Selección natural y selección artificial en el ciervo

Selección natural y selección artificial en el ciervo Juan Carranza Almansa Unidad de Investigación sobre Recursos Cinegéticos CENTRO DE ESTUDIOS CIN

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Selección natural y selección artificial en el ciervo Juan Carranza Almansa

Unidad de Investigación sobre Recursos Cinegéticos CENTRO DE ESTUDIOS CINEGETICOS Y AMBIENTALES (CECAM) Universidad de Extremadura 10071 Cáceres (Publicado en Trofeo nº 371, abril 2001, pp. 54-58)

¿Entendemos la selección natural? La principal aportación de Charles Darwin en su libro publicado en 1859 sobre "The origin of species by natural selection", fué el de dar una explicación convincente sobre cómo son "fabricadas" las características de los seres vivos tal y como las conocemos. Esta explicación fué llamada selección natural, y es sin duda uno de los principales descubrimientos científicos de toda la historia de la humanidad. La selección natural funciona de un modo muy sencillo pero a menudo mal entendido. Para entenderlo, lo primero que hay que hacer es olvidarse de todas las ideas previas sobre finalidad de la vida, búsqueda de la perfección, avance progresivo hacia cualidades mejores, y una larga lista de tópicos. En su lugar, imaginemos una maquinaria carente de todas luces, ciega y que sólo funciona si "resulta que funciona", pero a quien nadie ni nada empuja para que funcione. Una vez hemos "limpiado y puesto a cero" la mente, introduzcamos los siguientes datos para simular un modelo de funcionamiento sencillo: 1) Existen unas moléculas que llamamos ADN. El ADN tiene la peculiaridad de poder hacer copias de sí mismo si dispone de los materiales y condiciones necesarios. 2) Las moléculas de ADN son muy largas y complejas y es casi imposible que dos sean iguales, lo cual sólo ocurre si una procede de la otra (incluso así, hay una cierta proporción de errores al producirse la copia, lo que llamamos mutaciones). 3) La efectividad con que cada ADN fabrica copias de sí mismo es variable, y aunque en buena medida puede depender del azar en un momento concreto, el cómo sea el ADN puede tener una influencia decisiva a largo plazo. Con estos ingredientes, simplemente imaginemos que pasa un tiempo suficientemente largo y veamos qué ha ocurrido. Es bastante evidente: los tipos de ADN que funcionaron mejor para producir copias son ahora más abundantes que los otros. Los que eran peores posiblemente ya no existen. Nadie ha tratado de hacer una "mejora", pero ésta simplemente "ha ocurrido" respecto a una condición que resulta ser: la habilidad para producir copias. Todo lo demás es consecuencia de lo anterior, por increiblemente complejo que pueda parecer. Los ADN que se rodean de un envoltorio protector antes de hacer las copias funcionan mejor, con lo cual desaparecen los que carecen de envoltorio. Los envoltorios con ADN dentro (seres vivos) que consiguen captar mayor cantidad de materiales y durante más tiempo, pueden producir mayor cantidad de envoltorios hijos con copias del ADN. De nuevo, el cómo sea el ADN va a ser importante ya que influye en cómo sea 1

el cuerpo y finalmente en cómo se desenvuelva en el ambiente para conseguir fabricar hijos. Los individuos que producen hijos hacen que sus instrucciones (el ADN) se mantenga a lo largo de las generaciones frente a otros modelos de ADN que van desapareciendo. Por ejemplo, los animales que tienen que desenvolverse en la nieve, tanto presas como depredadores, son blancos simplemente porque aquellos ADN que contenían instrucciones para oscurecer el pelo dejaron menos hijos, bien porque eran comidos, bien porque eran vistos por sus posibles presas. Un error frecuente es pensar que el hecho de que la nieve sea blanca influye sobre el ADN haciéndole cambiar. El ADN no cambia directamente hacia una dirección determinada. El ADN desde un individuo hacia su hijo no cambia o si lo hace es por error, y por tanto al azar. El estar en la nieve no influyó en que el ADN cambiase hacia tener instrucciones para hacer cuerpos blancos. Lo único que ocurrió es que de todas las posibles tonalidades que por azar estaban presentes en la población, las más claras dejaron más descendientes que heredaron el color claro de sus padres. Si dejamos que esto se repita un número suficiente de veces, todos los individuos pueden llegar a ser blancos. El producir hijos depende del éxito en resolver los problemas que se le plantean a un animal a lo largo de su vida. Estos problemas son, por ejemplo: - Escapar de los depredadores - Conseguir comida - Sobrevivir a los parásitos y patógenos - Conseguir pareja - Criar a los hijos hasta que se valgan por sí mismos La cuerna de los machos de ciervo es una característica que también ha sido fabricada por la selección natural. Podría haber servido para defenderse de los depredadores, quizás para escarbar en la nieve y encontrar comida en invierno, acaso para rascarse y matar alguna garrapata, o para proteger a los cervatillos. Sin embargo nada de eso es así, la cuerna ha sido producida por la selección debido a que los machos con cuernas de determinadas características conseguían más hembras a base de quitárselas a otros mediante las peleas. La cuerna es por tanto un arma, y su diseño responde principalmente a su efectividad para ganar en una pelea frente a otro macho. Además, sólo la tienen los machos porque el éxito reproductivo de las hembras nunca ha dependido de ganar peleas frente a otras hembras. Este modo peculiar de selección natural basada en cómo machos y hembras consiguen parejas fué denominada selección sexual por el propio Darwin. En adelante nos referiremos a ella como selección natural sin más distinciones, en oposición a la selección artificial que hace el hombre. El caso del ciervo en las fincas de caza Es frecuente escuchar en círculos de caza, tanto de boca de cazadores como de gestores y técnicos, que la selección natural ya no actúa en las fincas de caza. También es frecuente escuchar que si hacemos una buena selección mejoraremos la calidad de los trofeos. Y más aún, que si tuviésemos la oportunidad de escoger directamente a los padres y a las madres, el resultado podría ser mucho mejor. No hay una respuesta sencilla para todo ello y cada una de estas afirmaciones requiere diferentes consideraciones. El resto de este artículo pretende dar una respuesta a estas cuestiones. 2

La selección natural puede actuar, al menos en parte, en las fincas de caza. De la lista de "problemas" anteriores la depredación falta en la mayoría de las fincas. Por desgracia los lobos son ya escasos en la mayor parte del área de distribución del ciervo. Sin embargo, el resto de la lista está presente casi como siempre lo ha estado. Y desde luego, si la población contiene un número aceptable de machos, es decir cercano al de hembras, el éxito de los machos dependerá como siempre de que sean capaces de ganar peleas frente a otros machos. Por lo tanto, la principal fuerza selectiva que afecta a la cuerna puede conservarse en las fincas de caza, funcionando de modo parecido a como lo ha venido haciendo durante miles de años. Un modo de apreciarlo es simplemente observar a los machos adultos durante la berrea. Algunos consiguen hacerse dueños de los mejores territorios de apareamiento y reúnen grandes harenes de hembras mientras otros deambulan sin conseguir aparearse. Sin embargo el manejo, incluida la caza, modifica en cierta medida el modo en que la selección natural puede actuar. Por ejemplo, la caza introduce una fuente muy alta de mortalidad. Si se mantiene un nivel muy intenso de caza y como consecuencia hay pocos machos para muchas hembras, el éxito reproductivo de los machos depende más del azar (o de escapar a la caza) que de la habilidad para ganar peleas frente a otros machos. Si la caza es menos intensa y se mantienen un buen número de machos, entre ellos el éxito reproductivo se resolverá por selección natural. Pero no hay que olvidar que de entre todos los machos que han nacido, aquéllos que lleguen a reproducirse deberán haber superado al menos dos problemas principales. Uno, escapar a la caza (selección no natural); y dos, conseguir hembras compitiendo con otros (selección natural). Si los machos se cazan después de haber alcanzado la edad madura, habremos dado más oportunidad a que actúe la selección natural. En todo caso, el papel de la selección natural siempre será menor que el que tenía antes de la presión de caza moderna, pero eso no significa que no tenga aún un papel importante si se dan las condiciones apropiadas. ¿Es conveniente entonces llevar a cabo algún tipo de selección? La selección que el hombre hace se denomina selección artificial, para distinguirla de la selección natural. La selección artificial sobre un animal como el ciervo puede ser de dos tipos. (1) Se puede eliminar a ciertos animales, a los que se deja fuera del plantel de los que competirán por las hembras. Es lo que tradicionalmente se ha llamado "selección con el rifle" o caza selectiva. En ese caso el resto de los machos aún deberán competir para conseguir hembras. (2) Otra posibilidad es manejar a los animales al estilo de las granjas, escogiendo directamente a los machos que cubrirán a las hembras. En este caso la selección natural queda fuera del proceso y sólo interviene la selección artificial. Avancemos un poco más antes de dar una opinión clara y responder a la pregunta anterior. ¿Qué podemos esperar de la selección artificial? El hombre ha utilizado la selección artificial desde hace miles de años. Gracias a ella ha "fabricado" a los animales domésticos. La selección que hace el hombre se basa siempre en una serie de características que se buscan en los animales, pero a la vez descuida un gran conjunto de cualidades que al quedar sin selección empiezan a variar de modo aleatorio hacia versiones más simples y menos costosas. Estos rasgos "baratos" para el animal son las características comunes a muchos animales domésticos, tales como 3

los pelajes blancos, las orejas caídas, la permanencia de rasgos infantiles, la reducción en la capacidad de reacción frente a estímulos, la disminución en la velocidad, el aumento en la sensibilidad a parásitos y enfermedades, etc (Figura 1). Por ejemplo, una selección artificial de la cuerna del ciervo basada en el criterio "puntos CIC" no garantiza en absoluto que se mantenga la forma y estructura típica de la cuerna, y mucho menos las cualidades que caracterizan al venado como animal de la fauna ibérica. El ciervo viene siendo criado en granjas desde hace tiempo en muchos paises. Los neocelandeses son los maestros. El criterio selectivo allá es el peso de la cuerna tierna (en velvet). El resultado, distintas variedades o razas de ciervos productores de enormes masas de velvet con morfología caprichosa. Esas fábricas de velvet ambulantes tienen poco que ver con el Cervus elaphus original (Figura 2). Mientras estén encerrados en granjas no hay gran problema. El problema es cuando se utiliza este procedimiento de selección intensa para producir animales que pueden ser soltados al campo. En ese momento estamos produciendo una alteración genética en las poblaciones naturales similar a la que se produce si se importan ciervos de fuera de la Península Ibérica. La caza sólo encontrará apoyo en la Sociedad moderna si contribuye a la conservación, pero nunca si la compromete. Las ideas sobre "mejora" implícitas en la selección artificial son contrarias a la conservación.Veamos un ejemplo. El águila imperial ibérica es una especie propia de nuestra fauna, como lo es el ciervo ibérico. Una característica, quizás la más distintiva del águila imperial, es la presencia de las zonas blancas en los hombros, que la distinguen muy bien por ejemplo del águila real. Supongamos un proyecto de "mejora" del águila imperial consistente en criar en cautividad y seleccionar como padres a aquellos individuos con un tamaño mayor de esa mancha blanca de los hombros. Al cabo de varias generaciones es posible que hayamos conseguido aumentar el tamaño de la mancha blanca respecto al patrón inicial. No imagino que alguien pueda pensar que esto es una mejora, pero de lo que estoy seguro es que conservacionistas, científicos y autoridades en materia medioambiental lo rechazarían de plano. De hecho, las leyes modernas de conservación de la fauna tienen muy en cuenta las alteraciones genéticas, incluyendo los obstáculos a la actuación de la selección natural. Estoy convencido también de que los buenos cazadores piensan de este modo, y no creo que estén de acuerdo realmente en la selección artificial del ciervo.

¿Qué podemos decir sobre la caza selectiva o "selección con el rifle"? Incluso cuando actúa la selección natural, es esperable que aparezcan individuos que se apartan del patrón más común. Esto es debido a la existencia de procesos naturales que aumentan la variabilidad. Los principales son las mutaciones y la recombinación que ocurre con la reproducción sexual. La selección natural tiende a reducir esta variabilidad. Sin embargo, el manejo humano sobre las poblaciones tiene un efecto sobre estos procesos. Por una parte, al reducir el papel de la selección natural conforme aumentamos la mortalidad por caza, el aumento aleatorio de la variabilidad puede predominar respecto a su reducción por selección natural. Por otro lado, conforme las poblaciones de ciervos son más pequeñas, ya sea debido a las cercas cinegéticas o a las alteraciones de los hábitats e infraestructuras que producen la fragmentación de las poblaciones, más notorio es el efecto de la deriva genética. Se denomina deriva 4

genética a los cambios que ocurren al azar en la composición genética de las poblaciones, debido a que los individuos que se reproducen son sólo una muestra de los que existen en la población. Aunque la selección natural influye en cuál sea esta muestra, los fenómenos aleatorios tienen una importancia relativa mayor cuanto más pequeña es la población. Esto significa que si las poblaciones son muy pequeñas la selección natural no es capaz de contrarrestar los efectos del azar. Por todo ello, aparecerán animales que se apartan de la norma. Algunos son claramente defectuosos y otros muchos pueden simplemente presentar desarrollos por debajo de la media. El escaso desarrollo de algunos puede estar causado por problemas ambientales (por ejemplo la comida o alguna otra circunstancia) y en otros casos puede haber una influencia genética. La caza selectiva puede tener dos efectos. Uno es eliminar a los animales que por la circunstancia que sea (genética o ambiental) son defectuosos o no se puede esperar de ellos un desarrollo normal, de modo que ahorramos que se mantengan en la población compitiendo con los demás por la comida y bajando la media de los resultados de caza. Otro efecto es el propiamente selectivo, es decir, tratamos de que las cuernas se mantengan con arreglo al patrón típico de la población a través de las generaciones. En este segundo sentido la caza selectiva supone un modo de selección artificial pero mantiene dos diferencias fundamentales con la que se puede hacer en una granja: es de mucha menor intensidad y, sobre todo, se permite que después actúe la selección natural sobre los animales que quedan. La caza selectiva puede jugar un papel corrector más que modificador, debido a las fuentes inevitables de variabilidad que operan en la situación actual en las fincas de caza. En conclusión, la gestión de las poblaciones de ciervo compatible con los principios de conservación debe tender a favorecer la actuación de la selección natural. Para ello la caza debiera incidir sobre animales maduros, preferentemente si ya han tenido alguna oportunidad de reproducirse. Las poblaciones deben mantenerse con unas proporciones de sexos equilibradas. A pesar de todo, es conveniente introducir correcciones mediante caza selectiva. Ésta, no obstante, debiera ser más una corrección de defectos que una modificación activa hacia un patrón determinado a capricho del gestor. Puede ésta parecer una visión bucólica de la gestión de la caza. Sin embargo no es utópica; por el contrario, ha sido y es así en muchas fincas. Fincas que a veces no tienen el reconocimiento que se merecen quizás porque aún no hemos sabido apreciar las diferencias entre unos productos y otros, lo cual probablemente va a ir cambiando conforme continúe la tendencia actual hacia la conservación, de la cual la caza no puede mantenerse al margen.

Pies de Figuras.Figura 1.- Charles Darwin llamó selección natural al proceso por el cual son "fabricadas" las características de los seres vivos. Figura 2.- La selección artificial ha producido sin pretenderlo acortamientos del cráneo en muchas especies domésticas, como por ejemplo perros respecto a sus antepasados lobos, o ganado vacuno 5

moderno respecto a su antepasado salvaje el Bos primigenius. Figura 3.- La cuerna de los ciervos es un arma que los machos utilizan para luchar, y su diseño responde a su funcionamiento durante la pelea. Las puntas permiten que las cuernas del oponente se entrelacen y no se deslicen hacia el cuello, de modo que se puede empujar sin clavarse la cuerna del otro. Todo el esfuerzo de los venados durante la lucha se basa primero en conseguir un entrelazado "cómodo", es decir sin que la cuerna del rival toque la piel, y después ganar en empuje. Figura 4.- Existen y han existido muchas especies diferentes de ciervos en el mundo, y las diferencias en el diseño de sus cuernas están relacionadas con sus modos particulares de emplearlas durante las luchas. El ciervo ibérico (Cervus elaphus hispanicus) tiene un diseño particular que le diferencia de otros cérvidos, a menos que mediante selección artificial este diseño se transforme hacia otro cualquiera carente de sentido biológico. Figura 5.- La selección artificial en el ciervo ha producido ya estos y otros diseños de cuerna que no existen de modo natural. Las granjas que escogen directamente a sus sementales y a sus hembras pueden llegar a transformar de este modo las caraterísticas típicas del ciervo ibérico como ya han hecho los granjeros del Reino Unido o Nueva Zelanda. La cuerna sólo seguirá manteniendo su diseño natural si los venados que se reproducen son aquellos que ganan las peleas frente a sus rivales, y no los que el hombre con su criterio escoge como sementales.

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