SAUL KRIPKE: NECESIDAD DE LA IDENTIDAD Y NOMBRES PROPIOS. Resumen

Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ SAUL KRIPKE: NECESIDAD DE LA IDENTIDAD

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________

SAUL KRIPKE: NECESIDAD DE LA IDENTIDAD Y NOMBRES PROPIOS

Rafael Miranda Rojas*

Resumen El problema del nombrar y su relación con la referencia en Kripke se haya determinado por la concepción modal que se tiene del nombre entendido como designador rígido. El presente texto aborda los nexos entre “Identidad y Necesidad” y El nombrar y la necesidad en vistas a comprender la defensa kripkeana de la necesidad de los enunciados de identidad. Para ello analiza las posiciones anteriores de Frege y Russell, el estatus de la descripción y las diferentes concepciones del nombrar ya como connotativo, denotativo o ambos. Considera también los problemas que plantea la referencia para una posición causal como la kripkeana, y sus soluciones en vistas a la rigidez del nombre. Descriptores: designador descripción definida.

rígido-

nombre

propio-

referencia-

Recibido en diciembre de 2008/ Aceptado en febrero de 2009.

*

Licenciado en Filosofía y estudiante del Doctorado en Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, becario Conicyt-2009. E-mail: [email protected]

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ Abreviaciones de textos más utilizados De S. Kripke: N&N: El Nombrar y Necesidad I&N: “Identidad y Necesidad” De Ch. Hughes: N,N&I: Names, necessity and identity

Son cuatro los problemas principales que una teoría de la referencia directa debe abordar: la identidad de nombres propios co-referenciales; los nombres propios “vacíos”; los enunciados existenciales negativos verdaderos y el problema de las actitudes proposicionales. De estos cuatro temas, este ensayo se centrará en el primero: la identidad de nombres propios co-referenciales. Siguiendo a Salmon1, tres son los argumentos principales que aborda Kripke para defender su posición en vistas al estatuto de los nombres propios: Modal, epistemológico y semántico. Aquí se considerarán los tres.

1. Denotación y connotación Quisiera comenzar este texto abordando el tema del nombrar. Kripke, en el inicio de sus conferencias reunidas con el título El nombrar y la necesidad, se dispone a tratar este problema2. Ahora bien, lo que él entiende por nombrar está limitado a los nombres propios3, dejando fuera a las descripciones definidas. Un enunciado del tipo “el x tal que fx” no es un nombre propio4, pero sí un designador, determinación genérica de ambos. Se debe, por tanto, preguntar por esta diferencia. El nombrar tiene como función principal referir, y para que la referencia no sea equívoca debe exigirse que un y sólo un objeto sea el referente del nombre. Si N es el nombre de x, no sólo x debe ser el único objeto al que refiera N, sino que también N sólo debe ser nombre de x y de ningún otro objeto5. En efecto, esto permite comprender porqué se aceptó que las 1

Salmon, Nathan, Reference and Essence, Princeton University Press, Princeton, 1981, pp. 23-31. Kripke, S., El Nombrar y la Necesidad, Edit. UNAM, México, 2005. En adelante: N&N. 3 Como veremos también se incluyen los nombres que hacen referencia a clases naturales. 4 En rigor, más que enunciado podríamos caracterizarlo como un paradigma de enunciado, ya que incluye las variables x y fx. 5 Esto para el caso de los nombres propios es un problema secundario en lo que nos toca abordar, pero es bueno tengamos en vista la posibilidad de que un nombre refiera más de un objeto. Respecto a esta posible diversidad de referente del mismo nombre, Kripke apela que se debe a una condición incumplida. Dice en N&N (p. 78), que el requisito para que la referencia sea preservada es mantener el uso que un sujeto S le dio a un nombre para que de eslabón en eslabón (link to link) se mantenga el uso que dicho sujeto S le dio al nombre (Véase Ch. Hughes, Names, necessity and identity, Clarendon Press, Oxford, 2

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ descripciones definidas pudiesen referir, pues si una descripción fx se cumplía en un y sólo un objeto x, no había diferencia entre nombrar y describir de este modo6. Cosa distinta es sostener que el nombre describa. Esto es lo que en principio no acepta Kripke7 siguiendo a Mill en su System of Logic, donde éste sostiene que los nombres tienen sólo denotación y no connotación8. El problema de esto, y que Kripke 2004, p.37, en lo sucesivo: NN&I). Kripke a partir del ejemplo de “Napoleón” destaca que hay una conexión causal entre el uso de este nombre como el del emperador y el uso como nombre del perro, no es una conexión causal del tipo requerido. Se puede decir que el tipo requerido de conexión causal es aquella en que no cambia el referente al usar el nombre en cuestión. 6 Reimer, Marga, en su artículo “Reference” (Stanford Enciclopedia of Philosophy, Stanford, 2003, http://plato.stanford.edu/entries/reference/), destaca que este modo de relacionar el nombre, el objeto que refiere el nombre y su descripción, puede explicarse del siguiente modo: el nombre N es el único nombre que refiere al objeto x, y este objeto x es el único que cumple con la descripción F. De allí que pueda decirse que N refiere al único F que es x. Esto muestra el papel de intermediario entre el nombre y el objeto que cumple la descripción definida. 7 Hughes menciona que aceptar que un nombre carezca de connotación no exige que el nombre sólo refiera (NN&I, p. 2). Esto muestra que son tesis distintas, y que si bien en la concepción de Mill se dan unidas, no exige que Kripke la comparta. En N&N, nota 58, Kripke sostiene que un sortal puede describir de algún modo el nombre, aún cuando esto no exija que dicha descripción determine el referente. Es prudente mencionar aquí que un sortal se entiende como una propiedad genérica que, para Kripke, no es ni necesaria ni suficiente para determinar la referencia, v.g: “Rocinante es un caballo”. En dicha nota Kripke dice de Geach que más que una verdad necesaria es una verdad a priori la que éste defiende. Rechaza incluso que sea el caso que dicha verdad sea a priori, pues (tornando el ejemplo) es perfectamente posible que Rocinante no sea un caballo. Respecto de esto dice Kripke que puede deberse a una propiedad genérica poco cautelosa. 8 Esto es controversial pues, como se verá, los nombres sin referente no son del todo excluidos. Si esto es así cabe o afirmar que la existencia del objeto denotado es exigencia para el referir o que, en su defecto, los nombres sin referente en el momento actual en algún momento lo tuvieron (v.g: Napoleón). Pero también cabe la posibilidad defendida, por ejemplo, por Wittgenstein en sus Investigaciones Filosóficas, §41 (Edit. Crítica, Barcelona. 1988. Trad. Alfonso García Suárez y Ulises Moulines), donde el nombre N no exige la existencia del objeto, es decir se acepta la posibilidad de nombres sin referente. Esto, claro está, en un contexto diferente. Tornando el tema central, la referencia puede no siempre desligarse de cierta connotación, lo cual no exige que el nombre describa. En el ejemplo de Mill, “Darmouth” no describe el lugar donde se halla dicha ciudad. Kripke considera como un argumento que evidencia la no exigencia de que un nombre connote, el hecho de que si “Darmouth” no nombra un lugar ubicado en la desembocadura del río Dart, no se contradice. Es decir, la no contradicción interna sería en este ejemplo un argumento importante para descartar la connotación. Por otra parte, el afirmar que ciertos individuos podrían por cierto connotar un lugar con este nombre, parece relacionarse aunque no directamente con lo que Putnam entiende como división del trabajo lingüístico (“El significado del significado”, en La búsqueda del significado, Tecnos, Madrid, 1991, p. 143), si bien en él se alude más bien a una especialización de corte académico, lo cual no parece ser el caso aquí. Por otra parte, el caso especial de que descripciones definidas sean comprendidas como nombres (Naciones Unidas) sólo patentiza que éstas no cumplen por cierto el rol de descripción sino de nombre. La tesis fuerte del “millianismo” es que el significado del nombre es su portador, su referente. No es del todo evidente por cierto que Kripke adhiera a esta tesis (Ver: http://plato.stanford.edu/entries/reference/). Hughes destaca que en rigor Kripke no rechaza del todo la posición descriptivista, pues no pretende comprometerse con el rechazo de una posible concepción en la cual ciertas condiciones puramente cualitativas de un objeto (en el texto, Richard Nixon) sean necesarias y suficientes para determinar la referencia, NN&I, p. 18. Un caso interesante a considerar es el de descripciones definidas que parecen ser rígidas, tal como el caso de la raíz cuadrada de 81, que es rigidamente 9 (N&N, pp. 20-1). No obstante esto, las tres principales críticas a la teoría descriptivista no pierden su fuerza: la necesidad no deseada

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ vislumbra bien9, es que deja sin determinar qué cosa sea el referente del nombre, pues si es el caso que no describe: ¿cómo se sabe a qué objeto se está refiriendo el nombre? Esta pregunta parece responderla plausiblemente Frege y Russell, aún cuando de modo distinto. Por un lado, Frege determina que un nombre constituye una descripción abreviada, a partir de la cuál se establece el objeto referido. Por el otro, Russell descarta que lo que entendemos por nombres propios sean tal, precisamente por ser posible que un mismo nombre propio esté referido a más de un objeto o no refiera nada. Así afirma en “On denoting” que los únicos nombres propios son los demostrativos “eso” y “esto”, pues son, según él, inequívocamente determinables como poseyendo referentes a través del conocimiento directo (by acquaintance)10. Veremos esto con más detalle. Por lo tanto, no es imposible que dos nombres refieran el mismo objeto. Por lo menos Frege estableció explícitamente aquello en “Sobre sentido y Referencia”: “El pensamiento del enunciado “el lucero matutino es un cuerpo iluminado por el sol” es distinto del enunciado “el lucero vespertino es un cuerpo iluminado por el sol”. Alguien que no supiera que el lucero vespertino es el lucero matutino podría tomar un pensamiento por verdadero y el otro por falso”11.

Teniendo en vistas que aquí se está hablando de “Héspero” y “Fósforo”, lo que ocurre por tanto es una diferencia de sentido entre ambos nombres. Y esto aquí va de la mano con que el sentido sea determinado por el nombre en tanto el nombre describe a la (epistémico), la rigidez de la que carece la mayoría de las descripciones definidas (modal) y el problema de la ignorancia y el error (semántica). De esto se debe destacar que la diferencia entre nombres y descripciones persiste, y de aquí puede ser plausible afirmar que tienen funciones semánticas distintas, a saber: referir y describir. Al menos puede sostenerse de lo que se ha dicho que si una descripción definida refiere, sólo lo hace en el mundo actual, y no exige por tanto que su referencia sea de carácter necesario. 9 N&N, pp. 32-33. 10 Esto supone que no cabe equívoco en la determinación ostensiva del referente, aspecto que ya Wittgenstein discutía pues implica determinar desde ya el sentido de la definición, dejando de lado posibles comprensiones (véase esto en el § 139 y siguientes de “Investigaciones Filosóficas”, ed. cit, en los cuales se discute, entre otras cosas, lo que se entiende por “Projektionmethode”, método de proyección). Por ejemplo: apunto hacia una mesa en la cual hay un vaso de vidrio: ¿apunto a la mesa o al vaso? Pareciera ser que dicho conocimiento previo no es tan inequívoco como pensaba Russell y, si bien puede sostenerse en términos como “eso” o “esto”, no es del todo cierto que no quepa error en su uso. Ahora bien, como en rigor dicha referencia ostensiva depende del contexto, pues “esto” y “eso” sin tal no tienen referente único, quizás quede desde ya descartada la crítica wittgensteniana, aunque no parece así. 11 Frege, “Sobre sentido y Referencia”, ed. cit. p. 29. Hughes destaca que este ejemplo de “Héspero” y “Fósforo”, de términos co-referenciales no exige la intersustitubilidad en contextos de creencia. Esto permite admitir la posibilidad de que en la cita mencionada un enunciado sea verdadero y el otro falso (NN&I). Precisamente esto es lo que Kripke pone en duda, pues es difícil ver cómo, si los nombres refieren sin describir, pueda darse que nombres propios co-referenciales no sean intersustituibles en contextos de creencia. Esto tiene estrecha relación con la diferencia que se aprecia entre afirmar “‘Héspero’ es ‘Héspero’ ” y “‘Héspero’ es ‘la estrella de la tarde’ ”. Esta diferencia responde al test intuitivo que Kripke aplica para mostrar como un nombre propio puede ser entendido como rígido a diferencia de una descripción definida (N&N, pp. 20-1).

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ vez que refiere. Ahora bien, esta identidad en el referente de los nombres la aborda Kripke también en su texto “Identidad y necesidad”. Por un lado establece en N&N la identidad entre los referentes de los nombres propios como un argumento subsidiario que apoya la tesis de los nombres entendidos como descripciones. En efecto, patentiza aquí que el hecho de que dos nombres se refieran a un mismo objeto parece estar apoyado en descripciones. El ejemplo mencionado arriba, al tratar “Fósforo” y “Héspero” como nombres de Venus, los entiende como descripciones, “la estrella de la mañana” y “la estrella de la tarde”. Dejando de lado el hecho de que no es una estrella sino un planeta, lo que interesa es lo que sigue: la identidad, que aquí se da entre referentes de nombres propios co-referenciales y parece estar sostenida por la descripción que hace cada una de un mismo objeto. Lo primero que se debe destacar aquí es que las descripciones son, en efecto, distintas. Aun cuando no sea el caso que por necesidad tienen el mismo referente, “Fósforo” y “Héspero” en tanto descripciones no tienen el mismo sentido. Si se quiere comprender cómo es posible esto en nombres que refieren el mismo objeto, se ha de considerar que aquí dicho objeto está siendo considerado bajo distintos respectos, a saber: “la estrella de la mañana” y “la estrella de la tarde”. Sin embargo, en “Identidad y Necesidad” destaca Kripke que la única forma de que dos nombres tengan el mismo referente es que sus propiedades sean las mismas. En rigor, antes de dar este paso hacia los nombres propios, Kripke establece la ley de sustitutividad de los idénticos para objetos. Al poco andar se verá que esto no varía el análisis, pero si respeta el modo kripkeano de abordarlo. La ley de sustitutividad de los idénticos establece que: (x = y) ⊃ ( fx ⊃ fy ) 12 Es decir, si x es igual a y, esto implica que si x tiene una propiedad, y también ha de tenerla. Ahora bien, ser la estrella de la mañana y ser la estrella de la tarde: ¿son propiedades distintas? Este parece ser un tema importante, pues si no es así se descarta la identidad por ser insustituibles13.

12

Kripke, S., “Identidad y Necesidad”, en L. Valdés Villanueva (ed.), La búsqueda del significado, Tecnos, Madrid, 1991, p. 99. En adelante I&N. 13 Por supuesto esto recalca la simetría del principio de identidad, si es que se acepta esto. Si es así, quiere decir que no es posible que una descripción definida tenga una extensión menor que lo que describe, si se pretende defender la identidad en éstas. Dicho de otro modo, no puede ser el caso que dicha descripción definida no agote la extensión del término, pues entonces la consecuencia es una relación asimétrica y, por tanto, no idéntica. Si Aristóteles es “el maestro de Alejandro” y “el discípulo de Platón”: ¿cómo puede defenderse la identidad de estas descripciones con el objeto referido? El único modo es considerar que la extensión de ambas es la misma de modo que sea posible afirmar su identidad al cumplir uno de sus requisitos. Esto es, en cierto modo, lo que defiende la teoría descriptiva, pues sólo ocurre que se da una diferencia de sentido y no de referente en estos casos y, por tanto, ambas descripciones comparten en principio las mismas propiedades. Esto supone no obstante que el nombre es connotativo.

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ Por otro lado, se exige como necesario que x sea idéntico a sí mismo: □ (x = x)

Lo que Kripke discute aquí es la posibilidad de enunciados de identidad contingentes. Si ellos son posibles, exige admitir que cabe la posibilidad por tanto que lo idéntico en ciertas circunstancias no fuese tal. Se puede considerar este problema desde dos puntos de vista: o es necesario que las descripciones vayan unidas al nombre14 o cabe la posibilidad de que el mismo nombre tenga descripciones distintas sin que cambie su referente o, mejor dicho, que pueda cambiar el referente en sus propiedades pero que siga siendo lo mismo. Además, llevado a su extremo, la segunda opción conduce a observar que cabe la posibilidad de que un mismo referente tenga en distintas circunstancias predicados opuestos15. Sin embargo, es patente que la primera alternativa no es plausible, ya que puede pensarse que un mismo nombre tenga descripciones distintas de las que tiene16. Si se reconoce la necesidad de que x = x, y se pretende aceptar que x = y, se ve cómo no es posible que esto no sea a su vez necesario, si se acepta la necesidad de x = x. Dicho esto, considerar “Fósforo” y “Héspero” como descripciones distintas de un mismo objeto no debe llevar a afirmar que sus propiedades son distintas, y esto apoyado en el hecho de que en efecto “la estrella de la mañana” y “la estrella de la tarde” tienen el mismo referente. Luego, si es el caso que x es y, lo es por necesidad. Así, el tema de la existencia del objeto es un presupuesto y no se considera como problema17. Hay que profundizar un poco en esto. Afirma Kripke que la necesidad que el defiende es una necesidad de carácter débil, principalmente porque no cuestiona si la existencia del objeto referido es o necesaria o contingente, sino que sólo si el objeto existe, ciertos enunciados sobre éste serán necesariamente verdaderos. Es por esto que la necesidad del principio de identidad no es cuestionada. Pues se afirma que x = x es necesario, sin 14

Que vayan unidas al nombre no quiere decir que sean descripciones del nombre, ya que son del referente. 15 Esto en vistas al problema, que abordaremos sucintamente, de la necesidad de origen. 16 Pero no parece que alguna de estas alternativas conlleve afirmar la contingencia de la identidad., pues si bien Kripke critica a partir de situaciones contrafácticas la no necesidad de las descripciones, si estas fuesen necesarias tampoco sería contingente su identidad. No obstante esto es precisamente lo que para Kripke no es el caso. 17 LaPorte, Joseph, “Rigid Designation”, Stanford Enciclopedia of Philosophy, Stanford, 2006, en http://plato.stanford.edu/entries/rigid-designators/). Una diferencia entre la comprensión de la rigidez de I&N y N&N, es destacada (Ibíd.). Dicha diferencia apunta a la necesidad de que el objeto designado por el nombre propio exista de modo necesario. En I&N, nota 8, Kripke defiende que no es condición que el objeto designado exista necesariamente y que en aquellos mundos posibles donde éste no existe, el designador no tiene referente. Por su parte, en N&N, Kripke defiende que un designador rígido designa su objeto en todo mundo posible, incluso si el objeto x no existe en ese mundo (p. 78). Salmon denomina a éste último tipo de rigidez obstinate rigidity (Salmon, op. cit., p. 34). Puede observarse, no obstante esto, que ambas concepciones de Kripke suponen la existencia del objeto x en el mundo actual.

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ abordar si es el caso que “x es”18. Lo que importa considerar aquí es cómo, a partir de la necesidad de x = x, se establece una posibilidad modal de referencia que no atente contra dicho principio. Vale decir, si no se quiere apoyar la tesis de que son posibles enunciados contingentes de identidad, es ésta una buena manera de llevarlo a cabo. En El nombrar y la necesidad, el principal problema del nombre entendido como descripción (o descripciones en relación con el concepto cúmulo) es que parecen ser estas contingentes. Frege en “Sobre sentido y referencia”, dice Kripke, acepta esto, no obstante sostenga también que no por esto altera el nominatum19. El caso es que si esto es así, no se explica como el sentido se determina por el nombre y éste por las descripciones, pues el gran aporte de Kripke es haber vislumbrado que dichas descripciones en situaciones contrafácticas pudiesen ser falsas. Entonces: ¿el referente del nombre también sería falso? ¿Carecería de referente? 20 Es precisamente el descarte de esa aporía lo que exige separar las descripciones de los nombres. Pero es importante aclarar junto con Kripke que esto no quiere decir que el referente del nombre no tenga materialmente descripciones, pues si el nombre refiere, refiere algo y ese algo puede ser descrito. No es por tanto plausible afirmar la ausencia de descripciones en el plano material, sino mas bien la necesidad de una determinada descripción que vaya unida al nombre en cualquier mundo posible.21En “Identidad y Necesidad” da Kripke el ejemplo de una descripción definida y su alcance. Esta noción de alcance la extrae de Russell, 18

En N&N, Kripke nos dice: “Podemos plantear también la cuestión de si un nombre tiene acaso alguna referencia cuando preguntamos, por ejemplo, si Aristóteles existió alguna vez. Parece natural en este caso pensar que lo que se pregunta no es si esta cosa (hombre) existió. Una vez que tenemos la cosa sabemos que existió” (p. 34). No es erróneo por tanto afirmar que si usamos un nombre es porque en algún momento pasado o actual existió o existe. Sin embargo líneas antes de esto Kripke se refiere al enunciado “Aristóteles existió alguna vez” y cual sería su valor de verdad. La tesis descriptiva, cree él, no intenta tanto responder a esto sino más bien a si ciertas características que coinciden con lo que se entiende a través de ese nombre y, de este modo, establecer su referencia. Por su parte parece dar por sentado que si un nombre es usado, existe o existió y un enunciado como el de arriba se entiende como verdadero, al menos prima facie. En I&N, “La búsqueda del significado”, nota 11, Kripke establece, respecto de las propiedades esenciales de un objeto, que la existencia sólo lo es si la existencia de ese objeto es necesaria (p. 116). Esto se verá con más detalle. 19 N&N, p. 34. Cita fregeana extraída de “Sentido y Referencia”, ed. cit., p. 34. 20 Kripke no afirma la necesidad de que el objeto exista en todo mundo posible o en cualquier situación contrafáctica, por lo cual se mantiene la distinción entre la existencia necesaria y la exigencia de que los enunciados sobre un objeto existente sean necesarios. En rigor el nombre no puede ser falso pues no es de él que se afirma verdad o falsedad, sino del enunciado. 21 En este punto Kripke cita a Wittgenstein y establece un nexo entre la vía del cúmulo de descripciones y lo que éste entiende por parecidos de familia Investigaciones Filosóficas §79 (ed. cit.). Sin embargo, lo que pretende Wittgenstein no es precisamente enlazar ciertas descripciones a un nombre, en este caso, “Moisés”, sino evidenciar que el uso dado a un nombre es distinto según sea el juego de lenguaje en que se encuentre. Ahora bien, otro tema es sí Wittgenstein finalmente adhiere o no a la comprensión descriptiva de los nombres. Para establecer este nexo no puede dejarse pasar a la ligera la importancia que da Wittgenstein al criterio de “uso” que, para los propósitos de Kripke, no es considerado. Un poco más adelante menciona Kripke a P. Ziff, quien sostiene la carencia de significado de los nombres, con lo cual se afirmaría que de algún modo no son parte del lenguaje. Wittgenstein afirma algo similar cuando dice que los nombres no son en rigor una jugada en el juego del lenguaje, pues comprende el nombrar mas bien como una “preparación para describir” (“Investigaciones Filosóficas”, §49).

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ guardando por cierto las distancias con la teoría descriptivista. El caso es que a partir del alcance de una descripción definida es posible observar como se entiende su identidad en relación con el objeto referido. El autor de Hamlet22 pudo no haber escrito Hamlet. Observamos aquí que la contingencia de la descripción se mantiene, sin caer a su vez en contradicción. Tal y como lo destaca Kripke, lo que se afirma aquí es que una de las propiedades del autor de Hamlet es que pudo no haber escrito Hamlet. Por otro lado, afirmar que es necesario que el autor de Hamlet es el autor de Hamlet, es afirmar otra propiedad que tiene el autor de Hamlet, Shakeaspeare. La primera es de alcance amplio, la segunda de alcance reducido23. Esto es: (Fx □ sea Fx) y, por otra parte, (Fx ◊ no sea Fx). Lo dicho anteriormente sirve para comprender porqué el nexo entre descripciones y nombres es problemático. No lo es sólo por el hecho de que puede ser una descripción de la que carezca el objeto, sino además porque caben descripciones referidas a más de un objeto, como el ser un orador en el caso de Cicerón, su bien precisamente por esto no sean definidas. Pero no es este el núcleo del problema, y lo que realmente interesa es considerar si los enunciados que contienen nombres propios referidos a un mismo objeto son o contingentes o necesarios. Ya se puede entender por tanto la distinción kripkeana entre designador rígido y no rígido, cuya diferencia principal es la necesidad modal del enunciado que incluye un designador rígido de la cual carece el enunciado que incluye un designador no rígido24. 22

I&N, p. 101. En la nota que sigue a esta explicación Kripke nos patentiza que lo que exige el alcance reducido o la ocurrencia secundaria en lenguaje russelliano es que si una descripción es de un objeto x, este objeto x la tiene por necesidad. Esto es consecuente con la contradicción en la que se cae al afirmar que el autor de Hamlet no es el autor de Hamlet, cosa muy distinta de la descripción con alcance amplio en la cual se considera la modalidad de re bajo la cual el autor de Hamlet pudo no haber escrito Hamlet. Por lo tanto, lo que nos muestra Kripke es que sólo en este caso de alcance reducido es necesario que si x → fx, lo haga por necesidad, es decir □ x → fx .Sólo en este caso –A será la negación de A. Un problema interesante y que ha sido mencionado pero que no se percibió quizás su importancia, es que al afirmar que sólo un objeto x satisface dicha descripción definida (∃¡ x), no da lugar a que una propiedad le corresponda a otro objeto que este mismo: sólo Shakeaspeare es y pudo ser el autor de Hamlet. La modalidad de re mantiene la posibilidad pero en el mismo objeto. 24 I&N, p. 108. Es prudente mencionar aquí que la afirmación de que un predicado le corresponda a sólo un objeto, propia de la comprensión russelliana, no es defendida aquí. En efecto, nos dice Kripke que un ejemplo de designador no rígido es “el inventor de los lentes bifocales” no sólo porque puede no estar unido al designador rígido que es “Benjamin Franklin”, sino porque puede a su vez ser un predicado atribuible a otro objeto en otras circunstancias. Dice: “Bajo ciertas circunstancias un hombre hubiera sido el inventor de los lentes bifocales, bajo otras circunstancias otro hombre lo hubiera sido”. Por otro lado, Kripke descarta igual que antes que el objeto designado exista necesariamente. Sólo afirma la necesidad de que si existe el objeto, éste es designado por el designador rígido. Aclara también que al no existir el objeto simplemente se afirma que el designador no tiene referente. A su vez, en N&N destaca que un designador rígido de algo necesariamente existente se puede denominar rígido en sentido fuerte (strongly rigid), (p. 51). Sobre esto, no es siempre claro que Kripke defienda una necesidad de carácter débil que dependa de la existencia del objeto o, dicho de otro modo, que la rigidez se dé sólo si un objeto x existe. Destaca Hughes que en I&N, p. 146, Kripke considera que en el caso que un nombre designe un objeto 23

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ 2. A priori y Necesidad Ahora se debe tratar el problema del a priori y lo necesario. Para el caso de la identidad, el problema es hasta qué punto es posible que dos nombres refieran al mismo objeto por necesidad, si su determinación como nombres es a posteriori. El caso es que aquí se confunden dos problemas, y se supone que todo lo que se entiende por verdad necesaria, debe a su vez ser a priori (por cierto Kripke no excluye esta posibilidad y aquellas verdades que cumplen ambos requisitos las denomina analíticas). Esto conlleva pensar que todo lo que se entiende por verdad a posteriori es a su vez contingente. Por lo tanto, el problema de fondo es en qué medida puede sostenerse una verdad necesaria a posteriori y, más específicamente, cómo se sostiene la exigencia de una necesidad metafísica en el plano empírico. En I&N Kripke muestra cómo el problema de la necesidad de la identidad no sólo afecta los nombres propios, sino también los nombres de las sustancias y las clases naturales25. Específicamente las afirmaciones:”el calor es el movimiento de las moléculas” y “el agua es H2O”. Dado que su identidad es fruto de investigaciones empíricas, su verdad no es a priori. Por lo tanto, es momento de distinguir dos problemas: el epistemológico y el metafísico26. Una verdad a priori es aquella que puede conocerse independientemente de la experiencia27. Es este un que no existe, debe decirse que el designador no tiene referente. De este modo Hughes habla de designadores inflexibles, apenas rígidos (barely rigid) o quasi- rígidos y completamente rígidos (fully rigid). Los dos últimos se diferencian precisamente en el compromiso existencial. Un designador quasirígido designa el objeto en todos los mundos en que el objeto exista. Un designador completamente rígido designa el objeto en todos los mundos posibles, incluso aquellos en que el objeto no exista. Esto sin duda en relación con lo que Kripke entiende como rígido en sentido fuerte. Aquí se debe mencionar además la distinción kripkeana de lo rígido de jure y lo rígido de facto. De jure indica que el referente es designado estipulativamente por un término, generalmente un nombre. De facto indica que una descripción definida, si se cumple, lo hace en un y sólo un objeto, en cualquier mundo posible que esta descripción sea satisfecha. Se puede, a partir de esto, sostener que un designador rígido de facto es del tipo “el padre de Abel”, vale decir, inflexible pero dependiente de que en el objeto x se cumpla una descripción de la que puede carecer. Como nos muestra Hughes, uno también podría estar inclinado a pensar que un designador rígido de facto se identifica con un designador quasi- rígido. Pero dado que hay casos, como “el menor primo” que puede ser considerado como completamente rígido (si se acepta que 2 es un individual necesario) esto es errado. No obstante en la nota 21 de N&N Kripke defiende, según Hughes, que todo designador rígido de jure es a su vez completamente rígido. Por cierto esto va de la mano con la defensa que hace Hughes de que además de los nombres propios, tanto algunos demostrativos como indexicales son rígidos de jure, como por su parte las descripciones definidas en general son rígidas de facto. La tesis que importa destacar es que para Kripke no hay nombres propios que no sean rígidos de jure (N&N, prefacio, nota 5). 25 I&N, p. 107 26 N&N, pp. 38 en adelante. 27 Esta característica de la verdad a priori es destacada por Kripke tanto en I&N como en N&N, pero es en este último donde destaca que afirmar que la verdad a priori pueda ser conocida independientemente de la experiencia, no exige que tiene que ser así (N&N, p. 39). El ejemplo que da después, el de la computadora que calcula si tal o cual número es primo, pretende determinar el error de este paso de puede a tiene. Sin embargo, es indiscutible que la modalidad de posibilidad no exige tal cosa, debemos preguntarnos qué tan fiable es éste ejemplo, pues además se apoya en el criterio de creencia fundada, y por métodos de comprobación a posteriori. Es evidente que una verdad a priori no puede ser una verdad a posteriori y, sin embargo, parece ser esto lo que permite el análisis modal llevado a cabo por Kripke,

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ problema del conocer, epistemológico. Una verdad necesaria es aquella que es verdadera y que no puede ser de otro modo. Esto es asignable a la metafísica. Esta diferencia permite a Kripke afirmar que ambas verdades no son ni co-extensibles ni equivalentes, aún cuando se pueda, apoyado en argumentos filosóficos, defender esto. Se debe ahora abordar el problema de la necesidad de la identidad en mundos posibles. Como se ha dicho, si un objeto x es idéntico a un objeto y, sus propiedades también lo son. Pero una distinción que es importante hacer aquí es qué propiedades son éstas, pues si son las trivialmente verdaderas como que todo objeto es igual a sí mismo, todo sería idéntico a sí mismo, puesto que todo tendría la misma propiedad, la de identidad. No es, por tanto, este el modo de plantear el problema. Tal y como nos dice Kripke, el asunto aquí es determinar los criterios de identidad a través de los mundos posibles. Los denominados designadores no rígidos no pueden servir para esta tarea, de momento en que se considera que se sigue hablando del mismo objeto aún sin esa propiedad. Son por tanto propiedades accidentales28. Si este es el caso, el criterio de identidad debe centrarse en lo que Kripke denomina propiedades esenciales29. Más esto es problemático, pues un criterio de identidad como éste suele caer en petición de principio, ya que una descripción exige un referente, siendo dicho referente determinado a su vez por la descripción. Destaquemos además que considerar el criterio de identidad a partir de propiedades permite un análisis cualitativo del asunto, de modo que si ciertas características son atribuibles a cierto objeto x y a cierto objeto y en distintos mundos posibles, y estas se consideran esenciales, dichos objetos serán idénticos (teniendo en cuenta además la arbitrariedad en la determinación de que propiedad será o no esencial). Pero esto ya no permite cuantificar de algún modo el objeto, pues el criterio es cualitativo. Es en parte por esto que Kripke rechaza la posición de David Lewis de las contrapartes, pues no permite hablar del mismo objeto en distintos mundos posibles. Quizás más importante que esto, es considerar que para Kripke hablar de una condición necesaria de identidad es simplemente determinar cuál, entre todas las propiedades de un determinado objeto, no podría faltar para que en distintos mundos posibles siguiésemos hablando del mismo objeto. Pero esto es descartado por Kripke, en parte porque considera que los mundos posibles se estipulan, no se descubren, de modo que el criterio de identidad es simplemente hablar del mismo objeto al que nos referimos en el mundo actual, con lo cual y tal como lo defiende éste, el criterio de identidad se determina a partir de objetos y no de las propiedades de éstos30. Es importante entender

pues no se ve que otra cosa quiere decir que no tiene, sino sólo que puede ser una verdad conocida independientemente de toda experiencia. Luego, si la modalidad es de posibilidad, es posible por tanto que este no sea el caso: es posible que no sea el caso x. Esto es discutible. 28 N&N, pp. 44-45. 29 Dice en N&N, nota 12: “Esto no quiere decir que haya algunas propiedades esenciales, aunque de hecho creo que las hay” (N&N, p. 45). 30 N&N, p.54.

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ el fondo de este rechazo al criterio entendido como cualitativo. No es por cierto negar que un particular tenga ciertas propiedades, pues esto sería errado. Es más bien el afirmar que un particular no es un conjunto de propiedades, pues esto es una abstracción y no un particular. Sin embargo tampoco es afirmar que es algo más allá de ellas, como si el objeto estuviese incompleto aunque se considerasen todas sus propiedades. No es este el caso, como tampoco es el caso que el criterio de identidad sea una propiedad esencial; sí puede haberla nos dice Kripke, pero es muy distinto afirmar que es este el modo de hablar del mismo objeto en distintos mundos posibles. En realidad, Kripke es más tajante en su afirmación: “Algunas propiedades de un objeto pueden serle esenciales en tanto que no podría no haberlas tenido. Pero estas propiedades no se usan para identificar el objeto en otro mundo posible, ya que no necesita tal identificación”31

A propósito de este punto, Kripke enfatiza en la nota 12 de I&N que de □∃x (x = a ⊃ Fa) no se sigue que dicha condición sea suficiente. Esto en vistas a recalcar que las propiedades esenciales cualitativas no sirven como criterio de identidad en mundos posibles, pues no basta para establecer la identidad de un objeto, en este caso, x y a32. Es importante se considere el nexo de esto con el tema de los nombres propios. Ejemplos ilustrativos son “un metro” y “la longitud de B en t”; “Aristóteles” y “El hombre más notable que estudió con Platón”; “Moisés” y “El hombre que condujo a los israelitas fuera de Egipto”33. Aquí se torna clara la distinción entre determinar el referente y el significado del nombre. En primer lugar hay que tener presente que cuando se dice el significado del nombre no se da por sentado ninguna descripción privilegiada34. Más 31

Ibíd., p. 55 Básicamente como cuestión de claridad tenemos que mencionar que en vistas a las confusiones que suele producir la noción de “mundo posible”, Kripke propone utilizar la de “situación contrafáctica”. 33 Ibíd., pp. 59-61. 34 Kripke presenta un test intuitivo para distinguir los designadores rígidos de los que no lo son, como nos dice Hughes: “ask yourself whether something other than x might have been x. Or ask yourself whether x might have been other than (different from) the thing that is in fact x” (NN&I, ed. cit, p. 19). Este test intuitivo permite observar como un designador rígido, como un nombre propio, refiere un objeto x en toda situación contrafáctica en que el objeto exista. En contraste, una descripción definida como “el presidente de Chile en 2005” no exige referirse a un único objeto. Hay que considerar en este punto el riesgo que menciona Hughes de entender esta rigidez como una propiedad del referente actual del nombre N. Es decir, sí se sostiene, por ejemplo, que “Nixon” es un designador rígido sólo porque actualmente designa a un único objeto. El principal problema de considerar el operador modal “actual” como criterio de rigidez reside en que exige las propiedades que se otorgan a determinado objeto en el mundo actual debe poseerlas en toda situación contrafáctica, y esto es precisamente lo que rechaza la rigidez del nombre propio. Así, si “Nixon” no hubiese sido candidato a la presidencia, no es el caso que “Nixon” no hubiese sido “Nixon”. Pero el problema es un poco más complejo. Hughes destaca que las propiedades que puede satisfacer un y sólo un objeto pueden llevar a aceptar esta rigidez de sus descripciones. Si “Adán” es el único objeto que satisface la descripción “padre de Abel”, parece ser que dicha descripción es rígida y que debe tenerla “Adán” en toda situación contrafáctica en que el objeto exista. Y es esto lo que no ocurre, pues no es imposible que “Adán” refiera sin que cumpla con la descripción “padre de 32

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ bien parece ser que lo que Kripke intenta mostrar es que la principal diferencia entre referir y significar es la necesidad modal ya explicada para los designadores rígidos. Por cierto la fijación de la referencia y el significado del nombre no son sin más uno y el mismo problema, principalmente porque la fijación de la referencia necesita de ciertas descripciones, algo que ya se ha descartado del nombre, si bien en su rol de referente pueda necesitar de éstas35. Junto con esto se puede observar cómo en cada uno de los ejemplos se considera como inviable el que una cualidad determine un particular. Para que se entienda mejor esto, considérese junto con Kripke que el afirmar “Moisés existe” no exige sin más que se cumpla la descripción que se le atribuye en el mundo actual, como “El hombre que condujo a los israelitas fuera de Egipto”. Esto es importante, pues separa las condiciones de existencia y las de descripción de lo existente. Lo que se debe considerar aquí son las características que pueden atribuirse a lo que entendemos por identidad, ya si es simétrica, ya si es transitiva, y conmutativa, aun cuando son las dos primeras las que preocupan a Kripke. Ha de contextualizarse esto: Kripke está discutiendo en “Identidad y Necesidad” la presunta posibilidad de enunciados contingentes de identidad. Rechaza esto porque no cabe algo idéntico sea no idéntico en algún mundo posible. No cabe pensar que b sea no-b en alguna situación contrafáctica y, si a = b,36 lo será en toda situación contrafáctica en la que el objeto designado exista, salvando como ya hemos dicho la diferencia entre existencia necesaria y designación necesaria. Tenemos el ejemplo de un atril y la pregunta por su necesidad de ser de madera y no de hielo. Kripke destaca que se puede establecer el condicional: P →□ P P □P

Abel”. Es la diferencia entre un designador inflexible y uno rígido. El caso de “padre de Abel” es inflexible. El de “Adán” es rígido. Cualquier designador rígido es inflexible pero no la inversa. El test que permite ver esta diferencia es: “ask whether x could have existed without being x” Parece ser el caso que “Adán” es “Adán” aunque pueda no satisfacer la descripción “padre de Abel” y, más importante, pese a que “Adán” es el único objeto que puede satisfacer dicha descripción. 35 Es preciso mencionar que Kripke en rigor no comparte ni rechaza esta tesis, pero se encarga de aclarar que aunque se acepte que lo importante es que no se consideren como sinónimos el nombre y la descripción que determina el referente en esa situación. 36 En N&N se destaca que no es plausible establecer que hablar de variables sea sin más equivalente a hablar de nombres en vistas a la relación entre identidad y necesidad. Esto porque a la vez es claro que dos variables como x e y no son nombres, también es evidente que la relación lógica de identidad que se puede establecer entre ellas es necesaria sin más. No depende de la existencia del objeto designado como en el caso del nombre. Por lo tanto, dicho enunciado de identidad es verdadero necesariamente en todo mundo posible (p. 106).

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ El paso modal es evidente, de lo constatado a posteriori (no contingente) establece Kripke una necesidad. Del hecho de que el atril sea de madera colige Kripke que no puede ser de hielo o, más estricto, que no puede no ser de madera37. Esto intenta mantener que caben ciertas propiedades esenciales, lo cual no se discute. Pero: ¿Qué sucede con el criterio de identidad en mundos posibles? Si ya sabemos que Kripke descarta este modo de abordar el problema, no es porque afirme que se carezca de tales propiedades, sino que no sirven como criterio porque simplemente no son condiciones suficientes de identidad. Y no obstante no parece ser otra cosa lo que establece el modus ponens antes visto, si bien se refiere a la necesidad, esa necesidad exige identidad, a saber: P = P y, además, que no puede ser el caso que P ≠ P38.

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“¿Podría haber sido hecha esta misma mesa de un pedazo de madera completamente diferente o, incluso, de agua hábilmente endurecida hasta hacerla de hielo?” (Ibíd., p. 112). Es ésta la pregunta que se plantea Kripke. No es el problema si una mesa puede ser hecha de hielo en general, respecto de cualquier mesa. Esto es posible. Lo que este argumento quiere más bien defender, es que la necesidad de identidad parece exigir la identidad del material. Para enfrentar este problema, Kripke recurre a su vez a la rigidez del nombre. Dos mesas, B y D, son hechas de dos materias (ambas pueden ser de madera, pero no de la misma madera) A y C. Luego, no cabe establecer basado en este principio de identidad de la necesidad para particulares, que es posible B = D, pues C ≠A y, por tanto, B ≠ D. La intuición que intenta mantener este análisis es que si en un mundo posible B y D son diferentes, no pueden ser idénticos en ninguno. Como bien destaca José Tomás Alvarado desde Kripke, esto apunta más bien a la necesidad de la distinción (José Tomás Alvarado, “Necesidad de origen y metafísica modal”, Revista Dianoia, Volumen L, Numero 54, mayo de 2005). Este tema lo desarrolla Kripke en N&N, nota 56, p. 114. 38 Un problema fundamental de esto es considerar una propiedad esencial del objeto su material. Implica afirmar por un lado que no es posible ese objeto B este hecho de otro material que A y, por otro lado, que dicho material A no puede haber dado origen a otro objeto distinto de B. Esto por cierto concuerda con la identidad que se establece entre B = B, donde B está hecho de A. La principal dificultad que observamos aquí para lo que nos interesa es que nuevamente pareciera ser que se establece una propiedad determinada como esencial como criterio de identidad en mundos posibles: esto ha sido claramente descartado desde el momento que no se apoya una tesis descriptiva del nombrar y, más aún, desde que ha quedado claro que la necesidad de la identidad aplicada a mundos posibles no considera como designador rígido esas descripciones. Más bien ha parecido defenderse que las mentadas propiedades esenciales sirven para fijar la referencia en el mundo actual. Por lo tanto, el problema está en considerar si el argumento que considera que la diferencia de B y D es dada por la necesidad de estar compuesta de un cierto material, no es con todo errado suponer de esta mera diferencia la necesidad de que estén compuestos de dicho material. Esto supone a su vez, como nos dice Kripke, que la identidad puede considerarse como transitiva, pues si X = Z e Y = Z, X = Y. Claro que lo que pretende mostrar éste es la imposibilidad de que X ≠ Y en algún mundo posible y que, no obstante, sean idénticos en otro. Luego, Alvarado menciona las posiciones que surgieron para aclarar el argumento kripkeano. Así cita a Hawthorne y Gendler en vistas a determinar los aspectos que deben considerarse para determinar si es efectiva esta mentada necesidad de origen. Para ello debe ser necesario que de un material m sólo se de un objeto r (Suficiencia); no puede ser que dos materias x e y den origen al mismo objeto r (imposibilidad) y es posible dos materiales disjuntos m y n den origen a un objeto de tipo k, sin por tanto refutar la suficiencia defendida anteriormente (composibilidad). Luego se argüirá que del hecho de que dos materiales disjuntos no pueden dar origen al mismo objeto, el problema redunda en determinar que criterios deben establecerse para afirmar la suficiencia mencionada, es decir, cómo justificar que un y sólo un objeto puede ser originado por un material, rechazando por tanto que sea siquiera posible se origine el mismo objeto desde otro material. Lo que podemos decir a partir de lo anterior, es que la necesidad de origen no parece ser intuitivamente verdadera, y abocarnos a ella requiere un desarrollo más amplio que el que podemos darle aquí.

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ En el caso de enunciados de identidad como “Cicerón es Tulio”39, lo que se ha de preguntar es que exige que si dicho enunciado es verdadero, lo es necesariamente. Considérese que ambos designan el mismo objeto x y, lo que se cuestiona, es si esta identidad con este objeto es verdadera. El argumento fundamental aquí es que si x = x es necesario que esto sea así, de modo que en ningún mundo posible puede afirmarse que x≠x si x existe. En otras palabras, la tesis intuitiva que mantiene Kripke es que x es necesariamente idéntico a sí mismo en todo mundo posible que exista. Que no exista en todo mundo posible es otro tema. Para el caso de Cicerón y Tulio el análisis depende de afirmar que es necesario x = x. Si esto es así, no es posible que los nombres que designen este y sólo este objeto varíen, de ahí su rigidez. Consecuentemente, es imposible que a y b designen un objeto distinto de x, pues esto exigiría que a su vez x no fuese x. En vistas a este mismo problema, Kripke pide no confundir el enunciado “Héspero es Fósforo” con el enunciado metalingüístico: “‘Hesperus’” y “‘Phosphorus’” son nombres del mismo cuerpo celeste”40 Esto según Kripke sí puede ser falso, pues no tiene nada que ver con la necesidad de la identidad. Entiéndase bien esto. Lo importante aquí es que un enunciado de identidad, si es verdadero, lo es por necesidad. No afirma que todo enunciado de identidad sea verdadero. Este podría perfectamente no ser el caso, por ejemplo, en el caso de “Héspero” y “Fósforo”, si ambos designasen distintos cuerpos celestes. Pero una vez que se afirma que esto no es así y que efectivamente ambos designan el mismo objeto, lo es por necesidad. Ni siquiera el cambio de las propiedades contingentes como la posición en el cielo cambiarían esto, pues la necesidad aquí postulada escapa a esa consideración en vistas a la concepción modal defendida por Kripke Por cierto, al considerar que el enunciado metalingüístico estudiado más que nombrar fija la referencia, se comprende cómo puede ser falso. 3. Referencia Se debe abordar ahora el tema de la referencia. De lo dicho hasta ahora no parece la referencia se determine de modo necesario. Para explicar el modo en que se da la referencia en la mayoría de los casos, Kripke recurre a una explicación a través de lo que éste denomina bautismo inicial. 39

Hughes argumenta que no parece ser que Kripke esté comprometido con una comprensión sólo referencial de los nombres propios, de momento en que para él los términos co-referenciales no son intersustituibles en contexto doxáticos y epistémicos. No obstante agrega Hughes sí está comprometido con la intersustitubilidad de co-referenciales en contextos modales. NN&I, p. 26. 40 I&N, ed. cit., p. 119.

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ En N&N Kripke menciona dos modos en los cuales se da este bautismo: el ostensivo y el que se lleva a cabo mediante una descripción41. Ahora bien, la diferencia principal es que en el primer caso se da un conocimiento directo del nominatum, mientras que en el segundo es más bien la descripción recibida de un eslabón causal que se ha iniciado con dicho bautismo. A su vez dicho conocimiento directo puede también entenderse como una descripción del objeto referido, de modo que la referencia quede determinada por dicha descripción. Kripke no se contradice en lo absoluto al establecer esta característica descriptiva en la referencia del objeto, pues en ningún momento considera que la descripción sea el nombre. La fijación de la referencia en este caso no determina la identidad del objeto, pues la fijación de la referencia no exige en absoluto se satisfaga este criterio. Esto puede parecer confuso, pues si la referencia no determina lo que hace que este objeto sea tal y no otro, no se ve cuál pueda ser la eficacia de la fijación mentada, ya que bien podría cumplirla otro objeto distinto de ella. Esto se descarta, en el caso de hablar del mismo nombre, sin exigir que la descripción se cumpla de modo necesario en el objeto. Si determinamos a “Moisés” como “el hombre que sacó a los israelitas de Egipto”, es evidente que pudo hacer algo distinto de esto sin dejar de ser Moisés, por lo cual desde aquí es descartable su necesidad. Además, cabe la posibilidad de que luego se lleve a cabo un nuevo bautismo con el mismo nombre. En addenda e42 Kripke explica cómo este cambio de referente suele deberse al nexo causal del referente, el cual está determinado en gran parte por el uso común que se hace en cierta lengua de un nombre. “Madagascar” así pudo referir un lugar mítico para los nativos (Lewis) o un lugar determinado de África (Evans) y, sin embargo, Marco Polo lo establece como el nombre de una isla real. Por lo tanto, podemos decir que la determinación del referente no es rígida como lo es el nombre que de hecho refiere el objeto en cuestión. Kripke vislumbra por cierto que estos problemas no se solucionan con la sola apelación al uso común o a la cadena causal. Como hemos visto, la cadena causal puede variar en casos especiales. En lo que se ha desarrollado parece quedar claro que un nombre en tanto designador rígido designa un y sólo un objeto en todo mundo posible, esto es lo que Kripke postula. También, desde un comienzo, Kripke descarta que los nombres sean descripciones disfrazadas, de modo tal que el problema del significado y el de la referencia del nombre no han de confundirse. Todo esto es claro. Pero si cabe la posibilidad que un mismo nombre designe dos objetos distintos como en el ejemplo de “Napoleón” para referir la mascota de un sujeto S, no es del todo claro cómo se sostiene en este caso que los dos nombres son designadores rígidos, salvo que se consideren como nombres distintos. Por cierto caben varios modos de salvar el problema, como aducir que por el hecho de que ningún referente determina necesariamente el nombre (nuevamente en vista la concepción modal), no es en realidad un problema de éste. Pero quizás más plausible que esto sea considerar, tal como lo 41 42

N&N, pp. 96-97. Aunque el ostensivo se puede entender como un tipo del descriptivo. N&N, p. 159.

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ hace Hughes43 que, en el caso de “Madagascar”, lo que ocurre es que un uso extendido y arraigado (widespread and entrenched) del nombre ha cambiado o, en rigor, se ha desplazado la referencia (reference shift). Algo similar a lo que ocurre en el caso de “Napoleón”. Así, nos dice Hughes, Kripke no defiende que un nombre n refiere a un objeto t si y sólo si t es la cosa que el introductor (introducer) de n bautiza con n, sino más bien que n usualmente refiere a la cosa que el introductor de n bautiza con ese nombre44. La diferencia de análisis devela que no es imposible que se dé un desplazamiento de la referencia. Es más, incluso no es necesario un bautismo inicial para usar un nombre con referente45, por lo menos un bautismo genuino. Además, destaca Hughes que tanto en el caso de “Madagascar” como en el de “Donneau” lo que ocurre es que la referencia se ha desplazado a partir de un mal entendido46. Más importante es lo que, Hughes destaca, nos dice Kripke en el prefacio de “El nombrar y la necesidad”47. En él se deja en claro que la posibilidad de que un mismo nombre designe dos objetos no afecta la rigidez que defiende Kripke. Por lo tanto que dos personas tengan el mismo nombre no refuta la tesis de la rigidez, así como el uso de homónimos en el lenguaje ordinario no exige que el uso de la misma palabra refiera lo mismo. Por otro lado, defiende en la nota 9 que el hecho de que el mismo nombre refiera el mismo objeto, pero a partir de distintas cadenas históricas, no debería por cierto contar como el mismo nombre, sino sólo como nombres distintos con el mismo referente. Nos indica por otro lado que la diferencia de referentes constituye una condición suficiente para que se consideren distintos los nombres. Por lo tanto, el problema de la referencia de los nombres no afecta la rigidez que Kripke defiende respecto de un nombre propio y su objeto referido, pues esto no varía por más que el uso ulterior del nombre determine como referente algo distinto de lo que quizás el bautismo

43

Ibíd., pp. 39-40. Hughes destaca que en principio el referente del nombre es la cosa que el introductor del nombre (name´s introducer) bautiza con ese nombre. En el caso que no haya tal referente, el nombre es “vacío” y se determina como nombre sin referente. En el bautismo, al fijarse la referencia, esta puede fallar tanto si la descripción no es únicamente satisfecha por este objeto x como si no la satisface (NN&I, nota 52, p. 37). 45 El ejemplo de “Dunno” en Hughes. 46 Una importante distinción menciona Kripke en “Speaker´s Reference and Semantic Reference” [En P. French, T. Uehling & H. Wettstein (Eds.), Contemporary perspective in the philosophy of language. Minneapolis, University of Minnesota Press] mencionada por Hughes en la nota 50 de NN&I, es la diferencia entre referencia semántica y referencia del hablante (speaker´s reference), la cual muestra cómo a veces al usar un nombre se refiere un objeto distinto del que el nombre establece como su referente. Ocurre así en el caso “Smith” y “Jones”, cuando confundo al primero por el segundo en un enunciado como “yo vi a Smith en el teatro” y es el caso que es Jones quien estaba allí. Es la intención de referir a Jones lo que importa, para Kripke, al momento de establecer esta distinción, de modo que no sea tomada simplemente como un error de referencia. Así, nos dice Hughes, la referencia semántica no siempre coincide con la referencia del hablante o, dicho de otro modo, la intención al referir del hablante no coincide con la referencia que semánticamente le corresponde al término en cuestión. Desde aquí puede discutirse si se debe o no a un mal entendido. 47 N&N, p. 13. 44

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ inicial comprendía como tal. Así, y tal como vemos a la luz de los ejemplos, si cambia el referente cambia el nombre, aunque sean ortográficamente y fonéticamente indiscernibles48.

4. Conclusiones De lo dicho aquí, queda claro porqué Kripke argumenta que el nombre sea un designador rígido. Para terminar, quisiera considerar lo dicho por Hughes en relación con esta necesidad de una propiedad esencial y su referencia. El ejemplo lo da Putnam en “It Ain’t necesarily so”49, y es el de “los gatos son animales”. Ejemplos como este los da Kripke en varios pasajes, tal como el “oro es amarillo”. Lo que hay que destacar aquí es cómo el que se carezca de una determinada propiedad (que bien puede entenderse como esencial) no exige sin embargo que se cambie el nombre del referente si ella varía. En efecto, si resulta ser que los gatos no son animales, no es el caso que los gatos no sean gatos. Aquí confluyen las nociones epistémicas y modales y es donde se diferencian, pues lo qué sea el nombre queda claro no depende de esta determinación cualitativa. Es más, Kripke sostiene que esta fijación es determinada a partir de casos paradigmáticos. Aun cuando en el mundo actual ciertas nociones epistémicas permitan afirmar que “los gatos son animales” es verdadera, no es un enunciado de identidad, porque no es necesario que en todo mundo posible en que los gatos existan sean animales, y aquí es donde se aprecia la importancia de la distinción modal kripkeana. El mérito de la posición kripkeana es evitar la mediación de descripciones para caracterizar un término como nombre50, incluso cuando la fijación de la referencia contemple esta posibilidad, cuidando, eso sí, no confundir el nombre como referente y las descripciones que permiten fijar la referencia51. El principal problema que plantea la 48

NN&I, p. 4. H. Putnam, “It Ain’t Necessarily So”, The Journal of Philosophy, 1962, pp. 658-671. En N&N, pp. 119-120. 50 Es prudente no confundir una teoría de la referencia directa con una teoría causal de la misma. El matiz se da en la rigidez. La teoría directa sostiene que no cabe rigidez en designadores determinados vía descripción. A su vez la teoría causal considera esta posibilidad. Esto es así, pues cabe la posibilidad que un término refiera a un objeto vía descripción y que no obstante dicha descripción sea rígida, v.g: “El sucesor de 2”. Por su parte la teoría de la referencia directa defiende que el contenido semántico de un designador es sólo su referente. Ver http://plato.stanford.edu/entries/rigid-designators/, en el apartado sobre la referencia directa. Estos designadores rígidos vía descripción corresponden a lo que Kripke denomina de facto en oposición a los de jure, como los nombres propios. La diferencia principal entre ambos es que en un caso una descripción se considera rígida (como en el ejemplo) mientras que en el otro la rigidez no depende de ninguna descripción, v.g: “George Bush”. 51 Es importante mencionar que no es exigencia que la fijación de la referencia dé el significado al nombre y, de hecho, Kripke sostiene que no es así. Esto permite mantener la plausibilidad de la fijación de la referencia vía ostensión y vía descripción, sin riesgo de entender el nombre como connotativo, que 49

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Paralaje Nº 2/ Ensayos Rafael Miranda _______________________________________________________________________ referencia directa es cómo abordar los problemas que plantean los nombres propios “vacíos” y los existenciales negativos verdaderos, es decir, aquellos casos en que un nombre propio sin referente parece tener significado. A su vez, la posibilidad de que ciertas creencias sobre enunciados que contienen nombres propios co-referenciales puedan tener valores de verdad distintos se considera como otro problema que la teoría directa no soluciona del todo.

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es lo que Kripke parece querer evitar. Con todo, el tema del significado de un nombre propio no es considerado directamente en este trabajo.

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