Sevilla 2011 DIEGO RAMOS. Dibujo y Pintura

Sevilla 2011 DIEGO RAMOS Dibujo y Pintura OBRA RECIENTE Del 25 de abril al 8 de mayo de 2011 FUERA DE TIEMPO DE DIEGO RAMOS Hay al menos dos lum
Author:  Tomás Rojo Silva

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Sevilla 2011

DIEGO RAMOS Dibujo y Pintura

OBRA RECIENTE

Del 25 de abril al 8 de mayo de 2011

FUERA DE TIEMPO DE DIEGO RAMOS Hay al menos dos luminarias del Duende a quienes Diego Ramos tiene inmejorablemente cogido el aire, la luz… o el punto, que también se dice. Dos faros de Alejandría: Camarón de la Isla y Rafael El Gallo. Su pintura del primero, desde hace tiempo presidiendo las paredes de Pepe Donaire, quizá sea el mejor retrato nunca pintado a José, a quien uno cree reconocer también en el potro de miel sin rabia de otro lienzo brotado de sus pinceles expresamente para esta feria: Desfogue. En cuanto al segundo, he de decir que en los cuadros de Diego surge siempre el Rafael El Gallo de mis sueños, el que busco y no encuentro entre los tenderetes de chamarileros y almonederos de lance. Y es que en su pintura transpira o palpita un fondo de plasma onírico que convierte a los toreros en conspiradores venecianos prestos a descender cuerda abajo por un abisal tajo (Baile de máscaras) y a sus alguacilillos (Llegó la hora) en trasuntos de esos oficiales de la Legión Extranjera que -¡qué tiempos aquellos!- se internaban en el desierto de Argelia en busca de la Atlántida sumergida bajo las arenas. También su Trazos Manolete y su Movimientos de Paula (que yo habría bautizado con un título más musical, algo así como Pavarotti en Jerez o Allegro ma non troppo) están emparentados con el cine mudo y, pues, con La Atlántida de Jacques Feyder, aquella película mítica que fue la primera en filmarse en el desierto de verdad. Pero estábamos con El Gallo. Siempre han ejercido un magnético poder de fascinación sobre mí las ayudantes de los magos, esas rotundas y sonrientes señoritas enfundadas en maillots de colores eléctricos, en todo momento arropadas por el redoble sobre el platillo de la batería. Sí, las beldades de prietos muslos, ondulada guedeja, ojos de gata y deslumbrante dentición que custodian los grilletes del prestidigitador y alimentan al conejo y la paloma que salen del doble fondo de su sombrero. Uno de sus atractivos, además de los realzados por las ligas, es su carencia de genealogía o nombre artístico, es decir, que son anónimas. Te ponen de ayudante de mago a Ursula Andress, María Félix o Naomi Campbell, y algo no cuadra, por no decir que la cosa se viene abajo… El caso es que, al Gallo, siempre le he imaginado -o soñado despierto- compareciendo en la puerta de cuadrillas y haciendo el paseíllo flanqueado por dos macicísimas asistentes de ilusionista. E ignoro la razón, pues Rafael no llevó nunca por capa esa leyenda de tumbahembras, esa fama de disoluto que a menudo acompaña a los toreros. Pese a ello, yo, en su muleta, en ese modo de cambiársela de mano por la espalda, extraído del trasmundo mediante técnicas arqueopsíquicas por el pincel de Diego, veo el pañuelo del mago. Y en la testuz del asombrado toro, la chistera. Si Arabia era, según Rafael El Gallo, “un país muy misterioso, con lo suyo dentro”, no menos enigmática se antoja la calva del célebre lidiador, asociada por sus incondicionales a la divinidad. En la de Yul Brynner sospechaba uno, dibujado con tinta invisible, el mapa de la huida de Siberia de la Gran Duquesa Anastasia. En la de Rafael Gómez Ortega –disimulados por un par de eras geológicas de óleo- se intuyen también arcanos: el sinuoso camino hasta una pagoda oculta en el vientre de la montaña central del Celeste Imperio, los jeroglíficos de las oraciones al buey Apis, el escudo de Tartessos… Yo creo que, cuando Ramón Gómez de la Serna escribió aquella greguería avícola (“El gallo canta en una lengua muy anterior al sánscrito, la primitiva lengua en que le enseñaron a cantar“) estaba pensando en el Ave Fénix y en Rafael.

Otro torero de Diego es Morante (o Mor-Arte, en uno de sus óleos sobre lino de la muestra pasada). Emulando al Gallo, Morante muleteó en Nimes, sentado en una silla, a un toro al que formó un lío, cosa que tiene mayor importancia de la que parece. Recuérdese cómo Cañabate, asiduo de los tendidos desde, al menos, los días de Bombita, sólo recordaba haber visto torear bien y de verdad, con las posaderas asentadas en la silla, a Rafael. Otros lo intentaron, dijo, pero sólo para hacerse un lío con la muleta, la espada y la silla. El mismo Rafael Ortega Gallito, sobrino de Rafael, muleteó alguna que otra vez desde la silla, pero pocas. En verdad, parece que la culpa era de Adame, su mozo de espadas, un obseso del asunto que, tarde tras tarde, sin contar con nadie, se presentaba en el callejón portando, aparte de los avíos de torear, las toallas, el tabaco y el botijo, una vetusta silla de anea, explicando a Gallito: -Maestro, es que usted debe hacer las suertes de la casa. -Y dále, Adame… Y dále con la silla… ¿No le he repetido mil veces que no quiero verla más? -¿Qué quiere? ¡Si es por usted! ¡Es que son las suertes de la casa! La gente de barrera y de las primeras filas, claro, se percataba de la presencia de la silla y empezaba a demandar el dichoso anacronismo del pase por alto en posición sedente, no quedando otra a Gallito que, tras sonar los clarines del tercio de muerte, irse hacia los medios tirando del mueble. No sé si, al final, Gallito reemplazó a Adame por alguien menos fiel a las esencias gallistas o le convenció de dejar la puñetera silla en el Bar Pinto, pero pronto cesó de sentirse obligado para con esa tan original y asolerada suerte de la casa. De cualquier modo, después de lo de Nimes, está claro que Adame, de quien hacía tiempo nadie sabíamos, ha reaparecido. También en la pintura de Diego Ramos reaparece mucha gente que ya no está puesta en los carteles ni frecuenta los burladeros. No recuerdo ahora que por ninguna de las ventanas de su mundo al nuestro se haya asomado –todo se andará- Antonio Bienvenida, pero sí, desde luego, Luis Miguel (en el patio de cuadrillas de Linares), y Manolo Caracol, y la terna de Antequera (Curro, Paula y Antoñete), y Manzanares, y la Cava de los Gitanos, y Pepe Luis, y Antonio Ordóñez, y el Pasmo, y José, y los coches de la feria en que se doctoró Algabeño… Yo creo que más pronto que tarde terminarán por asomar la faz Cagancho, mi abuelo, Procuna, Curro Puya, Silverio, Pepín Martín Vázquez… Y Chicuelo, compañero de aventuras del Divino Calvo. Y, por supuesto, como maestro de ceremonias, Pepe Donaire, porque el barman, tabernero y urdidor de francachelas ha sido, en el toreo y la pintura, casi tan importante como el apoderado y el marchante (si no más). Hace bastantes años que amisté con Diego Ramos, y, cuanto más voy sabiendo de su obra, más profundamente va coagulando la sensación de que nos conocimos hace cosa de un siglo y pico, en la cola de las entradas para el debut de Silverio en Tetuán de las Victorias o a la salida de la despedida de Antonio Fuentes. Debimos coincidir en la tertulia de Frascuelo, en el debut de don Ramón Montoya en el Café de la Marina o en la presentación novilleril de Rafael Vega de los Reyes. Que no fue así, ya lo sé yo, pero hay que simultanear la vivencia en, al menos dos o tres mundos y épocas. Porque, sin un ramalazo de esquizofrenia… ¿cómo diantres podríamos ser aficionados a los toros? Joaquín Albaicín

FANTASÍA. Óleo sobre lienzo. 38 x 46 cms.

RONDA. Óleo sobre tabla. 38 x 38 cms.

ENGANCHE EN ROJO. Óleo sobre lienzo. 41 X 116 cms.

MOVIMIENTOS DE PAULA. Óleo sobre lienzo. 41 x 92 cms.

JUAN BELMONTE. Bronce.

FERIA. Óleo sobre tabla. 100 x 81 cms.

REVERTE. Óleo sobre tabla. 30 x 30 cms.

PIQUERO. Óleo sobre tabla. 41 x 33 cms.

MOVIENDO EL GANADO. Óleo sobre lienzo. 146 x 98 cms.

DESFOGUE. Óleo sobre lienzo. 38 x 46 cms.

TOROS. Óleo sobre lienzo. 54 X 76 cms.

TRAZOS DE MORANTE. Gouache, acrílico y pastel sobre cartón. 50 x 70 cms.

MOVIMIENTOS. Óleo sobre lienzo. 35 x 40 cms.

CAMARÓN. Carbón y pastel sobre carbón. 65 x 50 cms.

SONIDO DE LUCÍA. Óleo sobre lienzo. 92 x 73 cms.

6 TOREROS 6 Óleos sobre tabla 35 x 13 cms. x 6

HOMBRE DE PLATA. Óleo sobre tabla. 22 X 19 cms.

Diego Ramos Ramírez

Nace el 3 de octubre de 1976 en Cali - Colombia C/ del Arroyo 11, 28816 Madrid / Tlfs.: 91 885 77 14 - 619 87 80 52 www.diego-ramos.com - [email protected]

EXPOSICIONES RECIENTES

2011 Nimes, Arles, París. TOREADOR. 2009 Plaza de Toros de Las Ventas. Madrid; Hotel Maisonnave. Pamplona; Cloître des jacobins, Saint-Sever (Francia). 2008 Casa del Reloj. Madrid; El Salón de los siete. Obra Social, Caja Madrid. 2007 Galería de Arte Montsequi. Madrid. 2006 Galería de Arte Maravia. Córdoba. 2005 Peña Taurina Bayonesa. Bayonne (Francia). 2004 Kutxa Caja Vital, Sala Luis de Ajuria Aretoa. Vitoria; Cloître des jacobins. Saint-Sever (Francia). 2003 Plaza de Toros de Las Ventas. Madrid; Plaza de Toros de Bayonne. Francia. 2002 Sala Picasso, Casa de la Cultura. Colmenar Viejo; Galería de Arte Eduma. Linares; Hotel Astoria. Valencia; Hotel Du Sablar. Mont de Marsan (Francia). 2001 Hotel Astoria. Valencia; Gran Casino de Torrelodones. Madrid; Caja de España. León; Sala Cultural del Centro Asturiano. Oviedo; La Cidrerie, Festival Flamenco. Mont de Marsan (Francia); Plaza de Toros de Bayonne. Francia. 2000 Hotel Astoria. Valencia; Hotel Wellington. Madrid; Hotel le Renaissance. Mont de Marsan (Francia); Hotel Canciller Ayala. Vitoria; Plaza de Toros. Zaragoza; Peña Taurina Bayonesa. Bayonne (Francia).

OTROS

2001-2011 Círculo Mercantil e Industrial. Sevilla. (X Aniversario) 2002-2007 Autor del Cartel para la Gran Corrida Extraordinaria de Beneficencia de Madrid. 2004 Primer Premio de Pintura (Toresma II). VIII Edición Obra de seda y medio. Madrid.



E XPOSICIÓN

2011

Círculo Mercantil e Industrial de SEVILLA C/ Sierpes, 65 - Tel.: 954 222 980 - 41004 SEVILLA

Del 25 de abril al 8 de mayo Horario: Todos los días de 10,30 a 14 h. (cerrado todas las tardes)

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