Salmo 84 - el Dios Vivo Contesta Nuestro Grito Por Un Hogar

S15 Salmo 84 - el Dios Vivo Contesta Nuestro Grito Por Un Hogar. Antes de leer el pasaje: Último domingo – el quinto mandamiento hablamos sobre las ca

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S15 Salmo 84 - el Dios Vivo Contesta Nuestro Grito Por Un Hogar. Antes de leer el pasaje: Último domingo – el quinto mandamiento hablamos sobre las casas, los hogares. Pero no tuvimos tiempo de ver bien el cumplimiento del mandamiento. Es que, Dios nos Provea un Hogar. Por eso, vamos a desviar de los diez mandamientos por ahora para ver este salmo, que nos habla sobre este mismo hogar. 1. Introducción. a. ¿Cómo es estar fuera de tu hogar por mucho tiempo, sea por trabajo o otra razón? b. Trabajadores inmigrantes. Viñedos y granjas e invernaderos. 4 meses. 8. Conocí a muchos bien. Frío, lengua. O en la cárcel, los presos. ¿Cómo es estar fuera de tu hogar por mucho tiempo? c. El salmista también. El hogar. Hablando sobre el tabernáculo, o el templo – el hogar de Dios. Grita. 2. Tema: el Dios Vivo Contesta Nuestro Grito Por Un Hogar. a. Tres estrofas, marcados por la palabra Selah. Los salmos se cantaban. i. La Petición por un Hogar (vv. 1-3). ii. La Provisión de un Hogar (vv. 4-7). iii. La Participación en el Hogar (vv. 8-12). 3. Sermón a. La Petición por un Hogar (vv. 1-3). i. Salmo inicio con un grito de anhelo al Señor. Primero alaba la hermosura del tabernáculo, templo de Dios, y después hace contraste con su propia situación. Traducción v. 2. “Canto alegre.” También RV. La poesía hebrea – la segunda línea refuerza la primera. Comparar v. 8. Mejor: grito de anhelo al Señor. ii. El título del salmo. Hijos de Coré. Leemos sobre ellos por mucho del Antiguo Testamento. Los porteros del tabernáculo, cuidaban la entrada del tabernáculo. Tribu de Leví, fue su llamado, lo hicieron muy fielmente, por muchas generaciones. iii. ¿Pero cuando fue escrito el salmo? No sabemos, pero puede ser que cuando David se escondía del Rey Saúl. Saúl era rey, David era ungido por Dios. Aquí el salmo hace referencia al ungido de Dios – v. 9. También había hijos de

S16 Coré allí – 1a Cron. 12:6. En el desierto, exiliado del tabernáculo. Pensando en los tiempos tranquilos en el tiempo, sirviendo diariamente en algo simple. Pensando en los tiempos de banquetes y gozo en el tiempo. Pero por amor a Dios, por amor al ungido de Dios, están en el desierto. Lejos, muy lejos. Corazones llenos de anhelo, de ansia, estar allí. iv. Por causa del pecado, odio del Rey Saúl. Sin hogar, expulsados. v. Recuerda las aves que hacen sus nidos cerca de los altares. v. 3 - Envidioso. Imagen tranquila del pájaro y la pájara cuidando por los polluelos. Allí nacen desnudos y mojados. Allí con tiempo y comida salen las plumas inmaduras. Allí los polluelos crecen y ganan peso, hasta tener el plumaje completo. Es un lugar de seguridad, sin peligro, de cariño a los pajaritos. No hay nadie para molestarles, altos en su nido, cerca de los altares – allí está su nido. vi. Envidia. Es su casa también, ¡pero no puede estar allí! Proverbios 27:8 - Como ave que vaga lejos del nido es el hombre que vaga lejos del hogar. Estoy seguro que todos aquí saben como es. Después de una vacación. No hay lugar como el hogar. Como su casa no hay dos. Después de un viaje largo, no hay cosa como estar en tu propia cama en el fin. No hay cosa como regresar a tu familia que te ama y te ha extrañado cuando no estuviste. No hay lugar como el hogar, y el salmista lo sabe. Por eso, ¡grita al Dios de la vida! Porque no sólo es cosa de un hogar acogedor, de una familia cariñosa, de sentirte en casa. No, mucho más . Se extraña al tabernáculo – al compañerismo con el Dios vivo, del río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios. ¿Conoces este anhelo a adorar a Dios, a venir aquí a ser alimentado, por el Pan de vida y el Agua que da vida? Si nos priva de esta comida y bebida, pronto nos marchitamos hacia dentro. Nos convertimos muertos y secos, y no lo sabemos. Si hoy eres así, dejemos que el salmo nos guíe. ¡Clama con el salmista hacia Dios! ¡Clama para que Dios te escuche!

S17 Y el Dios te escuchará y te contestará. De hecho, el Dios de la vida ha escuchado y ha contestado el grito de su pueblo en todas partes. Y ya ha proveído. Es nuestro segundo punto. b. La Provisión de un Hogar (vv. 4-7). Dios provea un hogar por su pueblo. Pero para poder ver la respuesta de Dios bien, tenemos que entender el problema un poco mejor. ¿Por qué estamos así? ¿Por qué vivimos con tanto quebrantamiento? Es porque, igual como el autor de este salmo, todos los hombres en Adán han perdido su hogar. Nos hemos convertidos sin hogar, vagando por el desierto, lejos de donde somos. Escuchen la historia. Hace mucho, Dios creó al Jardín del Edén para ser un lugar muy bonito, lleno de plantas verdes, árboles fructíferos - bonito. Y este jardín Dios dio a Adán y a Eva para ser su hogar. Allí vivían Adán y Eva, con perfecta amistad y intimidad, sin ningún pleito ni arrebato. Nuestro Dios nos creó para vivir con Él, para caminar con Él en la frescura del día – en este lugar perfecto. Pero como sabemos, Adán y Eva rebelaron contra Dios y por eso fueron echados del Jardín. Y desde este tiempo hemos vagado por esta misma tierra, igual como un pajarito que cae de su nido. El Jardín era perfecto, pero este mundo no es perfecto... es lleno de quebrantamiento. Sí, hay muchos gozos de este vida, pero también hay mucha tristeza. No importa cuán bueno sea un amigo, llega el día cuando tendrás que decir adiós. Por cada inicio bonito que hay, parece que hay más fines desesperados. El hogar que debe ser un lugar de refugio, se convierta en un lugar de amargura. ¿Por qué es así? ¡Porque somos sin hogar! ¡Porque hemos perdido nuestros hogares! Todos andábamos perdidos como ovejas, cada uno seguía su propio camino (Is. 53:6). Pero Dios ha abierto un camino – para restauración al Jardín del Edén – de hecho, a mejor que el Jardín. Hace mucho, prometió a los israelitas, Caminaré entre ustedes. Yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo (Lev. 26:12). Esta fue su promesa. Y por todo la Biblia, vemos vislumbres cada vez más brillas de lo que significa. Dios viviendo con su pueblo. Es como un regalo, envuelto en muchas

S18 hojas de papel. Al inicio, no puedes ver lo que es, pero conforme vas quitando una hoja, la forma se hace más clara, hasta que por fin, el regalo ya está. Eso es el Antiguo Testamento, la sombra de la realidad que viene. Y el Tabernáculo era una sombra así. Recuerdan: estamos, el pueblo de Dios, en proceso a vivir con Dios otra vez. En el Antiguo Testamento, la primera vez donde vemos que Dios quita este papel de envolver, por decir, es el Tabernáculo, una tienda de campaña de oro. Dios dijo a Moisés, Éxodo 25, “que me hagan un santuario, para que yo habite entre [ustedes].” Dios iba a vivir con el pueblo, iba a peregrinar con ellos hacia la tierra prometida. Luego cuando por fin entraron en la tierra prometida, Dios les dijo que construyeran un templo para Él. Allí en ese templo de oro, la gloria de Dios moraba en el santuario – en medio del pueblo de Dios. Todo esto era el primer cumplimiento, o mejor, dicho, el primer paso que Dios hizo para restaurarnos al lugar que perdimos – para darnos el hogar que habíamos perdido con Adán. Ahora bien, cuando este salmo fue escrito, en el Antiguo Testamento, sólo la mitad del papel de envolver se había quitado. Jesús todavía no había llegado. Vamos a hablar sobre eso después. No vivimos en la misma época como este salmo. Pero porque Dios vivía en el templo entre su pueblo, la gente podía viajar a visitarlo. Podía hacer peregrinajes allí. Y así lo hacían, al menos una vez por año, de todo Israel, viajaban de su pueblo a la ciudad de Dios. Y el autor piensa en esto, y dice, “Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que sólo piensa en recorrer tus sendas.” La última palabra allí sendas tiene el significado de una carretera, un camino, y el sentido es: dichoso el hombre que tiene grabado en su corazón el camino a la ciudad de Dios. Igual como me imagino que Alfredo tiene la ruta a Puerto Vallarta en su mente, puede pasar por toda la ruta, por cada curva en su mente por hacer el viaje tanto, en la misma manera dice el autor, dichoso el que tiene la senda hacía tu tabernáculo grabada en su corazón. Y en versículo 6 a 7, sigue pensando sobre el camino hacia Dios. v. 6 - Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle.

S19 No sabemos dónde este valle de Lágrimas se ubica. Tal vez describe algún valle seco, y pedregoso. Tal vez describe un lugar donde habían sepultado a amados matados en alguna guerra. No sabemos. Sin embargo, dice que cuando pasa por este valle tan difícil, lleno de tantos recuerdos difíciles, ¡lo convierte en región de manantiales! También la segunda parte – las lluvias tempranas. Esto es algo propio de México también – después de tantas meses secos y polvorientos, las lluvias tempranas pueden convertir toda la tierra en verde en una o dos semanas. Habla sobre la misma cosa. Y la pregunta es ¿cómo? ¿Cómo es que al pasar por el lugar donde te ha pasado tanta tristeza en el pasado, encuentras... ¿manantiales? ¿Lluvias? La respuesta está en v. 7 – “Según avanzan los peregrinos, cobran más fuerzas, y en Sión se presentan ante el Dios de dioses.” ¿La fuerza, el aliento, viene de los peregrinos mismos? ¿Logran salir adelante por su propia fuerza? No, la fuerza viene porque están en camino al hogar de Dios. Es que Dios está entre ellos, Dios vive entre su pueblo, y esto les da toda el animo que ocupan, y más. ¿Y nosotros? ¿Regresando a nuestra situación? A hogares quebrantadas, a situaciones amargas? Jesús ha venido a este mundo, y esto hace toda la diferencia. Como Juan dice en Juan 1, “Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros.” Literalmente, dice, y el Verbo puso su carpa entre nosotros. Ya no ocupamos el tabernáculo ni el templo. Ya tenemos el Dios vivo entre nosotros. Jesús se fue, ascendió a su Padre después de su resurrección. Pero nos dijo, “Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes.” Dijo en otra parte, Juan 14, “El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él.” Es decir, Jesús prometió hacer su vivienda, su hogar dentro de nosotros, dentro de nuestro corazón. Como dice Pablo en 1 a Cor. 3:16 – “No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?” ¡Cristo en nosotros! ¡Por su Espíritu! Entonces, regresando a la pregunta del día, ¿qué nos importa si pasamos por pobreza o s pasamos por tribulaciones o por

S20 angustias? ¡Estamos en casa! Estamos en nuestro hogar. Estamos en el lugar de perfecta seguridad, de perfecta paz, junto con nuestro Padre en los cielos y nuestro hermanos mayor Jesús. “Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, la santa habitación del Altísimo, Dios está en ella, la ciudad no caerá...” Dios nos llama a actuar en una manera en nuestros hogares en una manera llena de paciencia, de paz, de perdón. Dios nos llama a buscar la restauración de nuestros hogares, a hacer el trabajo difícil de pedir perdón dónde hemos dañado a otros, dónde hemos ofendo a los otros. A ser honestos con nosotros mismos, a humillarnos delante de Dios. ¡Y es muy difícil! Pero lo bueno de lo que predico hoy es que la fuente para hacer este trabajo difícil no viene de nosotros, sino viene de Dios. Una ilustración. Cuando ves un avión grande, y piensas en su peso, y en cuantas personas están allí dentro del avión, bien podrías pensar, “Imposible que este avión suba en el aire. Es demasiado grande! ¡Es demasiado pesado!” Y si no fuera por la gasolina, nunca subiría de la tierra. Pero lo que pasa cada día es que esos mismos aviones tan grandes suben de la pista y vuelan por el aire en las nubes. En la misma manera, tal vez los problemas de tu vida, tus pecados, tus malos hábitos, la maldad de otras personas, son grandes también. ¡Imposible!, piensas. Pero cuando Dios nos da la fuerza, cuando ya tenemos la paz y la seguridad – su Espíritu - en el corazón, eso nos da la fuerza para seguir paso a paso buscando su voluntad en nuestros hogares. Pidiendo perdón. Perdonándonos mutuamente. Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle. Y si no conoces a Dios, si no tienes a su Espíritu en tu vida, nunca lo vas a lograr. Puedes anhelarlo con todas tus fuerzas, puedes echarle ganas, pero es como si estuvieras tratando de levantar un avión a las nubes sin gasolina. No funciona. En Dios hay esperanza, si confiamos en Él, arrepintiéndonos plenamente delante de Él. Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales.

S21 Claro que ya no tenemos que hacer peregrinaciones más, a la ciudad de Jerusalén, o esa iglesia famosa del D.F., o X lugar. Somos individualmente el templo de Dios, Dios hace su morada en nosotros, pero en igual manera somos corporalmente el templo de Dios, Dios habita entre su pueblo. Dónde está el pueblo de Dios unido, allí está la presencia de Dios. Es nuestro tercer punto, rápidamente, la Participación en el hogar de Dios. c. La Participación en el Hogar (vv. 8-12). Para nuestro último punto, quisiera recordarles una vez más el contexto del salmo. ¿Recuerdas por qué el salmista a lo mejor no se puede estar, no puede trabajar en el tabernáculo de Dios? ¿El hogar de Dios? Al inicio del sermón, vimos como este salmo nos dice que fue escrito por unos hijos de Coré. Vimos como unos hijos de Coré tuvo que correr y esconderse en el desierto por amor a David, el ungido. Porque amaba más a Dios que el hombre, y porque amaba más a David el ungido de Dios que a Saúl, tuvieron que correr por sus vidas, a lo mejor por muchos años. Así es como dice v. 9 - Oh Dios, escudo nuestro, pon sobre tu ungido tus ojos bondadosos. ¡Los autores, o el autor, no está hablando de sí mismo! ¡Está hablando del ungido de Dios, David! Señor, por amor a tu ungido, sálvale y sálvanos también! ¿Crees que el Señor contestó su oración inmediatamente? Si conoces la historia de Saúl y David, sabes que David tenía que vagar por el desierto por muchos años. Nos enseña una cosa importante, hermanos. No siempre si confiamos en el Señor, las cosas se arreglan así. Por amor a Dios y por su ungido, este salmista tuvo que andar como alguien sin casa. Y suele pasar, hermanos. No siempre si servimos al Señor nuestro hogar se arregla tampoco. Jesús dijo, “Porque he venido a poner en conflicto “al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, a la nuera contra su suegra; los enemigos de cada cual serán los de su propia familia”. Y suele pasar. Pero lo importante, lo fundamental, lo principal, es lo que vemos aquí. Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios que habitar entre los

S22 impíos. Es decir, que estar aquí junto con Dios, con su presencia, con su pueblo, en el templo de Dios que es su pueblo, vale más que andar con cualquier fiesta de los borrachos. Estar aquí, aún haciendo un trabajo a lo mejor sin mucho honor, como hacer el café, como el trabajo de los ujieres, por el bien de la familia de Dios, vale más que juntarnos con cualquier grupo de personas contando chistes groseros. Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios que habitar entre los impíos. Resumiendo, tratando de no dejar ningún cabo suelto, tal vez al menos a corto plazo, no vemos nada de mejoramiento. Todavía seguimos en el desierto. Pero esto es lo que nos dará fuerza para seguir. Primero, El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él. Segundo, aquí en la iglesia, que éste sea el lugar que nos refresca, que nos nutra en la gracia y bondad del Señor. Esperemos o oremos que nos dé paz en nuestros hogares, en esta tierra. Esperemos el día cuando Jesús, Dios mismo, Dios el Hijo, regrese para traernos una vez y para siempre para estar con Él en el hogar preparado. Juan 14. »No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté. AMÉN.

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