosas heredades , para dotár competentemente su nuevo establecimiento. Y qué ? Pensará alguno que ha hecho en esto S. I. mas que cumplir con la voluntad de Dios , y mirar por el bien de toda su Diócesis ? No Catholicos. Ha sido la obra mas importante para el beneficio publico, y la mas necesaria para concluir gloriosamente la reparación de su Seminario. Ha sido la limosna mas útil , con la qual ha socorrido no solamente á los pobres , sino á los ricos 5 no solamente las necesidades temporales , sino las espirituales. Con ella ha executado una obra de justicia , pagando competentemente las fatigas de los Maestros $ y de caridad , preservando con tan ^til establecimiento á los discípulos de los riesgos, á que se exponen estudiando sin la debida sugecion en las Universidades. Con

ella en fin ha dado á los Padres el consuelo mas apetecible, proporcionando á sus hijos un estudio general , en donde puedan seguir con honor su carrera , sin alejarles de su Patria. ¿ Y no descansa aún el zelo de nuestro Prelado ? No Señores. Aún quiere poner el sello que ennoblece toda la obra. Casi era inútil su nuevo establecimiento, sino proporcionase para el estudio de Leyes y

Cánones la gracia ya concedida á

los de Filosofía y Theología, de poder obtener Grados en qualquiera Universidad de estos Reynos. Para ello mandó S. I. hacer el recurso debido, y halló éste vigorosa oposicion en quien menos se debia esperar. No lo estrarlo , Catholicos. Era obra grande, y no podia executarse sin contradicción. Porque suele Dios purificar con las aguas de la tribulación el animo de quien la emprende por su causa. Misericordia particular, que Dios usa con sus siervos, fieles, humillan-

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doles con el saludable contrapeso de la persecución , para que no se glorien en sus empresas , y que no le faltó á nuestro Ilustrisimo Prelado en la que con tanto acierto seguia por cumplir con la voluntad de DiosPero este Señor , que empezó la obra , y de cuya cuenta corría su ultima perfección, preparó el mas Ilustre Mecenas en el Excelentisimo Señor Conde de Floridablanca, tim-i bre el mas glorioso de este Seminario , honor de esta afortunada Ciudad , y sabio Mi-' nistro de nuestro Catholico Monarca , que,qual otro Hercules, venció todos los obstáculos , y con su poderosa mediación con-i tribuyó en gran parte á que la gracia solicitada se concediese para las Facultades de Leyes y Cánones , como lo estaba para las Filosofía, y Theología, y que sin ninguna

limitación participasen de dicha gracia

en

las quatro Facultades, no solamente los

Colegiales , sino todos los Manteistas que cursasen, en

Aulas, de este Seminario, e

34

.

igualándole en esta parte con todas las Universidades del Reyno. Honor grande , beneficio singular, que, excitando en nosotros un dulce recuerdo de los muchos que el Señor nos ha dispensado, nos estimula al mas sincero agradecimien^ to , y á prorrumpir en cánticos de alabanza , diciendole : Te Beum laudamus , te Do* mirium confitemur.

¡ Con quanta razón dixe que era este dia feliz , y digno de nuestra eterna memoria! dia , en que vemos cumplidas todas las promesas que se nos hicieron , quando , sacan^ donos de la situación antigua en que vivíamos sugetos á govierno estraño , se nos encaminó por sendas no trilladas hasta entonces para una nueva República literaria, establecida según las leyes y preceptos de Dios, bien claros en el Sagrado Concilio de Trento. Leedle con reflexión , oyentes , y advertiréis que nos goviernan las mismas leyes que en él se prescriben. Estudios de Gra-

matica , y de lo que pertenece á buenas letras : de la Astronomía , y Ghronología para el debido conocimiento de la Epacta y computo Eclesiástico : de la Sagrada Escritura y demás Lugares Theoiogicos , de la Theología según todas sus partes , y conespecialidad de lo que conduce para la recta administración de los Santos Sacramentos : délos usos y ceremonias de la Igle-v sia , en que se les instruye , y practican los Seminaristas : de la Disciplina Eclesias-r tica y Sagrados Cánones : del Derecho Ci^ vil tan importante para la inteligencia d s éstos. -

Si es en la piedad , nada prescribe el

Santo Concilio, que en este Seminario no se procure. El Santo Sacrificio d é l a Misa se oye todos los dias , precedido de las mas fervorosas discretas preces , dirigidas á Dios para ofrecerle todos nuestros pensamientos, palabras y obras , y pedirle su gracia, á fia de uo

P e n s a r , decir, ni hacer cosa,, que no e2

sea de su Divino agrado : Confesion y Comunión todos los meses , ó con mayor freqiiencia según el juicio del Confesor : la Tonsura Clerical se concede en este Seminario á quantos la merecen, por que lo manda asi el Santo Concilio. Si en éste se previene , que los Obispos deban arreglar todas estas cosas según les inspire el Espíritu Santo , ¿ quién le podrá negar á nuestro Ilustrisimo Prelado una heroica fidelidad en esta parte ? Reflexionad , amados Seminaristas , sobre los Planes para vuestra instrucción , y hallareis una exactísima conformidad con los oráculos de las Santas Escrituras: pudiendo por lo mismo dirigir en este dia nuestro Ilustrisimo Prelado á vosotros con la misma confianza, que Moysés á los Israelitas , aquellas palabras de mi thema: Scitis quod docuerim vos praecepta atque justitias , sicut mandavit mi-': hi Dominus f- v

Deus

meus.

¡ Gran consuelo para nuestro Prelado i

37 ¡ gran gloria para vosotros , amados Seminaristas ! Y qué ? Podrá alguno turbarle este consuelo ? Podrá alguno privaros de es^ ta gloria? Sí amados hermanos mios , v o sotros podréis malograr la grandeza que se os ofrece , y turbar el consuelo , y satisfacción de nuestro Ilustrisimo Prelado , si in. gratos á sus beneficios , y sordos á sus voces no procuráis escuchar , y obedecer fielmente las que á imitación de Moysés os dirige diciendo : Et observabais & implebitis opere. Procurad observar y cumplir efectivamente quanto se os manda. Si amados hermanos mios. Este es el único modo de ase-: gurar vuestra grandeza , y de que resplandezca vuestra sabiduría á presencia de los Pueblos : Haec est enim vestra sapientia

intellectus coram Populis. ¿ Os prohibe nues-^ tro Ilustrisimo Prelado las comidas extraordinarias é intempestivas , esas juntas y contubernios de ninguna utilidad, y expuestos al desorden ? p u e s huid de ellos , porque

38 debe estar lexos el verdadero siervo de Dios , el que

busca la verdadera sabidu-

ría : Non in comesationibus &

ebrietatibusy

non in cubilibus & impudicitiis : ¿ Os prohibe

los deleites del siglo , los placeres mundan o s , para que os dediquéis con todo vuestro corazon al exercicio de la piedad , y al estudio de la verdadera sabiduría ? pues obedecedle fieles , dexad la vida alegre,) ociosa , y regalada } porque en esta no puede encontrarse la verdadera sabiduría : no Ja posee el que se alimenta de los placeres y gustos de esta v i d a , como dice Job : Nec invenitur

in térra

suaviter viventium. ¿ Os

manda vivir en recogimiento , para separaros de lá turbulencia é inquietud de los mundanos ? pues obedecedle fieles , si buscáis la sabiduría , porque en el mar de las distracciones y turbulencia de-este mundo á o se encuentra : Et mare loquitur , non est

mecum. En fin observad fielmente las mai; xímas de piedad que se os prescriben> Ja*

vad freqüentemente eri las aguas de la Penitencia las negras manchas de vuestros pecados , si quereis que resplandezca á presencia de los Pueblos vuestra sabiduría, porque esta no se concede á los corazones tenidos con el negro borrón de las culpas: Non cánferetur tinctis Indias

coloribus.

Si asi lo practicáis, tened por cierto que afianzareis para siempre aquella grandeza y prosperidad , que os asegura una dirección y govierno todo de Dios, y os enriquecereis en virtud y letras , para poder ser algún dia sal que preserve de corrupción á los Pueblos, y luz que disipe las sombras de su ignorancia. Temed, amados Seminaristas, si no lo hiciereis asi, que la sal se convierta en corrupción , y la luz en tinieblas j y que los que deben educarse para dignos Ministros del Señor se conviertan en los mayores enemigos de su Iglesia. Estos son , según el Apostol de la Francia San Vicente de Pao1° , los malos Sacerdotes 5 como lo sereis

40

vosotros , si os apartais de la Christiana y sabia educación que os dá vuestro Ilustrisimo Prelado. No es proposicion mia ¿ es deb Sagrado Concilio de Trento : no pueden: los Jóvenes , dice, perfeccionarse , y perseverar en la disciplina Eclesiástica sin un singular auxilio de Dios , si no son informados desde sus mas tiernos años en la Religión , y en la piedad. Sentencia terrible !> que debe estremeceros, amados Seminaris-) tas, y conteneros en la mas exacta obser-r vancia de quanto se os manda en este Seminario. Con ella solamente daréis á los Pueblos la mas eficáz enseñanza para su edificación : porque , según afirma el mismo Santo , ninguna cosa instruye con mas fuerza en la piedad y culto de Dios , que la vida y exemplo de los que se han dedicado al ministerio Divino , y añade ( para convenceros de una vez de lo irreparable que será vuestro descamino en esta parte ) las siguientes palabras ; La buena vida de los1

41 Eclesiásticos

únicamente

debe esperarse

de

su religiosa educación. Haréis también uno de los servicios mas importantes á toda la Ghristiandad , y el Fruto para ella de mayor estimación 5 pues , como dice el Cardenal Palavicino en su Historia del

Con-

cilio de Trento , si la Christiandad 110 huviera conseguido otro fruto en aquella Santa Asamblea ,

que el restablecimiento de

los Seminarios , éste solo bastaba para recompensar los trabajos y las incommodidades de aquellos infatigables Padres , como el único medio para hacer florecer la Disciplina Eclesiástica, de la qual depende únicamente la santificación de los Pueblos, la conservación de la piedad , y el exterftunio de los vicios. Sea a s i , amados hermanos mios : y paque asi sea , postrados todos en la presencia de Jesús Sacramentado el

penetrados

mas vivo reconocimiento á tantos be-

neficios , como se ha dignado dispensarnos

/

42 para la gloriosa reparación de este Seminario , pidámosle con ardientes deseos la gracia necesaria para aprovecharnos de ella» Si amado Redentor de nuestras Almas. Vos, que tan interesado os mostráis en la santificación de éstas , conceded toda la luz , todo el acierto, y aquella rectitud de animo que han menester en su educación los que se dedican para cooperadores vuestros en tan Divino ministerio. Dignaos , Dios de toda clemencia , no apartar de este Seminario el benevolo aspecto, con que le haveis favorecido. Colmad de felicidades á nuestro Augusto Piadosísimo Monarca , y á toda su Real Familia. Iluminad á sus sabios Ministros , que con tanto acierto conspiran con sus saludables soberanas intenciones. Conservadnos en fin la importante preciosa vida de nuestro magnanimo Bienhechor , sabio Caudillo , amorosísimo Padre y Prelado para dulce consuelo nuestro , para que nuestro govierno sea feliz , para que no se

43

obscurezca nuestra prosperidad. Dilatadla, Señor, por largas edades 5 y quando llegue el dia en que le llaméis 3 Vos , para premiar con vuestra presencia el cumulo de todas sus heroicas virtudes , haced que quede entre nosotros su espíritu , para que governandonos por las mismas maximas , justos preceptos , y santas leyes que nos prescribe su sabiduría y piedad , caminemos por las rectas sendas , que Vos mismo haveis trazado para vuestros siervos fieles en esta vida , y después tengamos la dicha de complacernos con él eternamente en vuestra Gloria. Amen, Imprimase. F onseca.

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