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Schopenhauer y Nietzsche Lecciones en la Radio y Televisión Italiana GADAMER
Una ojeada a la filosofía escolar, tal como se desarrolló durante el siglo XIX, después de la muerte de Hegel, en la vida universitaria
LAS INSTANCIAS DE LA VOLUNTAD.
alemana, muestra que ésta estaba dominada (como hemos visto), por la grande idea de que la ciencia no fuera ya, simplemente, un catálogo de verdades que se pueden aprender. Esta aparece más bien como un resultado ―junto con el punto de partida― de la investigación. No debe maravillarnos que esta nueva concepción de la ciencia, que nace del entusiasmo y de la alegría de hacer nuevos descubrimientos, dominara el sentimiento vital y el propio modo de pensar de aquellas generaciones. A esta luz, aparece más interesante y significativa la unilateralidad que caracteriza a las modernas visiones de la ciencia, en las que se acentúa el rigor del método y la exclusión de todo lo que no es verificable a través del método y los procedimientos de control experimental, es decir, en una palabra, el rechazo de todo aquello que de lo que no se tiene certeza, aunque pueda ser verdadero. No causa admiración que esta actitud fundamental, que ha caracterizado en esa época ciertos resultados de la filosofía académica, haya suscitado un gran movimiento de oposición.
Es éste, en efecto, el rasgo característico de la época: la “filosofía de la vida” viene a la luz, quizá con mayor vigor, en la grande literatura del siglo XIX, pero se reafirma en el pensamiento, si bien es cierto que al margen de la filosofía oficial y lejos de las cátedras universitarias. Tenemos un ejemplo evidente, si pensamos en la influencia de Schopenhauer sobre la burguesía alemana (¡y no sólo alemana!); la resonancia de Schopenhauer representa, como veremos, un hecho totalmente inusual: sólo a mitad del siglo XIX, en 1850, su obra alcanzó una notable notoriedad en el mundo entero. Se trata de un libro escrito en 1819: el mundo como voluntad y representación, redactado, pues,
durante la época de los grandes pensadores del
idealismo alemán. Arturo Schopenhauer se había habilitado como docente libre en Berlín, pero su enorme autoestima acabó por inducirlo ―o mejor, por seducirlo― a dar sus lecciones en el mismo horario de las de Hegel. Se pueden imaginar los bancos vacíos, ante los cuales debe haber hablado. Así, después de haber dirigido violentos ataques
El concepto que hemos puesto de relieve al concluir nuestra lección anterior, expresaba ya una cierta palabra de orden: la noción de vida. En este sentido, hemos observado cómo la “filosofía de la vida” se desarrollo paralelamente a la teoría del conocimiento y a la fenomenología del conocimiento.
contra los catedráticos, debió, muy pronto, renunciar a su cargo de profesor en la Universidad de Berlín y, siendo un hombre acomodado, vivió como estudioso independiente. Su escrito de 1819 había pasado totalmente inadvertido. La grande sombra de la doctrina hegeliana y de
2 la figura de Schelling, pesaba como una roca sobre su magisterio, y es
ilustre madre (una señora inteligente y muy apreciada en sociedad)
indudable que, a pesar de ser un escritor de brillante talento y profunda
había entrado en contacto con el círculo de los intelectuales del Gran
cultura ―se debe reconocerse― no podía competir con la agudeza y el
ducado, para encontrar, finalmente, su propio camino, después de su
alto grado de rigor con el que el idealismo alemán había sabido articular
fracaso en la vida académica, en la actitud de cascarrabias de un
sus tesis. Sus escritos, pues, que tuvieron un éxito tardío, (sobre el que
soltero rico que vivía en Frankfurt con su perro barbón. Es famoso por
hemos de reflexionar), fueron apreciados por la burguesía ―y
su temperamento pesimista y se puede preguntar por qué motivo esta
precisamente
europeos―
actitud pesimista ante la crueldad de la naturaleza, ante la dureza de la
precisamente porque no se inspiraba en reglas férreas. Su pensamiento
realidad, a la necesidad de rescate y de libertad, si haya difundido, de
producía, más bien, máximas y comentarios, recogiendo los frutos de
pronto, en torno a 1850. Desde mi punto de vista, está claro que este
una rica tradición humanista y haciéndola madurar en el contexto de la
periodo, en lo años a la mitad del siglo XIX, el fracaso de la revolución
filosofía moderna.
burguesa de 1848 influyó en las conciencias. No debe, por ello, llamar
por
los
intelectuales
alemanes
y
El título de su obra capital, el mundo como voluntad y representación, nos hace intuir que ahí vienen afrontados dos problemas, evidentes para nosotros, que Kierkegaard ya había tratado (del modo que hemos visto), contraponiendo realidad y posibilidad, o bien, asumiendo una tarea con la cual la época estaba obligada a hacer cuentas: acoger la ciencia en sus elementos estructurales a priori, en su independencia de la experiencia posible y, al mismo tiempo, yendo más allá de ella, hacer valer las instancias de lo incondicionado, de la libre voluntad, de esa libertad que no puede ser un hecho como los que se encuentran en el mundo de la representación, sino más bien una especie de certeza interior, de la cual depende, a final de cuentas, la propia dignidad humana.
la atención que una concepción surgida de la teoría social de Hegel y una filosofía de la historia de carácter análogo, como la que sostenía la izquierda hegeliana, de Feuerbach, Ruge, Karl Marx y Frederick Engels, en pocas palabras, este ímpetu de la burguesía, que había obtenido su legitimación teórica, tras el fracaso de aquel movimiento democrático, buscara consuelo en una especie de consolación contemplativa. Se explica así una circunstancia en sí misma sorprendente, que la obra de Schopenhauer, totalmente ignorada en 1819, se haya convertido en la lectura favorita de toda Alemania, y no sólo de Alemania. Es notoria a todos, la peculiar influencia ejercida en aquel tiempo por Schopnehauer sobre una figura que dio una difusión global a las instancias de esta filosofía: me refiero a Richard Wagner. Era, es verdad, una voz totalmente nueva, la que se elevaba a favor de estas ideas, ofreciendo resonancia a un pensamiento que recogía la dureza y la inexorabilidad
LA EDAD DEL PESIMISMO Schopenhauer fue profundamente influenciado por la filosofía de Kant. De joven, en la Weimar de Goethe, bajo la protección de su
del deseo de vivir desde la perspectiva de la voluntad, como una especie de liberación o de rescate de esa pulsión opresiva que la naturaleza y el genio de la especie ejercitan sobre el ser humano.
3 Acontece de tal manera, que el duro impacto con la realidad
expresión en el nominalismo del medievo tardío, para el cual Dios
impenetrable, de frente a la voluntad y el deseo de salvación de un
aparecía, sobre todo, como una especie de potencia inescrutable. De
destino ineluctable, pusiera de nuevo en movimiento, de pronto, el
allí la autodefensa de la voluntad de investigación de ls ciencias
potencial de la filosofía de Schopenhauer con un vigor siempre
modernas, que construyen sus certezas en las pequeñas dimensiones,
creciente.
dado que la creación y su sabiduría no representan más el ideal último por alcanzar para sentirse en casa en este mundo. A mí me parece que este es un punto importante, digno de tenerse en cuenta: que con el
LA VOLUNTAD RACIONAL
giro del concepto nominalista de Dios, de la omnipotencia de Dios, el
Tal vez sea necesario reflexionar por un momento acerca del
cual busca retomar sus fuerzas ante el poder del hombre, la unidad de
significado que la noción filosófica de voluntad ha tenido en nuestro
razón y voluntad se haya puesto en duda. Esta unidad resiste hasta la
contexto cultural europeo. En cierto modo, se puede decir que el
filosofía kantiana, hasta los confines del pensamiento de Schelling,
elemento determinante de todo la civilización europea se pueda ubicar
donde la claridad de la razón y la energía de la voluntad están
en la resolución con la cual, la ciencia y la técnica, recurriendo a las
conectadas de manera indisoluble.
exploraciones y a las energías civilizatorias y colonizadoras , se han impuesto sobre la totalidad del mundo conocido. Pero, ¿qué significa voluntad y de dónde viene este concepto? En el griego antiguo, no
LA VOLUNTAD CIEGA
encontramos noción alguna de voluntad. Wilhelm Dilthey ha sido el
La filosofía moral de Kant se denomina Crítica de la Razón
primero en concebir la recepción latina de la filosofía y del pensamiento
Práctica. Con Schopenhauer el mundo es pensado como voluntady
griego como afirmación de la “voluntad romana”, verdadero fruto del
representación. La voluntad, con ello, se desplaza al primer plano, pero
poder imperial que desde Roma se ha difundido por aquellos antiguos
ya no como una voluntad racional, es decir, como un querer iluminado,
caminos, cuyos adoquines se pueden admirar todavía hoy en nuestras
que busca concebir en términos nuevos el secreto de la existencia y de
excavaciones. Precisamente de esa manera, una fuerza racional de
la libertad humana; ahora se trata, en cambio, de una voluntad obtusa,
voluntad presente en la civilización romana, se difundió en todo el
ciega, esa terrible realidad que hacía temblar a Schelling, quien llegó a
mundo europeo. Sin embargo, la voluntad estaba todavía demasiado
hablar del terror frente a la naturaleza. La voluntad es una potencia
ligada al saber y a la razón, que podemos distinguir en el pensamiento
inquietante, que hace pensar en la vida como un deseo que nunca se
teológico medieval podemos distinguir entre los dominicos, que
apaga y que nunca se puede apagar, una tormentosa brama de
subrayan la nota aristotélica, contemplativa en el concepto de Dios y en
liberación y de rescateJ Esto, explica por qué un hombre como
la noción del ser y las tendencias voluntaristas, que encuentran su
Schopenhauer haya buscado otras formas de acercamiento a la
4 voluntad, por qué la India le haya atraído tanto, por qué haya repensado
dinámica con que la física newtoniana se ha distanciado de la
en estos términos la “cosa en sí” de Kant, a la que se contrapone el
tradicional visión naturalista. He recordado, a este respecto, que Herder
mundo de los fenómenos, el único accesible al saber humano. De
interpretaba la idea de fuerza como una experiencia humana y algo
improviso, parece que la cosa en sí no sea ya una cosa, sino más bien
semejante ha hecho Hegel, en relación con la fuerza intrínseca, que
el poder mismo de la voluntad, que todo lo penetra, e de la cual se
debe manifestarse y que comporta, por ello, un choque, o un juego de
busca desvincularse en el mundo de la representación. A este respecto,
fuerzas, un equilibrio entre ellas. Quisiera llamar la atención sobre el
el arte y la religión, en primer lugar, cumplen una función liberadora y
hecho que todas estas interpretaciones se remiten a los conceptos
redentora en el pensamiento de Schopenhauer. Entendemos, además,
griegos de dinamis y energheia, que hemos encontrado en Kierkgaard:
porque sienta, por un lado, la experiencia de la vida en su realidad
posibilidad y realidad. Ellas tienen, ya en el ámbito semántico griego,
impenetrable y, al mismo tiempo, sustraerse a ella, como acontece en el
una relación dinámica en el cual dinamao no indica sólo lo posible, sino
budismo, en el cual el velo de Maya, en el que los mortales vacilan en
también la capacidad de hacer y dejar de hacer. El asunto aparece de
un estado de incertidumbre, reenvía a una certeza de salvación más
manera más clara todavía, en el famoso concepto aristotélico de
profunda. Se puede comprender muy bien qué es lo que busca la
energheia al cual le atribuimos, ante todo, el sentido de realizar algo.
secularización de la edad moderna en la que estas aspiraciones
Energheia significa, propiamente, estar en el ergon, es decir,
schopenhauerianas a la trascendencia, reflejadas en los dramas
trabajando, obrando, de manera semejante al modo en que la
musicales de Richard Wagner (en particular las obras que Nietzsche no
naturaleza obra en cada una de sus fases: el crecimiento, la floración, el
quiso reconocer): el tentativo de conciliar este deseo de rescate con la
marchitarse y el perecer y que está presente en todas, mientras que en
herencia del cristianismo.
el caso de nuestro obrar humano, el hacer se concluye ne la obra
No cabe dudad que este concepto de voluntad es pensado como una especie de realidad interior y no aparente. Schopenhauer le ha contrapuesto expresamente la noción de fuerza. La fuerza es su efecto (esta parece ser, como ya en la física newtoniana) la ley absoluta de la naturaleza. La fuerza y su efecto: es la obvia concatenación de los eventos que, sin embargo, no contemplan este impulso natural insaciable, nunca satisfecho, como una especie de deseo que reviste toda la realidad. En efecto, debemos darnos cuenta que esta noción de fuerza es muy útil para comprender la energía de la voluntad y para hacernos una idea precisa. Estamos, precisamente, ante el concepto de
acabada y la disgregación, el consumo de lo que se ha hecho, comportan el venir a menos de la propia obra. En pocas palabras, lo que me limito a sostener, es que estos conceptos griegos, en particular el de energheia, son repensados aquí en sentido voluntarista: la energheia, se convierte en energía. Y con ello se conecta un problema de actualidad mundial: ¿de qué vive el ser humano? De la gestión de la energía, de la capacidad para transformar las energías de la naturaleza y de explotarlas: todo depende de la energía, que hace posible el dominio científico y técnico de las fuerzas naturales y su conservación.
5 sorprendentemente actual, incluso si la investigación filológica continúa
LA VOLUNTAD DE PODER Ha sido Schopenhauer, pues, quien difundió la conciencia de las fuerzas que actúan en el ser humano y a mostrar su incomprensibilidad, su impenetrabilidad. Nos damos cuenta que Nietzsche se ha referido a Schopenhauer, como todos saben, si consideramos que la voluntad no quiere algo determinado, sino que es, en sí misma, un condensado de energía. La voluntad no quiere otra cosa, sino a sí misma, es voluntad de voluntad, o bien, para usar las palabras de Nietzsche, ella es, propiamente, voluntad de poder, deseo de hacer crecer el propio poder, la propia actuación. En este sentido, sin duda, el concepto schopenhaueriano de voluntad ha sido bautizado por Nietzsche, en cuyo escrito juvenil sobre el mundo de la tragedia griega se afirma que en éste hay una duplicidad: la claridad apolínea, serena, luminosa, a la cual se contrapone el desenfrenado mundo dionsiaco, la espontánea realidad del crear y del destruir. Veremos que Nietzsche, asimilado esos estímulos del Romanticismo alemán, que a través de Schopenhauer llegaron hasta él, se presenta con la radicalidad de un pensador extraordinariamente decidido, que expresa hasta nuestros
proponiendo nuevas modificaciones y renovados ataques. Sin embargo, hay mucho de verdad en los hallazgos de esta irrupción del pensamiento romántico en las representaciones clásicas de la antigüedad. En pocas palabras, debemos entender lo que ha hecho de Nietzsche un pensador de época que poco tiene que ver con su biografía y con la profesión inicial. En efecto, era un filólogo de gran valor, que ya en sus años juveniles ocupaba una cátedra en Basilea, dando lecciones no sólo de griego, sino sobre la religión y el pensamiento de los griegos. En seguida, debió abandonar la enseñanza por motivos de salud o, quizá, por vocación (¿quién es capaz de hacer estas distinciones en la vida de un ser humano?). Se transformó después en un gran ensayista, publicó numerosos libros, redactados en un estilo fulgurante (después de Goethe y Heine, Nietzsche es el prosista más grande de la lengua alemana que se conozca hasta el día de hoy). Elevó su pensamiento hasta hacerlo alcanzar vetas extremas que dejan con el respiro en suspenso, se apropió de todo lo pensable, verificándolo y profundizándolo hasta sus últimas consecuencias. Cuando se trata de describir la obra de Nietzsche, cabe siempre
días una grande fuerza de pensamiento.
la duda si se habla de un pensamiento experimental o de un pensamiento apelativo. Un pensamiento experimental es aquel que no HASTA LAS VETAS EXTREMAS
pretende a las lejanas metas de la verdad, sino que invita
Schopenhauer educador, es el título de uno de los primeros
continuamente a realizar nuevos experimentos. Algo hay de esto en la
ensayos publicados por Federico Nietzsche. Hemos dicho ya que
actitud de Nietzsche. Pero, quizá nos acercamos más al más auténtico
Nietzsche se refirió sustancialmente a Schopenhauer, en lo albores de
radicalismo nietzscheano si se considera y se comprende la estructura
su pensamiento, incluso en la contraposición del oscuro mundo de las
apelativa de su pensamiento. Quisiera clarificar un poco más este
pulsiones y del delirio dionisiaco y de la serenidad olímpica y de la
concepto.
luminosidad
de
lo
apolíneo.
Todo
esto
permanece
hoy
6 EL PENSAMIENTO APELATIVO Con el término apelativo, me refiero a un pensamiento que se invoca a sí mismo, y que, por decirlo así, se persuade a sí mismo de la necesidad de decir u osar algo. En efecto, es esta imagen la que él nos ofrece de sí mismo: la radicalidad con la que Nietzsche transforma el antiguo dualismo de Schopenhauer y de sus propios inicios, la dualidad entre lo apolíneo y lo dionisiaco, en la exclusiva realidad de Dionisios, es decir, de la ebriedad creativa y de la euforia de la destrucción, o bien, de la indómita necesidad de lo dionisiaco, que lo sobrepasa todo y lo arrastra consigo, relegando la verdad misma a las exigencias de su fuerza vital. Hay un escrito de Nietzsche en el cual conciba la verdad como un instrumento de la vida y solamente a partir de ella, es decir, de la voluntad de poder. Ahora bien, el pensamiento de Nietzsche e de tal manera poliédrico en las direcciones que se desarrolla, que tengo buenos argumentos con los cuales ilustrar el carácter apelativo de su pensamiento y, en particular, de su obra principal. En esta última, se acerca siempre más a la figura de Zaratustra, hasta casi identificarse con él. Zaratustra (o Zoroastro) fue un sabio persa y fundador de una religión. Nietzsche es, en cierto modo, el emblema de la lucha entre el día y la noche, entre el bien y el mal y es esta lucha la que intenta pensar de una manera nueva.
lingüísticas de la lengua alemana: hay en ella un ideal de ligereza; la famosa crítica al espíritu de gravedad, que Zaratustra pronuncia, o mejor, que Nietzsche pone en boca de Zaratustra, la oposición a todo lo que es falso, pesado, axfixiante. Lo que permanece más en las intenciones que en el estilo real de Zaratustra y de los otros ensayos en prosa, en donde se vuelve a encontrar algo patético y de oprimente, al menos para la sensibilidad lingüística alemana, (en sus supremas posibilidades); algo que no entusiasma del todo. Es evidente, sin embargo, que Zaratustra representa para Nietzsche una especie de punto de llegada, a partir del cual quería exponer sus doctrinas en un estilo
más
inmediato.
Nos
encontramos
ante
una
forma
de
comunicación indirecta y sabemos que Zaratustra no propugnaba sólo la voluntad de poder como auténtica realidad, sino que su enseñanza principal es el del eterno retorno de lo mismo. La combinación de estas dos palabras: la voluntad de poder (del superhombre) por un lado y el eterno retorno de lo mismo, por otro, es el tema inquietante que ha dominado la interpretación de Nietzsche a lo largo del siglo XX y que sigue siendo actual: pensemos en el abuso que ha obrado el totalitarismo, sobre todo el totalitarismo alemán, en relación con Nietzsche y que ha pretendido liberar la voluntad de poder de todos los impedimentos, las limitaciones, los impasses, y concebir el crecimiento de la voluntad de poder con el fin de reconocerse a sí mismo como la verdadera y propia realidad. Estando así las cosas, el eterno retorno de
LA LIGEREZA Así habló Zaratustra es la obra más notable de Federico
lo mismo aparece como una especie de recaída en una naturaleza y en una concepción del ser, del todo extraña, tal vez griega.
Nietzsche, cuyo estilo recuerda el alemán luterano del Antiguo TestamentoJ Está redactada en una prosa que no quiere inaugurar un estilo inédito, sino situarse como perfección de las posibilidades
EL ETERNO RETORNO
7 Nietzsche, que fue un gran admirador de Hölderlin, en una
no viven ya en un mundo mítico cerrado, no están reunidos más bajo un
época en que este último no era todavía reconocido como uno de los
credo religioso que los una, no hay motivo para desesperarse o de
más grandes poetas de la lengua alemana, fue probablemente atraído a
abandonarse recato al desastre. Se debe, en cambio, aprender a
él por el drama sobre Empédocles, dado que esta composición revela el
convivir con la idea de que todo retorna: cualquier sufrimiento y
ciclo inexorable del acaecer en el que se inscribe la vida del ser humano
cualquier error, cualquier triunfo y cualquier derrota. Nada debería poder
y expone de manera ejemplar los lineamientos fundamentales del
destrozar la humanidad del ser humano. He aquí lo que Nietzsche
pensamiento griego. No es casual que en el abuso político del
entendía cuando hablaba del superhombre: no simplemente quien deja
superhombre de Nietzsche, la doctrina del eterno retorno haya sido
atrás todos los impedimentos, sino quien confía en si mismo, sin dejarse
juzgada errónea. Se trata de un caso típico; quien busca pensar la
obstaculizar exteriormente, en su íntima fuerza de soportar y afrontar su
problemática del extremismo de la voluntad se encuentra ante la
destino.
siguiente cuestión: ¿cómo es posible conciliar estos dos aspectos entre sí? A eso se refiere mi propuesta de entender a Nietzsche, como un pensador apelativo. En particular, en un ensayo mío, he hecho notar que la doctrina del eterno retorno aparece en el Zaratustra de
COMO EL MUNDO VERDADERO SE CONVIERTE EN UNA FÁBULA
Nietzsche, en primer lugar, como un anuncio dirigido a los animales, a
A grandes rasgos, éste es el mensaje que Nietzsche quería dar.
los cuales Zaratustra decanta este leve, consolante realidad; si
A propósito, hay un célebre escrito que quisiera traer a la memoria. Se
consideramos la propia figura de Zaratustra, en el contexto completo de
trata, ni más ni menos, de un esbozo del modo en que se encuentra la
la acción, nos daremos cuenta que él mismo se retira ante la conciencia
filosofía europea en su conjunto, desde la óptica del punto de llegada
de que todo retorna y no osa confiarla a los seres humanos. En este
representado por la radicalidad del nihilismo nietzscheano y de su
sentido hablo de los rasgos apelativos en la filosofía de Nietzsche: se
doctrina de la muerte de Dios. Este escrito se denomina Cómo el
tiene que tener el coraje de osar este pensamiento, no como si eso
mundo verdadero se convirtió en una fábula. En él, se muestra que el
pudiera o quisiera ser la verdad última, sino más bien, evidenciar el
mundo verdadero aparece como idea: he aquí a Platón, a quien le sigue
ocaso y la transmutación de todos los valores, en esta doctrina de la
el cristianismo de Agustín, o bien, la asunción del platonismo en la
muerte de Dios, en el anuncio del nihilismo, un huésped inesperado y
doctrina cristiana del más allá y del más acá. He aquí el último pasaje,
poco grato, cuyas sombras siempre se anuncian: sus ensayos,
que se cumple con la racionalización moderna, para la cual, el mundo
Nietzsche ha profetizado en repetidas ocasiones el nihilismo europeo,
verdadero es algo indemostrable, que está más allá de la realidad: esa
siempre conectado con el presagio del eterno retorno de lo mismo, en
es la doctrina de la libertad, o bien, para usar la formulación de
sentido, precisamente, apelativo. Incluso ahí donde los seres humanos
Nietzsche, la idea que se hizo sublime en la nórdica ciudad de
8 Königsberg. Con estas palabras evoca a Kant y, con él, la resolución de un postulado, o de un simple impulso, el del mundo de la libertad y del
EL AMOR POR LA VIDA
orden divino. Así se ha expresado Nietzsche, refiriéndose a la época del positivismo. Los últimos estadios, serían los siguientes: el mundo verdadero, inalcanzable o, al menos, inalcanzado y, por ello mismo, desconocido, imposible de traer consolación, o salvación, dicho directamente contra Schopenhauer, que no da consuelo, ni salvación y que, por lo mismo, no es vinculante. ¿A qué cosa se podría encadenar lo que es desconocido? Mañana gris, primer bostezo de la razón, canto del gallo del positivismo. Sigue la afirmación que el mundo verdadero es, en general, nada. Y de la liberación de tal mundo del más allá, resulta que existe solamente el mundo que aparece. Pero hemos quitado de en medio el mundo verdadero. ¿Qué mundo queda? ¿El mundo de la apariencia, tal vez? Pero no es así, con el mundo verdadero hemos suprimido también el aparente. Mediodía, el instante de la sombra más corta, el fin del error más prolongado, apogeo de la humanidad, incipit Zaratustra: “incipit Zaratustra”, Zaratustra inicia: esta es una cita, una media cita, algo más. En efecto, en la expresión “incipit Zaratustra” resuena el “incipit tragoedia”. En otras palabras, evocando a Zaratustra, Nietzsche se da cuenta, desde el principio, que no se trata propiamente de un mensaje de salvación, sino de la conciencia de soportar con dignidad, con dignidad humana: el ser humano debe asumir el peso de su propio destino, como sucede en la tragedia, porque en ella no adviene realmente la desventura, sino más bien, como la poética griega lo ha formulado expresamente, la muerte del héroe sobre el escenario y en el seno del evento casi religioso del teatro griego, genera horror, espanto y piedad, produce la experiencia de una catarsis, de una purificación, un nuevo, un profundo respiro de lo divino.
Este es el modo en el que Nietzsche concibió su propio escándalo filosófico. Detrás de la doctrina nietzscheana del eterno retorno de lo igual, hay un implacable amor por la vida. Es precisamente este mensaje, el que hoy en día anima el debate sobre Nietzsche en el mundo entero. Todos nosotros somos conscientes de no estar simplemente ante una nueva filosofía que hay que añadir a la serie de doctrinas y figuras de pensamiento que hemos recorrido. Podemos comprender ahora, que la interpretación de Nietzsche, como sucede en el deconstructivismo francés contemporáneo, pretenda encontrar en él el anuncio de que la filosofía como metafísica ha llegado a su fin. En nuestra lección conclusiva, explicaremos cual puede ser el paso ulterior para la filosofía, donde ésta se someta a la voluntad de la vida. No quisiera anticipar nada; me limito a recordad que los pensadores de la época en que Nietzsche vegetaba como en un hospicio ―me refiero a personajes como Bergson, Dilthey y Netorp― retoman, al menos en parte, la atmósfera espiritual de Nietzsche. Dilthey habla siempre del rostro enigmático de la vida, al que debemos aprender a mirar a la cara.