SATISFACTORES, ASPIRACIONES E IDENTIDADES JUVENILES EN UNA LOCALIDAD RURAL: UN ESTUDIO DE NUEVOS MIGRANTES

Antropoformas, Nueva Época Año 2, No. 2, pp. 6-29 Julio-Diciembre 2012 SATISFACTORES, ASPIRACIONES E IDENTIDADES JUVENILES EN UNA LOCALIDAD RURAL: U

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Antropoformas, Nueva Época Año 2, No. 2, pp. 6-29

Julio-Diciembre 2012

SATISFACTORES, ASPIRACIONES E IDENTIDADES JUVENILES EN UNA LOCALIDAD RURAL: UN ESTUDIO DE NUEVOS MIGRANTES Ricardo Escutia Miranda* José Luis Arriaga Ornelas**

RESUMEN: Este artículo presenta parte de los resultados de una investigación sobre jóvenes migrantes: sujetos nacidos en una comunidad rural indígena que migran a la ciudad, donde se insertan a trabajar. Se buscó responder a una pregunta: ¿este tipo de migración sigue obedeciendo a la pobreza? Los resultados permiten afirmar que no en todos los casos. Ahora se han añadido factores precipitantes más cercanos a la subjetividad, al mundo vivencial de los jóvenes. Por ello, se propone que en este caso se está en presencia de una “migración culturizada”; es decir, incorporada como un elemento más del sistema cultural propio de la comunidad de origen. Reafirmación de ello es el testimonio de los adolescentes de la comunidad, que son los “futuros migrantes” y quienes ven en la migración la posibilidad de satisfacer las expectativas que la comunidad ya no les permite alcanzar, y que están relacionadas, entre otras cosas, con la experiencia en los rubros de consumo y sexualidad.

PALABRAS CLAVE: migración, subjetividad, experiencia, sexo, drogas ABSTRACT: This paper presents part of the results of a research about young migrants born in a rural community, who migrate to cities for getting job. It seeks to answer the question: does this migration still arise from poverty? Outcomes confirm that this does not occur in all cases. Some precipitating factors closer to subjectivity have been added to the experiential world of the youth. For this reason, it is proposed that in this case the presence of a "culturalized migration” is encountered, that is to say, we speak of migration as an additional element of the cultural system of their own home community. The proof is the testimony of teenagers in the community who are the "future migrants", they see in migration the chance to find not only economic opportunities, but also a personal satisfaction by taking part in areas related to sexuality and consumer behavior, which their community does not allow them to experience.

KEY WORDS: migration, subjectivity, experience, sex, drugs

* Licenciado en Antropología Social por la Universidad Autónoma del Estado de México. ** Doctor en Ciencias Sociales, Profesor-investigador de la Facultad de Antropología de la UAEMéx, [email protected].

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Introducción

Este artículo se deriva de una investigación que duró tres años, realizada con una óptica en antropología social y un ángulo desde el posmodernismo, cuyo interés principal fue conocer el modus vivendi de algunos migrantes en la ciudad de México, jóvenes que provienen de una zona rural indígena. Cuando se conocieron los casos de dichos jóvenes se pensó que probablemente experimentarían lo que Philip Hauser (1963) llamó la “desorganización personal” por la que suelen pasar los migrantes que van de zonas rurales a urbanas1. Los sujetos expresarían tal “desorganización” a través del consumo de drogas, el ejercicio de su sexualidad, la búsqueda y reconfiguración de su identidad y el placer, entre las expresiones más visibles.

El lugar de origen de dicha migración juvenil es la comunidad de San Miguel la Labor, perteneciente al municipio de San Felipe del Progreso, Estado de México. Al estudio interesó explorar, por una parte, los factores determinantes del proceso migratorio; por otra parte, y de manera preponderante, las derivaciones de ese desplazamiento, no sólo sobre ellos y sus prácticas cotidianas, también en la localidad (a la cual regresan periódicamente), y en las generaciones de “potenciales migrantes”, surgiendo como interrogante tangencial el impacto que tienen las vivencias (vivir y trabajar en la ciudad) de los migrantes que retornan ocasionalmente en los “otros jóvenes”, los que todavía están en su comunidad y cuyo rango de edad va de los 13 a los 18 años.

La investigación se basó en un trabajo de corte etnográfico, incluyendo la observación participante, entrevistas y una encuesta, lo que permitió conocer la localidad, la forma de vida de los lugareños, la percepción que guardan sobre ellos

1

Según la explicación de Hauser (1963, citado por Montaño, 1976) “en la ciudad se enfrentan [los migrantes] a una confusión, así como a la vastedad y heterogeneidad del ritmo metropolitano. Normalmente viven durante algún tiempo con sus amigos originarios del mismo pueblo, o bien con familiares y solamente de manera gradual se van acomodando al nuevo ambiente. Se ven obligados a adaptarse a nuevos modos de hacer su vida, una economía de dinero, horas fijas de trabajo, ausencia de vida familiar acogedora...nuevas formas de distracción y un barrio físicamente distinto a lo conocido... En estas condiciones, el migrante tiende a la desorganización personal, elemento fundamental de la desorganización social”.

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mismos, así como un acercamiento al fenómeno migratorio y la perspectiva que se tiene de este fenómeno y sus peculiaridades dentro de la localidad, sobre todo porque quienes se desplazan son mayoritariamente adolescentes y adultos jóvenes.

¿Cómo aproximarse a las motivaciones subjetivas? 8

Revisando a Mezzadra (2005) es posible establecer que, desde los trabajos de Max Weber, las motivaciones subjetivas de la migración han sido materia de estudio por la importancia que tienen en los desplazamientos poblacionales: “No sólo de pan vive el trabajador agrícola y no solamente de su interés material se conforma su existencia sino, en buena medida, vive de ilusiones (…) en su mayor parte inaccesibles a la consideración puramente económica” (Weber en Mezzadra, 2005: 62). Así que permanecer en las explicaciones causales que atan a la migración a los factores económicos, nos limita. Por ello, en el caso de los jóvenes migrantes de San Miguel la Labor, se quiso atender a las motivaciones subjetivas de la migración, ya que en sus comportamientos convergían los siguientes tres elementos: a) La migración, como proceso que los conduce a buscar fuera de su localidad la satisfacción de nuevas aspiraciones y necesidades subjetivas. b) La sexualidad, en una manifestación que escapa al control tradicional que sobre ella se ha tenido en su comunidad, y que es ejercida en la ciudad como experiencia liberadora, que al mismo tiempo acarrea problemas en materia de salud reproductiva. c) El consumo de drogas, en tanto actividad lúdico-catártica, con la que tienen contacto también en la ciudad y que es justificada por ellos con la idea de “vivir plenamente”, pero que lleva en muchos casos a la adiccióndependencia.2

Junto a estas manifestaciones subjetivas, se identificó asimismo la interacción de otros factores. En primer lugar, la migración de estos jóvenes es hacia la Ciudad de México, lo cual puede estar vinculado al contexto regional: la relativa cercanía

2

En nuestro país el fenómeno de la farmacodependencia ha ido en aumento en la última década: se paso “…de tres y medio millones de adictos crónicos [identificados en 2002],… a cuatro y medio millones en 2008”. (Encuesta Nacional de Adicciones, 2008)

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geográfica (130 kilómetros, aproximadamente), que se “acorta” con la prevalencia de vías de comunicación y la multiplicación de medios para desplazarse y mantener contacto entre un lugar y otro. Segundo, “la precarización de las condiciones de vida resultado de tres décadas de políticas neoliberales aplicadas al campo mexicano” (Castro, 2012: 44). En tercer término, prevalece un lazo histórico ineludible entre migración y falta de oportunidades de desarrollo (pues hasta ahora no ha habido un proceso serio de reversión del centralismo económico, administrativo, educativo y político que se presentó desde el periodo posrevolucionario). En cuarto lugar, se ponderó que la unidad actuante en los procesos migratorios no siempre es la misma, en algunas ocasiones se puede hablar de prácticas grupales, en otras familiares o individuales que responden a intereses particulares. De manera general, no se desestimó la posibilidad de que el mundo vivencial de cada sujeto se deparase también como motor del desplazamiento, así que se consideró la parte subjetiva a la par de la “macro-estructura”, como condicionantes de los flujos migratorios y como precipitantes de la migración.

Con el fin de conocer los contextos en los que nuestros sujetos de interés se desenvuelven, la investigación incluyó visitas periódicas, desde agosto de 2007 hasta febrero de 2009, tanto a la localidad de San Miguel la Labor3 (véase cuadro 1 para estimaciones de población), como a la Ciudad de México, en las que se entró en contacto con algunos jóvenes migrantes, buscando recuperar información vívida y personal, a fin de articular un sustento basado en la experiencia. El cariz cualitativo se cubrió por medio de la observación y entrevistas a profundidad, que en un segundo momento se complementaron con los resultados de una encuesta, dirigida a medir las expectativas a futuro de los adolescentes y jóvenes que aún viven en la localidad, así como sus preferencias, prácticas y deseos personales; de este modo trató de perfilarse un acercamiento antropológico y socio-cultural al fenómeno estudiado.

3

Tanto el municipio como la comunidad, son de origen indígena mazahua, donde 92,128 habitantes corresponden al origen étnico del lugar (92% de la población total del municipio), de los cuales 694 personas no hablan español (sólo la lengua mazahua), según datos del INEGI, 2007.

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Cuadro 1. Estimaciones de población 2006-09 Población 2006-09 Estado de México

San Felipe del Progreso

San Miguel la Labor

14,007,495

100,201

4,133

Fuente: Elaboración propia, con datos del Plan de Desarrollo Municipal de San Felipe del Progreso (2006-2009). 10

En suma, la investigación se ubicó en el punto de convergencia de los tres elementos subjetivos planteados. Dentro de la estructura de tales comunidades se complejiza el fenómeno en su conjunto, empezando por las limitaciones en el acceso a la información, la estructura cerrada, el escaso dialogo inter-generacional sobre este tipo de temáticas, e incluso la forma de vida que implica rasgos éticos y estéticos de la sociedad.

Para el presente artículo se tomo un camino específico: las historias de los migrantes nos condujeron a las generaciones que les suceden en la comunidad; sus testimonios revelan que es en dicho espacio donde se construye esa red de subjetividad que les empuja a buscar fuera de su lugar de origen “el futuro de sus vidas”. Se está ante la presencia de una migración culturizada4 que se transmite a la población infantil, quien crece influida por elementos nuevos, de los que son portadores-vivos los jóvenes que ocuparon a la investigación.

¿Cómo determinar la subjetividad como precipitante de la migración?

Montoya (2006), Levine (2007), Fromm (1969), Grinberge (1987), Singer (1975), Boltvinik (2003) y otros autores documentaron desde hace varias décadas el proceso por medio del cual en México se generó un éxodo desde las zonas agrícolas hacia las ciudades, al menos a partir de los años cincuenta, dando forma a una migración estacional, temporal y permanente, asentada sobre todo en la Ciudad de México. La escasez de recursos y la endeble economía campesina, se observan en conjunto como el motor principal de este desplazamiento.

4

Este término lo empleamos para referir aquel proceso por medio del cual algún elemento (material o de comportamiento) se incorpora a un sistema cultural, articulándose con el resto de los componentes del mismo, en calidad de supuesto que es aprendido por todos los miembros de la sociedad.

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Por su parte, autores como Ruiz (2010), De Oliveira (1977) Muñoz (1980), Arizpe (1979), Nájera y Cobo (2007), Gama (2009), Berreucos (2007), de Lomnitz (1973), Erikcson (1987), entre otros, han estudiado el fenómeno desde una perspectiva cualitativa, ofreciendo una comprensión más profunda por medio de la observación y el contacto con los actores sociales directos, a través de testimonios personales y su propia percepción; bajo este enfoque “se reconoce la necesidad de entender la interacción social y el cotidiano, entre los sujetos involucrados” (Balcázar, 2010: 13). Es sabido, asimismo, que “cuando la migración interna campo-ciudad explotó como fenómeno masivo se produjeron dos grandes enfoques teóricos para su explicación: el de la modernización y el histórico-estructural” (Ruiz, 2010). Representante principal del primero es Gino Germani (1969), quien sugería que detrás de cada migrante opera un factor de impulso-atracción (en función de las relaciones que existen entre los lugares de origen y destino), otro de tipo normativo (vinculado con las normas sociales en el lugar de origen), y un factor psicosocial (representado por los intereses y expectativas que tienen los individuos para migrar); “…desde esta perspectiva, la sociedad civil enfrenta básicamente el ejercicio de sus derechos y libertad” (Montoya, 2006: 76) Por otro lado, Paul Singer (1975), exponente del enfoque histórico- estructural, proponía que la migración se constituye como un proceso

social

interrelacionado

con

otros

procesos

globales,

como

la

industrialización y urbanización, por lo tanto su análisis debe ser históricamente referido y no circunscrito únicamente a las causas en los lugares de origen y destino, sino igualmente al contexto regional en el que ocurren; lo anterior conlleva a analizar las decisiones de política económica, así como su impacto sobre la estructura de clases en el lugar de destino y origen, sin olvidar los efectos políticos del proceso migratorio en la configuración de las clases sociales.

No obstante todos estos antecedentes legítimos de investigación, es necesario retomar la importancia de las motivaciones subjetivas; ya que los sujetos de estudio son actores de la reconfiguración de sí mismos, en tanto entes individuales dentro de un grupo particular. De acuerdo con la teoría del viaje de James Clifford (1999), el sujeto en tránsito modifica su pensamiento a partir de las experiencias obtenidas en los lugares en que ha permanecido. Este cambio, al ser compartido con los miembros de su grupo, puede contribuir a un proceso de reconstrucción y

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representación significativa de la cultura y la identidad, así como de reestructuración espacial mediante una nueva simbolización. Como una forma de aproximarnos a estos procesos, proponemos atender no sólo a los protagonistas de dicho traslado, sino también a aquéllos con quienes comparten sus experiencias.

Ahora bien, se tomaron como referencias la sexualidad, el consumo de drogas, la búsqueda del placer y la experimentación en otros ámbitos, ya que dentro de las peculiaridades de esta localidad, el consumo de drogas y el ejercicio “más libre” de la sexualidad van en ascenso como una especie de moda cotidiana: diversión y entretenimiento que los adolescentes han formalizado dentro de su entorno y que han traído consigo los jóvenes migrantes (los cuales regresan con una ideología diferente; con aparatos que adquirieron en la ciudad; y la vestimenta de grupos urbanos como cholos, skatos, emos, dark y punks, inclusive mezclan los rasgos representativos de estos conjuntos, entre camisetas o playeras, imágenes llamativas, pantalones holgados o ajustados, perforaciones, cadenas, adornos, tatuajes, ello derivado del contacto con estos grupos juveniles que igualmente son colectivos marginados como consecuencia de sus rasgos físicos, estéticos e ideológicos, que les mantiene en la periferia del común social).

La sola presencia de estos jóvenes genera que otros grupos en condiciones similares busquen adquirir el mismo estilo de vida, derivado del cambio simbólico de los usos y costumbres respecto a lo que se denomina el cotidiano o normalidad, procedente del surgimiento de una sociedad de masas cuya forma de vida se encuentra centrada en el consumo, la individualidad, el hedonismo y el debilitamiento de normas morales. Como dice Castro, (…) muchos jóvenes sienten que en sus pueblos no hay futuro por lo que tienen que ir a buscarlo a otro lado. Este sentimiento tiene su origen (…) en la emergencia de nuevas necesidades subjetivas (que) responden, en gran medida al hecho de ser parte de un mundo globalizado regido por un modelo capitalista que les ha permitido el contacto permanente con los modelos de vida de las grandes capitales del mundo. (Castro, 2012: 44)

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Durante el trabajo en campo se pudieron identificar algunas de las prácticas de los jóvenes de la localidad de La Labor; pueden verse grupos de hombres y mujeres “cotorreando” y ocasionalmente consumiendo algún tipo de droga, o en grupos más reducidos de dos o tres parejas teniendo sexo “a escondidas”, entre los árboles de los cerros que rodean la comunidad. En parte esto es propiciado por la falta de actividades y espacios para el esparcimiento, ya que para “divertirse” hay que viajar a la localidad más cercana o la cabecera municipal; sin embargo, existe la limitante del transporte público, pues sólo existen dos rutas, la primera hacia el poblado más cercano, cuyo horario señala un primer autobús que sale a las 6:30 a.m. y un segundo a la 1:00 pm, la segunda se dirige a la cabecera municipal y sus unidades parten a las 6:00 a.m. y a las 3:00 p.m., más allá de estos servicios el transporte es casi nulo, a no ser por los que poseen automóvil propio, quienes son la minoría. Si se desea salir en un horario distinto a los establecidos en las dos rutas, se tiene que esperar y abordar el autobús en la avenida más próxima, la cual está situada a 7 km. de La Labor. Hacía falta observar las “representaciones sociales” (Mercado-Mondragón, 2008) que se construyen respecto a la migración en La Labor5. A continuación se exponen los resultados de un estudio exploratorio alrededor de las “representaciones sociales” entre los “futuros y potenciales migrantes”, sobre la migración misma, el consumo de drogas y el ejercicio de la sexualidad que muestran sus pares que han migrado. Los jóvenes que se consideraron para este acercamiento, acuden a la Escuela Secundaria Técnica “Juan Jacobo Rousseau” de San Felipe del Progreso 6; por su rango de edad y cercanía al carácter de la posible migración (recuérdese que los migrantes identificados en la Ciudad de México tenían entre 13 y 28 años), se presentaron como el sector adecuado para conocer la forma en que se perciben la migración y algunas de las prácticas protagonizadas por sus símiles que ya han 5

Se adopta el término de representaciones sociales en el sentido que lo hace Mercado-Mondragón en su estudio sobre las consecuencias culturales de la migración en Zinacantan, Chiapas: “la representación social designa una forma de conocimiento específico, el saber del sentido común, cuyos contenidos manifiestan la operación de procesos cognitivos y funcionales socialmente caracterizados. En sentido más amplio designa una forma de pensamiento social.” (Mercado Mondragón, 2008: 23) 6 El instrumento fue aplicado a finales de 2008 dentro de la investigación mencionada, misma que abarcó de 2007 a 2009. A dicha Secundaria acuden 511 alumnos, repartidos en los tres grados. Se tomó como grupo de trabajo a los alumnos del tercer grado (130 en total), quienes al momento de ser encuestados contaban con edades que oscilaban entre los 13 y 18 años.

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salido de la comunidad. Asimismo, se les eligió dado que se pudo documentar que en San Miguel La Labor el mayor índice de migración se ostenta precisamente al concluir el nivel escolar básico; en este lugar el contar con la secundaria concluida suele ser el nivel máximo de estudios. 14

Resultados

Los integrantes del grupo al que se aplicó el instrumento metodológico se situaban entre los 13 y 15 años de edad; únicamente dos de ellos contaban en ese momento con 13 años, otros dos sujetos con 16, y dos más con 17 y 18 años respectivamente; 64 eran de sexo femenino (49.23% del total), mientras que los 66 restantes de sexo masculino (50.77%). Esta distribución se puede observar en el cuadro 2. Cuadro 2. Universo de trabajo

64

% (Por sexo) 100%

% (General) 49.23%

66

100%

50.77%

130

100%

100.00%

Sexo

Población

Femenino Masculino Total

Fuente: Elaboración propia con base en trabajo de campo, 2008.

Los resultados obtenidos los exponemos bajo los siguientes criterios. En primera instancia, se considera la división por sexo —lo que piensan las mujeres y los hombres. En segundo lugar, los temas abordados son proyecciones de “su futuro” (¿se imaginan dentro o fuera de su comunidad? y ¿haciendo qué?), “sus convicciones” acerca de la migración, consumo de drogas y el ejercicio de la sexualidad (ello porque los comportamientos observados dentro de los sujetos encuestados y en los jóvenes que ya están trabajando en la Ciudad de México presentan aspectos específicos en tales rubros).

Se comenzó por preguntarles sencillamente qué harían terminando la secundaria y dónde lo pensaban hacer. El cuadro 3 nos muestra las tendencias.

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Cuadro 3. Aspiraciones de vida Número de mujeres 4

Número de hombres 0

13

23

Trabajar

6

16

Terminar una carrera

37

23

Nada

4

4

64

66

Aspiración Estudiar preparatoria y oficio Concluir

la

preparatoria

y

después trabajar

Total

Fuente: Elaboración propia con base en trabajo de campo, 2008.

Dado que en la localidad no se cuenta con preparatoria u otro tipo de planteles de nivel medio-superior y superior, para continuar los estudios los jóvenes tienen que buscar fuera, desplazándose a la cabecera municipal, Toluca o el D.F. En lo que toca a las mujeres, entre algunas de las actividades que desean realizar se encuentran las labores domésticas y algunos oficios (como estilismo y secretariado), dentro y fuera del espacio local. Aquellas que desean estudiar el bachillerato y trabajar, esperan hacerlo fuera de La Labor; también están quienes anhelan trabajar específicamente en el D.F., en el servicio doméstico de una zona residencial o en alguna otra actividad remunerada, o las que tan sólo dicen querer trabajar.

Los resultados más importantes se refieren a quienes desean seguir estudiando y terminar una carrera, que les permita ayudar a su familia y obtener un ingreso suficiente para poder vivir de una mejor manera —entre los principales motivos que mencionan ellas. Las carreras aludidas son Medicina, Enfermería, Derecho y Contaduría. Sin duda estas aspiraciones están influenciadas por los parientes que han migrado, pues como se ha dicho antes, el nivel máximo de estudio local es el básico; los migrantes influyen en sus familiares cercanos, generando que modifiquen sus creencias y aspiren a realizarse profesionalmente. Las mujeres que manifestaron no saber en qué se ocuparan una vez concluida la secundaria, se dividen en dos sectores: quienes desean quedarse en casa (porque no saben qué hacer y los padres las pueden mantener) y aquéllas que aún no se han planteado esta pregunta.

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Los hombres mantienen una gran similitud en sus respuestas, sin embargo por la división sexual del trabajo, los roles varían. Así, una buena parte pretende dedicarse al trabajo asalariado fuera de su localidad con el fin de obtener mejores ingresos, ya sea realizando tareas de “chalán” en obras de construcción (ayudantes de albañilería), carpinteros, obreros. Por su parte, quienes piensan trabajar en La Labor, que son la minoría, señalan labores relacionadas con la agricultura y la ganadería, y hay quienes quieren aprender un oficio. Los pocos que expresaron su deseo de estudiar una carrera universitaria, se ven en profesiones como Medicina, Contaduría, Arquitectura, Agronomía, Derecho y alguna Ingeniería (no especificada). Véase gráfica 1. Gráfica 1. Aspiraciones a futuro 60

60

Estudiar preparatoria y oficio

Número de jóvenes

50 40

37

Concluir la preparatoria y después trabajar

36

30

Trabajar

23 23

20 10

16

13 4

22

6

4 0

0 Mujeres

Terminar una carrera 4

Hombres

8

4

Nada

Total

Fuente: Elaboración propia con base en aplicación de encuesta.

En suma, el 30.76% del total, desea seguir estudiando el nivel medio superior o un oficio; ello implicaría tres años más de su vida. Desde luego hay un sector que visualiza continuar sus estudios hasta concluir una carrera (46.15%), lo que conlleva un plan de vida de al menos siete años. En cambio, cerca del 17% espera salir de su localidad para trabajar en el D.F., Toluca, Hidalgo, o algún otro Estado de la República. En general, es manifiesto que una importante mayoría (sin considerar al 6.15% que no ha determinado qué hacer) conciben su futuro fuera de la comunidad, ya sea estudiando o trabajando. Estos resultados arrojan un deseo evidente de

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migrar para realizarse en el ámbito personal, profesional o laboral y, en palabras de los encuestados, “ser alguien en la vida”.

En este sentido, se volvió preciso inquirir sobre su percepción respecto a la migración. En los resultados de este cuestionamiento, se observó que los hombres y mujeres que creen que la migración es “buena”, lo vinculan al hecho de que aquéllos que la realizan “ayudan a sus familias, conocen otros lugares, formas de vida y de pensamiento”, igualmente mejoran su poder adquisitivo y aumentan el nivel de oportunidades de desarrollo personal y familiar. Sin embargo, también hay quienes mantienen una perspectiva negativa que enlazan a las consecuencias no previstas del proceso migratorio. Véase gráfica 2. Gráfica 2. Percepción de la migración

Fuente: Elaboración propia con base en aplicación de encuesta.

El 34% cree que es un fenómeno ocasionado por la pobreza y la deficiente administración pública de quienes gobiernan en el país, asimismo una cuestión que genera problemas sociales como desintegración familiar, violencia, delincuencia, drogadicción; para el 51% que percibe la migración como buena, este proceso se ha constituido como una vía para el desarrollo personal y familiar, entre otros aspectos individuales. El 15% restante, no la ve como algo positivo o negativo, sin embargo mantienen latente un deseo de migrar para poder sobresalir y obtener un ingreso estable o al menos que les permita llevar una vida “cómoda”, sin condiciones precarias. Esta apreciación se corresponde, hasta cierto punto, con el porcentaje de aquéllos que tienen uno o más familiares migrantes (casi el 80%).

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Al indagar si tenían algún familiar migrante y las características de su situación (en qué trabaja, dónde vive), se corroboró el elevado índice de migración (cabe aclarar que en esta comunidad las familias se componen de 7 a 13 integrantes, y en la mayoría de los casos sólo aquéllos que se encuentran estudiando nivel básico son los que no han salido de su localidad). En total 102 alumnos respondieron que tienen como mínimo un familiar viviendo y trabajando fuera; ello representa el 78.46% de los entrevistados, quienes mencionaron que dichos parientes se desempeñan como obreros, albañiles, carpinteros, transportistas, electricistas, en labores domésticas, seguridad privada, cajeros, entre las principales actividades. Según la información recabada, se encuentran en lugares como Puebla, Hidalgo, Michoacán, Guerrero, ciudad de Toluca, Distrito Federal e incluso Estados Unidos. Véase gráfica 3. Gráfica 3. Sujetos con familiares migrantes

102

150 100 50

28

59 43 23

0 Con familiares migrantes

Total

5

Mujeres Hombres

Sin familiares migrantes

Hombres

Con familiares migrantes 43

Sin familiares migrantes 23

Mujeres

59

5

Total

102

28

Fuente: Elaboración propia con base en aplicación de encuesta.

De entre aquellos jóvenes de los que se documentó su presencia en la ciudad de México sobresalió un alto consumo de drogas. El uso de drogas no sólo se da en la Ciudad de México, sino también en su retorno a la localidad; por ello se hizo preciso conocer qué significado guardaba esto para quienes aún no habían migrado, pero que de acuerdo con sus planes lo harían en un futuro inmediato.

Así, se les preguntó a los jóvenes encuestados qué opinaban acerca de las drogas. Tanto hombres como mujeres expresaron que el consumo de sustancias tóxicas es

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dañino para el cuerpo, trae consigo repercusiones sociales y económicas, modificando el entorno familiar y afectivo del individuo. En general, las respuestas fueron muy similares; enseguida se muestran las más sobresalientes, en las propias palabras de los jóvenes: Mujeres: “…es un problema que en México se va incrementando”; “…es una cuestión difícil de controlar por la inseguridad que se vive en el país”; “… dañan el organismo”. Hombres: “…es un problema que daña la salud, puede traer la muerte”; “…impide seguir con los estudios y se pierden muchas cosas como la familia”.

Este cuestionamiento llevó al siguiente: ¿Debido a qué crees que se consuman? En los resultados se observa la atribución a diversos factores: problemas familiares (violencia, falta de afecto), problemas personales (escasa comunicación con las otras personas, depresión, soledad, resentimientos, ansiedad), necesidad de pertenencia (sentirse adultos, influencia de terceros), sensaciones que producen (placer, impresiones que traen al consumirse), o problemas sociales (discriminación, pobreza, desconocimiento de la problemática, realidad que viven); esto último refleja, sin duda, la posibilidad de acceder a determinada información encaminada a la prevención. La siguiente pregunta se dirigió a explorar si habían consumido algún tipo de droga (incluyendo el alcohol y el tabaco [cigarro]); 42% del universo de trabajo, reveló haberlo hecho. Véase gráfica 4. Gráfica 4. Drogas consumidas por los sujetos de estudio

Hombres 1

12

5 5 4

0 0 0 0

Cigarro Alcohol PVC

8 Mujeres

40 40

2 2

Cocaina 15

Thinner Mariguana Tachas

10

20

30

40

50

Fuente: Elaboración propia con base en aplicación de encuesta.

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En conjunto, al menos 55 sujetos habían probado algún tipo de sustancia legal o ilegal. Disgregando la información, más de la mitad de los hombres ha consumido o consume drogas, lo cual corresponde al 60% del conjunto masculino; en contraste, una cifra menor de las mujeres ha consumido algún tipo de droga (el 24% de ellas). Véase gráfica 5. 20

Gráfica 5. Índice de consumo de drogas 300 250 200

130

150

No consume

100

66

50

26 40

0

Total

Hombres

64

75

49 15 Mujeres

55

Consume algún tipo de droga

Total general

Fuente: Elaboración propia con base en aplicación de encuesta.

Es manifiesto que cuantitativamente el consumo de drogas es elevado dentro de este sector; de manera que 4 de cada 10 jóvenes dentro del universo de trabajo consumen algún tipo de droga. Se trata de jóvenes que están dentro de una localidad con influencias externas y hábitos generados a partir de formas de vida diferentes a la local, que si bien no son atribuibles directamente al fenómeno migratorio, éste puede influir en demasía, a la par de las muestras de alteridad que transmiten los Mass-Media (medios masivos de comunicación, como la televisión, la radio e internet), que gradualmente van insertándose en la localidad, la mayoría de las veces traídos por quienes han migrado.

Igualmente se incluyó un rubro específico sobre el tema de la sexualidad. Al respecto se recabó información entre la muestra poblacional de trabajo, que deja entrever que los jóvenes confunden el término sexualidad con sexo, coito o relaciones sexuales. Por otro lado, creen que en la sociedad en la que se desenvuelven es necesaria la difusión de mayor información sobre el tema, de manera que se eviten los embarazos no deseados o a temprana edad, muy

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frecuentes en la localidad. De manera similar a lo que sucede en el caso del consumo de drogas, las respuestas revelan cierto acceso a información — probablemente oficial— de planificación familiar; sin embargo, en los hechos en San Miguel La Labor los embarazos juveniles o no deseados son comunes, por lo que difícilmente se perciben como una problemática. 21

Prevalece una situación especial dentro de la localidad; ya que muy vinculado a su formación escolar, se considera que entre los 13 y los 16 años los adolescentes alcanzan algo semejante a la mayoría de edad, que da comienzo a su edad reproductiva. Ideológicamente se auto-representan como lo que ellos denominan el “sentirse adulto, el ser grande o parte de algo importante”; cuestión que se refleja, asimismo, en la percepción de los padres respecto a los hijos: “como han estudiado más [los padres generalmente tienen estudios de primaria y no en todos los casos concluidos]

y

ya

están

grandes,

pueden

hacer

lo

que

quieran”.

Estas

representaciones dan pie a ciertas actitudes de apatía y desinterés de los jóvenes hacia actividades escolares, deportivas, laborales y familiares; y un deseo de inmersar en otras tantas, lo que les lleva a experimentar con su sexualidad, las drogas y la migración. Bajo este contexto, se les planteó una pregunta dirigida a conocer, en su caso, a qué edad habían comenzado a mantener relaciones sexuales; se obtuvo que con frecuencia inician su vida sexual a temprana edad, siendo los 13 años una respuesta repetida.

Los entrevistados también externaron temor a las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), en especial respecto al VIH-SIDA; inclusive algunos creen —por ignorancia o escasa información— que este último puede ser transmitido a través de un simple saludo o un beso.

La migración culturizada en San Miguel La Labor

A ese mar de migrantes que arriban año con año a la Ciudad de México se han sumado, por lo menos desde principios de los años 70, jóvenes de la localidad de San Miguel La Labor. En la actualidad la tendencia a migrar, que ha estado presente durante más de tres décadas, ya no sólo encuentra como destino el Distrito Federal, también su zona metropolitana y algunas ciudades de las entidades vecinas al

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Estado de México, como Michoacán, Hidalgo, Guerrero, Puebla, igualmente, muchos migran hoy a la zona metropolitana del Valle de Toluca. Aunque en menor medida, persiste también la migración hacia Estados Unidos desde los años 80.

En una apreciación distante, basada en tasas de movilidad y en las características del lugar de origen y de destino, se podría pensar que se trata de campesinos que huyen de sus condiciones de vida en la agricultura. Como dice Ruiz (2010), “durante mucho tiempo algunos analistas identificaron el éxodo rural-urbano como un flujo homogéneo, compuesto en esencia –y como un todo- de campesinos que huían”. Visto más de cerca uno encuentra que sí prevalecen, como “causa inmediata”, condiciones determinadas directamente por la estructura política y económica de la región, pero también hay una parte subjetiva que precipita la migración, sobre todo entre los jóvenes (sujetos en quienes aún no recae, por ejemplo, la responsabilidad de ir en busca de un trabajo que les permita sobrellevar la manutención de una esposa e hijos); este éxodo va mucho más ligado a expectativas personales y de entretenimiento.

Hoy, tras décadas de migraciones sucesivas, entre la juventud de la localidad se puede ver asentada una idea colectiva de progreso y recreación, vinculada a ese desplazamiento demográfico. Es decir, originalmente entre 1970 y 1980, la migración en este espacio local obedecía estrictamente a fines laborales, siendo vista como una estrategia de subsistencia cuya causa inmediata era la pobreza. Sin embargo, actualmente los jóvenes que ocuparon nuestra investigación le han atribuido a este traslado nuevas categorías, como el goce, la experimentación, el hedonismo, la satisfacción personal, dejando a la necesidad y la pobreza al margen de los factores precipitantes o primordiales.

En su desplazamiento encuentran una amplia gama de opciones que, alternas al trabajo, les ofrecen distracción, información y satisfacción; cuestiones que no se encuentran en su lugar de origen y en afán de las cuales van: en la medida en que se insertan en el espacio urbano se introducen en un proceso de estandarización de conductas consumistas, apreciado en tendencias de comportamiento, ya sea en actividades lúdicas, preferencias y modas. Por medio del contacto con las costumbres, ideologías dominantes y la forma de vida citadina modifican su actuar,

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basándose en la idea general del placer que proyecta la sociedad a la que buscan insertarse.

Justo en el centro de los factores precipitantes de la migración que se presenta en el caso que ocupa a esta investigación (entre los cuales se habló del goce, la experimentación, el hedonismo y la satisfacción personal), se identificó el consumo de drogas y el ejercicio “no tradicional” de la sexualidad, junto con otra serie de opciones lúdicas; aspiraciones que se transmiten en lo local por medio de los migrantes y el contacto con los actores más cercanos a éstos (nuestros sujetos de interés). Este no es un escenario absolutamente nuevo, pues Larissa A. de Lomnitz (1973: 22) ya había documentado que el “único factor selectivo de validez universal para el fenómeno de la migración” era la juventud. Ello implica que la etapa de la vida influye en el tipo de experiencias que se persiguen y se obtienen por quienes arriban a la ciudad, que son completamente distintas a las de aquéllos que se quedan o los que aún no han salido de su lugar de origen. De manera que, lo que sí es nuevo, al menos en lo que a este estudio concierne, es que este conjunto de motivaciones hayan pasado de situarse en la experiencia del viaje -—que se aludía siguiendo a Clifford— a convertirse en factor cardinal del movimiento migratorio referido. 7

Conclusiones

En la localidad estudiada, pero también en muchas otras con características y condiciones similares, la “migración llegó para quedarse”. Migrar a lugares que brindan mejorías en la calidad de vida es ya un supuesto compartido colectivamente, como lo apuntan los oriundos del lugar “migrar es un fenómeno ocasionado por la pobreza y la mala administración pública”. En San Miguel La Labor entre días 7

Otra discusión sobre esto puede darse tomando los argumentos de quienes sostienen que la sociedad de este tiempo se encuentra en la sobremodernidad (Reynoso, Baudrillard, Clifford, González-Carvajal) y se llega a decir que es el tiempo de la cultura del exceso (González-Carvajal, Fromm, Lledo, Corres-Ayala, Belladona-Miranda, Martínez-Torres) a lo cual, en variadas ocasiones, se le vincula directamente con el consumo de drogas y el ejercicio de la sexualidad, temas que eran tratados dentro de ciertos límites, como temas censurados y/o encubiertos, pero que nosotros encontramos ocupando grandes espacios en la vida de los jóvenes migrantes. En este sentido se podría decir que si la migración también tiene que ser entendida y referida históricamente, esta época que vivimos influye en las unidades actuantes en los procesos migratorios, ya sea en los grupos sociales que se piensan marginados y aspiran a ya no serlo; o en los individuos que articulan en su mundo vivencial la búsqueda de la comodidad, el placer, la diversión, etc.

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hábiles sólo se puede observar a adultos mayores, niños y adolescentes menores de edad, así como a los sujetos encargados de las instituciones públicas, como los profesores y los trabajadores del Centro de Salud. El resto ha migrado —dicen— “para apoyar a su familia económicamente”. Actualmente ya no existe una economía campesina relacionada con el trueque o el autoconsumo, sino una de mercado, pues es insuficiente lo que pueden obtener sembrando la tierra y criando animales, a ello se suma la temporalidad de los ritmos productivos del campo. La gente se piensa a sí misma necesitada de empleo (a fin de cubrir las necesidades familiares y personales), el cual regularmente no encuentran en los poblados cercanos y es prácticamente nulo al interior de la comunidad.

Los jóvenes que ya migraron están en un proceso de reconstrucción y representación significativa de la cultura y la identidad. Es posible ver en ellos como se alteran paulatinamente sus creencias, su forma de vestir y portar objetos de ornamento (pulseras, cadenas, collares, piercings, aretes, etc.), que adoptan a través de las nuevas experiencias, el seguimiento de modas, el contacto con medios de comunicación móvil que son casi nulos en su localidad, reproductores musicales y de video (todos estos elementos son traídos a lo local, por quienes se encuentran en la categoría de migrantes). Aquéllos que en un futuro inmediato podrían migrar, como lo son nuestros sujetos de estudio, están expuestos (no de ahora, pues el movimiento poblacional en este espacio lleva décadas) a los comportamientos que los migrantes adquieren en esta dinámica del ir y venir. Lo anterior nos revela la permanencia de factores “macro-estructurales” incidiendo en el desarrollo de la población. Pero también los datos arrojados por el estudio realizado, nos obliga a replantear la respuesta a la pregunta básica de este artículo: ¿por qué migrar?, ¿hay factores precipitantes netamente subjetivos (“estudio, imitación,

satisfacción,

experimentación,

conocer

lugares,

formas

de

vida,

pensamiento y objetos”)?. Los resultados permiten afirmar esta última cuestión, ya con frecuencia los sujetos de estudio salen de su localidad dados estos anhelos, ansían experiencias nuevas, intentan mejorar su poder adquisitivo en cuanto toca a una de las referencias económicas, así como aumentar el nivel de oportunidades de desarrollo personal y familiar. De esta forma se estructuran las respuestas de los jóvenes, destacando la búsqueda de la satisfacción personal y la imitación.

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Hay un factor mediato que también incide en las decisiones de migrar, hacia dónde, cómo y cuándo hacerlo: las políticas públicas asistenciales. A finales del siglo pasado en esta localidad se dedicaban a la agricultura y ganadería de autoconsumo, prevaleciendo una economía campesina. La industrialización y el crecimiento económico de México, especialmente en las ciudades, fomentó la migración interna; esto obligó al Estado a implementar políticas públicas dirigidas a asistir a la población de las zonas rurales que quedo desprotegida. Hasta la fecha, la migración y la economía campesina son acompañadas por programas de apoyo estatales, así que al trabajo asalariado en las ciudades, se suma la subvención gubernamental. En San Miguel La Labor muy pocos siguen trabajando la tierra para el mantenimiento de las familias, porque el ingreso suele llegar por la vía de los migrantes o por los programas de asistencia social que promueven las instituciones del Estado.

Los habitantes que tienen hijos en edad escolar adquieren acceso a un apoyo económico que se promueve a través de los programas de desarrollo social —el cual ya están acostumbrados a recibir. La cantidad percibida se determina por cada hijo que estudia, de modo que mientras más hijos se tengan y que se encuentren estudiando, mayor es el recurso. Ello influye en que las familias procuren que los hijos terminen la educación Secundaria (nivel hasta el cual existen planteles en la comunidad y hasta el que se otorga el subsidio gubernamental), llegados a este punto ya pueden salir a trabajar. Para “no perderse el beneficio económico” se suele tener varios hijos (en promedio entre cinco y once), esto trae consigo una serie de problemáticas como lo es la deficiente atención a los hijos, o la reproducción casi atávica de nacer, asistir a la escuela para percibir la asistencia estatal, dejar la comunidad para ir en busca de empleo. En el caso de aquel 6% de adolescentes que mencionó aún no saber qué harían de su vida, probablemente opten por continuar la misma dinámica que sus padres: subsistir a base del apoyo remunerado que les brinda el Gobierno al tener hijos en la escuela, o incorporarse al ciclo migratorio —concluir los estudios y emprender el desplazamiento.

Al parecer, esto genera un círculo vicioso que lleva a una transformación del entorno, haciéndolo propicio al consumo de drogas —según expresaron los propios jóvenes y adultos en las encuestas y entrevistas, siendo ratificado con la

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observación8. Incluso, a los pocos hombres que se quedan a trabajar en el campo se les puede ver, después de su jornada de trabajo, consumiendo cerveza o pulque en las tiendas. Los jóvenes, que conviven con esto como parte de su cotidianidad, resaltan su identificación hacia esta práctica y, al paso del tiempo, hacia la aproximación a nuevas sustancias y experiencias, habituándose a consumir psicoactivos.

Si bien las aspiraciones de los encuestados descansan en la realización personal, profesional o laboral fuera de su localidad; deben recordarse las pocas oportunidades que tienen dentro de su entorno y las que se ofrecen fuera de éste. Dependiendo del entorno puede verse frustrado o alterado su deseo de éxito; el fracaso o imposibilidad de concretar sus planes, en muchas ocasiones se asienta como el contexto que les lleva al consumo de drogas y al ejercicio deliberado de su sexualidad, como alternativas a la superación personal. Los jóvenes terminan consumiendo drogas para escapar de su realidad, una realidad tan controversial que no desean enfrentar y de la cual difícilmente pueden salir; a través de los estupefacientes crean un mundo alterno que les permite imaginar posibilidades, negadas en la práctica por su medio circundante.

Generalmente, el ámbito urbano se percibe como un espacio que brinda expectativas de superación, haciéndolas “fácilmente alcanzables”, ello incentiva la tendencia a migrar hacia ciudades con un desarrollo “estable”. Sin embargo, dentro de este entorno existen igualmente complicaciones sociales, que no suelen ser consideradas por los migrantes. Si su anhelo es trabajar y obtener un buen sueldo, en la ciudad muy probablemente puedan conseguir emplearse, no obstante nada garantiza que accedan a un trabajo estable, o bien remunerado y en condiciones en las que su salud no sea expuesta a factores dañinos. Si desean continuar estudiando, regularmente tendrán que hacerlo sosteniendo su propia manutención, esto es, deben costear alimentos, vestimenta, renta, materiales escolares, entre otros. Tal panorama vuelve el deseo inicial y el proceso de migrar más complejos, 8

Entre los encuestados se hizo manifiesto que el consumo de drogas dentro de la localidad tiene como algunos de sus desencadenantes la insuficiente atención familiar que reciben, la falta de afecto, la violencia y la incomprensión, sin olvidar que también se encuentran latentes la idea de sentirse adultos, la influencia de amigos y/o familiares, así como las sensaciones que producen los estupefacientes.

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conllevando a que se busquen alternativas, se pierda el interés o simplemente se olvide; quizá, de este modo, aquéllos que ya han migrado y que se han enfrentado a dificultades para lograr sus expectativas, se hayan visto inclinados al consumo de alguna droga, o como los resultados de la investigación pusieron también de manifiesto, a prostituirse, deparándose como medios para escapar de una posible frustración generada por el sueño no realizado, influyendo en el momento del retorno sobre otros jóvenes que se han sentido o se sienten en la misma condición—los futuros migrantes.

Los actores sociales que ocuparon nuestro estudio son un ejemplo de la constante reconstrucción de la cultura y la identidad, en ésta última tiene peso la influencia colectiva, viéndose afectada por cambios esenciales en lo que toca a lo físico, lo mental y lo estético. Los individuos y grupos en condiciones similares van adquiriendo la misma forma de vida, entre la ética y estética de la cultura urbana, derivado del cambio simbólico de los usos y costumbres de lo que se denomina como el cotidiano; transformación que se gesta en el contacto con una sociedad de masas cuyo estilo de vida está centrado en el consumo, la individualidad y el hedonismo.

Aquellos jóvenes que han migrado y trabajan en alguna ciudad, tanto hombres como mujeres, están en condiciones de obtener mediante el empleo, un ingreso mayor al de sus padres, aproximadamente entre 1,200 y 1,500 pesos semanales, dependiendo del caso. Una parte suelen destinarla para sus familiares que se encuentran dentro de la localidad y el resto lo dejan para sus propios gastos. Por lo general, lo emplean en vestimenta, ornamentos, alimentación, renta y esparcimiento o, en palabras suyas, “en el desmadre y el cotorreo”, ya sea en las plazas, sitios de recreación, bares, antros, table-dance que han sido creados específicamente para dichos grupos, así como en sexo-servidoras. Estas actividades forman parte del conjunto de prácticas que solo realizan en la ciudad, por medio de las cuales paulatinamente van modificando su identidad, cosmovisión y comportamiento, en tanto implicación del desplazamiento y las experiencias que el sujeto obtiene al enfrentarse a nuevos entornos. De manera homóloga a lo expresado por James Clifford (1998: 18), “entre la configuración y reconfiguración de identidades, en las zonas de contacto, zonas en las que los viajeros se apropian del espacio,

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otorgándole un significado vivencial, e integran nuevas relaciones a través de procesos históricos”; los sujetos aquí abordados hacen uso del tiempo y de espacios específicos, para realizar tal reconfiguración de su cultura.

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