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Semana del 09 al 15 de Noviembre 2015
[E. Libro] [E.M.T] [R. Servicio] [Atalaya]
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[Canción 48 ][E. Libro] [Inicio] ia cap. 2 párrs. 1-12
su amada esposa llevan décadas colaborando con él en esa construcción. Ya han avanzado bastante, pero aún les queda mucho por hacer. 2 La gente dice que están locos. Cuanto más terminada se ve el arca, más se ríen de que vaya a venir un diluvio que inunde la Tierra entera, como les está advirtiendo Noé. La sola idea de que pueda ocurrir una catástrofe de tales dimensiones les parece absurda, un auténtico disparate. No entienden cómo puede alguien desperdiciar su vida —y la de su familia— en una tarea tan ridícula. Pero Jehová, el Dios de Noé, ve a este siervo suyo de manera muy diferente. 3. ¿En qué sentido andaba Noé con Dios? 3 Las Escrituras nos dicen: “Noé andaba con el Dios verdadero” (lea Génesis 6:9). ¿Qué significan esas palabras? No quieren decir que Dios hubiera bajado a la Tierra ni tampoco que Noé hubiera ido al cielo. Más bien, se refieren a que Noé obedecía a Dios al pie de la letra y lo amaba profundamente; para él era un amigo muy íntimo que lo acompañaba en cada paso que daba. Miles de años después se registraron en la Biblia estas palabras acerca de Noé: “Por [su] fe condenó al mundo” (Heb. 11:7). ¿En qué sentido condenó al mundo? ¿Y qué lección podemos extraer de la fe que demostró? (Génesis 6:9) Esta es la historia de Noé. Noé fue hombre justo. Resultó exento de falta entre sus contemporáneos. Noé andaba con el Dios [verdadero].
CAPÍTULO 2
(Hebreos 11:7) Por fe Noé, habiéndosele dado advertencia divina de cosas todavía no contempladas, mostró temor piadoso y construyó un arca para la salvación de su casa; y por esta [fe] condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que es según fe.
“Andaba con el Dios verdadero” 1, 2. ¿En qué proyecto llevaban décadas trabajando Noé y su familia, y a qué dificultades se enfrentaban? NOÉ se toma un respiro del trabajo. Sentado en una ancha viga de madera, endereza la espalda y estira sus adoloridos músculos mientras contempla la inmensa estructura de lo que será el arca. Hay un fuerte olor a alquitrán en el aire, y el sonido de las herramientas resuena por doquier. Desde donde está, Noé ve a su familia trabajando arduamente en el enorme armazón de madera. Sus hijos, sus nueras y
Un hombre recto en un mundo torcido 4, 5. ¿Cómo había empeorado el mundo en los días de Noé? 4 Noé se crió en un mundo que iba rápidamente de mal en peor. Ya estaba mal en la época de su bisabuelo Enoc, otro hombre justo que anduvo con Dios y que anunció un día de juicio contra toda la gente malvada. Pero en los tiempos de Noé, la maldad había llegado a límites impensables. De hecho, la violencia era tanta que, a los ojos de Jehová, la Tierra
estaba arruinada (Gén. 5:22; 6:11; Jud. 14, 15). ¿Por qué habían empeorado hasta ese grado las cosas? (Génesis 5:22) Y después de engendrar a Matusalén, Enoc siguió andando con el Dios [verdadero] trescientos años. Entretanto, llegó a ser padre de hijos e hijas. (Génesis 6:11) Y la tierra llegó a estar arruinada a la vista del Dios [verdadero], y la tierra se llenó de violencia. (Judas 14, 15) Sí, también profetizó respecto de ellos Enoc, el séptimo [en línea] desde Adán, cuando dijo: 15 ―¡Miren! Jehová vino con sus santas miríadas, para ejecutar juicio contra todos, y para probar la culpabilidad de todos los impíos respecto a todos sus hechos impíos que hicieron impíamente, y respecto de todas las cosas ofensivas que pecadores impíos hablaron contra él‖.
5 Por algo terrible que había ocurrido entre los ángeles. Uno de ellos se había rebelado contra Jehová, calumniándolo y llevando a Adán y Eva al pecado, con lo que se había convertido en Satanás, el Diablo. En los días de Noé, otros ángeles se unieron a esa rebelión contra la justa autoridad de Jehová. Abandonaron el puesto que Dios les había dado en el cielo, vinieron a la Tierra en forma de hombres y se casaron con hermosas mujeres. Aquellos ángeles rebeldes, orgullosos y egoístas ejercían una influencia sumamente dañina sobre los seres humanos (Gén. 6:1, 2; Jud. 6, 7). (Génesis 6:1, 2) Ahora bien, aconteció que cuando los hombres comenzaron a crecer en número sobre la 2 superficie del suelo y les nacieron hijas, entonces los hijos del Dios [verdadero] empezaron a fijarse en las hijas de los hombres, que ellas eran bien parecidas; y se pusieron a tomar esposas para sí, a saber, todas las que escogieron. (Judas 6, 7) Y a los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación, los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio 7 del gran día. Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas —después que ellas de la misma manera como los anteriores hubieron cometido fornicación con exceso, e ido en pos de carne para uso contranatural— son puestas delante [de nosotros] como ejemplo [amonestador] al sufrir el castigo judicial de fuego eterno.
6. ¿Qué influencia tuvieron los nefilim en el mundo, y qué decidió hacer Jehová? 6 Por otra parte, de esas uniones contranaturales entre ángeles y mujeres nacieron unos hijos híbridos
de tamaño gigantesco y fuerza descomunal. La Biblia los llama nefilim, palabra que significa “derribadores” o “los que hacen caer a otros”. Aquellos seres brutales hicieron del mundo un lugar terriblemente perverso y cruel. No es de extrañar que el Creador concluyera que “la maldad del hombre abundaba en la tierra, y que toda inclinación de los pensamientos del corazón de este era solamente mala todo el tiempo”. De ahí que Jehová decidiera eliminar esa sociedad malvada en un plazo de ciento veinte años (lea Génesis 6:3-5). (Génesis 6:3-5) Después de eso dijo Jehová: ―Ciertamente no obrará mi espíritu para con el hombre por tiempo indefinido, ya que él también es carne. Por consiguiente, sus días tendrán que llegar a ser ciento 4 veinte años‖. Los nefilim se hallaban en la tierra en aquellos días, y también después, cuando los hijos del Dios [verdadero] continuaron teniendo relaciones con las hijas de los hombres y ellas les dieron a luz hijos, estos fueron los poderosos que eran de la antigüedad, 5 los hombres de fama. Por consiguiente, Jehová vio que la maldad del hombre abundaba en la tierra, y que toda inclinación de los pensamientos del corazón de este era solamente mala todo el tiempo.
7. ¿A qué dificultades se enfrentaron Noé y su esposa al criar a sus hijos? 7 ¡Qué difícil debía ser sacar adelante una familia en un mundo tan espantoso! Pero Noé lo logró. Afortunadamente, encontró una buena esposa y, después de cumplir los 500 años, llegó a ser padre de tres hijos: Sem, Cam y Jafet.* Como buenos padres, se esforzaron por protegerlos de las malas influencias que los rodeaban. Los nefilim tenían características que, por norma general, los niños admiran: eran hombres “poderosos” y “de fama”. Noé y su esposa no podían evitar que sus hijos se enteraran de las barbaridades que cometían aquellos gigantes, pero sí podían hablarles sobre la atrayente personalidad de Dios, quien odia todo tipo de maldad. Tenían que ayudarles a comprender que a Jehová le dolía ver la violencia y la rebelión que plagaban el planeta (Gén. 6:6). (Génesis 6:6) Y Jehová sintió pesar por haber hecho a hombres en la tierra, y se sintió herido en el corazón.
(Génesis 6:14) Haz para ti un arca de madera de árbol resinoso. Harás compartimientos en el arca, y tendrás que cubrirla por dentro y por fuera con alquitrán.
8. ¿Cómo pueden los padres de hoy imitar el ejemplo de Noé y su esposa? 8 Los padres de hoy entienden muy bien los desafíos que afrontaron Noé y su esposa. La rebeldía y agresividad también caracterizan al mundo actual. En muchas ciudades, abundan las pandillas de jóvenes delincuentes. Hasta el entretenimiento dirigido a los niños está saturado de temas violentos. Pero los padres responsables se esfuerzan por contrarrestar esas influencias enseñándoles a sus hijos acerca del Dios de la paz, Jehová, quien acabará con toda la violencia (Sal. 11:5; 37:10, 11). En efecto, es posible criar buenos hijos en un mundo malo. Noé y su esposa lo lograron: sus hijos llegaron a ser personas nobles y se casaron con mujeres que también estaban dispuestas a obedecer a Dios por encima de todo. (Salmo 11:5) Jehová mismo examina al justo así como al inicuo, y Su alma ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia. (Salmo 37:10, 11) Y solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será; y ciertamente darás atención a su 11 lugar, y él no será. Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.
“Haz para ti un arca” 9, 10. a) ¿Qué palabras de Jehová cambiaron para siempre la vida de Noé? b) ¿Qué información le dio Jehová a Noé sobre el arca y sobre lo que debía hacer para sobrevivir? 9 Llegó el día en que la vida de Noé cambió para siempre. Jehová habló con su fiel siervo para decirle que había decidido poner fin al mundo de aquel tiempo, y le dio el siguiente mandato: “Haz para ti un arca de madera de árbol resinoso” (Gén. 6:14).
10 El arca no era un barco, como algunos se imaginan, con superficies curvas. No poseía ni proa ni popa, ni tampoco quilla ni timón. Básicamente tenía la forma de una enorme caja. Primero, Jehová le dio a Noé las dimensiones exactas y algunos detalles sobre su diseño, y le indicó que la recubriera por dentro y por fuera con alquitrán. Entonces le dijo: “Voy a traer el diluvio de aguas sobre la tierra [...]. Todo lo que está en la tierra expirará”. Sin embargo, hizo un pacto con Noé para que él y su familia sobrevivieran. Le ordenó: “Tienes que entrar en el arca, tú y tus hijos y tu esposa y las esposas de tus hijos contigo”. Como parte de ese acuerdo, Noé debía introducir en el arca ejemplares de toda clase de animales. Solo se salvarían los que estuvieran dentro (Gén. 6:17-20). (Génesis 6:17-20) ‖Y en cuanto a mí, aquí voy a traer el diluvio de aguas sobre la tierra para arruinar de debajo de los cielos a toda carne en la cual está activa la fuerza 18 de vida. Todo lo que está en la tierra expirará. Y de veras establezco mi pacto contigo; y tienes que entrar en el arca, tú y tus hijos y tu esposa y las esposas de 19 tus hijos contigo. Y de toda criatura viviente de toda clase de carne, dos de cada una, traerás dentro del arca para conservarlas vivas contigo. Macho y hembra serán. 20 De las criaturas voladoras según sus géneros y de los animales domésticos según sus géneros, de todos los animales movientes del suelo según sus géneros, dos de cada uno entrarán a donde ti allí para conservarlos vivos.
11, 12. ¿A qué tarea colosal se enfrentaba Noé, y cómo cumplió con ella? 11 Noé se enfrentaba a una tarea colosal. El arca iba a ser enorme: mediría unos 133 metros (437 pies) de largo, 22 metros (73 pies) de ancho y 13 metros (44 pies) de alto. Su tamaño superaría por mucho el de los mayores buques de madera construidos en tiempos modernos. ¡Sería incluso más larga que un campo de fútbol! ¿Rechazó Noé esta comisión? ¿Se quejó de las dificultades que presentaba? ¿O cambió algunos detalles para facilitar el trabajo? La Biblia responde: “Noé procedió a hacer conforme a todo lo que le había mandado Dios. Hizo precisamente así” (Gén. 6:22).
(Génesis 6:22) Y Noé procedió a hacer conforme a todo lo que le había mandado Dios. Hizo precisamente así.
12 La construcción le tomó varias décadas, puede que unos cuarenta o cincuenta años. Había que talar árboles, cargar los troncos, cortarlos, darles forma y unir las piezas. El arca contaría con tres plantas —o cubiertas—, diversos compartimentos y una puerta en uno de los lados. Por lo visto, también tendría ventanas a lo largo de la parte superior y un techo elevado por el centro con una ligera pendiente hacia los lados para que el agua escurriera (Gén. 6:14-16). (Génesis 6:14-16) Haz para ti un arca de madera de árbol resinoso. Harás compartimientos en el arca, y tendrás que cubrirla por dentro y por fuera con alquitrán. 15 Y de esta manera la harás: trescientos codos la longitud del arca, cincuenta codos su anchura, y treinta 16 codos su altura. Harás un tsóhar [techo; o ventana] para el arca, y la completarás hasta el punto de un codo hacia arriba, y pondrás la entrada del arca en su costado; la harás con un [piso] bajo, un [piso] segundo y un [piso] tercero.
[E.M.T] [Inicio] Escuela del Ministerio Teocrático
Lectura de la Biblia: 1 Crónicas 21 a 25 | Puntos Sobresalientes Lecciones para nosotros: 21:13-15. Jehová mandó al ángel que detuviera la plaga porque se compadeció del sufrimiento de su pueblo. De hecho, ―muchísimas son sus misericordias‖. 22:5, 9; 29:3-5, 14-16. A pesar de que no se le permitió construir el templo de Jehová, David demostró un espíritu generoso. ¿Por qué razón? Porque reconocía que todo cuanto había adquirido se debía a la bondad de Jehová. El mismo sentimiento de gratitud debe impulsarnos a ser generosos. 24:7-18. El sistema de las veinticuatro divisiones sacerdotales instituido por David seguía vigente cuando el ángel de Jehová se le apareció a Zacarías, el padre de Juan el Bautista, para anunciarle el nacimiento de este. Como Zacarías era de ―la división de Abías‖, le había tocado el turno de oficiar en el templo (Lucas 1:5, 8, 9). Este hecho confirma que la adoración verdadera gira en torno a personajes históricos, no mitológicos. Por otra parte, colaborar de manera leal hoy día con ―el esclavo fiel y discreto‖ en la bien estructurada adoración a Jehová trae muchas bendiciones (Mateo 24:45).
Núm. 1: 1 Crónicas 23:1-11 (3 min. o menos) 23 Y David mismo había envejecido y quedado satisfecho de días, así es que hizo rey sobre Israel a 2 Salomón su hijo. Y procedió a reunir a todos los príncipes de Israel y a los sacerdotes y a los levitas. 3 Por consiguiente, se numeró a los levitas desde la edad de treinta años para arriba; y su número, cabeza por cabeza de ellos, hombre físicamente capacitado por hombre físicamente capacitado, llegó a ser treinta y 4 ocho mil. De estos, para obrar como supervisores de la obra de la casa de Jehová, había veinticuatro mil; y 5 como oficiales y jueces, seis mil; y cuatro mil porteros y cuatro mil dadores de alabanza a Jehová con los instrumentos que, [dijo David,] ―he hecho para dar alabanza‖. 6
Entonces David los distribuyó en divisiones a los 7 hijos de Leví, a Guersón, Qohat y Merarí. A los 8 guersonitas: Ladán y Simeí. Los hijos de Ladán fueron 9 Jehiel el hombre a la cabeza y Zetam y Joel, tres. Los hijos de Simeí fueron Selomot y Haziel y Harán, tres. 10 Estos fueron los cabezas de los padres para Ladán. Y los hijos de Simeí fueron Jáhat, Ziná y Jeús y Berías. 11 Estos cuatro fueron los hijos de Simeí. Y Jáhat llegó a ser el cabeza, y Zizah el segundo. En cuanto a Jeús y
Berías, ellos no tuvieron muchos hijos; de manera que llegaron a ser casa paterna para una sola clase oficial.
Núm. 2: Eliseo. Tema: Mostremos profundo respeto a los siervos de Jehová (it-1 págs. 798802) (5 min.) ELISEO (Dios Es Salvación). Hijo de Safat y profeta de Jehová durante los siglos IX y X a. E.C. Fue el sucesor del profeta Elías. Jehová dirigió a Elías para ungir a Eliseo de Abelmeholá. Elías halló a este arando y echó sobre él su prenda de vestir oficial como señal de su nombramiento. (1Re 19:16.) Eliseo estaba arando detrás de doce yuntas de toros, ―y él con la duodécima‖. Es de interés que en el siglo XIX William Thomson (The Land and the Book, 1887, pág. 144) informó que los labradores árabes tenían la costumbre de trabajar juntos con sus pequeños arados, de modo que era fácil que un sembrador sembrase lo que araban en un día. Como se hallaba detrás del grupo, Eliseo podía pararse sin interrumpir el trabajo de los demás. El hecho de que sacrificase una yunta de toros y usase los aparejos como combustible habla en favor de la prontitud, resolución y aprecio de Eliseo por la llamada de Jehová. Después de preparar una comida, Eliseo partió sin dilación para seguir a Elías. (1Re 19:19-21.) Es posible que Eliseo sirviese a Elías por unos seis años. Elías era el profeta principal y Eliseo trabajaba estrechamente con él, conociéndosele como el que ―derramaba agua sobre las manos de Elías‖ cuando este se las lavaba. (2Re 2:3-5; 3:11.) Desde que empezó a seguir a Elías, Eliseo sirvió de profeta en Israel durante los reinados de los reyes Acab, Ocozías, Jehoram, Jehú y Jehoás. Durante ese tiempo gobernaron en Judá Jehosafat, Jehoram, Ocozías, Atalía, Jehoás y quizás Amasías. Eliseo desempeñó solo el ministerio de profeta por unos sesenta años después de la partida de Elías. (MAPA, vol. 1, pág. 949.) El registro de la actividad profética de Eliseo en Segundo de los Reyes no parece guardar un total orden cronológico. Por ejemplo, en el capítulo 5 se dice que Guehazí fue herido de lepra, enfermedad que habría de apartarle del resto de la comunidad. Sin embargo, en el capítulo 8 aparece hablando de manera amistosa con Jehoram, el rey de Israel. Asimismo, en el capítulo 13 se registra la muerte de Jehoás, rey de Israel, pero después se hace mención de su última entrevista con Eliseo. (2Re 13:12-21.) En algunos pasajes las obras y milagros de Eliseo parecen estar agrupados según su naturaleza o semejanza; por ejemplo: 1) los que fueron para el bien de los profetas y de otras personas (2Re 4:1–6:7) y 2) los que tenían que ver con la nación y el rey. (2Re 6:8–7:20.) Sucede a Elías. La actividad de Eliseo como sucesor de Elías comienza alrededor de 917 a. E.C. o
poco después, cuando Elías ascendió a los cielos en una tempestad. (2Re 1:17; 2:1, 11, 12.) Antes de partir Elías, Eliseo le pide ―dos partes de [su] espíritu‖, es decir, una porción doble, como le correspondía al hijo primogénito. Esta posición la ocupaba debido a su nombramiento oficial como sucesor de Elías, cuando este echó sobre él su prenda de vestir oficial. (2Re 2:9.) Sabedor de que esto no era algo que él pudiera conceder, Elías le dijo: ―Si me ves cuando sea quitado de ti, te sucederá así‖. Jehová confirmó esta declaración al permitir que Eliseo viese a Elías ascender hacia el cielo en una tempestad de viento. Cuando Elías partió, su manto de pelo, o vestidura oficial, se le cayó. Eliseo lo recogió, y así se identificó como sucesor de Elías. En la orilla del río Jordán, Jehová le mostró que estaba con él, pues cuando golpeó las aguas con su vestidura, estas se dividieron milagrosamente. (2Re 2:9-15.) Una vez que cruzó el Jordán, Eliseo se reunió en Jericó con el grupo de hijos de los profetas. Allí se vino a confirmar la posición de Eliseo como cabeza del grupo de los profetas de Dios, pues sanó el agua de Jericó, que era mala y causaba abortos. Yendo a la fuente, arrojó en ella sal de una pequeña escudilla nueva, y ―el agua continúa saneada hasta el día de hoy‖. (2Re 2:1922.) Desde Jericó Eliseo subió a Betel, a unos 900 m. sobre el nivel del mar, adonde había ido con Elías a visitar a un grupo de los hijos de los profetas. (2Re 2:3.) En el camino aparece un grupo de jóvenes delincuentes que muestran una gran falta de respeto, tanto a él como a su cargo de profeta. Se mofan, diciendo: ―¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!‖. Con estas palabras querían decir que siguiese subiendo a Betel o bien que se marchase de la Tierra de la misma manera que suponían que había hecho su predecesor. (2Re 2:11.) Para enseñar a estos muchachos, así como a sus padres, respeto al profeta de Jehová, Eliseo se volvió e invocó el mal sobre ellos en el nombre de Jehová. De repente, dos osas salieron del bosque y despedazaron a cuarenta y dos de ellos. (2Re 2:23, 24.) En el transcurso de una expedición para reprimir una sublevación del rey Mesá de Moab (quien erigió lo que se conoce como la Piedra Moabita), el rey Jehoram de Israel, el rey Jehosafat de Judá y el rey de Edom quedaron atrapados en un desierto sin agua. El rey Jehosafat pidió un profeta de Dios. Eliseo solicitó un tañedor de instrumento de cuerdas, a fin de recibir inspiración de Jehová bajo la influencia de la música, pero no lo hizo para beneficio de Jehoram, sino por respeto a Jehosafat, que gozaba del favor de Jehová. (Compárese con 1Sa 10:5, 6.) Eliseo hizo que el pueblo cavara zanjas, que a la mañana siguiente estaban llenas de agua. Cuando el primer sol de la mañana brilló sobre el agua de las zanjas, a los moabitas les pareció que era sangre. Pensando que Israel y sus aliados habían muerto violentamente al luchar entre ellos mismos en confusión, los moabitas irrumpieron para llevarse el botín; pero para sorpresa suya, Israel se levantó y los derrotó. (2Re 3:4-27.) Este acontecimiento ocurrió entre 917 y 913 a. E.C.
Una serie de milagros de naturaleza doméstica figuran a continuación en el registro de Eliseo. La viuda de uno de los hijos de los profetas está en extrema necesidad. Eliseo multiplica milagrosamente su escaso suministro de aceite, y así salva a sus hijos de caer en esclavitud a su acreedor. (2Re 4:1-7.) Este milagro es similar al segundo que hizo Elías, en el que multiplicó la harina y el aceite de la viuda de Sarepta. (1Re 17:8-16.) En Sunem, en el valle de Jezreel, una mujer prominente muestra hospitalidad poco común a Eliseo debido a que le reconoce como un ―santo hombre de Dios‖, y hasta le proporciona una habitación, ya que Eliseo pasa con frecuencia por su casa. Debido a la bondad de esta mujer, Eliseo le promete un hijo, aunque su esposo ya es viejo. Conforme a su promesa, alrededor de un año más tarde le nace un hijo, pero muere siendo aún un niño. Eliseo lleva a cabo entonces su primera resurrección, trayendo al niño de nuevo a la vida, así como Elías había levantado de manera similar al hijo de la viuda de Sarepta. (2Re 4:8-37; 1Re 17:1724.) Por haber mostrado bondad a un profeta de Dios, es recompensada con creces. (Compárese con Mt 10:41.) Eliseo vuelve a Guilgal, al N. de Betel, en las montañas, donde están los hijos de los profetas. Allí hay hambre. Mientras se prepara un guisado, alguien añade unas calabazas sin saber que eran venenosas, y tan pronto como prueban el guisado, gritan: ―Hay muerte en la olla, oh hombre del Dios verdadero‖. Como no convenía que se desperdiciase la comida en aquella época de hambre, Eliseo pidió harina y la echó en la olla, y esto hizo que el guisado fuese comestible, de manera que ―no resultó haber nada dañino en la olla‖. (2Re 4:38-41.) Durante los tiempos críticos del hambre, un resto fiel de adoradores israelitas que no se habían arrodillado ante Baal aprecian los esfuerzos de los profetas de Jehová y les suministran alimento. Cuando un hombre les lleva veinte panes de cebada y algo de grano, Eliseo da órdenes de que esta pequeña provisión sirva de alimento para todos. No obstante, hay que alimentar a cien hombres de los ―hijos de los profetas‖. A pesar de las dudas del que sirve el alimento, todos comen hasta quedar satisfechos, e incluso sobra. (2Re 4:42-44; compárese con Mr 6:35-44.) Cura a Naamán. Durante su reinado, el rey Benhadad II de Siria envía a Naamán, jefe de su ejército y hombre muy respetado, al rey de Israel para que le cure de su lepra. A pesar de su enfermedad, este hombre valiente había salvado a Siria. Al parecer, su lepra no le impedía ostentar este alto cargo en Siria, como hubiera sido el caso en Israel. (Le 13:46.) El rey Ben-hadad envía a Naamán a Israel debido al testimonio de una joven israelita cautiva que sirve en la casa de Naamán. Esta joven confía en Jehová y habla a su ama sobre Eliseo, el profeta de Dios. El rey de Israel piensa que Ben-hadad intenta provocarle, pues, como él dice: ―¿Soy yo Dios, para dar muerte y conservar vivo?‖. Cuando Eliseo se entera de la angustia del rey, le pide:
―Permite que venga a mí, por favor, para que él sepa que existe profeta en Israel‖. (2Re 5:1-8.) Eliseo no sale a recibir a Naamán, sino que por medio de su siervo le manda que se bañe siete veces en el río Jordán. Al principio Naamán se encoleriza, pero por fin se humilla, se somete a este simple procedimiento y se cura. Luego Naamán vuelve a Eliseo y se compromete a servir fielmente a Jehová, el Dios de Israel, a partir de entonces. Se lleva consigo tierra israelita, ―la carga de un par de mulos‖, sobre la cual hacer sacrificios a Jehová, seguramente mirando hacia el templo de Jerusalén. Como oficial del rey de Siria, seguirá cumpliendo con su deber, como entrar con el rey en la casa del dios falso Rimón, pero dice que ya no adorará a ese dios. Lo que llevará a cabo no será un deber religioso, sino sus obligaciones para con el rey. Ofrece a Eliseo un regalo que este rechaza, pues el milagro se debe al poder de Jehová, no al suyo, y no va a aprovecharse del cargo que Dios le ha dado. (2Re 5:919; compárese con Mt 10:8.) El siervo de Eliseo, Guehazí, deseoso de ganancia egoísta, alcanza a Naamán y le pide alguno de los regalos que Eliseo había rechazado. Intenta ocultarle el asunto a Eliseo con mentiras, pero este le anuncia el merecido castigo: ―La lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu prole hasta tiempo indefinido‖. (2Re 5:20-27.) Se hace necesario que los hijos de los profetas con los que Eliseo se encuentra se trasladen a un alojamiento más espacioso. Están junto al río Jordán, cortando vigas para su nueva vivienda. Uno de los profetas está usando un hacha prestada; la cabeza del hacha se sale y cae en el agua. Eliseo, al parecer preocupado porque no cayese ningún reproche sobre los profetas, arroja un pedazo de madera en el agua, donde había caído la cabeza del hacha, y esta sube a la superficie. De este modo Jehová prueba que respalda a sus profetas. (2Re 6:1-7.) Israel librado de Siria. Durante el reinado del rey Jehoram de Israel, Siria planeó un ataque sorpresa sobre este país. En varias ocasiones las maniobras de Ben-hadad II quedaron frustradas por la acción de Eliseo, quien le reveló al rey Jehoram todos los movimientos de los sirios. Al principio Ben-hadad creía que había un traidor en su propio campamento, pero cuando se enteró de cuál era la verdadera causa de su problema, envió una fuerza militar a Dotán, rodeándola con caballos y carros de guerra, para capturar a Eliseo. (GRABADO, vol. 1, pág. 950.) El servidor de Eliseo se sobrecogió de temor, pero el profeta oró a Dios para que le abriera los ojos: ―Y, ¡mire!, la región montañosa estaba llena de caballos y carros de guerra de fuego todo en derredor de Eliseo‖. Al acercarse las huestes sirias, Eliseo oró para que se efectuase un milagro opuesto al anterior: ―Por favor, hiere a esta nación con ceguera‖. Luego Eliseo dijo a los sirios: ―Síganme‖; pero no los llevó de la mano, lo que indica que se trataba de una ceguera mental y no física. Ellos no reconocieron a Eliseo, a quien habían ido a prender, ni tampoco sabían adónde los llevaba. (2Re 6:8-19.)
¿Con qué clase de ceguera hirió Jehová a los sirios que intentaban capturar a Eliseo? William James dice en su obra Principles of Psychology (1981, vol. 1, pág. 59) con respecto a esta clase de ceguera: ―Un efecto sumamente interesante del desorden cortical es la ceguera mental. Esta no supone tanto la insensibilidad a las impresiones ópticas como la incapacidad de entenderlas. Psicológicamente, se interpreta como la pérdida de asociación entre las sensaciones ópticas y su significado. Puede producirla cualquier interrupción entre los centros ópticos y los centros del intelecto‖. Después de llevar a los sirios hasta Samaria, Eliseo oró para que Jehová les abriese los ojos; los sirios se encontraron justo en medio de Samaria, ante el mismo rey Jehoram. Eliseo manifestó fe en el poder de Jehová y demostró que no era vengativo al impedir que el rey de Israel matase a los sirios, pues, según dijo, eran como cautivos de guerra. Le mandó al rey que les diese de comer, así que se preparó un gran banquete y luego se les envió a casa. El resultado fue el siguiente: ―Ni una sola vez volvieron a entrar las partidas merodeadoras de los sirios en la tierra de Israel‖. (2Re 6:20-23.) Sin embargo, más tarde, Ben-hadad II hizo una incursión, pero entonces no con saqueos esporádicos, sino con una gran fuerza, y llegó a poner sitio a Samaria. El sitio fue tan severo, que al rey se le informó por lo menos de un caso en el que una mujer se había comido a su propio hijo. Como prole de Acab, ―hijo de un asesino‖, el rey Jehoram jura matar a Eliseo, pero ese juramento irreflexivo no se lleva a cabo. Cuando llega a la casa del profeta con su adjutor, Jehoram le dice que ha perdido toda esperanza de recibir la ayuda de Jehová. Eliseo le asegura al rey que habrá abundancia de alimento al día siguiente. El adjutor del rey se mofa de esta predicción, por lo que Eliseo tiene que decirle: ―Mira que lo vas a ver con tus propios ojos, pero de ello no comerás‖. Un ruido que Jehová hace que se oiga en el campamento de los sirios les hace creer que un gran ejército de naciones combinadas avanza contra ellos, y huyen dejando el campamento intacto con todas las provisiones de alimento. Cuando el rey se entera de la deserción de los sirios, encomienda al adjutor guardar la puerta, y allí, en el paso de entrada de Samaria, es atropellado y muere cuando la muchedumbre hambrienta sale de forma precipitada para saquear el campamento. Ve el alimento, pero no come de él. (2Re 6:24–7:20.) Hazael y Jehú nombrados reyes. Nuestra atención se dirige ahora a Damasco (Siria), donde el rey Benhadad II yace a punto de morir. Hazael, el enviado del rey, se encuentra con Eliseo e inquiere si su amo se recuperará. El espíritu de Jehová actúa y permite que Eliseo vea un cuadro amargo que le entristece: Hazael va a suplantar a Ben-hadad y con el tiempo causará un enorme daño a Israel como justo castigo de Jehová por los pecados de los israelitas. Eliseo le dice a Hazael que le haga saber a Ben-hadad: ―‗Positivamente revivirás‘, y Jehová me ha mostrado que positivamente morirá‖. Hazael le informa de palabra la primera parte, pero pone
por obra la segunda, ahogando al rey bajo una sobrecama mojada y tomando el trono de Siria. (2Re 8:7-15.) Todavía hay un trabajo de Elías que Eliseo debe llevar a cabo: el ungimiento de Jehú como ejecutor de Dios contra la inicua casa de Acab. (2Re 9:1-10.) Lo realiza más de dieciocho años después de haberle dado Jehová el mandato a Elías. Eliseo es testigo presencial del cumplimiento de las profecías de 1 Reyes 19:15-17 y 21:21-24. Cuando se unge a Jehú, Jehoram gobierna en Israel, y Ocozías, su sobrino, en Judá. El rey sirio Hazael castiga con severidad a Israel durante su reinado y hiere a Jehoram en una batalla en Ramot-galaad. (2Re 9:15.) Jehú no pierde tiempo en llevar a cabo su comisión de acabar con la inicua casa de Acab, y no deja a ningún superviviente. (2Re 10:11.) Primero va en pos del rey Jehoram de Israel, que se está recuperando de sus heridas en Jezreel. En cumplimiento de la profecía de Elías, se encuentra a Jehoram fuera de la ciudad, le da muerte y lo arroja en la porción del campo de Nabot el jezreelita. (2Re 9:16, 21-26.) Una vez que entra en Jezreel, Jehú mata a la inicua Jezabel, madre de Jehoram de Israel y abuela de Ocozías de Judá. Jehú quiere enterrarla, pero Jehová hace que los perros se coman su carne tal como había predicho el profeta Elías, a fin de que no se la entierre en ninguna tumba conmemorativa. (2Re 9:30-37.) Más tarde se decapita a los 70 hijos de Acab, se da muerte a Ocozías, el nieto de Acab (2Re 10:1-9; 9:27, 28), y la espada de ejecución de Jehú pone fin a la vida de 42 hermanos de Ocozías. (2Re 10:12-14; 1Re 21:17-24.) Destruida la adoración de Baal. En camino a Samaria, la capital, Jehú se encuentra con Jehonadab, quien apoya incondicionalmente el exterminio del baalismo, y los dos prosiguen hasta Samaria para ver el golpe final que erradicará por completo el baalismo de Israel. Jehú sigue la estrategia de reunir a todos los adoradores de Baal en su templo y darles una vestidura distintiva. La casa se llena de bote en bote, y no hay entre ellos ningún adorador de Jehová. Jehú da la orden, y sus hombres derriban a todos los adoradores de Baal, demuelen sus postes sagrados y la casa de Baal, y apartan ese recinto para excusado público. (2Re 10:15-27.) De este modo Eliseo completa la obra que inició Elías. Se aniquila la adoración de Baal de Israel. Eliseo no tiene la experiencia de ser llevado en una tempestad a los cielos para ser transportado a otro lugar antes de su muerte, como le había ocurrido a Elías, sino que durante el reinado de Jehoás de Israel, muere de muerte natural. Mientras está en el lecho de muerte, Israel tiene que hacer frente otra vez a los problemas que le causa Siria. El rey Jehoás se dirige a Eliseo al parecer con una solicitud de ayuda militar contra los sirios, pues le dice: ―¡Padre mío, padre mío, el carro de guerra de Israel y sus hombres de a caballo!‖. Por petición de Eliseo, Jehoás hiere la tierra con sus flechas; pero debido a que lo hace con falta de celo verdadero, solo tres veces, Eliseo le dice que como consecuencia
tan solo se le concederán tres victorias sobre Siria, y así sucede. (2Re 13:14-19, 25.) Trabajo realizado. Gracias al espíritu de Dios que estaba sobre él, Eliseo había realizado hasta ese momento quince milagros; pero incluso después de su muerte, Jehová lo usó para otro milagro. Eliseo había permanecido fiel hasta la muerte, y Dios lo había aprobado. El registro bíblico relata que después del entierro de Eliseo, se estaba enterrando a otro hombre, cuando una partida merodeadora de moabitas hizo que el cortejo fúnebre le arrojase en la sepultura de Eliseo y huyese. Al tocar los huesos de Eliseo, el hombre muerto ―llegó a vivir, y se levantó sobre sus pies‖. (2Re 13:20, 21.) Jesús llama a Eliseo profeta en Lucas 4:27, y Hebreos 11:35 debe aludir a él y a Elías, ya que ambos llevaron a cabo resurrecciones. Elías empezó su obra profética en un tiempo en el que Israel estaba saturado de baalismo, lo que requería celo por la adoración verdadera. Realizó una gran labor al volver el corazón de muchas personas a Jehová. Eliseo siguió la obra donde Elías la había dejado, y aunque su ministerio fue más tranquilo, se esforzó para que el trabajo que había empezado Elías se efectuara completamente, y vivió para verlo realizado. Se le atribuyen dieciséis milagros, en comparación con los ocho de Elías. Al igual que este último, mostró un gran celo por el nombre de Jehová y por la adoración verdadera. Manifestó paciencia, amor y bondad, y, sin embargo, fue muy firme cuando el nombre de Jehová estaba en juego, no dudando en expresar el juicio de Dios contra los inicuos. Por ello, se ganó un lugar entre la gran ―nube de testigos‖ mencionada en Hebreos 12:1. Como la obra que realizó Elías era un modelo profético de cosas que habrían de suceder durante el ministerio terrestre de Jesús, y también en tiempos posteriores, es razonable suponer lo mismo de la obra de Eliseo, que en realidad completó la que empezó Elías, llevando a término la comisión que este había recibido.
Núm. 3: La verdad sobre el Armagedón (it-1 pág. 1086; it-2 págs. 1155, 1156) (5 min.) HAR-MAGEDÓN (del heb., significa: ―Montaña de Meguidó‖). Este nombre guarda relación directa con ―la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso‖. El término aplica específicamente a la condición, o situación, a la que se reúne a ―los reyes de toda la tierra habitada‖ en oposición a Jehová y su Reino dirigido por Cristo. En muchas versiones se traduce ―Armagedón‖. (Rev 16:14, 16; BAS, FS, HAR, LT, Mod, NVI, TNV, Val, Vi, VP.) No parece que ni en la Tierra Prometida ni fuera de ella haya habido algún lugar literal llamado ―Montaña de Meguidó‖ antes o durante los días del apóstol Juan,
quien registró la visión. De modo que el significado de Har–Magedón debe deducirse de los acontecimientos que hicieron famosa a la antigua ciudad de Meguidó. Meguidó estaba situada a unos cuantos kilómetros al SE. del monte Carmelo, y desde allí se dominaba la llanura de Esdrelón (Jezreel) y se controlaban las importantes rutas comerciales y militares que iban de N. a S. y de E. a O. Josué fue el primero que conquistó esta ciudad cananea. (Jos 12:7, 8, 21.) Tiempo después, se destruyó cerca de allí al ejército de Jabín bajo el mando de Sísara, debido a que Jehová utilizó las fuerzas naturales para apoyar al ejército israelita que mandaba Barac. El registro dice: ―Barac vino descendiendo del monte Tabor con diez mil hombres en pos de él. Y Jehová empezó a poner en confusión a Sísara y todos sus carros de guerra y todo el campamento a filo de espada delante de Barac. Por fin Sísara se bajó del carro y echó a huir a pie. Y Barac corrió tras los carros de guerra y el campamento hasta Haróset de las naciones, de modo que todo el campamento de Sísara cayó a filo de espada. No quedó ni siquiera uno‖. (Jue 4:14-16.) Después de la victoria, Barac y la profetisa Débora prorrumpieron en un canto que en parte decía: ―Reyes vinieron, pelearon; fue entonces cuando los reyes de Canaán pelearon en Taanac junto a las aguas de Meguidó. Ninguna ganancia de plata tomaron. Desde el cielo pelearon las estrellas, sí, desde sus órbitas pelearon contra Sísara. El torrente de Cisón los arrolló, el torrente de la antigüedad, el torrente de Cisón. Fuiste hollando fuerza, oh alma mía. Fue entonces cuando los cascos de los caballos piafaban a causa de arranque tras arranque de sus fuertes corceles‖. (Jue 5:19-22.) En Meguidó murió el rey Ocozías de Judá después de haber sido herido mortalmente por orden de Jehú. (2Re 9:27.) El rey Josías de Judá también murió allí luchando contra el faraón Nekoh. (2Re 23:29, 30.) Muchas otras naciones guerrearon en los alrededores de Meguidó debido a la posición dominante de este lugar. ‗Judíos, gentiles, sarracenos, cruzados, egipcios, persas, drusos, turcos y árabes han acampado en la llanura de Esdrelón.‘ (Word Studies in the New Testament, M. R. Vincent, 1957, vol. 2, pág. 542.) En el relato de Revelación se dice que se reúne a las fuerzas combinadas de los reyes de la tierra ―en el lugar [gr. una forma de tó·pos] que en hebreo se llama Har– Magedón‖. (Rev 16:16.) En la Biblia, tó·pos puede referirse a una ubicación literal (Mt 14:13, 15, 35), a una ocasión u ―oportunidad‖ que se tiene (Hch 25:16), o a una condición o situación figurativa. (Rev 12:6, 14.) En vista del contexto, el ―lugar‖ al que están marchando los poderes combinados de la tierra tiene ese último sentido. La ―guerra del gran día de Dios el Todopoderoso‖ en Har–Magedón no es un acontecimiento del pasado. En el libro de Revelación se presenta como algo que aún estaba en el futuro con respecto a cuando Juan tuvo la visión. Allí se indica que a los reyes se les reúne en Har–Magedón como resultado del derramamiento del sexto de los siete tazones que contienen las ―últimas‖
plagas que harán que termine la cólera de Dios. (Rev 15:1; 16:1, 12.) Además, la advertencia de que Jesucristo viene como ladrón, intercalada entre los versículos 14 y 16 del capítulo 16 de Revelación, indica que la guerra de Har–Magedón está relacionada estrechamente con la presencia de Cristo. En el contexto se destaca la universalidad de la guerra, pues se identifica a los oponentes de Jehová como ―los reyes de toda la tierra habitada‖, a quienes movilizan las ―expresiones inspiradas por demonios‖. (Rev 16:14.) Juan dice más adelante: ―Y vi a la bestia salvaje y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer la guerra contra el que iba sentado en el caballo y contra su ejército‖. (Rev 19:19.) En este capítulo se llama ―Fiel y Verdadero‖ y ―La Palabra de Dios‖ al caudillo de los ejércitos celestiales que está sentado sobre un caballo blanco. (Rev 19:11-13.) Por lo tanto, Jesucristo, la Palabra, es quien actúa como el comandante de los ejércitos celestiales de Dios. (Jn 1:1; Rev 3:14.) Una prueba adicional de que Cristo dirige a las fuerzas celestiales es la declaración de que las fuerzas terrestres ―combatirán contra el Cordero [Jesucristo, según Jn 1:29], pero, porque es Señor de señores y Rey de reyes, el Cordero los vencerá. También, los llamados y escogidos y fieles que con él están lo harán‖. (Rev 17:13, 14.) Como la visión del capítulo 19 de Revelación muestra que en esta guerra solo participan ejércitos celestiales para apoyar a Jesucristo, la Palabra de Dios, se deduce que ninguno de los siervos cristianos de Jehová sobre la Tierra tendrá nada que ver con la lucha. Esta idea está en armonía con las palabras de Jesús en Mateo 26:52, según las cuales sus discípulos no recurren a las armas de guerra físicas. (Compárese con Éx 14:13, 14; 2Cr 20:15, 17, 22, 23; Sl 2:4-9.) Las ―aves que vuelan en medio del cielo‖ se comerán los cuerpos de los que hayan sido ―muertos con la espada larga‖. (Rev 19:11-21.) Queda claro, pues, que Har–Magedón no es una mera lucha humana, sino una guerra en la que participan los ejércitos invisibles de Dios. Su venida es segura, y tendrá lugar en el tiempo determinado por Jehová Dios, quien ―está haciendo conforme a su propia voluntad entre el ejército de los cielos y los habitantes de la tierra‖. (Da 4:35; véase también Mt 24:36.)
Tema del mes: “Yo planté, Apolos regó, pero Dios siguió haciéndolo crecer” (1 Corintios 3:6). Canción 98
10 min. “Yo planté, Apolos regó, pero Dios siguió haciéndolo crecer.” Discurso basado en el tema del mes (1 Cor. 3:6). Si el tiempo lo permite, incluya algunos puntos de La Atalaya del 1 de marzo de 1993, páginas 20 a 23. De manera breve, mencione algunos de los discursos que se presentarán este mes en la Reunión de Servicio y diga cómo se relacionan con el tema del mes. *** w93 1/3 págs. 20-23 Dios lo hace crecer, pero ¿colabora usted? *** Dios lo hace crecer, pero ¿colabora usted? IMAGÍNESE que está en un hermoso jardín rodeado de árboles frondosos, plantas exuberantes y muchas flores de vivos colores. El césped verde esmeralda tapiza las pendientes que llegan hasta la perfilada orilla de un riachuelo de burbujeantes aguas cristalinas. Nada estropea la belleza del lugar. Muy impresionado, le pregunta al jardinero quién ha hecho este lugar tan encantador, y en respuesta él dice modestamente que Dios hace crecer todo. Por supuesto, usted ya conocía esa realidad, y recuerda esas palabras cuando llega a casa y observa su patio descuidado y poco atractivo, donde solo se ven charcos y montones de basura. En ese momento daría cualquier cosa por tener un jardín como el que acaba de ver. Así es que, con plena confianza en las palabras del jardinero, se arrodilla y ora con fervor a Dios que haga nacer hermosas flores en su patio. ¿Qué sucede? Nada, por supuesto. ¿Qué puede decirse del crecimiento espiritual? Es posible que usted desee percibir ese crecimiento, como por ejemplo ver que nuevos discípulos respondan a la verdad de la Palabra de Dios o incluso ver que usted mismo adelanta en sentido espiritual. Y es probable que le ore a Jehová con fervor para que produzca tal crecimiento, con profunda convicción de que puede hacerlo. ¿Lograrán ese objetivo su profundo deseo, sus oraciones fervientes y su confianza en el poder de Dios? Dios lo hace crecer
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Posiblemente usted piense que su contribución al crecimiento espiritual es mínima o nula. ¿No dio a entender eso el apóstol Pablo en 1 Corintios 3:5-7? Allí dice: ―Pues, ¿qué es Apolos? Sí, ¿qué es Pablo? Ministros mediante los cuales ustedes llegaron a ser creyentes, así como el Señor se lo concedió a cada uno. Yo planté, Apolos regó, pero Dios siguió haciéndolo crecer; de modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que lo hace crecer‖.
Pablo atribuyó apropiadamente a Dios todo el mérito por el crecimiento. Un jardinero, por ejemplo, prepara el terreno, siembra la semilla y cuida las plantas, pero lo que en realidad las hace crecer es el maravilloso poder creativo de Dios. (Génesis 1:11, 12, 29.) Entonces, ¿qué quiso decir Pablo con las palabras ―ni el que planta es algo, ni el que riega‖? (―Y no cuentan ni el que planta ni el que riega‖, La Nueva Biblia Latinoamérica, 1979.) ¿Estaba restándole importancia a la labor del ministro en la formación de nuevos discípulos, insinuando que, a fin de cuentas, su participación tendría muy poco que ver? “Ni el que planta es algo” Tenga presente que en esta parte de su carta Pablo no está hablando del ministerio cristiano, sino de la insensatez de seguir a hombres en lugar de a Jesucristo. Algunos corintios daban importancia indebida a destacados siervos de Jehová, como Pablo y Apolos, mientras que otros promovían el sectarismo y ponían en un pedestal a individuos que se creían superiores a sus hermanos cristianos. (1 Corintios 4:6-8; 2 Corintios 11:4, 5, 13.) No es provechoso ensalzar a nadie de esa manera. Tal conducta obedece a formas de pensar carnales y da pie a los celos y a las contiendas. (1 Corintios 3:3, 4.) Pablo expuso las consecuencias de ese modo de pensar: ―Existen disensiones entre ustedes. Lo que quiero decir es esto, que cada uno de ustedes dice: ‗Yo pertenezco a Pablo‘. ‗Pero yo a Apolos.‘ ‗Pero yo a Cefas.‘ ‗Pero yo a Cristo‘‖. (1 Corintios 1:11, 12.) Por ende, cuando el apóstol dice que ―no cuentan ni el que planta ni el que riega‖ (La Nueva Biblia Latinoamérica, 1979), combate tal manera de pensar carnal y recalca la necesidad de que veamos a Jesucristo como nuestro Caudillo y reconozcamos a Dios como el único que merece toda la gloria por el crecimiento de la congregación. Los apóstoles, así como otros ancianos, son sencillamente siervos de la congregación. No se debería considerar superior a ninguno, ni ellos mismos deberían buscar prestigio o prominencia para sí. (1 Corintios 3:18-23.) De modo que Pablo dijo que no cuentan ni el que planta ni el que riega, ―en comparación con Dios, que hace crecer‖. (1 Corintios 3:7, NBL, 1979.) Colaboradores de Dios De manera que el apóstol Pablo no restó importancia a nuestra labor de plantar y regar. Tampoco pretendía que concluyésemos que ―Dios haría crecer las cosas cuando lo estimara oportuno‖ y que simplemente debíamos sentarnos a esperar que lo hiciera. Pablo sabía que la manera de efectuar nuestra labor repercute en el grado de crecimiento que se logra. De ahí su constante exhortación a los cristianos a que trabajaran con empeño en el ministerio y mejoraran sus aptitudes docentes. Piense en el consejo que dio al joven Timoteo: ―Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te
escuchan‖. (1 Timoteo 4:16.) ―Solemnemente te encargo [...], predica la palabra, ocúpate en ello urgentemente [...] con toda gran paciencia y arte de enseñar. [...] Efectúa tu ministerio plenamente.‖ (2 Timoteo 4:1, 2, 5.) Carecería de sentido que Timoteo se esforzara por mejorar su habilidad de plantar y regar si no iba a aportar nada al crecimiento espiritual de otras personas. Al igual que Pablo y Apolos, usted también puede gozar del inapreciable privilegio de ser colaborador de Dios. (1 Corintios 3:9; 2 Corintios 4:1; 1 Timoteo 1:12.) Como tal, su labor es importante. Un jardinero que no se hubiera esforzado en absoluto no podría esperar que Dios hiciera brotar milagrosamente un hermoso jardín. ¿Será diferente en el caso del crecimiento espiritual? Claro que no. Como el labrador que con paciencia ―sigue esperando el precioso fruto de la tierra‖, nosotros también tenemos que esforzarnos por plantar y regar, y aguardar hasta que Dios lo haga crecer. (Santiago 1:22; 2:26; 5:7.) Colabore Puesto que ―cada persona recibirá su propio galardón según su propia labor‖, como dijo el apóstol Pablo, debemos examinar lo que estamos haciendo. (1 Corintios 3:8.) Geoffrey Smith, experto en jardinería, dice: ―No hace falta poseer ninguna aptitud especial para ser jardinero, excepto tener interés por las plantas‖. (Shrubs & Small Trees.) De igual manera, para ser colaboradores de Dios, no necesitamos tener ninguna aptitud especial, salvo sentir interés genuino por la gente y dejar que Dios nos use. (2 Corintios 2:16, 17; 3:4-6; Filipenses 2:13.) Examine el buen consejo de algunos jardineros expertos. Una autoridad en el campo dijo que el aprendiz que está dispuesto a escuchar a los que tienen más experiencia ―enseguida se hace experto también‖. Y agregó: ―El experto siempre está aprendiendo‖. (The Encyclopedia of Gardening.) ¿Acepta usted de buena gana la ayuda y preparación que Jehová le da para que plante y riegue con eficacia? Si así es, usted podrá perfeccionar aún más sus habilidades como colaborador de Dios y llegar a estar ‗adecuadamente capacitado para enseñar a otros‘, no importa que sea nuevo en esta labor o cuente ya con experiencia. (2 Timoteo 2:2.) Según Geoffrey Smith, si el principiante está dispuesto a escuchar y aprender, ―evitará los peores escollos‖. Si prestamos atención a la dirección que Jehová nos da a través de su Palabra y organización, haremos las cosas a su manera, lo que resultará en que nos ahorremos, por ejemplo, el escollo de caer en discusiones baladíes con aquellos que lo único que quieren es argüir o disputar sobre meras palabrerías. (Proverbios 17:14; Colosenses 4:6; 2 Timoteo 2:23-26.) Otro buen consejo sobre jardinería es pensar bien las cosas antes de poner manos a la obra. ―Antes de empezar a cavar, tome tiempo para evaluar calmadamente [sus planes]‖, aconseja The
Encyclopedia of Gardening. ¿Comete el error de salir al ministerio sin primero haber dedicado tiempo a reflexionar cuidadosamente y bajo oración en qué objetivos quiere alcanzar y en qué es lo mejor para lograrlos? Es importante que tenga claros sus objetivos antes de comenzar. Medite, por ejemplo, en la clase de personas y problemas que puede encontrar y prepárese para saber qué decir. Tal preparación de antemano le permitirá ‗ganar el mayor número de personas, haciéndose toda cosa a gente de toda clase‘. (1 Corintios 9:19-23.) “No deje descansar la mano” Si apreciamos el privilegio de ser colaboradores de Dios, no escatimaremos esfuerzos. ―Por la mañana siembra tu semilla, y hasta el atardecer no dejes descansar la mano; pues no sabes dónde tendrá éxito esto, aquí o allí, o si ambos a la par serán buenos.‖ (Eclesiastés 11:6.) Los resultados finales quedan en manos de Jehová, pero solo segaremos si primero sembramos con diligencia. (Eclesiastés 11:4.) Ningún jardín hermoso es el producto de una labor superficial de cava y siembra. De manera similar, el ministerio cristiano requiere de nosotros algo más que una participación superficial en la distribución de literatura bíblica. Como colaboradores de Dios, es preciso que declaremos por todas partes las buenas nuevas de su Reino con diligencia y que busquemos a las personas que están correctamente dispuestas. (Hechos 13:48.) No olvidemos el principio que Pablo enuncia en 2 Corintios 9:6: ―El que siembra parcamente, parcamente también segará; y el que siembra liberalmente, liberalmente también segará‖. Como todo buen jardinero, procuramos plantar nuestra semilla en terreno fértil. Pero aun si la plantamos en el mejor campo posible, ese no es el fin de nuestra labor. Geoffrey Smith dijo: ―Esto no quiere decir que el agricultor pueda despreocuparse una vez plantada la semilla‖. Hay que regar y proteger las plantas para que crezcan. (Compárese con Proverbios 6:10, 11.) En realidad, el ministerio cristiano puede suponer largos períodos de ardua labor sin que veamos resultados inmediatos. Pero de pronto, cuando menos lo esperamos, cosechamos el hermoso fruto de nuestro trabajo. Geoffrey Smith añade: ―La jardinería consiste en largos períodos de tarea rutinaria, entremezclados con momentos de tan sublime belleza que olvidamos toda la cava y la escarda, así como la ansiedad que sufrimos‖. También usted puede disfrutar de momentos de sublime satisfacción al hallar un corazón que acoja el mensaje de la verdad, siempre y cuando esté dispuesto a hacer la labor inicial de cavar, plantar, escardar y regar. (Compárese con Proverbios 20:4.) Pablo y Apolos reconocían que su actividad de predicar y hacer discípulos no les daba una relevancia especial en la congregación cristiana. Entendieron que era Dios el responsable del crecimiento. No obstante, ambos plantaron y regaron, y lo hicieron con diligencia. Imitemos su ejemplo y hagámonos disponibles a Dios
como ‗ministros mediante los cuales otros lleguen a ser creyentes‘. (1 Corintios 3:5, 6.)
20 min. “Mejore sus habilidades en el ministerio: ofrezca el libro Enseña.” Análisis con el auditorio. Incluya dos demostraciones breves: la primera basada en la sugerencia que da el artículo y la segunda en otra presentación que también haya dado buenos resultados.
Mejore sus habilidades en el ministerio: ofrezca el libro Enseña Por qué es importante. El libro Enseña es una de las herramientas que más usamos en nuestro ministerio. Pero si queremos utilizarlo para dar clases de la Biblia, primero tenemos que ofrecérselo a las personas. Por eso, es bueno que nos esforcemos por ser hábiles al presentarlo cuando predicamos (Prov. 22:29). Hay muchas maneras de hacerlo, así que podemos elegir la más apropiada para nuestro territorio. Cómo hacerlo: Haga una pregunta para despertar el interés de la persona por un capítulo en concreto del libro. Quizás pueda elegir una de las preguntas que aparecen al comienzo de cada capítulo. Después de escuchar la respuesta de la persona, lea un texto bíblico y, en unos pocos minutos, analicen juntos un párrafo del libro que hable sobre ese tema. Otra opción es usar las páginas de la introducción para captar la atención de la persona y mostrarle en el libro lo que la Biblia dice sobre esos temas. Por ejemplo, después de mencionar algún suceso trágico del que se haya hablado en las noticias, podría comentar que muchas personas se han hecho preguntas como las que se muestran en la página 3. O quizás pueda decir que está visitando a los vecinos para conversar sobre la esperanza de un futuro mejor. Muéstrele los dibujos de las páginas 4 y 5, y pregúntele: “¿Cuál de estas promesas le gustaría ver cumplida?”. También podría decir que está haciendo visitas breves para hablar sobre algunas preguntas importantes que todos nos hacemos. Muéstrele las
que aparecen al final de la página 6 y pídale que le diga cuál le interesa más.
Trate de usar el método directo para comenzar cursos bíblicos. Podría decir algo así: “Estamos ofreciendo a los vecinos este manual para estudiar la Biblia. ¿Lo conoce? [Permita que la persona responda.] Si tiene unos minutos, me gustaría mostrarle cómo lo puede utilizar para estudiar su propia Biblia”. Intente esto durante el mes: Incluya sesiones de práctica en la adoración en familia. Cuando predique con otros publicadores, dígales la introducción que tiene pensada (Prov. 27:17). Si ve que no da resultados, cámbiela.
Canción 111 y oración
CANCION 60 [Atalaya] [Inicio] “Estén firmes en la fe”
“Estén firmes en la fe, [...] háganse poderosos.” (1 COR. 16:13)
CANCION 64
HAGAMOS UN REPASO ¿Por qué es tan valiosa la fe? ¿Cómo podemos saber si nuestra fe se está debilitando? ¿Por qué debemos mirar atentamente a Jesús para fortalecer la fe? 1. a) ¿Qué le ocurrió a Pedro durante una tormenta en el mar de Galilea? (Vea la ilustración del principio.) b) ¿Por qué comenzó a hundirse Pedro? ES DE noche. Una fuerte tormenta sacude el mar de Galilea. Los discípulos de Jesús luchan por mantener su embarcación a flote y llegar a la orilla. De pronto, ven a su Maestro caminar hacia ellos sobre el agua. Pedro le pide que le permita ir a él caminando, y Jesús le concede su petición. El apóstol salta de la barca y comienza a caminar milagrosamente sobre el agua. Sin embargo, después de dar unos pasos, comienza a hundirse. ¿Por qué? Porque deja de mirar a Jesús y se asusta al observar la tormenta que lo rodea. Pedro le pide a su Maestro que lo ayude, y este lo toma del brazo y le dice: “Hombre de poca fe, ¿por qué cediste a la duda?” (Mat. 14:24-32). (Mateo 14:24-32) 24 Para este tiempo la barca estaba a muchos centenares de metros de la tierra, y las olas la tenían en aprieto, pues tenían el viento en su contra. 25
Pero en el período de la cuarta vigilia de la noche él vino a ellos, andando sobre el mar. 26 Cuando alcanzaron a verlo andando sobre el mar, los discípulos se perturbaron, y dijeron: “¡Es un fantasma!”. Y clamaron en su temor. 27 Pero en seguida Jesús les habló estas palabras: “Cobren ánimo, soy yo; no tengan temor”. 28 En respuesta, Pedro le dijo: “Señor, si eres tú, mándame venir a ti sobre las aguas”. 29 Él dijo: “¡Ven!”. Entonces Pedro, bajando de la barca, anduvo sobre las aguas y fue hacia Jesús. 30 Pero al mirar a la tempestad de viento, le dio miedo, y, comenzando a hundirse, clamó: “¡Señor, sálvame!”. 31 Inmediatamente Jesús, extendiendo la mano, lo asió, y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué cediste a la duda?”. 32 Y después que subieron a la barca, se apaciguó la tempestad de viento.
2. ¿Qué analizaremos en este artículo? 2 Analicemos con más detalle este relato de la vida de Pedro y tratemos de contestar las siguientes preguntas: 1) ¿Cómo demostró Pedro que tenía fe en Dios? 2) ¿Por qué perdió la fe? 3) ¿Qué hizo para recuperarla? Este análisis nos ayudará a estar “firmes en la fe” (1 Cor. 16:13). (1 Corintios 16:13) 13 Manténganse despiertos, estén firmes en la fe, pórtense como hombres, háganse poderosos.
FE EN LA AYUDA QUE DIOS DA 3. a) ¿Por qué saltó Pedro de la barca? b) ¿Qué cosa parecida hemos hecho nosotros? 3 Cuando Jesús lo llamó, Pedro demostró fe saltando de la barca. Estaba seguro de que el poder de Dios lo ayudaría a caminar sobre el agua, tal como estaba ayudando a Jesús. De manera parecida, nosotros hemos demostrado fe en Jehová dedicándonos a él y bautizándonos. Jesús nos llamó, por decirlo así, para que fuéramos sus discípulos y siguiéramos sus pasos. Estábamos seguros de que él y su Padre nos ayudarían en todo momento (Juan 14:1; lea 1 Pedro 2:21). (Juan 14:1) 14 “No se les perturbe el corazón. Ejerzan fe en Dios, ejerzan fe también en mí. (1 Pedro 2:21) 21 De hecho, ustedes fueron llamados a este [curso], porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención.
4, 5. ¿Por qué es tan valiosa la fe?
4 La fe es una cualidad muy valiosa. Tal como ayudó a Pedro a andar sobre el agua, nos ha ayudado a nosotros a hacer cosas que parecían imposibles (Mat. 21:21, 22). Por ejemplo, algunos de nosotros hemos cambiado tanto que parecemos personas completamente distintas. Pusimos fe en Jehová, nos dedicamos a él, y él bendijo nuestros esfuerzos (lea Colosenses 3:5-10). Además, la fe nos ha permitido tener su amistad, algo que, sin su consentimiento, sería imposible para los seres humanos (Efes. 2:8). (Mateo 21:21-22) 21 En respuesta, Jesús les dijo: “En verdad les digo: Si solo tienen fe y no dudan, no solo harán lo que yo hice a la higuera, sino que también si dijeran a esta montaña: ‘Sé alzada y arrojada al mar’, sucederá. 22 Y todas las cosas que pidan en oración, teniendo fe, las recibirán”. (Colosenses 3:5-10) 5 Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría. 6 Por causa de esas cosas viene la ira de Dios. 7 En esas mismísimas cosas ustedes, también, anduvieron en un tiempo cuando vivían en ellas. 8 Pero ahora realmente deséchenlas todas de ustedes: ira, cólera, maldad, habla injuriosa y habla obscena de su boca. 9 No estén mintiéndose unos a otros. Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas, 10 y vístanse de la nueva [personalidad], que mediante conocimiento exacto va haciéndose nueva según la imagen de Aquel que la ha creado, (Efesios 2:8) 8 Por esta bondad inmerecida, en verdad, ustedes han sido salvados mediante fe; y esto no debido a ustedes: es dádiva de Dios.
5 Hasta el día de hoy, la fe en Jehová sigue dándonos las fuerzas que necesitamos. Gracias a ella, podemos resistir los ataques de nuestro gran enemigo, el Diablo, que es muchísimo más poderoso que nosotros, y los problemas no nos causan tanta ansiedad (Efes. 6:16). Por otro lado, la fe nos impulsa a darle al Reino el primer lugar en nuestra vida, seguros de que Jehová cubrirá nuestras necesidades (Mat. 6:30-34). Y por si fuera poco, la fe nos ayudará a alcanzar algo que nunca podríamos obtener por nuestros propios medios: la vida eterna (Juan 3:16). (Efesios 6:16) 16 Sobre todo, tomen el escudo grande de la fe, con el cual podrán apagar todos los proyectiles encendidos del inicuo.
(Mateo 6:30-34) 30 Pues bien, si Dios viste así a la vegetación del campo, que hoy está aquí y mañana se echa al horno, ¿no los vestirá a ustedes con mucha más razón, hombres de poca fe? 31 Por eso, nunca se inquieten y digan: ‘¿Qué hemos de comer?’, o ‘¿qué hemos de beber?’, o ‘¿qué hemos de ponernos?’. 32 Porque todas estas son las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. 33 ”Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de [Dios], y todas estas [otras] cosas les serán añadidas. 34 Por lo tanto, nunca se inquieten acerca del día siguiente, porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes. Suficiente para cada día es su propia maldad. (Juan 3:16) 16 ”Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.
SI MIRA A LA TORMENTA, SU FE PUEDE HUNDIRSE 6, 7. a) ¿A qué pueden compararse el viento y las olas que rodeaban a Pedro? b) ¿Qué no debemos olvidar nunca? 6 El viento y las olas que rodeaban a Pedro mientras caminaba por el agua podrían compararse a las tentaciones y los problemas que nos rodean hoy día. Por más grandes que sean, podemos resistirlos con la ayuda de Jehová. Recuerde que si Pedro comenzó a hundirse no fue por culpa del viento o las olas. Más bien fue porque miró a la tempestad y le dio miedo (Mat. 14:30). Así es, Pedro dejó de mirar a Jesús y su fe se tambaleó. Nosotros también corremos el riesgo de hundirnos si “miramos a la tormenta” y comenzamos a dudar del apoyo de Jehová. (Mateo 14:30) 30 Pero al mirar a la tempestad de viento, le dio miedo, y, comenzando a hundirse, clamó: “¡Señor, sálvame!”.
7 No debemos olvidar que cualquiera puede perder la fe. La Biblia dice que la falta de fe es un pecado “que fácilmente nos enreda” (Heb. 12:1). El caso de Pedro demuestra que la fe puede debilitarse en muy poco tiempo si nos concentramos en cosas en las que no deberíamos. ¿Cómo podemos saber si nos está pasando eso? Haciéndonos las siguientes preguntas. (Hebreos 12:1) 12 Pues, entonces, porque tenemos tan grande nube de testigos que nos cerca, quitémonos nosotros también todo peso, y el pecado que fácilmente
nos enreda, y corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros,
8. ¿Qué podría hacer que se debilitara nuestra fe en las promesas de Dios? 8 “¿Estoy perdiendo la fe en las promesas de Dios?” Pensemos en una de ellas: la de que este mundo desaparecerá para siempre. ¿Nos hemos olvidado de lo cerca que está de cumplirse esa promesa por estar distraídos con la gran variedad de entretenimiento que existe hoy? (Hab. 2:3.) Veamos otro ejemplo: Jehová ha prometido que nos perdonará si tenemos fe en el rescate de Jesús. Pero ¿qué sucedería si nos obsesionáramos con nuestros errores del pasado y creyéramos que Dios no los ha borrado por completo? (Hech. 3:19.) La culpa podría hacer que perdiéramos la alegría de servir a Dios y nos alejáramos de él. (Habacuc 2:3) 3 Porque [la] visión es todavía para el tiempo señalado, y sigue jadeando hasta el fin, y no dirá mentira. Aun si tardara, manténte en expectación de ella; porque sin falta se realizará. No llegará tarde. (Hechos 3:19) 19 ”Arrepiéntanse, por lo tanto, y vuélvanse para que sean borrados sus pecados, para que vengan tiempos de refrigerio de parte de la persona de Jehová
9. ¿Qué puede sucedernos si nos dedicamos a alcanzar metas personales? 9 “¿Sigo dándole a Jehová todo lo que puedo?” El apóstol Pablo dijo que para “tener la plena seguridad de la esperanza hasta el fin”, debemos servir a Jehová con todo el corazón. Ahora bien, ¿qué podría pasar si nos dedicáramos a alcanzar metas personales? Por ejemplo, quizá consigamos un empleo bien pagado pero que no nos permita cumplir con nuestras obligaciones cristianas. Nuestra fe podría tambalearse y podríamos hacernos indolentes, es decir, hacernos perezosos y dedicarle menos de lo que podemos a Dios (Heb. 6:10-12). (Hebreos 6:10-12) 10 Porque Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre, por el hecho de que han servido a los santos y continúan sirviendo. 11 Pero deseamos que cada uno de ustedes muestre la misma diligencia a fin de tener la plena seguridad de la esperanza hasta el fin, 12 para que no se hagan indolentes, sino que sean imitadores de los que mediante fe y paciencia heredan las promesas.
10. ¿Qué tiene que ver la fe con el perdón? 10 “¿Se me hace difícil perdonar?” Cuando alguien nos ofende o nos lastima, podríamos darle vueltas y vueltas a lo que nos hizo, y sentirnos tentados a pagarle con la misma moneda o a cortar la relación. Pero si de verdad tenemos fe, lo perdonaremos. ¿Y qué tiene que ver la fe con el perdón? Bueno, la Biblia dice que cuando alguien nos hace algo malo se endeuda con nosotros, tal como nosotros nos endeudamos con Dios cuando cometemos un pecado (Luc. 11:4). Al perdonar a quienes nos ofenden, demostramos que tenemos fe en que eso es lo que Jehová quiere, en que él nos recompensará por ello y en que esa recompensa es mejor que hacer pagar a nuestros deudores. Los discípulos de Jesús entendieron que para perdonar se necesita fe. Por eso, cuando su Maestro les dijo que tenían que perdonar todas las ofensas que les hicieran, le pidieron: “Danos más fe” (Luc. 17:1-5). (Lucas 11:4) 4 Y perdónanos nuestros pecados, porque nosotros mismos también perdonamos a todo el que nos debe; y no nos metas en tentación’”. (Lucas 17:1-5) 17 Entonces dijo a sus discípulos: “Es inevitable que vengan causas de tropiezo. Sin embargo, ¡ay de aquel por medio de quien vienen! 2 Más ventajoso le sería que le suspendieran del cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar que el que él hiciera tropezar a uno de estos pequeños. 3 Presten atención a ustedes mismos. Si tu hermano comete un pecado, dale una reprensión; y si se arrepiente, perdónalo. 4 Aun si siete veces al día peca contra ti y siete veces vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, tienes que perdonarlo”. 5 Ahora bien, los apóstoles dijeron al Señor: “Danos más fe”.
11. ¿Qué podría llevarnos a rechazar los consejos? 11 “¿Me cuesta aceptar los consejos que me dan?” Si un hermano nos da un consejo, pero en vez de aceptarlo le buscamos defectos al consejo —o al hermano—, nos perderemos la oportunidad de mejorar y de parecernos un poco más a Jehová (Prov. 19:20). (Proverbios 19:20) 20 Escucha el consejo y acepta la disciplina, a fin de que te hagas sabio en tu futuro.
12. ¿Qué demuestra el cristiano que siempre se queja de los hermanos que cuidan de la congregación? 12 “¿Me quejo de los hermanos que cuidan de la congregación?” Los israelitas creyeron el mal informe que les dieron los diez espías que no tenían fe, así que comenzaron a quejarse de Moisés y Aarón. Entonces, Jehová le dijo a Moisés: “¿Hasta cuándo [...] pondrán fe en mí[?]” (Núm. 14:2-4, 11). Así es, al quejarse de sus líderes, el pueblo demostró que no tenía fe en Dios, pues él los había seleccionado. Si nosotros tenemos la costumbre de quejarnos de los hermanos a los que Dios ha puesto al frente de su pueblo, ¿no estaríamos demostrando la misma falta de fe? (Números 14:2-4) 2 Y todos los hijos de Israel empezaron a murmurar contra Moisés y Aarón, y toda la asamblea empezó a decir contra ellos: “¡Si siquiera hubiéramos muerto en la tierra de Egipto, o si siquiera hubiéramos muerto en este desierto! 3 ¿Y por qué está Jehová llevándonos a esta tierra para caer a espada? Nuestras esposas y nuestros pequeñuelos llegarán a ser botín. ¿No es mejor volvernos a Egipto?”. 4 Hasta se pusieron a decir unos a otros: “¡Nombremos un cabeza, y volvámonos a Egipto!”. (Números 14:11) 11 Por fin Jehová dijo a Moisés: “¿Hasta cuándo me tratará sin respeto este pueblo, y hasta cuándo no pondrán fe en mí por todas las señales que he ejecutado en medio de ellos?
13. ¿Por qué no debemos desanimarnos si descubrimos que nuestra fe no es tan fuerte como creíamos? 13 Después de este autoexamen tal vez haya descubierto que su fe no es tan fuerte como creía. Pero no hay razón para desanimarse. Hasta el apóstol Pedro se dejó llevar por el miedo y las dudas. Y en algunas ocasiones, Jesús reprendió a todos los apóstoles por su falta de fe (Mat. 16:8). Además, una lección muy importante del relato de Pedro tiene que ver con lo que ocurrió después de que su fe se debilitó. (Mateo 16:8) 8 Sabiéndolo, Jesús dijo: “¿Por qué razonan así entre ustedes, porque no tienen panes, hombres de poca fe?
MIRE A JESÚS Y SU FE CRECERÁ
14, 15. a) ¿Qué hizo Pedro en cuanto comenzó a hundirse? b) ¿Cómo podemos nosotros “[mirar] atentamente” a Jesús? 14 ¿Qué hizo Pedro cuando comenzó a hundirse? Lo lógico hubiera sido darse la vuelta y regresar a la barca, ya que sabía nadar muy bien (Juan 21:7). Pero en vez de confiar en sí mismo, le pidió ayuda a su Maestro. Si nosotros descubrimos que nuestra fe está débil, debemos seguir el ejemplo de Pedro. ¿Cómo? (Juan 21:7) 7 Por lo tanto, aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: “¡Es el Señor!”. Entonces Simón Pedro, al oír que era el Señor, se ciñó su prenda de vestir de encima, porque estaba desnudo, y se lanzó al mar.
15 Pedro buscó con la mirada a Jesús en medio de la tormenta. Hagamos lo mismo nosotros: “[Miremos] atentamente al Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe, Jesús” (lea Hebreos 12:2, 3). Nosotros miramos a Jesús cuando leemos sobre él y tratamos de imitar su ejemplo. Eso fortalecerá nuestra fe. Analicemos algunas maneras de seguir sus pasos. (Hebreos 12:2-3) 2 mirando atentamente al Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe, Jesús. Por el gozo que fue puesto delante de él aguantó un madero de tormento, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. 3 Sí, consideren con sumo cuidado y atención al que ha aguantado tal habla contraria de pecadores en contra de sus propios intereses, para que no vayan a cansarse y a desfallecer en sus almas.
tener esa misma confianza, lea la Biblia a diario, estúdiela y medite en lo que aprenda. Pero no se contente con eso. Investigue los temas sobre los que tenga dudas. Una manera de aumentar la fe en que el fin está cerca es estudiando a fondo las profecías de los últimos días. Para fortalecer su fe en las promesas de Jehová que faltan por cumplirse, estudie las que ya se han cumplido. Y para confiar más en los consejos de la Biblia, lea relatos de cristianos que han mejorado la calidad de su vida gracias a la Palabra de Dios (1 Tes. 2:13).* Nota Nota: Por ejemplo, puede leer la sección “La Biblia les cambió la vida” en la edición para el público de La Atalaya. (Juan 17:17) 17 Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad. (1 Tesalonicenses 2:13) 13 Realmente, por eso nosotros también incesantemente damos gracias a Dios, porque cuando ustedes recibieron la palabra de Dios, que oyeron de parte de nosotros, la aceptaron, no como palabra de hombres, sino, como lo que verdaderamente es, como palabra de Dios, la cual también está obrando en ustedes los creyentes.
17. a) ¿Qué ayudó a Jesús a resistir las pruebas más difíciles? b) ¿Cómo podemos seguir el ejemplo de Jesús? 17 Concentre la mente y el corazón en las cosas que Dios ha prometido. “Por el gozo que fue puesto delante de él”, Jesús logró resistir hasta las pruebas más difíciles (Heb. 12:2). Nunca se dejó distraer por las cosas que le ofrecía este mundo (Mat. 4:8-10). Si quiere seguir su ejemplo, medite en las maravillosas promesas que Jehová nos ha hecho. Imagínese en el nuevo mundo. Ponga por escrito o dibuje las cosas que piensa hacer cuando llegue el Paraíso. Haga una lista de las personas a las que quiere conocer cuando resuciten y de las preguntas que le gustaría hacerles. Vea las promesas de Dios como algo personal.
16. ¿Cómo debemos estudiar la Biblia para que se fortalezca nuestra fe?
(Hebreos 12:2) 2 mirando atentamente al Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe, Jesús. Por el gozo que fue puesto delante de él aguantó un madero de tormento, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.
16 Confíe más en la Biblia. Jesús estaba convencido de que las Escrituras venían de Dios y de que eran la mejor guía que podía haber (Juan 17:17). Si quiere
(Mateo 4:8-10) 8 De nuevo el Diablo lo llevó consigo a una montaña excepcionalmente alta, y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria, 9 y le dijo: “Todas estas
cosas te las daré si caes y me rindes un acto de adoración”. 10 Entonces Jesús le dijo: “¡Vete, Satanás! Porque está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado’”.
18. ¿Por qué es necesario orar para fortalecer la fe? 18 Pida más fe. Jesús les dijo a sus discípulos que le pidieran a Dios su espíritu santo, y la fe es parte del fruto de dicho espíritu (Luc. 11:9, 13). Sea específico en sus oraciones. Pídale a Dios que lo ayude a corregir cualquier defecto que pueda debilitar su fe, como el resentimiento hacia los demás. (Lucas 11:9) 9 Por consiguiente, les digo: Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá. (Lucas 11:13) 13 Por lo tanto, si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!”.
19. ¿Qué clase de amigos debemos buscar? 19 Busque la compañía de personas que tengan fe. Jesús elegía con cuidado sus amistades, sobre todo las más cercanas. Por ejemplo, los apóstoles, que eran los amigos más íntimos de Jesús, eran hombres de fe, y lo demostraron obedeciendo a su Maestro (lea Juan 15:14, 15). Haga usted lo mismo: busque amigos que tengan fe y obedezcan a Jesús. También recuerde que los buenos amigos se hablan con franqueza y se sienten en la libertad de darse consejos cuando es necesario (Prov. 27:9). (Juan 15:14-15) 14 Ustedes son mis amigos si hacen lo que les mando. 15 Ya no los llamo esclavos, porque el esclavo no sabe lo que hace su amo. Pero los he llamado amigos, porque todas las cosas que he oído de mi Padre se las he dado a conocer a ustedes. (Proverbios 27:9) 9 Aceite e incienso son lo que regocija el corazón, también la dulzura del compañero de uno debido al consejo del alma.
20. ¿Cómo nos beneficia a nosotros fortalecer la fe de quienes nos rodean? 20 Ayude a los demás a fortalecer su fe. Jesús fortaleció la fe de sus discípulos con sus palabras y sus acciones (Mar. 11:20-24). Siga su ejemplo y
fortalezca la fe de quienes lo rodean. Eso, a su vez, lo fortalecerá a usted (Prov. 11:25). ¿Cómo puede hacerlo? Cuando hable de la Biblia a las personas, presénteles pruebas de que Dios existe, de que la Biblia es su Palabra y de que él se preocupa por nosotros. Ayude también a sus hermanos. Si nota que uno de ellos tiene dudas y comienza a quejarse de los ancianos, no lo rechace. Es mejor ayudarlo con tacto a recuperar el equilibrio y la fe (Jud. 22, 23). Y si eres joven y hablan de la teoría de la evolución en clase, no dejes de defender tu fe en la creación. Podría sorprenderte la reacción de quienes te escuchan. (Marcos 11:20-24) 20 Pero cuando estaban pasando muy de mañana, vieron la higuera ya marchitada, desde las raíces. 21 Entonces Pedro, acordándose de ello, le dijo: “¡Rabí, mira!, la higuera que maldijiste se ha marchitado”. 22 Y respondiendo, Jesús les dijo: “Tengan fe en Dios. 23 En verdad les digo que cualquiera que diga a esta montaña: ‘Sé alzada y echada al mar’, y no duda en su corazón, sino que tiene fe en que va a ocurrir lo que dice, así lo tendrá. 24 Por eso les digo: Todas las cosas que oran y piden, tengan fe en que pueden darse por recibidas, y las tendrán. (Proverbios 11:25) 25 El alma generosa será engordada ella misma; y el que liberalmente riega [a otros], él mismo también será liberalmente regado. (Judas 22-23) 22 También, continúen mostrando misericordia a algunos que tienen dudas; 23 sálven[los], arrebatándo[los] del fuego. Pero continúen mostrando misericordia a otros, haciéndolo con temor, mientras odian hasta la prenda de vestir interior que ha sido manchada por la carne.
21. ¿Qué nos ha prometido Jehová? 21 Gracias a la ayuda de Jehová y de Jesús, Pedro superó sus miedos y sus dudas y se convirtió en un pilar de la congregación cristiana del siglo primero. Hoy, Jehová nos ayuda a estar firmes en la fe (lea 1 Pedro 5:9, 10). Todos los esfuerzos que hagamos para fortalecer nuestra fe valdrán la pena, pues la recompensa que nos espera es inigualable. (1 Pedro 5:9-10) 9 Pero pónganse en contra de él, sólidos en la fe, sabiendo que las mismas cosas en cuanto a sufrimientos van realizándose en toda la asociación de sus hermanos en el mundo. 10 Pero, después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida, que los llamó a su gloria eterna en unión con Cristo, terminará él
mismo el entrenamiento de ustedes; él los hará firmes, él los hará fuertes.
y el poder que brinda la oración. Caminemos de su mano con modestia y humildad, practiquemos la justicia y mostremos amor leal.
Canción 48 (Véanse también Gén. 5:24; 6:9; 1 Rey. 2:3, 4.) volver Caminemos diariamente con Jehová Vista alternativa del documento Canción 98 (Miqueas 6:8) Sembremos las semillas del Reino Vista alternativa del documento 1. Caminemos diariamente (Mateo 13:4-8) de la mano del Señor Jehová. A quien marcha por sus sendas, 1. Oh, vengan, esclavos de Cristo él lo colma de felicidad. que sirven con todo su ser, Nuestras vidas dedicamos trabajen en la obra del Amo a servir a nuestro Dios, y sigan los pasos de él. a cumplir sus mandamientos Esparzan semillas de la verdad, con el alma y el corazón. sabiendo que algunas caerán 2. Puesto que ya está a las puertas en la tierra blanda de un buen corazón el fin de este mundo malo y cruel, y seguro fructificarán. Satanás está empeñado 2. Habrá corazones cerrados, en lograr que muera nuestra fe. tan duros como el pedernal; Pero Dios es firme roca aun si la palabra aceptaran, que nos da seguridad. su gozo será temporal. Si en él nos cobijamos, A otros, los cardos oprimirán, con su sombra nos cubrirá. y fruto al final no darán. 3. Dios nos da preciosos dones: Su amor al dinero y a lo mundanal su Palabra, su congregación, puede más que su amor a Jehová. su espíritu divino
3. El éxito de tus labores
por volver a contemplar
en parte depende de ti.
a sus amados hijos,
Con mucha paciencia y cariño
quienes ya no morirán.
podrás corazones abrir.
2. Aun si se van, Jehová no olvidará
En ellos el grano germinará,
a sus amigos nunca.
y a su tiempo fruto verás.
Pronto vendrá el día en que saldrán
Mas no todos rinden igual cantidad;
de sus oscuras tumbas;
eso sí, gloria a Dios todos dan.
vida gozarán por la eternidad
(Véanse también Mat. 13:19-23; 22:37.) volver
como prometió Jehová: (ESTRIBILLO) “Llamaré tu nombre ansioso,
Canción 111
y tú me responderás.
Llamaré
La obra de mis manos
Vista alternativa del documento
eres tú. ¡Despierta ya!”.
(Job 14:13-15)
Nuestro Dios está anhelante por volver a contemplar
1. La vida es neblina matinal
a sus amados hijos,
que pasa con el viento.
quienes ya no morirán.
Sombra fugaz, se va dejando atrás
(Véanse también Juan 6:40; 11:11, 43; Sant. 4:14.) volver
vacío y sufrimiento. ¿Qué esperanza hay si tú mueres hoy? Oye lo que dice Dios: (ESTRIBILLO) “Llamaré tu nombre ansioso, y tú me responderás. La obra de mis manos
Canción 60 Jehová te dará fuerzas Vista alternativa del documento (1 Pedro 5:10)
eres tú. ¡Despierta ya!”. Nuestro Dios está anhelante
1. ¡Con cuánto amor Jehová te atrajo a la verdad! Libró tu mente de la oscuridad.
En tu interior, él vio tu gran sinceridad,
escucha lo que Dios te dice.
tu anhelo por cumplir su voluntad.
Cultiva por él un amor sin medida
Juraste dedicar tu vida a Dios,
y sigue su guía con fe.
y él siempre te dará su protección.
(ESTRIBILLO)
(ESTRIBILLO)
Vive la verdad,
Por ti pagó un gran precio tu Padre celestial,
tenla en el corazón.
él fuerzas te dará; Jehová te cuidará.
Haz de Dios
Dios nunca te ha dejado: ¡eres su propiedad!
el centro de tu vida;
Él fuerzas te dará... Jehová te cuidará.
solo así serás feliz.
2. Por ti murió Jesús aunque eras pecador.
2. Jehová premiará todo el tiempo que inviertas
¡Qué clara prueba del amor de Dios!
al darle a su Reino tus fuerzas.
Si tu Creador cedió a su Hijo en tu favor,
Un gran porvenir tienes hoy a las puertas;
¿acaso no te infundirá valor?
verás años de dicha y paz.
Él no es injusto y nunca olvidará
(ESTRIBILLO)
tus años de completa lealtad.
Vive la verdad,
(ESTRIBILLO)
tenla en el corazón.
Por ti pagó un gran precio tu Padre celestial,
Haz de Dios
él fuerzas te dará; Jehová te cuidará.
el centro de tu vida;
Dios nunca te ha dejado: ¡eres su propiedad!
solo así serás feliz.
Él fuerzas te dará... Jehová te cuidará.
3. Al lado de Dios somos tan solo niños;
(Véanse también Rom. 8:32; 14:8, 9; Heb. 6:10; 1 Ped. 2:9.) volver
permite que él te dirija. Si cumples su ley, te dará su cariño, por siempre te bendecirá.
Canción 64 Vive la verdad Vista alternativa del documento (Proverbios 3:1, 2)
(ESTRIBILLO) Vive la verdad, tenla en el corazón. Haz de Dios el centro de tu vida;
1. Si quieres hallar tu camino en la vida,
solo así serás feliz. (Véanse también Sal. 26:3; Pro. 8:35; 15:31; Juan 8:31, 32.) volver
(1 Crónicas 21:1-25:31) 21 Y Satanás procedió a levantarse contra Israel y a 2 incitar a David a numerar a Israel. De modo que David dijo a Joab y a los jefes del pueblo: ―Anden, tomen la cuenta de Israel desde Beer-seba hasta Dan y tráiganmela para que sepa yo el número de ellos‖. 3 Pero Joab dijo: ―Que Jehová añada a su pueblo cien veces lo que son. ¿Acaso no pertenecen, oh mi señor el rey, todos ellos a mi señor como siervos? ¿Por qué busca esto mi señor? ¿Por qué debe hacerse él causa de culpa para Israel?‖. 4
La palabra del rey, sin embargo, prevaleció sobre Joab, de modo que Joab salió y anduvo por todo Israel, 5 después de lo cual vino a Jerusalén. Joab entonces dio el total numérico de la inscripción del pueblo a David; y todo Israel ascendió a un millón cien mil hombres que sacaban espada, y Judá a cuatrocientos setenta mil 6 hombres que sacaban espada. Y a Leví y Benjamín no los inscribió entre ellos, porque la palabra del rey había sido detestable a Joab. 7
Ahora bien, esta cosa fue mala a los ojos del Dios 8 [verdadero], y por lo tanto derribó a Israel. Por consiguiente, David dijo al Dios [verdadero]: ―He pecado muchísimo al haber hecho esta cosa. Y ahora, por favor, haz que pase el error de tu siervo; porque he obrado 9 muy tontamente‖. Y Jehová procedió a hablar a Gad, el 10 hombre de visiones de David, y dijo: ―Ve, y tienes que hablar a David, y decir: ‗Esto es lo que ha dicho Jehová: ―Hay tres cosas que voy a dirigir contra ti. Escógete una 11 de ellas, para que te la haga‖‘‖. Por consiguiente, Gad entró a donde David y le dijo: ―Esto es lo que ha dicho 12 Jehová: ‗Di cuál ha de ser: si por tres años ha de haber hambre; o por tres meses ha de haber una barrida de delante de tus adversarios y que la espada de tus enemigos [te] alcance, o por tres días ha de haber la espada de Jehová, aun la peste, en el país, y el ángel de Jehová cause ruina en todo el territorio de Israel‘. Y ahora ve lo que debo responder a Aquel que me envió‖. 13 De modo que David dijo a Gad: ―Me es muy angustioso. Por favor, que caiga yo en la mano de Jehová, porque muchísimas son sus misericordias; pero en mano de hombre no se me deje caer‖. 14
Entonces Jehová dio una peste en Israel, de manera que de Israel cayeron setenta mil personas. 15 Además, el Dios [verdadero] envió un ángel a Jerusalén para arruinarla; y tan pronto empezó a arruinarla, Jehová lo vio, y empezó a sentir pesar respecto a la calamidad; y por eso dijo al ángel que estaba causando la ruina: ―¡Basta! Ahora deja caer tu mano‖. Y el ángel de Jehová estaba de pie cerca de la era de Ornán el jebuseo.
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Cuando David alzó los ojos, llegó a ver al ángel de Jehová de pie entre la tierra y los cielos, con su espada desenvainada en su mano extendida hacia Jerusalén; y David y los ancianos, cubiertos de saco, en seguida 17 cayeron sobre sus rostros. Y David procedió a decir al Dios [verdadero]: ―¿No fui yo el que dijo que se hiciera una numeración del pueblo, y no soy yo el que ha pecado e indisputablemente ha hecho mal? En cuanto a estas ovejas, ¿qué han hecho ellas? Oh Jehová mi Dios, que tu mano, por favor, venga a estar sobre mí y la casa de mi padre; pero no sobre tu pueblo, como azote‖. 18
Y el ángel de Jehová, por su parte, dijo a Gad que dijera a David que David debería subir a erigir un altar a 19 Jehová en la era de Ornán el jebuseo. Por consiguiente, David subió, por la palabra de Gad que él 20 había hablado en nombre de Jehová. Mientras tanto, Ornán se volvió y vio al ángel; y sus cuatro hijos con él estaban escondiéndose. Ahora bien, Ornán había 21 estado trillando trigo. De modo que David llegó hasta Ornán. Cuando Ornán miró y vio a David, inmediatamente salió de la era y se inclinó ante David 22 rostro a tierra. Entonces David dijo a Ornán: ―Dame, sí, el lugar de la era, para que edifique en él un altar a Jehová. Por el dinero en su plena cantidad dámelo, para 23 que se detenga el azote de sobre el pueblo‖. Pero Ornán dijo a David: ―Tómalo como tuyo, y que mi señor el rey haga lo que sea bueno a sus propios ojos. Mira, de veras doy el ganado vacuno para ofrendas quemadas y el trillo para leña y el trigo como ofrenda de grano. Todo lo doy en realidad‖. 24
Sin embargo, el rey David dijo a Ornán: ―No, sino que sin falta haré la compra por el dinero en su plena cantidad, porque no llevaré lo que es tuyo a Jehová para 25 ofrecer sacrificios quemados sin costo‖. De modo que David dio a Ornán por el lugar siclos de oro hasta el 26 peso de seiscientos. Entonces David edificó allí un altar a Jehová y ofreció sacrificios quemados y sacrificios de comunión, y procedió a invocar a Jehová, que ahora le contestó con fuego desde los cielos sobre 27 el altar de la ofrenda quemada. Además, Jehová dijo la palabra al ángel, quien, en conformidad, devolvió su 28 espada a su vaina. En aquel tiempo, cuando David vio que Jehová le había contestado en la era de Ornán el 29 jebuseo, continuó sacrificando allí. Pero el tabernáculo de Jehová que Moisés había hecho en el desierto, y el altar de la ofrenda quemada, estaban en 30 aquel tiempo en el lugar alto de Gabaón. Y David no había podido ir ante él para consultar a Dios, porque había quedado aterrorizado a causa de la espada del ángel de Jehová. 22 Entonces dijo David: ―Esta es la casa de Jehová el Dios [verdadero], y este es un altar para ofrenda quemada para Israel‖. 2
David ahora dijo que se reuniera a los residentes forasteros que estaban en la tierra de Israel, y entonces los colocó como canteros para labrar piedras cuadradas 3 para edificar la casa del Dios [verdadero]. Y hierro en gran cantidad para clavos para las hojas de las puertas y para grapas preparó David, y también cobre en
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cantidad tal que no se podía pesar, y también maderas de cedro sin número; porque los sidonios y los tirios trajeron maderas de cedro en gran cantidad a David. 5 Por consiguiente, David dijo: ―Salomón mi hijo es joven y delicado, y la casa que ha de edificarse a Jehová ha de ser sobrepujantemente magnífica en cuanto a hermosa distinción para todos los países. Déjame, pues, hacerle preparativos‖. De modo que David hizo preparativos en grandes cantidades antes de su muerte. 6
Además, llamó a Salomón su hijo para mandarle 7 que edificara una casa a Jehová el Dios de Israel. Y David pasó a decir a Salomón su hijo: ―En cuanto a mí mismo, llegó a estar junto a mi corazón el edificar una 8 casa al nombre de Jehová mi Dios. Pero la palabra de Jehová vino contra mí, diciendo: ‗Sangre en gran cantidad has vertido, y grandes guerras has hecho. No edificarás una casa a mi nombre, porque mucha sangre 9 has vertido en la tierra delante de mí. ¡Mira! Te va a nacer un hijo. Él mismo resultará ser hombre de descanso, y ciertamente le daré descanso de todos sus enemigos todo en derredor; pues Salomón es lo que llegará a ser su nombre, y paz y tranquilidad otorgaré a 10 Israel en sus días. Es él quien edificará una casa a mi nombre, y él mismo llegará a ser un hijo para mí, y yo un padre para él. Y ciertamente estableceré el trono de su gobernación real firmemente sobre Israel hasta tiempo indefinido‘. 11
‖Ahora, hijo mío, que Jehová resulte estar contigo, y tienes que lograr éxito y edificar la casa de Jehová tu 12 Dios, tal como él ha hablado respecto a ti. Solo que Jehová te dé discreción y entendimiento, y que te dé mandamiento respecto a Israel, aun para guardar la ley 13 de Jehová tu Dios. En ese caso lograrás éxito si pones cuidado en poner por obra las disposiciones reglamentarias y las decisiones judiciales que Jehová mandó a Moisés respecto a Israel. Sé animoso y fuerte. 14 No tengas miedo ni te aterrorices. Y aquí durante mi aflicción he preparado para la casa de Jehová cien mil talentos de oro y un millón de talentos de plata, y en cuanto al cobre y el hierro, no hay manera de pesarlos por haber llegado a estar en tan [grande] cantidad; y maderas y piedras he preparado, pero a estas harás 15 añadiduras. Y contigo hay en gran número hacedores del trabajo: canteros y trabajadores en [obras de] piedra y de madera, y todos los que son diestros en toda suerte 16 de trabajo. En cuanto al oro, la plata y el cobre y el hierro, no hay manera de numerarlos. Levántate y actúa, y que Jehová resulte estar contigo‖. 17
Y David pasó a mandar a todos los príncipes de 18 Israel que ayudaran a Salomón su hijo: ―¿No está con ustedes Jehová su Dios, y no les ha dado descanso todo en derredor? Porque ha dado en mi mano los habitantes del país, y el país ha sido sojuzgado delante 19 de Jehová y delante de su pueblo. Ahora fijen ustedes su corazón y su alma para inquirir tras Jehová su Dios, y levántense y edifiquen el santuario de Jehová el Dios [verdadero], para traer el arca del pacto de Jehová y los utensilios santos del Dios [verdadero] a la casa edificada al nombre de Jehová‖.
23 Y David mismo había envejecido y quedado satisfecho de días, así es que hizo rey sobre Israel a 2 Salomón su hijo. Y procedió a reunir a todos los príncipes de Israel y a los sacerdotes y a los levitas. 3 Por consiguiente, se numeró a los levitas desde la edad de treinta años para arriba; y su número, cabeza por cabeza de ellos, hombre físicamente capacitado por hombre físicamente capacitado, llegó a ser treinta y 4 ocho mil. De estos, para obrar como supervisores de la obra de la casa de Jehová, había veinticuatro mil; y 5 como oficiales y jueces, seis mil; y cuatro mil porteros y cuatro mil dadores de alabanza a Jehová con los instrumentos que, [dijo David,] ―he hecho para dar alabanza‖. 6
Entonces David los distribuyó en divisiones a los 7 hijos de Leví, a Guersón, Qohat y Merarí. A los 8 guersonitas: Ladán y Simeí. Los hijos de Ladán fueron 9 Jehiel el hombre a la cabeza y Zetam y Joel, tres. Los hijos de Simeí fueron Selomot y Haziel y Harán, tres. 10 Estos fueron los cabezas de los padres para Ladán. Y los hijos de Simeí fueron Jáhat, Ziná y Jeús y Berías. 11 Estos cuatro fueron los hijos de Simeí. Y Jáhat llegó a ser el cabeza, y Zizah el segundo. En cuanto a Jeús y Berías, ellos no tuvieron muchos hijos; de manera que llegaron a ser casa paterna para una sola clase oficial. 12
Los hijos de Qohat fueron Amram, Izhar, Hebrón y 13 Uziel, cuatro. Los hijos de Amram fueron Aarón y Moisés. Pero Aarón fue separado para que santificara el Santísimo, él y sus hijos hasta tiempo indefinido, para hacer humo de sacrificio delante de Jehová, para ministrarle y para pronunciar bendición en su nombre 14 hasta tiempo indefinido. En cuanto a Moisés el hombre del Dios [verdadero], sus hijos mismos continuaron siendo llamados entre la tribu de los levitas. 15 16 Los hijos de Moisés fueron Guersom y Eliezer. Los 17 hijos de Guersom: Sebuel el cabeza. Y los hijos de Eliezer llegaron a ser: Rehabías el cabeza; y Eliezer no llegó a tener otros hijos, pero los hijos de Rehabías mismos sí llegaron a ser sobreabundantemente muchos. 18 Los hijos de Izhar: Selomit el hombre a la cabeza. 19 Los hijos de Hebrón fueron Jerías el cabeza, Amarías el segundo, Jahaziel el tercero y Jeqameam el cuarto. 20 Los hijos de Uziel fueron Miqueas el cabeza e Isías el segundo. 21
Los hijos de Merarí fueron Mahlí y Musí. Los hijos 22 de Mahlí fueron Eleazar y Quis. Pero Eleazar murió; y él no había llegado a tener hijos, sino hijas. De modo que los hijos de Quis sus hermanos las tomaron [por 23 esposas]. Los hijos de Musí fueron Mahlí y Éder y Jeremot, tres. 24
Estos fueron los hijos de Leví por la casa de sus padres, los cabezas de los padres, por sus comisionados, en el total numérico de los nombres, cabeza por cabeza de ellos, los que hacían el trabajo para el servicio de la casa de Jehová, de la edad de 25 veinte años para arriba. Porque David había dicho: ―Jehová el Dios de Israel ha dado descanso a su pueblo, 26 y él residirá en Jerusalén hasta tiempo indefinido. Y, además, los levitas no tendrán que transportar el tabernáculo ni ninguno de sus utensilios para su
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servicio‖. Porque por las últimas palabras de David estos eran el total numérico de los hijos de Leví desde la 28 edad de veinte años para arriba. Porque su función estaba a la disposición de los hijos de Aarón para el servicio de la casa de Jehová sobre los patios y sobre los comedores y sobre la purificación de toda cosa santa y el trabajo del servicio de la casa del Dios [verdadero], 29 hasta para el pan en capas y para la flor de harina para la ofrenda de grano y para las galletitas delgadas de pan no fermentado y para [pastelillos de] la tartera y para la masa mezclada y para todas las medidas de 30 cantidad y tamaño; y para estar de pie mañana a mañana para dar gracias y alabar a Jehová, e 31 igualmente al atardecer; y para todo ofrecimiento de los sacrificios quemados a Jehová en los sábados, en las lunas nuevas y en los períodos festivos, por número según la regla concerniente a ellos, constantemente 32 delante de Jehová. Y ellos cuidaban de la vigilancia de la tienda de reunión y la vigilancia del lugar santo y la vigilancia de los hijos de Aarón sus hermanos para el servicio de la casa de Jehová. 24 Ahora bien, los hijos de Aarón tenían sus divisiones. Los hijos de Aarón fueron Nadab y Abihú, 2 Eleazar e Itamar. Sin embargo, Nadab y Abihú murieron antes de su padre, y no sucedió que tuvieran hijos, pero Eleazar e Itamar continuaron sirviendo de 3 sacerdotes. Y David, y Sadoc de los hijos de Eleazar, y Ahimélec de los hijos de Itamar procedieron a hacer 4 divisiones de ellos para su oficio en su servicio. Pero se halló que los hijos de Eleazar eran más numerosos en cuanto a hombres a la cabeza que los hijos de Itamar. Por lo tanto, los distribuyeron a los hijos de Eleazar, como cabezas para [sus] casas paternas, dieciséis, y a los hijos de Itamar, [como cabezas] para sus casas paternas, ocho. 5
Además, los distribuyeron por suertes, estos junto con aquellos, porque tenía que haber jefes del lugar santo y jefes del Dios [verdadero] procedentes de los 6 hijos de Eleazar y de los hijos de Itamar. Entonces Semaya hijo de Netanel el secretario de los levitas los inscribió delante del rey y los príncipes y Sadoc el sacerdote y Ahimélec hijo de Abiatar y los cabezas de los padres de los sacerdotes y de los levitas, entresacándose una casa paterna para Eleazar y entresacándose una para Itamar. 7
Y la suerte procedió a salir: la primera para 8 Jehoiarib; para Jedayá la segunda, para Harim la 9 tercera, para Seorim la cuarta, para Malkiya la quinta, 10 para Mijamín la sexta, para Haqoz la séptima, para 11 Abías la octava, para Jesúa la novena, para Secanías 12 la décima, para Eliasib la undécima, para Jaquim la 13 duodécima, para Hupá la decimotercera, para 14 Jesebeab la decimocuarta, para Bilgá la 15 decimoquinta, para Imer la decimosexta, para Hezir la 16 decimoséptima, para Hapizez la decimoctava, para Petahías la decimonona, para Jehezquel la vigésima, 17 para Jakín la vigésimo primera, para Gamul la 18 vigésimo segunda, para Delayá la vigésimo tercera, para Maazías la vigésimo cuarta.
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Estos fueron sus oficios para su servicio, para entrar en la casa de Jehová según su derecho debido por mano de Aarón su antepasado, tal como Jehová el Dios de Israel le había mandado. 20
Y de los hijos de Leví que quedaron, de los hijos de Amram estuvo Subael; de los hijos de Subael, 21 Jehdeyá; de Rehabías: de los hijos de Rehabías, Isías 22 el cabeza; de los izharitas, Selomot; de los hijos de 23 Selomot, Jáhat; y los hijos [de Hebrón], Jerías el cabeza, Amarías el segundo, Jahaziel el tercero, 24 Jeqameam el cuarto. Los hijos de Uziel, Miqueas; de 25 los hijos de Miqueas, Samir. El hermano de Miqueas fue Isías; de los hijos de Isías, Zacarías. 26
Los hijos de Merarí fueron Mahlí y Musí; los hijos 27 de Jaazías, Beno. Los hijos de Merarí: De Jaazías, 28 Beno y Soham y Zacur e Ibrí. De Mahlí, Eleazar, que 29 no llegó a tener hijos. De Quis: los hijos de Quis: 30 Jerahmeel. Y los hijos de Musí fueron Mahlí y Éder y Jerimot. Estos fueron los hijos de los levitas por sus casas 31 paternas. Y ellos mismos también procedieron a echar suertes exactamente como sus hermanos los hijos de Aarón lo hicieron delante de David el rey y Sadoc y Ahimélec y los cabezas de las casas paternas de los sacerdotes y de los levitas. En lo tocante a casas paternas, el cabeza era exactamente como su hermano más joven. 25 Además, David y los jefes de los grupos de servicio separaron para el servicio a algunos de los hijos de Asaf, de Hemán y de Jedutún los que profetizaban con las arpas, con los instrumentos de cuerda y con los címbalos. Y de su número provinieron los hombres 2 oficiales para su servicio. De los hijos de Asaf: Zacur y José y Netanías y Asarelá, los hijos de Asaf bajo el control de Asaf el que profetizaba bajo el control del rey. 3 De Jedutún: los hijos de Jedutún: Guedalías y Zerí y Jesayá [y Simeí], Hasabías y Matitías, seis, bajo el control de su padre Jedutún, quien profetizaba con el 4 arpa para dar gracias y alabar a Jehová. De Hemán: los hijos de Hemán: Buquías, Matanías, Uziel, Sebuel y Jerimot, Hananías, Hananí, Eliatá, Guidaltí y Romamti5 ézer, Josbeqasa, Malotí, Hotir, Mahaziot. Todos estos fueron hijos de Hemán, un hombre de visiones del rey en las cosas del Dios [verdadero] para elevar su cuerno; así el Dios [verdadero] procedió a dar a Hemán catorce 6 hijos y tres hijas. Todos estos estaban bajo el control de su padre en el canto en la casa de Jehová, con címbalos, instrumentos de cuerda y arpas para el servicio de la casa del Dios [verdadero]. Bajo el control del rey estaban Asaf y Jedutún y Hemán. 7
Y el número de ellos junto con sus hermanos entrenados en el canto a Jehová, todos peritos, llegó a 8 ser doscientos ochenta y ocho. De modo que echaron suertes en cuanto a las cosas que había que atender, y el pequeño era lo mismo que el grande, el perito junto con el aprendiz.
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Y la suerte procedió a salir: la primera, perteneciente a Asaf, para José; para Guedalías la 10 segunda (él y sus hermanos y sus hijos eran doce); la 11 tercera para Zacur, sus hijos y sus hermanos, doce; la 12 cuarta para Izrí, sus hijos y sus hermanos, doce; la quinta para Netanías, sus hijos y sus hermanos, doce; 13 la sexta para Buquías, sus hijos y sus hermanos, 14 doce; la séptima para Jesarela, sus hijos y sus 15 hermanos, doce; la octava para Jesayá, sus hijos y 16 sus hermanos, doce; la novena para Matanías, sus 17 hijos y sus hermanos, doce; la décima para Simeí, sus 18 hijos y sus hermanos, doce; la undécima para Azarel, 19 sus hijos y sus hermanos, doce; la duodécima para 20 Hasabías, sus hijos y sus hermanos, doce; para la decimotercera, Subael, sus hijos y sus hermanos, doce; 21 para la decimocuarta, Matitías, sus hijos y sus 22 hermanos, doce; para la decimoquinta, para Jeremot, 23 sus hijos y sus hermanos, doce; para la decimosexta, 24 para Hananías, sus hijos y sus hermanos, doce; para la decimoséptima, para Josbeqasa, sus hijos y sus 25 hermanos, doce; para la decimoctava, para Hananí, 26 sus hijos y sus hermanos, doce; para la decimonona, 27 para Malotí, sus hijos y sus hermanos, doce; para la vigésima, para Eliatá, sus hijos y sus hermanos, doce; 28 para la vigésimo primera, para Hotir, sus hijos y sus 29 hermanos, doce; para la vigésimo segunda, para 30 Guidaltí, sus hijos y sus hermanos, doce; para la vigésimo tercera, para Mahaziot, sus hijos y sus 31 hermanos, doce; para la vigésimo cuarta, para Romamti-ézer, sus hijos y sus hermanos, doce.
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