Sangre de mi sangre 1era parte

Aquella mañana de noviembre de 1990, Oscar no fue a la escuela porque era domingo. Pero acostumbrada al estricto horario de la semana se levanta tempr

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Aquella mañana de noviembre de 1990, Oscar no fue a la escuela porque era domingo. Pero acostumbrada al estricto horario de la semana se levanta temprano, aunque su madre había decidido dejarla dormir. Apenas vestida con su piyama, entra al cuarto de su hermano pero se sorprende al no encontrarlo allí. Luego recuerda la costumbre de su abuela de amasar algo los fines de semana y concluye que quizás se levantó temprano para ponerse primero en la fila para recibir galletas. Así que se dirige a la cocina en búsqueda del niño. Al salir de su habitación escucha las voces de sus padres cada vez más cerca, provenientes del salón central. Ella se asoma por la baranda de la escalera. Desde allí puede ver a Bernard corriendo hacia el jardín, aparentemente avergonzado por algo. Con el instinto propio de los niños, decide ocultarse tras el descanso de la escalera al ver a su padre muy agitado darle un golpe a un mueble. Emilie Messer de Jolie mueve enérgicamente los brazos, siguiéndolo por la habitación. Ella exclama frases poco comprensibles, pero sea lo que sea que esté diciendo suscita una enérgica respuesta de Auguste Jolie. -¡Pues entonces enséñale a tu hijo algo de modales! ¡Me tiene que respetar! ¡Yo soy el dueño de esta casa y se hará lo que yo digo! -¡Y te obedecerá! Pero tienes que ser… no puedes ser tan duro con él. Por favor… es sólo un niño. el tono de la mujer se vuelve de súplica y disminuye en volumen. -¡No ruegues, mujer! ¡Tal vez a ti te parece que soy malo con él pero todo es culpa de esa sangre maldita! ¡Tengo que controlarlo o se volverá un delincuente como su padre! -¡Oscar, Oscar! –la abuela le hace señas para que entre rápidamente a su dormitorio pero indicándole con el dedo índice sobre sus labios que guarde silencio. Sin comprender bien lo que sucede, la niña hace caso y se sorprende al ver que su hermano está allí sentado sobre la cama, con las manos y rodillas sucias y una marca roja en su mejilla. -¿Cómo entraste, Bernard? -Trepé hasta la ventana y Marion me abrió. -¡”La abuela”! La abuela te abrió… -lo reprende la mujer. -Abuela, ¿por qué dice eso mi papa? No entiendo... –pregunta Oscar acurrucándose en los brazos de la mujer haciendose un ovillo. -Porque para el viejo no soy más que un recogido. –responde el chico. -¡No es así! Es una historia larga, mi niña Oscar. Miren, es hora de que vayan sabiendo la verdad niños. La verdad es que antes de que su mami se casara con tu papá, Oscar, y nacieras tú ella estuvo casada con… con otro señor que fue el papá de Bernard. Eso fue hace mucho tiempo cuando tú, Bernard, eras muy chiquito por eso no te acuerdas… -¿Pero entonces Bernard no es mi hermano? -Si lo es, Oscar. Los hijos son de la madre. Los dos tienen la misma mamá y eso es lo único que les tiene que importar. Afuera en el living se vuelven a escuchar gritos, pero esta vez de Emilie. -¡Pues si le vuelves a levantar la mano a mi hijo te pesará! ¡Me voy y no me vuelves a ver nunca jamás! -¿¡Y a dónde irías?! ¡¿Crees que llegarás muy lejos con un niño y con una anciana a cuestas?! -¡Pues aun así! ¡Me voy y me llevo a tu hija también! ¡Nos vamos bien lejos y no la vuelves a ver jamás! -¿Crees que lo lograrías? No tienes agallas para eso, ni para ninguna otra cosa. ¡Eres una cobarde! Las voces de la mujer y del hombre ya no se escuchan con claridad. Transcurren unos segundos de aparente silencio. Luego, un golpe seco corta el aire nuevamente. La abuela se levanta de un salto. -¡Basta! ¡Esto ha llegado demasiado lejos! Marion abre la puerta de su cuarto mientras los niños la siguen. Grande es la sorpresa cuando ella y sus nietos ven que es Emilie la que ha dado el golpe contra el rostro de su esposo. Sangre de mi sangre –1era parte

Capítulo 2: Los Guardaespaldas Un nuevo día nace en la Paris invernal. Otra vez la luz del sol golpea los ojos de André Garnier hasta lastimarlos. Había olvidado sus lentes de sol en la mesa de luz y ahora lo está pagando. Y para peor esta vez le toca conducir, mientras es Alain el que puede tomar café tranquilo a su lado. -Otro día, otra moneda… ¿Y que tenemos? –pregunta Saussure desperezándose un poco. -Un 413 en la zona del Sienne. -¿Dónde? -En el Port d´Arsenal… -¿Qué eso no es jurisdicción del 12vo distrito? -Sí, de ellos y nuestra, pero nuestros compañeros de la 12 no moverán su trasero hasta allí. Y como estamos justo en el límite, ¿adivina a quien se les ocurrió enviar? A Saussure y Garnier… obviamente. Es como si supieran que estamos cubriendo el turno noche también para aprovechar y fastidiarnos… -Cálmate primo, el día recién comienza. No es para estar a la defensiva tan pronto. Pero las palabras de Alain Saussure son interrumpidas cuando el coche frena frente a uno de los muelles de la guardería náutica. A diferencia de lo que los detectives esperaban encontrar, solo hay un bote de la Guardia Costera con un sólo equipo de rescate y una patrulla. Algunos curiosos observan el trabajo de la policía, sin ser detenidos por ningún cerco policial. Los detectives del 4to distrito bajan del coche; André le señala a uno de los uniformados la gente para que busque con qué armar un vallado, su compañero lo sigue como si nada. Finalmente al acercarse a donde se encuentran los oficiales de la Guardia Costera, reconocen la cabeza plateada de uno de los peritos forense sacando fotos. -A ver, Françoise, dime algo que me arruine el día… -lo interpela Alain. –¿Qué tenemos? -No mucho. Dos NN varados en un costado del canal. Una barcaza recreativa trató de encallar en su muelle y se encontró con que algo se lo impedía. Vengan, aquí están. El forense acompaña a los policías a ver el hallazgo, envuelto con por una manta que finalmente descubre. Los cuerpos de un hombre y una mujer negros; atados de pies y manos y expuestos al agua y a la contaminación del Siena, no ofrecen el mejor espectáculo a la vista. Alain se arrepiente de no haber esperado a que avanzase más la mañana para desayunar: el olor que emerge de los cadáveres lo obliga a taparse la nariz y la boca con un pañuelo. André le dedica una sonrisa con sorna, mientras observa el piso de barro en que se encuentra. Diferentes pisadas van de una parte a otro, será imposible tratar de encontrar alguna evidencia no contaminada por los curiosos o los mismos policías. Se vuelve a dirigir al policía al que le hizo señas para que fuese a vallar finalmente la escena. Luego se inclina a observar mejor a los occisos.

-Hombre negro, de unos cuarenta años… la mujer claramente no pasa de los veinte. – explica Françoise. –Por la forma en que están atados que los arrojaron vivos pero de forma tal que no intentasen nadar. Sin documentos, sin pertenencias de valor, sin nada que permita identificarlos… seguramente ilegales venidos en algún barco carguero de África, así que dudo mucho que sepamos quienes fueron o cómo murieron. -¿Causa de la muerte? -Pues… les diría que se ahogaron, pero no lo sabré con certeza hasta que termine la autopsia. -Aquí no los mataron, estos cuerpos llevan varios días y ya alguien se hubiera dado cuenta. Igual es un poco arriesgado dejarlos en pleno centro de la ciudad… ¿No lo crees Alain? Alain sólo responde asimiento con la cabeza; está muy ocupado tratando de no contribuir con su desayuno a la contaminación de la escena del crimen. André enfoca su vista hacia las guarderías del otro lado de la orilla. -Quizás los hayan sacado de alguno de los depósitos de los canales. ¿Ya enviaste a procesar las muestras de sangre? -¿Procesar? ¿Qué te crees Garnier, que esto es CSI Paris? Con suerte tendrás resultados para dentro de tres semanas… yo por ahora me tengo que ocupar que no caiga Control Ambiental y nos empiece a hacer problema por haberlo dejado aquí toda una madrugada, si se enteran de que… -¡Y dentro de tres semanas habrá otro muerto y ya se olvidarán de estos! ¡Porque a nadie le importa investigar la muerte de un ilegal! -grita un hombre desde atrás de una improvisada valla. –Claro, ¿cómo el estado francés va a desperdiciar sus valiosos recursos en un hombre que ni siquiera es ciudadano? ¿Qué pensarán los contribuyentes, verdad? ¡Mejor, que maten a toda esa lacra que viene a robarse el trabajo de los honestos ciudadanos franceses! -¿Oye, puedes terminar? ¡Estamos tratando de hacer nuestro trabajo! –grita Saussure. -Vaya, vaya pero si es Bernard Noir. Ya veo quien anduvo dejando sus huellas en el barro. Garnier se cruza de brazos sin tomarse demasiado en serio las palabras del periodista, no obstante a su primo no le causan la más mínima gracia. -¿Y tú qué eh? ¡Te la pasas criticando en tu diario lo mal que trabaja la policía, que no se ocupa como corresponde del crimen! ¿¡Pero por qué ya que hablan tanto de la libertad de expresión por qué no mencionan que hay apenas la mitad de policías de lo que la ciudad necesita!? ¿Qué nos pagan en cuota nuestro sueldo como si fuéramos un electrodoméstico comprado en una gran tienda? ¡Ah, pero eso afectaría el nuevo recorte que esos politicuchos de cuarta de la centro izquierda que tu diario tanto apoya proponen para bajar el gasto público! Y mucha gente que teme por su seguridad podría no estar de acuerdo, y sería crear división entre los votantes. ¡Porque ante todo somos franceses! ¡Lo mismo que tú críticas, que no se nos vaya a olvidar el sentimiento de unidad del país! ¡Sobre todo ahora que falta poco más de un año para las elecciones! -¡Ey, ey, cálmense todos! Estamos del mismo lado, ¿recuerdan? Todos aquí estamos tratando de hacer nuestro trabajo… -exclama André, conteniendo a su primo mientras ambos se acercan a Bernard. –¿Y bien, tú sabes algo que nosotros no? -Depende de lo que ustedes sepan… -Pues nada aún, como vez. No hay pruebas, no hay pistas… -Entonces yo tampoco sé nada. Bueno, al menos algo de lo que ustedes necesiten enterarse policías entrometidos como ustedes. No es que desconfíe, pero cada vez que la policía conoce una pista buena, aún si tienen buenas intenciones, la termina arruinando.

-Bueno, tú sigue burlándote si quieres. Mientras nosotros… ¿Cómo dicen los periodistas? “Seguiremos investigando”. -Muy bien, pero háganlo antes de leerlo en la portada del diario, así cuando les lluevan con preguntas al menos sabrán algo del caso. Yo me voy a desayunar, ustedes mejor no lo hagan… no vaya a ser que les caiga mal la comida. Bernard se retira entre los insultos de Alain, que es llevado a las rastras por André nuevamente a donde el forense sigue sacando fotos. -0-0-0-0-0-0-0-0-

Marie Antoinette Austerich entra a uno de los sets que conforman el enorme edificio de la agencia de modelos Versailles. A su alrededor, gente con mucha prisa va y viene con enormes percheros de ropa. Al final del estudio, una top model se queja a viva voz de las asistentes, las maquiladoras, los diseñadores… bueno, absolutamente de todos. Solo una mujer se atreve a hacerle frente. -¡Ya no puedo trabajar con estos inútiles! ¡Mira lo que han hecho! ¡Mañana es la presentación del club y para las fotos me dieron este vestido rojo! -¿Y qué hay con eso? –le responde la otra mujer, de brazos cruzados. -¡¿Y qué hay con eso?! ¡Todo el mundo sabe que el rojo pasó de moda con Valentino! ¡Yo soy una estrella! ¿Cómo crees que voy a ponerme esto? Estuve en los desfiles de la casa Versailles de los últimos ocho años y… -Madame, yo le quería preguntar… -se acerca tímidamente Marie Antoinette, pero no es tenida en cuenta por las otras mujeres. -¿Y eso no te dice nada? Quizás unos ochos años hayan sido demasiado para ti. Tienes razón, las modas se renuevan, ¿y sabes qué? ¡Las modelos también! Tal vez hace demasiado tiempo que haces lo mismo. -¡Pero Gabrielle! -¡Madame Gabrielle para ti, ingrata! Mira, si no quieres usar ese vestido no es necesario que lo hagas, aquí nadie obliga a nadie. No participarás del desfile de mañana. La mujer arroja el vestido con furia y sin siquiera mirar a Antoinette sale del vestuario rápidamente. -Madame, disculpe… -¡Ah, Marie Antoinette, perdóname por esta escena! No te preocupes por ella, se le pasará muy pronto… -A mí me pareció que estaba muy enojada… -Oh, sí. Pero descuida, ya tiene más de treinta. Su carrera de modelo en cualquier momento se esfumará y ya se divorció de dos maridos. No tiene mucho para exigir, de hecho tiene suerte de tener trabajo. El mundo de la moda es cruel con las crueles. -Cruel…-repite la muchacha, como si se tratase de un conjuro. -Pero descuida, pequeña… Tú eres muy joven y bella, estás en una carrera en pleno ascenso. Mira, eres la nueva cara del perfume “X-Cess”, no hay marquesina francesa que no tenga tu rostro. -Ah… sobre eso quería hablarle, Madame… -¡Oh, no es necesario que me digas Madame! Puedes decirme Gabrielle, somos amigas, ¿recuerdas? -Sí, sí, Ma… Gabrielle. Sobre las fotos… -¿No te gustaron como quedaron? La chica esa, la fotógrafa…

-No, no. Las fotos no tienen nada. Es simplemente que… yo le estoy muy agradecida a Versailles por darme la oportunidad de ser la imagen oficial de su perfume pero creo que debería darle otro tipo de enfoque a mi carrera artística. -¿Otro enfoque, linda? No te entiendo… -Sí, sí. Hablé con mi madre y ella cree que no debo sobrexponer mi imagen, quizás debería elegir otro tipo de trabajos y… -Ah, ahora entiendo. ¿Te refieres a desfilar, no? ¡Claro que sí! Déjame que convenza al director de Versailles y te haré participar del desfile de fin de mes. Tú tienes el cuerpo perfecto para el modelaje. -Creí que las modelos de gráfica no hacían desfiles… -¡Boberías! Esas son reglas para las que no pueden con ambas cosas. Pero hay más requisitos, eso es cierto. El más importante obviamente es el peso, porque no hay con qué retocar tu imagen. Todos los días hay pesaje para las modelos. Pero descuida, una chica tan bella como tú no tiene nada de qué preocuparse. Tú confía en mí, Marie Antoinette. ¿Por qué confías en mí, verdad? Sin confianza no hay amistad… -Sí, sí, confío en ti Ma… Gabrielle. La mujer sonríe de forma seductora y dándole un abrazo a la muchacha, agrega. -Entonces deja todo en mis manos y verás cómo serás la estrella más famosa de la moda en París. Marie Antoinette rebosante de felicidad. Ahora no sólo haría publicidad sino que participaría en los más importantes desfiles del mundo. La casa Versailles es líder en las tendencias de la alta costura mundial y ella acompañaría ese éxito. Lo más seguro es que Louis se pondrá orgulloso de ella apenas se entere. Tendrá que llamarlo para reunirse con él y contárselo en persona, un mensaje de texto sería un desperdicio del efecto de la gran noticia. Sí, eso será lo que hará apenas salga del set. -0-0-0-0-0-0-0-0-

La Defense, el distrito económico más grande no sólo de Francia, sino de toda Europa. Ubicado hacia el oeste de París, queda a apenas quince minutos en auto desde el Arc de Triomphe por la avenida de los Champs-Élysées, hasta desembocar en el Arc de la Defense cuya moderna estructura de mármol, granito gris y cristal recibe a sus visitantes. El predio ubicado sobre el departamento de Hauts-de-Seine abarca el espacio correspondiente a tres barrios comunes. Cientos de modernas torres y rascacielos emergen de ella, contrastando con las ancianas edificaciones que Paris va a acumulando a través de todas sus épocas de glorias y de penurias. Pero no solo edificios de cemento y vidrio componen el complejo; también se puede circular por una enorme explanada peatonal, comprar en el centro comercial Quatre Temps, pasear por amplias plazas y contemplar fuentes, obras de arte expuestas en la calle, e incluso atravesar los jardines colgantes que cuelgan entre los edificios. Más de ciento cincuenta mil personas trabajan día a día en ese imperio del comercio. Y una de ellas es Charlotte, la más joven de las hermanas Moreau, quien trabaja como secretaria en la Torre Royale perteneciente a la Banca Mixta de Paris, el banco más grande de Francia. Con una mano acomoda su largo y enrulado cabello, mientras con la otra hojea rápidamente una revista. Luego hace una seña con un separador rojo en una de ellas, al tiempo que reenvía rápidamente un correo que acaba de llegar. Después vuelve a hojear otra revista a la cual marca con un señalador verde. El teléfono interrumpe su tarea:

-Oficina del señor Bordeau… sí, está en reunión… no, no sé a qué hora termina. Si, déjeme un mensaje si lo desea… señor Clousteau del Ministerio de Hacienda, que lo llame a su celular… No, gracias a usted, que tenga buen día… Al poco tiempo otra llamada interrumpe el rápido hojear de la secretaria. -Bonjour… I´m Mr.Bordeaux´s secretary... Oh, no problem… Mr.Smith arrives tomorrow…. 11 AM. Charles De Gaulle Airport. Ok. Thank you. Have a nice day. La secretaria corta pero otra vez la campana del teléfono clama por ella. -Oficina del Sr.Bordeau… -Sí, habla Maria Theresia. ¿Ya se desocupó mi sobrino? -No, no. Aún sigue en su reunión… ya sabe, así son los empresarios chinos… -Oh, supongo que demorará bastante. Por favor, avísele que no se olvide de que el lunes es la reunión para entrevistar al personal de seguridad de Marie Antoinette. Si no puede asistir, que me avise por favor. -Por supuesto, señora Austerich. Yo le aviso, que tenga un buen día. Charlotte cuelga el teléfono y junta todas las revistas que tenía sobre la mesa. Luego se dirige hacia la oficina de su jefe, no sin antes golpear la puerta. -¿Señor Bordeau, puedo pasar? -Sí, sí. Adelante, adelante. Pasa, por favor… Con mucho cuidado la secretaria entra a la lujosa oficina. Sobre un costado de la mesa de directorio varias piezas se encuentran perfectamente alineadas por tamaño. En la parte central, el señor Louis Bordeau coloca con extremo cuidado el brazo armado de un Gundam. En una repisa, se encuentran varias cajas apiladas, incluidas las que su secretaría había traído para él hace unos días. -¡Oh, pero que precioso está quedando! ¿Qué modelo es? -Oh, es un MS Gundam Exia. Por ahora está así, pero cuando acabe con el barniz… mire, se convertirá en su versión Trans-arm (1). Mire, mire… Louis corre presuroso al buscar un control remoto con el que maneja todos los artefactos eléctricos. De pronto, la iluminación casi desaparece, incluso se cubren las ventanas con paneles que impiden el paso de la luz. En ese momento, donde casi todo es oscuridad, el mecha en cuestión comienza a iluminarse en un tono magenta brillante. -¡Oh, vaya, usted sí que realmente tiene talento en las manos! ¡Es increíble! Louis no responde nada, pero por dentro suyo no puede evitar sentirse alagado por las palabras de la secretaria. Charlotte toma el control remoto y luego de que la iluminación vuelva a su forma habitual, se acerca hasta quedar de frente a su jefe. -Bueno… no es para tanto, señorita Moreau. –sonríe mientras saca un pañuelo para secarse el sudor de su frente. –¿Ya hizo el nuevo pedido? -Sí, sí. Yo misma lo envié personalmente, tienen todas las instrucciones, así que llegarán para el próximo mes. Tuvo varias llamadas... el señor Closteau lo llamó por la reunión de hoy por la tarde. También llamaron para confirmar el señor Cheng, y el señor Aubriot que llegaran sus respuestas, lo mismo que el señor Smith para darle los datos sobre su llegada al aeropuerto. Ah, y su tía llamó varias veces para recordarle las entrevistas sobre los guardaespaldas de Marie Antoinette. -Ah… ese asunto. Ya casi lo había olvidado… -dice perdiendo energía al sentarse sobre un enorme sillón presidencial. -¿Algo más? -Sí. Aquí le seleccioné todos los diarios y revistas en que la señorita Marie Antoinette y usted aparecieron. No hay una que no los mencione al menos una vez. En esta, en la página central aparece una de ambos.

Louis abre la revista justo en la mitad, allí se ve la publicidad del perfume X-Cess. Y en la página siguiente, una radiante Marie Antoinette abraza a un no tan radiante Louis. El joven sonríe melancólicamente al ver la imagen. Ella se ve preciosa y él… bueno él se ve justamente como es. Y no es que fuera tan horrible tampoco: tiene unos ojos claros muy dulces y muy de vez en cuando muestra sus dientes marfil en una tímida sonrisa. Esto del lado del encanto natural. No tan encantadores resultan los cinco kilos que había aumentado en tan solo un año, sumado a los cinco kilos del año anterior, haciendo emerger una rasgo de su herencia paterna. Asimismo, su cabello no es demasiado abundante haciendo destacarse en demasía su amplia frente. Después de ver su propia foto, observa las otras en las que muestran varias compañeras de su novia en la casa Versailles. El resto de las modelos como ella suelen aparecer acompañadas por jugadores de fútbol, algún que otro actor y en menor medida cantantes. ¿Empresarios como él? Sí, sí, puede ser… pero los cuales podrían ser modelos ellos mismos por todo el cuidado que le ponen a su apariencia. Y él, él no es precisamente uno de ellos. Cualquiera pensaría que Louis Bordeau es uno de los hombres más afortunados de Francia. Es el flamante presidente de la Banca Mixta de París, cargo que hace menos de un año heredó de su padre cuando este falleció. Y además sale con la mujer que más fantasías había despertado en los franceses al menos en las últimas semanas. Y sin embargo… -Ah, una cosa más. La señorita Marie Antoinette lo llamó para hacer algo mañana por la noche. Tres veces. -Sí, la insistencia es un rasgo familiar… De acuerdo, yo hablaré con mi tía. Por favor, llama a Marie y avísale que cenaremos en el restaurante del L´Opera.

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Oscar observa su reloj de pulsera; marca exactamente las 12 PM del día viernes. Habían pasado varios días desde su última consulta con el Doctor Federson, y siquiera se había dado cuenta de ello. Afortunadamente en la mañana había recordado que tenía la cita el día de hoy. Eso no le cae en gracia: ¿desde cuándo olvidaba una cita importante? ¿Será una consecuencia de la operación? No se había percatado de ello nunca antes. No, seguro no es eso y el aparente olvido es debido a la falta de costumbre a ese compromiso. Una vez más observa el escenario donde se desarrolla su terapia. Mejor dicho, su relevamiento de terreno. Después de todo, una terapia implica que existe un problema psicológico el cual se procede a aliviar a través de un tratamiento en las llamadas “sesiones”. Pero Oscar, a su propio juicio, no tiene ningún problema que resolver. Lo suyo es más bien una investigación de carácter casi científico. Por eso es que recurre a un especialista más versado que ella en la materia. Ella mira una vez más el decorado del consultorio: el amplio ventanal, el largo potus decorando una de las esquinas, el título de Doctor en Psicología norteamericano, la equivalencia francesa y algunos certificados por ponencias y congresos sobre las paredes. La alta lámpara al lado del sillón, igual al que ella se sienta y sobre dicho sillón ligeramente recostado el mismísimo Harrison Axel Federson. Jolie le dedica una nueva y estudiada mirada. Allí está él; cabello castaño claro ondeado cortado de frente. Por detrás asoma una corta melena. Grandes ojos azules que obligan a prestar atención a quien sea su interlocutor. Altura y contextura física considerable, que denota la presencia de ejercicio físico y esmero

en la imagen; todos detalles que ya había notado pero recién en este momento presta mayor atención al conjunto. Julianne no había mentido; el doctor es agradable a la presencia y a la vista. “¿Usará su aspecto para hipnotizar? Seguro le dará resultado en muchachas impresionables como mi prima”, se cuestiona para sí Oscar. No obstante, es lo único agradable del ambiente: el decorado con solo haberlo visto dos veces ya le produce una enorme incomodidad. Quizás sea todo ese esfuerzo en que no parezca un lugar donde a la gente, básicamente, se le saca información. Y siendo este el caso una sala de interrogación le parecería más amistosa, o al menos más familiar. Harry abre un libro para tomar apuntes y sin observar directamente a su paciente, pregunta: -¿Y bien? ¿Has tomado nota de todos los detalles de tus sueños, verdad Oscar? -Eh… bueno, a decir verdad no. Es que solamente soñé una tontería con mi hermano y… -¿Y cómo se llama ese hermano? -Bernard… Bernard Noir. ¿Se acuerda que le dije que es periodista? Trabaja en Le Monde… fue cronista de guerra pero ahora cubre los internacionales. También trabaja para una revista independiente. Seguro debe haber leído algo escrito por él, es bastante conocido… -Y tu hermano usa un seudónimo ¿verdad?…. -Sí, su apellido completo es Chateaux-Noir. Ah, ya entiendo la pregunta. Algo que no le dije antes es que Bernard en realidad es medio hermano por parte de mi madre. O sea, para mi es mi hermano sin más discusiones. Según mi abuela los hijos son de la madre. Antes de conocer a mi papá, mi mamá tuvo una especie de historia con… bueno, un hombre que se metió en algo extraño de la política o cosa por el estilo, algo así como un militante. No sé nada sobre eso, hay cosas de las que mi familia no habla. Era en esa época de todos los atentados a los trenes franceses, lo de los trenes no lo inventaron los extremistas de ahora. Yo era muy chica y no entendía nada, lo poco que me alcanzó a decir una vez mi abuela fue a ese hombre lo perseguían y enseguida entró mi padre y si me iba a seguir diciendo algo nunca llegó a hacerlo porque…. Lo siento, no debí decirle esto, no anote nada por favor Doctor. Es un asunto delicado… mi padre fue de la Sureté y no quisiera comprometerlo de algún modo. -Oscar, todo lo que me digas en estas sesiones es de carácter confidencial, no te preocupes por eso. Pero si no quieres hablar de eso, hablemos del sueño entonces. ¿Qué pasaba en él? -Bueno… era medio tonto la verdad. Soñé que me peleaba con mi hermano como cuando éramos chicos. Bernard de chico siempre tenía la maldita costumbre de robarme los libros, las cartucheras o lo que tuviese a mano mientras fuera mío, y yo cada vez que lo descubría me agarraba a golpes con él y nos dábamos bien duro… En el sueño parecía una de esas veces, yo me sentía muy enojada como que me había hecho algo realmente feo porque lo quería matar, estrangularle… no me acuerdo el motivo de la discusión. Y entonces alguien me frenaba y me decía que no tenía que hacerlo, que no lo hiciera... ¡Ya recuerdo, que estaba de servicio, y que no podía darle rienda suelta a mis impulsos! Eso es lo que me decía. Pero por eso ya le digo que era una tontería, porque mezclé una pelea con mi hermano con algo del ejército obviamente. -¿Peleaste mucho en el ejército? -Bueno, sí. Estuve en una guerra... -Me refiero dentro de la fuerza… -Si, un tiempo... Como le dije, aunque vengo de familia de militares... no querían una mujer en Infantería. -¿Y esa voz, provenía de alguien…?

-No… no recuerdo haber visto a nadie. Era como… como si fuera la voz de mi conciencia, u otro yo… seguro usted sabrá mejor que yo, para eso es psicólogo ¿no? -¿Y a tu hermano, recuerdas como lo veías en el sueño? Si era como cuando era niño o… -No… ahora que lo pienso, estaba como es ahora… creo, ay, no presté atención. Igual no sé cómo esto tiene que ver con ayudarme a recordar cosas de mi supuesta anterior vida... Federson se quita sus lentes de lectura, cierra el cuaderno y se inclina sobre su silla hacia delante. -Oscar, necesito que entiendas algo fundamental del sueño. Nuestra yo debe atravesar varios filtros para canalizar el deseo, filtros que pone nuestra misma mente. En el sueño esos filtros muchas veces transforman lo que realmente nuestro inconsciente quiere transmitirnos para mostrarle a la mente consciente lo que quiere decirle. Lo que trato de explicar es que no siempre vas a poder ver tus sueños literalmente –sobre todo lo que son las imágenes- sino que la mente buscará jugarretas para disfrazarlo. En un tipo de terapia en la que se presume hay recuerdos bloqueados, sean de una vida pasada o no, es muy importante establecer todo el sistema de codificación y estudiar todos los simbolismos para así poder leer claramente el mensaje. No importa si no tiene significado aparente o se trata de la vida que crees cotidiana, no lo sabremos hasta que tengamos más elementos para analizar. -Lo siento… no creí que fuera importante. -No te preocupes, la terapia lleva tiempo y es necesario entrenar a la mente para recordar. Te pido nuevamente, anota todo incluso sobre lo que ocurre en la vida consciente. Si conoces lugares nuevos, si conoces gente nueva que impresiones sientes, si te provocan agrado o rechazo… sensaciones o cualquier cosa que te llame la atención. Nos vemos la semana entrante. El RER C anuncia su paso con un sonido agudo. Oscar se levanta de su asiento y se acerca a la ventana por la que ve pasar el tren. -Doctor Federson… ¿se acuerda lo que dijo la vez pasada sobre los lugares? -Sí, claro, ¿pensaste un lugar? -Bueno… estaba pensando que el RER está de aquí a dos estaciones de Versailles. Y se me ocurrió que quías podríamos encontrarnos allí. No debería trasladarse mucho y creo sería un buen cambio de ambiente. La verdad es que no me gusta mucho sentarme y hablar sin hacer nada. Supongo se puede caminar al menos. -Me parece bien. La verdad no conozco Versailles. Será un buen cambio. Pero tendrá que ser en quince días porque la semana que viene tengo que viajar a Nueva York. Llama a mi secretaria para recordarle la hora y el lugar de la cita, por favor… -0-0-0-0-0-0-0-0El detective Garnier observa el reloj con molestia; ya lleva más de media mañana allí y no había sacado nada en limpio. Solamente tiene una escena del crimen por la mitad, unas víctimas tampoco muy bien conservadas y ningún indicio del autor. Finalmente se pone de acuerdo con Saussure para dividirse el trabajo; Alain se quedará allí para esperar a los de Control Ambiental y sus quejas mientras que él se irá al Departamento a comenzar con el papeleo. Después de hacerle un saludo con la mano a su compañero se dispone a marcharse rumbo a su destino. Pero no llega a avanzar ni dos cuadras cuando el coche pasa por delante de Bernard Noir, quien maldice a su suerte mientras le da una gran patada a la puerta de su Peugeot 205.

-¡Maldita sea! ¡Dos días desde que salió el mecánico y ya no anda! –exclama el periodista mientras desde la tapa del radiador sale humo. -Tratándolo con rudeza, no creo que vaya a andar mejor, jajaja. –exclama el policía mientras pega un bocinazo. -¡¡¡Merde, merde, merdeeee!!! ¡Encima tener que dejarlo aquí en este barrio hasta que se digne a venir la grúa! ¡Maldita suerte! -Ey, si quieres puedo llevarte. Claro que si molesto, como soy un policía entrometido… -¡No, no! Ok, tú ganas. ¡Te pagaré la nafta, pero por favor sácame de aquí! André vuelve a reír mientras Bernard sube al auto. -¿A dónde vas? -Tengo que buscar a mi novia por la imprenta de su revista, está dos cuadras antes de llegar al parque de Belleville… yo te voy indicando cuando lleguemos. -¿Hasta allá tenemos que ir? Está bien. Vamos pronto, aún me queda trabajo que hacer. André baja el parasol del auto, el sol sigue brillando con fuerza. El periodista no puede evitar notar una foto de los agentes Garnier y Saussure con una chica de pelo castaño que los abraza a ambos. El policía enciende el estéreo, la melodía de “Medley” interpretada por Vanessa Mae comienza a sonar (2). El periodista busca algo de qué conversar, y sin darse cuenta comienza a entrevistarlo. -¿Así que te gusta el violín? -Me gusta oír casi cualquier música. -¿Y tocas algo? -No… de joven un poco de guitarra pero nada más. Tengo buen oído pero nula habilidad en los dedos. Además eso de Dianne… lo compró porque en ese disco hay un tema que pasaban en Sailor Moon o algo así… Diane…. seguramente la chica que aparece en la fotografía. ¿Hermana, novia? Es posible… la hermana de un policía, sólo puede conocer como marido a otro policía. Bernard decide ignorar su curiosidad y no seguir con la conversación. Es así que pasa un largo rato hasta que llegan al Distrito XX, entonces el periodista indica las últimas calles a tomar para llegar a destino. Cuando aún faltan unas cuadras, comenta: -Oye André, te estuve observando desde hace un rato y voy a decirte algo. Creo… creo que eres un buen policía. Ciertamente no eres corrupto, o sino no andarías en esta lata con el tanque casi vacío. Y no eres ambicioso, sino ya te hubieras buscado algo más que hacer. -Te equivocas. Si soy ambicioso, ambiciono que me paguen lo que me corresponde. Y la verdad si no necesitara el dinero no hubiera tomado horas extras en el turno nocturno. Pero como no pague el alquiler este mes, la nafta ya será el menor de los problemas… -Sí, ya sé cómo es esto. La gente no se da cuenta de qué es la corrupción. Cuando piensan en ello se imaginan a un gordito de algún ministerio contando una valija de dinero a cambio de un voto, deseoso de hacer dinero fácil. En verdad no piensan en un tipo bueno que un día, por mucha necesidad de su familia o a lo mejor por impresionar una chica… un día acepta hacer algo malo. “Sólo una vez”, se dice a sí mismo. Pero después lo hace una vez más, y otra, y otra… y finalmente ya no puede escapar. -¿A qué viene toda esta conversación? – -Cálmate, no te estoy criticando. Mira, tengo el dato de un trabajo. Sé que necesitan gente de seguridad para cuidar de una modelo. Mi novia tiene los datos, si te interesa se los pido. Ya le avisé a alguien más pero seguro buscan más de una persona… -Yo ya tengo un trabajo. No sé si pueda con otro…

-Pues, siempre será mejor que hacer horas adicionales. Además te van a pagar seguro. Voy a preguntarle y te aviso. Toma mi tarjeta, si te interesa me llamas. Ah, ahí está mi novia, gracias por el traslado. Bernard baja del coche mientras una protestona Rosalie, como llama a la mujer rubia que va a su encuentro, le recrimina el haberse demorado tanto. André no alcanza a oír lo que el periodista responde, pero al parecer se excusa con lo del auto porque ella se da vuelta para verlo mejor. Ambos le hacen un saludo con la mano que él contesta al despedirse. -Bernard, ¿quién era ese muchacho? –pregunta la mujer rubia. –Parece amable… -Ah… un conocido de mi trabajo. Oye, ¿te dijo Oscar que puede ir a cenar el sábado? El domingo tiene que ir a lo mamá y el viejo… -Pues sí, ya me dijo hace dos días… ella no es una olvidadiza como tú. ¿Y qué le pasó al auto? No me digas que se quedó parado de nuevo… -0-0-0-0-0-0-0-0-

-¡Oscar! –exclaman al unísono las mujeres. -¡Pudiste venir! Rosalie y Charlotte, una de cada brazo, jalan a su amiga y la arrastran hacia dentro de la casa. Aunque sean dos mujeres de sobra adultas, parecen dos niñas abrazando a su muñeca preferida. Oscar se resigna a que como siempre que va a la casa de las hermanas Moreau le estén tocando el pelo que según ellas mismas dicen es tan espléndidamente rubio y sobre todo tan ondulado. “Yo tengo que atarme los ruleros por horas pero los de ella son taaan lindos”, exclaman ambas cada vez que ven al objeto de su preferencia. Jolie les sonríe en un intento de ser amable y no pensar que a sus amigas les patina el moño desde hace rato. Además Rosalie, la mayor de las hermanas, algún día será su cuñada, y fuese como fuese tendrá que acostumbrase a toda su “excentricidad” tal y cual su amiga lo hace con ella misma. Después de todo, se ha convertido en su única amiga en años. Entre la vida en el ejército y su propia falta de interés en los temas de las chicas –o sea varones, ropa, varones, maquillaje, varones, chismes, y también los varones por supuesto –no la hace la dama de más agrado para otras mujeres. -¡Oscar, tengo una gran noticia! –exclama Charlotte. -¡Arreglaron el horno! ¡Ahora voy a poder cocinar todos los días nuevas recetas! –agrega, señalando la cocina. –Ya hice un postre delicioso para hoy. -¡Y yo hice mi primer sesión de fotos de publicidad! -Son esas muy buenas noticias. ¿Dónde está tu mamá? Le traje un vino para acompañar la cena… -Muchas gracias, lo pondré en la heladera para que se enfríe un poco. –dice la mayor de las Moreau. –¡Má, ya llegó Oscar! La señora Moreau sale al encuentro de la visita. A diferencia de sus hijas, su cabello es oscuro y siempre lo lleva recogido en un gran rodete con una pinza plástica. En su mano sostiene de un lado un guante de goma y del otro una llave inglesa. -Oscar, hija, que bueno que hayas venido a vernos. No puedes llegar en un momento más justo… Necesito pedirte un favor. El otro día se nos rompió la canilla de la ducha y tratamos de arreglarla pero ninguna de nosotras sabe… y hoy traté de hacerlo yo de nuevo y creo que la rompí. ¿Te molestaría mucho darle una mirada? -Claro que no. ¿Tienen herramientas, no? Así, sin más preámbulos excepto cortar la llave de paso y cómo la haría un experto plomero, Oscar cambia el cuerito de la canilla sin ninguna dificultad.

-Ah, Oscar, te lo agradezco tanto. Llamamos a un plomero, pero cuando nos pasó el presupuesto… ya habíamos gastado en el horno y… -Yo traté de hacerlo pero no pude ni mover el vástago. –comenta Rosalie. –Al final vino Bernard y… -Déjame adivinar, terminó rompiéndola más. -Bueno, al menos dejó de gotear. Directamente dejó de salir el agua. -Mi hermano es muy buen tipo, y sabe muchas cosas, pero no lo saques de su computadora que se vuelve un inútil. Bueno, ya está lista. -Como la mayoría de los hombres de hoy día… -agrega la madre de las chicas. –Yo me casé con uno y lo único que hizo bien son estas chicas tan lindas. Por eso les digo a ellas que se fijen bien… -Pues ese consejo ya llega un poco tarde para Rosalie, mamá… -los ojos de la hermana menor se entrecierran, dándole una expresión falsamente astuta. –Oscar, ¿sabías que a Rosalie su novio la viene a buscar todas las noches, y la trae de vuelta a las tres de la mañana? -¡No es verdad! ¡Lo máximo que he vuelto es la medianoche y siempre he avisado! -¡Mentira! ¡El otro día escuché el ruido del auto cuando era mucho más tarde! ¡Eso le decís a mamá para quedar como la santita de la familia! -¿Y tú, Charlotte? Todos los días, cuando llegas del trabajo o del curso de cocina te metes en tu computadora a hablar con ese tipo que ni lo conocemos. -¡Es solamente un amigo! Además no es lo mismo, porque solamente chateamos… -Se pueden hacer muchas cosas por el chat, y bastante truculentas. –remata esta última idea, pensando en qué cara pondría Jeanne si lo dijera ella e imitarla. -¡Basta ambas! –grita la señora Moreau. -¡Son mujeres grandes, no pueden andarse peleando enfrente de las visitas! ¡Y si tratan de impresionarme a mí, sepan jovencitas que yo sé muy bien qué hace cada una y qué no, no necesito que hagan de espías! ¡Ahora vayan a poner la mesa y a servir la comida! -¡Sí mamá! –las dos muchachas bajan la mirada apenadas y se marchan a la cocina. -Perdónalas Oscar… Yo sé que parece increíble que una tenga veinticuatro y la otra veintidós, con lo inmaduras que son a veces… pero siempre preferí que fueran niñas a que crecieran demasiado pronto. Desde que lo eché al inútil del padre, tuve que trabajar para criarlas y no pude darles mucho en dinero, pero creo que cumplí con mi parte en afecto y contención. Ven, vamos a cenar. Después de degustar la comida que las chicas Moreau prepararon, su madre se retira a la cocina a preparar café. Rosalie le entrega a su amiga una copia de la publicidad que antes le había mencionado. Oscar toma la revista y la despliega cayendo justo en la página principal donde una mujer rubia se encuentra sentada, o más bien arrojada sobre un sillón. La muchacha de grandes ojos y mucho maquillaje sostiene un abanico que le oculta parte del rostro en un gesto de desinterés o de alejamiento de la realidad, pues no mira a la cámara directamente, sino que mira algún punto en el techo o el cielo. Con la otra mano, la contraria a la de la cámara sostiene una botella de perfume. La leyenda debajo de la foto es muy simple “Xcess a new fragance by Versailles”. -¿Qué opinas, Oscar? El primer trabajo de importancia en la publicidad de Rosalie. Ahora esta foto está en todas las vitrinas de Paris. –dice Charlotte. Jolie mira la publicidad, pero no le agrada para nada. Seguramente venderá muchos perfumes, pero no uno que ella compraría. Por empezar, sus perfumes favoritos eran casi

todos con aroma a pino o madera, los cuales se encuentran más bien en las fragancias masculinas. Por el otro, la idea poner sexo para vender cualquier cosa no la inventó esa agencia de publicidad pero a ella como mujer le parecía cuando menos denigrante que alguien se preste a hacer eso, y que otro alguien lo consuma todavía más. Pero no quiere ofender a su amiga, después de todo ella solo hizo el trabajo por el que se le pagó, nada más. -Pues… te felicito, Rosalie. Eres una buena fotógrafa, y sé que algún día triunfarás. -Para serte franca, Oscar. –Rosalie trae su cámara de fotos y le muestra otras imágenes de la misma sesión. –No me gustó mucho esa foto… esta chica es mucho más linda, ¿ves? Aquí, en esta foto que mira de frente… tiene un aire muy dulce, ese algo propio de la inocencia que es tan difícil de encontrar en una modelo… pero cuando se las sugerí a los publicistas inmediatamente la rechazaron. -Al menos es más bello que los campamentos de refugiados de Afganistán… -agrega su hermana menor. -Sí, eso no te lo puedo negar. -Ah, Oscar, antes de que me olvide… Quería hablarte sobre el trabajo de seguridad que te comentó Bernard. Mira, es sencillo, no todo el mundo lo sabe pero la chica de las fotos, Marie Antoinette, es la hija mujer de Maria Theresia Austerich. -¿La Emperatriz de la Ópera Alemana? –pregunta la señora Moreau sirviendo los pocillos con café. -¿Entonces la conoces? -¿A Maria Theresia? Claro que sí, todos los que tenemos cerca de cincuenta conocemos su historia. Fue la voz más importante de la Alemania Oriental… hasta que se escapó con su representante de los soviéticos. Pidieron un permiso de gira y nunca volvieron. Luego se radicaron aquí en Francia. Supe que el marido murió, pero no sabía que tuvo hijos. -No me extraña. –responde Rosalie endulzando su café. –Evidentemente son de un perfil muy bajo. Tiene dos hijos, pero parece que el muchacho no está interesado en los escenarios sino en las finanzas y en la política. Sin embargo su hija está haciendo sus primeros pasos en el ambiente, por eso arrancó con lo de ser modelo, para hacerse conocida. Pero para que la fama de su madre no la tape decidió usar solo su nombre de pila, Marie Antoinette. -Como Cher. –acota Charlotte. -Así es. Bueno, el caso es que la madre está preocupada porque cada día su hija está más expuesta y ya sabes, siempre puede aparecer algún loco dispuesto a acuchillarla o algo así. Además es novia de Louis Bordeau, el jefe de Charlotte, el cual también es bastante conocido como sabes. Así que pensó que lo mejor sería que tenga su propia escolta personal. La que no está muy de acuerdo es… ¿Cómo es que se llama? “Madame…” -¿Quién? –Pregunta Charlotte -La jefa de las modelos… la rubia flaca y alta, media anoréxica… -¿Qué una vez fue a la oficina del Señor Bordeau? -¡Si, si! No me acuerdo como se llama… -Madame Gabrielle Poeylaut. -¡Si, si, esa! -Sí, sí. –acota la menor de las Moreau. –Yo lo escuché al señor Bordeau decir que tenía un carácter… Una vez vino a ver a mi jefe y lo que no me esperaba, ¡me dedicó una gran sonrisa! Y mi jefe se quedó todo así, paralizado… creo que hasta le tiene miedo. -Bueno el caso es que… ¿cómo era?

-Madame Gabrielle…. -Ah, tengo una negación con esa mujer… será mezquina. Bueno, el caso es que la vieja esta está poco de acuerdo con el tema de la seguridad propia. Dice que con la gente que contrata la empresa es más que suficiente. Pero como hay modelos que exclusivizan un peluquero o un fotógrafo o cosa así, y encima te va a pagar la familia, entonces no pueden decir nada. Oscar se queda callada ante el entusiasmo de sus amigas. La idea de cuidar una mujer frívola y caprichosa la hace dudar mucho de aceptar algo así. Pero los tiempos actuales no permiten que los franceses se pongan demasiado exquisitos a la hora de buscar empleo, y ella seguramente no sería la excepción. Había vuelto hace un año del frente y todavía no tenía trabajo. Además nadie quiere contratar ex –militares en empleos civiles. -De acuerdo, iré a la entrevista. No se pierde nada con probar. -¡Oh, me alegra que hayas dicho que sí, Oscar! –dice Rosalie apretando tomando las manos de Oscar entre las suyas. –Sobre todo porque ya Charlotte le dio tu currículum a su jefe y tienes una entrevista el miércoles que viene. -¡¿¿¿Qué???! -¡Y si te contratan significa que nos veremos siempre en Versailles! ¡Oh, eso será tan genial! -Y no te olvides de mí jefe. Como él es novio de Antoinette, seguro vendrán a verlo juntas. No te olvides de mí, de tu Charlotte, quien llevó tu currículum. -Pero yo le saque la foto. -Pero yo lo presente. -En fin, no importa. ¡Estoy taaaan feliz, Oscar! ¡Mi corazón late de solo pensarlo! Oscar toma de un sorbo su segundo café mientras se repite a sí misma “Algún día será tu cuñada, algún día será tu cuñada y todo esto será muy normal”, deseando de que la señora Moreau ofrezca pronto un licor como aperitivo. -0-0-0-0-0-0-0-0Otra vez es sábado. Otra vez las mismas luces, otra vez las mismas velas, otra vez la misma mesa. Y por supuesto, otra vez el mismo caballero. Pero para ser totalmente francos, Marie Antoinette no espera que algo de eso sea diferente. “Clásico” es la palabra con la que Louis autodefine sus ropas, sus costumbres y su persona en sí. Y también puede ser una palabra para definir su relación con su prima y novia Marie Antoinette Austerich. Aunque ambosson muy jóvenes, han sido novios desde que ella era apenas una niña de seis años, y él un muchachito de once. Así que es imposible decir que alguno de ellos fuese demasiado rápido en esa relación. Y este sábado, como el anterior sábado, y el de hace dos semanas también están cenando en el restaurante de L´Opera del Palace Garnier. Es tan obvia la elección del lugar que ni siquiera los paparazis se molestan en ir hasta allí a esperar que ocurra algo fuera de lo común. Y así como Louis es tan clásico, Marie Antoinette es una novedad constante. Siempre un vestido nuevo, un zapato que combinase con la cartera, un peinado y un maquillaje a la moda. La modelo más comentada de París siempre pone un gran esfuerzo en su cuidar su imagen, pero si se trata de una salida con su novio pone aún más atención. Pero Louis no ha hecho hasta el momento ni un solo comentario de su vestido, ni de sus zapatos ni de su nuevo estilo de maquillaje en lo que va de la noche. El mozo interrumpe trayendo lo único distinto de la noche: un platillo especialmente preparado para los novios.

-...y entonces Madame Gabrielle dijo que iba a poder modelar. ¿Te imaginas, Louis? ¡Ahora desfilaré en las más importantes pasarelas! ¡Desfilar tiene mucho más nivel que la gráfica, y me haré conocida internacionalmente! ¿No es una excelente noticia? -Claro, Antoinette… seguro debe ser… -¡Genial! ¡Es genial! ¡Oh, estoy tan contenta! Sólo que aún no se lo he dicho a mamá… ¡Pero seguro estará de acuerdo! Ella quiere que le de otro enfoque a mi imagen… Louis bebe un sorbo de su copa de vino siendo esta la excusa perfecta para no responder nada a lo que Marie Antoinette cuenta. Lo más seguro es que, como pasa con todas las ideas de su prima-novia, a su tía no le guste para nada la noticia. Pero por fortuna la rubia muchacha decide por su cuenta cambiar de tema. -¿Y qué hiciste tú esta semana? Nada del trabajo, siempre estás cenando con algún chino o inglés. Algo que hayas hecho en tu tiempo libre... -Bueno... completé un mecha. -¿Pero eso no lo hiciste ya la semana pasada? -No, este es uno nuevo... La joven modelo frunce el ceño; esos dichosos juguetitos japoneses siempre están presentes en el interés de su novio sin que ella pueda entender bien porqué. Así que no conforme con la respuesta, sigue preguntando: -¿Y qué tiene de distinto este al otro que lo hace tan especial? -Bueno, es que se trata de un modelo que brilla en la oscuridad. -¿Que brilla? Ahhh, ya veo... ¿A ti te gustan las cosas que brillan? -Bueno... podría decirse que sí, supongo... –responde mientras se lleva otro bocado a la boca. Marie Antoinette termina de beber de un sorbo su copa de vino: un Perrier Jouet de mil quinientos euros la botella. Con un tintinear de su copa le indica al mozo que le sirva un poco más. Louis también bebe un poco de su copa, pero enseguida su atención se dirige al postre que trae otro mozo. La muchacha se muerde ligeramente un dedo: "Así que a Louis le gustan las cosas que brillan". Haciendo memoria recuerda que tiene por alguna parte una cartera verde fluorescente muy brillante. Y seguramente estará guardada con sus correspondientes zapatos. Pero claro, el fluorescente se gasta muy pronto a la mirada ajena, debería tener al menos cuatro o cinco colores para que no la viese siempre igual... Y está el tema de que los colores fluorescentes son colores plenos, de poca variación. Quizás vestidos de distintas telas, para darles originalidad. Con eso seguro daría en la tecla del gusto de su novio. Luego bebe otro trago del vino; el efecto de este comienza a sentirse sobre todo porque le da coraje para correr su silla, acercando sus encantos femeninos hacia su pareja. -¿Y dime, Louis, tú… me encuentras bonita? -Este… yo… ¡claro que sí! No creo haya nadie en Francia que no te encuentre bonita. -Bueno, pero no estoy de novia con cualquier francés, sino contigo… -dice tocándole la nariz. –Solo hay un hombre en Francia que puede decir: “Soy el novio de Marie Antoinette”, y ese eres tú. -Eso es… muy cierto. -Claro que sí. ¿Y dime, Louis? ¿Tú me amas? -Sí, sí, claro. Eres mi novia… -¿Pero me amas mucho, mucho, mucho? -Si, por supuesto.

-¿Sabes qué? Ahora que terminamos de cenar… me pregunto si estás antojado como yo de probar algo más… más dulce. -¿Algo dulce? Marie Antoinette se acerca hacia Louis aún más. Su rostro queda a escasos centímetros de él, mostrándole de muy cerca sus carnosos labios, expectantes de un romántico beso. Pero, cuando entreabre su boca sólo recibe una cucharada de un soufflé de frutillas que le convida su novio. -Hum…está muy rico. –opina Antoinette, aunque no es lo que esperaba degustar. –¿De qué está hecho? -Frutillas y muchas claras y manteca para lograr ese sabor tan suave. Ah, y un toque de vainilla para darle aroma. –responde él, mientras come otro bocado. La joven rubia suspira; de repente se le viene a la mente la propuesta de Madame Poeylaut nuevamente y su comentario sobre el pesaje. Ya había tomado mucho vino y consumido mucha carne roja, si a eso le agrega un postre de seguro saldrá con al menos un kilo de más. -Pero eso tiene… calorías, muchas calorías. No creo que debería… -¡Oh, claro que sí! Lo preparó el mejor repostero de París. Anda, prueba otro bocado. Ven… -dice haciendo con la cuchara un avioncito que consigue aterrizar directo en la boca de la muchacha. -Está bien, está bien. Además este vino… -toma un sorbo. -… se sube a la cabeza pronto. Mejor acompañarlo con algo de comer. Pero mañana empiezo dieta. –dice satisfecha de la palabra que acaba de darse a sí misma. 0-0-0-0-0-0-0-0Mientras, del otro lado del Sienne, otra persona se dispone a cenar aunque sin compañía en un pequeño restaurante ubicado en una de las tantas callejuelas que allí existen. Afuera el cartel reza: "La mejor comida francesa del Barrio Latino (3)". Sin duda la publicidad no debe de mentir, la comida será la mejor pero no así el lugar. El local es más bien pequeño y ha pasado tiempo desde que el frente y los interiores fueron pintados. Las mesas no son muy lujosas en sí mismas, láminas y servilletas de papel hacen de mantelería sobre sillas y tablones de madera de hace al menos cincuenta años. Eso sí, los cubiertos y los vasos tienen una limpieza impecable. Y ni hablar del aroma que se despide de la cocina. Sin necesidad de ningún cartel, el olor a carne a la cacerola y pan tostado confirma más allá de cualquier duda que el slogan del negocio es más que cierto. -¿Y, detective Garnier? ¿Qué se le ofrece hoy? André le dedica una sonrisa a la muchacha vestida con delantal rojo lavado, igual que su pelo. Pero ni siquiera el volumen de su cabello puede aumentar su edad lo suficiente como para hacerla ver como una adulta; es imposible darle más de dieciocho años, a lo sumo veinte. Ella guiña un ojo de forma pícara mientras saca una lapicera y una libreta. -Pues... no lo sé, Leonore. ¿Qué tienes de menú del día? -Bueno, hoy tenemos la especialidad de esta casa, pastel de papa. Pero también tengo pastas con salsa blanca o si prefieres esperar un rato creo que podría ofrecerte un poco de merluza con puré. El puré lo hice yo así que te lo recomiendo... además de que no hay otro acompañamiento, ya barrieron con la ensalada. -En ese caso… creo que tomaré la oferta del día. -Muy bien, ¿y de beber? -Sólo un agua por hoy.

-¡Leonore, ocúpate de las mesas 5 y 6, que te están esperando! ¡Y saca la basura de nuevo! –se escucha gritar a un hombre desde el otro lado del mostrador. -¡Enseguida! –exclama ella. –Sí, claro, enseguida… se creen que tengo cuatro manos… Para peor, mi hermano no está… se fue a hacer la JAPD (4), así que me dejaron todo el trabajo a mí sola. Mi papá tiene la esperanza que le guste y se quiera enrolar… -¿Y él quiere ser militar? -Pues… creo que quiere tener el uniforme para impresionar a las chicas, tú sabes... –dice guiñando nuevamente el ojo mientras señala la placa en el cinturón de su cliente. -Pero no sé si está hecho para eso. Lo que pasa que así tendría trabajo asegurado, al ejército le pagan siempre y tú sabes, como están las cosas no es nada fácil conseguir trabajo. -Pero… puede trabajar aquí. Existen muchas probabilidades de enviarlo a una zona de guerra, tiene que meditarlo bien… -¡Oh, no quiero ni pensar en una cosa así! En todo caso… Un grito desde la cocina invoca su presencia, lo mismo que otro cliente que alza su vaso esperando que se le sirva más vino. -¡Un momentito señor que estoy atendiendo! –exclama la pelirroja poniéndose de costado. Pero otros gritos tapan la sonora voz de la pelirroja. Es la televisión donde una mujer joven y otra de mucha mayor edad discuten a viva voz, profiriéndose toda clase de ofensas y acusaciones. En la pantalla se puede leer con grandes letras. “Ma.Antoinette vs Barrymore: duelo de rubias” -¿Qué pasa allí que hay tanto escándalo? Hace como una hora está el mismo titular… -Es que se armó una buena bronca con eso. Viene de largo… -¿Pero quiénes son? Leonore hace un gesto con los ojos de “Oh, pero todo tengo que explicarlo yo siempre” y como si estuviese a punto de dar una clase magistral se apoya ligeramente de costado sobre la barra y dice: -¿Cómo no sabes quiénes son? No te creo que no conozcas a la Barrymore... la de las películas medio porno. Pero que son re-viejas, como de los setenta... que se bañaba en espuma de cabra… O eso dijo mi hermano, no sé porque yo nunca las vi. Pero seguro que si le preguntas al calentón de tu primo la ubica enseguida. Y la Marie Antoinette es la modelo esa nueva, la del perfume. ¿Viste que sale tapada con el abanico nomás, que está en las avenidas? Bueno, esa misma… -¿Pero de dónde salió esa chica? Hace dos días no sabía quién era y ahora todo el mundo habla de ella como si fuese la mismísima Miss Francia… -¡Es que hace poco que hizo famosa! Te cuento, el lío con la Barrymore arrancó en la entrega de los premios MTV. Ahí la premiaron por ser relevación juvenil del verano o algo así. La Barrymore la acusó de ser una ladrona extranjera, porque parece que la madre es alemana o algo así y que pretende sacarle los premios a las francesas. Al principio Antoinette no le contestaba nada, pero hicieron un debate en un programa de espectáculos para que supuestamente se reconciliaran… pero no pasó nada de eso, ¡porque se terminaron peleando más! La Barrymore le dijo de todo y aparte le dice “la pelirroja extranjera”, pero lo más resonante fue cuando Antoinette le contestó que es fácil ser la rubia más hermosa de Francia si se andaba tiñendo las canas como ella, en cambio su rubio sí es natural. Y de ahí siguieron… ahora como salió lo del perfume, la Barrymore está haciéndole escándalo porque dice que esa propaganda es más porno que lo que ella hacía en sus películas. Vamos, pero si están en todos lados, incluso lo pasaron en el noticiero del mediodía. No sé cómo no escuchaste nada, debes de vivir en un termo…

Otro grito desde la cocina interrumpe el relato. El hombre del vino empieza a golpear la jarra con una cuchara para llamar la atención. –Bueno, ya vuelvo con la orden. Quizás yo debería enrolarme también, seguro que en el ejército trabajaría menos… André toma ligeramente a la chica del brazo, tratando de no ser brusco con ella. -Una cosa más… yo le dije a tu papá que esta semana venía a arreglar la cuenta… pero voy a tener que venir la semana que viene. Te prometo que completo todo el... -¡Pero si, ni te preocupes por eso! En este restaurante no tendremos lujo, pero siempre va a haber un plato de comida para alguien de las fuerzas, sobre todo para alguien que nos ayudó tantas veces en el barrio… así que por lo de la cuenta ni te preocupes. –responde golpeando su libreta con la birome. –Ah, otra cosa. Papá me dijo que te avise que cuando quieras traer una chica no te preocupes, la casa invita. Al rato Leonore vuelve con la orden, pero su rostro ya no se ve feliz sino preocupado. Con algo de torpeza destapa el agua y coloca los cubiertos al revés. Luego vuelve a acomodarlos sin poder disimular su nerviosismo. André la sujeta del brazo al ver que está a punto de tirar la botella y nota que está temblando. -¿Oye, estás bien? ¿Qué pasó? -Yo… fui a sacar la basura…. y esos hombres de allá me dijeron que te entregue esta nota. –dice señalando a dos hombres que miran desde afuera, apoyados sobre el capot un auto. -No te preocupes, yo me encargo. –responde, tomando el papel en sus manos. La camarera trae la orden y se marcha rápidamente. André Garnier demora al menos media hora en terminar la cena aunque casi no prueba bocado. Finalmente sale a la calle pero toma la dirección contraria a la de los hombres que lo estaba esperando. Ellos comienzan a seguirlo hasta que finalmente caminan a su lado. Uno de ellos, el más alto, dice: -Tenemos que hablar contigo. -Yo no tengo nada que hablar con ustedes. –responde sin detener la marcha. -Nuestro jefe tiene una oferta para hacerte. -Pues ya les he dicho miles de veces que no me interesa nada de él. ¿Por qué creen que voy a trabajar todos los días al otro lado del río pudiendo quedarme aquí? Para no tener nada que ver con tipos como ustedes. -Vamos, no seas tan descortés. –habla el otro hombre, bastante más bajo. –No pensamos ofrecerte nada malo. No es ningún delito compartir con los amigos una conversación sobre lo que uno hace a diario. O cosas de las que se entera. -¿Y para qué diablos me buscaron a mí? Nada de lo que yo pudiera saber los afecta. Para mala suerte de ustedes y buena suerte mía el 4to no se vende, y que una jefatura en veinte de esta ciudad no se corrompa y en ese lugar no puedan molestar tampoco me parece tan grave para sus negocios. Así que con menos razón veo en qué podría serles útil. -Al contrario, Garnier. Siempre se pueden buscar nuevos horizontes a donde expandirse. Además, a nuestro jefe le gusta estar informado. Sólo te llamaríamos de vez en cuando para hacerte algunas preguntas específicas de cosas que puedas haberte enterado. -Piénsalo bien. Sabemos que la situación anda mal para todos, especialmente para un policía de calle como tú. Trabajando con nosotros podrías vivir cómodamente; tendrías para pagar el alquiler y le podrías mandar dinero a tu madre todos los meses sin preocupaciones. André se sorprende cuando mencionan a su madre; nadie más que él y sus primos saben que le enviaba dinero ocasionalmente para que la viuda Garnier pudiera sostenerse y mucho menos que había faltado a su cuota en los últimos dos meses. Sin embargo hace todo lo

posible para que su cara no refleje ni sorpresa ni ninguna otra emoción. El tipo alto sigue con su discurso. -Y no tienes que hacer más nada que mantener los oídos atentos. No te quitaría nada de tiempo y te podrías buscar una bonita novia y llevarla a cenar a algún lugar mejor que esta pocilga en donde se la pasan vendiendo fiado. -Miren, si por mí fuera los tipos como ustedes estarían bien lejos de este barrio. Pero no soy tan idiota de pensar que yo sólo podría enfrentarlos a ustedes y a todos los idiotas del 5to distrito que tiene comprados. Así que si guardamos nuestra distancia estaremos bien. Y no los quiero ver más por el restaurante de los Sugane tampoco, o serás ustedes los que tendrán problemas. -Bueno, como quieras. Pero luego no digas que no te lo advertimos. Luego no te quejes, porque lo que no quieres hacer tú otro lo hará. Los dos matones se van tan rápido como aparecieron. André apresura la marcha hasta su casa; siente el estómago revuelto como si el puré hubiera sido hecho de explosivos. Deja sus llaves al lado del plan de pago de la luz que debe pagar el lunes sí o sí y el arma guardada en un cajón de la mesa de luz. Luego se arroja sobre su cama; sobre el techo está formándose una gran mancha de humedad producto de la gotera que los vecinos de arriba no han arreglado. Trata de dormir pero le es imposible. Para su mala suerte, todo lo que dijeron los matones es cierto. ¿Cuánto más podrá resistir de este modo? A su mente viene la conversación con el periodista Noir de días atrás. La situación llegó a un punto límite y negándolo no está resolviendo nada. Luego se levanta de la cama y busca en su billetera; aparte del único billete que tiene para la luz aparece una tarjeta y marca el número. “"Soy Bernard Noir, si tienes una exclusiva para mí no es a este número que debes llamarme. Déjame el tuyo y nos ponemos en contacto" -Hola, soy André Garnier de Homicidios. Quería saber más sobre el trabajo del que me hablaste el otro día… 0-0-0-0-0-0-0-0La penumbra no permite ver más que el campamento en donde un enorme silencio rodea a todos los miembros del batallón. Frente a ellos, la figura de la comandante en jefe se destaca por encima de las demás. Se trata de una mujer de mediana edad, investida con amplios ropajes de piel y terciopelo. Sobre su cabeza lleva una corona y sobre su pecho una armadura. Pero aunque baja en estatura y de paso lento; la mujer no duda en acercarse a los soldados que con sus lanzas y espadas esperan la orden para atacar. Ella camina entre ellos mientras los insta a pelear, y finalmente exclama a viva voz: “¡Sé que tengo el cuerpo de una débil y enclenque mujer, pero tengo el corazón y el estómago de un rey!” Detrás de ella, el coro de soldados grita a viva voz “¡Dios salve a la Reina Elizabeth!” Un frenético aplauso interrumpe, o más bien cierra la escena. Ls luces del teatro vuelven todo a la normalidad. Ahora permiten visualizar que lo que realmente parecía un campamento frente a un río no es más que un simple decorado pintado. También las butacas rojas destinadas al público. Con la luz se hace visible también el rostro de quien rompió el eco del lugar. Maria Theresia distingue inmediatamente una muchacha de unos veintitantos años vestida de traje. Su rostro fino es oculto en parte por una amplia cabellera rubia, pero aunque duda por un momento finalmente concluye que se trata de una mujer.

-Bueno, veo que tenemos público. –dice la dama que antes interpretaba a Elizabeth I bajando del escenario. –¿Cómo la dejaron entrar? -Tengo una entrevista de trabajo aquí. Jolie, 10 AM. Siento haber interrumpido, pero tenía tiempo de no ver una puesta en escena tan impecable. -Es que eso es el teatro: una magia indescriptible cada vez que se levanta el telón. No importa si eres actor o público, su misterio siempre te envuelve de un modo imposible de reproducir dos veces aunque la obra sea la misma. –mira un reloj en su muñeca. –Faltan algunos minutos para las 10. -Lo sé. Temí llegar tarde. No se preocupe, esperaré en donde me indique. Viéndola más de cerca, Oscar vuelve a observar a la actriz. Es una dama de complexión fornida. Sin la peluca que usaba para interpretar a Elizabeth nota que su verdadero color de cabello es rubio, recogido por detrás con un rodete. -Bueno señorita, ya que la veo tan ansiosa por nuestro encuentro no la haré esperar demasiado. Yo soy Maria Theresia Austerich. Por favor, acompáñeme a mis habitaciones interiores. A pocos metros de allí; Marie Antoinette espera en su mesa habitual del Café L´Opera, la misma que suele compartir con Louis. Y de hecho es a su novio a quien está esperando hace más de una hora. Había tenido la precaución de encargarle un desayuno completo mientras que ella misma se había pedido sólo un café, fiel a la dieta que había comenzado días atrás. Pero el tiempo sigue pasando; un reloj de pared marca las 10 en punto de la mañana. Así que el desayuno termina sucumbiendo ante la muchacha que hizo todo lo que su voluntad le permitió para resistirse a las tostadas con manteca y mermelada; pero el apetito pudo más. Finalmente suena su teléfono celular en respuesta al sexto mensaje que le había dejado a Louis; uno por cada diez minutos de demora. -¡Louis, hasta que me atiendes! Te esperé para desayunar pero como no venías… ¿Estás llegando?.... Ah… no sabía, mamá no me dijo nada…. Si, como ella dijo que ibas a estar presente hoy en las entrevistas de los guardaespaldas… una reunión de directorio de urgencia… no, no me dijeron nada, sino no venía… si, si, está bien…. Un beso… La joven rubia corta la comunicación; siente como si alguien hubiese depositado en su espalda una mochila con muchísimo peso. De pronto vuelve a mirar el platillo de manteca y dulce vacío, e inmediatamente se arrepiente de haberlo comido. Decide distraerse revisando con el teléfono las páginas de espectáculos on-line a ver si hay alguna noticia sobre ella. Inmediatamente saltan varios resultados; el más visto es una encuesta de un diario donde se le pregunta a la gente su opinión sobre la propaganda del nuevo perfume de Versailles. Su rostro empalidece cuando empieza a leer los mensajes; prácticamente todos son críticos principalmente a la figura de Marie Antoinette. Y al parecer llevaban hablando del asunto hace varios días. Ella siente el deseo inmediato de ponerse a llorar, pero recuerda el consejo de su madre de no mostrar lágrimas en lugares públicos donde pudiera ser fotografiada por los paparazis. Finalmente pide la cuenta y tomando su bolso rosa flúor se marcha inmediatamente. Oscar recorre varios pasillos internos del Palace Garnier con la Emperatriz de la Ópera Alemana sin dudar en caminar al frente. Se trata de pequeños y oscuros recovecos imposibles de franquear para quienes no los conozcan. Y también impregnados por un gran olor a humedad. “Ya entiendo porque Christine no se quiso quedar con el Fantasma”,

bromea para sí misma. Sin embargo su atención se vuelve a centrar en Maria Theresia cuando esta vuelve a hablarle. - Aquí no se hacen más los ensayos de las óperas, todo lo hacen en L´Opera Bastille pero a mí me gusta rodearme del ambiente clásico, por eso mis espectáculos se siguen armando acá, seguro por eso la enviaron a este escenario. Deben haberla confundido con una actriz. Sin duda podría serlo. –la dama voltea ligeramente a observar a su interlocutora, tomando su rostro por la barbilla. –Antiguamente las mujeres tenían prohibido actuar, pero… le hubiera ido muy bien en el teatro isabelino haciéndose pasar por hombre. Y en el actual también. ¿Sabe que hay compañías de teatro formadas exclusivamente por mujeres? Obviamente son ellas las que interpretan los papeles masculinos. Veo que tiene las facciones perfectas para ello. ¿Nunca pensó en una carrera artística? -No realmente. Los ojos de Oscar se agrandan al igual que su sonrisa al tiempo que se toca las cuentas del collar que tiene oculto debajo de la remera; teme decir algo que incomode a la actriz. No se tratará de una reina, pero sin duda de una mujer acostumbrada a hacerse obedecer. Su sola forma de hablar, firme sin caer en un tono autoritario da cuenta de ello. Finalmente se detienen ante una puerta con el nombre de Maria Theresia. -Mi esposo fue miembro permanente del comité de cooperación de ayuda por La Ópera de Paris y cuando falleció me dejó su cargo. Desde entonces soy una de sus principales mecenas, por eso tengo algunas habitaciones reservadas para mí. ¿Qué puedo decirle? Aunque viva en otra parte; el teatro es mi verdadero hogar. Pase, por favor. Dos personas sentadas en el pequeño despacho se ponen de pie apenas se abre la puerta. Se trata de un hombre de mediana edad y una mujer aún más mayor. Con gesto cordial, la dama invita a Oscar a sentarse, sólo entonces lo hacen las otras personas. -Señorita Jolie, le presento al señor Mercy, representante de mi hija y a la señorita Noailles, su profesora de artes musicales. Ellos estarán trabajando todo el tiempo con las personas que se encarguen de la custodia de mi hija, por eso es que están presentes en esta selección conmigo. Maria Theresia toma una carpeta con los archivos de los aspirantes, el de Oscar se encuentra delante de todos. Ella lo relee rápidamente: -Bueno….Comandante Jolie. Tengo que decirle que estoy un tanto impresionada con su currículum. Pocas veces se tiene a una oficial condecorada por el presidente como usted dispuesta a hacer un trabajo privado. Tiene un currículum excelente… ¿De veras habla todos estos idiomas? Inglés, Italiano, Español, Alemán, Chino mandarín, Japonés, Árabe, ¡Farsí, hebrero y Arameo! -De todos modos le diría que hablo mejor de lo que leo, sobre todo chino. Inglés, Alemán y las lenguas latinas las aprendí en la escuela. Mi familia le daba mucha importancia a la educación de sus hijos. El resto son casi todos son requerimientos del ejército, al menos si se desea hacer carrera en las fuerzas armadas. No son muchas las posibilidades de ascenso y menos para una mujer que no pruebe estar capacitada. -Sí, me lo supongo. Y le diría que en cualquier parte, no crea que las mujeres hemos conquistado espacios porque hayan reconocido nuestro valor sino porque es políticamente incorrecto no hacerlo. Y por supuesto somos la mitad de los votos. No crea que en la vida civil es demasiado distinto. ¿Y durante su estadía en zonas de guerras, que posición ocupaba? -Fui Capitana de la 17avo Escuadrón de Infantería, asentado en Afganistán. Un poco antes de mi baja fui ascendida a Comandante por mis méritos en servicio.

-Sí, sí. ¿Pero cuáles eran las funciones dentro de su escuadrón? ¿Por qué estaba allí…? No sé si me explico… -Bueno, mi especialidad al graduarme de la academia era detección y desactivación de explosivos. Pero durante los últimos años desarrollaba tareas de estratega, todas bajo la supervisión de mi superior. -Ya veo… según dice aquí su baja del ejército fue por motivos de salud. Veo que tuvo un accidente… recibió un disparo. -No fue un accidente fue un enfrentamiento. Pero, le aseguro que estoy en condiciones físicas y mentales para cumplir el trabajo que me encomienden. Puedo presentarle copias de los estudios que así lo certifican… -¿Pero por qué le interesa este trabajo? Imagino que una persona como usted podría encontrar fácilmente qué hacer en una agencia de seguridad gubernamental. -Pues prefiero una actividad del tipo independiente. Además, después de mi baja, no creo estar capacitada para trabajo de campo y me reúso a trabajar en un burocrático escritorio, Madame. Que me hayan disparado en combate no significa que no pueda ya hacer nada. –el tono de voz de Oscar se eleva unos tonos, hecho que no pasa desapercibido para la otra mujer. -Ya veo. Doctor Mercy, Señorita Noailles, ¿tienen alguna pregunta? -Sí, Madame. –responde el hombre. –Comandante Jolie. Dígame, además de toda su experiencia en el ejército, ¿tiene algún tipo de experiencia la protección de civiles? -Durante mis primeros años acompañaba en los traslados a algunos funcionarios franceses en zonas de conflicto. También algunos empresarios, según se pidiese el apoyo de las fuerzas militares, pero… nunca antes estuve fuera del ejército, así que no desempeñé otras tareas. Menos dispuesta a ser condescendiente con la entrevistada es la señorita Noailles. Ha estado todo el tiempo con los brazos cruzados y solamente los descruza para acomodarse sus lentes. Sin titubear pregunta: -Señorita Jolie… veo por lo que aquí expresa ese es su estado civil y aclara inmediatamente “sin hijos”. Pero no da más detalles. ¿Tiene pareja, vive con alguien más? -No, vivo sola y no salgo con nadie si eso es lo que me está preguntando. Pero tampoco entiendo por qué eso sería relevante. -Todo tiene que ver con todo, señorita Jolie. Necesitamos asegurarnos que la persona que esté a cargo de la seguridad de Marie Antoinette tenga una vida privada sin zonas oscuras que podrían influir sobre ella. Como se dará cuenta, en una profesión como lo artístico el escándalo debe ser evitado a toda costa, pero si alguna de las personas que se encargan de ello tuviese algo que esconder sin duda será una desventaja para su propia protegida. La razón por la que le pregunto esto, y no tiene porqué sentirse ofendida por ello es que, si bien no podemos decirle qué hacer con su vida, soy de la política de desalentar las relaciones afectivas entre personas que trabajan dentro de una misma compañía que en este caso sería Versailles. En ese sentido, su condición de mujer le juega en ventaja… o al menos eso creo. -No se preocupe, señorita Noailles. Sé bien separar el trabajo de la vida personal, estuve toda mi vida en el ejército y jamás me involucré con ninguno de mis hermanos ni mis hermanas de armas. –en la última frase le cuesta no volver a levantar el tono; había entendido perfectamente la insinuación de la mujer. –No son cosas que se vean con buenos ojos en las fuerzas y yo tampoco lo creo algo positivo.

-Pues… que bien así entonces. También le aclaro que si la contratamos, tendrá que pasar por todos los exámenes de revisión médica una vez más. -Eso no será ningún problema. Oscar respira profundo después de su última frase. El olor a humedad en la habitación se vuelve cada vez más espeso, posiblemente por la cantidad de personas presentes; con lo que comienza a notar rápidamente que le falta el aire pero aun así trata de no perder la compostura y tampoco de jugar con su collar y exteriorizar sus nervios. Maria Theresia vuelve a hablar. -Bien señorita, le hablaré de frente en lo que necesito y usted me dirá si puede cumplirlo o no. El apellido de los Austerich ha estado ligado al medio artístico europeo de generaciones, no es por orgullo pero debo decir somos bastante populares. En fin, el caso que mi primogénita Marie Antoinette está decidida a seguir los pasos de sus antecesores aquí en Francia, la tierra que nos cobijó a mí y a mi esposo después de nuestro exilio de la URSS. Traté de retrasar su entrada a los escenarios mientras fuera adolescente, pero el ambiente de hoy en día exige a las nuevas figuras a comenzar sus carreras de muy jóvenes. Si bien mi especialidad ha sido la ópera un artista de hoy día debe estar capacitado en muchas áreas: música, actuación, baile. Y a su vez debe construir toda una imagen de sí para sobresalir. Señor Mercy, quizás debería continuar usted. -Llegados los 16 años de Marie Antoinette nos vimos en la necesidad de empezar a hacer conocida su imagen a la brevedad. Si bien sus aptitudes artísticas necesitan de aún mucho trabajo y esfuerzo por parte de ella y de nosotros, encontramos en unos pasos por el modelaje ante todo una forma de promoción de su imagen hasta que finalmente estuviese lista para las producciones de mayor valor artístico. -Estamos ya en tratativas de grabar un disco, pero aún no tenemos nada en limpio. –agrega la señora Noailles. –Antoinette casi no puede ensayar canto y eso como se dará cuenta me preocupa. Su trabajo de modelo la tiene casi absorbida. La emperatriz de la ópera Alemana se levanta y comienza a caminar por la habitación, de forma muy similar a como lo hacía en el ensayo. -El problema que la agencia Versailles no resultó lo que nosotros esperábamos. Creíamos que su función era ante todo proteger a las chicas, pero nos damos cuenta que todos los malos hábitos actuales de mi niña son permitidos e incluso fomentados por los mismos que componen Versailles. Mi hija pasó de estar protegida por demás del mundo a todo un ambiente donde fomentan su pereza, y su sumisión a lo que ordena o deja de ordenar Gabrielle Poeylaut, la directora artística de Versailles. Desde su ingreso a la agencia está tomando hábitos muy poco sanos para un artista; se desvela de noche en fiestas hasta altas horas, gasta miles de euros en segundos sólo por seguirle la corriente a las otras modelos. E incluso bebe bastante más de lo aconsejable, está perdiendo el sentido de la responsabilidad e incluso del criterio propio, ya que hace o deja de hacer lo que Versailles le indica. Eso hasta donde sabemos. En el tiempo que hemos investigado se corren rumores terribles sobre lo que pasa en esa agencia. Muchas de las modelos tienen, aunque no se hagan públicos, serios problemas con el alcohol y con pastillas que son tapados muy bien por todo el aparato publicitario que controla Versailles, por eso su control accionario sobre varios medios de comunicación. Y se agregan cosas aún más terribles, algunos inclusos hablan de prostitución VIP! ¡Y por supuesto yo no puedo dejar que algo así ocurra con mi hija! exclama dándose vuelta y quedando casi a nula distancia de Oscar. –Cuando dejan de ser útiles a los fines comerciales de la agencia, son descartadas y quedan como mínimo en la ruina, ya que no fueron aconsejadas de cómo invertir el dinero el cual gastan casi todo en

cláusulas de recesión, pues no están en condiciones de cumplir con sus contratos. Desgraciadamente cometimos el error de firmar un contrato que ata a Marie Antoinette con la firma Versailles por cinco años. Lo que pareció en un momento una seguridad, se convirtió en una cuerda que nos ata a la agencia aún por un buen rato. Pero confiamos que eso pasara pronto. -Sin embargo, nuestro principal temor no es cumplir el contrato el resto del tiempo que nos queda sino que la agencia tiente a nuestras espaldas a Marie Antoinette de renovar el contrato por su cuenta. –explica Mercy. –Legalmente yo soy su representante, pero si ella de puño y letra firmase no podría hacer nada ya que cuando eso suceda será legalmente mayor de edad. Bajo ningún punto de vista podemos permitir eso. -Mi hija está enceguecida por la banalidad de la vida de las estrellas. Cree que ser una artista es ser tapa de revistas, que le tomen fotos y se chisme sobre ella constantemente. Que cuanto más se sobrexponga más famosa será. Jamás debió haberle contestado a esa mujer con la que ahora protagoniza ese nuevo escándalo. Y todo por la bendita publicidad del perfume, que la muestra como carne en una feria. Ese ha sido el punto límite para mí y decisivo. Pero esto no se quedará así, como que me llamo Maria Theresia Austerich. Oscar disimuladamente observa su reloj de pulsera y se da cuenta de que ha transcurrido más de una hora. El aire directamente se ha tornado irrespirable pero no existe ninguna ventana para solucionar el problema. No llega a responderle nada a su interlocutora porque los acordes de “Danubio Azul” provenientes del móvil de Maria Theresia, interrumpen el silencio de antaño. -Perdone, Comandante Jolie. Es mi hijo, debo atender esta llamada… me tomará varios minutos. -De acuerdo, si no le molesta iré mientras al tocador. -Sí, sí. Por supuesto, es para el lado contrario del pasillo al que ingresamos hacia la derecha. Mientras tanto, afuera del despacho de la cantante, el resto de los aspirantes aguarda su turno de ser entrevistados. Cuando llega André se da cuenta de que hay otros tres hombres esperando se preocupa; sabe que el tráfico lo había demorado al menos media hora y había llegado tarde. Se fija en su reloj con molestia. Uno de los otros aspirantes, un hombre negro, le explica que aunque estaba citado a las 10 como el resto, todavía no había salido nadie a llamarlos, pero que a todos les habían indicado que esperasen allí. Garnier le da las gracias y apenas si tiene tiempo de sentarse después de haber corrido tanto, cuando puede observar la silueta de una mannequin que abandona a toda prisa el salón de las entrevistas. Ella luce un traje negro estampado con finas rayas blancas. Pantalones de piernas rectas, pero con la cintura perfectamente ceñida. Por debajo de ellos, los gruesos tacos de unas botas hacen ganar unos centímetros más a la ya alta mujer. En la parte de arriba, un saco cruzado de la misma tela, apenas tomado con una pinza por detrás destacando más una estrecha cintura. Sobre el cuello asoma algo parecido a un collar con cascabeles, que resuena suavemente al ritmo del paso de quien lo porta debajo de una remera blanca de cuello redondo. De su rostro apenas si puede descubrir parte del perfil; el sombrero de ala ancha tapa gran parte de su rostro, no obstante deja adivinar varios mechones de cabello rubio que cubren sólo en parte sus anchos pero finos hombros. Una fina nariz y largas pestañas enmarcando los ojos, dignas de una modelo como sin duda debe de ser una mujer tan atractiva y enigmática, completan el reto. Ella apenas si advierte la presencia del joven hombre, cuando el señor Mercy lo llama por su apellido; y aunque le dedica una fugaz mirada donde cruza sus ojos con los de verdes de él, luego se marcha sin vacilación hacia

su desconocido destino. Pero tan solo una mirada de esas pupilas celestes intensas basta para sobresaltar a André, aunque no incomodarlo. Él no puede dedicarle más tiempo a contemplar la imagen de la mujer porque es nuevamente llamado a su entrevista.

1 -Gundam Exia versión Trasn-Am. En Gundam 00, es un estado en que el mecha (robot gigante) entra cuando aumenta su producción de partículas GM (lo que hace andar al Gundam) y por ende aumenta su rendimiento. La explicación técnica es complicada, pero el hecho relevante aquí es que el mecha se recubre de un color rojo-rosado brillante. El Exia es el Gundam que maneja Setsuna F.Seiei, el protagonista. 2 -Mucha de la música de Sailor Moon sobre todo en su etapa S, como el violín que tocaba Michiru es ejecutada por la famosa violinista Vanessa Mae. En Making the fics dejé un video de la melodía en cuestión. Por cierto el ringtone de Maria Theresia, Danubio Azul, es del compositor Johann Strauss. 3 –El Barrio Latino recibe este nombre, no porque allí vivan latinoamericanos, sino porque esa zona es de escuelas y universidades y los estudiantes desde la época de la Edad Media se solían reunir allí y hablaban en el idioma académico, es decir en latín. 4 -JAPD (Journée d'Appel de Préparation à la Défense): traducido sería como “Día de llamado a las filas para la defensa” o algo así; es una especie de servicio militar de carácter obligatorio pero que dura un sólo día y es como un cursillo donde te instruyen sobre el ejército y el vínculo con la nación, tratados internacionales, etc. aunque mucho del contenido se aboca al ejercicio de la ciudadanía correcto y todo esto. Hace poco también pasó a ser obligatorio para las mujeres. Al parecer es un trámite necesario para sacar el permiso de conducir, entrar al ejército, etc. Este cursillo cambió después del 2010 su nombre a Día de Defensa y Ciudadanía (JDC), aunque el contenido es el mismo.

31 de marzo de 2013 ¡Hola a todos de nuevo! Antes de empezar con las notas del capito quiero agradecerles a todos el enorme apoyo que recibí con la publicación del primer capítulo. He recibido muchos reviews y mensajes así que si tomo eso como referencia sé que aún hay más gente leyendo. Mil gracias a todos y quiero decirles que estuve trabajando e investigando mucho y lo seguiré haciendo. Varios mensajes fueron de gente que recuerda a medias la serie así que para que todos puedan entender me he detenido un poco más en el aspecto de los personajes (espero haberlo hecho bien Tilja, tu comentario de aquella vez me quedó bailando en la cabeza). También encontrarán más escenarios reales de los cuales les deje videos en mi post de Making the fics, que como dije antes es mi blog para comentario sobre mis fics. Pude notar en los comentarios que cada lector deposita expectativas diferentes en la historia y espero poder complacerlas todas. Jajaja, perdón si esta vez no hubo mucho de Oscar y André como seguro esperaban pero prometo en el que viene lo compensaré, ya que se centrará más en los personajes centrales pero todo lo que vieron hoy es como para terminar de poner en contexto a todos… espero no me hayan quedado demasiado Mary Sue los talentos de Oscar, pero la verdad no me imagino como una mujer podría ser aceptada en las líneas altas del ejército si no tuviera algo que demostrar, un hombre puede valerse de su fuerza pero una mujer por más fuerte que sea debe apelar a su inteligencia.

Ténganme paciencia, recuerden que la misma Ikeda lo pateó a André al menos por los dos primeros tomos del manga. Creo que esta vez el capítulo se lo llevó Bernard (por obvias razones) pero la parte cómica fue sin duda de Louis. Miren que es desabrido el tipo (el real y cualquiera de sus versiones fílmicas). Pero como personaje de comedia creo da para mucho… El otro día revisaba en Youtube un pedazo de la película Marie Antoinette de Sofía Coppola (película que dicho sea de paso no me gusta) y en la escena que ella le pregunta por sus hobbies él le responde “Llaves” y ella le hace su mejor cara de WTF? En los comentarios, alguien decía que si fuera en el tiempo actual, Louis estaría jugando con su I-Pod jajaja! Se ve que varios pensamos parecidos. Bueno, acá fue fácil su personalidad. Como no podía ser ya un rey, pero tenía que ser alguien poderoso, ¿qué mejor que un banquero? Y el resto fue fácil, cambié las llaves por los model kits y nos resulta… un gordito freakie! Pero como es rico, le dicen excéntrico jajaja… Otra cosa es que veo que han captado bastante sin inconvenientes los cambios de nombre en algunos personajes. Más o menos han visto que casi todos conservan el nombre de pila, a excepción del Conde Hans Axel Von Fersen cuyo nombre “americanizé” al de Dr. Harrison Axel Federson, pero que conserva entre otras cosas del personaje original su condición de extranjero. ¡Nada mejor que un yankee para traer problemas a la vida de cualquiera, jajaja! Y en otros personajes creo es también bastante obvio. En este capítulo vimos a varios personajes de los históricos en sus versiones modernas. Algunas son bien obvias y pertenece a personajes centrales como Jeanne, el Rey Louis XVI, Marie Theresia de Austria. Y otros que no lo son tanto y voy a mencionar ahora. -El Delfin Louis Joseph, primogénito del Rey y Marie Antoinette; quien en esta versión he alterado su nombre al de Joseph Louis (o sea al revés) y es hermano de Marie Antoinette. Ese es uno de los cambios más grandes en cuanto a relaciones, ya que aunque no en los primeros capítulos tendrá un papel destacado en la historia. Recuerden en el manga que cuando muere le dice a Oscar que lo espere porque va a volver!!! Y cumplió, así que esperen mucho de este personaje ya que ahora es un adolescente y tiene más con que pelear por su rulienta adorada. -Madame Polinac, convertida en Gabrielle Poyleaut, directora artística de Versailles tan manipuladora y nociva para Marie Antoinette como siempre, aunque en esta versión le saca bastantes años de ventaja (tiene unos cincuenta más o menos). -El Conde Mercy antiguo embajador austríaco, ahora devenido representante de MA (que karma, cargar con esta cría dos veces seguidas) -La Condesa de Noailles, tutora de MA al llegar esta a Francia, ahora su profesora de canto (otro karma) -La Barrymore, que no es otra que la Condesa Du Barry vieja enemiga de MA al llegar a la corte con la cual sigue manteniendo su vieja antinomia (creo quedó bien claro que es ella, pero igual la menciono). Y otros personajes que pienso aparezcan en el futuro basados en personajes históricos pero que no aparecen en el manga y ya explicaré en cada caso. Siguiendo con la sección personajes, quiero agradecerle a Krimhild por prestarme a su personaje Leonore Sugane de su fic “Una razón” y adaptarla al siglo XXI. En realidad este personaje aparece brevemente haciendo una especie de bolo en el capítulo 13 del anime de Lady Oscar con su frase “Podemos vender la vaca”, en relación a juntar dinero para el tratamiento de su hermano enfermo, al que Oscar termina ayudando. Bueno, en el fic es adulta ya y bueno… tiene toda una historia que mejor lean el fic de Krim (se los

recomiendo). Este fic necesita de muchos personajes que compongan la vida costumbrista de Francia (me escucho decir esto y me pregunto por qué Suar no me contrata para sus teleteatros jajaja) así que habrá muchas apariciones así. Bueno espero que les haya gustado y no se olviden de dejar reviews con sus opiniones, comentarios y sugerencias a donde estén viendo el fic o a mi mail [email protected] que los tengo muy en cuenta. Recuerde visitar Making the fics, mi blog en blogspot para ver información adicional, fotos de los lugares, etc. ¡Felices pascuas y espero verlos pronto! Vicky Yun Kamiya

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